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REVISTA Remolinos de Historia

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Revista de Historia IFDC El Bolsón

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Comisión de

Publicación

Mateo López

Pablo Salomón

Laura Lañin

Gabriela Hernández

Diseño

Mateo López

Responsables de

corrección para este

Número

Andrea Nilles

Claudio Risiglione

Pablo Salomón

El Bolsón Rio Negro

Septiembre de 2013.

Instituto de Formación Docente

Contínua El Bolsón

R emolino de Historias es la revis-

ta digital del profesorado de

Historia del Instituto de Forma-

ción Docente Continua El Bol-

són.

La experiencia está fundada en un trabajo

colectivo de docentes de la carrera para la

publicación de las producciones escritas

que desarrollan los estudiantes en los dis-

tintos espacios académicos del profesora-

do, y que suelen tener en su contexto de

producción, el formato de trabajos prácti-

cos específicos, parciales domiciliarios,

ponencias para congresos y Jornadas de

Historia, como también algunos escritos de

los propios Profesores, enmarcados en

diversas motivaciones y ámbitos de pro-

ducción.

Remolino de Historias intenta socializar a

la comunidad educativa del IFDC El Bolsón,

algunas de las problemáticas históricas y

pedagógicas que motivan las discusiones

en diversas materias de la carrera. Remo-

lino de Historias pretende superar las limi-

taciones que imponen las instituciones

cerradas a sus propias comunidades,

apostando a las diversas tecnologías que

facilitan la circulación y distribución del

conocimiento, para llegar más lejos de lo

que en muchas oportunidades, solo queda

en el aula.

Remolino de Historias intenta ser solo el

inicio, de otras múltiples discusiones, que

se repliquen en otros medios de difusión,

en otras aulas, en otras instituciones, .. en

otros tantos contextos como lejos pueda

llegar…

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Editorial

Por Pablo Salomón………………………………………………………………………………………..……………………………………4

El Kirchnerismo, la oposición y la reivindicación de derechos

Por Sebastián Marino………………………………………………………………………………………....…………………………… 6

Apropiación de tierras fiscales y recursos naturales bajo el falso lema de “preservación

del medio ambiente”

Por Andrea Nilles y Andrea Bello………………………………………………………………….……………………………… 18

Un Horizonte Dorado

Por Romina Bianchetti…………………………………………………………………………………………………………………..31

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L as comparaciones suelen ser odiosas, obligadas, preestableci-das. Sin embargo el intendente de El Bolsón Ricardo “Caleuche” Gar-

cía tuvo su 17 de Octubre. El gobernador de la provincia Alber-to Wereltineck le soltó la mano queriéndo-lo tomar por idiota; presionándolo con su sola presencia, como testigo de su “capacidad de gestión” en un matadero. El problema es que él era la vaca. Los matarifes empresariales de El Bolsón, como en tantos otros lugares, no están acostumbrados a un estado que les diga que no. Tarde o temprano terminan quebrantando las voluntades, a fuerza de dinero, o solo fuerza; pero entienden que todo es parte de la “inversión” que más pronto que tarde se capitalizará. El adobo adicional de los discursos sobre el “progreso” y la “jipización” de el “otro” opositor, son accesorios, casi folclóricos, y exceden quizás estas líneas. Lo impor-tante aquí es que Caleuche tuvo su dieci-siete, luego de estar encerrado varias ho-ras en la isla del refugio patagónico con la protoburguesía bolsonesa y el gobernador

“reconciliador de clases”. El diecisiete de octubre de Caleuche no tuvo prácticamente sindicatos. Tuvo trabajadores. Trabajadores autoconvoca-dos, desafiliados, que no temieron la pre-sión patronal. La dirigencia sindical que debiera haberle hecho la guardia según los manuales estuvo con los matarifes, creyendo lomos y entrañas las vísceras de la faena. El diecisiete de octubre de Caleuche, no tuvo “jipis” recién llegados, que en hor-das se apuestan a vivir en “estado de na-turaleza” hobbesiano. Tuvo residentes de la comarca. De hace 15, 10, 5 o dos años. No importa. Pero lo suficientemente con-vencidos de que el perfil productivo de un pueblo no se define en una oficina priva-da, como para emponcharse colorida-mente en la noche fría, llegando incluso desde los pueblos vecinos a defender la democracia rousseoniana, la democracia participativa, la democracia directa, o co-mo queramos llamarle… pero la naturali-zación de la dictadura con la que nos co-rren, jamás.

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El diecisiete de octubre de Caleuche no tuvo chori ni coca. Por suerte los ma-ravillosos pibes movilizados de la JP (genérico), volvían de los actos en la ciu-dad de Buenos Aires con motivo de las celebraciones populares del 25 de mayo. No pudieron acusarlos de aparatear, de arriar a las masas por chori, coca y col-chones… ni de prender el parquet de la municipalidad en los guisos autogestio-nados de miles de almas, que tan espon-táneamente se agolparon. Vi maestras, que dejaron de prepa-rar su clase del lunes el domingo a la tar-de, y cargaron mucha yerba, porque la cosa venía para larga. Vi profesores que no dudaron en agarrar un micró-fono para compartir las ideas que generalmente discuten en soledad contra la televisión en las tardenoches de domingo. Vi madres, que postergaron el baño de los pibes para la es-cuela de lunes, y prefirieron abrigarlos hasta las orejas, por-que en la calles había algo más importante. Vi empleados y empleadas de comercio que sacrificaron las últimas ho-ras de descanso antes de la repetición cíclica semanal, porque comprendieron que sus patrones no pueden manejar a los candidatos populares como los inten-tan disciplinar cada mañana a ellos. Vi músicos, vi artistas, vi decenas de voces sin medios, decenas de fotógra-fos oficiales autodesignados, vi padres con sus proles dormidas a “caballito”, vi trabajadores convertidos en locutores, operarios telefónicos garantizando el ac-ceso a la red, vi estudiantes por monto-nes…. Un verdadero “aluvión zoológico” autorganizado y autoconvocado con la fuerte convicción de que la democracia la defendemos o nos la vuelven a sacar. De que si no la llenamos de contenido, nos la

llenan otros de dinero. Caleuche confesó que flaqueó, pero su coraje estuvo justamente en lo contrario. En su grito de ayuda mojado sobre el cual encontró su diescisiete. Quizás ni él mismo esperaba seme-jante apoyo popular, pero lo tuvo. Su grito mojado de la siesta se transformó en gri-to de fuerza para la noche. Quizás haya comprendido que no puede enfrentarse sólo a las presiones del empresariado bolsones, que es necesaria la construc-ción y afianzamiento de las bases popula-res de su poder.

Será momento de pensar una refundación de la intendencia, y de definir un rumbo con la agenda de las diversas orga-nizaciones sociales, políticas y estudiantiles, que están dis-

puestas a poner el cuerpo para defender al “hombre”, pero que

necesitan que el hombre los in-cluya como parte fundante de un

proyecto político. Será momento de discutir de que hablamos cuando hablamos del interés de “todos”, será momento de discutir cua-les son las alianzas con la elite dirigente provincial, o nacional, porqué y para qué, será momento de definir agenda propia, será momento de gobernar con las orga-nizaciones, será momento de comprender que como en aquel 17, el hombre tiene la posibilidad de transformarse en movi-miento, o a la larga, en nada.

Pablo Salomón

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A l gobierno Kirchnerista se lo puede interpretar desde la dialéctica, teniendo en cuenta incluso que es la misma pre-

sidenta quien caracteriza a su pensa-miento político cómo dialéctico. La estrategia para el control de las masas no es innovadora de ninguna manera, supone generar situaciones proble-máticas a nivel social para que los ciudadanos se manifiesten pidiendo soluciones efectivas, y de esta forma, brindar esa solución para tranquilizar al pueblo, sabiendo de antemano que se poseía la respuesta al conflicto in-centivado. Esa solución, por otra parte, traerá aparejada alguna cuestión que sea de conveniencia para la consoli-dación del poder del oficialismo. Pro-

blemas tales como inflación, violencia, inseguridad –entre otros- terminan consolidando el slogan “Somos noso-tros o es el caos”

Hegel plantea que la historia se desa-rrolla dialécticamente, o sea, a un mo-mento (el de la afirmación) le sigue una negación de ése momento, pero no es una negación venida de afuera, sino engendrada, provocada por y na-cida desde las entrañas de la propia afirmación, para terminar provisoria-mente en una negación de esa nega-ción (instancia de superación que contiene a los dos momentos anterio-res en permanente tensión); esta últi-ma instancia está incluyendo en sí misma una dinámica de conflicto da-da entre la tesis y su contraria. Negar

El Kirchnerismo, la oposición

y la reivindicación de derechos

Por Sebastián Marino1

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la negación implicaría una síntesis de i d e n t i d a d y c o n t r a d i c c i ó n (contradicción en cuanto a la constitu-ción de una identidad que nunca es fija o sustantiva y de identificación en una oposición que se muestra en constante devenir)

Hasta la irrupción del peronismo en la historia, la escena política estaba mar-cada por la oposición entre radicales y conservadores. Con el peronismo aparece otra oposición, que rechaza a una base política fuertemente cargada de contenido de clase que traía a la cola derechos sociales, integración política y social para un sector que hasta ése momento no había tenido entidad.

La fractura que ocasionó el peronis-mo transformó el eje opositor: de una marcada hostilidad entre radicales y conservadores se pasa a una prolon-gada hostilidad entre peronistas y an-tiperonistas.

La extrema facciosidad que ca-racterizó las luchas políticas tuvo un desenlace previsible: la gesta-ción de una recurrente crisis de legitimidad que incidió negativa-mente sobre la perduración de ca-da avance hecho en la construc-ción de una comunidad política más democrática y más igualita-ria. (Torre, 2002:13)

Sostenemos que el kirchnerismo es el resultado de los que pierden la disputa política dentro del peronismo en los años 70 que tienen que lidiar con la

misma estructura que los dejó afuera. O sea, Perón desde el exilio apela al trasvasamiento generacional (cambio generacional en la conducción sindi-cal). La juventud era la herramienta necesaria para presionar a quienes verdaderamente tenían el poder.

Pero éstos jóvenes tenían ambiciones de gobernar. Eran idealistas. Fueron expulsados de la plaza, pero también del movimiento. Quienes tenían que salvar a Perón habían sido eliminados por la política de Perón (Lopez Rega, La Triple A, etc.)

A la muerte de Perón y con la llegada de los militares, los idealistas fueron dispersados. Y no todos desaparecie-ron, algunos se quedaron esperando el momento, su momento. “Desensillar hasta que aclare” reza el dicho popu-lar. El alba llegó para los idealistas: la crisis del 2001. La crisis dio lugar a que estos jóvenes -agrupados o cap-tados- por la vieja izquierda peronista tomen aquello que tanto habían anhe-lado y que Perón les había negado.

