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No escuchéis lo que dicen, Mirad lo que hacen Periodistas vendidos: la manipulación de la información y las noticias POLITIKA nº 81 - 01 de octubre 2014

Politika nº81

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Periodistas vendidos: la manipulación de la información y las noticias

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POLITIKAPOLITIKA 1Año V - Edición Digital Nº 81 (01.10.2014)

No escuchéis lo que dicen, Mirad lo que hacen

Periodistas vendidos: la manipulación de la información y las noticias

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Uno puede pensar lo que quiera de la polí-tica económica argentina, lo cierto es que el contencioso abierto con los “fondos bui-tres” – los bien nombrados– nos entrega un vívido ejemplo de lo que nos espera con los tratados comerciales que en este mismo momento son negociados en secreto.

¿Qué tratados? Hay uno que nos concier-ne directamente, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) que tiene por objeto oficial la creación de una plataforma para una potencial integración económica en la región del Asia-Pacífico. Los países partici-pantes “se proponen diseñar un acuerdo in-clusivo y de alta calidad que siente las bases para el crecimiento económico, el desarro-llo y la generación de empleo de los países miembros, y que a su vez se convierta en el fundamento para un futuro Acuerdo de Li-bre Comercio del Asia-Pacífico” (FTAAP, por sus siglas en inglés).

En realidad se trata de eliminar, definitiva-mente, las reglas jurídicas nacionales para remplazarlas por normas internacionales en las que primará el derecho privado, perdón, el derecho de las empresas privadas, por so-bre el derecho público. Una generalización espantosa del DL 600 impuesto en dictadu-ra, cuyas disposiciones destinadas a atraer la inversión extranjera dicen:

“No existe ningún principio selectivo respec-to del tipo de inversión extranjera que sea eventualmente realizada en el país. No existe tampoco ningún sistema de control público riguroso o exhaustivo del cumplimiento de las condiciones acordadas para el inversor extranjero, ni sanción que pueda ser aplica-da en caso de transgresiones (sic)“.

(Internación de capitales. Estatuto de la in-versión extranjera. (D.L. 600) Formas y pro-cedimientos.)

De tal manera que si –por ejemplo– un país modifica sus reglas impositivas, derecho básico e irrenunciable de su soberanía, cual-quier pinche multinacional podrá estimarse agredida y reclamar ante árbitros interna-cionales designados a dedo. De ese modo, se hará primar el derecho privado por sobre el derecho público. Lo importante serán los intereses de un puñado de inversionistas –por ejemplo los “fondos buitres”– y no el in-terés general.

En este preciso momento un juez yanqui, Thomas Griesa, declaró a Argentina, una nación soberana, en desacato, en razón de su rechazo a su orden judicial de pagarle a los fondos especulativos.

¿A título de qué un juez de Manhattan se permite darle órdenes al gobierno de un país, a priori, independiente?

La cuestión no es oponerse o apoyar a Cristi-na Fernández de Kirchner, sino saber si aún quedan rastros de las independencias alcan-zadas en el siglo XIX.

No es sorprendente que Argentina califique como una violación del derecho internacio-nal tal declaración de desacato, proveniente de un juez de una nación que se permite de-clarar a sus propios ciudadanos por encima de cualquier otra ley que la suya propia. De este modo un soldado yanqui está por en-cima de las reglas internacionales que con-denan los crímenes de guerra: los EEUU se arrogan el derecho de masacrar, sin correr el riego de que sus verdugos sean presentados ante la Corte Penal Internacional.

En materia financiera, los EEUU imponen su “derecho” a aplicarle multas a los bancos que financian operaciones comerciales con países a los que ellos les aplican –unilate-ralmente– embargos, bloqueos y sanciones diversas. ¿Motivo? Tales operaciones son estipuladas en dólares… la moneda de los EEUU. De paso se refriegan en la piel escro-tal los acuerdos de Bretton Woods.

Si el gobierno de Chile le esconde a sus pro-pios ciudadanos el alcance y los contenidos de lo que se negocia –en realidad nos impo-nen– en el TPP, los europeos se inquietan de lo que les va a caer encima con el llamado Tratado TransAtlántico (TAFTA), versión nord-atlántica del TPP.

En virtud de tales tratados, una simple ob-jeción a procedimientos de fabricación con-trarios a la salud pública, le permitirán a las multinacionales atacar en “justicia” al país objetor. Y la ley nacional –que protege al consumidor– servirá apenas para aventarse los huevos.

Como el resto de la estructura jurídica na-cional, que se transformará en un simple abanico genital.

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Los europeos son conscientes que el TAFTA es tremendamente lesivo para los intereses de sus pueblos

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Si la demografía (o Geografía Humana) se asimilase a la hidrografía, nosotros, los chilenos que vivimos en pro-vincias, seríamos simples tributarios del río principal… es decir, decenas de provincias entregarían el total de sus aguas al caudal del río mayor, en este caso, Santiago.

Nuestro país, cada vez con mayor fuerza y énfasis, pa-reciera estar constituido sólo por una gran cuenca, una gran súper hoya hidrográfica, la del valle del Maipo, o mejor dicho, la del valle de Santiago. Ello cobra amplio cuerpo en la zona central, donde ciudades, pueblos y comunas pa-recieran existir únicamente para servir a la gran metrópolis.

La capital del reino fagocita todo lo que se mueve a su alrededor, y más allá también, desde los servi-cios elementales –salud, educa-ción– hasta la vivienda, pues los ricos, los millonarios que trabajan en nuestros pueblos optan por adquirir y alhajar sus domicilios fuera de la comuna rural que les da la riqueza.

Incluso, ya que de empresas ha-blamos, muchas de ellas tributan sus impuestos en la gran ciudad, en detrimento del pueblo que les vio nacer y que les dio su primer millón de pesos.

Capitalinos, porteños y penquis-tas (ergo: gentes de Santiago, de Valparaíso y de Concepción) ex-plicitan airados reclamos por la baja calidad se algunos servicios que el sistema les ofrece. Si co-nocieran cómo son esos mismos servicios en las comunas rurales y en los pueblos y ciudades alejados de la megalópolis, llorarían junto a nosotros… o nos preguntarían cuándo iniciamos la rebelión to-tal.

¿Usted es provinciano, pobre, ju-bilado y miembro de FONASA? Permítame decirle en-tonces que tiene fecha de vencimiento, que no es otra que cualquier enfermedad, menor o mayor, que le aque-je, pues incluso una simple apendicitis lo puede llevar a la tumba, asaz, ipso facto. ¿Qué el hospital Sótero del Río, o el Barros Luco, son deficientes? Ayayay… supiera usted cuál es la realidad de muchos Hospitales regiona-les… como el de Rancagua, por ejemplo… penosa.

El sistemita este de “libre mercado”, por estos rumbos sirve para maldita la cosa. Al contrario de lo que debiese ser, todo lo mejor que producen nuestros campos llega a las mesas y alacenas existentes en aquellas tres gran-des “regiones metropolitanas” ya mencionadas, lo que nos obliga a consumir “el resto” de lo no enviado a esos lares… y pagar incluso más caro que el valor de lo mejor que se ha transportado a tales metrópolis.

Vale decir, por acá se trabaja mucho y muy duro, se pro-duce bueno y muy bueno, se envía lo mejor de ello a las ciudades comen-tadas, lo que nos obliga a quedarnos con lo “menos bueno” de nuestras propias producciones, pero al mo-mento de comprarlas para el consu-mo diario pagamos por ellas más de lo que pagan los habitantes de San-tiago por “lo mejor de lo nuestro”. ¿Se entendió?

Espero que sí, porque no me que-dan deseos de repetir cuestiones que me molestan.

Sí, ya sé qué me retrucará usted, amigo capitalino. Es verdad. Uste-des tampoco reciben “lo mejor de lo nuestro”, ya que ello se embarca al extranjero para que nuestros ve-cinos más poderosos (los ricos, en este caso) puedan seguir alhajan-do sus domicilios en la capital, o en Viña del Mar, en Cachagua, en Pu-cón o en La Serena.

Entonces, ustedes santiaguinos, re-ciben y consumen lo “bueno” (no lo más bueno, no lo óptimo), pero no-sotros consumimos lo ‘reguleque’ de nuestras propias producciones. Es el mercado. Es el neoliberalismo.

Nada que alegar. El problema y lo in-justo es que por estos lados la paga y la ganancia son también menos que reguleque. Aquí podemos morir por deficiencias en los servicios ele-

mentales, pero ustedes, capitalinos, allá pueden morir de pena, de atochamientos vehiculares, de estampidas humanas en el Metro, de ruido excesivo, de humos tóxi-cos en suspensión, e incluso de asaltos a mano armada... y si son pobres, también se los podría llevar “la pelá” en cualquiera de esos establecimientos hospitalarios col-matados, colapsados y carentes de humanidad que us-tedes tienen.

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Soy provinciano: tengo fecha de vencimiento

escribe Arturo A. Muñoz

Capitalinos, porteños y penquistas (ergo: gentes de Santiago, de Valparaíso y de Con-cepción) explicitan ai-rados reclamos por la baja calidad de algunos servicios que el sistema les ofrece. Si conocie-ran cómo son esos mis-mos servicios en las co-munas rurales y en los pueblos y ciudades ale-jados de la megalópolis, llorarían junto a noso-tros… o nos pregunta-rían cuándo iniciamos la rebelión total.

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Por ello, amigo mío, en el supuesto que usted quiera radicarse por estos lares, permítame recomendarle que al momento de hacerlo venga sanito, sin ninguna enfermedad que le obligue a atenderse en nuestros “hospitales regionales”, pues en ese caso, le aseguro que lo mejor es que pida hora de inmediato en el servicio médico legal.

