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Técnica del cartón: Miguel Angel; particular de Dios creó el sol y la luna, en la Capilla Sixtina. (Foto Mlinari, Florencia.) Nota en página 16,

Gianfranco Ckiarotti A. H. Cottrel

Sidney R. Badley Lucía Bonadeo

Norberto Rey

Isaac Lubchansky

José Manuel Olavarría Julio Moreno

Walter Rugler

Nikolai Basov

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5 6

16 22

28 29

42 43 49 «52

59 61 63 63 64

Revista mensual de ciencia y tecnología

Sólo el reconocimiento extranjero Educación nacional: problemas reales, soluciones teóricas Los caballeros de pelo largo La ciencia de los materiales La importancia de tener defectos La generación de nuevos materiales La nueva revolución de los plásticos Técnica del fresco toscano Aprendizaje visceral: ¿Una facultad humana desaprovechada? Respuesta a Metegol N9 2 Psiquiatría en Lanús: un ejemplo de aplicación social S i m u l a c i ó n d e e n z i m a s H u m o r n u e v o L a i n v e s t i g a c i ó n agropecuaria L e l o i r : C r o n o l o g í a de un Premio Nobel N o v e d a d e s d e C i e n c i a y Tecnología

1. Cirugía a baja temperatura 2. Novedades en la lucha antiviral 3. Un poquito de estaño hace bien 4. Motores eléctricos, nueva tecnología 5. Cómo las neuronas reparten moléculas por sus

terminales 6. La acción antiviral de la rifampicina 7. Cómo nace una galaxia 8. Plásticos inorgánicos 9. Químicos: mucha investigación, poco trabajo

10. Un dogma cuestionado L a d i s t a n c i a d e l a Tierra a la Luna C o m e n t a r i o s d e l i b r o s L i b r o s n u e v o s M e t e g o l N" 3 C o r r e o d e l l e c t o r

De las opiniones expresadas en los artículos firmados son responsables exclusivos sus autores.

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Es una publicación de Editorial Ciencia Nueva. Av. R. Sáenz Peña 825,4? P, of. 43, Buenos Aires. República Argentina, Tel.: 45-8935. Distribuidores: en la República Argentina Ryela S. A. I. C. I. F. y A., Pa-raguay 340, Capital Federal. Tel.: 32-6010 al 29; en Capital Federal, Vaccaro Hnos., S. R. L., Solís 585, Capital Federal. Impreso en Talleres Gráficos DIDOT S. C. A., Luca 2223, Buenos Aires. Precio del ejemplar: ley 18.188 $ 3 (m$n. 300). Suscripciones: Argentina, ley 18.188 $ 40 (m$n, 4.000) por año; exterior, por vi» ordinaria, u$s. 10 anual. Registro de la propiedad intelectual n? 1049414. Hecho el depósito de ley. Circula por el Correo Argentino con Tarifa Reducida, concesión n° 9165, y Franqueo Pagado, concesión n° 3689. Derechos reservados en castellano y cualquier otro idioma para los trabajos origínales, y en castellano para colabora-ciones traducidas.

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Sólo el reconocimiento extranjero La Argentina ganó su tercer Premio Nobel. La reitera-ción en la gran prensa de esta frase o de su contexto, parece expresar la idea del premio a una competencia y de una continuidad nacional en la búsqueda de ese objetivo.

Ni lo uno ni lo otro. El Premio Nobel no alienta una competencia deportiva porque los objetivos de un investigador científico son, en la mayoría de los casos, más trascendentes que la fama, el dinero y aun la gra-tificación personal que su distinción impone. Y el or-gullo de que tal distinción haya recaído sobre un argen-tino debe interpretarse más bien como lo que algunos compatriotas pueden hacer a pesar de las condiciones impuestas por la falta de una política científica coheren-te, a pesar de la falta de medios, de la situción de las universidades e institutos de investigación, del continuo drenaje intelectual hacia el exterior. Podríamos enorgu-llecemos con sentido nacional de haber alcanzado dis-tinciones a cuyo nivel llegamos a través de una conti-nuidad en la tarea y de una integración de esa tarea en el quehacer nacional.

Pero no es este el caso. El Premio Nobel debe servir aquí para destacar, para tomar conciencia otra vez, en qué medida es desprotegida y solitaria la tarea de in-vestigadores como los que integran el equipo del doc-tor Leloir.

Fue precisa y paradójicamente esa soledad del doc-tor Leloir, esa desconexión del hombre con su país, la que le dio tranquilidad para ejercer su tarea sin inter-ferencias, encerrado en su laboratorio.

Hubo una excepción: ante una oferta de la Universi-

dad de Harvard, en 1957, el ingeniero José Babini in-teresó al presidente Arambum, quien visitó personal-mente al científico para instarlo a que se quedara en el país, facilitándole medios para avanzar en su tarea. El año siguiente la Universidad de Buenos Aires —que por primera vez en su historia ejercía su plena autonomía— lo nombró Profesor Extraordinario de Investigaciones Bioquímicas, en la Facultad de Ciencias Exactas, para conectar su aislada tarea con el quehacer científico na-cional, con el régimen docente y con el presupuesto universitario.

La violenta intervención de la Universidad en 1966 desmanteló la Facultad de Ciencias Exactas y otra vez su propio aislamiento protegió al doctor Leloir de las renuncias y de las persecuciones, quizá para demostrar, por el camino de la excepción, que una tarea científica coherente es incompatible con las condiciones que ofre-ce el país real.

Pero todas las puertas se abren ahora para el científico que alcanzó fama mundial, para el hombre que dirige ininterrumpidamente su equipo en la misma tarea dea-de 1947. Su laboratorio, su gente y sus necesidades técnicas serán colmadas.

Para todos los demás técnicos que trabajan a alto ni-vel en decenas de actividades diferentes, queda el escepti-cismo de conocer que sólo las más altas distinciones internacionales son capaces de desenmohecer los engra-najes e instrumentar sus exigencias en el trabajo cien-tífico y en sus inalienables necesidades espirituales y materiales. O

Educación nacional: problemas reales, soluciones teóricas En el campo de la ciencia de la educación, y en especial en política educacional, existe una marcada tendencia a utilizar las estadísticas en forma diferente, según sean los fines que se busque alcanzar. Es así como en Ar-gentina el grado de educación de la población es total-mente distinto; ya sea lo considere el Ministerio de Edu-cación, los técnicos, los organismos internacionales, como la Unesco, o los que deben recibir los beneficios del sistema educativo.

En las estadísticas mundiales sobre analfabetismo rara vez se menciona a nuestro país y cuando se lo cita, forma parte del grupo de naciones que poseen un ín-dice menor del 10 % de analfabetos sobre la población total. Este criterio se basa en la consideración de «anal-fabeto» a todo aquel que no haya ingresado nunca al ciclo primario. En Argentina, en 1960, eran apenas

cerca de 20.000 menores de catorce años (cifras del Censo Nacional).

Observando el panorama educativo a la luz de estas estadísticas, es evidente que la tarea que debe realizar el Ministerio de Educación y sus instituciones depen-dientes o conexas, se oriente hacia las reformas de tipo técnico, a la mejor adecuación de contenidos y métodos, a la modernización de la organización general y par-ticular del sistema, en fin, a lograr que mediante algu-nos ajustes se ubique el sistema al nivel de los más modernos adelantos de la teoría de la educación para que, sin modificarlo básicamente, funcione mejor.

Por otra parte, los planes de la educación primaria argentina se diferenciaron muy poco hasta hoy de los de 1880. Las sucesivas reformas, algunas de ellas en su momento aparentemente prometedoras, nunca pre-

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CUADRO N- 1

Porcenta je de deserción por provincias

Corrientes 86,4 % Neuquén 85,8 Formosa 84,7 Santiago del Estero 84,7 Chaco 84,2 Misiones 83,4 Jujuy 81,4 Chubut 80 Salta 79,9 Entre Ríos 78,8 La Ríoja 77,7 Río Negro 77,5 Tucumán 77,2 Catamarca • 76,7 San Luis 75,9 San Juan 70,5 Córdoba - 62,6 La Pampa 62 Mendoza 61,6 Santa Cruz 59,8 Tierra del Fuego 58,5 Santa Fe 53,5 Buenos Aires 45,4 Capital Federal 35,5 T O D O E L PAIS 64,3

PUENTE: Departamento de Estadís-tica Educativa del Ministerio de Edu-cación.

CUADRO N" 2 P o b l a c i ó n escolar y a b a n d o n o s entvel960-l966 (en m i l e s )

GRADO 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966

T O T A L . . 2 . 5 8 8 2.921 2.944 3 .001 3.087 3 .139 3.227 ler . grado . 686 702 712 705 723 712 732 2? grado . 499 501 507 529 534 544 550 3er grado . 444 451 446 460 475 489 497 4'-' erado . . 386 400 400 404 417 430 447 5? grado . . 327 335 342 348 3 5 5 369 383 6? grado . . 280 288 288 301 311 .316 331 Ia- grado . . 233 241 246 253 269 278 284

FUENTE: Departamento de Estadística Educativa (Ministerio de Educación).

CUADRO N" 3 Retenc ión y a b a n d o n o s d u r a n t e q u i n c e c ic los

escolares ( 1 9 4 6 - 1 9 5 2 basta 1 9 6 0 - 1 9 6 6 )

Ciclo Escolar

Alumnos Matriculados Retención Deserción Ciclo

Escolar ler. grado -ra ^ i Cifras T Grado Relativas

Cifras Absolutas

Cifras Relativas

1946-1952 509.536 176.374 34,7 333 .162 65,3 1947-1953 527.736 176.769 33,5 350 .967 66,5 1948-1954 536.335 187.295 34,9 349.040 65,1 1949-1955 551.905 194.135 35,2 357.770 64,8 1950-1956 578.744 195.924 33,9 382.820 66,1 1951-1957 609.056 207.557 34,1 401.499 65,9 1952-1958 632.901 218 .283 34,5 414 .618 65,5 1953-1959 653.836 225.487 34,5 428.349 65,5 1954-1960 665.900 233 .735 35,1 432.165 64,9 1955-1961 674.604 241 .321 35 ,8 433 .283 64,2 1956-1962 643.618 246 .513 38,3 397.105 61,7 1957-1963 660.352 253 .310 38,4 407.042 61,6 1958-1964 683.975 269.280 39,4 414.695 60,6 1959-1965 683.392 278.009 40,7 405 .383 59,3 1960-1966 686.399 284.270 41,4 402.129 58,6

FUENTE: Departamento de Estadística Educativa del Ministerio de Educación.

tendieron variar las características, los fundamentos y la finalidad del sistema educativo en su conjunto.

Sin embargo, si al panorama recién descrito —que es al mismo tiempo la imagen externa de la educación del país— le agregamos otras estadísticas emanadas de la misma fuente (Departamento de Estadística Educa-tiva del Ministerio de Educación de la Nación) pero no tan publicitadas como las anteriores, nuestro objeto de análisis será diferente. Nos encontramos así con 11.172.740 semianaifabetos, provenientes de los índi-ces que aparecen en el cuadro 1. La deserción escolar, por otra parte, se produce entre primer y tercer grado, como podemos deducir de los cuadros 2 y 3.

Un semianalfabeto es una persona que no ha llegado a obtener las herramientas cognoscitivas necesarias para manejar los códigos de comunicación de una sociedad, para insertarse en el sistema laboral excepto como mano de obra no especializada, para transmitir a sus hijos un nivel cultural como el que la misma escuela prima-ria les exigirá para ingresar. Las cifras de deserción se siguen distribuyendo, año tras año, entre el mismo grupo social.

Como vemos, hay dos panoramas de la educación ar-gentina. Hay también una reforma educativa que aca-ba de ponerse en marcha. Ante ella, la pregunta de todo aquel que desde su rol de padre, de educador o de ciudadano debe hacerse es, evidentemente, desde cuál de esas dos realidades, la verdadera o la mistifi-cada, se planearon los cambios.

El material publicado por el Ministerio de Educación nos da la respuesta por sí mismo: "La Reforma Edu-cativa se concreta a través de un cambio de actitud que implica una renovación metodológica, la atención per-sonalizada y la socialización de los alumnos, las posibi-lidades de regionalización, etc. . .

Luego sigue una descripción de más de trescientas hojas con detalles de los nuevos planes y métodos. En síntesis,^ una buena monografía de cómo debiera ser la educación primaria según los pedagogos, más o menos

1 De "Bases para el curriculum de las escuelas del nivel ele-mental", publicación interna del Ministerio de Educación. Este es el documento más explícito que se ha publicado sobre la reforma.

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modernos, que se citan como bibliografía. Se trata de ajustes de la estructura establecida. I iay que reconocer que contempla mejor que ningún plan anterior, los me-dios de mejorar el sistema . . . para los niños que cum-plen con los requisitos que el sistema educativo exige para ingresar a él y adaptarse. El niño de seis años descrito se ajusta a todas las características enuncia-das por los psicólogos genetistas de Ginebra y los so-ciólogos de la educación franceses e ingleses, para esa edad. Pero no tiene relación con el niño argentino que emigró de Chaco o Tucumán, que sufrió la prueba de la trasculturación y la marginación social de su grupo, ni con el niño jujeño, ni con el niño de la Patagonia (ver Año Mundial de la Educación, CIENCIA NUE-VA N° 3 ) . Es decir, no tiene nada que ver con los grupos de los cuales proviene el grueso de la deserción escolar. Estos están muy lejos de poder ingresar a la escuela y cursarla en todos sus ciclos, con simples cam-bios metodológicos realizados en función de un niño

tipo abstracto. Necesitan en cambio que los conoci-mientos de la psicología y la ciencia de la educación se pongan al servicio de una educación que los incluya. Y ésta sólo puede existir en la medida en que se deje de considerar a la ciencia de la educación como un conjunto de métodos y técnicas que todo lo pueden por sí mismo, incluso lograr el cambio social y se la con-ciba como lina ciencia social. Como ciencia social, su objeto deberá entonces ser observado como totalidad y no fragmentado. Deberá ser estudiado en su punto real de inserción en el sistema social general. La deserción escolar, po r ejemplo, no será ya un problema solucio-nable con algunos ajustes técnicos, sino un producto de la acción desertógena del sistema educativo, en pro-funda relación con la variable socio-económica del gru-po de pertenencia de los desertores. La «reforma» en-tonces tendrá como objeto no sólo una renovación me-todológica, sino cambios profundos en las relaciones educativas de toda la sociedad. O

Los caballeros de pelo largo En Agentré, Francia, un empresario intimó a cuatro jóvenes operarios de pelo largo: tres de ellos resistie-ron la orden de cortarse el pelo y fueron echados de su trabajo. El cuarto, Albert Lefort , se cortó el pelo, volvió a la fábrica, se roció con combustible y se pren-dió fuego.

La reacción popular no se hizo esperar y las paredes del pequeño pueblo de Rennes amanecieron gritando sus leyendas que recordaban la prohibición de prohibir o preguntaban a Jesucristo si, de haber trabajado en Argentré, se hubiese cortado el pelo.

Los empleados de Hautefeuille S. A., una firma pu-blicitaria de París, sintieron que su obligación era gritar más fuerte la magnitud del drama. Por eso pocos días después, la fotografía de Albert Einstein ocupaba una página entera del tabloid "Le Monde" , con este comentario: " E = me2. Tenía el pelo largo."

Philippe Hautefeuille, presidente de la empresa, ex-plicaría más tarde: "Los publicitarios somos como todo el mundo, seres humanos impactados por el suicidio de un muchacho de 18 años que tenía el pelo largo e impactados también porque este doloroso suceso haya encontrado tan poco eco en la prensa francesa. Tenía-mos en nuestras manos una manera de paliar esta omi-sión: comprar una página de «Le Monde». Pedimos la opinión de las 30 personas que trabajan en la empresa: 28 estuvieron de acuerdo en publicar el aviso. El pri-mer texto que elegimos decía: «Esta página es una pá-gina de publicidad libre. Rinde homenaje a un joven de 18 años que se quemó vivo en el patio de su fá-brica»".

"E l director de «Le Monde» sugirió el cambio. Era preferible dejar bien en claro que no nos referíamos aisladamente a este suceso y que no estábamos utilizan-do un hecho trágico para autopublicitarnos. Entonces elegimos a Einstein." O

E=mc2. IX avait les chsveux lcmgs.

"Ne faites ja r ia i s ríen contre votre oonscience, méme si l ' E t a t vous le demande" Albert Einstein

Anfiones réatísée pou r l ' A g e n o e de rué de Marignan,

Fubliclté Hautefeuille S.A. Í7, Paris 8e

La ciencia de los materiales: nuevas tecnologías para viejas técnicas

En la actualidad se dispone de una vasta gama de materiales "nuevos", gama que se enriquecerá a corto plazo gracias a un permanente e intenso trabajo que se realiza en los laboratorios especializados. Dos grandes problemas quedan aún por resolver: cómo producir esos materiales a costos razonables y cómo habituar al ingeniero a utilizarlos en sus proyectos. CIENCIA NUEVA ha seleccionado tres trabajos que ilustran otros tantos aspectos del desarrollo alcanzado en el análisis, creación y utilización de los nuevos materiales.

La importancia de tener defectos

Gianfranco Chiarotti

El profesor G. Chiarotti es titular de la cátedra de Física General de la Universidad de Roma.

La importancia de los materiales — y en modo particular, de los meta-les—1 en la historia de las realiza-ciones del hombre, es bien conoci-da. Desde los albores de la civiliza-ción, el hombre aprendió a utilizar los más variados materiales para sus construcciones, sus armas, sus obje-tos de uso diario o de adorno, des-arrollando una cantidad de recetas empíricas que, durante mucho tiem-po, constituyeron el principal baga-je tecnológico de la humanidad. En sus poemas, Homero describe la téc-nica de la producción del acero usa-da por los griegos y cuenta que Aquiles recibió una esfera de hierro como premio a sus victorias atléticas.

Sin embargo, si bien el empleo de los materiales es antiquísimo, el in-terés por el conocimiento científico de sus propiedades es totalmente re-ciente. Baste pensar que, aun cuan-do la producción de acero se remon-ta a más de tres mil años, hace sólo dos siglos que se sabe que el acero difiere del hierro dulce por un mo-desto contenido de carbono. Y re-cién después de la Segunda Guerra Mundial se logró comprender el me-canismo por el cual pequeñas canti-dades de impurezas, fijando disloca-ciones y planos de deslizamiento,

endurecen en forma tan notable los materiales.

Durante mucho tiempo los mate-riales fueron considerados como sim-ples "obje tos" de uso tecnológico, con propiedades prefijadas por la naturaleza, pero en los últimos vein-te años se fue delineando lentamente la posibilidad de obtener materiales con propiedades programadas, ori-ginándose así una nueva disciplina, hoy en rápida expansión: la ciencia de los materiales, confluencia de la física del sólido, química, metalur-gia y cristalografía.

Una de las causas que más han contribuido al desarrollo reciente de la ciencia de los materiales ha sido sin duda la aceptación de que mu-chas propiedades de los sólidos de-penden más del tipo y concentra-ción de los defectos reticulares y de las impurezas que de la estructura ideal del cristal perfecto.

Esta característica de los sólidos ha retrasado, en cierta medida, el desarrollo de la ciencia de los ma-teriales, debido a los resabios de una mentalidad aristotélica, amplia-mente difundida entre los físicos clá-sicos, que los llevó durante mucho tiempo a subestimar el interés que revisten las causas "accidentales",

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como los defectos de los cristales. Por otra parte, la dificultad de ob-tener resultados experimentales, re-producibles en muestras cuyas pro-piedades dependen de pequeñísimas concentraciones de defectos o impu-rezas, subordinó el progreso de esta ciencia a la resolución de comple-jos problemas tecnológicos y quí-micos.

Hoy sabemos que un sólido geo-métricamente perfecto, es decir, un sólido en el que todos los átomos estén dispuestos en los vértices del retículo cristalino, no sería estable desde el punto de vista termodiná-mico, o sea que su energía libre ten-dría un valor mínimo sólo en el cero absoluto. Cierto grado de des-orden —átomos que pasan a una posición intersticial o que emigran a la superficie dejando lugares reticu-lares vacíos— al aumentar la en-tropía de un cuerpo, reduce su ener-gía libre y por consiguiente aumenta su estabilidad. Un ejemplo podrá aclarar mejor la importancia de los defectos en las propiedades de los sólidos reales. La deformación plás-tica de un sólido geométricamente perfecto podría lograrse haciendo que una parte del sólido se deslice sobre la otra a lo largo de un plano reticular, hasta obtener una disloca-ción sobre la superficie de una pro-fundidad igual a una o más distan-cias reticulares.

Si observamos al microscopio un monocristal metálico plásticamente deformado, notamos justamente que la deformación se produce según ciertos planos cristalográficos llama-dos planos de deslizamiento. Un cálculo elemental demuestra que el esfuerzo mínimo necesario para ha-cer deslizar dos planos reticulares, uno sobre el otro, es igual a G / 2 Jt, siendo G el módulo de elasticidad. Puesto que G, para un metal, es del orden de 1011 a 1012, se obtendría un valor del mínimo esfuerzo nece-sario para inducir una deformación plástica de aproximadamente 1010 a 1 0 u dinas/cm2 (o, lo que es equi-valente, de alrededor de 10.000 a 100.000 fcg p e s o / c n r ) que es por lo menos 2 6 3 órdenes de magnitud mayor que el que se observa en los sólidos reales. Si los metales se com-

f rtasen como sólidos ideales, pro-

blemente Aquiles no habría reci-bido nunca la esfera de hierro como premio, ni el hombre habría jamás superado la edad de piedra.

La presencia de defectos lineales en los cristales, llamados disloca-

Figura 1 Proceso de dislocación, producido por compresión (bajo tensión la dirección del deslizamiento será la opuesta a la indicada).

Figura 2 Un ejemplo de dislocación en un conjunto de pompas de jabón. La flecha indica la línea de dislocación.

\ cíones, cuyo movimiento consiente que los planos cristalográficos se deslicen uno sobre el otro, podría-mos decir de a poco por vez, hace que los sólidos reales sean más blan-dos que los ideales.

Las dislocaciones, que hoy pue-den observarse tanto con el micros-copio común como con el electró-nico, están presentes también en un modelo de sólido bidirnensional for-mado por pompas de jabón. Las pompas de jabón, que se atraen lige-ramente debido a las fuerzas d e ad-hesión superficial (aun cuando son "impenetrables" si se las aproxima delicadamente) simulan muy bien las fuerzas atractivas y repulsivas entre los átomos de un sólido. La figura 2 muestra un sólido de pom-pas de jabón obtenido por W . L. Bragg y J. F. Nye, que contiene una dislocación y por ende medio plano de más (sería más apropiado decir media fi la) en la dirección que in-dica la flecha. Para verla mejor , se invita al lector a mirar la figura con

el ojo rasante sobre la página, en la dirección de la flecha. Es evidente que el movimiento de una disloca-ción de u n extremo al otro del cris-tal produce un "escalón" sobre la superficie y, en consecuencia, una deformación permanente.

Como ya hemos dicho, pequeñas cantidades de impurezas pueden obs-taculizar el movimiento endurecien-do el material. Además, las disloca-ciones se intersecan con dificultad debiendo generar en la intersección filas de átomos intersticiales o de lugares reticulares vacíos. Po r lo tanto, un sólido que contiene mu-chas dislocaciones es mucho menos plástico. E n realidad se sabe desde t iempos remotos que el trabajo en fr ío ( q u e multiplica las dislocacio-nes) endurece notablemente los me-tales. Recientemente se publicaron en una revista científica norteame-ricana algunas fotografías de espadas antiguas obtenidas con un microsco-pio metalográfico. E n una de ellas, que muestra una parte de una espa-

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d a medieval persa, se nota la exis-tencia de un retículo de dislocaciones en planos ortogonales: resulta una estructura particularmente estable y de elevadísima resistencia a la de-formación.

La ciencia de los materiales re-presenta en la actualidad una valiosa contribución al desarrollo tecnológi-co. Se han hecho estudios sobre las propiedades de los defectos estruc-turales de los sólidos cristalinos, so-bre las propiedades eléctricas de algunos sólidos amorfos como los vidrios, sobre los compuestos elec-troluminíscentes, sobre los políme-ros y también sobre los "whiskers", interesantes monocristales dendríti-cos con propiedades mecánicas muy parecidas a las de los sólidos idea-les. La investigación sobre materia-les antiguos y nuevos se intensifica día a día en un número cada vez mayor de laboratorios.O

Figura 3 Dislocación tipo espiral en una estructura cúbica simple. El desplazamiento corresponde al área sombreada, y ba sido producido por la fuerza de tracción t. Hacia la derecha ha tenido lugar un movimiento o traslación unitario, que disminuye tendiendo a cero en el limite entre las zonas desplazadas y no desplazadas. Este límite recibe el nombre de dislocación tipo espiral porque los citamos desplazados en las vecindades del limite (marcados a, b, c, d y e), se disponen en una secuencia tipo espiral que continúa y se extiende a lo largo de la dislocación siempre que ésta conserve tal carácter. En la figura, la espiral esta orientada hacia la derecha. El vector b es el denominado vector de Burgers, y es igual a la menor distancia entre átomos equivalentes en la dirección del deslizamiento.

La generación de nuevos materiales

A. H. Cottrel

A. H. Cottrel, FES, es asesor científico del Gobierno británico

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Durante mucho t iempo los cristales naturales fueron admirados y valo-rizados por la belleza y perfección de sus formas. Sus simetrías, sim-ples y repetidas, proporcionaron uno de los primeros indicios sobre la po-sibilidad de la existencia, en la na-turaleza, de algo así como u n orden oculto, una base racional que tal vez fuera posible descubrir median-te observaciones y experimentos sis-temáticos. Así, en t re los primeros resultados de tal investigación, sur-gieron la mineralogía y la cristalo-grafía. Sin embargo, la ciencia de los materiales quedó limitada, du-ran te varios siglos, a algunas leyes empíricas que determinaban las for-mas más simples de los cristales. Sus estructuras internas permanecieron ignoradas por mucho tiempo y to-dos los materiales que el hombre utilizaba —madera , piedra, yeso, hueso, bronce, hierro, oro, plata, vidrio, seda, lana, etc.— se le pre-sentaban como un misterio inson-dable.

El primer paso de la moderna era de los materiales lo dio Sorby cuan-do , en 1864, descubrió cómo obser-var al microscopio las estructuras in-ternas de los metales — los granu-los— es decir, cristales de formas

irregulares, estrechamente empaque-tados en grandes conglomerados. Y cuando más tarde, en 19.12, se des-cubrió que los haces de rayos X pueden ser desviados por los cris-tales en determinadas direcciones, Braggs aprovechó inmediatamente el hallazgo para poner a punto el mé-todo, sumamente eficaz, de registrar los modelos regulares según los cua-les los átomos se ubican en los cris-tales. Por ejemplo, el análisis con rayos X demostró que en muchos metales como el cobre, el aluminio y el plomo, los átomos se presentan como esferas ordenadas muy simple-mente, tal como podríamos empa-quetar pelotas de tenis en una caja grande, de la manera más compacta posible.

Estos nuevos métodos experimen-tales ampliaron enormemente nues-tro conocimiento sobre los materia-les, pero recién al comienzo de la década del 30 se logró disponer de una base sólida para la comprensión de sus respectivas estructuras, base sin la cual sólo pueden lograrse dé-biles progresos en cuanto a la re-lación de la estructura con las dis-tintas propiedades que dan a los ma-teriales su valor práctico. En ese momento, la teoría de los materiales

se enriqueció con dos aportes deci-sivos: la teoría cuántica de los só-lidos y la teoría de los defectos en los cristales.

La aplicación de la mecánica cuán-tica al estado sólido permitió la ex-plicación de varias cosas: por ejem-plo, la naturaleza y la resistencia de las fuerzas de cohesión que mantie-nen unidos a los átomos en los só-lidos y el porqué de las distintas es-tructuras cristalinas. Pero principal-mente llevó a la nueva concepción de ías bandas de energía, las ga-mas de energía dentro de las cuales los electrones de un material gozan de libertad de movimiento. Esto permitió la comprensión de la dife-rencia esencial entre metales y no-metales.

En materiales como el diamante, el cuarzo, la sal de roca y la para-fína, todos los estados cuánticos del movimiento de los electrones están ocupados; a cada electrón que se mueve en un sentido a través del material le corresponde otro que lo hace en la dirección contraria. Al no haber un flujo de electrones pre-dominante en un determinado sen-tido, no se observa conductividad eléctrica. En un metal, sin embargo, los estados cuánticos no están total-mente ocupados y en este caso ya no hay compensación; los electrones pueden ser introducidos por un ex-tremo y llevados hasta el otro. Los semiconductores, que se utilizan en los transistores, representan una cla-se intermedia; se "dopan" cristales aislantes como el sílico, por ejemplo, con algunos átomos de elementos de valencias distintas, como el arsénico y el galio, con el fin de perturbar la exacta ocupación de los estados cuánticos, resultando así una débil conductividad eléctrica en respuesta a estímulos externos.

Desorden y defectos

Puesto que el método que emplea los rayos X aprovecha las interfe-rencias de las ondas difractadas pol-los diversos átomos, naturalmente ha obtenido sus mayores éxitos con los cristales, donde los átomos están ubicados regularmente, y sobre todo ha puesto en evidencia la perfección de sus estructuras.

