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jose-balaguer
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memoria universitaria de Clodomiro Almeyda. Universidad de Chile.
^1 f'f p COLECCIÓN CULTURA POLÍTICA
PUBLICADA BAJO EL PATROCINIO Y DIRECCIÓN DEL. SEMINARIO DE
DERECHO PUBLICO DE LA ESCUELA DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
TOMOIH
HACIA
una
Teoría Marxista del Estado
MEMORIA DE PRUEBA PARA OP
TAR AL GRADO DE LICENCIADO
DE LA FACULTAD DE CIENCIAS
JURÍDICAS Y SOCIALES DE LA
UNIVERSmAD DE CIÓLE
por
CLODOMIRO ALMEYDA MEDINA
SANTIAGO DE CHILE
I 948
INFORME DEL SEMINARIO DE DERECHO PUBLICO
"HACIA UNA TEORÍA MARXISTA DEL ESTABO"
Memoria de Prueba presentada por CLODOMIRO ALMEYDA
Cuando en 1933, pleno auge de la República Socialista, dimos a las pren
sa una visión sintética df la obra de Alberto Aftalion, "Crítica, del Socia
lismo", estampamos en el Prólogo: "No Interesa al 'objetivo que perseguimos
al publicarla —con las indispensables anotaciones— que se acepten o no las
ideas de Aftalion No hacemos propaganda ni labor de zapa. Lo que preten
demos es que los interesados en estos Urnas utilicen su libro como una prue
ba de Fuego para sus convicciones". Análogos conceptos podríamos repetir
boy, al patrocinar la presente tesis sustentadora de uan concepción marxlsta
en circunstancias políticas adversas.
DchSo luego, cabe anotar que el título es evidentemente apropiado: "Ha
cia", camino, penosa marcha que tiene la unidad sistemática y 1» plenitud de
mostrativa por término. Tero, también contra-marchas. Y Clodomiro Almey-
da, no obstante su fe de iluminado, sabe ya cuan difícil es el Ascenso, qué de
rutas equivocadas y de abismos casi insalvables. La necesidad de traducir sus
reflexiones y trabajos en obra escrita da lugar, a pesar del empeño y el én
fasis dogmático que !a presiden, a una velada confesión de no pocas dudas y
confusiones, y de múlUiples interrogantes.
Llegados a este punto vienen a nuestro recuerdo las palabras que pronun
ciara Lenin, en un Congreso de los "Komsomolsen" sobre el tema "Qué debe
aprenderse y cómo": "...Ante todo, el comunista debe saber aprovechar de
la vieja escuela todo lo que necesita indispensablemente. Sería un igran error
creer que se pueda ser comunista sin haber adquirido la entera suma del sa
ber humano, el cual precisamente creó el comunismo... Un comunista que
se enorgullece de su convicción sin haber estudiado seria y penosamente los
sucesos ante los cuales debe adoptar una posición critica, sería una pobre
¿En qué medida el autor lia seguido la lección de Lenin? ¿Reposa la cons
trucción teorética de la presente tesis sobre bases inamovibles ante la Filo
sofía > '.a (."LcncLii? ¿Ha- sido utilizada, en sus obras fundamentales, la litera-
tara crítica del marxismo?
Busta revisar la "Bibliosrafía'' para convencerse que si selecta es «Ha, con
muy contadas excepciones, desde el punto de visto, materialista-histórico, no
puede afirmarse otro tanto en lo relacionado con obras de rectificación o su
peración de los postulados que tan caros son al autor.
Así, v. gr., Morgan. Bcclioffen y Engels —especialmente este último— fi-
Euran citados como suprema autoridad en orden a la evolución social-econó-
mico-polílíco-jurídica que ha experimentado «1 hombre a través de los tiem
pos, y ni una sola mención exisíe para la Escuela Histérico -Cultural de Fro-
benius. Koppers, Schmiut, Trimborn, Gusinde, etc., que se na encargado de
demostrar, con un método estrictamente positivo, la falacia de las investiga
ciones en que reposaban las pretendidas leyes evolutivas de la Humanidad.
Ni Aftalion, ni Tougan Baranowsky, ni Stammler tx), por ejemplo, han
sido trabajados debidamente o siquiera trabajados. Tal vez un desprecio su
pino, frecuente en aquellos que se dejan arrebatar por la férrea dialéctica
marxista, es causa de esta desaprensión anticientífica con respecto a quienes
y muchos más podríamos citar— la enfrentan criticamente.
Este defecto se hace notorio principalmente en la Primera Parte de la
tesis —"Realidad, Sociedad y Estado"— destinada, según el plan, a una sinté
tica exposición de los principios básicos del marxismo y de sus relaciones
—generalmente de oposición— con el resto del pensamiento filosófico. jurídi
co y político contemporáneo. En lo que al primer punto concierne, la. labor
—a pesar de sus dificultades intrínsecas— es muy lograda; no así, en lo que
trata del segundo; incompletas y deformadas llegan las tendencias no marxii-
(x) En el cuerpo de la tesis se Cita y critica brevemente la obra de Stammler"Economía y Derecho": pero ella no aparece en la Bibliografía, y la
creemos utilizada de segunda mano.
tas, de las cuales muchas se silencian, a ;as breves líneas que se destinan para
su eliminación. Curiosa y, sin duda, contradictoria es 1» actitud benévola pa
ra con el pensamiento kelseniano-, aunque —bien pensado— tal vez olio "e
deba a que representa un alarde de lógica jurídica burguesa al servicio, aun
que contra la voluntad del autor, de toda* las ¡ormaj, csUua^;:-,, c:>penjálmen
te, de las totalitarias.
Slñ duda, la Segunda Paríe de la memoria de prueba en informe, es la
mas interesant* y valiosa, descartado el Capítulo I, "El Estado en la Edad
triedla", superficial y con deficiente información valedera.
Cada Capitulo Be configura como un borrador para un ensayo maglstrali
que sólo aguarda mayor madurez y reposo en el autor, sobresaliendo el Ca
pítulo II por su vigor destructivo, y los Capítulos VI, VII, Vln Por su nítida
y valiente ideología "revolucionarista" muy distante del oporounismo político
4 ue cree encontrar en el que pudo ser el gran experimento del primer Esltado
Socialista.
Una gran soltura polémica y un espléndido conocimiento de las fuentes
maritatas y, de vei en cuando; aportes y planteamientos personales, informan
y caracterizan esta Segunda Parte, la más importante de la obra.
Mas debemos declarar que nuestro personal ínteres radicaba en el último
capitulo —"La Sociedad sin clases y sin -Estado"—, por <:. ¡.-.uta le ■maEina-
bamos como un sondeo audax en el abismo que frente al mañana del hombro
ase abre la literatura marxlsta.
Sobrepasando el "periodo prehistórico de la humanidad '. s^un la expre
sión d Mara, etapa destinada a la era de las revoluciones sociales ¿cual se-
* !a evoh.ción social? .Cómo se estructurará el es.ado
^onmuiuseula-
wcial la sociedad sin clases que reemplazará al Estado Político, órgano de
elase"' ¡En qué se resuelve, se detiene acaso, el juego dialéctico de la historia
al desaparecer la contradicción motriz de la lucha de clases?
Alguno, pero pequeño es el avance que Clodomiro Almcyd» marca en un
terreno casi virgen de una elaboración seria.
No le vemos detenerse en la suerte que pueda correr la aspiración hu
mana de la Igualdad, salvo una brevísima alusión al concepto "pequeno-bur-
Eués" de Lasalle; y en cambio la Justicia y la Libertad emergen como bande-
■ claman por t uistadas.
Acaso, ¿Justicia y Libertad no responden a conceptos y valores ideales,
antagónicos a los fundamentos del materialismo económico?
Algunos marxistas responden ante esta interrogante, que Justicia, Liber
tad e Igualdad son conceptos de contenido variable, y que y» Be encargará
la "Sociedad del futuro" de proporcionarles el que corresponda. Pero ¿per
mitiría esta Incertidumbre histórica mantener la fe revolucionaria? El pro
pio Clodomiro Almeyda parece crio asi cuando al cerrar su tesis s
ííala como supremo signo del mañana por el cual debemos luchar, "La plena
realiiaelón de los atributos humanos: conciencia y libertad". El Derecho Na
tural ha tendido una habí! y provechosa celada a su enemigo el Materialis
mo Jurídico.
Para los efectos reglamentarios calificamos la memoria en informe con
DISTINCIÓN.ANÍBAL RASCUÑAN VALDES
INFORME DEL PROFESOR DE INTRODUCCIÓN AL
ESTUDIO DEL DERECHO, CARLOS HAMIXTON D.
Señor Decano:
He examinado cuidadosamente la Memoria de Prueba de don Clodomiro
Almeyda M., "Hacia una teoría marxlsta del Estado", en cumplimiento de so
encargo .
El autor divide la obra en dos partes. En la primea estudia: los Ante
cedentes filosóficas del Marxismo, la Sociedad, el Estado, lo Político, el De
recho, la Administración, el Gobierno, la Autoridad, la Nación, la Dictadora
de clases, desde el putno de vista teórico de la filosofía marxlsta, Y en una
secunda parte estudia lo que podría llamarse la traducción de tales concep
tas en la Historia y frente a la realidad económico-social-política. Pasa re
vista: el Estado en la Edad Media, la Sociedad Capitalista y el Estado Libe
ral, la Crisis del Capitalismo, el Socialismo, Intervencionismo, Corporativls-mo. Fascismo, la Revolución socialista ideal y el concepto Ideal de Estado
Proletario, la Revolución y el Estado capitalista en las condiciones históri
cas de la sociedad contemporánea, el Estado Proletario en las condiciones
históricas y la Sociedad Comunista sin clases y sin Estado.
En un grueso volumen ha querida presentar la filosofía, la historia y la
nrofecía de lo Político, desde el ponto de vista de la Filosofía Marxlsta, en
forma por demás completa y clara. El trabajo era difícil y resulla interesante. Tiene la indudable utilidad de presentar una casi enciclopedia del pensamiento político marxista, con honradez y ¡ponderación; de donde su trabajoresulta ana fuente bastante completa, clara y exacta de las afirmaciones or
todoxas del Marxismo en el campo de la Ciencia Política. No hace apologías.sino que desentraña una tesis. Su bibliografía es amplia y sus citas, bien to
madas, dan un reflejo bastante exacto de las doctrinas roaraistas, a las qne
compara, condenatoriamente, las degeneraciones históricas de su aplicaciónEl autor explica por qué elige su tema, basándose en la función qne la
Universidad debe tener para el marxlsta, "de pensamiento de la revolución",
por "ser un centro de trabajo espiritual profundamente interesado en el des
tino de la sociedad". Y el tono de su estudio mantiene la serenidad del uni
versitario teórico, sin caer en la indiferencia del apático. Es un estudio serlo-Tai vez demasiado extenso y pesado para manual de vulgariracinn y, posiblemente, poco profundo para tratado científico.
Esto no quiere decir que la teoría política planteada —a mi hílelo bien
planteada— por el autor, no adolezca de defectos y errores graves. Sus de
ficiencias elenliMcos, histórico-críticas y filosóficas, aún fundamentales, no
son sin embargo atrtbuibles al autor, sino al mismo sistema que expone. La
Filosofía Marx isla en su parte negativa, crítica, llega a rasgos casi geniales:
pero en su parte positiva, de construcción, además de ser fundamentalmente
errada, es pobre e ineficaz.
Los defectos de visión de la Historia y de la Naturaleza Humanas. las
contradicciones, los simplismos y, sobre todo la falta de una visión futura de
la Humanidad, no son culpa del autor sino de la Filosofía Marxlsta que pretende ser doctrina rilosófica y ríentffIco-positiva; y es demasiado unilateral
p-nra ser Filosofía (sabiduría de lo universal) , y demasiado dogmática paraser Ciencia.
"La condición primera de existencia de la sociedad comunista —Se afir
ma—, su supuesta esencial es el elevada nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas"... (Y se comienza el ensayo por la más atrasada de las Na
ciones de Enrona!) Y en otra parte se afirma que desde que "la rlqneza so
cial es superior a aquella necesaria para mantener la vida de los Individuos!o sea precisamente cuando alcanza un Invel más elevado...) el excedente
de riqueza se convierte en violento incentivo para sn apropiación'*. De ma
nera que el elevado nivel de riqueza es a la vei base del comunismo y del
rágimen capitalista. ¿En qué quedamos? Para el estudio del origen de la propiedad Engels vuelve al sueño de Jean Jacques, quien tuvo el buen sentidode advertirnos que era el suyo un sueño, una racionalización ideal, pero qnenunca habia existido históricamente.
Ttn defecto más grave en al ¿liaií-Un marxlsta, es que no sirve par*
,us leor.sante, no sabendec"""=
JL .
t ^ u pr!ketlca del marxismo;
H.e. bi,n ,1 a.tor '»»'*""'' j¡ ,'£™ .Pación, no »—I». P«™
Snt;,f„°*p,::s'.:r..,,r.faot,"nr,.^p, -....» « «... - ■-.•»-
p„o al »■»*"«•/""S'll So" nío „oe «K, «» el pjW-
tos comunes a toda filosofía ..alista uno a *
„„„„„., errores filosófico,
monio cultural tradicional y «u, 1. "'"»"" ''""o" Mar" T» S»« -do, ,1,1. pasad, no .. hi
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SSurlí»». desde •■
la deformación partidista Que lo nace ver ioqo,
onnto de vista de una sola Idea.de Kt,OT. „„,„„,,
Aeepta .1 autor la noclor d«
D"'!„l, desterrado, han llevado al >••"-
»«, contra la
--^ S;., "««•»'»«'» «' »"""">■ " *^"liUrismo político, en Buena io(,.<.a, j i»-
rsiailo Cía-
S™. S«". e°d"érS 1,"„",-.,«Tpo«Í crcitl.ldan. El E.„d. eomlen-rr„Si"r ,,ar,n.,n..no en
^^'^ ,T,^¿^ZTTS.ür; ™=4:%sr,;r..:'pofL^,»:r,»,re„r.¿«
«.
la fuerza, de v--
, la confusión del orden jurídico
el orden material de la fuerza bruta.trábalo se
Xo he agotado, naturalmente,la suma de errores que en el «™* »
cmtienen- ñor ejemplo ar.erca de la función esencial del Estado de instru
mentó de eficaz respaldo de la explotación humana, instrumento que en s»
neríodo de transición aprovechara en beneficio de la clase antagónica el^
mar-
periodo oe
J™5^"^. £ ¡ rancia absoluta de la idea de Bien común; la
»Xtloi» del D-recho Administrativo y el Se.vciio rúblico, del campo de
lo iuridlco- la contra ¡licción en aceptar la teoría pura del Derecho, de Rei
nen que nó acepla contenido alguno a la fórmula jurídica, para darle un con
tenido económico preciso; la contradicción que significa tratar de hacer cien-
Ha positiva a base de dialéctica; los fundametnos románticos e inexactos d« la
simplicidad primii.^.. <;'-'- '* ¡ín-'l^b :ctual rechaza con positivos hechos,
la derivación artificial de la inteligencia y del lenguaje, del trabajo; un hu
manismo que desconoce la esencia de la personalidad; la afirmación de que
todo Estado es y ha de ser dictadura, etc. Y mientras se hace una critica bas
tante ajustada del Estado capitalista liberal y de su evolución en contacto
non el Socialismo y el proletariado organizado, llega al final de sn dialécti
ca demoledora, simplemente para enunciar idílicas vaguedades, que se basa
rían en un optimismo tan ingenuo acerca- de la naturaleza humana, que no
explicarían las negras tintas de la crítica anterior. El poder público en pug
na esencial con la comunidad y sus intereses más elementales..., etc.
Este análisis breve e incompleto de algunos de los muchos errores que
la teoría política marxista presenta, parecería prolijo en exceso, para infor
me de una tesis de prueba. Pero es que son tales afirmaciones las que ha-J
cen brolir la duda de la aceptación, en la Escuela de Derecho, de una me
moria cuya doctrina camina, como lo muestra clara, sincera y lógicamente
el autor, a la destrucción del Derecho y del Estado. Sin embargo no me ha
parecido nunca sensato temer a la exposición de cualquier doctrina, porque
ei es falsa lleva en sí misma las razones con que la inteligencia se defiende
de ella, y es natural que el autor exponga su doctrina y su criterio y no uno
prestado; y por otra parte el trabajo de la presente memoria ha sido largo.
serio, arucioso y concienzudo. Es un trabajo bastante logrado, en que una
síntesis interesante y difícil de realizar, servirá a muchos partidarios y ene
migos del Marxismo para conocerlo en sn verdadera faz, en una exposición
clara y sincera.
En mérito al esfuerzo y a la poderosa síntesis lograda por el autor, a su
estudio honrado y al tono elevado en que mantiene su posición intelectual,
estimo, señor Decano que la presente Memoria merece una Nota de DIS
TINCIÓN.
Saluda muy atentamente al señor Decano,
CARLOS HAMTLTON D,
Profesor titular de Introducción al Es
tudio del Detecho, de la U. de Chile,
INTRODUCCIÓN
La Universidad debe ser un centro de trabajo espiritual,
profundamente interesado por el destino de la sociedad, de cuyoafán y preocupaciones culturales es expresión. El pensamiento—
y en especial el científico— ,no se concibe hoy como una ma
nifestación meramente teórica del espíritu humano, sino que se
lo aprecia y valora por su proyección práctica, por su poder de
hacer y de modelar, por su naturaleza de levadura constructiva
al servicio del incesante actuar humano en pro de nuevas for
mas de convivencia colectiva. Y este fin práctico del pensamiento científico no es sino la consecuencia de su esencia teórica.
Mientras más se adentra el pensamiento en la naturaleza de las
cosas, mas puede decirnos acerca de. la manera de gobernarlas,más puede dirigirnos en nuestra praxis concreta, más puedeorientarnos en la vida real.
Es innegable que la Universidad de Chile comienza ya a en
derezarse en función de este concepto práctico —
que por serlo,
debe afirmarse en la teoría— , contribuyendo a la traducción efi
caz de las inquietudes juveniles en un sentido y con una pers
pectiva constructivos. En nuestra Facultad se expresa este sa
no anhelo juvenil en el interés que demuestran los alumnos en
sus trabajos de Seminario y en sus memorias de prueba, por los
temas económicos y sociales, que tanto golpean e influyen en el
acontecer cotidiano.
Nosotros no hemos escapado a esta tendencia de genera
ción. Pero hemos elegido como tesis, no un tema de carácter
económico, sino uno de Ciencia Política y, en especial, de teoría
del Estado. Hemos pretendido insinuar algunas sugerencias so
bre la proyección política y sobre la teoría del Estado, de una
de las corrientes de pensamiento—
y por ello, también de) mo
vimiento social— , más decisivas y determinantes en el mundo
contemporáneo: el marxismo, la teoría del movimiento socialis
ta revolucionario.
Generalmente se analiza y enjuicia al marxismo, en tanto
crítica de la economia capitalista y en tanto hipótesis acerca de
la evolución de las sociedades. Su aspecto filosófico no ha lo
grado todavía ser lo suficientemente profundizado, a la luz de
nuestro actual ambiente cultural. Su aspecto teórico-político, sunoción del Estado, no obstante tener tanta relación con el acon
tecer social y con las luchas políticas tampoco ha sido diluci
dado en la medida necesaria para esclarecer las dificultades hifl-
tóricas que se presentan en le p."'. tica a¡ movimiento social, tas-
arado por él. Y cuando se ha ¡pretendido hacerlo, casi siempre.
Son contadas excepciones, se ha recurrido sólo a una exegesis de
laTobra= de los clásicos del marxismo,intentando encontrar en
su^pSí.rÍ,Ía solución mágica e infalible pira los tropiezos y
fnStentaVv muestra, con su infecundidad practicarlo vacio
m»SS^armí^;^=ShT=ÍiZZ iSTerspeSvas, obscurecen el entendimiento y, en de-
S, alejan al hombre de la vida, y a las masas, de la Re-
volución.It
Nosotros pretendemos en nuestro trahajo captar el espí
ritu", por decirio asi, de la concepción .■»"* '£,»£lá acción política, especialmente referida
al medio histórico ca
£tSt íta atenemos más al significado socologico ,de
lasje-Oexiones marxistas, que
a su expresión verbal que es lo unmo
que logran captar quienesno trascienden el plano de las formas
J
^SíT actitud nuestra, es eminentemente teórica;no implma
nuestro trabajo ningún análisis concreto de alguna situaaon so
cial o bolita detenninada, del que pudiera desprenderse alguna
definito directiva para la actuación inmediata. No; previo a es-
Uproyección prácticadel pensamiento político marxiste, es pre
ciso adentrar en su concepción teórica. Y esta actitud teórica
es —dialécticamente hablando—, en último termino la mas prác
tica de todas Sólo a través suyo es posible acercarse a la ac
ción no guiado por vagasintuiciones o empujado oportunista-
mente por las circunstancias, sinoorientado por un pensamien
to que aclara,dilucida, ofrece perspectivas e invita a la acción
consciente y libre._
Nuestro trabajo se desarrolla, pues, en un alto nivel de
abstracción, omitimos de considerarsituaciones especificas y de
recomendar actuaciones positivas. Esto último tan sólo repre
senta el "momento" práctico de la acción, "momento", que co
rresponde a la actividad política, que, como marxistas, llevamos
a cabo en el plano político partidario.
Un estudio como el presente, ofrece a cada paso dificulta
des y problemas que no hemos podido ahondar; exige muchas
veces definiciones que sólo hemos logrado decantar en forma
provisional. La teoría es en sí, un permanente ensayo de com
prensión de la realidad, que sólo el devenir histórico concreto,
que sólo la praxis, ha de constituiren definitiva como tal, al1 ha
cerla "carne" en los acontecimientos. Excusada nos ha de ser,
entonces la limitación que puede advertirse en cada parte de es
te trabajo en extensión y profundidad. Ella debe servir, sí, de
incentivo para superarla através de un esclarecimiento mas de
licado y comprensivo.Pedimos excusas también por las deticiencias formales, de
redacción y literarias, delas páginas que siguen. Es de suyo di-
rifil para una persona en pleno proceso de formación cultural,
y lo es mis para quien como nosotros carece de dotes literarias,
exponer en un estilo depurad i e" rt+o de reflexiones aún no de
cantadas y en pleno periodo de e^anoi ación. Hemos quedado profundamente insatisfechos por el aspecto formal de este trahajo
y se nos hace un deber advertirlo de antemano.
Valoramos nuestra tesis, sólo en cuanto aporte al estudio e
incentivo al análisis del pensamiento marxista acerca del Esta
do ¡y las cuestiones conexas, pensamiento político que juzgamos
expresivo de las fuerzas e intereses sociales que han de moldear
la nueva sociedad que alumbra en estos dias.
Con ello queremos también cumplir, responsablemente y en
la medida de nuestras limitadas posibilidades, coa la misión quecomo universitarios nos corresponde: el trabajar por hacer de
nuestra Universidad el pensamiento de la Revolución, es decir,el trabajar por convertirla en entidad responsable de las tareas
que el devenir social exige del pensamiento progresivo, que pormedio de sus diferentes organismos ella debe' cultivar, enseñar ydifundir.
Santiago de Chile, Octubre de 1947,
PRIMERA PARTE
REALIDAD, SOCIEDAD Y ESTADO
CAPITULO I
ANTECEDENTES FILOSÓFICOS
1 .—El Marxismo y sus aspectos. ElMaterialismo Dialéctico.
A pesar de que el objeto central de nuestro trabajo, la teo
ría marxista del Estado, es un tema esencialmente político, nosdetendremos primeramente, aunque en forma breve, en algunasconsideraciones de carácter filosófico que juzgamos fundamen
tales.
Si por filosofía entendemos toda concepción o posición teó
rica frente a la Vida, expresada en una actitud práctica, ninguna persona, por poco especulativa que sea, deja de adherir, aun
que sea arbitraria e irreflexivamente, a ciertos principios básicos que constituyen "su filosofía". Con' mayor necesidad se com
prende entonces, que toda teoría o concepción racional sobre al
gún aspecto de la realidad debe estar inspirada o por lo menos
relacionada con supuestos de índole filosófica.
En nuestro caso, esto es tanto más efectivo, cuanto que el
pensamiento marxista acerca del Estado es sólo una cara deí
marxismo en general, al que con justeza ha calificado Plejanov,de toda una concepción del mundo. Los principios filosóficos de¡
marxismo informan toda su teoría política. Imposible sería es
tudiar y juzgar a ésta, prescindiendo de aquéllos.El marxismo, dejamos dicho, es toda una concepción de!
mundo. Como tal representa una teoría abierta, pero coherente,
en forma tal que cada uno de los aspectos que presenta suponee implica a los demás. Si consideramos sólo parte de su pensa
miento, aislada e independientemente de aquellas que la com
plementan, lo mutilamos en sus proyecciones y hacemos imposible su exacta comprensión.
Sin embargo, con fines de carácter didáctico cabe conside
rar al marxismo desde tres puntos de vista que reflejan otros
tantos aspectos suyos.En primer lugar es el marxismo una critica de la sociedad
capitalista. En este aspecto es una teoría predominantementeeconómica que pretende explicar el origen, desarrollo y funcio-
. 12 —
namiento del régimen capitalista; es decir de aquel sistemaeco
nómico basado en la propiedad privada de los medios de pro
ducción, y en la compra por losdueños de dichos medios, de la
fuerza de trabajo de los desposeídos. Del análisis.de la «ocwttod
capitalista, en la que descubrieron como hecho fundamental la
deshumanización del hombre y la existencia en eu seno de las
condiciones necesarias parahumanizarlo, sacaron^
M
«tvB(gels los elementos matrices para
su concepción del Hambre y
de la Sociedad Esto no quiere decir que Marx y Engels no tu
rieran ya antes de entregarse al estudio del capitalienocierta»
conceociones filosóficas. Ambos pertenecían ya a la comente
rdeoSa en boga en su patria en aquella época, de los joye-
„t Sanos corriente que manteniendo el aspecto dialéctico
dSpSaTento de Hegel.'desechaba sin embargos»,,««--tafisico-idealistas. Ello no obstante, sus ideas básica y perso
nales sobre la sociedad y su evolución, surgieron en ellos como
«encía de^us reffexiones criticas «^J* ,£«£f,-La más importante y fundamental obra de Marx, El Capital ,
es la expresión de este aspecto de su pensamiento.
En segundo lugar es el marxismouna concepción
de k so
ciedad v de la historia. Producto, como hemos señalado de su
SScí del capitalismo, alcanza sin embargo esta teoría proyec
ciones más generales y constituye todo un punto de vista para
apreciar la evolución histórica y cultural de la humanidad, y
para analizar las diversas instituciones sociales. Es la llamada
concepción materialista de la historia. El Estado, como institu
ción social y fenómeno histórico, es interpretado por el marxis
mo a la luz de esta teoría.
El tercer aspecto del marxismo, indisolublemente relaciona
do con los anteriores por su origen y relaciones, es el propia
mente filosófico, comúnmente conocido bajo la denominación de
materialismo dialéctico.,
Difícil, por no decir imposible, es dar una impresión de con
junto, justa, del materialismodialéctico en pocas palabras. La
índole de nuestro trabajo hace sin embargo necesario este in
tento, aunque corremos el riesgo ed caricaturizar al marxismo
filosófico.„.,..-„ ,_ , .
E! término "materialismo dialéctico , con no ser absoluta
mente adecuado, connota, a pesar de ello los dos rasgos esen
cíales de su contenido filosófico; pero teniendo, sí, tanto el tér
mino "materialismo" como el término "dialéctico" un significa
do especial y diferente, sobretodo el primero, de aquél con que
corrientemente se les usa.
Analizaremos primeramente los rasgos del marxismo filo
sófico a que alude la expresión "materialismo", y luego los que
alude la palabra "dialéctico", advirtiendo nuevamente que sólo
por un proceso de abstracción desnaturalizadora, podemos nos
otros separar en grupos los caracteres de un pensamiento uni
tario como es el marxismo.
2.—El Materialismo,
La existencia, independiente de nuestras conciencias, de
una realidad objetiva, es el primer postulado del materialismo
dialéctico La afirmación de la realidad exterior, del ser, no im
plica ninguna concepción determinada acerca de su nai
.-,no im-
su naturaleza
— 13 —
n origen. "La única propiedad de la materia cuya admisión de
fine el materialismo filosófico —dice Lenin— es la de ser una
realidad objetiva, la de existir fuera de nuestras conciencias"
[1) . "El marxismo —añade Lefebvre— no define, sitúa los dos
elementos de la existencia humana: el ser y la conciencia" (2).Se opone con esto el marxismo a toda la corriente filosó
fica idealista, que de Descartes adelante, pasando por Kant,
afirma la existencia del pensamiento como realidad fundamen
tal. Recordemos el razonamiento cartesiano: Pienso, luego exis
to. Esta primada concedida al ser con relación al pensar, al "cu
tos" con realción al "logos", constituye el punto de vista filo
sófico conocido con el nombre de realismo, en contraposición a
la tesis contraria, llamada idealismo.
La posición realista del marxismo es fecunda en consecuen
cias. Entre las de más importancia está la teoría marxista del
conocimiento que sostiene la existencia autónoma del objeto de
conocimiento con relación al sujeto cognoscente. Reconoce sin
embargo esta teoría, que no puede el sujeto aprehender la inte
gral realidad del objeto en un solo acto, ni en un solo momen
to, pero afirma que el hombre, a través de su desarrollo histó
rico por medio de la acción y el conocimiento en recíproca in
terdependencia, va acercándose más y más a la realidad mis
ma. El total conocimiento y el absoluto dominio del hombre so
bre la realidad puede temporalmente sóMo concebirse como un
ideal' que se va realizando en forma parcial por cada hombre yen forma absoluta por la humanidad entera a través de su evo
lución infinita. La verdad no puede, pues, afirmarse por nadie
absolutamente ; la verdad total se encuentra sólo como productohistórico de la actividad integral del hombre en la culminación
de su desarrollo. El sentido de la trayectoria, del pensamientohumano es el de una aproximación cada vez mayor a la realidad,a la verdad absoluta (3).
Postula en segundo lugar el marxismo la unidad de nues
tra conciencia y del mundo exterior, en otras palabras, del ser
y del conocer, de la naturaleza y del espíritu en una realidad.
fundamental de la que todo es expresión y de la que nosotros
formamos parte.Es ésta una posición monista, que se opone a todas las fi
losofías dualista o pluralistas, como aquéllas que sostienen quela naturaleza y aún el espíritu son creaturas producidas por unser distinto, anterior y transcedente a ellos. Se opone asi el marxismo a la distinción entre Dios y mundo, creador y creatura,
y afirma a la realidad como una sola creación constante, comouna totalidad abierta, como el ser único en proceso de inmanen
te diversificación, renovación y superación. Recoge de esta ma
lí) W. 1. Lenin. Materialismo y Empiriocriticismo, pág. 111.
(í) H. Lrfevre. El Materialismo Dialéctico, pág. 8S.
(3> Entre las otaras que específicamente se refieren a la teoría marxista
del conocimiento, sin tomar en cuenta las más conocidas de los clási
cos del marxismo, mencionamos: las obras alemanas, no traducidas,
de Max Raphael "Contribución * Ift Teoría del Conocimiento de la Dia-
léstlea Concreta"; de F. Meusel "Investigaciones Sobre el Conocimiento
del Ob}eU> en Marx": de Karl Korsch "Marxismo y Filosofía"; la par
te pertinente de la obra de rusa de Shirokov "Tratado Sistemático de
Filosofía"; y los trabajos del inglés John Lewis, como "Introducción
a la Filosofía." y del americano Sydney HooX. como "la Dialéctica Ma-
taitallat»"..
_
ñera el marxismo la tradición monista de Spinoza a través de
Hcgel. ,.
La existencia humana, para el marxismo, estacondicionflüB
material, biológica y¡ socialmente. No hay vida sin materia, njespíritu sin vida. La vida y el espíritu aparecen después en el
tiempo El ser precede al conocer; la realidad, al pensamiento.
A este tercer aspecto del marxismo lo llamamos naturalis
mo, opuesto al esplritualismo que admite la inmortalidad del
aJma y la posibilidad de existencia del espíritu sm materia y
Sm
Realismo, monismo y naturalismo, según el sentido que le
hemos dado a cada uno de estos términos, son las notas carac
terísticas del marxismo significadas cuando se dice de el que e,
una filosofía materialista.
3 .—La Dialéctica,
Lo existen^, llamémoslo materia, mundo o naturaleza, es
para el materialismo dialéctico un proceso de renovada e insis
tente superación, una creación permanente.Es en si, movimien
to y transformación. Se basta a si mismo. No necesita de un
primer motor; es en si, el Ser.
Sin embargo, este ser no es perfecto ni inmutable como so
concibe a Dios. Es un ser trágico y contradictorio, es él lucha
perenne, caben en él el dolor y la muerte. Pero es gracias a esta
contradicción cósmica que alberga en su seno la realidad; es
gracias a la lucha por la existencia en el plano animal, a las lu
chas de clases y de naciones en el plano social; a las luchas
anímicas, a los desgarramientos internos en el plano indivi
dual; es gracias a todo esto que puede el ser superarse sin ne
cesidad de que nosotros postulemos un ser ajeno.
El Bien, la Felicidad no están dadas en el mundo, ni nos son
dadas por un Dios; son conquistadas con sacrificio histórica
mente por el hombre.Y el mismo hombre, se hace homber en
la historia a través del sufrimiento, de las luchas y de la muerte.
La muerte es asi el precio de la vida; el dolor, el precio de
la felicidad; la contradicción, el precio de la identidad.
L.a realidad concebida en permanente evolución e involu
ción autocreadoras es uno de los rasgos dialécticos del marxis
mo filosófico que lo distinguen de las otras posiciones mate
rialistas.
Cada uno de los elementos, cualidades o cosas que integranuna realidad cualquiera, si bien tiene su especificidad propia, su
exactitud interna, está sin embargo en esencial interrelación con
el resto de la£ cosas; tiene además algo que trasciende de si,
algo que lo une con el pasado y algo que io compromete con el
porvenir; en otras palabras, cada cosa o "momento" de la rea
lidad, tesis, implica y origina otro "momento" distinto y opuesto que llamamos antítesis, condicionado por el "momento" te
sis, pero que lo trasciende,reacciona sobre él y lo eleva a un ni
vel diferente y superior: la síntesis.
Si en un complejo de cosas o realidades en interrelación
que llamamossituación A, se provoca un cambio, que llamamos
B; el resto de A, por el solo hecho de producirse B, cambia de
naturaleza, enriquece su ser con una nueva cualidad, su relación
con B; pasa en consecuenciaa ser otra cosa : C. A su vea B, con
— 15 —
relación a C, pasa a ser otra cosa que lo fué cuando surgió de A.
El materialismo dialéctico supera el concepto mecanicista segúnel cuai un fenómeno A produce otro B, éste a C y asi indefini
damente, en una serie lineal. Para el marxismo un fenómeno A
condiciona y desarrolla su opuesto, B; el que a su vez reacciona
sobre A, modificándolo y modificándose, produciendo así a C,
que integra los "momentos" anteriores en una síntesis nueva. Elefecto reacciona sobre la causa, que pasa a ser su efecto. Se di
luyen de esta manera estos conceptos en la trama universal de
relaciones .
La constante transformación de la realidad no significa sólo un aumento o crecimiento cuantitativo. Para el materialismo
dialéctico cada hecho nuevo es producto de una crisis y aporta
consigo una creación original. ''Nada se explica completamentepor lo precedente, cada salto aporta una síntesis inédita, cada
etapa de la realidad aporta una regeneración y una renovación
que niega y continúa, destruye y perfecciona lo anterior". "El
materialismo dialéctico nada tiene que ver con el materialismo
mecanicista que, al decir de Oomte, es la doctrina que explica lo
superior por lo inferior". "La síntesis en el marxismo, jamas es
tá contenido completamente en los momentos superados, aporta consigo misma una realidad más alta que tiene sus propiasleyes" (4). Los grados superiores de la realidad como ia con
ciencia y la vida no se pueden reducir a los grados interiores co
mo el quimismo o el mecanismo. "La conciencia —dicen Gutter-
man y Lefebvre— no es un epifenómeno de lo biológico odeiu
económico". "Es una realidad, la realidad humana esencial, con
dicionada, explicable genéticamente, pero irreductible en si a los
grados inferiores, lo que la negaría y negaría al mismo tiempocodo su devenir" (5).
Reconoce el marxismo, pues, la especificidad de los dife
rentes grados de la realidad diferenciándose con ello radical
mente de otras doctrinas materialistas que niegan este hecho y
creen posible explicarlo todo, vida, espíritu e historia por sim
ples diferencias cuantitativas en el número y movimiento de
átomos y moléculas.
Hemos examinado a vuelo de pájaro tres piezas decisivas de
la dialéctica: la evolución autocreadora, la acción reciproca y la
especificidad de los grados. Es evidente que ejemplos concretossacados de la realidad hubieran contribuido a esclarecer su significado, pero los omitimos aquí, pues en las páginas que siguenhabrá ocasión para ello.
La ejempiif icación en esta materia es de importancia esencial por la razón que vamos a explicar. El pensamiento dialécti
co intenta captar a las cosas en sus relaciones mutuas, entre sí,
y con el todo, a través de sus movimientos y trayectoria peculiar que define precisamente su existencia específica. No hay,
pues, dialéctica en general, hay sólo procesos y relaciones par
ticulares, aprehensibles sólo mediante el conocimiento y análi
sis especial del objeto de que se trata. Las llamadas leyes día
lécticas, como la de interpenetración de los opuestos, la de negación de la negación y la transformación de cantidad en calidad
sólo existen en los objetos reales, cada uno de los cuales excede
(4) Señé Maublanc. "Hegel y Marx". Colección "A la Luí del Marxis
mo", vol. "Método Dialéctico y Ciencias Humanas", pan. 58.
C5J N. CtUtterman y H. Lefevre. "Qué es la Dialéctica", pág. 130.
en riqueza y variedad a cualquiera de las formulascon que
¿retenda agotarlo. Es natural quesea asi. No puede el perca
Eto que es parte del ser, alcanzaral ser mismo .captarlo
de
"•"ZZ Sr^pínsaSSaíaSetto «pa?a en las hue-
unas de las otras,el pe'»""'
,gérmenes que contie-
SStSL^TilSX ^rSSrrmovimiento que las
arrastra (6).
4.—Materialismo dialéctico y metafísica.
t . verdad de las proposiciones filosóficas que postula el
materfal^flfeícSoPno^triba en el hechc, dei poder se.• de-
estradas. Muchas de ellas rebasan los hm tes de ta experien
mssmmmeuantoS adjetivo significa algo que esta masají .de
,£expe
^li'SaScamaSSr'lo confesamos -dice Garland-,
e, metafísica en el sentido que tomadenodadamente partido en
ta tacha entre materialismo e idealismo. Entendido asi el ma-
SriSmo dialéctico es una metafísica que transciende unaex
periencia inmediata y que es imposible demostrarlo como, m fue-
ce un teorema.de geometría. Ni siquieraes algo exacto decir
fmTesta comprobado por el estado de la ciencia en una época.
dada Su verdad se encuentra en el desarrollo general de la cien
cia en el movimiento que acrecientasin cesar el poder de la ra-
aórí, en la posibilidad siempre ensanchada de pasarse sin la hi
pótesis de un Dios" (7) .
(6> Como especiales referencias r. jiioiráficas -obre este tema consigna
mos: Lenin, "Comentarios a la "Lógica de Hegel"; Cohn, "Tenría de la
Dialéctica"; G. Friedman. "Materialismo Dialéctico y Acción Recipro
ca"; A. Thalheimer, "Introducción al Materialismo Dialéctico". (De la
obra de Colín no hay traducción castellana!.
(7) Jayis Gerland: "El Algebra de la Revolución". Articulo publicada por
la Revista Babel, Santiago de Chile. Vol. 11. N.« 12, pag. 82.
CAPITULO II
LA SOCIEDAD HUMANA
1 .—Especificidad de lo social.
El universo que se presenta ante nosotros no es un todo
homogéneo. Por el contrario, se manifiesta como infinitamente
variado; no hay dos hojas de un árbol que sean idénticas; no
hay dos momentos históricos iguales entre si; no se repite un
estado de conciencia dos veces con los mismos caracteres. La
unidad del mundo se complementa con su variedad. El ser es
un todo multiforme.
Dos posiciones erróneas se han planteado al considerar es
ta cuestión. La de quienes acentúan la unidad y asimilan e iden
tifican los diversos aspectos del mundo reduciéndolo a uno solo
y negando de esta manera la especificidad que distingue a las
modalidades de la existencia. De esta naturaleza son las con
cepciones mecanicistas que quieren reducir la vida y el espíritu a fenómenos físico-químicos. En el mismo error caen las teo
rias organicístas de la sociedad que la conciben como un sim
ple organismo biológico asimilando a las funciones vitales de
la nutrición y reproducción las diversas actividades sociales,
Por otro lado se levantan las concepciones pluralistas qiiudefienden la absoluta autonomía de los múltiples aspectos de la
realidad y que acentúan falsamente la variedad frente a la uni
dad. ES la posición de los vitalistas que niegan la posibilidadde explicar la vida sino por la vida misma y que niegan su con
dicionamiento por factores íísico-quimicos. Es también la ac
titud de los espiritualistas para los cuales la condición humana,el espíritu, es independiente de los factores biológicos y de otro
orden que parecen suponerlo, pudiendo así subsistir como espíritu, sin la presencia de la materia o de la vida.
El marxismo, sin caer en estas posiciones unilaterales, re-'conoce la variedad de lo existente sin negar su unidad. Relacio
na dialécticamente la unidad con la variedad; las afirma al
oponerlas. Cada uno de los distintos dominios que integran la
realidad no es ajeno con respecto al resto; tiene con ellos una
específica conexión. Esta conexión es mas directa y cercana con
respecto a ciertos dominios, mas indirecta y lejana con respec
to a otros.
Con este criterio pueden distinguirse tres grandes esferasen el universo: la esfera de la materia inanimada, la esfera bío-
lógica o de la vida y la esfera del espíritu o humano-social. E¿;ta última es la que nos interesa particularmente. Provisional
mente podemos decir que ella comprende todo aquel sector de
la realidad en que se descubre la huella del hombre, en tanto es
producto de su acción, en tanto está, por decirlo así, "huma
nizado" .
El hombre, analizado objetivamente, se nos aparece coma
un ser dotado de caracteres y naturaleza propios, que lo dis
tinguen del resto de los seres vivos. Esta afirmación esta ba
sada en la observación de la conducta humaan, conducta que
es expresión de su naturaleza. Este concepto es esencial para
todo ulterior estudio bajo el punto de vista marxista de algún
dominio social o cultural. Por eso Marx al comenzar la exposi
ción de su pensamiento económico precisó claramente esta mis
ma idea, eje de toda su concepción, en las siguientes palabras:
"Nuestro punto de partida es el trabajo en una forma que
pertenece exclusivamente al hombre. La araña realiza operaciones
que se asemejan a la de los tejedores; y la abeja aventaja en la
construcción de sus panales a muchos arquitectos. Pero en lo qui
supera el más torpe arquitecto a la abeja es en que antes de rea.
lizar su abra, la ha construido ya en su cabeza. Al final de la la
bor se llega a un resultado que existia ya, desde el comienzo en
la imaginación del trabajador. No se reduce a llevar a cabo una
transformación de lo natural, sino que a la vez realiza en la na
turaleza su finalidad, la cual determina la clase y modo de eu
obrar, a manera de una ley, y al que debe subordinar su volun
tad" (B>.
Para el marxismo la actividad animal es de origen y na
turaleza instintiva, como tal es ciega y no supone una concien-
cía previa de los fines que persigue, lo que es peculiar de la
acción humana. No se puede, pues, confundir la tesis marxista,
como se lo hace a menudo por sus adversarios con aquellas del
mecanicismo u organicismo que no aceptan en virtud de pos
tulados "a priori" y arbitrarios la distinción evidente entre la
esfera humana y la biológica.
.■i$riv$f<■■*■■
2.—El hombre y la sociedad.
Es ñdy un lugar común en Sociología el sostener que el
hombre, como ser concreto e histórico, sólo se da en sociedad.
Fuera de ella seria, segúii la clasica frase de Aristóteles, un
animal o un Dios. Las funciones humanas son funciones socia
les, sólo las tiene en cuanto vive en sociedad.
Las disquisiciones sobre la naturaleza del "hombre puro",aún no contaminado con la sociedad, a la manera de Rousseau;las "robinsonadas", como las llamaba Marx, son sólo juegos de
la imaginación.Tan falsas como éstas, son aquellas concepciones que ha
cen de la sociedad, ya sea un organismo con vida y finalidades
independientes de las de los hombres que la integran, ya sea la
encarnación del "espíritu objetivo" que se realiza a sí mismoa través de la sociedad con un sentido completamente ajeno a
los hombres por medio de los cuales se expresa.Ni el hombre puede considerarse aislado de la sociedad, ni
ésta independientemente del hombre. La realidad social no es
sino el producto del permanente actuar humano, de los hombres
(8) Carlos Marx. El Capital, tomo I, pág, 140,
— 19 —
concretos con sus limitaciones, fines y deseos particulares. Marx
y Engels han descrito claramente el carácter de la realidad so
cial en las siguientes palabras de uno de sus escritos de
juventud:"La organización social y el Estado nacen, en forma ininte
rrumpida, de los procesos vitales de determinados individuos, pero no de éstos tal como los imagina la representación propia □
ajena, sino tal como ellos realmente son, es decir, tal como obran
y producen materialmente, tal como actúan dentro de determi
nados limites y bajo determinados supuestos y condiciones inde
pendientes de su albedrlo" O).
La sociedad aparece así, a la vez que como producto de la
acción humana, como condición de ella misma. La acción recí
proca entre la acción humana y las condiciones sociales que la
rodean, explica el hecho de que el hombre sea a la vez productode la sociedad y a la vez productor suyo. En su "XVHI Bru-
mario", Marx reafirma esta idea:
"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a
su antojo, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino ba
jo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente,
que existen y transmiten el pasado" (10).
Podemos, así, decir con Heller, que brillantemente aplica el
método dialéctico a su análisis de la realidad social, que "úni
camente considerando de antemano al individuo como surgidocon y por la comunidad e inserto en ella, y a la comunidad co
mo algo que existe y vive en y con los individuos, se evita el
que uno se convierta en mear función del otro, proclamándoseasí la verdadera estructura de la realidad social. La relativa
permanencia de la forma dialéctica, a través de la cual circula
el tiempo, se explica por la relación dialéctica entre el todo ylos miembros, en virtud de la cual la conducta del individuo se
estima condicionada y determinada por la conexión estructural,
y, a su vez, condicionando y actuando esta conexión" (11). Hom-
bre y sociedad se condicionan recíprocamente y constituyen so
los dos "momentos" de la realidad social única, que sólo un pen>Sarniento discursivo y desnaturalizador puede separar. Lo hu
mano no está sólo en el hombre, sino también en la condición
social, y ésta, a su vez, no está sólo en la realidad objetiva sino
también expresada en el hombre mismo.
Si bien hoy en día han caído en el descrédito, como decía
mos más adelante, las teorías que se detenían a analizar al hom
bre "puro", con independencia del medio social en que vive, no
puede decirse lo mismo de las teorías que hacen del productode la acción humana, el verdadero sujeto de la historia. Spen-
gler y los pensadores que le siguen, consideran a las diferentes
culturas como seres vivos, núcleos centrales de la historia., Loshombres son con relación a esas culturas, sólo peones incons
cientes al servicio del sino histórico de la cultura a que pertenecen. Tal concepción ha servido de fundamento a los sistemas
fascistas de gobierno que hacen del destino de la raza, de la
nación o de otro ente, el valor supremo al que deben concurrir
todos los otros valores y acciones humanas. Por eso es impor
to) Marx y Engel, Archivo, vol. 1, pág, 206. Cit. por Heller, Teoría del Es
tado, pág. 90.
110) Carlos Marx, El XVIII Bramario de Luis Bonaparte, pág. 13.
(11) Hermaiin Heller, Teoria del Estado, pág. 113.
— 20 —
tante realzar la posición defendida por Marx hace más de 100
años y comulgada hoy por diferentes escuelas sociológicas, posición que ve en la socieadd y en la cultura el efecto üel actuar
humano, condicionado éste por las circunstancias sociales en que
opera, y que rechaza en consecuencia la subordinación del hom
bre ante cualquier aspecto de la sociedad o de la cultura, con
siderado como fin o valor trascendente a los propios destinos
humanos .
¡J.—La realidad social concebida como un tejo.
Al examinar en los párrafos que preceden la especificidad
de lo social y la interacción entrehombre y. sociedad, ya hemos
implícitamente reparado en este carácter fundamental del mun
do social. El decir que la sociedad es un todo unitario y armó
nico parece constituir un simple lugar común. Sin embargo, en
la consideración teórica de la sociedad se procede muchas ve
ces con olvido de este principio.En efetco, la legalidad propia de los diferentes dominios
sociales, como la economía, el derecho, ci Estado, etc., lleva a
menudo a los pensadores no dialécticos a considerar estos do
minios como esferas cerradas y sistemas autónomos. Se hace
derivar cada uno de estos dominios de una especial facultad hu
mana, que puesta en acción engendraría un aspecto particular
de la realidad social. Así a cada parte de la naturaleza humana
correspondería una concreción cultural diferente.
Pero no es lícito concluir semejante tesis del simple reco
nocimiento de la legalidad propia de los distintos dominios so
ciales. En cada acción humana, ya sea de índole económica, re
ligiosa o artística, está actuando el hombre todo. Es claro que
según sea la naturaleza de la acción el hombre todo se desple
gará en diferente forma. Ello no obstante, en cada acto huma
no y en cada hecho social está implícito todo el hombre y toda
la sociedad.
Rechaza así el marxismo las teorías pluralistas de lo social,
que al admitir facultades autónomas en el hombre, van a des
embocar en el reconocimiento de la existencia de esferas socia
les o culturales independientes y transcendentes al hombre mismo. El afirmar la tesis del "arte por el arte" y de la "ciencia
por la ciencia" conduce a admitir que el fin del arte y el fin de
la ciencia sobrepasan los fines humanos, y a erigir fetiches artificiales de una u otra especie a los que se .subordina lo único
concreto y real: el hombre y el actuar humano.
Rechaza también el marxismo aquellas teorías que elevan
cualquiera de las funciones humanas a la categoría de esencial,haciendo de las demás meros reflejos suyos. No se puede ex
plicar ningún aspecto de la realidad social por sí mismo, sinoa través del todo. "Ni las relaciones jurídicas ni las formas del
Estado, dicen Marx y Engels, pueden ser concebidas ni por si
mismas, ni'por la llamada evolución general del espíritu" (12)"La vida real del hombre —expresa Heller—, debe ser comprendida en su total existencia, corporal, psíquica y espiritual en
la unidad total de las funciones de su vida, tanto sexuales técnico-económicas, pedagógicas o políticas como religiosas ártis-
[12) Carlos ¡Marx. Critica de la Economía Política, pág. lo.
— 21 —
ticas o de otra clase". "El mérito del marxismo —continúa el
mismo autor—, en una época en que la investigación de los he
chos habia caído en un superficial positivismo a causa de un
especialismo morboso, consistió en haber mantenido esta con
cepción de la totalidad, cosa que debió a la dialéctica hegelianaunido a un singular respeto por lo real" (13).
Llegamos así a enfrentarnos con una de las más esenciales
nociones del pensamiento dialéctico : la de la totalidad concreta
(uinversal concreto). Solo el todo concreto es real; el fenóme
no particular sólo existe en el todo. Si consideramos a éste ais
ladamente, mutilamos su propia naturaleza. Lo particular es
abstracto, sólo lo universal es concreto. El conocimiento no
marcha, para la dialéctica, de un hecho particular concreto a
lo general abstracto, como se dice corrientemente, sino de lo
particular abstracto a lo universal concreto. De aquí nace ladificultad esencial, qué dijimos, encontrábamos al intentar dar
una idea general de la filosofía marxista a través de algunos de
sos aspectos particulares. "La especial índole del procedimiento dialéctico —dice Heller— , entraña una sena dificultad de
exposición. Esta dificultad radica en el simple hecho de que no
se puede decir todo al mismo tiempo y, no obstante, asi debiera
poder hacerse para satisfacer plenamente las exigencias de ia
conexión dialéctica, en ia que cada afirmación tiene que relativi-
zarse con referencia a las demás. Si comenzamos una descripción de los momentos particulares de la estructura —lo que na
turalmente, nada tiene que ver con el individualismo— , no po
demos describir, al mismo tiempo, el' todo, que es sin embargo,una condición del modo de ser de los miembros; y lo propio sucedería invirtiendo los términos. Por esta inesquivable dificul
tad es por lo que, justamente, hay que tener siempre muy presente el carácter dialéctico de la formación conceptual" (14).
Se comprende, pues, así, el por qué de nuestro aserto acerca de
que toda explicación de la concepción filosófica marxista tiene
en su raíz el vicio de la unilateralidad.
4.—Los orígenes de la naturaleza humana: el Trabajo.
La diferencia de calidad entre el hombre histórico y los de
más seres animales se nos impone con abrumadora evidencia.
Para quienes comulgan con las concepciones espiritualistas, generalmente ligadas a las religiones positivas, las mencionadas
diferencias no son sino producto de la creación divina, desapareciendo así todo problema con relación a su origen y desarro
llo. Para el marxismo las cualidades específicamente humanas,no por ser privativas de nuestra especie, carecen de alguna ex
plicación genética; por el contrario postula, en oposición al es
plritualismo, que nuestro florecimiento tiene un humilde origen
que debe buscarse y encontrarse en las huellas de nuestros primitivos antepasados prehistóricos.
Diversas han sido las opiniones de pensadores e investigadores acerca de cuál de los caracteres y tendencias propias del
hombre es la más esencial, que !o define como tal y cuya evo
lución puede servir de hilo conductor para rastrear sus co
mienzos .
(13) HcrroariTi Heller. Ob. cit., pág. 121,
(14) Hermann Heller. Ob. cit., p¿g. B6
— 22 —
(Entre estas hipótesis, destacamos en primer lugarla de la
Escuela francesa, especialmente desarrollada por Durkheun.re
chaza este sociólogo las explicaciones mecánicas, biológicas y
psicológicas de la sociedad, sosteniendo que ésta tiene un fundamento puramente sociológico. La vida en sociedad sena 1
causa básica del desarrollo humano con sus caracteres propios
y específicos. La actitud primaria de los componentes del_ gru
po social habría sido la religiosa, la que no habría significadoen sus inicios otra cosa que una actitud de respeto, temerosa y
reverente del hombre ante la sociedad, ante el clan en el cua¡,
por el cual, y para el cual vivía.
El pensamiento lógico-conceptual y la moralidad, caracte
res como la religiosidad, distintivos del hombre no serian, den
tro de esta teoría, sino derivados de esta última. En efecto, el
pensamiento lógico ha menester de conceptos, entes idénticos v
comunes para todos los hombres, opuestos a la sensación siem
pre subietiva e incomunicable. Ahora bien, la comunión de toda
la sociedad en un solo pensamiento, hecho necesario para la for
mación del concepto, se habría producido originariamente en la
actitud religiosa del dan, en la que toda la comunidad se reúne
alrededor de un. mismo pensamiento. Los conceptosde lo sagra
do v lo profano habrían sido así, los primeros en aparecer Los
conceptos exigen para su utilización y desarrollo de símbolos
estables que lo representen: ello habría condicionado la apari
ción del lenguaje como fenómeno esencialmente social, inexpli
cable sin la sociedad (15).
El tecnólogo Weber, también francés, sostiene que el pen
samiento lógico y los prImeros conceptos no se habrían origi
nado de la actitud religiosa, sino que habrían surgido requeri
dos por las necesidades prácticas de los hombres. En el uso y
desarrollo de la técnica instrumental deberíamos buscar los co
mienzos del pensar conceptual.
Bergson cree también que el pensamiento lógico, la inteli
gencia y la racionalidad están indisolublemente ligados en su
origen y desarrollo, a la satisfacción de las necesidades prácti
cas5 de la vida diaria con que va tropezando el hombre en su
ordinario transcurrir. Es la teoría del "homo faber".
El psicólogo austríaco Freud, fundador del psicoanálisis.sostiene que lo característico en el hombre es la existencia en
su psiquis de una represión de los instintos, motivada por la ne
cesidad de la cooperación social y del trabajo, hecho éste que
se habría producido como respuesta a las dificultades que el
medio habría ofrecido al hombre para subsistir aisladamente.
"Creemos —dice Freud—, oue la civilización ha sido constitui
da bajo la presión de la lucha por la existencia, por medio del
sacrificio de la satisfacción de los impulsos primitivos" (16).
Del examen de estas teorías, alrededor de las cuales giranotras secundarias, podemos concluir que existen- ciertos carac
teres comunes a todas ellas para apreciar el problema del ori
gen de la "humanidad".
En primer lugar la clave para solucionar la cuestión no se
busca en la aparición o desarrollo de alguna modalidad bioló-
(15) Edmond Goblot. Traite de Lngique, pág. 31. Quatriéme édition pa
rís, 1921.
(16) Véase la obra de K. Osborn, "Freud y Marx".
— 23 —
gica que haya provocado un epifenómeno de carácter psíquico,sino que todo lo contrario, se cree encontrar en un cambio en
la conducta o en la psiquis, directamente, el puente entre lo animal y lo humano.
En segundo lugar afirman estas teorías que el origen de le
específicamente humano, ya sea se repare principalmente en la
I religiosidad, la racionalidad o la moralidad, se encuentra medu-
larmente condicionado por el hecho de que los hombres vivan
en sociedad y que se relacionen con el medio a través del tra
bajo y merced a una técnica.
Más de medio siglo antes que los investigadores hubieran
avanzado estas hipótesis en el sentido indicado, Carlos Marx ha
bia ya formulado, o más bien insinuado su genial teoría sobre
los orígenes de la naturaleza humana que sirve de base para su
concepción materialista de la historia y para su teoría de la li
beración humana a través del socialismo.
A pesar de que Marx no expuso sistemáticametne su pensamiento al respecto, es posible revisando las fuentes, encontrar las indicaciones fundamentales que lo definen con relativa
precisión y le dan fisonomía propia. Transcribiremos algunospensamientos suyos que nos ayudarán para concretar su teoría
acerca de la cuestión que nos preocupa:
"a) Se puede distihisíiir a los hombres de los animales por la
conciencia, par la religión, por lo que se quiera. Ellos mismos co
mienzan a distinguirse de los animales en cuanto empiezan a
producir sus medios de existencia" (17).
"b) La primera condición de toda historia humana es natu
ralmente la existencia de individuos humanos vivos. El primeracto histórico de esos individuos, por el cual se distinguen de los
animales, no es el pensamiento, sino el hecho de que comienzana producir sus medios de existencia. El primer hecho que se puede comprobar es, pues, la organización íisica de estos individuos
y la relación que ella implica con el resto de la naturaleza. Es
tas relaciones no condicionan sólo la organización natural, primitiva, de los hombres, en especial las distinciones raciales, sinotodo su desarrollo o todo su estancamiento hasta ese día. Toda in
vestid';: ciín histórica debe partir de esos fundamentos naturales
y de las transformaciones que les ha hecho sufrir en el curso
de la historia, la acción de los hombres" (16).
"c) El empleo y la creación de medios de trabajo, aunquese encuentran en germen en algunas especies animales, caracterizan el proceso de trabajo específicamente humano. Por ese
Pranklm definió al hombre como un animal que fabrica úti
les" (13).
Federico Engels dejó inconcluso un manuscrito que intituló "La humanización del mono por el trabajo", en el que ayudado por las investigaciones científicas de su época, desarrolla
algunos aspectos de la teoría que comentamos (20). Extractamos algunos de sus párrafos:
"a) El trabajo es la fuente de toda riqueza, dicen los eco-
nomistss. Lo es al lado de la naturaleza que le provee la mate
ria que él transforma en riqueza. Pero es Infinitamente mas queeso. Es la primera condición fundamental de toda vida human».
(17) Carlos Marx. La Ideología Alemana; transcrito en la colección "KarlMarx". "Merceaux Chossis", pág. 237.
ílí) Carlos Marx, Ideol. Alemana. Transcripción citada, pág. 37,(19) Carlos Marx, El Capital, t. 1, cit. por Marcel Prenant, Biología y Mar
xismo, pág. 44.
(20) Este manuscrito inconcluso está publicado con otra »erie de escrítoidel autor con el título de "Dialéctica de la Naturaleza".
y lo es en tal grado que, en cierto sentido, debemos decir: elt*»"
bajo ha creado por sí al hombre" (21).
*'b> Primero el trabajo, luego y con él la palabra, he ahí 1<"
dos principales estímulos bajo cuya influencia el cerebro de un
. tnono ha ido pasando gradualmente a ser cerebro humano" (221.
Como se desprende de las citas de Marx y de Engels que
preceden, su criterio para apreciar la cuestión que estudiamos
rc orienta en el mismo sentido que más tarde siguieron los pen
sadores a que hicimos referencia. Y ese criterio de Marx y de
Engels no se gestó principalmente gracias a minuciosas obser
vaciones o estudios etnológicos, que por lo demás estaban en
pañales en su época, sino que fué el resultado de su análisis de
la sociedad de su tiempo, con sus luchas y contradicciones. Es
te hecho fué el que hizo posible el gran descubrimiento suyo de
que es !a génesis y el desarrollo del trabajo social el hilo con
ductor de la historia y evolución humanas.
Nos "detendremos ahora a analizar con mayor detención la
tesis marxista. La esencia de la actividad animal está determi-
naad por su naturaleza instintiva. Loa instintos son instrumen
tos ciegos, mediante1 los cuales los animales son atraídos y se
ponen en contacto con sus medios de existencia individual y es
pecífica. Como la satisfacción del instinto produce placer, es el
incentivo de éste el que mueve a la acción al animal y hace po
sible su conservación como individuo y como especie. La rela
ción entre la conducta animal y la satisfacción del instinto es
siempre directa. No existen para los animales objetivos distin
tos de aquellos que le procuran su satisfacción inmediata. Cuan
do llegan a existir instintos complejos, en los que su relación
con la nutrición y la reproducción es más lejana, su ejecuciónes inconsciente de los fines biológicos que el complejo instintivo
lleva en si involucrado. Es el caso de los insectos, especialmente de aquellos llamados sociales, de ciertas aves, etc.
Ahora bien, la primera condición para la existencia huma
na es la presencia de individuos biológicos, con una determina
da organización física y un determinado desarrollo, cuantitativamente alto, de su sistema nervioso.
La segunda condición, ésta de naturaleza objetiva y sobre
cuyas particularidades concretas sólo podemos especular, la
constituye el complejo de circunstancias y estímulos externos
que provocaron en esos determinados individuos biológicos con
especial desarrollo del sistema nervioso, una alteración en su .
eonducta animal.
El resultado de esta concurrencia de condiciones, es decirla alteración en la conducta típicamente animal se traduce en
la intercalación de medios entre el impulso instintivo y su satisfacción. El hecho de que la acción no se dirija ya directa y cie
gamente a la satisfacción del instinto y que se detenga en un
objeto nuevo (instrumento) conscientemente querido para en
seguida acercarse por su intermedio a la satisfacción^ es ya elprimer acto humano, acto de trabajo y acto inteligente Este tipo de conducta, que involucra una nueva forma de relación en
tre el individuo y el medio, es lo que constituye propiamente eltrabajo en su sentido propiamente humano. El proponerse laacción un objeto distinto de la satisfacción impulsiva misma,
(21) Federico Ens'els, Dialéctica de la Naturaleza, pag 169
t.22) Federico Engels, Dialéctica de la Naturaleza, pág. 17<¡!
^ 25-
como io es la utilización y creación de instrumentos —medios de
existencia— , es lo que la define también como acción inteligente. Acción inteligente es aquella que utiliza medios con relación afines queridos por el sujeto. Desde el momento en que surge es
te nuevo tipo de conducta, los objetos de la realidad dejan de
existir sólo e*h función de la satisfacción inmediata que producen al instinto y se despojan asi del ambiente emocional que te
nían, para pasar a ser objetos, en un sentido distinto, objetosde la acción inteligente, objetos de trabajo, objetos del conocimiento. Además del mundo afectivo que gira alrededor de la
satisfacción de los impulsos, se crea de esta manera merced al
trabajo, otro mundo, el mundo de los objetos del conocimiento.
Nace asi esta nueva forma de relación "teórica" entre el hom
bre y el mundo, que llamamos conocimiento vinculada y condi
cionada por la relación práctica del trabajo. Sólo la mente que
no considera a las cosas exclusivamente en función de la satis
facción que producen al instinto, es capaz de "percibir" reali
dades, objetos en el sentido gnoseoíógico, independientes de su
aspecto emotivo, que es el único que existe para los anima
les (23).La represión de los instintos necesaria para el trabajo, hizo
posible la cooperación social: aparecen asi las condiciones parael surgimiento del lenguaje, y con él, las de todo el desarrollo
del pensamiento lógico discursivo (24). Dice Engels al respecto:
"El dominio de la naturaleza que se inicia con el penfeccio.namiento de la mano, con el trabajo, ensanchaba con cada nuevo
progreso el radio de percepciones del hombre. En los objetos na
turales descubría constantemente nuevas cualidades hasta enton
ces desconocidas. Por otra parte el perfeccionamiento del trabajo
(23) "La relación existente a través del trabajo con las cosas tiene una
esencial importancia respecto del desarrollo del pensamiento racional.
i du! pcnsn:i,i::ito, vinculadas a los intereses vitales, a la
, pasarán de una captación difusa, que implica resisten-
en el orden practico, de liarte de los objetos, a una cap
tación más y mas precisa que permite iniciar un exacto conocimieilto
de los mismos, confrontados más serenamente, cuanto sean mejor
aprehendidos en la practica. De allí, a partir de un dominio efectivo
sobre les cosas, ha de alzarse el pensamiento en un dominante vuelo
de ág-uila para alcanzar las alturas más abstractas'',
"Sobre la base aun cuando sea temporal de la satisfacción, le es
posible ubicarse al hombre ante les oDjetos, no sedientos, ni faméli
co, sino contemplativo y amante; es entonces cuando no los absorbe
utilitariamente, sino que percibe en ellos caracteres que le permitenvalorizarlo con mayor amplitud, como por ejemplo en su belleza. Es
lanibién cuando el pensamiento se libera, aun cuando sea transitoria
mente de la necesidad, que le es posible erguirse solitariamente hasta
:.¡e.::i/.:.r las más atlas ¡orrmilns del pensamiento lógico y matemático"."Eu cninb.o la viía psírMiea que acompaña al instinto en los ani
males, no escapa a sus ciegos y definidos intereses, ni puede adquirir
apariencia alguna de autonomía; carece incluso de la consistencia y
c'iiÍLsió!i (¡ic prestan al hombre el precioso "instrumento del lenguaje,
primero, y más tarde la escritura". "Mien-'.ras en la idea se encierra
ioda una indeterminada serie de acciones posibles, se conjugan diver-
'sas alternativas que corresponden a los espacios más llanos con quecuenta ia actividad h;:.:r:;n¡!, las sensaciones tíe que es capaz el ani
mal se en;auian limitadamente al servicio de su organización instin
tiva, sin trechos de luz y ámbitos más espaciosos, que permitan un
mas variado juego de representaciones: priman al contrario las imá
genes concretas y el impulso a las acciones inmediatas y determinadas". (Miguel Saidcl, El Trabajo y el Hombre. Ensayo sobre el Humanismo Marxista. pág. 18).
(24) Pe'derico Engels. Dialéctica de la Naturaleza, pág. 175,
contribuía a acercar más entre si a los miembros de la sociedad,al multiplicar los casos de ayuda mutua, de acción en común,.clarando en cada uno la conciencia de la utilidad de esa cola
boración. En suma: los hombres en formación llegaron al pimto
en que tenían aligo que decirse" (25).
Añora bien, el desenvolvimiento de la capacidad de abstrac
ción, y de la inteligencia en general, reaccionan a su vez sobre e]
proceso del trabajo social haciéndolo mas eficaz y poderoso, a
tal punto que el resultado de su acción crea nuevos horizontes
a la mente humana, los que ésta, de retorno, vuelve a proyectar en la acción práctica y concreta. A través de este proceso
dialéctico ininerrumpido se opera el enriquecimiento progresivode la humanidad.
"Eñ resumen —dice Engels—. el hombre somete a la natu
raleza al servicio de sus fines; con las modrficaciones que le im
prime, la domina". "Y ésta es —continúa— la diferencia esen
cial y decisiva entre el hombre y los demás animales, y es a su
vez el trabajo quien determina esta diferencia" (26).En la posición marxista que acabamos de exponer frente
al problema del origen de la naturaleza humana se encuentra
implícita ya la concepción suya de la historia, conocida con elcalificativo de materialista. Aún más, ésta no es sino la con
secuencia lógica y necesaria de la admisión de los supuestos queanalizamos. No se puede, pues, comprender en su verdadero sen
tido la concepción materialista de la historia, si no se parte,como lo Hacemos nosotros, de la idea que Marx tenia del hombre y de su diferencia específica con el mundo biológico: el
trabajo
5 .—La concepción materialista de la historia.
La aparición del trabajo social y con él de las formas humanas de la conducta no significa el advenimiento inmediato yabsoluto de todo lo que involucra esta nueva manera de ser Lonumano se va progresivamente formando y creando a sí mismo a través del proceso siempre renovado del trabajo social.Entendido este no como actividad individual, sino como actividad genérica de Ja humanidad en la que toda ia sociedad participa de una u otra manera.
*»„,£? Cí^'^
r+ealifción del acto de trabajo modifica sus-Uncialmente la naturaleza animal, eleva el punto de vista del
Sí^r ?*■■** "**°«» * la natura en JaTníevT.ormas de relación con ella, como el conocimiento v orúrina enel necesidades que lo mueven a actuar para satLfacerlS^ el
SSa-^íju3ISTeS^KX ™asi "««intérnenteginal. medio que es e£t?de su a *ion v ISSF** ""^ 7 °rÍ
modificación suyan y causa a su vez de otra
e ins^n^ el medio natural
125) Véase Goblot, ob cit nñ^ ta ■ ■
— 27 —
turaleza, bajo la forma fundamental de una transformación
constante de la técnica humana; noción que será, así lo cree
mos, la gloria durable del genio de Marx, que la sacó a
luz?" (27).La amplitud de la esfera de acción humana va aumentando
constantemente y el desarrollo de la teoría y de la ciencia al
compás de las necesidades prácticas va posibilitando cada vez
acciones más y más profundas y penetrantes que enriquecen su
naturaleza y acrecientan su dominio del mundo exterior. La
teoría y la práctica, en recíproca relación, son dialécticamente
concebidas como "momentos" de la acción humana, unidas in
disolublemente en la praxis real. "Hay que comprender —afir
ma Cuvillier— , que la técnica es el hombre entero, especialmente el hombre con su pensamiento, sus facultades de represen
tación y de previsión, con sus ideologías y aún sus concepciones ilusorias o imaginarias", "Ra principio —continúa— , el
pensamiento humano es fuaicióii de la acción del hombre sotorc
la naturaleza" (28) .
La elevación de la conducta al plano humano, no implica,sin embargo, la desaparición de las limitaciones que lleva invo
lucrado su substratum de naturaleza animal. La fuerza, que en
el plano animal es todopoderosa, continúa envolviendo los esta
dios inferiores de la humanidad. Es así como desde el momen
to en que el trabajo llegó a ser lo suficientemente productivocomo para que un hombre rindiera con su actividad mas de lo
que consumía, se produjo naturalmente el fenómeno de la ex
plotación del trabajo ajeno, merced a la fuerza, que creó de es
ta manera la primera división de la humanidad en clases: la
esclavitud.
Comienza de esta manera el largo y penoso período de la
Odisea del Trabajo, periodo que aún nos hayamos atravesan
do. El hombre se separa del trabajo, su actividad genérica. Es
te pasa a ser actividad privativa de aquellos hombres que pre
cisamente no aprovechan las posibilidades que el mismo traba
jo crea. Hay opresores y oprimidos. Hay hombres que sufren
trabajando, y hay otros que gozan en la holganza. Aparecen las
sociedades clasistas en las que se expresa el grado de evolu
ción y perfeccionamiento, a la vez que las limitaciones y.vacíos
del proceso del trabajo social.
Dejemos a Marx que nos explique el desenvolvimiento y la
estructura de estas sociedades:
"En la producción social de su existencia, los hombres entran
en relaciones determinadas, necesarias, independientes de.su vo
luntad; estas relaciones de producción corresponden a un deter
minado grado de descnvolvimlento de sus íuerzas pTodirctlvas ma
lcríale?. E! conjunto de estas relaciones de producción constituye
la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que
re levanta una superestructura jurídica y política y a la. que co
rresponden formas de conciencia social determinadas. El modo de
producción de la vida material, condiciona el proceso de la vida
social, polttica e intelectual en general. No es la conciencia de los
hombres lo que determina, su existencia, sino al contrario, es su
existencia social la que determina su condenóla. En- una. deter
minada fase de su desenvolvimiento, las fuerzas productivas de la
sociedad entran en contradicción con las relaciones de produc
ción existentes en el seno de las cuales se habian movido hasta
(27) Armando Cuvillier, Introducción a la Sociología, pág. 210.
128) Armando Cuvillier, ob. cit., pág. 213.
"
entonces. De formas progresivas de las fuerzas .productivas que
eran, estas relaciones se transforman en obstáculos de ellas. En
tonces se abre una era de revolución social. El cambio que se ha
producido en la base ecrm6mica, quebranta más o menos rápidamente ioda la colosal superestructura. Cuando se consideran as
ios trastornos, importa distinguir siempre entre el trastorno ma-
^ terial de las condiciones económicas de producción, y las íortnas
jurídicas, políticas, religiosas o artísticas; en una palabra, las formas ideológicas bajo las cuales los hombres llegan a tener cono
cimiento de este conflicto y le llevan a término. Del mismo modo
que no se juzga a un individuo por la idea que se hace de si mis
mo, tampoco debe juzgarse una época de trastornos por la con
ciencia que ella misma se haga"."Un estado social jamás muere antes de que en él se hayan
desarrollado todas las fuerzas productivas que podía encerrar.
Nuevas relaciones de producción, superiores a las antiguas, no
ocupan su lugar antes de que sus razones de ser materiales se
hayan desarrollado en el seno de la vieja sociedad. La humanidad
jamás se plantea eni:;mas que no puede resolver; pues conside
rando mejor las cosas, se notará que el enigma no es propuestomás que cuando las condiciones materiales de su solución existen
ya, o al menos, se encuentran en curso de formación",
"En tesis general, se pueden considerar los modos de producción asiático, antiguo, feudal y burgués, como las épocas progresivas de la formación económica de la sociedad. Las relaciones de
producción ¡burgasas constituyen la última forma antagónica dela sociedad. Este antagonismo no significa un antagonismo individual. Es un antagonismo que dimana de las condiciones de lavida social de los individúes, Pero las fuerzas productivas que sedesarrollan en el seno de la sociedad burguesa, crean al propiotiempo las confiiciones materiales indispensables para resolver este antagonismo. Con este estadio social se cierra la. prehistoriailc la sociedad humana" (28).