Nuestras garantías como provincianos son aquellas que ustedes añoran. Poseemos aire limpio, mejores vecinos, menos ruidos y más vida “vivible”. Si eso es poco, lo sien-to, pero es lo que tenemos. Todo está en no enfermar-se… porque ahí sí que se nos acaba la belleza, la tranqui-lidad, y también la vida.

Por ello, amigo mío, en el supuesto que usted quiera ra-dicarse por estos lares, permítame recomendarle que al momento de hacerlo venga sanito, sin ninguna enferme-dad que le obligue a atenderse en nuestros “hospitales

regionales”, pues en ese caso, le aseguro que lo mejor es que pida hora de inmediato en el servicio médico legal. O que regrese a Santiago y retome contacto con su mé-dico, su clínica o quien le haya atendido antes.

¿Se percata ahora por qué en provincias nos apretamos la guata riéndonos cuando los políticos babean diciendo que Chile está a un ‘tris’ de convertirse en país desarro-llado? ¡No jodan!

En provincias vivimos más, duramos respirando hasta el borde de la máxima expectativa de vida señalada por organismos internacionales merced a nuestra forma de ser, a nuestra atmósfera límpida y a nuestra paz rural, pero no gracias a ningún sistema inventado e impuesto por quienes creen hacernos un favor explotándonos con lo que ellos llaman “buen gobierno”.

Pero, si me enfermo y debo atender mis problemas me-diante los servicios hospitalarios de estos rumbos… en-tonces no me queda otra posibilidad que despedirme de

ustedes y del mundo.

Por ello, cada día, tomo té de hierbas, infusiones reco-mendadas por mujeres sabias de mi pueblo… ahí está la tabla de salvación… todavía. Espero y ruego que el sis-tema no compre los derechos de esas recetas milenarias y populares, pues de hacerlo, entonces, la vida termina-ría… y comenzaría la sobrevivencia a saltos, a tiritones y rezos. Típico de todo tributario...

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Chile: ¿de dónde viene la mano?escribe Esteban González - estudiante

El objetivo de mi nota no es dar cátedra sobre las fun-cionalidades de tan importante parte de nuestro cuerpo como es la mano. Mi análisis busca retratar la caracte-rísticas de ciertas personas que desde siempre han par-ticipado en las marchas o acciones convocadas por el movimiento social, y que en este último tiempo han al-canzado una mayor connotación pública: los conocidos como capuchas o infiltrados.

Individuos – no puedo decir e ‘individuas’ ☺ – que lejos de aportar al logro de las demandas ciudadanas, lo que ha-cen es deslegitimar la lucha por su errático y contradic-torio comportamiento, atacando incluso a los nuestros.

Para identificar a este tipo de personaje, lo primero que hay que examinar es su vocabulario: un lenguaje con el pretenden asimilarse a lo que, en su cabecita vanguar-dista, se parece a la supuesta jerga de los sectores po-pulares y poblaciones históricas de nuestro país. Quie-nes aún pululamos por las aulas vemos en sus mensajes revolucionarios consignas como: “ponte vioh washo, el sistema te oprime”, “ahora washo, el pueblo se organi-za…”

Deben pensar que nosotros, la gente nacida y criada en una población, hablamos todo el día como escribe La Cuarta, que tenemos escuelas especiales en donde pro-fesores y estudiantes aprenden coa, lunfardo y argot, y que para enviarnos un mensaje político es preciso po-nerlo en “nuestro” dialecto porque si nos hablan en cas-tellano no entenderemos nada.

Otro elemento digno de atención es su origen social. Los noticiarios muestran que no pocos de estos muchachos no provienen precisamente de las tomas de terrenos ni de las poblaciones, sino más bien de acomodados con-dominios ubicados en el sector alto de nuestra capital, como se vio en los llamados “presos del 29 de Marzo”: su residencia estaba en comunas pudientes y no en la Población La Victoria, en donde fueron detenidos.

De ahí la legítima pregunta: estos “compañeros” ¿si-guen alguna moda estudiantil? ¿Están realmente com-prometidos con las luchas populares? Es fácil constatar que en muchos casos, al egresar de la universidad, estos muchachos olvidan la conciencia de clase y se abando-nan con fruición a los beneficios que ofrece el sistema imperante.

Por último, sus tácticas de lucha, tan admirables, tienen un objetivo súper definido cual es atacar las institucio-nes que sustentan el modelo (Zaaaaaa…)

He aquí –en dos casos diferentes– las contradicciones que nos muestran sus tácticas y objetivos:

Universidad Arcis: como es vox populi, esta Universidad atraviesa por una grave crisis, con denuncias públicas de lucro, y sueldos impagos a sus trabajadores. Estos “compañeros”, para denunciar la mencionada situación, protestan destruyendo el mobiliario de la universidad…

Ataque al periodista el domingo, en la marcha convoca-da para recordar a los caídos en dictadura: si bien mu-chos pensamos que los canales televisivos muestran sólo lo que le es conveniente al sistema, criminalizando el movimiento social, atacar a un trabajador del canal, a un obrero que vende su mano de obra por un salario miserable y haciendo cosas con las que tal vez no está de acuerdo para llevar el alimento a su hogar, es una cobar-día y una infamia.

El errático accionar de estos “compañeros” nos hace preguntarnos si realmente están involucrados en las lu-chas sociales o si son elementos serviles a los aparatos de represión de las demandas populares.

Si hasta ahora nadie ha reivindicado la autoría del bom-bazo del día martes, la sociedad y la clase política no perdieron ni un solo minuto en culpar a estas personas, condenándolos públicamente (con reportaje y portada de diario), infundiendo el miedo en las personas. ¿Quién es más terrorista?

Por otra parte el Estado debe asumir su responsabilidad: a pesar de sus aparatos de “inteligencia” no sólo no anti-cipó esta acción delictiva, sino que además actuó de for-ma tardía mostrando la inoperancia de la ANI (Acabar Nuevamente con la Izquierda).

La ANI parece existir sólo para espiar a los dirigentes sociales y sindicales, que más bien le aportan al movi-miento social chileno, despreocupándose de lo verda-deramente importante que es la protección de nuestro pueblo.

Al escribir esta nota no me proponía crucificar los di-ferentes tipos de lucha, todos válidos siempre que no atenten contra los intereses del pueblo. Mi propósito es señalar que las luchas deben fortalecer las demandas populares. Por el contrario, gracias a estos dudosos per-sonajes, lo avanzado como movimiento social lo perde-mos a causa de sus provocaciones.

Es notorio que los grupos que realizan estas acciones, ya sean capuchas o infiltrados, no le aportan nada a las demandas populares. Muy por el contrario. Y consiguen, o facilitan, que el gobierno –en un afán legitimista– ins-taure un estado policial en el país.

Lo que plantea una última cuestión: ¿De dónde viene la mano? O lo que es lo mismo: ¿Quién está detrás de todo esto?

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Por otra parte el Estado debe asumir su responsabilidad: a pesar de sus aparatos de “inteligencia” no sólo no anticipó esta acción delictiva, sino que además actuó de forma tardía mostrando la ino-perancia de la ANI (Acabar Nuevamente con la Izquierda).

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“En cierto modo, somos como un parásito de la economía mundial: Nos alimentamos del resto del mundo y necesitamos man-tener la ilusión de que el mundo depende de EE.UU. y no al revés. Por supuesto, a largo plazo creo que esta relación hará mucho más daño a EE.UU. que a la economía global, porque con el tiempo el mundo se dará cuenta de lo que estamos haciendo, y no van a apoyarnos más”, dijo Schiff a RT. “Creo que EE.UU. es el país más depen-diente en todo el planeta. Dependemos del resto del mundo, como ninguno otro. Ya no tenemos capacidad para producir los bienes de consumo que necesitamos y contamos con el resto del mundo para lle-nar el vacío, para que nos envíe todos los bienes que producen a cambio de nada, porque no hacemos las exportaciones para pagar nuestras importaciones. Con-tamos con el mundo que nos presta el di-nero para comprar los productos que pro-ducen”, declaró. Según Schiff, “la Reserva Federal no ha re-suelto ninguna de los problemas que llevó a la crisis financiera de 2008. “De hecho son mucho mayores que antes, debido a lo que hizo la Reserva Federal, que inter-vino y previno que el mercado resolviera los problemas creados por los años de una mala política monetaria.

En resultado, los problemas son más gran-des y la crisis será más grande que nunca”, dijo. “La Reserva Federal simplemente aprieta el botón y [los dolares] mágicamente apa-recen y no tienen valor real ninguno. […] Todo es cuestión de percepción, el hecho de que la gente piensa que el dólar tendrá valor en el futuro y que podrán cambiarlo por cosas que realmente necesitan”, co-mentó Schiff, subrayando que una vez la gente se dé cuenta de que el dólar no es nada más “que una promesa vacía” nadie va a querer a comprar dólares. En cierto modo, somos como un parásito de la economía mundial Según Schiff, la única cosa en que la Re-serva Federal ha tenido éxito es en agra-var los problemas que causaron la crisis de 2008 y, de hecho, “han creado una burbuja mayor”. “Compran el dólar como un refugio segu-ro ignorando el hecho de que los proble-mas en EE.UU. son, en realidad, más gra-ves que en los países cuyas monedas están vendiendo para comprar dólares. Así nos beneficiamos de los problemas de todo el mundo”, explica. Texto completo en: http://actualidad.rt.com/economia/view/141591-fe-dolar-armagedon-financiero

EEUU se comporta como “un parásito”

de la economía mundialEl actual comportamiento de EE.UU. en la economía global se asemeja al de un parásito que

persigue el modo de mantener la ilusión de que el mundo depende de él, opinó en declaraciones a Russia Today el comentarista económico, Peter Schiff.

