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Revista MTA N7 - Noviembre 2012

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Edición Número 7 de la Revista MTA. Esto es Schoenstatt.

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Ceterum censeo Carthaginem esse delendam1. Esta expresión se utiliza para hablar de una idea fija que se persigue sin descanso hasta que es realizada. El P. K. le preguntaba a su gente, “¿Cuál es tu ‘Ceterum censeo’?”, ya que sólo “temo al hombre de una sóla gran idea”.

Actualmente estamos entrenados para resolver varios temas a la vez. Windows potenció nuestra capacidad de tener muchas ventanas abiertas y ser muy hábiles a la hora de responder simultáneamente muchos tiros. Pero interiormente, los hombres seguimos siendo primitivos y nuestro corazón arde por una sóla cosa por vez.

¿Cuál es tu Ceterum censeo? Qué es lo que hoy te mueve, lo que hoy te preocupa, lo que hoy te da bronca, lo que te entusiasma. Porque donde se mueve tu corazón hay un espíritu que está hablando. Puede ser un espíritu del mundo o el Espíritu Santo. Y no escuchar al Espíritu Santo sería una tremenda picardía.

Será necesario bucear en nuestro interior para llegar a lo que verdaderamente nos inquieta. Necesitamos silencio exterior, y

1 (“Además opino que Carthago debe ser destruida”) es una famosa locución latina. La frase es atribuida a Catón el Viejo y la pronunciaba cada vez que finalizaba todos y cada uno de sus discursos en el Senado romano, alrededor del año 150 a. C.

un tiempo concreto para hacerlo. El lugar está claro: el Santuario… Y ahora que hablo del Santuario… ¿no será que el Santuario está siendo el Ceterum censeo de Dios?

Cuando trabajamos en nuestro mundo interior podemos caer en la trampa de no tener en cuenta lo que le pasa a Dios. Él pone acentos vitales en nuestro corazón, Él nos trabaja paso a paso y lentamente.

Durante este año dijimos que el Santuario es fuego que hace arder la espiritualidad de la Juventud de Schoenstatt. Es el lugar donde

se enciende nuestra relación con Dios. Es donde se despierta el fuego de la misión. Como signo, todos los martes del 2012 a las 22:00 hs. hubo por lo menos un JM adorando a Jesús en el Santuario, y continuaremos en eso en lo que queda del año. Además en este año nos enteramos que el Santuario Original (el primer Santuario), será

nuevamente de la Familia de Schoenstatt, y que debemos conquistarlo espiritual y materialmente. Será nuestro gran regalo de Alianza hacia el 2014. Por último el año que viene nuestro Santuario de San Isidro celebra sus 25 años.

Son datos… o voces.

Creo que Dios es el más firme a la hora de mantenerse con una sóla gran idea. Él sabe que es la única forma de despertar vida, vida fuerte. ¿Te sumás a esta invitación?

Cada hora que “perdés” en el Santuario es una oportunidad que le das a la Mater de cambiar el mundo desde tu corazón. Tiempo Santuario es tiempo de entrenamiento para los misioneros de María. Dejemos que el Santuario sea cada vez más nuestro Ceterum Censeo: viví Santuario, regalá Santuario.

P. FacuASESOR JM BS. AS.

¿Cuál es tu Ceterum Censeo?Palabras del Asesor

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Arranqué este Cenáculo con muchísimas expectativas porque un fin de semana con veinte amigos del colegio siempre promete que va a ser divertido en cualquier lugar pero, además de eso, siempre escuché hablar de los cenáculos como una experiencia muy fuerte y que servía muchísimo.

La verdad es que no me defraudó ni un poco. Es más, superó mis expectativas. El hecho de hacer un Cenáculo sólo con tus amigos y que los que te lo den sean gente que fue al mismo colegio que vas vos, lo hace algo único. Yo personalmente sentí que, como tuvieron una formación muy parecida a la nuestra, lo que ellos nos decían nos llegaba muy profundo porque nos sentíamos muy identificados

con ellos.