Sintetizamos a continuación la concepción materialista dela historia en las siguientes proposiciones:
1.—El substrato fundamental y específicamente humanosobre el cual esta edificada la sociedad, es el trabajo social enuna forma que solo existe en el hombre. El trabajo social condiciona la aparición y el desarrollo del aspecto teórico del hombre, la inteligencia, la que en directa relación con las necesida-
ÍT, l-« t™ ^ VldS' Va hacien<3o posible una acción cadavez mas eficaz del hombre sobre la naturaleza
„2-—L.os med]OS técnicos de producción, y e] relativo desarrollo teórico que suponen, por una parte, y los elementos hu-
bre y los objetos y las S'S d i l , a<¡",°e°tre el hom-
I. producción rea/di" eScíiu^^Hot^r^ 7la producción, lo constituyen las relacinn« h„
°í° £;ctor de
otros dentro del proceso de la próduedór! lí ™,os.h°ml>í!* c°=
doccita «srtre los hombres". "Estas reS.H„ N*»™"»® d= Paciones de colaboración o awda ¿1S «.„,"I5"?" ser "*"
toda explotación, pueden ser relZníi i° hombre= "bres de
r^s relacLes*f£¿^^«"¿Z» -¡1281 Carlos Jjarx. Prefacio a ia (-.,.. ,
, ^" ta Qe ia Economía Política.
necesario para la producción, como las mismas fuerzas productivas" (30).
4.—A un determinado desarrollo de las fuerzas productivas corresponden determinadas relaciones de los hombres en.
tre si y con relación a la propiedad privada (relaciones de producción) ; así como también determinadas formas jurídicas y
políticas e ideológicas que expresan en distintos campos esas
relaciones ,
5.—La acción de las fuerzas productivas sobre el medio,
para satisfacer determinadas necesidades sociales, modifica a la
realidad natural y social, generando nuevas relaciones entre ei
hombre y el medio, que se traducen en la aparición de nuevas
necesidades humanas, las que a su vez, exigen la acción de las
fuerzas productivas para satisfacerlas, impeliéndolas a una
constante evolución técnica y correlativamente, también, de su
teoría correspondiente. El desarrollo social aparece, así, como
un progresivo enriquecimiento de la naturaleza humana a tra
vés de la praxis social. La historia no es sino la producción so
cial del hombre mismo, gracias a su propia actividad.
6 .—Las relaciones de producción correspondientes a un de
terminado nivel de ais fuerzas productivas, traducidas en determinadas formas jurídicas, dividen a la sociedad en clases, segúnsea la naturaleza de las vinculaciones entre los hombres entre
sí y con la propiedad. Debido al carácter dinámico de las fuer
zas productivas, llega un momento en que las formas jurídicas- de la propiedad en que se expresan las relaciones de producción,y la consiguiente división clasista, obstaculizan el desarrollo de
las fuerzas productivas. Aparece de este modo la necesidad so
cial de substituir las añejas relaciones de producción, por otrasnuevas que respondan a las nuevas exigencias sociales. Esta
substitución de relaciones de producción y su consiguiente redistribución clasista, es lo que se llama una Revolución. Social
7.—La evolución de la sociedad mediante revoluciones so
ciales, es privativa de las sociedades clasistas y constituye, se
gún la expresión de Marx, el período prehistórico de la huma
nidad. La última revolución social es la que lleva a cabo el proletariado para substituir las relaciones burguesas de producción
por las relacioues comunistas. Cumplida esta revolución sociai,
la evolución humana continúa, pero asumiendo formas no an
tagónicas ni fundadas en luchas de clases, sino liberadas cada
vez más del resabio anima! de la violencia.
(.30) José Stalin. "Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histó
rico", incluido en el vol. "Historia del Partido Comunista (b) de la
U.R.S.S., pág. 138.
CAPITULO m
EL ESTADO Y LO POLÍTICO
' 1 .—Generalidades.—El Estado como ente cultural.—Objetode nuestro trabajo.
Entendemos por Cultura, el producto de la acción específicamente humana en la historia. En consecuencia, el objeto de
las ciencias de la cultura "aparece en todos los casos en que
cabe concebir a las transformaciones de la naturaleza como ex-
presión y resultado de la actividad dirigida a un fin" (31). La
comprensión de aquel sector del mundo que llamamos cultural,
supone, pues, la distinción entre la forma humana de la conduc
ta, esencialmente finalista, y la conducta animal que, al decir
de Marx, diferencia al más torpe arquitecto de la más habili
dosa abeja (32) .
La actividad humana se traduce en la Historia en las más
diversas formas. A cada una de estas formas, corresponde en
líneas generales, una de las llamadas esferas de la cultura:
Ciencia, Arte, Religión, Filosofía, Derecho, Política, etc. Cada
una de estas esferas culturales tiene su propia especificidad a
la vez que está relacionada orgánicamente con las demás.
Heller, obra citada, pág. 53.
"El objeto de las ciencias de la cultura e
mundo físico que podemos considerar com
toda la realidad que el hombre conforma, interesa a los estudios de
las ciencias de la cultura, sino tan sólo la que nos permite descubrir
en ella la huella de la acción humana. El bloque de marmol que el
hombre hizo saltar de la cantera no tendrá acaso tal condición; pero
uan vei trabajado por el artista, yaun también en cuanto haya re
cibido la menor señal de propiedad, presentará ya trazas inequívocas
de la actividad Ideológica del hombre, que no caíbeconfuir
con
las huellas animales. Nadie ha combatido de modo más certero que
Marx esa superstición, de tan dilicil desarraigo, que sosttene que el
Estado y la sociedad pueden ser mejor comprendidos si se le com-
para con las sociedades animales. Para Marx, la sociedad civil es la
m¿s desarrollada forma de organización y, precisamente por eso per-
mfe reprender todas las formas sociales anteriores. "La anatomía
Ti hombre es la clave de la del mono. Los indicios de lo superior
„ u, esoecies animales inferiores sólo puede comprenderse S1 lo su
prior es^a conoto" (Marx, Kritik der pol Okonomie, p. M.
Aim cuando existieran en el mundo anima indJC.cs de formas aná-
¡o^s^l Estado sólo podrían explicarse pariendode lo superior y no
, „t™»£ i» concepción inmanente del Estado «o puede, pues, ser2
aTnle^retLión suTramnnana ni infrahumaan del Estado, sino que
ES. ^¿Cr^recisaSe. humana". (Heller, ob. cit., páSS. SS y 56).
— 32 —
Las trayectorias de las esferas culturales no son paralelas
entre si Cada una de ellas tiene un sentido, un origen y una fi
nalidad diferente a los de las otras. Algunas esferas culturales!
aparecen tarde en la historia; algunas se encuentran hoy en su
máximo florecimiento, mientras otras se aproximan a su ocaso
definitivo., ,
... .
Las relaciones entre las esferas culturales son también de
variada naturaleza. A veces se separan nítidamente, mientras en
otras épocas se confunden variashasta aparecer como una so
la Asi, p. ej., la religión, que se origina alrededor de la noción
de lo sagrado, con independencia de la idea filosófica de Dios,
hoy dia forma con ésta una íntima unidad, en que los elemen
tos propiamente religiosos, se encuentran confundidos con ingre
dientes filosóficos y éticos. Las diferentes concreciones cultu
rales en que se expresa el acontecer humano,se entrecruzan asi
en variadas direcciones a través de su desarrollo multiforme.
El objeto de nuestro estudio es una de aquellas concrecio
nes culturales: el Estado, y aquello directamente relativo a él,
lo político. Correspóndenos precisar las relaciones que guarda
con otras concreciones culturales con las que aparece estrecha
mente asociado, como el Derecho, la Administración, la Nación,
etc.; descubrir las condiciones que determinan su aparición y
aquellas que determinan su extinción; y establecer, por último,
la función que le toca desarrollar dentro de la articulación del
todo social. Todo esto dentro del pensamiento marxista.
Para esto debemos tener presente como afirmación central,
que la historia no es sino el proceso de creación del hombre a
través del trabajo, entendido éste como actividad genérica de ia
humanidad en pos de los fines con que procura satisfacer las
necesidades que su misma actividad le va originando, M traba
jo, en su sentido genéricamente humano, se nos aparece, utili
zando la feliz expresión de Heller, como el proceso de insertar
fines humanos, conscientemente queridos en la naturaleza ; y la
Cultura, como el producto de aquella inserción.Referido el objeto a que aplicaremos nuestro estudio, cabe
formularse la interrogación sobre si lo que llamamos Estado
comprende sólo el llamado Estado Moderno, surgido del Rena
cimiento en adelante, o comprende también aquejas otras ins
tituciones sociales, acerca de las cuales se discute su naturaleza
estadual, como las autoridades de los pueblos primitivos, o las
organizaciones políticas medioevales. Para responder diremos
que precisamente a través de un análisis de las diferentes formas sociales iremos precisando un concepto de Estado, lo me
nos convencional posible, que determine la naturaleza de su propia legalidad y que se conforme a la idea más o menos intuitiva que umversalmente se tiene acerca de lo que comprende laesfera de lo político. Las indicaciones marxistas sobre la esen
cia del Estado Moderno nos permitirán discernir sobre el carácter específicamente estadual de las instituciones cuya naturaleza política es controvertida.
La noción de Estado se entiende generalmente en dos sen
tidos. Cuando los autores dicen que el Estado es una sociedadpoliticamente organizada en un territorio, utilizan el término en
un sentido amplio e implican en la noción de Estado, tres elementos: a) un conjunto de hombres o sociedad; b) un territorio que esa sociedad habita; y c) una organización específica, de
carácter formal, aplicada sobre los dos anteriores elemento^
materiales, organización que definen como "política". Este tercer elemento, por sí solo, constituye la segunda acepción de la
idea de Estado, y es en este sentido que nos referiremos a él
en el presente trabajo. Estado, pues, será para nosotros una
forma específica de organización referida a una sociedad quevive en un determinado territorio.
Brevemente queremos consignar ahora, algunas ideas generales acerca del Estado que, aunque están ya indicadas ante
riormente, nos interesa remarcar de manera especial.El aplicarnos al estudio del Estado, envuelve ya, para nos
otros, una afirmación implícita: el reconocimiento del Estado
como un dominio relativamente autónomo dentro de lo social,
dotado de legalidad propia e irreductible a toda otra forma de
concreción natural o social. Podría creerse que el reconocimien
to previo de la existencia especifica de algún hecho, supondríacierto conocimiento preciso de la naturaleza suya. Pero no es
así. En teoría del conocimiento nadie ha puesto en duda la re
lación cognoscitiva, a pesar de que sobre la naturaleza de esa
relación existen las más dispares opiniones. Lo que ahora últi
mamente, después de Husserl y Hartmann, se llama descripción
fenomenológica del conocimiento y que antecede en los textos
a las interpretaciones sobre su naturaleza, ■no es en el fondo si
no la afirmación de la existencia del fenómeno conocimiento. Los
caracteres que provisionalmente se le adjuntan en la descrip
ción previa, son susceptibles de alterarse fundametnalmentedes
pués de los análisis posteriores. En nuestro caso, suspenderemos
la descripción previa del Estado y de lo político, de suyo mu
cho más difícil de formular que en el caso del conocimiento y
que resultaría por lo demás de una pobreza exagerada, si se la
hace antes de considerar las condiciones históricas y lógicas de
su existencia. Nos contentaremos, así, con reconocer la existen
cia del Estado y de lo político, como un hecho social caracte
rístico. La experiencia histórica y el análisis objetivo de la vi
da social así lo imponen.Una segunda consideración preliminar, de carácter metodo
lógico, que debemos hacer ahora es la siguiente. De la afirma
ción de que el Estado representa una forma característica y
original de concreción soeial.no puede inferirse que el Estado
tenca una existencia absolutamente autónoma con relación a
otros fenómenos sociales. Por el contrario, el marxismo sostie
ne, sin contradecirse, que el Estado depende no solo en su for
ma y en su desarrollo de otros factores no políticos, sino que
también su misma existencia está condicionada por factores no
poHticos. Es decir, para que aparezcael Estado, se «quiere que
Kan otros hechos que, si bienno "causan" metálicamente
aíaKdo como una derivación suya, condicionansu existencia,
Ta señalan el campo de su desarrollo y explican su aparición.11
Slo quiere decir que la especificidad de lo estadual no ea
earaíüade su perennidad. Porel contrario su subsistencia es-
S?SÍa3^1r&3£4 propia del Estado, sino su auto-
H^^^tZ^ÍT^, f hecho aparen-
temeíS coSictorio de que por una parteel Estado sea un
- 34 -
elemento cuya aparición y desarrollo esté condicionado por fac
tores ajenos a él, y de que por otra, tenga su legalidad propia
y esté dotado de capacidad de reacción sobre los otros fenóme
nos sociales, incluso aquellos de que depende, a los que puede
modificar a su vez.
Los hechos que condicionan ei existir del Estado, represen
tan el papel de tesis, tesis que no "produce" a su antítesis, el
Estado, sino que plantea su existencia, la cual trasciende ai
elemento tesis, "aporta consigo su propia realidad, no reducti-
ble a la tesis, pero sí explicable por ella genéticamente" (33).
La reacción del Estado sobre sus elementos condicionantes, re
presenta la síntesis, que implica a tesis y antítesis, sin ser ab
sorbida por ellas. El producto de esta reacción es a su vez una
situación nueva y original que plantea nuevas oportunidades a
la acción y al desarrollo del elemento estadual.
Las consideraciones formales y dialécticas que preceden,
como se comprenderá fácilmente, no cabe hacerlas sólo con re
lación a nuestro objeto, sino son aplicables a cualquier dominio
específico de la vida social.
La generalidad de los tratadistas y autores que se ocupan
de la teoría marxista del Estado no comprenden u olvidan el ca
rácter dialéctico del pensamiento marxista. Así, del hecho de
que el marxismo sostenga que el Estado es un hecho histórico
transitorio, concretamente condicionado por factores de otra ín
dole, infieren que aquél niega la legalidad propia del Estado y
que reduce su naturaleza a la de sus elementos condicionantes.
Y cuando el marxismo insiste en lo específico del Estado y en
su capacidad autónoma de reacción, los mencionados autores
aseveran que el marxismo se contradice o que sus expositores*han cambiado de opinión.
En quien nos parece muy extraño que sostenga la tesis antedicha es en el tratadista alemán Hermán Heller. Heller com
prende y utiliza conscientemente el método dialéctico en sus in
vestigaciones sobre teoría del Estado. Por ello nos resulta inex
plicable que no repare en la verdadera posición marxista en es
te asunto.
El autor mencionado sostiene que el marxismo "niega alEstado su peculiar legalidad" porque "según esta tendencia, launidad estatal aparece condicionada únicamente por la econo
mía, debiendo desaparecer con la desigualdad económica de lasclases" (34).
En seguida, al comentar la siguiente aseveración de Marx :
"La forma económica específica en la que se obtiene de los productores un trabajo adicional que no se paga, determina las relaciones de autoridad y servidumbre que aneen inmediatamente de la misma producción y reaccionan sobre ella determinándola" (35). Heller advierte que "en el pasaje citado no se niega la sustantividad autónoma del Estado frente a la economía"y tampoco se "niega por eso la capacidad autónoma de reacción y la individualidad de la forma política" (36) .
Para el autor comentado, la precedente opinión de Marx es
os) Maublanc, ob. cit.. pág. 56.
¡34) Heller. ob. cit., pág. 189.
I35'
Xr,0Sisu>arK'" CaPílal' t In' D* m <Cit' POT H*Uer' *' tíl"
C36) Heller, ob. cit., pág. 1S1.
tá en contradicción con la otra creencia suya, de que desapareciendo los elementos económicos condicionantes del Estado, des
aparecerá éste consecuencialmente. Si admite Heller, según sus
propias palabras, que el reconocimiento de "la individualidad de
la forma política" y de "su capacidad autónoma de reacción" se
concilla con el afirmar que el Estado nace condicionado por de
terminadas formas económicas, no vemos por qué, pensar que la
desaparición de estas formas económicas trae consigo la desa
parición del Estado, involucra el desconocimiento de su especificidad. Por el contrario, pensamos nosotros, si se acepta quela existencia de algo es condición para la existencia de otra co
sa, la desaparición de lo primero acarreará necesariamente ia
desaparición de lo segundo.
2.—Condiciones de existencia y origen del Estad»,
Establecido en general y metodológicamente que el Estado
es un hecho social dotado de austantividad propia, irreductiblea otras esferas de lo social, y a la vez que su existencia depende de otros hechos sociales concomitantes, correspóndenos ahora determinar concretamente cuáles son estas circunstancias
con las que está relacionada su aparición.Las dos unidades básicas de la vida social, tan antiguas
como la especie, son el grupo familiar, formado alrededor de la
pareja humana, y el grupo local; que no es sino un agregado de
familias y de individuos sueltos que viven juntos habitualmen-
te en un mismo territorio.
El grupo local, también llamado "banda", constituye la ba
se de otras unidades sociales más complicadas, como las tribus,
primero; las nacionalidades, después; y en general de todas las
agrupaciones humanas de fundamento territorial, entidades és
tas que son la "materia prima" con respecto al Estado, cuando
éste las organiza formalmente. Podemos definir la tribu como
"el grupo de bandas que ocupan territorios contiguos, y que
tienen un sentimiento de unidad derivado de sus muchas se
mejanzas de cultura, de sus contactos amistosos frecuentes y
de una cierta comunidad de intereses".
Sin perjuicio, de que generalmente las tribus surjan a base
de grupos de bandas, pueden distinguirse en su interior otro ti
po de unidades sociales, derivadas de una ampliación del grupo
familiar, las denominadas gens o clanes. Se llama gens o clan
al conjunto de individuos que reconocenun origen común o que
se agrupan bajo un símbolo totémico común representativo de
su mismo origen. En los tiempos primitivos las unidades socia
les determinadas por la consanguinidad tenían una importancia
mayor que la que hoy día tienen, y fueron por regla general las
unidades de este tipo las que alcanzaron mayor florecimiento
Lo que no obsta para que muchas veces este tipo de unidad
¡rentilicia se confundiera con las de base territorial, como es fa
cí! comprenderlo si se repara en la definición que dimos de es
ta Sa como "agregado de familias que viven juntas habi-
Sahíente", lo que ocurría a menudo con las familias de un
^¿Sment.^¿2?Z1S?SZ£Zí Sadio -ialV Marx
llamó comunismo primitivo, y que Engels denominó sociedad
gentilicia.Engels, en su obra "El Origen de la Familia, de la Propie
dad Privada y del Estado", describe la organización social de la
sociedad gentilicia o comunista primitiva en los siguientes
términos:"Una tribu se escinde en vanas gentes, por lo común en dos;
aumentando las curas de sus miembros, cada una de estas gen
tes primitivas se segmenta en r.vr.:-- :-.¡i..s. -n'-i '-■■■■■■ cuales 1 . gvr.s
madre aparece como fratría, Esta sé-illa organización responda
por completo a las condiciones ¿o^ale, que. ¡a aan engendrado.
No es más que su agrupamíento espontáneo; es apta para alla
nar todos los conflictos que puedan nacer en el seno de una so
ciedad así organizada. La guerra es lo que resuelve los conflic
tos exteriores; puede aniquilar a la tribu, pero no avasallarla. El
lado grandioso del régimen de la gens, pero también su lado dé
bil es que no permite dominación i.i servidumbre. En el interior
oo existe aún diferencia entre der^e-hos y deberes; para el indic
no existe el problema de saber si es un derecho o un deber tomar
parte en los negocios públicos, asociarse a una venganza de fa
milia o aceptar una composición; planteárselo le jisreceria tan ab
surdo como preguntar si comer, dormir o cazar es un deber o' un
derecho. Tampoco puede haber allí división de la tribu y de la
gens en clases 'distintas. Y esto nos conduce al examen de la ba
se económica de este orden de cosas".
"La población está en extremo espaciada y no es relativamen
te densa sino en el lugar de residencia de la tribu; alrededor de
ésle se extiende en vasto circulo el territorio para la caza; luego
viene la zona neutral del bosque protector que la separa de las
otras tribus. La división de trabajo es en absoluto espontanea;
sólo existe de sexo a sexo. El hombre va a Ja guerra, se dedica
a la pesca y pone los avíos necesarios para ello, así como la pri
mera materia de la alimentación. La mujer cuida de la casa, de
los alimentos y de loe vestidos. Cada uno de los dos es el asno
en sus dominios: el hombre en la selva, la mujer en la casa. Cada
uno es propietario de los instrumentos que elabora y que usa:
el hombre de sus armas y pertrechos de caza y pesca; la mujerde sus trabajos caseros. El domicilio es común de varias y a me
nudo de muchas familias. Lo que se hace y se utiliza en común
ts de propiedad común: la casa, los huertos, las barcazas. Solo
aquí es aplicable la expresión de la propiedad, fruto del trabajo
personal, que los jurisconsultos y los economistas aplican a la so
ciedad, último subteríujio jurídico en el cual se apoya aún hoy
la propiedad capitalista" (37),
Procuraremos sobre la base de Ja obra citada de Engels yde los estudios de los etnólogos modernos, recopilados por Lin-ton (38), caracterizar a la organización social gentilicia o comu-
nítsa primitiva.A) Se caracteriza en primer lugar este tipo de sociedad
por la índole de los vínculos que relacionan a sus componentes.Estos tenían un marcado carácter personal, nacidos de la comunidad de origen de sus componentes, mantenidos y reafirmadospor la vida en un mismo territorio y la posesión de una mismacultura. La relación de los hombres entre sí, no descansa como
en los estadios sociales posteriores, en los vínculos que crea lapropiedad, sino en la consideración personal que cada individuotiene del otro, como persona integrante de la misma unidadsocial.
_
El origen de esta vinculación gentilicia se encuentra en laprimitiva organización matriarcal de la sociedad, en la que los
<37'
It^T^rnTrn5ta Famüia' de * ***** **<«*
(38) Ralph Liatón, "Estudio del Hombre".
-37-
iazos de consanguinidad ataban a ios hombres entre sí y con la
gens, que no era sino una familia ampliada.Poco a poco desapareció la organización de tipo matriar
cal. Se olvidó ei común origen consanguíneo de los integrantesde la gens, pero ésta continuó existiendo alrededor de un sím-
bo.o de unión; los miembros de la gens se consideraban descen
dientes de un antecesor común, o protegidos por un fetiche co
mún, que servía para distinguirlos de los demás y que tenía un
carácter sagrado: el tótem. Continuaron así persistiendo las
comunidades gentilicias, ino obstante haberse olvidado su origen
consanguíneo, mediante el recurso de la unión simbólica alrede
dor del tótem.
B) Se caracteriza también la organización gentilicia de la
sociedad por un determinado nivel económico de la productividad del trabajo. No obstante relacionarse sus componentes más
por razones de comunidad de origen, vecindad y posesión de una
misma cultura, esta sociedad como cualquiera otra descansa en
un> determinado grado de evolución de las fuerzas productivas
económicas y técnicas.
En este periodo la actividad económica consistía en la ca
za, la pesca y la horticultura; los instrumentos que se utiliza
ban eran el arco, la flecha y la azada. No se conocía el cultivo
agrícola por el arado, ni la domesticación de animales. Ein una
economía basada en tan exiguos instrumentos técnicos, la divi
sión del trabajo apenas se encontraba en estado embrionario.
Sólo existía en cuanto división familiar del trabajo por sexos;
el hombre en la selva y la mujer en la casa. Un semejante ni
vel rudimentario presentaba en la sociedad gentilicia la institu
ción de ia propiedad privada individual. Cada cual poseía sus
armas de caza, utensilios de pesca y herramientas agrícolas, sin
que existiera necesidad ni interés en apropiarse de alguna otra
cosa Las demás casas, que eran de uso común, eran también
de propiedad común, como las huertas y los barcos. Advertimos,
sí que lo que no existía en la sociedad comunista primitiva era
la propiedad privada individual de los objetos de uso común,
pero estas mismas cosos eran consideradas como propiedad de
la comunidad, quien las defendía como propias frente a otras
tribus o clanes. De esta manera, la comunidad propietaria de
los bienes de uso común, vigilaba su empleo y distribuía la uti
lización de los bienes comunes, así como también se apropiaba
de los bienes de otras comunidades parasi en forma de botín de
SUeiC)' Como consecuencia del bajo nivel económico de la so
ciedad gentilicia, no se encuentra disociada ésta, en clases so-
°ia
^n efecto la productividad del trabajo por hombre no al
canza en esta etapa social como para que un individuo pueda
producir un excedente sobre lo que consume, que es lo que lo
hace deseable para ser explotado por otro Asi, para que se de
risibilidad económica de la explotación del trabajo ajeno, no
baSTaue físicamente sea posible la sujeción de una persona
ñor la fuerza a la voluntad de otra, sino que se precisa como
Edición, que el gasto que reporta parael dominador la man-
Sndón de su dominado, sea inferior al producto que pueda^obtener de< trabajo de este. No produciendo nadie en cantidad tal
que dejara un excedente sobre las necesidades propias yde su
familia no habría plusvalía posible que quitarle, y en tales con
diciones cualquiera forma de sujeción de una clase a otra se
ría un imposible económico, porque no acarrearía provecho al
guno para la dase dominante. No podía haber esclavitud en
esas condiciones porque habría costado lo mismo mantener al
esclavo vivo en aptitud de cazar o manejar la azada, que lo que
produjera su trabajo. Por esta razón en la sociedad gentilicia
fueron desconocidas las divisiones clasistas, yel conjunto social
tenía una homogeneidad interna, nacida de la inexistencia de
explotación y de oposición de intereses en su seno que le per
mitía en forma más o menos espontánea afrontar hechos y si
tuaciones sin necesidad de recurrir a un organismo externo a
ella que dirima las dificultades y la dirija coactivamente.
D) Con respecto a las características de la organización
formal de las tribus y clanes, nos permitimos remitirnos direc
tamente para su descripción a la excelente síntesis, ya mencio
nada, del profesor Liníón, de la Universidad de Columbia,
"En las condiciones de la vida en banda, la necesidad de una
organización gubernamental formal se reduce a un mínimum. En
muchos casos las bandas funcionan perfectamente sin. autoridades
y hasta sin asamblea formal alguna. Los miembros están tan es
trechamente unidos por una cultura común, intereses comunes y
taios personales, que realmente no Lacen falta métodos formales
para asegurar o para reforzar sus resoluciones. En realidad, toda
banda tiene su consejo, aunque las .gentes mismas no lo conside
ran como un cuerpo gubernamental. Asi en el pueblo de las is
las Marquesas, donde vivió el autor algunos meses, la mayoria
de los habitantes se reunía todas las tardes despejadas en la vieja
plaza destinada a las danzas ceremoniales. Los aborígenes con-
sidcrabnn estos actos como reuniones puramente sociales; sin em
barco durante el curso de la noche se discutían todos los asun
tes de actualidad y se organizaban las actividades comunales con
varios días de adelanto. No existia un programa determinado, ni
nadie que presidiera la reunión, ni un sistema de votación; sin
embargo todos los presentes tenían una idea clara de cuáles eran
los deseos de ia comunidad y mas tarde procedian en conso-
"La efectividad de los lüétoiius infurtíales de gobierno, en es
tas condiciones de vida de bandas, hace innecesario la organización de un cuerpo gubernamental formal, pero no lo impide. El
grado en que se formaliza el gobierno entre las bandas parece ser
uu cuestión de patrones de cultura del grupo, ly no parece que
tensa ninguna rtlsción directa con las necesidades reales de la
comunidad".
"Tanto los ndjros do África cuino los malgaches, cuya cul
tura es semejanlc en maulios ;:>;pectü:;. [jii:ecen l^ner cierto gustopor la organización for.nu!. Hasta las disputas más triviales en
tre miembros de la banda se resuelven ken era luiente en un tri
bunal local con todo el np¡¡r;:¡i> oyU'VJor de !a justicia"."En marcado contraste con esta forma africana, muchas ban
das in-b-'.nas ™rU;;.iieric::nas, para un observador superficial carecen en absoluto de organización formal, no tienen procedimientos regulares, y, en muchos casos, no tienen autoridades. Ademáslas disputas entre sus miembros se solucionan sin ruido y efectivamente se c:r.!isft!-v:m las costumbres del grupo, y de este modose logra la coordinación y dirección necesarias de las actividadesde sus miembros. Parece:! dt;s£-i: volverse en la vida tan bien como el pueblo africano mejor organizado" (39).
Refiriéndose al mismo tema, pero con relación a las tribus,se expresa Línton en los acápites que transcribimos:
"El hecho de que la tribu determine los limites de la sociedad le hace más fácil que actúe como una unidad en su trato con
136) Ralph Linton, ob. cit., págs. 263 a 265,
f~ los extraños que en cualquier otro aspecto. Sus reacciones ante
un ataque de sus enemigos o ante la oportunidad de una incur
sión son automáticas, y no se necesitan técnicas especiales para
asegurar una acción couciertada. La tribu puede funcionar con
eficacia tanto en la ofensiva como en la defensiva sin ninguna cla
se de autoridad central".
"La organización formal de las tribus y. con ella, el gradoa que pueden Hogar en el control de sus miembros, varían tanto
que no pueden usarse como un criterio para determinar lo que
constituye y no constituye una tribu. La única prueba verdadera
es saljer si los miembros de la tribu se consideran a si mismos
una sola sociedad, y éste parece ser el único punto de referencia
válido para distinguir entre tribu y estado. La tribu es una en
tidad social, en tanto que el estado, tal como nosotros hemos de
emplear el término es una entidad política. Algunos estados tie
nen de hecho menor organización formal que algunas tribus, pe
ro, careciendo del sentimiento de unidad tribal, el mínimo de or
ganización social necesario para que sobrevivan es mucho mayor
que el de la tribu. Han de tener por lo menos un consejo, y
¡muchos de ellos tienen urna autoridad central bastante fuerte con
poder coacílivo sc-bre sus miembros. En tanto que muchas de las
acüvidades de la tribu son automáticas y generalmente incons
cientes, las del estado son deliberadas y conscientes" (40).
El por qué de la aparición en la sociedad primitiva de una
organización formal no es difícil explicar. Las sociedades co
munistas primitivas, edificadas sobre cierto nivel de productividad del trabajo y provistas de determinados hábitos culturales,
experimentaron en cierto momento de su evolución, ciertas ne
cesidades de índole especial, para las que no bastaban los patrones ordinarios de conducta para satisfacerlas. En efecto, sur
gió la necesidad de ejecutar ciertas obras de beneficio social, co
mo caminos, regueros, etc. Asimismo nació la necesidad de pre
servar y defender a la comunidad de tribus y pobladas enemi
gas, así como la necesidad de protegerse contra los individuos
cuya conducta perturbaba el normal desenvolvimiento de la so
ciedad. La existencia de estas necesidades públicas exigió la
aparición y desarrollo de una actividad especial encaminada a
«atisfacerlas. Llamamos nosotros a esta modalidad de la acti
vidad social, trabajo o función pública. Decimos pública porque
interesa a todo el "pueblo" de una banda o tribu.
Ahora bien, esta función pública no es siempre ejercida, co
mo lo vimos en las citas de Linton, por un organismo especial.
Muchas veces la comunidad procede en forma más o menos na
tural y espontánea a la satisfacción de estas necesidades. En
algunas comunidades, con ciertos hábitos especiales y caracte
res sociales y culturales determinados, la mencionadaactividad
pública fué ejercida por organismos especiales que llamaremos
organismos públicos.
Dada la importancia de la función pública y de los órga
nos aue la realizan ocurre que ella se asocio a menudo con las
funciones de orden religioso, lo que se comprende si reparamos
en la asociación que la mentalidad primitiva siempre hace en
tre aauello que tieneun significado social y la noción de lo sa
grado Por razones semejantes y en especial por el hecho de
Setas personas que ejercían estas fundones eran tenidas en
£3 estima en la comunidad, se comprende que también es
tuviera ligada a la función pública, la que denominaremos re-
(40) Ralph Linton, ob. cit., pág. 277.
_ 40 —
plwentativa, por mediode la cual se mantenían relaciones con
otros añinos sociales. ., , , ,
Engels se refiere al proceso de formación, de la función pu
blica en los siguientes términos:
'En todas les comunidades de este eóncro Ise refiere al co
munismo primitivo), se encuentran desde el comienzo ciertos in
tereses comunes caya defensa se confia necesariamente a indivi
duos aunque sea bajo el mando de la comunidad; juicio de los
litigios represión de aelcí ileaiiimos. vigilancia de las aguas, so
bre' todo en los países cálidos, y por último, en ese estado primi
tivo y salvaje, funciones religiosas" (41).
Como resultado de este análisis de los caracteres de la co
munidad primitiva, en relación con el objeto que nos preocupa,
podemos concluir:
A) El funcionamiento de la sociedad en este periodo se
regula espontáneamente mediante la actividad privada de sus
miembros, la que debido a su escaso nivel productivo no alcan
za a generar un sobretrabajo, que constituye el incentivo para
la explotación del hombre por el hombre.
B) En el seno de estas comunidades se desarrolla una ac
tividad específica destinada a satisfacer ciertos intereses comu
nes, a la que llamamos función pública.C) Esta función pública no exige por su propia naturale
za, como lo demuestran las recientes investigaciones etnológicas, un organismo especial para ejercerla, ya que la generalidadde las veces es la misma sociedad en su conjunto, sin forma or
ganizativa alguna, la que desempeña las mencionadas tareas.
D) La razón última que explica por qué no es condición
de existencia de Ja función pública el que se constituya un ór
gano especial para llevarla a cabo, se encuentra en el hecho de
que siendo la sociedad un todo homogéneo, sin clases con inte
reses contrapuestos, no se necesita un sujeto ajeno a la socie
dad misma para que escoja alguna de las posibilidades diferen
tes, que surgen para solucionar un problema cuando la socie
dad se divide en clases. La ausencia de aspiraciun.es contradic
torias de los individuos en relación con el aprovechamiento delñuto del trabajo social explica la homogeneidad de la sociedad.Y lo exiguo de la productividad del trabajo explica esa ausen
cia. La existencia en algunas comunidades de este tipo de una
organización formal para llevar a cabo la actividad pública cons
tituye una mera modalidad técnica para su mejor realización yno una condición necesaria para su ejercicio.
La comunidad primitiva fué, sin embargo, destruida con eltranscurso del tiempo. Esa simple y "maravillosa constituciónsocial", como la llama Engels, plena da armonía, "sin gendarmes, ni policía, ni prisiones" (42), sin nobleza, reyes regentes o
prefectos, compuesta de individuos libres y altivos debió cederel paso a nuevas formas de convivencia humana
Las condiciones económicas sobre las que estaba edificadala comunidad primitiva se transformaron fundamentalmente.
En efecto, se produjo en su seno, poco a poco y en diferente intensidad y proporción según los casos, una serie de cambios en la manera de producirse los medios de existencia
A} Apareció la domesticación de los animales, como acti-
<41|Federico Er.-'ols. "Anti-Dührinr, pág. 203
(i2. Federico Engels, -Orlg. Faro,. Prop, y Estado", pág, l08.
— 41 —
vidad económica de muchas tribus. Nacieron así las tribus pastoriles. La caza fué substituida por la crianza de ganado.
B) La invención del arado hizo posible el cultivo en es
cala mayor de los cereales. La limitada horticultura a base de la
azada, fué substituida por la agricultura a base del arado.
O Se aprendió a fundir los metales, y luego a trabajarlos. Se operaron mejoras técnicas en la actividad textil.
La consecuencia esencial de estos cambios en los medios
técnicos de producción, fué el aumento de la productividad del
trabajo en un grado tal, que ya un hombre provisto de los nue
vos instrumentos técnicos pudo producir un apreciable exce
dente sobre lo que consumía.
Bajo el punto de vista de la división del trabajo y del fe
nómeno del cambio correlativo, los mencionados adelantos téc
nicos produjeron la división del trabajo entre tribus pastoriles
y agrícolas; la división del trabajo dentro de la tribu entre pro
ductores de artículos manufacturados y de artículos alimenti
cios; condicionaron la aparición de! fenómeno del cambio y iue
go de la moneda como su instrumento y, por último, hicieron
posible la constitución de la actividad mercantil y de la clase
de los comerciantes.
Bajo el punto de vista de la propiedad, las nuevas formas
de producción y de cambio impelieron al desarrollo de la pro
piedad privada individual, no ya de los medios de consumo, sino
de los apetecidos instrumentos de producción y cambio: anima
les, herramientas, hombres, tierras y dinero.
Bajo el punto de vista de la constitución social, ¿as nuevas
formas de producción y de cambio significaron: el desapareci
miento de la costumbre de matar a los prisioneros de guerra,
que pasaron ahora a ser explotables económicamente como es
clavos. La esclavitud, ocasional primero, luego se convirtió en
sistemática. Aparecieron las primerasciases. Por otra parte, Jos
hombres Ubres se divieron en ricos y pobres. La explotación de
estos últimos, en especial por los comerciantes, precipitoa mu
chos de ellos a la esclavitud (43).
"A cc-se-uencia del desarrollo de todos los ramos de la pro
ducción ganadería, apicultura,oficios manuales)
*£<*»' j£ha'o huTano" iba haciéndose capaz de crear mas productos que
lo!,: neces'Hos para su sostenimiento. Una productividad mucho
mas grande aumentó al mismo tier,po la suma de««
Hiano oue correspondía a caáa miembro de la Gens, de la comu-
« °, TrZ.l.Zl « de la íamilia aislada. Uegóse a apetecer con-
nídad doméstica o de la lamiua
^ ^^ ^ su¡min¡s(ró. ]OE
seguir nueva, lucr,..-
;-.,:./.;.„ ;isformados cn esclavos. Aumen-
OTdió,c el caaipo de ^ producción J
"""fTcoíS?Sc.BaSS.Ve.el.vlWd. D. 1. „»„.
"La diferencia.j_vofj La desproporción de bienes de los
°'-a ^«t-niíia individuales 'destruye las antiguas localidades co
munista en todas panes donde se habian mantenido hasta en-
. ,!,„ ^tallado del proceso de destrucción de al comunidad pri-
■" f virtió de, desarrollo económico, especialmente referido a
,ve a virtud
"?'.c"len.ra en la citada obra de Engels, "Orig. de la
tonces y con ellas el trabajo común de la tierra por cuent* do
las colectividades" <44).
Desde el momento en que la riqueza social es superior a
^ueSTnecesari para mantener la vida de os mdividuos, el ex
cedente de esta riqueza se convierte en violento incentivo para
sfapropiación. Comenzó, pues, apenas se produjo historicamen,
5 esteEio en virtud de los fenómenos estudiados, una apa-
íonada lucha por la riqueza y por los medios de producción. Losantiguos patries de conducta heredados de la constitución fa-
miSfr basados en la consideración personal e igualitaria de ios
Smbresffueron bruscamente destruidos por esta división ver-
t£al de a sociedad en libres y esclavos, propietarios y despo-
Sos, ricos y pobres. La lucha por la riqueza se convirtió en
el móvil de la existencia humana. Tener esclavos y barcos, co
merciar y explotar fueron las nuevas metas que se forjaron los.
hombres en aquella turbulenta época de la historia.
Engels refiriéndose a este período dice :
"Vemos en ella el comienzo de su ruina («refiere ala_or.
•anizsción tentilicial; derecho paterno con herencia de la fortu
na por leí hilos, lo cual facilita la acumulación de las riquezas en
las familias y hace de éstas un poder en frente de la ; gens ';
resección de la diferencia de fortunas sobre la constitución, ha
ciendo que se lonn? el primer germen de una nobleza heredita
ria y de una monarquía; esclavitud que al principio sólo com
prendió a los prisioneros de guerra, pero que inició ya la pers
pectiva del esclavizara iento de los propios miembros de la tribu
y hasta de los gentiles; la antigua guerra de tribu a tribu, trans
formándose ya en rapiñas sistemáticas por tierra y por mar para
apoderarse de ganados, esclavos y tesoros, y llegando a ser un
origen jior^al de riquezas; en resumen, la fortuna apreciada y
considerada como el sumo bien, y la antigua organización de la
"gens" desnaturalizada para justificar el robo de las riquezas por
medio de ¡a violencia. No faltaba más que una tosa: una insti
tución que no sólo asegurase las nuevas riquezas de los individuos
contra las tradiciones comunistas de la "gens", que ud sólo con
sagrase la propiedad individual tan poco estimada primitivamente
e hiciese de esta santificación el fin más elevado de la sociedad
buroana, sino que, adornas, legitimase en nombre de la sociedad
en general, las nuevas formas «ie adquirir la propiedad, es decir,
el crecimiento cada vez raías acelerado de la riqueza; en una pa
labra, una institución que no sólo perpetuase la naciente división
de la sociedad en clases, sino también e 1 derecho de la clase po
seedora dr explotar a la que no poseyese nada, y la preponderancia de la primera sobre la segunda".
"Y vino esa institución. Y se inventó el Estado" (45).
El aumento de la productividad del trabajo al hacer apetecible la apropiación privada de los hombres como esclavos yde los nuevos instrumentos de producción despertó y desató a
la violencia adormecida en el interior de la comunidad —hasta
entonces la violencia sólo habia servido de medio a la defensa
externa de la tribu en las guerras— , ya que se la utilizó como
medio para poder asegurarse el exclusivo usufructo de los co
diciados bienes y personas.Podemos ahora determinar las dos condiciones de existen
cia del Estado:
A) La una de carácter social: un determinado niveí de la
productividad del trabajo, el necesario para posibilitar la explotación del trabajo ajeno;
<44) Federico Engels, "Oríg. de la Fam., Prop. y del Estado", págs 1B5-I8B.|4i> Federico Engels, "Orta, de la Fam., Prop. y del Estado", pág. 132.
— 43 —
B) La otra de carácter natural: la violencia física, come
fuerza capaz de imponer a los hombres determinada conducta,
La condición social del aparecimiento del Estado —un de
terminado nivel de la productividad del trabajo— ,hizo posible
económicamente la división de la sociedad en clases y la apro
piación privada de los medios de producción,La condición natural del aparecimiento del Estado, la vio
lencia física, herencia biológica del hombre, hizo posible mate
rialmente que se produjeran aquellos hechos sociales.
El Estado, es entonces, el hecho social específico que, con
dicionado por los mencionados elementos realizó, o sea, hizo pa
sar del campo de la posibilidad al de la realidad, la división de
la sociedad en clases y su ordenamiento basado en la propiedad
privada de los instrumentos de producción.Insistamos algo más en este importante tema. Dijimos nos
otros que lo que caracterizó a la comunidad primitiva era su
homogeneidad interna que hacía armonizar los intereses de to
dos y de cada uno de sus componentes. Mas, desde que se pro
duce un excedente de riqueza sobre el necesario para la subsis
tencia de los individuos y desde que hay en consecuencia hom
bres y cosas capaces de producirla, la tendencia natural de ios
hombres fué de apoderarse para sí de tan preciados elementos.
Surgen los antagonismos individuales: aparece la lucha por la
riqueza. Y esta lucha por los medios de existencia ysus produc
tos debió resolverse.
Y se resolvió en la única y mejor forma posible: aqueja
que permitió a las sociedades progresar y desenvolverse con fa
cilidad aprovechando las nuevas formas de producir; y lo fue
la división de la sociedad en clases, por el reconocimiento de -as
formas privadas de apropiación y de la esclavitud.
Fué la mejor y única solución posible porque evito que 'a
sociedad se desintegrara en estériles e indefinidas luchas por la
posesión de la riqueza, al establecer un régimen de tranquilidad
social que permitió canalizar las actividades productivas a tra
vés de un sistema de explotación económica de las mayorías es
clavizadas por una minoría que, interesadaen su provecho per
sonal, hizo rendir a las nuevas formas de producción lo mas
qUC ^Seíde^íxplotadores se confunde en este sentido
con el de la sociedad, en cuanto permitió con su régimen el
aprovechamiento de las posibilidades productivas del trabajo
CS dentro del orden social que ella requería y que se rea-
UZÓ
rto^o^uníuíese aprovechamiento del trabajo signi
ficó en límíma medida sufrimiento y servidumbre para los es-
elavo^clavrtu^^^^^lr^l^U5^^o\^£L%,ron a .a comunidad pri-
«Ú*™-v¡tud había comenzado y bien pronto fué la
dominante de la produr ..i todos los pueblos que superaron■° '■'" '"'
-;'""','.■ ".':'"... :;,';, -.¡ ,-■■:-■. .:■■■;■ >ú/.o ;-,;>-Jbln 1l¡
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S™, y di ahí lí ™a«..ó» «1 ™nd„ .«»,<«*«._»
sin e. .
io Romano no np.y Europa moderna. Jamas debe-
riam^olvidar que todo nuestro desarrollo económico, político e
intelectual supone un estado en que la esclavitud era tan nece-
«Ha c^o generalmente reconocida. En tal sentido teneios de
recho de decir que sin esclavitud antigua no hay socialismo mo
derno" 146) .
Pero al mismo tiempo que la divisiónde la sociedad en cla
ses resolvió la contradicción entre las patrones tradicionales de
conducta y las nuevas formas de producir, al mismo tiempo
destruyóse la homogeneidad interna de la comunidad primitiva.
Aparecen en su seno intereses opuestos objetivamente: aque
llos de los amos y aquéllos de los esclavos (47).
Desaparece, pues, con las clases, la voluntad unitaria de la
sociedad que caracterizó a las tribus y a las gens. Desde enton
ces no hubo objetivamente una sola posible solución a los pro
blemas públicos. Y se requirió necesariamente un sujeto de vo
luntad que representara el interés de la clase dominante, ajeno
e independiente por lo tanto de la sociedad toda, que decidiera
las cuestiones suscitadas y que organizara la sociedad en fun
ción de ese interés. Ese sujeto de voluntad, fué el Estado. Esto
no quiere decir que la unidad de decisión que .'lamamos Estado
conscientemente eligió la actitud que convenía al interés que
representaba. El carácter de clase de la "decisión" del Estado
no se expresa en un acto psicológico de voluntad real, por cuan
to carece de ella, sino en el sentido, objetivos y resultados de eu
actividad. Y esta actividad, que es concretamente ejercida por
personas provistas de voluntades reales, es motivada por un
cuerpo de ideas y valores que constituyen lo que se llama la
ideología o el pensamiento de clase, a través del cual se justifica la actividad del Estado y se disimula y encubre su carácter
opresor.
Por esto, cuando decimos que el Estado es el sujeto de la
voluntad de la clase dominante, queremos significar que él es el
sujeto de la acción, implícita y condicionada por el sistema de
ideas y valores de la clase dominante, ideas y valores que tra
ducen su interés histórico y determinan su realización.
Dos aclaraciones se impone hacer para comprender bien es
ta cuestión. La primera dice relación con Ja extensión de la ideo
logía de la clase dominante. Esta ideología no es en ningún mo
do privativa de las personas concretas que pertenecen a una cla
se, por el contrario, el pensamiento de la clase dominante se ex
tiende a toda la sociedad con mayor o menor intensidad sagúnsea la necesidad que la sociedad siente de .ser impulsada por laacción de la clase dominante. Asi, cuando esta clase es progresiva en su acción, su ideología responde a una necesidad social
y es entendida y participada por el conjunto social, en su totalidad. Mas, cuando el orden social impuesto por la clase dominante entra en bancarrota, .entonces ya también, junto con definirse un nuevo interés de clase que lucha por imponer un nue
vo orden social, comienza también la ideología de la clase dominante a desintegrarse, sus vacíos aparecen manifiestos y no
— 45 —
puede ya comprender, ni menos aún indicar, dentro de sus lí
mites, la solución de la crisis social. Ello no obstante, Ja ideología de la clase dominante domina aún en todos aquellos sectoressociales intermedios y pasivos que no sienten materialmente ¡a
necesidad de crear un nuevo orden ni son capaces de racionalizar en nuevo sistema de ideas y valores los ingredientes culturales de todo orden que les ofrece la realidad.
La segunda aclaración tiene por objeto precisar que en nin
gún modo debe creerse que para el marxismo 3a función encu
bridora y clasista del pensamiento agota todo su ser y su rea
lidad. El pensamiento trasciende históricamente a su enfoquecomo disimulador de la verdadera naturaleza de las relaciones
sociales. A través de la Historia va el pensamiento constituyendo un reflejo cada vez más profundo y veraz de la realidad, detal manera que precisamente por su intermedio podemos hoydescubrir la esencia de los fenómenos sociales, y en consecuen
cia, descubrir la simulación que él mismo realizó y realiza to
davía en cada una de las limitadas fases de su desarrollo. La di
ferencia entre lo absoluto y lo relativo —anota Lenin—, no es
más que relativa, pues siempre hay algo de absoluto en lo rela
tivo. Esto quiere decir que en toda ideología, limitada y reía
tiva, como todo lo humano y temporal, hay sin embargo algo de
verdadero y absoluto, que transciende su propia limitación y se
prolonga en el nuevo pensamiento, menos relativo y más abso
luto, que le sucede.
Hechas estas disgresiones, volvamos a nuestro tema direc
to. Recordemos que los organismos formales de que estaban
provistas algunas comunidades primitivas, no eran condición de
existencia para el ejercicio de la actividad pública, ya que no
constituían sino meros recuross técnicos mediante los cuales se
expresaba la voluntad unitaria del grupo social. Aparecidas Jas
contradictorias aspiraciones de los individuos con relación al
aprovechamiento de la riqueza social, desaparece la posibilidadde una gestión espontánea de la sociedad entera para solucionar
sus asuntos. Nace asi el Estado, no como un mero recurso ac
cidental para la mejor manera de hacer funcionar una sociedad
clasista, sino como la condición misma de su existencia, como
la fuerza y el poder que impone el interés de una clase social,
constituyéndola como tal. El interés que protege el Estado es,
pues, el de la clase dominante que expresa en un momento da
do el interés de la sociedad en su conjutno al hacer posible ba
jo su orden, el desenvolvimiento y el progreso de las fuerzas
productivas en su seno.
Para el autor citado, Linton, las unidades políticas se for
man principalmente a raíz de la conquista y subyugación de un
Dueblo vencido por sus vencedores. La formación del Estado
estaría "asociada a patrones de vida sedentaria y a un grado de
adelanto técnico que hace posible que la población produzca un
superávit económico" (48). El fenómeno en cuestión no se ob
serva —agrega nuestro autor—, entre las tribus cazadoras y
las tribus nómades. "El cazadorno puede producir el excedente
necesario que compense su subyugación y explotación (49).
"Sólo pueden organizarse y explotarse con éxito aquellas tnbua
capaces de producir suficienteexcedente para compensar ios es
fuerzos de los conquistadores, que, a la vez, son sedentario*
{50).
— 46 —
,Como puede desprenderse de los pensamientos anteriores,
ha; en ellos mía absoluta coincidencia con la hipótesis marxista
acerca de las condiciones de existencia delEstado que, a su vez,
son las que determinansu naturaleza. Asi puede concluirse, si
reparamos en ei concento que de la naturaleza del Estado, se
transluce de las siguientes palabras de Linton: ;En tanto que
muchas de las actividades de la tribu son automáticas y gene
ralmente inconscientes, las del Estado son deliberadas y cons
cientes. En mucho mayor grado que la tribu, el Estado ha de
¡ia,.ci .i r.: ;, ;.-, ■; -L¡.ñ internos de intereses y a la oposi
ción interna organizada, y la autoridad central deberá tener su
ficiente poder para contrarrestarlas si el Estado ha defuncio-
r-ar" (51). Lr>" rasgos que el autor destaca como característicos
del Estado son, como se ve, los mismos que nosotros hemos se
ñalado como tales.
Distinguen, sin embargo, los etnólogos una segunda manera
de formación de Estados a base de la confederación de varia,n
tribus surgidas para realizar empresas comunes. Eflo no obs
tante, fl iriisir.-o Linton reconoce que esta modalidad de origen
de los Estados es de extraordinaria ocurrencia, porque sólo muy
pocas veces las tareas comunes son de tal naturaleza que exijansu confederación, y cuando eso ocurre las más de las ocasiones,
la confederación sólo tiene una existencia efímera, durando sólo
mientras persiste el motivo que impuso ia unificación._
Sólo se
produce esta situación, agrega, cuando se trata de tribus que
tienen un mecanismo directivo y autoritario muy desarrollado
que lo hace fácil extenderse a la dirección de varias tribus con
juntamente.Consideramos nosotros que en este caso estamos en presen
cia. de una super-tribu, cuya autoridad no difiere en calidad de
la que tiene el jefe de una horda sobre sus miembros, para di
rigirlos en las empresas comunes de defensa y lucha contra otras
tribus y contra los elementos y obstáculos naturales. Hay en
este caso, autoridad extendida a varias tribus, pero en ningúncaso Estado, como forma novedosa de organización social. A
la misma conclusión debiere llegar Linton si permaneciera fiel
a las características que él mismo señaló del Estado y que trans
cribimos poco más adelante, en el sentido que éste ha de tener
oor misión resolver las oposiciones internas de intereses. En el
caso que nos ocupa, no sólo no hay mayores oposiciones de intereses en el seno de la comunidad, sino que precisamente lo queocurre es lo contrario: aparecen importantes intereses comu
nes a varias tribus que exigen su concierto mutuo bajo una au
toridad común para protegerlos. Como se ve no hay razones
para considerar Estados, a estas confederaciones teniendo presente las características que para esta institución señala el mismo Linton, y con las cuales nosotros coincidimos. Só¡'o permanece incólume aquella forma de origen estadual, derivada delaparecimiento de una manera de vivir y de nrodueir técnicamente, que hace posible la esclavitud. En otras palabras, sólo es
valederamente considerable como forma del origen del Estado,aquella que señala la teoría marxista.
Para el marxismo es esencialmente distinto el Estado, de
aquellos órganos que en épocas anteriores sirvieron de modo de
[48), (49), (50), (51) Linton, ob. cit, pafis. 280 y 281.'"'
" '
— 47 —
expresión de la voluntad comunitaria de la sociedad para la de
fensa de su homogéneo interés. Y es esencialmente distinto, por-nue mientras el Estado es condición de la división de la socie
dad en Clases y producto de su interior desgarramiento en inte
reses opuestos, los organismos expresivos de la voluntad tribal
son, por el contrario, sólo meros intérpretes, recursos técnicos
para mejor traducir el interés común de la sociedad, y son re
sultantes de su actividad unitaria y homogénea.Lo que no quiere decir que una vez aparecido el Estado,
éste no relacione su actividad con los mencionados organismostribales. A la inversa, ambos géneros de funciones, la política
ejercida por el Estado y la llevada a cabo por los organismostribales de defensa, del interés común, germen de lo quí hoy
llamamos actividad administrativa, se relacionan desde enton
ces íntimamente entre sí, como asimismo, sus órganos respecti
vos, sin que desaparezca, sin embargo, la naturaleza específicade cada una de ellas.
Los órganos representativos de los intereses comunes de la
tribu no eran independientes de ella misma, no constituían iin
noder frente a la sociedad, como lo es el Estado, sino más bien
eran su natural prolongación para realizar ciertas actividades
de naturaleza especial. Cuando en la sociedad aparecen intereses
antagónicos y el Estado surge condicionado por ellos, resolvien
do la lucha de aspiraciones contradictorias por medio del des
garramiento de la sociedad en clases, en ese momento esos or-
¡ranos representativos del interés común se independizantambién
objetivamente de la comunidad, se oponen a ella, y .contribuyen
en cuanto son influenciados por la acción clasista del Estado, a
someter a la sociedad a un orden que ya no es querido por toda
la comunidad sino que responde al interés ya la mentalidad (le
la nueva clase rica y propietaria. La actividad de tos organis
mos referidos deviene de simple función social, en función po
lítica Volveremos más detenidamente sobre el tema en ios ca
pítulos sobre "Estado y administración" y"Estado y autoridad
Si la acción del Estado tiene por objeto resolver los anta
gonismos entre los individuos, diviendo a la sociedad en chíses
v haciendo posible un pacífico desenvolvimiento de las activida
Se. humanase medio de la violencia se
precia que esa vio-
Sncia sea ejercida en forma organizada con el objeto de que
mmrTa cumolir su finalidad y no precipite a la sociedad en la
aSmuSTS aSio de que se vale la sociedad para organizar
U vSmcia y poder así desenvolverse pacíficamente dentrode
un deterSmadí orden, es el Derecho. Dejaremos parael proxi-
bSSÍieiSpS^aSiSial los trabajadles.1L la SrtSTse Ha£ sucedido diferente tipos de soaeda-
gSjSTS&'SaZSS. S2¡£. han estado basadas e„
la explotación del trabajo de ¡mas ciasen por otras, lo que- so ha
conseguido mediarte mi peder coactiva que ha impucs.o un or
den social favorable al interés de la clase dominante. Mientras
la insufieimein rio la pir.-niirié-i lele-. .v.-érmholo™., e .conn-
natibles la-, ¡.«piraré ae . Je jos individuos para usar y «estar de
la rinneza dispcnible. «era necesaria la rxisteacia. del Estado
oara imponer un orden serial que rególe el aprovechamiento de
la riqueza y permita el desarrollo creciente de la producción en
su «ene.
Vemos, pues, que así como el aumente de ¡a productividad
del trabajo' sobre dele: remede nivel fr.é ie ere lición de' apare
cimiento del listado V de lee clases, así también EÓ'o un desarro
llo altísimo del nivel de productividad del trabajo hará desapa
recer las jinanas ireiti -eiietoria.s porla riquera, haciendo posible
la satisfacción de las necesidades de todos, y condicionando en
esta forma la emergencia de la sociedad sin clases, y con ello,
el desaparecimiento del Estado.
CAPITULO TV
EL ESTADO Y El, DERECHO
1—Orden social y orden jurídico.
Al procurar definir y precisar en el capitulo anterior el con
cepto de Estado, dijimos de él que era una fuerza, poder o vio
lencia organizada, al servicio del interés de una clase social, que
impone y realiza un ordenamiento de las actividades humanas
en forma jurídica. Vamos ahora a considerar el medio por el cual
el Estado traduce su existencia: un ordenamiento de las activi
dades humanas en forma jurídica o, en otras palabras, un orden
social de naturaleza jurídica.Entendemos por orden, la disposición de los elementos de un
conjunto dado, en atención a un fin determinado. Orden social
es, en consecuencia, la disposición de los elementos de una so
ciedad, acciones e instituciones humanas, en función de un fin
determinado.
Este oí-den puede existir de dos maneras, naturalmente "
coactivamente. El orden social existe naturalmente, cuando 1l
disposición social es exigida por la naturaleza misma de las co
sas y se produce en forma espontánea. Podemos caracterizar
este orden como democrático, no en el sentido de un idéntico
"status" tiara los individuos de la comunidad, sino por el con
trario en" el sentido que cada individuo es considerado para la
satisfacción de sus necesidades, de acuerdo con sus cualidades
Dei-sonaies y el valor de su actividad. Llamamos democrático a
este orden porque no es sino la expresión pura de las necesida
des de todo el pueblo.Una especie del orden social natural fue el de la sociedad
comunista primitiva o gentilicia, en la cual las^ relacionessocia
les existían en función de las necesidades armónicas de todos y
de cada uno de sus componentes. La misma autoridad en estas
tribus cuando existía, como lo anotamos mas adelante, no hacia
S-a cosa que traducmfielmente la voluntad real y concreta de
un pueblo homogéneo. La violencia, en un orden como el comu-
nttaprimitivo, se usaba sólo para combatir a tribus enemigas
22>se comportaban con ellas como simples fuerzas de la natii-
SÍ o para reprimir las violaciones a las normas que envol-
vKfa' la comunidad primitiva, normas queeran sentidas como
narte misma de su existencia. La posibilidad, del casfcp y e
^ode™olencia, más que un sostén del orden social, tema el
— u> —
significado de una expiación de naturaleza religiosa y de una
medida de profilaxia social.
La segunda forma que pusde adoptar un orden social es la
coactiva. Ello ocurre cuando la disposición de los elementos.de¡a sociedad es impuesta, no ya por las necesidades de todos y
cada uno de sus componentes, sino por la violencia física al ser
vicio de un sector de la comunidad. Para que pueda persistir y
progresar un orden de esta naturaleza se precisa que el sector
-■n cuyo interés se organiza la sociedad, represente también el in
terés del conjunto social, como entidad distinta de cada uno de
bus componentes.La violencia ejercida como determinante de la actividad hu
mana en alguna forma que no sea la de servir el interés de un
sector social que represente, por lo menos, en algún momento el
interés de ¡oda la sociedad, no impone un orden sino desorganizay destruye a la comunidad. No impone un orden, porque la fuer
za al servicio arbitrario de un grupo que no representa el interés
social, impide, necesariamente, el funcionamiento progresivo de
ia sociedad y 'a conduce lógicamente a su colapso, y en conse
cuencia, a su destrucción.
Si remitimos estas consideraciones a las sociedades clasis
tas, na-3 explicamos, porque sólo cabe propiamente hablar en ellasde orden social suando la clase dominante desempeña alguna función progresiva en su interior; desde el momento en que cumpleeu misión y deja de desempeñar esc papel útil, su "orden" carece
ya de sentido, de finalidad social, y pasa a ser, en consecuencia,un desorden social que debe ser reemplazado por un nuevo sistema de relaciones humanas, por un verdadero orden que represente los intereses de la nueva clase con los que se identifica eJinterés social.
El profesor Harold Laski, al referirse al orden social coactivo de las sociedades clasistas y al papel que el Estado desem
peña en él, se expresa en los siguientes términos:
"Lo que hace el Estado es poner su poder coactivo a disposición de _cs clases míe poseen los insírumentos de producción,perqué la explotación de esos instrumentos es necesaria para permitir a la sociedad obtener los medios indispensables para su snh-sisienda. Cuanto más intensamente se exploten, tanto mejor podra vivir a sociedad. La función d-el Estado es proteger en ua
ETt^nSÜT SUi>ue£l0S<je «n sUtema de relaciones de cla-
P-■':
-■"'■'■ -" ■-'■ ^ a;e;i!ira In continuidad do la producción necesaria para el mantenimiento de la vida social; pero haciéndolo
f
'se.BseSulJ "^"ariün^ntc también la existencia de. una di-™s ae PaM'cipación en el resultado del proceso productivo
¡a t-^trií j
*
■
31'""'": ',Li d" aciones de clase. Dado que
Es^rüere m™ r T^ *" t0da soci^d de la paz, el
r™í£™«tQ
, al?nte!1«r ^ orden. Pero al hacerlo, mantiene ne-
^"L^Z^^T^Sl S¡Stema de «>«*«« **
TtoJto^T^rif3^***0' eI orden SDldal W* traduce al
SufcorrJct^nr!d ,aC^a1' 6S el orden necesario naxa que funcione correctamente el régimen capitalista
(S2) Harold Laski, "El Estado en la teoría v «, i * « „teoría y en la práctica", pág. 179.
— 51 —
implica, necesariamente, una limitación a sus aspiraciones y a
sus deseos en relación con el aprovechamiento del producto del
trabajo social.
¿hora bien, dejamos establecido que para que la fuerza ase
gurara la existencia de un orden social, era preciso que no se
manifestara en forma arbitraria y desordenada sino que estuviera al servicio de un interés que, por lo menos, permitiera el
desenvolvimiento y el progreso del proceso productor. La for
ma cómo se ejerce la fuerza para imponer y realizar un orden
social al servicio de un interés determinado, es la forma jurídica, o sea, el Derecho.
2.—Naturaleza del Derecho.
La filosofía jurídica contemporánea gira alrededor de dos
grandes tendencias, la de les logicistas o formalistas y la de los
antiformalistas de diversas clases. Trataremos brevemente de
indicar el sentido de cada una de estas dos posiciones.El motivo central de las consideraciones del formalismo ju
rídico es el determinar nítidamente el objeto de la ciencia del
Derecho, es decir, determinar aquello que es la esencia del Dere
cho, aquello que lo define y distingue de cualesquiera otra con
creción cultural.
Para ello, es preciso distinguir en una norma jurídica cual
quiera, su forma, de su contenido. La forma del Derecho sería
aquello común a todos los derechos existentes o posibles, la na
turaleza misma de las normas, su estructura lógica, en la cual
es susceptible vaciar los más diversos contenidos. El contenido
puede referirse a materias públicas o olivadas, civiles o crimi
nales, sustantivas o adjetivas. Lo que queda del Derecho, elimi
nado los ingredientes históricos y sociales a los que serefiere, y
que siempre, aplicado a un contenido cualquiera da a éste el ca
rácter de derecho, eso es propiamente el Derecho, el objeto de la
ciencia jurídica. De acuerdo con este criterio, no es el conteni
do, sino la forma de una norma de Derecho, lo propiamente ju-
rídico.,...
Aquello a que se aplica la regla jurídica, las instituciones
públicas o privadas que norma, no es, en consecuencia para el
forma'ismo, objeto de la ciencia del Derecho, sino de la Socio
logía Los valores que realiza el Derecho, su ideal y fin, la Jus
ticia no es tampoco para el formalismo objeto de la ciencia del
Derecho Debemos a este respecto hacer una excepción con Ru-
do'f Stammler, uno de las creadores del logicismo jurídico, para
Quien, sin embargo, la Justicia es un objeto jurídico, por cuanto
ps elemento integrante de la estructurade la norma. Mas, la Jus-
ttVin ™™ m-jammler es un concepto vacío de todo contenido
ético Pya qiSSlo la trayecto?,» del pensamiento de Ka„t,
la considera como expresión de un equilibrio formal en la soeie-
dad Se comprende de esta manerala consecuencia de su posición.
Tos anttformalistas atacan desde diversos ángulos la con
cepción del Derecho de los formalistas Sostienen que no puede
traerse del Derecho en forma absoluta, su contenido institu
cional Y entre ellos, los etieistas,afirman que el Derecho ca
rece de todo sentido si no se le da una significación valorativ» y
Tnre-cinde de sus relaciones con la Moral y la Justicia, con.
erSIstTes claro, como idea repleta de cwitemdo etico y no
ato ¿añera formalista, según la ve Stammler.
Al decir nosotros que el orden social en las sociedades cH;sistas toma forma jurídica, o sea, que se realiza por meaio del
Derecho, aludíamos a este concepto en el sentido que le dan ios
formalistas. La forma jurídica que inviste el orden social, no
quiere decir, así, nada con relacióna lo justo o a Jo injusto; na
da, tampoco, con relación al contenido que se aplique, sino so.o
incide en el elemento formal del orden social.
Como toda forma, el Derecho se objetiva Qn el mundo de los
hechos a través de su realización en el orden social coactivo, que
llamamos jurídico.Insistamos algo más en la naturaleza
del Derecho.
Pertenece el Derecho, al género de las normas. Normas que
son productos del devenir histórico -culturalde la sociedad, pero
que al mismo tiempo son factores activos en el desarrollo de las
Lo que define, en primer lugar a los normas, es su existen
cia puramente conceptual. No se puede percatar de las normas
por medio de los senüdos. Son entidades ideales pertenecientes
al mundo de las ideas, lo que no les quita realidad, m impide
que se objetiven y reencuentren en la sociedad a que se aplican,
más, no ya .como normas, si no como proyección suya.
Lo que define, en segundo lugar a las normas, es su finali
dad, implícita en ellas mismas. El fin de las normas es influir
en la actividad humana. La existencia en la sociedad de normas
de conducta tiene por objeto provocar determinadas actuaciones
de los hombre-s.
Pero según sea la forma en que la norma sostenga su efi
cacia practica, determinando la actuación humana, se puede
distinguir a la norma jurídica de la norma moral y de los con
vencionalismos sociales. La persona que no se sujeta en su ac
tuación a la norma jurídica, se sujeta también automáticamen
te a la acción coercitiva de la fuerza organizada, puesta al ser
vicio del interés que el orden social persigue. La existencia de
.'a norma jurídica, supone ya la posibilidad del uso de la fuerza.
Esta entidad natural va involucrada en la norma misma y su
pone por lo tanto un órgano que la aplique. Órgano que no es
sino otra forma de expresión, como lo es la norma del Estado
como fuerza organizada al servicio de un interés determinado.
Las normas morales y los convencionalismos sociales no están
garantidos por la fuerza, por cuanto no son expresión del Es
tado.
En tercer lugar, toda norma y entre ellas, la jurídica, secaracteriza por su validez general. Se aplica a un número indeterminado de casos que se encuentren en las condiciones previstas por ella. Se distingue por esto la norma jurídica de cualquiermandato arbitrario que pudiera imponer alguna autoridad coactiva. Esta cualidad de la norma jurídica es muy importante, porcuanto es la que hace posible el desenvolvimiento y el progresode la sociedad a que se aplica, pues, sometida ésta a un sistema normativo de validez geenral, se soslaya el peligro que significa el estar sujeta al uso indiscrimiando y arbitrario de laviolencia. La coacción jurídica, por el hecho de ser la norma devalidez general, implica una organización de la vio'encia
tr.níwS»a<UT ma! Cla.r° el^oncePto del derecho como forma,
nonSafurídicar' *^ qW P^ Ketoea "*** toda
— 53 —
"Bajo determinadas circunstancias (una conducta determina de los hombres), el Estado quiere ejercer determinadas acciones coactivas (ejecución o castigo); o bien: "Bajo la condición de que un hombre se comporte de una cierta manera, es decir, que li.jgsi t; oiuiui aÍRo determinado, otro hombre, esto e»¡—el órgano del Estado— , debe ejecutar contra el primero un
acto de coerción".No es difícil reparar como en esta representación que Kel-
sen se hace de la forma jurídica, van involucrados los caracteres del Derecho que anotamos mas adelante.
Hecha esta disgresión sobre la naturaleza del Derecho, analicemos su función en la sociedad.
La forma jurídica es la única modalidad posible, y aún más,es la manera propia de que se imponga en la sociedad un orden
que favorezca el interés de un grupo social, con preseindenciade los fines individuales, mudables y egoístas de sus componentes. La forma de Derecho impide que el resabio animal de la
violencia, que impregna y convive con la naturaleza humana, sedesencadene para servir los caprichos del hombres y sus mó
viles arbitrarios y la organiza como coacción jurídica para im
poner un orden que posibilite el funcionamiento y el progresode la sociedad. Recordemos que el interés social que defiende el
Derecho, no adviene ni se descubre providencialmente sino quese confunde con aquel de la clase dominante, mientras ésta des
empeña algún progresivo en la sociedad.
Para comprender más clarametne en qué consiste la fun
ción clasista del Derecho, dirijamos nuestra atención al derecho
actual para así determinar la naturaleza de su contenido.
Nuestra sociedad moderna tiene una estructura capitalista,basada en la propiedad privada de los medios de producción. Su
principio motor es la iniciativa individual de los propietarios de
dichos medios en procura de ganancias para sí. Es este afán de
lucro de la burguesía lo que hace progresar a la sociedad y lo
que permite capitalizarla. La burguesía como clase, desarrolla
su misión histórica de capitalizar la sociedad por medio de las
actividades privadas y autónomas de cada uno de sus perso-
neros.
El orden social necesario para que pueda funcionar este ré
gimen, es de naturaleza coactiva, vale decir, es un orden jurídico. Es la fuerza a través deí Derecho lo que permite a los bur
gueses gozar de la propiedad privada de los medios de produc
ción, y es también la fuerza a través del Dereeho, la que de
fiende el interés privado de cada capitalista, protege sus ganan
cias y le proporciona la confianza y seguridad necesaria para
para desarrollarsus actividades económicas.
Todo el Derecho Privado no es sino un medio que hace po
sible el funcionamiento de la sociedad capitalista, en interés de
la clase que aprovecha de él. No sólo las disposiciones relativas
a los bienes, sino también el derecho sucesorio, el contractual,
ete Todas las instituciones de garantía, desde el derecho de
prenda general, hasta las diversas clases de prendas no tienen
otro fin que el de asegurar y protegerla iniciativa, los bienes y
el lucro de los capitalistas. Las disposiciones procesales no tie
nen tampoco otro carácter. La ejecución; hacia la cual conver
ge todo el derecho procesal, es la forma concreta mediante la
cual, la fuerza reaMza su función al servicio del interés de la
— 54 -
burguesia, como clase. Esta expresión no quiere decir que la
buríuSa como clase, sea un todo solidano, de- tal mam qne
,-adí uno de sus pioneros se benet.cie con la coacción juri-
dica desencadenada en un caso particular. No, la burguesíano
es unTodo sSario; los capitaistas son ajenos, y hasta enemi
gos LuiL de los otros. Lo que representa el ínteres burgués,
no es el interés particular de algún capitalista, «no la ibre
comnetencia o más bien, las condiciones y resultados de la libre
ompe SSa Es así, p. ej., como el peso del derecho burgués
no se deja caer só'.o sobre los proletarios que mantiene despo
seídos, sino también sobre ios mismos capitalista." que caen sa
crificados los unos ante los otros en el transcurso de la des
piadada e inexorable lucha por ia riqueza. Al decir pues in-
teres de la burguesía como clase" no se alude a: ínteres de al
gún capitalista en particular, sino al ínteres del capital en su
conjunto, como ente en demanda siempre de mayores y nuevos
lucros y en permanente acrecentamiento.
Complementando' la fórmula anteriormente transcrita de
Ke'sen, podemos representarnos el derecho burgués en los si
guientes términos: "En el ordm social capitalista los hombres
deben actuar en una forma determinada, que lo es aquella ade
cuada para que la sociedad capitalista se desenvuelva y progre
se normalmente dentro de sirs límites, y pueda así cumpÜr su
misión histórica: la capitalizaciÓLi de la sociedad" (norma jurí
dica secundaria, según Kelsen). "Si los hombres no actúan en
el sentido indicado, el Estado ejercerá contra ellos determinados
actos coactivos" (norma jurídica primaria, según Kelsen).
3,—Derecho y Economía,
De acuerdo con las consideraciones que preceden, es posi-
be inferir que la relación existente entre el Derecho y la Eco
nomía corresponde a la de una "forma" con su "contenido".
Asi lo ha considerado también Stammler, en su obra "Eco
nomía y Derecho". Indicaciones en el mismo sentido encontra
mos en el opúsculo sobre Feuerbach, de Federico Engels y en
obras de otros autores marxistas como Mondolfo.
Hay, sin embargo, una gran diferencia entre el modo como
Stammler en su obra citada, aborda la cuestión y la forma co
mo lo hacen los marxistas. Para eí filósofo alemán la forma jurídica pertenece al mundo de las categorías conceptuales '"a
priori", teniendo en consecuencia una existencia independientedel mundo de los hechos, al que pertenece su contenido económico. Para el pensamiento marxista, por el contrario, tanto laforma jurídica como el contenido económico, están dialécticamente unidos como productos sociales que ambos son. El "deber ser" jurídico y el "ser" económico son manifestaciones diversas, especificas y complementarias de la realidad social. Lascategorías del intelecto, son para el marxismo también productos sociales y nada autoriza entonces para alejarlas y separarlas tajantemente de', medio y las condiciones sociales en queaparecen .
Si bien el derecho es forma de los ingredientes económico*a que se refiere, no es menos cierto que también el derecho se
aplica a contenidos no económicos y, en este caso, no puededecirse de el que sea una expresión inmediata del Poder poli-
— 55 —
tico, ya que no contribuye directamente a mantener un sistemadado de relaciones de producción, que según hemos visto es lafunción esencial del Estado. Mas, para comprender claramenteel sentido de este aserto, y apreciar con exactitud su alcance,es preciso hacer una serie de consideraciones.