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Durante 17 años Ulfkotte fue un importante corresponsal de asuntos exteriores de la Frankfurter Allgemeine Zeitung, uno de los principales diarios alemanes. Un periodista que obtuvo premios importantes, que ha enseñado en la universidad, que fue miembro del centro de estudios de la Fundación Konrad Adenauer (ahora el más distinguido grupo inte-lectual de apoyo a Angela Merkel) y durante todo ese tiempo estuvo en la nómina de la CIA.“He sido periodista durante casi 25 años y fui instruido para mentir, trai-cionar y no decirle la verdad al público”, afirmó Ulfkotte en entrevista a Russia Today.El libro parte con una dura autocrítica y el arrepentimiento por haber sido un manipulador de las noticias y luego continúa explicando el sis-tema de corrupción de la opinión pública. Primero que nada, escribe, es necesario darle “autoridad” al periodista venal: haciendo difundir sus artículos, dándoles cobertura internacional y premiando sus libros. El autor se explaya, en efecto, sobre como muchos premios literarios no son sino premios a la fidelidad propagandística del autor, a quién le pu-blica, “no muy diferentemente al premio del ‘héroe del trabajo’ en la ex Alemania comunista del este”.Sucesivamente revela centenares de nombres y de rostros ocultos tras un biombo, que a través de sus organizaciones, desde el Aspen Institu-te a la Comisión Trilateral, pasando por el Instituto por la Política Euro-pea, la Fundación German Marshall, el American Council en Alemania, la American Academy y el Atlantic Bridge, sirven para influenciar la opi-nión pública mediante una propaganda orientada.El último capítulo del libro es una serie de ejemplos de propaganda en la prensa alemana, de cómo ciertas noticias son entregadas con el único propósito de influenciar la opinión de los alemanes en favor de los inte-reses de Washington.Ulfkotte termina el libro con esta frase: “la diversidad de opiniones (en los periódicos) es una pura ficción, nuestros mensajes son frecuente-mente puro lavado de cerebros” (Meinungsvielfalt wird jetzt nur noch simuliert, denn unsere Nachrichten sind häufig reine Gehirnwäsche)Fuente: http://informare.over-blog.it/2014/09/giornalisti-venduti.html

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Periodistas vendidosescribe Gianni Candotto

En Alemania el libro de Udo Ulfkotte, “Gekaufte Journalisten” (traducción literal “Periodistas vendidos”),

que apareció hace pocos días, llegó rápidamente al primer puesto de las ventas.

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Va a haber elecciones en Brasil en poquitos días más y los resultados son inciertos. A mí me gusta Dilma Rousseff, en primer lugar porque fue guerrillera. En los años 60 todos queríamos ser guerrilleros, deslumbrados por la revolución cubana.Casi todas las guerrillas de América Latina fracasaron, pero los jóvenes que lucharon en ellas pasaron a la historia como héroes, la mayoría después de muertos. Dilma Rousseff sobrevivió y como todos los que se jugaron la vida, merece mi admiración y respeto. Ahora ella es presidenta de Brasil, el país más grande y más poderoso de América Latina y que está en el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), lo que es muy importante porque se trata de ir escapando al predominio yanqui. No son una maravillita ninguno de estos países, desde luego. Pero a mí me impresionó mucho que Putin y el chino ¿cómo se llama? vinieran a América Latina. He visto que a Putin algunos le apodan “el pequeño zar”… De todas maneras el viaje de estos señores para estos lados me parece muy importante, un verdadero tournant en la política mundial al cual no le hemos tomado el debido peso todavía. Hay que acordarse de que durante el gobierno del presidente Allende los soviéticos no movieron un dedo para ayudar. En aquellos tiempos cada uno tenía su patio trasero. Ahora parece que los barrios exclusivos se están acabando, menos en Chile, donde no dejan entrar al pobrerío a Las Condes.Para mi generación, Brasil era un país lejano y algo ajeno: otro origen, otra historia, otro idioma. Pero ahora se nos ha acercado.Allá no se roba un millón sino muchos millones de dólares. Es que actualmente no se puede hacer política sin mucho dinero.

En estos robos siempre hay el riesgo de que una parte de lo robado con el pretexto de la política se quede pegado en el bolsillo del autor. Esa es la parte más fea, porque la gente se acostumbra a la plata. Un amigo me recuerda que en Chile, antes del golpe había muchos dirigentes bien modestos, de origen muy humilde. Pero conocieron la mantequilla en el exilio y a algunos les quedó gustando.En Brasil yo creo que no roban por amor a la mantequilla sino porque es la costumbre. En México también; se dice que un político pobre es un pobre político.Ahora, con los escándalos que se han destapado, la candidatura de Dilma Rousseff está en peligro: los dirigentes de Petrobras casi se llevan la empresa para la casa. Su rival sí que es una mujer de origen muy modesto: Marina Silva, proveniente de una aldea de cosechadores de caucho en la Amazonia y militante del Partido Verde.Negra, cincuentona, tremenda oradora de masas. Y de buen ver: delgada, con un moño tirante hacia atrás, elegante, distinguida. Igual que Dilma, que de joven no se veía tan linda –andaba harapienta y con unos anteojos de poto de botella- y ahora se ve estupenda, con un toquecito de cirugía estética pero no importa. Y nada de melenas colgando. No como las chilenas, que todas las ministras, subsecretarias y demás andan con los pelos largos como niñas de quince, algo absolutamente provinciano. Salvo Michelle, que se viste y se peina como una dama, hay que reconocérselo. Pero a ella le ha pasado lo contrario que a Dilma: de joven era muy bonita y ahora… Ya, pues, ya, pues, me van a decir, esta es una revista política, no de modas ni de belleza.

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Brasil, Brasil Brasil...escribe Margarita Labarca Goddard (desde México)

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Sí, sí, perdón.Dicen que Marina Silva fue analfabeta hasta los 14 años. Cuando se mató el candidato del Partido Verde en un sospechoso accidente aéreo, ella, postulante a la vicepresidencia, se fue para arriba como la espuma. Muy pobre de origen será, pero no propone nada importante: su política es confusa y difusa. Es de religión evangélica y muy intolerante en la materia, lo que en Brasil es significativo porque allá la polémica por el Estado laico todavía no termina. Los discursos de Marina son una mezcla de populismo y de fanatismo religioso, estremecedores en la forma y vacíos en el fondo. Eso lo hemos visto en muchos predicadores gringos.Si hay segunda vuelta, toda la derecha votará por ella para sacar del gobierno al Partido de los Trabajadores,

de Dilma y de Lula. Y porque pueden manejar a Marina fácilmente, ya que ella no tiene una máquina poderosa que la apoye, como es el P.T. de Rousseff. Y porque no tendría mayoría parlamentaria y debería gobernar con la derecha.Dios nos libre y nos favorezca, esperemos que Dilma gane en la primera vuelta, que Brasil siga siendo miembro del BRICS y que anime a América Latina a escapar del control yanqui.Y si algunos políticos brasileños robaran menos, sería muy bueno… Miren a Pepe Mujica, que sin hacer gran cosa y sólo gracias a su sencillez y a su pobreza, se ha convertido en un héroe.

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...Supongo que a él

nadie le llamará antisistema...Manuel Conthe escribe sobre la prensa y Emilio Botín

(mandamás del Banco Santander)Por Ignacio Escolar - eldiario.es

Les presento a Manuel Conthe, un impor-tante economista y jurista al que difícilmen-te se puede tachar de populista, demagogo o antisistema. Ha sido director general del Tesoro, secretario de Estado de Economía, vicepresidente del Banco Mundial y presi-dente de la Comisión Nacional del Merca-do de Valores. Esta semana ha publicado un excelente artículo en su blog en Expan-sión sobre la respuesta de la prensa ante la muerte de Emilio Botín. Copio y pego algu-nos párrafos:La valía del señor Botín como banquero y su habilidad para los negocios están fuera de toda duda (…) El gran lunar que, a mi juicio, mostró tan gran banquero fue su escaso rigor ético. (…) Hay constancia reciente de dos conductas del señor Botín impensables en el presidente del mayor banco de un país serio. (…) En el plano institucional, el mantenimiento como Consejero Delegado del banco de una persona, don Alfredo Sáenz, condenado en sentencia firme por el Tribunal Supremo por un delito doloso. (…) En el plano personal, el descubrimiento del fraude tributario que tanto el señor Botín como otros co-herederos cometieron durante muchos años, al ocultar en Suiza los bienes que en 1993 les dejó en herencia su padre. La prensa española ha hecho un despliegue informativo y encomiástico sobre el banque-ro fallecido tan desmesurado y servil que me

ha parecido “bananero” e incompatible con la idea de una prensa libre. (…) La prensa madrileña, en particular, que tan extensa cobertura ha dado, con razón, a la confesión del señor Pujol de que cometió un fraude fiscal parecido, ha mantenido, en ge-neral, un elocuente silencio sobre la conduc-ta en ese terreno del señor Botín. No niego las diferencias –entre otras cosas, porque la confesión del señor Pujol parece la punta de un iceberg de corrupción familiar mucho más amplio–, pero las varas de medir en uno y otro caso han sido tan distintas que el espectáculo produce bochorno. (…) La prensa está dominada por los grandes grupos empresariales y sus gabinetes de co-municación. Ya lo percibí y manifesté cuando era presidente de la CNMV y aunque enton-ces algunos profesionales del sector lo nega-ron airados, sigue siendo una verdad como un templo.La culpa la tenemos, en buena medida, los ciudadanos y lectores, que aspiramos a infor-marnos gratis y a no proporcionar a ningún medio los ingresos precisos para garantizar su independencia. Quien no está dispuesto a pagar por leer un periódico no puede esperar que sea de calidad e independiente. Sin inde-pendencia económica no pueda haberla de otro tipo.No conozco personalmente a Manuel Conthe, pero tiene toda la razón. Gracias, señor Conthe, por explicarlo así de bien.