Sin embargo, existen muchas pro-piedades, como la resistencia y la ductilidad de los metales, la resis-tencia eléctrica, la sensibilidad fo-tográfica, el color de los cristales no metálicos y la reactividad química,

que no dependen tanto de la distri-bución regular de las miríadas de átomos en un cristal sino más bien de los pocos casos en los que la regularidad de la estructura presen-ta un defecto.

La teoría de los defectos en los cristales se desarrolló rápidamente al establecerse que en una estructura cristalina también los defectos debe-rían estar distribuidos con cierta regularidad. De ello derivó un nuevo tipo de física "de las partículas ele-mentales", en la que los cristales proporcionan solamente una especie de "espacio" en el que existen va-rias familias de "partículas" extrañas bien definidas. Los defectos elemen-tales más evidentes son las vacan-cias, es decir, los lugares en la es-tructura atómica donde faltan los átomos; los átomos intersticiales, que llegan a colocarse en posición irre-gular en la estructura, y las dislo-caciones, de las que hablaremos des-pués. La microscopía electrónica de alta resolución y la microscopia ió-nica se utilizan en la actualidad para estudiar todos estos defectos en la moderna investigación sobre los ma-teriales.

Vacancias e intersticios ayudan al movimiento de los átomos dentro de los cristales y revisten una impor-tancia fundamental en algunos pro-cesos químicos, como la oxidación de los metales. Juegan también un papel importante en los efectos da-ñosos de las radiaciones provocadas en los sólidos por el bombardeo con partículas atómicas, motivo por el cual fueron intensamente estudiados en los materiales empleados en los reactores nucleares. A su vez, esta investigación condujo a una nueva técnica, lllamada de "bombardeo ió-nico", utilizada para preparar semi-conductores bombardeando con áto-mos extraños los cristales de silicio,

- con el empleo de aceleradores de baja energía y para buscar en los cristales eventuales canales cristalo-gráficos a través de los cuales las partículas atómicas puedan moverse con rapidez.

Una vez lograda una buena com-prensión del comportamiento de las estructuras cristalinas, la atención se centralizó sobre el análisis de las es-tructuras desorganizadas de los vi-drios y de los polímeros; las estruc-turas semicristalinas son particular-mente i n t e r e san t e s . Los silicatos complejos fundidos se separan con frecuencia al enfriarse en líquidos íntimamente mezclados de diferente

composición; un ulterior enfriamien-to hace que cristalicen parcialmente. Muchos vidrios comerciales poseen estructuras de este tipo y algunos materiales vitrocerámicos se utilizan ya corrientemente. Una cristalización parcial es importante también como medio para aumentar la rigidez y la temperatura de ablandamiento de al-gunos polímeros orgánicos como el polietileno y el nylon. Con frecuen-cia es necesario producir estructuras heterogéneas para poner de mani-fiesto las propiedades más interesan-tes de los materiales cristalinos y buena parte de la investigación ac-tual se ocupa de estas estructuras. La mayor parte de las aleaciones son deliberadamente heterogéneas y más adelante veremos la importancia que esto reviste en cuanto a su resisten-cia mecánica; otros ejemplos son Ion materiales empleados para los ima-nes permanentes y para los super-conductores. La mecánica cuántica aclaró las condiciones en las que áto-mos individuales magnetizados, ha-ciendo girar en su interior un mayor número de electrones en un sentido que en el otro, alinean paralelamente sus ejes magnéticos transformando una parte del material en un domi-nio magnético. No obstante, más allá de una cierta dimensión dicho domi-nio tiende a ser inestable; se forma así una estructura en la que dos o más dominios se alinean como barras magnéticas unidas, el polo norte con-tra el polo sur.

Si se rompe el material magné-tico en pequeños trozos, cada uno de ellos más pequeño que las di-mensiones críticas del dominio, se evita la inestabilidad y cada trozo resulta permanente y completamente magnetizado. Este principio se em-plea en los materiales magnéticos de fabricación más reciente, en los que minúsculas partículas magnetizadas son sumergidas en un material no-magnético. En las aleaciones mag-néticas del tipo alnico esta estructu-ra se produce mediante un trata-miento en caliente que crea partí-culas magnetizadas, ricas en hierro y cobalto, junto con materiales no magnéticos ricos en níquel y alumi-nio. Otro ejemplo es el Lodex, un material en el que partículas de hie-rro-cobalto están difundidas en una masa de plomo.

Para ser útiles en la ingeniería eléctrica de corrientes muy intensas, los materiales superconductores de-ben conservar su superconductividad a temperaturas muy superiores a los

4 grados absolutos, en presencia de fuertes campos magnéticos. Normal-mente estos campos destruyen el estado superconductor en el mate-rial, pero su efecto se reduce en •gran medida si el superconductor es •ordenado en forma reticular, en del-gados filamentos. En los últimos años se obtuvieron progresos sor-prendentes con los materiales super-conductores de alto campo gracias a que se pudo recurrir a aleaciones particulares y a técnicas de trabajo mecánico especiales que permitieron producir las estructuras heterogéneas necesarias. También se está por al-canzar el otro requisito —una tem-peratura crítica elevada para la su-perconductividad— pero más lenta-mente, aun cuando se llegó ya a tem-peraturas de 20 grados absolutos con el empleo de aleaciones miobio-alu-minio-germanio. Existen razones teó-ricas para creer que esta última re-presente casi una temperatura lími-te, pero aún queda mucho por apren-der sobre este aspecto del problema.

No es del todo claro, por ejemplo, por qué las temperaturas críticas ele-vadas están vinculadas generalmente con una particular estructura crista-lina compleja, la llamada "beta-tungsteno".

Los materiales resistentes

Como es natural, la exigencia prio-ritaria del ingeniero es obtener ma-teriales de construcción con una no-table resistencia mecánica, por con-siguiente buena parte de los esfuer-zos tienden a la obtención de mate-riales resistentes. A primera vista parece extraño que haya necesidad de proyectarlos, ¿por qué, por ejem-plo, no emplear simplemente aque-llos con una gran fuerza de cohesión interatómica? El hecho de que los primeros en la lista serían el carbón y. la piedra demuestra lo equivocado de este camino. El concepto de re-sistencia mecánica útil es algo más complejo y sutil que la simple co-hesión atómica. Para que un material sea resistente debe poseer tres pro-piedades: rigidez elástica, resistencia a la deformación plástica y resisten-cia a la fractura. El gran desafío ha-cia los investigadores de los mate-riales reside en que, mientras por lo general resulta fácil obtener dos de estas propiedades en un mismo ma-terial, es muy difícil que ocurra lo mismo con las tres.

Tomemos como ejemplo la goma. En el proceso de vulcanización el

Figura 1: Monocristales irregulares orientados al azar.

azufre suelda las moléculas de látex de modo que no puedan más des-lizarse una sobre otra; se obtiene así la resistencia a la deformación plás-tica. En esta fase, la goma se ha vuelto frágil porque puede defor-marse sólo elástica y no plásticamen-te, pero no obstante ello es extraor-dinariamente resistente a la fractura porque es muy flexible desde el pun-to de vista de la elasticidad. Puede ser endurecida ulteriormente —ebo-nita— mediante una vulcanización continuada, pero en este caso la com-binación de la rigidez y la fragilidad hace que se quiebre con facilidad. Este problema fundamental de los requisitos incompatibles aparece con-tinuamente en el campo de los ma-teriales resistentes.

Es necesario entoñces renunciar, por lo menos en parte, a una de las tres propiedades; la solución que el ingeniero ha dado tradicionalmente al problema consistió en no dar de-masiada importancia a la resistencia a la deformación plástica, recurrien-do a los metales dúctiles. Se tiene así una ventaja suplementaria por-que la ductilidad se revela útil para dar al material la forma requerida. El microscopio nos ha mostrado que en los cristales la deformación plás-tica se origina por el deslizamiento de los estratos del cristal, uno sobre el otro, a lo largo de ciertos planos

de deslizamiento. En un plano de este tipo los átomos no se mueven contemporáneamente; por el contra-rio, el deslizamiento se propaga a lo largo del plano a partir de un de-terminado punto. Sir Nevill Mott proporcionó una buena comparación para este fenómeno. Es muy difícil hacer deslizar de una sola vez una gran alfombra sobre el piso, pero resulta facilísimo si antes se hace deslizar un ángulo y después gra-dualmente se hace avanzar el plie-gue a lo largo del resto de la alfom-bra. En el cristal estos plegamientos son las dislocaciones y la caracterís-tica fundamental de los metales como el aluminio, el cobre y el acero dulce consiste en que sus simples estruc-turas cristalinas permiten que las lí-neas de dislocaciones se propaguen a lo largo de los planos de desliza-miento a una velocidad más bien alta bajo la acción de fuerzas relativa-mente débiles; por este motivo los metales mencionados son blandos y no se quiebran con facilidad.

El problema principal de la me-talurgia deriva de que la mayor par-te de los metales puros son dema-siado blandos; estos metales podrían ser mucho más resistentes a la de-formación plástica sin volverse frá-giles. Dos de los métodos más im-portantes para reforzar dichos me-tales, el endurecimiento mecánico y por precipitación, dependen de la he-terogeneidad de sus efectos. Con el primer método el metal sufre una marcada deformación plástica que produce en su interior una masa in-trincada de líneas de dislocación que, tal como sucede con el tránsito in-tenso en una ciudad, no pueden mo-verse con libertad porque se obsta-culizan mutuamente tratando de cir-cular en direcciones distintas. No obstante, el metal endurecido se vuelve resistente a las fracturas por-que las propiedades atómicas locales, alrededor de una zona de fractura, no resultan afectadas por las dislo-caciones y siempre es más fácil para los átomos deslizarse que separarse. En el segundo caso se emplea un proceso de formación de aleaciones y un tratamiento en caliente para crear en el metal pequeños grumos de átomos extraños sutilmente dis-persos para bloquear los desliza-mientos. También en este caso las propiedades locales alrededor de las fracturas permanecen prácticamente invariables.

La mayor par te de las aleaciones resistentes obtenidas en los últimos

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tiempos fueron fabricadas con pro-cesos de este tipo. La elaboración de estos procesos es generalmente com-pleja. Las sustancias que se deben agregar a las aleaciones se eligen se-gún su solubilidad en el metal base, según su capacidad de precipitación en la dispersión requerida durante el tratamiento en caliente y en base a la eficacia de los precipitados en bloquear las dislocaciones y a la es-tabilidad a temperaturas elevadas. También deben tenerse en cuenta otros factores, tales como la resis-tencia a la corrosión y los problemas particulares que se presentan con respecto a los granulos del cristal. Los elementos que se deben agregar a las aleaciones, en cantidades deli-cadamente controladas para poder te-ner en cuenta todos estos factores, son por lo general de distinto tipo. Hay una tendencia irreversible, en el desarrollo moderno de las alea-ciones, a realizar estructuras suma-mente complejas para obtener mayor número de combinaciones de las pro-piedades más diversas.

Una verdadera revolución

Existe una solución totalmente dis-tinta sobre el problema de combinar las resistencias a la deformación y a la fractura que en la actualidad está revolucionando la moderna investi-gación sobre los materiales resisten-tes. El principio básico es extrema-damente simple y el mundo bioló-gico lo emplea en la naturaleza. Dicho principio deriva del recono-cimiento de que algunos cuerpos apa-rentemente frágiles en realidad no lo son necesariamente; la caña y el cuerno son sustancias muy frágiles pero también muy difíciles de rom-per. Si a un bastón de bambú se le practica un tajo con un cuchillo muy filoso y luego se lo curva, no

se quiebra. Paradojalmente, los dé-biles vínculos existentes entre las fibras que obstaculizan una fractura al propagarse ésta de un extremo al otro del cuerpo, impiden que el ma-terial se quiebre. En la zona de fractura la ductilidad ya no es ne-cesaria puesto que los débiles víncu-los conducen al mismo resultado.

Este sería el fundamento revolu-cionario: el abandono del requisito de la ductilidad. Ya no hay necesidad de dislocaciones móviles o de micro-estructuras escrupulosamente proyec-tadas para limitar sus movimientos. Hoy podemos actuar sin tanta res-tricción y podemos fijar completa-mente las dislocaciones empleando materiales como el aluminio, boro, cuarzo, carburo de silicio, en los cua-les las estructuras cristalinas y las fuerzas de cohesión hacen que las dis-locaciones se vuelvan intrínsecamen-te inmóviles, salvo a temperaturas elevadas. Como también podemos desembarazarnos de las dislocaciones sirviéndonos de una estructura no cristalina, como puede ser un simple vidrio.

Todo esto constituye un paso fun-damental. Ya no estamos obligados a recurrir sólo a los metales como materiales básicos para la ingeniería; podemos elegir libremente dentro de una vasta gama de materiales. La sola fuerza de cohesión puede ahora servir como criterio de elección; esto significa que se pueden utilizar ma-teriales con una rigidez elástica mu-cho mayor que la de la mayor parte de los metales. Además, muchas sus-tancias con fuertes uniones covalen-tes, como el carbono, el boro, el aluminio y los silicatos, están com-puestos por átomos livianos, de mo-do que se dispone de una nueva gama de materiales de bajo peso es-pecífico. Algunos con frecuencia son químicamente muy estables, como

Figura 2: Impurezas contenidas en un retículo cristalino: a) y b) provocadas por sustitución de átomos del retículo; c) intersticial.

los silicatos y los compuestos de alu-minio; entre ellos se encuentran al-gunas de las sustancias más abun-dantes y económicas que existen en la naturaleza.

Una vez que el problema del ma-terial de base se ha transformado en una cuestión de elección, se ha dado un paso adelante en la elabo-ración: la formación de fibras y la unión de éstas en haces que pueden mantenerse unidos con algún adhesi-vo, como la resina epoxídica, de mi-nera que puede formarse un com-puesto rígido. El material que puso, en marcha esta tecnología fue sin duda alguna la fibra de vidrio, muy1

utilizada en cascos de embarcaciones,! recipientes a presión y techos de edi-ficios. El inconveniente principal que presenta este material es su baja ri-gidez elástica, característica que pro-porcionó un incentivo para el de-sarrollo de sustancias elásticamente más resistentes, como por ejemplo el boro, el carbono y el nitruro de silicio en forma de fibras. La pre-paración de estos materiales no pre-senta grandes problemas científicos: y hoy se dispone de una vasta gama de sustancias fibrosas que poseen una resistencia a las tensiones muy vecinas a los valores ideales dedu-cidos de las fuerzas de cohesión in-teratómica. O

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La nueva revolución de los plásticos

Sidney R. Badley

Sidney R. Badley es Director Técnico del Departamento de Aplicación de Plásticos de-la BP Chemicals Ltd., de Gran Bretaña. El presente artículo es un resumen de su conferencia sobre "Los plásticos en los próximos diez años", pronunciada recientemente en Australia en las "John W. Derham Memorial Lectures".

En los últimos diez años los mate-riales plásticos han experimentado un notable adelanto, pero su desafío a los materiales tradicionales recién comienza. Los-avances en la síntesis de polímeros con propiedades pre-determinadas hacen prever una nue-va revolución de los materiales plás-ticos para la próxima década.

El mejor fundamento para el op-timismo con respecto al futuro de los materiales plásticos en los pró-ximos años es el extraordinario des-arrollo que han experimentado, en los últimos 20 años, tanto los tipos termirrígidos como los termoplás ti-cos. Podemos decir que para los plásticos ha terminado la era de las aplicaciones indiscriminadas y mu-chas veces erróneas y que comienza ahora un período en que el mejor conocimiento de su composición, es-tructura y propiedades permitirá un mejor y más racional aprovecha-miento de estas últimas. La confian-za en los plásticos se basa justa-mente en su aplicabilidad cada vez mayor en los más diversos campos. Ahora se reconoce que la industria de los plásticos, "que no nació como consecuencia de las presiones del mercado, sino que se impuso por sí misma, ha aportado un considera-ble beneficio" (Gaps in Technology-Plastics, informe del OECD, 1969) .

Los plásticos han encontrado su mayor aplicación en la sustitución de materiales tradicionales como me-tales, derivados celulósicos, produc-tos vegetales, cuero y vidrio. La creciente demanda por estas materias primas puede producir su escasez o su aumento de precios, por lo que las perspectivas de los plásticos se ven muy favorecidas. La generación actual está ya habituada a considerar a los plásticos como parte integrante de su vida diaria, pero además se están abriendo las posibilidades de aplicación en nuevos campos como los viajes espaciales, la vida bajo el agua y el aumento de la producción de alimentos para satisfacer las ne-cesidades de la creciente población mundial. Otra razón para el opti-mismo en el futuro de los plásticos es el simple hecho de que la po-blación del mundo está llegando a los 4.000 millones y en este momen-to el gran consumo de los plásticos está limitado a un grupo de países que apenas representan un quinto de esa cifra. E l crecimiento de la población y el aumento del consumo

de plásticos per cápita, permiten su-poner que las necesidades crecientes en alimentación, vivienda, salud pú-blica, educación, transporte, comuni-caciones, vestimenta y recreo impli-carán un consumo cada vez mayor de artículos fabricados con estos materiales.

En los últimos años han apareci-do una serie de nuevos polímeros con propiedades muy interesantes. Podemos mencionar los policarbo-natos, los poliacetilos, las sulfonas, los nuevos tipos de nylon y los éteres poliarílénicos, así como ma-teriales más sofisticados como las polipiromelitimidas que pueden so-portar prolongadas exposiciones al calor elevado, sin experimentar de-gradación. Muchos de estos políme-ros se fabrican ya en escala comercial para producir artículos que deben soportar condiciones extremas, co-mo por ejemplo partes componentes de aviones y vehículos espaciales, para las cuales la condición funda-mental para su uso es su resistencia mecánica y térmica y no su costo.

Hay mucha discusión acerca de los nuevos polímeros que podrán utilizarse en el futuro; entre los que parecen contar con mayores posibi-lidades podemos mencionar al poli-acetal, cuya fabricación, si bien im-plica un costoso proceso de polime-rización, parte de una materia prima sumamente barata, el formaldehído. la química de los monómeros con-teniendo átomos de silicio también se está desarrollando notablemente, así como la investigación en los pro-cesos de polimerización de las go-mas sintéticas basadas en sulfuras de polialquilenos.

Cómo balancear las propiedades

El desarrollo de los materiales ter-moplás ticos para obtener un mejora-miento en sus propiedades presenta numerosos problemas. Un mejora-miento en la rigidez es generalmen-te acompañado por una disminución de la resistencia mecánica. Un au-mento de la temperatura máxima de utilización implica la realización de los procesos de fabricación a mayores temperaturas, con sus consiguientes problemas tecnológicos. Quizás la característica más sobresaliente de los materiales termoplásticos, que

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ha permitido su rápido progreso y su capacidad de sustituir a otros materiales, es la facilidad con que pueden ser moldeados en las formas más diversas y complicadas a tem-peraturas fácilmente alcanzables y por medio de procedimientos relati-vamente simples y rápidos: extru-sión, moldeo por inyección o por soplado.

En consecuencia, el mejoramiento de las propiedades de un polímero sólido a expensas de la combinación de los procesos de fabricación, pue-de hacer que los materiales termo-plásticos dejan de ser competitivos con otros materiales existentes. Por este motivo, el aumento de la resis-tencia térmica, si bien teóricamente posible, en la práctica llegará a un límite, determinado por el mayor costo de los procesos. Sin embargo, es evidente que si pudiera producir-se un material que lograra procesar-se fácilmente como un termoplásti-co a temperaturas no mayores de 250° C, que tuviera un elevado mó-dulo de elasticidad a 200° C y que fuera bien resistente mecánicamente entre 200° y 500°C, tal material tendría un inmenso valor. Sería di-fícil, aunque no necesariamente im-posible, conseguir algo similar con las gomas termoplásticas, es decir, fabricar materiales que puedan pro-cesarse como termoplásticos a tem-peraturas elevadas y que se com-porten elásticamente, manteniendo un bajo módulo de elasticidad, al en-friarse. Algo similar podría conse-guirse con materiales más rígidos.

Las crecientes exigencias llevarán probablemente en el futuro a un mayor desarrollo de los materiales y estructuras compuestas. En este campo, los materiales termorrígidos están más desarrollados y se adecúan más a la combinación con otros ma-teriales. Probablemente convendría más aplicar para los materiales com-puestos los plásticos termorresisten-tes que ya poseen muchas de las propiedades requeridas para ello, que desarrollar nuevos materiales termoplásticos con propiedades simi-lares pero a expensas de la compli-cación de los procesos de fabrica-ción. Con todo, aún pueden hacerse apreciables mejoras en lo que res-pecta a la elevación de la temperatu-ra límite de los termoplásticos y al mejoramiento de sus propiedades mecánicas, en particular la defor-mación.

Las posibil idades futuras

Toda consideración acerca de nuevos procesos y nuestros tipos de políme-ros no debe desviar nuestra atención del hecho de que en los años por venir los polímeros ya conocidos se-guirán siendo el "pan" de la indus-tria plástica. El PVC, las poliolefi-nas, las resinas fenólicas y los po-liésteres seguirán a la cabeza de los plásticos y es justamente a par-tir de estas sustancias que se pro-ducirá la expansión futura que se prevé. Podemos también estar se-guros que será la industria petroquí-mica la que seguirá proveyendo las materias primas necesarias.

Hay tres campos de aplicación en los que se prevé un gran desarrollo de los plásticos, particularmente en los países más industrializados: em-balaje y agricultura, construcción, moblaje y automóviles y transportes en general. En el campo del emba-laje, los requerimientos de envases de plástico crecen cada vez más, es-pecialmente para fraccionamiento y venta al por menor, estimulados por la difusión de los supermercados y los modernos sistemas de distribu-ción. Sin embargo, se ha prestado menor atención al embalaje de los productos primarios, en particular los productos agrícolas, donde los plásticos podrían prestar un gran servicio para evitar pérdidas de un

Plánteos reforzados con fibras de vidrio: un "material compuesto'' que ya encuentra numerosas aplicaciones en la construcción de naves, aviones, vehículos, edificios, etc.

buen porcentaje de alimentos por deterioro debido a condiciones cli-máticas, acción de insectos, etc. Los films plásticos, o las bolsas y sacos fabricados con fibras plásticas, pue-den solucionar aquí grandes proble-mas y contribuir a un mejor aprove-chamiento de los recursos alimen-ticios.

La relación entre el uso de los* •plásticos en agricultura y como ma-terial de embalaje es muy estrecha, ya que las dos aplicaciones mayores de los plásticos en el campo agrícola son el envasamiento de fertilizantes y plaguicidas y el envasamiento de productos agrícolas primarios como frutas, vegetales y leche. Otras áreas

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de aplicación en agricultura se re-fieren a técnicas en desarrollo, como construcción de invernaderos, depó-sitos de semi-maduración, ensilaje, instalaciones de fumigación, riego, eliminación de desechos, etc.

Construcción y moblaje

La necesidad de viviendas, tanto en los países más desarrollados como en los países en desarrollo, llevará necesariamente a la creación de una nueva industria de la construcción que, seguramente dentro de una dé-cada, estará basada en la producción en serie de unidades de vivienda y no en construcciones individuales donde el trabajo manual aún juega un papel preponderante y, aquí, los plásticos han de encontrar un vasto campo de aplicación. Ya en la ac-tualidad el uso de plásticos en la construcción de edificios es conside-rable: en Gran Bretaña y en los EE .UU. esta aplicación de los plás-ticos está en segundo lugar, luego de la industria del embalaje; en Ale-mania ocupa el primer lugar. La aceptación de los plásticos por los ingenieros constructores y los arqui-tectos ha sido gradual pero crecien-te y puede preverse un reemplazo cada vez más pronunciado de mu-chos materiales tradicionales, siem-pre que los factores técnicos y eco-nómicos lo permitan.

Sin embargo, los plásticos tienen algunas limitaciones, que deberán ser superadas. Por su naturaleza, los materiales plásticos son combusti-bles, lo que implica, en cada caso, evaluar los riesgos de esta combus-tibilidad cuando se quiere sustituir un material tradicional. Otra limi-tación es la durabilidad, especial-mente poj? exposición a la intempe-rie, lo cual tiene mucha importan-cia no sólo desde el punto de vista estético sino también de la posible alteración de las propiedades físicas y mecánicas.

Hasta el momento los plásticos se usan casi exclusivamente en la fase final de la construcción, es decir, para el terminado y el sector de servicios. Pero ya se prevén impor-tantes aplicaciones de los plásticos como materiales estructurales. La investigación a este respecto sigue dos caminos diferentes: por un lado, se trata de mejorar las propiedades mecánicas de los polímeros orgáni-

cos mediante un estudio más pro-fundo de los procesos de cristaliza-ción, entrecruzamiento de cadenas y aumento de la rigidez; por el otro, se busca desarrollar materiales com-puestos, mediante la combinación de los plásticos con otros materiales. Se pueden citar como ejemplos los materiales para techos (plásticos re-forzados con fibra de vidrio), los hormigones de fraguado rápido y bajo encogimiento, los bloques y pa-neles de plástico esponjoso para ais-lación acústica y para construccio-nes livianas y la sustitución de vigas de madera por vigas conteniendo material sintético.

Consideraciones similares pueden hacerse con respecto al moblaje y a elementos de decoración, en cuanto a la sustitución de materiales tradi-cionales por materiales plásticos.

Automóviles de plástico

El uso de los plásticos en vehículos a motor es ya considerable. En este aspecto la industria automotriz es-tadounidense está a la cabeza, mien-tras que la europea aún no ha acep-tado ampliamente esta situación; es probable que esta última cambie de mentalidad cuando una parte consi-derable de la industria automotriz en Gran Bretaña y en Europa pase a manos norteamericanas. La aplica-ción de los plásticos en este campo significará uno de los factores más importantes de crecimiento de la industria plástica, puesto que se pre-vé que éste será, en la próxima dé-cada, uno de los mayores mercados de este tipo de materiales.

El interés de los fabricantes de automóviles por los plásticos se de-be a la búsqueda de materiales más livianos, menos sujetos a corrosión, menos costosos de modelar, más ais-lantes del ruido y las vibraciones y más seguros. Si bien el costo de los plásticos es en muchos casos más elevado que el de los metales, el de estos últimos tiende siempre a au-mentar, mientras que los plásticos ofrecen ventajas adicionales, como ahorro en tiempo de trabajo, amorti-zación de máquinas herramientas y espacio. Los próximos diez años ve-rán también el fin del debate sobre la aplicabilidad y la adaptabilidad de los plásticos a la construcción de automotores y ya en la actualidad existe una producción, en pequeña

escala, de piezas y paneles de plás-tico moldeado.

Desde el punto de vista del costo y de las propiedades de los mate-riales, los tipos de plástico que en-contrarán más uso en la industria automotriz son los poliuretanos, el polipropileno, el ABS (polímeros mixtos de acrilonitrilo, butadieno y estireno) reforzado con fibra de vi-drio, el polietileno de alto impacto, el nylon, y ciertas espumas plásti-cas. La posibilidad de sustitución está ya bien estudiada y a este res-pecto se han resuelto muchos pro-blemas; entre los que aún quedan por resolver podemos citar los re-lativos al acabado (pintura y me-talizado ).

Posibi l idades y l imitaciones

Todos aquellos que están convenci-dos de las grandes posibilidades de los plásticos, no deben olvidar sus limitaciones y los problemas que crea su uso creciente. Además de sus propios problemas de producción, la industria del plástico debe enfren-tar tres grandes y fundamentales problemas: primero, los peligros de la contaminación de alimentos en contacto con plásticos por la libera-ción de sustancias tóxicas de estos últimos; segundo, la combustibili-dad de los materiales plásticos y ter-cero, la eliminación de los desechos de plástico, incluyendo envases y todo tipo de objetos. Esto último re-viste gran importancia, ya que los plásticos no se degradan natural-mente, su eliminación por combus-tión sería muy costosa y difícil y no pueden, ni es conveniente, recupe-rarse. Se llegue o no a algún tipo de consulta internacional para resolver estos problemas, es evidente que la industria plástica debe ser bien cons-ciente de ellos, así como todos los demás sectores, incluyendo el sector de consumo y que dichos problemas deben ser encarados a nivel guber-namental en conexión con las di-versas industrias, antes que dejarlos al arbitrio de cada compañía.

Los logros de la industria de los materiales plásticos, en su breve existencia, han sido considerables; si tiene debidamente en cuenta las po-sibilidades reales y las limitaciones de los productos que fabrica, su fu-turo, estimulado por ese pasado exi-toso, será realmente brillante. O

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Técnica del fresco toscano Lucía Bonadeo

Lucia Bonadeo, de nacionalidad uruguaya, estudio química en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Se doctoró en la Fisk Umversity. de Nashville, Tennessee, U.S.A. Actualmente esta radicada en Florencia, donde se dedica al estudio de la técnica y restauración de los frescos toscanos.

El muro y e l co lor

Cennino Cennini, conocedor de los secretos de la es-cuela de Giot to , escribió en su "l ibro delParte", única fuente de información sobre la técnica pictórica del 300, que el fresco "é ' l piü dolce e'l piü vago lavorare che sia" (es el más dulce y grato de todos los traba-jos). Vasari, a mediados del 500 , confirma esta opi-nión escribiendo en "Le v i te" : " D i tut t i gli altri modi che i pittori faccino il dipignere in muro é piü maes-trevole e b e l l o " . . . (la p intura sobre el muro —refi-riéndose al f resco— es, de todos los métodos usados por los pintores, el más hermoso y magistral) . El fresco, especialmente en la Toscana, ejerció una gran fascinación sobre los artistas del 300, 400 y principios del 500; las dificultades técnicas de su realización determinaron, sin embargo, que sólo unos pocos maestros pudieran afrontarlas con todo éxito.