El Derecho nace vinculado estrechamente a materias deorden religioso, y apenas se distingue en sus comienzos de laMoral. Su ámbito de existencia está limitado a aquel sector delo social en que predomina la noción de "lo sagrado" y sus prolongaciones éticas. El Derecho, en estas condiciones, no es elemento formal determinante del orden social. La comunidad se
desenvuelve en este período, como lo anotamos en el capítuloanterior, sin la concurrencia del Derecho como factor indispensable para su existencia. El derecho sagrado es anterior a la di
visión de la sociedad en clases, y consiguientemente, al derechoeconómico. El derecho penal, que tan vinculado está en sus co
mienzos con el sagrado, antecede también en su aparición alderecho económico. La misma organización de las funciones públicas en ciertas sociedades primitivas está estructurada jurídicamente antes que aparezcan las divisiones clasistas y se afir
me el derecho propietario.¿Quiere decir esto que el Derecho, como forma, no experi
mentó influencias decisivas en virtud de los hechos económicos
que disolvieron a la sociedad gentilicia? No, de ninguna mane
ra. Y aún más, el Derecho anterior a la división de la sociedad
en clases y a la constitución definitiva del Estado como poderseparado de la sociedad y opuesto a ella, sólo se puede considerar como Derecho, en el sentido que nosotros le dimos, con
grandes reservas.
Por el hecho de no existir en el período a que hacemos re
ferencia un Poder coactivo independiente de la sociedad y en
cierto modo ajeno a ella, como es e! Estado, la sanción de las
violaciones a las normas de contenido religioso, penal y público
que constituían el Derecho en aquellos tiempos, tenía un carác-
teh de reacción social espontánea y general, que se suponía
proveniente y derivada de los dioses. Como se ve, la violación
de las normas en cuestión no estaba claramente diferenciada
del concepto de pecado, y la sanción jurídica no diferia mucho
tampoco de la reacción que se produce frente a la transgresión
de un precepto moral.
¿Qué transformaciones experimentó el Derecho una vez
producida la división clasista y económica de la sociedad y apa
recido, por consiguiente, el Estado?
En primer lugar, como consecuencia de estos hechos, la
sanción del Derecho se diferencia nítida y definitivamente de la
sanción moral y de la expiación religiosa. Ya no es Dios ni la
sociedad la que la ejerce sino el Poder público que se ha erigi
do en el seno de la comunidad y que se ha opuesto a ella.
En segundo lugar, como consecuencia de los mencionados
hechos el Derecho, de simple elemento formal aplicado a con
tenidos' religiosos, penales y públicos, re'egado a sólo un sector
de la vida social, pasa a sercondición misma de existencia ael
orden social, ya que una sociedadclasista sólo puede existir por
V en el Derecho.
En síntesis el embrión de Derecho, con sus caracteres pro
pios aún difusos, que albergaban algunos rincones periféricoa
de la comunidad gentilicia, llega a ser, merced a «u
«\tro^uecon una evolución económica de la sociedad en el periodo dejadivisión clasista, un sistema normativo definitivamente consti
tuido v diferenciado de la Moral, la Religión y los simples usos.
A la vez, el Derecho pasa a ser e! elemento formal decisivo
que organiza y sobre el cual descensa toda la sociedad Tales
son pues, las consecuencias de la integración del Derecho con
el Estado: constituyen definitivamente al primero, y le permi
ten al segundo, expresar su acción por sn interniciio.
Es interesante reparar en las modificaciones producidas en
los dominios sociales alrededor de los cuales surgió el Derecho,
con motivo de la constitución del Estado y el establecimiento
del derecho económico y clasista. Tomemos, p. ej., el derecho
penal. Nacido este derecho a la sombra de la Religión, la juris
dicción del sacerdote en estas materias hacía que poco difirie
se el delito del pecado; y la pena, de la expiación. La sanción de
este derecho, la "reacción social", como la llaman los penalis
tas' era ejercida por los sacerdotes y por la sociedad toda, en
actitud, ésta última de repudio colectivo y espontáneo frente al
delito. Desde el momento que el Estado pasa a ser el poder san-
cicnador en un orden social clasisa, también deviene en agente
coactivo de la violación de las normas penales. Se distingue, ya,
precisamente el delito, sancionado por el Estado, del pecado,sancionado por Dios, la conciencia o el sacerdote. Paralelamen
te a este fenómeno, llegan a constituir "delitos", ciertos hechoa
que atentan contra los supuestos propietarios y políticos de la
sociedad clasista. Nacen los delitos contra la propiedad, y algunos de los llamados hoy en día, contra la seguridad del Esta
do, como la rebelión, etc.
De esta manera, indirectamente, el derecho pena] asume su
papel en el mecanismo de opresión de una clase sobre otra. He
aquí la razón por qué dijimos anteriormente que el Derecho queno se refería de inmediato a algún contenido económico, nc
contribuye a mantener "directamente" un sistema dado de rela
ciones de producción dejando a salvo esta acción indirecta su
ya en el sentido indicado.
Pero precisemos bien que el Derecho clasista y opresor porexcelencia es el Derecho propietario: este derecho nace ion h
sociedad de clases, es condición de su existencia y desapareceráiunto con ella. El derecho penal, por su parte, tiene una trayectoria distinta. La profilaxis social, que es su contenido, es una
función social anterior a las clases, que es ejercida primero, porla sociedad toda en relación con jas funciones religiosas; luego,=e estructura jurídicamente a través del Derecho penal, el queen las sociedades clasistas colabora en la defensa del orden- social sancionado como delitos los actos que lo ataquen. Por úl
timo, la profilaxis social en una sociedad sin clases, perderá es
ta indirecta función opresora, pero siempre subsistirá como
una actividad necesaria, pero quizás ya no estructurada en forma de derecho penal, sino más bien de manera similar a aquella con que la sociedad se preserva de los enfermos peligrosos.
4 —Relaciones entre Estado y Derecho.
Estamos ahora en condiciones de abordar algunos aspectos de la más difícil de las cuestiones de la Teoría jurídica y po-
— ^7 —
líatica, aquella relativa a las relaciones entre el Estado y el
Derecho.
Desde el momento en que el Estado se constituye como tal,es decir desde el momento en que la función pública se independiza de la sociedad, se opone frente a ella y la organiza u or- *
dena de acuerdo con el interés de una clase social, desde ese
momento Estado y Derecho se integran en una superior unidad.En efecto, el medio a través del cual el Estado organiza la so
ciedad, es el Derecho, la forma jurídica, que ya existía en esta
do embrionario e infuso como estructura normativa de algunoscontenidos sociales de orden religioso, penal y adniinistrativo,
Y el Derecho no es un medio accidental que toma el Estado para realizarse, es su forma propia y característica de realización.
No puede imponerse el interés de alguna clase social sobre la
sociedad, sino por el Derecho. Otra cosa sería arbitrariedad, y
la arbitrariedad impide el normal desenvolvimiento de las socie
dades y concluye por destruirlas.
Bajo el punto de vista del Derecho, éste llega a ser tal, de
finitivamente, sólo a través de su existencia en el Estado, ya
que por su intermedio se realiza característicamente la coacti
vidad jurídica, distinguiéndose la sanción del derecho, de las
sanciones correspondientes a otros órdenes normativos.
El Estado y el Derecho se condicionan recíprocamente y se
reafirman en su relación. Así lo expresa Heller brillantemente
en su famosa obra, cuyo párrafo pertinente transcribimos:
"Mientras se contraponga, sin género alguno de mediación
dialéctica, el derecho al poder dé voluntad del Estado, no podra
comprenderse de modo cabal ni lo especifico del derecho ni lo
earJclerístico del Estado y, por consiguiente, tampoco la relación
que entre uno y otro existe. Son, sobre todo incomprensibles Ib
valide;: y h; popilii idad del derecho sin una correlación entre el
Estado y el derecho. Hay que concebir al derecho como la condi
ción necesaria del Estado actual y, asimismo, a! Estado como I*
necesaria condición del derecho del ¡iresente... La relación entre
el Estado v el derecho no consiste ni en una unidad indiferen-
ciada ni eñ una irreductible oposición. Por el contrario, esa re
lación debe ?cr estimada como una relación dialéctica, es decir,
"como relación necesaria de las esferas separadas y admisión de
cada polo en su opuesto". (Cohn, Theorie del Dialektik, pp. 53ss-,
264, 287)" (53).
La mas discutida e importante de las teorías formulada?
estos últimos tiempos sobre la relación entre Estado y Derecho,
í ta que debemos al insigne vienes Hans Kelsen, a quien ya
SnL hecho referencia con motivo del formalismo jurídico.
fechamos un resumen que de ella hace Recassens S.ches,
para luego hacer un intento de valoración.y critica.
"El sujeto del Derecho n
T™».° ^eítlÉtuman. integre =1 V I«.»o«,e» .1
De^So como «ui«o Jel "■■"»■ «™° '""•" " fw*»*"*
Síserte "contenido, normativos, sino un —«lo ifca! . »■
h^r una cualidad especifica que consiste en que muchos de sus
.í„, fiíen cono elementos de las proposiciones jurídicas. SI
™ .1 S.P? oeTDerecno todo, se sep.r, 1. serie de toda, fc,
™™J oS¿ rffivd.n '» conducta de u„ Hombre y se las corle».
™ loSííndfun orden parcial V ■» p.r.oml.camos re»™,,-,omo formanuo
^.^ hemos con£trutdo el concepto jurídico
nf",,;». individual. Sujeto de Derecho no es, pues, una subs.
,531 Heller, ob. cit., pág. 215.
batí* distinta del orden jurídico, sino éste miaño nitaday li
mitado desde un cierto punto de vista, y concebido metaíónca-
menle bajo la imagen de persona.
Pero no só'o sai diversas paites del orden jurídico, las que
nuc-len =er miradas bajo esla relación personificadora, sino tam
bién el Derecho como un todo. La unidad del orden jurídico to-
lal' concebida como un centro común de imputación de todas Im
acciones llamadas estatales, es lo que constituye la llamad* per
sona del Estado. Esta o. lo que es lo mismo, el Estado como pel
eona co-isíste ni más ni menos en el Derecho considerado como
una totalidad. . ., ,
'Con es'o arribo a una de las doctrinas básicas de Kelsen y qut-
ri la que ha losrado .un mayor tco, a saber, la absoluto y total
^-^..i,,. oc) Estado con el Derecho. La palabra Estado es
un- nc-wiv.!'-fri.¡.i-i ,r.cu-U:-/Ux del orden jurídico total. La per-
«ona del Estado es sólo una expresión hipostatica para designar
el sistema, del orden jurídico. Probablemente, dice Kelsen, mu
chos concederán que el Estado es, bajo cierto aspecto, igual a
orden jurídico, pero haciendo la salvedad de que además cons
¡-atuve ''..mbien un poder, una fuerza, esto es un ser natural, del
ruai emanan efectos naturales. Como ejemplo de esta faceta del
Estado* indicarán aquellas instituciones en las cuales suele ma-
agestarse de un modo típico el poder del Estado, verbigracia, los
ríñones las fortalezas, las cárceles, las horcas, etc. Ahora bien,
.,.,.'. ,.,..,, cok-.t en n" .''.ni ob.ietos inanimados, pedazos de mate.
ria"regida por las mismns leyes causales que todos los demás ofr
jetos de la .naturaleza, y productos de la técnica. Una significa.
ción estatal de instituciones sociales "la obtienen sólo en cuanlt
que los hembres se sirven de ella: ahora bien, el que loa hom
bres lo hagen, es en definitiva un efecto de ciertas representa
ciones por la¿ cuales estr.n dominados, a saber, la representación
del deber, de obrar tal y como lo mandan las normas jurídicas''
Cuando se habla de un poder del Estado, puede sólo consistir e
)s fuerza motivadora de las representaciones que tienen por con
liínido los preceptos del orden jurídico" (54),
La tesis en comento, tiene a nuestro juicio, un gran valor
positivo al rechazar decididamente la teoría generalmente acep
tada que ve en el Estado a un soporte, creador o garantizadordel Derecho. Es el caso de Heller, quien- dice que la relación en
tre Estado y Derecho incide en que la ordenación jurídica de la
sociedad está "garantizada por los órganos del organismo esta
tal". Creemos, de acuerdo con Kelsen, que tal afirmación no es
exacta. No es el Estado un garantizador del Derecho. Esto in
volucra aceptar una separación entre los dos elementos que no
existe. El Estado es mas que un garante del Derecho, su no
ción está ya incluida en la esencia de la estructura jurídicaconstituida "en forma". El Estado es condición del Derecho, nocomo un ente ajeno a él sino como uno de sus elementos im
plícitos en su propia noción. Así se desprende del análisis de laforma jurídica que hace Kelsen, que nosotros ya transcribimos
y que nos parece rigurosamente exacto.
"La tesis de que el Estado y el Derecho coinciden, en tantoque el Estado es idéntico al ordenamiento jurídico, y que considerado como sujeto no es más que la personificación del mismo,contradice también a la opinión corriente, en virtud de la cualEstado y Derecho tendrían que ser cosas distintas que se encuentran unidas de cierta manera. La mayoría de los autores afirmanque el Estano es el soporte, creador y protector del Derecho. . .
La tesis que diferencia al Derecho 'del Estado en cuanto ve enel segundo una realidad protectora del primero, sólo sería comprensible en cuanto designara como Derecho a la primera parte
t Contemporáneas del Pensamiento
de! precepto jurídico (o sea la norma secundaria: "tal sujeto de
be comportarse en cierto modo") y Estado a la segunda parte (o
norma, primaria: ". . .y si no, el Estado ejercerá un acto coacti
vo"). Ahora bien, esto es inadmisible, porque la estructura lógica del precepto jurídico es unitaria; y no puede ser descompuestao disgregada, puesto que no cabe una norma jurídios. srn san
ción" (55).
Si bien coincidimos con Kelsen al rechazar la distinción en
tre Estado y Derecho, que afirma al primero como un simpleprotector del segundo, y de acuerdo con él, vemos en el Estado
un elemento integrante de la estructura lógica del Derecho, di
ferimos con el pensador vienes en su intento de limitar la exis
tencia del Estado a un mero centro metafórico de imputaciónKelsen reconoce, como lo señala el párrafo que transcribi
mos primero del resumen de Recaséns, que el concepto jurídico
de persona no agota la existencia misma de la persona real a)
relativizarla como centro lógico de imputación de actos y situa
ciones jurídicas, lo que nos parece perfectamente aceptable;
pero se niega a adoptar el mismo criterio frente al Estado. E¡
Estado, asevera, no es nada más que la personificación del or
den jurídico. Y si se le considera como ser natural —continúa—,
bajo un punto de vista sociológico, no jurídico, ya en este caso
no es Estado, sino un conjunto de personas, actos y elementos
físicos, sometidos a las. leyes causales de la naturaleza. "Si el
correlato del método jurídico es el Estado, el correlato del mé
todo sociológico, no puede ser ya el Estado, sino algo distinto".
Esta tesis parte del supuesto falso de la distinción abso
luta del mundo natural, del "ser", y del mundo del "deber ser"
al cual pertenece lo jurídico, y de la necesidad de dos tipos de
conocimientos para cada uno de estos mundos.
"El logismo normativo que representan Kelsen y su escuela,
El contraponer el deber ser, de carácter jurídico, al ser, de ca
rácter social, sin que entre ellos exista modo alguno de relación
olvida que todo deber social se relaciona constantemente con ún
□ur-er humano y que las normas sociales no son afirmaciones
.'„ . _.....,.
e---t- -j-F fjivicidas a la voluntad del hombre. La
confesión de la ¿evitable antinomia "de un dualismo —que haí
que estimar como supuesto necesario— de ser y deber ser y la
admisión ineludible de una relación de contenido entre ambos sis
tema^ —
q>e s" han supuesto sin relación entre si (Kelsen,
StraatslehVe. pág. 19'. no significa otra cosa sino que la hipó
tesis de una falta de relación entre el ser y el deber ser socia
les es una falsa hipótesis" (56>.
La forma, que lo es el Derecho, no adviene providencialmen
te sobre los contenidos sociales, es producida por ellos. Del he
cho aue se distinga de sus contenidos, no se puede concluir que
no esté relacionada con ellos. Por el contrario, dialect,cament^3a aparición del derecho. com0 forma de un contenido, quiere
Sd? que ¡a materia a que se aplica y que lo ha necesitado y
CJ¿J¿o ha planteado ya su existencia, la ha condicionado, y lo
^ifpníaSeí^tonomia dialéctica, contenido «cá*
v^dtfffi^aus^^mo lo afirma Kelsen. No. Tod,
(55) F.ecaséns Sienes, ob. cit. P*!s. 151 7 151
(56) Heller, ob. cit,. pág. 209.
— 60 —
actividad humana es una actividad finalista por definición y
produce, no conexiones mecánico-naturales, sino conexiones de
sentido. Se desprende así claramente que no es licito conside
rar al contenido social del derecho como un ente soüo físico-na"
tural. Por el contrario, la historia y las instituciones humanas
pertenecen a !a esfera cultural en la que se advierte la categoría de la finalidad y la idea del sentido, que es lo que Kelsen se
para arbitrariamente del "ser social" para encerrarlo en su
mundo del "deber ser". En consecuencia, no puede decirse que
el Derecho es totalmente indiferente a sus contenidos sociales.
No, precisamente es la sociedad la que ha generado al Derecho,la que lo ha exigido, de la que depende; la autonomía de la formacon relación al contenido es' sólo relativa.
No es posible, pues, agotar al Estado a través de su apa
riencia en la noción y en la estructura lógica del Derecho, como
personificación del orden jurídico y centro ideal de imputaciónde acto? coactivos. Sólo puede comprendérsele en su totalidad,bí se le considera en relación con el contenido social del Derecho.
La actitud opuesta, derivada de la parcelación del mundo
que hace Kant, no puede sino recoger un aspecto de su existen
cia, exacto, pero ilimitado, y como tal de exactitud relativa e in
completa. Por eso, si bien el Estado, a través del análisis del
precepto jurídico, se nos aparece sólo como una personificacióndel orden jurídico y como centro ideal de imputación de actos
coactivos, el mismo Estado inserto en Ja totalidad social, como
una realidad concreta, transciende su propia naturaleza jurídica.Y la transciende en el sentido que el Estado es dentro de la
totalidad social, fuerza física, poder, acción sobre los hombresv la historia. Pero no fuerza y acción desatadas arbitrariamente, sino fuerza y acción al servicio de la sociedad, por intermediode las diferentes clases que en las diferentes épocas representanconcretamente los intereses sociales. El Derecho viene a ser
con relación a lo dicho, y en esto hemos insistido bastante, laforma concreta en que esta fuerza, al servicio de los interesesclasistas, ordena y organiza la sociedad.
Una concepción del Estado, a través solamente dé la ima-
sen que nos presenta su función dentro de la estructura lógicadel Derecho, como Jo hace Kelsen, implica desconocer la articulación dialéctica del todo social v sólo puede conducir a la creación artificial de dominios autónomos dentro dé la sociedad ea-
,rentes de umdad y vinculación, y carentes, asimismo, de sentidohumano, ya que e! hombre es v representa la unidad concretade la naturaleza y de !a sociedad.
Sólo se justifica el procedimiento y las conclusiones de Kelsen. si se participa de! inadmisible supuesto kantiano, que elmarxismo rechaza que vé en las categorías del conocimiento, aentes ajenos e independientes de la realidad social, que crean
Srf« ,'^T aL°r'e° dd Derech0- V*™ nosotros, las cate-
SLvtrde 'a
™a^n rídica de' Estad° son productos
^K^JÍ^rT^ !ÓgÍC0* del conocimiento Jurídico.SJSd!á™]
?B^do ateneo e.« más rica que la imagen suya
S 1¿™,JVi" PnSma •ParC¡aT me no Puede Prender
medio del conocimiento y de^X^^R
CAPmjLO V
EL ESTADO Y LA ADMINISTRACIÓN
1 . —Naturaleza de la administración.
En nuestro análisis acerca de la naturaleza de la sociedad,reparamos en la acción reciproca entre el actuar humano para
satisfacer sus necesidades y la creación y desarrollo de otras
necesidades provocadas por la modificación que el hombre sufre
con su misma actividad.
El proceso de acción del hombre sobre el medio es un proceso esencialmente social. Las relaciones de producción y las
relaciones originadas por la división del trabajo, así lo de
muestran.
En el momento en que la división del trabajo se generaliza
y el fenómeno del cambio se constituye en institución esencial
para el desarrollo de Ja sociedad, en ese momento se crea entre
los hombres una solidaridad económica de tal naturaleza, que la
satisfacción de las necesidades de un solo hombre, supone la ac
ción y el trabajo de los demás. Ningún hombre puede, desde ese
momento, procurarse lo que necesita con su propio trabajo, sino
que debe intercambiar para ello, el excedente de su trabajo, con
el excedente del de los demás. Por ser de índole diversa el tra
bajo de cada uno de los hombres., en su conjunto, todos ellos se
complementan para lograr la satisfacción de las necesidades de
cada hombre en particular y de toda la sociedad en general. La
necesidad social de que exista abrigo, por ej., se satisface me
diante la actividad privada de los hombres que se dedican al tra
bajo textil, los cuales, a su vez, consiguen los productos que
ellos necesitan con lo que, a cambio de vestidos, les entrega el
resto de la sociedad.
Una actividad económica de esta natura'eza, satisface asi
mmediatameate el interés privado del producto' de vestido, que
puede procurarse de esta maneratodo lo necesario para vivir, y
mediatamente, el interés de la sociedad, ya que por intermedio
suyo se provee de todo el abrigo que requieren SU3 componentes.
Pero existen y se desarrollan en la sociedad en determina
dos momentos, ciertas necesidades que no pueden, satisfacerse
mediante el mecanismo señalado.-,■,,,
Así por ej si reparamos en la necesidad social de defen
derse contra los actos agresivos de otros grupos humanos,con
tra las actividades de criminales o enajenados, o contra las de
masías de la naturaleza; si reparamosen la necesidad social de
62 —
efectuar obras de regadío o de construir caminos, vemos que la
satisfacción de estas necesidades no sirve inmediatamente al in
terés privado de particular alguno, sino al interés social de toda
la comunidad. Sólo mediatamente, a través de la seguridad y fa
cilidades que estas actividades proporcionana los individuos, se
sirve su interés.
Se trata, en este caso, de aquellas funciones sociales^ que yaen anteriores capítulo:;, designamos como funciones públicas.
El ejercicio de estas funciones públicas no pudo interesar a
individuo alguno, en particular, ya que la naturaleza especial do
esta actividad hace imposible intercambiar un excedente de su
uroducto por aquellos artículos necesarios para la subsistencia
de sus c locutores. En otras palabras, se trata de una modalidad
de traba"jo que no puede ser'objeto de interés privado para rea
lizarla, por cuanto el ejercicio mismo de la función no es suscep
tible de' procurar algi'in 1u;?ro- o excedente intercambiable.
En el transcurso de la historia, las necesidades sociales de
la índole mencionada han ido aumentando constantemente. El
organismo, mediante el cual la sociedad ha realizado la función
pública, es aquel que hoy día Mamamos "servicio público". El
conjunto de organismos destinados a satisfacer las necesidades
públicas, o sea, el conjunto do servicios públicos, recibe el nom
bre de Administración.
No es nuestro objeto estudiar la evolución de los servicios
núblicos, ni tampoco nreri.^ny ?us elementos. Sólo queremos se
ñalar que los servicios públicos han llegado a constituirse con el
tiempo, jurídicamente, es decir, han debido recurrir a la forma
de Derecho como medio adecuado para su funcionamiento. (Si
guiendo a Kelsen, la forma que revisten Jos preceptos jurídico*er. materia administrativa. ?c puede representar de la siguientemanera: "Se castigará por Ja autoridad administrativa disciplinariamente a. un íunHonHro. .si no realiza los-determinados ac
tos que tiene obligación de efectuar ?egún su función"),
2,—Las clases sociales y l;i Administración.
De Id que llevamos expuesto se desprende que el origen dela actividad social que hoy llamamos administrativa, no encuentra su raíz en la división de la sociedad en clases. Es anteriora este hecho social en su aparición. Las condiciones de su existencia, si bien suponen,, en último término, un determinado eradode la productividad del trabajo, no están ligadas a la apariciónae las clases, y,_en consecuencia, a la existencia del Estado, enel sentido marxista. Estado y Administración se nos presentancomo dos hechos sociales distintos.
Tal conclusión se apoya y es corroborada por Jos resultado*
fiSÍS- Mwhí? sodedíuJes Primitivas,Zcierto desand o ee ir^-mcn y natura', do tipo comunitario v tribal generan en su seno, para subsistir, aetividadS deTa natuS-leza que denr-,r¡-:nam'-! ■
;U¡-.-.;„í.;í ,...;:.. „~-
. ,.
a
,mLUi,dca, ,,h t l
,..
n
r^queen muchos
los earaetPrf- n,.01"
.
a tener con precisión todos
KsdeTuWSíV ^-°S SG™0S ^ministrativos.
superior de desarrollo social al que pudo existir en las sociedades primitivas. Pero, en su esencia, la naturaleza de su actividad es la misma.
Engels, en su Anti-Dühring, en un acápite antes transcrito,alude a este hecho diciendo que en el seno de las sociedades primitivas, de tipo comunistas "rigen desde el primer momento
ciertos intereses comunes cuya salvaguardia se entrega a ciertosindividuos, aunque bajo la tutela de la colectividad: administración de justicia, represión de actos ilegítimos, inspección de
régimen de aguas y finalmente en la primitividad silvestre de
estas sociedades primitivas, toda una serie de funciones religiosas" (57). Como se ve, Federico Engels sostiene que la exis
tencia de la actividad administrativa es anterior e independientede la eclosión de la sociedad primitiva en clases y de la ronsi
guíente constitución del Estado.
Lo que caracteriza a la función pública o administrativa du
rante el periodo de la comunidad primitiva es la natural espon
taneidad con que intenta democráticamente satisfacer las nece
sidades de la sociedad toda. No se ha independizado aún la fun
ción pública de la sociedad, ni se ha enfrentado a ella como un
r>oder distinto.
Si el origen de la función administrativa no depende de la
existencia de las clases y, en consecuencia del Estado, podemosva precisar que su existencia misma no está necesariamente^ ligado, a la de las clases y a la del Estado. Así, la desapariciónque el marxismo postula para las clases y el Estado, al advenir
la sociedad comunista, no afecta a la existencia de la administra
ción. Lo reconoce así Engels al referirse a la sociedad comu
nista: "El gobierno sobre las personas es sustituido por un régi
men administrativo sobre las cosas y por una gestión directiva
de los procesos de la producción" (58). El mismo Engels se
expresa en el mismo sentido en la siguiente cita suya que hace
Lenin: "Todos los socialistas están de acuerdo con que el Esta
do y, con él la autoridad política, desaparecerán como consecuen
cia de la futura Revolución Social (se refiere a la revolución co
munista) ; es decir, que las funciones sociales perderánsu carác
ter poKtáeo y se convertirán en puramente aílininfcitrativas,
destinadas a velar por los intereses sociales" (59).
Las opiniones que acabamos de transcribircoinciden en afir
mar la existencia específica de lo administrativo como ¿al, no
estando el origen y la persistencia de este dominio social ligado
a la existencia de las clases y del Estado.Es así como subsistirá
la Administración en la sociedad comunista sm clases y sin lis
tado Y es lógico que así sea.Lo administrativo nace como una
exigencia social debido a la imposibilidad de satisfacer ciertaB
necesidades sociales, mediante la actividad privada de los indi-
víduo= en procura de un inmediato beneficio particular. Lomo
viremos al analizar la sociedad comunista, en ella desaparece la
SSa Privada con fines de beneficio particular y,consecuen-
cSentcl" administrativo no sólo no desaparece en esa socie-
dadsíno que a la inversa,su campo de acción se extiende y sus
rvKrihilidades de ser, se realizan al máximo.^ ^ ¿iSór, de Engels que poco más arriba transcribimos
se-
(57) Federico Engels, -'Anti-DMhring". pág. I»-
^ Federico Erréis, "Míti-Dührmg" pag 261
SI W Lenin, "El Estado y la Revolución", pis 56
i — 64 —
¡Sala también ot.-o concepto de extraordinaria importancia, al ex
presar que en la sociedad comunista, las funciones sociales pier
den su carácter político y se transforman en puramente adminis
trativo. Ello quiere decir que durante las sociedades clasistas, lo
administrativo toma un carácter político, pese a su diferente
legalidad. Aborda así el tema de las transformaciones que lo
administrativo experimenta en las sociedades clasistas, políti
camente organizadas.En primer lugar, debemos dejar establecido que al afirmar
que el origen y la existencia de la función administrativa no es
tán condicionados a la aparición de las clases y del Estado, no se
quiere decir que la función administrativa no se altere y modifi
que en su forma de expresión bajo la influencia de lo político.Para estudiar en qué consisten esas alteraciones y modifica- \
ciones. detengámonos a examinar la suerte que corren en las
sociedades clasistas algunas importantes funciones públicas, an
teriores en su origen a la eclosión de la sociedad en clases.
En la comunidad primitiva la necesidad de defenderse con
tra los enemigos exteriores exigió e impuso la organización de
la fuerza física de sus integrantes con vistas a la defensa social,
organización técnica de la fuerza, que llamamos militar. Surgióasí la función pública, que aún hoy subsiste como servicio admi
nistrativo, denominada defensa nacional.
Ahora bien, si recordamos la naturaleza del orden social
iurídico que sostiene a las sociedades clasistas, veremos que es
elemento esencial de su ser, la sanción. Esta sanción que se tra
duce en coacción física sobre los hombres para obligarlos a ac
tuar en un determinado sentido, necesita materialmente de una
organización técnica de la fuerza física para realizarse.
Toda sociedad clasista sólo puede subsistir gracias a la
fuerza física que impone un orden coactivo. Toda sociedad cla
sista, en otras palabras, sólo puede existir si el interés de la clase dominante es protegido por la fuerza física organizada nor
mativamente en un derecho y técnicamente en forma militar.
Es así como la violencia física, organizada técnicamente
primero, como una fuerza social al servicio de la comunidad, de
vino al convertirse en sostén material del orden social clasista,
en una fuerza política al servieio de la clase dominante. Ya no
sólo protege a la sociedad en su conjunto de sus enemigos, sino
que también defiende el interés die un sector de la sociedad fren
te a las aspiraciones de los otros sectores.
Vemos así como una actividad social, en esencia de natu
raleza administrativa, como lo es la defensa física de la socie
dad de sus enemigos, adquiere un matiz y un carácter políticoal integrarse en una sociedad clasista. El mismo fenómeno se
observa en otras funciones sociales de esencia administrativa.
Asi ocurre, como ya tuvimos ocasión de reparar, con la fun
ción penal, que, al producirse la división de la sociedad en cla
ses y constituirse el Estado pasó a castigar los actos atentatorios a la propiedad, a la seguridad del Estado, etc., con lo que
también adquiere la función penal un carácter político, y en
consecuencia, colabora a la misión fundamental del Estado.
En idéntica forma, en las sociedades clasistas, todas las
funciones públicas o administrativas, pasan, en la medida de su
naturaleza, a contribuir en forma eficiente a la función política opresora. Las hay, como la fuerza técnicamente organizada,
— 65 —
¡me se puede decir, sostienen materialmente al Estado y al or
den social. Las hay, como la actividad administrativa de las
construcciones de obras públicas, que sólo lejana e indirecta
mente colaboran en la función política, en¡ cuanto afirman y consolidan un régimen social, al mejorar las condiciones para su
desarrollo económico.
Pero de todo esto no se puede concluir, como lo hacen al
gunos teóricos "marxistas" como Bujarin (60), Troise (oM), yotros, que la Administración, o sea el conjunto de servicios pú
blicos, sea un instrumento de opresión de una ciase sobre otra,
asimilando así su naturaleza a la del Estado. Este último, en
cuanto fuerza política, es precisamente ese instrumento, nace
con ese objeto y morirá junto con las clases en el futuro. La
Administración como las otras esferas de la superestructura
ideológica, la Moral, la Ciencia y la Cultura en general, en vir
tud de la correlación orgánica que existe en la sociedad, expre
san en un momento determinado las modalidades del pensa
miento y los intereses históricos de las diferentes clases, pero
no existen por ellas, y su movimiento propio trasciende a las
clases, en cuanto su existencia no depende de ellas, le anteceden
en su aparición y persistirán aún, una vez que aquellas desa
parezcan. Más concretamente, si pensamos en la ideología do
minante en una época, podemos percatarnos que ella traduce las
aspiraciones e intereses de alguna clase socia¿, y, en consecuen
cia, esa ideología al justificar a su modo el régimen social que
favorece a determinadas clases contribuye con ello a mantener
un orden social dado, y ejerce, en esa medida, una función' po
lítica. Pero esa misma ideología no existe sólo, como ya lo diji
mos más adelante, para justificar un determinado sistema so
cial; tiene un contenido más permanente que se prolonga en las
épocas históricas posteriores, desprovista ya de esas limitacio
nes. Asi, p. ej-, la idea de libertad, nacida con la ideología bur
guesa como expresión del bíteres histórico de la burguesia,
constituye uno de los instrumentos de que esta clase se vale pa
ra cumplir sus objetivos, pero, algún contenido de la libertad
trasciende a la burguesía, y es reencontrado por el socialismo
que la realiza en un sentido más amplio y menos limitado, a
través de la Sociedad Socialista y de la Sociedad Comunista,
Lo mismo ocurre con la Administración. Nace ésta con in
dependencia de las clases y no puede por tanto definirse como
un instrumento de lucha u opresión de unas con otras. Al per
sistir la Administración en las sociedades clasistas, conjuga su
acción con los intereses de las clasesdominantes. Las obras pu-
WIcm p ej., se desarrollaroncon especial intensidad en la epo-
Ke y no en la feudal, porque el interésde a burguesía
v semanera de apreciar la vida y la economía asi lo exig an.
D^ante el feudalismo la necesidad de ejecutar obras publicas
™ fué sentida por los sectores dominantes y su pensamiento
2 SnaSa en ellas, pues no traducía el interés de una clase
quesera ¿ra su desenvolvimiento la construcción de di-
^T^rrocarriles, caminos, tranques, etc.,creados durante
la époía Wuesa, por la presiónde la burguesía interesada en
ejecutarlos, subsisten,no obstante una vez^ liquidada
a socie
dad bureuesa y servirán así dentrode la Sociedad Socialista, to-
davío con mayor eficacia, los intereses comunes. Radicalmente
diferente es la situación que se observacon el Estado mismo, y
él derecho que io expresa. Esteno perdura en un nuevo régi
men social El derecho burgués no será el mismo derecho prole
tario El Estado burgués no será el mismo Estado proletario.
Las relaciones de propiedad que impondrá este último serán
precisamente contradictorias conlas que defiende el primero; el
poder social que las estatuye, será, luego, distinto en. uno y
otro caso., ,. ,.
.,
El mismo Lennin ha caído en el error de no distinguir cla
ramente la diferencia que a este respecto existe entre Estado
y Administración. No se puede objetar su pensamiento cuando
expresa en su obra "El Estado y la Revolución", que el prole
tariado debe destns^ el Estado burgués y subsituirlo por otro
proletario. Mas, al desarrollar su tesis, expresa que no debe só
lo el proletariado expropiar los instrumentos de producción si
no que debe también destruir el aparato burocrático de la bur
guesía, para substituirlo por otro nuevo. Nosotros creemos, que
el Estado burgués, como ordenamiento social en interés de la
burguesía, debe ser destruido por el proletariado, pero, a laAd
ministración de una sociedad capitalista, no procede destruirla,
sino revisadla, separar en ella lo que hay de permanente y utili-
zable para los fines del proletariado, de lo que solamente tra
duce el interés especifico de la burguesía. A los servicios admi
nistrativos de Sanidad creados durante el capitalismo, no cabe
trae se les destruya, sólo procede reajustar su aprovechamientoen forma que puedan precisamente cumplir sus objetivos con
un criterio que beneficie a la sociedad toda (62) .
Lenin al sostener la tesis comentada, no pensó, es claro, en
la destrucción de los servicios públicos de naturaleza como la
del que indicamos. Pensó y se refirió expresamente en muchas
ocasiones a la destrucción del aparato militar coercitivo que
acompaña a la sociedad burguesa. Y ello explica el por qué de
su confusión. Nosotros ya explicamos la especial relación de de
pendencia que la fuerza militar y policial tiene con el Estado,
Pero de esa especial relación no puede inferirse que la fuerza
militar sea en sí un elemento político; su naturaleza es admi
nistrativa, su origen antecede al de las clases y del Estado, suexistencia no depende de la de estos -hechos. No cabe, pues, pro^piamente hablando, aseverar que una revolución social destru
ye la fuerza militar. A esta organización hay que "reencontrar
la" en el nivel social superior, hay que modificar su estructura,sus finalidades, pero no destruirla; ello sólo procede con el Estado y el derecho clasista. Es evidente que el proceso de revi-
¡62) Se precisan dus aclaraciones relativas a los conceptos usados en el pa-rraíj a
que^hacemos referencia. Cuando usamos la expresión "dere
cho 'burgués", estamos aludiendo en forma especial al derecho priva-ic. como directa imposición a un régimen de clase determinado con
;.j!:!::;= ne ¡-¡vouiedad específicas. El derecho civil propietario es elderecho clasista por excelencia. Los otros derechos, lo son, sólo encuanto coadyuvan a defender el orden social. La segunda aclaración
ie/?,fl™ rtjlltálcado de la expresión -destrucción del Estado burgués . Ella dice relación con la forma jurídica en que se expresa, yno con el contenido social que esa forma rige. Se destruye asi la forma de propiedad, pero no su materialidad misma.
síón y readaptación de los servicios militares a un nuevo orden
social, lo afecta más que cualquier otro servicio público, por laimportancia de la función coadyuvadora suya en el mantenimiento del orden social, la de ser instrumento material de lasanción jurídica. Pero esta revisión no afectará su naturaleza,que seguirá siendo la misma : una técnica de organización de la
violencia al servicio de algún interés.
Engels ha reconocido expresamente la especificidad de le
administrativo y su distinción con lo político. Al ya citado párrafo suyo en que afirma que en la "comunidad primitiva exis
ten, desde el comienzo intereses comunes cuya defensa es confe
rida a ciertos individuos bajo la vigilancia de la autoridad",
queremos añadir otra opinión suya que corrobora nuestra inter
pretación distinta de la de Bujarin, Troise y otros. En su "Lud-
wig Feuerbach y el fin de ia filosofía clásica alemana", Engetsafirma : "La sociedad se crea un órgano para la defensa de sus
intereses comunes, contra los ataques externos e internos, este órgano es el poder del Estado. Apenas nacido se hace inde
pendiente de la sociedad y tanto mas, cuanto mas se hace el ór
gano de una determinada clase" (63). En su carta a Karl
Schmitt, fechada en Londres el 27 de Octubre de 1890 dice: "La
sociedad engendra ciertas funciones comunes indispensables.Los elegidos para ejercerla forman una nueva rama de la divi
sión del trabajo dentro de la sociedad. Adquieren así intereses
distintos con relación a sus mandantes, se separan de ellos y te
nemos al Estado" (64).En las palabras citadas establece Engels que la función pú
blica que llamamos administrativa, es previa a la división de la
sociedad en clases, y en consecuencia, independiente en su exis
tencia con respecto a éstas; pero desgraciadamente no es pre
ciso al insinuar que el Estado es el órgano de expresión' de los
intereses comunes de la sociedad. Sin embargo, no cabe duda
que no es éste su pensamiento, porque, desde luego, en los mis
mos párrafos transcritos, insiste en" que sólo en cuanto se in
dependizan esos órganos de la sociedad, en esa misma medidael
Estado se constituye como tal, hecho éste que ocurre cuando
la sociedad se divide en intereses y clases antagónicas. Las de
tenidas reflexiones que Engels hace sobre esta materia en sii
obra "El Origen de la Familia, de la Propiedad Privada y del
Estado", no dejan lugar a dudas acerca de cuál es su pensa
miento, un tanto traicionado en las palabras reproducidas.
3 Kelaciones entre Estado y Administración: actividad
política y actividad administrativa.
Al estudiar la noción de Estado tal cual se nos presenta a
través de la noción de Derecho, dejamos establecido que el Es
tado real e histórico trascendía en riqueza y realidad al conte
nido que puede desprenderse de un análisis suyo obtenido por
el prisma del conocimiento jurídico. Es así como el Estado no
sólo realiza un ordenamiento jurídico de la sociedad, sino ade-
'(•1) Federico Engels "Ludwig Feuerbach y el fin...", contenido en el vol.
-Introducción a la Filosofía y al Mat, Dialéct.", de Marx, Engels, Le-
(64) Federico Engels, Carta a C. Schmitt, en el vol. "El mat. hist. según
los grandes marxistas y antimarxistas", pág. 100.
mis lo impone y, por lo tantolo escoge, con relación a otros po-
Sues, con el fin de favorecer el interés de algún grupo social
determinado. , ,
El Estado en cuanto escoge e impone un derecho, es una
unidad de decisión y acción, En este aspecto, cerno unidad de
decisión y acción para escoger e imponer un orden social, el
Estado trasciende en realidad a la imagen suya como elemento
integrante de ia noción de Derecho. El ¿stado concebido en su
integral existencia se nos aparece como una fuerza social ac
tuante sobre ia historia y la sociedad.
La concepción clásica del Estado distingue en el tres mo
dalidades de acción:
a) La legislativa, por la cual el Estado dicta normas re
guladoras de la conducta humana, en virtud del poder de que
está investido como soporte de la soberanía popular.
b) La judicial o de jurisdicción, que no es sino una fun
ción complementaria de la legislativa, y que le da a ésta efecti
vidad práctica, ordenando su cumplimiento compulsivo.
c) La administrativa, ejercida tanto por el Poder Ejecu
tivo como por la Administración pública, como derivación de^
Ejecutivo, y que propende en primer lugar, a ejecutar todas las
medidas necesarias para que se haga posible la vigencia y el
cumplimiento de las leyes; y en segundo lugar, a realizar todo
io necesario para satisfacer algunas necesidades colectivas en
forma permanente y continuada.
Según otros glosadores del esquema clásico del Estado mo
derno, los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial constitui
rían los elementos políticos del Estado, y los servicios públicos,serían Jos elementos administrativos del Estado. Los primerosse encargarían de crear, y hacer cumplir las leyes, y de sancio
nar su incumplimiento; mientras los últimos proveerían me
diante el ejercicio de la actividad administrativa al logro del
bien común, satisfaciendo las necesidad colectivas.
Ahora, considerando la cuestión bajo un punto de vista
marxista, podemos establecer, de acuerdo con nuestras reflexio
nes anteriores que, en una sociedad clasista, lo administrativo
se "politiza", cumple una función política según sea la natura
leza del servicio público de que se trate. Debido a esto, la Ad
ministración se nos aparece como una prolongación del Poder
PoJítico de cuya carácter como instrumento estabilizador de un
orden social, participa, en cuanto colabora en el cumplimientode ese objetivo.
El sujeto atributivo de la voluntad del Estado, el interésde la clase dominante, viene de este modo a ser también el su
jeto atributivo de la voluntad de la Administración, en cuantoésta cumple una función política.
Hecha esta consideración previa, podemos distinguir entrelas funciones del Estado, envolviendo éste a la Administración,las siguientes actividades específicas.
a) Función Legislativa—Es la función mediante la cual lavoluntad de la clase dominante se traduce en norma jurídica.La forma institucional por medio de la cual se realiza varía con
siderablemente, según sean las épocas históricas. En la sociedad capitalista de estructura liberal, k función legislativa se
e.rerce por medio de una organización constituida jurídicamente y que recibe el nombre de Poder Legislativo
b) Función jurídica. — Esta función política consiste en
realizar, traducir en la reaüdad, las normas reguladoras de la
conducta humana, por medio del Derecho. Queda comprendidadentro de la función jurídica del Estado, como una especie su
ya, la llamada función judicial o jurisdiccional, que no es otra
cosa sino el Derecho en acción, estando implicada su existenciaen la noción misma de norma jurídica, como "norma jurídicaprimaria", usando la terminología de Kelsen.
Las dos funciones anteriores propenden, y efectivamente lo
consiguen en el periodo ascensionai de la clase dominante, el
logro del "bien común", al cumplir una función progresiva me
diante la protección del interés particular de la clase propietaria, a través de cuya acción privada la sociedad se desenvuelve
y progresa. Mas, como vimos anteriormente, ciertas necesida
des sociales, que llamamos públicas, exigen para su satisfacción
de una actividad directa de la sociedad, por medio de organismos especiales, debido a la imposibilidad en que se encuentran
los particulares de satisfacerlas. La respuesta de la sociedad a
tales exigencias determina la existencia de la función adminis
trativa, "politizada", en las sociedades de clases.
c) Función administrativa La determinación de cuáíes
son las necesidades a cuya satisfacción debe propender la acti
vidad administrativa, es cosa que depende con mucho, de la época histórica y del concepto que en cada época se tiene de Jo que
es el "interés social" o el "bien común". Y ese concepto del bien
colectivo a! que procura servir la actividad administrativa, no
es en cada época sino la proyección del pensamiento y de la
ideología de la clase dominante, pensamiento e ideología que en
vuelve y anima prácticamente a toda la sociedad, por lo menos
en su período ascensionai. No sólo no puede estar en contradic
ción el concepto de bienestar colectivo y la forma de satisfacer
las necesidades administrativas, con el interés y la imagen de
la sociedad de la clase dominante, sino que aún más, ellos ar
monizan orgánicamente con su propio interés, como clase y
coadyuvan a que cumpla su objetiva misión histórica.
Así, p. ej., las grandes obras públicas enmateria de comu
nicaciones, la instrucción general del pueblo en conocimientos
elementales, tareas todas a que se aplicó la actividad adminis
trativa con gran intensidad en el siglo pasado, así como la li
bertad de comercio que estatuyó el derecho en esa misma épo
ca fueron palancas poderosas para el desarrollo de la burgue
sía como clase. La orientación de la actividad administrativa
coincidió con el interés de la burguesía y facilito asi su desen
volvimiento económico. La mencionada orientación de la acti
vidad administrativa no fué empero, un acto consciente de la
burguesía para beneficiarseindirectamente. Lo que ocurrió fue
míe el concepto que el pensamiento burgués tiene del ínteres
^neral" al que propende servir la Administración,coincidía or
gánicamente con su propio interés. De .tal manera estaba limi
tada esta concepción del "interés general" de la burguesía, por
™ bíteres de clase que hoy en día podemos advertir muchas ne
cesidades colectivas en la que pudo repararse por la Admims-
Sción para satisfacerlas. Pensemos por ejemplo en la segun
dad social en la necesidad de una actividad protectora de las
clases obreras, entonces explotadas almáximo. Sin embargo, la
burguesía ascensionai no reparó en estas necesidades que hoy
=e nos imponen con abrumadora realidad. Mas, el concepto bur
gués del "interés general", las categoría* constitutivas de su
pensamiento no permitían apreciar las cosas de otromodo^
Y
esto, no en tono de reproche. Fué necesario y conveniente que
así ocurriera. Si la burguesía hubiese aplicado la actividad ad
ministrativa a la satisfacción de las necesidades colectivas que
hov juzgamos fundamentales,no habría podido realizar su mi
sión histórica de acumular capitales y riquezas, requisito pre
vio para intentar con éxito una política administrativa que se
oriente en un concepto amplio y democrático del "ínteres ge-
En resumen, podemos decir que una clasesólo descubre una
necesidad colectiva para satisfacerla administrativamente cuan
do esta actividad coincide con su interés de clase y sirve de
instrumento a la consecución de su fin histórico.
El esquema que acabamos de exponer, no obstante su co
rrección lógica, es, sin embargo, una tipificación abstracta de
lo que ocurre en la realidad. En los tiempos actuales se podría
encontrar miles de ejemplos significativos para demostrar
que nuestro esquema no pasa de dé ser una teorización "a
priori". Un Estado capitalista en múltiples oportunidades, y
la Administración a él subordinada, ejercitan su actividad no
con el fin de favorecer directamente el interés de clase que
representa el orden jurídico del Estado. Toda la legislación so
cial, en las múltiples formas que repKgsenta, parece que con
tradice totalmente nuestro esquema.
Para explicar situaciones como las que anotamos, es pre
ciso previamente hacer, bajo un nuevo punto de vista, una dis
tinción de las actividades que realizan el Estado y la Admi
nistración.
1.—El aspecto fundamental de la actividad estatal es
aquél en que ésta favorece lisa y llanamente el interés de la
clase que en su conjunto representa. Cuando esta clase se en
cuentra en su período ascensionai y desempeña un papel progresivo, la mencionada actividad estatal redunda en beneficio
de toda sociedad. Por el contrario cuando el desarrollo de laa
fuerzas productivas ha entrado en contradicción con las formas jurídico-propietarias en que se expresa el Estado, estaacción del Estado es opuesta al interés de la sociedad, que pasa n identificarse en este caso con el de otras fuerzas sociales. En esta forma, si una sociedad capitalista ya constituidase encontrase presa de sus contradicciones internas y se produjeren en ella los fenómenos de la sobreproducción, Ja cri
sis, cesantía y en general, las manifestaciones anárquicas del
capitalismo, el sólo hecho de que el orden jurídico capitalistase mantenga a través de lo que hemos llamado función jurídica del Estado, significa que esta función es contraria al ínteres social, y perjudicial para el desenvolvimiento progresivode la sociedad.
_- ^T~F^ la ■sociedad' capitalista, debido especialmente a laactividad beligerante en que se colocan los obreros en su lucha por mejorar sus condiciones de vida, actitud que muchasveces amenaza destruir el orden social existente, la burguesíaa través del Estado satisface muchas exigencias obreras lesionando con ello su interés inmediato e impidiendo así algunasveces o, por lo,menos frenando, el proceso de acumulación ca-
— 71 —
pitalista. Y si lo hace así la burguesía es porque con esas con
cesiones impide que agudizándose el malestar social, se produzcan transtornos que pongan en peligro la existencia misma
de su orden. A esta modalidad de la acción estatal se refiere
Laski cuando dice: "La legislación social no es el producto de
una voluntad racional y objetiva dirigida hacia el bien común
por todos los miembros de la comunidad. Es el precio del se
guro que pagan esos principios legales (las relaciones capitalistas de producción), para conservar el predominio de los
dueños de la propiedad. Es un conjunto de concesiones hechas
para evitar un combate decisivo a los principios por los cua
les se mantiene su autoridad". (65)En resumen, podemos decir que este aspecto de la activi
dad del Estado, que aparentemente lo coloca por encima de las
clases, no es en último término y objetivamente, sino una mo
dalidad defensiva de su acción clasista que redunda en favor
de la estabilidad del orden social existente.
3.—Pero no basta para explicar la polifacética actividad
del Estado, moderno la distinción que acabamos de hacer. En
los Estados capitalistas contemporáneos suele ocurrir que el rit
mo que toman las medidas gubernamentales en favor de los
intereses de las clases trabajadoras es de tal naturaleza que lle
ga a poner en jaque a ^a estructura misma capitalista del or
den jurídico y barrena las bases de su correcto funcionamien
to. Ocurre también que las medidas en referencia son toma
das por sectores o personeros de las clases dominantes sin
que sea posible pretender que haya en ellos una segunda in
tención de defender, al actuar así, la estabilidad del orden so
cial, situación ésta última que contemplamos en el número
anterior.
Estos hechos aparentemente adversos a la tesis marxista
acerca de la naturaleza del Estado y de su actividad, pueden
explicarse sin embargo, dentro de su pensamiento en la si
guiente forma :
a) Es frecuente en los tiempos actuales que los partidos
obreros alcancen cierta influencia dentro del Estado : la acción
de sus personeros en el gobierno puede así, amenazar a fondo
las relaciones de producción existentes y preparar en conse
cuencia su destrucción. .
b) En los períodos de ocaso de un regimeu social, la
ideología de la clase dominante se bate también en retirada,
V es el pensamiento de las nuevas clases progresistas el que
comienza a traspasar y empapar todos los ámbitos sociales.
Llega así el pensamiento y la ideología revolucionarios a im
presionar e influenciar hasta sectores de la misma clase do
minante que inconscientemente comienzan a actuar por una
ideología que no es la suya, sinoel producto de los impactos
de la ideología revoJuclonaría sobre el raido pensamiento de
-u clase permeable ya a la influencia de otros sistemas de
concerté En el panorama actual del mundo podemos encoii-
SS^ múltiples intentos transaccionales entre el pensamiento
liberal% el socialista que sirven de principios a muchos movi
mientos sociales y políticos, y que acusan de esta manera la
bancarrota del orden social imperante.
<95> Harold Laski, ob. cit., pág. 30*.
En los dos casos a que acabamos de hacer mención, no
cabe va atribuir a la clase dominante la acción en favor de la
clase dominada. Es la influencia política e ideológica del mo
vimiento obrero la que la provoca. El Estadode a case domi
nante comienza ya también a ser instrumento de as clase opn-'
midas en cuanto, por su intermedio, se lesiona e orden social
capitalista y se prepara la instauración del sociaismo. Ello no
obstante, el Estado 'continúa en su esencia siendo capitalista y
sólo lo deja de ser en la medida quela influencia del movimien
to social 'o presione, y utilice en la preparación y consecución
del acto obrero y revolucionario por exceJencia, que define el
Estado proletario: la socialización de los medios de producción,
Hemos considerado a la actividad política a través de sus
modalidades legislativa, jurisdiccional y administrativa, acla
rando especialmente en qué consiste el carácter político que
puede llegar a presentar la activiuad administrativa.
Es interesante confrontar este criterio con el de Hermán
Heller, que manifiesta en su obra ya citada, al referirse al
objeto de la Ciencia Política, es decir al contenido de "lo po
lítico".
Transcribimos las palabras de Heller:
"La mera aplicación de las reglas jurídicas existentes, activi
dad política que nada nuevo engendra, que no supone una direc-
ción creadora de -los asuntos piülblicos, en el sentido de introdu
cir una transformación esencial en la distribución del poder del
Estado srñre la base de decisiones autónomas, esa actividad, pues,
y la institución en que encarna pueden, en alüún caso, ser políticas, pero normalmente no forman parte del objeto, de la Cien
cia Polftica. Así, pues, esta ciencia se ocupa preferentemente, de
los problemas que surjan en torno al Gobierno y a la Legisla
ción, y no dedicará su atención, o. sólo lo hará en especiales cir
cunstancias, a los de la Jurisdicción y Admkiistración. En los ca
sos, sin embarro en que los órganos judiciales y administrativos
se hallen capactados para alterar, en forma substancial, la distri
bución del Poder Político mediante decisiones autónomas, corno
es el caso —
para citar sólo un ejemplo muy conocido— del Tri
bunal Supremo Federal de los Estados Unidos; o bien, cuando la
actividad judicial o administrativa suponga una traba o un es
tímulo para el Gobierno a la ¡Legislación, como en las dictaduras, en oúe se realiza la concentración de poderes, en. uno- y otro
caso (ales formas de li actividad estatal se incluyen, inmediatamente, en el circulo de problemas pertenecientes a la Ciencia Po-
De estas palabras y del contexto general dé su pensamiento se desprende que para Heller sólo hay "politicidad"cuando el órgano de poder "decide", es decir cuando impone unanorma de conducta. No la habría en la función jurisdiccionalm tampoco en la administrativa. Para nosotros empero, lafunción jurisdiccional del Estado es una prolongación esencial de la función legislativa; el poder impone un orden socialmediante normas, en cuya estructura interna se encuentra como
^«mento esencial e implícito la función jurisdiccional delfc-stado. El poder sólo impone normas, en cuanto las mantieney las traduce en un ordenamiento real del acontecer humano.
(66) Hermán Heller, db. cit., pág. 41.
— 73 —
Legislación y Jurisdicción son modalidades de la misma fun
ción rectora del Estado.
Es indudable, por otra parte, que el mayor número de
"decisiones autónomas", utilizando la expresión de Heller, re
caen, sobre todo en el Estado actual, en materias de índole ad
ministrativa, materia que en su esencia, pero por razones dis
tintas a las de Heller, nosotros no consideramos "política":
pero también es cierto que en las sociedades clasistas, como
ya lo hemos precisado, la actividad administrativa respondeen su tendencia general, a "a necesidad de satisfacer requerimientos colectivos, que implican un concepto del bien, común
adecuado al logro de los objetivos de la clase cuyo interés re
presenta el Estado. En este sentido, como ya dijimos, lo admi
nistrativo se "politiza" y constituye objeto de estudio para la
Ciencia Política.
CAPITULO VI
ESTADO Y GOBBEKNO
1.—Noción de Gobierno. Diferencias con el Estado.
Toda la actividad del Estado a que hemos hecho referen
cia en los capítulos anteriores, como la de toda institución so
cial, tiene que realizarse por intermedio de personas, de seres
humanos concretos de "carne y hueso". El poder no puede ejer
cense de otra manera. "Por consiguiente el Estado necesita un
grupo de hombres que ejerzan en su nombre la suprema auto
ridad de que dispone y a este grupo es a lo que llamamos el
Gobierno del Estado. Ahora bien, uno de los axiomas mas fun
damentales de la Ciencia Política es la necesidad de una distin
ción tajante entre Estado y Gobierno. Este no es sino un agen
te de aquél existe para llevar a cabo sus intenciones (67).
Así concebido, el Gobierno no es el poder coactivo mismo,
sino su expresión personal, e; Instrumento humano que lleva a
cabo los propósitos del Estado. ,:.„.„.„
Dentro de la concepción marxista los propósitosdel Estado
se traducen en la protección de determinado interés. Este inte
rés no es el de ninguna persona Individual, sino el de un grupo
social. De aquí nace la dificulad de poder conseguir que el Go-
Eo de! Estado no atase arbitrariamente en beneficio parti
cular suvo de la fuerza e influencia de que dispone La forma
en que la sociedad ha procurado solucionar esta dificultad es
organLñdo jurídicamente al Gobierno es decir sometiendo o a
unSordenamiento normativo de carácter general.°M*£™»de incumplimiento sancionable. Las normas organizadoras del
Gob™ tienen una. estructura semejante a la de precepto ad
ministrativo que ya expusimos en su oportunidad.
M¿ h' organización jurídica del Gobierno no elimina losMas, la °rSa™í*
¡ Jdel poder, ya que la dificultad sub-
peligros del uso arbitrano M P , ? i
integrantes delsisteeu h»7JP°s*'¿lamS0 Gobierno el encargado de ejerci-
SriTSa sübsanír esinconvenientes se han ideado y rea-
í a j^J^SSas liberales-burgueses unos complicados me-
todo en los Estado M
^ ^ ]m jaam¡¡
^Sr^erisameSe ¿a finaliadd. Es asi como se han elevado
siguen precísame!!.ie
j»
.
umversalmente reconocidas la
^XS™.tl MHudiciai", la •■Restxjnsabüidad gub«r-
"(87) Harold Laski, oto. cit.. páe. 32.
~ 76 —
namentar', etc., todas las cuales son manifestaciones del prin
cipio de Separación de los Poderes Públicos.
El conjunto de normas que organizan y regulan la activi
dad del Gobierno, es lo que se llama Derecho Político, dándole a
esta expresión un sentido restringido con relación al que tiene
en el marxismo, ya que para éste la actividad política del Es
tado no reside tanto en su mecanismo interno, como en su fun
ción social ordenadora.
Cuando en un Estado, el Gobierno está sujeto a la legali
dad, es decir, cuando hay un sistema de normas que regulan su
funcionamiento e impiden que actúe arbitrariamente, se dice
que estamos en presencia de un "Estado de Derecho". Pero un
Gobierno puede ejercitar sus funciones normalmente, sin caer
en Ja arbitrariedad personal, no obstante no estar sometido a ré
gimen legal alguno. Es la situación política que es calificada
por muchos como "dictadura", contraponiéndola a la "tiranía",en la cual tampoco el Gobierno se sujeta a la legalidad, pero a
diferencia de la "dictadura", su actividad en este caso es arbi
traria, al servicio de los intereses y caprichos de los gobernantes, con prescindencia de los propósitos impersonales que de
ben inspirar al Estado.El sentido en que acabamos de usar la expresión "dictadu
ra", no es el mismo con que se acostumbra emplearla en la1 ter
minología marxista, como cuando se dice que el Estado, es una"dictadura." de una clase sobre otra, o cuando se alude a la
"Dictadura del Pro'etariado". El significado preciso del término "dictadura" en estas últimas expresiones lo explicaremos con
detención en el capítulo "El Estado como Dictadura de Clase".
CAPITULO VII
EL ESTADO Y LA AUTORIDAD
1.—Noción de autoridad. Sociedades autoritarias y socieda.
des politicamente organizadas.
Casi todos los teóricos del Estado al tratar de precisar los
rasgos distintivos de las unidades políticas, reparan en un ele
mento que juzgan esencial y característico del Estado: Ja exis
tencia de una autoridad. Podemos definir la autoridad como
una relación de subordinación entre los hombres, que los vincu
la para desarrollar ciertas tareas comunes o para existir y de
fenderse frente a otros grupos sociales.
Si se quiere ser consecuente con el criterio que lo distintivo
del Estado es la existencia de una autoridad social, tiene lógi
camente que aceptarse que tanto en una horda salvaje en la que
un jefe asume su dirección para enfrentarse con otros grupos,
o en la familia patriarcal en la que el padre de familia» es obe
decido en la realización de ias tareas domésticas, habría ya una
organización política; en otras palabras un Estado. En la mis
ma forma, una sociedad de tipo comunista como la de cualquie
ra de las "utopías" o la que los marxistasconciben bajo la de
nominación de sociedad de sin clases, dentro del criterio que
comentamos, deberían también ser calificadas como Estado, ya
nue en ellas se postula la subsistencia de vínculos autoritarios
entre los hombres para la consecución de fines técnicos y ad
^'StÍmanera de definir al Estado, cuyasúltimas consecuen
cias llevan a considerar como tal, tanto a la familia patriarcal,
como a la Monarquía absoluta y a la sociedad comunista es pa
ra el marxismo inaceptable. Es evidente queen todas estas for-
Sac oneTsociales existe una autoridad social. Pero no toda au-
Sridad^oCial es Estado. Aún más, toda autoridad social, presu-
oonfcierta organización social, pero no toda organización so-
riafes Estado Ni aún toda organización socaal jurídicamente
"cSstTtuMa puede decirse con propiedad que sea Estado; es el
eaw de la sociedad comunista.•
Se trata aquí de algo que es gran parte cuestión de nom-
bres Si se define al Estado por la autoridades claro que en
S las situaciones sociales que hemos mencionado mas arri-
fodas ,^™"d Pero para el marxismo eso constituye ya
nías^fraSso del lenguaje. Según Ja concepción marxista
— 78 —
del Estado, sólo ciertas sociedades autoritarias, las correlativas
a determinadas organizaciones constituidas jurídicamente, cons
tituyen Estados.
En efecto, no es muy difícil concluir que el criterio que de
fine al Estado por la autoridad es inconsistente. Entre la fa
milia patriarcal, la Monarquía absoluta y la sociedad comunis
ta hay un denominador común que es la presencia en ellas de una
autoridad social. Tal aserto es indiscutible. Pero de ahí a afir
mar que lo que distingue como Estados a unidades sociales de
naturaleza política indiscutida, como la "polis" griega, el Esta
do nacional francés y la Unión Soviética, sea la común presen
cia de ua autoridad, hay mucha distancia. En las realidades so
ciales que éí hombre post-renacentista ha denominado como Es
tados, hay otros elementos, además de la autoridad que los dis
tinguen en común. Y esos elementos son los que señala la con
cepción marxista del Estado.
,El hombre moderno ha extraído de la realidad social, más
por espontánea intuición que por reflexión consciente, el con
cepto de Estado. Si ahora, al querer racionalizar esa intuición
se concluye que es la presencia de una autoridad social lo que
constituye su esencia, resulta ei absurdo que las erráticas bandas salvajes serían tan Estados, como las indiscutidas unidades políticas contemporáneas. Mucho menos arbitrario y más
consecuente con.Ia naturaleza de das cosas es reconocer, que no
existiendo entre la banda salvaje y los Estados contemporáneosotro elemento común que la presencia de una autoridad, reservemos este concepto, como género, para incluir a ambos, y bus
quemos otros elementos para definir la realidad estadual, queno violenten la intención que ha tenido el espíritu humano, paradiferenciarla de las demás formaciones soeiales.
Como ya dijimos, el concepto de Estado, confusamente comprendido, indefinido aún, pero existente, ha sido un producto dela observación de la realidad social post-renacentista, y de lasunidades sociales que en esa ¿«poca se constituyeron. El marxismo amplía la extensión lógica del concepto de Estado e incluyeen él, también, a situaciones sociales como la "polis" griega, elEstado Romano y el Imperio Egipcio, en las que encuentra
apraciables semejanzas con los Estados modernos. El marxismoencuentra Ja razón de esa similitud en la presencia en todos estos casos de una organización social autoritaria, constituida jurídicamente, que interpreta el interés de ciertos sectores sociales, ínteres que en cierto período se identifica con el interés general y que permite de esta manera a la sociedad desarrollarse y progresar normal y orgánicamente
ra ™.1LT!eSÍda? aocial de que ex,sta alSulla autoridad perdu-
SSETSi^ c!ases'.Pero ya <*a autoridad no seíá política, »-
nL^tíLZTa una.su«^ión técnica en las reacio-
ZS^pwÍ1^ ap3lcados a algruna función *"**> sutor"
E10X^-a la que €Xlste h°y en cualquier servicio pú-
dSosaS r» ?f¿,v€S y aus,.^balternos, subordinación que na-
íuéTSnúnon^,como pohtica. Se explica de esta manera por
dad oue sS?^Lmar!£1Sta no de"°™^a Estado a la autorí-
Sa,qres?S?Sarn/nt0' subsistil* ™ » >ocied*l comu
-^SKsaSTSJK designar a las organi2a-
2 . —El Estado y la autoridad en el pensamiento de StíbmH t.
Una excepción a la tendencia del pensamiento político quedefine al Estado por la autoridad, se nos ofrece en la concepción del Estado del autor alemán Karl Schmitt, quien con He
ller y Kelsen forma la trilogía máxima del pensamiento filosó-
fico-político germano.
Para Schmitt la categoría política esencial es la oposiciónentre "amigo" y "enemigo". Las unidades políticas existen en
función de te' oposición potencial o actual que existe entre un
pueblo y los demás. El Estado es la organización que realiza
esta oposición entre los diferentes pueblos. El Estado existe en
y por esa oposición. "El Estado —dice el pensador alemán— ■
es la situación política de un pueblo en un ámbito territorial" y
"la distinción política propiamente dicha es la distinción entre
amigo y enemigo" (68) . Ella confiere a los actos humanos sen
tldo político. "La guerra no es el fin ni el contenido de lo po
lítico, pero la posibilidad de su estallido —dice A. E. Sampay—,
es para Schmitt la esencia de la politicidad" (69). Un mundo
sin la inminencia de la guerra es un mundo apolítico. La uni
dad política presupone la existencia de otras unidades actual o
potencialmente enemigas.Es interesante destacar que para Schmitt la autoridad so
cial sólo es Esado en cuánto realiza la oposición con otras uni
dades políticas. No tienen, en consecuencia, sentido político en
si, ni la actividad administrativa ni la organización social inte
rior. Repárese en la semejanza formal que su teoría tienecon la
marxista, que tampoco reconoce sentido político en sí, a la ac
tividad administrativa. Ambas teorías coinciden en reconocer
que no toda organización autoritaria es Estado. Pero mientras
Schmitt hace de la realización de la oposición extema, la acti
vidad definitiva del Estado, el marxismo repara en la función
clasista del Estado, para señalar su especificidad. Debemos, sí,
reconocer que Schmitt le da a las oposiciones internas dentro
de la sociedad cierta importancia política, pero siempre en fun
ción de la oposición externa de un pueblo con otro, como opo
sición fundamental. Es el caso inverso del marxismo, que como
lo veremos en el capítulo que sigue, también le da importancia
política a las luchas nacionales, en ciertas y determinadas cir-
cunsgjicias^^ ^ Sehmitt, un Estado mundial es inconcebi
ble como Estado. "La unidad política, por su esencia -^ice—,no pS ser universal. Allí no existiría Política ^Estado
Ha
bría cosmovisión, cultura, derecho, moral, arte;todos entrete-
Sento? limpio! de poltica" (70). Es claro que en una organi-
TS TTmr,dÍal de esa naturaleza, las autoridades continuarían
Knoo norias fi'dStinción entre autoridad y Estado apa-
~~ asYíSdente en Schmitt. Mas, esa referencia que hace a
uS'oríanScfón mundial unitaria de la sociedad, « para^
mies-
una orga™**1,
recurso de fantasía. Y no puede dentro de
tro autor un mero recurso a
^ ^ ^ ^
SSSSSStaSe* Z diferencias y oposiciones entre gru-
'
„ ,._.-,„ rw ,Re"rifr des Politischen", píg. 7, cit. por A. K-
,68) K.-irl sd,™,*t,-rSr¿iBrtBdo de derecho liberalhurgué*», pág. 868.
Sampay. i-a cr_ ,, _Lrf nao
(83) A. E. Sar
170) Karl Schmitt, o
pos humanos, queno son precisamente los clasistas, no se ve
posibilidad real ni lógica que éstos, y consecuencialmente aqué
lla vayan a desaparecer. Los hombres seguiránsiendo diferen
tes por razones étnicas, psicológicas,del territorio en que viven,
etc La única radical distinción humana que es susceptible de
desaparecer es la distinción basada en las clases, por medio de
la socialización de los medios de producción. Como para el mar
xismo el Estado accede a la oposición clasista, su desapareci
miento existe como una posibilidad concreta en la sociedad sin
clases. Ello se confirma si pensamos que el interés de la clase
obrera por la socialización de los medios de producción, es un
interés solidario, común a todos los obreros del mundo,, de tal
manera que no existe entre ellos razón alguna para que se opon
gan los unos a los otros. Las diferencias nacionales que conti
nuarán existiendo una vez desaparecidas las clases, no se pro
yectarán al plano político y sólo se manifestarán en el campo
cultural y administrativo.
Lo que para Schmitt es sólo un recurso imaginativo para
justificar su teoría, es para e! marxismo una posibilidad con
creta que es la razón misma de su existencia, como teoría de la
Revolución Proletaria. En el fondo la posición de Schmitt tien
de a perpetuar en lo humano el antagonismo violento y la gue
rra, en un desgarramiento interno de la humanidad sin solución
posible. No es difícil encontrar, pues, en ella, las raíces ideoló
gicas del fascismo (71).
S ;„Si™. «' ,érm,no ae "a~P0lWc.". tím¡, «» ratuM.u «.airona ««rita-HMÜta» mire lo, i»„, humiu».
capitulo vni
EL ESTADO Y LA NACIÓN
1 .—linp o r t ; vn *
■ ia del tema.
En el uso común del idioma los términos de Estado y Na-
eión aparecen frecuentemente confundidos. No sólo se limita es
ta imprecisión al campo mencionado, sino que se extiende has
ta los dominios de la misma teoría política.En efecto, si bien se ha llegado a decantar el principio de
(pie Estado y Nación son realidades diferentes, no es menos
cierto que aún se define por muchos tratadistas al Estado en
función de la Nación, al decir, como se afirma corrientemente,
que aquél es la "nación políticamente organizada". Se coloca asi
a la entidad nacional como elemento constitutivo del Estado,
olvidándose asi su tajante distinción, sus orígenes diversos, su
trayectoria particular.Esta confusión se manifiesta en las diversas opiniones que
se levantan alrededor del principio marxista del internaciona
lismo obrero y alcanza no sólo a los extraños a la teoría mar
xista sino también a las organizaciones que adhieren a esta
concepción. La necesidad de esclarecer el alcance y sentido deJ
principio del internacionalismo obrero le da al tema que empe
zamos a comentar una gran importancia práctica.Marx y Engels no se detuvieron a especular sobre el te
ma de la política y las nacionalidades. Sólo indicaciones despa
rramadas en sus escritos pueden encontrarse sobre la materia.
Sin embargo, posteriormente, la importancia que la cuestión na
cional tenia en las políticas de Austria-Hungría y de Rusia de
ante-guerra, movió a los teóricos de los partidos socialdemócra-
tas de ambos países a detenerse a estudiar el problema de las
nacionalidades desde el punto de vista marxista.
En Rusia se destacó por sus reflexionesacerca de este te
ma José Stalin (fué Comisario de Nacionalidades en el primer
gobierno bolchevique) quien, si no ha llegado a elaborar una
teoría completa sobre política de nacionalidades, ha dejado
por lo menos algunas indicaciones que ofrecen indudable in
terés (72).
,,,, «i' «njunto de escritos y discursos de Stalin sobre estas materias es-
U So» uft volumen publicado en (Moscú, con el titulo de "El
Marxismo y el problema nacional y colonial", y que será al que nos
Sirsmoí al citar a Stelio en «te capitulo.
_ 82 —•
2 —Naturaleza de las nacionalidades.
Los autores están de acuerdo en afirmar que las naciona
lidades constituyen una categoría histórica de reciente forma
ción desconocida en la Antigüedad y en la Edad Media. Pero
como realidad humana, las nacionalidades encuentran sus rai
ces en épocas pretéritas, raices quese afirman y desarrollan en
el tiempo y que vienen a ser los elementos básicos sobre los
cuales se construyen las nacionalidades modernas.
En los capituios anteriores dejamos establecido que los
hombres eu las sociedades primitivas reconocían una doble fuen
te de vinculación, una de carácter consanguíneo que produjo las
unidades familiares y gentilicias, y otra, de carácter territo
rial, que se tradujo en los llamados grupos locales o bandas. Sin
embargo, con el transcurso del tiempo, no fueron sólo esas dos
vinculaciones las que asimilaron y fundieron en una sola mu
dad a los componentes de las grupos sociales. Los factores ya
mencionados produjeron en los hombres de un mismo grupo una
actitud y sentimientos semejantes, hábitos parecidos de vivir.
Se produjo, en otras palabras, una comunidad de "cultura" que
se expresó en un idioma y en unas costumbres características.
A su vez, casi siempre, los grupos locales reconocen un mismo
origen racial, añadiéndose así a todos los anteriores factores de
aglutinamiento humano en grupos distintivos, el factor bioló
gico, el que a su vez se proyecta y traduce sus particularidadesen la. cultura de los pueblos. Por último la comunidad de inte
reses existentes entre los componentes de las comunidades primitivas, que origina la realización de empresas comunes y quese traduce después en una común historia y tradición, contri
buyó también a asimilar a ios miembros de un grupo social en
una unidad de acentuados y definidos caracteres.
En el transcurrir de los siglos, factores como los que he
mos señalado han ido ejerciendo su acción sobre los pueblos con
tal intensidad que hoy en día se nos ofrece en el mundo un panorama abigarrado y multiforme de agrupaciones humanas distintas entre sí y unidas internamente cada una de ellas por las
vinculaciones que la acción de los agentes de aglutinamientoque mencionamos más arriba, estableció entre los miembros de
Sn determinado grupo social.
En síntesis, el hecho de la distinción de los grupos humanos en unidades de una cultura y de una historia y tradición co
munes obedece a la acción de dos fuentes fundamentales:a) A la diferente naturaleza de los diversos medios geo
gráficos y naturales de la actividad humana.
b) A la diferente constitución biológico-racial de los distintos grupos humanos, factor éste en gran parte producto a su
vez de la acción del agente de diferenciación que hemos señalado en primer lugar.
La diferenciación producida por los factores anteriores v
expresada en la cultura, historia y tradición de los pueblos ejerce a su vez una influencia decisiva en el acentuamiento de lasdistinciones de los grupos humanos entre sí,
_
Estas comunidades sociales unidas por los vínculos ya se
ñalados constituyen el substrato y el cimiento sobre el cual sehan originado las nacionalidades.
3 .—Relaciones entre lo político y k> nacional.
¿Qué relaciones existen entre estos conglomerados humanos que son la base de las nacionalidades y el desarrollo políticode la sociedad?