¿Cómo es la fisonomía de la oposición al oficialismo hoy? El enemigo del go-bierno es múltiple. Por un lado tene-mos a la oligarquía y a quienes poseen y manejan los medios de comunica-ción, que a su vez están integrando (a través de la creación de opinión públi-ca) a varios sectores de la clase me-dia. Lo cierto es que actualmente la discusión está dada entre la politiza-ción y la no política, no hay dos pro-yectos. Esto se ve con claridad en la marcha del 8 de noviembre, en esta marcha que aglomeró a los sectores opositores estaban: Macri junto a

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Pando y Biondini ¿Y cuál es el proyec-to político de una oposición construida a partir del espanto? No lo hay. Tiene sí este sector un evidente desprecio hacia cuestiones tales como la asig-nación universal por hijo, considera que es un gasto público, un gasto in-necesario, sin embargo no hay un dis-curso que sostenga que hay que cor-tarlo. A partir de una estrategia con clara intencionalidad política, la oposi-ción opera como deslegitimadora a través del circo mediático, desprecian-do el voto popular mayoritario, plan-teando que a la noche le sigue más noche. Hace un llamado a la moral pú-blica, que actúa como inquisidora contra los actos de corrupción. Todo se vuelve turbio cuando aparece la fa-rándula en escena junto a los actores políticos de turno. Las corporaciones deciden cual será el tema más rele-vante de la agenda mediática, y lo ha-ce generando dispositivos que vuelven a situar al inconsciente colectivo en la década del 90, dónde además de ob-servar el elemento de corrupción co-mo constitutivo de la clase política, se podía ver el vaciamiento del Estado. Actualmente este factor es utilizado para correr la mirada y no discutir en torno a cuestiones que tengan que ver con decisiones coyunturales, como por ejemplo: la democratización de la corte, porque el reclamo de indepen-dencia entre los poderes por parte de los grupos corporativos es siempre proporcional a la continuidad de sus privilegios refundados por esa misma justicia que se vuelve cómplice. El ob-jetivo es, por otra parte, crear un clima de tensión contra el gobierno, lo que va imprimiendo una lógica de derroca-

miento dentro de ciertos sectores so-ciales. Algo que se hizo evidente en la marcha del 18 de Abril del corriente.

El grito histérico de algunos caceroleros nostálgicos de otras épocas se corresponde con lo que está cambiando en el país. Ellos lo saben y se de-sesperan al ver nuevamente cerrada la vía electoral (esa misma que creyeron abierta en junio de 2009).

Gritos y susurros en las noches otoñales de quienes ven con horror el retorno, bajo nuevas condiciones de una tradición igualitarista y democrática. (Forster, 2013: 407y 408)

Una gran diferencia que podemos en-contrar entre Peronismo y Kirchneris-mo está en el tenor del enemigo que provocan y construyen. El peronismo tenía oposición, el kirchnerismo hoy por hoy no la tiene. No hay un proyec-to, es el kirchnerismo o la anti política. Sin embargo Néstor, si tenía una opo-sición, al principio, que era el mene-mismo, ese 27% que votó a Menem y el 78% que no lo votó a él. No hay en las últimas elecciones quién sume ese 27%. Binner llegó al 14 y fue el que mayor porcentaje tuvo. El anti kirchne-rismo está abarcando grupos sociales diferentes que se ven homogeneiza-dos por la imposición del discurso mediático hegemónico, como contra-partida, quienes defienden al gobierno también son, muchas veces presas de

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los medios de comunicación oficialis-tas.

Se puede afirmar que el presente se impone como una anomalía, vivimos momentos de ruptura de un continuo y se genera lo que nadie podía prever, que junta fuerzas y vivencias anterio-res pero que les otorga una nueva im-pronta, integrándolas a un giro de la historia que acaba por contener y su-perar a esas fuerzas, incluso en contra de los movimientos que la constituye-ron. Esas coyunturas sólo se presen-tan algunas veces y la mayoría de esas veces terminan en frustración. La recuperación de la incipiente demo-cracia con Alfonsín trajo algo de luz sobre las tinieblas del terrorismo de estado, dentro de la historia argentina, este gobierno radical es una de las claves a considerar para comprender el proceso de ilusión e inminente re-signación. Alfonsín llega al gobierno con un discurso que atrae hacia sí el apoyo popular para avanzar en vistas

a un proyecto de país que significara el quiebre con el pasado inmediata-mente anterior, sin embargo esto no fue suficiente ya que quedaban mu-chas asignaturas pendientes que se convirtieron en bandera “la memoria, la verdad y la justicia”. Le tocó cono-cer a este presidente el poder de las corporaciones económicas y de esa forma supo lo que era la frustración, también se puede observar la actitud conformista y resignada en cuanto a las fuerzas iniciales con las que se ha-bían encarado los juicios a las juntas militares, no fueron otra cosa las leyes de obediencia debida y punto final. La desilusión después de semana santa, marcó el sentido de lo que se presen-taría después, el vaciamiento ideológi-co, la frivolidad, la entrega, la vanali-dad, la traición al pueblo, el desinterés por lo político del Menemismo. Más de una década tardaría el pueblo Argen-tino en salir de ese estado de inacción, de despolitización, de resignación a

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ser despojado de todos los derechos adquiridos con años de lucha. Pese a los sistemáticos intentos de resisten-cia, el neoliberalismo implantado por la dictadura del 76 siguió creciendo hasta convertirse en la frutilla del pos-tre de la década del 90, en pleno auge de la deshumanización y el retraso que terminaron en la hecatombe del 2001.

A nuestra historia la atraviesan democracias que han atenta-do contra los principios mis-mos que la constituyen onto-

lógicamente: la igualdad y la participa-ción. Ha habido procesos que conclu-yeron en el vaciamiento de las prácti-cas esenciales de un sistema político que se basa en la continua ampliación de sus fronteras y la permanente in-corporación de aquellos que son invi-sibilizados o excluidos de sus dere-chos.

Pensamos que de los vestigios del 2001 surge una voluntad decidida a hacerse cargo de lo que todo político tradicional escapaba, del “poder políti-co”, ese poder sustentado por el voto (aunque no el apoyo) popular.

Empezando por la historia reciente, vamos a hablar de hoy, lo más inme-diato y a la mano, por lo tanto tam-bién, lo más difícil de desentrañar. Hoy es Cristina, pero no se trata simple-mente de un sujeto concreto que toma decisiones políticas respaldado en que más del 50% del pueblo le dio su voto y legitimó su poder, estamos hablando de una mujer, nos estamos refiriendo a alguien que genera por su posición y características particulares (incluidas las del contexto internacional) muchas

pasiones y reacciones: resistencias y odios por un lado, apoyo incondicional por otro. Los medios de comunica-ción, creadores de opinión pública, obligan a tomar posicionamiento en una de las dos veredas, parece que actualmente no hay otra posibilidad más que estar a favor o en contra del gobierno. Se encuentran discursos homogéneos de ambas partes, algu-nos de ellos resultan más simpáticos que otros, sin embargo parecen clau-surarse en sí mismos. En la actualidad hay mucha opinología, demasiado sentido común y poca profundidad en los debates, las discusiones no son entre argumentos y contraargumen-tos, sino entre pasiones, y las pasio-nes, no saben discutir, porque les falta una gran cuota de racionalidad. La pugna es entre sectores sociales y ya no entre clases sociales, la contienda se da en diversos espacios: Titulares de diarios, publicidad mediática, per-sonajes públicos en programas de te-levisión, y la arena fértil de las redes sociales.

Hay diferencias que son sustanciales en el rol de lo mediático durante el go-bierno peronista y durante el gobierno Kirchnerista, la primera que se puede señalar es la relación entre los gobier-nos y los medios, la otra (más signifi-cativa aún) es el desarrollo de nuevas tecnologías que han generado un con-texto completamente diferente a aquel de la década del 40, al de la década del 70 y al del siglo XX en general. Los medios de comunicación multiplica-ron su capacidad de incidencia al mis-mo tiempo que avanzaron en el con-trol monopólico de viejos y nuevos medios vinculados a las transforma-

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ciones tecnológicas que caracteriza-ron los comienzos del siglo XXI. Tam-bién se puede visualizar una clara di-ferencia en la forma de imposición de un discurso hegemónico a través de la televisión y a través de internet. Clara-mente podemos observar que la tele-visión tiene una agenda marcada por las corporaciones, si bien internet ca-rece de esta agenda y obedece a otro tipo de estructura, el objetivo que per-sigue es el mismo. Las publicidades que ofrecen las redes, aprovechando la conexión continua desde los distin-tos dispositivos que habilitan esta po-sibilidad, están diseñadas para crear un consumo personalizado, están di-reccionadas para distintos “tipos” de individuos que, desde sus publicacio-nes, sus búsquedas y la información que deciden hacer pública, se mues-tran y delatan sus intereses y particu-laridades. Utilizando toda esa infor-mación es que la oferta aparece pen-sada para el usuario en cuestión, y de esta manera es que las redes imponen un recorrido individualizado, con el propósito de incluir a los sujetos den-tro de la lógica del consumo, desde la misma información cedida voluntaria-mente por el mismo. Con la tele toda-vía tenemos un sujeto que se constru-ye, la televisión tiene todas las carac-terísticas de la racionalidad moderna, hay una separación de la persona que está marcada por la pantalla y por el control remoto, perdura todavía una distancia, un único contenido generali-zado es puesto a disposición de una masa de gente que consume o no. Con las redes ya no hay distancia, la conexión y su continuidad, el tráfico de datos permiten manipular usuarios, que no son más que individuos con-

sumidores (de contenidos, de objetos, de bienes, de servicios). Si la lógica de la tele era la de la racionalidad moder-na, la lógica de las redes es la de la irracionalidad fragmentaria ¿Hasta dónde hay elección en uno y otro ca-so? ¿Permanece el espacio para la construcción propia y crítica? ¿Puede sobrevivir algún vestigio de pensa-miento independiente que no esté te-ñido por el control de las corporacio-nes o el oficialismo? ¿Alcanza con romper con los monopolios para que no haya un discurso único?

Luego de presentar su informe sobre la corrupción en el gobierno en el pro-grama “Periodismo para todos” Jorge Lanata realiza un monólogo donde ex-presa su repulsión hacia todo el mun-do sin ningún tipo de argumento. La causa por corrupción muere antes de nacer. Un periodista que en 2009 de-nunciaba a clarín como uno de los peores males de la Argentina y ahora trabaja en canal 13 genera, al menos, algún tipo de sospecha sobre sus in-tencionalidades y los intereses que defiende. Cuando hizo el monólogo de sus investigaciones no mencionó na-da de Papel Prensa y de Magnetto. Y cuando estaba en Critica Digital de-nunció el lavado de dinero del Grupo. Parece un sofista mercenario de argu-mentos muy rudimentarios contratado para imponer slogans en "los indigna-dos". Porque sólo insulta a todos, se posiciona como iluminado y presenta premisas que son un relato preparado para crear un imaginario colectivo. Se vienen elecciones y se impone man-char a unos y resaltar a otros.

Causa extrañeza el juicio moral que levanta contra “la corrupción” gente

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que explota empleados todos los días, que evade sistemáticamente impues-tos, que se queja porque no puede comprar dólares debido a que no de-clara las fortunas que le ingresan por mes. No es ninguna novedad que haya gente corrupta en los gobiernos, que se lave dinero, que se realicen coimas, pero en éste momento histórico, colo-car la mirada sobre determinados lu-gares, lleva a distraer la atención so-bre otras cuestiones. La discusión po-lítica en este momento no pasa por la corrupción o no corrupción, hay te-mas de fondo que están tra-tando de invisibilizarse. La po-lítica es medir y valorar de distinta manera qué es lo importante y qué es lo se-cundario. Para algunos es importante lo que algunos roban, para otros, lo que ocu-rre con el Estado, la economía y los sectores populares. La corrupción no es ética, pero no empaña un mode-lo político, porque es una variable ce-teris paribus (es decir, queda fija y es-tá presente) en todos los gobiernos y en toda la política. Hay corrupción en el gobierno nacional, como la hubo con Menem y De la Rúa ¿Cuál es la diferencia? Sencillo, la política y la economía. Menem y De la Rúa fundie-ron al Estado y a los sectores popula-res con sus políticas neoliberales, el Kirchnerismo hizo crecer la economía, puso de pie al Estado y redistribuyó la riqueza en gran parte.