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Estimado Jorge Zabalza.

Hemos hablado por teléfono hace un par de minutos y convenido en que le mandaría este correo con algunas preguntas sobre la presidencia de Mujica, el Frente Am-plio y el rumbo que a tomado el MLN-T.

En el fondo me interesa saber hasta que punto usted cree que Mujica ha traicionado, o no, los valores originales del MLN. ¿Es así? ¿Se puede decir que la política que ha se-guido desde la presidencia es de izquierdas? ¿Se han be-neficiado los mas pobres de su gestión? ¿Se equivocó el MLN-T al abrazar el pragmatismo del que hace alarde el presidente? ¿Cuáles son los problemas que no han podido resolver?

No quiero aburrirle demasiado con preguntas. Me intere-sa mas su valoración general de los cambios que se han producido en el MLN y en que cree que se ha equivocado Mujica y las otras figuras destacadas del movimiento.

Muchísimas gracias.

Giles TremlettContributing Editor based in Madrid - The Guardian+34 [email protected]

[email protected]

Señor Giles Tremlett.

Agradezco su interés por mi opinión. Agradezco su llama-da y su mail, pero sus preguntas podrían obtener respues-tas que dibujen una caricatura de mi visión sobre el fenó-meno Mujica-Huidobro.

Le seré franco: no me agrada pasar como el esquemático y cuadrado crítico del gran pensador y filósofo José Muji-ca.

He preferido escribirle estas apresuradas líneas que no sé si “The Guardian” podrá publicarlas.

De todas maneras, de ellas usted puede extraer sus con-clusiones y espero que le sirvan para algo.

Por supuesto me reservo el derecho de poner en conoci-miento del público “La Máscara”.

Sin más, agradezco el incentivo a escribir.

Saluda atte.

Jorge Zabalza

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La máscaraescribe Jorge Zabalza (desde Montevideo)

Edificante intercambio de correos entre el combatiente uruguayo yGiles Tremlet, editor de The Guardian basado en Madrid

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POLITIKAPOLITIKA 17Año V - Edición Digital Nº 81 (01.10.2014)

LA MÁSCARA

El mundo conoce el matrimonio igua-litario, la despenalización del aborto, la legalización de la marihuana, el discurso en las Naciones Unidas del presidente más pobre del mundo, los goles de Suárez....los rasgos más bellos de la bella máscara con que se presenta Uruguay. La intención de este artículo es aproximar el lector al modelo productivo uruguayo, a sus consecuencias sociales y a la cues-tión de los derechos humanos. Ape-nas son algunos datos que indican, a quien le interese, por dónde explorar y descubrir la cara más fea de la rea-lidad uruguaya, la que oculta su más-cara de presentación.

El modelo productivo

En el breve lapso de los últimos diez años, el cultivo de la soja transgé-nica pasó de ocupar escasas 20.000 hectáreas a más de un millón y me-dio, casi el 10% de la tierra cultivable del Uruguay. Aunque es el principal producto de exportación, no se le agrega valor alguno: el 95% se envía a granel para ser industrializada en China y Europa.

El Ministerio de Economía contabi-liza como “exportado” el grano que atraviesa los portones de la Zona Franca de Nueva Palmira: el 80% de la cosecha de soja sale a través de ese enclave extranjero sin pagar im-puestos.

Según el Censo Agropecuario, el vo-

lumen de agrotóxicos que consume Uruguay se multiplicó casi por 5 (de unas 4.000 toneladas pasó a casi 19.000); por las mismas razones, la importación de fertilizantes se dupli-có (de 243.000 toneladas a 556.000).

Las otrora naturales praderas del Plata hoy están bañadas en las sus-tancias químicas que requiere la soja transgénica. Suman cientos las de-nuncias por intoxicaciones de per-sonas y contaminación de los ríos y arroyos.

Como el cultivo de la soja no requie-re mano de obra, se expulsa de la tie-rra a sus habitantes: entre el 2000 y el 2011 el número de asalariados ru-rales sufrió una reducción del 26,5% y la población dedicada a las tareas agrícolas disminuyó en un 43,7%.

Como la rentabilidad es mayor si se cultiva en grandes extensiones, la expansión de la soja aceleró el pro-ceso de concentración de la propie-dad de la tierra, grandes. Uruguay va camino a ser un gigantesco y despo-blado latifundio.

¿Cómo ha sido posible una trans-formación tan profunda del campo uruguayo? La expansión de la soja en todo el Cono Sur es el gran nego-cio de la Monsanto, Cargill y otras corporaciones transnacionales que especulan con la producción de ali-mentos en el mundo.

Se benefician también los llama-dos pools de siembra, empresas de

bandera argentina, cuyo ejemplo paradigmático son “Los Grobo”, pro-piedad de Gustavo Grobocopatel, el “rey de la soja” del MERCOSUR.

Los inversores llegan a estas playas, atraídos por las leyes de inversiones y de zonas francas que les entregan gratuitamente el rico patrimonio na-cional, pero también por las prome-sas y guiños del presidente Mujica.

Antes de iniciar su mandato, en un “almuerzo de trabajo” en el Hotel Conrad de Punta del Este, Mujica pidió a los empresarios extranjeros que vinieran al Uruguay y les prome-tió que gozarían de prerrogativas y nadie los castigaría con impuestos como las detracciones que los expor-tadores de soja pagan en la Argenti-na.

Cinco años después, al ir a pedir a los capitales finlandeses que vengan por favor a construir otra planta de pas-ta de celulosa, el presidente Mujica opina públicamente que es un “sacri-ficio” que hace para crear puestos de trabajo.

Sin embargo, las propias cifras de su gobierno demuestran que por cada hectárea que la forestación roba a la ganadería, se expulsa cinco asalaria-dos rurales del campo y se los envía a vegetar en la periferia de Montevi-deo.

En proporción a su población y terri-torio, gracias a las genuflexiones de sus gobernantes, Uruguay está orgu-llosos de ser el país de América Lati-na que recibió la mayor cantidad de inversión extranjera directa, orgullo-sos de ser una nación dependiente del sube y baja del precio internacio-nal de los “commodities” en la bolsa de Chicago.

El modelo se completa con una Deu-da Externa cuyo monto absoluto crece cada día y que determina as-pectos esenciales de nuestra vida: los gastos en la educación pública, la construcción de viviendas accesibles al pobre y en la atención de la salud son restringidos para pagar intereses y amortizaciones a los acreedores.

No se salda la deuda social pero se “honra” la deuda externa, que nos somete a los vaivenes de la tasa de interés fijada por la Reserva Federal de los EEUU.

Nos hicieron un país deformado por la inversión extranjera y condenado

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POLITIKAPOLITIKA18 Año V - Edición Digital Nº 81 (01.10.2014)

de por vida al pago de la Deuda.

No es esta la revolución agraria de José Artigas en 1815, ni la patria socialista por la que murieron tantas y tantos en los años ‘70; ni siquiera es el Uruguay Productivo que definieron las bases frenteamplistas antes del 2005.

¿Quién determinó este destino para nuestra patria? ¿Fue algún Congreso del Frente Amplio?

No, de ninguna manera. Es obra de Danilo Astori, Tabaré Vázquez y José Mujica, operadores políticos de los capitales transnacionales que trans-formaron la matriz productiva del Uruguay.

Consecuencias sociales

En base a los datos del impuesto a la renta recaudado por Impositiva, el Instituto de Economía de la Univer-sidad de la República logró determi-nar que el 1% de los uruguayos más ricos, unas 23.000 personas, se apro-pian de la misma parte del ingreso nacional que el 50% más pobre, alre-dedor de 1.150.000 personas.

Ese dato se completa con la noticia de que, en estos meses del 2014, las ganancias de los bancos privados han sido las mayores de los últimos cuatro años.

También creció la rentabilidad de los negocios de exportación e importa-ción, del “agronegocio”, de la pro-ducción de carne vacuna y ovina, la especulación inmobiliaria, el trans-porte de carga y el turismo.

El crecimiento de la economía uru-guaya, su desarrollo y el modelo agroexportador, están administra-dos para enriquecer aún más a los más ricos. A pesar de la imagen de redistribución que vende el gobier-no, en estos diez años la concentra-ción del ingreso nacional ha sido la más regresiva e injusta de los últi-mos cien años.

Esa regresión ha producido un agra-vamiento de la injusticia social. Vea-mos un par de datos que convalidan esa afirmación: la Universidad de la República puso en conocimiento del público que la cifra real de niños me-nores de 6 años que nacían pobres era del 49,2%, casi el doble del 27,3% que contabilizaban los organismos gubernamentales.

En los mismos días la prensa se en-teró que más de 100.000 jóvenes “ni

trabaja ni estudia”, hecho que las esta-dísticas oficiales pretendían ignorar.

Por otra parte, a pesar de los conse-jos de salarios y de la protección sin-dical, la mitad de los asalariados se mantiene por debajo de los 16.000 pesos.

Al definir la pobreza por una “línea” de ingresos monetarios, que en julio de 2014 se fijó en 9.800 pesos, para el gobierno no son pobres estos asa-lariados, sin embargo, sus ingresos no cubren la tercera parte de las ne-cesidades básicas.

La pobreza es un fenómeno cultural y no solamente de ingresos insufi-cientes: en Uruguay viven bastante más de un millón de pobres, la terce-ra parte de la población, cuya cultura es una forma empobrecida de pensar y de sentir, marginada de la estructu-ra del conocimiento y la educación, que para sobrevivir emplea códigos muy diferentes a los empleados por quienes están incluidos en la vida del

consumo y el escaparate.