Recordemos que la organización política del Estado requiere de un marco territorial y de un contenido humano sobre loscuales aplicarse. Ahora bien, los conglomerados humanos que se
organizan políticamente en Estados, en un territorio, no hanconstituido la generalidad de las veces grupos sociales unidos
internamente por factores de la índole de aquellos señaladosmás arriba y que son los que han determinado la formación delas nacionalidades.
Así, por ejemplo, la "ciudad antigua", manifestación política de alta trascendencia histórica, se desarrolló con independencia de los caracteres nacionales y regionales de los pueblos.La "polis" griega era una unidad política cuyo territorio y población no mantenía relación directa con la naturaleza del terri
torio, de la raza y de la cultura griegas. Sólo ocasionalmetne
las ciudades griegas actuaron conjuntamente. Atenas, Esparta,Tebas, (Jorinto eran expresiones políticas situadas en un planoajeno a la distinción que los griegos hacían entre "helenos" y"bárbaros" distinción ésta sí, de origen nacional, pero que no
halló jamás su correlato político.Semejante a este respecto fué la situación producida en Ro
ma, Fué la ciudad de Roma, la unidad política fundamental quese extendió por todo el mundo antiguo, y alrededor de ía cual
se forjó el Imperio. El concepto de soberanía romana, se tradu
cía en el poder, voluntad o "imperium" que se asignaba a la
ciudad de Roma. El mismo emperador que imponía el "imperium" romano a las diferentes provincias sometidas, era el de
positario de la voluntad de los "civitas" romanos, es decir, de
los habitantes de la ciudad de Roma. No alcanzó, pues, el desa
rrollo institucional romano a relacionar el "imperium", es de
cir la voluntad política, con las nacionalidades.
Ambas entidades, Estado y conglomerados nacionales, to
maron, pues, en la Antigüedad, un camino y una trayectoria di
ferentes. El concepto de ciudadanía romana, así, no tiene ma
yor relación con lo que nosotros hoy en día entendemos por na
cionalidad. Carecía La nacionalidad en esa época de toda signi
ficación o traducción política.Un aspecto importante de la cuestión y que en parte afecta
también al caso romano y que contribuye a esclarecer la dis
tinción entre lo nacional y lo político en la Antigüedad es el si
guiente Gran parte de las organizaciones políticas se han ge
nerado por la esclavización de los pueblos vencidos en alguna
guerra pueblos que tenían distinta cultura y distinta raza de
la de sus vencedores. Sin embargo, ellos entraron a formar par
te de la organización política del pueblo victorioso, y aun mas,
su esclavización y sometimiento sirvió de resorte poderoso para
ía constitución política del pueblo vencedor. La frecuencia de
esta modalidad de formación de las unidades políticas contribu
ye a explicar la distinción entre las entidades pobticas y ías
naCI°Eiaproceso' de desintegración paulatina del Imperio Romano
significó también la consecuente extinción de la teoría política
- 84 -
romana que explicaba la organización política por el "impe
rium" de la "civitas" romana.
Nuevas modalidades de organización política, a las que nos
referimos en un próximo capítulo, substituyeron a la imperial,
durante la Edad Media. Pero tampoco las entidades medioeva
les, que pudiéramos llamar políticas, como el Sacro Imperio Ro
mano-Germánico, la Iglesia, las Corporaciones y los Feudos,
organizaron a los pueblos en función de los vínculos de conti
güidad territorial, afinidad racial y comunidad cultural. Vale
decir, tampoco en la Edad Media se estableció una relación or
gánica entre las organizaciones políticas y el substrato nacional.
El hecho de que hasta incluso en la Edad Media las uni
dades políticas no constituyeran naciones, es decir, no agrupa
ran a las nacionalidades, no es sino la consecuencia de ¡a esca
sa importancia que tenían entonces los vínculos nacionales con
relación a otros vínculos más fuertes en aquellas épocas, como
lo era la comunidad de religión, la común residencia en alguna
propiedad feudal, la común profesión, en lo que concierne a la
Edad Media; y como la calidad ciudadana, en el caso de Gre
cia y Roma.
Con el correr del tiempo los vínculos que unían a ios hom
bres en grupos nacionales, se fueron fortaleciendo considerable
mente. El tiempo y la vida acentuaron las diferencias entre loa
distintos conglomerados de tipo nacioani, se constituyeron defi
nitivamente los idiomas nacionales y con ellos las lieraturas ca
racterísticas, se forjó en fin, en cada pueblo, un estilo un tanto
especifico de vivir y de manifestarse culturalmente.Paralelo a este fortalecimiento cultural y orgánico de los
vínculos nacionales, operado durante toda la Edad Media, laRevolución económica y espiritual del capitalismo ascensionai
que comenzó a producirse a fines de esa época histórica y quese acentuó del Renacimiento en adelante, iba destruyendo pocoa poco las relaciones humanas típicamente medioevales. La Reforma y el mismo Renacimiento rompieron la unidad espiritualde la Cristiandad. El predominio señorial y la organización feudal también comenzaron a desintegrarse a partir de las Cruzadas, y con ello se aflojaron los vínculos de servidumbre. Las
Corporaciones gremiales dejaron de ser elementos progresivospara el desarrollo social, y los vínculos que accedían a ellas perdieron con mucho su vitalidad.
Al irrumpir entonces, en el escenario histórico la burguesía en la Edad Moderna, se encuentra con que ha liquidado a
través de su desarrollo todos los vínculos medioevales Sólo semantienen existentes y robustecidas, las vinculaciones nacionales ya suficientemente maduras. Y es así como las entidadespolíticas que se gestan en aquel período se expresan en formanacional. J^ste hecho, de consecuencia que fué de la fortaleza delos vínculos nacionales, se convierte en potente palanca, a suvez, de ""a mayor aglutinación de los hombres en naciones.
Los medios de comunicación que el mercantilismo desarro-
*™Sr T fS rCfIOneS en Un todo orgánico nacional. La des-
Kld la,B aduanas regionales, la unificación de las le-
SSS^; formacion de los ejércitos nacionales, etc., son
¿%SJ"V6?1^11 y C0H®tituyen definitivamente a las na-
te ¡SáXÍ'v °Pa °rdentaI- La burguesía, por su parte, necesitaba y se aprovechaba de estos sucesos para expan
da
S.otn h ^ Ca-ment6Í Las naciones ^temporáneas son e!
W.S- Va ^po^a,.del capitalismo ascensionai. El proceso de
su vi ^ íí6l fe"dailsm° y de desarrollo del capitalismo, es a
ríZTJ PíS°
f& aSrupación de los hombres en naciones. Losfranceses, los ingleses, los alemanes, los italianos, se han agru-
t^f VaC/°n? ba3° el desarr°Uo victorioso del capitalismotriunfante, frente al fraccionamiento feudal (73)
La constitución de las nacionalidades de la Europa occi
dental^ Estados nacionales, tiene, bajo el punto de vista de laevolución de las nacionalidades, una extraordinaria importancia
En primer lugar gracias a este hecho las nacionalidadesadquieren conciencia de su existencia; el llamado "espíritu nacional
, aparece ya como uno de los elementos integrantes delas nacionalidades modernas.
_
En segundo lugar, la constitución de los primeros Estadosnacionales, señala el punto de intersección entre el desarrollo político y el de las nacionalidades. Las nacionalidades se expresanpoliticamente y la organización estatal toma como ámbito desu aplicación a los hombres unidos por vínculos nacionales.
La interferencia que con la formación de los Estados na-
iconales se produce entre estos dos distintos planos de la realidad social, lo político y lo nacional, ha sido la causa de queun análisis superficial de las formas estatales modernas los haya confundido, siendo así que Estado y nacionalidad son entes
tan heterogéneos entre sí que no admiten lógicamente otro gé-ero" más próximo que los incluya que, el de fenómeno social.
Hemos visto como históricamente las formas políticas an
teriores a los Estados nacionales burgueses no tenían vinculación necesaria alguna con las nacionalidades en gestación, queno fuera la puramente accidental que pudo existir en Jos casos
en que el ámbito espacial y humano de aplicación del orden político coincidiera con un pueblo aglutinado por vínculos de la
naturaleza que hemos denominado nacionales. Pero aún en este
caso, como es el del Imperio Chino, no se puede decir que el
substrato humano del Estado fuere Ja nacionalidad, pues los
chinos no tenían conciencia de su calidad de nación, circunstan
cia que aún hoy en día no se ha realizado plenamente en aquel
país.La evolución de las particularidades de los diferentes pue
blos que habitan el planeta, y las modalidades históricas que han
ido tomando las consecuencias de dichas particularidades, cons
tituyen el proceso de desarrollo de "lo nacional".
Ahora, este proceso de desarrollo de "lo nacional", no de
pende en su existencia, de las formas que vaya tomando históri
camente la evolución económico-social de la humanidad. Y ello
por una razón muy simple.
La base sobre la que se han construido históricamente las
nacionalidades está integrada por elementos como Ja comuni
dad de vida en un territorio y el común origen racial, elementos
que son de naturaleza física y biológica que anteceden con el
orden existencial a los elementos específicamente humanos del
hombre, surgidos como consecuencia del Trabajo social.
Esto significa que los factores de diferenciación humana
"nacionales" condicionan en cierto sentido la actividad social, al
(73) José Stalin, ob. cit, pég.
hacerla tomar distintas formas según fuere el pueblo que las
realice. Nacen así las distintas culturas, que por su contenido
son humanas, extra-nacionales, pero que en su forma acusan su
carácter nacional. La actividad humana, entonces, para que ex
prese las posibilidades concretas de una sociedad debe traducir
totalmente las circunstancias específicas de sus componentes, yen consecuencia debe traducir también los caracteres naciona
les. La actividad política, entre otras, pare, que exprese real
mente el interés de una clase debe revestir una forma nacional,en el sentido que debe envolver los factores específicos del me
dio natural y humano en que se realiza; debe concretamente
traducir lo que una clase persigue en determinado medio, con
determinada cultura y en determinadas condiciones.
Recíprocamente a la influencia de lo nacional sobre lo eco
nómico-social, el grado de desenvolvimiento del proceso econó
mico-social reacciona sobre lo nacional; las particularidades de
los pueblos se expresan en una forma condicionada por su evo
lución económico-social. Es asi como nosotros vimos que la for
mación de los Estados nacionales es un producto histórico del
momento ascensionai de la burguesía.La influencia de lo económico -social sobre el desarrollo de
las nacionalidades no se limita al periodo histórico en referen
cia, y al marco occidental europeo. Con alguna posterioridad ysobre todo, a principios del siglo diecinueve, el movimiento as
censionai del capitalismo se expande hacia la Europa centra! yoriental. La necesidad de romper las vinculaciones humanas heredadas del feudalismo, y de constituir los Estados nacionales,que es sentida por la burguesía, se conjuga con la influencia queen esos países ejerce el romanticismo nacionalista, teoría "a
posteriori" y burguesa de las nacionalidades. Se producen' así losmovimientos de unificación de Alemania e Itaiia y los movimientos autonomistas de Jas nacionalidades oprimidas de Austria-
Hungría y Rusia. En la referida obra de Stalin es encuentranrabosas sugerencias sobre el desarrollo del movimiento nacional en la Europa Oriental. Deberemos omitir su estudio por carecer de un interés directo con nuestro tema. Debemos sí, considerar ahora, brevemente, los movimientos políticos nacionales de los países coloniales y dependientes.
_
Es bien sabido que la repartición total del mundo en colonias y zonas de influencia, qiíe se produjo durante el siglo diecinueve entre los países de capitalismo más avanzado, no fuéen el fondo sino la expresión de la necesidad de mercados dematerias primas y de consumo que experimentó el capitalismoascensionai. En las regiones sometidas a una mayor o menordependencia de las potencias capitalistas, la limitación de su independencia política y económica y la influencia del naciona-
¡S£S?FC^raJ° -T° reacción la espontánea aparición de
5K? «^ antimpenahstas que asumieron diferentes moda-
v ™wi^ i
6
teStad° de desarr°U° económico, cultural
y político de los pueblos correspondientesEstos movimientos antimperialistas y nacionalistas tuvie-
África Z N„*. f^ f"f Pl>1!t'ca (cas° ^ la ludia, Egipto,
dó» M?mc? ™^Á S V""6",0'103' en "™¡« te unifica-
de "os pS5' ££L T¿(Caa°de °" palses latinoamericanos yae los países árabes. Destacamos, pues, que la conjunción de ib
político con lo nacional, no sólo se produjo en el proceso de formación de los Estados europeos, sino aue también las conse
cuencias del capitalismo operaron esa conjunción en los paísesno capitalistas y explotados por aquél. De ahí, que en el presente en los movimientos nacionales de liberación aparezcanconfundidos factores nacionales y políticos.
Hemos dejado establecido que esta relación entre los planos de lo político y de lo nacional que observamos desde los albores del capitalismo no es esencial a ellos. En efecto, y parademostrar cuan accidenta! y ligada a las formas capitalistasde vida es esa relación, basta con detenerse a examinar los caracteres que a este respecto presenta el movimiento obrero re
volucionario, consecuencia contradictoria del capitalismo y agente de su destrucción.
El rasgo característico del movimiento obrero revolucionario a este respecto, es su internacionalismo político. Con esto,
propende a desligar nuevamente al Estado de las nacionalida
des, independizando al uno de las otras. El movimiento obrero
persigue la creación de un Poder Político minndial, que expresesus intereses, que son únicos y solidarios. Pero esto no significa que pretenda suprimir las nacionalidades, que son realida
des sociales sobre cuya existencia no puede actuar el Estado,
pues reconocen un origen físico-biológico que es previo y condi-
eionador del actuar social. Por el contrario, el movimiento obre
ro trata y debe conscientemente recoger en su actuación política las particularidades nacionales y regionales, para traducir
así con la mayor fidelidad los caracteres reales de los pueblosy sociedades a través de sus aspiraciones y luchas. Pero, en ei
plano político, como ya lo dijimos, lucha por un Estado Único
Proletario Multinacional. No es contraditcorio con las tenden
cias del movimiento intemacionalista del proletariado y con sus
objetivos un nacionalismo "social" que pudiéramos llamar, y
que no es sino la adecuación de la política revolucionaria a las
condiciones del medio y de los hombres en y con los que actúa.
Pero es si, radicalmente contradictorio con los fines que persi
gue el movimiento obrero, el nacionalismo político, que pretende porfiadamente vincular, o más bien dicho, mantener ia vin
culación que hoy existe entre los Estados y las nacionalidades,
cuando ya esta situación no responde a ninguna, exigencia co
lectiva, y significa por el contrarioun estorbo para la racional
organización de la sociedad y para la armonía general de los
pueblos .
Manifestaciones concretas de esta nueva fase del desarro
llo de lo nacional, independiente de lo politico, que trae a la his
toria la clase obrera, lo constituyen hechos como la existencia
de la Unión Soviética, Estado multinacional en el que no obs
tante encuentran las nacionalidades diversas, toda claes de fa-
cUidades' para su desenvolvimiento específico; o como la exis
tencia de las InternacionalesObreras en las que el movimiento
nolítico adquiere de nuevo su independencia con respecto a las
nacionalidades. Independencia, queno significa desconocimienti
de la existencia e importancia de las nacionalidades. "La cul
tura en el período de la Dictadura del Proletariado —dice Sta-
jjn fes socialista por su contenido, pero es nacional por su
forma" (74), con lo que quiere decir que paralelo ai movimien
to de unificación política que propugna la clase obrera debe
operarse un movimientode desarrollo de las nacionalidades, con
el fin de que la cultura y la sociedad del mañana puedan reco
ger de los distintos pueblos todolo que ellos puedan dar de si,
a través del desenvolvimiento de sus aptitudes y particula-
Transcribimos a continuación algunas interesantes obser
vaciones de Stalin, sobre el tema que nos ocupa, y que ayudan
para formarse un concepto marxista del problema de las na
cionalidades:"Puede parecer extraño que nosotros, partidarios de que en
el futuro se fundan las culturas nacionales en una sola1 cultor»
común... seamos al mismo tiempo partidarios del florecimiento
de las culturas nncioanles en -el momento presente... Pero, esto
no tiene nada de extraño. Es preciso dejar que las culturas nacio
nales se desarrollen y extiendan, que pongan de manifiesto to
das sus fuerzas potenciales, con el objeto de crear las condiciones
para su fusión en una cultura común...
"Se podrá decir que este planteamiento es contradictorio. ¿Pe-ro no tenemos acaso este mismo carácter contradictorio en el
problema del Estado? Kosotros estamos por la extinción del Es
tado. Pero al mismo tiempo estamos por el fortalecimiento de la
dictadura del proletariado, que representa el Poder mas vigoroso
y .poderoso de twlos los poderes estatales que hayan existido faas-Ie hoy día. El :uís alto dcsüi'rollo del Poder Estatal, con el ob
jeto de crear las condiciones precisas para su extinción: ésta ttla fórmula ¡marxista. ¿Es esto contradictorio? SI, es contradicto
rio. Pero esta contradicción es algo vivo y refleja por entero li
dialéctica de Marx" (75).
Podemos decir, para terminar, que la naturaleza de la cultura universal que se produzca como consecuencia del desarro-lio hasta el máximum de las nacionalidades particulares, es para nosotros hoy en dia irrepresentable y hasta inconcebible con
precisión. En nuestra actual perspectiva histórica sólo podemossaber de su existencia futura, pero no podemos adelantar nada acerca de su esencia y modalidades, pues ella será exigida yrealizada en condiciones que aún nosotros no podemos prever;
CAPITULO IX
EL ESTADO COMO DICTADURA DE CLASE
1.—£1 Estado y los antagonismos sociales.
Una de las características más notorias del Estado, es la
de consistir en una unidad de poder. Unidad de poder, no en el
sentido de los órganos en que expresa su acción, ya que estos
se diversifican a través de la historia, ni tampoco en el sentido
de los objetivos a que aplica su actividad, que también son
variadísimos, sino unidad de poder en el sentido que el sujeto
atributivo de su acción se nos presenta y aparece como uno y
homogéneo. La teoría política clásica infiere de este hecho que
esa voluntad unitaria es la expresión de la comumiladde intere
ses de un pueblo, ya sea entendida ésta a la manera romántico
romo una emanación del "espíritu nacional ya sea entendida
a ia manera de Rousseau como el producto de una volonte ge
neral", resultado de los egoísmos individuales que se limitan
s sí mismos por consideraciones racionales.'
STenuidad de los teóricos modernos delEstado, ncial-
teran esta concepción en sus rasgosfundamentales y.c°J«*w
ai Stado como "umC institución establecida en ínteres de la so-
c eSd pa¿ ?íes de mediación y conciliación de los«**%»;
^ffondS^^*4rS £%?£*£££% SttTen-suS-presión solidaria
del *M°s°^ ^os e tatereses, circunstancia
¿^,^0'
explica pS k taPancia que han alcanzado en
ert*..S?ese
.SUS. iS contradicciones interiores de la socie-
¡os ífumos üemgs Ias¿ontr segfa ffite peMa.dad fP'Jf^f,! fundón de integrar en una síntesis las se
miento, al ™"5°;,' ,„rT.s de los grupos y clases en que se di-
piracionescontradi
ctongde
^J™^ jasticicramente los
vide una »°H«lad,^l^terés comun, general y superior.
intereses parcuite en un
fimdidad la realidad social y la
Si analizamosco
J™™P
cl Poder Politico, veremos quefunción que en ella désempe,
construcción men-
MunS— ^no^en la naturaleza rea, de las socieda
^S^^K^os sociales que el Estado armo.
— 90 —
nizaria, según el pensamiento que comentamos, son en última
instancia los antagonismos entre las clases sociales, Con res
pecto a éstas el Estado ejercería su pretendida función media
dora Se concluye así, ya que no se concibe que el Estado pue
da tener por misión la de elaborar "síntesis ideológicas" que
satisfagan a las encontradas posicionesteóricas que existen en
una sociedad. Con respecto a los antagonismos ideológicos lo
más que puede hacer el Estado es garantizar la libertad de pen
samiento, pero en ningún modo le cabe, ni puede, "mediar" en
tre estas oposiciones.Ahora bien, ¿qué es lo que origina los antagonismos de cla
se que eí Estado conciliaria ?
Un conjunto dado de relaciones de propiedad es lo que de
fine la estructura de clase de una sociedad. "De todo conjunto
de relaciones de propiedad, una o más clases (las poseedoras),obtienen ventajas materiales; otras clases (las no poseedoras),
sufren desventajas materiales" (77).
Es un hecho indiscutible que los hombres según pertenez
can a una de ambas categorías sociales, se encuentran en dife
rente situación con respecto a sus medios de vida y a la posibilidad de satisfacer sus necesidades y realizar sus aptitudes y
sus personalidades. Y no sólo su situación es distinta en este
sentido, sino que aún más, si unos gozan de un "Status" social
ventajoso, es precisamente porque los otros no gozan de él. Es
decir, que dado el limitado desarrollo de la productividad del
trabajo en una sociedad clasista, es condición para que una cla
se se encuentre en situación privilegiada, el que la otra se en
cuentre en una situación desmedrada, y que el producto de] tra
bajo de estas últimas, que son la gran mayoría, lo aprovechenlas primeras, que son una minoría. Se advierte con esto, que no
sólo las clases tienen una diferente calí&ad de vida, sino qufitambién tienen intereses antagónicos y divergentes. Las clases
existen como una consecuencia de Ja insuficiencia de la producción, cuyo aprovechamiento según las normas de repartición de
un sistema clasista de relaciones de producción, está en pugnacon las aspiraciones de los trabajadores y beneficia a los deten
tadores de la propiedad.¿Cómo es posible que se mantenga en forma estable Un or
den social que divide a los hombres en grupos eon aspiraciones antagónicas, sin desintegrarse en medio de estériles luchas
por el aprovechamiento del fruto de ltrabajo humano?Ello es posible sólo por la existencia de una institución y
de un orden social que por la fuerza mantenga tal conjunto darelaciones de producción. No es difícil, por consiguiente, identificar al Estado como el garantizador de un conjunto de relaciones de propiedad. En otras palabras, cualquier Estado determinado expresa la voluntad de la clase que se beneficia con elconjunto particular de relaciones de producción que e' Estadoimpone.
';En oposición a la teoría del Estado que se basa en la mediación entre las clases, tenemos aquí la idea subyacente de loque ha sido llamada la teoría de la dominación de clase La primera da por aceptada la existencia de cierta estructura de cla-*> y ve etl el Bateáo una institución destinada a conciliar loS
177) Paul Sweezy, ob. cit., pág. 296.
— 91 —
intereses opuestos de las diversas clases; la última, por otra
parte, reconoce que ¡as clases son un producto del desarrollohistórico y ve en el Estado un instrumento de las clases domi
nantes para hacer efectiva y garantizar la estabilidad de la es
tructura de clase misma. Es importante advertir que en lo queconcierne a la sociedad capitalista, "la dominación de clase" y
la "protección a la propiedad privada" son virtualmente expresiones homologas. Por consiguiente cuando decimos con Engels
que el fin superior del Estado es la protección ed la propiedadprivada, queremos decir también que el Estado es un instru
mento de dominación de clase. Esto es, sin duda insuficiente
mente apreciado por los críticos de la teoría marxista, que tien
den a ver en la teoría de la dominación de clase algo más tene
broso y siniestro que la "mera" protección de la propiedad privada. En otras palabras, tienden a considerar la dominación de
clase como algo reprobable y la protección de la propiedad privada como algo meritorio. En consecuencia, no se les ocurre
identificar ambas ideas. Frecuentemente esto se debe a que no
piensan en la propiedad capitalista, sino más bien en la propie
dad privada como seria en una simple sociedad productora de
mercancías, donde cada productor posee sus propios medios de
trabajo y produce con ellos. En tales condiciones no existe cla
se alguna, ni por lo tanto dominación de clase. La propiedad
privada capitalista no consiste en cosas —las cosas existen in
dependientemente de la propiedad— sino en una relación socia!
entre los hombres. La propiedad libera del trabajo a sus posee
dores y les permite disponer del trabajo de los otros, y esta es
Ib esencia de toda dominación social sea cual fuere la forma
que asuma Se sigue de esto que la protección de la propiedad
orivada es fundamentalmente la garantía de la dominación, so
cial de los propietarios sobre los no propietarios. Y es precisa
mente esto, a su vez, lo que se entiende por d^^** ^V
se cuvo sostenimiento es la función primordial del Estado (78).'
"El Estado no es por tantoen modo alguno, un poder ex-
teriormente impuesto a la sociedad; tampoco es la realización
de la Sea mS", ni "la imagen y la realidad de la «rf>-
mo lo pretende Hegel. Es más bien un producto de la sociedad
¡™mrtn", lleea a un grado de desarrollo determinado; es la Cím-
fSón d" lúe ^ saciedad se pone en irremediable contradic-tesion ae.y"e +A dividirla por antagonismos irrecon
XbSTeS So?en?fparI' conjura, Y pira que estosan-
ciliaDie^ que r
intereses económicos en pugna, no
tagoiusmos,.estactaes co
^ ^ ^^ ^.^ pa_se devoren » *'
™f"£? yun der ¿tuado, aparentemente por
L3drsíosodcSdid,dAfsque s g» gs-gsrde^ y -
16 h^Sdr,rseenraparec?d?^a níSera como una
El Estado, que^ / h dividido en clases, va, sm
confesión *e. ^,fdf°
naturalesa de producto de ese teñó-
emter?oc,ral convertirse en condición misma de existencia de
SToSdei cStas. No es el Estado una simple excrecen.
Ell.do", rSS'- 1" 7 1,C-
-Ofi
cia del desarrollo social, sino que producto suyo, deviene dialécticamente en condición de su existencia.
Como ejemplo del concepto que del Estado tienen los teóricos que hemos llamado modernos, transcribiremos la definicióndel Estado a través de sus funciones que nos ofrece Heller. Afir-el mencionado autor que "la función del Estado consiste en laorganización y activación autónomas de la cooperación so-
cial-territoirial, fundada en la necesidad histórica de un "statusvivendi" común, que armonice todas las oposiciones de intereses dentro de una zona geográfica". (80)
No creemos necesario mayor comentario para concluirque esta concepción de la función del Estado que nos presentaHeller, a través de sus palabras transcritas no es sino la ma
noseada y hasta vulgar teoría que hemos criticado y que asigna al Estado, la función "superior" nacida de la "necesidad so
cial", de armonizar las oposiciones de los intereses de las clases sociales. Es evidente qne el EstaJdo, es decir, la organizaciónpolítica responda a una necesidad social, pepo no a la necesidadsodal de armonizar les intereses de las diferentes clases, sinotodo lo contrario, responde a la necesidad social de proteger losintereses de las clases dominantes, cuando estas clases en su
período progresivo renrascciten el interés de toda Ja soeóedaM.En los períodos revolucionarios, cuando las clases dominantes ya han cumplido su misión histórica, el Estado que instauran las clases hasta entonces oprimidas en substitución de laorganización política que defendían sus opresores, responde a
la necesidad social de hacer predominar el interés de estas nuevas «lasos con las que ahora se idmtiftca el interés social.
En resumen, el marxismo siempre concibe al Estado comoun instrumento de opresión de una clase sobre otra, siempreve en el una imposición de una ciase sobre otra, siempre Ib considera como una dictadura clasista.
Se desvanecen de esta manera todas las concepciones idílicas y paternales del Estado; éste término se nos aparecesiempre como sinónimo de dictadura y de opresión de algunosgrupos humanos por otras. He aquí una realidad dura, perocierta, que es preciso reconocerla y aceptarla como se recono-
c?o^huJmanaseX,Ster,C,a^^ V ** tantaS 0t™^
2.—Sentido de la dictadura clasista.
Cuando decimos del Estado que es una dictadura esta-
szs-^ua^5£^----«política, cualquiera que fuere su site™"S.fl "í™",0*1
vociferar y reunirse para em„Ll sub»it<>s de algún Estado
Hfica^¿ Estad?So tSSXT^ZlZ £
l«> Hirman HeU,r, ob. cil., pfe. 228.
J
Hficar como tal a un Estado como el capitalista, el hecho de
que la mayoría de sus subditos estén en la imposibilidad de
aprovechar y utilizar los medios de vida que la civilizaciónha ido creando en la sociedad. Una persona que nace como
obrero en una sociedad capitalista, cualquiera que sea la forma de gobierno que afecta al supuesto país, se encuentra limitada en su acción por una organización social que le impone por la fuerza un determinado "status" de vida, que vio
lenta e impide su realización personal.
Toda sociedad clasista, y por lo tanto, organizada políti.camente, es una dictadura porque coloca a la gran mayoría de
sus componentes en un "status" de vida que Umita su liber
tad. Y al hablar de libertad no nos referimos especialmentea la libertad llamada "política", que se traduce, como algunoshan dicno, en muchas partes, en "la libertad para morirse de
hambre", sino a la libertad, como posibilidad real y concreta
de actuar y satisfacer conscientemenTe las necesidades y aspiraciones humanas. Tal libertad, que es la verdadera libertad,no existe en una sociedad clasista, por muy "democrática" que
sea la forma de su gobierno. Por el contrario todas las socie
dades clasistas y, en especial la capitalista, están edificadas
sobre el supuesto que esta verdadera libertad ha de serle nega
da a la mayoría de sus integrantes. Y que no se diga que en
la sociedad capitalista todos tienen la posibilidad de llegar a
ser ricos y poder así efectivamene usar de la libertad. Si tai
eventualidad ocurriera, el régimen capitalista desaparecería, ya
que sólo puede existir sobre la condición de que un gran nú
mero de desposeídos venda su fuerza de trabajo, a los deten
tadores de los medios de producción.Más evidente aparece el carácter dictatorial de una socie
dad clasista cualquiera, si reparamos que el "status" social
que ocupa un individuo en ella, no depende de su voluntad, si
no que le es impuesta por la organización jurídico-política de
la misma, que viene a ser entonces en ultima instancia la que
va a determinar la calidad de la vida de los individuos.
A la tesis marxista que acabamos de exponer se le nace
corrientemente la siguiente objeción, referida especialmente al
résimen democrático liberal. Se dice por los críticos del marxis
mo que, si bien en el hecho, el régimen capitahsta imphca
una imposición dictatorial para la mayoría de los ""ládanos.
uTlibertad política que asegura el sistema liberal para luchar
por 2 «forma del capitalismo, permite también que la volun
tad humana logre modificar la estructura económica de país.
E pueoe S reemplazar al régimen capitalista por otro lo que
estaría en el fondo significando que no se puede hablar de
SÜSStTm nn régimen democrático liberal ya que la volun-
í r! «Slar rmede legalmente influir en el sistema que la ri-
tad^P í™0^M*bras se quiere decir que el Poder Político,
^' J^ í^urídíamSte en Estado de Derecho, permite que
S^id^pSruSizaído los cauces legales, puede con-
la voiuuuiu e i
réghnen económico-social.
'^..^rSlTlas limitaciones de hecho, que en un
no nos reléu ]a voluptad popular se
^'"f^Ubremeñte y pueda ejercitarse con eficacia. El tema
nfsSf£ abunoaSeníente comentado y no
influy^porlo de-
„y¿ ¡a médula de la cuestión. Pero si nos referiremos a las
limitaciones que, en sí mismo y por su naturaleza impone tirégimen liberal capitalista a las manifestaciones de la voluntad de las clases oprimidas.
Comprobamos, a este respecto, que en las legislacionesciviles de estas sociedades el ejercicio de los derechos llevasiempre como límite aquello que se llama el "orden público"y que en substancia viene a ser el conjunto de institucionessobre las que descansa la organización social y que permiten ellibre juego de los intereses que esa organización protege. Enel régimen capitalista tal institución es en último término lapropiedad privada capitalista. Lo que atenta contra ella, atenta contra ei "orden público" e impide así el correcto y normaldesenvolvimiento de la sociedad. Las Cartas Políticas o Constituciones y las leyes políticas que las complementan, comonuestra ley chilena de Seguridad interior del Estado, ai reglamentar el ejercicio de los derechos individuales y políticos, establecen generaüneüite una limitación referente a que las leyespolíticas en cuestión no admiten, por regla general, que puedadesarrollarse una lucha para subvertir el régimen jurídico dela propiedad privada. Tal lucha política, atentaría en contrade las bases de la organización social, y ésta tiene legítimamente el derecho de defenderse, para lo cual establece las Imitaciones a que hemos hecho alusión.
Esta forma de proteger al sistema social capitalista es
consecuente con el pensamiento y la ideología burgueses Lateoría política burguesa está íntimamente vinculada a todo elpensamiento burgués, y a su vez expresa el interés de la burguesía como clase. Es claro así, que las posibilidades de reforma de la estructura de la sociedad deben estar limitadas, parael pensamiento burgués, por los supuestos propietarios sobre losque se levanta su sistema social.
Dijimos poco más adelante que "generalmente" las Car-
¡üvt-rfSf ?olltlcas.deJ1°s Países capitalistas, establecían li-
S t ?^m ejer.CICl0/e los derechos individuales y políticosnfti^ funcionada. Esto quiere decir, que hay países ca-
dSíSdST6 nYXÍSte lbnitad0«S al ejercido de los
do ^,£n í i v V".l0S qUe no existe en eI Metido indicado, sino que las limitaciones se refieren más bien a la formade propugnar la transformación social, que a su contenido S?
Sarte suSntTvf^ ?!= i6***0' Sm Ímponer Imitaciones a la
No creemos que pueda hacerse eaTcoSalto
que atenían contra susWsprometariLíll^ ^'^ P°1ÍÜCÍScía de la presión de las ftoza. ííll^f '
.?s ™a c°°se™"-
y a las que estorban ¡..wf soclales antagónicas al régimen
qeu^ede seTtXrdiünÍTT-™ CUestión' P^ión <Sta
conquistado por la fuerza de las masas y de sus organizaciones,resistiéndose la Monarquía burguesa de Luis Felipe hasta el fin,
a su implantación.No cabe que un sistema político constituido de acuerdo con
una teoría que es la expresión del interés de las clases dominan
tes en un sistema dado de relaciones de producción, permita
que en su seno se barrenen a estas últimas, a no ser que el mo
vimiento político de las clases oprimidas lo obligue a hacerlo.
En la hora presente, del ocaso del régimen capitalista, la
fuerza del movimiento obrero y de los elementos que arrastra,
es de tal naturaleza, que ha logrado importantes modificaciones
en la estructura propietaria bajo un sistema democrático libe
ral, como es el caso de la actual Inglaterra laborista. Pero ello
se debe a la circunstancia mencionada, como también a que las
clases burguesas se encuentran en un período de desintegración
y se ven influenciadas por la corriente avasalladora del movi
miento proletario no pudiendo detener la avalancha socializado-
ra Se ve así la burguesía obligada a entregar posiciones, y es
ta entrega en cuanto se refiere a la permisión de una lucha po-
litica en contra de ella misma, quiere decir que el Estado en
ees caso ya no es puramente Estado burgués, sino que también,
en la medida en que lo utilizan las clases obreras para la rea
lización de sus propósitos, es un instrumento de estas uttunas
en su lucha contra el sistema que protege ese mismo Estado
Así se explican las palabras de Engelsen su obra El Origen de
iTFamilia, la Propiedad Privada y el Estado", en que después
de reafirmar el carácter clasista del Estado, añade: Sin em
bargo, por excepción, hay períodos en que las clases en lucha
están tin bien equilibradas, que el poderdel Estado, como me-
SadoslSarenteradquiere cierta independencia momentáneares ■
S a una y otra En este caso se haya la monarquía absolu-
Sbfe? í£ftxr ítss casTS uvsn
bismarckiana, f^f»J»1?™££á jug/ain distinción en pro-
"V? Snidatoietes agulSios JpAsianos» (81) ,
vecho de los hjdalguewa «»palabras que preceden, como
.
N°F^Mc ?EÍSuno reCSs! ni' ellas quieren
han pretendido b»™rl° a'BTEstado M encuentre en algún mo
tó: de ningún ^•W£¿£U¡¡no quieren decir precisamen-mentó por encuna
de las chulés, t
'¿^ „ de iucha. dc
te lo contrario, queel
^f^^fScna oo/la victoria de
las clases y, entanto no se d«™>
atribuible a la voluntad de
San *£"?. en paíe aTdíla otra, según sea a la clase que
mtereseelobjeUvoquereal^ ^ de algji ls cap¡.Por otra parte «
^™
^ contra las relaciones de
Ulista permite *f™*"£ fundameno, ello en sí, no unplica
producción que le su ve,
-Kd„,coM*. ■* °«-"« * ''"""•■ * F">PM"Í P"V*a* ' "
Estado", pfl«: *M-Í81)
para el supuesto Estado capitalista la posibilidad real de una
alteración del sistema social ni menos aún implica^ la alteraciónmisma. Es asi como al permitir un Estado capitalista, debido a
la presión popular, !a más absoluta e incondicionada libertad de
propaganda revolucionaria, no está de hecho comprometiendo
por ese acto ia naturaleza del régimen. Ello ocurre cuando los
efectos de la lucha política se traducen en la inminencia de una
Revolución Social, y es entonces cuando las clases dominantes.
sí es que les queda algo de fuerza propia y de fe en sí mismas 3
en su "orden", echan por la borda el respeto a la legalidad que
hasta entonces habían defendido y por medio de golpes de Es
tado se aterran desesperadamente al Poder, suprimiendo las li
bertades que a regañadientes habían concedido, o simplemente sealzan en una insurrección armada en contra del naciente Esta
do revolucionario, cuando han perdido el control del poder. Y si
ante la inminencia de la Revolución Social no son capaces de
defenderse, ello significa que han perdido totalmente los ele
mentos materiales e ideológicos que las definían como clase, ysólo son restos de algo que fué. Su Estado en este último caso
ya no puede considerarse como un Estado de clase, sino que sim
plemente como tierra de nadie a disposición del primer ocupante,Por eso, de situaciones como las que imaginamos y que son
posibles, no puede inferirse que un Estado pueda en un momen
to permitir que se derrumbe el orden que él establece; en elcaso en comento esa permisión es obra de las ciases revolucionarias y no concesión graciosa de la clase dominante.
Para terminar nos permitimos transcribir las palabras con
que brillantemente el Prof. Laski se refiere a las limitacionesde la democracia en un régimen capitalista.
'■Sfi dico que es distinta la obligación de someterse a la ra-zon Gn "i" Estado en que impera una dictadura y en un Estado
J que acepta los supuestos normales de una democracia política,poique er éste ol pueblo puede cambiar, siempre que lo considere cor:veniente ]n mayoría. i0í principios del gobierno, y porellos, los fmes a cuya realización se dedica el poder del Estado.i-o que tienen que hacer quienes postulan el cambio, es ganar,por la persuaden, la mayoría. No tienen derecho a usar la fuerza, porque no necesitan usarla,
tari,™dneSl°-GS evidentemente cierto; pero quienes construyan
ral 1 1 *:'a SSta bSSG dan pDr «suelto el problema «ffl-
„SÍ,w , f ^ eSt0y defend'H«do. No constituye un gran des-
™lenct t™BO"
S'TPre P"****** a las logradas por 1»
3*'? n ar n de cubrimiento decir que
^ente 1 ™™ d^ocrat,ca los hombres deben sufrir pacten»-
^mayoría Hene^w? "", m? S*»™- *op*« si logran obtener
.Me^ariSusta Lrif' ^^ a cambiar la *r W con-
diSasn; "i^air^pS^ he venw° drfen-
dadWtaüsu'ao acepuV'S1" ^^ "» m "^
tras su funcionamientoTlnstituciones democráticas míen-
cíales del capitalismo „ =»,I"10153.23 destruir loa supuestos esen-
propiedad pr^adn; los Jirne'a?1C'neB f ClaSe «"* ¡B*>»* la
cuando la demolía pofitka inL± ST^"^ He **** *"
r¿ia¿?HP--^^--e^^=a. He defendido tibien ou" ZL??**UJ?' ™e ** >• *"*■
Italia, Alemania y™ri ,% ^/^«eatra la experiencia dei «.usina, el mantemniteMo de la democracia
3 . —Proyección del sentido clasista del Estado en la políticaexterna.
El profesor holandés Kranenburg critica la concepción dei
Estado que reduce su finalidad a la de mantener un oruen interno en la sociedad y afirma que el mteres que con mayor fuerza
exige la aparición de la organización estatal es el de defender
a ia socieaad contra los peligros que la amenazan desde el ex
terior ; y agrega que el organismo formado para lograr esa de-
tensa, pasa a nacerse caigo con frecuencia de otros intereses
comunes, entre los cuales está el de garantizar un orden social
interno .
El marxismo no niega que los hechos pudieron ocurrir do
esa manera, pero no denomina Estado al organismo mas o me
nos accidental que cumple sólo la función de la defensa exterior;'
sólo ve en él, como lo anota Engels, -una de las fuentes del
Estado .
Ks claro que constituido ya el Estado como fuerza organizadora de la sociedad, desempeña también la función de '"política externa", función que en este caso puede revestir dos mo
dalidades :
a) De beneficio sólo al interés de ia clase dominante de
un Estado, como las actitudes imperialistas de los países capi
talistas, en cuyo caso la acción de política exterior es una mera
proyección exterior de la función clasista del Estado.
b) De defensa nacional en contra de un peligro que es co
mún a toda la sociedad y que amenaza destruirla. Es el caso de
los países victimas de una agresión externa. Ya en esta even
tualidad la actividad defensiva —actividad que en un determi
nado momento puede trocarse en ofensiva, pero que siempre se
interpreta como defensa—,trasciende su contenido clasista, po
lítico, hablando en marxista, para no constituir sino la proyec
ción en lo humano de ia lucha anima! por la supervivencia.
No hay aquí para el marxismo una acción específicamente
política, sino todo lo contrario, hay el ejercicio de la actividad
biológica de defensa de la existencia, realizada en el plano hu
mano por el PoderPolítico.
Es el papel que al Estado corresponde como instrumento del
ejercicio de esta función, lo que le da a dicha, actividad un cier
to carácter político, pero no, la naturaleza misma de la activi
dad que es en sí apolítica, y que no difiere en calidad de las lu
cha° entre hordas animales y de hombres primitivos por des
truirse mutuamente y aprovecharse los medios de subsistencia
de los venciSos.
,82) Harold Laski, ob. cit-, págs. 158, 153 y 160.
SEGUNDA PARTE
EL ESTADO DEMOCRÁTICO LIBERAL, LA DICTADURA
DEL PROLETARIADO ¥ LA SOCIEDAD SIN CLASES t
SIN ESTADO
EL ESTADO EN LA EDAD MEDIA
1.—Aclaración preliminar.
En la primera parte de este trabajo; hemos intentado dar
una noción del Estado, ubicándolo en la sociedad y en sus rela
ciones con las demás realidades sociales con las cuales está ín
timamente vinculado.. ,
El Estado, antes que una noción, es un hecho histórico. Lo
mo tal se dá en el tiempo y, de esa realidad suya, ha de extraer.
se el material para precisar su esencia y sus modalidades. He
mos señalado que el Estado, comofenómeno histórico, no tiene
garantía de perennidad. Por el contrario,hemos intentado esta
blecer que lo que debe considerarse esencial en aquella realidad
social que los hombres designan como Estado, es algo que no
ha existido siempre y que depende de condiciones que, al faltar,
harán también desaparecer a la Institución Política.
El Estado, como todo hecho histórico, no es siempre igual
a ii mismo Adopta, según sean las circunstancias de tiempo y
luilr diferentes modalidades. Modalidades que dependen en pri
mer término de la etapa social e histórica en que se encuentra
eí pueb™ que se da, y en segundo término, del medio geográ
fico étnico y cultural en que se manifiesta^Ambas coordena
das lfíemporal y la espacial, determinan laforma concreta con
nue' anareci el Estado ante los ojos de los hombres.
*Nosotros en nuestras consideraciones anteriores no hemos
oodido mSS> que aludir confrecuencia a modalidades concretas
Sitado referidas a determinada época y a determinado pue-
S^ínecialmentrio hemos hecho con el Estado esclavista i:
E, \SSady«>»elE'itadode,"ocráUCO hberal, de la era
la ÍS S embargo, en el medio europeo y también en los
captalistaSm embarg
h¡stórica, intermedia entre
Pa^fde íeíclavtad ^del capitalismo, caracterizada por unaquelte de la esclaviiua y
*eralmi,nte se ¡e denomina feu
oXSS Medff euripea í la etapa del feudalismo..
— 1U0 —
Si no hemos aludido nosotros al Estado medioeval on nues
tras consideraciones ha sido porque en la Edad Media, por lo
menos aparentemente, desaparece el Estado con las notas ca
racterísticas que le hemos asignado.En efecto, en la Edad Media europea, p. ej., se asiste en e.
aspecto político a un sistema que Hegel llamó poliarquía y que
podemos caracterizar por la desintegración de la unidad estatal
y la diversifieación del derecho, el que aparece así adscrito a
diferentes entidades sociales como el Sacro -Imperio, la Iglesia,
las Corporaciones, las ciudades o burgos, el caballero feudal,
etc., en cada una de sus esferas propias de acción.
En este sistema social parece diluirse la unidad política en
una trama inextricable de pequeños mundos independientes y a
la vez jerárquicamente relacionados, en los que parece difícil
distinguir con nitidez lo político y el Estado, por lo menos en la
forma típica que revisten tanto en la Antigüedad como en la
Sociedad Moderna.
Para explicarnos este hecho, en el que no han reparado los
autores marxistas y que pone en prueba su teoría política, nos
atrevemos a sugerir una hipótesis sobre la naturaleza de la
Edad Media que desarrollamos en las líneas que siguen,
2 . —Naturaleza de la Edad Media,
La sociedad medioeval se nos presenta como un retorno
dialéctico a la comunidad gentilicia primitiva. Retorno dialécti
co, que como tal, se asemeja en cierto modo a una etapa ya
transcurrida, diferenciándose al mismo tiempo de ella por los
nuevos elementos que se le han agregado después y que no des
aparecen, sino que se expresan en una forma que recuerda loa
de la etapa anterior que revive.
En nuestro caso, en cuanto la Edad Media estaba edificadasobre nn nivel de productividad del trabajo en que el hombre
producía más de lo que necesitaba, ella se diferencia de la co
munidad gentilicia y requiere de una ordenación social que re
gule las relaciones que este hecho origina, ordenamiento social
que es político en cuanto es la fuerza a través de un derecho ia
que mantiene las relaciones clasistas de producción y en cuan
to protege el interés de la clase que se beneficia con la existencia de esas relaciones.
Dentro de nuestro criterio, que lo es también de Duguit yotros autores, la forma en que se expresa el orden político delRenacimiento en adelante no es esencial en el orden políticomismo, y así, a pesar de que la denominación de Estado nace
en esa época para referirse al Estado Moderno, el análisis teórico posterior puede utilizar ese término para significar otrassituaciones sociales anteriores que se le asemejan.
No es una mera casualidad que en la Edad Media sea muydifícil asimilar la "poliarquía" con que se manifiesta el substrato político de esa época con el concepto de Estado, a que hicimos mención en el párrafo anterior. Ello se debe a que la EdadMedia es un compás de espera de la humanidad, después del
auge y caída de la Antigüedad esclavista, en el que la detencióny aún el retroceso del desarrollo de las fuerzas productivas no
exigió nuevas modalidades de vida social; se desintegraron en
tonces los valores antiguos dejando abierto el paso para que
— 101 —
volvieran a la superficie social y a la conciencia humana'aque-llas tendencias de solidaridad personal, no económica, que aglutinaban a los hombres en la época del comunismo primitivo.
Esto se comprende más, si recordamos que la Edad Media
no es sino el producto de la implantación de los restos de la3
instituciones gentilicias de germanos y celtas sobre un fondo
subyacente heredado de la Antigüedad esclavista. La Edad Me
dia es un compromiso entre la Antigüedad caduca y los impulsos comunitarios de las tribus bárbaras invasoras, que portabanusos y costumbres comunitarias y gentilicias, compromiso queno se rompe sino hasta que el desarrollo de las fuerzas productivas a través de la burguesía a fines de la Edad Media arro
jó por la borda las formas gentilicias de vida que no le servían
y utilizó los restos que aún quedaban de la Antigüedad escla
vista, especialmente el Derecho Romano, sirviéndose de ellos co
mo un instrumento para acrecentar su pujante crecimiento.
Se puede apreciar claramente esta situación de compromiso que es la Edad Media, si recordamos que vuelven a imperaren ella las vinculaciones humanas a base de la sangre, en lo que
recuerda al vínculo gentilicio que era también de! mismo carác
ter; pero no ya en la forma "democrática" —perdónesenos la
expresión— ,con que se presentaban en la comunidad primitiva,
sino en una modalidad "aristocrática" que distingue y diferen
cia la sangre "azul" de la plebeya. No volvemos asi en !a Edad
Media a presenciar una simple reedición de la comunidad gen
til, sino que la vemo3 modificada porun substrato subyacente de
origen clasista en que perduran las huellas de las divisiones de
los hombres en grupos y clases. Esta huella se proyecta en esa
noción tan medioeval en que se advierte, por una parte, la apa
riencia comunitaria, y por otra, el residuo clasista; la aristo
cracia de la sangre.
3.—Lo político en la Edad Media.
En el terreno político, lo que aquí hemos afirmado en ge
neral de la Edad Media, haya su confirmación. La Edad Media
no necesita de la forma estadual desarrolla en la "polis" griega
yeile' Imperio Romano. Sin embargo, ella persiste lánguida
mente por inercia, pero inoperante, durante casi toda la Edad
Medía y no es recogida y reactualizada sino por la burguesía en
el ocaso medioeval y a comienzos de los Tiempos Modernos^En
el intertanto, se superponen sobre este fondo político heredado
de la Antigüedad, las instituciones gentilicias que «companaron
a los bárbaros, surgiendo de este compromiso Ja carac^nstica"poliarquía" medioeval, compromiso que algo tiene de las for
mas "políticas" gentiles y algo de las de la Antigüedad.
A la luz de esta hipótesis se explica el hecho de que en la
lucha de clases medioeval, no fuera la clase campesina, sujeta al
régimen de servidumbre la que encarnarael interés progresivo
SfS^ocicdad, sino lo fuera la naciente burguesía, hecho éste
en ¿ue no repara un análisis marxista superficial que a menudo
veKSSoí a una clase objetivamente revolucionaria. No,
Ta sTrvfdumbre es una forma accidental de compromiso en cu-,
vo ¿tiros no puede haber ningúncontenido renovador.
^La Antigüedad no se supera definitivamente sino a través
de la Obra^íguesa. La Edad Media es un paréntesis en la ms-
~ 102 —
toria humana en el que se integran las formas antiguas y las
gentiles en una creación armónica, de una belleza y ritmo, que
acusa el genio de los pueblos de Occidente a través de un Fran
cisco de Asís o de un Tomás de Aquino, pero en cuyo interior
no se descubre el fermento de su propia negación y de la con
siguiente superación. Es a la sombra, pero no en el interior del
mundo medioeval, donde se desarrolla el germen revoluciona
rio que es la burguesía.Creemos que si se lee y medita la obra de Engels, sobre
"Los Orígenes de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado",
se puede encontrar en ella implícita esta apreciación acerca de
la Edad Media, que permite por lo menos vislumbrar el por quéde las dificultades con que se tropieza para encontrar en su
desarrollo político una continuación orgánica del Estado tal co
mo lo construyeron en definitiva los antiguos.
capitulo n
LA SOCIEDAD CAPITALISTA Y EL ESTADO
DEMOCRATICOUBERAL
1 .—El capitalismo y su función social.
El modo de producción capitalista puede definirse como
aquél en que los deuños de los medios de producción compran
la fuerza de trabajo de los desposeídos, obteniendo para sí la
propiedad de las mercancías producidas.
El modo de producción capitalista surge en la historia co
mo forma predominante de la vida económica en un periodo bien
avanzado y supone e implica, por lo tanto, la existencia de Una
serie de instituciones que se fueron gestando a través de todo
el desarrollo social anterior a su aparición.
Es asi, el capitalismo, un sistema que supone, en primer lu
gar, el fenómeno técnico y económico de la división del trabajo.
En segundo lugar, el capitalismo es una especie de! régi
men de producción de mercancías, es decir, de producción para
el cambio y no para el consumo (83).
En tercer lugar, el capitalismo es un sistema que supone
la existencia de clases sociales, es decir, implica una relaciónso-
dal^ntre los hombres, en virtud de la cual, algunos individuos.
SoStadores de los medios de producción obtienen: ««. «
narte del producto del trabajo de otros individuos que trabajan
ptríelKan estos hombis, propiedad de los primeros indi-
d^r=xr^ sí^r^kru P™}>*.-«.
del trabajo. En la comunidad india primiti
bajo sm proa.™ a.
™"^S. ?¡ ,S)™
ama, SS™ .
— 104 —
viduos —esclavitud— , u hombres libres, que venden su fuerza
de trabajo —capitalismo— (84).En cuarto lugar, el capitalismo es un sistema en que e!
dueño de ¡os medios de producción no intercambia el productode su actividad económica con el de otros productores, como es
el caso de la producción simple de mercancías, sino que adquiere con ello la fuerza de trabajo de los desposeídos, y no para
consumirla, ya que su naturaleza no lo permite, sino para aplicarla al acrecentamiento de su riqueza. Bajo el capitalismo "no
sólo las relaciones entre propietarios, sino también las relacio
nes entre propietarios y no propietarios tienen el carácter de
relaciones de cambio" (85). En la compraventa de la fuerza de
trabajo reside la diferencia especifica del capitalismo, que lo
distingue de la esclavitud, como modo de producción. "Las con
diciones históricas de su existencia no se dan de ningún modo
con la mera circulación de dinero y mercancías. Sólo puedensurgir a la vida cuando el propietario de los medios de producción y subsistencia se encuentra en el mercado con el trabajador libre que vende su fuerza de trabajo" (86).
En el régimen de producción simple de mercancías, el productor acude al mercado con el objeto de vender el fruto de su
trabajo, que excede a las necesidades de su consumo particular, a fin de comprar otros productos que satisfacen a su vez
otras necesidades.
El circuito comienza con mercancías, se cambian éstas, luego, en dinero, y éste nuevamente en mercancías cualitativamente diferentes de las primeras. Las mercancías constituyen el
principio y el fin del circuito. Su fundamento racional lo consti
tuye la diferente calidad de las mercancías vendidas, de aquélla de las compradas, teniendo estas últimas para el productorun mayor valor de uso. Estamos aquí en presencia de un régimen de producción para el consumo, que Marx simbolizó con lafórmula M-D-M (mercadería-dinero-mercadería).
_
E;n el régimen de producción capitalista, el productor en su
carácter de capitalista acude al mercado con dinero, compracon él mercancía-materia prima y mercancía -trabajo, y despuésde haberlas combinado en el proceso productor, convierte el fruto de este proceso en dinero al enajenar'o en el mercado.
Marx simbolizó este circuito económico específico del capitalismo con la fórmula D-M-D (dinero-mercancía-dinero) . "Eldinero es el principio y el fin; falta aquí el fundamento racionalde M-D-M, ya que e! dinero es cualitativamente homogéneo yno sirve para satisfacer necesidades. Es, sin duda, evidente quesi la D del comienzo tiene la misma magnitud que la de] fin,todo e! proceso carece de sentido. De ahí que el único proceso
significativo desde el punto de vista del capitalista sea D-M-D',en ei aue D' es mayor que D. La transformación cualitativa deivalor de uso es reemplazada aquí por la expansión cuantitativa
(84) "El eapüal no ha inventado la plusvalía. Dondequiera que una partíe,e la -.-n-.edad posea el monooolio de los medios <ie producción, elobrero sea libre o esclavo, no tiene más remedio que añadir al tiempo de trsbajo necesario para mantenerse, una cantidad de trabajo sobrante, destinada a producir los medios de vida para el propietario delos fneoios de producción. .". Karl" Tviarx, -'El Capital" t 1 see ednáa. 227: cit. por F. Engels. "Anti-Dührinr. pag 147
' '' ''
tfl5) Paul Sweezy, ob. cit.. págs. 77-78186) Karl Marx, t. 1. pág. 139; eit, por Paul Sweeiy, ob .cit., pág. 78,
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del valor de cambio como objetivo de la producción. En otras
palabras, el capitalista sólo tiene por qué desembolsar dinero a
cambio de fuerza de trabajo y medios de producción, si en esa
forma puede adquirir una cantidad mayor de dinero. El incremento del dinero, la diferencia entre D' y D, es lo que Marx
llama plusvalía, constituye el ingreso del capitalismo como tal
■y suministra el fin directo y el incentivo determinante de la producción" (87). "La circulación simple de mercancías —vender
para comprar—
, es un medio de realizar un propósito no conec
tado con la circulación, a saber, la apropiación de los valores
de uso, la satisfacción de necesidades. La circulación del dinero
como capital (caso de D-M-D) ,es por el contrario, un fin en si
misma, puesto que la expansión del valor sólo tiene lugar en el
curso de este movimiento renovado sin cesar. La circulación del
capital, por lo tanto, no tiene límites. De este modo el repre
sentante consciente de este movimiento, el poseedor de dinero
se convierte en capitalista. Su persona, o más bien, su bolsillo,
es el punto del cual parte y al cual regresa el dinero. La expan
sión del valor, que es la base objetiva o el resorte principal de
la circulación D-M-D, se convierte en su fin subjetivo, y sólo en
la medida en que la apropiación de más y mas riqueza en abs
tracto se convierte en el único móvil de sus operaciones, el ca
pitalista actúa como tal, esto es, como capital personificado y
dotado de conciencia y voluntad" (88).
La nueva forma de actividad económica que significa el
capitalismo, involucra también una nueva concepción de la vida.
E' burgués, el capitalista, el propietario de los medios de pro
ducción vive para obtener una ganancia. La sed de lucro se con
vierte en el motivo central de la existencia de la clase burgue
sa a través de cuya acción se realiza el capitalismo. Esta nueva
actitud humana que aparece históricamente con la burguesía y
el advenimiento del capitalismo no entraña sólo un cambio en el
campo estrictamente económico .
El hecho de que impere como fórmula del movimiento eco
nómico la fórmula D-M-D, en último término significa que se
transfiere el centro de gravedad de la existencia social, del li
mitado hombre medioeval con sus representaciones religiosas y
éticas al ilimitado movimiento del capital monetario. Siznifica
[a ruptura de toda ordenación social V de toda vinculación, hu-
mana que no pueda evaluarse en dinero; significa, la adapta
ción de la sociedad toda a un régimen social en el que los indi
viduos son sólo tomados en cuenta en cuanto "homo oeconomi-
cus" en el que cada uno cumple mecánicamente su p* oel en el
proceso obietivo de desarrollo del capital Impersonal. Ni siquie-
rTSVfectlvn decir que el nuevo régimen social instaurado mr-
ra es e"™*"
^:t 'Pomo seres concretos v determinados, ya
2r3elos mismos^cín ^violenta e irresistible competencia que
ZcfaZ sucumban los menos aptos "económicamente" frente
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""STSÍ, SIS."Va": .">*.. >*-"* <* »'M Sw"^ °5
Cit-, págs. 79-80.
— 106 —
surables todos los valores producidos por la actividad humana
en todos los planos."Desde el primer momento la burguesía representó en la
historia un papel revolucionario. En cuanto obtuvo el poder des
truyó todas las relaciones feudales, patriarcales e idílicas de la
existencia social. Implacablemente rompió, uno por uno, todos
los eslabones de aquella cadena feudal que ataba a los hombres
a los que les eran superiores por su nacimiento, y no dejó sub
sistir, entre hombre y hombre, otro lazo que el del interés des
nudo, en que el sentimiento no toma parte alguna, y todo se
reduce al pago al contado. La burguesía cambió la libertad personal en valor venal y reemplazó con la simple y desordenada
libertad de comercio las numerosas libertades municipales tan
trabajosamente conquistadas en la Edad Media. El entusiasmo
caballeresco y las emociones piadosas, se esfumaron ante el so
plo helado de sus cálculos egoístas" (89)."La comunidad orgánica del régimen antiguo —cumplido su
ciclo histórico— fué reemplazada por la sociedad mecánica de
la burguesía victoriosa en la que pudieron expandirse sin con
troles jurídicos ni impedimentos éticos las energías crecientes
de la economía capitalista. Las tradicionales relaciones de poder cedieron su sitio a nuevas relaciones fundadas en el cálcu
lo de los intereses y de las opiniones. Sobre esta base social fuédesarrollándose un monstruoso aparato industrial y mercantil,el cual, cada vez más emancipado de los designios de al volun
tad, llegó a tener pronto una extraordinaria vida propia que se
nutrió desde entonces en las fuentes sagradas de La vida huma
na, a Ja cual maniene aún en terrible servidumbre" (90).Pero todo este proceso de deshumanización que implica el
sistema de vida capitalista, ha significado sin embargo en la his
toria una etapa necesaria, profundamente revolucionaria y al
tamente progresista. El sistema capitalista proporcionó al hombre un poderoso y enérgico motor de su existencia: el lucro
personal. Es así como bajo la necesidad de siempre nuevos
mercados y procedimientos de producción, el capitalismo ha in
vadido y transformado el mundo entero y demostró de esta ma
nera "lo que puede realizar la actividad humana, y creó mara
villas muy superiores a las pirámides de Egipto, a los acueductos romanos y a las catedrales góticas, y sus expediciones su
peraron con mucho a las antiguas cruzadas y las antiguas migraciones". "La burguesía no lleva un siglo de existencia como
clase soberana y, sin embargo" ha creado fuerzas productivasmás gigantescas que todas las anteriores generaciones juntas.El sometimiento de los elementos de la naturaleza, el desenvolvimiento de la mecánica, la aplicación de la química a la agricultura y a la industria, así como a los ferrocarriles, los telé
grafos, los buques a vapor, el cultivo de continentes enteros, lacanalización de millares de ríos, y, finalmente, numerosas poblaciones y ejércitos industriales han surgido como por arte de
magia. ¿Qué generación anterior habría soñado nunca que ta
les fuerzas productivas existiesen latentes en el seno de la so
ciedad?" f91).Se puede apreciar, así, la función histórica del capitalismo
(33) y (91) Marx y Eagelü, '^Manifiesto Comunista", págs. 11 y 12.f'JO) Eugenio González, "El sentido humano del socialismo", public. en "Es-
partaco". Revista Universitaria Socialista, N.» 1. Stgo. de Chile, 1B«.
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y de la burguesía: la creación de riqueza, el perfeccionamientotécnico, el desarrollo de la ciencia, la unidad e interdependenciadel mundo, en otras palabras, la creación de las condiciones ca
paces de ofrecer al nombre una vida rica y valiosa, mas "hu
mana" que la que hasta entonces vivía.
No es el momento para entrar a considerar por qué, no obs
tante la existencia de estas condiciones de valorización de la
vida humana, ello no ha ocurrido dentro de las relaciones capi
talistas de producción, que hoy rigen prácticamente a todo el
mundo Bástenos señalar que sólo la transformación de las re
laciones capitalistas de producción por nuevas formas de rela
ciones que supongan y aprovechen el enorme desarrollo de la
productividad del trabajo que ha originado el capitalismo y pon
gan la riqueza y la naturaleza conscientemente a] servicio de
los designios humanos, sólo a través de esa transformación se
rá posible reintegrar al hombre, la riqueza social que se le ha
enajenado.
2.—Formación del Estado demoerátioo-nberal.
El modo de producción capitalista, naciente en el seno de la
sociedad medioeval, necesitó para desenvolverse de ciertas ta
mas e instituciones sociales. Estas nuevas formas e institucio
nes, entre ellas las políticas, aparecieron espontáneamente a re
querimientos de las exigentes necesidades prácticas de la vida
social engendrada por la actividad económica capitalista. Fue
ron mucho mas requeridas por la realidad, que producidas por
las concepciones teóricas e ideológicas.En efecto, el pensamiento de la sociedad burguesa, en los
primeros siglos de su existencia, no se habia aún concretado
en un sistema coherente y lógico, como logro ser concebidomas
tarde Lo que definía la mentalidad burguesa en los albores de
su Era fué más que nada un vago sentimiento de reputa hacia
el orden y ierarquía de valores medioevales y una aspiración a
liberarse de las trabas que ese orden le imponía, mudo todo es
to a una actitud antropocéntrica, que la hadaracionalista y an-
MO?SÍ'em'bargo, 1" exigencias *>V"" '""JenÍÉ
realizaba hizo que se fuera constituyendo pocoa poco, en la me-
oManue "rocía su importancia en la sociedad, una nueva or-
ganlzES y enfeta,un Poder Político, acorde con aque-
1133
Fufóme la economía burguesa necesitóde un derecho
Fue asi como lae
rcvitailzó asi al Derecho Romano,adecuado >.ella, por■* q«
<££ Alemania se operó de esta
que se prestaba P""™L™if dei u^echo Romano que se ha-
manera la famosa Repelón jei Universidades y
eonsigo convirtió en ^XdüabSál V dipuestos a rebelarse
los caballeros, ='™P™ ™da"*£'bridad. Las nuevas armas
en el momento oportuno a toda_amon d fo a
de fuego exigían un
egco pc™a=ente y
.^^ *y^
— 106 —
ponderante papel militar y político de los caballeros y con ello
todo el sistema feudal" (92).
Por otra parte los problemas públicos que la nueva econo
mía originaba hacía necesaria la construcción de caminos y de
vías de comunicaciones expeditas, la unidad jurisdiccional de
vastos territorios, la abolición de las aduanas regionales, la se
guridad en los transportes, etc., etc. Todas estas funciones ejercidas por un sujeto de Poder, exigían a su vez de éste, una or
ganización burocrática eficiente y remunerada, lo que a su vez
implicaba un sistema de recaudación y de impuestos, es decir,una especial organización financiera.
Nace de esta manera el Estado Moderno con una imposición del interés de la clase burguesa en ascenso con una estruc
tura técnica interna edificada también con elementos e ingreáientes que Ja misma economía burguesa proporcionaba. Es in
teresante observar como las funciones administrativas que en
tra a desempeñar el Estado burgués nacen con un carácter de
clase, hecho que ya advertíamos al estudiar en general las re
•aciones entre Estado y Administración.
Refiriéndose a esta cuestión dice A. E. Sampay:liJLrciiu n Liliquiento y burocracia constante, tuvieron por
premisa la regularidad del gobierno financiero del Estado, que
exige \xn sistema de impuestos reglados y entradas predeterminadas. Los sujetos del poder político en la Edad Media descono
cían completamente los presupuestos financieros, pues nunca exis
tió una separación del erario con el patrimonio de los príncipes.Ahora bien: estos cambios fueron posibles cuando la economía
burguesa monetaria, que pone en. circulación la riqueza mueble
de valor cambiario, supera a la economía patrimonial que deter
minaba en gran parte la dependencia política del Príncipe y los
estamentos para con el feudal. Sabido es que el derecho íeudal no
habia provisto otra forma de propiedad que la tierra; pero los
usureros judíos de Francia y España, la Liga Hanseática en Alemania e Italia, los piralas normandos del Norte y las corporaciones artesanas de las "ciudades libres" introducen una forma di
propiedad menos visible, y consecuentemente menos controlableen las transacciones económicas: el dinero".
"Es de hacer notar que son fuertes motivos políticos los queimpulsan este desarrollo económico, pues la concentración del poder estatal, activa sin pensarlo la forma económica capitalista. .." (B3),
Cuando la necesidad histórica ereó el Estado Moderno, para responder a una exigencia de la economía burgueas en as
censo, con los mismos medios que ésta le ofrecía, no se perfilaba aún, como lo anotamos poco más atrás, una teoría políticaburguesa que. consecuente consigo niisma, lo justificara.
Utilizó el Estado, entonces, como' formas de expresión, tanto a elementos sacados de las instituciones medioevales, como
a instituciones románicas que desenterró oportunamente.' Surgeasí, el Estado Absoluto de los Tiempos Modernos, en, cuya es
tructura formal advertimos fuertes reminiscencias feudales, como asimismo ingredientes románicos que hubo de revitalizarsepara hacer posible el ejercicio de las nuevas funciones estadua-les dentro de una fórmula política que no rompió con las nor
mas preburguesas, sino que por e! contrario las utilizó hasta elmomento en que el pensamiento burgués hubo creado una teoría consecuente para reemplazarlas.
3.—Tetona burguesa del Estado democrático-liberal.
Desde los albores del Renacimiento comenzai'on a gestarselos elementos para la nueva concepción del mundo de la burguesía. Era necesaria esta concepción teórica para poder asi justificar racionalmente el nuevo orden de cosas que se construía
sobre los escombros medioevales, como también para servir, en
cuanto ideología de la' clase burguesa, como instrumento coad
yuvante de su función histórica.
Dos caracteres fundamentales advertimos en e'. pensamiento burgués desde sus primeros balbuceos en el ocaso medioeval,
que lo acompañan a través de toda su trayectoria, mientras ia
burguesía atravesaba su etapa ascendente.
En primer lugar observamos que su concepción del mundo
no se aferra a la modalidad teológica del conocimiento imperante en la Edad Media; en consecuencia, su idea del mundo ya no
es la imagen que de él tenía el Dogma Católico, sino que es pro
ducto de otra forma del conocimiento, el empírico-racional quecaracteriza a la ciencia mecánica.
Dadme el número y posición de todos los átomos que com
ponen el Universo —decia Laplace— , y yo os prededeciré todo
el destino ulterior del mundo. He ahi, en esas palabras, sinte
tizada la imagen mecánica del Universo que se forjaron los pen
sadores de la época de la burguesía ascendente.
'Paralelo e intimamente vinculado a este carácter mecani
cista del pensamiento burgués, se advierte en él, un rasgo ra
cionalista y antropocéntrico.El Renacimiento, se dice, redescubrió al nombre. Ya no es
Dios el centro del mundo, sino lo es el hombre. El hombre libre
y todopoderoso que es capaz de desentrañar el misterio de -a
naturaleza por medio de su conocimiento de las leyes mecáni
cas que presiden y rigen el movimiento universal._
Esta concepción mecanicista, racionalista y antropocentr.
ca del mundo se vuelca al pensamiento político de la burguesía
V haya su traducción en una teoría del Estado. Teoría esta que
se fué gestando durante el transcursode vanos siglos y por in
termedio de pensadores de diferentes nacionalidades como Ma-
quiavelo, Modino, Locke, Hobbes, Sieyes, Rousseau ,Morte*
nmeu -Kant etc A pesar de las diferencias que se pueden se
fitaeS3 pensamiento de cada uno de ellos, en general, todos
comulgan con ciertos principios básicos que constituyen el es-
Sfv'la idea matriz de la teoría liberal-burguesaedl Estado.
queleto v^deama ^^ ^ Hombrc._A1 lguai^
vimiento regulo por teyajL ™'?f^¿^d estaria constituí-
uniformes e invariables.„.taría dotado por la natura-
El individuo, as. concebido . «*"™£°»
imprescriptibles,lesa de una serle de
dfre*°* ^oTseftal y que nin¿ün po
que le pertenecen por el solohecho deser u -
y¿"»
•L ni ninguna ^STl^^^ *teresil «M " S*-
— 110 —
los distintivos fundamentales del hombre, ambos anteriores a
toda institucióri o vinculación social, cualquiera que fuere su
naturaleza.
Tal como del movimiento mecánico de los átomos que com
ponen el mundo material, resulta el equilibrio físico, así tam-
Dién, del libre ejercicio de los derechos humanos resulta el equilibrio social, que se traduce como el bien común de toda la so
ciedad. El único limite que se impone al ejercicio de los dere
chos de un individuo lo constituyen los derechos de los demás.
Estamos en presencia de un concepto mecánico del bien común.Los hombres son considerados como entes abstractos provistos de derechos, los que son ejercidos para obtener lucro personal: el hombre es concebido como "homo oeconomicus".
Si al hombre se le considera como sujeto atributivo de dere-
chos individuales innatos y permanentes, si su actividad se la
supone regulada por el principio del lucro, resulta que de esa
abstracción humana participarían todos los individuos de la es
pecie. De aquí se desprende la igualdad esencial de los hombres
y la ley por lo tanto debe reconocer esta igualdad. Nace asi
como consecuencia de este principio, el dogma de la igualdadde los hombres ante la ley, otra de las notas características dela filosofía política liberal.
Los principios de los derechos humanos encuentran su me
jor expresión en dos célebres documentos: la Declaración deios Derechos de Virginia, formulada en Norteamérica en 1776,y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano,en 1789 durante la Revolución francesa.
bj Principio de la Soberanía Popular.—De las nociones yadefinidas del individuo y del bien común, resulta que el PoderPúblico no tendría otra función que el permitir el libre juego delas actividades privadas, garantizando el respeto al ejercicio deios derechos individuales,' especialmente los de libertad y propiedad. De ahí el clásico "Laüssez faire, laissez passer", la doctrina del Estado-guardián.
Mas, no por realizar solamente estas limitadas funciones,el Poder Público es menos necesario. Por el contrario; el Estado, garante de los derechos del individuo es una institución quenecesariamente se impone como condición para que pueda funcionar el mecanismo de las actividades individuales. Es el Estado el realizador del derecho que norma y regula esas actividades.
Surge así nítidamente la distinción entre sociedad y Estado. El Poder Político aparece como un ente sujeto de derechosy obligaciones; mantener y vedar por el orden público y hacerque este sea respetado.
¿ Cómo se explica entonces que exista la Institución Política como sujeto de derechos y obligaciones, si sólo el hombre es
persona y por lo tanto sólo él, por el mero hecho de nacer puede ejercer los unos y contraer jas otras?
Para explicar esta situación se formuló la teoría de la Soberanía Popular, y su consecuencia inmediata la teoría de la representación política.
"En la formulación de kt idea de soberanía confluyen lasmas variadas e incluso antitéticas corrientes del pensamiento"
— 111 —
(94). Sin embargo, con el correr de loa tiempos se llegó a decantar esta teoría en la forma que entramos a explicar.
El pueblo, la sociedad toda, está dotada de voluntad poli-tica, es decir, del derecho a imponerse normas de convivencia
que tiendan precisamente a permitir el libre ejercicio de las ac
tividades individuales, que es el presupuesto del bien común
social.
Esta voluntad política, una e indivisible, como toda volun
tad, reside naturalmente en el pueblo todo, y está orgánicamente vinculada a los derechos individuales de cada ciudadano, ya
que la voluntad o soberanía política tiende precisamente a ha
cer posible la realización de los referidos derechos, mediante su
garantización por el Estado.
Ahora bien, para explicar por qué, sin embargo, la sobera
nía aparece ejercida por un sujeto distinto del pueblo, que es
bu natural soporte, se ha recurrido por la teoría liberal a dos
ficciones. La una, especialmente defendida por Hobbes, suponela existencia de un acto, en virtud del cual el pueblo delega, en
una autoridad, sus atribuciones políticas por una especie de ce
sión voluntaria. Para otros esta cesión reviste un carácter típi
camente contractual, enre el pueblo soberano y la autoridad
política .
La otra ficción por la que se explica la traslación de la so
beranía del pueblo a la institución política, es la representación
política, la que obedece a la imposibilidad práctica de manifes
tarse la soberanía popular en las condiciones del mundo moder
no, por lo que, para hacer perceptible y actualizar su voluntad
soberana, se recurre a un ser de presencia pública manifiesta y
de voluntad actualizada en todo momento: su representación.
