16

Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

  • Upload
    lecong

  • View
    219

  • Download
    3

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas
Page 2: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

ANEXO

Las teorías sobre el delito

El objetivo de este anexo es presentar al lector interesadolos ejes fundamentales de las distintas teorías explicativas deldelito a las que se ha hecho referencia en las páginas del li-bro.

La Escuela de Chicago y las teorías culturalistas

Un primer grupo de trabajos se inscriben dentro de lasaproximaciones culturalistas, cuyos orígenes se ubican en Es-tados Unidos en los años treinta. Ellas ponen el acento en laadquisición de los individuos de un sistema de valores que fa-vorecen la acción delictiva. Sus dos conceptos centrales sonel principio de aprendizaje, que presupone que el comporta-miento delictivo se aprende, y el principio de asociación diferen-cial, que afirma que dicho aprendizaje se hace de los otros(Sutherland, 1939). Dicho de otro modo, las personas sevuelven delincuentes por la frecuentación de pares con talesorientaciones. Fuertemente criticadas luego -como gran par-te de las explicaciones culturalistas en ciencias sociales-, cier-to es que en su momento introdujeron elementos que ayuda-ron a comprender fenómenos que se habían adjudicado afactores idiosincrásicos. Así, por ejemplo, la idea de la aso-ciación diferencial explicaría por qué una determinada PO-hlnción veda reducir Sil l:\~a de rriminnlidnd unn Y(·'!. <¡\Il'

,dl,\lldllllil ".llriO', 1.(111 ;dl,\ 11 1111;1;111l'ill'lCllI dI' p"lll.l( 11.111 dI'

Page 3: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

268 Gnbriel Kcssler

lincuente. Asimismo, relacionó la mayor tasa de delito en va-rones con el carácter totalmente masculino de las pandillas yexplicó el hecho de que durante la crisis del treinta el delitono haya aumentado afirmando que la asociación diferenciales un proceso de larga duración, ligado a procesos de sociali-zación que no se aceleran en un período de crisis.

La Escuela de Chicago tuvo gran influencia dentro de lasteorías culturalistas. Shaw y McKay (1931) relacionan la tasadiferencial de delito en distintos barrios de inmigrantes consus características culturales. Encuentran que, cuando se pro-duce un aislamiento relativo de los grupos inmigrantes quemantienen sus valores, no hay para las nuevas generacionesriesgos de asociación diferencial. Por el contrario, esto se ob-serva en los barrios donde hay encuentro entre nuevos inrni-grantes y población con valores distintos, puesto que se pro-duce 'un conflicto cultural para las nuevas generaciones quese sienten en tensión entre los valores de los padres y las nue-vas formas de vida. El delito, entonces, sería la forma de en-contrar una integración, respeto y medios económicos en loque los autores consideran un barrio "desorganizado".

La asociación entre la "desorganización" producto delcrecimiento urbano y la migración ha sido central en la Es-cuela de Chicago. Sin embargo, dicho concepto también fuefuertemente criticado por representantes de esa misma co~-rriente. En efecto, la d~taJlada observación etnográfica deWhyte (1943) sobre "la sociedad de laesquina" encuentÜl-un- .::::.:.sistema de reglas alternativas donde uría mirada supérficiál 1":etnocéntrica sólo veía desorden. El desacuerdo con la idea dedesorganización hizo que otros aportes de la Escuela de Chi-cago fueran durante largo tiempo dejados de lado. Décadasmás tarde, hubo una recuperación de su mirada, en particu-lar en cuanto a la cuestión del hábitat, que destaca que el di-seño urbano moderno concibe espacios que no aparecen ba-jo la responsabilidad de nadie, creando las condiciones parala realización de delitos: estacionamientos subterráneos, te-rrenos circundantes a los edificios, largos corredores, se en-cuentran fuera del control de la policía que patrulla las callesasí como del de los vecinos. En este caso, las barreras estruc-

.rl nexo: LIIS teorias sobre el delito 269turales físicas limitan la vigilancia de la comunidad sobre susespacios, provocando una disminución del control social y,por ende, un aumento de las oportunidades del crimen(Newman, 1972).

Desde entonces se desarrolla una corriente de trabajos so-bre los factores del hábitat urbano que podrían favorecer eldelito, como el hacinamiento, o la ausencia de institucionespúblicas y privadas (Reiss y Tonry, 1986). En otra dirección,se estudia el impacto de la mala reputación de un lugar y laestigmatización de sus habitantes. (Dulong y Paperman,1992). La conclusión principal es que dichas variables, si bienno influyen en el crimen, pueden llevar a una mayor toleran-cia y naturalización del delito, en tanto disminuyen la capaci-dad de instituciones intermedias y el interés del Estado porejercer un control efectivo en una comunidad estigmatizada.

La Escuela de Chicago postuló también una relación en-tre urbari.'íz:tción y crimen que ha sido muy disdíd:da desdeentonces, dado que implica un cierto juicio moral en contrade la vida en las ciudades. Las evidencias empíricas han fun-'darnentado las críticas. La cuestión de la escala entra en jue-go, ya qlJe el tamaño de las concentraciones de poblaciónvuelve plausible el desarrollo de ciertos bienes y servicios.Por ejemplo, por el simple aumento de la concentración depoblación, se incrernenta el número de consumidores de dro-

-,gas y, en consecuencia, la existencia de un juirnero considera-- __ble sle vendedores, lo que a su vez favorece :ef"éiesarrollo de

. na red' social relacionada, que implica la pósibilidad de re-»dutamiento y extensión del consumo (Fischer, 1984),"-

El mayor cuestionamiento surge cuando se adopta unaperspectiva histórica. Al fin de cuentas, resulta contradictorioafirmar una relación entre urbanización y crimen si se repa-ra en que los procesos de pacificación de Europa occidentalson resultado de la monopolización de la violencia por partede! Estado y de la represión de las pasiones que, como seña-la Elias (1978), son concomitantes a la urbanización y a lacreación de una civilidad urbana. La violencia decrece en elpasaje de la vida fundamentalmente rural a la conformaciónde las ciudades, la que se produce entre la Edad Media y el

Page 4: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

70 Gnbriel Kessler Anexo: Las teorías sobre el delito 271

Renacimiento. Y aún en el siglo XIX, en momentos de con-formación del proletariado urbano en condiciones de vidamiserables, estudios sobre París entre mediados del siglo XIXy las primeras décadas del xx: muestran una relación. negati-VII entre crecimiento de la urbanización y crimen (Gillis,199ó).

n C::lSO particular dentro de la Escuela de Chicago sonlos estudios de Sutherland, centrados en los delitos de "cue-llo blanco". Aquí, la desviación no tiene que ver necesaria-mente con la falta de medios para llegar a fines legítimos, si-no más bien con lo ilimitado de los fines (1949). En efecto,cuanta más educación posea una persona y mayor conoci-miento de los vericuetos de las empresas o de! sector públi-;0, mayor será su potencial como delincuente. Dicho en tér-minos mertonianos, a mayor acceso a medios legítimos,mayor posibilidad de violarlos (cfr. Cambiasso y Grieco y Ba-vio, 1(99). Ya tempranamente, estos trabajos ayudan a situar,1 problema de la desviación en las elites a fin de morigeraruna mirada que difícilmente evita la estigmatización y la sos-pecha sobre las clases populares.