El método se basa en un principio conocido desde hace muchos siglos: los colores mezclados con agua se aplican al revoque del muro todavía húmedo y son absorbidos por la superficie porosa. Al producirse la carbonatación ( t ransformación del hidróxido de calcio en carbonato de calcio por acción del dióxido de car-bono del aire) los pigmentos quedan atrapados en una red cristalina.* Una vez completado este proceso la pintura adquiere una resistencia tal que permanece prác-ticamente inalterada después de siglos de exposición a la intemperie. Dada la falta de datos, ya sea porque no se conocen escritos de ciertas épocas sobre el tema, o porque los textos que se han conservado son de di-fícil interpretación, no es posible determinar con exac-titud la aparición del fresco en la pintura mural. Las informaciones llegadas hasta nosotros parecen indicar que los griegos lo conocían y que los romanos ya habían aplicado esta técnica con gran maestría.

Durante los períodos bizantino y romano el fresco pa-rece haber caído en desuso, por lo menos parcialmen-te: en las pinturas murales de la época la mayor parte de la composición se pintaba sobre la pared terminada "a secco", con una mezcla de pigmentos y yema de huevo o goma diluida en agua. O t r a técnica empleada era la del "mezzo affresco", q u e consiste en mezclar los pigmentos con agua de cal, aplicando luego esta suspensión al muro. Ambos procedimientos son muy inferiores al fresco tanto en lo que se refiere a la pre-servación de las pinturas como a su efecto estético.

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La palabra fresco se usa generalmente como sinónimo de pintura mural; sin embargo debería emplearse para designar una técnica particular dentro de la pintura mural.

La resurrección ele la técnica del fresco en el 300 se debe a una serie de circunstancias: el mosaico, orna-mento típico de exteriores, cayó en desuso debido a que, además de ser un procedimiento de realización larga y costosa, resultaba demasiado rígido para Jas ne-cesidades expresivas de la época. Además, en ese pe-ríodo se construyeron numerosos palacios e iglesias y los laicos recibieron autorización para construir capi-llas en estas últimas, privilegio reservado hasta ese mo-mento a las autoridades eclesiásticas. La decoración de estos monumentos, como demostración de la riqueza y devoción de sus patrocinadores, fue un poderoso in-centivo para el desarrollo de la pintura al fresco. Ci-mabue, precursor de este movimiento, habría estado en contacto con frescos romanos en restauración alre-dedor del año 1272 en Roma, donde habría estudiado la técnica que serviría de guía para la ejecución de los famosos frescos de la Capilla Superior de Asís.

El período de auge del fresco toscano se extendió entre los años 1300 y 1540 aproximadamente; las pin-turas de Miguel Angel en la Capilla Sixtina marcaron el final de la época de oro de la tradición toscana. Du-rante dos siglos Florencia y Siena, especialmente, fue-ron centros artísticos de importante influencia; en sus talleres estudiaron muchos de los principales pintores de la época. Estos adoptaron con entusiasmo la téc-nica del fresco y durante sus viajes la expandieron por toda Europa. Son innumerables las obras que han que-dado como testimonio de este extraordinaria movimien-to: la Capilla Scrovegni de Giot to en Padua, " la Maes-tü" de Simone Martini en el Palacio Público de Siena, las pinturas de Traini en el Campo Santo de Pisa, la Ca-pilla Brancacci de Masaccio en la Iglesia del Carmine en Florencia, el coro pintado en la Catedral de P r a t o por Filippo Lippi, las celdas del monasterio de San Marcos de Fra Angélico en Florencia, la ya citada Ca-pilla Sixtina, que no sólo tiene el techo pintado por Miguel Angel, sino las paredes laterales decoradas por artistas como Botticelli, Ghirlandaio, Perugino y otros.

T r a t a m i e n t o de la p a r e d

Pasemos ahora a describir el proceso de fabricación del fresco, destacando algunos detalles que parecen particu-larmente interesantes o curiosos. Los parágrafos si-guientes están dedicados a los aspectos salientes de la preparación del muro , previos a la ejecución de la pintura.

El "arriccio" o revoque grueso, hecho con una mez-cla de arena no demasiada fina y cal apagada, era pre-parado generalmente por el mismo artista. Esta prepa-ración servía de base al " intonaco" o revoque fino, sobre el cual se ejecutaba la pintura; la superficie del arriccio debía ser irregular, de modo de permitir una mayor adhesión entre ambas capas. La pintura no sólo se rea-lizaba sobre muros de construcción reciente sino que también se solía decorar paredes ya hechas que incluso contenían a veces pinturas antiguas que no correspon-dían más al gusto de la época. En estos casos se picaba irregularmente el revoque ya existente, usándolo de arriccio para la nueva obra, F,n Florencia, en la Iglesia de Santa Croce, existían dos capillas, la de Tosinght y la di.' Giungi, integramente pintadas por Gio t to , que fuemn así " renovadas" en la época de Vasari.

Una vez que el arriccio adquiría cierta consistencia, se dividía el muro en diversos sectores que servían de

Figura 1: Las "gtor ríate". En este fresco se pueden identificar cuatro jornadas: en tomo a Adán, el ángel, Eva y la parte arquitectónica. Masaccio, La expulsión de Adán y Eva del paraíso terrestre. Capilla Brancacci, en la Iglesia del Carmine, Floreacm. (Foto Allinari, Florencia.)

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guía para la distribución de la pintura a realizar, cuyo número dependía del tamaño de la misma. La marca-ción de las zonas se obtenía golpeando la pared con una cuerda levemente bañada en pintura, sostenida por una de sus extremidades y mantenida perfectamente tensa. Las figuras y objetos se delineaban con un carbón y estos trazos, en caso necesario, se borraban con faci-lidad utilizando un manojo de plumas. Cuando la com-posición era del agrado del artista las líneas se repro-ducían con u n pincel muy f ino mojado en una solución diluida de ocre. La última operación que se ejecutaba sobre el arriccio consistía en la aplicación de la sino-pia, otro tipo de tierra colorada, de composición simi-lar a los ocres. Con la sinopia se repasaba el esbozo original y se trazaban todos los particulares. En nues-tro siglo, el significado de "sinopia" se extendió, pa-sando a identificar todo el dibujo preparatorio; es con ese nombre que de ahora en adelante nos referiremos a este último.

Una vez terminada la sinopia y estando el arriccio completamente seco, se iba cubriendo éste con el in-tonaco, hecho de arena muy fina o polvo de mármol y cal apagada. Se cubría solamente aquella parte del dibujo que se juzgaba posible pintar en el día. Estas divisiones o "giornate" ( jornadas) son particularmente visibles en las pinturas de Masaccio de la Capilla Bran-cacci (f igura 1) o en la obra de Miguel Angel en la Capilla Sixtina. E l corte entre una "giornata" y otra cuando se trataba de figuras, como en los casos citados, se realizaban en torno a la silueta.

La sinopia, así recubierta por el intonaco, tenía como única función servir de guía al artista. En la actuali-dad, gracias a la gran evolución tecnológica, se puede separar el intonaco del arriccio, cuando las condiciones del fresco lo exigen, colocando el primero sobre un nuevo soporte. De esta manera han quedado al descu-bierto decenas de sinopias y su estudio ha permitido descubrir nuevos aspectos del arte de la época. El valor excepcional de estos dibujos proviene, entre otras ra-zones, de que fueron trazados "a mario libre", direc-

Figura 2: Sinopia de Lorenzo de Bicci: La Madonna con San Jorge y San Leonardo de la "porta di San Giorgio" en Florencia. (Foto de la Sopraintendenza de Florencia.)

tamente sobre el muro en sus dimensiones definitivas. Hasta la mitad del 400 son muy poco frecuentes los estudios de frescos realizados sobre papel; los ejemplos encontrados corresponden ya sea a tratamiento de te-mas no convencionales o a esbozos del primer encargo hecho a artistas aún no conocidos en la zona. Se han encontrado diversos ejemplos de arriccios que confir-man la hipótesis de la sinopia como primer y único dibujo preparatorio de la obra. E n apoyo de esta teoría se descubrieron esbozos de un mismo detalle realizado varias veces sobre el muro; también se encontraron dibujos de menor valor que reproducían alguna parte de la sinopia, realizados aparentemente por alumnos del pintor. En algunos casos es visible la superposición del trazo del carbón y de la sinopia, debido segura-mente a una variación del plan del artista.

Sólo el maestro era responsable del trazado de la sinopia; este es otro de los factores que la hacen tan valiosa pues no sucedía así con. la pintura del fresco propiamente dicha, en la que con bastante frecuencia colaboraban los discípulos. Es así como algunas sinopias son artísticamente más valiosas que el fresco corres-pondiente.

La sinopia ha servido además para completar una vi-sión del arte de la época, ya que no se han conservado dibujos del 300 y los de principios del 400 son bas-tante raros. Existe también otra razón que hace de las sinopias un elemento de juicio importantísimo: dado que el fresco las ocultaba, el artista se sentía libre, es decir, no estaba limitado por cánones estéticos de su tiempo y podía por lo tanto innovar. Aparecían enton-ces rasgos de su personalidad que luego serían cuida-

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Figura 3: Fresco de Lorenzo de Hlcu: L: Madonna con Han jorge y San Leonardo de !a "porta di San Giorgio", particular del fresco de San juan fíahtist-i y San Francisco, en Florencia. {Foto de la Soprainti'ni.L'ni'a lie Florencia. )

dosíunente vellidos en el freso \ Se pueden dtar nume-rosos ejemplos de variaciones entre sinopia y fresco, figuras suspendidas, detalles cambiados, etc. Las dife-rencias entre la magnífica «inopia de Lorenzo De Bicci o Bicci Di Lorenzo (figura 2) y el fresco (figura 3 ) , son un ejemplo claro de la intervención de influencias externas al concepto artístico del pintor. Fste fresco, que representa a la virgen y el niño rodeados por San Jorge y San Leonardo, debía adornar l.i "Porta di San Giorgio", una de las entrada-i de la ciudad. Los le-trados o doctos eclesiásticos, que generalmente eran los encargados de guiar al artista en el campo iconográfico, juzgaron que la figura de San Jorge debía estar en el lugar de honor, a la derecha fie la Madonna, porque dicha puerta llevaba su nombre. Se puede notar ade-más que San Leonardo, en lugar de las cadenas del mar-tirio, lleva en sus manos un libro y que San Jorge em-puña un escudo en vez de la espada. Finalmente, la virgen ha defado de abrazar con sus dos brazos al niño en un gesto armonioso para alzar una mano y mostrar ostentosamente una flt>r. Este gesto, juzgado banal y de escaso efecto artístico por los historiadores de arte, tenía sin embargo sus ra::ones políticas: c.n esa época se construía la cúnula de Santa María del Fíore, la nueva Catedral de Florencia, con cuyo nombre se pre-tendía vincular a la flor, símbolo de la ciudad, con el nombre de la virgen; el fresco no hacía más que con-firmar esta intención.

La aplieHcióti del i-oior

Hasta ahota nos I'.i'mc\s referido a la preparación del muro; con la colocación del intonaco comenzaba la eje-

cución del fresco propiamente dicho. Una vez e x t e n -dido el intonaco en la zona adecuada, se repetía e l d i -bu jo de la sinopia en sus trazos generales. La p i n t a r a debía realizarse dentro de un intervalo limitado d e tiempo; todos los artistas que escribieron sobre el t e m a se refieren a u n período óptimo y a la formación p o s -terior de una costra que dificultaba la terminación d e la obra. Se mojaba el muro continuamente con e l f i n de mantenerlo húmedo el mayor tiempo posible; l o s colores debían aplicarse en varias capas y t e n í a n l a particularidad de cambiar de tono al secarse el m u r o . Solamente la experiencia podía hacer que el artista i m a -ginara su obra tal cual sería una vez concluida.

Los pigmentos que se consideraban compatibles c o n la pintura a fresco eran pocos. Los ocres, el b l a n c o d e San Giovanni o carbonato de calcio, el negro ( o b t e n i d o por la carbonización de los sarmientos de v id , p o r ejemplo) y el verde d e Verona eran los que se e m p l e a -ban con mayor frecuencia. Los azules, azurita y l a p i s -lázuli o ultramarino, eran colocados "a secco", u s a n d o yema de "huevo de gallina de ciudad" (dada l a a l i -mentación de ésta la yema tenía un color amari l lo p á -lido, que no daba tonalidades verdes a los a z u l e s ) , o una goma especial. Todos los pigmentos, comprados e n general en condiciones no satisfactorias para su e m p l e o , eran triturados, purificados y seleccionados s e g ú n el tamaño de las partículas por los mismos artistas o m á s generalmente por sus discípulos. Estos procesos l a r g o s y engorrosos, podían durar' decenas de Pater Nosfer, medida habitual de la época.

El blanco y el negro se mezclaban con los o t r o s c o -lores en proporciones variables de modo de o b t e n e r una completa gama de tonalidades, permitiendo l a r e a -lización de luces y sombras. Los artistas eran p a r t i c u -larmente cuidadosos en las tonalidades de piel: c a d a sexo, cada edad, tenía un color determinado que s e lo-graba p o r la superposición de diversos colores. L o s retoques finales se realizaban "a secco", cuando e l ar -tista podía juzgar el conjunto de la obra. E x i s t e n n u -merosas recetas acerca de la mejor manera de p i n t a r a

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Figura 4: El "spolvero". Domenico Veneziano, particular del fresco de San ]uan Bautista y San Francisco, en la Iglesia de Santa Croce, en Florencia. (Foto de la Sopraintendenza de Florencia.)

Figura 5: La "quadrattura". Jacopo de Foniorno, dibujo con la Madonna Annunziata, Uffizi, Florencia. (Foto de la Sopraintendenza de Florencia.)

fresco, que van desde el manto de una Madonna hasta una montaña; no creemos necesario insistir sobre este aspecto pues son detalles pictóricos que variaron con cada escuela o pintor y no dependen directamente de la técnica particular del fresco.

Pocas fueron las variaciones del fresco durante el 300 y principios del 400; en el período sucesivo, en cambio, las modificaciones se sucedieron rápidamente. La sinopia fue constantemente utilizada hasta 1430, después su uso decayó aunque no desapareció por com-pleto; primero se la reemplazó por el "spolvero" y más tarde por el cartón.

El gran dibujo preparatorio ya no se hacía sobre el arriccio sino sobre el papel. Terminada su concepción, se perforaba el diseño con un objeto punzante, reco-rriendo todos los trazos que se querían reproducir: luego se recortaba este esbozo en secciones que co-rrespondían a las jornadas a realizar. Se adhería al in-tonaco la "giornata" correspondiente y se pasaba por encima una pequeña bolsa de trama abierta que con-tenía polvo de carbón. El polvo se introducía así por los orificios del cartón, marcando el intonaco fresco (figura 4 ) . Se cree que el spolvero fue utilizado por primera vez —según los datos hallados hasta hoy-— en el fresco de la creación de los animales de Paolo Uce-11o, en el cual también hay sinopia.

A principios del 500 el "spolvero". fue sustituido por el cartón. Se preparaba el diseño sobre un papel del tamaño del fresco —como en el caso anterior— y también se recortaban las "giornate", pero sin perforar el cartón. Una vez colocado el papel sobre el intonaco se reproducían los trazos del dibujo repasándolos con un estilete de metal; la presión ejercida con este instru-mento bástaba para marcar el intonaco fresco ( t apa ) .

La invención de la "rete", "reticolo", "gravicola" o "quadrat tura" fue la principal innovación en la prepa-ración de un fresco. Los artistas podían agrandar la composición diseñada en un pequeño papel hasta cual-quier dimensión requerida, de un modo prácticamente mecánico. La superficie del dibujo original se dividía en cuadrados de igual tamaño por medio de líneas ver-ticales y horizontales (figura 5 ) . En un papel muy grande se realizaba una construcción similar abarcando con ella el espacio que debía ocupar la obra; las líneas del dibujo se volvían a trazar en cada cuadrado según la proporción elegida.

Alberti, en 1435, cita un procedimiento bastante si-milar al que llama velo y en la Trinidad, de Masaccio, pintada en la Iglesia de Santa María Novella, se per-ciben cuadrados marcados en el intonaco que varían de tamaño en la cara y en el manto; sin embargo, la opi-nión generalizada es que la "rete" fue un método ins-pirado en los estudios renacentistas de Brunelleschi. Los artistas de la vieja tradición no parecen haber acep-tado con alegría esta innovación, ya que con ella ter-minaba todo un período de la pintura en el cual se esperaba del artista no sólo la concepción de una obra hermosa sino la capacidad de vencer obstáculos técni-cos de enorme importancia.

Junto con las modificaciones en la realización del dibujo preparatorio se introdujeron otras novedades: el gusto del detalle refinado, de las telas finamente trabajadas, de los paisajes complejos. Dada la rapidez con que se debía efectuar la pintura, esta moda era incompatible con el fresco: la pintura "a secco" y "all 'olio" en muro lo suplantaron. O

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Aprendizaje visceral: facultad humana desaprovechada,

Norberto Rey

Hace miles de años, en la India, un hombre ascéticamente vestido se sentó con las piernas cruzadas al borde de un arroyo. Respiró profundamente, sus manos descansaban sobre las rodillas, las puntas del dedo índice y pulgar estaban juntas formando un círculo que impedía que se escapara el Prana. Por largo tiempo meditó. En algún momento de su estítica actitud, se produjo una disminución de su frecuencia de pulso, el corazón casi se detuvo .. . Hace algunos meses, en la Escuela de Medicina de Harvard un hombre entró en una pequeña habitación. Cables y tubos partían de su cuerpo y serían conectados a diversos instrumentos cuando se sentara en ese cuarto. Lo hizo. La puerta se cerró. Se encendió una luz verde. El hombre, a pesar de estar relajado, tenía expresión de estar tratando de conseguir algo. Al fin, sobre una pantalla colocada frente a él se proyectó la imagen de un billete de cien dólares. Se apagó la luz verde, la proyección desapareció y el hombre de los cables tenía aspecto de satisfecho. La proyección fue un premio, porque logró que su frecuencia cardíaca disminuyera . . . ¿Corresponden estas dos descripciones a fenómenos similares? Aparentemente sí. En ambas hay alguien que ejercita una forma poco usual de conducta: el control de una función visceral.

Norberto Rey es Doctor en Medicina de la Universidad de Buenos Aires (1964). Actualmente' es becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas en el Laboratorio de Neurofisiología del Instituto de Investigaciones Médicas.

Las func iones viscerales y el sistema nerv ioso a u t ó n o m o

Un ser humano, o más en general un animal, permanecerá vivo mien-tras su organismo cumpla una cate-goría especial de funciones llamadas vegetativas: respiración, circulación de la sangre, regulación de la tem-peratura, absorción de sustancias nutricias, eliminación de desechos. Estas funciones deben cumplirse dentro de un margen bastante estre-cho para el funcionamiento óptimo del organismo todo que incluye las funciones v i sce ra les descriptas y otras: las funciones de la vida de relación.

Las funciones viscerales se pro-ducen adecuadamente y con poca variación desde el nacimiento hasta la muerte. En realidad, deberíamos decir hasta la enfermedad, ya que en última instancia el desajuste del funcionamiento visceral constituye la enfermedad. Por otra parte, estas funciones se producen en el ser vivo sin esfuerzo aparente por parte de él, sin que necesite prestarles aten-ción y aun, en el caso del hombre, sin requerir su conocimiento ni con-sentimiento: las funciones vegetati-vas no son conscientes ni es necesa-rio aprenderlas. Estas funciones con-trastan altamente con las funciones de la vida de relación del animal u hombre con el medio físico o los otros seres vivos (la obtención de comida, el movimiento, la defensa o ataque, las funciones superiores del hombre): son conscientes y en cierta medida es necesario apren-derlas o perfeccionarlas.

Este contraste es la base de un prejuicio corriente entre los fisiólo-gos, que no existe en otros grupos de individuos (los yoguis, por ejem-plo). Un fisiólogo probablemente afirme que "no se pueden apren-der respuestas viscerales, en cambio sí se pueden aprender respuestas

complejas, altamente coordinadas y voluntarias de los músculos esque-léticos". U n Gurú yogui afirmaría que "en el Samadhi 1 puede contro-larse totalmente el funcionamiento del cuerpo" . Un tercer grupo, for-mado por fisiólogos, encabezados por el D r . Neal Miller, de la Rockefeller University, supone —y lo está de-m o s t r a n d o — que el hombre y cier-tos animales superiores, por lo me-nos, son capaces de aprender a con-trolar el funcionamiento visceral. Así, como podemos aprender a acer-tar en u n t i ro al blanco coordinan-do f inamente el movimiento de los músculos esqueléticos bajo el con-t ro l del Sistema Nervioso Central ( o " d e la vida de relación"), se puede aprender a descender la pre-sión arterial coordinando la función del corazón y de los vasos sanguí-neos ba jo el control del Sistema Ner-vioso Autónomo (o "de la vida ve-ge ta t iva") -

F i l o s o f í a Y o g a y c o n t r o l visceral

Haciéndoles justicia por haber sus-tentado u n a idea que la ciencia mo-derna rechazó y recién ahora encara su estudio, veamos primero cuál es la opinión de los yoguis al respecto. Como el autor de esta nota sólo po-dría aproximarse al problema leyen-do muchos libros difíciles, opta por transcribir una conversación que man tuvo sobre el tema con un co-lega 2 que está muy relacionado con el Yoga.

1 Samadhi: estado máximo de realización alcanzado por un yogui. Según el Yoga se alcanza mediante intensas prácticas de introspección y meditación y siempre que ocurra la "iluminación", fuerza que actúa sobre el individuo, desde fuera de él. 2 Dr. Tomás Koltai, médico.

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Pregunta: Hay experimentos recien-tes qué demuestran que se puede aprender una respuesta visceral de-terminada. Esto tendría una impor-tancia bastante grande, sobre todo por su aplicación posible en el con-trol de los síntomas en ciertas enfer-medades funcionales. Además, sería la base de la génesis psicológica de desórdenes orgánicos. Pero hay refe-rencias no científicas que podrían de-nominarse de "control visceral vo-luntario", ¿provienen del fakirismo y del Yoga?

Respuesta: Yo siempre enfoqué el Yoga más a nivel filosófico que a nivel físico, pero algo puedo infor-mar. Al leer Yoga uno se entera de muchas cosas al margen de su in-terés principal, por ejemplo del Ha-tha Yoga, el Yoga "fís ico".

P.¡ ¿Hay varios Yogas?

R.: H a y quizás unas veinte escuelas Yoga, o más. Lo que tienen en co-mún todas es la finalidad: el cono-cimiento de uno mismo y la identi-ficación de uno con el Universo (esto úl t imo es ya un poco más com-plicado de en tender) . Cada uno pue-de enfocar el Yoga de distinta ma-nera. E l Rajha Yoga trata de alcanzar su f in por la meditación sistemática, el Gnana Yoga con el razonamien-to, el Karma Yoga a través de la acción renunciando a los f rutos de ella, el Batki Yoga es el Yoga de la devoción. Conozco varios más, pero son secundarios. Todos implican un cierto grado de ascetismo, una nor-ma de vida bastante estricta: abs-tención, moderación.

P.: ¿Y acerca de las técnicas físicas del Yoga, los asanas, por ejemploP

R.: Pertenecen al Ha tha Yoga. Las restantes escuelas no piden asanas ni otras actitudes corporales especiales. Pero el Ha tha Yoga también se pro-pone alcanzar el conocimiento; no es como lo han vulgarizado, los occi-dentales especialmente. Bley y otros autores lo describen como un mero ejercicio físico: un individuo que se coloca en posiciones increíbles que le dejan las piernas destrozadas y los brazos a la miseria. Es to no es el f in ni el fundamento . El Ha tha Yoga no está desprovisto de meditación y las posiciones se adoptan sólo para fa-cilitar la concentración. Del Hatha Yoga voy a comentar la parte de control visceral, que quizás es la que más interesa aquí.

Una experiencia conocida es la

del individuo que se hizo enterrar. Esto fue comprobado y certificado por médicos. Estuvo enterrado en un estado que los yoguis llaman Sa-madhi, durante casi un mes. A su disposición debió existir una canti-dad de aire que no hubiera alcanzado ni para dos días en un individuo nor-mal. Por supuesto, estuvo sin ali-mentos ni líquidos. Mientras esto sucedía, se le controló el pulso, que bajó a una frecuencia de 30 por mi-nuto , las respiraciones 1 ó 2 por minuto y la temperatura, que bajó a 28° C. Creo que perdió muy poco peso a lo largo de la experiencia. Cuando ésta se dio por terminada estuvo un par de días más en estado de semitrance, hasta que abandonó el Samadhi. Este era un fakir, más que un yogui.

P.i ¿Cuál es la diferencia entre un faldr y un yogui?

R.: El Ha tha Yoga tiene como meta alcanzar el conocimiento. El fakir es un individuo que empieza en esa lí-nea, pero ante sus logros se dedica más a la parte física y se olvida del fin últ imo. Equivoca el camino y cree que el control mental sobre el cuerpo es suficiente para alcanzar la meta. Todos los Yogas, cualquiera sea la forma, implican un control de la mente sobre el cuerpo mucho ma-yor que el del individuo corriente. Pe ro los yoguis no le dan importan-cia porque la meta no es esa.

P.: ¿Implica un aprendizaje llegar a controlar la función de las visce-ras? ¿Se va incrementando o perfec-cionando el control?

R.: Sí, se va incrementando. Es habitual encontrar yoguis que con mucha facilidad dominan el ri tmo

cardíaco. Pueden llegar a tener sólo 40 latidos por minuto y al instante siguiente alcanzar a 120 latidos. Además lo anuncian: "voy a acele-rar el pulso" y al tomárselo el cam-bio resulta evidente.

Otro control que yo observé es la falta de parpadeo durante horas. También vi que pueden variar la transpiración a voluntad. Dicen: "ahora voy a transpirar", y lo hacen copiosamente.

P.: ¿Controlan también las funcio-nes digestivas?

R.: Acerca del control digestivo no leí ni vi nada. Supongo que es fac-tible.

P.; ¿Cómo explican su posibilidad de controlar las funciones viscerales?

R.: Las teorías que explican entre ellos el control visceral son comple-tamente descabelladas. Quien sepa algo de anatomía o fisiología no pue-de tenerlas en cuenta. Pero, de cualquier manera, llegan a alcanzar el control. La teoría es la llamada teoría de los Chakras,3 pero nunca me resultó lógica y n o le di impor-tancia. En raí hay dos corrientes, la orientalista y la occidentalista, así que no pude estudiar eso con serie-dad. Una vez le pregunté a ún yogui si consideraba a esos Chakras como de existencia real. M e dijo que no, que son muy metafóricos, que se

3 Chalaras: siete centros "vitales" de ener-gía con ubicación anatómica precisa. "Exis-te una escuela de pensamiento que afir-ma que los Chakras se forman durante la concentración y meditación. Esto es ab-surdo. Los Chalaras existen allí en un estado sutil, siendo la materia física un producido o derivado de la materia sutil." Sri Swami Sivananda: "Kundalini Yoga", Ed. Kier, Buenos Aires, págs. 64-65.

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usan para lograr que gente de muy poco nivel cultural pueda tener un entendimiento más o menos simple del desarrollo psico-mental. Además se describieron hace como 4.000 anos, cuando de la fisiología no se tenía ni idea.

P.t Y de lograrlo, ¿cuándo se hace efectivo el control visceral?

R.: E n el Samadhi especialmente. Respecto de ese estado, yo traté de lograrlo, pero no pude. Primero, porque no se dio el medio adecuado; segundo, porque ellos dicen que no basta la concentración y la ejercita-ción del individuo, la lectura de libros o las enseñanzas de un Gurú . Hace falta lo que ellos llaman "ilu-minación", una cosa un poco mis-teriosa.4 Todo ese sistema es un poco incompatible con la vida de hospital, sobre todo en el Inst i tuto. 0

Lo cierto es que no lo logré . . .

P.í La gente que consigue el control visceral, ¿piensa que ese conocimien-to se puede transferir?

R.: Sí, se puede enseñar, pero hay un problema. Yo puedo explicar una serie de cosas que logré al llegar a un cierto estado mental, pero nunca va a poder entender esas cosas quien no vivió ese estado mental.

P.: ¿La vivencia de ese estado men-tal tan especial es fundamental para el aprendizaje de los controles vis-cerales?

R.: La vivencia es fundamental , sin esto no se vive no se aprende. N o se puede enseñar a alguien a controlar el r i tmo cardíaco, probablemente, excepto que simultáneamente obten-ga la preparación filosófica y psico-lógica adecuada. Pero claro, no hay experimentos estadísticos sistemáti-cos porque el fin perseguido por los yoguis no es éste. Además la ma-

4 "Kundalini, el Poder Serpentino o Fue-go Místico es la energía primordial o Skakti" . . . "es la Diosa de la palabra adorada por todos, la cual al ser desper-tada otorga al yogui la iluminación" . . . "cuando el Kundalini atraviesa de Chakra en Chakra, etapa por etapa, la mente se expande y el yogui adquiere poderes psí-quicos, logrando asimismo pleno control" . . . "Ningún estado de Superconsciencia o Samadhi es posible sin el despertar de esta energía primordial". Sri Swami Siva-nanda, op. cit., págs. 85-88. B, El interlocutor es médico residente del Instituto de Investigaciones Médicas (Hospital Tornú, Buenos Aires).

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yoría de los yoguis que alcanzaron determinados controles, lo hicieron como una cosa colateral, sin buscarlo especialmente.