El criterio con que se detennina la volutnad soberana del
pueblo en la elección de sus representantes es la del comicio
electoral a que concurren los ciudadanos.En el acto electoral se
impone la voluntad general del pueblo, comoresultante del h-
br¿concurso de las voluntades individuales autómatas.Se parte
del supuesto que el hombre actúa,como afirma Rousseau guia
do por el principio de la virtud, ya que al hombre se le supone
bueno por naturaleza. ,
La mayoría resultante en un acto electoral, no es asi, a
miDosfción dogmática de un criterio partidista, sino el producto
dThore ^uegode las conciencias individuales que buscan sm-
íraníute el bieí común, que es convergente y no opuesto al
luntad general.
je „o se i.o.»t., puesr»o. »>
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e,iÉ decidiendo que " «"""'¿¿j™ «ne de »ué l.mentar-
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se, pues lo justo es 10> q««Drincipio de las mayorías: la mi-
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lo rack-nal y como lo racional es lo que las mayorías deciden, essu fracaso Li minoría logra que lo racional impere y por tanto
i; : :!j eo.i lo qje la mayoría impone" (95).
El proceso electoral es concebido como un mecanismo para ■
que pueda expresarse la voluntad general del pueblo a travésdel sistema de las mayorías, pero sin que esto signifique, repetimos, la imposición de un grupo, sino el medio como se manifieste aauella voluntad.
Supone esta manera de entender la política, que exista absoluta libertad de conciencia y de sus expresiones para que asi
pueda operar el libre juego e intercambio de ideas necesarias para que se produzca el consenso general que ha de triunfar en
las urnas. Del choque encontrado de las opiniones particularesse genera por un natural mecanismo la opinión total del pueblo.La libertad de conciencia, postuiado básico del liberalismo político, no es sino una consecuencia del pensamiento racionalistay antropocéntrico en que descansa su filosofía.
De esto se infiere que el Estado como tal no tiene, para el
liberalismo, una ideología determinada, es neutro, laico, su uní-ca función a este respecto es la de hacer imperar 'a tolerancia,supuesto necesario para el funcionamiento del sistema.
El sustrato político fundamental para la teoría liberal-burguesa, consiste, pues, en un conjunto de individuos dotados dederechos naturales, innatos y permanentes. La libertad individual y de conciencia, y el derecho de propiedad, son los fundamentales. Estos derechos son por naturaleza ilimitados y sólolas atribuciones derivadas del Estado pueden en cierto modo re
gular y hasta limitar su ejercicio, pero sólo para que los derechos puedan realizarse en ¡a mejor forma. El Estado está limitado en su actuación por aquellos derechos individuales pri-
Además, el Estado está limitado también, internamente,por su propia estructura jurídica, que reglamenta su generación y su funcionamiento, y divide sus atribuciones en diferen-tes poderes independientes entre sí. Es la doctrina de la auto-limitacion del Estado de Derecho.
El límite especial de la acción del Estado lo proporcionanlos limites geográficos del territorio que habitan las sociedadesconstituidas politicamente, y que deben serlo las diversas nacionalidades. No olvidemos que el demo-liberalismo se desarrollo paralelamente al despertar de las nacionalidades europeas ya su definitiva formación histórica.
Demás está decir que la forma en que hemos descrito Jateoría política liberal burguesa, admite variaciones de consideración según sea la personalidad de los pensadores y su exactaUbicación histórica. Pero, en general, esta síntesis constituye eleje, alrededor del cual han existido modificaciones diversas pero que en nada alteran el espíritu mismo del sistema, que les esa todas común.
^
Recordemos ahora, que la formulación de esta teoría política fue posterior en el tiempo a la constitución de la burguesíacomo clase y a su acción social y económica, que ya comenzóa desarroUarse a fines de la Edad Media. Fué así como el Estado absoluto es en gran parte producto de la acción de la bur-
(M) Jesús Reyes Heroles, oib. i
guesía y de su ailanza con los monarcas para combatir el feudalismo .
_
Pero a medida que se desarrollaba y se extendía la ideo-logia burguesa, resultaba inadecuado para ella el esquema dela monarquía absoluta, que utilizaba elementos formales no burgueses en su constitución.
Por esto en el siglo XVIII, cuando la ideología burguesa, através del Iluminismo penetró hasta las cortes europeas, se produjo una profunda alteración en el espíritu de las monarquíasabsolutas, las que por medio del llamado "despotismo ilustrado"
pretenuieron conjugar su propia existencia con el espíritu ra
cionalista, laico y liberal que animaba al movimiento intelectualde la época.
Es así como a través de la acción de monarcas como CarlosIII de España, José II de Austria y de estadistas como el Mar
qués de Pombal de Portugal, etc., se puede percibir la enorme
influencia que el pensamiento liberal habia alcanzado en las mis
mas cortes europeas.
Igual fenómeno puede observarse si analizamos el pensamiento católico de la época. Los teólogos aceptaron el conceptode la soberanía, y reconociendo su origen divino, hicieron del
pueblo su depositario: se formuló la teoría del llamado derecho
divino de los pueblos.Pero sabemos que todo fué en vano. Y que pese a estos in
tentos de transacción, la Revolución Francesa y sus conse
cuencias colocaron definitivamente a I\ burguesía a la vanguardia de los acontecimientos. Durante el siglo XIX ella intentó
construir sistemáticamente al Estado, a su imagen y semejan
za, de acuerdo con la propia teoría política que ella se había
forjado .
4 .—Valoración y critica de la teoría política, liberal bur
guesa.
Como advertimos más adelante, la teoría política burguesa
no era sólo una justificación racional del orden social que la
burguesía creó, fué además un arma de la misma burguesía pa
ra su realización como clase.
En su primer carácter, o sea, como justificación del orden
burgués la teoría política liberal es, subjetivamente considera
da una ilusión; y, objetivamente considerada, un medio ideoló
gico de mantener el régimen social burgués,o sea, un factor mas
que juega su papel en la función opresora de toda la superes-
^Smos que la teoría política burguesa es unailusión sub
jetivamente considerada, porque su concepción implícita de la
sociedad y del Estado no corresponde a la realidad.
Desde luego, y esto en relación al espíritu general del pen-
umfcnto burgués, no es efectivo que el hombre, mas concreta-
de hateíliberado al espíritu humano de prejuicios de índole re-
— 114 —
ligiosa en su actitud cognostictiva, científica y racional. Perú
su manera mecanicista de juzgar la realidad es falsa. El aspecto mecánico del mundo, es sólo un "momento" de su realidad
integral. Esta no se puede comprender en profundidad y en totalidad considerándola sólo como un "mecanismo". La Vida yel Espíritu son algo y mucho más que un mecanismo.
El triunfo de la "razón burguesa" sobre el prejuicio y ei
dogma, no significa la liberación definitiva del hombre; significa por el contrario el triunfo de otra ideología que sirve a su
vez de agente a una nueva forma de esclavitud humana en lasociedad rapitalista.
El hombre moderno se liberó, sí, de los vínculos feudales,pero se sometió a otros vínculos, los que creó la economía capitalista: el capital, el dinero.
El hombre moderno no es ya el siervo de una "ilusión divina", pero es ahora el siervo de otro ente, más real que un
Dios, y más frío y más despiadado que aquella ilusión: el capital, el interés .
Reparamos aquí en la grave ilusión del antropocentrismoburgués: cree liberar al hombre y lo que hace es encadenarlonuevamente.
Todo esto es explicable si se considera la naturaleza de laeconomía capitalista que ya analizamos al comenzar esta se
gunda parte, economía que está edificada no sobre la base de lasatisfacción de las necesidades humanas, sino sobre la base delacrecentamiento sin fin del capital, verdadero centro y eje de lasedicente sociedad "libre y humana" de la burguesía.
Como decíamos, sin embargo, esta concepción ilusoria dela realidad, sirvió de palanca a la burguesía en su acción histórica. Su pensamiento mecanicista sirvió de poderoso instrumento para la Revolución Industrial de los siglos XVITI y XD£. Loaadelantos científicos que esa modalidad del pensar posibilitó,fueron requeridos por las necesidades de la burguesía y aprovechados por ella pana construir y mejorar sus medios técnicos deproducción, aumentando así su lucro y acelerando el acrecentamiento del capital.
Por otra parte, la altanería racionalista de la ideología burguesa, fué un resorte eficaz e indispensable para poder desvincular al hombre de los lazos feudales que estorbaban el crecimiento y desarrollo de las fuerzas productivas.
Tan falsos e ilusorios como los supuestos generales comen
tados, del pensamiento burgués, son sus principios políticos.Es falso que la sociedad esté compuesta de individuos que
nacen libres e iguales entre sí y provistos de derechos inaliena-
SS8"* .,~T^ falso Ponlue desde lueg°. nacen prisioneros del
status de la clase social a que pertenecen. Es muy difícil queen las condiciones concretas de la vida real logren superar éstasituación. "El funcionamiento mismo de la economía capitalistasolo permite, como advertimos más adelante, que un número ínfimo de desposeídos llegue a ser propietario. Se puede decir porel contrario, que está en fe esencia del régimen capitalista elque la gran mayoría de los hombres nazca en tales condicionesde pobreza que los obliguen a vender su trabajo a los propietarios en un precio que, por lo menos, asegure a estos últimos susituación de clase y que mantenga a los primeros en su carácter de desposeídos. Nacen, pues, los unos ricos y los otros po-
bres. Lo que viene a significar que la vida de los unos no seráigual a la de los otros. Esto implica que tampoco existe la llamada igualdad de posibilidades. La desigualdad social que en
traña la situación diferente en que se encuentran los hombresdebido a su relación con la propiedad, es causa, en primer lugar,de que no exista para la mayoría, libertad, tino obligación devivir en determinada forma; y es causa, en segundo lugar, deque la igualdad de derecho en que los considera la legalidad bur
guesa, sea en el fondo, una profunda injusticia que prescindede las peculiaridades individuales y de las situaciones de hecho
que en el régimen capitalista distinguen a propietarios de des
poseídos, situación que no tiene nada que ver con las diferencias
naturales de los hombres. De esto se infiere que la "igualdad de ■
derecho" es, en substancia, un medio para poder regularizar yestablecer el régimen de explotación capitalista. El contrato de
trabajo, su máxima expresión jurídica, es concebido como tal,a través de esta ficción de la igualdad de todos los hombres. Como se ve, la ideología política burguesa, sirve directamente co
mo agente del sistema capitalista, en su realización práctica, pormedio del derecho burgués, el que descansa en esos supuestos.
La imagen abstracta y desfigurada del hombre que tiene el
pensamiento burgués, nace en el fondo de la ficción de consi
derarlo sólo como un centro de imputación de actos que tienen
por objeto un contenido económico. La rica individualidad' hu
mana, su existencia concreta, con sus necesidades, limitaciones
y matices, es despojada de toda otra cualidad que no sea su
presunta actuación en pos de lucro y la ganancia,
Y esto, sólo es cierto en relación con los capitalistas, y en
cuanto actúen como tales. Para ellos rige la fórmula de circu
lación D-M-D. Pero, para la gran mayoría de los hombres, la
circulación continúa revistiendo la modalidad M-D-M. El obrero
Inicia el circuito con su fuerza de trabajo como mercancía, la
convierte en dinero, vendiéndola, y luego convierte el dinero en
presunta actuación en pos del lucro y la ganancia.
El objeto de la actividad de los obreros, y en general de to
dos los hombres que no sean capitalistas, es un aumento del va
lor de uso "Es, por lo tanto, enteramente erróneo describir al
obrero como dominado por el móvil de la ganancia o imaginar
que comparte el deseo del capitalista de apropiarse mas y mas
riqueza en abstracto. El obrero es estimulado por un deseo de
valores de uso, y lo que parece ser"acumulación en los obre
ros tiene poco de común con la acumulación del capitalista. Pro-
aflueñcia de valores de uso para sí y para sufamilia
■
no sea ya vendible. La diferencia
re el capitalista y el obrero no tie-
ver con la "naturaleza humana".
uaTdo u fuer a de tribai, no sea ya vendible La diferencia
S conducta y de motivos entre el capitalista y el obrero no tie-
íe ñor supuesto, nada que ver con la "naturaleza ..— .
Sjvtene de la diferencia entre D-M-D y M-D-M, es decir, de las
cireuSancií objetivas diferentes en que cada uno esta coló-
^TodTesto significa que, en realidad,los hombres iguales en
_1HS-
naUdad realizando sus aspiraciones, son sólo los burgueses, ios
•^S eSTsuSte del normal funciónamiento de las
actividades de los hombres, resulta ser asi, solo el bien común
de fe buSiesía como clase. Lo que no significa que tal orden
Scihaya^ido perjudicial, en absoluto, para el progresivo
SS^ *T¿diad, sino tan sólo, que ese orden produce
direSnente sus beneficios para la burguesía, quedandoal mar-
gen de ellos la gran masa de desposeídos
Es interesante anotar que esta parcelación de fesoledad
humana era admitida como Ja cosa mas natural del_
mundo por
elevamiento burgués en sus primeras etapasEl "pueblo era
fe burguesía, sólo los propietarios eran ciudadanos, la masa
obrera era considerada como un lastresocial a fe que no se con-
Sa portadora de derechos (97). Aún la^lavitud
como se
sabe, existía en los mismos países donde se había proclamado
solemnemente los "Derechos delHombre .
La libertad era considerada como un atributo de la propie
dad; los que carecían de esta última no teman derecho a la
primera. ,, ,
« ;»**-=
Fué posteriormente, y debido a la presión de fes masas y
de sectores .pequeño burgueses, que fe burguesía se vio obliga
da a reconocer hasta sus últimas consecuenciassu teoría de los
derechos individuales, cuya aplicación ella restringió en sus co
mienzos a su propia clase. La historia política europea del siglo
pasado así nos lo demuestra claramente. Y ello se explica por
la razón que dimos anteriormente:el esquema que fe burguesía
se había forjado de la sociedad fué hecho a imagen y semejan
za suya, con preterición absoluta de las masas populares, sus
modalidades de vida y sus intereses.
■De aquí resulta el por qué transplantadas la igualdad y la
libertad a todos los miembros de fe sociedad se convierten ellas
en una burda mixtificación en cuanto se atribuyen a los despo
seídos. El único acto de estos últimos en el que se expresa esta
situación, el contrato libre de trabajo, evidencia cómo se trans
forma la libertad burguesa para los obreros, en obligación su
ya de aceptar sus condiciones, es decir, cómo para el proletariado 1a libertad de que dispone fe buiíguesta deviene para él en
privación de fe libertad, ¡y cómo la igualdad formal en que la
ley considera a burgueses y proletarios, se convierte en unvelo
para ocultar la desigualdad de hecho en que se encuentran ba
jo las condiciones de fe sociedad actual.
Si el concepto del bien común social en la teoría burguesa
responde en substancia a su interés de clase, ya que sólo enella
se realizan los supuestos que la teoría atribuye a todos los hom
bres, resulta que la voluntad política que tiende a ese bien no
es otra cosa que la voluntad que traduce el interés de la bur
guesía .
La sociedad, como un todo, según ya lo discutimos, no tiene
voluntad política. Esta sólo es atribuible a las diferentes cla
ses con intereses propios y progresivos en algún momento del
desarrollo social.
No se puede, en consecuencia, determinar la voluntad polí-
(.97) Ver "Humanismo Burgués y Humanismo Proletario", de A. Punce.
— 117 —
tica unitaria de una sociedad por complicado e ingenioso que
sea el mecanismo ideado.
La mayoría de las opiniones surgidas en un comicio electo
ral no es, como tal mayoría, ninguna manifestación de conte
nido político. La mayoría no tiene voluntad política como tal
mayoría .
Ahora, como la mayoría efectiva de los sufragios que se
produce en los estados liberales, es el producto de factores co
mo la intensidad de propaganda, la demagogia o el cohecho, re
sulta que en la práctica las elecciones en que se supone mani
fiesta fe voluntad nacional, son expresión de los sectores socia
les con mayor influencia y poder electoral, hechos éstos que,
dada las condiciones de existencia en una sociedad capitalista,están bajo control de los sectores directa o indirectamente vin
culados al orden social existente, la generalidad de las veces.
Decimos la "generalidad de las veces" porque puede producirse y se ha producido, sdbre todo en la actualidad, con cierta
frecuencia, el hecho que la influencia electoral de fe clase obre
ra llegue a ser mayor que la de la clase capitalista.
Cuando esto ocurre, es porque, precisamente, el sistema po
lítico liberal no funciona de acuerdo con sus supuestos teóricos.
La influencia electoral de ia citase obrera se consigue en gran
parte, gracias a su organización sindical, organización y asocia
ción ésta, que no calza con la estructura formal del Estado li
beral burgués, ya que para su teoríaestas asociaciones coartan
y limitan "la libertad de los ciudadanos". No olvidemos que los
postulados de la Revolución Francesa expresados en fe Decla
ración de Derechos, una de las cartas más demostrativas del
pensamiento burgués, considera al derecho de asociación como
un factor desorganizador del libre juego de opiniones y del li
bre ejercicio de las actividades privadas.Por otra parte, la determinante influencia electoral obre
ra se debe también a su organización política en función de fe
destrucción del régimen capitalista, factor este tambienjajeno«
incongruente con la estructura formal del Estado hberal el
cual en su esencia, no admie en su interior ni puede admitir ac
tividad alguna destinada a subvertir el ordensocial del cual es
~°£3SFá?E£i qne la organización■
-f«-M¡*tica obrera puede alcanzar en el campo
electoral, son conquista
dos a rísaVdel régimen político liberal y mercedaun^jn
que por su contenido y propósito escapa y niega a ios supuestos
m¡SmiS £ consones ** antecedente desprende el ca-
rácter drficción mixtificadora de fe noción;de voluntad polí-
Sfpopular o soberanía popufer, comose le llama comente-
meDHov ñor hoy no significa ningunanovedad en el campo de
noy por uuy "«6 .
bancarrota de la noción de so-
!f ^-rfamPl ce^troTS peSSES político liberal bui-berama como centro y eje w ^ tendencias coinciden en
gues.Teor.cosde la mas eno
°^ f otetante lo CMl,
%jS£á> prSdl endsu orStUn'a b casi totalidad de
SESSSÍT», declaraba:
.■Deslí ha» mS^e treinta años que escribosobre aspectos fl-
— US —
losóficos y me he representado siempre 1a soberanía nacional
como una mixtificación opresiva y ia igualdad, como una inno
ble mentira" (98) .
En el siglo, ha sido León Diguit quien desde el campo de la
ciencia política, oficial y universitaria, ha quebrado lanzas con
mayor denuedo en contra de fe teoría de la soberanía. Concibe a
ésta, el autor referido, como un hecho social distinto de ía so
beranía misma, en cuanto fenómeno sociológico. A esta última
fe define como "1a diferenciación producida espontáneamente en
un grupo social dado entre los débiles y los fuertes", o como
un "hecho simple e irreductible: la distinción positiva entre go
bernantes y gobernados; la posibilidad de unos de dar a loa
ntrof ("írdí?iiv?s sancionadas por la coacción material, monopolizada ésta por cierto grupo social".
A fe ley o regla social fe define Duguit como "el poder para los individuos que detentan la fuerza de organizar una reac
ción social para los que violan esta regla" (99).
Para Duguit no hay tal personalidad del pueblo soberano;
éste es un artificio de la misma naturaleza que lo es el alma para la Psicología clásica.
Como se ve, la tesis general del autor en referencia, coincide en cierto aspecto con fe marxista al poner en evidencia lo
absurdo de fe teoría de 5a soberanía popular, y al explicarse al
Estado como el producto de la escisión1 de la sociedad 'en gru
pos, uno de los cuales hace uso del derecho como medio de im
poner a los otros su voluntad.
Pero no entra Duguit a analizar en qué consiste esa vo
luntad y no advierte que ella no es otra cosa que fe proteccióndel interés de alguna clase social. "En todos los grupos sociales
—afirma Duguit— que se califican de Estados, desde los más
primitivos y simples hasta los más civilizados y complejos, seencuentra siempre un hecho único : individuos más fuertes quequieren y pueden imponer su voluntad a otros. Esta fuerza no
ha sido puramente natural, sino ya religiosa, ya moral, ya in
telectual, y esto, muy a menudo fuerza económica. Últimamenteha sido la fuerza del" número".
Al no analizar Duguit el objetivo concreto de la voluntaddel grupo gobernante, expresada en su derecho y en su acción,Tiilta d snstrsto r-ovrf. Cañista nnc define v condiciona la política y se pierde en 1a descripción de las diferentes clases defuerzas que sirven para poder mantener uní orden social, y quesólo pueden ser suficientemente comprendidas, si se llega a descubrir el sujeto atributivo de la voluntad políica : las clases so-
cíales que en algún periodo de su historia han cumplido un papel progresivo en el desarrollo de la sociedad.
1) Augusto Coróte. "Systéme de Polítique Positive", Apéndice, pfa 113;cit. por León Duguit. -Traite de Droit Constituiowiel", t. I. p*¡. 43B.
') Lee-n Duguit, "Traite ae Droit Constitutionnel", t. I, pág 500
capitulo m
LA CRISIS DEL CAPITALISMO
Las formas jurídicas y políticas del capitalismo, fueron las
condiciones que posibilitaron su funcionamiento como sistema
económico. Ellas permitieron la liberación de la energía huma
na de los vínculos del feudalismo y la colocaron a disposición1 delnuevo y revolucionario motor de la actividad social: el lucro
personal como fin de fe producción al servicio del proceso de
acrecentamiento del capitel.Decimos que sólo fes condiciones para mi mayor bienestar
humano han sido creadas por el capitalismo, porque un análisis
de su funcionamiento nos revela (100) :
A) Que la energía productiva en el capitalismo no se uti
liza directamente a satisfacer necesidades reales sino a satisfa
cer al mercado monetario, mercado en que la demanda no ex
presa las necesidades concretas de la población, sino las de
aquellos individuos que tienen una mayor capacidad de compra,
B) Que periódicamente se producen en su seno crisis do
sobreproducción durante las cuales se dispone en exceso, con re
lación al mercado monetario, de mercancías de diferente índo
le, incluso alimentos y artículos de primera necesidad, que son
violentamente requeridos por las masas pauperizadas y que,
ello no obstante, tienen que ser destruidos debido a que, esas
necesidades no hayan traducción en el mercado monetario. De
n¿hi que i\1:;í\:-,os hs;■
■
■|:~¡' -r.\ ;■•■ las c¡-: ::s cíij)it.íi;istss :omo pe
ríodos de abundancia en medio de la escasez.
C) Que también, periódicamente, se generan gigantescas
ce^anüa' ¡- : 'e ^ rme conducen a la miseria a millones de
hombres, no obstante existir, tanto los medios económicos y
técnicos para producir mercancías, como también, fe necesidad
de adquirirlas por las masas populares.
D) Que sólo un porcentaje que oscila entre el veinte por
ciento y el ochenta por cientode los recursos productivos de un
país capitalista son aprovechados por él, a pesar de V*J*?*en su seno un creciente aumento de las necesidades reales de la
Doblación de toda clase de artículos.*„/,,„ -.¿„^
Es así como en los EE. UU., por ejemplo os estudios ,ec-
nicos han demostrado que fes fuerzas P^g™¿™™^en pleno funcionamiento bastarían para satisfacer
fes necesida
r~~, ™,„r .^n™ -> har-er nresente ,riue este análisis se realiza en un
,io°'
is¿"s.i.cS: r: .i»»». « »»•»'" °¡£f'^KcMeitales provenientes de iln lactcres ojie aller.nl. H». grue-
.¡ 1-' -roce» social, faetore. que .0- importante, y decimos ., ,.
-lí're ¡«mular oo.icione, y «Mudes prácticas, pero de loa nue no.-
S preacindimoa en nuestra reflexión teórica, por las monea ano
tadas en la Introducción.
— 120 —
des esenciales de toda la población, multiplicando varias veces
el actual standard de vida del 80% de ella que hoy vive en con
diciones más o menos desmedradas (101). No debe pensarse
que esta situación es privativa de los EE. UU. En Inglaterra,I03 estudios del profesor Lawrence indican que, en el período de
ante guerra sólo se utilizaba el 60% de la energía potencial dela nación. Si pensamos que el empleo con fines de uso de la ca
pacidad económica de la población ocupa el total de los recur
sos productivos, vemos que por solo este capítulo, casi se du
plicaría fe renta nacional inglesa, si se utilizara integralmentesu recurso productivo.
E) Que 1a gran mayoría de la población de los países ca
pitalistas vive en precarias condiciones de vida, existiendo, ma
terialmente, los recursos para liquidar tal situación."
F) Que fe gran mayoría de la población vive en perma
nente inseguridad con respecto a su futuro y a sus posibilidadesde subsistir económicamente, y en dependencia de factores
completamente ajenos a ella, como las crisis, desempleos, guerras, y aún, frente a las contingencias naturales de su propiavida, como invalidez, enfermedad, vejez, etc.
G) Que dentro del sistema capitalista se producen espo
rádicamente conflictos bélicos de carácter universal que sumeu
a pueblos y continentes en desesperada y angustiosa situación.
Todos los hechos anotados ponen en evidencia que el siste
ma capitalista, en general, ha hecho crisis, ya que a su influen
cia no se escapa ningún sector del mundo, por aislado que se
encuentre, y que ya ha cumplido su misión histórica al aumen
tar en grado sumo ia productividad del trabajo humano, no sirviendo ya de molde para contener a la nueva humanidad queél mismo ha contribuido a crear. "La sociedad burguesa moderna, qué ha revolucionado las condiciones de fe propiedad, y queha hecho surgir medios colosales de producción y de cambio,
semeja al mago que conjura a los poderes de las tinieblas, peroque no puede dominarlos ni librarse de ellos cuando aparecen.La historia de las manufacturas y del comercio ha sido, durantemuchos años, fe historia de fes rebeliones de 1a potencia productiva moderna y contra el sistema Industrial moderno y con
tra las condiciones modernas de la propiedad, que son vitalesno sólo para la preponderancia de la burguesía, sino para gil
misma existencia" (102).En el fondo la crisis del capitalismo no es sino la expresión
de 1a bancarrota del régimen de producción basado en la propiedad privada del capital, con fin de lucro.
El análisis teórico del proceso mismo de esta crisis no nos
corresponde efectuar a nosotros. Su esclarecimiento ha sido ob
jeto del máximo esfuerzo por el marxismo y constituye el principal aporte de esta teoría a la historia del pensamiento y de
la actividad humana.
(101)
C102)
t.-/¡- h-.r. '.tv.:, ■?.:■:■.<■■
,:: !;> cm-iKnvi de "!:;vtsi.i'.>adO!, Nacional de laCapacidad Potencial de Producción", ordenada efectuar por el Gobierno a-nericano en 1924. cada familia de cuatro personas podría disponer de una renta de 4.400 dólares anuales, si se utilizara racionalmente la energía productora de su país. Tal resultado no se obtiene dividiendo la renta nación;!] por familia, sino que es fruto de un estudio
sobre la máxima utilización de los medios de producción existentescon miras a satisfacer las "necesidades reales de la población
Marx y Engels, "Manifiesto Comunista", págs. 13 y 14.
CAPITULO IV
EL SOCIALISMO
1 .—El Socianamo como respuesta de la sociedad a la crista
capitalista.
Las contradicciones apuntadas que se producen en el se
no de fe sociedad capitalista en fe última etapa de su desarrollo,
engendran objetivamente la necesidad, social de superarías, de
reajustar el orden social en una forma que suprima esas defi
ciencias orgánicas suyas.La causa íntima y profunda que origina esta crisis es la
contradicción existente entre el carácter social y colectivo de la
producción y de las fuerzas productivas —fábricas, usinas y
capital en íieneral— , y la forma privada e individua! de la apro
piación, involucrada y sostenida esta forma de apropiación por
el sistema de la propiedad privada de los medios de producción.Las relaciones burguesas de producción y de apropiación
impiden por una parte, la utilización integral de las fuerzas pro
ductivas con miras a satisfacer las necesidades humanas, y por
otra, obstaculizan su desarrollo y crecimiento, sometiendo al
mundo moderno a las peligrosas contingencias señaladas en el
Capítulo anterior.
Se impone, entonces, fe necesidad de poner acorde el siste
ma de las relaciones de producción con fe naturaleza de las
fuerzas productivas y de las condiciones sociales, en general,
gestadas en su seno. Las relaciones burguesas de producción y
apropiación están involucradas, como dijimos, en la forma bur
guesa de propiedad. Para cambiarlas, pues, por un sistema de
relaciones de producción y apropiación congruentes con el ca
rácter social de las fuerzas productivas, se precisa fe socializa
ción de fe propiedad sobre dichos medios. Este acto constituye
el contenido de fe Revolución Socialista. Esto significa el desa
parecimiento del régimen de salariado o sea, de la explotación
del hombre y. a fe vez. la posibilidad de utilizar las fuerzas pro
ductoras en" función de 1a satisfacción de las necesidades so
ciales.
Las implicancias que en todas las esferas de la vida social
tiene el sistema de relaciones de producción socialistas, basado
en fe propiedad colectiva del capital, como medio para conseguiruna producción planificada con fines de uso en una sociedad
sin clases, son de la más profunda y variada índole,
— 122 —
Las implicancias de carácter político, o sea las relativas al
Estado, y que son las que particularmente nos interesan, serán
tratadas en los próximos capítulos. Aquí queremos reparar enfe nota general y distintiva de colectivismo en contraposición al
sistema capitalista.En este último, el eje del movimiento social radica en el
desarrollo y acrecentamiento del capital. El hombre concreto yreal aparece subordinado al inundo de las cosas, de fes mercan
cías y de los productos, que se desenvuelve y funciona de acuer
do con sus propias leyes estadísticas que el hombre no puedecontrolar. La anarquía de la producción, síntoma de fe negativi-dad del régimen capitalista, expresa el dominio que en este sis
tema tiene, el producto sobre el productor, el cual mira al mun
do económico como un ser ajeno a él, transcendente y despia
dado, que esporádicamente !b arrastra a las más desesperadas
situaciones, no obstante ser ese mundo económico, creación
Buya.Ni aún la propia burguesía se escapa a estas consecuencias.
Ella también teme y sufre los vaivenes del movimiento autó
nomo de las riquezas que la precipitan periódicamenten en cri
sis y en guerras de gigantescas proporciones.El socialismo significa, por el contrario, el sometimiento y
el control de la sociedad por el hombre, significa el reajuste del
sistema social en función del hombre y de sus necesidades. Des
aparece ya la fórmula capitalista de 1a circulación D-M-D paraser reemplazada por otra, que parte de las necesidades humanas
como fundamento, y que aprovecha luego los recursos productores para satisfacerlas consciente e integralmente.
El socialismo significa, pues, fe reivindicación de la socie
dad por el hombre, fe sujeción a su servicio de 1a economía y
de toda la actividad social.
2.—La clase obrera como agente del socialismo.
La necesidad interna que experimenta la sociedad capitalista de transformarse en sociedad socialista, implica una con
tradicción, una oposición interna en el seno de la sociedad.
La burguesía, como clase expresiva del orden social capitalista, se encuentra objetivamente interesada en la mantenciónde fe- superestructura jurídico-política en que aquél descansa.El interés por destruir esa superestructura jurídico-política radica, objetivamente, en fe clase obrera, que es fe clase que siente y experimenta directamente 1a necesidad el transformar el
régimen capitalista en su provecho.La sociedad capitalista no se transforma en socialista por
intervención de un agente externo a ella, o por un proceso es
pontáneo de auto conversión, sino a través de una lucha interna por la destrucción de las relaciones de producción capitalistas, es decir, a través de la lucha de clases en su seno.
La necesidad lógica de destruir el régimen capitalista existente, plantea a su vez fe necesidad lógica y objetiva de una lucha de la clase obrera por aquella destrucción.
La sociedad capitalista, puede decirse, ha creado por una
parte, las condiciones objetivas para una humanización de la so
ciedad, a través del desarrollo de las fuerzas productivas, pero
— 123 —
ha creado simultáneamente, también, una clase social, la clase
obrera que, por su propia naturaleza, va siendo cada vez más,fe negación misma del hombre humanizado.
La sociedad capitalista crea, de esta manera, naturalmen
te, su negación: el interés objetivo de la clase obrera por des
truirla, con el fin de apropiarse de fe riqueza que ella misma ha
creado y que sólo le ha servido, no de medio para afirmar y
acrecentar su existencia, sino, todo lo contrario, de medio para
que la burguesía pueda comprar su trabajo, su actividad, su
"humanidad", con provecho suyo.
Como la sociedad en su conjunto, no tiene conciencia y en
consecuencia, tampoco voluntad, la necesidad social que existe
de destruir el régimen capitalista para reemplazarlo por el so
cialista, no tendría ninguna virtualidad si no existiera una clase
social interesada objetivamente en realizar esa transformación.
En otras palabras, la Revolución Socialista no se produciría pornecesaria que fuese, si no existiese un agente histórico intere
sado en promoverla y que sirviese de sujeto a fe voluntad de
realizarla. Agente y sujeto que es la clase obrera en su acción
socialista revolucionaria.
El interés de la clase obrera por la Revolución Socialista,
es confunde, pues, con el interés progresivo de la sociedad en
superarse. La clase obrera es quien interpreta la necesidad so
cial de transformar el régimen capitalista. No puede ella eman
ciparse sin emancipar, al mismo tiempo, a la sociedad toda del
sistema capitalista.La Revolución Socialista es, pues, la Revolución Obrera, y
el socialismo, el movimiento político de fe clase obrera.
3.—El marxismo como teoría del socialismo y del movi
miento obrero revoluoonalrio.
Para que la necesidad objetiva de la clase obrera en libe
rarse se traduzca en una acción revolucionaria, para que el "mo
mento objetivo" se traduzca en una acción subjetiva es preciso
que fe clase obrera adquiera conciencia de esa necesidad, en primer lugar, y de 1a función y de la tarea que le corresponde cum
plir, en segundo lugar. En' otras palabras, es preciso que la cla
se obrera adquiera "conciencia de clase", y fe adquiera a tra
vés de la comprensión teórica de su misión histórica, a través
del socialismo como sistema del pensamiento revolucionario, a
través del marxismo, como "ciencia del proletariado" (Stalin).
La ciencia, hasta fe aparición del marxismo, se había desa
rrollado principalmente, en su aspecto de ciencia de la natura
leza física y' biológica. La sociedad, no había sido objeto de la
penetración teórica del hombre. Y ello, por razones explicables.No se necesitaba una ciencia de la sociedad para dirigirla y do
minarla. La burguesía no requería de ella. La sociedad capitalista se gobierna automáticamente por fes leyes estadísticas de
la libre concurrencia. Pero desde el momento en que este siste
ma de auto control social se trueca en un mecanismo insuficien
te e ineficaz, que amenaza destruir la civilización, surge la ne
cesidad de una "Teoría de fe Sociedad", que nos permita com-
nrenderla, para luego dirigirla y someterla a los libres designioshumanos .
— 124 —
El marxismo es fe respuesta a esa necesidad. El es un ins
trumento de comprensión de fe historia: ha descubierto el pa
pel que las clases sociales, sus intereses y sus luchas, tienen en
el devenir social. Consecuentemente ha señalado fe misión que
a ia clase obrera le corresponde desempeñar en la sociedad ac
tual, como clase interesada objetivamente en fe Revolución So
cialista, como agente de la transformación del régimen capitalista.
Las luchas de clases, hasta ahora, habían sido inconscien
tes medios del desarrollo social. Mas, ahora, el marxismo, ha he
cho que fe clase obrera adquiera conciencia de su papel revolu
cionario y le permite dirigir, entonces, conscientemente su ac
ción política. Por eso, la Lucha de Clases, entre proletariado y
burguesía es la lucha de clases por excelencia, la Lucha de Cla
ses con mayúsculas, 1a única lucha de clases emprendida cons
cientemente por una de ellas: el proletariado, provisto de una
conciencia teórica acerca de sí y de su función histórica, que no
otra cosa es el marxismo, que la teoría revolucionaria de la
clase obrera.
El marxismo es, pues, el "momento" teórico de la praxissocial y al mismo tiempo fe suprema teoría de esa misma praxis,
Marx expresó este pensamiento fundamental suyo en su
famosa frase: "Los filósofos hasta ahora no han hecho otra
cosa que interpretar al mundo, ahora les corresponde transformarlo". Lenin lo confirma con su no menos conocido aforismo:"Sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria" (103).
De ahí por qué Mondolfo, con justa razón, propon© para el
marxismo la denominación de teoría crítico-práctica de la his
toria, expresión que denota el rasgo característico de su pensamiento que acabamos de comentar.
El marxismo, de acuerdo con lo anterior, no debe ser con-
(103) "En esta antinomia la burguesía es la tesis, el proletariado la antí
tesis: de manera que el proletariado es la clase capaz de superar la
antinomia, es el momento dialéctico que debe crear ia síntesis, es la
palanca de la revolución liberadora que sobrepasará, que superará lacontradicción 'fundando la sociedad sin clases; pero para precipitar ydirigir esta solución necesaria es indispensable que el proletariado
J
1 existencia de clase y de su papel histórico—
e pase del ser en sí a la concien-
Rene Maublanc, ób. cit., pág. 81.
"Cuando el proletariado, por medio de la lucha de clases, cambiaju posición en la sociedad y, por tanto, toda su estructura social, alconocer ese cambio de la situación social, es. decir, de sí mismo, seencuentra no sólo frente a un nuevo objeto de comprensión, sino quecambia su posición de sujeto cognoscente. La teoría sirve para proporcionar al proletariado la conciencia de su posición social es decirconisderarse a si mismo a la vez como objeto y sujeto en el procesosocial . (Lucfcáes, Geschichte und Klassenbewusstsein citado ñor KarlMannJieim. "Ideología y Utopia", pág. 112).
■
^
"La teoría revolucionaria es la generalización de las experienciasdel movimiento proletario en todos los países. Pierde naturalmente supropiacsencia si no entra en relación con la práctica revolucionaria.lo mismo que la práctica cam.na a tientas si no la ilumina la teoríarevolucionaria, pues el a sola puede dar confianza al movimiento servirle de guia, prestarle v,gor, y hacerle comprender las reladonesinternas que existen entre los acontecimientos, y sólo él ayuda en lapracnca a aclarar el proceso y la dirección de los movimientos £Clase en la actualidad y en próximo futuro"
Uosé Stalin, "Cuestiones del Leninismo", pág. J3)
— 125 —
stderado como un justificativo para que la clase obrera se eva
da de actuar frente a las condiciones reales y novedosas queen
cada momento crea el devenir social y se niegue a construir una
adecuada actitud frente a todos y a cada uno de los problemas
de la vida social, por menudos que ellos sean, para refugiarse
en, la contemplación estática y estéril de la "revolución socia
lista ideal".
Por el contrario, el marxismo debe servir de instrumento
para que la clase obreraafronte realistamente todas las contin
gencias de la vida social, y de garantía que frente a ella adopte
una actitud concreta en función de sus objetivos de clase, sin
caer tampoco en un menguado oportunismo practici3ta que pier
da de vista la línea langa del movimiento.
"El comunismo, dice Marx, no es para nosotros unacondi
ción que habrá de establecerse, ni un ideal al que habrá de aco
modare la realidad. Damos el nombre de comunismo al movi
miento wal que suprime las condiciones actuales.Las condicio
nes bajo las cuales procede ese movimiento son el resultado de
las que prevalecen ahora" (104) .
<1M> KaTl Marx, citado por Kart Maonbrim td**** T Ülflrf»", pte
CAPITULO V
INTERVENCIONISMO. CORPOKATIVISMO Y FASCISMO
1 .—Reacción burguesa frente a la crisis capitalista.
Planteada la lucha de clases, por el proletariado, en un
plano consciente y revolucionario se organizó a lo largo de la
segunda mitad del pasado siglo el movimiento obrero, en forma
de movimiento político socialista.
La organización social capitalista y su Estado democrático-
liberal se encontraron entonces ante dos grandes problemas,
para afrontar a los cuales,no contempla su estructura social
ni
bu pensamiento, ninguna solución acordecon ellos mismos: por
un lado la crisis cada vez más profunda de su sistema económi
co manifestada en la anarquía de la producción (1051 ; por otro
lado la presencia, cada vez mas combativa y poderosa, del so
cialismo revolucionario, que surgió de su interior con fuerza
«¡Tronadora y que pretende destruir la esencia misma del re
g,m<Las complicaciones que estoshechos produjeron y produ
cen en el funcionamiento típico del sistema económico y políti
co del capitalismo, son trascendentales.Ellas demuestran que no
adviene espontáneamente el "bien común" gracias al libre jub
ito de los intereses individuales, y que el movimientoobrero or-
¡aniinado sindical y políticamente, viene a ser una negación de
la forma mecánica e idílica con que la teoría políticaliberal pre
tendía que se gestara el Estado y se realizara su acción per
omitendo". .,
,
Las clases ligadas al orden social existente, que hasta la
primera guerra mundial conservabantodavía su optimismo res
pecto al funcionamiento y porvenir del sistema capitalista^co
menzaron a perderlo, producida aquella catástrofe (En Esta
dos Unidos se conservó ese estado de ánimo hasta la gran cri
áis del año 1929)., .
...„
La expansión creciente de los mercados yla penetración im
perialista en las colonias y seml colonias, quehabía logrado con
interioridad a 1914, disimular e impedir lasmanifestaciones de
ÜW> -u .«mal. de 1. producción, esto es, 1.J^'S^/VeíS.re, que decidim »uí4i,omairier.te lo que 4*1» imdnWT el
J«J°d, ,er un uní de prodúcelo» no con prerMl^soer.^ correr.-temente determinado., «no de lucro". IMeurtee D«6. Ecor.orr.1. Poll-
tícrn y Capitalismo, pftg. 83).
— 128 —
las crisis orgánicas del sistema, se vieron bruscamente conver
tidas en otras tantas causan de ¡trastornos oeucos enue potencias imperialistas entre si [y, entre las potencias coloniales y los
movimientos nacionales de liberación de los países dependientes.La burguesía empezó a perder la coiuianza en si musma
y en su "orden". La que antaño fuera una clast; pujante, pro
gresiva, confiada en los destinos del hombre, con le en las cien
cias, la razón y el progreso indefinido de la humanidad, se vio
de improviso presa de una angustia sombría por su poivemr. EJ
mundo que ella habia creado en función de la razón, de la cien
cia y del progreso, se mostraba díscolo, violentamente irracio
nal y anticientífico y amenazaba en una de sus horribles contra
dicciones económicas y bélicas, arrastrar a la humanidad a un
caos en el que el progreso, tan penosamente conquistado por
ella, podía ser definitivamente destruido.
tíe produjo, así, ia desintegración espiritual de la bm^ue-sia; ahora ya no cree en ia razón, én la ciencia y el progreso,
hoy se entrega a toda clase de irracionalismos, se convierte a
cualquiera religión, por más inverosímil que sea, cree en cual
quier mito, por más ilusorio y falaz que parezca.
En el" campo filosófico surgen ahora toda suerte de irra-
cionalismos, desde el pragmatismo de James, hasta el intuicio-
nismo de Bergson, pasando por las oscuras filosofías de la an
gustia, las tremebundas doctrinas que hacen la apología de la
guerra y de la violencia, que veneran la sangre y la raza, y las
que dirigen sus ojos hacia el ocultismo, la astrología, y las místicas practicas de oriente.
La causalidad ahora no existe, el mundo no puede ser co
nocido por el hombre, la técnica es una invención diabólica, y lacivilización moderna es una monstruosa desviación, que hay
que destruir luego si no queremos que ella nos aniquile a nos
otros.
Siente nostalgia la desintegrada burguesía contemporáneapor la vida pastoril y bucólica de los campesinos, añora y sueñacon una nueva Edad Media, se aferra a cualquiera cosa que le
dé fe, confianza, no ya en su porvenir en esta tierra, sino des
pués de la muerte, en la otra vida.
¡Qué diferencia entre esta burguesía decadente de hoy en
dia con la clase impetuosa y altiva de hace cien o doscientosaños atrás, la de Newton, Laplace y Robespierre!
En el campo político y de la actividad del Estado, esta nueva situación y característico estado de ánimo de la burguesía,halla su correspondientes traducción.
Entre las múltiples variedades de pensamiento y organización política, con que ella pretende afrontar las nuevas condiciones sociales, nos referiremos sólo a tres, en las que pretendemos incluir a las más interesantes, tanto por su significaciónteórica, como por su importancia práctica.
! 2.—El Intervencionismo.
La actitud que llamamos intervencionismo, es la más pobre en su contenido teórico pero, al mismo tiempo, la más so
corrida de las respuestas con que el Estado democrático liberalaborda la crisis social y política contemporánea.
— 129 —
El intervencionismo no implica ni supone un sistema cohc
rente de pensamientos que le sirva üe ideario. .No hay una IUo-
Botia del intervencionismo. Este no es sino el producto de la ac
ción esporádica y circunstancial dei Estado demo-liberal para
solucionar los problemas inmediatos que se le presentan.Los fines que se persigue con la intervención del Estado en
la vida económica podemos sintetizarlos en los siguientes:a) Elevar el standard de vida, y la seguridad social de las
clases que viven de un, sueldo o de un salario, por medio de na3
legislación del Trabajo que consulte las pertinentes medidas
sonre salarios, seguros sociales, asignaciones familiares, indem
nizaciones por accidentes, condiciones de trabajo, regulación de
precios, etcétera.
b) Elevar la productividad del trabajo de un país, y ace
lerar su industrialización mediante la llamada política de fo
mento a la producción: créditos, enseñanza técnica, creación de
nuevas industrias, etc.
•Esta segunda modalidad de la acción del Estado interven
cionista se desarrolla particularmente en los países de escasa
capitalización, y tiene por consiguiente, caracteres muy especia
les que la distinguen de la modalidad aludida en primer lugar.En efecto, la política de protección de los trabajadores y
que signamos cou la letra a) ,es producto, por una parte, de la
presión de las clases populares para conseguir mejores condicio
nes de vida, y por otra, de concesiones hechas por la clase ca
pitalista para afirmar su sistema social y evitar mayores tras
tornos que lo destruyan.La política de fomento a la producción es, por el contrario,
una actividad por la que el Estado coadyuva en el hecho a la
función capitalizadora, que históricamente le corresponde a la
burguesía. La circunstancia de que esta política de fomento es
tá inspirada en sólo propósitos le lucro capitalista o que per
siga conscientemente desarrollar la producción en función de la
satisfacción de las necesidades reales de un país, depende de la
medida en que el criterio político y económico socialista y la
presión de las organizaciones populares influya en su orienta
ción. En todo caso, una política de fomento a la producción, en
mayor o menor grado es objetivamente progresista e interesa a
los propósitos históricos de la clase obrera y al socialismo.
Lo que caracteriza esencialmente a las dos modalidades de
política intervencionista es que ésta no afecta las relaciones ca
pitalistas de producción, se mantiene siempre dentro de los
moldes clasistas, y no intenta su destrucción, aun cuando se
proponga "dirigir integralmente la economía de un país", pro
pósito que necesariamente tiene que frustrársete por no sercon
ciliables una adecuación integral de la economía a las necesida
des sociales, con las relaciones capitalistas de producción. Lo
que no obsta para que' las conquistas obtenidas mediante esta
política sirvan de punto de apoyo para conseguir mecidas más
revolucionarias en su contenido, como las nacionalizaciones y
otras de esta índole, que pueden ir condicionando la transfor
mación del. capitalismo en socialismo.
Desde el punto de vista de la teoría política, lo que carac
teriza al Estado interventor es que éste no realiza concepción
alguna racional y coherente de sí mismo. Es el mismo Estado
— 130 —
liberal el que entra a realizar las nuevas funciones, sin altera
ciones substanciales en su estructura. No existe una teoría política del Estado interventor, ni existe tampoco una estructura
propia e institucional del mismo.
Como en la construcción del Estado liberal no se encuen
tran los materiales .adecuados para servir de medios a las nue
vas funciones sociales y económicas que las circunstancias exi
gen del Poder Político, resulta que es necesario "parchar su es
tructura" y crear dentro de su mecanismo interno, reparticiones destinadas a efectuar dichas tareas, ya sea dentro del poder ejecutivo, en forma de ministerios y oficinas, ya sea como
instituciones semi autónomas, como las llamadas semi fiscales
que tienen a su cargo tareas específicas, pero con cierta dependencia del poder ejecutivo.
Las clásicas asambleas parlamentarías se ven cada día, así,más al margen de la nueva actividad estatal. Y como la agitación "política" gira, en gran parte, alrededor de las luchas eleccionarias para elegirlas, resulta que se produce, en último tér
mino, un divorcio entre la función del Estado mediante la cual
interviene en el mundo económico, y la actividad tradicional-
mente "política" que se orienta casi en sü totalidad en función
de la generación de los clásicos poderes del Estado.Se crea, de esta manera, en forma más o menos desorde
nada y al margen de las instituciones tradicionales del Estado,un complicado mecanismo de instituciones semi autónomas de
acción económico-social que escapan a un control organizado yconsciente de parte del Estado y de los poderes en que se tra
duce la lucha electoral y partidista.Para poder armonizar la actividad de los Poderes Públicos
y la de las referidas instituciones se han ideado, dentro de los
marcos del Estado liberal, varios procedimientos. Nos referiremos a los dos principales:
El primero consiste en asesorar a las comisiones parlamentarias, en que se dividen las Cámaras para el estudio de lasmaterias sometidas a su consideración, con elementos técnicos
y representativos de la actividad económica del país.El otro procedimiento consiste en crear un Consejo de Eco
nomía Nacional, en el que los referidos elementos técnicos yeconómicos, estén representados, para que ejerza una funciónrectora sobre toda la actividad económica social del Estado.
Prescindiendo de las corruptelas y prácticas viciosas que en
los Estados demo-liberales modernos dificultan todo intento de
organizar sistemáticamente el aparato clásico del Estado con lasinstituciones de acción económico-social, podemos encontrar unarazón de fondo que impide que las medidas señaladas más adelante y otras semejantes, sean verdaderamente eficaces.
Como dentro del mecanismo del Estado liberal, la soberaníareside en el pueblo y se expresa mediante el sufragio universal,resulta que si no se quiere abandonar aquel sistema, todas lascomisiones técnicas asesoras de las Cámaras y los Consejos deEconomía, sólo pueden llegar a tener un papel meramente con
sultivo y en definitiva secundario en la orientación de una política definida de los Poderes del Estado, ya que la facultad de"decisión", lo compete sólo, en el sistema liberal, a los órganosrepresentativos de la "voluntad popular". Lo que no obsta para
— 131 —
que en el hecho tales órganos poco o nada se preocupen de
abordar semejante tarea.Esto quiere decir que no serár el criterio del organismo téc
nico consultivo el que prevalecerá en último término, sino el de
las fuerzas y "conminaciones políticas" con mayor influencia en
el poder legislativo, lo que significa quitarle toda efectividad
a la labor de las referidas comisiones o consejos en la dirección
de la economía de un país.Cabe entonces concluir que los intentos para organizar la
política económico-social en un Estado liberal mediante la in
tervención decisiva de los parlamentos, no obstante los conse
jos o comisiones que pudieran asesorarle, no pueden corregir las
deficiencias y desarmonías que ha producido en la vida econó
mica de los países, la intervención esporádica de las diferentes
reparticiones e instituciones creadas accidentalmente para di
rigirlas .
Esto quiere decir que dada la estructura del Estado deme-
Uberal, éste es incapaz de asimilar orgánicamente y de contener
en su seno las nuevas funciones de intervención en la vida eco
nómica de un país que las exigencias sociales le han impuestorealizar .
Significa lo anterior que toda la política económica desa
rrollada por un Estado liberal es absolutamente ineficaz y que
no cabe por su intermedio realizar una política eficiente y pro
gresista? No. En la medida que en el seno de las mismas insti
tuciones liberales, en el ejecutivo y en el parlamento, así como
en el resto de las instituciones exista y prime un criterio socia
lista organizado, en la medida en que la acción de esos organis
mos esté conscientemente inspirada en la transformación orgá
nica de la sociedad, en esa misma medida, la intervención en la
economía ejercida por un Estado liberal puede y debe constituir
un punto de apoyo para nuevas y más penetrantes conquistas
y llegar a significar una fase de la lucha integral por la trans
formación del régimen capitalista en socialista.
En la medida en que el Estado pase a ser un instrumento
del interés de la clase obrera, por la naturaleza de su acción ob
jetivamente revolucionaria, en esa misma medida deja de ser
ya expresión de la "voluntad soberana de la nación" para deve
nir instrumento de la voluntad de la clase obrera (106). Toda
la organización liberal clásica y sus instituciones parlamentarias
pueden llegar a ser, así, una caparazón artificial y mixtificado
ra que debe ser destruida y reemplazada por una nueva organi
zación del Estado que conscientemente se defina como instru
mento de la clase obrera y que adecúe a ésta su función, su es
tructura y su organización interna.
Esto quiere decir que la intervención del movimiento socia
lista en la política económica de un Estado liberal para "solu
cionar" sus "problemas", aislada y esporádicamente, sin más
mira que el resultado inmediato, sin perspectiva revolucionaria
(106) "...cuando el Estado refleja, según la expresión del opúsculo sobre
Feuerbach. "todas las Jiecesldades de la sociedad civil", éste no es el
instrumento de la clase que tiene el dominio económico: es el , reflejo
fie las necesidades de las distintas clases, en la medida en que éstas
logren hacer valer su propia voluntad, y íuerza". (Hodolío Mondolfo,
"El MaterUliano Histórico en Federico Engels". pág. 303).
— 132 —
en sil acción, y sin comprenderla como "momento" en eí proceso de integral transformación social, es sólo un oportunismo
menguado que no tiene de socialista sino el nombre, y que ob
jetivamente significa una traición a la misión revolucionaria del
proletariado.Una intervención estatal en ia economía dirigida conforme
lo exige la voluntad política de la cíase trabajadora es más queuna simple intervención, significa en realidad una planificaciónde la economía de acuerdo con los objetivos políticos que le in
teresan como clase. Esta planificación no persigue sólo organizar la economía por organizaría, sino hacerlo desde un punto de
vista revolucionario que ve en la planificación un medio paia
poder transformar la estructura económica' del sistema. Una in
tervención planificadora de esta naturaleza es cualitativamente
diferente de la simple acción esporádica y circunstancial del Es
tado liberal para afrontar accidentales contingencias; una in
tervención de esta especie es un "momento" en el proceso revo
lucionario, una posición conquistada en la batalla por el Socia
lismo.
3.—El Corporativifimo,
No ha escapado a los teóricos de ia política en los medioi
vinculados al orden capitalista la impotencia orgánica del Estado liberal para ejercer funciones de planificación e intervenciónen el desarrollo económico de la sociedad.
Los teóricos han reparado en que un Estado construido so
bre el supuesto de que el bienestar común surge automáticamente del libre ejercicio de la actividad económica privada, nopuede sin contradecirse consigo mismo, realizar una política económica que limite la libertad de los individuos y que pretendainconscientemente imponer por ese modo un orden, no ya es
pontáneamente producido, sino directamente querido y realizado por la voluntad del poder político.
lía liegado la teoría política de esos sectores, a decantaiel concepto, objetivamente correcto por lo demás, que un Estado activo en lo económico -social y que pretenda influir y determinar en ese plano, no puede consecuentemente estar basado enel supuesto de un "pueblo" como conjunto indiferénciado de individuos en quienes se omite totalmente su calidad económicay funcional en la sociedad.
El Estado demo-liberal no ha sido concebido como idea, nirealizado como institución, para intervenir, orientar y dirigir laeconomía. La crisis política contemporánea no es sino el resultado de la yuxtaposición accidental dentro del Estado demo-liberal, de órganos que ejercen esa función.
De aquí nace la necesidad de idear un nuevo tipo de Estado que en su conformación interna sea capaz de cumplir elnuevo cometido histórico que se le ha impuesto. Para ello es
preciso que ese Estado represente, no ya al "pueblo soberano"sino a las efectivas y reales funciones económicas y no econó'micas que hacen la vida y la actividad concreta de un pueblodeterminado.
*
Esta tendencia teórica y práctica que trata de sustraer al"pueblo" su calidad de titular de la "soberanía", para otorgar-
— 133 —
esto, en mayor o menor grado, a las diferentes agrupaciones—Corporaciones—, de individuos que ejercen, ya sea como obre
ros, empleados, patrones, profesionales, etc., una función en la
sociedad, es la que recibe el nombre de Corporativismo o Cor-
poratismo .
Estamos en presencia de otra de las respuestas con qne la
sociedad actual pretende solucionar la crisis en que se encuen
tra. Se diferencia el Corporativismo del Intervencionismo, des
de luego, en que el primero es una tendencia que envuelve una
teoría, un pensamiento nuevo acerca del Estado y que pretende,en consecuencia, reemplazar al Estado liberal por otro, que ten
ga la característica señalada poco más arriba, mientras que el
intervencionismo es sólo una actitud práctica, no conceptualiza-da y que se ejerce por medio del mismo Estado demo-liberal, no
teniendo un sentido en sí, sino a través del resultado del pro
ceso a que conduce.
Detengámonos brevemente en los conceptos de Corporación
y soberanía corporativa que son los esenciales dentro del es
quema teórico que analizamos.
La sociedad, para el Corporativismo, no está mecánicamen
te compuesto de individuos aislados, sino lo está de agrupaciones de individuos que realizan las variadas funciones con que se
satisfacen las necesidades sociales. Estas funciones son algunas
de naturaleza económica, como la de proveer a la sociedad de
alimentación o vestuario, y otras, de naturaleza no económica,
como aquellas relativas a la defensa exterior del Estado, al man
tenimiento del orden interno, a la educación nacional, etc.
Dentro de este criterio la Iglesia, la Familia, el Ejército, la
Magistratura, etc., son otras tantas realidades sociales que
cumplen determinadas funciones y que integran orgánicamente
el todo social.
Alrededor de cada una de estas funciones se agrupan los
miembros de la sociedad según sea la naturaleza de su actividad.
Cada una de las agrupaciones funcionales que componen la
sociedad está dotada naturalmente de la facultad de regirse en
su actuación, es depositaría, pues, de "soberanía" propia. Esta
agrupación profesional, gremial o funcional, en ouanto se cons
tituye en organismo que ejerce su propia "soberanía", recibe el
nombre de Corporación. En estos organismos corporativos re
side, entonces, la "soberanía'*, que se extiende hacia todo aque
llo que dice relación con su función social, tanto en sus relacio
nes internas, como en sus relaciones eon el resto de la sociedad.
La Corporación de la Salud Pública, por ejemplo, debiera re
gir autónpinamente su constitución interna y normar las condi
ciones de trabajo de sus componentes (soberanía interna) , y al
mismo tiempo, regir a todos los ciudadanos del país en lo refe
rente a sus relaciones con la autoridad sanitaria y los derechos
y obügaciones que tengan en esta materia (soberanía exteran.) .
La Corporación debe ser, pues, el poder legislativode la función.
No reconoce el Corporativismo el principio de la soberanía
popular unitaria, y lo reemplaza por el de la soberanía social
múltiple de las diferentes Corporaciones representativas de las
actividades nacionales. La función social es para el Corporati
vismo la fuente de toda autoridad y de todo derecho.
Si cada Corporación, económica o no económica, es titular
— 134 —
de "soberanía", cabe preguntarse cuál será para el Corporativis
mo, la naturaleza específica del Estado.
El Corporativismo considera al Estado desde un doble pun
to de vista.
En primer lugar considera al Estado como una Corpora
ción, semejante a las demás, cuya función consisHria en el man
tenimiento del orden público externo y en el manejo de las re
laciones exteriores, en el aspecto internacional.
En segundo lugar, considera al Estado como una SuperCorporación que tiene por objeto armonizar en un plano supe
rior, las actividades de las Corporaciones y determinar, en ge
neral, la orientación político-económica de la nación. Para tales
efectos el supremo órgano legislativo del Estado debe reunir
en su seno, a los personeros de todas las Corporaciones repre
sentativas de la vida social, en una especie de Parlamento Cor
porativo .
Todo el poder político, en síntesis, reside en último térmi
no en las agrupaciones profesionales y entidades sociales cons
tituidas en Corporación.Tal concepción del Estado recibe el nombre de Corporati
vismo puro o integral. Pero también se han ideado fórmulas de
transacción entre esta especie de Estado Corporativo y el Es
tado demo-liberal. La una, llamada por Mainolescu, Corporativismo mixto, consulta, al lado de una cámara legislativa, elegida por sufragio universal, y representativa de los partidos po
líticos, otra, elegida por las Corporaciones y representativa de
las agrupaciones económicas y culturales. El .supremo poder le
gislativo reside, en este caso, en ambas cámaras, cuyo funcio
namiento, debiera ser semejante al de las Cámaras de los Esta
dos demo-liberales con Parlamento bi-cameral.
La segunda modalidad transaccional consulta un órgano re
presentativo de las agrupaciones profesionales, económicas y
culturales, pero sólo con carácter consultivo y no decisorio. Esla modalidad, llamada por Mainolescu, Corporativismo subordi
nado. Estamos.aqui en presencia, creemos nosotros, de una sim
ple especie del Estado demo-liberal a la que ya aludimos al re
ferirnos a los intentos de hacerlo más apto para realizar una
política económica, pero sin alterar en lo substancial, su estruc
tura, ni los supuestos teóricos en que descansa. En efecto, en
el presente caso, el poder resolutivo del Estado continúa radi
cado en un organismo que representa la "voluntad soberana del
pueblo" y que es elegido por sufragio universal.La concepción corporatívista del Estado prescinde absolu
tamente de los partidos políticos. Y no sólo prescinde de considerarlos, sino aún más, presupone su supresión, como entes perjudiciales e inoperantes, carentes de toda eficaz significaciónen el mecanismo de acción política.
Justifica la doctrina corporatívista este aserto en la si
guiente forma. Para ella, la sociedad es un todo convergente en
el que sus diferentes organismos deben estar dispuestos de ma
nera que armonicen los unos con los otros, en función de la ideadel bienestar común, del destino nacional, o de otros conceptossemejantes. El logro de estos motivos centrales de la existenciapolítica, exige que a ellos se subordinen jerárquicamente, losdiversos organismos sociales, y exige también, en ellos, un reco-
— 135 —
nocimiento implícito de esta manera de ver las cosas, a fin de
que se dispongan en conjunto a realizar aquellos objetivos.Los partidos políticos, son, precisamente, entidades que por
definición, podríamos decir, están en contradicción con estos
principios. Ellos no son organismos cuya acción converja a un
mismo punto y se subordine a una idea común. Por el contra
rio, los partidos políticos representan intereses e ideologíasopuestas las unas de las otras, representan líneas divergentes enel actuar humano y luchan por distintos objetivos, todo lo cual
se contrapone a la idea de la sociedad como un todo orgánico al
que deban subordinarse intereses y pensamientos particulares.Si el organismo político tiene por objeto homogeneizar la
vida social con el fin de poder realizar, ya sea el bien común o
el destino nacional, es lógico que los individuos no se agrupen
politicamente en función de sus intereses e ideas que los oponen los unos a los otros, como lo son los partidos, y por el con
trario, es conveniente que se agrupen en función de aquello que
los une y aglutina, como lo son las diferentes profesiones y ac
tividades en que se divide e integra el trabajo común y solida
rio de la sociedad. Esta es la razón por qué los grupos funciona
les y las Corporaciones son mas convenientes que los partidos
para servir de base política en la que se afirme el Estado Corporativo. Si desde el punto de vista económico las agrupaciones
corporativas funcionales, incluyendo patrones y obreros, repre
sentan lo unificador y lo convergente, las agrupaciones sindica
les y políticas clasistas representan lo disociador y lo divergen
te en el organismo social. Loe intereses, por ejemplo, de obre
ros y patrones de la industria X, en cuanto juntos integran de
terminada categoría funcional resultante de la división del tra
bajo, no se oponen sino que se complementan entre sí. Pero los
mismos obreros y patrones de aquella industria, en cuanto per
tenecen a distintas clases con intereses opuestos, se encuentran
en posición contradictoria. Por eso el Corporativismo, por una
parte, acepta a los sindicatos obreros y patronales, como inte
grantes y subordinados a la Corporación respectiva, y les niega,
por otra, el derecho de organizarse nacionalmente con autono
mía e independencia.El Corporativismo no advierte, dentro de la limitación de
bu perspectiva, que en esa oposición clasista que trata de disi
mular y armonizar, se esconde en el fondo una lucha entre ei
verdadero interés organizador de la sociedad bajo las condicio
nes creadas por el capitalismo, que lo es aquél del proletariado,
v el interés capitalista, representativo del desorden de la socie
dad actual. No advierte que las causas profundas del caos que
trata de combatir se encuentran en la estructura capitalista de
Ja sociedad a la que precisamente trata, en último término, de
defender. Y decimos que la trata de defender porque desde lue
go, el sistema corporatívista, al desconocer la existencia de las
agrupaciones políticas obreras y al quitarles independencia,a los
organismos sindicales, subordinándolos al interés de la función
económica resoectiva, liquida asi a las fuerzas que luchan por
transformar el régimen capitalista. Ello significa limitar la ac
ción de los obreros a una defensa particular de sus interesesin
mediatos, dentro de la Corporación que integran, restándoleto
da trascendencia revolucionaria a su actividad. Para ello esta*
— 136 —
blece y enmarca jurídicamente la acción sindical obrera dentro
de esos estrictos moldes. Carecen, pues, los obreros, dentro de
una Corporación, de toda significación política, en cuanto ésta
implica una acción suya en pro de la liquidación de las relacio
nes burguesas de producción. Para consolidar esta situación
propugna el Corporativismo porque la dirección económica de
cada rama industrial, agrícola o comercial, quede en poder de
los capitalistas y la reafirma aún más, dando representación al
Estado en su composición, con lo que termina por dejar en des-
cubietro su caiácter objetivo de teoría reaccionaria al servicio
del capitalismo.Todo esto, sin perjuicio de que dentro de una Corporación
puedan llegar los obreros a obtener mejores condiciones de vida
que las que gozan en un régimen de absoluta y libre concurren
cia. El Corporativismo está construido sobre el supuesto que
capitalistas y proletarios deben sacrificar algo de sus pretensiones en aras de un interés superior al de ambos, el interés de
la sociedad, o el interés de la nación, considerados como entes
más valiosos que el de los hombres mismos que la constituyen.Tal apreciación, hermana indisolublemente al Corporativismocon las teorías fascistas, como veremos más adelante.
Al intentar el Corporativismo substituir el sistema demo
crático liberal por otro, que signifique una más efectiva inter
vención de los hombres y de las fuerzas sociales, como entes
concretos en el Estado, desconoce precisamente en los hombres'
y en las fuerzas sociales, aquella calidad que los convierte en
representantes y agentes de los verdaderos intereses cuyo Pre
dominio, en definitiva, sirven para definir el carácter y la natu
raleza de luna «ociedad determinada.
Pero al mismo tiempo que desconoce la existencia del inte
rés de las clases, recurre y erige en supremo interés el de un
ente que como tal, no tiene interés alguno, el de la nación o el
dé la sociedad. Mas, al liquidar al movimiento político obrero
revolucionario, por una parte, y al afirmar el interés nacional
por la otra, lo aue defiende objetivamente en definitiva es eJinterés de la sociedad capitalista, es el sistema de relaciones de
propiedad y producción contra cuya existencia impide luchar.
Llegamos así, lo que no es por lo demás muy difícil, a determinar el real carácter de la teoría política corporativista,aue no e3 el que ella tiene de sí misma, sino el que su función
objetiva revela en el plano de la política contemporánea.El Corporativismo, como teoría . no ha tenido otro papel que
el de servir de armazón teórico-politica a los movimientos reaccionarios de los sectores interesados en mantener el régimencapitalista. Los casos de Portugal, Italia y España abonan nuestra afirmación. Y aún en nuestro mismo Chile se acude al Corporativismo para mostrarlo como el régimen político ideal cuando en el fondo se persigue un objetivo reaccionario. Así, en elfolleto "El Corporativismo", de don Guillermo González Eche-
niquí. el autor señala como único medio de evitar el predominio cada vez mayor de la masa "inculta y amoral" en los moderes del Fstado, a aue conduce necesariamente el sufragio uni
versal, al Corporativismo, entendido como sistema que dé re-
nresentación decisiva a las entidades culturales, morales y re
ligiosas en las funciones públicas. Propicia el señor González la
— 137 —
representación paritaria de patrones y obreros en los poderespúblicos. Las Corporaciones no económicas de la naturaleza y*
señalada, decidirían con sus votos las divergencias que pudieran producirse.
Tienen el mismo carácter los intentos de reemplazar el su
fragio universal por un sistema de voto calificado en el que las
personas de mayor riqueza, instrucción, etc., reúnen mayor po
der electoral que el ciudadano que carece de esas calidades. To
das estas teorías, no son objetivamente otra cosa, que armas
defensivas del capitalismo en contra del movimiento obrero so
cialista, lo que no obsta para que muchos de sus propugnadoresno adviertan este sentido reaccionario en sus postulados. La li
mitación conceptual, la falta de perspectiva y la dependencia
que la situación social y la formación intelectual producen en
ciertas personas, es mucho mayor que lo que generalmente se
cree (107).
En resumen, nosotros afirmamos que el valor del Corpora
tivismo como fuerza actuante en el devenir social contemporá
neo, estriba en su carácter objetivo de pensamiento político con
trarrevolucionario.
Nace el Corporativismo como un pensamiento crítico de!
Estado liberal burgués en decadencia, como tal, pretende res
ponder, en cierto modo, a la crisis y a la inquietud espiritual de
nuestra época. Pero, en el hecho, por no expresar teóricamente
el interés de la única clase aue puede superar esa crisis y orien
tar esa inquietud, existe solamente, en la historia contemporá
nea, en manto sirve y es utilizado para la defensa del régimen
capitalista .
4.—El Fascismo.
El Corporativismo es primordialmente una teoría política,
una nueva concepción acerca de lo que debe ser la naturaleza,
formación y funciones del Estado.El breve comentario que nos
ha merecido, ha sido formulado, precisamente, por el conteni
do teórico y conceptual que encierra. Mas, en este carácter de
esquema teórico y conceptual, su potencialidad histórica ha sido
prácticamente nula. No ha sido en el mundo de los hechos el
Corporativismo, una de aquellas ideas-fuerzas que muevena los
hombres a la acción y que con su presencia moldean el pano
rama =ocsal v político contemporáneo. Por el contrariocuando
algún movimiento político ha usado como plataforma de hiena
fundamental la substitución del Estado demo-liberal por otro de
Índole corporatívista, o simplemente ha pretendido dar repre
sentación en los organismos directivos del Estadoa las fuerzas
"culturales" o "morales" de la nación, o ha patrocinado un sis
tema de voto calificado, lo que ha ocurrido es que fácilmente
se ha advertido el móvil reaccionario aue en el fondo hanalar
gado tales actitudes. En estos casos las masas populares han
intuido con rapidez el carácter reaccionario de tales propósitos,
destinados a coartarles la influencia que mediantetel mecanismo
del sufragio universal han logrado tener en la marcha del Es
tado.
(10?) Ver Karl Mannfteim, ob. cit.
— 138 —
Los vastos sectores sociales que sienten la ineficacia del
Estado demo-liberal para abordar las cuestiones que se le ofre
cen por solucionar, han permanecido en general indiferentes,sin embargo, frente a los esquemas lógicamente depurados queles presentan los teóricos corporativistas para reestructurar el
organismo político.Y es que la crisis social contemporánea no es sólo una cri
sis política. Es también una crisis del sistema económico social,de toda una ideología, dé toda una manera de pensar y de toda
una manera de vivir.
La crisis del capitalismo en escala mundial, como sistema
económico, y de su ideología, como superestructura que apoya y
justifica ese sistema, produce por una paite las condiciones de
su solución en el movimiento social que usa como arma teórica
de comprensión y de transformación de la sociedad al marxis
mo; y produce en todos los sectores sociales que no se colocan
en ese punto de vista, una estado de anarquía y de disolución
ideológica y espiritual, correlato de la anarquía y de la disolu
ción del capitalismo como sistema económico.
Ya aludimos al estado de ánimo en que esta situación se
tradujo y se traduce en los sectores burgueses y vinculados a
ellos. Estos ya no confían en sí mismos, no creen en el porvenirde su sistema, al observarlo peligrosamente taimibalearse ante
los embates violentos de sus propias contradicciones internas yante los no menos poderosos ataques que le dirige el movimien
to obrero.
La convergencia mental de los espíritus, de la que hablabaCórate, y que se produjo en cierta medida a mediados del siglopasado alrededor de las ideas de Progreso, Ciencia, Democraciay Libertad, se ha desvanecido ya completamente al observarselos frutos irracionales que ha producido la organización social
apoyada en tales supuestos e ideas.
El fenómeno en referencia no afecta sólo a la burguesía co
mo clase económica propiamente dicha. La ideología burguesaha sido hasta ahora la ideología, prácticamente, de toda la so
ciedad. Las clases medias y aún las mismas masas proletariashan vivido durante largo tiempo, en función del sistema de valores engendrado por la acción histórica de la burguesía. Todala sociedad ha sido cultora de las ideas de Libertad y de Pro
greso, de Democracia y de Igualdad, toda la sociedad ha pen-sardo al sistema de vida en función del lucro persona] y utilitario, como la única manera de vivir. Ello no obstante, como loadelantamos en capítulos anteriores, la gran mayoría de loshombres no han podido realmente vivir en esa forma, dada su
condición de .proletarios.■Sólo han escapado a esta situación anínima y psicológica
ios muy reducidos sectores obreros que han alcanzado una grancultura política y que han comprendido racionalmente al marxismo, como teoría de la praxis social, y los núcleos tambiénreducidos, y mucho más de lo que se cree, de intelectuales quese han colocado en el punto de vista de la clase obrera revolucionaria, a través de su asimilación del pensamiento socialistamarxista.
La sociedad burguesa en disolución —y al decir sociedadburguesa comprendemos a todas las capas medias y proletarias
— 139 —
que han pensado y vivido en función de un sistema de valores
creados por la burguesía—, ha requerido violentamente para
subsistir, sobre todo después de la primera guerra mundial y
durante la crisis subsecuente que le siguió, de una fe en nue
vos valores, de nuevas ideas fuerzas que la animen y le den al
gún sentido a su existencia angustiada.Este clima espiritual de desesperación es particularmente
grave en las clases medias que, vinculadas estrechamente en
forma ideológica y económica al pensamiento y a los intereses
de la burguesía, se debaten en una aflictiva situación, que hace
aún más desconcertante su desgarramiento interno. El desdén
por el pueblo organizado y sus concepciones políticas, la limita
ción intelectual y las estrechas perspectivas que caracterizan a
la pequeña burglesia, le impiden situarse en el único punto de
vista que puede ofrecer alguna salida a su problema y al de to
da la sociedad: el punto de vista del socialismo revolucionario.
Se produce entonces, en toda la sociedad y particularmente
en sus sectores medios, como respuesta a la crisis porque atra
viesa, un renacimiento notorio de la religiosidad, una atracción
irresistible hacia todo lo irracional y místico, en general, una
actitud anímica ansiosa y necesitada urgentemente de algún
mito que la oriente, de alguna idea en la que pueda creer,de al
gún fetiche en el cual confiar.
El panorama que presentamos, si bien tiene proyecciones
universales, en cuanto universal es la crisis del capitalismo, al
canza particulares relieves en algunos países, que por situacio
nes especiales, han visto agudizarse los problemas que aquejan
a toda la sociedad. Es así como, en los países derrotados o pseu-
do -victoriosos en la primera guerra mundial, Alemania e Ita
lia especialmente, donde la crisis interna se manifestó con ca
racteres violentísimos, se tradujo la actitud anínima que comen
tamos, en un movimiento político alrededor de un mito, refle
jo político de tal actitud, que eslo que en esencia define
al Kas-
C1SmEntendemos por mito fascista, todo ente concebido y apre
ciado por los sectores de la sociedad, cuya situación comenta
mos, como de trascendencia y valor absolutos, que proporciona
móviles intelectuales y emocionales y da un surtido a la exis-
rracr> humana, y alrededor-del cual deben subordinarse todos
los intereses, y organizarse todas las institucionessociales
La emergencia del mito fascista, como idea fuerza agluti
nadora de los sectores sociales a que hemoshecho referencia, y
la constitución en función suyo, de un movimiento político de
importancia, como para llegar a adquirir porla fuerza o el con
sentimiento el control del aparato del Estado, dependen de va
rios factores de distinta índole.