Las teorías del control social

Después del eclipsamiento de la Escuela de Chicago, aun-que sin rivalizar con la centralidad que logra el funcionalismo,se difunden en la sociología del crimen norteamericano las lla-madas teorías del control social en la explicación del delito. Sibien se conocen algunos trabajos importantes en los años cin-cuenta, su teorización más famosa data apenas del año 1969,con el trabajo de Hirschi Causes ofDelinquenry. Los teóricos delcontrol social adoptan una visión pesimista de la condición hu-mana que se traduce en un abandono de la pregunta clásicaacerca de por qué algunos delinquen, presuponiendo lo con-trario: cualquier persona, ante circunstancias propicias, puedecometer un acto delictivo. Hirschi lo define explícitamente: elproblema para esta teoría no es la desviación, sino su contra-rio: por qué este tipo de acción no es c.:tectu:lc!o. '1:11 pn.'ll1iS:l

los lleva a detenerse en las instituciones que retienen esastendencias delictivas aparentemente innatas. La respuestaque dan es simple: si un individuo delinque es porque se handebilitado o disuelto los lazos que lo unen a los otros miem-bros de la sociedad, por intermedio de la familia, la escuela ye! ambiente profesional. En tales casos, sólo un cálculo racio-nal podría disuadirlo de delinquir, pero dado que el delito dagratificaciones más rápidas que el respeto de la ley, no haymuchas barreras para no cometerlo,

Años más tarde se advierte un punto de inflexión en lasteorías del control social, con el pasaje de un mayor énfasis.del control externo al control interno. Si en un principio seestudiaba el rol de la familia, la escuela, el grupo de pares y elbarrio, .años más tarde, e! mismo Hirschi publica, junto aGottfredson, un libro que goza de un gran éxito en los me-dios conservadores, donde aparece el pasaje señalado. A gene-ral theory ofCrime, publicado en 1990, afirma que la principalcaracterística del delincuente es una propensión al presentís-mo o inmediatismo, es decir, una dificultad para diferir gra-tificaciones -un tema ya clásico en la economía, concepruali-zado corno fuerte preferencia por el presente-o En efecto, eldelito ordinario, de baja escala, requeriría escasa planifica-ción, poco esfuerzo y conocimiento, y brindaría una ganan-cia pequeña pero rápida. Gottfredson y Hirschi utilizan laidea de "bajo aurocontrol" para explicar la delincuencia ordi-naria. Este débil control de sí implica la búsqueda de resulta-dos inmediatos y soluciones fáciles, una dificultad para com-prometerse con proyectos a largo término, alta impulsividaden la acción así como una cierta insensibilidad sobre los da-ños causados a otros. En general, ubican esta tendencia alpresentismo en la socialización, por lo que se propone unmayor control parental y la sanción de comportamientosproblemáticos, aunque evitando los castigos. Hay en el li-bro también una alusión a las políticas preventivas, que de-berían orien tarse a corregir estos défici t de socialización y aevitar las oportunidades para que tales tendencias derivenen delitos.

Page 5: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

272 abrid Kessler Anexo: Las teorías sobre el delito 273

La anomia en R. K Merton y la teoría de la tensión rual, por no poder explicar la delincuencia en los sectoresmedios y altos, por menospreciar la existencia de otros obje-tivos que los económicos' y por ser incapaz de explicar porqué sólo algunos pocos individuos bajo tensión se dedican alcrimen (Besnard, 1987).

Cloward y Ohlin (1960) realizan una integración de lasteorías de la tensión y las teorías culturalistas para explicar eldelito juvenil. Adscribiendo a la idea de la asociación diferen-cial, establecen tres tipos de subculturas delincuentes: unaforma criminal, donde la subcultura promueve robos utilíta-rios; una forma conflictiva, donde se prescribe la utilizacióninstrumental de la violencia; y una subcultura de retiro quepromueve el consumo de drogas. La tensión estaría presenteen jóvenes de sectores populares que no pueden alcanzar losobjetivos definidos socialmente y encuentran en las bandas elsostén normativo para romper con los valores convenciona-les. Los grupos, a su vez, transmiten técnicas de acción y tie-nen el poder para apropiarse, en el interior de ciertos barrios,de un tipo de actividades económicas ilegales (robos, venta dedrogas, etcétera) que les aseguran control territorial y venta-jas económicas.

A pesar de las críticas, creemos que la teoría de la tensióndebe ser tomada en cuenta al estudiar el tema. No se trata deposrularla como una teoría de alcance general; pero sí resul-ta útil para explicar ciertos casos donde se experimenta demanera subjetiva esa tensión entre objetivos y medios legíti-mos. La necesidad de complejizar la teoría y disminuir suambición explicativa se advierte en trabajos más novedososque retoman los conceptos e inten tan dotarlos de mayor de-

Las teorías del control social, si bien perdurables aún hoy,son desplazadas en pleno esplendor del funcionalismo por lateoría de la tensión (strain). Ésta reposa sobre la idea de que losdelincuentes potenciales se caracterizan por experimentarfuerzas contradictorias que les crean un conflicto interno(tensión), una de cuyas formas de resolución es la adopciónde un "rol delincuente". Así, el delito es definido como unasuerte de rol en el sentido estrucrural-funcionalista, es decir,corno una relación establecida entre el actor y los otros conuna significación funcional para todo el sistema social. Lasfuentes de la tensión han sido clásicamente tres: la situaciónsocial (pobreza), el género (masculinidad) y la edad (adoles-cencia o adultos jóvenes). La más célebre teoría de la tensiónes la de Robert Merton (1938), que se basa en la idea de unconflicto entre estructura social y valores culturales, esto es,entre los objetivos considerados legítimos por una sociedad ylos medios para alcanzarlos. Una forma de respuesta frente ala anemia es el recurso a medios ilegítimos para alcanzar ob-jetivos culruralmente legitimados. Esto es lo Merton llama"innovación": cuando el individuo ha internalizado los obje-tivos legítimos pero no los medios para alcanzarlos, A partirde este principio se erige toda una reflexión sobre el delitoeconómico en una sociedad que considera a la riqueza comoel objetivo socialmente más valioso.

Si bien en esta corriente es considerada una teoría de laanornia, ella se aparta de la visión durkheimiana. Una dife-rencia central es que, donde Durkheim ve sobre todo la ili-mitación de los fines, .Merton encuentra la ilimitación de losmedios: los individuos saben lo que quieren, pero no sabencómo llegar a ello, mientras que en Durkheim sucede lo con-trario: la anemia acaece en períodos donde los individuos yano saben qué pueden esperar. Con todo, la teoría mertonia-na sobre la anomia ha gozado de un éxito casi inigualabledentro de la sociología y en ella se han basado estudios sobredelincuencia por varias décadas. También ha sido objeto denumerosas críticas, en particular por su imprecisión concep-

l. El mayor cuestionarnicnto a la teoría ha sido un libro de Short y Strod-beck (l965) sobre un estudio de seis bandas de adolescentes de Chicago. Losautores encuentran que los jóvenes que cometen con más frecuencia infraccio-nes contra la propiedad son quienes perciben como más limitadas sus oportu-nidades de éxito escolar o profesional. Por el contrario, las aspiraciones eleva-das no parecen estar en la base de dichas acciones, aun cuando sus posibilidadesles aparezcan como limitadas. Los autores concluyen en que las aspiracioneselevadas son un indicador de una identificación con los valores convencionalesy no un predictor de tensión.

Page 6: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

275274 Gabrtel Kessler Anexo: Las teorías sobre el delito

sarrollo. Algunos estudios que acentúan no el logro de un ob-jetivo determinado, sino el sentimiento de equidad, argu-mentan que los individuos emprenden acciones esperandorecibir un trato y un resultado equitativo de sus pares y queel sentimiento de injusticia genera un malestar grande y pue-de ser la fuente de conductas conflictivas. Esto establece uncambio central en la teoría mertoniana, porque implica quelos individuos no entablan una acción con una idea preesta-blecida de logros, sino más bien a partir de ciertos principiosde justicia distributiva. Su no cumplimiento, más allá delmonto de lo obtenido, es la fuente de anemia.'

reglas como normales, a partir de lo cual todo aquel que seaparte de ellas será considerado desviado.