Desde el punto de vista del análisis discursivo hay que to-mar el discurso político as a

matter of fact, es decir, consi-derarlo más allá de toda dico-tomía ‘verdad/menti ra’ , ‘honestidad/manipulación’. Co-mo lo señalaba J. L. Austin (1962), se puede decir que un acto de habla es ‘feliz’ o ‘infeliz’, tal vez un ‘abuso’, pero no ‘falso’ o ‘manipulador’. El discurso político hace patente la condición performativa de todo discurso por cuanto su eficacia estriba en crear reali-dades dentro de las cuales los

sujetos se ven interpela-dos. En términos pura-mente pragmáticos, político sería aquel dis-curso destinado “a lla-

mar y responder, a di-suadir y conven-

cer” (Fabri y Marcarino, 2002: 18), aunque en es-

tricto rigor no podría definirse por sus contenidos semánticos o por el mensaje que preten-diera trasmitir. Por otra parte, si una frase política ‘hace senti-do’ ello no tiene que ver con lo comprensiva o lógica que pu-diera ser, ni con el mensaje que acarree, pues incluso siendo absurda puede generar ‘efectos de sentido’ en quienes lo escuchan. (Vera, 2011: 154)

El Estado de Bienestar, la vieja receta neoliberal para paliar la enfermedad capitalista, pero no para curarla. La demagogia, el populismo, todo esto huele a más y más de lo mismo.

El peronismo no pone en tela de juicio

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al sistema capitalista, el Kirchnerismo tampoco lo hace, porque los gobier-nos argentinos no han sido anti- capi-talistas, porque la sociedad argentina está marcada por una fuerte ideología de clase media, lo cual la convierte en una sociedad más reformista que re-volucionaria. En el discurso de Perón en la bolsa de comercio queda bien marcada esta característica, lo que el General les pide a los empresarios es que dejen de especular, cambiar espe-culación por generosidad a fin de se-guir manteniendo sus posiciones den-tro de un sistema que no se cuestiona.

Hay un célebre discurso que Perón da en la Bolsa de Comer-cio. Es de 1946. ¡Lo que se ha discutido acerca de este dis-curso! En él, Perón afirma que no es enemigo del capital, sino que se verá en el futuro que es su verdadero amigo. Otros tiempos: se discutía si el pero-nismo había sido anticapitalista o no. Se le cerraba la boca a un militante de un barrio, por ejem-plo, hablándole de este discur-so. Incluso me han dicho que en cierto video sobre el pero-nismo Ismael Viñas refuta la consigna de Cooke sobre el pe-ronismo como “hecho maldito del país burgués” diciendo que es absurda porque el peronis-mo “es burgués”. El peronismo integró a cierto sector de la burguesía en el frente de 1945. ¿Quién podría negar esto? ¿Quién podría negar y para qué a esta altura de los tiempos que la economía peronista no bus-

có romper con el capitalismo sino ejercer una de sus modali-dades? Lo dice una de las vein-te verdades: el peronismo bus-ca “humanizar el capital”. (Feinmann, 2007: 2)

L o mismo hace Cristina cuando sugiere volver al capitalismo de Ricardo, está delimitando el terreno en el cual se tomarán

ciertas decisiones a nivel económico, y la legislación sobre lo impositivo da cuenta también de este sentido liberal de su política, y como contrapartida se utilizan mecanismos para elevar el ni-vel de consumo de las clases sociales más empobrecidas y de las clases tra-bajadoras más precarizadas. La amis-tad con el capital se puede leer entre producción y consumo, no entre mo-nopolio y especulación. No hay una oposición a que se generen nuevas necesidades, lo que existe es una dis-tribución diferente para dar lugar a que esas necesidades sean saciadas.

Se hace necesario replantear los dere-chos de este sujeto como hacedor de la historia, reformular los derechos dentro de una república que está construyendo este nuevo sujeto histó-rico, y no aceptar pasivamente las que ya están armadas. En el reclamo de la masa aparece el deseo de entrar den-tro del sistema de consumo, de ser incluido dentro de su lógica, los que toman este reclamo son los gobiernos progresistas americanos, que de nin-guna manera son anti liberales, y se dedican a reeditar el derecho universal a consumir, distribuyendo la riqueza, no hay una discusión dada en contra

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del sistema capitalista, sino nuevas reglas de juego que imponen apuntar a poner en circulación la rueda de consumo, se está incluyendo a un sector social excluido durante déca-das en nuestro país. Esta receta res-ponde de alguna forma a la del estado benefactor pero pensada desde un lu-gar diferente porque lo que genera es una tensión dentro de la propia clase explotada, hay una reapropiación de excedente y distribución, lo cual pro-voca que aparezca con marcada fuer-za el discurso individualista de quie-nes ganan su sueldo y deben pagar impuestos para sostener la amplia-ción de derechos de las clases más precarizadas. Esto ocurre en el marco

de derechos adquiridos e internaliza-dos desde la individualidad del capita-lismo, por lo tanto hay que volver a definir y considerar qué tipo de cons-ciencia social construir ante esta no-vedad compleja y presente. Perón de-cía que existía una sola clase de gen-te: “La que trabaja”, podríamos afirmar que actualmente existen una multipli-cidad de subjetividades pero unifica-das también en una tipología: “El usuario que consume”.

Junto con la emergencia del indi-

viduo hedonista se pulverizaron las prácticas anticapitalistas y se expulsaron por anacrónicas y ve-tustas las ideas que siguieran sosteniendo con proyectos alter-nativos al de un modelo de ges-tión de la sociedad que se ofrecía como triunfante o definitivo. En todo caso, lo que quedaba para los que no se resignaban a ser parte de la masa acrítica de con-sumistas alienados pero gozo-sos, era el distanciamiento críti-co, la escritura testimonial y, cla-ro, el más allá de la política. Forster, 2013: 212 y 213)

¿Es el kirchnerismo peronismo? Sí y no. Es su superación en varios senti-dos, es la síntesis que elimina todos los vestigios de conservadorismo que todavía llevaban la etiqueta peronista. Y también se diferencia en cuanto a la construcción de poder popular, el pe-ronismo tenía una clara raigambre obrera, pero el kirchnerismo no tenía un sujeto político tan claro, comenzó con aquellos con el espíritu quebrado por las políticas menemistas (que eran los esperanzados del retorno de la democracia) y la represión -en todo sentido- para ir abriéndose a los de-más sectores, construye a partir de articular demandas diferenciadas no atendidas, pero disimiles, heterogé-neas, y con eso agrupar (en su mo-mento ambientalismo, derechos hu-manos, movimientos piqueteros, jubi-lados, sin vivienda, etc.) Hay que tener en cuenta que la década menemista deja un tendal de desocupados en el país, extermina a los movimientos sin-

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dicales y por lo tanto ya no hay movi-miento obrero al cual convertir en ba-se de ninguna plataforma. Y también está como novedad, la importancia de los medios de comunicación y las re-des sociales en la vida de las perso-nas, tierra fértil para la construcción de contra- hegemonía.

El kirchnerismo al integrar a los sectores sociales (no solo a la clase obrera) sería como una etapa superadora del viejo con-flicto que siempre tuvo en su in-terior el movimiento peronista. “Mientras la suma de los incon-tables queden afuera de la distri-bución igualitaria de las decisio-nes y del pan, seguirá habiendo política y la democracia, su alo-jamiento indispensable, perma-necerá como expresión de lo irresuelto” (Forster 2013: 152)

Referencias Bibliográficas:

Feinmann, José Pablo (2007) “Peronismo, filosofía política de una obsti-nación argentina”, en: Suplemento espe-cial de página 12. Nº 11- Discurso en la bolsa de comercio. P.p. 2-3.

Forster, Ricardo. (2013) La anomalía Kir-chnerista. La política, el conflicto y la in-vención democrática. Buenos Aires. Pla-neta. Kojève, Alexandre. Comentario de la dia-léctica del Amo y el Esclavo en Hegel.

Laclau, Ernesto Y Mouffe, Chantal . (1987) Hegemonía y estrategia socialista, hacia una radicalización de la democracia. Ma-drid. Siglo XXI.

Laclau, Ernesto. (2005) La razón populis-ta. Buenos Aires. FCE.

Ordoñez García, José. (2010) “Amo y es-clavo en Hegel: Consideraciones cruza-das”, en: Fragmentos de filosofía nº 8, pp. 87-101. ISSN: 1132-3329.

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Vera, Daniel Gutiérrez. (2011) Ernesto Laclau: El populismo y sus avatares.

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Contexto de producción:

El artículo fue elaborado por fuera de los espacios curricula-res que se dictan en el Instituto. Se trata de un proyecto de investiga-ción grupal del cual par-ticipan Sebastián Ma-rino (estudiante de la carrera de historia), An-drea Bello (Profesora de historia) y Andrea Nilles (Profesora en filosofía). Se eligió una temática actual para poder anali-zar la historia reciente, y a partir de los debates y las discusiones mante-nidas por los integran-tes del grupo se llegaron a diferentes conclusio-nes que fueron desarro-lladas en el artículo: El Kirchnerismo, la oposi-ción y la reivindicación de derechos, que se ex-puso en el IV Congreso Argentino Latinoameri-cano de Derechos Hu-manos. Diálogos pluri-culturales para la equi-dad, en la mesa temáti-ca: Políticas públicas en derechos humanos. Realizado en la ciudad de Rosario, del 14 al 17 de Mayo del corriente.

Los supuestos de los que parte el trabajo y las conclusiones a las que se arrivan, están

expresadas de modo sintético en el resumen de la ponencia:

Las decisiones políticas durante los go-biernos peronistas, han sido reivindicativas de los derechos humanos. Mirando desde el pasa-do reciente hacia atrás, podemos observar el posicionamiento toma-do por el kirchnerismo ante la dictadura militar del 76 bajo el lineamien-to de mantener viva la memoria, y también po-demos ver, sobre todo en el primer gobierno de Perón, la ampliación de derechos para la clase trabajadora y la iguala-ción entre hombres y mujeres.

No juzgaremos aquí las intenciones de los distintos gobiernos en sus decisiones, sino que analizaremos los efectos que producen las mismas en la socie-dad. No se trata de sa-ber si el peronismo es y fue popular o populista, sino de indagar qué despierta en los sujetos que se oponen y en aquellos que defienden a los actores políticos en cuestión.

¿Cuál es el lugar que ocupan las políticas

sociales profundizadas por el Kirchnerismo? ¿Tienen alguna seme-janza en sus objetivos con las implementadas en otros contextos? ¿Por qué una gran parte de la clase media argen-tina se opone a las reivindicaciones de de-rechos humanos? ¿Es el derecho al consumo un derecho humano más? En el contexto de un sis-tema capitalista ¿Es pensable una vida digna sin acceso al consumo?

Si no se plantea la ruptura con el modo de producción imperan-te, y de esta forma una ruptura con el sistema neoliberal, tenemos que pensar al consumo co-mo una ampliación de derechos, es decir: que la mayor parte de la ciu-dadanía se sienta ejer-ciendo este derecho ad-quirido, y los gobiernos estructuren políticas pú-blicas (inclusivas) que garanticen este dere-cho.

El Kirchnerismo es el resultado de los que pierden la disputa dentro del peronismo en los años 70, son los ex-pulsados de la plaza, que tienen que lidiar con la misma estructura que

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los dejó afuera (La CGT, el peronismo de derecha)¿Cómo gober-nar con un aparato que te expulsó? Ahí está la contradicción dialécti-ca. Los montoneros no pudieron revolucionar al peronismo a su inte-

rior, y al resultado al que se arriva es al kir-chnerismo, que tiene que contener y mediar, en esta lucha y manejo por el poder en el país, entre: La vieja estructu-ra peronista que lo echó y el nuevo sujeto

social emergente que lo sostiene.

Palabras clave: Peronismo, Derechos humanos, Políticas pú-blicas.

1_ Sebastián Marino es estudiante del

Tercer año de la Carrera de Historia

del Profesorado de Historia.

El artículo fue revisado y corregido por

Andrea Nilles, profesora de los espa-

cios:

Filosofía- Primer año del Profesorado

de Historia. IFDC.

Didáctica y curriculum- Segundo año

del Profesorado de Historia. IFDC.