Tn primer lugar dependen de la intensidad con que la cri
sis económica, política y moral afecte a un país. Asi es como,
en los países de Europa Central, en los que la cnsis de post
guerra alcanzó pavorosos caracteres,fué donde apareció rij
Fas
cismo y donde su camino hacia el triunfo le fue grandeemnte
facilitado.„
,.„
,.■,
Dependen también de la, mayor o menor fuerza orgánica del
capitalismo para resistir dentro de los marcos democráticos
burgueses, la crisis social. Un país en el cual el capitateimo se
— 140 —
encuentra en proceso ascensionai es capaz de resistir loe emba*
tes del movimiento obrero y de las contradicciones económicas,sin que se produzcan las condiciones morales y psicológicas que
generan al fascismo. Este factor, entre otros, explica el por quédel relativo fracaso de las organizaciones norteamericanas de
corte fascista, como el Ku Klux Elan, a pesar de la gran crisis
del año 1929 y la capacidad de recuperación del capitalismo que
se evidenció en la administración Roosevelt.
Depende también, el triunfo del fascismo, de la mayor o
menor unidad, potencia, organización y conciencia de la clase
obrera, agrupada en partidos y sindicatos y provista de una só
lida concepción marxista y revolucionaría. La división de la cla
se obrera en Alemania e Italia, asi como la falta de una profunda y sentida conciencia revolucionaría en el seno de las me
sas, favoreció, indiscutiblemente, al fascismo en dichos países.Depende, por último, el éxito del fascismo, del carácter y
psicología de cada pueblo, que hace a los unos mas dispuestos a
dejarse arrastrar por las pasiones y los mitos, y a los otros más
reacios para adoptar tales actitudes. Pueblos como el inglés ytos escandinavos, acostumbrados por otra parte a una regularevolución institucional, son por naturaleza poco aptos para de
jarse caer en estados de desesperación, y, en consecuencia, de
jarse arrastrar por los movimientos fascistas.Lo que define y distingue al mito fascista y ai fascismo es
su aptitud para mover a los pueblos desesperanzados a la ac
ción y a la lucha política, es su capacidad para engendrar fe y
para exigir sacrificio, es la posibilidad que, en consecuencia, envuelve de organizar en función suya a una sociedad despedazada. Para ello recurre generalmente el fascismo a uno de losmás nobles y caros sentimientos humanos, el amor a la Patria
y el deseo ferviente que cada hombre tiene de verla grande y
próspera. El fascismo eleva lo que sólo es una realidad social
de valor relativo, lo que sólo es un propósito que debe perseguirse en función de las diversas circunstancias del movimiento
social, a la categoría de valor máximo y de propósito absoluto.Le atribuye, luego, a estos entes así divinizados, un interés tras-
cedente, cuya forma se le busca en las tradiciones nacionales,explotando, así, un poderoso sentimiento popular de fuerte con
tenido emocional.
En Alemania recurrió el fascismo a la idea de la "conservación de la raza germánica", como medio de lealizar una tarea providencial y rectora que le estaría reservada por el desti
no, dada su condición de raza superior; en Italia recurrió a laidea del Estado Fascista, como realizador de un ideal ético trascendente y restaurador del Imperio Romano; en España'recU-rre hoy en día a la idea de la defensa de la cristiandad contra
el comunismo y de la misión Imperial y Católica de la Hispanidad .
El fascismo, ya en el poder, donde las condiciones socialeshan predispuesto su éxito, substituye violentamente al Estadodemocrático liberal por el nuevo tipo de Estado ideado por él
Ya no es el Poder Público una organización incolora, laicae indefinida que sólo asegura a los hombres el libre ejercicio debus derechos, respetando sus diferentes y opuestas ideologías.Pasa a ser el Estado fascista el realizador de una misión supe-
_ 141 —
ñor y trascendente a los individuos, pasa a ser el ejecutor de
una tarea nacional, a cuya consecución impele a colaborar a to
dos los hombres y a todas las organizaciones sociales. La so
ciedad debe organizarse, en consecuencia, en función del cum
plimiento de esta tarea y de aquella misión, Y debe, en primer
lugar, desterrar de su seno a las asociaciones humanas que tie
nen otros fines que los suyos; no debe permitir agruparse a
quienes no comulguen con su propia verdad, que es la Verdad
Absoluta. Y debe también, impedir toda actividad política o so
cial que escape a la realización de los propósitos del Estado.
Se vuelve de esta manera el Estado fascista en contra de
los partidos políticos y de las organizaciones sindicales, a las
que destruye inmisericordemente. Se vuelve en contra de las
sociedades secretas, y trata de controlar las confesiones religio
sas. Pretende integrar todas las organizaciones sociales dentro
de un esquema en el que todo armoniza, con el fin, la idea y la
estructura del Estado fascista.
Los derechos individuales dejan de ser absolutos: el Esta
do sólo los protege en cuanto su ejercicio sincroniza con su pro
pia finalidad y actuación, no ya por "omisión", sino ahora lle
na de contenido y positividad.
La libertad, como derecho innato del ciudadano, es decco-
nocida" no es ya el individuo el portador de derechos, lo es aho
ra la Nación, el Estado o la Raza. El individuo sólo puede tener
derechos para coadyuvar a la realización del destino que le es
tá encomendado al Estado.
La actividad política, constreñida a ejercerse en el sentido
indicado, encuentra su único camino de expresión en el Partido
Único, medio institucional que relaciona al individuo con el
La economía nacional también se organizaen función de loa
fines del Estado, casi siempre bélicos o prebélicos. Los indivi
duos en cuanto actúan en el campo económico pasan a integrar
organizaciones como el Frente del Trabajo en Alemania, los
Sindicatos Verticales en España, o los sindicatos fascistas en
Italia, cuya estructura y propósitos consuenen, en cada caso,
con los del Estado todopoderoso.
Valea a este respecto, mucho de lo que expresamos al
tratar del Corporativismo. Ya advertimos que este teoría po
lítica hermana indisolublemente con el fascismo.
Lo que distingue, sí, definidamente,a la una del otro es
su diferente perspectiva y amplitud. El Corporativismoes ante
todo, una teoría política que pretende organizar el Estado^al
rededor de las agrupaciones profesionales, PJ* %^/^terre a la idea del destino nacional, como meta y fin de> esta
organización, pero acentúa, en su perspectiva, lanoción de
oggaiización profesional, el aspecto político de la ™estem El
fascismo, por el contrario, es sólo secundariamente un feno-
nSnTpohtico; es, antes que todo, una actitudhumana^cti-
tud de fe ciega e irracional en un mito, con el *™ ^¡rZengalana la idea del destino y del interés naciónal; actitudde
entrega^ sometimiento absoluto a las«^J» "¿fí
zació¿ del mito. Y este carácter que n^*^™*™í
fía, es lo que le permite llegar al corazónde las masas y gal
— 142 —
vanizarlas en un movimiento político eficiente, lo que nunca
ha alcanzado el Corporativismo.Producida la convergencia nacional alrededor del mito, ei
tascismo procede a organizar efectivamente a la sociedad, io
que tampoco ha logrado en pais alguno el Corporativismo,
y para ello recurre, a menudo, a ideas coiporativistas, pero en
este caso, este recurso es sólo accidental.
En Alemania, por ejemplo, no ha hecho uso de él, y aún
en Italia, donde lo empleó, no hizo descansar, sin embargo, aJ
Estado en la armozón corporativa, sino en el mito fascista, co
mo idea-fuerza, y en el partido fascista como organización.üil secreto aei éxito relativo que el iaseisino, alcanzo en
algunos países, tan relativo que ya es en mucho historia, es-
trina en su capacidad para poder oirecer uii "destino" a la
sociedad desorientada, para uarie un "sentido" a ia atormenta
da existencia contemporánea. ¥ consecuentemente, la causa de
la atracción que ejerció y ejerce sobre vastos sectores sociales,
se expüca por la posibilidad de organización que ofrece a la
anarquizada sociedad, en función del mito que él erige y
defiende.
Sabe responder así, el fascismo, formalmente, a la necesi
dad objetiva que existe en la sociedad actual de darle conte
nido y positividad al Estado, de superar el concepto anacróni
co de un Estado laico, tolerante y negativo. Sabe responder,
formalmente, a la necesidad objetiva que existe en la socie
dad actual de superar el concepto del derecho subjetivo como
poder absoluto, en el campo privado, y de la libertad ideológica absoluta, en el campo político. Ambas han degenerado, el
uno en el abuso del derecho, y la otra, en el libertinaje y anar*
quía política e intelectual.
Y han degenerado en este sentido, en la medida que el mo
vimiento socialista revolucionario no ha crecido orgánicamente, no se ha desarrollado ideológicamente y se ha mostrado
incapaz de dar él la solución, la única efectiva, a la crisis con
temporánea. El caso alemán, por ejemplo, es decidor a este
respecto . El enorme volumen electoral de los partidos obreros,demostró en aquél país sin embargo, no corresponder a una
efectiva madurez ideológica y política del proletariado. La
causa del desbande de sus militantes y su paso al nacional so
cialismo, evidenció su incapacidad para interpretar, como teníael deber de hacerlo, las necesidades integrales de un pueblo,desde un punto de vista revolucionario y socialista.
El fascismo es la solución, o más bien dicho, la pseudo so
lución burguesa a la crisis capitalista. El socialismo es su real
y lógica solución histórica. Cuando el fascismo crece y cuan
do triunfa, es cuando el socialismo se ha esterilizado, cuandoha devenido un partido más en la democracia liberal, cuandono ha sabido ni podido ofrecer la gran solución a la debacle
capitalista. Gran solución, que no está dada en ninguna parte.que no está escrita en ningún texto, y que sólo se conquista yse logra a través de un permanente trabajo de organizaciónpartidaria y de un estudio consciente de la realidad socialpara poder así, interpretar lo que ésta efectivamente necesita!y encontrar el camino para satisfacerla.
— 143 —
Decimos que el fascismo es la pseudo solución de la crisis capitalista, porque precisamente es la solución burguesaa esa misma crisis. Porque no advierte la contradicción mismaüei sistema capitalista, consistente en el antagonismo entrela forma social de producción y la forma privada de apropiación. Porgue ai no advertirla no puede resolverla y lo únicoque puede hacer es disimularla, alejando la verdadera solución y en consecuencia, objetivamente, oponiéndose a ella.
De ahí resulta el carácter reaccionario, esencialmentereaccionario del fascismo.
El interés de la Patria, en cuanto no se hace coincidircon el interés de las ciases que objetivamente representan lasolución del antagonismo social existente, no tiene ningúnsentido histórico ni mayor transcendencia. El único papel quepuede representar es el de pantalla y de velo para ocultar elverdadero interés de quienes pueden darle un sentido progresivo y humano a la Patria.
Y esto es lo que hace el fascismo, al identificar el interésde la Patria con el de la realización de un mito que no significa superación del capitalismo, m puede lógicamente significarlo. Decimos que no puede lógicamente significarlo, porque,precisamente, en aras de ese mito pseudo patriótico, ofrece en
holocausto a las organizaciones sindicalesy políticas obreras,sacrifica la libertad espiritual de éstos y de toda la sociedad,liquidando así, el pensamiento revolucionario y embriagandoa la colectividad en un vago y sentimental sueño de ilusoria
grandeza patria, que le impide buscar y encontrar racional
mente el único y verdadero camino para esa grandeza.No sólo esto. Un movimiento fascista, por la misma ex
tracción social de la mayoría de sus componentes, por el carácter amorfo que reviste en cuanto a sus miras y objetivosconcretos e inmediatos, por la mayor o menor resistencia quedebe vencer de los sectores obreros organizados y conscientes
y de los núcleos intelectuales y políticos liberales, encuentra
muy reducidas posibilidades de alcanzar el poder, y en el caso
de alcanzarlo, de mantenerse en él, si no se alia o por lo me
nos neutraliza a los sectores del alto capitalismo, que son los
que le pueden proporcionar los medios económicos para su
acción. Es muy difícil que pueda el fascismo triunfar, com
batiendo intransigentemente, tanto al capitalismo liberal, como
al movimiento obrero revolucionario. Pero aun en el supuesto
que la desorganización social y política y el ambiente en gene
ral, favorezcan de tal modo su acción que le permitan derro
tar a ambos, la garantía y estabilidad para su dominio político aparece muy precaria, si no entra en relaciones, más o me
nos estrechas, con el alto capitalismo. Estos sectores, que en
cierto modo recelan en sus comienzos del fascismo, por la li
mitación que pretende ejercer en su actividad económica, com
prenden después, que el fascismo es en el fondo una fuerza
que defiende su situación privilegiada en la sociedad. Y es asi
como, históricamente, se advierte que llega un momento en la
evolución del movimientos fascista, antes o después de su
triunfo, en el que se vincula, sobretodo económicamente, con
los trusts capitalistas y en forma simultánea se observa que
comienza a postergar y olvidar aquellos puntos programáticos,
— 144 —
un tanto extremistas, con que tanto especuló demagógicamente y de los que recogió apreciables frutos.
El Estado fascista, ai suprimir violentamente a las fuer
zas interesadas en la destrucción de la base estructural del
capitalismo, se convierte en su más sólido pilar de existencia,
pese a los mayores o menores sacrificios que pueda exigir del
capital para realizar su política. Estos son el precio que el alto
capital paga para su defensa.
La coincidencia séñaiada entre la estructura lógica del
fascismo, como ideología reaccionaria, y su comportamiento
práctico, como agente de la reacción, no es accidental. Es sólo
la expresión, en la realidad, del hecho que el fascismo sea una
"solución" a la crisis capitalista, dentro de los moldes orgánicos de su mismo sistema, y producto de la desintegración ideo
lógica de la misma burguesía.No obstante que pudiera parecer un tanto alejado del te
ma esencialmente político de nuestro trabajo, trataremos bre
vemente, para afirmar el carácter reaccionario del fascismo, al
gunos de sus rasgos que lo definen, en ese sentido, en su as
pecto filosófico.
El socialismo como tendencia social, y el pensamiento so
cialista como su arma teórica, deben entenderse como el es-
fuerzo positivo del hombre en las condiciones actuales, para
emanciparse de las cadenas que lo limitan y alienan, y asi poder lograr, un mayor enriquecimiento de su existencia y una
mayor libertad, en cuanto ésta traduce el dominio lúcido yconsciente del hombre sobre el mundo. El socialismo es, así hu
manista por el contenido de su acción liberadora y por la natu
raleza del pensamiento que orienta e inspira esa acción.
En contraposición al socialismo, el fascismo es una ten
dencia reaccionaria, no solo por el papel que juega en la histo
ria, sino también, y por eso mismo, por las raices ideológicasque lo inspiran.
Detengámonos en algunos de estos rasgos filosóficos.
a) Irracionalismo.—Ya comentamos cómo el ambiente
ideológico en el que nace el fascismo es de desconfianza en el
poder de la razón humana. Pero no porque un determinado es
tadio en la evolución del pensamiento, cual es el racionalismo
burgués, se muestra incapaz de superar sus propias limitaciones, se puede abandonar totalmente el intento de una comprensión y racional más profunda del mundo.
El fascismo niega y desprecia el pensamiento racional no
cree en su posibilidad de superación. La fe irracional en un mitoes su fuente de energía, las corrientes sentimentales, son sufuente de inspiración.
b) Pesimismo.—Al negar el fascismo la potencialidad dei
pensamiento humano, al recurrir a la fuerza y a los sentimientos como supremos instrumentos del "éxito", niega también la
posibilidad de superar sus actuales limitaciones. No busca la salida al mal orgánico de la sociedad, sino que sádicamente se
sumerge y embriaga en la contradicción misma. Hace la apología de la guerra y de la violencia, cree que los hombres eternamente estarán envueltos en antagonismos irreconciliables- las
— 145 —
ciases sociales son para el fascismo fenómenos "naturales" queno podrán desaparecer. De ahí su ética biológica del "vivir peligrosamente", de ahí su crueldad sistemática, de ahí tambiénsu idea spengleriana de la trágica e inhumana conformidad con
el destino dolorido de la humanidad. Bajo el aparente optimismo de los jóvenes entusiasmados que desfilan eufóricos tras
grandes estandartes y bosques de banderas, se esconde en elfondo el negro pesimismo del pensamiento burgués decadenteacerca del futuro del hombre. El pesimismo que el pensamientoburgués de la época tiene acerca del destino de la humanidadno es sino un síntoma de la proximidad de nuevos horizontes
para el mundo, más amplios que los suyos, y que engendran en
quienes trascienden su limitada perspectiva el verdadero optimismo, el optimismo revolucionario.
c) Fetichismo.—El fascismo no cree en el Hombre, en su
poderío racional, y en consecuencia tampoco cree en la posibilidad de superar su actual disgregación íntima en estados ene
migos, clases antagónicas, etc. Necesita en consecuencia traus-térir su reconocimiento ético y valorativo, del Hombre, a otro
ente cualquiera. Raza, Estado o llámesele como se le llame. Consuma así su crimen desde el punto de vista ético. Cuando el
hombre es encuentra avocado precisamente a una de las tareas
que mayor riqueza, unidad y variedad le pueden proporcionar,reafirmando su calidad de centro, eje y supremo valor de la
existencia, el fascismo reniega de él para subordinarlo y sacrificarlo a un nuevo Moloch, a un gran fetiche tan o más inhumano que los otros muchos que en su trágica historia ha crea
do la humanidad.
No es difícil, pues, advertir en la filosofía del fascismo, siasí podríamos llamarla, su carácter reaccionario y anti-huma-
nista, que desenmascara su naturaleza íntima y objetiva de ac
titud burguesa en el período del capitalismo en descomposición.
Quizás extrañe que nos hayamos referido al fascismo es
pecialmente en un plano social en general y luego filosófico, sin
reparar en los esquemas políticos desarrollados por sus cori
feos teóricos, especialmente de los países en que alcanzó su efí
mero triunfo, como son los de Schmitt, Renzi, Huber. Gentilc,etc. Hemos procedido así, desde luego, porque al abordar el es
tudio del fascismo lo hemos hecho analizándolo en función de
¡a crisis social de nuestra época, no interesándonos mayormente en los referidos sistemas políticos, que, podríamos decir, son
objeto de lo que llamaríamos la "técnica" de la teoría del Es
tado, y que en último término son sólo justificativos conceptuales de una realidad social más profunda, que es a la que nos
otros hemos dirigido nuestra atención.
En síntesis, no consideramos nosotros al fascismo como la
forma política del capitalismo en decadencia, en la época del
imperialismo y del monopolio, criterio con que se le juzga en
algunos círculos marxistas, ni tampoco como un fenómeno ex
presivo de las condiciones peculiares de algunos países de la
Europa Central, especialmente, como se sostiene por otros. Lo
juzgamos más bien, como una consecuencia política de una ac
titud de ciertos sectores ligados a los intereses e ideología del
capitalismo, que logra traducirse en ese plano cuando concurren
en mayor o menor grado ciertas y determinadas circunstancias,
— 146 —
a las que nos referimos. El fascismo alcanza mayor o menor
fuerza y valor político según sea la intensidad con que se pro
ducen esas condiciones en algún país, condiciones que son el me
dio favorable en que germina y fertiliza el fermento fascista,considerado antes que nada como una actitud espiritual y hu
mana con los caracteres que más arriba le atribuimos.
CAPITULO VI
LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA IDEAL Y EL CONCEPTO
IDEAL DEL ESTADO PROLETARIO
1.—Planteamiento preliminar.
En el capítulo anterior hemos examinado las tendencias
sociales que se producen en el seno de la sociedad capitalista pa
ra solucionar la crisis orgánica por que atraviesa. Tendencia la
una, obrera y socialista que tiende a subvertir el orden social
existente y reemplazarlo por una sociedad sin clases; tenden-
cias las demás, que en una forma u otra defienden, en el fondo,
los supuestos fundamentales del orden capitalista.
Correspéndenos, ahora, estudiar el aspecto teóneo-poiitico
de la Revolución Socialista, entendiendo con esto dos senes de
cuestiones- las unas relativas a las relaciones del movimiento
socialista con el Estado, dentro del marco capitalista, y las
otras relativas a la forma y a la suerte que corre la mstitu
ción estatal durante y después de la Revolución Socialista. Im
bas series de cuestiones, por lo demás, profundamente vincula
das entre si.
En el transcurso lleno de variadas alternativas, siempre
nuevas e imprevistas, del movimiento social, han aparecido en
contradas opiniones y tendencias, no ya con respecto al conte
nido mismo de la Revolución Socialista, en lo que todos están
de acuerdo, sino con respecto, precisamentea los problemas
que nosotros abortaremos:las relaciones del movimiento socia-
lista con el Estado capitalista, y el carácter de las tanjas
políticas que utilizará el Socialismo
en y después de la «5™"™Para defender cada una de estas opiniones, se ha
acudido prin
cipalmente, por sus sostenedores a la exegesis eruditade los
textos clásicos del marxismo, pretendiendocada cual ser elver
dadero interprete del pensamiento de los'™f^ÍS,?™
"
hsmo científico. Los documentos expresivosde las quereliasen
"^oSK8^ desarrolar el tema de la teoria de¿aRev.
lución en su aspecto político, o sea en lo reM.vo rEs
toáosmees aouel en que principalmente inciden las disputas re"™»?'
To usarais ese procedimiento, sino que emplearcmosotro me-
todo^Sitramos a explicar y que, ensubstancia, es el mis
- 148 -
tno empleado por Marx en su obra "El Capital" para estudiar al
capitalismo, en especial, en lo referente a la teoría del valor,
Consiste este método, que por lo demás hemos aplicado en
mayor o menor grado a lo largo de todo este trabajo, en estu
diar un fenómeno cualquiera, que se presenta en el mundo so
cial, a través de un proceso de aproximaciones sucesivas a la
realidad, partiendo de la consideración abstracta, primero, de
las condiciones que nunca pueden faltar en él y que lo definen,
para asi precisar su esencia, y continuando después por la con
sideración de cada vez mayor número de circunstancias que
modifican la esencia del fenómeno, para así precisar, no ya la
esencia de su contenido ideal, sino que su significación practicaen el devenir mismo de los acontecimientos históricos.
Al estudiar Marx la teoría del valor comienza, en la primera parte de su obra, por alejar y no tomar en cuenta, toda una
serie de circunstancias que concurren en el devenir real del fe
nómeno, pero que sólo modifican accidentalmente su esencia, sin
desconocerla. Precisa, en esta forma, su teoría del valor-tra
bajo, pretiriendo de su análisis factores tan importantes a primera vista en su determinación, como lo son la oferta y la de
manda. Pero luego, en el tercer volumen de su obra, introduce
ya las circunstancias de la oferta y la demanda, factores que
alteran en no pequeña parte, la expresión real del valor-craDajoen ios precios. Ello ha dado margen para que muchos sosten
gan que hay contradicción entre el primer y el tercer volumen
de "El Capital", sin reparar que el mismo tema ha sido consi
derado en las dos ocasiones, en distintos niveles de abstracción,y que, en consecuencia, los resultados del análisis en el más
bajo nivel de abstracción, tienen que diferir de aquéllos sostenidos en el mismo análisis, pero en un alto nivel de abstracción.
Para apreciar la importancia que tiene el adoptar un método
seguro al estudiar las formas y modalidades políticas de la Revolución, recordemos algunas de las cuestiones planteadas quepreocupan constantemente a los teóricos y políticos que se ocu
pan de ellas, sin que se haya llegado, hasta ahora, a una defi
nitiva solución. ¿Es o no necesario en toda Revolución Socialis
ta, que se atraviese por un período de Dictadura del Proletariado? ¿Es de la esencia del proceso revolucionario que se atra
viese por una etapa previa a la sociedad sin clases y sin Estado? ¿No será posible, en algunas condiciones, pasar directamente a la democracia socialista o, substituirla por una Dictadura de Trabajadores? ¿Es de la esencia de la Revolución que se
haga violentamente, o cabe efectuarla por medios pacíficos?¿Tiene o no algún valor para el movimiento socialista la política de reformas que pueden llevarse a cabo dentro de los marcos capitalistas? ¿Es la forma soviética la única modalidad deDictadura del Proletariado? ¿Es esencial la existencia de un
solo partido en el período de Dictadura del Proletariado?Todas estas interrogantes no se pueden contestar definiti
vamente, si no se plantea, en primer lugar, la cuestión desde los
siguientes puntos de vista:
1) Las formas políticas del socialismo, y no sólo éstas sino que el mismo movimiento socialista y la sociedad que' resulta de su acción, son el producto lógico, necesario e ineluctable del desarrollo máximo del capitalismo, como sistema económico y social.
r
— 149 —
2) Las formas políticas del socialismo, en algún momente y en algún país determinado, y no sólo éstas sino que el movimiento socialista en las mismas condiciones v la sociedad queresulta de su acción, están determinadas, en consecuencia, porel grado de desarrollo que el capitalismo haya alcanzado en
aquellas condiciones.
3) Las modalidades de lucha y realización socialista difieren entre sí, por lo menos, tanto como difieren las modalidades y el grado de desarrollo que en las diversas condiciones haya alcanzado el capitalismo.
No creemos necesario insistir acerca del por qué el Socialismo está condicionado en su apariencia y en su existencia porel capitalismo. Ya nos referimos a este punto al analizar el Socialismo, como producto contradictorio nacido de la sociedad
capitalista y como solución real de la crisis orgánica de estaúltima.
Pero sí creemos necesario considerar, ahora, una cuestión
que en nuestras reflexiones anteriores no habíamos todavía planteado. ¿Cómo es posible que se pueda hablar de movimiento so
cialista en un país en el que no se han producido las condicio
nes de su aparición, y con ello, las posibilidades reales para quepueda substituir al capitalismo? En otras palabras, ¿cómo es
posible que tengan virtualidad histórica y que no queden en el
campo de las "utopías" los intentos de realización socialista en
un país en el que el capitalismo no ha dado todavía todos sus
frutos?
Ello es posible en virtud de la siguiente razón. Una vez queel socialismo ha sido concebido como posibilidad concreta de
superar el sistema capitalista en los países de evolución econó
mica avanzada, se plantea en los países de evolución económica
retrasada, la tarea de desarrollar sus fuerzas productivas, peroya no dentro de los moldes clásicos del capitalismo liberal, ni
dentro de sus consecuentes formas político-jurídicas, sino que
a través de medios económicos y formas políticas específicas y
adecuadas que deben constituir otros tantos jalones y etapas deia lucha por el Socialismo.
Todo lo anterior significa que, para resolver con justeza el
problema de las formas políticas del movimiento social y del
Socialismo, es necesario, previamente, determinar las formas
políticas y las modalidades correlativas a la Revolución Socia
lista en una sociedad capitalista integralmente desarrollada, para de ahí ir, por el procedimiento de las aproximaciones suce
sivas, determinando las modalidades políticas concretas que se
van requiriendo a medida que bajamos del alto nivel de abstrac
ción y tomamos en cuenta más y más factores y circunstancias
específicas.Nuestra primera tarea será, pues, sobre la base de las con
diciones sociales que proporciona el capitalismo integralmentedesarrollado, descubrir las implicancias políticas que la revolu
ción tiene, en esas circunstancias (108). Después, en la imposibilidad de contemplar las múltiples complicaciones con que la
1108) El material que utilizaremos para el estudio de la Revolución socia
lista ideal o típica, se encuentra bástente elabora-Jo. principalmerri-en el '-Manifiesto Comunista'', y ademas, en ciertas partes del "Anti-
Dühríng", en "El Estado y la Revolución" de Lenin; en "Miseria de
Ib Filosofía" de Marx, y en "La Revolución Traicionada", de Trortzky.
— 150 —
vida real modifica aquellas condiciones, nos limitaremos en un
grado mayor de aproximación a la realidad, a analizar, sobre la
base del resultado del análisis anterior, las modalidades políticas que la revolución adopta en las condiciones generales delmundo social, contemporáneo e histórico, especialmente referi
das a los países ya económicamente evolucionados.
2.—La Revolución'SociaUsta Ideal y sus formas políticas:La Dictadura de! Proletariado.
Partimos de la base que el Socialismo y la Revolución So
cialista son resultantes necesarios del desarrollo máximo e in
tegral del capitalismo.En la realidad, sin embargo, tal desarrollo máximo del ca
pitalismo, no se ha producido, porque han interferido en su evo
lución, factores en cierto sentido ajenos a él mismo, y que han
modificado, apreciablemente, sus formas de expresión, alejándolas de aquellas que habrían ocurrido si esos factores en cier
to sentido, ajenos a él, no hubieran intervenido.
¿Cuáles son esos factores, en cierto sentido ajenos al capitalismo? Nos limitaremos a señalar tres de esos íactores, quecreemos, son los más importantes.
En los países en que el capitalismo alcanza cierto desarro
llo, se produce naturalmente, de parte de la clase obrera, un
movimiento de auto-defensa y aún, de ofensiva dentro de los
marcos capitalistas, a través de su organización sindical y dela lucha política. Esta acción de auto-defensa que puede trocarle en ofensiva, tiende a obtener un mejor tratamiento de los
obreros por el capital, ya sea por medio de jornadas mínimas
de trabajo, salarios mínimos, o simplemente aumento de sala
rios, ya sea estableciendo sistemas de previsión, ya sea mediante el reconocimiento del derecho de huelga, etc. Tales objetivoshan alcanzado en casi todos los países capitalistas consagraciónlegislativa y norman, hoy en día, las relaciones entre el capitaly el trabajó. A ello ha contribuido, también en parte, como lo
dejamos dicho en anterior oportunidad, las concesiones que el
capitalismo ha debido hacer para asegurar su subsistencia, enestos aspectos accidentales.
El conjunto de normas legislativas de esta especie, llamado genéricamente Derecho Económico, significa, en el fondo, unfactor que altera el desenvolvimiento normal del capitalismo,basado en la libre concurrencia. La presencia de este factor im
plica que el sistema económico capitalista deja de estar regidoabsolutamente por el mecanismo de la libre concurrencia. Elmercado de trabajo deja de estar regido, integralmente, por laley de bronce del salario, y las remuneraciones que mediante elderecho económico sq consigue, influyen, entonces, en el mer-cado capitalista, con mayor importancia que la que tendrían siimperara el liberalismo absoluto. Por otra parte, el derecho eco
nómico actúa en sentido contrario al de la tendencia acumulativa del capital, y altera, así, notoriamente, la vigencia de la leyde concentración de capitales. No se produce, en estas nuevas
condiciones, con la facilidad que algunos previeron, la monopolización de la actividad económica, ya que la acumulación capitalista, su supuesto, se encuentra en parte neutralizada por laacción cada vez más intensa del Estado en la vida económica.
— 151 —
En estas condiciones, deja también, la iniciativa privada de serel motor decisivo del desarrollo de las fuerzas productivas desde que las garantías a la actividad económica privada se ven
considerablemente disminuidas por el derecho económico.La intervención de! Estado en la economía significa pues
en los países capitalistas, un factor que ha impedido que el capitalismo se desarrolle hasta el máximo de sus posibilidades,pues la libre concurrencia, que es el mecanismo mediante el cualse desenvuelve, sufre visibles restricciones.
En los países semi coloniales y dependientes, a los que elcapitalismo adviene en forma imperialista, la tendencia subyugante y monopolizadora del capital, se ve resistida con mayoro menor potencia, por los movimientos nacionales de liberaciónque procuran sacudir el yugo extranjero, imponiendo condicionesal capital imperialista, gravándolo con fuertes impuestos, exigiendo garantías para los obreros nativos, fomentando por medio del Estado el desarrollo de las industrias y capitales nacionales, etc.
Este segundo factor, aunque en menor proporción que e!
anterior, también influye en que no se desarrolle al máximo, enescala mundial, la tendencia monopolizadora del capitalismo.
Por último, en la sexta parte del mundo, Rusia y sus de
pendencias, con la Revolución de Octubre y la socialización subsecuente de los medios de producción, cesan de regir, por lo
menos en considerable grado, las leyes económicas capitalistas,rompiéndose así, por este nuevo factor, el imperio mundial del
capitaliímo y de sus normas clásicas de convivencia social.Hemos calificado a estos factores como "ajenos en cierto
sentido al capitalismo". ¿Por qué decimos "ajenos"? Porque de
tus leyes mismas del funcionamiento económico del capitalismono resultan necesariamente los fenómenos indicados. Pero sólo
ron "ajenos en cierto sentido", porque la causa que produce y
genera la aparición de los hechos sociales indicados, está en úl
timo término también condicionada por el capitalismo. Expliquémonos. Las tres situaciones sociales que hemos señalado co
mo interfirientes en el desarrollo capitalista, son a su vez reac
ciones que el mismo capitalismo ha generado cuando alcanza
ciertos niveles en su expansión. No son estas situaciones, pues,
ajenas en forma absoluta al capitalismo; son productos del mis
mo capitalismo, que lo modifican, opacan algunos de sus rasgos,
y neutralizan algunas de sus consecuencias necesarias.
¿En qué sentido interfieren estos factores a las tendencias
del capitalismo? Para contestar esta pregunta es necesario es
tudiar cuál es la naturaleza y los caracteres de la sociedad ca
pitalista integral, en cuanto ella realiza totalmente las posibilidades que encierra el sistema, con prescindencia de los efectos
modificantes que han producido en ella las situaciones a que
hemos aludido.
Las tendencias propias del desenvolvimiento de una socie
dad capitalista pura, nos indican y definen la dirección del mo
vimiento, la trayectoria del sistema.
El carácter del proceso de circulación capitalista, nos_ seña
la desde ya, el primer rasgo esencial de su sistema económico,
a la vez que no3 evidencia su tendencia principal: la expansiónIndefinida del valor, en el circuito D-M-D, y su consecuencia, la
acumulación progresiva de riqueza. Esta tendencia se convierte
— 152 —
en el fin de la circulación y en el móvil de ia acción del capitalista en cuanto actúa como tal. Nosotros, ahora, supondremosque su actividad se realiza integralmente con este carácter, re
sultando así, que el proceso inacabable de la obtención de ganancias es el exclusivo fin subjetivo que persigue, y la acumu
lación incesante de riqueza, el único resultado objetivo que ob
tiene. Si reparamos que el movimiento económico capitalista hacia el acrecentamiento del capital se realiza por la acción de los
intereses privados en libre y despiadada competencia entre sí,nos es posible advertir las siguientes tendencias en la evolución
del capitalismo:1) Tendencia hacia el progreso cuantitativo y cualitativo
de las fuerzas productivas y de la técnica empleada en ellas,
Esto significa que el sistema capitalista tiende a aumentar
cada vez más la capacidad productiva de la sociedad y su aptitud para satisfacer las necesidades humanas.
2) Tendencia hacia el aumento indefinido en la extensión
áe los mercados de consumo. Uno de los medios de mantener
y hacer triunfar una actividad capitalista es la incorporación de
siempre nuevos mercados para sus productos, arrebatándoselosa empresas y monopolios rivales.
3) Tendencia hacia el monopolio, es decir, tendencia a ia
concentración cada vez en más pocas manos de la propiedad v
dirección de las actividades económicas, en la medida que la li
bre concurrencia va dejando ai margen del proceso productor alas empresas económicamente débiles y técnicamente deficientes.
4) Tendencia hacia la proletarización, es decir, tendenciaa que todos los individuos que no han podido vencer en la li
bre concurrencia —los pequeños industriales y prestadores deServicios—
,se conviertan en asalariados de las cada vez menos
y más poderosas empresas monopolistas.Esto quiere decir que el desarrollo del capitalismo tiende a
diferenciar a los hombres nítidamente en dos clases, una cadavez más numerosa de proletarios, y otra cada vez más reducidade capitalistas.
Si suponemos ahora que estas cuatro tendencias esencialesdel capitalismo se realizan hasta sus últimas consecuencias, senos dfrecerá el siguiente cuadro de 3a sociedad capitalista inte
gralmente desarrollada.
1) En primer lucrar, se han desenvuelto las fuerzas productivas en el seno de la sociedad, hasta sus máximas posibilidades, Esto quiere decir que desde el punto de vista de la técnica y del capital, se dan en este tipo de sociedades todas lascondiciones para satisfacer las necesidades humanas.
2) En segundo lugar, se ha producido la unificación mun
dial en un solo mercado consumidor de las actividades productoras .
3) En tercer lugar se ha producido la concentración de lapropiedad de las fuerzas productivas en el mínimo número depersonas posibles. Se llega así al monopolio absoluto de la industria.
4) En cuarto lugar, se ha producida la proletarizaron delmáximo número de personas posibles, adquiriendo todas el carácter de asalariadas del capital monopolista.
El acrecentamiento incesante del capital y su capacidad deobtener siempre mayores utilidades, considerado este último
— 153 —
factor como el móvil de la actividad económica capitalista, esuna posibilidad que existe y se realiza, mientras dura la libre
competencia entre los mismos capitalistas para obtener nue
vos mercados y para satisfacer las necesidades siempre mayores, de los cada vez más extensos mercados, que van cayendo enla órbita del monopolio triunfante. En efecto, desde el momento en que un concurrente se ve derrotado por otro que lo ab
sorbe, el mercado del primero va a incrementar el del último,proporcionándole a éste la condición y el móvil para subsistir,para hacer utilidades. Pero desde el momento en que el últinujconcurrente cae vencido y su mercado es absorbido por el del
triunfador, la libre concurrencia se destruye a sí misma. "Es elmomento en que el combate termina -por falta de combatientes,el resultado, evidentemente, es un monopolio para quien no tiene rivales" (109).
Si bien, mientras la libre concurrencia entre múltiples ca
pitalistas ofrece la posibilidad de existencia de un mercado
efectivo para los artículos producidos —dado que en este caso
se cuenta con un poder comprador, ya de los mismos capitalistas, ya de los asalariados cuando eí nivel de salarios se eleva
por sobre lo necesario para la subsistencia del trabajador—,
cuando la libre competencia cesa, por el monopolio absoluto so■
breviniente, entonces la posibilidad de existencia de ese merca
do desaparece. En efecto, al unificarse la economía mundial en
un solo mercado de un solo monopolio, que al mismo tiempo es
el único comprador de trabajo, se opera la vigencia absoluta
de la ley de bronce de los salarios, y el precio del trabajo entra
a determinarse por la cantidad de dinero necesaria para la sub
sistencia biológica del proletario. Y en tales condiciones, el mer
cado para los productos de la gran industria desaparece. En
este momento las fuerzas productivas alcanzan un desarrollo
suficiente para satisfacer todas las necesidades humanas, y al
mismo tiempo, la demanda efectiva de artículos en el mercado
monetario se coloca muy por debajo de esa capacidad de pro
ducción.
Esto significa que el circuito de circulación D-M-D se inte
rrumpe fatalmente; no hay dinero para comprar las mercan
cías; la mayor parte del dinero ha ido a engrosar el capital, que
por definición y por estar en poder del mínimo número de per
sonas posibles, se encuentra en la imposibilidad de traducirse
en el mercado.
Cortado el circuito de circulación capitalista, el sistema se
encuentra delante de una crisis orgánica, insuperable dentro de
sus propios límites estructurales. Su consecuencia lógica es la
paralización del proceso productor, el fin de toda actividad eco
nómica. Sólo la destrucción de las fuerzas productivas y el re
torno a etapas económicas ya con mucho superadas, es capaz
de salvar al capitalismo en tan críticas condiciones.
Veamos ahora cuáles son las implicancias políticas del desa
rrollo integral del capitalismo y de sus crisis orgánica defini
tiva. Examinemos cómo estos hechos afectan al Estado.
Durante la vigencia del sistema de la libre competencia por
los mercados y por las materias primas, se mantienen las con
diciones que parcelan políticamente al mundo capitalista en di-
(109) Gabriel Devine, ''Principios Socialistas", P*S. 123.
— 154 —
ferentes Estados. Señalaremos varios factores que concurren a
producir este efecto.
1) La oposición de intereses entre bs burguesías en luchade los diversos países capitalistas, oposición que puede hasta
asumir caracteres bélicos. El Estado aparece aquí como el ins
trumento de realización de esta oposición. El Estado existe —en
cuanto cumple esta función— ,en virtud de la oposición entre
las categorías amigo-enemigo, de que habla Schmitt.
2) La oposición de intereses entre el capitalismo de los
países de capitalismo avanza-do y el de los países dependientesque tienden a desarrollarse autónomamente. Se trata aquí de laoposición entre el imperialismo y los movimientos nacionales de
liberación.
La acentuación de las diferencias entre las diferentes na
cionalidades, correlato de estas oposiciones, proporciona la base
psicológica y emocional que requiere la parcelación del mundo
en Estados distintos.
3) En general, el desigual desarrollo del capitalismo en
el período de la vigencia real de la Ubre concurrencia, que se
traduce en diferentes estructuras clasistas, diferentes niveles
de vida y condiciones de trabajo y, en consecuencia, distintas situaciones sociales expresivas de las múltiples diferencias de loa
países entre sí.
Llegado el momento de la cesación de la libre concurrencia,con la victoria absoluta del monopolio capitalista único, que
derrota y absorbe a los demás monopolios, con la unificación
mundial del mercado de consumo, con la proletarización del ma
yor número de personas y su sometimiento a las mismas con
diciones de vida y trabajo impuestas por el funcionamiento au-
mático de las leyes económicas capitalistas, llegado ese momen
to, desaparecen las condiciones que mantienen la parcelaciónpolítica del mundo.
A la unificación y centralización económica a través de un
gigantesco monopolio, corresponde la unificación y centraliza
ción política en un solo Estado.
La función política que distingue como Estado a este producto necesario de la evolución económica capitalista es la de
ser la fuerza organizadora de la sociedad en los marcos capitalistas. El derecho en que se expresa el Estado y que norma
las relaciones sociales en este sistema, no es sino la forma de
organización de la sociedad al servicio del interés de la clase
capitalista .
Si analizamos la significación del Estado en las condiciones
supuestas, podemos advertir fácilmente su esencia misma, yaque en él se realiza plenamente su función distintiva, y desaparecen las notas accidentales con que aparece revestido en las
diferentes circunstancias históricas, y que son las que producen las discrepancias teóricas, cuando se trata de precisar sucontenido esencial.
Es así como la función de realizar, como afirma Schmitt,la oposición de un conglomerado humano con otro, representarsus intereses y defenderlos, no es posible que se presente en elEstado mundial capitalista que analizamos. Aquí no cabe querealice esa función, pues no' hay sino un solo Poder Político, queno puede por lo tanto oponerse a otros, inexistentes.
Es así como, también, el carácter de agente del interés so-
cial de la comunidad, del bien comn, que para muchos es la notadistintiva del Estado, no puede tampoco presentarse en las circunstancias supuestas. Al cesar la libre concurrencia v al haberse desarrollado al máximo las posibilidades económicas y técnicas de la sociedad, el interés privado y la propiedad privadade los medios de producción, no retienen ni conservan ningúnpapel progresivo. Ya la iniciativa privada ha dado todo lo quepodía dar de sí. El Poder Público, que interpreta en el caso su
puesto al interés privado y mantiene la propiedad monopolistasobre los medios de producción, aparece nítidamente como un
aparato de coerción destinado a mantener las relaciones propietarias de producción que favorecen a ese interés. Interés, repetimos, que en las supuestas circunstancias, no sólo no cumpleninguna función social, sino que por el contrario, ha producidola crisis orgánica y definitiva del sistema, el que se encuentra
destruido internamente, por la paralización del proceso productor, impidiendo así la utilización racional de las energías productivas de la sociedad. En otras palabras, no sólo el Estado no
se nos aparece como agente del bien común, sino que precisamente aparece como causa directa y exclusiva del caos social.
Sólo le queda al Estado, como función positiva, en el es
quema conceptual que analizamos, en el momento mismo de la
crisis orgánica y definitiva del capitalismo, la de ser instru
mento de opresión de la sociedad proletarizada por el capitalmonopolizado al máximo, la de ser instrumento de opresión de
una clase —-en este caso el capital abstracto e impersonal—,
sobre otra —en este caso, la humanidad entera.
Esto no significa que en otras circunstancias el Estado no
haya en realidad servidio objetivamente de agente de progreso,
no obstante su papel opresor; como en realidad lo fué durante
el período ascensionai del capitalismo a pesar de ser órgano de
dominio de la burguesía sobre el proletariado. Pero esto sí sig
nifica, que el carácter progresivo del Estado no es de su esen
cia, pues puede faltar en algunas circunstancias, como lo son
aquellas a que nos venimos refiriendo, y que el carácter de opresor clasista, no le puede faltar nunca, ya que en el caso en co
mento, es la única función que desempeña. Y aún más. En el
momento en que el Estado expresivo de la sociedad capitalista
integralmente desarrollada, alcanza su máxima realidad como
fuerza organizadora en un plano mundial, en ese mismo momen
to, el Estado alcanza también su máxima realidad como ins
trumento de opresión, convirtiéndose sola y absolutamente en
un gigantesco aparato de esclavización de toda la humanidad
por el interés inhumano, impersonal y abstracto del capital,
propietario y beneficiario único del sistema económico mundial-
Repárese en oue el capital, en las condiciones supuestas, es in
humano e impersonal en forma absoluta: su interés no es el de
ninguna persona concreta, pues a todas lasha reducido a pro
letarios, y sólo sigue existiendo como sujeto atributivo de la vo
luntad política del Estado, mas no de una clase compuesta de
personas de "carne y hueso".
Repárese también, que en las condiciones supuestas, rige
plenamente la ley de bronce del aslario, én cuya virtud no obs
tante la potencia de las fuerzas productivas, el proletariado
^-en este caso toda la humanidad—, está sometido a las muu-
— 156 —
mas condiciones de vida posibles, compatibles con su sola sub
sistencia biológica.La sociedad capitalista que describimos, como concepto, se
nos aperece como inevitablemente empujada a su autodestruc-
ción, como única salida a la crisis orgánica que ha producido la
plena realización de su contradicción interna. Sin embargo, ese
trágico desenlace para la sociedad capitalista, se concibe como
inevitable si suponemos que continúa regida por las relaciones
de producción capitalistas. Mas, los mismos efectos producidos
por el desarrollo integral del capitalismo y que determinan su
bancarrota absoluta, son al mismo tiempo las condiciones que
permiten superar esa bancarrota, sobre la base de un nuevo ti
po de relaciones de producción. Estas nuevas relaciones de producción hacen posible la utilización racional de las fuerzas pro
ductivas, con miras, no ya al lucro capitalista, sino con miras
a la satisfacción de las necesidades humanas.
¿Cuáles son las condiciones creadas por el capitalismo que
posibilitan la substitución de las relaciones de producción basa
das en la propiedad privada y en el lucro privado, por un siste
ma de relaciones de producción basado en nuevas formas pro
pietarias?La primera condición que posibilita este cambio es el alto
nivel de productividad del trabajo alcanzado durante el capitalismo. Esta condición asegura la posibilidad de satisfacer las ne
cesidades humanas con los medios económicos y técnicos crea
dos por el capitalismo. .
La segunda condición que posibilita ese cambio, es la existencia de necesidades humanas a las cuales satisfacer con el
aparato económico heredado del capitalismo. Esta condición ase
gura la presencia de un mercado para consumir los artículos
producidos. La clase obrera, con la cual prácticamente se con
funde, en las circunstancias supuestas, la humanidad toda, porsu mismo carácter de productora de aquello que se trata de
consumir, aparece lógicamente interesada en su consumo, inte
rés que no logró satisfacer durante el capitalismo. Ello se com
prende más, si en un plano más real y menos abstracto, pensamos que la clase obrera, por su mismo género de vida se en
cuentra en íntimo contacto con la civilización y siente en sí lanecesidad de vivir en forma distinta y superior de lo que lo puede hacer con los medios de que dispone.
Lo que en la sociedad capitalista impide que se relacione orgánicamente la producción con el consumo, es la existencia de
relaciones de producción que tienen por fin el lucro, y no el uso;eí acrecentamiento del capital, y no la satisfacción de las necesidades humanas. Esto se traduce en que la capacidad adquisitiva de la clase obrera, en el mercado capitalista, sea mínima,con relación a su capacidad efectiva de absorción de productosen el mercado de las necesidades humanas. No necesitamos ex
plicar que este fenómeno es la consecuencia lógica de ia vigencia, en una sociedad capitalista típica, de la ley de bronce delsalario.
De las circunstancias anotadas se desprende que, en una
sociedad capitalista como la que analizamos, la clase obrera se
encuentra objetivamente interesada en colocar a las fuerzas
productivas en situación de satisfacer sus necesidades, lo queimplica necesariamente, que se encuentra también interesada en
— 157 —
cambiar las relaciones de producción capitalistas, por otras quepermitan la utilización racional de las energías humanas Eiinse consigue, haciendo pasar los medios de producción del patrimonio privado del monopolio único, al de la sociedad entera; enotras palabras, expropiando, absoluta y definitivamente, al capital. Ello permite el empleo de los medios de producción en beneficio de la sociedad. Pierden éstos su carácter de "capital",o sea, de instrumentos de explotación del trabajo humano, ypasan a ser instrumentos del dominio y utilización de la naturaleza por el hombre.
La conciencia de la clase obrera de la necesidad social desocializar los medios de producción para emanciparse del capitalismo, unido a la posibilidad física de realizar ese acto por launidad y potencia que le da su condición de tal, constituyen lascondiciones subjetivas de la Revolución.
Analizaremos a continuación, el significado politico de laRevolución Socialista, como acto politico, obrero y revolucionario por excelencia, acto que surge de la conjunción de las con
diciones objetivas y subjetivas ya señaladas.
Decimos que la socialización de los medios de producción, osea, que la Revolución Socialista es un acto politico, por cuanto los caracteres de este acto son aquéllos que definen, precisamente, lo esencial en la acción del Estado, lo esencial en la ac
ción política. Recordemos cuáles son esos caracteres y veamos
si inciden en el acto revolucionario.
En primer lugar, la acción del Estado consiste en "organizar" la sociedad en determinada forma. El acto revolucionario
socialista es un medio de organizar la sociedad sobre la base de
nuevas relaciones de producción: la propiedad de los medios de
trabajo no pertenece ya al patrimonio privado, sino que pasaa pertenecer al patrimonio social; el móvil de la actividad productora no es ya él lucro personal, sino el beneficio social di
recto. La socialización de los medios de producción en las con
diciones supuestas, constituye, pues, una organización de la so
ciedad en función de las nuevas situaciones económicas, técni
cas y humanas creadas por la organización capitalista, que ha
bía devenido en desorden absoluto.
Hacemos notar su carácter de desorden absoluto, por cuan
to al definir el orden, dijimos que consistía en la disposición de
elementos conforme a un fin determinado. Ahora bien, en el
caso de la sociedad capitalista integralmente desarrollada, <m
finalidad objetiva, el acrecentamiento del capital, es inconcilia
ble con la disposición de los medios, vale decir, con las relacio
nes capitalistas de producción, dado que estas relaciones implican el que no se pueda consumir el producto de la actividad
económica, imposibilitándose, por lo tanto, todo proceso pro
ductor y, en consecuencia, todo aumento de capital.En segundo lugar se caracteriza la acción del Estado por
ser de naturaleza coactiva, es decir, por imponerse la organiza
ción social, utilizando la fuerza como medio de sujeción. El ac
to revolucionario es contradictorio con relación al propósito ob
jetivo de la sociedad capitalista; se opone al interés de la bur
guesía como clase, en este caso, al interés del monopolio único,
en el que la burguesía está reducida a su mínima expresión, ysubsiste más como un centro de imputación de actos, que como
agregado social. Pues bien, así como la existencia de cualquier
— 158 —
tipo de sociedad clasista requiere de la posibilidad del uso de la
violencia a través de la coacción jurídica, como instrumento de
estabilización social; asi, en el presente caso, la destrucción de
la sociedad capitalista por el acto revolucionario supone la posibilidad del uso de la violencia proletaria como medio de imponer la organización colectivista de la sociedad. ¿De qué depende el que esta posibilidad se transforme en realidad? "Así, comola realización de la coacción jurídica, depende de la transgresión de la ley, asi también, la realización de la violencia proletaria depende de la oposición física que pueda presentar el ca
pitalismo para aceptar la nueva organización social.
En tercer lugar se caracteriza la acción del Estado porquees ejercida en interés de alguna clase representativa en algúnmomento del interés social. No creemos necesario en este caso,insistir en demostrar el carácter clasista del acto de socializa
ción de los medios de producción, en euya virtud la clase obrera se emancipa de las condiciones de inhumanidad que la defi
nen como tal, y conquista las condiciones verdaderamente hu
manas de vida. Tampoco nos parece necesario insistir en que la
acción de la clase obrera significa, concretamente, la liberación
de toda la sociedad de las cadenas del capitalismo que obstacu
lizaban su desarrollo y la condujeron hacia su propia des-
truefción.
El hecho de que el acto político se realice al servicio de una
clase, significa, correlativamente, que oprime a otra. En nues
tro caso, el acto de socialización de ¡os medios de producción im
plica, no sólo la opresión, sino aún más, la liquidación de la bur
guesía, como clase. Desaparecida la propiedad privada de losmedios de producción, desaparece también la clase propietariade ellos .
Llegamos, asi, a la conclusión que la Revolución Socialistaes un acto político, el acto político obrero por excelencia. Decimos acto político obrero "por excelencia", porque en las condiciones ideales qeu suponemos, la clase obrera no ha tenido intervención política alguna, hasta la Revolución misma, lo quequiere decir que la única actividad política que es esencial a laclase obrera es la de organizar la sociedad en moldes colectivistas. >
El sujeto atributivo de la actividad política es lo que llamamos Estado. La Revolución Socialista, entonces, al atribuirse a un sujeto político, requiere de un Estado del cual sea ex
presión. Tal sujeto político de la Revolución Socialista es lo queconstituye el Estado Proletario. Su función es realizar la vo
luntad histórica del proletariado a través de la liquidación de laburguesía como clase, y la instauración sobre sus ruinas de lasociedad sin clases.
Como todo Estado, el Estado Proletario es una dictadura,una Imposición a través de la fuerza organizada de un ordensocial determinado. De aquí, la denominación que generalmentese usa para referirse al Estado Proletario, y que teóricamentees adecuada y correcta: Dictadura del Proletariado
Examinemos ahora, los efectos de la revolución social v
política realizada por el proletariado, en una sociedad capitalista integralmente desarrollada.
La condición económica determinante de la nueva sociedades el alto nivel de productividad del trabajo y, en consecuencia,
su gran riqueza, condición que ha heredado del régimen capítalista.
Dice Engels: "Mientras el trabajo global de la sociedad no
rinde más que lo estrictamente indispensable para cubrir lasnecesidades más elementales de todos y acaso, un poco más;mientras, por tanto, el trabajo absorbe todo el tiempo o casi todo el tiempo de la inmensa mayoría de los miembros de la so
ciedad, ésta tiene que dividirse necesariamente en clases" (110).Agrega Rodolfo Mondolfo: "Ahí donde no pueden ser satisfe
chas las necesidades de todos, nace la contradicción de las vo
luntades, y en la acción, el conflicto de las fuerzas, y la apro
piación violenta aparece para establecer las diferencias de re
partición que constituyen las distinciones de clases" (111). Eu
consecuencia, agregamos nosotros, la división de la sociedad en
clases antagónicas se opera como la única salida para que la
sociedad desarrolle, a través de la explotación del trabajo de la
mayoría, su capacidad productora y su riqueza potencial.Podemos concluir, pues, que si la insuficiencia en la pro
ducción y la escasez de la riqueza social constituyen la base ma
terial de la división clasista, él máximo desarrollo de las fuer
zas productivas es la condición objetiva para la abolición de las
clases, que es lo que la Revolución Obrera persigue mediante
la expropiación de la propiedad burguesa" (112).El principal carácter distintivo de la sociedad generada por
la Revolución Obrera en el medio capitalista más avanzado, es
la abolición de las clases. Estamos en presencia de una sociedad
sin clases.
El alto nivel de la productividad del trabajo en la sociedad
sin clases implica, a su vez, una transformación de la natura
leza de las relaciones del trabajo con el trabajador.Escribe Trotzky: "La base material del comunismo debe
consistir en un desarrollo tan alto de la potencia económica del
hombre, que el trabajo productivo, dejando de ser una carga y
una pena, no necesite de ningún aguijón y que la repartición de
los bienes, dados en abundancia constante, no exija otro con
trol que los de la educación, de la costumbreo de la opinión pú
blica" (113). Agrega Engels: "Sobre sus ruinas (las de la so
ciedad capitalista), deberá implantarse una organización de la
producción en la que de un lado, ningún individuo pueda desen
tenderse de su parte en el trabajo productivo, que es condición
natural de la existencia humana, y en la que, de otra parte, el
trabajo productivo se convierta de mediode esclavizamiento, en
medio de emancipación del hombre, brindando a todo individuo
la posibilidad de desarrollar y ejercitar en todos los sentidos te
dio) Federico Engels, "AntijDühring", pág. 281.
lili) fiodolfo Mondollo. ob. cit., pág. 2fl0.,_,....,, ■
(112) "El carácter distintivo del comunismo no es la abolición de la propie
dad en general, sino de la propiedad burguesa". "No queremos de
ninguna manera abolir esta apropiación personal de los productos Mi
trabajo, indispenasbles para la conservación y la reproducción de tt
vida humana (propiedad de los bienes de consumo), esta apropiación
no deja ningún beneficio que coníiera poder sobre el trabajo de otro.
Lo que queremos es suprimir este triste modo de apropiacón, que
hace que el obrero no viva sino para acrecentar el capita , y no viva
sino en tanto lo exijan los intereses de la clase dominante . Marx y
Engels, "Manifiesto Comunista", págs. 19 y 20. (Lo que aparece entre
paréntesis es nuestro). ti
1113) León Trotzky, "La Revolución Traicionada , p*g- '*•
— 160 —
das sus capacidades, así físicas como espirituales, y convirtiendo de ese modo, lo que hoy es una carga, en un goce" (114).
Todo esto significa que en la sociedad resultante de la Re
volución Obrera, las normas de repartición de la riqueza usua
les del capitalismo, según las cuales se retribuye al trabajo se
gún su cantidad y calidad, perderán su vigencia. El principioque regirá la repartición y que representa el segundo rasgo dis
tintivo de la sociedad sin clases generada sobre la base de un
capitalismo integralmente desarrollado, será "de cada cual se
gún su capacidad, a cada cual según su necesidad".
La vigencia de tal principio supone una abundancia tal de
productos, un nivel tan alto de riqueza social, que haga innece
sario la existencia de un derecho que consagre estímulos y pri
vilegios en la repartición, a aquellos que trabajen más y me
jor. La vigencia de tal principio supone, correlativamente tam
bién, una actitud psicológica frente al trabajo de parte de los
hombres, del todo diferente de la que existe en las sociedades
pobres, y por ende, clasistas. El trabajo, en la sociedad comuni
taria que sucede lógicamente al capitalismo integral, se confun
de con la actividad misma del hombre; es, no solamente, "un
medio de vida, sino la primera necesiadd de la vida misma",
El tipo de sociedad caracterizado más arriba y que se nos
presenta como el producto lógico y consecuente de la Revolu
ción Obrera en un medio capitalista integral, ha sido denomina
da por Marx, "sociedad comunista" o también, "fase superiorde la sociedad comunista". Subrayamos estas denominaciones
con el objeto de evitar que se produzcan confusiones con el significado de estos términos, lo que ocurre muy a menudo.
Esta breve incursión por los terrenos de la sociedad comu
nista, reparando en algunos de sus caracteres específicos, ha
tenido por objeto precisar más, el concepto de Estado Proleta
rio o Dictadura del Proletariado y que hemos ya definido como
el instrumento político de la Revolución Obrera, como el sujetoatributivo de la voluntad organizadora de la sociedad sobre ba
ses colectivistas.
Analizamos ya las razones en virtud de las cuales el con
tenido conceptual de la Revolución Obrera tiene un significado
político e implica la existencia de un Estado Proletario. De ahí
concluimos que, como tal Estado, el poder proletario era en su
esencia, una dictadura, como toda otra forma de Estado, querealizaba la voluntad política y el interés de una clase social con
una misión histórica determinada.
Nos referiremos, ahora, sobre la base de los caracteres se
ñalados de la sociedad comunista, a los rasgos propios y sui
generis de la Dictadura del Proletariado, que la distinguen de
todas las dtras formas de Estado.
Al estudiar la naturaleza del Estado expresamos que éste
era un poder que impone y realiza coactivamente un orden so
cial favorable al interés de alguna clase social, clase social queen algún momento ha debido representar el interés histórico de
la humanidad.
De este concepto podemos concluir que es posible advertirdos "momentos" en la acción del Estado: un "momento" revo
lucionario, por el cual el interés de una clase oprimida aflora al
[114) Federico Ei^els, "Anti-Dühring", pág. 272. El paréntesis es nuestro.
terreno político y deviene en interés organizador de la socie
dad imponiendo un orden social que la favorece; y un "mo
mento" no revolucionario, estático, en el que el Estado, conver
tido ya en instrumento de la nueva clase dominante, realiza y
mantiene mediante la coacción jurídica, el nuevo orden sociai,
oprimiendo a otras clases cuyo interés desconoce e ignora y que
comienzan a desarrollarse en su seno.
Llamamos al primer "momento", revolucionario, porcuan
to implica la substitución de un sistema de relaciones de pro
ducción, por otro; la transformacióncualitativa de la organiza
ción social.
Llamamos al segundo "momento", no revolucionario o es
tático, porque envuelve sólo la continuación de la nueva orga
nización social dentro de sus correspondientes relaciones de pro
ducción, revolucionariamente conquistadas. Ello no obstante,
en este segundo "momento", es también la violencia ejercida a
través del derecho, la que hace posible esta continuidad social
que momento a momento choca y contraría las aspiraciones de
los no favorecidos por el nuevo orden.
En nuestro caso, la Dictadura del Proletariado solo reali
za el "momento" revolucionario del Estado. En electo, su ac
ción consiste en transformar las relaciones burguesas de pro
ducción. Una vez realizada esta función, al desaparecer la Bur
guesía desaparecen también las clases. Liquidadas las clases, no
nay necesidad de un derecho que proteja alguna nueva forma
de repartición de la riqueza. No hay necesidad de que la fuerza
se organice para imponer una norma de repartición; como di
ce Trotzkv. la repartición no exige otro control que los de la
educación, la costumbre o la opinión pública, lo que se explica,
por la base material de riquezas sobre la que se construye ¡a
nueva sociedad.
En una sociedad en ia que la actividad humana se rige por
el principio "de cada cual según su capacidad y a cada cual se
gún su necesidad", es la naturaleza misma del hombre la que
orgánicamente entra a regir el funcionamiento de la sociedad,
No es el interés de una clase, sino el ínteres humano, traducido
en las necesidades reales y concretas, el límite y la condición
que regula la actividad humana yla organización social. No hay
aquí pues, exigencia de un poder coercitivo, independiente de la
sociedad para que ésta pueda desenvolverse. No hay en esta
sociedad, propiamente, Estado, sino otra forma de ordenamien
to colectivo, que no sirve interés de clase alguna, que no opri
me a clase alguna, y que sólo expresa el poder, las necesidades
y la naturaleza del hombre. .
De todo esto se infiere que en una sociedad comunista sji
clases no hay Estado, su sistema de ordenamiento no es ya
coactivamente impuesto poruña clase, sino conscientemente que
rido y prácticamente realizado por la humanidad toda.
La Dictadura del Proletariado termina, pues, en el momen
to mismo que por su acción liquida a la burguesía como clase,
y en consecuencia, también, al proletariado como clase. El Es
tado Proletario no existe sino en cuanto revoluciona la sociedad
burguesa; después se extingue como Estado y cede su paso a
nuevas formas no políticas de organización social.
Esta es la razón por qué Marx denominaba al Estado pro
letario, Dictadura' Revolucionaria del Proletariado. Su esencia
— 162 —
misma consiste en ser revolucionario, sólo existe en su "momen
to" revolucionario.
Hemos determinado, así, desde un punto de vista, el ca
rácter especifico del Estado Proletario, con relación a los de
más Estados, consistente en su exclusivo carácter revolucionario.Desde el punto de vista de la duración temporal de la Dic
tadura del Proletariado, las mismas consideraciones anteriores
nos hacen concluir que se prolonga tanto cuanto demore la so
cialización de los medios de producción. En las condiciones su
puestas que nosotros elegimos para analizar estas cuestiones,
dicho periodo se reduce al mínimo de tiempo posible, si pensamos que los medios de producción están concentrados en el má
ximo grado y que el acto revolucionario sólo consiste en ei
traspaso jurídico de la propiedad burguesa a la colectividad, la
que ya de hecho los poseía.Decantado ya el rasgo eminentemente revolucionario del
Estado Proletario, nos referiremos ahora a un segundo carácter
suyo que lo distingue de las demás formas de Estado.
Los Estados representativos de cualesquiera de las clases
anteriores al proletariado, han sido siempre instrumentos de
opresión de la mayoría por una minoría. Este hecho no es ac
cidental, ya que el desarrollo de las fuerzas productivas, el proceso de capitalización ha exigido que sea sólo una minoría la
que aproveche del trabajo de la mayoría. Por el contrario, esde la esencia de los regímenes clasistas, que sea sólo una mino
ría la clase dominante.
Esto significa que las formas políticas clasistas y entre
ellas, el Estado capitalista, no han sido ni son democráticas en
su esencia, es decir, no han sido ni son instrumentos de acción
"del pueblo, y para el pueblo", entendiendo por éste a la inmen
sa mayoría de la población. Solo han sido democracias para las
minorías, cuanto han permitido el despliegue de las posibilidades de las clases dominantes (115).
La Dictadura del Proletariado es una forma política que
sirve el interés de la clase obrera, la inmensa mayoría de la población, y es ejercida por esta clase en cuanto ha devenido cla
se dominante.
El diferente carácter del Estado Proletario a este respecto,con relación a las otras formas políticas, ha sido precisado porLenin en los siguientes términos:
"En la sociedad capitalista tenemos una democracia castrada,mezquina, falsificada, una democracia sólo para los ricos, paralas minorías. La dictadura del proletariado, el periodo de transición al comunismo, aporta por primera vea la democracia parael pueblo, para la mayoría, a la par con la necesaria represiónde la minoría, de los explotadores. Sólo el comunismo puede creartina democracia completa, y cuanto más completa sea, antes de
jará de ser necesaria, y se extinguirá por sí misma".
"Democracia para la mayoría gigantesca del pueblo y represión por la fuerza, es decir, exclusión de la democracia para los
explotadores, he ahí la modificación que sufrirá la democraciaen la transición del capitalismo al comunismo" (116).
(115) Hacemos presente al omitir este último juicio, que estamos analizando
conceptos, y no realidades concretas. Al referirnos a la democraciav a la Dictadura del Proletariado, lo hacemos suponiendo condiciones
ideales, de las cuales sólo en parte participan los organismos poütico»concretos de la hora presente.
(116) Lenin, "El Estado y la Revolución", págs. 80-61.
_ltó —
Concluimos nosotros que el segundo rasgo diferencial de la
Dictadura del Proletariado, con relación a las demás formas
políticas, es su carácter ampliamente democrático.
Se puede distinguir, en tercer lugar, la naturaleza política
del Estado Proletario, de las otras formas de Estado, por los
distintos efectos que produce en relación con las clases: todos
los Estados, excepto el Estado Proletario, en la medida en que
realizan su cometido histórico, van oprimiendo cada vez más a
una clase determinada. El Estado Proletario, en la medida que
cumple su misión, va liberando cada vez más, no sólo a la cla
se obrera, sino que a toda la humanidad de toda forma de opre
sión. Mientras el resultado de la acción de los Estados es, ge
neralmente, una firme y definida oposición de clases, el resul
tado de la acción del Estado Proletario es la abolición de todas
las clases y la supresión de la oposición de intereses entre los
hombres entre sí. La clase obrera no puede emanciparse, sino
emancipando con ella a toda la sociedad.
Para terminar este análisis, dejemos a Marx que sintetice
los últimos conceptos que nos han preocupado: "La condición
de la emancipación de la clase trabajadora es la abolición de
todas las clases, así como la condición de la emancipación de!
tercer estado, del orden burgués, fué la abolición de todos loa
estados y de todos los órdenes". "La clase trabajadora reem
plazará en el curso de su desarrollo, la antigua sociedad civil
por una asociación que excluirá lasclases y sus antagonismos,
y no habrá ya entoncesPoder Político propiamente dicho, pues-
to que el Poder Políticoes precisamente el resumen oficial del
antagonismo en la sociedad civil". "Entre la sociedad capitalista
y la sociedad comunista media el periodo de la transformación
revolucionaria de la primera en ia segunda. A este período co
rresponde también un período político de transición, cuyo Esta
do no puede ser otro que la dictadura revolucionaria y demo
crática del proletariaido" (117).
3.—La Dictadura del Proletariado, la Democracia y la U
bertad.
El clima mental producido por la guerra que acaba de ter
minar concebida por las masas através de la propaganda co
mo una lucha entre "la libertad y la opresión", por una parte,
y las condiciones reales de vida existentes en la U.R.ta.b y
las regiones por ella ocupadas, que están lejos de satisfacer los
anhelos libertarios del espíritu progresista de Occidente, por la
otra han generado en muchos sectores del movimiento obrero
socialista, una concepción errónea del verdadero alcance y sig
nificado de lo que es la Dictadura del Proletariado, como forma
política-de la revolución.
Por eso creemos conveniente detenernos un tanto en escla
recer algunos conceptos relativos a la Dictadura del Proleta
riado y sus relaciones con la democracia y la libertad, nuevos
fetiches humanos que los acontecimientoshan puesto a la orden
del día y, que de no ser cuidadosamente analizados a la luz de!
marxismo, pueden originar peligrosas desviaciones doctrinarias,
cuyas consecuencias prácticas ala postre pueden comprometer
los valores humanos que se quieren defender con ese criterio.
(117) Carlos Marx, tit. por Lenin en "El Estado y la Revolución", pag, 77.
/
- 164 -
En este análisis descenderemos un tanto dei nivel de abs
tracciones en que nos colocamos para hacer las reflexiones
anteriores, y supondremos que la transformación revolucio
naria de la sociedad capitalista en comunisLa, implique un
proceso más o menos largo, durante el cual se opere la socia
lización del capital. Esta suposición implica el que ei capital
no esté absolutamente monopolizado, y que, en consecuencia,
no sea sólo un ente impersonal, sino que se encuentre en po
der de una burguesía concreta y monopolista.Se traduce la desviación a que aluoinioü poco más arriba,
en oponer los conceptos de "democracia" y -dictadura". Se
pretende, en consecuencia, ligar el movimiento oürero y ia Re
volución Socialista al concepto de democracia, declarándose
por muchos en bancarrota ei concepto de Dictadura del Pro
letariado, que, en el mejor de los ca¿os, seria una modalidad1
política típicamente rusa, cuando no se dice que es una mons
truosa desviación del verdadero pensamiento marxista.
La antinomia entre "democracia" y "dictadura" es, desde
el punto de vista marxista, completamente inaceptable. Para
el marxismo, como creemos haberlo dejado en claro, todo Es
tado es, por definición, una dictadura. El significado que el
marxismo atribuye al término "dictadura", el sentido que
atribuye a la idea de "dictadura", y que es el que emplea, ei¡
consecuencia, al designar como dictadura del Proletariado a
la forma política de la Revolución Socialista, es el de una im
posición coactiva de un sistema dado de relaciones de clase,
de un derecho y de un modo de repartición de las riquezas.El adjetivo "coactiva" no quiere decir otra cosa sino que el
sistema de relaciones de producción está expresado en forma
de derecho, es decir, que no puede alterarse su vigencia por
persona alguna sin quedar sometida a la coacción física apo
yada en el derecho. Quiere decir esto, que no .se puede alterarel sistema, de relaciones de producción por un individuo que
quiera sustraerse al imperio de la norma jurídica con respecto suyo, sin que caiga sobre él, el peso de los organismos es-
taduales encargados de mantener el régimen jurídico existen
te. Quiere decir esto que no se puede pretender por una o va
rias personas, tampoco, alterar el régimen social vigente en
su base jurídica, sin que dejen de incurrir en un delito en
contra de la seguridad interior de un Estado. Ya vimos que9a morigeración que experimenta la realización de este con
cepto en el mundo histórico, se debe al concurso, en la práctica, de un nuevo factor que no consideramos en nuestro es
quema puro. Este factor es la influencia que la clase obrera
y el movimiento revolucionario ejercen en el Estado capitalista, el cual, en cuanto efectivamente permite actividadescontrarias a su existencia, modifica o templa su perfil cla
sista definido, sin que deje de ser por ello en lo esencial, ex
presión de la voluntad burguesa, entretanto no advenga la
Revolución.
Todo esto significa que por dictadura, en sentido marxis
ta, no hay que entender arbitrariedad, sino todo lo contrario,el imperio de una legalidad firmemente establecida, que no
por ser interesada y clasista, deja de ser legalidad, y deja de
excluir la intervención del arbitrio incontrolado. Por el con
trario, el imperio de una norma legal clasista, es inconcilia-
— 165 —
ble con el imperio de la arbitrariedad, que por definición nO
se sujeta a interés definido alguno, como lo son los de las
clases, sino sólo a los mutables caprichos de gobernantes más
o menos tiránicos.
Todo esto significa que por más libertades que permitaun Estado determinado a sus subditos para actuar en su se
no, no pierde por ello, en su esencia, su carácter dictatorial
qne subsiste mientras continúa organizando con su acción, una
sociedad en un sentido clasista definido.
Los gobernantes soviéticos no se contradicen al sostener
que la democracia soviética, consagrada en la última Consti
tución, es una forma de la Dictadura del Proletariado, y que
dicha Carta, al significar el establecimiento de la "democra-'
.
cia", deja en vigor el régimen de dictadura de la clase obre
ra (118). A la inversa, demuestran con ello tener, por lo me
nos, más claros los conceptos que muchos de sus detractores.
La diferencia que hay, sí, entre los Estados sedicentes
democráticos y la Dictadura del Proletariado, es que mien
tras aquéllos "adquieren conciencia de lo que son a través de
una ideología de alcances limitados que oculta su verdadero
carácter dictatorial, ésta, la Dictadura del Proletariado, ad
quiere conciencia de sí, por medio del marxismo y confiesa,
en consecuencia, descaradamente, su carácter clasista, su esen
cia violenta v dictatorial.
La segunda diferencia que a este respecto encontramos
entre ambos tipos de Estado —y a Ja cual ya nos referimos—
es que mientras el Estado burgués es por su esencia sólo una
democracia para la minoría, el Estado Proletariado lo es pa
ra la enorme mayoría de la población que, por medio suyo,
actúa directamente en su propio interés._
La manifestación más evidente del desconocimiento de las
tesis marxistas fundamentales de parte de los impugnadores
del concepto "anticuado" de Dictadura Proletaria" es que pre
tenden contraponerla al concepto de "democracia obrera, co
mo forma política de transición hacia la sociedad comunista.