Becker reinstaura la dimensión política y de dominaciónausente de las teorías hasta aquí presentadas: ciertos indivi-duos y grupos tienen el poder de imponer sobre otros susnormas, definiendo qué será considerado desviación. Una vez'producido el etiquetamiento, se desencadenan las llamadas"carreras desviadas", donde los individuos van adquiriendosentidos, motivaciones y técnicas. Cuando las acciones se ha-cen repetitivas, las personas son etiquetadas como desviadas,con fuertes implicancias en la construcción identitaria; el in-dividuo puede persistir en su accionar y en ese caso entradentro de una subculrura que Becker define como un conjun-to de ideas y puntos de vista sobre el mundo social y sobre lamanera de adaptarse a él, así como un conjunto de activida-des rutinarias fundadas sobre ese punto de vista. Un tema in-teresante es que en Becker, para que la desviación y el etique-tamiento existan, debe existir alguien que se toma el trabajode señalar a esa persona como desviada, un "emprendedormoral"; si la así considerada desviación queda sin publicidad,no se produce ese proceso de etiquetarniento.

La teoría del etiquetarniento ha sufrido muchas críticas.Una es que contradice la evidencia empírica de que existe unpico de delitos en la adolescencia y luego una disminución.;en efecto, si hubiera una carrera, la frecuencia de delitos au-mentaría con la edad, lo cual se opone a lo que las investiga-ciones más rigurosas demuestran. En segundo lugar, contra-riamente a los supuestos de la teoría, una carrera delictivaprospera cuando menos reacciones negativas de su entornosuscita, dado que implica menos perjuicios para sus autores.Por último, la pregunta que se hacen trabajos más actuales escuándo un proceso de etiquetamiento tiene un efecto de am-plificación de las conductas problemáticas, en lugar de presu-poner que todo etiquetarniento influye en el individuo o gru-po así considerado.'

La teoría del etiquetamiento

Tras su hegemonía en la sociología del crimen por variasdécadas, la teoría de la tensión no escapó al cuestionamiento~cneral que sufrió el funcionalismo a mediados de los años se-senta, en particular por el interaccionalismo simbólico y la et-nometodología. En este contexto cobra importancia la teoríadel etiquetarniento. Ésta se plantea una pregunta totalmentedistinta que, de algún modo, invierte el interrogante: no se tra-ta ya de cómo las reacciones de la sociedad pueden hacer dis-minuir el delito sino, por el contrario, de suponer que esasmismas reacciones están en la base de tales conductas o, al me-nos, las amplifican. El famoso libro Outsiders. Studies on socio-log)' o/ deoiance (Beker, 1963) constituye la obra clave en la teo-ría del etiquetamiento. No tiene la pretensión de ser una teoríageneral del delito o de la desviación, como el mismo autor seencarga de aclarar, sino tan sólo la de llevar la atención a un as-pecto poco tomado en cuenta hasta entonces. Becker afirmaque la desviación no es el resultado de la acción de quien trans-grede las normas, sino de la imposición a un grupo de ciertas

2. Ciertos trabajos relacionan la anomia con los problemas de atribucióncausal. Bemard (1990) encuentra que una discordancia entre medios y fines po-dría motivar actos conflictivos, sobre todo cuando se rcsonsnbilizu n otros porla suerte propino

3. En este interrogante se centran Paternoster y Iovanni (1996), con el3C'cmo puesto en In "desviación secundaria". Para ellos la desviación es un pro-

Page 7: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

276 Gabriel Kessler

El delito como elección racional

,1

La idea del delito como decisión racional domina el deba-te actual y, sobre todo, la fundamentación depüllucas de tiporepresivo~uy influida por la economía, se ha extendido sinem~rgo al campo de la soclOlogIa y la pSIcología. Se trata deun movimiento que nace a mediados de los setenta, cobrafuerza en los ochenta y todavía perdura, por una conjunciónde razo~es de índole intelectual y política. Se origina en e! se-no de una ofensiva contra las políticas asistenciales propias dela "guerra contra la pobreza" lanzada por LyndonJohnson enlos años sesenta en los Estados Unidos, cuando criminólogosconservadores evaluaron que la criminología más progresistahabía fracasado en su diagnóstico y sus soluciones. Específica-mente, los críticos afirmaban que si, como suponían los secto-res progresistas, el delito fuera causado fundamentalmentepor la pobreza, la marginación y algunos problemas psicoló-gicos, la provisión de buenos trabajos y mayores oportunida-des habría sido la solución. Sostenían que, aunque dichas con-diciones esruvieron dadas entre 1960 y 1975, las tasas dedelitos aumentaron fuertemente en ese período.

Frente a lo que se consideró un fracaso de programas derehabilitación, Murray y Cox publican Beyond Probation(1979), sugiriendo un peso mayor en las políticas represivasorientadas a disuadir a los criminales de continuar en su sen-da. Previamente, en 1975, jarnes Q. Wilson había publicadoThinking about Crime, donde afirma que no es cierto que elcrimen sea causado por la pobreza u otros problemas socialessino que se trata de una elección individual. De un modo uotro, el renaciente interés de la economía en el crimen con-

ceso paulatino y reflexivo, no una mera etiqueta que se pone sobre alguien quede allí en más deberá aceptada sin posibilidad de escape. El eje está en que su-cede una vez que una persona ha sido etiquetada: si la persona o el grupo socialasume ese etiquetarniento o si, por el contrario, irnplementa estrategias identi-tarias y no se ajusta a la supuesta imagen que se proyecta sobre él. En este ca-so, no necesariamente ese etiqueramiento de los otrOS tendrá un efecto sobresus acciones.

Anexo: Las teorias sobre el delito 277tribuye a reforzar esta nueva visión: el artículo pionero .deBecker (1968 Crime and unishment: an economic a roacbsienta asyases de una mirada económica sobre el delitQ_queperdura hasta el resente. El objetivo de Becker es determi-nar as adjudicaciones de recursos óptimos para.disminuir.elcosto del delito en la sociedad. Para esto, parte de una consi-deración del delito como una acción económica más, en laque el actor realiza una evaluación costo-beneficio antes deemprender una acción. En consecuencia, el aumento del ~os-to del delito, en tanto aumento de la probabilidad de seraprehendido y la severidad de las penas, constituye la base dela "dj?uasión" frente a los potenciales actores.

Cuando se comparan gran parte de los trabajos económicosactuales con el trabajo de Becker, se percibe un apartamientodel objetivo original del autor, aun cuando se afirme compar-tir su postura. En efecto, Becker destaca la racionalidad de, porejemplo, las multas y todo resarcimiento económico para la so-ciedad y/o las víctimas privadas. En muchos estudios posterio-res, sin embargo, pareciera que sólo hubieran quedado de suref1exión las variables ligadas a la disuasión mediante la proba-bilidad de ser arrestado y la severidad de las penas, con muchomenor racionalidad económica que las multas.

También desde la psicología se adhirió a la idea de! delitocomo elección racional. Wilson y Herrnstein (1985), si bienutilizan conceptos de la psicología cognitiva, proponen que elcrimen es una elección y, en términos generales, asumen que"mayor es la ratio entre los beneficios del crimen frente al nocrimen, mayor la propensión a elegir tal camino". Estos be-neficios incluyen el dinero, pero también beneficios intangi-bles como la aprobación de los pares, la satisfacción sexual, eldeseo de revancha. En cuanto a los beneficios de no incurriren el delito, se trata de evitar riesgos y castigos, pérdida dereputación y de afecto de los pares, entre otros.