Ver a amigos míos que creía que ni iban a Misa metídisimos en las adoraciones o rezando, es algo que sólo experiencias como ésta pueden lograr. A la gran mayoría nos ayudó a reconstruir nuestra amistad con Dios y todos nos

fuimos felices y con muchas pilas.

Conclusiones yo saqué miles. Una de ellas es que a Dios no hay que tomárselo como un juez que nos mira distante y que controla si estamos haciendo bien o mal las cosas. A Dios hay que tomárselo como un amigo. Hay que contarle todo lo que nos pasa, lo bueno y lo malo. Así, la Fe se hace mucho más “llevadera”. Ya la relación con Dios

es algo mucho más maduro.

También aprendí a vivir a Dios en todo momento, a reconocerlo cuando está actuando. Hay que empezar a vivir la vida preocupándose por cómo está el otro, sonriendo en casa, saludando al del bondi en vez de decirle

directamente “$1,10”, pavadas que, acumuladas, hacen que la vida dé ganas de ser vivida.

Este Cenáculo “Fons Vitae” fue algo que a todos nos hizo ver a Dios de otra manera, nos ayudó a conocer más a nuestros amigos y aún más a nosotros mismos. Para los que tengan la posibilidad de hacerlo, no duden ni un segundo y háganlo. ●

Por Santiago MacLoughlin

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Ya estamos caminando el trayecto final del año, se acerca el 31 de diciembre y con eso se acerca también la misión.

Se viene MTA, se empieza a respirar en el aire ese clima de misión. Los flyers de los rodajes generales andan dando vueltas por ahí, en el SUM de San Isidro se empiezan a apilar cajas con vaya a saber uno qué cosas, en el jardín se ven cada vez más grupos preparando actividades, nos empezamos a preguntar de qué lado de San Nicolás nos tocará ir... ¿San Cayetano? ¿Santa Clara? ¿Quién será mi pareja de misión? ¿Me tocarán cuadras copadas? ¿Seré uno de los afortunados que misione un kiosco o una heladería?

El año pasado MTA empezó un nuevo ciclo de misiones. Dejamos atrás el partido de Villarino que nos había recibido por tres años en los pueblos de Médanos, Buratovich, Ascasubi y Algarrobo, y ahora nos toca ir a una ciudad: San Nicolás. La misión pasada pudimos descubrir que la realidad de la gente y los desafíos son otros. En diciembre volvemos a las parroquias de San Cayetano y Santa Clara, parroquias linderas pero con características distintas. El año pasado se hizo un muy buen trabajo, pudimos conocer a los párrocos, las zonas, la gente, y conocer la situación de uno de los santuarios marianos más importantes de nuestro país. Las actividades y la noche joven fueron un éxito. Por todos estos

motivos esta misión nos presenta un desafío, necesitamos redoblar la apuesta y prepararnos muy bien para esto que se viene.

Este año el lema que nos va a acompañar durante el tiempo de misión es “Tu eres mi Hijo amado”. Son las palabras del Padre al Hijo en el bautismo de Jesús en el Jordán. El 11 de octubre empezamos a vivir junto a toda la Iglesia el año de la Fe y MTA no podía caminar en otra dirección. El lema nos recuerda que cada uno de nosotros es hijo de Dios por el bautismo, que somos los predilectos de Dios y esto lo descubrimos a través de la Fe. Queremos que los rodajes y la misión sean un tiempo en el que podamos revivir nuestro bautismo y que cada uno pueda hacer su propia profesión de Fe, para luego poder llevar este mensaje a toda la gente de San Nicolás. Poder ir sin miedo a hablar de Dios. El Padre Pablo suele decir que el único requisito para ir a misionar es tener una experiencia de Dios, y esto es porque cuando vamos a misionar lo que hacemos es ir a compartir nuestra Fe, compartir ese testimonio.