P.: En otro orden de cosas, ¿qué hay respecto de la percepción?

R.: ¿Extrasensoria?

P„; No, sensoria. Me refiero a ciertas modalidades sensoriales que habi-tualmente permanecen inconscientes. Por ejemplo, la percepción de los movimientos viscerales.

R.: Bueno, los yoguis t ienen per-cepción de las visceras cuando quie-ren. Sucede lo mismo que con el parpadeo: habi tualmente se produce involuntaria e inconscientemente, pe-ro si se quiere se puede hacer volun-tario y consciente. Los yoguis pue-den hacer consciente los lat idos cardíacos, el momento en que se pro-ducen, anunciar cuándo van a au-mentar o disminuir . . . Esto lo logra poca gente, aun entre los yoguis. Yo pienso que a través de la ejercita-ción se puede desarrollar el nivel de sensibilidad.

El Yoga, por lo menos una de sus escuelas, nos propone la posibilidad de que el hombre puede llegar a controlar ciertas funciones viscerales. Además, admite que con dificultad más o menos grande, puede llegar a aprenderse este control. Sin embar-go, la explicación es to ta lmente mís-tica. El "mecanismo" propuesto , los

Chakras recorridos por el serpen-teante Kundalini , no admiten conva-lidación científica. Además, el yogui que posea estas habilidades, al no interesarle este logro en sí mismo, no las ofrece a la crítica científica. O t r a cosa ocurre con los fakires, que suelen prestarse a pruebas contro-ladas. Lamentablemente , en la ge-neralidad de estos casos se t rata de más o menos hábiles embaucadores de feria.

Nues t ro razonamiento, higiénica-mente , se resiste a creer sin analizar. Pero, para analizar debemos recurrir al mé todo científico y en su domi-nio, el suje to analizado será u n ani-mal o un hombre corriente. Enton-ces, si científ icamente constatamos algunos hechos, nos veremos obliga-dos a aceptar algunas afirmaciones del H a t h a Yoga, pero reemplazare-mos la interpretación mística orien-tal 0 por o t ro cuerpo de ideas o teorías que estamos más dispuestos a aceptar.7

F i s i o l o g í a de l a p r e n d i z a j e y r e s p u e s t a s v i scera les

Los teóricos del aprendizaje distin-guen dos t ipos: u n o es el condicio-namiento clásico o pavloviano y el o t ro el aprendizaje por prueba y error .

Condicionamiento clásico, tipo I o pavloviano: en este t ipo de apren-dizaje (f ig . 1 ) , se asocian dos tipos de estímulos. U n o es el incondicio-nal que produce la respuesta que nos interesa obtener (en el ejemplo:

0 "En el Hatha Yoga se trata de realizar la fusión, la unión entre dos órdenes de corrientes psíquicas: Prana y Aprana, ab-sorción y expulsión, cuya dualidad crea la vida diferenciada." Paul Masson-Oursel: "'El Yoga", Eudeba, Buenos Aires, pág. 113 (citando a Jean Herbert). 7 El lector que no tema encontrarse con frases como las que siguen: "Escándalo viviente para la regla del dharma (deber de casta) adquiere enorme prestigio por su dharma extraordinario (abhidharma) en tanto que extrasocial"; "Hemos visto que en el Mulhadhara Chakra hay el Swayarubhu Linga. La cabeza del Linga es aquel espacio donde el Nadi Sushumna se halla ligado al Kancla", etc.; puede con-sultar la siguiente bibliografía elemental: Sri Swami Sivananda: "Kundalini Yoga",

Kier, Buenos Aires, "Hatha Yoga", Kier, Buenos Aires.

Yogui Ramacharaka: "Lecciones sobre fi-losofía Yoga y ocultismo oriental", Kier, Buenos Aires.

José Alvarez López: "El Hatha Yoga y la Ciencia Moderna", Kier, Buenos Aires.

Paul Masson-Oursel: "El Yoga", Eudeba, Buenos Aires.

presentación de comida saliva-ción). El otro estímulo es el condi-cional, que naturalmente no tiene nada que ver con la respuesta pro-vocada por el estímulo incondicional (en el ejemplo: estímulo luminoso). Luego de presentar al sujeto ambos estímulos simultáneamente un cier-to número de veces, que puede ser muy alto, si se presenta el estímulo condicional solo, se conseguirá la respuesta que no estaba naturalmen-te asociada a él (en el ejemplo: al encenderse la luz el animal saliva). Se aprendió una respuesta condi-cionada.

Condicionamiento instrumental, tipo II o aprendizaje por prueba y error: en este tipo de aprendizaje (fig. 2 ) , el estímulo condicional (en el ejemplo: presentación de una luz) puede ser seguido por una serie de actividades espontáneas realizadas al azar por el animal. Por ejemplo, una rata al encenderse el botón luminoso de su jaula puede tocarlo, ir hacia un lado determinado de la jaula, empujar una barra colocada en ella, quedarse inmóvil, aumentar la acti-vidad, etc. Si siempre que se produ-ce una cierta respuesta, por ejemplo, quedarse inmóvil (respuesta D en el ejemplo), el animal es premiado con la aparición de comida en la jaula, el animal tenderá progresivamente a producir la respuesta premiada cada vez que se encienda la luz. Igual-mente se puede enseñar a evitar una respuesta determinada si se castiga al animal siempre que la produce. En este caso, para evitar la sensa-ción desagradable, el animal borrará de su repertorio la respuesta cas-tigada.

Se ha creído durante muchos años que los dos procesos descritos cur-saban por estructuras neurofisioló-gicas distintas. De acuerdo a esto, el Sistema Nervioso Autónomo sólo tendría la posibilidad de producir un condicionamiento. No sería capaz de procesar un verdadero aprendizaje: elegir o evitar una respuesta entre varias posibles. Para esta función se-ría necesaria la participación de es-tructuras cerebrales superiores, la neocorteza especialmente, que no es-tarían incluidas directamente en el circuito nervioso autonómico.

Entrenamiento visceral en ratas

Neal Miller fue el primer fisiólogo que consideró a los dos tipos de

C O M I D A

ESTIMULO INCONDICIONAL' S A L I V A C I O N

RESPUESTA I «CONDICIONADA

C O N D U C T A N O A P R E N D I D A

C O M I D A

ESTIMULO INCONDICIONAL

L U Z

ESTIMULO CONDICIONAL

S A L I V A C I O N

. luego de muchas presentaciones asociadas

L U Z

ESTIMULO CONDICIONAL

S A L I V A C I O N

RESPUESTA CONDICIONADA

C O N D U C T A A P R E N D I D A

C O N D I C I O N A M I E N T O T I P O I , C L A S I C O O P A V L O V I A N O

LUZ E S T I M U L O C O N D I C I O N A L

RESPUESTA A

RESPUESTA B

RESPUESTA C

RESPUESTA D COMIDA

RESPUESTA D (PREMIO)

RESPUESTA Z

CONDUCTA ESPONTANEA

luego de muchas presentaciones premiadas . . -

LUZ ESTIMULO CONDICIONAL

RESPUESTA D COMIDA (PREMIO) LUZ

ESTIMULO CONDICIONAL RESPUESTA D

COMIDA (PREMIO)

CONDUCTA APRENDIDA

CONDICIONAMIENTO TIPO II, INSTRUMENTAL O APRENDIZAJE

POR PRUEBA Y ERROR

f~/yDÍGO yo, NO, DOCTORÉ ; /CCURLQOÍER 0R6RN0 N 1 PUEDE DOM1NRR UNO CON V ££>G DEL flPRENDiZRJE ¡ K . VÍSCERRL? ^

aprendizaje esencialmente iguales. Si bien el Sistema Nervioso Central es capaz de mostrar un funcionamiento más complejo, el Sistema Nervioso Autónomo también podría procesar verdaderos aprendizajes. Estos, en la mayoría de los casos, serían inapa-rentes o poco manifiestos. Por esta suposición, decidió aplicar el esque-ma de aprendizaje tipo I I para en-señar (en su caso a animales: ratas) respuestas viscerales.

Lo primero que debió lograr su grupo, fue la abolición de toda in-terferencia del Sistema Nervioso Central durante las experiencias. Es sabido que una adecuada maniobra respiratoria, por ejemplo, es capaz de cambiar la frecuencia cardíaca (habitualmente hay taquicardia du-rante la inspiración y bradicardia durante la espiración). Si se deseaba probar la posibilidad de condicionar una variación del ritmo cardíaco, de bía asegurarse que ésta no se 'pro-ducía por el condicionamiento de una respuesta somatomotora. Para que sólo tuvieran lugar respuestas viscerales, debió eliminar toda res-puesta producida a nivel de los músculos esqueléticos. Para ello re-currió a un antiguo veneno sud-americano, el curare, que interrumpe la trasmisión del impulso nervioso desde los axones a las fibras muscu-lares (actuando a nivel de la unión neuromuscular). Este tratamiento trajo como consecuencia dos incon-venientes inmediatos. Uno: es ne-cesario asistir respiratoriamente a

anímales curarizados, ya que, parali-zado, moriría por asfixia (es bas-tante difícil conseguir un "respira-dor artificial" para animales tan pequeños como la rata), El otro: un premio para una rata es habitual-mente la obtención de un comprimi-do de alimento o algo por el esti-lo. Entonces, ¿cómo puede premiarse a un animal totalmente paralizado? Para ello se recurrió a un hallazgo anterior de la neurofisiología: un lu-gar del hipotálamo que al ser estimu-lado eléctricamente con ciertas ca-racterísticas produce en el animal una intensa sensación de placer. Re-sueltos estos dos problemas, sub-sistía un inconveniente técnico im-portante. Era necesario disponer de un "disparador" del estímulo placen-tero, tal que produjera una descarga exactamente cuando se produjera una leve aceleración del pulso, o una ínfima disminución de la presión sanguínea o cualquier otra variación visceral que se deseara considerar. Y que dejara de disparar, por su-puesto, tan pronto cuando la ca-racterística modificada volviera a su nivel normal. Esto también se resol-vió y cientos de ratas blancas han sido entrenadas en los laboratorios de Neal Miller y otros colegas.

En estos animales, premiando va-riaciones de sus respuestas viscerales se han logrado aumentos o disminu-ciones de la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la motilídad intesti-nal, el diámetro de los capilares san-guíneos, la velocidad de formación de la orina. Esto confirmaría la po-sibilidad de aprender a controlar las funciones viscerales, anunciada hace tanto por el Yoga. Otro hallazgo no-table se realizó cuando se abandonó la curarización previa. Demostrado que las ratas eran capaces de modi-ficar su funcionamiento visceral por el aprendizaje y que esto no depen-día de respuestas motoras esquelé-ticas se dejó de administrarles cu-rare. El resultado fue en cierta ma-nera sorprendente: las ratas no cu-rarizadas también aprendían, pero menos eficientemente. Tardaban más en alcanzar un nivel de respuesta determinado o su nivel final de cam-bio era más bajo que el correspon-diente a ratas curarizadas. Se inter-pretó esto suponiendo que la cura-rización eliminaba factores de dis-tracción. El curare disminuiría el "ruido" correspondiente a los estí-mulos sensoriales internos y externos que se producen cuando el animal está en movimiento. Parece gracioso,

pero no demasiado absurdo, imagi-nar que el curare le provee a las ra-tas un estado de "concentración" que favorece sus hazañas de control visceral, así como la meditación re-sulta necesaria para que un yogui domine a su cuerpo.

Otras características del aprendizaje visceral e n ratas

Los fisiólogos son muy desconfiados y para referirse a algo como un ver-dadero aprendizaje requieren que cumpla con una serie de condiciones: que sea específico, que admita seña-les permisivas e inhibitorias, que se produzca igualmente con refuerzos negativos (castigo) o positivos (pre-mio ), que se puedan discriminar es-tímulos, que se cumplan ciertas ca-racterísticas de retención y extinción de la respuesta aprendida, etc. Mu-chas, casi todas estas condiciones fueron cumplidas con éxito por las ratas blancas de Miller y sus colegas. Podemos describir algunos de sus logros.

Al principio pudo pensarse que el aprendizaje no era específico, es decir, que junto a la respuesta que nos interesa ocurren otras. Esto sig-nificaría que el organismo responde "en bloque" como ante un gran "stress". Pero se comprobó que la especificidad de la respuesta era no-table. No sólo una rata entrenada para modificar su ritmo cardíaco lo hace sin alterar su presión arterial sino que, más aún, es capaz de ser entrenada para que aumente el flujo sanguíneo en una de sus orejas sin que varíe el mismo en la otra oreja.

Además pudo enseñárseles a res-ponder ante un estímulo condicio-nante. Para ello se premió con des-cargas placenteras a ratas que pro-ducían una variación visceral deter-minada cuando una luz estaba en-cendida, mientras que no eran pre-miadas si producían esa misma va-riación cuando la luz estaba apagada. Finalmente, sólo cada vez que la luz se encendía, las ratas producían la variación visceral enseñada y reci-bían la descarga placentera como pre-mio. Mientras la luz estaba apagada, las ratas "descansaban".

Se demostró por otra parta que podía enseñarse a las ratas a modifi-car su funcionamiento visceral usan-do un castigo (shock eléctrico en la pata) en lugar de premiarlas con una descarga eléctrica hipotalámíca.

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DICE 6! COMO PREMIO,EN LÜ&RR J)E E5TTI6 PORQUERÍA NO LE PODELOS PRSRR, ÜWfl DE Mfl&TROiflNÍ

mm

Los resultados de estos refuerzos ne-gativos fueron esencialmente iguales a los obtenidos con refuerzos positi-vos. También se les enseñó a discri-minar entre señales sonoras y lumi-nosas. Si cuando sonaba un tono y producían la variación visceral eran premiadas y, por el contrario, cuan-do se encendía la luz la misma va-riación era castigada, las ratas termi-naron por producir la variación in-ducida durante toda la duración del tono y volvían rápidamente al nivel basal durante el encendido de la luz. Se probó también que la retención de lo aprendido duraba como máxi-mo tres meses. Sin refuerzo (pre-sentación reiterada del estímulo sin premio), se podía extinguir la res-puesta aprendida.

Estos experimentos descriptos y muchos otros hacen que debamos considerar el aprendizaje visceral co-mo esencialmente igual al aprendi-zaje somático.

Aprendizaje visceral en el h o m b r e

"El hombre es por lo menos casi tan inteligente como las ratas", según Neal Miller. Esta frase epiloga un grupo de experimentos realizados con individuos sanos o enfermos. Naturalmente, tratándose de seres humanos no pudo plantearse la cu-rarización como seguro de "no in-terferencia" de las estructuras somá-ticas. Sin embargo, una serie de "tretas" de laboratorio y controles aseguraron que la influencia de los músculos esqueléticos fuera despre-ciable. Se confinó a sujetos, sanos y enfermos, en pequeñas habitacio-nes aisladas del exterior. Estaban adecuadamente "cableados" para re-gistrar la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el pulso capilar y otras variables. Allí ubicados, se les pidió que trataran de obtener el pre-mio. Este consistía en la proyección de díapositivos sobre una pantalla colocada frente al sujeto: reproduc-ciones de páginas de la revista "Play boy" o de billetes de cien dólares (premio muy adecuado a lo que uno llamaría "modo norteamericano de concebir un premio") . Estos pre-mios aparecían cada vez que, con la presentación de una luz, los indi-viduos conseguían bajar su presión arterial. Obviamente, los sujetos no sabían qué debían hacer ni cómo lo-grarlo. Sin embargo, luego de 40

minutos de sesión, obtuvieron un 5 por ciento de descenso de la pre-sión arterial, cada vez que la luz se encendía.

También con procedimientos simi-lares se consiguió enseñar a descen-der la frecuencia cardíaca, disminuir la motilidad intestinal, 'y aun dismi-nuir el número de descargas de ondas electroencefalográficas de alta fre-cuencia (características del mal epi-léptico ).

Es de notar, que cuando se tra-taba de enfermos que podían bene-ficiarse al aprender una respuesta visceral, 110 se instituía el premio. Se consideró que era suficiente re-fuerzo para el aprendizaje la posi-ble recuperación de la salud. En es-tos casos generalmente se informaba al paciente qué era lo que debía conseguir.

Posibil idad de aplicación de estos hallazgos

En primera aproximación la aplica-ción parece inmediata: un paciente con una disfunción determinada (hi-pertensión arterial, por ejemplo) sa-caría gran provecho si lograra apren-der a contrarrestar los aumentos de presión arterial. Pero la cosa no es tan sencilla. Una de las dificultades reside en que el aprendizaje se ex-tingue bastante rápido. Sólo en un grupo de experimentos se ha referi-do a la persistencia de la habilidad conseguida durante cerca de dos

años. En la gran mayoría de los ca-sos, lo aprendido persiste días o a lo sumo algunos meses. Esto, sin em-bargo, podría superarse diseñando "máquinas de enseñar". El mismo Miller habla de estas máquinas de enseñanza visceral y dice, refirién-dose a ellas: "usando una de estas unidades un paciente o una persona que quiere evitar convertirse en un paciente, podría practicar el control visceral en su casa o en su medio de trabajo. Un tono agudo podría indi-car cuando su frecuencia cardíaca o su presión arterial subiesen y él mis-mo podría tratar de contrarrestar esos cambios silenciando al tono".

Pero, aquí se plantea otra cues-tión por encima de la fisiología. To-dos creemos que quien realiza de-portes al aire libre mejora su salud física y mental, Sin embargo, algu-nos dudamos que u n fin de semana en el campo o unas horas por día jugando tenis sean capaces de con-trarrestar el efecto deteriorante de la alienada vida de ciudad. El planteo del uso de la máquina de enseñar respuestas viscerales puede ser nada más que una "reparación" mínima capaz de entregar al hombre enfer-mo nuevamente al sistema que lo enfermó, luego de mejoradas sus condiciones. Los psiquiatras y psi-cólogos clínicos afirman, de acuerdo con la psicología social, que es la sociedad industrial y de consumo la responsable de la mayoría de los trastornos funcionales que enferman al hombre. ¿Debemos plantearnos como único objetivo reparar a esas

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Antes de que surjan LOS INGENIEROS DE VARIAS PIERNAS. Antes de que surjan los mutantes que anuncien cambios genéticos im-previsibles, c o n v i e n e planificar la marcha de toda obra; simplificar sus caminos; impedir, en suma, que haya que dirigirse hacia v a r i o s o b j e t i v o s al mismo t i e m p o . Afortunada-mente, los especialistas en organización indus-trial del país y del ex-terior han perfecciona-do el Método de Ca-mino Critico: tenemos 15 profesionales y téc-nicos para asesorarlo sobre él. Aval: 90 obras progra-madas, que cubren más de 300.000 m2 , y 15 profesionales y técni-cos a su servicio.

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víctimas o quizás actuar * para aca-bar con el victimario?

El médico debe curar y en ese sentido debe intentar cualquier mé-todo. Pero, además debe luchar con-tra el origen de la enfermedad, y en ese sentido se plantea la necesidad ética de no colaborar a "dar una vuelta más de tuerca" al sistema alienante en que vive el hombre. Creo que debe intentarse el desarro-llo de las máquinas de enseñanza visceral, pero siempre que se tenga en cuenta que nuestro objetivo no es meramente paliativo sino combativo de las causas que determinan la en-fermedad.

En este caso, el aprendizaje vis-ceral, más que una, facultad humana desaprovechada será una facultad hu-mana innecesaria. Al fin y al cabo, la habilidad de controlar el funcio-namiento de las visceras no es ne-cesaria para que el animal conserve su salud. Excepto que lo capture-mos en nuestros laboratorios. . . O

Í X D Í 6 R L E CHFKJ R S U S 1 PROBLEMRS CON EL NUEVO I Vl'SCERRZ. LERRNÍN6®.M0DEl£

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Respuesta a Metegol N" 2

Si se trazan las paralelas a las rectas que dividen el triángulo, como indi-ca la figura, se obtienen seis triángu-los que forman pares iguales (nu-merados 1, 2, 3, 4, 5, 6 ) . Los trián-gulos CMe, MNcp, ANa, NPP, PBy y PMS son iguales entre sí e iguales

al triángulo MNP. La suma de las superficies de estos siete triángulos es igual a la superficie total del triángulo ABC. Por lo tanto, la su-perficie de MNP es un séptimo de la de ABC.

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Psiquiatría en Lanús: un ejemplo de aplicación social Reportaje a Isaac Lubchansky

Ciencia Nueva: Dr. Lubchansky, en primer término qui-siéramos saber cuándo y para qué se creó el Departa-mento de Psiquiatría Social.

J. Lubchansky: Se creó el 1? de agosto de 1969. Con-testó su otra pregunta refiriéndose a las funciones que desempeña, es decir, definiendo qué es psiquiatría social y cuál es la práctica de la psiquiatría social. Des-de un determinado momento de su historia, la psiqui-tría se preocupa exclusivamente del enfermo mental, definido así por sí mismo o por la sociedad, y esa pre-ocupación e interés nace y muere con el enfermo men-tal. Por el contrario, el Departamento de Psiquiatría Social se preocupa también de la situación anterior y posterior al desarrollo del desorden psíquico en cuanto su núcleo de preocupación son las condiciones de la so-ciedad, asociadas, por ejemplo, con el desarrollo del des-orden, con su aparición, con su manifestación v por supuesto, con sus causas, y también con las posibilida-des de control tanto de la enfermedad misma como de los desórdenes traídos por sus secuelas.

En resumen, la psiquiatría, en un momento dado, se preocupa solamente del paciente cuando éste golpea la puerta de un consultorio, pide ser visto y se queja de dolor, sea que el dolor lo haya definido él o la gente que lo rodea. La psiquiatría social en cambio se preocu-pa de todo aquello que sucede con anterioridad y con posterioridad a la consulta, e incluso de los factores sociales asociados a la situación de consulta. Es la in-clusión de la dimensión social en el problema de los desórdenes emocionales. Adviértase que yo empleo aho-ra la expresión desórdenes emocionales y no la palabra enfermedad, por cuanto la psiquiatría social —y la psiquiatría en general— hoy comienza a preocuparse por trastornos que anteriormente no se pensaba que caveran dentro de su ámbito. Me refiero a problemas del vivir, indefinidos, que no constituyen una enferme-dad per se.

Isaac Lubchansky egresó de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires en el año 1962. Posteriormente viajó a Canadá donde obtuvo el diploma in Psychiatry, del Mac Gilí Hospital, de Montreal. En el año 1969 obtuvo el título de Master of Sciences, Social and Community Psychiatry, de la Universidad de Columbia, Nueva York, U.S.A. Actualmente es Jefe del Departamento de Psiquiatría Social del Servicio de Psicopatología y Neurología del Póliclínico "Prof. Dr. Gregorio Aráoz Alfaro", de JJMÚS, cuyo Director es el Dr. Mauricio Goldemberg.

En consecuencia, el Departamento se crea con el ob-jetivo, ante todo, de incluir esa dimensión q u e no es-taba institucionalizada o sancionada en el Servicio •—evidentemente los factores sociales intervienen aun cuando el psiquiatra no los perciba— y además con el objetivo de trabajar extra muros, es decir, trabajar den-tro de la sociedad que rodea al hospital (el hospital es solamente una institución diferenciada para cumplir un determinado objetivo en un determinado momen to del desorden).

C.N.: Dentro de ese enfoque, ¿cuáles son los planes de trabajo que se desarrollan aquí?

I. L.: Las tareas gravitan alrededor de tres objetivos. Uno de ellos es de investigación, y la investigación —bueno, no sé si se puede llamar así, po r cuanto evidentemente la investigación no se puede hacer, no digo ya sin estímulo, pero sí sin recursos— d e aquellos factores asociados a la aparición, a la manifestación, al control, etc., de los desórdenes en sociedad. El segundo objetivo es la asistencia, es decir los programas de con-trol, de prevención, de reducción de esos desórdenes en sociedad; y tercero, nos preocupa efectuar docencia de psiquiatría social en todo nivel dentro del mismo departamento, en los otros departamentos y en el ni-vel Residencia. Después existe todo el transfondo, aque-llo que le da un matiz particular al Departamento q u e con el tiempo se va cristalizando cada vez más y es el ejercicio de la investigación, la asistencia y la docencia en un marco social como es el nuestro. En este caso hemos elegido Lanús, con medio millón de habi tantes , predominantemente obrero, 22 % de población mar-ginal, y esto está marcando características tan to de los problemas como de nuestro trabajo. Otro aspecto del trasfondo tiene que ver con el planteo de qué tipo de práctica, dentro de cada uno de estos tres pilares, es la que más se adecúa a esa realidad.

Por razones de orden práctico, que se vinculan con las tareas de docencia o de formación —recuerden que en el país no hay una escuela de psiquiatras socia-les, incluso hay una gran indefinición acerca de qué es psiquiatría social— estamos agrupados en distintos pro-gramas. Los voy a tratar de acuerdo a un sistema de ordenamiento y el sistema que elijo es el de los nive-les de prevención en que se trabaja. Con respecto al nivel de prevención primario que se ocupa de todas las maniobras tendientes a disminuir los riesgos de que una población contraiga un desorden, daré como ejem-plo el programa de prevención materno-infantil. Es t e

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programa se realiza juntamente con otros dos servi-cios del Policlínico Aráoz Aliara; uno de sus objetivos es disminuir el riesgo de que recién nacidos y niños hasta la edad de dos años contraigan desórdenes (por eso es prevención primaria), en un determinado seg-mento de la población. Daré los fundamentos .

Se sabe por trabajos epidemiológicos (uno de los más conocidos es el de Pasamanik y Lilienfeld) que hay una determinada asociación entre desórdenes cerebra-les en los niños —de preocupación para los psiquia-tras— y clase social, y esa asociación está provocada en gran medida por daños perinatales. Otro fundamen-to de este programa es que las consultas tardías de la mujer embarazada de estos sectores aumenta la posibi-lidad de ese daño. Otro aun son las investigaciones que se han efectuado acerca de un tipo de dieta —y en este caso me refiero especialmente a la ingesta protei-ca— en determinada época del embarazo y en los primeros meses del niño. El año pasado Science publi-có un editorial preocupándose justamente por qué en Mississippi hay una marcada desnutrición y por el efecto que esto tiene sobre el desarrollo cerebral. Sabemos que otro factor de desorden es la hipoestimulación su-frida por los niños de las clases más bajas, determinada por el hecho de que las madres deben ir a trabajar premataramente, o tienen gran cantidad de hijos y no hay facilidades comunales para criarlos. Estos serían los grandes fundamentos, pero hay muchísimos otros de suma importancia.

La existencia de otros obstáculos determina que todos estos factores entren en juego. Estos factores pueden existir siempre, lo que pasa es que pueden estar con-trolados por consulta precoz, por la existencia de guar-derías, por un salario adecuado que permita distribuir racionalmente los ingresos (las proteínas son los ali-mentos más caros). Evidentemente, estos factores pa-togénicos o etiológicos existen en toda sociedad, pero si la sociedad ha creado un sistema de ingresos sufi-cientes y de acceso a los servicios asistenciales, no en-tran en juego. Ahora bien, es natural que el Departa-mento no pueda remover esos factores porque no son de resorte de la salud mental; ellos apuntan a variables sociales, estructurales y económicas. Pero de todas ma-neras nosotros los estudiamos, los denunciamos e in-tentamos controlarlos en programas de salud pública. Es decir, el programa de prevención materno-infantil tiene fundamentos de carácter epidemiológico, biológi-co y psicológico social y tiene, por supuesto, una cau-salidad anterior que es la que no estamos tomando en menta pero que sabemos existe. La realidad actual es tal que los hospitales se dan por satisfechos si la mujer embarazada llega allí para tener su niño y se despreo-cupan de todos estos factores que estaban operando en sociedad con anterioridad a la consulta. Esa sería en-tonces la diferencia entre una psiquiatría clínica que nace y muere con el paciente y una psiquiatría social que empieza antes, que incluye la situación del paciente y que después sigue actuando.

C. AL: ¿Dónde, específicamente, están haciendo esta experiencia?

I.L.: Hemos-delimitado una zona alrededor del Poli-clínico, donde realizamos esta experiencia piloto. Qui-zá sea necesario decir antes, que el Departamento de Psiquiatría Social reconoce a Lanús como área de res-

ponsabilidad de su actividád. Por el momento hemos comenzado a desarrollar casi todos nuestros programas en Lanús Oeste y esto sólo por razones tácticas. E¡ motivo no fue una mayor necesidad de la comunidad en una zona que en otra; fuimos nosotros que arbitra-riamente lo decidimos así porque nos convenía. Dentro de esta zona ubicada alrededor del Policlínico, se esco-gió como área de demostración una población de apro-ximadamente 100.000 habitantes. Nosotros intentamos, a través de la educación sanitaria, promover una con-sulta precoz. Para decirlo gráficamente, si seguimos lo que sería el sendero de una mujer embarazada vemos que, por supuesto, éste comienza con su embarazo, en comunidad. Nos interesa entonces promover una con-sulta precoz a través de una intensiva educación sani-taria, adecuando el mensaje a quien lo recibe y usando técnicas de trabajo comunitarias. Depositamos esa in-formación en determinados lugares, consiguiendo que llegue a las integrantes de esa «red social». Luego nos interesa lo que sucede en la institución (Policlínico). Un hospital cobra sentido cuando la población de la cual atiende las necesidades considera que es una ins-titución familiar, próxima, conocida, que puede incluso gobernar. Es una situación completamente contraria a la que se da en. nuestro país; aquí el hosiptal actúa de una manera aristocrática, totalmente independiente de la población que lo rodea. A nosotros nos preocupa estudiar la situación institucional que determina recha-zo —que puede ser por omisión o por comisión; buena parte de las veces es por omisión, pero de todas ma-neras el resultado es el mismo— y disminuir los fac-tores institucionales que lo determinan. Queremos ofre-cer una asistencia integral a la mujer embarazada desde el punto de vista obstétrico, psicológico, y, en la me-dida c!e lo posible, ofrecer algunos instrumentos para disminuir la carga de factores sociales que están inci-diendo sobre su embarazo. Claro que cuando llegamos a los factores sociales se nos escapa todo con t ro l . . .