Más allá de las nociones usadas, la diferencia de esta teo-ría -sumamente popular en la criminología conservadoranorteamericana- respecto de la mera visión económica deri-va de la introducción de la variable temporal. Como suponenque los beneficios ligados al "no-crimen" están en general

Page 8: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

278 Gabriel Kessler Anexo: Las teorías sobre el delito 279

más alejados temporalmente 'que aquellos ligados al crimen,la relación de cada individuo con la temporalidad toma un lu-gar central en la percepción comparativa de esa ratio. De estemodo, sus propuestas en el campo de las políticas públicas nose centran en .la severidad de las penas, que pueden tenercomo efecto el aumento del sentimiento de injusticia y porende del deseo de revanchismo. Se propone agilizar la acciónde la ley de modo tal de acortar el lapso temporal, a fin deque los beneficios del no-crimen sean más evidentes y direc-tos.'

Durante la década del ochenta esta teoría, que podía tanfácilmente simplificar las causas del delito, volviéndolo unaresponsabilidad exclusiva de sus protagonistas, cobró unagran difusión en Estados Unidos. Tres factores contribuye-ron n dio: el aumento de la tasa de criminalidad, los disrur-hios en las prisiones y Un clima político general con el adve-tdltlil'OIO de Rcagan a la presidencia, que utilizó tales ideas1'111110 Iundamento de políticas de Estado. En la nueva visión,qllt' en realidad retorna imágenes clásicas de la criminología,ya 110 se trata de víctimas de un sistema injusto sino, por el.ontrario, de sujetos ávidos de gratificación rápida a los que'S necesario disuadir. La delincuencia parece un virus poten-cialmente presente en todos los individuos que, faltos de con-trola más bien ahora faltos de costos altos, estarían dispues-tos a cometer delitos. Ha habido un gran debate sobre estostemas y ha dado lugar a un endurecimiento central de las po-líticas criminales, sobre todo en Estados Unidos, pero que es-tá comenzando a extenderse en varios países de Europa occi-dental (véase Wacquant, 1997).

El análisis de la underclass

Las teorías conservadoras instauraron un tipo de explica-ción comportamentalista que desechaba todas. las variablesestructurales o, peor aún, las transformaban en rasgos idio-sincrásicos. Esto ,genera un debate en los años ochenta, enparticular alrededor de las transformaciones que conocieronlos grupos tradicionalmente pobres (Iencks y Peterson, 1991;Devine y Wright, 1993; Wilson, 1987). Dichos autores reto-rnan el debate sobre la underclass (infraclase), concepto acu-ñado por Myrdal (1962) para explicar en términos esttuctq-,rales la, conformación de "una clase desfavorecida dedesempleados, inempleables y subempleados que viven mar-ginados del resto de la sociedad, sin compartir ni sus ambi-ciones ni sus expectativas" (pág. 10). En efecto, en los ochen-ta, la teoría de la underclass será primero retornada porideólogos neoconservadores que le imprimirán un caracterracial y cornportamentalista (Auletta, 1982; Murray, 1984;Mead, 1986). En su nueva versión, se referirá a "los pobres,en general negros, que presentan comportamientos crimina-les, desviantes o, tan sólo,' no propios de la clase media"(Gans, 1993: 328). Será, a partir de entonces, un importanteterreno de disputa político-cultural, central entre liberales yconservadores, ya que, como dijimos, para los últimos, la per-sistencia y aun el aumento de la pobreza desde los sesentahasta el presente, a pesar de las políticas asistenciales imple-mentadas, sería la prueba más flagrante del' efecto perversode las políticas sociales. ,

Los estudios sobre la netu urban underclass se concentraránen la población afroamericana pobre de los grandes centrosurbanos del noreste y mediooeste, afectados por la pérdida deempleos obreros debido a la reestructuración industrial. Unpárrafo especial merece el trabajo del sociólogo Wilson TheTruly Disaduantaged (1987). El acepta la tesis conservadora dela existencia de una underclass con pautas culturales propiasque, a pesar de las políticas asistenciales existentes, ha idocreciendo en las últimas décadas. Más aún, hace suyos algu-nos de los aspectos m.is discutibles de las tesis neoconserva-

4. En el análisis que hace Dammert (1989) sobre los trabajos econométri-cos argentinos, estos estudios encuentran un poder disuasivo mayor en varia-bles ligadas a la mayor probabilidad de arresto y/o condena mientras que pocoaparece en relación con la magnitud de las condenas (véanse Bncchinni, 1997;Kessler y Molinnri, 1997; Charnbouleyron y Navarro, 1997, flillho y Posndns,199R, Ch:lIllhoul\:YI'ol1 y WillillK!OI\ I (}(m).

Page 9: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

280 Gnbriel Kessler Anexo: Las teorías sobre el delito 281

doras con las cuales coincide en que se trata de un grupo defamilias de los centros urbanos, en especial afronorteamerica-nos, con un comportamiento diferente del resto de los esta-dounidenses en lo qU,econcierne a la adscripción al trabajo ya la organización familiar "normal". La underclass se caracteri-zaría por el alto porcentaje de familias con jefatura femeninay de nacimientos fuera del matrimonio. Sin embargo, una vezadmitido esto, intenta encontrar las causas estructurales quehan conformado tales patrones socioculturales. Su tesis puedeser sintetizada del siguiente modo: el cambio económico enEstados Unidos durante los ochenta produjo un desempleocrónico en los centros urbanos donde viven la mayoría de lasfamilias negras pobres. El aumento del desempleo en los jó-venes conlleva un crecimiento de la criminalidad. De hecho,Wilson presenta cifras sobre tal aumento en áreas de alta con-centración de desocupados, particularmente durante años derecesión. Desempleo y encarcelamiento de los jóvenes porcausa de la criminalidad inciden negativamente en la tasa dematrimonios, lo que explica en parte la alta proporción de hi-jos fuera del matrimonio y de familias monoparentales feme-ninas. 1:11 situación se agravó por el aislamiento creciente delos guetos, el debilitamiento de sus tejidos asociativos y la po-ca presencia instirucional. Su causa fue que una clase medianegra socialmente muy dinámica, beneficiada por las políticasde discriminación positiva de los años sesenta y setenta, fueabandonando los guetos hacia zonas multirraciales y de secto-res medios negros. Wilson y otros autores fueron construyen-do una teoría que intenta explicar la relación entre crimen ydesigualdad (Sampson y Wilson, 1995).

Si bien la noción de underclass ha sido muy criticada en laúltima década, proponiéndose su olvido definitivo,' lo cier-

to es que este tipo de trabajo ha contribuido a situar en laescena pública la relación entre desempleo y delito. Sullivan(1989) brinda otra línea explicativa interesante en su investi-gación sobre tres complejos habitacionales de vivienda socialen la ciudad de Nueva York, uno habitado por estadouni-denses blancos, el otro por hispanos y el tercero porafronorteamericanos. Si la privación económica es similar,el capital social del conjunto, el "capital comunitario", pre-senta diferencias. Los blancos son quienes más contactostienen con el mundo del trabajo, a partir de parientes, ami-gos y conocidos, lo que facilita la inserción laboral de los jó-venes; los hispanos y los negros poseen menos contactos, loque restringe sus oportunidades. Sullivan no establece unarelación directa entre falta de oportunidades y crimen, perosí entre desempleo, desestructuración familiar, falta de con-trol comunitario y delincuencia juvenil. Sullivan subrayaque ni la privación económica, ni la necesidad aparecen porsí solas motivando la iniciación en el crimen; de un modoindirecto, la declinación económica crea condiciones de de-bilitamiento familiar y de pérdida de lazos comunitarios,haciendo más probable la participación de los jóvenes en