Este año queremos hacer especial hincapié en las visitas a las casas, que vuelvan a ser el centro de nuestra misión y que en las visitas cada misionero pueda contar su experiencia personal de Dios.

En este clima de preparativos no podemos olvidarnos de lo más importante que es rezar, sin oración no hay misión y prueba de esto es que la patrona de las misiones es Santa Teresita, una monja de clausura. Sigamos su ejemplo y recemos mucho por San Nicolás y su gente. ●

Por Fran Ronchino(Rector Gral. Misión MTA)

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La historia de cómo llegué a Schoenstatt es larga y se va repitiendo cada día, cada año. Creo firmemente que fue la Mater la que me trajo acá, a mi segunda casa, lugar donde encontré grandes personas con las que pude compartir muchas cosas no sólo mías, sino también de ellos. La pregunta no es el cómo entré, sino el por qué estoy acá, por qué acepté escribir este artículo.

Me acuerdo que cuando era más pibe me creía que por ser de Schoenstatt era un capo, que por saber mucho de Dios, que por misionar y porque me importaban cosas que a otros no, era un groso. Por ahí una muy leve verdad hay en eso, pero no es cierto que soy un capo, ni mucho menos que la tengo re clara. Estoy en Schoenstatt porque sin Dios, sin la Mater, sin mis hermanos en la Alianza, sin el Santuario, no llegaría a ningún lado y todo me costaría setenta veces siete más. Si en algún momento creo que soy fuerte en la Fe y que eso me hace bueno es porque estoy con Dios y Él es el que me hace groso, no yo. No sé si será muy extremista o qué, pero sin el

amor de Dios creo que no llegaría a ningún lado.

La peor de mis tentaciones y el peor de mis pecados quizás haya sido ese: olvidarme que Dios me eligió a mí no por lo que puedo o no puedo hacer, sino porque me ama y quiere hacer grandes cosas conmigo, al igual que con todos, y así en consecuencia de todo eso pensar que me elige a mí por alguna capacidad imaginaria. Si lo llevamos a la matemática uno vale por uno y Dios por mil, si nos sumamos a Él el resultado va a ser mucho mayor.

Schoenstatt fue mostrándome la humildad de la Mater. Cada mitad de año tengo una crisis existencial con Dios (el año pasado fue la peor) y cada vez, a su debido momento, esa humildad me contagiaba y con ella aprendía una y otra vez a hacerme humilde en la Fe, a confiar un poquito más, a pedirle un poquito más, a darme cuenta de que no importaban mis enojos, broncas o dudas, que cada vez que me sentaba en el Santuario o que rezaba una Consagración la vida era más linda.

Hoy es el día que no me imagino sin Schoenstatt, tal vez los próximos años no siga tan metido en la rama o en la misión, pero no me imagino sin rezar la Consagración, sin pasar por lo menos una vez por el Santuario. Hay una parte de la Mater que es mía y una parte mía que es de la Mater, y esas partes se unen en el Santuario y logran cosas increíbles, tal vez a simple vista no

se ven (tal vez algunas nunca las vea) pero a la larga te vas dando cuenta que ahí está Dios y que ahí Él va obrando en vos.

Sí, esto lo podés tener en cualquier lugar. Dios está en todos lados. Pero nadie me quita lo bailado, nada va a poder compararse a noches de vigilia en el Santuario cantando con mis amigos, misiones, rosarios, campamentos, mis coordinados, mis confesiones, mis comuniones. Mi Fe se nutrió y se nutre ahí, es por eso que hoy estoy en Schoenstatt, es por eso que este año le dedico tanto, porque es mi manera de agradecer y de devolver tanto amor con un poco de tiempo, garra y corazón.

Una y otra vez el cuadro de la Mater me sorprende, esa pintura en lo alto con Jesús en sus brazos, una mirada profunda que te mira y te dice: “No me importa qué tan bien lo hayas hecho o qué tan mal, levantate, acá tengo lo más grande que te puedo dar, acá tengo a Jesús, ‘levántate y síguelo’, quiero que se lo lleves a todos los que puedas allá afuera, porque esto que estás viviendo no es sólo para vos, es para todos y de nada sirve si te lo quedás para vos sólo”.