Después, articulamos precozmente la introducción de un pediatra de modo que la madre embarazada ya ten-ga el médico de su hijo y luego hacemos un seguimien-to —que recién comienza, tenemos algunos chicos de pocos meses de edad— donde se los controla desde el punto de vista pediátrico y psicológico. Insisto: psi-cológico comunitario; nos interesan los factores que tienen que ver con todo aquello que permite a una criatura hasta la edad de dos años nutrirse, crecer, madurar adecuadamente. Y tenemos algo más, estamos por hacer convenios con centros materno-infantiles pro-vinciales de la zona, de modo de llevar nuestra expe-riencia y conocimiento a estos centros que son maneja-dos exclusivamente con un criterio médico orgánico

C.N.: ¿Ese es todo el programa de prevención primaria?

I. L.: No, otro de los programas de prevención prima-ria se refiere a todas las tareas de educación que no-sotros hacemos en comunidad; muy específicamente al-coholismo. El alcoholismo es un problema por exece-lencia en Lanús, característicamente asociado con un sistema de explotación donde el alcohol provee un instrumento de escape. (Una situación similar en Lati-noamérica es el coqueo, y aquí se ha dado, por ejem-plo, una explotación característica con el mensú, a quien se le pagaba un tanto del salario en especies y otro en bonos para alcohol, proporcionando entonces

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El alcohol —un instrumento de escape— es el problema de mayor incidencia en zonas socialmente marginadas.

la condición social para que se beba.) En este sentido hemos decidido efectuar tareas con líderes y dirigentes; naturalmente ellos nos educan acerca de su realidad y nosotros brindamos nuestro aporte en salud mental e intentamos diseñar con ellos métodos o maneras de dis-minuir la incidencia del alcoholismo. Recién estamos en el comienzo de ese proceso.

C.N.: ¿Ustedes han hecho estadísticas respecto a alco-holismo?

I. L.: Sí. Las estadísticas que tenemos son de dos orí-genes: del Policlínico y de una investigación en la cual colaboro personalmente, sobre epidemiología de los desórdenes mentales en el distrito de Lanús. Uno de los seis desórdenes estudiados es alcoholismo y realmen-te es de una altísima frecuencia. Con todo este progra-ma nosotros intentamos mostrar el origen del desorden y las posibilidades de corrección del mismo; esperamos que alguna vez la ingesta alcohólica se ritualice, es de-cir, que esté al servicio de determinadas necesidades clel individuo y no recíprocamente ya que, en última instancia, el individuo adicto al alcohol se maneja por la

dinámica del alcohol y no por la dinámica personal en sentido estricto.

Ahora bien, antes de seguir con los niveles de pre-vención debo decir que los límites de las áreas no son muy nítidas, es más bien por elegancia que intentamos subdividirlas así. Prevención secundaria se refiere a todas las maniobras tendientes a reconocer y a tratar eficazmente un desorden. En este nivel de prevención tenemos, por ejemplo, el programa de consultas a guar-derías y jardines de infantes de la Municipalidad de Lanús, donde nos interesa la detección precoz de los desórdenes de aprendizaje y de conducta y las posibili-dades generales de tratamiento. N o intentamos hacer un tratamiento individual cara a cara, sino que buscamos que las escuelas se conviertan en los instrumentos de corrección del desorden, una vez que éste haya sido reconocido. Allí también efectuamos tareas de investi-gación y esta investigación tiene varias líneas; una de ellas por supuesto es la observación y así comprobairo-que el sistema escolar es tal que está creando las con diciones para que los niños de grandes zonas de Lanus no se puedan educar. Ahora bien, el problema es que cuando los chicos no se educan, se abren las posibilida-des de desorden. Por ejemplo, deserción escolar es un desorden en cuanto el individuo pierde instrumentos cognitivos para entender la realidad que se está com-plejizando más cada día, ya que la sociedad está en un proceso de industrialización. Por supuesto que si a un chico de ocho años se lo hace desertor, se le abren inmediatamente posibilidades de marginalidad como la

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Lanús: 500.000 habitantes junto al Riachuelo, predominantemente obrero. Las características del lugar determinan la índole de los problemas sociales e individuales y conforman la terapéutica necesaria.

delincuencia. El problema que estamos viendo es que el sistema escolar tiene un determinado grado de enferme-dad o de desorden en sí mismo, en cuanto crea des-orden. Cuando mediante esta investigación-observación nos preocupamos acerca de la situación escolar, estamos también preocupándonos por las causas que provocan los desórdenes, es decir, también en ese programa esta-mos haciendo prevención primaria.

C. N.: ¿Cuál es la función de la clínica satélite que us-tedes han establecido en la zona de trabajo?

I, L.: Esta clínica es también prevención secundaria. Pienso que para que entiendan la función de esta clí-nica tengo que hacer un poco de historia. Nosotros tomamos una zona de Lanús: 5.000 habitantes, barrio obrero y villa marginal. Tomamos esta zona a la mane-ra de un laboratorio de trabajos y estudios intensivos, donde nos ha ido bastante bien en relación con los objet ivos que nos habíamos establecido, objetivos que diseñamos también con gente del lugar, no que hemos impuesto, ya que una de las características de la psi-quiatría social es reconocer el poder que tiene uná co-munidad, por ejemplo el poder de decisión. En esta

zona hemos instalado la clínica satélite. Ustedes le ha-brán visto concurrida y hay que tener en cuenta que se trata de una población que no concurre habitual-mente al Policlínico. Lo que hemos hecho fue instalarla en una institución que tenía sanción vecinal: sostenida, mantenida y dirigida por vecinos. Aquí hacemos parte de prevención secundaria, detección precoz y tratamien-to precoz. Nosotros hemos depositado en la red social de este barrio información suficiente acerca de cómo utilizarnos y nos movemos con un criterio particular: por ejemplo, vemos a la gente aquí pero nos traslada-mos de inmediato al domicilio, buscamos integrarnos a la familia (definimos siempre el problema como fa-miliar, bien sea porque se creó en la familia o porque resuena en ella). En cuanto al aspecto de trabajo pen-sante de la clínica, estamos intentando —con más suer-te en algunas épocas y menos en otras— una psiquia-tría adecuada a las necesidades del lugar. Buena parte de la psiquiatría surgió en zonas distintas a ésta,, es decir, en ámbito burgués.

Vinculado a prevención secundaria —ahora de nue-vo en alcoholismo— hemos promovido la creación de un Centro de Orientación y Prevención del Alcoholis-mo en el Policlínico. Se trata de un centro de captación

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Enfermedades mentales en el Partido de Lanús

Cuadro I

Tasas de prevalencia de desórdenes mentales

Menores

de 1 año

de 1 a 4 años

de 5 a 15

Mayores

de 15 años

Total

Zona I n Frecuen-Personas c ¡ a *

n % %

Zona II

Personas Fre.™en" cía * n % %

Zona III

Personas cía * n % %

Total de la muestra

Personas F r e™ e a" cía * n % %

Menores

de 1 año

de 1 a 4 años

de 5 a 15

Mayores

de 15 años

Total

4 1,05 1,05

11 2,90 3,95

46 12,13 16,08

318 83,90

8 1,89 1,89

32 7,56 9,45

96 22,69 32,14

287 67,84

16 6,55 6,55

33 13,52 20,07

66 27,04 47,11

129 52,86

28 2,67 2,67

76 7,21 9,88

208 19,88 29,76

734 70,17

Menores

de 1 año

de 1 a 4 años

de 5 a 15

Mayores

de 15 años

Total 379 99,98 423 99,98 244 99,98 1.046 99,93

* Frecuencia relativa acumulada

y de orientación en cuanto provee información, articula servicios y demás. Lo hemos hecho juntamente con una sección de nuestro servicio; lo ideal es que nnestto Departamento se integre —en vez de mantenerse inde-pendiente— a los departamentos existentes del servi-cio, para que éstos agreguen la nueva dimensión social a sus tareas.

C.N.: ¿Cuál es en general la actitud de los médicos de los servicios normales del hospital con respecto a este departamento? ¿Aceptan esta intervención?

I . L.: Han venido aceptándola. Pero curiosamente, en la gente de los barrios es donde encontramos siempre el mayor estímulo e incentivo para trabajar e incluso para enfrentar a nuestros propios colegas e ir modifi-cándoles la actitud.

C. N.: ¿Tienen algún consultorio pediátrico para la po-blación marginal?

I. L.: Sí. En la villa funciona un consultorio pediátri-co y allí desde hace un tiempo tenemos apostada una psicóloga, que efectúa tareas de detección y tratamiento.

Con repecto a prevención terciaria, que son todas las medidas tendientes a disminuir las secuelas del desor-den, hemos recreado un centro de socialización para ex pacientes que manejamos con un criterio comunita-rio. Este centro funciona en un salón muy amplio ce-dido gentilmente por un club vecinal, el cual de jacto acepta la situación de que ex pacientes se reintegren a su comunidad, actitud que echa bastante por tierra to-dos los trabajos sobre "estigma" que se hicieron, por ejemplo, en los Estados Unidos. Probablemente aquí exista y no solamente frente al enfermo, sino a las con-diciones asociadas a él. Me explicaré mejor: si existe estigma por un paciente que viene, por ejemplo, del ex

Hospicio de las Mercedes, es probablemente porque ese hospital tiene una determinada imagen para la co-munidad, que estigmatiza. Pero como nuestro Policlí-nico, en un momento dado de su historia, fue un hos-pital eminentemente popular y nuestros servicios con-servan determinados grados de vinculación con la co-munidad de Lanús, al aceptar al Policlínico se aceptan sus ex pacientes.

C.N.: ¿Qué características de trabajo de este Departa-mento determina que la comunidad acepte y concurra a la clínica satélite?

I. L.: El hecho de que seamos poco rígidos en los lí-mites de lo que es salud mental y salud pública en general, determina el grado de aceptación que la comu-nidad nos brinda. Por ejemplo, nosotros nos ocupamos de la diarrea en el verano y nuestro fundamento para ello es que si una comunidad desarrolla una conciencia sobre problemas de salud, ese tipo de conocimientos se va a transferir a problemas de salud mental; natural-mente, los problemas de salud son más fáciles de de-finir . . .

C. N.: ¿Es decir que los problemas relativos a salud men-tal se integrarían en un programa más general de salud pública?

I. L.: Sí. Lo cual es sensato, porque hay que tener pre-sente que en las clínicas se ha dado la famosa dicotomía entre lo que es psiquis y lo que es soma, y si no actuá-ramos así la mantendríamos también nosotros. Por otra parte, cuando nos preocupamos sobre la situación de un barrio, no nos interesamos exclusivamente por el problema de salud mental per se, sino para las condi-ciones asociadas, y eso nos puede llevar a un problema de vivienda, de salarios, de crisis económica, etc. Es de

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Enfermedades mentales en el Partido de Lanús

Cuadro II

Distr ibución d e la mues tra p o r edad, s egún zona

Total de la muestra n % n

Zona I % n

Zona II % n

Zona III %

Oligofrenia * 15 1,47 1 0,26 6 1,44 8 3,50

Epilepsia ** 11 1,15 2 0,54 2 0,52 7 3,46

Neurosis ** 121 12,84 40 11,01 57 14,88 24 12,30

Alcoholismo *** 20 2,72 4 1,25 5 1,74 11 8,52

Psicosis *** 7 0.95 2 0,62 4 1,39 1 0,77

Demencia *** 9 1,22 6 1,88 2 0,69 1 0,77

Tasas globales 183 17,97 55 14,66 76 18,31 52 22,80

Población expuesta al riesgo: * 1 y más años de edad. ** 5 y más años de edad.

*** 15 y más años de edad.

Zona I: Constituida por el área de mejor nivel de vivienda de la zona (según materiales y estado de conservación). Cuenta con pavimento y redes de servicios públicos. Zona II : Nivel de vivienda menor que el anterior. Construcción de bajo costo; pavimento y servicios públicos parciales. Zona III : Area de viviendas "de emergencia" (villas miseria). Nivel de vivienda precario; a menudo un solo ambiente, casas construidas con material de deshecho (chapas, cartones, etc.). La presencia de pavimento es ínfima y los servicios públicos se reducen a "grifos" de uso colectivo.

Fuente: Tarnopolsky, A., del Olmo, G. y Valdemarín, D., Previdencia de enfermedades mentales en el Partido de Lanús, Informe preliminar, de Estudios sobre epidemiología psiquiátrica en América Latina. ACTA, Buenos Aires, 1970.

competencia nuestra en cuanto son factores asociados a salud mental; quizás no sea de competencia nuestra —sería omnipotente afirmarlo— que nosotros podamos controlar las crisis económicas. Pero preocuparnos por ellas forma parte de nuestra teoría y de nuestra prác-tica. De ese modo se está dando una integración total: el individuo en su habitat, o el individuo en su siste-ma; así lo definimos totalmente, holísticamente.

0 . N.; ¿Qué tipos de profesionales intervienen en estos programas?

1. L.: Bueno, psiquiatría social es un campo de trabajo interdisciplinario. Hay psiquiatras, psicólogos, asisten-tes sociales, educadores sanitarios, sociólogos, educado-res, psicopedagogos y un antropólogo. Unas veinte per-sonas en total. Además, como nosotros integramos en estos barrios organizaciones sobre problemas de salud y educación, de hecho tenemos un departamento mu-cho más amplio, pero lo que ocurre es que allí se pier-den los límites.

C. N.Í ¿Tienen oontacto con otros departamentos simi-lares, por ejemplo con algún instituto de la Facultad de Medicina?

I . L.: No, solamente con el Centro de Salud N° 1, don-de estoy supervisando al equipo de psiquiatría comu-nitaria que ellos tienen.

C.N.i ¿Con qué inconvenientes tropiezan en esta tarea, tal como ustedes la han encarado?

I. L.: Nosotros encontramos que para trabajar en salud mental, así como hay situaciones asociadas al origen del desorden, hay situaciones asociadas a posibilidades de trabajo en salud mental y estas posibilidades, con un sistema como el actual, son limitadas. Permanente-mente encontramos los límites establecidos por el sis-tema para nuestro trabajo. A pesar de ello, pensamos que es posible trabajar. Hay dos peligros que en mi opinión el departamento debe tratar de evitar, uno es el "aislacionismo", al tener actitudes en salud men-tal irreductibles. El otro peligro es una posición "par-ticipacionista o colaboracionista", que es cuando el psi-quiatra acepta determinadas condiciones de trabajo y no se plantea preguntas sobre las mismas.

C. N.: ¿Eso hace a los problemas de responsabilidad so-cial de los profesionales que trabajan aquí?

I. L.: En efecto y esto no es una afirmación declamato-ria, sino que se cristaliza en resultados que se pueden mostrar estadísticamente. Inclusive está demostrado en la bibliografía que las condiciones de vida de la clase económicamente baja están asociadas a la aparición de desórdenes. Esto se puede probar incluso al analizar las consecuencias de una dieta como la publicada re-cientemente por el C O N A D E . O

3 4

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DESDE AQUI EXPORTAMOS m$n 5.200.000.000.

Industria Olivetti Argentina S.A., Merlo, Provincia de Buenos Aires.

Aqui se fabrican anualmente 270.000'máquinas.

En 1970, Olivetti -exportó por valor de 13.0Q0.000 de dólares hacia los siguientes mercados: zona ALALC: 56%;

Estados Unidos: 40%; Australia, Singapur e Inglaterra: 4%. Para cubrir esta creciente política exportadora,

ya ha comenzado la ampliación de su fábrica, que pasará de los actuales 35.000 m* cubiertos

a 45.000 m2, at finalizar las obras.

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Simulación de enzimas

Entrevista con José Manuel Olavarría

Ciencia Nueva: ¿Nos podría contar algo acerca de su formación como investigador?

]. M. Olavarría: Yo estudié medicina, no porque me interesara mucho la medicina en sí, sino porque era un poco la única carrera que para mi tenía una buena base biológica: cuando uno salía del Colegio Nacional los únicos investigadores que conocía eran médicos co-mo Pasteur, Cajal, etcétera (en aquella época creía que Pasteur había sido médico). Durante mi carrera me interesaron sobre todo las materias básicas, como química biológica, física biológica, fisiología. El resto de la carrera lo hice lo más rápido posible, cosa de t e r m i n a r . . . y, mientras tanto, leía libros y artículos relacionados con fisiología, química y física. En mis correrías fuera de las materias tradicionales me encon-tré con obstáculos casi insalvables; por ejemplo, atan-do llegaba a una integral, surgía una barrera que no podía sortear. Esto me llevó, cuando terminé mis es-tudios de medicina, en la UBA (fines de 1952), a inscribirme como alumno vocacional en la licenciatura en física en la Universidad de La Plata, donde cursé los dos primeros años. Allí cursé también algunas ma-terias de la Licenciatura en Química, para redondear un poco más la formación.

C. N.: ¿Cuándo comenzó a hacer investigación?

J. M. O,: Como todos los jóvenes, yo era muy ambicioso al terminar mi carrera de medicina y pensé que resolver el problema del cáncer era lo más inmediato que tenía a mi alcance. Así que entré al Instituto del Cáncer, donde comencé a trabajar en cultivo de tejidos, y un poco en genética de ratones. En esa ocasión conocí a la doctora Sacerdote de Lustig, quien me ayudó mu-cho. Yo trabajaba allí tres horas por la mañana y el resto del tiempo estudiaba en La Plata, hasta que llegó el momento en que me di cuenta que aunque la prepa-ración teórica no era todo lo buena que deseaba no adelantaría mucho si no me ponía a trabajar con mis propias manos en problemas básicos de biología. Las tres o cuatro horas de la mañana no eran suficientes. En ese período había llevado a cabo, con unos amigos,

algunas "aventuras", por decir así, colaterales: había-mos comprado un poco de material para poner un laboratorio de investigación, pero no pasó de ser una travesura. Así estaban las cosas cuando se abrió un concurso de becas de la Fundación Campomar; con una de esas becas, que yo nunca soñé que podría ga-nar, pude comenzar a trabajar todo el día en el labo-ratorio del doctor Leloir; era como si hubiera pasado el Rubicón. Seguí así en el Instituto, con otra beca de la Fundación Campomar, y luego me presenté a las primeras becas que ofreció el Consejo Nacional de In-vestigaciones Científicas y Técnicas, y finalmente entré a la carrera del investigador. En esa época, por el año 61, vino el decano de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia de la Universidad de Tucumán a buscar gente y me propuso ir allí como profesor, cosa que acepté. Luego fueron dos personas más. Tratába-mos de ver qué se podía hacer en el interior del país, y allí trabajé hasta este año, en que regresé a Buenos Aires. En Tucumán tratamos de poner en marcha un Instituto parecido a éste, pero como yo no soy el doc-tor Leloir, las cosas no anduvieron como yo hubiera deseado. Por lo menos quedó instalado un laboratorio y gente trabajando. Se han hecho algunos trabajos y se han terminado tres tesis. Contamos con una ayuda muy importante: la de los doctores Recondo y Torres, que trabajaron también allí con nosotros, ellos aun están ahora otra vez aquí en el Insti tuto. La Uni-versidad de Tucumán, y en modo especial la Facultad de Bioquímica nos apoyaron mucho, dentro de sus posibilidades: se compró equipo, se construyó el edi-ficio del laboratorio, se montó la biblioteca, en fin, nos permitió contar con lo más indispensable.

C. ZV.: ¿En qué temas ha trabajado y está trabajando?

J. M. O.: En líneas generales he trabajado toda mi vida en metabolismo de hidratos de carbono, con la excep ción de lo hecho en Tucumán sobre simulación de mo-delos enzimáticos. Esto último se lo debo a Tucumán. Allí uno se sentía menos apoyado y menos controlado por investigadores de mi misma línea, es decir, yo no tenía, como aquí, tanta gente con quién hablar, con

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quién discutir, entonces uno tiene más posibilidades de saltar a otros temas. Siempre he sido un poco dilettan-te, en el sentido que siempre me ha interesado y me ha gustado leer un poco de esto y un poco de aquello, y allí la posibilidad de contacto con gente de otras discipli-nas —matemáticos, ingenieros, físicos— es más grande. En Horco Molle solíamos reunimos con el doctor To-rres, por las noches, a charlar de enzimología mientras tomábamos el "vermucito" y siempre nos encontrábamos con el problema de los análisis matemáticos de los mo-delos. Sobre todo cuando el modelo a estudiar tenía mu-chas variables, y entonces la complejidad del análisis era muy grande. En general, salvo casos muy particulares, cuando uno imagina un modelo que cree que puede ex-plicar los resultados experimentales, se busca en la bi-bliografía por si alguien ya analizó un modelo parecido, para tratar de ajustar el propio. Si no, si el modelo es muy complicado, no se lo puede estudiar cuantitativa-mente.

Lo que nosotros queríamos encontrar era algo que nos permitiera saltear la etapa del análisis matemático del modelo. Pensábamos en cómo llegar a un modelo muy intuitivo, que "funcionara" como una enzima. Creo que lo más importante que hicimos fue que empezamos a pensar en una sola molécula de enzima, y no en una cantidad muy grande de moléculas de enzi-ma. En general el enzimólogo trabaja con una solución acuosa que contiene una gran cantidad de moléculas de enzima activa, pero nosotros empezamos a pensar: ¿cómo podría simularse una enzima? Una enzima, en última instancia, no es nada más que algo que en un momento está cargado y en otro momento está descar-gado. Tiene un sitio sobre el cual puede unirse una molécula de sustrato, y ese sustrato puede "despegar-se" de dos formas: volviendo atrás, es decir, seguir siendo sustrato, o bien yendo adelante ("adelante" en un sentido funcional), transformándose en producto. ¿De qué manera podíamos representar esto? Al princi-pio pensamos en un disco giratorio, que tuviera un orificio al cual pudieran entrar y del cual pudieran salir bolitas, pero no era muy práctico. De ahí segui-mos pensando que algo que podía simular a una enzi-ma era un condensador, que podía estar cargado o descargado, sobre todo si se trabajaba en condiciones tales en que la carga fuera total, es decir, que no hu-biera valores intermedios de carga. La carga y descarga se podía hacer por medio de determinados contactos. Por ejemplo, si el contacto de la descarga desfavora-ble, es decir, correspondiente a la liberación del sustra-to como tal (sin ninguna modificación) ocurría antes que la descarga correspondiente a la transformación de sustrato en producto, no se formaba producto; en caso contrario, se formaba el producto. Por suerte, un espe-cialista en electrónica, el Ing. Rocha, era vecino nues-tro en Horco Molle y nos sugirió reemplazar al con-densador por un flip-flop, y reemplazar los contactos por generadores de pulsos y detectores de coincidencia. Esto sobre el papel era muy fácil, con un poco de ima-ginación y algo de gin con vermouth parecía que se podía resolver cualquier problema de los que tan fre-cuentemente se presentan a los enzimólogos, la prueba está en que empezamos a diagramar el experimento. Como ocurre siempre, en la práctica esto no fue tan sen-cillo como se esperaba. Generadores aleatorios de pul-sos (como por ejemplo una fuente radiactiva), cuya frecuencia media se pueda regular, no son tan fáciles

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O ( p, = k¿ At ( 1

Figura l. Diagrama de transición de un modelo de reacción enzima-sustrato. Sobre las flechas que señalan el sentido de las transiciones se indican las probabilidades correspondientes. E = enzima libre; ES — complejo enzima-sustrato; P = producto,

de construir; si además tenemos en cuenta que nece-sitábamos varios, e independientes entre sí, se puede tener una idea de los obstáculos del proyecto. En su solución trabajaron varias personas, pero quien lo llevó a feliz término fue el Ing. Carlos Schugurenski, recién egresado de la Universidad de Tucumán, quien consi-guió poner en marcha generadores aleatorios de pulsos. Además, tuvo que resolver el problema de que los generadores no se acoplaran, porque si no la coinciden-cia no era aleatoria, sino bien determinada. Todos estos problemas hicieron que el comienzo de los ensayos del equipo de simulación se demoraran tres años por lo menos, a partir de la diagramación inicial.

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C. N.: ¿Se pudo llevar finalmente a la práctica el equi-po de simulación?

J. M. O . : Si, y cuando se concretó andaba realmente muy bien, aunque sólo alcanzó para la enzima más simple. Pe ro nosotros habíamos sido impacientes y co-mo además había varias personas trabajando en esto, queríamos, mientras se resolvían los problemas de los generadores aleatorios de pulsos, saber si el método iba a funcionar para apoyarlo definitivamente o dejar todo allí. Entonces, gente del Ins t i tu to de Matemática, específicamente el doctor Luccioni y el Lic. Iglesias, nos sugirieron la posibilidad de que simuláramos lo que queríamos hacer con los pulsos utilizando el méto-do de Mon te Cario. Ellos desarrollaron una rutina para generar números aleatorios que era muy confiable, es decir, cumplía con una serie de tests de series de nú-meros aleatorios; aunque los números aleatorios no cumplen naturalmente ningún test, hay tests que por exclusión permi ten determinar si un grupo de nú-meros se compor tan como si fue ian realmente alea-torios. Así se generaban números , que se compa-raban con las probabilidades deseadas. Los primeros programas los hicieron entre Luccioni e Iglesias, pero como tenía interés en probar programas cada vez más complejos, al f inal tuve que aprender un poco de pro-gramación, usando un lenguaje standard, el FORTRAN, que es el más simple, y que además tenía la ventaja de ser más rápido ( P D Q ) que otros. Esto era impor-tante porque la computadora que había en Tucumán era una I B M 1620, bastante " l en ta" , pero con el apoyo del Depar tamento de Cálculo, y trabajando varias horas por día, sábados y a veces domingos, pudimos simular práct icamente t odo lo que se nos había ocurrido. La idea era ésta: si queríamos probar que el método era de alguna manera viable, y a la vez asegurarnos de la exacti tud del mismo, teníamos que "medir" la con-fiabilidad f r en te al grado de complejidad, teníamos que llegar hasta donde los modelos hayan sido analizados matemáticamente, y comparar nuestros datos con las la exacti tud del mismo, teníamos que "medir" la con-fiabilidad del método se conserva hasta el máximo de complejidad analizada, empíricamente podíamos ir mu-cho más allá. Por suerte fue así, incluso para modelos aún tan complejos como los de efectos cooperativos en membranas, cuyo comportamiento analítico fue calcu-lado a este f in, según aproximaciones de mecánica es-tadística por el Lic. H o f f m a n y la Lic. Cárdenas de Vargas. Pese a los resultados obtenidos con compu-tadoras digitales creo que el equipo en sí es impor-tante y va a ser muy útil. Cuando vuelva el Ing. Schu-gurenski, que en este momento está en Chile con una beca, vamos a continuar desarrollando el equipo electrónico específico. E l problema de la computadora es que, cuando se estudian enzimas con muchos sitios activos, hay varios eventos que pueden ocurrir en forma simultánea. Y la única manera de hacerlo con una computadora es estudiarlos en forma sucesiva, si-mulando una simultaneidad. Es decir, suponemos que tales cosas ocurren en el mismo momento, y después de terminar la serie de ensayos sucesivos redefinimos el estado general del sistema. Pe ro todo esto lleva mu-cho t iempo. E n cambio, con el sistema de generadores de pulsos, y sistemas de coincidencias independien-tes, la velocidad del sistema es mucho mayor. Además tiene la venta ja de no reincidir en lo que queríamos

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evitar: el cálculo de la ecuación, que no es habitual para el bioquímico, que lo estamos cambiando en la computadora, por la necesidad de aprender a progra-mar, cosa que tampoco es habitual para el bioquímico (pese a que con el tiempo parece que va a ser necesa-rio). Con el sistema de generadores aleatorios de pul-

~ sos el bioquímico va a poder "armar" enzimas, como quien arma un "meccano", y esas enzimas van a fun-cionar como deberían funcionar en la realidad.

C. N.: ¿Y cuáles son las ventajas de este sistema?

J. M. O.: El sistema tiene una gran ventaja: yo puedo decir, aquí tengo un sitio activo, tengo tal probabilidad de que este sitio activo se ocupe y, con un instrumento de control, prefijo la probabilidad deseada, que va a ser simplemente la frecuencia promedio de pulsos, en relación con la frecuencia de un reloj. Luego predeter-mino que cuando este flip-flop esté saturado se pueda pasar al otro estado, con otra probabilidad que también prefijo. Establezco que si este flip-flop está saturado, va a haber un efecto de aumento o de disminución de la frecuencia promedio de otro generador, y puedo hacer simplemente que lo que varíe sea la frecuencia de asociación o de disociación o de formación de pro-ducto. Es decir, puedo hacer todo tipo de combinacio-nes, en forma completamente intuitiva, de manera que el sistema en sí no involucra ningún modelo deter-minado, sino que permite simular cualquier modelo, siempre que se cuente con el número de elementos adecuados. Además sería algo así como un "meccano" en el sentido, de que uno podría decir "tengo tantas unidades, preciso más, las fabrico". Ojalá llegue el día en que se pueda comprarlas, tener el juego grande y poder comprar elementos de repuesto para aumentarlo. Y simular cualquier cosa.