les femeninas, dependencia de la asistencia y alta desocupación entre los hom-bres en edad activa. En una línea crítica m:ís profunda. jcncks (1991) afirmaque, detrás de la definición de una supuesta ttndcrclass con características estruc-rurales y socioculrurales específicas, se halla una "ilusión de homogeneidad declase" (pag. 9i). Tal homogeneidad no sólo sería una falacia sino que ademásconllevaría el riesgo de que, si un atributo aparentemente propio de esta claseaumentara, por ejemplo el crimen, se creerá que el grupo entero ha sufrido unc"recimiento. En contrapartida, se podría suponer que, si la pobreza crece, lacriminalidad también aumentará. Su sugerencia es el olvido de tal concepto yla desagregación de cada una de las variables que lo conforman para realizar es-rudios por separado. Weir, Orloff y Skocpol (I988) argumentan que la nociónde underclass acentúa las características individuales del pobre como solución ala pobreza. Wacquanr (1996) también aboga por el total olvido de la noción porsu imprecisión sociológica y su carga esrigmatizanre. Otros investigadores, co-mo Katz (1993), critican la noción, porque focaliza la atención en un grupo res-tringido de personas, en lugar de centrarse en la cuestión de la pobreza en lasociedad en general.

5. Algunos autores señalan que esta noción carece de precisión científica,dado que incluye grupos muy dispares: se puede pertenecer a la underclass porel hecho de ser pobre o recipendiario del welfare, habitar el gueto, ser madresoltera, etc. Rickerts y Sawhill (1988) afirman que, en lugar de definir la perte-nencia individual a la underclass, se debería definir underclass áreas, caracteriza-das por una importante incidencia de deserción escolar, familias rnonoparenta-

Page 10: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

282 Gabriel Kessler Anexo: Las teorías sobre el delito 283

delitos. Esto se hace más problemático cuando los jóvenesentran en la edad de inserción laboral. Allí, la falta de opor-tunidades laborales prolonga su compromiso en situacionesdelictivas hasta la adultez. Se genera entonces un círculo vi-cioso de difícil ruptura: jóvenes que realizan algunas activi-dades ilegales en un contexto de falta de oportunidades ten-drán luego más altas tasas de desempleo en el comienzo dela vida adulta, lo que hará más probable que desarrollen unacarrera delictiva posterior.

Dentro de estos trabajos, se distingue en gt;neral t;ntre dostipos de teorías. En primer lugar, aquellas, más cercanas a lapsicología, que p'resuponen la existencia de pautas laten~esestables que se mantlenen a lo largo de toda la vida. ~~~tendencias a las conductas asodale.s ..son.el.resultado de una.- . . - ..•. - ..._ ..-.•...adición de factores de riesgo. menor inteligencia, impulsivi- .dad, poco control parental, etcétera. Se asume que esto con-forma la personalidad y, si bien se registran variaciones con laedad, esto se debe a que con el tiempo disminuyen las opor-tunidades de actividades delictivas pero se mantienen o sur-gen otras que también son consideradas como desviadas, porejemplo, el alcoholismo, la mala relación familiar, la violen-cia doméstica, etcétera. U~a segunda línea, que' nos parecemás interesante, tiene un enfogue de ciclo de vida. N_o pre-supone una personalidad inmutable, sino que, en un-a pers-pectiva basada en el desarrollo del individuo, cada fase de lavida parece influid~-'p_or variables que refuerzan o, por el con-trario, tienden a desistir de conductas delictivas. pe estemodo, en el comienzo de la adolescencia las relaciones fami-liares son centrales, luego es la escuela y el grupo de pares lodehOltono y, más tarde la entrada en el mundo del traba o ylas re aClOnes e pare ·a. Esto im lica ue las influencias so-bre ~ InCIVI uo Irán cam iando a lo largo de su ciclo de vi-da, con la existencia de "puntos de)nflexión" (turningpOi¡ts)centrales para realizar virajes en las historias persona es(Sampsnn y I,:mb, 1993).

Las teorías multifactoriales han sido criticadas por teóri-cos de la criminología, en particular por su exceso de empi-rismo y su escaso fundamento teórico. Es indudable que unaventaja de estas teorías es haber contribuido a esclarecer, consus estudios longitudinales de largo alcance, ciertas precisio-nes sobre el tema. Así, el llamado estudio de Cambridge enInglaterra, dirigido por Farrington (1992), sigue en dichaciudad el desarrollo de los 8 a los 32 años de un grupo de jó-venes de un mismo barrio. La investigación da una serie muyinteresante de información sobre sus trayectorias e intentaencontrar evidencias predictoras de eventuales conductas de-[irt ivnx. EI1II'(' '!U'l principales hnlluzgos, se observa un intrrc-

Teorías integradas o multifactoriales

En la actualidad, nuevas teorías explicativas intentan esta-blecer teorías o explicaciones multicausales que combinanexplicaciones económicas, sociológicas, psicológicas y a veceshasta biológicas. En general, son teorías inductivas que, par-tiendo de una serie de investigaciones, intentan buscar losInccorcs causal es del delito. Dichas variables no tienen un va-lor explicativo total, sino que conformarían factores de ries-

qut: pueden irse adicionando.~l interés de tales trabajos es su importante base empíri-

ca; ésta permite delinear trayectorias (las llamadas "carrerascriminales") que cuestionan la diferenciación tajante entre"delincuentes" y "no delincuentes", propia de gran parte dela criminología clásica. Por el contrario, estos estudios sepreguntan no sólo por la entrada en las actividades delictivassino, sobre todo, por el egreso, ya que, como dijimos, de-muestran que las actividades alcanzan un pico a una ciertaedad y luego se produce la tendencia hacia el abandono; esdecir, pocos de los jóvenes que cometen infracciones seránluego adultos delincuentes. El análisis detallado de las trayec-torias ayuda a diferenciar entre aquellos que cometen un úni-co hecho, los ocasionales, los frecuentes y los crónicos. Lasinvestigaciones muestran que existe un grupo relativamentepequeño de infractores crónicos que cometen la mayor partede los actos y que son ellos los que tienden a devenir profc-sionales en edades ndult as,

Page 11: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

284 Gabriel Kessler

so en la realización de acciones a los 17 años y un promediode desistencia a los 23. Asimismo, entre los que perduran, se-ñala una alta tasa de reincidencia así como una tendencia ini-cial a actuar en grupos y luego, con la edad, a hacerla solo.

REFERENCIAS BIBLIOClUÍFICAS

Altimir, O. y Beccaria, L. (1999): El mercado de trabajo bajo elnuevo régimen económico en la Argentina, Santiago de Chi-le, CEPAL, Serie Reformas Económicas 28.

Amaro, P. y Keith, B. (1991): "Separation from a parent du-ring childhood and adult socioeconomic attainrnenr", So-cial Forces, Vol. 70, n° 1, págs. 187-206.

Andrew, J. M. (1976): "Delinquency, sex and family varia-bles", Social Biology, 23: 168-171.

Auletta, K. (1982): The Underclass, Nueva York, RandomHouse.

Auyero,J. (1993): Otra vez en la v/a. Notas e interrogantes sobrela juventud de sectores populares, Buenos Aires, Espacio.

Bacchiani, M. (1997): "Un análisis empírico del crimen y cas-tigo. La experiencia argentina", Mimeo, Universidad deSan Andrés-Buenos Aires.

Balbo, M. y Posadas,]. (1998): "Una primera aproximaciónal estudio del crimen en Argentina", Mimeo.