Por eso soy de Schoenstatt, porque la Mater me trajo acá, y no importa qué pase el día de mañana, siempre voy a tener esa parte y ella siempre tendrá la otra. Le estoy en deuda.

“Servus Mariae Nunquam Peribit”.●

Por Santiago Velasco

SCHOENSTATT SOY YOMi Alianzade Amorcon la Mater

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Así como experimentamos el amor de Dios, también nos podemos sentir Iglesia. Es posible pertenecer a un lugar al que siempre se pueda volver, siempre acompañados por Dios.

Muchos, se preguntarán, ¿por qué es difícil amar a la Iglesia? Algunos dirán que es porque posee riquezas, otros dirán que se cometen robos y otros dirán que prevalece la corrupción y el escándalo. Y nos seguimos cuestionando, ¿cómo podemos querer esto?

Es simple. Jesús, se hizo hombre en este mundo, para que de alguna manera sepamos que realmente existe. Nos ha dado amor, y sobre todo, se ha transformado en hombre para asumir nuestros pecados, y con ellos también los pecados de la Iglesia.

No olvidemos, que la Iglesia es el cuerpo de Cristo vivo y flameante en nuestros corazones. Es allí donde la fuente de vida hace surgir lo más bello que hay en esta vida, e

influye en nuestro ser. Por lo tanto, la Iglesia, se la reconoce como una entidad de doble naturaleza, humana y divina, que también es santa y pecadora, respondiendo a nuestras acciones humanas, puesto que nosotros como hijos de Dios, somos partícipes de ella.

No debemos dejarnos apresar por su pecado pero sí comprenderlo: amar de verdad es amar hasta el dolor, y a la Iglesia, por la que Él dio la Vida, tenemos que amarla en sus defectos y en toda su divinidad.

El padre Kentenich - fundador de la obra de Schoenstatt - vuelve

en 1965 a Schoenstatt, Alemania, donde permanece hasta su muerte. Durante esos últimos años desarrolla una intensa actividad dedicándose especialmente a la formación de las comunidades dirigentes de la Obra a través de jornadas, retiros, conversaciones

personales y una intensa actividad. Realmente, el padre ha amado hasta lo más recóndito de su ser, ha comprendido muy bien el legado que ha dejado Jesús, ser Iglesia para el mundo. Vemos una vez más, que la Iglesia ha sido conformada para que nosotros seamos verdaderos reflejos de un amor puro y desinteresado hacia los demás.

Juan Pablo II decía: “enamorarse de la Iglesia, a pesar de manchas y arrugas, pues es ella la caricia

del amor de Dios en el mundo”.

En fin, Dios nos ha creado para que en este mundo lleno de injusticias y dolores, seamos resplandores de su amor paternal y misericordioso. Puesto que sólo lo conseguiremos si juntos como Iglesia nos unimos en su amor. ●

Por Lucas Gauna

SCHOENSTATT SOY YO

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¿Cómo y cuándo llegaste a Schoenstatt?

Schoenstatt lo conozco desde 1979, por las convivencias de mis hijos, pero nunca me había acercado al Movimiento. En 1996 me ofrecen este trabajo de medio día que lo tomo agradecida, pero como algo provisorio, porque en ese momento necesitaba plata y un trabajo full-time. Para mis adentros dije, “en dos meses me voy”. Y bueno, después me fui encariñando con la gente, con el lugar, y fui teniendo un lugar propio. ¡Y hace 16 años que estoy acá!

¿Qué fue lo que te atrajo del trabajo?