C. N.: El argumento tiempo aparentemente es importante, ¿verdad?

J. M. O.: Tiempo y costo. Imagínense que usar una computadora digital para efectuar un proceso tipo Monte Cario no tiene mucho sentido; está generando un número por vez y aunque lo genera muy rápido no es lo adecuado. Además a nuestro sistema lo veo como una cosa muy chica, muy compacta, porque no está hecho para hacer otras cosas; es específico para si-mulación de modelos. En última instancia tendría un "plotter" (registrador), o un "display" óptico, en el cual uno puede ver su curva; incluso quizá con un doble haz se podría tener trazada permanentemente la curva que se quiere reproducir de modo de ir viendo cuál modelo es el que se le ajusta. Lo ideal sería decir "yo tengo un resultado experimental y lo puedo explicar de esta manera o de esta otra". Armo los modelos, y si los dos se ajustan a la curva el problema entonces es decidir entre ambos. De manera que pruebo con el si-mulador hasta encontrar las condiciones en que los dos modelos difieren entre sí, y hago el experimento. Puede que en este caso no coincida con ninguno. Yo pienso que este sistema de simulación posiblemente pueda te-ner otra utilidad fuera de la enzimología. A mí en par-ticular me interesa la enzimología, pero en todos aque-llos casos en que el número de elementos sea grande, es decir, el número de variables sea grande, y tengan un

O O

O O

O

O o o

modelo molecular

o

O o

E + S ES ecuación química

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modelo electrónico

Figura 2. Correspondencia entre el modelo molecular, la ecuación química y el modelo electrónico. Formación del complejo enzima-sustrato.

O o —o o E + S — E S • E • p

• ¥ © • © V

Figura 3. Correspondencia entre el modelo molecular, la ecuación química y el modelo electrónico. Descomposición del complejo enzima-sustrato.

comportamiento regido, podríamos decir, por las leyes del azar, esto puede ser de gran importancia. Pongamos el caso, por ejemplo, de la sociología; pensar qué impor-tancia puede tener que dentro de un grupo de personas de tal tipo entren una, dos o tres de características diferentes.

Quiere decir que si se quiere producir un cierto efecto de cambio dentro de un grupo de gente, quizá dos personas no sean suficientes. O sea que la probabi-lidad de que dos personas influyan es muy baja; en cambio si son cinco ya la probabilidad es bastante alta

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£ • S ES.

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A ES

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Figura 4. Esquema del circuito lógico de simulación directa de un modelo de Micbaelis. Se indican las equivalencias con las ecuaciones químicas. Y indica una compuerta de coincidencia ("AND"), de la cual sólo sale un pulso de salida cuando coinciden los pulsos en todas sus entradas. O indica un sumador lógico ("OR"), que produce un pulso de salida cuando llega un pulso a cualquiera de sus entradas. Si los pulsos son producidos por generadores aleatorios adecuados cuyas probabilidades sean respectivamente S y p¡, la salida ocurrirá también en forma aleatoria, y con probabilidad producto Spt. Cuando el sistema se encuentra en el estado ES, el conductor Ces estará permanentemente polarizado, y si ocurre en pulso a través del conductor C¡¡, aparecerá un pulso en la salida del otro Y, el que será registrado como molécula de producto. A su vez este pulso incide sobre el otro componente lógico, O; cuando el pulso correspondiente a la formación de producto pasa a través de O, hace cambiar el estado "flip-flop" de ES a E. Por otra parte, si el sistema se encuentra en ES, y antes de la ocurrencia de un pulso por Cs aparece uno por Cs, este pulso, pasando por el componente O, ocasiona la transición del sistema al estado E sin formación de producto. Es interesante destacar que este modelo teórico se puede complicar en forma creciente, mediante el uso de nuevos componentes del mismo tipo.

como para que no valga la pena poner diez, porque a lo mejor para diez el costo es mucho mayor y la pro-babilidad es la misma. Se puede incluso tener en cuen-ta , al mismo tiempo si hay algún efecto del medio ambiente, si eso significa una ventaja y si esa ventaja se va reiterando. Quizá estoy dejándome llevar por mí imaginación, pero creo que para problemas de mercado, de economía, esto puede tener aplicación. D e lo que si estoy seguro es de que para enzimología anda muy bien.

C. JV.Í ¿Hay otros equipos que están haciendo algo pa-recido?

/ . M. O.: Q u e yo sepa, nadie en el mundo está haciendo algo parecido. E n el momento en que esto surgió, pare-cía una cosa tan simple, tan obvia, que pensamos que

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alguien debía ya haberlo hecho. Por supuesto que al-guien debía haberlo probado y encontrado la falla. Por-que, repito, parecía elemental. Sin embargo el sistema, hasta donde lo hemos probado, ha andado. El máximo hasta donde hemos llegado ha sido simular el compor-tamiento de una membrana. Por unos trabajos recien-tes, la aproximación más simple a una membrana es compararla con un cristal n-dimensional, pero el único caso que ha sido analizado matemáticamente es mono-dimensional, en el cual puede haber interaccio-nes entre el resto de la membrana y el elemento del que nos interesa saber qué transiciones va a sufrir. En este caso se pudieron hacer dos aproximaciones: una el efecto general difuso del estado promedio de la mem-brana, y otra el efecto de vecinos próximos. Hicimos las simulaciones y éstas coincidieron con lo previsto. Lo interesante es que incluso en ciertas condiciones, cuando la curva calculada analíticamente muestra un cambio de fases, encontramos en la simulación que el sistema oscila entre valores que están en zonas distin-tas. Si hacemos un gran número de ensayos, vemos que el sistema está oscilando, es decir, está tantas veces en este estado y tantas veces en este otro, y hay un valle, con un mínimo de probabilidad, entre ambos y otros mínimos, por supuesto, en los extremos. Para estos casos no había un estudio analítico, y una cola-boradora nuestra, que a la vez era ayudante de la cá-tedra de matemáticas de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia de la UNT (nos interesaba que la gente que enseñaba matemáticas en la Facultad tu-viera participación en los trabajos del Instituto, para que tuvieran una vivencia de lo que se hacía en la

• Facultad, y para que a su vez la enseñanza de las ma-temáticas estuviera más integrada a las necesidades de las materias posteriores), colaboró en el trabajo de simulación sobre este modelo. Con la ayuda del profe-sor de Mecánica Estadística de la Facultad de Ciencias Exactas, calculó la probabilidad de que el sistema, con-siderado como una caminata aleatoria, se encontrara en sus máximos, y la coincidencia con nuestros ensayos fue bastante buena, dentro de lo que se podía esperar, teniendo en cuenta que nuestros ensayos eran pocos debido al exagerado consumo de tiempo de máquina y a que el análisis mecánico estadístico debió realizar simplificaciones no incluidas en el programa SDMI de simulación. Hasta aquí hemos llegado, de manera que, y sin querer exagerar,. gente que está trabajando en física del estado sólido, o en sistemas muy complejos en los cuales las soluciones son mecánico-estadísticas, puede encontrar que esta simulación puede serles útil. Sobre todo porque nosotros no estamos obligados a hacer ningún tipo de simplificaciones. En cambio, el análisis de esta caminata ya obligó a hacer una serie de simplificaciones sobre velocidad de movimiento a la de-recha y a la izquierda de cierto punto, para poder lle-var a cabo el cálculo analítico, cosa que nosotros no es-tamos obligados a hacer: nosotros podemos imponer al sistema todos los requisitos que queramos siempre que tengamos elementos, y el sistema se comportará como lo previsto.

C. N.: ¿Este trabajo ha sido publicado?

J M. O.: El trabajo de nuestra colaboradora no. Sim-plemente lo ha presentado como trabajo de seminario

para Licenciatura. Hemos publicado un trabajo con Schugurenski donde describimos la unidad elemental de simulación hecha con el equipo de generación de pulsos aleatorios. Todo el resto, digamos desde el co-mienzo hasta la mitad, lo presenté en unas charlas en la Academia de Ciencias Exactas, en Buenos Aires, or-ganizadas por el doctor Abel Sánchez Díaz, a las que invitaban a gente del interior a que contara qué estaba haciendo. Lo tengo escrito porque me lo pidieron para publicarlo, pero hasta ahora no se publicó. Si les in-teresa les podría facilitar un ejemplar.

C. N.i Sí, nos interesa porque nosotros tenemos mucha más confianza en e] modelo computacional que en el otro, porque fundamentalmente el desarrollo que ha ha-bido en los últimos años en computación ha siclo tan impresionante que actualmente ese proyecto ele ustedes, de "jugar con el meccano", se puede hacer por compu-tación inclusive.

J. M. O.: Bueno, pero necesitaríamos una computadora •que generara más de un número aleatorio por vez.

C. N.: Pero puede hacerse por multiprogramación. . . con los últimos modelos.

J. M. O.: Sí, pero siempre está el problema de la simul-taneidad. Por ejemplo, tengo una enzima, o mejor una membrana, con n lugares. Si supongo que en un inter-valo de tiempo í cada uno de ellos tiene una cierta probabilidad de que ocurra un cambio, y en la compu-tadora defino el estado en el momento t0, y después ensayo los cambios sufridos por. los n lugares depen-diendo siempre del estado en to, cuando termino de hacer los n ensayos, defino un estado 1, y en base a éste hago otros ensayos; cuando los termino, defino un estado 2, y así sucesivamente, a medida que la complejidad del sistema aumenta, el t iempo de máqui-na aumenta. E n cambio, con nuestro equipo de simula-ción la complejidad es física, pero el tiempo de má-quina es el mismo. Lo que vamos a hacer con el Ing Schugurenski es lo siguiente: aquí, en el piso de arri-ba, en el Inst i tuto de Neurobiología, han recibido una computadora digital que es chica, pero que tiene dos ventajas: permite recibir señales de afuera y nos la prestan. Así que vamos a usar los generadores alea-torios, la lógica, externos, y lo que va a hacer la má-quina son las decisiones finales y la definición del estado así como la acumulación de datos en memoria. Vamos a hacer así que el proceso se repita un cierto número de veces y después que de la memoria salgan los promedios, tabulados. La P D P 81 nos va a ser muy útil durante la primera etapa, pero la idea final es que todo sea una unidad. Porque en un instituto de bio-química, a lo mejor no se justifica pagar dieciséis o diecisiete mil dólares, que es lo que ha costado esta máquina, que sin embargo es lo más barato que se puede conseguir. Si trabajamos con una gran compu-tadora de una repartición oficial, por ejemplo, nos ha-ría falta un programador, pero en nuestro caso el pro-grama es el modelo. Para nuestro trabajo tiene que ser un equipo que tiene que estar a la par de un espectro-fotómetro o cualquier otro aparato de rutina. <C>

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CAEMOS ENTONCES EN 'LOQUE NO E S RESOLUTA-

M E N T E Mi Í R M A S Hfi SIDO Humor

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ENTONCES Lfl PRIMERIAN P R E 6 U N T R DEBERÍA S E R

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LEZfi flCERCfi DE LfiS SÍ6 l \ j ÍFÍCf lCÍOWE , b MOhlMRLES

VQUE Cñf tECE DE SENTtDO

Julio Moreno

PERO ESR PRE.6UNTR PLANTEA) \WECESRR¡R MENTE EL REBOTE D£|(

PRE&üMTRDo S O B R E PRE6UNTAR.

NO POR Lfl CONST\TUQOM D E L O D E T E R M I N A D O , 1 ^ 0

EM e e ^ B R ñ U , C O M O E N T E EN S Í .

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Walter F. Kugler es Ingeniera Agrónomo de la Universidad de la Plata, Director de la Estación Experimental de Pergamino desde 1937, en ella se especializó en el mejoramiento genético del lino, girasol, trigo y maíz. EM 1959 agrega a sus junciones ¡a de Director del Centro Regional Pampeano. Autor de numerosos trafrjjoK di- investigación, actualmente es Secretjnn de Agricultura y Ganadería.

agropecuaria

Ciencia Nueva; Quisiéramos conocer su o p i n i ó n sobre el desarrollo de la investigación agropecuaria e n el país y saber si existe una relación directa e n t r o « s a investiga-ción y la producción.

Walter KugL b i im a 1 i h t •• - ü convenga hacer un poco de Ivstn* i ! t - v ¿ uro'k» e n el país. En este sentido con* i ' di' a i v i q u e e s un detalle interesante— uu * J / i I t n t i i f ieo tuvo apoyo público, o fue l >n id i l ¡ i m r >t * p o r e l sector pú-blico, en reh m i i t 1U1 <> i tana d e azúcar. Esto, ocurrió en di fin . jurt * d ' * i m !o a f i n e s del siglo pasado. O < >'i<o * u d «-n t . v i c ió n , la caña de azúcar fue ir>ot"< d i'm,h k o c u p a c i ó n , tanto por parte de 1<« t «mi m mi', t >1l lis e m p r e s a s desde el siglo pas.ído \ p n't ' n - . a l a iniciación de la investigat u n i * •» u < >1) d i L o mismo ocu-rrió en la Aü'tnn u um 11 ' r, . . » t i c i ó n experimen-tal que se tundí < a h.uh, >>, in lL>liS>. Y lo fue pre-cisamente o»u J.I..1.....1 '.„ b . _ t t . c a , o sea la selec-ción de plantas más resistentes, y a l a fitopatología, porque las enfermedades diezmaban l o s cañaverales, es decir que en el país se inició la inves t igación agrícola organizada y con el apoyo del sector p ú b l i c o en rela-ción al mejoramiento genético de las p l a n t a s .

El hecho de que yo enfatice tanto el a p o y o del sector público en relación con el desarrollo c i e n t í f i c o es muy importante; una publicación reciente, q u e resume una reunión de la Sociedad Americana d e A g r o n o m í a de hace dos años, que tomó como tema de « n pane l de dis-cusión "la eicnci.i c-m una mi^en v i r i o d e los pane-listas —asesor del Pre-vi. me M m s o r * destacó el hecho de que ti»? preci-aiiviie ti: el á m b i t o agrícola donde tuvo rná-i org.midd.id 11 i n v e s t i g a c i ó n científica, y que aun en un aspecto tan i m p o r t a n t e c o m o la salud pública, recién m u \vrd,.!*-r.t p r e o c u p a c i ó n del sector público tie^put» d¿ la última Guerra Mundial Este hecho pata ru t b>.tinte - v r p r e n d e n t e y se lo comenté al Dr . Sol R abasa, a c t u a l m e n t e rector de la Universidad de Ru-uno, v 1 - precinté s i e n ja Argenti-na esa era t a m b a n !a realidad. Me d i j o q u e s{. 0 s e a que la inwstijj.iciiíp <• ientifi .i sri n u e s t r o país se em-pieza a des.irroIl.ir oti forma «.rv.iua» x j organizada, en el sentido d t continuuLni. en -A it>.> 1 9 j 2 c o n ja t a r e a de crear mejores variedades di' ti. y-».

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Esa decisión fue simultánea en Argentina y Uru-guay, y el año pasado festejamos los 50 años de la actividad del Ing. Klein (que falleció hace pocas se-manas) , que se estableció en el país en 1919 con una institución de mejoramiento genético. El llegó al Uru-guay en 1912, año en que también se instalaba la pri-mera estación experimental en Argentina, en Perga-mino.

Por lo tanto, desde 1912, en Pergamino, hay una continuidad en el mejoramiento genético del trigo (las primeras variedades se difunden en 1920) , adquiere gran trascendencia y después esta tarea se extiende a otros cereales: maíz, lino, oleaginosas, etc., y sólo en fecha reciente, en la última década, a otros cultivos. Es decir, que la investigación científica en la Argentina tiene una gran tradición en el ámbito de la genética y un gran impacto económico, Con motivo del homenaje al Ing. Klein se hicieron cálculos tratando de traducir en términos económicos el aporte de la genética. En el caso particular del trigo, se triplicó el rendimiento en 50 años, de 1920 a 1970. Esa diferencia en el rendi-miento del cereal, a través de 50 años, significa un equivalente de cinco mil millones de dólares, o sea diez veces El Chocón. Y fue el f ruto del esfuerzo de un grupo muy reducido de gente: en esos años, tal vez no sea más de medio centenar. Esto les da una idea de lo que puede ser la proyección económica de una tarea de un reducido grupo de científicos.

Esta tradición genética de la investigación científica se extiende de los cereales a otros cultivos: algodón, tabaco, forrajeras, en la década del 30. O sea, de emi-nentemente cerealera, en la década del 30 se extiende a otros campos. Simultáneamente con esta tradición ge-nética hay una gran labor de investigación vinculada con el estudio de los recursos naturales. H u b o grandes aportes de botánicos, de fitopatólogos, de entomólogos, en fin de todas las ciencias descriptivas, en las cuales hubo realmente hombres de renombre universal, entre ellos Parodi, que es tal vez la figura número uno del país, Pero la investigación agropecuaria adquiere una mayor dimensión recién con la creación del INTA.

C. N.: ¿Qué papel ha jugado el INTA en estas investiga-ciones?

W. K.: Al crearse el INTA se amplía toda esta tarea, tomando ya no sólo la planta sino la planta en vincu-lación al suelo, o sea el manejo del cultivo, y no sólo este manejo sino la economía y la familia. Es decir, se extiende al ámbito de las ciencias económicas y socia-les. El INTA empieza a funcionar en 1958 y provoca un cambio general, entre otros hechos trascendentales porque en una misma organización se trabaja en dis-tintas disciplinas; en el caso particular de las ciencias veterinarias y de la agronomía, trabajan economistas y sociólogos y en ese mismo esquema entra toda la tarea educativa " n o residente", o sea la extensión. Este cam-bio se percibe en los últimos 10 años, con grandes núcleos de trabajo diseminados por el interior del país. Tal la mayor limitación, y un paso que habría que ha-ber desarrollado, es la integración de la investigación (que ya está integrada con la extensión) con la ense-ñanza: ese es el trípode de actividades que deben estar estrechamente interrelacionadas para poder realmente ca-pitalizar toda la .creatividad intelectual en función de

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capacitación, enseñanza y formación de nueva gente y producción. Es decir, la gran experiencia americana de los Agricultural and Mechanical Colleges es algo que entiendo •—y se está en eso— que deberíamos tratar de instrumentar. Por una parte tenemos la enseñanza en las facultades, que se han multiplicado extraordinaria-mente; hoy hay 22 facultades de agronomía, cuando hace 20 ó 30 años no había más de cuatro o cinco, y la cantidad de inscriptos este año en las 22 facultades de agronomía se eleva a unos 8.000 alumnos. Y esto es realmente extraordinario. Ahora bien, esa falta de vin-culación de las instituciones de enseñanza con la in-vestigación, limita en parte el grado de capacitación que pueden adquirir los alumnos en las distintas disci-plinas. No puedo generalizar, varía según las cátedras, pero hay una formación demasiado académica, y no de verdadero estudio de los problemas regionales, y con-sidero que la facultad debería ser una institución de estudio de la economía regional, vinculando esos es-tudios a la mejor enseñanza y capacitación de los alum-nos. De ahí que en nuestras universidades, salvo al-gunas excepciones — y hay un cambio en los últimos años—, no se haya podido desarrollar una gran ta-rea científica, sobre todo en investigaciones interdis-ciplinarias, que es uno de los aspectos más salientes de la investigación agropecuaria. Existe alguna vincu-lación entre instituciones de enseñanza y estaciones experimentales del INTA, donde este tipo de interdis-ciplina se da ya en cierta medida, pero tenemos interés en desarrollar este tipo de vinculaciones.

C. N.: ¿El INTA depende directamente de la Secretaría?

W. K.: El I N T A fue creado, en su momento, como entidad autárquica dentro del ámbito de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, precisamente en el punto más agudo de la crisis de la agricultura nacional, en el año 1952. Después de la revolución del 55, una de las preocupaciones fue precisamente la de crear un or-ganismo y ver cómo se podía lograr una rápida tecni-ficación del campo. El hecho de que esta etapa de la creación del I N T A no se haya dado varias décadas antes tuvo sus consecuencias negativas, como es fácil suponer. Lo digo en el sentido de que si comparamos el desarrollo agrícola de los Estados Unidos, Australia, Nueva Zelandia, Canadá, que también adquiere un proceso acelerado después de la última Guerra Mundial, vemos que ellos tuvieron un desarrollo científico mucho más continuado, profundo y amplio desde el siglo pa-sado, y cuando se dio la circunstancia favorable al de-sarrollo tecnológico, capitalizaron una gran experiencia, que en nuestro país era muy limitada. Por supuesto, hay un traslado muy acelerado de experiencias de otros países al nuestro de manera que lo que en otras partes ha demorado varias décadas, aquí ocurre más rápida-mente.

_ Un hecho trascendental que tiene su gran proyec-ción, ya y en el futuro, es que el carácter autárquico del I N T A permitió la capacitación de una gran canti-dad de profesionales en las distintas disciplinas y, a través del mecanismo de becas, en disciplinas de des-arfollo muy incipiente en el país y en algunas comple-tamente nuevas; para mencionar solamente alguna, como puede ser la economía agrícola, tal vez haya que reconocer que recién se dispone en el país de econo-

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Productividad de la masa ganadera (Kg./ de carne por vacuno existente).

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mistas agrícolas en cantidad suficiente y con una con-cepción más moderna de la economía, a partir de la creación del I N T A . N o conozco exactamente la can-tidad de gente que fue becada al exterior, para hacer su t í tulo de Master, y muchos de Ph . D. , pero ese nú-cleo de gente joven que regresa con una preparación más amplia, y como dije, en disciplinas nuevas, indu-dablemente tiene que significar con el t iempo un gran aporte a la enseñanza en nuestras casas de estudios, en la medida en que sea más íntima la vinculación entre instituciones de enseñanza y el I N T A . Hay una gran capacidad creativa en el I N T A que tendría que ser más integralmente aprovechada en las facultades de agronomía. Esa es una de las preocupaciones que exis-ten en este momento.

C. N.i ¿El INTA tiene una distribución geográfica regu-lar en función de la actividad agrícola, o tiene zonas de mayor predominio?

W. K.: Naturalmente, en la llanura pampeana es don-de está concentrada la mayor actividad del I N T A , pero también hay importantes establecimientos experimen-

tales en la Patagonia, que práct icamente antes no po-seía ninguno, en la Mesopotamia , en el Nor te , en la región de Cuyo. O t r o aspecto m u y importante en todo este desarrollo ha sido el gran apor te de los organismos internacionales, a través del f o n d o especial de las Na-ciones Unidas, la Fundación Rockefel ler , la Fundación Ford , y el In s t i t u to In teramer icano de Ciencias Agrí-colas, los cuales no sólo han facil i tado la formación de profesionales a través de becas en el exterior sino también a t ravés de programas de asistencia técnica ra-dicados en dis t intos puntos del país , con expertos des-tacados y con programas que genera lmente duran cinco años. Se t oman problemas específicos de estudios con el apor te a rgent ino de grupos de especialistas y el sec-tor de gente en formación que recibe la enseñanza de estos expertos continúa después el programa. E n ese sentido ya hay varios programas terminados y otros en iniciación; la producción ovina en la Patagonia, por ejemplo, f u e promocionada con u n fondo especial d e las Naciones Unidas y ya lleva 5 años de ejecución; en la zona de . cría de la provincia de Buenos Aires ya se concluyó un programa que f u e iniciado para estudiar una de las enfermedades conocidas como el en teque seco, y se descubr ió la causa: una sustancia tóxica en una

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maleza muy difundida en la región. Existen ac tua lmen te programas para la conservación de suelos en E n t r e R í o s , en la región de Córdoba, para el desarrollo de la ganade -ría en la Mesopotnmia, con asiento en En t r e Ríos y C o -rrientes. Es te t ipo de programas no son exclusivos c o n el I N T A ; con la Administración Nacional de B o s q u e s hay uno reciente para el noroeste argentino y o t r o ele pesca, radicado en Mar del Plata, también con un t i e m p o de ejecución ele 5 años. O sea que en los ú l t imos 2 0 a ñ o s

-y fundamenta lmente en la últ ima década— hay u n cambio, que yo calificaría de extraordinario, v q u e ló-gicamente con el t iempo tiene que traducirse en u n progreso más acelerado de la producción. Ya se p e r c i b e con perfiles muy nítidos un crecimiento sos ten ido y continuo de la producción agropecuaria que en p a r t e puede ser también consecuencia de este proceso de tec-nificaeión. Es decir, que todo el esfuerzo que se h a realizado en este aspecto básico ele la invest igación y extensión, ya tiene su resultado en este c r e c i m i e n t o sostenido de la producción.

C. N.: ¿En qué temas se investiga preferentemente en este momento?

W. K.: Después de la investigación genética en cerea-les, en los años críticos de la crisis del 30, q u e lógi-camente influyeron de manera negativa sobre la eco-nomía, se destacó la necesidad de extender la inves -tigación a otros cultivos. Se empezó con el a l g o d ó n , tabaco y frutales. En este momento, la p r e o c u p a c i ó n fundamental es en qué medida, con la concurrencia d e distintas disciplinas científicas, y a través de u n a ac-ción interdisciplinaria, se multiplica todo eso en f u n -ción del desarrollo. Es una etapa difícil, q u e en c i e r t a medida se está cumpliendo, pero que hay que t r a t a r de estimular. Hay que t ratar de concretar cada una d e las especialidades en función de los problemas r eg iona l e s y del desarrollo integral de cada región.

C. N.: ¿En el resto del mundo sucede algo similar?

W. K.: E n el caso particular de Lat inoamérica, p a r a ser más concretos, esta experiencia del I N T A t u v o su proyección, un verdadero liderazgo. Se está t r a t a n d o d e imitar — y se está imi tando— la concentración d e es-fuerzos en una entidad de esta naturaleza en o t r o s p a í s e s latinoamericanos, porque es la forma más r á p i d a d e promover el desarrollo.

C. IV..- ¿En los países más desarrollados, el estado a c t a al de la investigación agropecuaria está también en tina situación parecida?

W. K.: Bueno, una de las grandes p reocupac iones es cómo volcar tanto esfuerzo en aplicación, y e n e s t e sentido se percibe también muy ní t idamente u n f e n ó -meno en los Estados Unidos, y es que las f a c u l t a d e s cada vez se orientan más hacia una invest igación m á s p rofunda , más pura, y la aplicación de esa i nves t i ga -ción, la tarea de aplicación regional, la están d e s a r r o -llando los extensionistas; es decir, no se p u e d e p r e t e n -der que una institución haga únicamente inves t igac ión y transmita la fórmula a cada técnico d i v u l g a d o r en su lugar, porque es prácticamente imposible . E l q u e

Rendimiento de los principales cultivos. W Kp /ha

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divulga debe estar cada vez más íntimamente integrado oon la investigación y hacer experimentación por sí mismo, adecuando las soluciones hasta la finca a la que debe asistir técnicamente. En ese sentido hay una gran evolución en los Estados Unidos, y entiendo que se debe procurar que aquí se dé el mismo fenómeno.'

C. S.: ¿líl mejoramiento genético está superado como ob-jetivo?

W. K.: Es permanente. Lo es porque los problemas son cada vez más agudos; porque aparecen enferme-dades, por el mismo progreso tecnológico, por la ade-cuación de la planta al desarrollo de la mecanización.

Es decir, las posibilidades mecánicas son cada vez ma-yores, por lo cual hay que adecuar la planta para sacar provecho de ese progreso mecánico. Tal vez resulte di-fícil pronosticar cómo será la planta de maíz dentro de 20 años, pero sí es seguro que hay que adecuarla para sacar las máximas ventajas que le brindan todos los adelantos tecnológicos, a los efectos de que esta planta sea más eficiente en aprovecharlos. De ahí que el problema puede definirse como permanente. Ahora bien, cada vez hay una mayor vinculación internacio-nal, de modo que los genetistas del maíz o del trigo, para mencionar dos cultivos de gran difusión en el mundo, están cada vez más vinculados y se trabaja cada vez más en programas integrados; de ahí que los progresos sean más rápidos.

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C. N.t ¿Cuáles son los problemas que a su juicio tienen mayor importancia en el país, es decir, los problemas re-gionales "de ataque"?

W. K.: Bueno, creo que hay que tratar de lograr un uso más eficiente de toda la capacidad intelectual que exis-te. Tenemos mucho conocimiento, cada vez se acu-mula más información, entonces, ¿qué debe hacerse para trasladar más rápidamente esa información y esos conocimientos a la práctica y a las aplicaciones? Este fue uno de los motivos de la reciente reunión convo-cada por el Consejo Nacional de Ciencia y Técnica: vincular más directamente la producción con la cien-cia y la tecnología a los efectos de ver en qué medida la producción puede sacar mayor provecho de ellas, y también comprender dónde están las limitaciones de la ciencia y la técnica a los efectos de poder orientar me-didas que indiquen un programa de desarrollo más acorde con las necesidades.

C. N.: En cuanto a los campos de investigación en los cuales pudieran obtenerse resultados económicos más rá-pidos, ¿Hay algún cultivo importante que está más lejos de los promedios internacionales que otros? La caña de azúcar, por ejemplo, tiene el rendimiento que tiene en los países de mayor producción.

W. K.: En eso se está avanzando rápidamente. Para ser más concreto, hay un tema en el que se está más interesado, ya que hay una coyuntura favorable de mer-cado, que es el caso del maíz, y en general el de las forrajeras, y es el de mejorar sustancialmente en el futuro inmediato la producción del maíz, particular-

mente a través de un rendimiento mayor por unidad de superficie. Y se está dentro de las posibilidades de que el rendimiento medio actual del maíz sea superado. Por supuesto esto es todo un proceso, pero técnica-mente están dadas las bases para lograrlo.