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Apropiación de tierras fiscales y

recursos naturales bajo el falso lema de

“preservación del medio ambiente”

Por

Andrea Bello

Andrea Nilles

“Una vez era feliz aquí río azul, valles, montañas y el frío del sur. Caminar con mis ovejitas y

a jugar hasta que el sol tiene sueño y se va. Pero ayer ya no pude pasar un cartel no se qué cosa de

la propiedad. Y esos señores que nos miran raros como sabiendo lo que van a hacer y mi mamita

que no para nunca dicen que pronto nos van a correr”1

1 Arbolito. “Niña mapuche”. Album: Cuando salga el sol. Año 2007.

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Recorrido histórico

L o dijo Martín Fierro: “Yo he visto en esa milonga muchos jefes con estancia, y piones en abundancia, y majadas y ro-

deos; he visto negocios feos a pesar de mi ignorancia.” (Hernández, 1994)

El territorio es un elemento esencial del Estado y forma con éste un todo único. La Patagonia, en particular, es la región más extensa y a su vez, la más despoblada de nuestro país, pero con una larga historia en lo que a ocu-pación del territorio se refiere, ya que la cuestión de la tierra jugó –y juega- un papel fundamental desde el punto de vista económico, como así también desde el imaginario colectivo. En la Patagonia la conquista de la tierra aún no ha terminado: millones de hectá-reas pertenecen a los estados provin-ciales, los cuales han cedido las mis-mas a pequeños y medianos produc-tores, pero también la han vendido a empresarios extranjeros en su gran mayoría. A partir de 1880 la Argentina entra en una fase de profundas trans-formaciones políticas, económicas y sociales debido a la consolidación del Estado Nación. En el plano económico, la Argentina vive un crecimiento verti-ginoso a partir de su inserción a la economía mundial a través de un mo-delo de especialización agroexporta-dora. Con éste nuevo modelo de país, necesita expandir sus fronteras agro-pecuarias para dar respuesta a un mercado internacional creciente y per-mitir la consolidación de un mercado interno en formación.

Las tierras pasan a tener entonces un rol estratégico.

En 1880, la Campaña al Desierto le “gana tierras al indio” según reza la historia oficial. En 1896, el entonces presidente Uriburu realiza una dona-ción de esas tierras a diez ciudadanos ingleses, recibiendo cada uno 90.000 hectáreas aproximadamente, ignoran-do la legislación vigente –Ley de Tie-rras 1265- que tenía por objetivo el otorgamiento de tierras con el fin de poblar.

Esas tierras fueron transferidas a una empresa inglesa, The Argentinian Southern Land Company Ltd, con se-de en Londres y oficinas administrati-vas en Buenos Aires. La Compañía du-rante casi un siglo explotó las tierras con condiciones más que favorables obteniendo utilidades sin tener que pagar tasas ni derechos aduaneros para la salida de sus productos. En los casi cien años, en ningún momento apuntó al desarrollo local o regional, ni siquiera colaboró con la recepción de una oleada de migrantes deseosos de encontrarse con pequeñas parcelas para volverlas productivas o trabajo en las nuevas tierras, tal cual había sido la promesa presidencial.

Promediando 1970, a la actividad agrí-cola la Compañía le sumó la explota-ción minera en sus dominios. En 1982 se nacionaliza dicha compañía que ya se encontraba en manos de inverso-res argentinos desde 1975, adoptando el nombre de Compañía de Tierras del Sud Argentino S.A. La misma es ad-quirida en 1991 por Edizione Holding Internacional N.V propiedad de la fir-ma Benetton con el objetivo de la pro-

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ducción de lana para la multinacional textil, como así también la explotación minera y forestal.

La Estancia Leleque -183.100 hectá-reas- le pertenece a la Compañía y se encuentra a mitad de camino entre Esquel y El Bolsón. Frente a la entrada de la estancia, se encuentra un predio de 553 hectáreas denominado Santa Rosa, el cual consta en los registros del Instituto Autárquico de Coloniza-ción de Chubut como lote fiscal, por lo que el matrimonio mapuche Curiñan-co – Rúa Nahuelquier se asienta en el mismo en Agosto del 2002, dejando asentado en la comisaría de Esquel que iban a ocupar el mismo para llevar adelante un micro emprendimiento familiar. En septiembre del mismo año son denuncia-dos por la Compañía por usurpación. Se inicia una ba-talla legal que favorece a la Compañía devolviéndole “el predio que argumentaba pertenecía a sus domi-nios, por encontrarse dentro de las 183.100 hectáreas”. Una muestra más del accionar de los capitales ex-tranjeros que retoman las banderas de 1880: “ganarle las tierras al indio”. Pe-ro hay algo que resulta paradójico en esta apropiación. Dentro de la estan-cia Leleque los Benetton crearon un museo, que se encuentra dividido en cuatro salas las cuales dan testimonio de la forma de vida de los pobladores autóctonos desde sus orígenes hasta comienzos del siglo XX, el cartel de entrada al museo tiene una foto de un cacique mapuche. Aunque más que paradójico, diríamos irónico, porque en l

ugar de museo parece más

bien un trofeo.

1996. El Foyel, a 40 kilómetros de El Bolsón. El empresario Joseph Lewis adquiere el paraíso: Lago Escondido. Un predio de 14.000 hectáreas dentro de las cuales se encuentra el lago que le da nombre. Desde ése momento, el acceso a la ribera del lago quedó ve-dado a los turistas y residentes de la zona, sin importar que la Constitución de Río Negro en su artículo 73 esta-blece que “el acceso a las riberas, cos-tas de ríos y espejos de agua es libre y

de dominio público con fines re-creativos”. Por otro lado, la propiedad de Lewis se en-cuentra dentro de la “zona de seguridad de frontera”, regiones limítrofes defini-

das por una extensión de 150 kilómetros en área con-

tinental y 50 kilómetros en el área marítima por lo que es mani-

fiesta una violación al artículo 7, inci-sos J y K de la ley 1537 de la provin-cia de Río Negro que expresa que no podrán ser adjudicatarios de tierras fiscales en zona de frontera las socie-dades comerciales de todo tipo, como así tampoco quienes no sean ciuda-danos nativos sin autorización legal.

Los dominios del señor Lewis son lin-deros con el centro de ski del Cerro Perito Moreno, lugar al que las fami-lias de la Comarca Andina podían ac-ceder gratuitamente en época inver-nal. Como todo, hoy está en manos de una empresa, Laderas S.A, que es la encargada de su concesión. Lade-ras compra en Abril de 2010 850 hec-táreas a un privado (privado que como

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poblador originario y ocupante de la tierra había sido beneficiado con 1500 hectáreas de tierra fiscal que habían pasado a su nombre) para llevar ade-lante un emprendimiento turístico de grandes dimensiones. Las tierras ad-quiridas por la Empresa Laderas S.A se conocen como la Pampa de Lud-den y según el Código Ambiental de El Bolsón (261/03) declara a la Pampa de Ludden “Reserva Natural Cumbre-ras de Mallín Ahogado”, inajenable y con prohibición expresa de asenta-mientos humanos. La Asamblea en Defensa del Agua y de la Tierra (que desde un tiempo atrás venía trabajan-do en defensa de los recursos natura-les) comienza su pregonar para evitar que el proyecto de Laderas S.A se concrete. De Lewis pasamos a Lade-ras, ¿qué relación los une? Uno de los dueños de la firma Laderas es el cu-ñado de Nicolás Van Ditmar, adminis-trador de Lago Escondido, por ende los intereses saltan a la vista. Lago Escondido queda conectado directa-mente al centro de ski y en La Pampa de Ludden concretará la construcción de un aeropuerto privado (aeropuerto al que la comunidad de El Bolsón le dijo que no en un plebiscito en 2008) ya que las tierras adquiridas por Lade-ras S.A ya fueron loteadas y vendidas a particulares (extranjeros en su ma-yoría) pese a que el proyecto no fue aprobado por el municipio y hay una disputa con medio ambiente porque los informes de impacto ambiental presentados por la firma no se condi-cen con los informes presentados por especialistas consultados por la Asamblea y porque, según voces ex-traoficiales, se tergiversaron los resul-

tados para que el proyecto fuese aprobado.

La imposición de un discurso:

H ay algo que es cotidiano en las localidades chicas: Un discurso, una versión, una narración sale desde la voz

de algún sujeto (individual o colectivo), ese sujeto inventa, crea, elabora, arma y estructura una “verdad” (de acuerdo a sus intereses económicos y/o políti-cos) y lo convierte en un noticia a co-municar, a partir de ahí, el aparato me-diático (estatal, privado, alternativo, comunitario) , el boca a boca, los veci-nos, los docentes, los comerciantes, los artesanos, van reproduciendo esa narración hasta que cobra efecto de verdad, carácter de verosimilitud. No todos reproducen lo mismo y de la misma manera, pero de pronto, en el ambiente empieza a escucharse cuál es el orden del día de novedades, y to-dos son invitados a tomar un posicio-namiento al respecto.

Todo este proceso funciona por me-canismos bien aceitados, la cuestión que preocupa es la trampa a la que nos deja sujetos. Aquella que inclina a las personas a ser convencidas por aquello que se les presenta como ver-dad.

Nietzsche y Foucault son dos pensa-dores que generalmente incomodan, y se debe a su posicionamiento frente a cuestiones como la verdad o la moral (y la mezcla paralizante que muchos

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h a -cen de ambas cosas “decir la verdad está bien” y “mentir está mal”). Su for-ma de problematizarlas, volviéndolas relativas y sacándoles el carácter uni-versal, esencial e indiscutible, los ha colocado en un lugar de ataque frente a quienes defienden el sistema capita-lista como frente a quienes se le opo-nen desde un modo tradicional de analizar las luchas sociales. La verdad, al ser desprovista de su objetividad e inmutabilidad, de su carácter sagrado (y en cuanto a sagrado cristiano, por lo cual todo lo que se considere con-trario a la verdad será pagano y pleno de culpas), de su bondad, de su mora-lidad supremas, puesta en el mismo nivel de la humanidad auténtica, me-diocre, embustera, rebajada al sub-suelo. La verdad retorna al permanen-te devenir, se vuelve histórica, recupe-ra sus características creativas e in-ventivas.

¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáfo-ras, metonimias, antropomorfis-mos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retórica-mente y que, después de un pro-longado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que se han vuelto gas-tadas y sin fuerza sensible, mone-das que han perdido su troquela-do y no son ahora ya considera-das como monedas, sino como metal (Nietzsche, 1998)

El discurso verdadero por el cual se tenía respeto y terror, aquél al que era necesario someterse por-que reinaba, era el discurso pro-nunciado por quien tenía el dere-cho y según el ritual requerido; era el discurso que decidía la jus-

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ticia y atribuía a cada uno su par-te; era el discurso que, profetizan-do el porvenir, no solo anunciaba lo que iba a pasar, sino que con-tribuía a su realización, arrastraba consigo la adhesión de los hom-bres y se engarzaba así con el destino. (Foucault, 1988)

¿Hay alguna verdad que discutir acá? No parece que fuera así, porque en realidad lo que justifica determinados discursos con efecto de verdad y ca-pacidad de difusión e imposición es la posición de poder de quien lo emite o lo reproduce. Aunque también están los reproductores anónimos o acríti-cos, que piensan tal cual manda el so-berano “se dice” o “se cree” ¿Quién dice o cree? Un sujeto tácito, sin cuer-po, sin emociones, sin intereses políti-cos ni económicos, sin vida.

¿Cómo tratar de comprender lo que sucede aquí y ahora con la empresa laderas?¿Cómo analizar el complejo entramado de relaciones que se tiende entre las empresas multinacionales, los organismos estatales, los medios de prensa como creadores de opinión pública, dueños del márquetin que im-pone un determinado discurso, las co-munidades locales y los pueblos origi-narios?¿Con qué conceptos interpretar la lógica con la que se mueven los ac-tores sociales permanentemente en la red de poder que se distribuye de manera tal que termina legitimando la apropiación de tierras fiscales por par-te de entes (organismos, empresas, sujetos) extranjeros?