El vínculo con la gente para mí fue muy importante, ver el fenómeno de Schoenstatt que atraía y encendía a mucha gente, que venían jóvenes, y que todo fue cambiando. Me pareció que hacía algo útil. Yo también me sentía útil, por esto de sentirme cómoda, de

tener los vínculos con la gente y de ayudar para el funcionamiento de esto. Los vínculos hicieron que conociera a unos y a otros, tenía una buena llegada. También me gustó la pedagogía de Schoenstatt, y trabajar para ella. Me gusta ver crecer a los jóvenes que vi desde un comienzo y ahora están casados y tienen hijos. Me gusta acompañar ese proceso.

¿Cuáles son tus ocupaciones como secretaria, y cuál es la relación que tenés con la Juventud en cuanto a tu trabajo? Mi trabajo es atender a la gente. Y me parece que son los vínculos, tratar de vincular a todos, quien necesite con quien necesite. Y cuando los jóvenes dan ese salto de ya pertenecer y entender esto de adentro, ahí es cuando empieza el vínculo conmigo. Cuando toman el lugar como propio, porque vienen a almorzar, vienen a estudiar, o lo que sea, ahí se da el salto después acá. Es como que no todos ven que estoy, pero cuando alguien

empieza a mirar más, ahí me ven.

¿Qué opinás de la presencia de los jóvenes en Schoenstatt?

La presencia de cada joven en el Santuario es muy importante. Luego vendrán las actividades en conjunto con la Familia. Allí podrán prestar su colaboración para cualquier proyecto de las ramas y también pedir ayuda para los de las Juventudes. Es el mismo funcionamiento que tienen sus familias en sus casas. Es fundamental estar presente para generar vínculos. Es necesario conocer para querer. Es muy lindo ver que la Familia de Schoenstatt trabaja junta y en equipo. No se lo pierdan, ¡sean parte!

¿Qué diferencias notas entre la Juventud de antes, la que estuvo a los principios de tu trabajo, y la de ahora?

Cuando yo empecé acá había muy pocos. Después hubo una explosión. Creo que fueron una serie de

Todos los que vienen al Santuario la ven, pero no todas la conocen. La secretaria del Santuario de San Isidro, Elisa Colombres, es una de las personas que durante tantos años ayudó en el funcionamiento y crecimiento del lugar. Hoy queremos conocer más a una de las personas que más conoce el Santuario desde adentro.

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acontecimientos consecutivos, donde una cosa llevó a la otra, que hizo que esto crezca. Primero la llegada del Padre Pablo, que fue muy importante para captar más jóvenes. La diferencia entre tener la misa los domingos a la noche y no tenerla fue una diferencia grande. Antes los domingos no se hacía nada, y la misa de la noche fue muy convocante, donde nació todo un grupo nuevo de gente joven. La misión y los frutos de Nico Aguirre también hicieron lo suyo con todos los grupos que se formaron, y ahí se fue multiplicando. Era m o n s t r u o s a la cantidad de jóvenes que había. Creo que todo eso causó el boom, y ese fue el punto de despegue para los jóvenes aquí. Al crear más ofertas, abrir espacios, se da la oportunidad de que venga más gente... Ahora bajó un poco la cantidad de jóvenes. ¿Y por qué pensás que pasa esto? Creo que en parte se debe a la falta de comunicación, que no es un tema fácil para nadie. También me parece que depende del personaje que sea jefe de la Juventud, aunque creo que cada uno tiene su razón de ser jefe, y que no importa que tenga otros estilos y que sea más comunicativo o menos, o que convoque más o menos, me parece que todo es útil para la JM. Simplemente son estilos diferentes, nada más. A pesar de todo, me parece que los jóvenes son los mismos, el espíritu

de juventud siempre sigue siendo igual. Los tiempos de hoy son más complicados, hay menos tiempo, es difícil. Creo que ahora hay más exigencias para los jóvenes. Me parece que los tiempos eran más pausados antes, para todos.

Cuando entraste, ¿hubo algo del movimiento que te haya llamado la atención?