Beccaria, L. y Kessler, G. (1999): "Heterogeneidad social yfuentes de desventajas: el caso argentino", presentado enla Reunión de la Red de Economía Social, Lima, 1999.

Becker, G. (1968): "Crime and punishment: an economic ap-proach", Journal of Political Economy, vol. 4, n° 76, págs.169-217.

Becker, H. S. (1963): Outsiders. Studies in the Sociology of De-uiance, Nueva York, The Free Press. Ed. cast.: Los extra-

Page 12: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

286 Gabriel Kessler

ños: sociología de la desviación, Buenos Aires, TiempoContemporáneo, 1971.

Bernard, T. (1990): "Angry aggression among the 'rruly di-sadvantaged"', Crimin o!og;y,vol. 1, n° 28, págs. 73-96.

Besnard, P. (1987): L'Anomie. Ses usages et ses [onctions dans ladiscipline sociologique depuis Durkbeirn, París, PUF.

Blechman, E. A.; Berberian, R. M. Y Thompson, W D.(1977): "How well does number of parents explain uniquevariance in self-reported drug use?", Journa! 01 Consultingand Clínica! Psicbology, 45, págs. 1182-1183.

Bonaldi, P (2002): "Evolución de las muertes violentas en la Ar-gentina, 1980-1999", en Gayol, S. y Kessler, G., Violencias,de-litosyjusticias en la Argentina, Buenos Aires, UNGS-Manantial.

Bourdieu, P. y Passeron, J. C. (1970): La Reproduction. Les[onctitms du systeme d'enseignement, París, Minuit.

Bourgois, P. (1995): In Searcb of Respect. Selling Crack in El Ba-rrio, Cambridge, Universiry Press.

Braithwaite, J. (1989): Crime, Sbame and Reintegration,Cambridge, Cambridge University Press.

Búvinic, M. y Morrison, A. (1999): "Notas técnicas sobre laviolencia", BID, Washington D.C.

Cambiasso, N. y Grieco y Bavio, A. (1999): Días felices. Losusos del orden: de la Escuela de Cbicago al Funcionalismo, Bue-nos Aires, Eudeba.

Castel, R. (1995): Las metamorfosis de la cuestión social, BuenosAires, Paidós.

Cerro, A. y Meloni, O. (1999): Análisis económico de las políti-cas de prevención y represión del delito en la Argentina, Cór-doba, EUDECOR.

Chambouleyron, A. y Navarro, 1. (1997): "The determina-tion of crime in the argentinean provinces: panel datastudy", IERAL Working Paper.

Chambouleyron, A. y Willington, M. (1998): "Crimen y cas-tigo en Argentina: un enfoque empírico", Mimeo, Asocia-ción Argentina de Economía Política.

Chiricos, T. G. (1987): "Rates of crime and unemployrnent:an analysis of aggregate research evidence", Socia! Pro-blems, 34, págs. 187-212.

Referencias bibliográficas 287Citara, R. (1995): "El plan penitenciario bonaerense", Revista

del Servicio Penitenciario Bonaerense, n° 8, Buenos Aires.Cloward, R. A. Y Ohlin, 1. E. (1960): Delinquency and Oppor-

tunity, Nueva York, The Free Press.Cohen, A. (1955): Delinquent Boys: tbe Culture 01 tbe Gang,

Nueva York, The New York Press.Coleman, J. S. (1988): "The family's move from the center to

periphery, and its implications for schooling", en Green-field, 1. Y Martín, M. (comps.), Center Ideas and Institu-tions, Chicago, Chicago University Press.

Cusson, M. (1989): Délinquants pourquoii, Montreal, Biblio-théque québécoise.

Dammert, 1. (1989): Violencia criminal y seguridad pública enAmérica Latina: la situación en Argentina, Santiago deChile, CEPAL, Serie Políticas Sociales, n" 43.

- (2000): Violencia criminal y seguridad pública en América la-tina. La situación de Argentina. Serie Políticas Sociales, n"43, Santiago de Chile, CEPAL.

Demo, D. (1992): "Parent-Child Relations: Assessing RecentChanges", Journal 01Marriage and the Family, vol. 54, n"1, págs. 104-117.

Devine,}, A. y WrightJ. D. (2001): The Gratest oj Deuil: UrbanPouerty and tbe American Underclass, Nueva York, Aldine.

Dirección Nacional de Política Criminal (DNPC) (2000a):Investigación sobre menores infractores. Causas Año 1998.Buenos Aires, Ministerio de Justicia y Derechos Humanosde la Nación (http://www.jus.gov.ar/polcrim/meno-res98.pdf)

Dirección Nacional de Política Criminal (2000b): Estudio deuictimizacicn en centros urbanos de la República Argentina,Buenos Aires, Ministerio de Justicia y Derechos Humanosde la Nación (http://www.jus.gov.ar/polcrirnlEstudio Vic-ti mizac. pd f).

Dirección Nacional de Política Criminal (2001a): Estudio devictimizacion para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Año2000, Buenos Aires, Ministerio de Justicia y DerechosHumanos de la Nación, (http://www.jus.gov.ar/polcrim-/Vic2 OOO/).

Page 13: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

288 Gabriel Kessler Referencias bibliográficas 289Dirección Nacional de Política Criminal (2001 b): Hacia un

diagnóstico sobre seguridad en la Ciudad de Buenos Aires. Aná-lisis de Estadísticas Policiales, Buenos Aires, Ministerio deJusticia y Derechos Humanos de la Nación (http://www-.jus.gov.arlpolcrimlCiudadBA.htm).

Dornbusch, S. M., y otros (1985): "Single parents, extendedhouseholds, and the control of adolescentes", Child Deue-lopment, 56, págs. 326-341.

Dubet, F. (1987): La galére, [eunes en suruie, París, Fayard.- (1991): "Les bandes, de quoi parle-t-on?", en L'Actualite

des bandes, Vaucresson, CRIVDubet, F. y Lapeyronnie, D. (1992): Les quartiers d'exil, París,

Seuil.Dulong, R. y Paperman, P. (1992): La réputation des cités

HLM. Enquite sur le langage de l'insecurite, París, LogiquesSociales-L'Harmattan.

Dumont, L. (1966): Homo bierarquicus: essai sur le systerne descastes, París, GallimarJ.

Dunning, E. (1996): "Lazos sociales y violencia en el de-porte", en Elias, N. y Dunning, E., Deporte y ocio en elproceso de civilización, México, Fondo de Cultura Econó-mica.

Duschatzky, S. (1996): La escuela comofrontera, Buenos Aires,Paidós.

Duschatzky, S. y Corea, C. (2002): Chicos en banda. Los cami-nos de la subjetiuidad en el declive de las instituciones, BuenosAires, Paidós,

Elias, N. (1978): The Civifizing Process, Oxford, Oxford Uni-versity Press.

Elias, N. y Scotson, J L. (1965): The Establisbed and the Out-siders, Londres, Sage, 1a. ed.

Elster, J (1984): Rationality, Chicago, Chicago UniversiryPress.

Farrington, D. P. (1992): "Explaining the begining, progressand ending of antisocial behaviour from birth to adult-hood", en McCord, J (comp.): Facts, Frameworks and Fo-recasts: Advanced in Criminological Theory, vol. 3, NewBrunswick, N.J. Transaction.

Free, M. D. J r. (1991): "Clarifying the relationship betweenthe broken home and juvenile delinquency: a critique ofcurrent literarure", Deuiant Behavior: An lruerdisciplinnry]ournal, 12, págs. 109-167 .

Freeman, R. B. (1983): "Crime and unemployrnent", en Wilson,J Q. (comp.), Gime ami Public Policy, San Francisco, rcsPress.