Consideramos que tanto Michel Fou-cault como Gilles Deleuze aportan una

serie de conceptos interesantes que nos sirven de encuadre para lograr ver algo de lo que aquí está puesto en jue-go.

En la primera etapa de su obra, Fou-cault habla de las prácticas escinden-tes (divisantes), por medio de las mis-mas, el sujeto es dividido al interior de sí mismo o de los otros, proceso que lo convierte en un ente susceptible de ser categorizado (etiquetado) En este caso, cuando nos referimos a sujeto, no se trata del individuo- persona úni-camente, sino que estamos abordan-do también los distintos sujetos so-ciales que entran en relación en una comunidad, estamos hablando de su-jetos colectivos. Este análisis previo se vuelve relevante para profundizar en el pensar en torno a los actores y su relación con el poder, o dicho de otra forma: interpretar las distintas subjetividades que en sus intercone-xiones se mueven siempre en dinámi-cas que suponen relaciones de poder.

Sin duda, el objetivo principal hoy no es descubrir, sino rechazar lo que somos. Nos es preciso imagi-nar y construir lo que podríamos ser para desembarazarnos de esta especie de “doble coerción” políti-ca que es la individualización y la totalización simultáneas de las estructuras del poder moderno. Podría decirse, para concluir, que el problema a la vez, político, ético, social y filosófico, que se nos plantea hoy no es tratar de liberar al individuo del Estado y sus insti-tuciones, sino de liberarnos noso-tros del Estado y del tipo de indivi-dualización que le es propio. Nos es preciso promover nuevas for-

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mas de subjetividad rechazando el tipo de individualidad que se nos ha impuesto durante siglos.

(Foucault, 1990)

Empecemos entonces por identificar cuáles son las prácticas divisantes en este proceso de apropiación de tierras en manos de extranjeros, cual es la legitimación de su discurso que se en-cuadra en “la filosofía ecológica pro-funda” o “de desarrollo turístico con su correspondiente crecimiento econó-mico”, cuales son las intenciones en-cubiertas detrás de esos discursos, cómo se justifica la apropia-ción privada de recursos na-turales como el agua (entre otros) y la exclusión social de las comunidades (pueblos originarios) rein-cluídas desde el paradigma del pleno empleo (creación de fuentes de trabajo asala-riado para grandes complejos turísti-cos pensados para el disfrute de la burguesía)

En principio describiremos lo más transparente, lo más obvio para ver hacía dónde nos conduce aquello que podemos identificar con mayor clari-dad. Hay un concepto macro que pue-de servirnos ya para establecer la pugna de intereses que está en el ori-gen de este conflicto: La propiedad privada.2 Vivimos en un sistema que trae esta desigualdad de arrastre. Que alguien pueda apropiarse de un peda-zo de tierra, de una fracción de bos-que, de una rivera de río o lago, de un segmento de costa de mar, sea con fines de lucro o con fines de conserva-ción ambiental, ya desde el principio mismo marca una división social, por-

que están quienes se apropian pagan-do y quienes se apropian ocupando, toda la comunidad mirará de una ma-nera a unos y a otros, y según su posi-ción en la escala social o sus intereses de clase o la imposición mediática, tendrá juicios de valor con respecto a uno u otro. Demos por sentado que el capitalismo es real, que las cosas su-ceden de esta manera, comprar tierras es algo legal (aunque podamos poner en duda su legitimidad) y ocuparlas es algo ilegal (aunque comprar tierra no está al alcance de un trabajador y mu-

cho menos de un campesino o artesano) Mientras unos se apropian por la vía legal, hay un sector que es expropia-do, de sus tierras o del ac-ceso a los recursos necesa-

rios para la supervivencia. Hay presentes en esta dinámi-

ca muchas prácticas escinden-tes, el sujeto social es dividido hacia el interior de su misma comunidad de pertenencia y dividido hacia su interior como individuo ¿De qué manera suce-de esto? A través del discurso hege-mónico que se reproduce: “Lewis le da trabajo a la gente” “Lewis le compró a los indios o a los hippies que en reali-dad no hacían nada para que esas tie-rras fueran productivas” “La gente que trabaja para Lewis está contenta por-que paga bien” “Tompkins en realidad está preocupado por la preservación de la naturaleza” “Los que ocupan tie-rras (refiriéndose a la gente que vive en las tomas organizadas) generan muchos desperdicios, dicen cuidar los recursos pero en realidad están conta-minando” “El complejo turístico en la pampa de Ludden va a generar que venga más gente en vacaciones y eso

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nos beneficia a todos” “El centro de ski Perito Moreno está mucho mejor aho-ra en manos privadas, porque hay me-dios de elevación” “El que no quiere ni a Benetton ni a Lewis en realidad es un xenófobo” y así podríamos seguir, pero analicemos lo que tenemos has-ta acá.

Todo lo antedicho es lo que se escu-cha en boca de vecinos, tanto de clase media, como de sectores marginales de la localidad. Y lo que preocupa es que sea justamente esa gente la que defiende este tipo de lógica. Una lógi-ca que etiqueta permanentemente y encuadra dentro de su moral binaria y maniquea a cada uno de los actores sociales, entonces se juzgan las intenciones de aquellos que oponen resis-tencia a ser expulsados del lugar que eligieron para vivir. Esta lectura reduccionista, mi-ra con la lupa del interés eco-nómico a toda oposición que se resiste a cierto tipo de imposiciones, y suponen que hay algo más detrás de la lucha por conservar un estilo de vi-da diferente. En la pampa de Ludden habitan familias que trabajan la tierra y viven de lo que producen, desde lo que podríamos denominar: Economías de subsistencia. Si bien el agua es un bien necesario para la supervivencia de cualquiera, tanto más necesaria se vuelve si además asegura, a través del riego, el alimento. Un proyecto que apunta al negocio inmobiliario y a la privatización de un recurso como el

agua, inevitablemente va a traer apa-rejadas dos cosas: contaminación y escases. Parece obvio, pese a que pa-ra mucha gente no lo es.

Uno de los lugares de intercambio so-cial por excelencia, sobre todo en los poblados chicos, es la escuela. En ella acontece la socialización secundaria (la primaria se realiza en la familia, se-gún Berger y Luckmann). Ambas so-cializaciones suponen una serie de mandatos, en la escuela sucede por-que cualquier práctica pedagógica es política (por acción o por omisión), en-tonces los recortes de contenidos, la

bibliografía seleccionada y la for-ma de estructurar las cla-ses van a ir marcando a los estudiantes en toda su trayectoria académica con una subjetividad que

no es la propia, pero que empezará a serlo. Por otra

parte, está el intercambio entre pares, que las más de

las veces termina funcionando como un inconsciente colectivo que excluye a las minorías, incluyendo sólo a quie-nes piensan como la mayoría, y la ma-yoría en estos casos, son chicos que dentro de su biografía familiar (socialización primaria) ignoran cuales son los orígenes del sentido común desde el que fueron educados, traen desde sus hogares ciertas reglas mo-rales que no cuestionan.

2 De la tierra, de los recursos naturales, de las cosas y de las personas. Y sí, decimos de las personas porque

cuando alguien es dueño de la fuerza de trabajo de otro, es en gran medida su amo, cuando alguien se apro-

pia del lugar habitado previamente por otro y le impone las condiciones en las cuales debe vivir, es propieta-

rio de su voluntad y de sus decisiones.

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Poder y procesos de resistencia:

N o concebimos el poder co-mo algo difuso, anónimo, como algo que es sólo y na-da más que un ejercicio,

sino que es algo que se vive, y en este rumbo es que la comprensión del complejo entramado de relaciones que se dan en este contexto supondrá una genealogía histórica y un abordaje de los discursos desde las categorías de biopoder3 y biopolítica4

El poder no es algo cerrado que unos tienen y a otros les falta, sino que se comprende como fenómeno circulan-te, como dinámica de las relaciones sociales, el poder va en una heterogé-nea cantidad de direcciones porque funciona en red.

Por lo tanto, no se trata tanto de pen-

sar los espacios de poder, sino los dis-tintos discursos que justifican la exis-tencia de esos espacios y el vínculo de las personas o los grupos con los mis-mos ¿Cuál es la narrativa de cada ac-tor que interviene en estos conflictos? ¿Qué voz es la que reproduce una ló-gica que se le opone e incluso lo so-mete y cuál es el paradigma que se construye en torno al discurso contra-hegemónico?

La Asamblea en Defensa del Agua y de la Tierra logró movilizar a 3.000 personas bajo el lema “Comarca de pie” agrupando a todas las organiza-ciones sociales para oponerse al pro-yecto de desarrollo de la Pampa de Ludden. A la fecha los lotes fueron vendidos en dólares a particulares ex-tranjeros en su mayoría, mientras el proyecto espera la aprobación o no oficial. ¿Llegamos a sospechar que la ley deshonra? ¿Qué está interesada en deshonrar y desfigurar a quien supone culpable, al que quiere que se sienta

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culpable? Hacemos como si se pudie-se deducir de la represión la naturale-za misma de lo reprimido, como si se pudiese deducir de la prohibición la naturaleza misma de lo prohibido. (Deleuze y Guattari. 1973: 334)

¿Quiénes son los culpables, en todo caso, en todo lo que supone esta reali-dad configurada a partir de diferentes intereses políticos y económicos? No los hay, pero si responsables, y todo lo antedicho sugiere que funcionan y se manejan en el marco de la legalidad, y cuando no lo hacen, se les permite ejercer su poder (económico, político y mediático) para lograr un consenso con ellos, un acuerdo explícito con su discurso hegemónico.

La filantropía

C on el fin de salvar las belle-zas naturales de la Patago-nia, Tompkins compró 100.000 hectáreas en las

provincias de Chubut y Santa Cruz, sumadas a las 105.000 hectáreas en Corrientes, 120.000 hectáreas en los esteros del Iberá.

Amante de la naturaleza, las compras las realizó con el apoyo de la ONG Fundación Vida Silvestre, de la cual es uno de sus principales donantes, co-mo así también de la Fundación Pata-

gonia Natural de la cual es uno de sus fundadores. Dicha Fundación realiza y promueve diversas actividades de conservación en el establecimiento de su propiedad, La Esperanza, con 7.000 hectáreas, ubicado al noroeste de la provincia de Chubut sobre las costas del Golfo San Matías, en la de-nominada zona de amortiguación del Sitio de Patrimonio Natural de la Hu-manidad Península de Valdés.

Este filántropo ecologista, pregona el discurso de la nueva escuela filosófica Ecología Profunda, la cual platea que toda forma de vida tiene valor en sí misma, independientemente de si es útil o no para el ser humano, y los seres humanos no tienen derecho a reducir esa riqueza y diversidad ex-cepto para satisfacer sus necesidades vitales de una manera responsable, que el impacto de los humanos en el mundo es excesivo y está empeoran-do rápidamente y los estilos de vida del humano y el aumento de la pobla-ción son elementos claves en este im-pacto, que la diversidad de la vida, in-cluyendo culturas, puede florecer solo con un impacto humano reducido y para que esto suceda, las estructuras ideológicas, políticas, económicas y tecnológicas básicas deben cambiar, concluyendo que aquellos que acep-tan los puntos anteriores, tienen la obligación de participar en la aplica-ción de los cambios necesarios y ha-cerlo pacífica y democráticamente. En definitiva, no contempla la existencia

3 Entendemos por biopoder en Foucault: ´´el conjunto de mecanismos a través de los cuales, todo

aquello que en la especie humana, contiene sus marcas biológicas fundamentales va a poder entrar dentro de una política, de una estrategia política, de una estrategia general de poder, o dicho en otros términos, cómo la sociedad, las sociedades occidentales modernas, a partir del siglo XVIII, retomaron el hecho biológico fundamental de pensar el ser humano como especie humana´´

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del hombre y aspira a conservar el medio ambiente sin la vida huma-na. El problema es que bajo la falsa bandera ecologista, se ha dedicado a adquirir miles de hectáreas en lugares estratégicos con el objetivo de preser-var a las bellezas naturales de las ga-rras depredadoras de los hombres.