Me sorprendió que la estructura de Schoenstatt no es piramidal, más bien tiene una base grande donde muchos opinan. Eso a veces

hace difícil que las cosas se hagan, pero por otro lado también me gusta porque le da la oportunidad de participar a todos. También me parece muy lindo que la liturgia de Schoenstatt sea más humana y más vivida. Y el mensaje de los sacerdotes también, es esperanzador, no se condena. Especialmente este Santuario de San Isidro rodeado de jóvenes me parece maravilloso.

Sobre la Juventud del Movimiento me llama mucho la atención, y me emociona, cuando arman

horas santas, adoración, cuando toman el Santuario como propio… Quizás esa también sea una de las diferencias que veo con otras ramas: Cuando cualquiera de ustedes asume Schoenstatt, porque les gusta, el Santuario es de ustedes, y así lo disfrutan. Lo sienten como propio, vienen, ocupan lugares, horarios que se les ocurre… Es más fuerte la presencia de los jóvenes en el Santuario que la de otras ramas.

Hubo etapas en que alguien me llamaba al celular a la una de la

mañana para decirme, “¿Puedo ir al Santuario ahora?” Más allá de que era un plomo recibir un llamado a esa hora, ¡era b u e n í s i m o ! Aunque suena un caos en alguna forma, que muchos tengan llave, y que vengan a horas desprogramadas, yo creo que es m a r a v i l l o s o . La verdad que es algo

que me emociona y me alegra enormemente. ¿Cuál es tu motivación para seguir trabajando después de 16 años?

Lo del principio, el vínculo con la gente. Es lo que me gustó, es lo que me terminó enamorando, y me parece que está bueno, de un lado y del otro… Me hace bien, me gusta, y creo que les soy útil a todos. Lo siento muy propio al Santuario. ●

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Eran las cinco de la mañana en Capitán Juan de San Martín. Los peregrinos de San Isidro esperábamos la combi que venía de Confidentia. Cada tanto aparecía una escolar llena de gente, pero resultaban ser los muchachos de la Horqueta que volvían a sus casas después de una noche de enfieste. Al ver cómo esta gente se iba a dormir, y al pensar en todos los kilómetros que teníamos por delante uno se planteaba: “¡¿Qué estoy haciendo?!”. Llegó la camioneta de Rafa, nos subimos y nos fuimos para Maschwitz, nuestro punto de partida para la peregrinación.

Tuvimos una Misa junto a los otros 400 peregrinos, y enseguida nos pusimos en marcha. Habiendo caminado unas pocas cuadras, me volví a preguntar, “¿Qué estoy haciendo?” Por suerte vino el Padre Facu y me reformuló la pregunta: “Y vos, ¿por qué viniste?”. Fue entonces, cuando le di un propósito a mi peregrinación, y fue éste mismo el que me acompañó durante los cuatro días en los momentos en que estaba cansado y cuando estallaba de alegría, en los ratos de oración, en los rosarios, en las Misas, en todas las charlas que tuve durante el viaje, y mucho más. Cada día que pasaba lo tenía más presente,

pero NO porque necesitara auto motivarme para seguir caminando, sino porque uno lo iba charlando, lo iba ofreciendo, lo iba rezando, lo iba haciendo parte de uno. Con el pasar de los kilómetros, de los rosarios, de las buenas charlas, uno lo iba sintiendo cada vez más propio.

Volviendo al principio, cuando empezamos a caminar tenía mil

cosas en la cabeza. Tenía dudas, preocupaciones, estaba ansioso por llegar. Pero a medida que avanzaba, que cantaba, que charlaba, que rezaba, esas cosas iban desapareciendo, o mejor dicho, las iba reemplazando por Jesús y María. Aunque parezca ilógico, a pesar del cansancio y del sueño, cada día que pasaba era mucho mejor que el anterior, y mucho más lleno de alegría. Y cuando me di cuenta que el cansancio era proporcional a la alegría, me di cuenta que cuanto

más peregrinaba a San Nicolás, más me peregrinaba la Virgen a mí, y más me acercaba a Jesús.