C. N.: ¿Sobre el problema de los suelos: el problema del avance de la arena en la Pampa, compete al INTA?

W. K.: Con respecto a suelos hay que decir algo muy importante, y es que la naturaleza fue muy pródiga con la Argentina. Convertir tierras vírgenes en cultivos sig-nificó una tarea muy simple: arar y echar semillas. O dejar que el ganado se multiplicara naturalmente. Pero eso tuvo sus derivaciones negativas, en el sentido de que no hubo preocupación por el estudio del suelo. Tal es así que en las facultades la ciencia del suelo es algo muy poco desarrollada, porque evidentemente no hubo ninguna presión del medio que obligara a estudiarlo más detenidamente. Los problemas existen como en cualquier otro lugar del mundo, pero es una limitación porque hay aspectos muy importantes sobre los que no se sabe lo suficiente. Vinculado a esto está también la necesidad de controlar la erosión del suelo; en ese sentido hay programas en marcha que cuentan con el apoyo de las Naciones Unidas, algunos ya apro-bados y otros en vía de serlo, vinculados a la conser-vación y a la fertilidad del suelo. Posiblemente, dentro de todo ese conjunto de ciencias básicas, uno de los aspectos más descuidados ha sido el suelo. Recién con el INTA se podría decir que se formaron especialistas en suelos para trabajar en el interior del país. O

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Leloir: Cronología, de un Premio Nobel

¿Por qué ha sido asignado el Premio Nobel de Química de 1970 al Dr. Leloir? No es fácil responder en po-cas palabras. No se trata de un pre-mio a un descubrimiento genial ais-lado, sino a una serie de investiga-ciones iniciadas hace muchos años y que han llevado a dilucidar los me-canismos del metabolismo de los hi-dratos de carbono y su regulación en los seres vivos, a f la síntesis de numerosas substancias de importan-cia biológica fundamental que toman parte en dichos metabolismos, y al esclarecimiento de los procesos por los cuales se almacena y se libera energía en los tejidos animales y ve-getales, energía imprescindible para las funciones vitales, y en los cuales los hidratos de carbono, juegan un papel esencial. Todos, hallazgos de interés no sólo teórico sino práctico por sus implicaciones en el estudio de enfermedades causadas por desa-justes en el metabolismo de los hi-dratos de carbono, como la diabetes, la galactosemia y otras, sin contar, por otra parte, la puesta a punto de gran cantidad de métodos analíticos y técnicas de laboratorio.

Hemos tratado de resumir, en for-ma cronológica, las principales eta-pas de este proceso, en las cuales han intervenido muchos ivestigado-res argentinos y extranjeros, en un trabajo de equipo coordinado y lle-vado adelante de manera poco co-mún, y que partiendo de un hallaz-go fundamental, los nucleótido-azú-cares, se multiplicó en varias líneas de investigación, todas fructíferas y en pleno desarrollo en este momento.

Esta cronología es forzosamente incompleta, pero pretende señalar los principales acontecimientos, en-tre los cuales la asignación del Pre-mio Nobel quedará como uno de los más importantes. Se ha tomado como punto de partida el año 1947, fecha de creación del Instituto, aun-

que los trabajos del Dr. Leloir so-bre el tema comenzaron muchos años antes, alrededor de 1933. Se han subrayado los descubrimientos de mayor trascendencia.

1947— Se crea el Instituto de In-vestigaciones Bioquímicas "Fundación Campomar". Director: Dr. Luis Fede-rico Leloir. Colaboradores: Ranwel, Caputto, Carlos E. Cardini, Alejandro C. Paladini, Raúl Trucco y otros. Estudios sobre el metabolismo de la glucosa y la galactosa. Se encuentra que la glucosa-l,6-difosfato actúa co-mo coenzima de la enzima fosfogluco-mutasa en la transformación de la glu-cosa-6-fosfato en glucosa-l-fosfato. Se aclara la intervención del adenosintri-fosfato (ATP) y del adenosindifosfato (ADP) en la fosforilación de la ga-lactosa. El mismo año se otorga el Premio No-bel de Medicina al Dr. Bernardo A. Houssay. 1948 — Síntesis enzimática de la glu-cosa-l,6-difosfato. Estudios sobre la fermentación de la lactosa, y sobre las enzimas lactasa y galactoquinasa.

1949 — Se descubre que en la trans-formación de la galactosa-l-fosfato en glucosa-l-fosfato actúa una nueva co-enzima, la uridina-difosfato-glucosa (UDPG), que se aisla en estado puro. Comienza el estudio de los nucleótido-azúcares. 1950 — Se investiga más a fondo las relaciones metabólicas entre los hidra-tos de carbono y los nucleótidos. Se aclara el mecanismo de la formación de ácido adenílico en los tejidos.

1951 — Se estudia la relación entre glucógeno y glucosa-l-fosfato, así co-mo los metabolismos de los fosfatos de uridina. Síntesis enzimática de la UDPG. Aislamiento de la uridina-di-fosfato-acetilglucosamina, y comienzo de los estudios de los derivados de los aminoazúcares. 1952 — Nuevos estudios sobre la hi-drólisis de la lactosa y sobre el equili-brio galactosa-glucosa. Se comprueba la

presencia en el hígado de UDPG y de UDP-galactosa.

1953 — Síntesis de la lactosa a partii de sus componentes (glucosa y galac-tosa). Aislamiento de la UDP-acetil-glucosamina. Biosíntesis de la glucosa-mina. Estudios sobre la síntesis bio-lógica de disacáridos, en especial tre-halosa y sacarosa. 1954 — Aislamiento de la guanosina-difosfato-manosa y de la UDP-acetil-galactosamina. 1955 — Descubrimiento de la glucó-geno sintetasa, enzima responsable de la síntesis del glucógeno en los orga-nismos vivos, tanto vegetales como animales. Síntesis enzimática de la sa-carosa a partir de glucosa y fructuosa. Biosíntesis de fosfatos de sacarosa. 1956 — Estudios sobre el metabolismo de los aminoazúcares, de los fosfatos de glucosamina y de la enzima fosfo-acetil-glucosamina-mutasa. 1957 — Biosíntesis de la acetilgalacto-samina. Aislamiento de nucleósido-di-fosfatos de azúcares. Estudios sobre la biosíntesis del glucógeno a partir de la UDPG. 1958 — La Facultad de Ciencias Exac-tas de la Universidad de Buenos Aires crea el Instituto de Investigaciones Bioquímicas. El Instituto se traslada a su actual sede (Obligado 2490). El Dr. Leloir es nombrado Profesor Extraordinario de la UBA, sin concur-so, por unanimidad del Consejo Supe-rior (único caso en la historia de nuestra Universidad). Investigaciones sobre biosíntesis de glucósidos vegetales a partir de la UDPG. 1959 — Estudios sobre la biosíntesis de glucósidos, gentiobiósidos y almi-dón, y sobre aspectos termodinámicos de la biosíntesis de polisacáridos. 1960 — Estudios sobre el metabolis-mo de los oligosacáridos y la síntesis de los fosfatos de azúcares en el ger-men de trigo y en la hojas verdes. 1961 — Estudios sobre la síntesis de " almidón, maltosa y diversos glucósi-dos vegetales, así como sobre la regu-

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Figura 1. Fórmula estructural de la uridina-difosfato-glucosa (UDPG), el primer núcleotido-tzécar descubierto en 1949 en el Instituto de Investigaciones' Bioquímicas. En los organismos vivos, la UDPG se sintetiza a partir de

Figura 2. Esquema de la transfor-mación de galactosa en glucosa en los organismos vivos; los números 1 a 4 indican las enzimas que intervienen en cada paso. Todos los seres vivos transforman los azúcares en glucosa, y luego, partiendo de la glucosa, sintetizan muchas

la uridina-trifosfato (UTP), un derivado del metabolismo de los ácidos nucleicos, y la glucosa-1-fosfato, por acción de la enzima pirofosforilasa en presencia de iones magnesio.

sustancias que cumplen diversas funciones: almacenamiento de energía (almidón y glucógeno), materiales estructurales (celulosa) y sustancias que intervienen en el ciclo de la respiración celular, en los procesos de fermentación, etcétera.

lación hormonal de la actividad de la glucógeno-sintetasa del músculo. 1962 — El Dr. Leloir es nombrado Jefe del Departamento de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas. Investigaciones sobre la adanosina-dir fosfato-glucosa (ADPG), y su inter-vención en la biosín tesis de los glu-cósidos. Estudios sobre el metabolis-mo de los glucanos. 1963 — Aislamiento de la ADPG de granos de maíz. Investigaciones sobre síntesis del mañano, de nuevas aldo-sas-2-fosfato, y de algunos glucopira-nósidos. 1964 — Investigaciones sobre las glu-cosidasas y glucodehidrogenasas del hígado; sobre la glucógeno-sintetasa del músculo; sobre la biosíntesis de las D-hexosas, de la guanosina-difos-fato-glucosa y del fitoglucógeno; sobre la defosforilación enzimática del ácido ADP-fosfoglicérico, y sobre la ínter-conversión sacarosa-almidón en los ve-getales.

1965 — Se crea la Sociedad Argenti-na de Investigaciones Bioquímicas. Síntesis in vitro del glucógeno parti-culado a partir de glucosa-l-fosfato, fosforilasa, y enzima ramificante del hígado. Estudio sobre los enlaces pi-rofosfato en los fosfatos de azúcares y sobre la termodinámica de transfe-rencia de grupos fosfato. 1966 — Investigaciones sobre el glu-cógeno hepático. Nuevos estudios so-bre el metabolismo del glucógeno en el músculo, sobre la biosíntesis del almidón, sobre nuevas enzimas fosfod-iantes, y sobre el metabolismo de la refinosa.

1967 — Estudios sobre síntesis de amilopectinas y sobre la glucógeno-sintatasa. Aislamiento de nuevas £os-forilasas. Biosíntesis del manano.

1968 — Investigaciones sobre la acción de la insulina sobre la glucógeno-fos-forilasa del músculo. Aislamiento de la UDP-ramnosa. Estudios sobre ami-lasas hepáticas y su importancia en el metabolismo de los oligosacáridos en los tejidos de los mamíferos. Estudios sobre biosíntesis de proteínas y ácidos nucleicos y su regulación en bacterias. Esquema del ciclo general para ribo-somas bacterianos durante la síntesis de proteínas.

1969 — Biosíntesis de glucanos. In-vestigaciones acerca de la activación de enzimas por iones inorgánicos, y so-bre la bioquímica de la contracción muscular. Intensificación de los estu-dios sobre las relaciones entre los metabolismos de los hidratos de car-bono y los factores genéticos. Sínte-sis in vitro de glucógeno particulado a partir de UDPG.

1970 — Se otorga el Premio Nobel de Química al Dr. Leloir. \

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ATP

GALACTOSÁ^L^Galoctosa-iP

1 GALACTOSA QUINASA

2, URIDIL TRANSFERASA

3 EPIMERASA

4/OSFOGLUCOMUTASA

ADP

Glucosa-1-P K

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Glucosa-6-P

UDPga lactosa A

UDPglucosa

Figura 3. Microscopía electrónica del glucógeno particulado sintético; ampliación 90.000 X. (Foto Ins-tituto de Investigacones Bioquí-micas). El glucógeno es un polisacárido, y es la sustancia de reserva más importante en los tejidos animales. Los seres vivos , sintetizan el glucógeno a partir de UDPG, mediante la enzima glucógeno-sintetasa.

Bibliografía

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IJ-LOIR, L. F. y CARDINI, C. E., Su-g«r phosphates. Comprehensioe Bio-chemistry, vol. V, p. 113 (1963).

LELOIR, L. F., The metabolism of gly-cogen and its regulation. Excerpta Med. Internatl. Congr. Ser. n» 112, p. 65 (1966).

GABIB, E., Biosíntesis de azúcares com-plejos en levadura. Acta Physiol. La-tinoamer. 16, 97 (1966).

Ver, además, los volúmenes I, III, V, VI y VIII de "Methods in Enzymolo-gy", y los "Memorias del Instituto de Investigaciones Bioquímicas, 1955-1969".

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Novedades de ciencia y tecnología

i Cirugía a baja tempera!ara

En Ottawa varios científicos cana-dienses han desarrollado un aparato que permite enfriar selectivamente el cerebro durante las intervenciones quirúrgicas en dicha área.

El neurocirujano Eric Peterson y su equipo de colaboradores, de la División de Ingeniería Mecánica del Consejo Nacional de Investigaciones, trabajaron a partir de la idea de que el enfriamiento de los tejidos nervio-sos permitiría prolongar notablemen-te el tiempo de duración de algunas operaciones en el cerebro, durante las cuales es necesario cortar com-pletamente la circulación sanguínea.

El riesgo de injuria grave a la célula nerviosa por carencia de oxíge-no es el factor que limita severamen-te la duración de estas intervencio-nes. Ahora bien, como el consumo de oxígeno por el tejido cerebral puede disminuir considerablemente mediante el enfriamiento, Peterson propone que podría enfriarse selec-tivamente la sangre que irriga el ce-rebro interrumpiendo los circuitos arteriales e intercalando el aparato de su diseño. El corazón del pacien-te funcionaría como la bomba desti-nada a vencer la resistencia de flujo en el aparato. Durante las operacio-nes, la sangre llegaría enfriada a la cabeza, cerca del punto de congela-ción y retornaría al resto del cuerpo previo pasaje por un dispositivo de calentamiento que le devuelve su temperatura normal.

El aparato diseñado es un inter-cambiador de calor más un sistema de cánulas hechas de acero inoxi-dable, en el cual se trabajó espe-

cialmente para lograr un acabado perfecto y reducir al mínimo las po-sibilidades ele daño a los glóbulos rojos.

Otra aplicación del aparato está siendo considerada por otros ca-nadienses para t ratar el bloqueo de las arterias que llevan la sangre al cerebro mediante una nueva técnica de derivación: la sangre se deriva al cerebro a partir ele una arteria de la pierna mientras se trata el blo-queo de una carótida. Luego se res-tituye el flujo normal al cerebro, sin haber corrido los riesgos de la ca-rencia de irrigación durante el lapso de la intervención.

2 Novedades en la lucha antiviral

En esta era de antibióticos, muchas enfermedades causadas por bacterias han dejado de ser problema impor-tante, pero su lugar ha sido ocupa-do por las enfermedades a virus. Hasta ahora no se han encontrado drogas que sean efectivas en general contra los virus y pareciera que debe excluirse la posibilidad de una so-lución simple a este problema dado que los virus se multiplican en el in-terior de las células del huésped. No todos los virus son patógenos y aquellos que lo son deben poseer es-peciales sistemas de adaptación que les permitan sobrevivir y multipli-carse a pesar de las medidas en su contra que opone el huésped.

Aquí se resumen las teorías de dos virólogos acerca de interesantes fa-cetas del problema. La primera se refiere a los mecanismos de defensa de un animal contra el ataque intra-celular por virus y adelanta ideas sobre la función de la fiebre como parte de esas defensas. Su autor, André Lwoff, investigador francés ganador del premio Nobel, respalda su teoría con una serie de atractivos experimentos que muestran de qué manera el nuevo campo de la viro-logía animal se ha beneficiado con la destreza que este investigador gana-ra en años de dedicación a la ge-nética de bacterias. El segundo as-pecto se refiere a determinar dónde van los virus cuando no están cau-sando enfermedad. Esta pregunta es parcialmente contestada por Minora Matumotu, de la Universidad de To-kio, en un trabajo que es un verda-dero ejercicio de catalogación y que configura un cuadro de conocimien-to realmente estimulante.

La teoría de André Lwoff: los virus animales se reproducen con éxito sólo dentro de un estrecho rango de temperaturas. Por ejem-plo, un cambio de 5° C de la tem-peratura óptima para el poliovirus, reduce su tasa de crecimiento en un factor de veinte. Lwoff trabajó con un sistema de poliovirus-células ani-males y estableció que temperatu-ras por encima del óptimo no afec-taban el desarrollo de los virus hasta algunas horas después de la infec-ción. En adelante, el ARN vital de-jaba de producirse y declinaba len-tamente, implicando que una enzima degradativa de ácidos nucleicos es-taba trabajando. Esta nucleasa- de-bía haber estado todo el tiempo en la célula, escondida de alguna ma-rena, puesto que aparecía aun en ausencia de síntesis proteica.

Una atractiva hipótesis para ex-

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plicar este resultado decía que la enzima A R N replicasa sufría un tran-sición alostérica y comenzaba a tra-bajar a mayor velocidad en dirección contraria a la síntesis, es decir, t ransformándose en una ribonuclea-sa. Desafor tunadamente , ulteriores experimentos no confirmaron esta idea pero permit ieron establecer que los virus al tamente reproductivos son aquellos que tienen temperatu-ras óptimas más altas y una replica-sa que t rabaja más rápidamente. Evi-dentemente , lo que distingue a un poliovirus virulento es su capacidad para reproducir su A R N antes que la nucleasa aparezca.

Lwoff continuó la línea de estas observaciones y encontró que la tem-peratura ópt ima de crecimiento pa-ra una combinación particular de virus-huésped no estaba determina-da por el virus sino por la célula huésped. Es evidente que la nuclea-sa representa una forma de contra-ataque de la célula en respuesta al ataque viral intracelular. Si bien esta medida de defensa puede sin duda dañar a la propia célula, seguiría siendo en interés de todo el orga-ganismo que una célula infectada muriera antes que permitiera la pro-liferación del virus y su pasaje a otras células sanas. O t r o importante dato que se obtuvo fue que la cor-tisona retrasaba la aparición de la nucleasa.

En la teoría de Lwoff , los ele-mentos clave para explicar los re-sultados son los lisosomas, pequeños sacos l imitados por membranas, que contienen enzimas degradativas y están presentes en las células de or-ganismos superiores. El sugiere que cuando un virus infecta una célula debilita la membrana de los lisoso-mas, proceso que es acelerado por el aumento de temperatura, y se li-bera una nucleasa en el citoplasma para degradar los ácidos nucleicos virales. La cortisona y las drogas antihistamínicas, que se sabe refuer-zan la membrana lisosómica, retra-sarían este proceso. Si bien la teoría está lejos de ser completamente pro-bada, está en completo acuerdo con los hechos y representa una extrapo-lación razonable.

Según André Lwoff , el proceso total de respuesta del organismo a la infección viral representa un sis-tema integrado de defensas en pro-fundidad . El ácido láctico y el anhí-drido carbónico aumentan y con ellos la acidez local; los leucocitos se acumulan alrededor de las células in-

fectadas y la inflamación se inicia; la temperatura de todo el cuerpo se eleva y el resultado es la fiebre. En pocas palabras, todo está dispuesto para dificultar la reproducción viral hasta que la respuesta de los anti-cuerpos tenga tiempo de actuar.

El valor de esta teoría reside, par-cialmente, en que considera la in-teracción total entre virus y huésped como el blanco para la terapéutica en lugar de persistir en la poco sutil búsqueda de agentes antivirósicos generales que se ha estado haciendo hasta ahora.

Algunas respuestas de Minoru Matumotu: la pregunta es: en el ciclo de vida de una enfermedad viral, ¿dónde están los virus cuando no están causando daño visible, es decir, enfermedad? Es posible dis-tinguir varios casos extremos del modo cómo los virus sobreviven en-tre las epidemias; uno de ellos está ejemplificado por el sarampión. Este virus es altamente infeccioso; los pa-cientes se recuperan con una inmu-nidad eficiente y duradera y el virus es inestable fuera del cuerpo. Sólo puede persistir por frecuentes con-tactos de persona a persona hasta que la proporción de población sus-ceptible en la comunidad haya des-cendido mucho. Entonces el virus muere. En algún momento, cuando la proporción de personas suscepti-bles vuelve a aumentar, la infección se reintroduce a part ir de otra epi-demia. Es te tipo de ciclo de enfer-medad es un producto de la vida moderna en grandes ciudades y de los viajes rápidos y es uno de los casos de más fácil control por va-cunación u otros medidas de salud pública.

Un mecanismo obvio de persis-tencia de una enfermedad, es la ca-pacidad del virus de sobrevivir al aire libre a la espera de un nuevo huésped. Ent re este tipo de virus está el de la viruela del hombre y el de la aftosa en animales pero, en general, son raros. Ot ra manera de sobrevivir puede ser en un huésped diferente, como animales inferiores o insectos. Ejemplos de este tipo de persistencia de la enfermedad son los casos de la fiebre amarilla y la rabia en los países que descuidan las medidas de cuarentena y permiten que la enfermedad se establezca en animales salvajes.

Todos estos medios de propaga-ción del virus tienen puntos débiles obvios que son pasibles de ser ata-cados por medidas de salud pública,

pero el caso que es realmente difícil de manejar es el de la infección cró-nica. En este caso el virus ha al-canzado un estado que le permite coexistir con el huésped sin provo-car su muerte ni inducir en él vio-lentas medidas defensivas. Un ejem-plo en el hombre es el virus del herpes simple, que puede persistir por años en la piel y sólo ocasional-mente causar lesiones o pequeñas molestias.

El valor de estas observaciones es justamente mostrar cuan vulnerables son los virus a la medicina preven-tiva. Consideradas junto al creciente conocimiento de las defensas del or-ganismo frente al ataque viral, se tiene un cuadro más optimista de la batalla contra los virus. Ciertamente mucho más optimista que el que hasta ahora nos ha ofrecido el tra-bajo puramente químico en pos de agentes antivirales.

3 U n p o q u i t o d e e s t a ñ o l i a c e b i e n

Desde hace mucho tiempo se sabe que el estaño está presente, en ín-fimas cantidades, en prácticamente todos los tejidos animales. Hasta ahora se suponía que esta presen-cia era accidental y debida al con-tenido de trazas de estaño en los alimentos y nunca se pensó que po-día jugar algún papel en los pro-cesos biológicos. Una reciente pu-blicación de K. Schwarz, D . Milne y E. Vinyard, de la Universidad de California, aparecida en las Bioche-mical and Biophysical Research Com-munications (vol. 40, p. 2 2 ) , plan-tea una conclusión sorprendente: el estaño es un elemento esencial para la nutrición animal. Los investiga-dores mencionados estudiaron el crecimiento de ratas con dietas ar-tificíales especialmente preparadas partiendo de ingredientes muy pu-ros.

Si bien estas dietas contenían to-das las sustancias y factores nutri-tivos conocidos, las ratas crecían len-tamente y presentaban un aspecto enfermizo. Cuando se agregaba a la

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dieta un suplemento que contenía sales minerales, la velocidad de cre-cimiento se normalizaba y los ani-males se mostraban más saludables. Una minuciosa investigación permi-tió detectar que el elemento mineral que más influía en esa recuperación era, aun en pequeñísimas dosis, el estaño. No se sabe qué función pue-de cumplir el estaño en el metabo-lismo; tal vez intervenga en algún proceso de oxidación/reducción, ya que tiene dos estados de valencia estables: I I y IV. En cuanto a los problemas que pueda originar su posible carencia, no habría por qué preocuparse: el estaño está presen-te, en cantidades de trazas, en todos los suelos, aguas y alimentos.

4 Motores eléctricos: nueva tecnología

La fuerza mecánica que se produce entre las piezas de un motor eléc-trico, y que da lugar a su movi-miento, se origina en la energía al-macenada entre ellas. Habitualmente esa energía reside en un campo mag-nético. La disponibilidad de mate-riales con propiedades magnéticas, mecánicas y eléctricas adecuadas po-sibilitaron el gran desarrollo de los dispositivos electromagnéticos de la maquinaria actual.

Pero pueden concebirse máquinas eléctricas que en vez de almacenar energía magnéticamente lo hagan en un campo electrostático. Su realiza-ción práctica, empero, está limitada por varias dificultades tecnológicas. En especial, la aislación de los gra-dientes de potencial necesarios para alcanzar una densidad de energía similar a la que hay en el entrehie-rro de una máquina electromagné-tica. (Para producir una fuerza equi-valente a la que origina un flujo de L weber/m® haría falta soportar 5 • I0B vol t /m, en tanto que la rup-tura del aire ocurre a 3* 106 v o l / m ) . Por eso la maquinaria electrostática no tuvo desarrollos importantes, a [jesar d e que la idea original tiene más d e sesenta años. Sin embargo, tiene propiedades que la hacen de-

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seable e incluso superior a los dis-positivos magnéticos en circunstan-cias particulares. Estos dispositivos de voltajes altos (a diferencia de la maquinaria convencional, que puede caracterizarse como de altas corrien-tes) no disiparían potencia en los arrollamientos, ni tendrían pérdidas en el núcleo magnético, y serían de bajas pérdidas dieléctricas. En otras palabras, se caracterizaría por un rendimiento muy elevado.

Mr. B. Bollée, que trabajara en los laboratorios de investigación de Philips, en Eindhoven, construyó una serie de motores electrostáticos de pequeño tamaño, que resultan más eficientes que sus equivalentes convencionales, puesto que un motor electromagnético tiene rendimientos peores para tamaños menores. Esto permite a su vez, disminuir consi-derablemente el peso del motor, con-secuencia importante para ciertas aplicaciones, como en las de la in-dustria aeronáutica, por ejemplo.

En su forma más simple, un mo-tor sincrónico electrostático es bá-sicamente un capacitor rotativo va-riable, similar en muchos sentidos al usado para sintonizar una radio. Su rotor es un conjunto de discos seccionados en dos partes, de manera de producir dos aletas. Los discos se intercalan en un estator de cons-trucción similar. Una fuente de ten-sión que produce una onda cuadrada (medio ciclo positiva, medio ciclo nula) se conecta entre estator y ro-tor. Cuando la diferencia de poten-cial es positiva las placas de rotor y estator se atraen electrostáticamente; cuando es nula, el movimiento sigue por inercia.

Las posibilidades de estas máqui-nas están limitadas por la tensión que puede existir en el espacio en-tre placas sin alcanzarse la tensión de ruptura. Pueden usarse gradien-tes de potencial mayores haciendo que la máquina gire en una atmós-fera de ciertos gases a considerable presión o también en el vacío. En este caso, que es el desarrollado por Bollée, aumenta aún más el rendi-miento puesto que se eliminan las pérdidas por fricción con el am-biente.

También puede construirse un mo-tor electrostático asincrónico. Su fun-cionamiento se basa en el hecho de que un material ligeramente conduc-tor experimente una cupla cuando se lo ubica en un campo rotante. El campo origina cargas inducidas en el cilindro, cuyo signo se retrasa

respecto del campo rotante debido a la alta resistencia del material del cilindro. El mismo efecto ocurre si el cilindro no es un conductor eléc-trico, pero presenta histéresis die-léctrica.

Para ambos tipos de motores pue-den producirse los campos rotantes, mediante electrodos en distintas po-siciones alimentados por diferencias de potencial desfasadas. También puede lograrse el desfasaje mediante anillos que se ubican sobre parte de los mismos electrodos. Tanto mo-tores sincrónicos como asincrónicos pueden construirse como elementos cilindricos rotando en un recipiente plástico. Todas las partes pueden ser realizadas en material plástico, esta-bleciendo las conexiones necesarias por un depósito pelicular de vapo-res de aluminio. El laboratorio de Philips en Eindhoven produjo va-rios motores de este tipo, con muy buenos rendimientos, en un volumen que no superaba unos pocos centí-metros, capaces de producir cuplas del orden de 50 mg fuerza-cm.

5 Cómo las neuronas reparten moléculas por sus terminales

La neurona es normalmente conside-rada como si sólo se especializara en la iniciación, conducción y trasmi-sión de impulsos eléctricos. Sin em-bargo, en una reciente reunión de la "Royal Society", se ha puesto énfasis en un aspecto distinto —las funciones independientes de la neu-rona en la síntesis, almacenamiento y liberación de sustancias trasmiso-ras, o sea los compuestos químicos que permiten que los impulsos ner-viosos pasen de neurona a neurona a través de la sinapsis.

De los estudios de ultraestructura y bioquímica resulta ahora indudable que las estructuras con forma de sa-quito o vesícula, observadas en las terminales nerviosas, actúan como sitios de almacenamiento para sus-tancias trasmisoras. Por el momento el interés se focaliza en los mecanis-mos por los cuales su contenido se

libera al espacio extracelular. El mo-delo más plausible es el de la "exo-citosis", según el cual la membrana -del gránulo de almacenamiento se fu-siona con la membrana de la célula y los productos de secreción salen por una abertura de las membranas fusionadas.

Durante la reunión varios autores presentaron evidencias en favor de esta hipótesis. El profesor N. Kirsh-ner, del Centro Médico de la Uni-versidad de Duke, de Durham, Ca-rolina del Norte, describió, por ejem-plo, experimentos erí los que usó la médula suprarrenal, cuyas células po-seen numerosos gránulos unidos a la membrana, lo que sugiere un mo-delo conveniente. Estimulando la glándula s u p r a r r e n a l perfundida, Kirshner provocó la liberación de sustancias, i n c l u s o catecolaminas ATP y diversas proteínas, en canti-dades que guardan la misma relación que en las vesículas intactas. El Dr. A. D. Smith, del Departamento de Farmacología de Oxford, refirió re-sultados similares usando el bazo perfundido.

En microfotografías electrónicas, presentadas por varios expositores, aparecían los gránulos en los prepa-rados de células suprarrenal y de neuronas adrenérgicas. Como cabía esperar, el número de gránulos dis-minuye después de la estimulación. En algunos casos, en cortes de teji-dos congelados, el sitio donde se produjo la fusión de la vesícula y la membrana celular fue claramente visible.