La pobreza endémica, cuatro o cinco generaciones de uruguayos pobres, es consecuencia irremediable del modo de reproducirse el capital y, en el Uruguay, crece en la misma medi-da que aumentan las inversiones de las corporaciones transnacionales.

La instalación de una fábrica de pasta de celulosa “aumenta en tres o cuatro puntitos el PBI” (al decir de Mujica) pero se alimenta manteniendo sala-rios bajos, infantilizando la pobreza y dejando a la juventud sin futuro.

Por otra parte, también es cierto que un sector de trabajadores aumentó su consumo y su confort a nivel de la clase media.

El progresismo instaló consejos don-de se fija el monto del salario por acuerdo entre trabajadores y empre-sarios con participación del Ministe-rio de Trabajo.

La medida estableció una instancia “institucionalizada” para la lucha sa-larial, una especie de “lucha permi-tida” que se tradujo en crecimiento del número de sindicatos y de la can-tidad de trabajadores afiliados y que mejoró sensiblemente los ingresos de aproximadamente una tercera parte de los trabajadores uruguayos.

Esa transferencia de poder adquisi-tivo fue un impulso decisivo para la expansión del consumo y, por consi-guiente, del crecimiento del PBI en Uruguay. Sin embargo, el bienestar de una parte no puede servir para ocultar la situación real de la gran mayoría de los trabajadores.

¿Quién determinó este destino para nuestra pa-tria? ¿Fue algún Congre-so del Frente Amplio?

No, de ninguna mane-ra. Es obra de Danilo As-tori, Tabaré Vázquez y José Mujica, operadores políticos de los capita-les transnacionales que transformaron la matriz productiva del Uruguay.

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POLITIKAPOLITIKA 19Año V - Edición Digital Nº 81 (01.10.2014)

La población empobrecida ha sido empujada hacia los barrios que ro-dean Montevideo, zonas que parecen trasplantadas del África pobre y están cuidadosamente separadas de las zo-nas donde los ricos viven como en el Primer Mundo.

Pese a que la CEPAL y “The Economist” felicitan al gobierno de José Mujica por sus logros, la brecha entre los más ricos y los más pobres ha tomado di-mensiones escandalosas. El Uruguay está recorriendo el camino que ya re-corrieron Europa y los EEUU... algún día Mujica deberá rendir cuentas por su hipocresía de crearse una imagen de “presidente más pobre del mundo” y favorecer la concentración de ingre-so y de la riqueza.

Doble moral

Más del 10% de los montevideanos vive en asentamientos irregulares. Es una población condenada por el siste-ma: las élites la identifican como ame-naza a su seguridad y le declararon una guerra preventiva. Su existencia pasa a ser la justificación del gasto en las más modernas tecnologías de vigilancia, control y represión.

Por acuerdo entre ambos gobiernos, se permitió la intervención de “aseso-res” de EEUU en la instrucción de los policías y guardias carcelarios del Uru-guay. Los “conocimientos” que vienen del apartheid estadounidense se su-man a las enseñanzas ya impartidas por la policía israelí, experta en el “con-trol” de la nación palestina. No es de extrañar entonces que se haya vuelto sistemático el abuso y la violencia po-licial contra los barrios de la periferia, ni que se torture en las cárceles para adolescentes.

El modelo productivo crea margina-ción y exclusión social que la policía se encarga de controlar reprimiendo. El significado profundo del fenómeno es el abandono de los mecanismos pací-ficos para resolver conflictos sociales y la opción por el ejercicio institucional de la violencia. Los partidos políticos permanecen pasivos frente a los tortu-radores y el “gatillo fácil”. De continuar en ese rumbo, más temprano que tar-de, se comenzarán a violar sistemáti-camente los derechos humanos.

La actual violencia policial no está des-ligada de la impunidad que disfrutan los criminales que cometieron delitos de lesa humanidad entre 1968 y 1985. En el Pacto del Club Naval (1984), que

permitió el retorno a la vida parla-mentaria y electoral, los mandos mili-tares exigieron no ser castigados por sus delitos. La impunidad se volvió el programa político del partido militar y embanderados con ella, transitan esta “democracia” que se les impuso.

La firmeza de sus reclamos doblegó la voluntad de las élites e impuso las políticas de olvido y perdón que de-terminan el clima ideológico actual. La Verdad y la Justicia desaparecieron del debate electoral en la actual cam-paña; no preocupa a ninguno de los cuatro partidos que compiten por es-caños parlamentarios. Dicho contexto ha provocado un retroceso en la inves-tigación y condena judicial de los cul-pables de delitos de lesa humanidad. Pese a los recomendaciones interna-cionales de ser diligentes en las causas de derechos humanos, el gobierno y el Poder Judicial parecen haberse com-prometido a encubrir los militares acusados de desapariciones forzosas, asesinatos, violaciones y torturas.

Esa impunidad crea un clima subjetivo de doble moral que favorece el resur-gimiento del abuso y la violencia poli-cial en los barrios, así como la tortura, vejámenes y persecuciones a los ado-lescentes privados de su libertad.

En esta cuestión es donde la apostasía muestra sus facetas más pervertidas... tal vez se pueda calificar como “debi-lidad humana” que Mujica, Fernández Huidobro y otros ex-guerrilleros que los acompañan, abandonen las filas de la lucha por el socialismo y se vuelvan operadores de las grandes corporacio-nes transnacionales; tal vez hasta se pueda comprender que sean indife-rente a las condiciones de pobreza en que viven más de la tercer parte de los uruguayos y hayan cruzado la trinche-ra para firmar acuerdos militares con el Pentágono y tomar whisky con los re-yes del imperio como Obama, Soros y Rockefeller; pero excede toda capaci-dad de compresión y despierta ganas de matarlos el doblez ético y moral que los lleva a proteger los torturadores y asesinos del terrorismo de estado, a los que mataron, desaparecieron, vio-laron y torturaron a sus compañeras y compañeros, a los que ellos mismos habían convocado a dar la vida por la emancipación social.

Abjuraron de sus principios, de sus sentimientos más profundos, aquellos que se volvían lágrimas ante la noticia de la muerte del hermano querido...

Son apóstatas y, si logran sobrevivir a sus consciencias, serán recordados por la historia como los Malinche del siglo XXI. Imperdonables.

Campaña electoral

Los carros y caballos de los clasifica-dores de residuos ocupan el centro de la ciudad y los montevideanos se enteran de que existe un mundo des-conocido allende los muros invisibles de la marginación. La Suprema Corte de Justicia deja en libertad a los asesi-nos del maestro Julio Castro, uno de los desaparecidos emblemáticos, y los uruguayos cobran consciencia de que la hipocresía institucionalizada prote-ge a los criminales de lesa humanidad.

Aparecen en la pantalla los niños y las mujeres de una zona rural mostrando sus manchas en la piel agredida por el glifosato o el agua potable se entur-bia por la contaminación del río, y los montevideanos se dan cuenta que el “agronegocio” es agresión, enferme-dad y muerte.

Aunque los medios masivos reiteren hasta el cansancio que ha bajado la pobreza y la indigencia, a los votantes el sueldo no les alcanza para llegar a fin de mes y ven como hay gente viviendo de la basura, limpiando parabrisas los semáforos y durmiendo en la calle. La gente sabe que son un desastre los ins-titutos de enseñanza donde concurren sus hijos aunque Tabaré Vázquez repi-ta que la educación “va bien”.

Los votantes tal vez ni se enteren de las críticas que recibe el gobierno des-de la “izquierda radical”, pero se des-alientan con la evidente contradicción entre las promesas soñadas y los diez años de gobierno. Los hechos enseñan más que mil discursos o artículos en las redes sociales. ... ¿Por qué un gobierno que afirma haber terminado con la po-breza, deja de ser apoyado con entu-siasmo por la militancia? ¿Cómo puede ser? El Frente Amplio triunfó amplia-mente en las elecciones nacionales del 2004, cuando el carismático Tabaré Vázquez convocaba a hacer “temblar las raíces del neoliberalismo”.

Diez años más tarde puede verse que no temblaron las raíces ni nada; la cla-ve del fenómeno “desilusión” hay que buscarla en la ausencia del terremo-to prometido. Es la misma historia de Rodríguez Zapatero, Hollande y la socialdemocracia europea. El mismo proceso de desencanto que parece estar ocurriendo en Brasil.