La violencia organizada que implica la dictadura, es e;jer-
cida en el período de Dictadura Proletaria, en contra de la
burguesía, con un doble objetivo: primero, el de destruir ia
oposición física que pueda ella ofrecer a ía socialización de loa
medios de producción; segundo, el de impedor que trate de
subvertir el orden revolucionario y conquistar así, las posicio
nes perdidas. Como se ve, aquí no hay ninguna restricción
esencial a la actividad política de la clase obrera, en cuanto
tal clase; por el contrario, ]a única forma en que pueda reali
zarse esa política es precisamente, bajo las condiciones de la
Tíictadura Proletaria. Esto significa que la clase obrera puede
y tiene el derecho de determinar las modalidades de su acción
política, democráticamente, es decir, recogiendo y escuchando
Jas genuinas y verdaderas aspiraciones de sus componentes,
expresadas con amplia y absoluta libertad. Así, y sólo así, a
través de un proceso de esclarecimiento democrático, e3 posi
ble que se objetive y se concrete el sentido y la dirección del
interés obrero.
Vemos que no sólo no es incompatible el concepto de Dic-
11181 J- Stalin, "Cuestiones del Leninismo", pág. 022.
— 166 —
tadura del Proletariado con el de democracia obrera, sino que
por el contrallo, ésta última es condición para que pueda exis
tir la primera. Sin democracia obrera no hay manera de po>
der objetivar realmente el interés proletario. Sin democracia
cfbrera el interés proletario se conviete en un mero concepto
que puede ser esgrimido como justificativo verbal para cual
quier aventura o disparatada medida.
La Dictadura del Proletariado —ha dicho algún autor
es la expresión lúcida y consciente del poder en favor del in
terés obrero. Expresión lúcida y consciente significa actitud
racional, actitud humana. Implica, por lo tanto, un comportamiento ético, "decente", como dicen los anglosajones: implicauna valoración adecuada de lo humano como supremo Valor
de la existencia. La lucidez y la conciencia excluyen el proce
dimiento artero, la mentira y la arbitrariedad. Significa, porel contrario, el uso del poder con vistas a fines humanos; sig
nifican la racionalización de la violencia. La lucidez y la con
ciencia exigen que se respete al hombre en cuanto tal, con sus
necesidades y con sus pensamientos; exigen libertad y demo
cracia para la clase obrera, como medio de que ésta constitu
ya, exprese e imponga su genuina voluntad política.La asociación de ideas que se hace al evocar, junto con
el concepto de Dictadura del Proletariado, el de tiranía y el
de despotismo, es absolutamente arbitrario y encuentra su ex
plicación debido al indiscutible carácter tiránico y despóticodel régimen soviético, que se autodefine como "dictadura del
proletariado".Sin embargo, no debe creerse que es la calidad material
de obrero la que inviste al hombre en las condiciones de ladictadura del proletariado, de derechos políticos. Es la direc
ción de la actividad política del individuo lo que le da sentido
y eficacia política : si un obrero actúa como instrumento cons
ciente o inconsciente, de los enemigos de la Revolución, sufre,como ente político, la misma "capitis diminutio", que la bur
guesía como clase. Lo que no obsta a que como obrero, en su
sindicato, tenga todos los derechos y deberes de los demás.
Si desde el punto de vista de la clase obrera la Dictadu
ra del Proletariado significa para ella la más amplia y conse
cuente democracia, en su acción político-revolucionario, y e!
más amplio y consecuente reconocimiento de su libertad paracolaborar constructivamente en la actividad social, desde el
punta de vista de la burguesía la situación es bastante dife
rente.
Siendo el objetivo de la Dictadura del Proletariado la li
quidación de la burguesía como cíase, es evidente que la bur
guesía, como factor polítieo, no puede tener derechos políticosen el Estado obrero. No puede tener derechos políticos porqueellos significarían darle la posibilidad de sabotear la construc
ción del socialismo.
Más, la liquidación de la burguesía como clase, que supone su "capitis diminutio" política, no quiere decir liquidaciónfísica de la burguesía. Quiere decir que será expropiada, quedejará de ser clase burguesa y que en tanto deje de ser tal,su actividad política no será en sí contradictoria con los fines
del Estado Proletario. Quiere decir, que en tanto la burguesíaintente destruir el orden revolucionario, en cuanto se rebele,
— 16T —
en cuanto trate de actuar politicamente como tal, en esa mis
ma medida será violentamente reprimida, aun con 3a liquida
ción física. .,
Como se ve, se evidencia aquí el carácter dictatorial que
como todo Estado, tiene el Estado proletario; pero se advier
te, al mismo tiempo, que su carácter dictatorial es sólo po
lítico.
El hombre, en general, en las condiciones de & Dictadu
ra del Proletariado, cualesquiera que sea su clase, su ideolo
gía o condición, tiene libertad absoluta para actuar, asociarse,
escribir, propagar sus ideas y, en suma, manifestairse espiri-
tualmente con la limitación de que el ejercicio de esa libertad
no sea políticamente comprometedora de la estabilidad real y
efectiva del orden revolucionario. Se trata aquí, de una limi
tación de la libertad que es formalmente común a todos Jos
Estados, cualesquiera que sea su tipo, y que defienden, roe-
diante ella su propia existencia. Nada hay, pues, de extraordi
nario en que el Estado obrero limite las actividades que pue
dan ejercerse en su contra.i
Lenin, al referirse al tema de la literatura y la RevouU-
ción, postula la más absoluta libertad de conciencia, de palabra y de prensa para los miembros de la sociedad en la Dic
tadura del Proletariado (119). La limitación a la libertad hu
mana entra a intervenir en cuanto políticamente esa libertad
se usa como recurso político contra la existencia del régimen
proletario y en cuanto ese recurso amenaza efectivamente su
estabilidad. ■;, ,
Si un sedicente Estado Proletario se ve en la necesidad
de restringir permanente y sistemáticamente la actividad hu
mana de coartar las manifestaciones libres del espíritu, es
porque su debUidad interna es tan grande que para él, signi
fica un peligro el desenvolvimiento y el despliegue de las po
sibilidades espirituales del hombre. Lo que a su vez significa
que no estaríamos en el supuesto caso, en presencia de un
verdadero Estado Proletario, porque éste, en cuanto mas rea
liza su función revolucionaria, menos va necesitando hnponer
tales limitaciones y más debe ir aflojando las cadenas políti
cas e ir abriendo paso al Ubre desarrollo ^discriminado de
las expresiones del pensamiento y de la actividad social.
¡El análisis teórico de la Dictadura del Proletariado, en
las condiciones ideales de su realización, nos lleva a concluir
que por una parte, tal tipo de Estado es el medio por el cual
¿e expresa la clase obrera revolucionaria, en una genurna de-
SocriST proletaria y que, por otra,es el io**™*>
FJ™impedir la libertad de opresión que exige la torga*fovu*
su^ización como clase. Burguesía, a la que por lo demás,
libera en su humanidad, al destruirla como clase.
La coerción del pensamiento y el aniquilamiento de la
nersonalidad que con tanta facilidad como inconsecuencia se
SiTa la idea de Dictadura del Proletariado, nada tiene que
ver con ese sistema político. Por el contrario, la clase obrera
tiene menos que nadie temor de que se exprese libremente el
(119) Véase Lenin, "Por una literatura revolucionaria", incluida en el vo-
lumen 'Sobre la literatura y el arte", publicación de un conjunto de
artículos y ensayos de Lenin y Síalin, pág. 86.
— 168 —
pensamiento y de que se libere y despliegue la personalidad.Ella sólo constriñe la actividad política de sus enemigos de
clarados, pero no se atemoriza porque éstos continúen practicando sus ritos religiosos, defendiendo y divulgando sus posturas ideológicas, o asociándose con fines no subversivos.
La ¿lase obrera cree y practica la libertad, sabe que ella
es el más eficaz instrumento para que en la sociedad se cree
y se construya el Socialismo, y para que al mismo tiempo,desaparezcan, natural y orgánicamente, despreciadas por la
vida y por la historia, las últimas manifestaciones ideológicasde las clases en descomposición.
Esta es la razón porque Lenin defendió la libertad reli
giosa, la libertad de pensamiento y de expresión para la bur
guesía derrotada —e:i cuanto ia Dictadura proletaria estu
viera tan afianzada que no temiera por su inmediata estabili
dad política— , en los siguientes términos: "La libertad de palabra y de prensa debe ser completa, es necesario que la li
bertad de asociación sea también completa. Estoy obligado a
acordarte, en nombre de la libertad de palabra, el pleno dere
cho de gritar, de mentir y de escribir lo que te plazca" (120),
Resumiendo, podemos decir que, con respecto a la bur
guesía, la Dictadura del Proletariado significa:1) Su destrucción como clase a la par que su liberación
como hombres.
2) Su destititución política y la privación de su derechoa intervenir en el Estado.
3) El reconocimiento de su libertad espiritual y de las diversas formas de manifestación.
4) La limitación en el ejercicio de esta ultima libertad yde los derechos que provengan de ella, en cuanto sean ejercidos con vista a la destrucción del orden revolucionario y efec
tivamente amenacen su existencia.
La Dictadura del Proletariado confiesa, de esta manera,su perfil clasista y definido. A diferencia del Estado burgués,cuya propia teoría lo concibe como soberano y realizador dela voluntad del pueblo, respetuoso de sus derechos y desprovisto de finalidad en su actuación, el Estado Proletario supera esa neutralidad engañosa y se orienta, positivamente, hacia Ja realización de objetivos concretos que no disimula en ex
presar y en función del cual organiza sus instituciones.
[120) V. I. Lenin, "Por una literatura revolucionaria", pág. 8B,
CAPITULO vn
LA «EVOLUCIÓN Y El. ESTADO CAPITALISTA EN LAS
CONDICIONES HISTÓRICAS DE LA SOCIEDAD
CONTEMPORÁNEA
1. CoiisUler.U'iimes previas,
*
En el capítulo anterior analizamos las formas políticas
concSiiSes de la Revolución Obrera y el Estado Proteto.,
eTJfcraSciones ideales provenientes de un supuesto desv
™llr> inteeral V puro de la sociedad capitalista.
Noí cfrrespoidV ahora estudiar modalidades mas concre
tas de L Resucita y de sus formas políticas, no ya toman-
do en cuenta sólo aquellas condiciones necesarias generales,,
abstractas que definen una sociedad capitalista^ sf°"*
■""S t&S^VJESSZ**, estudio en un p.ano
3S.sSBS4S?SSÍ?£fS£
'^S^^compSrHi ¿ondiciones determinantes de
la actual sttuaclón social, económica y política mundial, de-
rinde" en gran medida de la situación de los países capita_Ke.Sído desarrollo económico. Nuestro estudio, »
Secuencia, tendrá especial validez en lo relativo a esos
■""bi cuanto a la teoría de la Revolución y del Estado Re
volucionario en países como los semicolomales y dependían
!„ ertrc eUos rkestra América Latina, las conclusiones a que
negemos seránsólo de relativa valides. La forma especial
deldesarrollo capitalista en estos patees, en gran medida cau-
— 170
sado por la penetración imperialista, nos advierte desde ya,las modalidades específicas que debe tomar en ellos, su evolu
ción económica y política.Sin embargo, no obstante la decisiva importancia que
tiene para nosotros, chilenos y latinoamericanos, la teoría política marxista referida a nuestro medio, la hemos dejado de
lado en nuestro estudio, concretándonos exclusivamente al aná
lisis de la Revolución y del Estado, en las condiciones sociales
predominantes, en una escala mundial.
Al adornar este criterÍD hemos tenido presente, por lo
demás, que "dada la actual unidad e interdependencia: mundia
les, creadas por el capitalismo, la línea larga y decisiva del
proceso histórico y social, se resolverá en términos y en escala
mundiales; y el sentido que esta línea tome, será el factor
determinante en cada uno de los países del orbe. Hemos tenidotambién presente la circunstancia, de que todos los países del
mundo, en cuanto devienen capitalistas, experimentan, si no
iguales, por lo menos semejantes situaciones.
Al adoptar este criterio hemos tenido presente, por lo
políticas en los países dependientes de hoy en día, se concre
ta en la teoría del llamado Estado Antiimperialista, la que porla importancia que reviste para nuestra patria, asi como porel esfuerzo de elaboración teórica que exige, no estamos en
condiciones de incluir en el presente trabajo,
Z.—Condiciones reales de la sociedad capitalista ixmtem-
poránea.
El panorama que la realidad actual de la sociedad capitalista nos ofrece, en un plano mundial, podemos caracteri
zarlo, para los efectos que nos interesa, por la presencia de
múltiples Estados nacionales de desigual desarrollo económi
co; por el desenvolvimiento más o menos avanzado de las
fuerzas productivas dentro de cada uno de ellos y dentro del
marco de las relaciones capitalistas de producción; por la exis
tencia de un más o menos fuerte movimiento obrero, organizado sindical y políticamente, que lucha por conseguir, con re
lativo éxito, mejores condiciones de vida; y por la subsisten
cia de ios males orgánicos del capitalismo, traducidos en las
guerras, crisis y otras manifestaciones de la anarquía de la
producción.Si reparamos en la multiplicidad de Estados nacionales, en
que se expresa políticamente la sociedad contemporánea, podemos desde ya concluir las diferencias esenciales que ésta
tiene, con relación a la sociedad capitalista integral, que ideal
mente describimos en el capítulo anterior.
La circunstancia de que subsistan en la sociedad actual
los Estados nacionales, t como sujetos distintos de poder político, significa que no se han desarrollado hasta sus últimas
consecuencias, las posibilidades capitalistas. Esto quiere decir
que no se ha llegado al monopolio único y absoluto de la ri
queza; que, en consecuencia, no hay un sólo mercado mun
dial, sino variedades suyas, según sea el monopolio proveedor'y la esfera de influencia en que se encuentra el mercado de
consumo; que tampoco, por lo tanto, se ha llegado a identifi
car el interés de la burguesía mundial en un solo sujeto, ya
que subsiste la rivalidad y la competencia entre los diferentes
grupos nacionales en que se encuentra parcelada.
Todo esto nos demuestra que el proceso de acumulación
capitalista no ha podido desarrollarse hasta su máximo.
¿Y cuál es la causa de que así haya ocurrido?
Desde iuegc —y esta es la razón que particularmente nos
interesa— , porque las leyes del funcionamiento del sistema
capitalista han dejado de regir en forma absoluta e mcondi-
cionada., .. .-
Los hombres, para que la vigencia del capitalismo sea-
absoluta, debieran existir como entes económica y politicamen
te autónomos, sin otro vínculo entre sí que el proveniente a«
la división del trabajo, sin asociaciones que puedan por su fuer
za estorbar el libre juego de intereses y opiniones
Sin embargo, en las condiciones sociales de los £¿>taüos
capitalistas más o menos avanzados, las primeras contradic
ciones del sistema produjeron violentas reacciones que modi
ficaron la línea típica de desenvolvimiento de la economía y
del Estado capitalista. En efecto, en el terreno económico la
ignominiosa opresión que el capitalismo ejerció sobre las ma
sas europeas, provocó en éstas, de inmediato, «.a enérgica re
acción que se tradujo en su agrupación sindical y en la lucha
mediante ella, por mejores condiciones de vida . En el terreM
político, la conciencia adquirida por la clase obrera a través
S magismo, de la naturaleza y destino del .regimeír cap.ta-
lista produjo también, de inmediato, su reflejo político en la
constitución de los partidos obreros socialistas. Estos partí
aos poí eísólo hecho de existir, ya significaron la negación
S ios presupuestos mismos del Estado iberal, que,m .altantedentro de su conformación interna, actividades ejercidas por
íéoíde asociaciones políticas que coartan la libertad ,ciuda
dana v aue, más aún, rechazan sus supuestos políticos e ideo-
iSc'c? y pretender destruir sus supuestoseconómicos.
La íicha de clases, que de acuerdo con el esquema del ca-
pital^o estudio en el capitulo anterior, existe solo en
potencia hasta que se produce la crisisdecisiva^
y final del
iistema aparecí históricamente realizándose desde los amo
SsSsmofdel capitalismo, eu forma cada vez
mas^gu»y consciente. Desde el momento en aue triunfó la
JumeraMel
ga, ya las leves del capitalismo perdieron su vi™ j*™;|5 el proceso de acumulación capitalista se aparto de su pro
T,\n v 'óenro desenvolvimiento interno. .
Pt
.- riasc obrera en su acción sindical, al lograr romperlos
marcos de la ley del bronce, ha dejado al mismo_
Uempo. enesa
íítm- moMa de representar en forma absoluta al hombre
Ss^Szado y explotado». Se han ido desarmando.«.Mita,
ñor 'a mi^J razón, tendencias pequeño burguesas, y el meen
Evo deM'.cro.' en cnayor o menor medida, ha comenzado a m-
S?ur "p«>el en su actuación cotidiana. Recordemos quela cla-
ITobrera en snanto tal, en un sistema capitalista puro,no tra
ba¿ S> para mantener su existencia física al rervico del
CaPltparclcls.mente a esta alteración real de la naturaleza de la
rla»e obrerr la burguesía, por su parte, ha respondido a las
condiciones concretas que se le han ido presentando, en una
tama oue difiere bastante de la típica y lógica forma de actúa-
— 172 —
ción que resurta de la consideración de su papel en una socie
dad capitalista pura. Es así, como, en vez de guiarse en cada
momento para determinar la orientación de su actividad por el
principio del lucro inmediato, ha debido ceder posiciones en mu
chos casos, con el objeto de fortalecer las bases fundamentales
del sistema capitalista. El fascismo, como respuesta burguesaal movimiento obrero revolucionario, nos demuestra cuánto di
fiere su actitud en un medio como el que analizamos, del liberalismo puro, que fué su originaria y auténtica expresión política.
El Estado, no obstante reflejar sustancialmente las rela
ciones capitalistas de producción, no expresa ya, en las condi
ciones actuales, prístinamente el interés burgués, sino que se
convierte en el campo de batalla de las organizaciones políticasclasistas por su predominio.
Todas estas circunstancias alteran también la consecuen
cia absoluta del régimen capitalista puro: el desarrollo máxi
mo de las fuerzas productivas, efecto positivo de la libre com
petencia, la cual se ve interferida fuertemente por la acción in
terventora del Estado en la economía.
3 .—La Organización Política de la dase obrera. El Partido
de clase.
En el esquema conceptual de la sociedad capitalista inte-
grahrer/c desarrollada, la Revolución Obrera se realiza en un
solo acto. Durante todo el período capitalista sólo se acrecientan
las condiciones que hacen posible la instauración de Ja sociedad
comunista sin clases y sin Estado, condiciones que permiten.llegado el colapso del capitalismo, la irrupción de la clase obre
ra al plano político mediante la socialización de los medios de
producción .
Este acto revolucionario, a la vez, acto político de la cla
se obrera, que se confunde en su esencia con la Dictadura del
Proletariado, se realiza, en el plano ideal a que hicimos refe
rencia en el capítulo anterior, en condiciones tales, que la cla
se obrera ,hc confunde prácticamente con la. sociedad toda.
Es la sociedad, la que por la Revolución expropia al capital, que ya de hecho ella manejaba, conocía y comprendía, para utilizarlo racionalmente en la satisfacción de sus necesidades. Necesidades éstas, que la sociedad sentía, pero que no te
nia la posibilidad de satisfacer, dada la estructura económicadel régimen .
La Revolución se nos aparece, pues, como el acto naturalde la sociedad, por el cual ésta procede a satisfacer sus nece
sidades, rompiendo e1 marco capitalista que lo impedía. Aparece como un acto no sólo natural, sino también espontáneo ydemocrático, en cuanto expresa una necesidad social sentida
por toda la sociedad.
En las condiciones sociales del mundo contemporáneo, la
8ituacion.es bastante diferente. La clase obrera ha adquiridoen parte conciencia de su función política y de su destino como
dase, antes de que se produjere el colapso definitivo del capitalismo. Ella no se identifica con la sociedad toda; esta última se
presenta parcelada en diferentes Estados de desigual desarrollo económico; continúan existiendo grupos representativos de
loa restos de los intereses feudales; la pequeña burguesía ao
se ha proletarizado completamente, sectores obreros Ucran
una vida típicamente pequeñotoguesa, y dejan con ello• dere-
presentar al "hombre alienado y deshumanizado ; los CIunP™
nos no se han .confundido con el proletariado; y la misma bus-
guesía aparece fragmentada en fracciones rivales.
Por otra reírtela necesidad del acto revolucionario no apa
rece con la naturalidad y espontaneidad que anotamosmas arri
ba como características de la Revolución Obrera ideal. La cla
se obrera no siente de manera natural y espontanea, que sea
la expropiación del capital, la única solución de su problema,
sólo la comprensión teórica de su función histórica en la so
ciedad puede llevarla concientemente a actuar en un plano re-
Por ultimo, en las condiciones a que hacemos referencia,
la .política de la dase obrera exige una permanentecreación ae
uuaínea política que pueda conjugar su acción en forma, tai.
que baga Se su actitud frente a cualquier problemaconcreto.
un avance hacia la finalidad revolucionaria.
La necesidad de hacer comprender teóricamentea la clase
obrera su misión histórica, la necesidad de elaborar una linea
política para cumplir sus objetivos frente a la reahdad social
excreta y la necesidad de luchar en un plano político por la
Saltación de la línea elaborada, exigen la existencia de i»
institución social que cumpla estas finalidades y que organiceen
función de estos fines a la clase obrera
Esta institución social, que pretende ser el sujeto atribu
tivo de la voluntad histórica de la dase obrera en un momento
determinado, es lo que llamamos "organización poltoca revolu
cionaria" y lo que «Krientemente se denomina, partido de
clase" o "partido obrero" .
... .... „„„i„
De acuerdo con lo expuesto, la organización política revolu
cionaria tiene una finalidad subjetiva, hacer conscientela lucha
de dases del proletariado mediante su asimilación de la teoría
ívoucfSiariaTuS^alidad objetiva, elaborar y realizar una
«neao actitud política que conduzca^al proletariado. a la con-
seSción de sus objetivos de clase, afrontando, reahstómente el
complejo de circunstancias que hacen la realidad social, en un
país y en un momento determinado.
lía necesidad de la creación de la .conciencia pontea obre
ra y la necesidad de creación y de realización de una mea po-
Stei son consecuencias de la ausencia de las condiciones ob-
Ss necesarias para que la Revoiudón Social se produzca
íSTlaResultante orgánica del desarrollo integral del oapita-
ÍZo L^Solución Social que concebimos como resultado de
triste orgánica y decisiva dd capitalismo y que desentonos
„ ,? católo anterior, no necesita de una organización pohti-en d capitulo anterior ,
sociedad toda, couflinca especial, de un jPj}rt'd°
«
£•
^ ediciones, realiza
S^/ei^ntlneaSi'nS el aeto/rtvolucionario, obededendonatural y «w
mismas necesidades humanas.""'SetSo lo anterT^sulta que la organización política re-De touoio
y ^ obrera, su partido de dase, no es lo
V°S°q^ la «lase^ra es su .parte consdente y directora,
^ '^SSJ^S^ mantener entre la vanguar
— 174 —
dia revolucionaria con la oíase obrera en general, con la masa,
son de confianza mutua, no de imposición ni de violencia, sino
de dirección consciente.
La existencia de esta relación de confianza entre el proletariado y su partido, y la existencia de una dirección conscien
te y basada en el consentimiento del proletariado, por su van
guardia organizada políticamente, dependen de una condición
de hecho: la justeza de la línea política del partido, circuns
tancia ésta que a su vez depende de su capacidad para recoger
e interpretar las aspiraciones de las masas y , para dirigirlasacertadamente .
Si esto no ocurre, se produce fatalmente un fenómeno de
perniciosas consecuencias para el movimiento obrero ; la división
política del proletariado en 'diferentes partidos. La clase obre
ra tiene en todo el mundo un interés solidario y único: la des
trucción del capitalismo y la construcción de la saciedad sin
clases. Si de hecho la clase obrera se divide .nacional e interna-
cionalmente en diferentes organizaciones, ello acusa una falla
en la organización que experimenta esta división. No hay ma
durez teórica en ella para apreciar justamente el momento, hay
incapacidad para 'traducir con justeza y precisión la línea poli-
tica, hay desconfianza en la masa para con ella por no haber
la llevado al éxito, o, hay repulsa en contra suya por haberia
desoído en sus aspiraciones y por haberle impuesto violenta y
arbitrariamente una política errónea.
Dijimos que el interés de la clase obrera era uno y solidario.
Esto quiere decir que no es el inmediato interés económico de
los gremios obreros lo que define su trascendenicia,.histórica, su
calidad revolucionario y su carácter emancipador de la huma
nidad. En este aspecto de las "reivindicaciones económicas,'1
puede muy bien un gremio tener aspiraciones contradictorias
con el de otro gremio de su misma clase. El considerar, como
se lo hace a menudo por dirigentes sindicalistas, al interés re
volucionario de la clase obrera, como aquél interés que tienen
los ¡trabajadores en mejorar sus condiciones de vida dentro del
régimen capitalista, es un profundo error teórico de funestas
consecuencias prácticas. Más adelante volveremos sobre este
punto, a propósito de las relaciones entre la acción política y
la acción sindical .
¿Significa esta unidad orgánica de la acción política obre
ra a través de la institución que pretende representarla, queno caben en su seno discrepancias, y diferentes opiniones paraapreciar una situación determinada?
No, por el contrario, para que pueda crearse una línea política consecuente es preciso que ella deba gestarse en un proceso de discusión democrática, de libre intercambio de puntosde vista, de esclarecimiento amplio: ello asegura, si los cimien
tos teóricos de la organización son fuertes, el éxito en la línea
para apreciar y para actuar frente a una situación determinada,
La condición que asegura que la organización revoluciona
ria pueda desenvolverse de acuerdo con estos principios, es la
''democracia interna". Ella garantiza el derecho de todo miem
bro de la organización, para participar en la elaboración de la
línea política, el derecho a participar en su realización y cum
plimiento y el derecho a la autocrítica a la organización en su
conjunto y a sus directivas, por las deficiencias y fallas acu-
-175-
sadas, ya sea en la formación o aplicación de la linea política,for "democracia interna, no debe, pues, entenderse fundamen
talmente el sistema de predominio de las mayorías, sino más
bien un sistema de respete' y aprovechamiento integral de la persona y derechos de cada uno de los miliitantes, lo que a su vez
implica un proceso selectivo de dirigentes y de escrupuloso so
metimiento a su autoridad. El sistema de mayorías es sólo un
recurso técnico, una fórmula ideada para que puedan adoptarse resoluciones sin mayores tropiezos, pero no es la caracterís-
iica esencial de la democracia obrera. Una línea política es justa por su condición intrínseca de penetración, profundidad teó
rica y virtualidad práctica, y no por haber sido aprobada por
determinada mayoría. Que el procedimiento 'menos arbitrario,
y menos susceptibles de errores para determinar su adopción,sea el de las mayorías, es cosa muy distinta.
Para que las posibilidades que abre la democracia interna
dentro de una organización revolucionaria, puedan ser conve-
nienitemente aprovechadas, se requiere para su complemento de
una segunda condición: el centralismo democrático, condición
ésta que es una consecuencia de la democracia interna, y que
exige' acatamiento a las resoluciones democráticamente acep
tadas, impone una severa disciplina interior y determina_ la
obligación en que se encuentran los miembros de la organiza
ción de respetar y obedecer a las autoridades y directivas.
La posibilidad de que se planteen en el seno de la organi
zación los diferentes puntos de vista de sus miembros para
apreciar alguna cuestión es la condición para que pueda existir
una unidad interna firme y una disciplina consiente y volun
taria Otra cosa es la existencia de tendenciasmas o menos per
manentes dentro del partido. Estas tendencias permanentessó
lo se justifican en cuanto constituyen elementos para poder li
jar con certeza una posición justa, la que necesita para ser
adoptada en circunstancias difíciles, de un análisis critico, de
mocrático y exhautivo. Pero cuando estas tendencias comien
zan a expresar divergencias fundamentales y se transforman
en fracciones internas, pasan a constituir gérmenes peligrosos
de división y anarquía interna, que deben ser superadas a tra
vés ™un esclarecimiento definitivo de las divergencias fun
damentales en cuestión. Sólo en períodos excepcionalmente os-
curoTen su significación política, como los que hoy vive el so-
SnTmund^justiñca la existencia en su organización de
EenScias^ permanentes en cierto grado, ya que esta circuns-
taSSuede y debe servir precisamente como contribución a la
SSSSfadí un planteamiento amplio y profundo que sea ca
paz de superar orgánicamenteesa división (1¿1)
£—~- ^^^So "««lira» "do »n acUiud do orille má. «dicto ae muestra pa-
ra luchar en íavor de lo que él ha contribuido directamente a crear
,Vortal.c.r. I* critica a lo, error» de Stalin puede evidentemente
, i n. n,«n.u.j '^,,T„Aa.ri,," mi» tío admite murTrmra<n°-
— 17ft —
De lo anterior se concluye que la condición que asegura y
hace posible la unidad política de la clase obrera en una sola
organización revolucionaria, es su carácter amplia, sincera y
genuinamente democrático. Ello permite la contribución perso
nal de cada uno a la creación y realización de la política partidaria .ello garantiza el respeto y el aprovechamiento de la li
bertad creadora. Si esa unidad ha fracasado en el devenir his
tórico del movimiento obrero, ha sido porque la organizaciónpolítica revolucionaria no ha sabido establecer y practicar consecuentemente la democracia interna en su seno. La democra
cia interna proporciona las herramientas necesarias para recti
ficar los errores cometidos y para perfeccionar y pulir orgánicamente la línea política del movimiento obreío.
La unidad política de la clase obrera, se nos presenta, así,como la resultante orgánica de un proceso de maduración teó
rica y de enriquecimiento empírico de la organización revolu
cionaria. La unidad política de la clase obrera no se impone, se
oonquista prácticameiite, ganándose la confianza de las masas,
educándolas políticamente, creando y aplicando una línea que
vaya realizando en la medida que las circunstancias lo permitan, los objetivos revolucionarios.
Nada tiene que ver la organización política y revoluciona
ria del proletariado, entendida como sistema orgánico de par
ticipación democrática en la obra revolucionaria, y que deviene
en organización única de la clase obrera en cuanto cumple su
misión, con el sistema totalitario e inhumano del "partido úni
co", impuesto por la violencia, el terror, el engaño y la men
tira, en la Unión Soviética y en los países que quedan en su es
tera de influencia, no obstante el ropaje "democrático" que vis
ten éstos últimos .
En cuanto a su composición, ¿sólo puede, una organizaciónpolítica obrera, estar integrada por elementos de extracción
obrera?
Al definirse la organización política de la clase obrera como
bu vanguardia consciente y revolucionaria, ya se quiere decir
que no basta la sola calidad de obrero para militar en las filas
de una organización revolucionaria. Se precisa además de partesuya una conciencia política que le permita comprender, porsobre las circunstancias accidentales, el verdadero objetivo po
lítico de su oíase.
Por la misma razón, personas que no son obreros, pero quehan alcanzado la comprensión teórica del significado del movi
miento obrero socialista, pueden y deben integrar la organiza
res mostrarán al proletariado mundial, la fuerza interior de un féBí-
men, que en circunstancias de lo más peligrosas, mantiene en si las
garantías que le permiten encontrar el camino- justo. En este sentido
la critica de la Oposición y las consecuencias que ella entraña 7 en
trañará mañana en eran medida, elevan en último término, la auto
ridad de la Revolución de Octubre y la fortalecen por la confianza,no ya ciega, sino revolucionaria del proletariado internacional". (León
Trotilcy, "La Révolution Défiguree", págs. 160 y 161; la traducción aa
nuestra).
La confirmación empírica del concepto expuesto por TToü&y, la
podemos encontrar nosotros, en la sólida democracia británica, qutaún en los momentos más angustiado de su historia, como algunos dela pasada guerra, supo mantener en plena vigencia sus instituciones
lemocrátlcas, y pudo así afrontar con la confianza integral del puebla.as difíciles contingencias por que atraivemb.
— 177 —
ción política del proletariado. Lo que define políticamente a una
persona, es su conducta política objetiva; no lo es su extrac
ción social, ni aún siquiera la situación que pueda ocupar en
la sociedad. Engels, uno de los creadores de la teoría marxista
y decisivo organizador de las primeras agrupaciones revolucio
narias del proletariado, fué un industrial más o menos acau
dalado. Todos los miembros de la sociedad capitalista, al vivir
según los "status" sociales que esta sociedad contiene, por este
solo hecho afirman y mantienen el fmicionamiento y la estabi
lidad del régimen. Sólo el sentido y la dirección de su vida po
lítica, el interés de la clase a través de cuyo objetivo se sirve,
viene a imprimirle ya un rasgo reaccionario, ya revolucionario
a la actitud política de una persona.
Este fenómeno, de que personas no proletarias, asuman
puntos de vista políticos consonantes con el de la clase obrera,
no es sino el producto de la desintegración de la misma clase
burguesa, que experimenta la influencia de la teoría y de la
acción revolucionaria, y que no puede proporcionar a sus com
ponentes, ningún justificativo racional a su "orden" .
M Manifiesto Comunista se refiere a este hecho en la si
guiente forma:
"En fin, cuando la lucha de clases se aproxima al momento
decisivo, la disolución de la vieja clase dominante y de toda la
vieja sociedad toma ttn carácter tan violento y tan significativo,
que una pequeña fracción de la burguesía se separa de ella y se
une a la clase revolucionaria a la que pertenece el porvenir. En
otro tiempo una parte de la nobleza je puso al lado de la bur
guesía. Hoy. una parte de la burguesía se une al proletariado, y
esta parte sale especialmente de la ¡burguesía intelectual, de loi
pensadores de la clase imedia, que han comprendido teóricamente
la marcha del movimiento histórico moderno" (122).
4.—Acción política y acción sindical.
No son los partidos políticos, las únicas organizaciones de
la clase obrera. Históricamente los han precedido en su aparición y lógicamente Jos suponen, otro tipo de organización obre
ra: los sindicatos. Estos constituyen el más depurado instru
mento del llamado movimiento económico de la clase obrera,
modalidad de acción obrera del todo diferente por su finalidad,
a ia que se realiza por intermedio de las organizaciones políticas o partidos.
¿Qué persigue el movimiento económico de la clase obrera
y cuál es la finalidad propia de los sindicatos?
Ia. finalidad genérica del movimiento económico de la cla
se obrera es obtener de los capitalistas mejores condiciones de
vida. El arma de lucha para conseguir este objetivo, y que per
mite al proletariado suplir su situación de inferioridadfrente al
capital y colocarlo en condiciones de relativa igualdad frente a
él, para la celebración del contrato de trabajo, es la asociación
sindical..
Aparece evidente que la finalidad del movimiento sindical
no es política, por cuanto no tiende a subvertir el sistema ca
pitalista de relaciones de clases y de propiedad. Por el contra
rio en un plano de abstracciones, pudiéramos decir, con mayor
1122) Carlos Marx y Federico Engels, "Manifiesto Comunista", pag. 3fi.
_ 17S —
razón que, en cuanto mero movimiento de carácter económico,ei ¿¿ndicalismo conti'ibuiría a sostener y afirmar al régimen ca
pitalista. En efecto, al conseguir para los obreros mejores con-
diciones de vida, la acción sindical iría disminuyendo y hacien
do menos intensa la contradicción final del sistema .Como con
secuencia de esto, los éxitos de ia lucha sindica,1!, harían nacer
poderosas tendencias pequeño-burguesas en el seno del movi
miento obrero, el que perdería de esta manera su carácter real
y concreto de sujeto y agente de la Revolución Social.
Frente al problema de las relaciones entre la acción política de la clase obrera y su acción sindical, nos encontramos con
dos posiciones desviadas teóricamente.
Jja, una, que pudiéramos llamar desviación sindicalista de
derecha, supervalora la importancia del movimiento sindical,desestimando la trascendencia de la lucha política del proletariado. Se encuentra encarnada en el movimiento obrero norte
americano, especialmente en la "American Federation of La-
bour". Sostienen los sindicalistas de derecha, que la lucha de
clase obrera por mejorar sus condiciones de vida a través de
la acción sindical, es el único camino positivo para hacer algoen su interés. Olvida esta tesis que por más valiosas que sean
las conquistas obtenidas en el plano económico por los obreros
mediante ia acción sindical, ellas no logran romper las rela
ciones capitalistas de producción. Y al no lograrlo* no subsa
nan en lo más mínimo las contradicciones matrices del régimen:la anarquía de la producción, las crisis económicas, las cesan
tías, la inseguridad, las guerras, etc., contradicciones que precisamente afectan en forma especial y directa a la clase obrera.
Por otra parte, la mejoría en las condiciones de vida que puedan obtenerse en algunos países, se paga en no pequeña proporción por la mayor explotación que se somete en los paísesdependientes a los nativos e indígenas. Olvida esta tesis que eJ
sistema capital mal emplea y dilapida las energías productivasde la sociedad, al someter ¿a producción a las leyes del mer
cado capitalista y al propósito de lucro; ello significa desviar
la. orientación de la producción de su lógico objetivo, cual es
la satisfacción de las necesidades humanas.
Resulta de todo esto que, objetivamente, la tendencia sin
dicalista a que nos venimos refiriendo cumple un palel contrarevolucionario al desviar a la clase obrera de su misión histórica.
La segunda posición desviada teóricamente al respecto, youe llamaremos, extremista de izquierda, es aquella que considera absolutamente ineficaz la acción sindical, y que, "aún más,la conceptúa como contrarevolucionaria en cuanto al obtener
para los obreros mejores condiciones de vida, impide que se
produzcan las condiciones subjetivas de la Revolución y em
bota el espíritu combativo del proletariado. Esta opiniórii partede un supuesto totalmente erróneo. La Revolución no se produce históricamente sobre las condiciones conceptuales de una
sociedad capitalista integralmente desarrollada, que ya examinamos en el capítulo anterior, sino sobre las condiciones reales existentes en un momento determinado. L>esde el momen
to mismo en que el movimiento sindical existe y comienza a in
fluir en el funcionamiento del sistema económico, el movimiento político no puede olvidarlo ni desconocerlo. Si prescinde de
él, el movimiento politico en cuestión llegará a ser un grupa
aislado, ineficaz y académico, al lado del cual seguirán su cur
so los. acontecimientos sociales, sin que pueda tener en elios
influencia alguna. Devendrán, quienes sostienen esta tesis en
un grupo, sin raices en la realidad social, que podrá ofrecer in
terés a los estudiosos de las "teorías políticas", pero que no lo
grará imprimir rumbo alguno al movimiento social. JUa orfan
dad e ineficacia que en la lucha social contemporánea han ca
racterizado a las tendencias que se colocan en este punto de
vista constituye el mejor desmentido a su "teoría". La histo
ria las ha despreciado .
¿Cuál es, finalmente el planteamiento correcto que cabe ha-
cer desde el punto de vista marxista al problema de las rela
ciones entre acción política y acción sindical?
Cabe primeramente establecer que ambos frentes de lucha,
no son contradictorios, como lo pretende la tendencia "izquier
dista" ya bosquejada.Esto quiere decir que pueden obtenerse dentro de los mar
cos capitalistas ventajas para la clase obrera por medio de la
acción sindical, sin que esto implique una afirmación del régi
men capitalista, sin que esto implique un embotamiento de la
energía y combatividad revolucionaria y un alejamiento de. sus
posibilidades de realización.
'iCómo se explica esta afirmación, si anteriormente habla
mos aseverado que, objetivamente, las conquistas logradas por
Los obreros mediante la acción sindical, afirmaban el régimen
capitalista?Es posible resolver esta contradicción si pensamos, que, en
la misma medida que la lucha sindical mejorala situación de los
obreros, en esa misma medida contribuye a vincularlos entre t»i,
a elevar su nivel cultural, a crear en ellos conciencia de clase,
a vincularlos con las organizaciones que tienen por objeto ia
subversión del sistema social imperante.
Esto significa que, en la misma medida que la lucha sin
dical y las conquistas logradas por este medio dentro de los
marcos capitalistas, alejan a la clase obrera de su carácter de
aeente ideal de la Revolución, también ideal, que supone a ia
clase obrera absolutamente explotada, en esa misma medida
contribuye a constituirla en agente real y concreto de la Revo
lución, también real y concreta.
Esto significa que para que el sindicato no llegue a ser un
instrumento de estabilización social, debe, a la par de su carác
ter de medio de lucha económica, convertirse en escuela de etíu
cación política.Este es el concepto leninista del sindicato, como escuela re
volucionaria. "Los sindicatos son laescuela del comunismo. Des
tacan de su seno a los mejores hombres para la labor dirigen
te Sirven de enlace entre los elementas avanzados y rezagados
de la clase obrera. Unen a las masas obreras con su vanguardia
revolucionaria, pero no son una organización del Partido [l¿ó).
Concebido el sindicato en esta forma se nos presenta, pri
mariamente como una asociación de obreros de una misma fa
hrica o profesión en defensa de sus intereses gremiales; y, se-
íin, cit. por J. Stalin, "Cuestiones del Leninismo", pág. 14S.
1123)
— 180 —
cundariamente como una escuela revolucionaria de la clase obre
ra, en los siguientes sentidos:
a) Cultural, en cuanto propende a la incorporación de Iob
obreros a la vida cultural, poniéndolos en contacto con los valo
res artísticos, científicos, etc., lo que les permite alcanzar la
madurez necesaria para la comprensión de su misión histórica;
b) Técnico, en cuanto propende al dominiotécnico por loa
obreros de la actividad en que trabajan, preparándolos para la
dirección de las empresas; y
c) Político, en cuanto permite a los obreros ia informa
ción política necesaria y los prepara para su acción en este
sentido.
Las funciones educativas del sindicato, incorporan a la cla
se obrera a la actividad política, pero no significan que el sin
dicato deba convertirse en organismo político. No, en él tienen
cabida todos los obreros, cualesquiera que sea su actitud polí
tica, confesión religiosa, etc. Tampoco debe sujetarlos a disci
plina política alguna. En síntesis, no debe ser un instruimento
político, sino una escuela para la política. Este carácter suyo
exige que reine en él, el respeto por todas las opiniones, la
práctica consecuente de la democracia. Los sindicatos desde
este punto de vista, deben ser también, verdaderas escuelas de
democracia.
En lo que llevamos expuesto, va ya precisado lo que debe
entenderse, con un criterio marxista, por "independencia del mo
vimiento obrero" y por "democracia sindical".
Si estos principios no se respetan, si el sindicato subordi
na su actuación a algún partido político, si desaparece de su
Beño la democracia sindical, entonces se interrumpe la "cadena
de transmisión" (124) entre la masa y su organización política, se aparta esta última de la primera y deja de ser su ins
trumente, para convertirse, por ¿3. contrario, la clase obrera en
instrumento del partido .
Ya expresamos, que no es el interés gremial de los obreros,—aquel que fundamentalmente representa el sindicato—
, el quele confiere trascendencia y significación al movimiento obrero,sino eu interés político de clase .
El interés gremial puede en determinadas condiciones, encontrarse en contradicción con el interés política de clase del
proletariado. Así, p. ej., es corriente que en el transcurso del de
sarrollo de las fuerzas productivas durante el capitalismo, seplantee la necesidad de racionalizar y mecanizar alguna indus
tria, lo que origina graves problemas a los obreros que mediante aquellas medidas han de quedar parados. El interés gremialde los obreros afectados exige que se opongan a dichas medi
das, para proteger el interés de los obreros presuntamente afec
tados. Sin embargo,, el interés poíítico de la clase obrera, querequiere para su realización del desarrollo de las fuerzas pro
ductivas, no se ve afectado por este problema; por el contra
rio, en cuanto la mecanización de una industria proporcionauna condición más para el socialismo, ella lo favorece. Ello Bin
perjuicio/ como es lógico, que se utilice el sindicato para pedirv obtener que se arbitren medidas que proporcionen a los afec
tados otra ocupación o ios indemnicen por el perjuicio que ex
perimentan .
(124) Expresión de Lenin para calificar la función del ilndiacto.
— 181 —
Otro ejemplo : la fuerza de los gremios obreros es muy des
igual; depende su potencia de la importancia de la actividadco
rrespondiente . La fuerza del gremio ferroviario es muy superior a la que tienen los trabajadores de industrias secundarias,de laa que se puede fácilmente prescindir. En el terreno exclu
sivamente gremial, tanto en un sistema capitalista, como en uno
socialista, Jos gremios poderosos, debido a la importancia de la
actividad en que trabajan, pueden presionar por la huelga, a queae les de garantías de toda clase, que no podría obtener por el
mismo medio un gremio de una actividad secundaria. Esto quiere decir, que puede de este modo un gremio poderoso obtener
tales ventajas mediante su acción sindical, que ellas lleguen a
Bígnificar en el hecho un injusto gravamen a los obreros de
otras ramas industriales, que no pueden conseguir las mismas
ventajas, pero sobre los cuales repercute el mayor costo de la
vida, originado por las conquistas obtenidas por el gremio poderoso. Se evidencia también mediante este ejemplo, que el me
ro interés gremial puede encontrarse en contradicción con el in
terés del proletariado como clase, el que aspire a una equitativa distribución de la riqueza, no en razón de la mayor fuerza
que dispongan los gremios para presionar a la sociedad, sino en
razón del trabajo realizado o de las necesidades del trabajador,
-■-■egún Jos casos.
Sólo el interés de clase del proletariado puede servir para
organizar en función suya a la sociedad. El interés gremial notiene esa propiedad, y, en consecuencia no puede traducirse en
el campo político, como tal interés, sino sólo en cuanto se sub
ordine al interés de la clase, como todo distinto y superior o I"S
gremios que la f-omponen. Él interés de la clase obrera, alrede
dor del cual .se organizará la nueva sociedad, es su interés po
Iiiico de clase, no su interés económico gremial. Su arma de li
beración es en consecuencia la organización política, y no el
sindicato. Las reivindicaciones económicas debe ser el "producto accesorio" de la lucha política revolucionaria y no pueden
pasar a constituir el objetivo esencial del movimiento obrero,
si no se quiere que se desarrollen en éste peligrosas tendenciaH
pequeño-iburguesas, que lo despojan de su función histórica de
agente de la Revolución.
Por la misma razón, no pueden ser los sindicatos, los orga
nismos sobre los cuales se construye el Poder Obrero; es sobre
la base de las organizaciones políticas revolucionarias que se
irá condicionando y creando el conjunto institucional que ha de
servir de instrumento formal a la Dictadura del Proletariado.
5. El Estado capitalista y el movimiento revolucionario.
El problema de "las reformas".
El Estado capitalista, en el esquema ideal desarrollado en
el capitulo anterior, es, hasta su derrumbe, la más fiel expre
sión de las relaciones capitalistas de producción "químicamente
puras". Sus instituciones reflejan prístinamente ét ideal políti
co liberan y burgués .
Sin embargo, en las condiciones reales de la sociedad con
temporánea de los países capitalistas más o menos avanzados,
las contradicciones mismas del sistema han provocado reaccio
nes en su contra que en último término, han hecho abandonar
— 182 —
al Estado capitalista, tanto su "tipicidad clásica" con que es
taba contraído institucionalmente, como su contenido de ac
ción "por omisión", que lo caracterizó en sus comienzos.
Ya al examinar anteriormente, el intervencionismo, aludi
mos a estas modalidades nuevas de acción estatal. Dijimos en
aquella ocasión que los factores que habían producido estas
transformaciones en el Estado, eran, por una parte, la presiónde las masas, sindical y políticamente organizadas y, por otra,
la intención del mismo Estado capitalista de solucionar algunos de los problemas que se le presentan y que podrían con
vertirse a la larga, en causas de profundos trastornos revolu
cionarios en su contra. Dijimos también ya, que estos nuevos
aspectos de la acción estatal, no alteraban en su raíz, el carácter
de clase del Estado capitalista, no afectaban su estructura nor
mativa realizadora del capitalismo.Ello no obstante, no estamos ya en presencia de un Esta
do capitalista como aquél que examinamos en el capítulo ante
rior, desprovisto de todo oteo ingrediente que no sea la traduc
ción de la voluntad de la dase burguesa. Estamos ahora en pre
sencia de un Estado liberal capitalista "reformado". Y dentro
de las reformas no debemos sólo incluir las medidas de defensa
del interés económico de la clase obrera, traducidas en un "de
recho social o de! trabajo", sino aún también aquellas medidas
que tienen una apariencia sociaJista, como las nacionalizacio
nes de servicios públicos y de algunos monopolios.
¿Qué relación tienen estas reformas con la Revolución?
Él criterio para abordar la cuestión es el mismo que utili.
zamos para apreciar las relaciones entre la acción política y la
acción sindical. Es casi el mismo problema apreciado desde doa
distintos puntos de vista.
Las reformas, en el régimen capitalista pueden ya, consti
tuir medidas de consolidación del sistema y tener un carácter
reaccionario, ya constituir "momentos" en la acción revolucio
naria integral, según sea el sentido objetivo de la política queias inspira y de la que forman parte.
Una medida reformista, puede ser reaccionaria o revolu
cionaria según sea el sentido y la dirección que tomen en el con-
iimto de los acontecimientos sociales. Tomemos algunos ejem-ráos: las medidas de nacionalización y la legislación obrera im-
miestas por Bismark en el Estado alemán, a fines del pasado si-
íflo y, las medidas de nacionalización que realizan hoy en dia
Estados como el inglés y el checoeslovaco, verbigracia.Para Bismark, su política "socializadora", y en general to
da su política del trabajo, eran medidas para fortalecer el ca
pitalismo alemán, para asentar firmemente el dominio de la cas
ta militar e imperialista prusiana. Eran esas medidas, un ins
trumento para contener y neutralizar el crecimiento del Partido
Social-demócrata. Eran un pretexto para atacarlo y colocarlo
en la ilegalidad. Eran medidas que en definitivas alejaban a
Alemania de la Revolución.
El laborismo inglés o el socialismo cheeo, al nacionalizar
algunas industrias básicas de sus respectivos países, al crear un
completo sistema de seguros sociales, pretenden, por el contra
rio, crear pivotes, puntos de apoyo para el socialismo en cons
trucción. Pretenden afirmarse en esas conquistas, en esas re
formas, para después poder ir más allá de ellas mismas, a tra-
— 183 —
vés de una política audaz y con perspectivas progresistas. Esaa
reformas, en los mencionados países, no son pues, reaccionarias,
sino revolucionarias, no en sí mismas, sino en relación con el
movimiento total que las arrastra y que les imprime ese ca
rácter.
Aún más, puede una medida reformista, llevada a cabo con
propósito reaccionario, llegar a ser objetivamente revoluciona
ria, si el movimiento social sabe y puede aprovecharla en prode sus fines, si tiene la suficiente fuerza para incorporarla co
mo fase en su propia lucha y para sus propios objetivos. Tal,creemos, es el caso, —y perdónesenos la alusión a cuestión de
tanta actualidad, pero que creemos extraordinariamente decido
ra— , que hoy cabe plantearse con respecto a la política "social"
y "antiimperialista" del actual gobierno argentino. Tenemos la
impresión de que sus propósitos no son precisamente los de
preparar un proceso de definitivas reformas sociales, en fun
ción del socialismo. Sin embargo, las medidas que ha tomado en
algunos sentidos, pueden alcanzar objetivamente un carácter
revolucionario, en la medida que el movimiento social y político
argentino sea lo suficientemente fuerte, como para apoyarse en
ellas, con miras a proyectarlas hacia adelante con un sentido
progresista y revolucionario, que está muy lejos de coincidir con
¿as intenciones de los grupos gobernantes.Stalin ha definido con precisión la concepción revoluciona
ria de las reformas, oponiéndola a la concepción reaccionaria y
"reformista" de las mismas. "Para el reformista —ha dicho— ,
las: reformas son el todo; a él la revolución sólo la interesa como
medio para charlas, para desorientar. Por eso con la táctica re
formista, bajo las condiciones del Poder burgués, del capitalis
mo, las reformas se convierten inevitablemente en instrumen
tos de consolidación de este Poder, en instrumento de descom
posición de la Revolución". "Para el revolucionario—continúa—
por el contrario, es la labor revolucionaria, y no las reformas,
lo principal ; para él, las reformas son un producto accesorio de
la revolución. Por eso, con ía táctica revolucionaria, bajo tas
condiciones de existencia del Poder burgués, del capitalismo, las
reformas se transforman, naturalmente en instrumentos de des
composición de este Poder, en instrumentos de fortalecimiento
de la Revolución, en puntos de apoyo para el desarrollo ulterior
del movimiento revolucionario" (125) .
6.—El Estado capitalista y el movimiento revolucionan».
El problema de "la colaboración".
Después de esta aclaración sobre las relaciones entre las
reformas y la Revolución, estamos en condiciones de abordar eJ
problema de la llamada "colaboración".
;Cómo se ha planteado corrientemente este problema en
el seño de las organizaciones políticas revolucionaraas?
El problema de la "colaboración" se ha planteado corrien
temente, preguntándose si puede o no, un partido revoluciona
rio, participar con alguna responsabilidad en el gobierno de un
Estado capitalista.Como puede apreciarse, teniendo en cuenta las considera-
(135) José Stalin, "Cuestiones del Leninismo", p4B- 81.
— 184 —
ciones anteriores, el planteamiento del problema en la forma
mencionada está hecho con criterio antidialéctico. Bl planteamiento adtolece del defecto que, formulado como está, utiliza
conceptos lógicos de una vigencia real sólo relativa.
'Es evidente que una organización política revolucionaría
no puede colaborar en ningún gobierno de Estados capitalistas,si éste expresa y lisa y llanamente el interés capitalista. Es el
caso del Estado capitalista puro, en una sociedad capitalista
pura, como los examinamos en el capítulo anterior.
Pero en cuanto algún Estado concreto se hace agente de
reformas más o menos sustanciales, en esa misma medida dejade participar absolutamente del carácter de Estado capitalista
puro. Ya hemos visto el doble carácter que pueden tener estas
reformas, según sea la orientación de eonjunto, la dirección to
tal de la política en que están insertas.
Ahora bien, si un partido revolucionario puede desde el
gobierno del Estado, producir esas reformas e incorporarlas co
mo "momentos" a ¿a trayectoria revolucionaria que consciente
mente quiere provocar, si todo ello es posible, no hay ningunarazón que impida la 'llamada "colaboración", colaboración queno será en este caso para consolidar el régimen capitalista, si
no para lo contrario, para contribuir a su transformación.
¿De qué depende que se presenten estas circunstancias? De
pende en primer lu^ar del complejo de factores objetivos, exter
nos e internos del Estado en cuestión, que puedan o no aconse
jar la "colaboración". Y depende en segundo lugar, de las cir
cunstancias subjetivas del Partido, de su fortaleza, unidad, con
ciencia revolucionaria, comprensión justa por sus dirigentes del
momento histórico y de las tareas que procede realizar, de su ca
pacidad para llevarlas a cabo y proyectarlas más allá de sí
mismas, en un proceso cada vez más acelerado hacia el cumplimiento total de los objetivos revolucionarios.
Se trata, pues, no de una cuestión "doctrinaria", como an
tidialécticamente se la plantea por algunos, sino de una cuestión<fe hecho, que sólo puede resolverse mediante un análisis de los
mencionados factores objetivos y subjetivos que incidan en el
caso en cuestión.
Si cualauiera de las condiciones precisadas para que la in
tervención de una organización política revolucionaria, en un
Estado capitalista sea fructífera, falta, la colaboración se con
vierte automáticamente en un retroceso social considerable,consolida la base social, po'ítica y económica del régimen, desorienta al movimiento obrero, corrompe n sus dirigentes y termina por destruir la herramienta misma, de la Revolución. Esto
es io que ha ocurrido con las tristementes célebres colaboracio
nes "socialistas" y social demócratas en muchos países del mundo. Estas colaboraciones han facasado, no porque se haya vio
lado un principio doctrinario que no existe, sino porque han fal
tado los requisitos de hecho, objetivos y subjetivos para quela colaboración tenga éxito.
La alusión repetida que se ha.ee al dogma de la no colabo
ración, obedece a que se piensa en -un Estado capitalista inte
gral, con respecto al cual la Revolución consiste sólo en un acto
de socialización de la riqueza, ejercido por el Poder Proletario
absoluto, momentánea y efímeramente constituido en Dictadu
ra. Pero ya hemos repetido con majadería, que en el mundo ac-
tal, tal eventualidad no se producirá. Y esto lo aseveramos en
forma categórica, porque las tendencias orgánicasdel capitalis
mo, que son las que conducirían a quese produjera esa situación,
se han visto fuertemente interferidas en su evolución por los
múltiples factores ya señalados en anteriores consideraciones.
La Revolución histórica no se efectuará a través de un so
lo acto, querido y realizado por el proletariado, confundidocon
la sociedad toda, sino en forma de proceso revolucionario mas
o menos largo; la Revolución histórica no aparecerá espontánea
mente surgida de la sociedad capitalista, como se concibe a la
Revolución ideal, sino como una reacción original del P™161?-rialdo, producida y provocada por su acción política a través de
sus organizaciones de oíase.
El proceso de la Revolución comienza con la construcción
del partido revolucionario y termina sólo con la instauración
definitiva de la sociedad sin clases y sin Estado.
A los partidos revolucionarios no les corresponde, pues,
idear esquemas conceptuales sobre la mejor manera de realizar
una tarea en condiciones que no existen, sino en aprovechar las
coyunturas y circunstancias creadas por el mismo capitalismo,
nara provectarlas de acuerdo con su perspectiva revolucionaria,
hacia siempre nuevas y más decisivas situaciones.
7.—El Estado capitalista y el movimiento revolucionario,
K problema del "legafismo".
Cuestión semejante, la del "legalismo", a la de la "colabo
ración" pero que precisa de algunas consideraciones especiales.
Se píede plantear el asunto del "legalismo" en la siguien
te forma- ¿Se encuentra comprometido el movimiento revolu-
donario con e> régimen jurídico de una sociedad captábala, de
So ¿riólo aebTutilizar los recursos !egales ?tatuidospor
ese íégirnen para apoderarse del Estado como fase para .m-
poner después una nueva organización a a sociedad?
iLa respuesta es evidentemente negativa. No se encuentra
lieado el movimiento obrero revolucionarlo a la egalidad bur-
guei ? pde, en consecuencia usar otros medios de acción
m,*^os uirtmtidos por la legislación imperante en un Estado
cVtSstíT^ahzar sus objetivos politicesde domnuo de!
Estada
¡Cuál es la justificación teórica de este aserto
ya hemos visto que todo Estado y la organización jurídica
qne involucra es !a opresión de la voluntad %>»£*£™
rlaíe social Y esto a pesar de quela ideología de esa «ase pue-
dTfasSflcar rSonalniente a ese Estado y su forma de gene-
^-ri^c^c^S^gf^lS—
Stñn^o^SSto sSoe^l T|fn
^ríelaSda? b^esfíot^o^n^Srírídico que
te aíi2^>í33jÍ*- rl- de 1. sociedad, en con»
— 18S —
deración a ellas, sino que se fundamenta en las necesidades de
clase de la burguesía, necesidades que respondieron a lo quela sociedad requería en determinada época, pero que hoy no
coinciden con las exigencias sociales, sino que se encuentran en
oposición con ellas.
La forma de generación del Estado no tiene asi universal
validez ni obligatoriedad con respecto al proletariado, pues só
lo expresa la forma particular del pensamiento político' de la
burguesía, pensamiento que traduce sólo su limitado interés de
clase.
Tanto es así que, como ya vimos, el pensamiento políticoburgués clásico confundió los conceptas de propiedad burguesav de ciudadanía, de tal manera que el sufragio universal y eJ
reconocimiento de los partidos antiburgueses, fueron impuestosñor el movimiento social y significaron en el fondo una conce
sión de la burguesía en retirada.Ahora bien, la conquista del sufragio universal, el recono
cimiento de las organizaciones sindicales y políticas del proletariado y la posibilidad de que éstas alcanzaren representaciónnarlamentaria y legislativa no tienen otro valor que el de ser
instrumentos de lucha de la clase obrera. No significan pues,nue - el proletariado comprometa, al utilizar estos recursos, el
derecho histórico que tiene su voluntad política de regir la so
ciedad.
La clase obrera no tiene otra razón ni fundamente, no ne
cesita otra fuente de legitimación para justificar su derecho
a alcanzar el Poder y a disponer de él en cuanto sus fuerzas lo
permitan, que la posibilidad que tiene de realizar una tarea queJa sociedad exige para desarrollarse y progresar. En esto re
side la fuente del derecho a gobernar que inviste el proletariado constituido políticamente. Si considera el proletariado orga
nizado los medios que le franquea el Estado burgués, y los uti
liza en su servicio, lo hace sólo en cuanto constituyen armas
para realizar su acción, no dándole con ello patente alguna de
legitimidad exclusiva.
En consecuencia, en cuanto esos medios legales, no le sir
ven para sus efectos políticos, pueden las organizaciones políticas de la. clase obrera recurrir para obtener sus fines a cualquierotro medio. La clase obrera se encuentra, pues, investida del
"Derecho a la Eevolución", del derecho a desconocer la vigen
cia, con respecto a sí, de instituciones políticas expresivas de
un interés que no es el suyo, ni hoy día tampoco, el de la so
ciedad.
Esto quiere decir, en segundo lugar, que el movimiento político obrero puede utilizar como medio de alcanzar interven
ción en el Estado, cualquier procedimiento, desde el "democrá
tico" del sufragio universal, hasta el de la sublevación armada
en contra de las autoridades "legítimamente constituidas" .
El criterio para adoptar uno u otro procedimiento, es unacuestión de hecho, y no una cuestión de "doctrina".
"Lo que decide no es el método, sino su justa aplicación,la orientación marxista de los acontecimientos, la organizaciónpotente, la confianza de las masas conquistadas por larga expe
riencia, una dirección perspicaz y resuelta. El resultado de todo
combato depende del momento y las condiciones del conflicto,de la relación de fuerzas. El marxismo está lejos de afirmar
que el conflicto armado es el único método revolucionario, una
panacea buena para todas las condiciones" (126) .
Esto quiere decir que si el movimiento político del proleta
riado utiliza el sufragio universal, o cualesquiera otra institu
ción de la legalidad burguesa, ello no le da tampoco legitimidad
a su Poder de tal manera que una vez en él, una de las prime
ras medidas del proletariado constituido políticamente, debe ser
la abolición del sufragio universal, como fuente de su autori-
dad y de "soberanía", sin perjuicio que pueda emplear la téc
nica del sufragio como medio de autocontrol para pulsear ja
opinión colectiva o para otros efectos accidentales.
8.—Lo esencia revolucionaria del movimiento político de la
ciase obrera. El problema de "la violeníift".
Podemos ahora determinar, a modo de resumen, en que
consiste el carácter revolucionario que reviste la lucha por ei
socialismo, y su instrumento de realización, la orgaiuzacion po
lítica del proletariado. _,,„
Tanto se usa y abusa del término "revoluaonano , que
ñocos son 1™ partidos políticos que no sé antocahfican como
tales
De las consideraciones que preceden se desprende que la ta
cha por el socialismo es revolucionaria en un doble sentido, ma-
*™Ef contenido de la lucha por el socialismoes revolucionario
norque pretende transformar cualitativamente la organización
social capitalista y substituirla por otra, de orientación absota-
temente diversa. El socialismo pretende realizar una RevoM
ción Social", esto es una subversión de las relaciones de clases
V
%TKtmbio producido en una sociedad puede calificar-
se desde este punto de vista, comorevolucionario sinci solo aque-
mcs rae implican una alteración de las relaciones de produc
ción «£• implican la substitución del interés de una
Sase por d Je otra, como interés a cuyo servicio se organiza la
""'ífforma de la lucha por el socialismo es revolueionaria,
noTraic no se considera obl gada a respetar las normas legales
v-Kesfsobre generación df lo. Poderes Públicos, y porque en
eíca-Ó de emplear los recursos consagrados por esas norma*
t nace conTintención de desconocerlas después, al menos,en
di i-aráí-ter de legitimadoras de la autonaaa."" °
P8ra Óue apartido pueda con nropíedad <k™"£f£J£
wmmmmce objetivamente estérilsu ™»™??" ',,,.,„ «rafea sus fines,
es suficiente el que^una^ajniza^onj^tepersj ^desconociendo la obligatonedacI de tas
norn> í^ ^
eho Público, para -me ^.f'^Sas blancos son organiza-
-V¿Tl-;6nw, „* con» .1 r«C»».". ««■ P« HitarloM«-
doza, en "...Y ahora ", pág. 3M,
— 188 —
son revolucionarias, porque no tienen como objetivo la reali
zación de una Revolución Social, en el sentido ya precisado.Forma y contenidos revolucionarios se condicionan recíprocamente entre sí (127) .
La Revolución aparece, pues, en este doble sentido, como
violenta, en cuanto afirma y realiza la transformación cualitati
va de la sociedad, tanto en lo relativo a las relaciones de clase
v producción, como en lo relativo a las instituciones políticasen que se expresa.
La circunstancia que esta violencia "teórica" se traduzca
o no, en violencia en contra de ¡as personas, problema que tan
to preocupa al filisteismo (128), es una cuestión de hecho, que
depende de la mayor o menor resistencia física que las clases inte
resadas en mantener el capitalismo, opongan a la Revolución So
cial en marcha.
) "Somos el Partido Socialista y nuestro objeto es la transformación
revolucionaría de la estructura social, es decir, del régimen de la producción y de la propiedad. Trabajamos por esa transformación no só
lo en Interés de! individuo, sino también en interés de la colectividad.
portiue nosotros consideramos ambos intereses como absolutamente so-
lidaris. Es esta transformación esencial de la estructura social, esta
mutación 'apara emplear una palabra grata al vocabulario de la bio
logía transformista). lo -que para nosotros constituye la revolución. Es
en este sentido en que he dioho y repetido <nie no hay dos especiesrie socialismo, uno de ellos revolucionario y otro no".
"Creemos que esta transformación es revolucionaria aunque se
leve a cabo por medios legales; y a la inversa no seria revolucionario
un levantamiento popular victorioso que no buscara esta transforma
ción social™.
(León Blum, palabras de un discurso suyo pronunciado en el
XXXVIII Congreso del Partido Socialista Francés (S.F.I.OJ. y publicado en "¡Espartaco". [Revista teórica y política bimestral del Co
mité Central del Partido Socialista Chileno, Santiago de Chile, TJ.« 1,correspondiente a Marzo y Abril de 1947, pág. 8).
i Expresión muy usada por Engels. al referirse a la mojigatería peque-
ño-bursues3, que se asusta 'TaioIóEieamenté" ante todo lo que trasciende sus horitontes intelectuales.
CAPITULO vin
EL ESTADO PROLETARIO EN LAS 00NDH30NES DE LA
SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA: EL ESTADO SOCIAUSTA
Y LA SOCIEDAD SOCIALISTA
1 -Generalidades «cérea de la forma y contenido del Es
tado Proletario en las condiciones sociales contempo-
No» hemos preocupado en el capítulo .«*■*'*„?•£ Sc£raleza y modalidades de la acción revolucionaria en las socie-
ZÍ£^%£STÜ5Sr¿£Ta advertencia
prevÍ5; . j„ „ 1= forma, va lo dijimos, no son categorías
¿S -TC',^rraS «Üe efeoSenM? <te la acción de
tro asnnto oto equivale ¿¿^filenamente, cuando su forma
■SSSiKVí^SS^^^ PC»» de^i-
nado,T
.
__ n0 (g Una simple cubierta erte-
La ^""^.T^rifS, sentido definido, una dirección. Sin
rior del contenido,le da ™
"^Sf"jJJ taina, tiene cierta inde-
emiargo, condicionada«orno esta
^J^do "Cuando esta in-
pentaTcia relativa con.«pacto d ^ff™^„ se con-
¿¿pendencia relativa,en virtudi de
m^u v A M_
vierte en independencia,«JJol^¿naTc\nnplir funciones com-r»cterd.umml?^^^*^5S de acuerdo con
Í-SSÍSS"contenr-1**. la^o.na puede llenarse
* '^cir^X^SaKateria de <,ue „ ocupa-
5ST1T E<»«>U1, -B M»»" HUÍ*»» MOTU1.". «M- "•■ .
— 190 —
moa, ella quiere decir que, no obstante depender en cierta me
dida el contenido de la acción política de la forma institucio
nal del Estado, goza sin embargo esta forma de itíativa auto-
comía, de tal manera que las instituciones de un Estado A,
pueden, sin embargo, servir para realizar ciertas tareas de un
contenido político B; y, que al realizarse las tareas de conteni
do político B a través de una forma institucional A, ésta últi
ma se transforma en B, en la medida que vaya adaptándose a
su nuevo contenido.
De no ser así ocurriría que el proletariado debería dirigirexclusivamente su acción hacia la estructuración de un Estado
en una forma adecuada para realizar sus fines políticos, dejandode lado toda acción sustantiva para influir y determinar en ía
realización de medidas que concuerden con el contenido de sus
objetivos políticos. Se olvidaría al proceder de esta manera an
tidialéctica, que al utilizar una forma política para realizar un
contenido político extraño a ella, se está indirectamente destru
yendo esa misma forma y precipitándose la construcción de una
nueva, mas adecuada al contenido.
Sintetizando podemos concluir:
A) Que el contenido político de un Estado, en nuestro ca
so de un Estado obrero, sólo puede realizarse hasta sus últimasconsecuencias en un Estado cuyas instituciones estén condicio
nadas para ese efecto;B) Que, sin embargo de lo anterior, puede servir la for
ma del Estado capitalista, para realizar con cierta medida los
objetivos políticos de la clase obrera, que constituyen el conte
nido de su Estado, y
C) Que la acción política de contenido obrero, realizada
a través de instituciones que no fueron creadas para respondera sus intereses, contribuye a la creación de nuevas formas ins
titucionales, adecuadas a la naturaleza de su contenido.
Todo esto significa que el proceso de construcción del Es
tado Proletario comienza ya, con la organización política de la
clase obrera en sus partidos de clase, se continúa a través de
la realización de sus objetivos históricos, presionando primeroal Poder Público y conquistándolo después, para terminar só
lo con la instauración de la sociedad sin clases y sin Estado.'
2.—Contenido político del Estado Proletario en las condi
ciones de la sociedad contemporánea: El Estado So
cialista y la Sociedad Socialista.
El objetivo único y exclusivo de la Dictadura del Proleta
riado en una sociedad capitalista integralmente desarrollada se
oonfunde totalmente con la socialización de los medios de producción monopolizados a! máximo, mediante el acto político re
volucionario.
Los Objetivos políticos que las circunstancias concretas van
exigiendo del movimiento obrero socialista, en el mundo capitalista contemporáneo, difieren y se alejan de aquellos implicadosen el esquema conceptual de la Revolución pura, en la mismamedida que la realidad capitalista difiere y se aleja de su esen
cia conceptual.Ya nos referimos anteriormente en qué consistían esas di
ferencias y de donde provenían. Diferencias todas éstas, que
son sólo modalidades en relación con el objetivo propio y político del movimiento obrero; la expropiación del capital, hacia
cuya consecución se dirige el proletariado, donde sea que exis
te como fuerza política.Examinaremos cuáles son esas modalidades de la acción po
lítica obrera, en cuanto se traducen en el contenido del Es
tado Proletario.En primer lugar, la circunstancia de que el capitalismo no
se destruye ni se derrumba en un solo acto, en el plano inter
no de un país, en tal forma que la socialización del capital exigeun lapso de tiempo más o menos largo, durante el cual la bur
guesía continúa influyendo como fuerza social, implica la nece
sidad de un organismo permanente, de tipo coercitivo, destina
do a preservar el orden revolucionario en el interior y a impe
dir trastornos y sublevaciones en su contra.
En otras palabras, la coacción natural, ejercida por la so
ciedad entera para destruir el capitalismo, que nos presentabanuestro esquema de la Revolución Ideal, se trueca en las con
diciones sociales históricas, en una coacción organizada y mas
o menos permanente, que necesita de un poder o fuerza social,
independiente de la sociedad y, que no es sino el Estado Prole
tario. Repárese en que este Estado Proletario, cuya naturaleza
extraemos del análisis de la realidad social no tiene la efímera
existencia del Estado Proletario en las condiciones ideales del
capitalismo, donde sólo era un mero sujeto atributivo de un ac
to puro, simple e instantáneo, sino que se nos impone como un
Poder real, de existencia prolongada, que realiza en un lapso
de tiempo apreciable su acción socializadora y que entre tanto,
ejerce una efectiva y permanente coerción contra la burguesía
expropiada. La Dictadura del Proletariado en las condiciones su
puestas en este capítulo y que son las que en mayor o menor
grado se presentan en la realidad, realiza así su función coac
tiva a través de un derecho que protege el orden revolucKwia-
rio, de las amenazas interiores. Nos remitimos aquí a la ultima
parte del capítulo acerca de la "Revolución Socialista Ideal
donde analizamos con mayores detalles la naturaleza de esta
acción coercitiva.
En sesrundo lugar, la circunstancia de queen el plano ínter-
nadcTaíTseVfoqúe una Revolución^ alcancesmuver^alcs
tn^arfo^eTnlos £tados ~ <W*™g$«*^hava alcanzado influencia decisiva o la totalidad del
J^er,se
defenderse o P^fJ"?/ í° .^ l&cito supone también la de un
platas.La
e^stencm ^XTmisñTque en nuestro caso
f^Sto d£oto£r£. CoSTe ve, aquí también las diferen-
™ íiSÍS esquema ideal de la Revolución, que se nos presencias entre el es'2~"™ml_¡¡a]B! v la Revo ución histórica, con-
U con P"»S5SnTmS nueva función al Estado Proleta-
auctí.!ir'd? U que carece su concepto ideal: la de proveer
""la drfSS militar* de las conquistas revolucionarias en con-
** ^Ma'creSfe^quíiTL funciones privativas de losBj.
tados reVoluSSo; que vannaciendo del capitalismo tortor!-
— 192 —
co, aparte de la función expropiadora que les es común con el
Estado revolucionario ideal, son simples adecuaciones de la Revolución a las circunstancias concretas, sin mayor trascendencia. Sin embargo, no es así por las razones que entramos
a ex
plicar.Si la sociedad comunista, resultante de la Revolución Obre
ra, tiene un alto valor ético y humano, es, precisamente porqueno constriñe la libertad humana y porque elimina a los interesesde grupo, que como los de las fuerzas armadas, absorben gran
parte de la riqueza social, condicionando desfavorablmente la
utilización y distribución racional de la riqueza.Ahora bien, las nuevas funciones del Estado Proletario,
a que nos referimos, significan precisamente constricción de la
libertad, la primera, y mantención de una organización militar
independiente del resto de la sociedad, la segunda. Sólo puedejustificarse el ejercicio de estas fundones por el Estado Prole
tario, en cuanto deviene en un "momento" de la Revolución mun
dial, en cuanto la alientan y en cuanto le permiten luego a la
nueva sociedad deshacerse de tan peligrosa herencia que redbe
del mundo burgués. Sólo se justifica la persistencia del Estado
a través de su dictadura política y de la organización militar
subordinada a él, en cuanto este Estado policial y militar va
dejando de serlo en la medida que va contribuyendo al desenla
ce definitivo de la Revolución, en su interior y en el mundo
entero.
Desde el momento en que ello no ocurre, la Dictadura del
Proletariado deja de ser progresiva y revolucionaria para tro
car en una nueva forma de opresión, con novedosa y simuladora
etiqueta, pero no por ello menos opresión.
Deja la Dictadura del Proletariado de ser progresiva, porque umita la libre expresión de la actividad humana, única con
dición que garantiza el avance y el sentido liberador a la socie
dad nacida de la Revolución. Deja de ser revolucionaria, porqueal no contribuir al desenlace progresivo de la Revolución mun
dial y al permitir en su seno la aparidón de intereses de grupo, como los burocráticos-militares, crea de hecho un obstáculo para la plena aplicación de las normas comunistas de re
partición de las riquezas.Si bien la persistencia en las condiciones de la Dictadura
del Proletariado dé ciertas limitaciones a las actividades quecomprometen la estabilidad del orden revolucionario, y la existencia de una organización militar distinta de la sociedad, soncondiciones necesarias de la Revolución en el medio capitalistacontemporáneo, al mismo tiempo estas necesarias funciones delEstado Proletario son fuentes peligrosísimas de degeneraciónsuya y de desvirtuación total de sus finalidades históricas.