Después de cuatro arduos días de caminata, llegamos a San Nicolás, ¡y fue una fiesta! Más allá del entusiasmo de por fin llegar, de cumplir con nuestro objetivo, yo creo que nuestra alegría no pasaba por ahí, sino por haber compartido cuatro días de caminata con

Jesús y María. Cuando llegamos me sentía mucho más despojado de las cosas, pero mucho más lleno. Había caminado durante cuatro días enteros, pero había cantado hasta hartarme, le había encontrado el “gustito” al rosario, lo había compartido con un grupo de gente increíble, había forjado

un vínculo con María, y me había acercado a Jesús.

Conocí mucha gente, charlé de temas profundos, me hice amigos, dormí en el piso, canté, salté, grité, bailé, me confesé y me gustó rezar el rosario. Pero entonces… ¿qué fue San Nicolás para mí? Fue un encuentro con el Señor, pero distinto a los que ya había tenido. Fue un camino que me llevó hacia Jesús y María, ¡en el cual me acompañaron Ellos mismos! Fue un camino que me llenó de vida, de amor, ¡me llenó de Cristo! ●

Por Roberto D’Alessandro

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Empecé a caminar a Luján creo que en el año 2008, y desde ahí no paré de hacerlo. Creo que fue en ese mismo año donde mi Fe empezó a brotar, quizás un poco antes con Schoenstatt, pero ese año ayudó mucho mi confirmación, Pascua Joven, la misión MTA, para que hoy esté seguro de que Dios me acompañó desde que nací, y lo hará hasta el último día de mi vida.

Un día un amigo, ateo, me preguntó si no me parecía absurdo creer en Dios, si no me parecía algo demasiado loco. Lo pensé un poco, y la verdad que sí, es extremadamente loco. Creer con tanto fervor y durante tanto tiempo en algo que ni siquiera sabemos qué forma tiene, es descabellado. Pero después lo pensé un poco más, y un poco más, y de repente, un poco menos. Y me di cuenta de que no tengo la más mínima idea de por qué yo creo en Dios, pero al mismo tiempo, estoy seguro de que Dios existe. Es raro, sigue siendo loco, pero es así, y para mí, así siempre lo será.

La peregrinación a Luján es reconocida como una de las manifestaciones de Fe más grandes de toda la Argentina. Mucha gente camina para pedirle algo a la Virgen, y a Dios. Muchos otros caminan para agradecerle. A

mí, sin embargo, siempre me costó saber por qué camino. Este año volví a caminar, y me hicieron la pregunta difícil: ¿por qué caminás? Esta nota es mi respuesta.

Nuevamente, sin embargo, voy a tener que decir lo mismo: ¡no tengo ni idea! Porque es así, la Fe es mucho más que una herramienta que nos ayuda a vivir, a entender las cosas. La Fe es un

estilo de vida. Y así como cuando uno escucha música no sabe bien para qué lo hace, simplemente la disfruta, así como cuando uno respira no se pone a pensar cómo ni por qué, simplemente respira, así como cuando uno se enamora de otra persona no sabe bien qué sentido tiene, simplemente ama, así, cuando yo camino a Luján, no sé por qué lo hago, simplemente camino, vivo mi Fe. Y esto seguramente no me pasa sólo a mí.

La peregrinación a Luján es una de las manifestaciones de Fe más

grandes no simplemente porque la ruta se llena de gente, sino porque esa gente está unida por un mismo Dios, por una misma forma de vivir. Es porque si un grupo de gente que camina se pone a rezar un rosario, otro grupo de gente se pone a rezar a la par, es porque cada diez minutos tenés a alguien que te pregunta cómo venís, y te acompaña más allá de si te quedás atrás o vas primero, más allá de

si caminás 35, 70 o 90 kilómetros. Es porque nadie te ve como a un payaso cuando te ponés a saltar de alegría cantando “la cumbia de Cristo”, porque esa alegría la comparten todos, es la alegría de ser amigo de Jesús.