El programa de la filosofía ecológica profunda llega al extremo de conside-rar al ser humano como un elemento nocivo para el medio ambiente. Y la excusa de la compra de tierra en luga-res estratégicos es salvar esas belle-zas naturales de las garras depreda-doras del hombre.

Podemos afirmar que los fundamen-tos de la ecología profunda se sostie-nen desde una mirada biocéntrica. El biocentrismo es una construcción antrópica pero no antropocéntrica; considera al hombre como un ele-mento más del ecosistema que lo ro-

dea (del que forma parte como un ser vivo más entre otros) y de la biósfera de la cual depende. Esto nos remite a una noción abordada anteriormente, la de biopolítica: Cómo es que el ser hu-mano pasa a ser especie y de qué for-ma con la modernidad empieza a in-troducirse la vida en la historia. Com-partimos esta visión del humano co-mo nocivo para el medio ambiente porque es consumidor de bienes natu-rales y generador de residuos, vuelve “recurso” todo aquello que necesita para adaptar la realidad a su comodi-dad y confort (objetivos que clara-mente se instauran junto con la socie-dad moderna e industrial, y que suma-dos a los nuevos medios de comuni-cación desarrollados a lo largo del si-glo XX, van a generar aparentes “necesidades” para gran parte de la población mundial, al menos en el imaginario, aunque no así en el acceso a las mismas) Sin embargo no somos

4 Michel Foucault, a través del concepto de biopolítica, nos había anunciado desde los años setenta lo

que hoy día va haciéndose evidente: la "vida" y lo "viviente" son los retos de las nuevas luchas políti-

cas y de las nuevas estrategias económicas. También nos había mostrado que la "entrada de la vida

en la historia" corresponde al surgimiento del capitalismo. En efecto, desde el siglo XVIII, los dispositi-

vos de poder y de saber tienen en cuenta los "procesos de la vida" y la posibilidad de controlarlos y

modificarlos. "El hombre occidental aprende poco a poco lo que significa ser una especie viviente en

un mundo viviente, tener un cuerpo, condiciones de existencia, probabilidades de vida, una salud indi-

vidual y colectiva, fuerzas que se pueden modificar. La voluntad de saber. Página 187

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individualmente responsables de que esto suceda, no somos ni siquiera co-lectivamente responsables de ello, porque la lógica del capitalismo nos tiene entrampados en sus redes y de esta manera funcionamos según su paradigma, a riesgo de caer en la más absoluta exclusión si no lo hacemos. Se vuelve evidente que la responsabili-dad es de quienes permiten que esto suceda (los gobiernos locales, provin-ciales, nacionales, siempre corrupti-bles) y quienes aprovechan la flexibili-dad de la legislación y la desinforma-ción del conjunto de la población para hacer aquello que en sus propios paí-ses de origen no podrían hacer.

La expresión “ecología profunda” fue introducida al comienzo de los setenta por un grupo de ambientalistas norue-gos, entre ellos el filósofo Arne Naess.

En la propuesta del movimiento a lar-go plazo de la ecología profunda el fi-lósofo noruego adhiere a la intuición panteísta encontrada en el sistema filosófico de Spinoza, quien describe el universo como la inmanencia de Dios en la Naturaleza. Lo presenta entrete-jido como una red de vínculos que contribuyen a constituir el devenir de los seres que componen o descompo-nen relaciones. Esto es igualmente vá-lido para los seres humanos e inspira el primer principio de la propuesta, con el rechazo de la imagen del “hombre-en-el-ambiente” remplazándolo por la imagen totalizadora y relacional del “hombre-con-el- ambiente”. Esto es muy interesante y propone explícita-mente una ética de respeto hacia la totalidad de lo real, pero deja a un lado (o mejor dicho, no prioriza) algo que

sería fundamental en este caso, que es el respeto del ser humano hacia otro ser humano, el objetivo de la pari-dad, la igualdad, la horizontalidad con la naturaleza es muy importante, pero no deja de ser una utopía si en princi-pio sigue habiendo una desigualdad tan grande entre las personas (económicas, culturales, sociales), lo que tendría que estar a la base de una propuesta así es la toma de decisio-nes políticas de un modo igualitario y horizontal, pero esto no sucede, en-tonces la finalidad carece de sustento.

Las creaturas se identifican con dios (un dios que en su interpretación de Spinoza, Deleuze convirtió en natural y ateo). De ello resulta una visión del mundo en que humanidad y naturale-za son inseparables. La especie hu-mana no tiene una posición privilegia-da en el cosmos; todo hombre es tan digno como cualquier otro ser, en tan-to que todos son modificaciones de la única sustancia divina. Tenemos que en el siglo XVI, los pensadores aún identificaban al ser con la sustancia, ya a partir de Hegel, la realidad se vuelve sujeto, y la dialéctica pensada a partir del amo y el esclavo, supone que para ser consciencia de sí, como hu-mano, este debe poner en riesgo su vida en la lucha. De esta manera se distingue del resto del reino natural y animal, dando lugar a la creación de la cultura. Es cierto que el ser humano debe respetar su medio, sino está atentando contra aquello mismo que hace posible su vida y por lo tanto su inteligencia, su capacidad inventiva, pero en tanto consciencia deseante, el hombre se construye a sí mismo y a todo lo que lo rodea, porque no es un

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ser en sí, sino un ser “para sí” y un “ser para los otros”.

A modo de conclusión, nos parece in-teresante citar lo que afirma Carlos Dilitio en uno de sus artículos titulado: Respecto del "conservacionismo" de las fundaciones ecologistas y el mag-nate norteamericano Douglas Tompkins: Quién y qué es Douglas Tompkins.

“Aquí surge una clara distinción de clase y de roles en la socie-dad capitalista. Los ecologistas profundos impulsan el desplaza-miento del hombre de los territo-rios ricos en recursos naturales, pero los desplazados son los pueblos que habitan esa región o los miembros de las clases sociales bajas (esencialmente los campesinos y los aboríge-nes), porque su proyecto de conservación defiende la exis-tencia de ricos burgueses y te-rratenientes que puedan dedi-carse a la ecología y la preserva-ción de los "paraísos terrenales" para quienes tengan la capaci-dad económica de comprarlos o disfrutarlos”

Referencias Bibliográficas:

CORREA, Alfonso (2008) Nudos: Filosofía e historia de la filosofía en Hegel, en: La nostalgia de lo absoluto: pensar a Hegel hoy / eds. María del Rosario Acosta, Jorge Aurelio Díaz, Ángelo Papacchini. Bogotá. Universidad Nacional de Colombia. Facul-tad de Ciencias Humanas, 2008.

DELEUZE Y GUATTARI. (1972)

El Antiedipo, capitalismo y esquizofrenia, Barcelona, Paidós.

DELEUZE, Gilles.(2003) En medio de Spi-noza. Bs As. Cactus. Serie Clases.

FOUCAULT, Michel (1988). El orden del discurso. Barcelona, Tusquets.

FOUCAULT, Michael (1990) Tecnologías del yo y otros textos afines. Barcelona. Ediciones Paidós Ibérica.

HEGEL, G. W. F.(1985) Fenomenología del espíritu. México, FCE.

HERNANDEZ, José (1994) Martín Fie-rro, Buenos Aires, Emece Editores.

NIETZSCHE, Friedrich (1998) Sobre verdad y mentira en un sentido extra-moral. Traducción de Luis M. Valdés y Teresa Orduña, Madrid, Edito-rial Tecnos.

De la tierra, de los recursos naturales, de las cosas y de las personas. Y sí, decimos de las personas porque cuando alguien es dueño de la fuerza de trabajo de otro, es en gran medida su amo, cuando alguien se apropia del lugar habitado previamente por otro y le impone las condiciones en las cuales debe vivir, es propietario de su voluntad y de sus decisiones.

Michel Foucault, a través del concepto de biopolítica, nos había anunciado desde los años setenta lo que hoy día va haciéndose evidente: la "vida" y lo "viviente" son los retos de las nuevas luchas políticas y de las nuevas estrategias económicas. También nos había mostrado que la "entrada de la vida en la historia" corresponde al surgimiento del capitalismo. En efec-to, desde el siglo XVIII, los dispositivos de poder y de saber tienen en cuenta los "procesos de la vida" y la posibilidad de controlarlos y modificarlos. "El hom-bre occidental aprende poco a poco lo que significa ser una especie viviente en un mundo viviente, tener un cuerpo, condiciones de existencia, probabilidades de vida, una salud individual y colectiva, fuerzas que se pueden modificar. La voluntad de saber. Página 187.

Entendemos por biopoder en Foucault: ´´el conjunto de mecanismos a través de los cuales, todo aquello que en la especie humana, contiene sus marcas biológicas fundamentales va a poder entrar dentro de una política, de una estrategia política, de una estrategia general de poder, o dicho en otros térmi-nos, cómo la sociedad, las sociedades occidentales modernas, a partir del siglo XVIII, retomaron el hecho biológico fundamental de pensar el ser humano co-mo especie humana´´

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P ensar la formación de los es-tudiantes de la carrera de historia como futuros actores que intervienen en el campo

de la educación en las escuelas me-dias no puede escindirse entre los co-nocimientos específicos, los modos de producción de saber histórico y el carácter político y pedagógico de di-cha formación. En un intento por rom-per con esta fragmentación del saber propia de nuestro sistema educativo es que se plantea en la materia de Historia del Antiguo Oriente una meto-dología de evaluación a través de la producción de cuentos u otras estra-tegias didácticas que propongan los

propios estudiantes. En este caso, el trabajo es una secuencia que se inicia con un análisis comparativo entre es-tados primarios de América y el Anti-guo Oriente, continúa en la elabora-ción de un laberinto como un juego didáctico, se profundiza en la elabora-ción de un cuento sobre el mismo y concluye en su grabación en formato de producción sonora en un taller de radio del profesorado de Historia. Los invitamos a recorrerlo…

Un Horizonte Dorado

Por

Romina Bianchetti

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Todo había comenzado por pura curiosidad, cuando, el líder guerrero de una de las tantas

sociedades tribales del río Nilo, emprendió camino hacia el desierto lindante con la aldea,

en busca de alguna piedra preciosa o algo que salga de lo conocido…

Caminando bajo el sol calcinante le pareció, en un momento, ver una especie de pozo cer-

cano al horizonte dorado. Al acercase vio que el pozo era una escalera subterránea que pa-

recía ofrecer un lugar más fresco que el infierno del desierto en donde se había aventurado.

Sin pensarlo puso un pie en la sombra del primer escalón y casi sin darse cuenta bajó hasta

el último atrapado por la frescura de ese lugar bastante acogedor…

A pesar de estar subterráneo, parecía filtrarse luz de algún lugar. Al dar los primeros pasos

no se dio cuenta que ese lugar era un laberinto, en verdad, atraído por las hermosas pintu-

ras de las paredes que parecían contar historias de guerras, de jefes victoriosos, de animales

semidioses, de barcas en viajes a través del cosmos, de riegos y jardines domésticos…Entre

todas esas imágenes algunas le parecían familiares, en cambio, a otras no les encontraba sen-

tido, no se daba cuenta qué era lo que querían representar. En particular le llamó la aten-

ción una imagen en donde estaban las tres pirámides de Gizah. ¡Qué imagen extraña! El

paisaje era el mismo que el del desierto por donde él salía cada tanto motivado por su curio-

sidad…pero esas construcciones nunca se las hubiera imaginado ahí.