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Las concesiones en elTransporte Público

“Hay que concesionar todo lo concesionable” Ricardo Lagos

escribe Luis Casado - intervención en Seminario del 04/09/2014

Junto con agradecer la invitación a participar en este Seminario, debo comenzar por precisar que en el momento en que elegí el tema de mi intervención aún no se producía el debate público que trajeron con ellas las declaraciones de un ex presidente de la república en el sentido de “concesionar todo lo concesionable”.Hablar de las relaciones contractuales que se establecen entre una autoridad pública y un proveedor de servicios de transporte, frecuentemente privado, nos conduce a señalar de entrada que los modos de relación practicados pueden ser reunidos en dos categorías principales.Uno, conocido bajo la denominación de “mercado público”, se produce cuando una autoridad pública adquiere, mediante un proceso de puesta en competición de varios oferentes, de selección, de negociación y de adjudicación, los servicios de transporte público que estima necesarios en un entorno geográfico dado.Es el mismo tipo de proceso que conduce a la adquisición –por parte de la autoridad pública– de infraestructuras, de bienes de consumo, de bienes de equipo o de servicios, en el sector privado. En este tipo de relación contractual, el financiamiento y los riesgos aferentes corren por cuenta de la autoridad.Este procedimiento suele estar codificado en sus más mínimos detalles, y es el objeto en Francia –y otros países– del Código de Mercados Públicos o regulaciones similares. Elementos como el llamado a presentar ofertas para la adquisición de bienes y/o servicios, las condiciones administrativas, económicas, financieras y técnicas, los plazos de realización del suministro contratado, las características de las garantías exigidas, los motivos de una eventual rescisión del contrato de adquisición, las penalidades o bonificaciones, etc., son conocidos de los proveedores ex ante.En la medida en que ejecuta las prestaciones de servicio de acuerdo a lo pactado, el proveedor no incurre en ningún riesgo de tipo económico, financiero, comercial u operativo. Los costes son asumidos por la autoridad pública.La segunda categoría de relaciones contractuales, llamadas genéricamente Delegación de Servicio Público (DSP) han dado pie a denominaciones como Alianza-Público-Privada o aún Asociación-Público-Privada. Se trata de contratos administrativos de más o menos

largo plazo y tienen por objetivo confiarle al sector privado la realización de un bien de interés general o la puesta en obra de una misión de servicio público. En esta categoría, que define los contratos de delegación de servicio público, entran las llamadas Concesiones. Contrariamente a lo que pudiese pensarse, este tipo de relación contractual entre los poderes públicos y el sector privado está lejos de ser una novedad. Gilles J. Guglielmi, profesor de Derecho Público en la Universidad de Paris II y especialista del Derecho de los Servicios Públicos, escribía en el año 2006: “La autoridad publica siempre supo utilizar los servicios de socios privados para ejercer actividades que caen bajo su autoridad. Ya bajo el Antiguo Régimen (se refiere al régimen monárquico que prevaleció hasta 1789) el objetivo era garantizar la satisfacción de las necesidades de la población así como los ingresos financieros de quienes detentaban el poder”. El profesor Guglielmi hace bien en señalar esto último: la Historia de Francia está poblada de grandes financistas cuya eminente misión consistía en procurarle a los monarcas los medios de sus ambiciones, no sin obtener de paso alguna modesta retribución para sus notables desvelos y sus no menos prolíficos talentos. Los nombres de Nicolas Fouquet o de Jean-Baptiste Colbert, para no hablar de Giulio Raimondo Mazzarino, están indisolublemente asociados a lo que hoy llamaríamos la Concesión de las finanzas públicas: uno de los recursos más frecuentes para reunir dinero consistía en vender o conceder, a cambio de sumas no despreciables, las funciones que hoy son privativas del Servicio de Impuestos Internos, es decir el cobro de tasas e impuestos. Las necesidades reales, la remuneración de los superintendentes de finanzas, unidas al comprensible deseo de rentabilizar la inversión por parte de los detentores de las Concesiones del cobro de tasas e impuestos, generaron prácticas abusivas que se resolvieron algo más tarde, en 1789, en las condiciones de todos conocidas.Por otra parte, según un estudio del Departamento Transporte e Infraestructuras del Instituto de Ordenamiento y Urbanismo de la Región-Isla-de-Francia:

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“La concesión es una forma muy antigua de asociación público-privada. La técnica contractual data de la Antigüedad romana, pero es en el siglo XIX, en plena revolución industrial, que la noción adquiere todo su sentido: la construcción de ciertas infraestructuras no podía ser asegurada por las colectividades públicas pero tampoco podía ser dejada a la iniciativa privada”. Así, los poderes reales, imperiales o republicanos, recurrieron a mecanismos de Concesión para construir –por ejemplo– la red francesa de ferrocarriles, la red de distribución de energía, la distribución pública de agua potable y las vías navegables. Estas concesiones reunían por contrato la persona pública y las empresas delegatarias que explotaban “a sus riesgos y peligros”, es decir corriendo el riesgo de quebrar y arruinar a sus accionarios. En esa época el modelo fue exportado a numerosos países y fue por medio de una Concesión que fue construido el Canal de Suez en Egipto.Como queda dicho, los Concesionarios operaban “a sus riesgos y peligros”, podían quebrar, y de hecho quebraban, en condiciones no siempre exentas de opacidad, arrastrando a la ruina a miles de accionistas. El mundo de las finanzas, la banca de negocios, solía estar asociado a tales proyectos. Históricamente, en toda Europa, es conocida la participación en Concesiones ferroviarias de célebres instituciones financieras como el Banco Rothschild.Ferdinand de Lesseps, diplomático y empresario francés,

hizo una gran fortuna construyendo el Canal de Suez por medio de una Concesión. Entusiasmado, emprendió más tarde la construcción de otro Canal, el de Panamá, tarea que dio origen a un escándalo de proporciones. Como consecuencia, Ferdinand de Lesseps fue condenado por tráfico de influencias y malversación de fondos.Cualquier parecido con hechos recientes, como la ruina de miles de pequeños accionistas que contribuyeron significativamente al financiamiento de la construcción del Túnel bajo el Canal de La Mancha, que conecta Inglaterra a Francia, no es el producto de la mala voluntad de los observadores, ni la consecuencia de algún espejismo.

“La concesión es una forma muy antigua de asociación público-privada. La técnica contractual data de la Antigüedad romana, pero es en el siglo XIX, en plena revolución industrial, que la noción adquiere todo su sentido: la construcción de ciertas infraestructuras no podía ser asegurada por las colectividades públicas pero tampoco podía ser dejada a la iniciativa privada”.

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Si traigo estos hechos a colación, es principalmente por tres razones: Primera: en las experiencias pasadas –y presentes– el éxito de las obras realizadas por medio de Concesiones no siempre estuvo presente a la llegada. Segunda: el análisis de las experiencias realizadas y el cuidadoso examen de los resultados obtenidos plantearon la ineludible necesidad –por parte de los poderes públicos– del estudio y la adopción de un cuerpo jurídico y reglamentario destinado a evitar desastres cuya dimensión ha quedado en la memoria pública y en la literatura universal.Tercera: los dudosos resultados ya mencionados, de dulce y de agraz, han traído consigo la renuencia del sector privado a participar en cierto tipo de Concesiones.Las dificultades constatadas por el sector privado en las Concesiones tuvieron, desde luego, una respuesta por parte del Estado y de las colectividades locales. Esa respuesta llevó a la autoridad pública a involucrarse en temas que había deseado evitar confiándolos a la iniciativa privada. La respuesta tomó la forma de exoneraciones de gastos e impuestos, de subvenciones, de préstamos, de garantías de tasas de interés, de garantías de monopolio local, de prolongación de la duración de las Concesiones, etc. (estudio del Departamento Transporte e Infraestructuras del Instituto de Ordenamiento y Urbanismo de la Región Isla de Francia – Funfschilling, 2006).A pesar de todo, la intervención financiera del ministerio público no logró estabilizar el sector, y el Estado francés se vio obligado a inmiscuirse cada vez más en las Concesiones ferroviarias. En el año 1878, el ministro de Obras Públicas Charles de Freycinet constituyó una primera red nacional de ferrocarriles, y adoptó un plan nacional que tocaba la navegación fluvial y las instalaciones portuarias. Finalmente, los ferrocarriles fueron nacionalizados en el año 1937, cuando se encontraban en una grave situación de déficits, tomando el nombre que perdura hasta hoy: Société Nationale des Chemins de Fer (SNCF). El renacimiento de los contratos asociados a Delegaciones de Servicio Público, a partir de los años 1980, se inscribe pues en la experiencia histórica que he estimado oportuno describir. En el año 1982 el Parlamento francés adoptó la Ley de Orientación de los Transportes Internos (LOTI) que entre otras cosas procede a una distribución territorial de las competencias en materia de Transporte Público, liberando al Estado de esa pesada carga técnico-administrativa.La LOTI le transfirió todas las competencias relativas a los transportes urbanos a los Municipios. El transporte público que en Chile llaman rural quedó en manos del

Gobierno Provincial, del mismo modo que los transportes públicos del ámbito regional quedaron en manos del Gobierno Regional, incluyendo las redes de ferrocarriles de cobertura regional.Para complementar el marco jurídico y reglamentario del sector, en el año 1993 se creó una categoría legislativa específica: la Delegación de Servicio Público.Tales “asociaciones público-privadas” son pues, –excepción hecha de las competencias propias al Estado central–, resueltas por las colectividades locales. El renacimiento de los contratos asociados a Delegaciones de Servicio Público a partir de los años 1980 se inscribe también en el marco de la profunda descentralización del Estado iniciada en el año 1981 por el gobierno del presidente François Mitterrand, bajo la batuta del ministro del Interior Gaston Deferre, quién había sido alcalde de la ciudad de Marsella y era un perfecto conocedor –porque las había sufrido– de las dificultades que trae consigo un excesivo centralismo.En el año 1981 Francia se encontraba a sólo 36 años del fin de la Segunda Guerra Mundial que había destruido su economía, su industria, sus infraestructuras, sus ciudades, y desplazado o muerto a millones de ciudadanos. La modernización de sus redes de transporte público era una exigencia vital para el funcionamiento de una economía que había conocido más de treinta años de vigorosa expansión sin prácticamente ninguna crisis económica: “los treinta gloriosos” como se les conoce hasta ahora.Coincidentemente, fue el año en que François Mitterrand, presidente recién elegido, inauguraba el primer TGV –tren de gran velocidad– que rodando a 300 km/hora unió las grandes ciudades haciendo innecesarias las conexiones aéreas con Lyon y Marsella, respectivamente la segunda y la tercera ciudades en importancia de la República. Coincidentemente, también, fue el año en que me incorporé al sector industrial ligado a los transportes públicos, acompañando el vertiginoso proceso de modernización, de profesionalización, de industrialización y de tecnificación, y el prodigioso crecimiento de la productividad, la calidad y el confort de los servicios de transporte público.Las relaciones contractuales de tipo DSP jugaron en ello un papel muy importante. La legislación francesa define la DSP del modo siguiente: “Una DSP es un contrato por el cual una persona moral de derecho público confía la gestión de un servicio público del cual tiene la responsabilidad a un delegatario público o privado, cuya remuneración está sustancialmente ligada a los resultados de la explotación del servicio…” (noción de riesgo financiero del delegatario).