Gans, H. (1993): "From underclass to undercaste: so me ob-servations about the future of postindustrial econorny andits major victims", Intemational ]ournal 01 Urban and Re-gional Research, n° 3, vol. 7, págs. 327-35.

Gayol, S. y Kessler, G. (eds.) (2002): Violencias, delitos y justi-cias en la Argentina, Buenos Aires, UNGS-Manantial.

Giddens, A. (1993): Modernidad e identidad del yo, Barcelona,Península.

Gillis, A. R. (1996): "Urbanization, sociohistorical context,and crime", en Hagan, J, Gillis, A. R. Y Brownfield, D.,Criminological Controversies, Boulder, Co. Westview Press.

Clueck, S. y Glueck, E. (1950): Unraveling ]1lvenile Delin-quency, Nueva York, The Commonwealth Fund.

Golbert, L. y Kessler, G. (2001): "Cohesión social y violen-cia urbana. Un estudio exploratorio de la Argentina a fi-nes de los '90", en Vairsos, C. (comp.), Cohesión social y go-bernabilidad económica en la Argentina, Buenos Aires,PNUD-Eudeba.

Goldstein, H.S. (1984): "Paren tal composition, supervisionand conduct problems in yourhs 12 to 17 years 0Id",]01lr-nal olthe American Academy cf Cbild Psycbiatry, n° 23, págs.679-684.

Gottfredson, M. R. Y Hirschi, T. (1990): A General Theory 01Crime, Standford, Standford Universiry Press.

Guemureman, S. (2002): "La contracara de la violencia ado-lescente-juvenil: la violencia pública instirucional de laagencia de control social judicial", en Gayol, S. y Kessler,G., Violencias, delitos y justicias en la Argentina, Buenos Ai-res, UNGS-Manannal.

Habermas, J (1989): Teoría de la acción comunicatiua 1. Raciona-lidad de la accióny racionalizacum social, Buenos Aires, Taurus.

Page 14: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

O() Referencias blbLiugrrifiCflsGabriel Kessler 291

f Iirschi, T. (1969): Causes of Delinquency, Berkeley, Los Ange-les, Universiry of California Press.

IIoggart, R. [1957 (1970)J: La culture du pallvre, París, Edi-tions de Minuit.

Hundleby, J. y Mercer, W (1987): "Farnily and friends as so-cial environments and their relationship to young adoles-cents' use of alcohol, tobacco and marijuana", Journal ofNJarriage and the Family, vol. 49, n° 1, págs. 151-164.

Isla, A. (2002): "Los malvivientes", en Gayol, S. y Kessler, G.,Violencias, delitos y justicias en la Argentina, Buenos Aires,UNGS-Manantial.

Jelin, Elizabeth y otros (1996): Vida cotidiana y control institu-cional en la Argentina de los 90, Buenos Aires, Grupo Edi-tor Latinoamericano.

Jencks, C. (1985): "How poor are the poor?", New York Re-view of Books, 32, 8, págs. 41-59.

Jencks, C. y Peterson (comps.) (1991): The Urban Underclass,Washington, The Brookings Institution. r

Johnstone,]. W C. (1978): "juvenile delinquency and the fa-mily: A contexrual interpretation", Youtb and the Society, 9,págs. 299-313.

Katz, M. B. (comp.) (1993): Tbe "Underclass" Debate: Viciosfrom History, Princeton, Princeton Universiry Press.

Kaztrnan, R. (1999): Activos y estructura de oportunidades. Estu-dios sobre las raíces de la vulnerabilidad social en Uruguay,Montevideo, PNUD-CEPAL.

Kercher, K. (1988): "Criminology", en Borgatta, E. y Cook,K. (eds.), The Future of Sociology, Beverly Hills (CA),Sage.

Kessler, G. (2002): La experiencia educativa fragmentada. Do-centes y alumnos en la escuela media en Buenos Aires, BuenosAires, IIPE-Unesco.

Kessler, M. y Molinari, A. (1997): "Una aproximación mi-croeconómica al crimen en la Argentina", mimeo, Asocia-ción Argentina de Economía Política.

Krauss, J. (1977): "Classification of juvenile offenders andecological factors", Tbe Austrnlian ]ourntt! al Social Ú.sues,12, págs. 224-231.

Kuasñosky, S. y Szulik, D. (1996): "Desde los márgenes de !ajuventud", en Margulis, M. (ed.), La juventud es más queuna palabra. Ensayos sobre cultura y juventud, Buenos Aires,Biblos.

Kusznir, ]. C. (1997): "En busca de la segúridad pérdida",Novedades Económicas, abril, págs. 38-52.

Leclerc-Olive, M. y Engrand, S. (2002): "Sortir de la préca-rité de l'emploi: entre routine et projet", mimeo.

Lepoutre, D. (1997): Caur de banlieue. Codes, rites, langages,París, Odile Jacob.

Lianos, M. y Douglas, M. (2000): "Dangerization at the endof deviance: the institutional environment", en Garland,D. y Sparks, R, Criminology and Social Theory, Oxford, Ox-ford University Press.

Londoño,]. L. Y Guerrero, R. (2000): "Violencia en Améri-ca Latina: epidemiología y costos", en Londoño,]. L, Ga-viria, A. y Guerrero, R. (comps.), Asalto al desarrollo. Vio-lencia en América latina, Washington, Red de Centros deInvestigación.

Machado, P. y Tapparelli, G. (2000): "Violencia juvenil, in-fracño e morte nas quadrilhas de Salvador", Caderno deCEAS, nO 165, págs. 63-81.

Maffesoli, M. (1990): El tiempo de las tribus, Barcelona, Icaria.Marin, D. A. B. Y Martinez,].J. (1991): De la barra a la ban-

da. Estudio analítico de la violencia juvenil en Medellin, Me-dellín, El Propio Bolsillo.

Matza, D. (1964): Delinquency and Dnfi, Nueva York, Wiley.McCanhy, E. D.; Gersten,J. C. y Langner, T. S. (1982): "The

behavioural effects of father absence on children and theirmothers", Social Bebauior and Personality, 10, págs. 11-23.

Mead, L. M. (1986): Beyond Entitlements, Nueva York, TheFree Press.

Merklen, D. (2001): Inscription territoriale et action collectiue.Les occupations illegales de terres urbames depuis les armées1980 en Argentine, París, Tesis, EHESS.

Merton, R. K. (1938): "Social estructure and anomie", en R.K. Menon, Social Tbeory and Social Structure, Nueva York,I'h« 1~1't.:<.:Prl·ss.

Page 15: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

Cnlnic! IÚs.I'It:"

Miguez, D. (2001): "Los pibes chorros. Transformacionesestructurales, nuevas formas de marginalidad y transfor-maciones de la culrura delictiva en Argentina", Trabajopresentado en las Jornadas "Violencias, delitos y castigosen perspectiva histórica", 4 y 5 de ocrubre, UniversidadNacional de General Sarmiento.

- (2002): "Rostros del desorden. Fragmentación social y lanueva cultura delictiva en sectores juveniles", en Gayol, S.y Kessler, G., Violencias, delitos y justicias en la Argentina,Buenos Aires, UNGS-Manantial.

Miller, W B. (1958): "Lower class culture as a generation mi-lieu of gang delinquency",]ournal of Social Issues, 14, págs.219-236.

Morrison, D. R. Y Cherlin, A (1995): "The divorce process andyoung children's well being: a prospective analysis", ]ournalofMarriage and the Fomiiy, vol. 57, n° 3, págs. 800-812.