De alguna manera el desierto lo atraía, se le presentaba como un enigma a descubrir. Aquel

horizonte de arena con el sol encima con sus rayos como lanzas perforándolo, tenía un po-

der misterioso, era una atracción difícil de resistir. ¿Qué dios tenía el desierto? ¿Formaba

parte de otro cosmos? ¿Qué había más allá de ese límite?

Mirando las imágenes de las pirámides y luego de otras construcciones monumentales, co-

mo los palacios y esfinges, más allá los jeroglíficos…Sus ojos brillaban y no dejaban de abrir-

se más y más. Luego afinaba la mirada como tratando de reconocer algo familiar en todo

eso que estaba allí plasmado… ¡pero qué distinto parecía todo…!

De repente un ruido. Algo extraño, indefinido, caminó unos pasos, giró en un pasillo, el

ruido se hizo escuchar otra vez. Parecía que alguien estuviera golpeando con un martillo. La

curiosidad movilizó al guerrero una vez más. Y así fue adentrándose cada vez más en un

mundo subterráneo de pasillos y muros llamativamente decorados.

Ese ruido se alejaba hasta desaparecer y luego se volvía a escuchar como si estuviese a la

vuelta del pasillo…Los pies del guerrero estaban cansados ya…no tenía idea de cuánto tiem-

po llevaba caminando, de repente decidió parar se sentó en un rincón y finalmente el can-

sancio lo venció y se quedó dormido.

Page 34: REVISTA Remolinos de Historia

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Un olor a flores lo hizo despertar placenteramente y un gusto dulce en la boca la causó un

profundo bienestar. Hacía horas que no comía ni bebía. Sin embargo, él no tenía hambre

ni sed. En realidad se sentía mucho más satisfecho que luego de cualquier festín del que

hubiese sido parte alguna vez.

Era extraño, en ese lugar parecía perderse no sólo él, sino también el tiempo y el espacio…

Recordó que lo último que había hecho antes de dormirse fue escuchar un ruido a lo lejos,

que ahora se repetía pero mucho más cerca. Se levantó y trató de encontrarlo. En las pare-

des del laberinto ahora había hermosas enredaderas con flores, con un aroma exquisito…

Y de repente, al voltear, sobre una pared ve la sombra de una persona y el ruido otra vez…

Se apresuró y cuando giró, en el pasillo, se encontró con un hombre sentado trabajando

una pieza de metal, a los golpes, pero con maestría y delicadeza. El guerrero se quedó mi-

rando atónito, hasta que aquel le dirigió la mirada. Entonces, preguntó sin salir del

asombro: -¿qué estás haciendo? ¿quién sos?

El hombre volvió su mirada a la pieza que estaba fabricando y le respondió: soy un orfebre

y realizo piezas lujosas en metales para el faraón.

El guerrero comprendió la mitad de lo que el hombre le dijo…¿metales? Si…algún vago

registro de los metales tenía; ¿lujoso?...no terminaba de entenderlo bien. Y ¿faraón? Evi-

dentemente se trataba de alguien, parecía ser por demás importante, pero…

¿qué era un faraón?

Y eso fue lo que el guerrero preguntó. El orfebre lo miró y le contestó pacientemente; el

faraón es nuestro rey y nuestro dios, es el dios encarnado. Él es quien mantiene en armo-

nía a los hombres y los poderes sobrenaturales. Gracias al faraón estamos a salvo de las

desgracias…él mantiene el orden establecido en el cosmos. A él nadie se atreve a enfrentar-

se, es invencible…

El guerrero se quedó pensativo y recordaba todas las imágenes que antes había visto, y le

preguntó al orfebre si así era como representaban sus hazañas. Había entendido que aquel,

que aparecía enorme en comparación con otros hombres, era ese tal faraón. Que ese otro

que iba en un carro con las riendas atadas en las cintura y los brazos libres para el combate

como un héroe invencible, era, evidentemente, el faraón.

Y eso que estás haciendo ¿qué es?, ¿es para él? ¿O acaso es para intercambiarlo con algu-

na comunidad vecina?

¿Intercambio? Noo, esas son cuestiones de las que no me ocupo yo mi amigo…Hace rato

que por estas tierras ya no se escucha hablar de aquellos intercambios…Las cosas han cam-

biado, a los que tienen riquezas en sus tierras se los conquista o se los somete, y se les hace

dar tributo al faraón con las riquezas de su tierra, esos bienes que tanto les gustan a los po-

Page 35: REVISTA Remolinos de Historia

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derosos…Lo que yo estoy fabricando son cuentas y amuletos de oro para la mujer

del faraón…

El orfebre pareció darse cuenta que el guerrero estaba un poco perdido, así que le preguntó

hacia donde iba…

En realidad no lo sé, le dijo el guerrero, yo creo que me perdí, no se adonde estoy

yendo…

Bueno, tienes varios caminos, le dijo el orfebre. Si querés ir a una tierra lejana llama-

da México deberías tomar el camino que va al este, si querés llegar al Imperio

Antigua de Egipto deberías ir al norte y si querés ir a las sociedades tribales de

Egipto deberías volver por el oeste…

¿¡Pero que era toda esa información!? Esa tierra lejana de México o Imperio

Antiguo… Y resulta que nosotros fuimos llamados sociedades tribales…

Realmente esa tierra lejana le daba curiosidad al guerrero. Hubiese deseado dividir-

se en dos para seguir por caminos diferentes. Pero eso de Imperio Antiguo de

Egipto…lo sacudía. Así que, casi sin despedirse del orfebre siguió por el camino

que iba al norte.

Las paredes volvían a adornarse con raros símbolos para el guerrero, eran jeroglífi-

cos. Y las pinturas con hermosos colores volvían a aparecer. Algunas se repetían,

otras eran similares, todas bellas. Pero el guerrero se quedó pensando en esa

charla con el orfebre. Ese tal faraón al parecer era un dios… Sin embargo, en las

pinturas siempre por detrás o en un rincón se veían sus soldados luchando y

arriesgando su vida…¿hasta qué punto era invencible? Hasta que la fuerza de sus

guerreros se extinga o sea aplastada por “Otros” superiores en número…En eso

no eran tan distintos a nosotros, pensó.

El guerrero sabía, ahora, hacia donde iba. Y no era poco. El horizonte del desierto,

ciertamente escondía misterios, y él estaba descubriendo uno de ellos. Cuanto

más avanzaba hacia el norte, más jeroglíficos veía en las paredes. Hasta que en

un momento, en el piso, una especie de alfombra de papel, pintada con aquellos

mismos dibujos de las paredes, comenzó a mostrarle un camino. Así se topó con

otra persona, que sostenía en sus manos aquella “alfombra”. El guerrero obser-

vaba sin que aquel lo viera, y notaba que el hombre dibujaba en ese papel con

precisión y llamativa rapidez. El hombre estaba muy compenetrado en su tarea,

hasta que nuestro amigo habló.

¡Señor! le dijo. Y el hombre, con un sobresalto se dio vuelta y lo vio.

¿En qué puedo ayudarlo? Le preguntó sin demasiado asombro.

Bueno yo…estoy siguiendo el camino que va al Imperio Antiguo de Egipto…

Es por allí, le indicó señalando con el dedo uno de los pasillos.

Gracias, le dijo el guerrero. Pero no pudo contener su indomable curiosidad, y antes

Page 36: REVISTA Remolinos de Historia

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de seguir el camino le preguntó qué era eso que estaba haciendo.

Estoy escribiendo, pues! ¡Vaya qué ustedes son todos iguales, eh! Por lo curiosos,

digo…

Ustedes ¿Quiénes? Preguntó el guerrero.

Ustedes los que caen en este laberinto… Sí que está bien pensado… sólo es para

aquellos que buscan algo distinto, novedoso… y se la pasan preguntando.

A veces en el silencio también se hallan respuestas…

Sí, claro. Yo sé escuchar el silencio, me lo enseñaron mis ancestros. Así es como

nos conectamos con la tierra, el agua, el sol, toda la naturaleza entera, todo

nuestro cosmos…las estrellas…Todos juntos mantenemos la armonía, y aunque

a veces es momento de ritos, cantos y bailes, muchas otras veces el silencio

también cumple una función similar.

Aha… dijo el señor, pero ahora pregunta…¿Sabe una cosa? Le voy a responder. Yo

soy un escriba formo parte de la corte del faraón. Mi función es la llevar un

registro de todo lo que él me pide. Desde la contabilidad de los excedentes de

producción, como de la población, así como también de los sucesos importan-

tes según mi señor. También hacemos las listas de los títulos de los funciona-

rios. En ocasión de funerales, escribimos cantos y relatos a la divinidad. En fin,

sólo algunos tenemos el privilegio de saber escribir, por eso formamos parte

del círculo cercano al faraón. La escritura es una herramienta muy poderosa si

se la sabe usar…Además nos acerca a la magia y a los rituales, sólo nosotros

conocemos esas fórmulas. Es, sin dudas, prestigiosa nuestra ocupación…

Tenemos poco que envidiarle al visir…

Para nuestro guerrero, todo lo que dijo ese escriba había sido demasiada informa-

ción junta, que lo había dejado a mitad de camino de la comprensión. Pero le

quedó sonando como un eco la última palabra del personaje aquel…visir…

visir…

Resulta entonces que, no sólo había un faraón sino que también había un visir y

además estos hombres prestigiosos llamados escribas…y los orfebres…todos

girando alrededor del faraón.

Al guerrero le parecía que todo eso formaba parte de una sociedad bastante com-

pleja. Le daba la impresión que todo esto tenía otra cara, la de la falta de liber-

tad; hasta ahora nadie le había hablado de todos los demás pobladores.

¿Dónde estaba el pueblo? ¿Qué función cumplía? Ese tal visir

¿para qué estaba?

El guerrero seguía el camino indicado por el escriba y miraba detenidamente las

pinturas de aquellas paredes, esas pirámides llamaban mucho su atención. No

le podía encontrar una función, ¡pero sí que parecían imponentes!

¡Cuánto trabajo había sido necesario para construirlas!

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Esas barcas pintadas en los muros, también llamaban su atención, no porque no su-

piera de que se trataba, era evidente que la navegación en el Nilo había

mejorado. Pero la repetición en tantos dibujos, pasando del día a la noche y de la

noche al día…Él lo relacionaba con alguna historia que le parecía familiar.

Al avanzar más comenzó a escuchar una especie de oración, algo así como un canto.

Entonces empezó a buscar esa voz y al mismo tiempo siente un aroma especial,

ahumado. Ciertamente era humo que venía de un recipiente que estaba sobre

un caldero al cuidado del hombre que recitaba la oración… El olor era agrada-

ble, aunque un poco intenso. El hombre estaba vestido con ropas suntuosas y

llamativas. Al ver al guerrero lo miró detenidamente y pareció reconocer a al-

guien en la mirada inquieta de nuestro amigo.

Debes estar haciéndote muchas preguntas en este lugar, le dijo. Creo saber de dón-

de venís y hacia donde querés ir…

Voy al Imperio Antiguo de Egipto, ¿lo conoce?

De ese tiempo soy, respondió.

¿Y qué estás haciendo? le preguntó el guerrero.

Cumplo con mis funciones. Soy sacerdote del templo. Uno más de los tantos que

tiene el palacio. Me toca ocuparme de algunas ceremonias religiosas, de algunos

cantos…en fin de rendirle culto a nuestro dios. Aunque muchas veces también

cumplo funciones administrativas… Todo depende de lo que me pida el visir.

¿Visir? ¿qué hace el visir?