Camino, entonces, porque al caminar es cuando Jesús se

hace más presente. Él está en los que me rodean, él está en las canciones, en las oraciones, en mis piernas cansadas y en mi cabeza despierta. Es caminando cuando uno se da cuenta de lo que tiene, porque lo que nos permite seguir caminando a pesar de todo, es Dios en nosotros. Para que la Fe sea algo más que una palabra, para que nuestra vida y nuestra Fe no sean dos cosas separadas, para que la Fe se haga tangible, debemos caminar. ●

Por Pedro Eisner

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Por Pablo PrinczCoordinar un grupo; ser rector de misión; ser Sub-Jefe de Rama; crear una corriente de vida; “Dejo todo o me voy”. En Schoenstatt me descubrí hacedor y líder. Me di cuenta de que podía transformar la realidad, motivar, y despertar el liderazgo en otros. En definitiva, me di cuenta de que quería que mi vida tuviera ese tipo de trascendencia y protagonismo en los demás.

Fue por eso que decidí a animarme a dar mi propio “salto mortal”. Recibido de la universidad y con una experiencia de casi tres años trabajando en Recursos Humanos en una empresa de bebidas, en diciembre de 2010 me uní como profesor full-time de Enseña por Argentina (EpA), decidido a especializarme en política educativa y trasformar la educación de mi país.

EpA es una fundación que quiere contribuir a la calidad educativa en Argentina reclutando a los mejores graduados universitarios para que trabajen (rentados) durante dos años en escuelas que atiendan a estudiantes de contextos vulnerables. Al finalizar los dos años, los profesionales acceden a convenios con empresas y organismos públicos para continuar su desarrollo profesional en sus ámbitos específicos, pero mucho más comprometidos con la calidad educativa del país y habiendo podido ofrecerle oportunidades educativas a los

que más las necesitan.

En EpA encontré un grupo de jóvenes profesionales unidos por una gran misión: que todos los jóvenes de la Argentina reciban una educación de calidad. Trabajo en tres escuelas de los barrios de Virreyes, La Cava y Las Tunas, llegando a más de 190 alumnos. Recibo apoyo en formación y tutorías, y estoy terminando el profesorado en la Universidad Austral. Además, como nuestro

proyecto es parte de la red Teach for All (presente en 25 países), este año tengo la oportunidad de integrar un grupo de investigación con ocho profesores de India, China, Brasil, Chile y Argentina, sobre las mejores prácticas docentes en contextos vulnerables.

Cada vez que entro a un aula tengo la enorme oportunidad de motivar, despertar intereses, transmitir valores, escuchar y acompañar. Disfruto la posibilidad de generar vínculos de confianza con tantos que valoran el compromiso, la pasión, y el cariño en la labor cotidiana. He podido acompañar el crecimiento de

muchos que hoy pueden visualizar muchas más oportunidades para su futuro. Y aunque también he visto lo contrario (chicos que repiten y que abandonan a veces sin dar explicaciones), la fe que tengo hoy en el futuro de mis alumnos es infinitamente superior que al empezar.

La experiencia sigue siendo ardua y desafiante. No es fácil que los chicos abracen siempre las

propuestas que uno les lleva, acostumbrados a desconfiar de tantas promesas incumplidas. Sin embargo, hoy me siento orgulloso al ver sus progresos académicos y no-académicos, y al reconocerme siendo un referente para ellos.

Pero además de educador, también me siento “puente” entre tantas personas que

quieren comprometerse y no saben cómo. Amigos y familiares que empezaron a donar becas para alumnos, comprometiéndose con colegios y ONGs; otros que han venido a mis clases a dar charlas, clases y testimonios, que difunden y aportan económicamente a nuestro proyecto y que incluso se han postulado para ser profesores. Hoy sé que puedo y quiero ser protagonista del apasionante desafío de que cada vez más chicos de la Argentina puedan soñar en alcanzar grandes metas accediendo a una educación de calidad. ●

w w w . e n s e n a p o r a r g e n t i n a . o r g

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Adhesiones

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