Murray, C. (1984): Losing Ground, Nueva York, Basic Books.Murray, C. A y Cox L. A. (1979): Beyond Probation: ]llveniLe

Corrections and the Cbronic Delinquent, Beverly Hills, Sage.Myrdal, G. (1962): Challenge to AfJluence, Nueva York,

Pantheon Books.Navarro, 1. (1997): "En Argentina el crimen paga", Noveda-

des Económicas, abril, págs. 17-28.Newrnan, O. (1972): Dejensible Spnce. Preuention tbrougb Ur-

ban Design, Nueva York, Mac Millan.Nun, J. (2001): Marginalidad y exclusión social, Buenos Aires,

Fondo de Cultura Económica.Offord, D.R. (I982): "Farnily backgrounds of mal e and fema-

le delinquents", en Gunn, J. y Farrington, D.P. (comps.),Abnormal OJfenders, Delinquency and tbe Criminal ]u.sticeSystem, Nueva York, John Wiley.

Paternoster, R. y Iovanni, L. (1996): "The labeling perspec-tive and delinquency, an elaboration of the theory and aassessment of evidence", en Corella, P. y Siegel. L.(comps.), Reading in Contemporary Criminoiogical Theory,Boston, Northeastern University Press.

Pharo, P. (2001): Le sens de la justice. Éssais de sémantique socio-logique, París, PUF

....

"---

Rejerencias bibliográficas 293

Pompei, E. (1999): "Las consecuencias sociales de la distri-bución", Enoikos, abril, págs. 69-79.

Ponce, G. (2003): "Los hijos invisibles del Estado: conse-cuencias en la vida adulta de la tutela estatal", en Infancia.Boletín del Instituto Interamericano del Niño, n° 239, tomo72, julio.

Puex, N. (2003): "Las formas de la violencia en tiempos decrisis: una villa miseria del conurbano bonaerense", en Is-la, A. y Míguez, D., Heridas urbanas. Violencia delictiua ytransformaciones sociales en los noventa, Buenos Aires, Edito-rial de las Ciencias-FLACSO Argentina.

Rankin, J. H. (1983): "The farnily context of delinquency",Social Problems 30, págs. 446-479.

Reiss, A. J. Jr. y Rhodes, E. L. (1961): "The distribution ofjuvenile delinquency in the social class strucrure",American Sociological Reuieui, 26, págs. 720-32.

Reiss, A. J. Jr. y Tonry, M. (1986) (eds.): Communities andCrime, Chicago, The University of Chicago Press.

Restrepo, C. M. (2002): "Un ruedo significa respeto y poder.Pandillas y violencia en Bogotá", Bulletin de l'Institut Fran-(ais d'Études Andines, tomo 29, N° 3, págs. 403-432.

Ricketts, E. R. YSawhill, I. V. (1988): "Defining and rneasu-ring the underclass", Jomonal of Policy and Analysis and Ma-nagement, 7, 2, págs. 25-31.

Rossini, G. (2003): "Vagos, pibes chorros y transformacionesde la sociabilidad en tres barrios periféricos de una ciudadentrerriana", en Isla, A. y Míguez, D., Heridas urbanas. Vio-lencia delictiua y transformaciones sociales en los noventa, Bue-nos Aires, Editorial de las Ciencias-FLACSO Argentina.

Sampson, R. y Wilson, W.}, (1995): "Toward a theory of ra-ce, crime and urban inequaliry", en Hagan, J. y Peterson,R. (cornps.), Crinie and lnequality, Stanford, Stanford Uni-versity Press.

Sarnpson, R. ]. Y Laub, ]. H. (1993): Crime in the Making.Pathways and Turning Points tbrouc]: Life (1993), Carnbrid-ge, Harvard University Press.

Sánchez León, A. y del Mastro, M. (1993): En eljuego de fa vi-da. Ser delincuente en Lima, Lima, DESCO .

Page 16: Unidad 5. Las teorías del delito | Kesslerecaths1.s3.amazonaws.com/disenioydinamicaaem/873868272.Sociolog… · (Dulong y Paperman, 1992). La conclusión principal es que dichas

Gabriel Kessler

Srnulovitz, C. (2003): "Citizen insecurity and fear: public andprívate rcsponses in the case of Argentina", en Fruhling,II.; Tulchin, J. y Heather, G. (eds.), Crime and Violencein Latín America: Citizen Security, Democracy and theSmtc, John Hopkins University Press.

Santiago, F (2002): "Chicos malos", Universidad Nacionalde General Sarmiento, Instituto del Conurbano.

Sennct, R. (2000): La corrosión del carácter, Madrid, Anagra-ma.

Shaw, C. R. y McKay, H. D. (1931): Social Factors in Juvenileelinquency, Washington, DC., U.S. Govemment Prin-

ting Office.Short, J. F, Strodbeck F .I. (1965): Group Process and Gang

Delinquency, Chicago, Chicago University Press.SIEMPROIINDEC: "Encuesta de Desarrollo Social", 1999.Sistema Nacional de Información Criminal (1999): Informe

Anual de Estadísticas Policiales. Año 1999, Buenos Aires, Di-rección Nacional de Política Criminal, Ministerio de Jus-ticia y Derechos Humanos de la Nación.

Sullivan, M. (1989): Getting Paid: Youtb Crime and Work in tbelnner City, Ithaca, Comell University Press.

Sutherland, E. (1939): Principies oI Criminoiogy, Lippincotr,Philadelphia.

- (1949): Wbite Collar Crime, Nueva York, Holt, Rinehart &Winston.

Tobar, F (1999): "Economía del delito", en Golbert, L.,Kessler, G. y Tobar, F, Hacia una política efectiva de seguri-dad en la Argentina. Contribuciones de la experiencia interna-cional, mimeo.

liuikonoff S. (1996): "Desviación, diversidad e ilegalismo.Comportarruentos juveniles en el Gran Buenos Aires",f)1,titO J Sociedad, n° 11-12, págs. 139-169.

"¡':Isht'r, ,~ (1927): Tbe Gang: A study oI1313 Gangs in Chica-g(), Chicago, Chicago University Press, la. ed.

Vclho, G. (1996): "Violencia, reciprocidade e desigualdade:una perspectiva antropológica'', en Velho, G. y Alvito,M, (orgs.), Cidadania e Violéncin, Río de jnnciro, UFIV-FCV.

Refen'náas bibliográficas 295

Wacquant, L. (1996): "L 'underclass urbaine dans I'imaginairescientifique américain", en Paugam, S. (comp.), L'Exclu-sion. L'état de sauoirs, París, La Découverte.

_ (1997): Las cárceles de la miseria, Buenos Aires, Manantial.Weir, M.; Orloff, R. y Skocpol, T. (1988): The Politics oI Social

Policy in the United States, Princeton, Princeton UniversityPress.

Whyte, \.V F (1943): Street Comer Society, The Social Structu-re oI an Italian Slum, Chicago, Chicago University Press.

Widom, C. (1989): "The intergenerational transmission ofviolence", en Weiner, N. y Wolfang, M. (eds.), Patbuiays toCriminal Violence, Berkeley, Sage.

Willis, P. (1988): Aprendiendo a trabajar, Madrid, AkaI.Wilson, P. R. Y Herrnstein, R. (1985): Crime and Human Na-

ture, Nueva York, Simon and Schuster.Wilson, W.]. (1987): The Truiy Disaduantaged: tbe inner City,

the Underclass and Public Policy, Chicago, Chicago Univer-siry Press.

Yacopin, P. y. Y Puex, N. (2003): "Miseres de la monnaie,monnaie de la misére. La crise rnonétaire vue par les ha-bitants d'une villa miseria de la banlieue de Buenos Aires",Journai des antbropologues, n? 90-91, págs. 25-53.

Zelizer, V (1994-): The Social Meaning oI Money, Princeton,Princeton Universiry Press.