Bueno el visir, es como el primer mandatario, digamos. Es la mano derecha del fa-

raón, su hombre de confianza. Muchas veces es algún pariente cercano, pero no

siempre. Se ocupa de mantener toda la organización burocrática del estado. En

toda la extensión territorial, así que a su vez, él necesita de gobernadores y jefes

en las aldeas más lejanas para mantener vigente el poder del faraón…

Yo podría llegar a ser visir, si me hiciera de la plena confianza del faraón, pero la

verdad lo que más me gusta es encargarme de los funerales…

Y eso ¿de qué se trata?

Cada vez que muere un miembro de la familia del faraón o de la corte o de su círcu-

lo íntimo, comenzamos con la preparación del viaje hacia el otro mundo, no

puede faltarle nada. Son necesarias cantidades de amuletos y objetos de lujo que

le dan prestigio, para que lo conserve en el más allá. Comenzamos con el trata-

miento del cuerpo, para que se mantenga lo mejor posible, entonces lo momifi-

camos, con fórmulas mágicas y secretas. En la tumba se lo colma con utensillos y

víveres para que no le falten los alimentos, y la decoramos con representaciones

de su vida entre nosotros. Como también representamos el momento del viaje

en la barca hacia el ocaso del sol… Es un viaje cósmico, una travesía celestial ha-

cia el más allá, hacia el inframundo…

Page 38: REVISTA Remolinos de Historia

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Nosotros también creemos algo parecido, pero no viajamos en barcas…Lo nuestro

es considerado un ciclo. Se muere para dar vida. Como las semillas… ¿y qué

hacen con el cuerpo?

Bueno, al ser una persona tan importante la que muere, supongamos que es el pro-

pio faraón, ya cuando inicia su reinado manda a construir la tumba donde será

enterrado él y su familia. Son obras monumentales en forma de pirámides ¡las

habrás visto en las paredes dibujadas!

El guerrero asintió, recordando esas imágenes.

Bueno, los obreros y esclavos comienzan con el trabajo y los arquitectos con sus

cálculos. Lleva varios años la construcción pero vale la pena…

¿y por qué tan grandes?

¡Porque es del faraón! Es necesario, dice Su majestad, que todo el mundo vea y

reconozca mi poder…y que perdure en el tiempo. Que sea estático y perma-

nente como nuestro mundo…

Ah … ya entiendo, dijo el guerrero desilusionado . Ese Imperio Antiguo aunque le

seguía generando curiosidad, ya no lo entusiasmaba como nueva forma de vida.

El sacerdote le dijo que para llegar al Imperio le faltaba poco, debía seguir por el pasi-

llo que va al noreste. El guerrero pensativo y con el ceño fruncido

caminaba firmemente.

Finalmente después de un largo rato de caminar ve al final del pasillo una fuerte entra-

da de luz. Al asomarse a la superficie, pudo ver a lo lejos una gran ciudad. Muchas

construcciones juntas, algunas enormes…. Sus ojos estaban enormemente abiertos,

nunca había visto nada igual. Caminó bajo el sol radiante que pegaba sobre su ca-

beza hasta llegar a la gran ciudad. Miraba a todos extrañado, pero para los demás,

el guerrero no parecía ser alguien extraño. El Nilo seguía ahí, como en su tierra,

regando y dando vida. Pero todo a su alrededor era distinto…

Y allí estaban los obreros y esclavos bajo el rigor de otros hombres, cargando bloques

tan pesados como ellos mismos o más… al rayo del sol, sin descanso.

Y aquellas barcas del más allá estaban navegando sobre el río. Y los artesanos fabrica-

ban vasijas y recipientes pintados y sin pintar. Los tejedores hilaban y hacían ropas.

Todo era actividad y movimiento.

Más alejados estaban los campesinos labrando la tierra sin descanso. En la época de

cosecha esto debe ser un desfile de granos, pensó el guerrero. Un desfile hacia el

palacio que se veía lujoso y central.

Toda la vida giraba en torno al palacio, en torno al faraón y su corte.

El guerrero no quiso seguir avanzando en ese mundo. Retrocedió y marchó en

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dirección al desierto una vez más. A lo lejos se veían otras pirámides. Mientras camina-

ba comprendía que una ciudad como la que él habías visto seguramente tenía some-

tidas muchas otras bajo se mando. Semejante administración y funcionamiento no

podía estar solo bajo las órdenes de un rey dios, era necesario contar con individuos

capaces de llevar ese poder a cada una de las actividades que se desempeñan en fun-

ción del estado. Ese estado que sometía a la mayoría de los pobladores bajo su orga-

nización y mediante la coerción. Un estado que mediante la religión legitimó el po-

der del faraón y sus descendientes, y le dio sentido a través de creencias antiguas y

ritos manteniéndolos vigentes en el pueblo. Ese estado pretendía perpetuar las dife-

rencias de clases sociales como parte del orden permanente del cosmos, construyen-

do estas tumbas monumentales como símbolo de autoridad y poder.

El guerrero caminaba cada vez más rápido tratando de llegar al agujero subterráneo de

donde había salido. Este no era su tiempo, sentía miedo de quedar atrapado allí.

Quería volver a su tierra, su sociedad tribal, aunque la guerra amenazara su vida.

Al ver el hueco en el suelo corrió y se metió casi sin mirar, ese lugar ya no era como an-

tes, sólo había un camino de regreso y era el suyo. Mientras volvía pensaba que no

hay una sola forma de vivir en sociedad, de organizarse. Que el mundo no es estáti-

co ni permanente, que todo puedo cambiar, incluso su propia sociedad… incluso

aquella de donde había huído atemorizado.

FIN.

Bibliografía:

Bard, K: Toward and Interpretation of the Role of Ideology in the Evolution of

Complex Society in Egypt. En: Journal of Anthropological Archaeology, vol.

11, 1992, pp. 1-24 (traducción).

Campagno, M. De los jefes-parientes a los reyes-dioses. Surgimiento y con-

solidación del Estado en el Antiguo Egipto, Barcelona, 2002.

Frankfort, H.: Reyes y dioses, México, Biblioteca de la Revista de Occidente,

1948, Introducción, Caps. 1 y 16

Moreno García, J. C.: Egipto en el Imperio Antiguo, Barcelona, 2004, Cap. 3. El

estado en acción. Burocracia y organización administrativa, pp. 107-149.

Page 40: REVISTA Remolinos de Historia

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El presente artículo se enmarca en la producción de un artículo para la cátedra

de Nuevas Tecnologías de la carrera de Posgrado de Licenciatura en Ciencias

Sociales y Humanas de la Universidad Nacional de Quilmes.

Normas editoriales de publicación1

Laura Lañin

Título

Todos los textos

deberán contar

con un título

(puede llevar, en

caso de ser nece-

sario, una segunda

frase aclaratoria)

Subtítulos

Es aconsejable

que, de ser posible,

el texto esté orga-

nizado con subtí-

tulos, que orienten

al lector y faciliten

la lectura.

Datos del autor

El escrito deberá

contar con el nom-

bre del autor, junto

con una breve re-

ferencia de su tra-

yecto académico y

otros datos que

puedan resultar

interesantes al lec-

tor.

Datos del editor

El texto deberá ir

acompañado con

el nombre del do-

cente (o los do-

centes) que revisó

y corrigió la nota

antes de su publi-

cación, junto con

el nombre del es-

pacio que dicta.

Comentario sobre

el contexto de

producción

Cuando se trate de

textos realizados

en el contexto de

un espacio curri-

cular, y por consi-

guiente, elaborado

para un destinata-

rio y con una fina-

lidad diferente a la

de su publicación,

es necesario reali-

zar alguna referen-

cia que permita

reponer algunos

elementos impres-

cindibles para que

el lector pueda re-

1 Para elaborar este documento fueron consultados las siguientes fuentes: Revista Ciencias Sociales (Facultad de Ciencias Sociales - UBA): Normas de publicación editorial Revista Entramados y Perspectivas de la Carrera de Sociología (UBA): Normas para autores

(http://revistadesociologia.sociales.uba.ar/index.php/revistadesociologia/about/

submissions#authorGuidelines) y Guía de estilo y normas para envíos (http://dl.dropbox.com/u/1255747/

REVISTA%20DE%20SOCIOLOG%C3%8DA%20-%20Gu%C3%ADa%20de%20estilo.pdf)

Page 41: REVISTA Remolinos de Historia

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construir el con-

texto de produc-

ción.

Por lo tanto, en di-

chos casos, el tex-

to a publicar debe-

rá estar acompa-

ñado por un co-

mentario breve,

que podrá estar

redactado por el

docente, el alumno

o ambos, que de-

talle en qué con-

texto se realizó el

trabajo: nombre y

características del

espacio, algunas

referencias sobre

la consigna que

dio lugar al escrito,

junto a otros datos

que se crean con-

venientes.

Citas y

Referencias

bibliográficas

Las citas textuales

van entre comillas.

Cuando rebasen

las cuarenta pala-

bras (3 renglones)

deben formar un

párrafo aparte, con

doble sangría y un

tamaño de letra

más reducido que

el del resto del tex-

to (Arial 10). No se

emplean comillas.

La cita de referen-

cias bibliográficas

irá en paréntesis

dentro del texto

(Apellido, año: pá-

gina). Ejemplo:

(Foucault, 1988) o

(Foucault, 1988:

43) si es una cita

textual.

Una cita con dos o

tres autores:

(Bourdieu y Passe-

ron, 1979: 57)

Una cita con más

de tres autores:

(Menanteau et al.,

1977:182)

Citando una fuente

indirecta, es decir,

un texto citado

dentro del texto

consultado: (Cit.

en Bartra,

2002:125)

Listado completo

de Referencias

bibliográficas al

final del texto

Al final del texto se

deberá incluir un

listado en orden

alfabético con

aquellas referen-

cias bibliográficas

citadas en el texto

y consultadas para

el desarrollo del

trabajo.

La bibliografía de-

be orientarse por

las formas si-

guientes:

a) Libros:

Un libro de un

autor:

Foucault, Michel

(1988). El orden

del discurso. Bar-

celona, Tusquets.

Un libro con dos o

tres autores:

Menanteau, Darío,

Donohue, George y

Fortoul, Freddy

(1977). El rol del

sociólogo. Análisis

y perspectivas.

Valdivia, Universi-

dad Austral de

Chile.

Un libro con más

de tres autores:

Correa, Sofía et al.

(2001). Historia del

Silgo XX Chileno.

Santiago, Editorial

Sudamericana.

Dos o más libros

por el mismo

autor:

Foucault, M.

(1979). Microfísica

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La Piqueta.

_________ (1973). El

orden del discurso,

Barcelona, Tus-

quets.

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Arqueología del

saber, México, Si-

glo XXI.

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Un libro por un

autor corporativo:

Real Academia Es-

pañola (1973). Es-

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Gramática de la

Lengua Española.

Madrid, RAE.

Un trabajo en una

compilación:

Brandes, Stanley

(2002). “Beatniks,

Hippies, Yippies.

Orígenes del Movi-

miento Estudiantil

en Estados Uni-

dos”. En Movi-

mientos Juveniles:

de la Globalización

a la antiglobaliza-

ción. Ed. Feixa,

Carles, Saura,

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Ariel. 93-109.

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Gruner, Eduardo

(2009). “Haití, una

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mín. "La Radio en

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Razón y Palabra

44, abril-mayo de

2005. <http://

www.cem.itesm.m

x/dacs/

publicaciones/

logos/actual/

bfernandez.html>,

visitado el 14 de

julio de 2005.

Cuestiones a

tener en cuenta

para la corrección

y revisión

En caso de existir

dudas respecto a

la redacción del

escrito, que tuvie-

ran que ver con

ortografía, puntua-

ción, concorda-

ción, correlación

de tiempos verba-

les, adecuación,

coherencia y

cohesión, se podrá

consultar el Módu-

lo Complementario

del Taller de Alfa-

betización Acadé-

mica.

Acerca del

formato: fuente y

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lo: Arial 12, negrita;

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ta estuviera corre-

gida, editada y lista

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docente deberá

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