Sólo la flexibilidad dialéctica de las organizadones políticas revolucionarias, su genuina inspiración y sentimientos libertarios, su raigambre democrática y humanista, pueden sortearcon éxito, estas dificultades y garantizar la supervivencia delsentido revolucionario en la Dictadura del Proletariado ejercida en las condiciones reales de la sociedad contemporánea. Etfracaso de estas tentativas y la degeneración subsecuente" delEstado Obrero en una tiranía opresiva de la condición humana•jercida por una casta burocrático-militar, encuentra en el tris-
te destino de la Unión' Soviética un ejemplo trágico y alecdo-
nador.. . L ,
.
Sólo la más consecuente democracia interna en el seno de
las organizaciones revolucionarias, el más amplio y exigente
control democrático a las autoridades en su aplicación de la le
galidad revolucionaria, pueden garantizar la perspectiva y el
desenlace constructivos de la Dictadura Proletaria tal como se
nos ofrece por realizar históricamente, evitando así la desyir-tuación de su propósito libertario y humanista: la emancipa-
don del hombre a través de la conquista de la verdadera Li
bertad.
La más decisiva e importante consecuencia que se despren
de del incumplimiento de la misión integral del capitalismo en
las sociedades históricas contemporáneas, es el limitado des
arrollo que han alcanzado las fuerzas productivas de la socie
dad y, en consecuencia su incapacidad real para satisfacer to
talmente las necesidades humanas. No ya esto en un sentido
cualitativo, —que tal limitación proveniente de la orientación
de la producción hacia el lucro capitalista es aun inherente a
una sodedad capitalista integralmente desarrollada según sus
dropias leyes—, sino en el sentido cuantitativo de que las ener-
eías productivas, aún bien orientadas, son insuficientes para lle
nar lo que las necesidades humanas requieren para su satis-
^Por las razones a que en otra oportunidad ^^Jf*ción, el socialismo aparece y se d««v«ielve tn^^tei«nto«un medio en el cual la riqueza colectiva no es
£to™la mn
rfMite nara nermitir que, suprim das las clases mediantela ex
iírtM. carácter a la sociedad sin clases, ano que tambiénse opo-
SnTeUa tof hábitos psicológicos de las personas.En efecto
^LL „í «condición inherente a la naturaleza humana el que
"°a
ta?oJaso£e el mecanismo contractual del contrato de
mía funciona sooreeiu
¡ d m0 ma compen-
trabajo, en virtud del cual d
^salario¡
s
^ ^
sación o f"»^'™Sr el principio de la compon-
burguesía no solo actúa
^movioap^ d(¡1 lacn)> por )a po.
sación, sino quelo hace nusp"'"
vegetativamen-sibilidad de ganar mas y l**™3''^™'V Intervención de la
te, sino también cap.tahiarsAhora ten,
'¿^.^ m d Jne.
oíase obrera a través de sus miov
contagiado en par-
canismo del funcionamiento captolgale
í^ ^,e consiiaerable con d hatato IKico^c^^ ^^^ y ^ gn
£ íe?»,^ eTdfnero y noln el desarrollo pleno de la perso-
"""^jemos a Strachey que explique más completamenteel pen
samiento que esbozan,»:mi<
— 194 —
líalas), porque los socialistas son los descubridores de los móvi
les que, dentro de limites amplios, impulsan a la naturaleza hu
mana. No solamente son capaces de percibir con mayor sagaci
dad que nadie, las semejanzas actuales de los seres humanos, si
no que están libres también de la ilusión de que los seres huma
nos han sido siempre iguales a como son en la actualidad, y han
de permanecer iguales en el (uturo.
Por haber hecho de la historia una ciencia, están en condi
ciones de percibir y explicar el hecho de que la naturaleza hu
mana, tanto de los esclavos como de los patricios de la antigüe
dad clásica, era notablemente diferente de la de los señores d«
la Edad Media, así como de que la de estos últimos era a su vez
diferente de la de los capitalistas actuales o los trabajadores asa
lariados. En una palabra, están convencidos de que no existe la
naturaleza humana, abstracta, independíeme de las condiciones
de tiempo y lugar. Por el contrario la naturaleza humana se mo
difica invariablemente por cualquier cambio importante en la
sociedad en que viven. Indudablemente, sin embargo, lo que más
importa, si se trata del establecimiento de un nuevo sistema eco
nómico, son las semejanzas actuales de los seres humanos. A este
respecto todos hemos sido moldeados por cerca de dos siglos de
capitalismo, y antes de eso, por muchos siglos de feudalismo y
de transición lenta y confusa del feudalismo al capitalismo.
En la actualidad una de las características de los seres hu
manos contemporáneos, obligados a cambiar en ese sentido, el
que están acostumbrados a trabajar por una compensación per
sonal. Esta es una característica que aunque pueda parecer hoy
día un rasgo eterno de la naturaleza humana, históricamente da
hecho, data sólo de los últimos siglos y se ha forjado simplemen
te como resultado de las condiciones económicas de la época mo
derna. Por ejemplo, esa idea del salario no pudo ocurrirsele •
un esclavo, ya que no era remunerado individualmente por BU
trabajo, sino mantenido como instrumento de producción, en 'm
misma forma en que se alimenta de combustible una máquina o
se da de comer a um animal. Es decir, que la concepción de que
el hombre tendrá estímulos para trabajar sí se le ofrecen com
pensaciones mayores, es un producto del desarrollo del sistema
económico de los últimos quinientos años.
Durante este período, la principal tarea política de la huma
nidad ha sido la de romper barreras feudales que obstaculizaban
a las iDuerzas de producción siempre en ascenso. La naciente cla
se capitalista cumplió esta misión infundiendo a les hombres la
esperanza del enriquecimiento personal, a cambio de mayor tra
bajo. El enriquecimiento personal fué considerado una consecuen
cia inevitable —hija de las leyes de la naturaleza descubierta*
por los economistas—, del crecimiento de la industria y del aho
rro. Pero esta presunción sólo era verdad dentro de límites muy
estrechos. En general, sólo resultó cierta para aquellos que esta
ban en condiciones de adquirir o manejar algunos de los medios
de producción; en otras palabras, resultó cierta para los capitalistas, pero no para los trabajadores.
Pero la concepción más amplia de que una compensación in
dividual mayor es un estímulo necesario y útil para obtener ma
yor trabajo, ha llegado a convertirse indudablemente en una
convicción firmemente arraigada en todos nosotros. En la épocacapitalista e inmediatamente después, es parte de la natur&le»humana esperar y pedir esta mayor compensación individual, a
pesar de que no* haya sido así la naturaleza humana en épocasanteriores, ni deba serlo en épocas futuras.
Este aspecto particular de la naturaleza humana contemporánea es un faclor que no puede descuidarse al desarrollar cual
quier nuevo sistema de producción. Si intentáramos, en estos mo
mentos dar pago igual a cambio de trabajo desigual, violaríamosuna de las ideas de justicia mas fuertemente arraigadas. Si el
trabajador calificado no recibe mayor compensación que el queno lo es; si el técnico altamente calificado, después de años da
preparación, no recibe anas que el muchacho que comenzó ba
rriendo la ifáibr'ica, casi todos nosotros sentiríamos que se habla
perdido un incentivo importante y natural para mejorar el tra
bajo, aparte de haberse cometido una .grave injusticia.
Y dentro de nuestra tiempo y circunstancias, tendríamos ra
iñn. A pesar de que los recursos productivos de la humanidad
se han desarrollado enormemente, no lo han sido hasta el punto
de que nos eximan de variar las compensaciones de aquellos cu
ya contribución, para la sociedad varia también. Cualquier inten
to en la actualidad de imponer salarios rígidamente iguales (o
proporcionados a las -necesidades, con prescindencia de su cali
dad y cantidad) para los trabajadores, demostraría incompren
sión de las circunstancias reales en que vivimos, pues induda
blemente tal igualdad rígida estorbaría y quebrantaría el desa
rrollo ulterior de la producción. Hombres y mujeres, tales como
son en la actualidad, no trabajarían con eficacia o empeñosamen
te si no supieran que el mejor trabajo, el más intenso, puede pro
porcionarles coimpensaciones mayores" (130).
Los hábitos psicológicos a que nos hemos referido, no obs
tante que habrán de desaparecer orgánicamente en una socie
dad en que los medios de existencia permiten su aprovechamiento según las necesidades de cada individuo, sin hacer de
pender su distribución de la calidad y cantidad del trabajo rea
lizado, encuentran todavía en las sociedades relativamente po
bres, una decisiva y capital utilidad.La socialización de la riqueza, que presume su existencia,
es la tarea del proletariado; la creación de la misma, función
previa a la anterior, es la tarea que correspondió cumplir a la
burguesía. Mas, si se colectiviza la economía de un país en el
que la riqueza no basta para asentar la sociedad comunista, es
evidente que se necesita proseguir, con posterioridad a la colec
tivización, ei desarrollo de las fuerzas productivas, para que
pueda cumplirse con la función capitalizadora que la ttarguesia
no alcanzó y no pudo realizar. Y esto a su vez requiere de la
existencia de alicientes que muevan a los hombres a trabajar,
que lo» determinen a producir. Estos alicientes e incentivos no
son otros que los que la sociedad colectivista recibe como he
rencia del capitalismo en los hábitos psicológicos de los indi
viduos: la retribución del trabajo según su cantidad y calidad.
Se puede así movilizar la energía humana utilizando como re
sorte para su aplicación a las tareas productivas, la repartición
de la riqueza según la máxima "de cada cual según su capaci
dad, a cada cual según sn trabajo", máxima esta que recibe ei
nombre de "socialista", para distinguirla de la máxima comu
nista", que rige en una sociedad cuya producción haya alcan
zado a límites tales que le permitan satisfacer todas las nece
sidades humanas. ,.
Si mientras la base material del comunismo, que lo es la
rioueza desarrollada al máximo, no se da como condición real
en una sociedad, y se precisa para aumentar la producción que
los hombres perciban diferentes ingresos adecuados a la natu
raleza del trabajo realizado, resulta entonces, como consecuen-
da que se requiere durante este período de normas jurídicas
cué consagren objetiva y coactivamente esta desigualdad de
?n¿e¿s y el principio socialista de repartición queja Hispirá.
£gXs palabra hay necesidad durante este
P^°^ *»»;Sción de un derecho económico que mduzca a tos
h>¿Wtrabajar, aprovechando sus hábitos heredados del captábame,
y pTote¿iendo en esta forma el sistema de repartición socia
lista .
íJwTjchn Strachey, "Teoría y práctica del socialismo", págs, ÍOI-IW; lo
— 196 —
"El desarrollo de las fuerzas productivas, —escribe Marx,— ,
es prácticamente la condición primera absolutamente necesa
ria del comunismo; por que sin él se socializaría la indigencia,y la indigencia haría resucitar la lucha por lo necesario" (131),
y en consecuencia, añadimos nosotros, resucitaría la apropiación privada de la insuficiente riqueza existente, como medio
de evitar de que otros se beneficien de ella. Volverían así a
dividirse nuevamente las sociedades en clases y a reaparacer lo
que se pretendió aniquilar.Para que este retorno a la antigua situación no ocurra, es
que se impone en toda sociedad capitalista en la que no se ha
yan dado las condiciones económicas del comunismo, mantener
durante su período de transformación las indicadas normas da
repartición, denominadas socialistas.
"Por tanto, —escribe Lenin—,en la primera fase la socie
dad comunista (a la que suele darse el nombre de socialismo)no se suprime completamente el "derecho burgués"; se suprime sólo parcialmente, sólo a medida de la transformación eco
nómica ya alcanzada, es decir, sólo en lo que se refiere a los
medios de producción. El "derecho burgués" reconoce la pro
piedad privada de los individuos sobre los medios de producción. El socialismo Jos convierte en propiedad social. En este
sentido,— y sólo en este sentido— , desaparece el "derecho
burgués" .
"Pero este derecho persiste, a pesar de todo, en otra de sus
partes, persiste como regulador para la distribución de los productos y la distribución del trabajo entre los miembros de la
sociedad. "El que »o trabaja no come"; este principio socialis
ta es ya una realidad; "a igual cantidad de trabajo, igual cantidad de productos"; también es ya una realidad socialista.
Sin embargo, esto no es todavía el comunismo, ni suprime to
davía el "derecho burgués", que da una cantidad igual de productos a hombres que no son iguales y por una cantidad des
igual de trabajo"."Esto es un defecto, —dice Marx—
, pero un defecto inevi
table en la primera fase del comunismo, pues, sin caer en uto-
pismo, no se puede pensar que al derrocar el capitalismo, los
hombres comiencen a trabajar inmediatamente para la sociedad
sin sujeción a ninguna norma de derecho; además la abolición
del capitalismo no sienta de repente las premisas económicas
para, este cambio" .
."Otras normas fuera de las del "derecho burgués" no exis
ten. Y entre tanto persiste la necesidad del Estado, que, velando .por la propiedad social sobre los medios de producción, velará por la "igualdad de trabajo y por la igualdad en la dis
tribución de los productos"."El Estado se extingue en tanto no hay ya clase capitalis
ta, que, por tanto pueda reprimir"."Pero el Estado no se ha extinguido todavía del todo, pues
persiste aún la protección del "derecho burgués", que sancionala desigualdad de hecho. Para que el Estado se extinga porcompleto, hace falta que impere el comunismo completo"
"De donde se deduce que bajo el colectivismo (o sea una
vez efectuada la expropiación) , no sólo subsiste durante un cier
nan Carlos Marx, citado por León Trotzlcy, "La Revolución Traicionada"
— 197 ■
to tiempo el derecho burgués, sino que subsiste incluso el Es
tado burgués sin burguesía" . "Esto podrá parecer una parado
ja o un simple juego dialéctico de la inteligencia, que es de lo
que acusan profusamente a los marxistas, gentes que no se
ha impuesto el menor esfuerzo para descubrir el contenido ex
traordinariamente profundo del maxismo".
"El derecho burgués, en materia de repartición de los ar
tíceos de consumo, presupone tambiéninevitablemente, como ea
natural, un Estado burgués, pues el derecho no es nada sm un
aparato coercitivo capaz de imponer sus normas 11MJ.
No menos claro que Lenin es Trotzky para referirse a las
tareas que históricamente se imponen al Estado Proletario, de
bido al relativo atraso de las fuerzas productivas materiales
sobre las que debe construirse.j-„.„„M
"El capitalismo ha preparado las fuerzas y las condiciones
de la Revolución Social: técnica, ciencia, pro!etanadai>mem
bargo, la sociedad comunista no puede suceder .raned atañien
te1 la sociedad burguesa. La herencia material y cultural^del
pasado es demasiado insuficiente. En sus comienzos el Estado
obrero no puede permitir a.cada uno trabajar segúnsus capa-
Sí' en otro" términos, cuanto pueda y quiera ni recom-
^ia?se' oída uno según sus necesidades, .^P^"'?^de! trabajo realizado. En interés del creenmento ,de las fuerzas
¡Seductivas hay que recurrir a lasnormas habituales del sala
rTo es de¿ a^la* repartición de los bienes, según 1» cantidad
*t nnlíflad del trabajo individual (loo) .
y "Í7n en América, sobre las bases del capitalismo mas avan-
ÍZ^Pte^^^^^^^-
SoScfy delPdSar,ollo cultural condicionado P»r — *«-
^l=SSHSnS5BM
?.í.rasBno°™srburguesas de la repartición, acelerandoel cre-
« £? JíáíSSSS £5£í-¿5 S?£cialistas. Pero e- üvst<iu.u dUM"defiende la propiedad
SS Sí S5S: 2*.£?£S ¡STSiSÜL - —»
— 198 —
tradictoria espantará tal vez a los dogmáticos y a los escolás
ticos; no nos quedará sino lamentarlo" (135) .
En síntesis, la necesidad en que se encuentran una econo
mía y una sociedad colectivista, no lo suficientemente ricas co
mo para establecer el comunsimo, de imponer a los hombres
normas de repartición y sistemas de ingresos, no determinados
por sus necesidades, sino por su trabajo efectivo, exige la pre
sencia de una fuerza social, independiente de la sociedad mis
ma, que imponga estas normas en forma de un derecho espe
cial. Esta fuerza social es el Estado Proletario.
Aparece ante nosotros, asi, una tercera función del Estado
Proletario, en las condiciones sociales de la actualidad, función
que no es propiamente "proletaria": la de organizar en función
de fines ajenos a las necesidades humanas, la distribución de la
riqueza, por medio de normas de repartición heredadas del ca
pitalismo .
A este Estado, proletario, en cuanto socializa los medion
de producción y defiende la propiedad colectivizada, y burgués,en euanto conserva el modelo capitalista de repartición, es al
que se denomina Estado Socialista. A la sociedad constituida
según este patrón es a la que Marx y Lenin llamaron "Socie
dad Socialista" o "primera fase" o "estadio inferior del comu
nismo". Las normati de repartición, heredades del capitalismo,pero asadas y modificadas en su objetivo por el Estado Socia
lista, se denominan también, como ya lo advertimos, norma»
■ocialistas de repartición.La necesidad de aumentar la potencien productiva de la
soeiedad, unida a un conjunto de circunstancias especiales que
pueden concurrir, como ser >la carencia de maquinarias, etc., pueden aún exigir del E3tado Proletario la mantención o el otorgamiento de la propiedad privada de ciertos medios de producción y de cambio, con el objeto de que el incentivo de lucro
de los particulares pueda suplir o colaborar con éxito al Es
tado en la realización de ciertas actividades económicas.Es lo que ocurrió en la Unión Soviética, la que por medio
de un sistema de concesiones a empresas capitalistas extran
jeras, particularmente americanas, persiguió la industrialización bajo moldes capitalistas, de su riqueza petrolífera. Es lo
aue ocurrió también en la Unión Soviética, en el período de laN. E. P. (Nueva Política Económica), durante el cual se es
tableció el comercio privado en toda la Unión, con el objetode oxigenar el mercado, que se afixiaba en manos del Estado.
Reparamos con esto, en una cuarta función no propiamenteproletaria del Estado proletario, función que ya es burguesa,no sólo en cuanto al procedimiento de la distribución, sino quélo es también en cuanto al contenido propietario de' la formade producción, típicamente capitalista.
A modo de resumen haremos el siguiente esquema del contenido político de las funciones de] Estado Proletario, tal co
mo se le ofrecen por realizar en el medio social proveniente dela sociedad capitalista contemporánea:
(135) León Trotzky, la misma obra, pig. 59.
'
1.—Fimción típicamente proletaria:
Socialización de los medios colectivos de producción y d«
cambio. Expropiación del capital.Calificamos a esta función de típicamente proletaria por
que es la realización del acto político obrero por excelencia: la
expropiación de la burguesía.
2.—Fmwoones no típicamente proletarias:
a) Defensa del orden revolucionario en etratra de las ame
nazas internas en su contra provenientes de los sectores bur
gueses no expropiados todavía, o de la burguesía expropiada y
contrarrevolucionaria, por medio de la privación de los derechos
políticos a la burguesía. .„
Calificamos a esta función de "no típicamente proletaria
por cuanto el acto politico obrero por excelencia que define al
Estado Proletario en una sociedad capitalista integral, es de efí
mera duración y no supone la persistencia de la burguesía,
ni la posibilidad de su recuperación política o económica, ya_
que
en esas condiciones, la naturaleza misma de 'a sociedad hace
imposible que se realice esa posibilidad. (i
Calificamos a esta función de "no típicamente proletaria ,
porque supone la persistencia de la violencia organizada en el
Estado como realizador de un orden coactivo, siendo así que
el orden social proveniente de la Revolución Proletaria en un
medio capitalista integral, es natural y no coactivo: el orden
social comunista y libertario, sin clases y sm Estdo
b) Defensa del orden revolucionario en contra de "as ame
nazas externas en su contra, provenientes de Estados capitalis
tas subsistentes mas o menos agresivos, por medio de la cria
ción de una organización militar especializada. (
Calificamos a esta función de "no típicamente proletaria ,
por cuanto el acto político obrero por excelenica quedefine al
Estado en una sociedad capitalista integral es de proyecciones
universales, como que en esas condiciones todo el_ mundo se na
unificado a través de la monopolización de la riqueza. Nom
susceptible en las condiciones supuestas que se produzcan re
voluciones parciales e independícente jasunas dejas otras_
el Desarrollo de las fuerzas productivas y eistimulo a\ia
producción, mediante el empleode las normas dem^ion
he
redadas de! capitalsmo y basadas en e! principio de la<™™1*£;
iíción pecuniaria por el trabajorealizado: ;'De cada
cual según
su capacidad y a cada cual según su trahajo .
Calificamos a esta función de "no típicamente Proletaria
mr cuanto el acto político obrero por excelencia que define
ñS Proletario en una sociedad capitalista integral rapo.
ni va un desarrollo tan intenso de las fuerzas produ^tivasy
.„ elevado nivel de la riqueza social, que la sociedad resultao-
íe de ll Revolución puede regirse naturalmente, sm necesidad
£ un deSo restrictivo por el principio:"De cada cual según
su capacidad, a cada cual según su necesidad .
d) Mantención en determinadas actividades económicasen
determinadas circunstancias y bajo det.™n^modo burgués de produción, con propiedad mdividual deicapi
5? concedió de acelerar el desarrollo de las fuerzas produc
S'as a^oveThando el incentivo de lucro de los particulares.
— 200 —
.Calificamos a esta función de supervivencia del capitalismo por cuanto ella hace permanecer, en parte, vigente el mo
do capitalista de producción. Esta función es más accidental alEstado Proletario que las anteriores, y puede concebirse fácil
mente que no se necesita recurrir a ella, en ciertos medios ca
pitalistas contemporáneos de avanzado desenvolvimiento eco
nómico.
3.—Determinación del carácter proletario de un Estado.
La degeneración del Estado Socialista. El caso sovié
tico.
¿Qué razón hay para calificar de proletario a un Estado
que ejerce funciones como las detalladas en el número anterior,
muchas de las cuales tienen más caracteres propios burgueses
que proletarios?¿Cómo puede concebirse como Dictadura^ del Proletariado, un
Estado que en gran medida actúa fuera de los objetivos políticos propios de la clase de la que pretende ser instrumento?
Teóricamente podemos postular que el carácter proletariodel régimen social no lo da cada una de sus funciones, consi
deradas aisladamente, sino que lo da el conjunto de todas ellas
desenvueltas en el tiempo, lo da el resultado a que conducen.
No sólo la existencia prolongada de limitaciones a los de
rechos políticos de una parte de la sociedad y la persistenciade un ejército y de una burocracia permanente como entidades
distintas de la sociedad, son oportunidades peligrosas de degeneración del Estado Proletario.
También lo son, y quizás en mayor medida, las dos últimos
funciones señaladas al Estado Proletario y que se ve impelido a
realizar para suplir la insuficiencia productiva de la sociedad.
La distribución de la riqueza según las normas heredadas delas sociedades clasistas, en una economía colectivizada, consti
tuyo una permanente fuente de resurgimiento de las clases so
ciales en forma de burocracias privilegiadas. Es una necesidad
ineludible el adoptar este procedimiento, pero ello envuelve al
mi.'jmo timpo un riesgo que no es posible desconocer.Mientras más pobre sea una sociedad, mayores posibilida
des existen de que bajo apariencias "socialistas" se encubran
y se gesten nuevas divisiones clasistas.
Mientras más inculta sea una sociedad, lo que va ligado a
su pobreza, mayores posibilidades hay de que bajo la justificación de la "dictadura del proletariado" se escurran en su se
no arbitrariedades de todo orden y se encubran tiranías y favoritismos .
La Revolución histórica es una paso audaz hacia adelante,no exento de riesgos y de peligros. Por el contrario, mientrasmás audaz es el paso, mietras más se alejan las condicionesreales del medio, de las condiciones ideales de la Revoluciónmayores son sus posibilidades de fracaso.
'Sólo hay una garantía para impedir que el fracaso se produzca y ella es la conciencia teórica revolucionaria, la organización, la potencia y la democracia interna del partido revo
lucionario como sostén del Estado. Es por eso que dijimos an
teriormente que el proceso de la Revolución comienza a realizare cuando se construye la organización política de la clase
— 201 —
obrera. Todo lo que se trabaje por fortalecerla y mejorarla en
todo sentido afianzará después, objetivamente, el éxito de la
Revolución .
"La fisonomía definitiva del Estado Obrero, —dice Trotzky— debe definirse por la relación cambiante entre sus tenden
cias burguesas y socialistas. La victoria de ésta última debe
significar la supresión irrevocable del gendarme (alude a la re
presión coactiva) ,en otros términos la reabsorción del Estado
en una sociedad que se administre a sí misma" (136) .
Esto quiere decir que será la historia la que en definitiva
nos podrá decir si un Estado, sedicente proletario, lo será en
definitiva. Si cada una de las funciones no típicamente proletarias se ve obligado a ejercer, le significan otros tantos pa
sos hacia adelante, hacia la sociedad sin clases, y etiminan
nuevas vallas en su marcha revolucionaria, eDo querrá decir
que desde la perspectiva histórica del comunismo, podrá defi
nirse ese período como Dictadura del Proletariado, no obstante
el aparente zigzagueo de su recorrido. Es el desenlace lo que lo
califica en definitiva. El todo dialéctico es más real que las
partes.Desde este punto de vistaJa evolución sinuosa del camino
revolucionario, puede considerarse en su conjunto, cualesquiera
que hayan sido los avances y retrocesos parciales, como la Dic
tadura deLProletariado, si ha sido la voluntad polítiea del pro
letariado interesada en la instauración de la sociedad sm cla
ses, la que ha gobernado en definitiva los acontecimientos la
aue se ha aprovechado de los retrocesos y ha capitalizado los
éxitos en función de propia finalidad política."La dictadura del Proletariado es un puente entre la so
ciedad burguesa y la sociedad comunista. Su misma esencia,
pues, le confiere un carácter temporal. El Estado que realiza
la dictadura tiene como tarea derivada, pero de todo punto pri
mordial la de preparar su propia abolición. El grado de ejecu
ción de esta tarea derivada, evidencia en cierto sentido cuál es
el éxito de la idea matriz: la construcción de una sociedad sin
clases y sin contradicciones materiales" (137) .
Si el auarato burocrático del Estado Proletario se aisla e
independiza" cada vez más del resto de la sociedad en vez de
Ue confundiendo con ella; si el ejército profesional se separa
cada vez más del concepto de "pueblo armado si las diferen
cias de ingresos entre los miembros de la sociedad por su dife
rente trabajo aumentan en vez de disminuir; si comienzan a
SS-arse contradicciones de intereses entre sus miembros, si
í íoSón pSTtica no se desvanece haciéndose innecesaria y,
«Jdlontrario se le usa como pretexto para coartarla hber-
tad a la sociedad toda; si ésta lejos de aumentar su dominio
consciente íobnTsí misma, democráticamente va siendo cadaconscieme soore
fuerzas extrañas a sí misma; si, en
SeSfnfSfSadíelos oe que el Estado comienza a extm-
. a¡° nI ei contrario se refuerza progresivamente su
guirse, sm0
j™rel conrran
dg & ^^existencia si todoesto
«£ ¿,EBtaáo obrero ha dejado escu-
,.,.. Lrfn TrolzO. "La Mmluclta TtMcMadj'^D*t »■
OT> Si tSSJ, -U Hevoluc», TOta-méa", pá*. 80.
vas clases, nuevas opresiones y nuevas cadenas parala huma
nidad. Todo ello indica que, por las vías señaladas se haestado
desarrollando bajo apariencias "socialistas", una nueva fasede
la lucha por la existencia individual, que es compañera inseparable de la pobreza y que adopta formas más brutales y des
piadadas, mientras más bajo sea el nivel de riqueza y de cul
tura en una sociedad.
El Estado Proletario que a través de sus propias funcio
nes ha permitido su degeneración, no es ya proletario por el
contenido de su política, sino sólo una nueva forma dé opresión humana, encubierta en ropajes "socialistas". Ello viene a
manifestar el fracaso de la voluntad revolucionaria del proletariado, objetivada por sus organizaciones políticas y traducida
en el Estado, al no haber podido sortear los obstáculos que se
le han presentado y al haber caído vencido por los gérmenesanárquicos e individualistas, incubados en el atraso material
y cultural que albergaba en su seno . Ello viene a significar queen el transcurso de la lucha por liquidar ese atraso material y
cultura], se ha deslizado traidora y certeramente la enredadera
de las divisiones clasistas, encubierta ahora en formas buro
cráticas. Ello viene a significar que la represión de los inten
tos de recuperación del capitalismo ha hecho sus víctimas en la
Libertad y en la Democracia, imposibilitando así toda rectifi
cación y sepultando con ellas, que son su objetivo final y su
instrumento precioso, la finalidad misma del proceso revolu
cionario.
La Revolución triunfa cuando en la medida que se va rea
lizando, se va liberando la sociedad, va adquiriendo ésta másconciencia y dominio sobre sí. La colectivización en sí misma.no tiene ningún valor ético y humano en especial, es un mero
hecho que interesa a la estructura propietario-civilista de lasociedad. Sólo interesa éticamente al hombre, la colectivización, en cuanto afirma el dominio "lúcido y consciente" de la
t sociedad sobre sí, en cuanto posibilita la autoadministración deia organización social, en cuanto proporciona a todos los hombres los medios para realizar su destino personal y les permiteaprovecharse para ello de los recursos que Je ofrece el procesosocial y productor.
Mas, si el proceso revolucionario conduce a que sea unsector privilegiado quien gobierna la sociedad, con prescinden-cia de las masas ; si del proceso revolucionario resulta que unsector social se va apropiando más y más del fruto del trabajo colectivo, dejando desprovisto al resto de la sociedad de loarecursos materiales y de la libertad espiritual necesaria nararealizar la personalidad de cada hombre, todo ello viene a sisnificar que Ja colectivización ha perdido todo sentido procre-sivo y liberador para convertirse en condición de una nuevaforma de división clasista: por una parte los burócratas administradores y gobernantes de la sociedad que se aprovechandel trabajo social, y por otra, una masa ajena por comnieto ala determinación de su destino y privada de los medios necesaríos para contribuir al desarrollo social y para desenvolver suspropias posibilidades.
Tal es, a nuestro juicio el panorama que ofrece la UniónSoviética, donde la primera Revolución Obrera del mundo h
degenerado en una sociedad de tipo sui géneris, afirmada en
el dominio Je una clase burocrático-militar y en la privación de
derechos y libertades para el pueblo.
El trágico desenlace de la Revolución de Octubre es
^perfectamente explicable. El hilo del capitalismo^ después dejaprimera guerra se cortó por lo más delgado. Y lo mas delgado
era precisamente un país en el cual no se habían dado' 1**P^
misas económicas y culturales del socialismo. Solo pudo haber
tenido un sentido progresivo, revolucionario y liberador, .a Ke-
wlución de Octubre, si hubiera significado, como.lo.creyó
Lmin, el comienzo de la "era de las revoluciones proletarias .
Sólo asi, el proletariado de Occidente pudo haberP™P°™™£
do al Estado Soviético los medios para ^var adelantesu sran
diosa experiencia, sin necesidad de hipertrofia; ™^™™"no proletarias, a través de las cuales se *™ ¿Jf^f^elementos de su degeneración. La teorja de State del soca
lismo en un solo país", aplicada a un P^..^™°^fí|™Xretrasado con relación a las condic.ones ideales, de
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destino de la Revolución de Octubre (138) lia»!
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— 204 —
4 —Poma institucional del Estado Proletario. La organización política de la clase obrera, los órganos de poder
y los mecanismos de control.
La forma institucional de un Estado no es en sí determi
nante de su contenido. Como ya concluímos al examinar la opo
sición dialéctica entre las categorías de contenido y forma, la
primacía le está concedida a la primera.El movimiento revolucionario al operar sobre las socieda
des concretas, con hechos e instituciones políticas existentes,
va conformando, en tanto lucha por la realización de sus objetivos políticos de clase, las formas políticas de que se va sir
viendo para ello. En esta tarea es de capital importancia el
aprovechamiento de las instituciones políticas existentes con
virtualidad histórica que pueden llegar a constituir los órganos de poder en los nuevos niveles en que se plantea el aconte
cer político. "Engels —dice Lenin— , no sólo no revela indiferen
cia en cuanto al problema de las formas del Estado, sino que
por el contrario, se esfuerza en analizar con escrupulosidad ex
traordinaria, precisamente, las formas de transición, para des
cubrir con sujeción a las circunstancias concretas de cada ca
so, de qué y hacia qué evoluciona la forma transitoria de que
se trata" (140).Resulta así del todo imposible detenerse a examinar las
múltiples formas que las instituciones políticas van tomandoen el transcurso del proceso revolucionario. Ellas cambian de
país a país dependen tanto de la propia estructura institucional
vigente en cada uno, como de las tareas específicas que en ellos,le toca abordar a la Revolución. Sólo la práctica realista puede en definitiva determinar qué instituciones políticas de un
país son susceptibles de llenarse con un nuevo contenido revolu
cionario, cuáles son caducas e inoperantes, en fin, en cuales puede apoyarse la construcción del socialismo, y a cuáles debe
destruir.
Tomando en cuenta estos antecedentes previos, que relati-vizan todo lo que podamos decir a continuación, consideraremos brevemente, de acuerdo con la experiencia revolucionarialas instituciones fundamentales que, bajo una u otra apariencia, han de servir de formas para la realización de los propósitos del Estado Proletario, en las condiciones generales delmundo contemporáneo.
Se ha dicho por los ideólogos del liberalismo que el fin delDerecho Constitucional es el de precisar ¡os atributos del podery el de señalar las garantías de la libertad. En otras palabras,se pretende delimitar la órbita, de acción de los entes básicos dela sociedad, concebida a la manera liberal: el individuo como
ente primario, y el Estado como ente derivadoi y servidor de
aquéLBien sabemos lo mixtificador de tal concepción política.
El respeto a las libertades se presenta como el fin de la organización política, aún cuando la tíbertad, en su profunda significación, no exista para los hombres reales, sino en su aspecto delibertad económica para los burgueses, libertad a cuyo ejercicio subordina la burguesía el verdadero goce de los demás derechos que se les reconoce .
(140) V. I benin, 'El Estada y la Revolución", ptg n»
„„ «1 fin de la organización política y, ea-
FlDl¥So°no sólo eso. La libertad es también el medio para po
der 2E5r"í.X "- -^ss^^safiíSCartas Liberales, sino la libertad para poder aportar
mlSTe! concurso personal al ««"P'^^.^rildífpia-del Estado Obrero. Libertad, no absoluta, sino oingiu* p
"""^X™1ormfdfc'S.cete'la libertad, significa pdW-
Estado el ejercicio de estos derechosriaeario, es la siempre
^-s»S^rSiSS^i-SS^v™^-»tp-S'^i^S »Kp^deTa aíSaS/en^Sicio
estértl de
todo el proceso revolucionario-d Dereelio Político de un Es-
Para el marasmo ."«^^ff^rfdica adecuada para
tado Obrero no es »»_«rIf¿"Sedad sin clases y conqujs
,ue el Estado Pu?^ c°"^0™uta urídlca adecuada paraha
lar así la libertad; yW La
j"™^^, mediante el reconoci-
eer que estos objetivos no se desvia ,
^^^ ,
miento de losderechos P°" ^^Xionaria, y hacia h Tigl-
aplicación de la linea política revu
^id revoiucionana.
Sacia estricta «-S^ClSbíM. "babeas cor-
'rteAo1:"^SÍ /hacerefectivas las respousab-
UdLd'ee, etc. (142) .
1„Slaa da a«» "fSiia Ía a" misma *»ttda, .asfai.ad»
1. ae-
-- So. aa la aoaalgna "Ni r» jfc J2»«W«1"» <>"' " <*T°I"cl<S
srjss^rsss: sss=rs.'.s saitonde conciliar medíame e«
— 206 —
Si concebimos al Estado, como poder revolucionario en una
sociedad capitalista ideal, integralmente desarrollada, su forma
institucional se nos presenta como absolutamente simple y abso
lutamente divorciada de todo nexo con las instituciones del Es
tado capitalista, que han devenido es exclusivos instrumentosdel capital monopolista. El acto politico proletario en las condi
ciones supuestas, no es sino la natural respuesta de la sociedad
a la crisis decisiva en que se encuentra avocada. No se necesita
en estas circunstancias de ninguna institución u organismo que
prepare la Revolución, la concibe o la haga madurar. Ella apa
rece como el fruto espontáneo de la sociedad capitalista.En las condiciones reales del capitalismo histórico la sitúa'
ción se complica bastante.El acto político del proletariado deviene en una complica
da línea política de trayectoria más o menos larga y dle ¿abo-
ración reflexiva y delicada. Esta circunstancia unida al hecho
de que la línea política no es sentida naturalmente por clase
obrera, sino que necesita ser explicada, propagada y difundida,condiciona y origina a ia primera institución política del Esta
do Proletario: la organización política de la clase obrera, como
sistema orgánico y democrático de participación consciente en
la acción política revolucionaria.No es la organización política de la clase obrera, cuya na
turaleza y caracteres analizamos en el capítulo anterior, lo mis
mo que el Poder Obrero, el Estado Obrero. Estos términos de
signan al órgano de poder que realiza los objetivos políticos. La
organización política revolucionaria precisa cuáles son esos ob
jetivos y los presenta, por decirlo así, al Estado para que éste
los cumpla.La segunda institución política del Estado Obrero, es, pues,
el órgano de poder, el Estado Obrero propiamente dicho.
La forma como el partido, o más bien dicho, la organización política revolucionaria impone su voluntad en el Estado,varía fundamentalmente según las circunstancias. La experiencia rusa, desde luego, nos ofrece tres modalidades diferentes de
producirse esa relación.
La primera forma de relación entre la organización política revolucionaria y el órgano de poder es el simple control ydominio de hecho de la primera sobre el segundo; situación que
res de esta "teoría", que la libertad, como objetivo final del socialis
mo, sólo puede existir en la sociedad sin clases; y que mientras éstano se realice totalmente, la libertad no es sino el instrumento que debe ponerse al servicio de la lucha revolucionaria, careciendo fuera deesa lucha de toda significación y trascendencia.
El mismo comentario nos merece la tesis, a todas luces reformista, de quienes definen el movimiento socialista contemporáneo contra
poniéndolo al sovietiamo totalitario, como un intento de llegar al colectivismo, sin lesionar ni tocar la libertad. A nuestro juicio no se trata de "hacer concesiones" a Ja libertad, ni menos aún de evitar su sa
crificio, como si fuera una deidad que se ofende y mal mira con elmovimiento revolucionario. Se trata, por el contrario, de darle un contenido a la libertad, que antes y en principio no tenia, fuera de serlibertad de explotación; se trata de incorporarla como elemento vivifi-
J- cador. como fuente de creación y de energía, como garantía de seriedad en la lucha y en el Estado revolucionario. Sólo la libertad "diriglda" hacia la Revolución tiene sentido al constituir un "momento" eñla conquista progresiva de la Libertad, con mayúscula, en la medid»que ésta se conquista progresivamente, momento a momento durantela couBtruceioii de la sociedad sin clases.
_ 207 —
.j. , n,«m luego del triunfo de la Revolución, y que
S ST&SSSS**» I. toma del Poder en forma
revolucionaria. ,
d n^jón entre la organización po-
Soviets, elegidos democráticamente f.r '^S^p^Sde esta manera una
forma regulara .la í™<™^e£^m0 de
Quedan al ^^l^fnoder tos elSta adversos y
generacón de los órganos de poaer, ios«"
«rimera consti-
fontrarios a los^^J^^^^T^Z: de
tución soviética, de 1918, consagra eme P *
tellentes.derecho a sufragio publico, a los hurgúese iv
■
ter
ón
La tercera modalidad a través de la cual la orgam
política revolucionaria imponesu voluntad en
*>J^°f$ergente dicho, consiste en la generación de los'
^^¿J^,
Son contrarrevolucionariadd derecho a sur
g.^niamo de generación de los °rSaI1°s ¿e |°s hoy en día,, y que
de encontrarse en vigencia enla V. R, &■»• »°y
fué estatuido por la ^^""^Is situaciones utilizan el
Repárase en que .«ta»S°sulumas
d6 ^^j.
mecanismo del sufragio; peroju cornee p^ ^
.oberania, sino solo como un mero re*
ad ^ eUo de
ciertos casos, y no en.todos V?™^^ de las personas que
Intervenir directamenteen la d«e™n»™0 „&, elecciones no
realicen su política de, claseEs^s.
™m
^ ^ nacló„, nl
significan una mantfestacion de
1*^o
^lj lfaea ¡
de las opiniones políticas de los
OTtra|a or|,imca.
Keneral se discute, se crea y debo™<"j» Mvoluci0„aria; y,
& en el seno de '-"^^Kigffio. miembro, de los
el electorado, quecon e
gg £* ona ,de sus represen-
órganos de poder, ^"^'S político alguno. Come se ve,
tantes, pero no conf ere "«mdato poice„ con el resto
para que estas consultas ^moera „,„[„„« ten-
ItS^SñilS^iílSa así dirías natura,mente,
|n recurrir a medios c°1":t,v°s. „, el mecanismo
Repárase también que ™*"Sr2 obletivada en su or-
ideado para relacionar *■?%%?£ Z¡¡¿ papel les correspon-
ganisación política, cond^* "S, como ya lo anataa-
|e a este respecto a los
^sind.»u»
^.^ polmcala
^mos al examinar
las relacioneb»'
, carecen de toda
S representan^freses grenuale^ ^ ^ fundido
2-í55SSSr» * ~^—* de los*"-
¿erales de ios trabajadores.
— 208 —
Esto no significa que los sindicatos no puedan intervenir
orgánicamente en la Administración. Por el contrarío, la Ad-
nunistración debe estar integrada por ¡os representantesde la3
actividades económicas agrupados en sindicatos. Pero esta re
presentación no es política, no dice relación con las cuestiones
que requieren un punto de vista clasista para solucionarlas, si
no con las cuestiones de orden técnico u organizativo que no im
plican ni originan posibilidades distintas de solución, según sea
el punto de vista clasista, y por ende, politico, en que se coloque,
Si los órganos de poder han de ser instituciones especialmente creadas al efecto, en el Estado Proletario, como lo fue
ron los Soviets rusos, o si han de encontrar sus raíces y orígenes en alguna institución existente, es cuestión que sólo la pra
xis revolucionaria resolverá definitivamente, aprovechando y
tomando en cuenta los factores especiales de cada caso.
Ijos órganos de poder, cualesquiera que sea su modalidad
accidental, constituyen la institución esencial del Estado Pro
letario. A ellos les incumbe:
a) Dar vigencia jurídica y promulgar las leyes que le sirven de medios para realizar los objetivos revolucionarios. El
contenido de estas leyes traduce la línea política elaborada por
la. organización política revolucionaria.
Lor órganos de poder del Estado Proletario son el asiento,
pues, del Poder Legislativo, en cuanto promulgador de las le
yes. Como hemos dicho la inspiración de la legislación la reco
gen los órganos de poder de la voluntad obrera, objetivizada enla línea política de su organización revolucionaria.
b) Hacer cumplir las leyes revolucionarias, sancionando
su violación, por medio de un aparato ejecutivo y jurisdiccional.Los órganos de poder son, pues, el asiento de los llamados
Poderes Ejecutivo y Judicial.
Además de estas funciones legislativas, ejecutivas y jurisdiccionales, los órganos de poder del Estado Proletario ejercenla dirección de la actividad administrativa y gobiernan su rea
juste a las nuevas condiciones políticas.La Administración bajo el sistema capitalista es consecuen-
cialmente, en cuanto favorece el desenvolvimiento económico ca
pitalista, un instrumento, político. Ya esclarecimos el punto altratar en los primeros capítulos de las relaciones del Estado con
ia Administración. Al socializarse la economía la fundó» administrativa se extiende considerablemente y las actividades antes ejercidas privadamente se convierten en verdaderos servicios
públicos, con lo que se asimilan a la Administración. Esta se
desarrolla cada vez más en la medida que se cumple la tareasocializadora. El desarrollo de la Administración se opera, pues,al mismo ritmo y en inversa relación con la liquidación del sistema económico capitalista. De aquí se desprende el por quéen este período de transformación social ia actividad administrativa debe estar sujeta a un control político del Estado Pro
letario, ya que la extensión de la Administración viene a con
fundirse con la realización de los objetivos políticos sociaüza-dores.
Esta necesaria subordinación de lo administrativo a lo político en las condiciones del Estado Proletario, y en tanto ésteexista, no significa que la Administración pierda su especificidad, su naturaleza en aí, independiente del Estado. No, la es-
2W -
peclficidad de la Administración en las condiciones delatado
rtraletario se traduce en que ella puede y debe integrarse aten-
diendo sólo a la calidad técnica de las personas ycon interven
ción de los intereses funcionales organizados en sindicatos, sm
que haya necesidad de reparar enla calidad política de las per
sonas, o en su pertenencia a la organización política revolucio-
Hacemos notar especialmente que todos los miembros de
la sociedad, en cuanto desempeñan una actividad social utü de
terminada, tienen derecho a través de sus respectivos organis
mos sindicales a participar en la gestión administrativa. La
"capitis diminutio" que en el aBpecto politico sufren algunas
personas en las condiciones del Estado Proletario, no afecta
su derecho a intervenir en la marcha administrativa de la so-
L¿i especificidad de lo administrativo con relación a lo po
lítico se manifiesta también en las condiciones del Estado Pro
letario en que mientras más el Estado deja de ser, en cuanto
realiza su tarea política, aproximándose a la sociedad ¡un cla
ses, en esa misma medida la administración se desarrolla, y se
gobierna con mas autonomía.
¡Señalamos más atrás los objetivos del Derecho Político en
el Estado Proletario: la organización del poderen tal forma que
pudiera cumplir sin tropiezos su tarea revolucionaria, y aña
dimos a este objetivo, otro, que es su consecuencia lógica y
complementaria y que, hasta cierto punto esta comprendido en
el anterior: la imposición de un mecanismo jurídico que impi
da la degeneración del Estado Obrero, que mantenga las con
quistas ¿evolucionarías, las proyecteen sentido libertario y per
mita la constante superación democrática de la sociedad.
Las variedades de estos mecanismos político -jurídicos, que
llamamos, de control del poder, dependencon mucho de la tra
dición poútica c institucional del pais de que se trata, del gra
do de su desenvolvimiento económico y de su adelanto cultu
al En países de arraigada tradición y convicciones democra-
Sas coSo Inglaterra la importancia de los mecanismos de
Sol def poder durante elVroceso revolucionario aparece un
tote untíalT No ocurre lo mismo en países pobres, incultos
v^nmSuia tradición democrática. En éstos, la garanto Jede oue elíroceso revolucionario conduzca a un fui
JW»»
SHÍE^M^E^ del edificio de la
""SSStESd politica.obrera-
■g»-;£*«
Sf mecanismos forman parte de su propia estructura interna
— 210 —
y deben velar por el correcto desenvolvimiento democrático en
su seno . Pero puede hasta ser necesario, según los casos, queun órgano independiente de la misma organización se preocupe por el fiel respeto de la democracia interna. En los partidos revolucionarios existen para cumplir esta función los "Tri
bunales de Disciplina" u organismos similares, que pueden has"
ta poner en jaque a las autoridades ejecutivas del Partido (143) .
Ello no obstante la función capital de los mecanismos de
control debe ejercitarse sobre los órganos de poder —especialmente los ejecutivos— del Estado.
La función propia de ios mecanismos de control debe ser
la de exigir el cumplimiento de la legalidad revolucionaria. De
ahí se desprenden sus atribuciones fiscalizadoras, su misión de
salvaguardiar el respeto a las normas procesales, especialmente el llamado derecho de "habeas corpus", su facultad de exi
gir el reconocimiento y el respeto a ia libertad espiritual, al
derecho a la critica, etc. y su facultad de acusar a las autori
dades tanto estatales o partidarias, su derecho a la investigación y a exigir que se rinda cuenta por todos los organismos v
funcionarios responsables de violaciones a la legalidad y de
atropello a las garantías individuales establecidas.
A los organismos políticos de control corresponden funcio
nes que hoy en día se encuentran diseminadas en una serie de
instituciones. Así en el caso de Chile, la facultad fiscalizadora
reside esencialmente en la Cámara de Diputados; la de obser
var la legalidad de los decretos y de examinar las cuentas, enla Contraloría General de la República ; la de acusar a ciertos
altos funcionarios en el Congreso; la de velar por la libertad
individual, en las 'Cortes de Apelaciones, etc.Obsérvese que en principio la misión que asignamos a las
instituciones de control, no es propiamente jurisdiccional o ju*dicial, la que sólo es un aspecto de la función ejecutiva que incide cuando es discutido el sentido de la aplicación de la ley.Los tribunales de justicia, son pues, árganos de poder, no decontrol. Ello sin perjuicio de que necesiten de la debida independencia en sus funciones frente a otros órganos de poder para poder actuar con libertad e imparcialidad. El modo de poderhacer efectiva esta independencia de los órganos de poder judiciales, condición indispensable para que todo el aparato delEstado funcione regularmente, es un problema de técnica constitucional que no interesa para nuestros efectos.
Parecerá quizás arbitrario que elevemos nosotros a la ca
tegoría de institución política fundamental, en la misma jerarquía que la organización política revolucionaria y los poderesdel Estado, a estos mecanismos de control. Pero no es así. Hemos repetido con insistencia que la defensa de la libertad, co
mo instrumento de creación revolucionaria, y como productode la acción revolucionaria es la condición necesaria para que
todo^el proceso no se desvirtúe. De ahí la importancia de lafunción que comentamos, de ahí su carácter objetivamente re
volucionario .
Í143) En la Union Soviética la función de velar por la unidad y el respetoa lodos los derechos en y fuera del Partido bolchevique, estaba encar
gada a la Comisión de Control, que desde 1923 en adelante se convirtió en un organismo carente de todo poder real.
— 211 ~-
Del carácter objetivamente revolucionario de la función
política de control, fluyen naturalmente dos interesantes notas
suyas de apreciable interés teórico y práctico.En primer lugar es interesante reparar que si bien la fun
ción de control, como herramienta de la Dictadura Proletaria,es parte del aparato político del Estado Obrero y en últimotérmino coadyuva al correcto funcionamiento suyo, no es me
nos cierto que dicha función, considerada independientemente,no tiene en si un contenido de clase determinado y, en conse
cuencia, no cabe atribuirle sólo al proletariado organizado políticamente, el patrimonio exclusivo de su ejercicio.
En efecto, la función de control no implica imposición de
ninguna clase de normas que puedan tener un carácter político; esta tarea queda reservada a los órganos de poder en relación con la organización política revolucionaria; éstos últimosson instrumentos del interés obrero, en los que no cabe ingerencia alguna en materia política de quienes se oponen o no
tienen conciencia de ese interés.
Mas, no es ésta la situación de las instituciones de control.
Por el contrario, tanto más eficaz será su labor, cuanto mayorsea su independencia. Esto significa que en la generación de los
órganos de control no existen las limitaciones que afectan a
la de las otras instituciones políticas del Estado Proletario.
Es también consecuencia de la naturaleza especial de estafunción y condición para su buen funcionamiento el que las personas por intermedio de las cuales se realice, estén dotadas de
un "fuero" que les permita desempeñar libre e independientemente su cometido.
En resumen, es posible que los "diputados" aforados que
ejerzan esta función puedan ser elegidos por sufragio univer
sal, sin limitaciones, y puedan ser contrarios en su actitud po
lítica a la orientación del Estado. Todo esto no obsta para que
puedan cumplir su misión, sino ai contrario asegura su celo pa
ra desempeñarla.Es claro que los referidos "diputados" no representan po
der político alguno, ni son depositarios de sabeianía de ningu
na especie; constituyen en cuanto realizan su función, uno de
los resortes del Estado Obrero, utilizados por él para saiva-
guardiar en último término el sentido democrático y liberta
rio de su trayectoria .
Es interesante observar que en este período de convulsión
política y de reajuste institucional en que vivimos, las Cáma
ras Populares o de diputados, en las que están representadoslos diversos sectores de la opinión pública, han devenido en el
hecho en instituciones principalmente fiscalizadoras y de con
trol político, dejando de lado su función legislativa, que en el
hecho la realiza casi exclusivamente el Ejecutivo.
CAPITULO Dí
LA SOCIEDAD COMUNISTA SIN CLASES Y Süf ESTADO
1.—La sociedad socialista y la sociedad comunista.
entrS™^f^, en los PP1™08 anteriores cómo de las
^Sff? imsrnaide la organización capitalista de la sociedad
r?SST ■SU^rt?B y <x«^cioiie8 de la sociedad comunista sinciases y sm astado. Al mismo tiempo, hemos reparado en quelas características concretas en que se desenvuelve la sociedadcapitalista contemporánea, imponen una etapa de organizaciónsocial previa al comunismo y que guarda en sí todavía apreciares residuos de los regímenes clasistas: la sociedad socialista.
A modo de resumen haremos un esquema de Jos caracteres de estos dos regímenes sociales, para señalar después sus
proyecciones políticas.
Caracteres de la sociedad socialista:
a) Sistema de producción planeado con fines de uso. —
Esto significa que el fin de la actividad económica querida v
desarrollada por los hombres es la satisfacción de las necesidades humanas. Por consiguiente, bajo las condiciones de Ja sociedad socialista, la producción se orienta conscientemente paraservir en forma directa aquellas necesidades. A diferencia deeste sistema, en la organización social capitalista el móvil v
fin directo de la producción es el lucro personal de los poseedores de los bienes de producción, estando así. sólo mediatamente relacionada la actividad productora con el consumo, a
través del mercado monetario. Este mercado no expresa las ne
cesidades reales de la sociedad, sino las necesidades de los poseedores del dinero, de los dueños del capital.
b) Propiedad colectiva de los medios de producción.—Esta característica de la sociedad socialista es la que hace posiblela planificación racional de la economía. El sistema capitalista, está basado, por el contrario en la propiedad privada de los
medios de producción.c) Distribución de la riqueza según la cantidad y calidad
del trabajo empleado.Este sistema de distribución no es sino una aplicación del
aforismo "de cada cual según su capacidad, a cada cual segúnsii trabajo". La norma socialista de repartición contiene un
fuerte ingrediente capitalista, aún cuando constituye, ello no
— 214 —
obstante, una aproximación a las normas comunistas de re
partición .
Caracteres de la sociedad comunista.
a) Sistema de producción planaedo con fines de uso. —
En la sociedad comunista se puede realizar plenamente esta for
ma de producción planeada. En efecto, en una organización so
cial de tipo socialista, por el hecho de determinarse los ingresos
individuales de acuerdo con el trabajo realizado, y no de acuer
do con las necesidades, se reparten las riquezas con relativa
prescindencia de las efectivas necesidades de uso de los indivi
duos, lo que a su vez implica una producción no absoluta y to
talmente orientada por esas necesidades. Debe eneste caso to
marse en cuenta los requerimientos del mercado monetario, que
no es lo mismo que el "mercado" de necesidades. Sin embargo,
el mercado monetario en una sociedad socialista refleja mughomás las necesidades sociales que uno capitalista: en la socie
dad socialista el Estado puede determinar a voluntad la capa
cidad de consumo de la población, dentro de ciertos límites, me*
diante una política de precios y salarios. Además nunca se ale
ja en una economía socialista, tanto como en una economía ca
pitalista, la capacidad económica de la población, de sus nece
sidades reales de consumo.
b) Propiedad colectiva de I»s medios de producción.—Du
rante la sociedad comunista la economía continúa basada en el
colectivismo .
c). Distribución de la riqueza según las necesidades de ca
da individuo.—Se aplica en el régimen comunista la máxima "decada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesida
des". Esta característica de la sociedad comunista es sn ras
go diferencial de todas las anteriores formas de organizaciónsocial.
2.—Significación de la sociedad comunista.
La condición primera de existencia de la sociedad comunis
ta, su supuesto esencial es ei elevado nivel de desarrollo de laafuerzas productivas económicas y técnicas.
Esta condición de la infraestructura económica hace posible la abolición de las clases sociales, es decir, permite lá vi
gencia de un sistema de relaciones de producción en ei que los
hombres no necesiten aprovecharse del trabajo de otros para
asegurar el desenvolvimiento y el progreso sociales.
La existencia de las clases, depende, como ya dejamos establecido en los primeros capítulos, de la insuficiencia de la ri
queza social con relación a las necesidades reales y potencialeede todos los hombres. Esta insuficiencia económica exige un
sistema de relaciones de producción y una organización socialmíe asegure la estabilidad de la sociedad, mediante la sujeciónde un sector de ésta, por definición mayoritario, a otro sector,en esencia minoritario. Esta sujeción se traduce en que la clase o sector dominante y minoritario, aprovecha del fruto del
trabajo de la clase o sector mayoritario y explotado, mediantela propiedad que tiene, ya sea sobre los individuos mismos del
sector explotado —esclavitud— ya sea sobre los medios e ins
trumentos de trabajo: capitalismo.
- 215 -
La sociedad comunista significa, con relación a la característica señalada de las sociedades clasistas, la emancipación
--™1trabaJ0. como forma genérica y característica de la actividad humana. El trabajo, de medio que es, en las sociedades da-astas, de subsistencia biológica y de opresión humana para lamayor paite de la sociedad, se trueca en la sociedad comunis-
í*Ul,™nmU!,lt0 O0nf«'ente de« iw*!e*° social, en medio de«da humana y en contenido de la libertad: La sociedad comunista constituye el reencuentro feliz del hombre con el trabajo,
agradable^^^ ^ * de actividad enajenada y des-
ri» w^T***!? ™™™zt* significa la "organización de la vida humana y de los medios de esta vida, racionalmente ordenados al servicio del hombre. Los individuos no deben ser so-metidos ni permanecer aislados. Su relación con la totalidaddéte ser tal que encuentren en ella las condiciones de su desa-
SSr?»7/^ Cada uno pueda ^Ponerse alcanzar al Hombrerotal (144) .
La sociedad comunista constituye la apropiación por elhombre de la naturaleza y de su propia naturaleza; constituyela realización de la "humanidad" en cuanto Libertad conquistada sobre el dominio de los determinismos ; la sociedad comunista constituye el Valor supremo que da un sentido a la historia, valor que no es ajeno al hombre como lo son los valoresde las religiones, sino que es el hombre mismo, que en el comunismo se identifica realmente con la Sociedad.
La conquista histórica de la sociedad comunista es la "reivindicación total" del universo por el hombre, que se expresaen ells. como síntesis integral de todos sus "momentos", el físico, el biológico y el espiritual. En la sociedad comunista adviene el "Espíritu" a la naturaleza, pero no como producto deintervención providencial, sino como producto acabado y va
lioso de la Historia (145) .
3 .—'Derecho, Estado y Administración en la sociedad
Para estudiar el destino que corre el derecho en la socie
dad comunista, procede previamente analizar su naturaleza en
la fase inferior del comunismo, en la sociedad socialista.
Citamos a Lenin, quien a su vez se remite a Marx, en las
consideraciones que hace sobre el derecho en una sociedad ba
sada en la propiedad privada de los medios de producción, pero en la que ía riqueza se distribuye según el trabajo realiza
do por cada hombre.
"Aquí (en la sociedad socialista) —dice Marx—, tenemos
realmente un "derecho igual", pero esto es todavía un "derecho
burgués", que como todo derecho, supone la desigualdad. Tododerecho" supone Ja aplicación de un rasero igual a hombres distintos, a hombres que en realidad no son iguales entre sí; portanto el "derecho igual" es una infracción a la igualdad y a la
(144) W. Gutterman y H. Defevre, rib. cit., pág. 41.
(145) De estas consideraciones fluyen interesantísimas conclusiones de ca
rácter filosófico, que nosotros solo alcanzamos a insinuar. Remitimos allector interesado a la obra citada de Guttetmari y Leftvre.
— 21« —
justicia". En realidad cada cual obtiene, si ejecuta una parte
de! trabajo social igual que el otro, la misma parte de la pro
ducción social" .
"Sin embargo, —añade Lenin— los hombres no son todos
iguales" (146) . Los hombres tienen distintas necesidades.
Refiriéndose a la sociedad socialista, concluye Marx, según
la cita que de él hace Lenin: "Con el mismo rendimiento del
trabajo y por consiguiente con la misma participación en el fon
do social de consumo, unos obtienen de hecho más que los
otros, unos son más ricos que otros, etc. Para evitar todos es
tos inconvenientes, el derecho tendría que ser no igual, sino
desigual" (147) . Es decir, agregamos nosotros,' dejaría de ser
derecho. "Consiguientemente la primera fase del comunismo no
puede proporcionar todavía justicia ni igualdad, subsisten las
diferencias de riqueza, (de hecho), pero no será ya posible la
explotación del hombre por el hombre, puesto que no será po
sible retener en propiedad privada los medios de producción, las
fábricas, las máquinas, la tierra, etc. Destruyendo la frase con
fusa y pequeño-burguesa de Lassalle sobre la "igualdad" y la
"justicia" en general, Marx muestra el curso de desarrollo de
la sociedad comunista, que en sus comienzos se verá obligadaa destruir sólo aquella "injusticia" que consiste en que los me
dios de producción sean de propiedad individual, pero que no
estará en condiciones de destruir también, de golpe ¡a otra injusticia, consistente en la distribución de los artículos de consu
mo "según el trabajo" (y no según las necesidades") (148) .
De las reflexiones que anteceden se desprende una conclu
sión capital acerca de la. naturaleza del derecho, que nosotros
deliberadamente habíamos preterido en el capítulo correspondiente. ,
Todo derecho, afirma Marx, significa la aplicación de un
rasero igual a hombres distintos, en otras palabras, todo de
recho significa la. aplicación de un "status" social idéntico a si
tuaciones individuales diferentes. Por mucho que pretenda el
derecho acercarse y reflejar prístinamente la realidad, siem
pre tendrá la norma jurídica como atributo, la generalidad, o
sea SU1 calidad que la hace aplicable a un número mdeterminado
e indefinido de casos, siendo que todas las situaciones sociales
a las que pueda afectar son siempre específicas y únicas.
La idea de Justicia concebida ya por Justiniano y sentidacon mayor o menor precisión a través de la hiso-tria, como la
firme y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que es suyo,
implica en el fondo la profunda aspiración humana a que se re
tribuya y ofrezca por la sociedad a cada hombre, lo que este
merece, según su propia naturaleza, condición y necesidades. El
derecho, como sistema normativo contiene siempre un "momen
to" de injusticia, reducible a un mínimo, pero del cual no puededesprenderse nunca totalmente, sin dejar con ello de ser dere
cho. "Sumun jus, suma injuria", el conocido afirsmo romano
hace alusión a esta necesidad de "injusticia" que siempre lleva
consigo el derecho, por más justo que pretenda ser. La. mismaraíz etimológica de la palabra "derecho", en todos los idiomas,que supone algo recto, invariable e incondicionado, traduce estacaracteristica del derecho, consistente en su incapacidad de po-
1461, (147) y (143) V. I. Lenin, "'El Estado y la Revoluciin", págs. 63-8*.
— 217 —
der amoldarse a la realidad lo necesario como para que todaslas situaciones sociales e individuales, tengan su correspondiente "status", sancionado y contemplado por él. El derecho con
tradice, asi, la aspiración humana de justicia que pretende quepara cada hombre y en cada caso, haya un "status" social, adecuado absolutamente a su especificidad.
La circunstancia de que en la sociedad socialista se retribuya a cada hombre según el trabajo realizado, con pretericiónde sus necesidades individuales, pese a la mayor justicia queenvuelve con respecto a las formas clasistas de sociedad estádenunciando la naturaleza injusta, jurídica, y por ende políticay estatal de su organización social. La justicia de la sociedadsocialista se revela en la abolición de las clases; su injusticia, enla forma de repartición de las riquezas.
En la sociedad comunista, por el contrario, se realiza plenamente el ideal de justicia, al entrar a regirse la distribuciónde las riquezas entre los hombres, según las necesidades de cada uno. Las necesidades humanas no son algo ajeno al hombremismo, como lo son las normas que regulan la distribución en
las sociedades no-comunistas, sino por el contrario, son la ex
presión del hombre entero, como ser social, son y constituyenal hombre en su esencial social.
Si la repartición de aquello que el hombre necesita se hacea base de factores ajenos al hombre mismo y a sus necesidades,como ocurre en las sociedades clasistas y en la sociedad socialista, es supuesto necesario para ello la existencia de un sistema normativo que establezca los cánones de distribución de la
riqueza y su realización; el derecho.
La concepción de Justicia, intuitiva y consustancial al hom
bre, y significada en la expresión jdstiniánea con las palabras"dar a cada uno lo que es suyo", se frustra en las sociedades
clasistas; y, "lo que es suyo" que genuinamente es aquello quemerece el nombre por lo que es en sí, como realidad concreta
V atributo de deseos, necesidades y aspiraciones, se traduce en
las sociedades de clases en aquello que al hombre ofrece, no su
ser sino la norma ajena a él, el derecho que lo limita, Ja socie
dad que lo constriñe.
En la sociedad comunista la Justicia se reencuentra a sí
misma; en ella "lo que es suyo", lo que es de cada hombre, no
es lo que a él le asigna una realidad que se le opone, sino lo que
requieren sus propias posibilidades para realizarse. Es eviden
te que es más suyo, parael hombre, aquello que necesita su ser
para realizarse, que aquello que le otorga un sistema normati
vo que limita sus posibilidades, y que se le impone como un
ente ajeno e independiente.Si la repartición de las riquezas se efectúa según lo requie
re la naturaleza misma del hombre, no se necesita entonces de
ese sistema normativo que llamamos derecho, sino sólo un su
puesto nivel económico, técnico y cultural, a que va hemos he
cho referencia como condición primera^y esencial de la socie
dad comunista. No hay. pues, en la sociedad comunista, un de
recho en el sentido económico, como lo existe en las sociedades
que la anteceden.
Si en una sociedad no hav clases con intereses opuestos,
ni hay tampoco un sistema normativo especial de distribución de
las riquezas; no hay ni se necesita tampoco de una fuerza so-
— 218 —
cial que imponga el predominio de uno de esos intereses y que
regule la distribución en forma distinta de la requerida por las
necesidades humanas, proporcionando a ese sistema la coacti
vidad que le es consubstancial. En otras palabras en una socie
dad comunista no hay Estado .
El Estado nace con las clases, como producto necesario de
la pobreza social. Desaparece con las clases, una vez enrique"cada la existencia humana por el trabajo milenario de genera
ciones y generaciones. Ello no obstante, durante la sociedad
socialista, abolidas ya las clases, subsiste sin embargo el Es
tado. Esto se explica si reparamos que la sociedad socialista
pretende proseguir, utilizando algunos medios heredados del ca
pitalismo, como lo son las normas de repartición según el tra
bajo, la tarea capitalizadora no cumplida integramente por la
burguesía .
La sociedad comunista sin clases, no por carecer de organización política a través de un Estado, deja de constituir porello una forma de organización social. Como ya lo adelantamos,no toda forma de organización social ha de ser política.
Una sociedad se organiza políticamente desde el momento,en que con relación al sentido de su constitución interna y a la
gestión de sus intereses, se ofrecen diversas posibilidades de solución, contradictorias entre sí, y que exigen para resolver esa
disyuntiva, de un poder distinto de la sociedad en su conjunto.Decimos que este poder tiene que ser distinto de la sociedad
en su conjunto, porque siempre una de estas posibilidades con-tradiiotorias involucra el desconocimiento de las aspiraciones ynecesidades de un sector social en beneficio de otro.
Mientras la sociedad no disponga de la riqueza suficiente
para colmar las necesidades de todos sus componentes, la única forma en que puede subsistir y progresar es escindiéndose enclases y sujetándose a un sistema organizativo que limite paralos más sus posibilidades de vida en beneficio de los menos,
permitiendo de esta manera la concentración de la riqueza y lacreación de nuevos medios de producción. En otras palabras, lainsuficiencia productiva de la sociedad exige que ésta se cons
tituya políticamente mediante la adopción de aquella de las disposiciones sociales posibles, que implique la opresión de un sec
tor social por otro. El acto por el cual se escoge esa situación yluego se realiza, es el acto político que define al Estado.
Desde el momento en que no se presenta esta disyuntiva ala sociedad, o sea, desde el momento en que la organización dela sociedad deja de implicar la elección entre varias solucionesque. afectan la satisfacción de las necesidades de algún sectorsocial, desde ese momento la gestión de los intereses socialesdeja de ser un asunto político, para convertirse en una cuestiónsimplemente técnica y administrativa. En la sociedad comunista "la coerción sobre los hombres es reemplazada por la administración técnica de las cosas, por la gestión de los negocios sociales por la sociedad entera. Esta democracia total ya no esun régimen político ; es la desaparición de lo político como tales decir de la existencia de varias posibilidades en la gestiónde los negocios divergentes e incompatibles, de tal manera que senecesite de un poder coercitivo para escoger e imponer una deestas posibilidades" (149) .
(J49) N. Gutterman y H. Tjefevre, ob. cit., pág. 140.
— 219 —
No existen en la sociedad comunista autoridades políticas,sino sólo autoridades técnico-administrativas, las que a travésde los servicios públicos satisfacen las necesidades sociales.
La administración, encuentra su pleno florecimiento en la
■sociedad comunista. Pero no ya una administración como aquella existente en Jos regímenes clasistas. En éstos, la administración estaba sujeta al control político y participaba del carácter político en cuanto estaba dirigida y centralizada en elEstado. Extinguido orgánicamente eí Estadio, la administración,a la vez que se desenvuelve y extiende por todo el ámbito social,recupera su plena autonomía, se descentraliza y se libera detodo otro control que no sea el de si misma. La gestión admi
nistrativa deviene en gestión social autónoma de los intereses
afectados por ella. Toda actividad social, en las condiciones dela sociedad comunista, puede regirse a sí misma soberanamente.El concepto de "soberanía funcional" que hoy postula el corporativismo y que no encuentra asidero real en la sociedad capitalista, adquiere toda su virtualidad en la sociedad comunista.
Allí no sólo cada actividad o función social se gobierna a sí
misma, sino que la sociedad toda, en su conjunto, es también
democráticamente soberana y dueña de su destino. Por vez
primera eí" interés suyo se identifica con el interés de cada una
de sus funciones y personas que la integran.En la sociedad comunista se armonizan y confunden hom
bre y sociedad. La soberanía humana sobre la sociedad ya no
es soberanía "política", es simplemente el dominio natural del
hambre sobre la sociedad, la naturaleza y su propia naturale
za, dominio no basado en la violencia física, traducida en Es
tado, que es atributo de los grados inferiores del ser, sino fun
damentado en la plena realización de los atributos humanos:
conciencia y libertad.
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Santiago de Chile, sjf.
índice
INFORMES ..
INTRODUCCIÓN" "
. .'.'.' ! '. '.
PRIMERA PARTE
REALIDAD, SOCIEDAD Y
ESTADO
CAPITULO I
ANTECEDENTES FILOSÓFICOS
1.—El Marxismo y sus aspectos. El Ma
terialismo Dialéctico
1.—El Materialismo
3.—La Dialéctica
i.—Materialismo, dialéctica y metafísica
CAPITULO II
LA SOCIEDAD HUMA»A
I.—Especificidad de lo social
Í.-hES. hombre y la sociedad
3.—La realidad social concebida como
un todo ... :
i.—Los orígenes de la naturaleza hu
mana: el Trabajo ,. ... :
B.—La concepción materialista de la
historia -
CAPITULO in
EL ESTADO Y LO POLÍTICO
1.—Generalidades. El Estado como ente
cultural. Objeto de nuestro trabajo'
2.—Condiciones de existencia |y origen
del Esbdo ... , ■■■ ■■■ !
CAPITULO rv
EL ESTADO Y EL DERECHO
i._.n-vc?" sr^íslI y r~'i(-~- íiu-m™ ..... 4
3.—Naturaleza del Derecho_.
5
3.—Derecho :■- E;r ■ ícmía ..." ■ 5
i.—-Relaciones e:-..c Estado y Derecho S
CAPITULO VI
EL ESTADO Y EL GOBIERNO
—Noción de Gobierno. Diferencias
con el Estado
CAPITULO VII"*
EL ESTADO Y LA ACTORTOAD
—Nocicn de autoridad. Sociedades autoritarias y sociedades políticamentesimonizadas
—El Estado >■/ la autoridad en el pensamiento- de Schmitt
CAPITULO "VIII
EL ESTADO Y LA NACIÓN
—Naturale7n de 'as !;a;ir.~];ilk'ade- ...
—Relaciones entre lo politico y lo na-
CAPITULO IX
EL ESTADO COMO DICTADURA
DE CLASE
—El lisiado y los antagonismos so-
3 —Sentido
~.Proyc del í del
SEGUNDA PARTE
EL ESTADO DEMOCRÁTICO LI
BERAL. LA DICTADURA DEL
PROLETARIADO Y LA SOCIEDAD
SIN CLASES Y SIN ESTADO
CAPITULO 1
EL ESTADO EN LA EDAD MEDIA
1.—Aclaración preliminar 99
2.—Naturaleza de la Edad Media 1(H¡
3.—Lo político en la Edad Media .. ... 101
CAPITULO II
ESTADO DL.UOUl.ViU
—La Dictadura del Proletariado, la
democracia y la libertad '<
CAPITULO Vil
LA REVOLUCIÓN Y EL ESTADO CA
PITALISTA EN LAS CONDICIONES
HISTÓRICAS DE LA SOCIEDAD
CONTEMPORÁNEA
s reales de la sociedíut
contemporánea ... . . ...
organización políuc
CAPITULO V
capitalista'
3.—El Corporativismo4.—El Fascismo
CAPITULO VI
LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA
IDEAL í EL CONCEPTO IDEAL
DEL ESTADO PROLETARIO
!.—PiantenmJcii'x. p-tliaiinay
2.—La Revolución Socialista ideal y fius
formas políticas: la Dictadura del
Proletariado
liilidos de cía ü -"
t'._Acción política y acción si/nücal ... 11
5.—El Estado capitalista y el novianien-
to revolucionario. El pi i>blema de
las "reformas""
B.—El Estado capitalista y el movimien
to revolucionario. El problema de
la colaboración" i(
7.—El Estado capitalista y el niJv:mio¡i-
to revolucionario. El problema del
"legali!!mo'■lí
¡}.—La ssencia revolucionaria del movi
miento politico de la clase rbrera.
El problema de "la violen-í-i'
... 3t
CAPITULO VIII
ÉL ESTADO PROLETARIO EN LAS
CONDICIONES HISTÓRICAS DE LA
SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA: EL
ESTADO» SOCIALIZA Y LA SO
CIEDAD SOCIALISTA
1.—Generalidades acerca tíc la forma y
contenido del E=tadt. Proletario en
las condicicuj. hisu.iicas do la su-
2.—Contenido politizo del Estado prole-rario o:-, las ei.:¡di.,i,or.es históricas de
la sociedad conleniotránea: el Esta
do Socialista y la Sojiüdad Socialista lí
3.—Determinación tk-l ca:-acter proleta
rio de un Estado. La degeneración
del Estado Scciali=la. El caso sovié-
í.—Forma institucional del Estado Pro
letario. La organización política de
la clase obrera, los órganos de poder
CAPITULO IX
> SOCIEDAD <
—La Sociedad Socialista y la Socie
dad Comunista , ...
2. ^Significación de la Sociedad Cotnu-
BIBLIOGRAFIA