¿Cuál es la diferencia entre el Transantiago y el tiempo?

El tiempo pasa...

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POLITIKAPOLITIKA 23Año V - Edición Digital Nº 81 (01.10.2014)

Desde luego existen otras formas contractuales, híbridas, derivadas de las dos grandes categorías de contratos públicos que son las DSP y los mercados públicos. Entre ellos podemos citar los censos enfitéuticos y las ventas en estado futuro de acabamiento.Conscientes de las dificultades históricas que habían confrontado las Concesiones, las autoridades públicas –me refiero a las colectividades locales que beneficiaban ya de una gran autonomía jurídica, económica y financiera– construyeron pacientemente un modelo en el que las infraestructuras, el material rodante, las herramientas electrónicas e informáticas son de propiedad pública, centrando el objeto de las Concesiones en la explotación de las redes de transporte de su propiedad. Constituida en AOT, es decir en Autoridad Organizadora del Transporte, la colectividad local ejerce sus competencias y responsabilidades en materia de política de transporte urbano, provincial o regional, inversiones, financiamiento, estructura tarifaria, infraestructuras y gestión. Al disponer de recursos financieros propios –buena parte de los cuales proviene de un tributo específico llamado “versement transport”– la AOT dispone también de una cierta capacidad de endeudamiento, así como de la facultad de emprender con estructuras de tipo Industrial y Comercial, de contratar con empresas privadas y/o públicas, de asociarse en Sociedades de Economía Mixta (SEM) con capitales privados (guardando siempre el control de la mayoría del capital), o bien con otras colectividades locales en el seno de Sindicatos a Vocación Múltiple, Corporaciones Urbanas, Comités de Aglomeración y otras formas de colaboración.Como puede verse, la gama de herramientas a disposición de la AOT es variada y flexible, y le permite no sólo definir sus propias políticas de transporte público, sino que le entrega también las armas jurídicas y financieras para llevarlas a cabo. Un esquema similar vio el día en la mayor parte de los otros países de la Unión Europea. En la muy liberal Gran Bretaña, el 97% de las redes de transporte público depende de las colectividades locales.Como quiera que sea, no pocas redes de transporte público británicas son operadas por grupo industriales franceses o alemanes, construidos al abrigo de las políticas que describo. Tales grupos operan ya en decenas de países de los cinco continentes, emplean cada una a cientos de miles de colaboradores, y explotan decenas de modos de transporte urbano e interurbano: Metros, ferrocarriles, tranvías, trolebuses, autobuses estándar, articulados y doble articulados, teleféricos, funiculares, ascensores urbanos, barcos, y otros modos menores, integrando una amplia gama de servicios, y las tecnologías más avanzadas.La adopción de normas jurídicas adecuadas ha sido muy importante en los logros que señalo. Otro elemento de vital importancia, que me parece necesario señalar, es el

que tiene relación con la constitución de un monopolio público en materia de transporte público urbano (o interurbano, o regional).Este hecho no es privativo de las redes de transporte público de Europa. El ejemplo de Singapur, ese Estado asiático –modelo de economía de libre mercado– que ha logrado construir una economía dinámica y pujante junto a sistemas de transporte público modernos, eficientes y baratos para el usuario, desechó hace décadas –como inservible– la libre competencia en materia de transporte público.En el año 1996, el Libro Blanco (White Paper on Land Transport) trazó un plan de transportes con un plazo de realización de 10 a 15 años, dotado de un presupuesto de 20 mil millones de dólares, dándole prioridad al transporte público e imponiendo fuertes restricciones al uso del automóvil privado.El Libro Blanco definió quien sería en adelante la AOT, responsabilidad que recayó en la Land Transport Authority (LTA). Actualmente, sólo dos empresas de transporte comparten la responsabilidad de los servicios de transporte público en Singapur: la SMRT Corp. que opera el Metro, y SBS Transit que explota las redes de autobuses.El señor Hen San Liew, miembro de la LTA, escribió en una publicación de la Unión Internacional de Transportes Públicos (UITP – 1998/3 Supplement PTI) lo que sigue: “Contrariamente a lo que se cree, la libre competencia

en los servicios de autobús no siempre garantiza un mejor servicio ni tarifas más baratas. En los años 1960 había once empresas de autobuses. Los servicios eran poco confiables: los autobuses eran viejos, mal mantenidos y frecuentemente estaban averiados. Los autobuses solían servir sólo las líneas más frecuentadas y los conductores manejaban peligrosamente compitiendo para ganar pasajeros”. Como ya he señalado, cualquier parecido con situaciones que hemos conocido en nuestro campo de flores bordado no es el producto de la mala voluntad ni el resultado de un espejismo. Actualmente, y desde hace

décadas, la empresa Singapore Bus Services (SBS) –con la que he tenido el privilegio de trabajar– opera más de 3 mil autobuses en más de 300 líneas, y ejerce un papel regulador que asegura servicios de calidad, confiables y a bajo precio a millones de singapurenses y malayos que vienen desde Johor Baharu, en Malasia, a trabajar a Singapur, cruzando el puente que franquea el estrecho que separa los dos países.Quisiera ahora referirme a la experiencia reciente en materia de DSP, en Concesiones que fueron definidas como una alternativa al financiamiento público de las infraestructuras y los servicios de transporte público.

“Contrariamente a lo que se cree, la libre competencia en los servicios

de autobús no siempre garantiza un mejor servicio ni tarifas más baratas. En los años 1960 había

once empresas de autobuses. Los servicios eran poco confiables: los autobuses eran viejos, mal mantenidos y frecuentemente

estaban averiados. Los autobuses solían servir sólo las líneas más frecuentadas y los conductores

manejaban peligrosamente compitiendo para ganar pasajeros”.C

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En esos casos se trata, desde luego, de echar mano al financiamiento privado para la satisfacción de una necesidad, cuando el ministerio público carece de los recursos financieros para solventarla.Hablando de Malasia, el señor Zainal Abdul Ghani, ciudadano de ese país y miembro de la Unión Internacional de Transportes Públicos, es el autor de un estudio relativo a la financiación de los proyectos de transporte público. En ese estudio, Zainal Abdul Ghani nos señala, y subraya, lo que ya sabíamos:“Las fuentes de financiamiento para un proyecto van desde el crédito bancario a los instrumentos financieros existentes en el mercado…”Zainal Abdul Ghani nos recuerda, por si fuese necesario, que a pesar de los ruegos de Juan Luis Guerra, no suele llover café en el campo. En otras palabras, si la autoridad pública no dispone de recursos financieros tiene que recurrir al crédito, ergo al endeudamiento. Un privado, o el ministerio público, pueden echar mano al recurso de levantar fondos vendiendo obligaciones (o bonos), acciones u otros activos financieros transables en el mercado. Si se recurre al endeudamiento, se activa una herramienta que el mismo autor citado define del modo siguiente: “La capacidad de endeudamiento, como se le percibe comúnmente, es la confianza en los flujos financieros futuros que aportará el proyecto financiado como principal medio de rembolsar la deuda”.La Banca, o los mercados financieros, no hacen otra cosa que transformar el corto plazo en largo plazo, jugando con el tiempo. Muy cerca de nosotros tenemos el ejemplo del principal operador privado de Transantiago que, vendiendo obligaciones, levantó 464 millones de dólares en la plaza de New York (y que, dicho sea de paso, confronta ahora algunas dificultades para honrar la deuda). Uno puede pensar lo que quiera del crédito, o sea del endeudamiento, lo cierto es que la economía planetaria difícilmente pudiese funcionar sin esta herramienta. Sin embargo, algunas malas experiencias inspiraron al famoso dramaturgo Jean-Baptiste Poclain, más conocido como Molière, jefe del grupo de teatro del rey Louis XIV, quién en su célebre obra “El Avaro” (siglo XVII), pone en labios del valet del hijo de Arpagón (el avaro), la frase siguiente: LA FLÈCHE.- “Lo juro, Señor, aquellos que piden prestado son muy desdichados; ¡y hay que soportar cosas extrañas cuando se está reducido a pasar, como Usted, por las manos de los usureros!” (Acto II, primera escena de “El Avaro” de Molière).El valet no dice usureros, dice literalmente “fesse-Matthieu”, una expresión popular e injuriosa que hace referencia al apóstol Mateo quién, antes de convertirse y seguir a Jesús, oficiaba de prestamista y de colector de impuestos por cuenta del ocupante romano en Galilea. Como puede verse, las Concesiones ya existían hace más dos mil años. No por antiguas, sin embargo, tenían buena prensa.Nuestro ya conocido Zainal Abdul Ghani precisa cuales son las garantías comúnmente exigidas por las instituciones privadas que acuerdan su concurso financiero para la realización de proyectos por medio de

Concesiones:• Los activos del proyecto, sus derechos e intereses son retenidos como garantía colateral. • Certidumbre de los flujos financieros.• Distribución de riesgos (incluyendo al sector público). • Concesión de una duración suficientemente larga.• Status de monopolio, o casi monopolio.•Compromiso de respaldo del gobierno y de las AOTs.La exigencia de la constitución de un monopolio no proviene pues de la autoridad pública, sino del mercado.Como creo haber dejado claro, el procedimiento llamado DSP reúne todas las herramientas contractuales que permiten la transferencia de los riesgos financieros, económicos, comerciales y de explotación al sector privado. Reitero que tanto las reglas jurídicas como los estudios realizados por organismos competentes señalan que “esta responsabilidad (la Concesión) induce la noción de riesgo, de donde se concluye en la gestión a sus riesgos y peligros”.El estudio del Departamento Transporte e Infraestructuras del Instituto de Ordenamiento y Urbanismo de la Región Isla de Francia señala oportunamente que “La Corte de Cuentas (una suerte de super Contraloría) ha denunciado continuamente la ausencia de toma de riesgo por parte de los concesionarios”.Esta es una de las razones que explican la renuencia del sector privado a entrar en esquemas contractuales del tipo de las Concesiones y su exigencia, señalada por Zainal Abdul Ghani, de compartir los riegos con el Estado o las colectividades locales.El principio que funda tal repartición es muy simple: si el riesgo es significativo, aumentan los costes de financiamiento, a veces en proporción geométrica, al punto de reducir la factibilidad del proyecto a cero.El sector privado postula que cada actor debe asumir los riesgos que está mejor preparado para enfrentar. Típicamente, el sector privado estima tener mejores condiciones para asumir los riesgos comerciales y los riesgos de explotación. Por consiguiente, el Estado, o las colectividades públicas, debiesen asumir los riesgos financieros y económicos.

La exigencia de la constitución de un monopolio no

proviene pues de la autoridad pública, sino del mercado.

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No escapará a vuestra sagacidad que esto nos lleva a una suerte de contradicción fundamental: si el ministerio público concesiona un servicio público es precisamente porque no tiene recursos financieros, porque no desea o no tiene condiciones para asumir una responsabilidad financiera que pudiese acrecentar su nivel de endeudamiento.Que el capital privado detesta el riesgo y prefiere un entorno de certidumbre y estabilidad es un tópico. No hay empresa que no busque ser calificada en triple A por las agencias de calificación de riesgo, como una firma que le da plenas garantías a sus accionistas, a los detentores de sus obligaciones, a los bancos que le acuerdan créditos. Para ello es vital alejarse de los sectores riesgosos, las colocaciones financieras azarosas, y los clientes de dudosa solvencia.Por otra parte la prensa suele consagrarle espacios recurrentes a la noción de “riesgo país”, es decir a la calificación del riesgo del país, o los países en los que tal o cual empresa se aventura a invertir.“El capital –como decía un célebre filósofo y economista– es tímido y asustadizo como un cervatillo”.Otra característica de las Concesiones, que el ya citado estudio del Departamento Transporte e Infraestructuras del Instituto de Ordenamiento y Urbanismo de la Región Isla de Francia pone de relieve, tiene que ver con la propiedad de los bienes construidos o adquiridos por el Concesionario.

“Los bienes edificados o adquiridos por el concesionario, llamados ‘bienes de retorno’, le pertenecen a la colectividad concedente. El concesionario dispone del usufructo durante el contrato y cuando este llega a su fin, los bienes se integran al patrimonio de la colectividad”.Esta no es una particularidad francesa. Las experiencias de Concesiones en las que yo mismo he participado –en Australia y en Italia– eran designadas bajo el acrónimo BOT, en las que cada letra tenía un significado muy preciso. B: buy O: operate T: transfer. Es decir que al final del período de Concesión la propiedad de las infraestructuras construidas, los sistemas y los equipamientos adquiridos, debía ser transferida a la autoridad concedente.Lo mismo ocurre en Gran Bretaña, país que a partir del año 1992 conoció un cierto número de experiencias de tipo DSP o Concesiones. Gran Bretaña fue el país que más Concesionó hasta la década de los años 2010. En ese año, contrariamente a Margaret Thatcher que se había contentado con lanzar privatizaciones mal percibidas por la opinión pública, el gobierno de John Major lanzó un programa de PFI (private finance iniciative: literalmente ‘iniciativa para el financiamiento privado’) cuando fue adoptado el Tratado de Maastricht que obliga a los Estados miembros de la Unión Europea a reducir su déficit presupuestario a 3% de su respectivo PIB.

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La implementación del programa PFI necesitó cuatro o cinco años, y estuvo orientado a conciliar objetivos aparentemente contradictorios:• Disminuir el gasto público• Desarrollar las infraestructuras públicas y mejorar su calidad• Aumentar la capacidad de financiamiento del sector público Más tarde, en 1997, llegó el gobierno de Tony Blair con un vasto programa de construcciones escolares y hospitalarias. Para distinguirse de su predecesor, desarrolló el término PPP (public-private-partnership) que insiste en la noción del compromiso recíproco público y privado.Como quiera que sea, los primeros proyectos en PFI aun no eran entregados en el año 1995. Eso provocó un informe del Tesoro de su Majestad (Hacienda) que confirmó las sospechas de las carencias de los PFI en materia de transferencia de riesgos y en el del mejoramiento de la gestión de los equipamientos. Dicho informe también denunció la falta de visibilidad que le generaban esos contratos a largo plazo. En los países de Common Law (no hay diferencia entre el Derecho Público y el Derecho Privado) lo que llamamos Concesiones conocen diversas variantes designadas con acrónimos según la naturaleza de lo que es delegado al sector privado:BLT: Build Lease TransferBOT: Build Operate TransferBOOT: Build Own Operate TransferBOOST: Build Own Operate Service TransferTodos terminan por “T”, y ‘Transfer’ significa que el bien deviene propiedad de la autoridad pública concedente al fin del contrato.Dicho esto debo llamar vuestra atención sobre un elemento significativo: en una Concesión, la remuneración del concesionario proviene:• de la autoridad pública: quién paga es el contribuyente, o bien• del usuario: por medio de la tarifa de utilización del servicio. Si por decisión de la AOT quién paga es el usuario, es lícito hablar de la constitución de un monopolio con clientela cautiva en beneficio del concesionario. De ahí que sea necesario subrayar la importancia del marco jurídico y reglamentario que preside al establecimiento de Concesiones, y la imprescindible exigencia de calidad del contrato de Concesión. El Instituto de Ordenamiento y Urbanismo de la Región Isla de Francia lo define de este modo: “Un buen contrato es aquel cuya calidad de redacción protege a la persona pública contra toda deriva y la baja de la calidad del servicio”. El estudio del IOURIF concluye en que “Contrariamente a lo que se había pensado inicialmente (en Gran Bretaña), los operadores privados no han manifestado un gran interés por las ‘iniciativas privadas de financiamiento’”, y termina señalando que “Finalmente, las PIF han caído bajo la sospecha de ser bombas de tiempo fiscal y permanecen bajo una estrecha vigilancia”.

Lo que trae a nuestra memoria la película checa del realizador Jirí Menzel, estrenada el año 1966, y cuyo título es “Trenes rigurosamente vigilados”. Estamos en el transporte público. El film recibió el Oscar y el Globo de Oro a la mejor película extranjera.¡No saben los redactores del estudio del IOURIF a qué punto tienen razón! Para ilustrarlo citaremos dos ejemplos de la vida real. Uno que concierne a Francia, y el otro a Chile.El caso francés se refiere a la Concesión del Centro Hospitalario del Sur Francilien situado en la ciudad de Évry. Manuel Valls, en su calidad de Alcalde de Évry era el presidente del Consejo de Vigilancia. Actualmente funge de Primer Ministro de Francia, esto no es broma. Cuando el concesionario entregó el edificio, un control somero encontró más de 8 mil fallas, irregularidades, defectos y vicios técnicos, lo que provocó un retraso superior a un año en su puesta en servicio. Sin embargo, el Hospital tuvo que comenzar a pagarle inmediatamente el ‘alquiler’ al concesionario. Ese modesto alquiler, de 40 millones de euros anuales, se prolongará durante 30 años, lo que da la bella suma de 1.200 millones de euros. La inversión del concesionario fue de apenas € 344 millones. La Contraloría Regional (Chambre Régionale des Comptes) ya lo había denunciado: “Una simulación para un crédito de 344 millones de euros a 30 años da un costo final de € 757 millones, en vez de los 1.200 anunciados”. Si se le hubiese confiado el trabajo a los servicios públicos se hubiesen ahorrado € 500 millones. ¿Suena conocido?El caso chileno, el Transantiago, es aún más extraordinario: la remuneración del Concesionario proviene de la autoridad pública y de un usuario constreñido al uso de los servicios de un monopolio, en calidad de cliente cautivo. Hasta ahora los desequilibrios económicos han sido resueltos por un aumento de la tarifa y por el aumento del subsidio estatal.¿Dónde está la transferencia de riesgos propia a las Concesiones?Un cálculo realizado por mi muy estimable y estimado colega, el ingeniero Francisco Salcedo, que nos hace la amabilidad de estar presente en este Seminario, demuestra que sólo en tecnología –muy obsoleta e ineficiente– Transantiago terminará por costar la friolera de 1.670 millones de dólares, mientras que en Europa un suministro de volumen similar, con tecnología de última generación, cuesta apenas 150 millones de dólares, o sea once veces menos.La guinda que corona esta torta amarga de las Concesiones del Transantiago: Al fin del periodo de Concesión, a pesar de la masiva participación financiera del Estado, ningún bien pasará a ser propiedad pública. En la redacción de los contratos algún leguleyo olvidó la “T” de transfer.

Señor ex presidente de la república: ¿está seguro de que hay que concesionar todo lo concesionable?

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POLITIKANo escuchéis lo que dicen, Mirad lo que hacen...

Editor general: Luis Casado.Colaboradores: Arturo A. Muñoz - Esteban González - Peter Schiff - Gianni Candotto - Forges - El Roto Margarita Labarca Goddard - Jorge Zabalza - Giles Tremlett - Ignacio Escolar - Palomo.Diseño gráfico: POLITIKA Traducciones: POLITIKA

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