El Dr. H . Winkler del Instituto de Farmacología de la Universidad de Innsbruck, presentó algunas ideas seductoras respecto a cómo se lleva a cabo la fusión. Se ha identificado un fosfolípido, la lisolecitina, pre-sente en las membranas de ciertas vesículas, que parece tener propie-dades digestivas •—puede partir gló-bulos rojos y, a alta concentración, produce la unión de células forman-do gigantes.

Quizás —especula Winkler— la lisolecitina promueve la fusión de las vesículas con la membrana que rodea la célula para que su conte-nido se derrame. Agrega además que la vesícula vacía podría ser devuelta al interior de la célula para usarse otra vez: cada vesícula podría com-pararse así a un "servicio de fletes".

Los hechos electrofisiológicos que tienen lugar del otro lado de la si-napsis una vez que el trasmisor ha sido liberado, han sido estudiados

Fotografía de un corte congelado obtenida por el Dr. Karl Pfenninger del Instituto de Investigaciones Cerebrales de la Universidad de Zurich, que muestra vesículas formando hoyos en la membrana celular externa (flecha, arriba a la izquierda). Las otras flechas apuntan a estructuras que semejan a pequeños volcanes en la membrana interna, que pueden corresponder a los sitios de contacto de las vesículas.

por Sir Bernard Katz del University College de Londres (y secretario de Biología de la Royal Society). Revi-sando las evidencias presentadas, mostró los registros eléctricos de las placas terminales de nervios moto-res que indican que la acetilcolina es liberada en paquetes "cuánticos", cada uno formado por varios miles de moléculas. En reposo sólo se li-beran espontáneamente paquetes ais-lados; pero durante la estimulación la cantidad liberada se multiplica por un factor del orden del millón.

No importa de qué manera se al-tere experimentalmente la frecuen-cia de descarga, pues de todos mo-dos la dimensión de los "cuantos" es siempre la misma. Estos hechos sugieren que los paquetes "cuánti-cos" de Katz, identificados por téc-nicas electrofisiológicas, son equiva-lentes a la vesícula o gránulo descri-to por microscopistas electrónicos y bioquímicos.

6 La acción antiviral de la rifampieina

Dos grupos de investigadores, uno que trabaja en el Departamento de Virología de la Hebrew Universi-ty, y otro en el Departamento de Virología de la Universidad de Glasgow, demostraron que la ri-fampieina inhibe selectivamente el desarrollo del virus vacunal o vaccí-nico y de otros virus del mismo ti-po. La rifampieina es un antibiótico descubierto y producido en Italia, cuya acción bacteriostática consis-te en la inhibición específica de la ARN polimerasa, la enzima que transcribe la información genética contenida en los cromosomas bajo la forma de moléculas de ácido ri-bonucleico mensajero. A su vez, és-te desempeña en el citoplasma ce-lular el papel de un molde para la construcción de las correspondien-tes macromoléculas proteicas. Por lo tanto, la acción de la rifampieina provoca la inhibición de la síntesis del ácido ribonucleico e, indirecta-mente, el bloqueo de la síntesis proteica.

Aún no se ha establecido clara-mente sí la acción antiviral de la rifampieina se basa en el mismo mecanismo de su acción antibacté-rica; de todos modos nos encontra-mos frente a un progreso significa-tivo de la investigación sobre la inhibición específica del crecimien-to viral, ya que no sólo poseemos una sustancia inhibidora y relativa-mente no tóxica para la célula huésped, sino que conocemos tam-bién con exactitud la modalidad de acción de esta sustancia sobre uno de los más delicados mecanismos macromoleculares.

Hace tiempo que los virólogos buscan alguna particularidad del crecimiento viral que permita de-terminar entre los mecanismos nor-males de biosíntesis de la célula huésped y los desencadenados por la infección viral, pero hasta el momento no se habían hecho gran-des progresos en tal sentido. Se sa-bía, en efecto, que los virus, para reproducirse, debían provocar en la célula la aparición de una ARN po-limerasa nueva, distinta de la nor-

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malmente presente en el núcleo. Apenas se comprobó que la rifam-picina ejerce su acción antimicro-biana inhibiendo la ARN polime-rasa de las bacterias pero no la de las células animales, los virólogos consideraron la posibilidad de que algún viras fuera también sensible a este antibiótico y, efectivamen-te, los resultados sobre el virus va-cunal son alentadores.

El virus vacunal o vaccínico y los otros virus del mismo tipo, en-tre los cuales se cuenta el de la vi-ruela, son los virus más grandes y complejos que se conocen; tienen una estructura interna relativamen-te complicada y es lícito suponer que a esa complejidad estructural corresponde un mecanismo de cre-cimiento más específico y autóno-mo que el de los otros virus más simples. Por ejemplo, el ácido de-soxirribonucleico de estos virus re-quiere, para ser transcripto, una ARN polimerasa específica que está contenida en las partículas virales. Existe por lo tanto la posibilidad de que esta polimerasa sea sensible a la rifampicina y que el mecanismo de la inhibición viral de este an-tibiótico sea similar al que se veri-fica en las bacterias. Desde este punto de vista, el virus vacunal pa-recería asemejarse a una pequeña bacteria, y no es casual que los mi-crobiólogos hayan pensado que los virus más grandes y complejos re-presenten algo así como una etapa evolutiva entre los virus más sim-ples y carentes de autonomía y las verdaderas bacterias, capaces de una vida totalmente independiente.

Cualquiera sea el mecanismo de acción de la rifampicina, hay que tener presente que es teóricamente difícil concebir una sustancia um-versalmente capaz de inhibir el cre-cimiento viral mediante la inhibi-ción de la ARN polimerasa de los virus. En efecto, ya sabemos que cdda virus tiene su ARN polime-rasa específica, cuya existencia es el resultado de su historia evoluti-va; por lo tanto se debe pensar que para cada tipo de virus se debería buscar u n tipo distinto de inhibi-dor. Aun cuando este procedi-miento pueda parecer tedioso, es sin embargo importante que se ha-ya determinado el objetivo de la lucha antiviral: la búsqueda de sus-tancias que inhiban el desarrollo de los virus y respeten al mismo tiem-po los mecanismos normales de la célula.

7 Cómo nace una galaxia

Un grupo de científicos norteame-ricanos ha logrado, mediante el uso de una computadora, "construir" una película cinematográfica que muestra el nacimiento de una ga-laxia y las primeras etapas de su evolución. La película condensa dos mil millones de años de la vida de una galaxia en sus diez minutos de duración, y comienza con sus pri-meros y turbulentos momentos: una enorme nube de gases gira sobre sí misma, surgen ramificaciones en forma de espiral, y aparecen las primeras estrellas.

La película, de 16 mm, muda, en blanco y negro, fue realizada en ba-se a los cálculos del Dr. K. H . Pren-dergast, del Departamento de As-tronomía de la Universidad de Co-lumbia, y del Dr. R. H . Miller, del Departamento de Astronomía y As-trofísica de la Universidad de Chica-go. En la programación de la com-putadora se incluyeron las leyes fun-damentales de la física, y toda la información conocida sobre las eta-pas de la evolución de una galaxia promedio. Luego, dando como pun-to de partida una nube de gases de un diámetro de 100.000 años luz, se ordenó a la computadora que produjera una serie de imágenes, for-madas por puntos sobre la pantalla de un tubo de rayos catódicos, imá-genes que describirían los estados su-cesivos de la galaxia. De cada una de esas imágenes se tomó una foto-grafía, y se "armó" la película pro-yectando sucesivamente dichas foto-grafías a la velocidad normal de 24 cuadros por segundo. Cada minuto de proyección requirió 1.440 foto-grafías, y cada una de éstas fue el resultado de un largo 'cálculo.

Este trabajo ha producido dos contribuciones muy importantes a la teoría galáctica. En primer lugar, la película confirma la idea de que las ramificaciones en espiral de una ga-laxia pueden ser ondas de densidad; en segundo lugar, demuestra que la velocidad de formación de las es-trellas determina la evolución de la galaxia. Durante la proyección, el espectador puede observar una ma-sa en forma de disco achatado, for-mada por puntos brillantes sobre un fondo negro, que representa la

nube gaseosa primitiva. Dicha ma-sa se divide primero en cuatro nubes brillantes circulares que giran sobre sí mismas, las cuales luego se fu-sionan entre sí, originando dos nu-bes con ramificaciones en espiral. Las espirales desaparecen mientras las dos nubes se fusionan formando nuevamente una sola, y, finalmente, vuelven a reaparecer.

Según los astrónomos, el progre-so más significativo fue el hecho de que los cálculos partieron de un disco gaseoso autogravitacional, pre-viéndose la formación de estrellas a medida que la galaxia estallaba. La importancia de esto radica en el he-cho de que la dinámica del colap-so de un disco gaseoso es muy dis-tinta de la de un disco formado por estrellas, y también en que la velocidad de formación de las es-trellas al colapsarse el disco gaseoso es un parámetro mucho más impor-tante de lo que se pensaba. En otras palabras, según que las estrellas se formen lenta o rápidamente, la evo-lución de la galaxia es distinta.

Otro investigador de la Universi-dad de Columbia, J . Quirk, explicó que otra característica interesante de la galaxia en forma de disco eran las ramificaciones en espiral. La par-te central de la galaxia rota mucho más rápidamente que las zonas más externas: las estrellas internas reco-rren una órbita completa en alre-dedor de un millón de años, mien-tras que las externas tardan 250 millones de años. Si las ramas de la espiral estuvieran formadas siem-pre por las mismas estrellas, pronto se cerrarían y desaparecerían. Sin embargo, la película muestra que las espirales permanecen; esto pue-de explicarse si se supone que las ramificaciones en espiral son ondas de densidad con campos gravitacio-nales. En estas condiciones, la com-posición de las estrellas ubicadas en cada brazo de la espiral debería cambiar continuamente. Como las estrellas se mueven con un movi-miento circular más rápido que el de la espiral, sus órbitas se deberían alterar por efectos del campo gra-vitacional de las espirales.

El fenómeno de las ondas de den-sidad fue predicho, hace tiempo, por un grupo del Insti tuto Tecnológico de Massachussetts dirigido por C. C. Lin; la película preparada por la computadora, y que muestra que las espirales se forman ya desde el na-cimiento de la galaxia, parece con-firmar esta teoría.

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8 Plásticos inorgánicos

En una reciente publicación (Inor-;¡anic Macromolecules Review, 1, 1970, pp. 45-73) , H . A. Schroeder, del Olin Research Center, N e w t ía-ven, EE. UU. , resume los resultados propios y de otros investigadores relativos a la búsqueda de materia-les plásticos inorgánicos que presen-ten una gran estabilidad a tempe-raturas elevadas y una mayor re-sistencia química que los plásticos orgánicos.

Part iendo de la base de que con una configuración en forma de ca-denas simples nunca se lograría una buena estabilidad a temperaturas elevadas, la investigación se orientó hacia la síntesis de cadenas forma-das por poliedros tridimensionales unidos entre sí. Este tipo de estruc-tura presenta dos ventajas funda-mentales: la movilidad de los áto-mos se ve notablemente reducida por efectos estéricos y la naturaleza aro-mática de los poliedros, al estable-cer un equilibrio energético, imparte sil polímero una establilización adi-cional.

El boro f u e elegido como elemen-to básico para la formación de po-liedros, dada la estabilidad de las uniones que forma con otros ele-mentos como el silicio, el carbono y el fósforo. Dichos poliedros que con-tienen boro se pueden utilizar como "unidades" constructivas, uniéndolos en diversas formas mediante enla-ces fuertes , para obtener una gran variedad de productos que pueden clasificarse, como los plásticos or-gánicos, en tres grandes grupos: ter-morrígidos, elastómeros y termo-plásticos.

Los primeros poliedros sintetiza-

dos fueron el decaborano (un hi-d ruro complejo de b o r o ) y los car-boranos (compuestos de boro y car-bono) con estructura icosaédrica y luego una serie de derivados oxi-genados, halogenados, etc. D e to-das estas sustancias se obtuvieron polímeros formando cadenas sim-ples de poliedros o bien intercalan-do entre estos últ imos compuestos de fósforo, de nitrógeno, de silicio, de azufre o de estaño.

En t re los derivados del decabora-no podemos mencionar los políme-ros denominados P O P - I y P N P - I I que no contienen átomos de carbo-no y que, mezclados con amianto en polvo, mostraron interesantes carac-terísticas, similares a las resinas ter-morrígidas orgánicas.

Part iendo de carboranos icosaé-dricos enlazados por grupos siloxa-no, se obtuvieron una serie de elas-tómeros, registrados ba jo la marca DEXSIL, que presentan notables si-militudes con las gomas naturales y sintéticas.

Por úl t imo, uniendo entre sí car-boranos icosaédricos se obtuvieron polímeros con propiedades termo-plásticas, con fórmulas generales del t ipo — ( — C B i o H i o C — S ) j í~ y peso molecular del orden de 5 .400.

Estas investigaciones comenzaron hace apenas ocho años y los promi-sorios resultados obtenidos permiten prever la aparición de aplicaciones comerciales en gran escala en un fu tu ro muy próximo.

C H 3 C ; H 3 ' C 6 H g I i 1

s i — cb 1 c k q c—s i — o — s i — o — -I I I

c h 3 c h 3 c 6 h 3

DEXSIL. 2 0 2

9 Químicos: mucha investigación, poco trabajo

A mediados de set iembre úl t imo, cerca de 9.000 químicos e ingenie-ros químicos norteamericanos se re-unieron en Chicago para asistir al 160" Congreso de la American Che-mical Society y escuchar más de 2.000 comunicaciones sobre los te-mas más diversos, desde la enseñan-za de la química hasta la lucha con-tra la contaminación. El n ú m e r o de asistentes, aun cuando parezca ele-vado, fue considerablemente infer ior a los 16.000 presentes en el congre-so de 1969, realizado en Nueva York. Las razones: la desfavorable coyuntura económica por la q u e está atravesando Estados Unidos en es-tos momentos.

Algunos trabajos tuvieron inme-diata repercusión. Po r e jemplo , el presentado por N o r m a n Li, de la Esso Research & Engineer ing Co., sobre el perfeccionamiento de una membrana líquida que podrá utili-zarse para un gran número de se-paraciones difíciles, desde tratamien-to de agua hasta purificación de productos petroquímicos y bioquí-micos. O bien el t rabajo d e David Safrany, del Bechtell Laboratory , quien propone descomponer , me-diante explosiones nucleares subte-rráneas, toneladas de desechos de papel, goma, plástico y ot ros des-perdicios orgánicos, pa ra ob tener hidrógeno y monóxido de carbono que podrían utilizarse como mate-rias primas para ob tene r materiales sintéticos. O el diseño de nuevas drogas farmacológicas por medio de computadoras, e jemplif icado por Will iam Purcell y John Clayton de la Universidad de Tennessee, quie-nes fueron capaces de predecir las propiedades y la actividad biológica de varias sustancias muchos años antes de que fue ran sintetizadas y ensayadas. Y esto para da r sólo tres ejemplos de una larga lista.

Sin embargo, la sorpresa mayor se refirió a un tema inesperado: la falta de trabajo para los químicos. Según Raymond Mariella, Secretario del Comité del Consejo de Relacio-nes Profesionales, "po r pr imera vez en diez años . . . muchos químicos

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deambulan por las calles en busca de trabajo". La relación oferta/de-manda de trabajo, normalmente del orden de 2 a 1, se ha, prácticamente, invertido y ahora es de 1 a 2. El mencionado Comité propone, para afrontar la situación, el estableci-miento de un seguro de desempleo para los químicos y una evaluación de las necesidades de químicos en la industria privada y en la esfera ofi-cial, así como la realización de un estudio sobre la situación económica de dichos profesionales.

10 Un "dogma1' cuestionado

David Baltimore, del Massachussetts Institute of Technology y Howard Temin y Satoshi Mizutani, de la Universidad de Wisconsin, demos-traron que algunos virus capaces de provocar la formación de tumores en animales de laboratorio poseen un nuevo tipo de enzima, la ADN polimerasa dependiente del ARN, capaz de sintetizar moléculas de ADN a partir de una matriz de ácido ribonucleico. Los trabajos que estos investigadores llevaron a cabo independientemente aparecieron en el número 226 de Natura, en las páginas 1209 y 1211. En los últi-mos meses, más exactamente desde el anuncio de Temin en el Congreso Internacional de Cáncer de Houston, Texas, realizado en mayo último y el de Baltimore en Cold Spring Har-bor, se ha iniciado en los EE. UU. una carrera pocas veces vista en el campo de la biología molecular.

El hallazgo de la nueva enzima estaría en relativa contradicción con el "dogma central" enunciado por Francis Crick en 1958, considerado como una de las claves de esta dis-ciplina. Hasta hace pocos meses era difícil poner en duda que el f lujo de la información genética se realiza en un solo sentido: el ADN es trans-cripto a A R N mensajero y luego traducido en proteínas. Desde 1964 Temin postuló reiteradamente una hipótesis para explicar la inducción

de cáncer por virus a ARN, hipóte-sis que exigía la existencia de una enzima como la encontrada. Veamos un poco el porqué de la necesidad de esta enzima.

En el número 5 de " C I E N C I A NUEVA vimos el mecanismo de transformación de una célula normal en una célula cancerosa. Para los vi-rus tumorales a ADN sabemos que este tipo de- transformación genética tiene un carácter hereditario ya que el ADN viral se inserta en el A D N de la célula y la célula hija no sólo recibe un cromosoma complementa-rio sino también una copia del geno-ma viral. En el caso de virus a A R N era difícil imaginar la inserción de un ARN en el ADN de la célula huésped.

La explicación de la transforma-ción tumoral debida a estos virus quedaba por lo tanto oscura y a lo sumo se podía pensar en una rela-ción simbiótica en la que las estruc-turas nucleares de la célula y del virus coexistan y se multipliquen como una unidad en el protoplasma celular. Esta explicación no sólo no es satisfactoria sino que se contra-dice con muchos resultados experi-mentales, por ejemplo: 1) la trans-formación por virus a A R N es in-hibida por compuestos que ejercen idéntica acción sobre la síntesis de ADN; 2) la producción de partícu-las virales en las células transfor-madas es inhibida por la actinomi-cina D, droga que inhibe la síntesis de ARN a partir de una matriz de ADN.

- Ahora parece que se ha encontra-do la verdadera explicación de la transformación tumoral inducida por los "virus a ARN., Una. vez que ha penetrado en la célula,' el ácido ri-bonucleico viral hace las veces de una matriz para la síntesis del A D N correspondiente, síntesis que lleva a cabo la ADN polimerasa dependien-te del ARN.

R e c i e n t e m e n t e ( N a t u r e 2 2 7 , 1029, 1970) el Dr. Spiegelman, que fue el primero en confirmar el ha-llazgo de Temin y Baltimore al ais-lar la ADN polimeresa dependiente del ARN en seis virus tumorales dis-tintos y el caracterizar al producto como un ADN complementario del ARN viral, demostró la existencia de otra enzima en la partícula viral, una ADN polimerasa dependiente del ADN, que utiliza como matriz A D N

a doble hélice. El ADN a doble hé-lice así sintetizado se integra en el ADN del núcleo celular y agrega a la célula los genes del virus que pro-vocan la transformación tumoral, confiriéndole así un carácter gené-ticamente estable.

Francis Crick, en un artículo apa-recido en Nature (227, 561, 1970) analiza la historia del "dogma cen-tral" y aclara que en ningún mo-mento excluyó la posibilidad de que la información genética pasara del A R N al A D N y de éste a las pro-teínas. En su presentación del dog-ma, aun contando con escasos resul-tados experimentales, postuló que con toda seguridad podía confirmar-se el mecanismo A D N —» A R N - * proteína y excluyó completamente la posibilidad proteína —» ADN, pro-teína ARN, proteína —> proteína. ("Una vez que la información ha pasado a la proteína el proceso es irreversible", Francis Crick, Symp. Soc. Exp. Biol., 1958.) Sobre los procesos A R N A D N y ADN pro teína guardó un discreto silencio.

La cuestión es de gran interés para establecer si esta nueva enzima es exclusiva de ciertos virus a A R N o bien puede existir también en las células. E n este último caso se abri-ría todo un nuevo capítulo de la biología molecular y muchas ideas estarían sujetas a revisión. Las even-tuales y no frecuentes excepciones al "dogma central" exigen un estudio exhaustivo para establecer su funda-mento y significado. Son varios los trabajos aparecidos en Nature del mes de setiembre dedicado a este tema. Uno de los más interesantes a este respecto es el de W . Levin-son, de la Universidad de California, quien dice haber encontrado ADN en pequeña cantidad en el virus del sarcoma de Rous, un virus tumoral a ARN.

El descubrimiento de Baltimore, Temin y Mizutani es de gran inte-rés en cuanto a la posibilidad de una terapia de los tumores. Justa-mente el carácter excepcional de la enzima responsable de la síntesis de A D N a partir ' de A R N hace .que ella sea u n objetivo ideal par¿ la investigación quimioterápica, E n los Estados Unidos, donde los subsidios ahora escasean, la palabra cáncer si-gue siendo una de las llaves mágicas que pueden abrir las puertas del tesoro.

K. F.

La distancia de la Tierra líi Luna

Nikolai Basov

El 17 de noviembre pasado, la estación espacial automática rusa Luna 17 descendió cerca del Mar de las Lluvias. Toco después un vehículo especial se desprendió de la nave madre y comenzó a re-correr el suelo lunar. Para cumplir una de sus múltiples misiones, el Lunokhod 1 lleva un reflector angular para localización láser, construido en Francia. Nikolai Basov, Premio Lenin y Premio Nobel de Física, explica en esta nota las características del experimento franco-soviético y la importancia de establecer con la mayor exactitud las distancias entre los cuerpos cósmicos.

Texto y Foto DAN.

El reflector especial llevado por la estación automática Luna 17 a la su-perficie del Mar de las Lluvias per-mitirá, por medio del láser y conta-doras de tiempo, medir la distancia de la Tierra a la Luna con precisión de unos metros; en un fu tu ro no lejano, el error de la medición no pasará de uno o dos decímetros.

Este experimento lo concibieron y prepararon conjuntamente cientí-ficos soviéticos y franceses. Tanto en Francia como en la Unión Sovié-tica se han construido reflectores láser de diseño especial pero en esta oportunidad se decidió enviar en el Luna 17 un reflector hecho por nuestros colegas. Los científicos so-viéticos aseguraron ' su montaje en la estación lunar, la protección con-tra el polvo y su orientación hacia la Tierra.

Durante siglos los científicos han realizado observaciones angulares de la Luna, t ratando de esclarecer las leyes de su movimiento, pero la complejidad de este último determi-nó que sólo a comienzos de siglo se haya podido fundamentar una teoría satisfactoria, apta para pro-nosticar los movimientos de la Lu-na. Me refiero a la teoría de Hill-Brown, basada en la ley de la gravi-tación universal de Newton . Sin embargo, por cuanto los parámetros fundamentales del sistema Tierra-Luna se determinaron con limitada exactitud, la precisión de la teoría resultó también limitada; pero en realidad, hasta mediados del siglo veinte no se experimentó una nece-sidad especial de perfeccionarla. Re-cién en los comienzos de la era cós-mica se comprobó la verdadera ne-

cesidad de precisar ¡las ¡leyes del movimiento de los cuerpos celestes y el método de investigaciones as-tronómicas por medio del láser, fue una consecuencia legítima de la con-quista del espacio. En la actualidad, este método permite determinar los principales parámetros del sistema Tierra-Luna con una precisión cen-tenares de veces mayor. Además, con este método se puede investigar la rotación de la Luna, para lo cual es indispensable montar en ella va-rios reflectores. E l estudio de la llamada libración física de la Luna suscita enorme interés en virtud de las peculiaridades de su estructura interna.

Los cálculos han demostrado que el reflector artificial de la luz trans-portado a la Luna asegura la refle-xión del rayo dirigido del láser a la Tierra y brinda sensibles ventajas. Además, es algo así como un blan-co, prácticamente un punto, que no da lugar a errores en la medición de las distancias debidos a sus pro-pias dimensiones. Contando con u n dispositivo de este tipo, el grado de precisión dependerá sólo de la lon-gitud del impulso del láser y de la exactitud de la medición del tiempo.

El reflector en cuestión es u n panel con catorce prismas de cuatro caras. Por su forma, cada una de ellas es parte de un cubo cortado de tal manera que tres de los ángulos del prisma son rectos. Si se enfoca un rayo de luz al plano del corte que sirve de cara de entrada, des-pués de una triple refracción interna ese rayo saldrá del prisma en direc-ción opuesta. Esta propiedad sólo se consigue a costa de una gran pre-

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El Dr. Ntkolai Basov obtuvo, en 1964, el Premio Nobel de Física.

Es Subdirector del Instituto P. N. Lebedev y Director del Laboratorio

de Radiofísica Cuántica.

El Lunokhod I en la plataforma de alunizaje de la estación Luna 17, momentos antes de descender a la superficie de la Luna. La fotografía fue tomada por el telefotómetro instalado a bordo del Lunokhod I Frente al aparato se ve el paisaje lunar, la rampa de descenso del Luna 17 desplegada, a la derecha una rueda y arriba la antena de varillas del Lunokhod.

cisión de los ángulos rectos d e los prismas; en nuestro experimento, esa exactitud alcanza un décimo de segundo angular siempre que no ejerzan ningún efecto sobre ella los colosales cambios de la temperatura lunar, que llegan hasta 300 grados. De aquí se desprende la complejidad y dificultad técnica de construcción del reflector. Los prismas se hicieron de vidrio homogéneo especial d e es-caso coeficiente de dilatación e ín-dice de refracción. El aparato ha sido dotado también de un sistema de protección térmica que asegura el mínimo intercambio de calor en-tre el prisma y la superficie lunar .

Los aparatos láser de localización terrestre se proyectaron y fabrica-ron en el Instituto de Física P , N . Lebedev de la Academia de Ciencias de la URSS. El conjunto de apara-tos incluye: transmisor óptico en el láser de rubí con intervalo del im-pulso de un cienmillonésimo de se-gundo, fotorreceptor de banda es-trecha con sistema de registro de la señal refractada, medidor de t i empo de propagación de la señal luminosa hasta el reflector y viceversa, con una exacttiud de medición d e u n cienmillonésimo de segundo, b loque de dispositivos automáticos para co-mandar los aparatos. Se montaron en el telescopio del Observatorio Astrofísico de Crimea —el mayor de Europa— con espejo de 2 ,6 me-tros de diámetro.

Los científicos franceses efectua-

ron trabajos con apa) montados en un telesi serva torio de Pie d u Pirineos.

Nuestro experiment: sólo aportará materia sos para nuevas y va: gaciones, sino que sel te un magnífico prece< colaboración internacic quista del espacio.

Se puede suponer c turo no lejano el lase: en el estudio del mu cuerpos celestes arti ejemplo, de satélites la Luna, para estable< ción entre éstos y la facilitar el acoplamient tripulados y no tripula también, posiblemente" zar los planetas más procedimiento de loe medio del láser puede un papel decisivo en problemas ligados d i ré nuestro planeta, princij blemas de geodesia y

Es más cómodo y ef desde lejos, por ejemj Luna, los procesos t< presenta así la posibilí zar investigaciones ge medio de las medición^ sobre esa base estudia fundamentales como p deriva de los continen1

nitud del movimiento de la Tierra. O

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Comentarios de libros

La escuela y la sociedad en el siglo XX Luis Jorge Zanotti

El libro "La escuela y la Sociedad en el siglo x x " sustenta básicamente una teoría nada nueva sobre los pro-blemas del país y sus soluciones, apli-cada aquí al campo de la educación. Pero pese a esta falta de novedad en su contenido, la aparición de este trabajo es sumamente importante ya que sintetiza la ideología desde la cual se conduce el sistema educativo argentino en la actualidad y, especial-mente, desde la cual se ha elaborado la reforma educativahoy en vigencia.

Las tesis centrales están enuncia-das por el autor de la siguiente ma-nera:

"Volvemos pues, a nuestra tesis: la sociedad ha olvidado que la es-cuela es su criatura, que debe brin-dar el servicio que ella demande y al descansar en exceso en los orga-nismos de control, supervisión y go-bierno, ha entregado en sus manos la totalidad del poder sin cargo de rendición de cuentas" (pág. 31) .

"Aquella estructura cultural tra-dicional está resquebrajándose (no destruyéndose, que es otra cosa) modificándose, alterándose. Enton-ces esa escuela secundaria que era f ruto y sostén de aquel subsuelo cultural, necesita ser a j u s t a d a . . . " (pág- 8 3 ) .

"La misión final de la escuela media es preservar la unidad de la cultura o c c i d e n t a l . . . " (pág. 100) . "Rehagamos la escuela secundaria tradicional" (pág. 102) .

Con esta finalidad propone: — introducir la ciencia y la téc-

nica en el sistema educativo de ma-nera que aumente la eficiencia en el cumplimiento de los fines sociales;

— liberalizar totalmente la edu-cación en cuanto a organización, con-

tenido, planes, métodos (" la gran ley de educación que necesitamos es una ley libertaria");

— "desideologizar" la escuela, en-focando la educación exclusivamente desde el ángulo técnico-psicopedagó-gico.

Hace luego una breve descripción de los sistemas educativos europeos, y dedica varios capítulos al análisis del sistema estadounidense que pudo conocer de cerca, según afirma, gra-cias a una invitación del Departa-mento de Estado. Llega finalmente a la conclusión de que no puede decirse si en EE. UU. la educación es mejor o peor que en la Argentina, sino que, en todo caso, hay que res-ponderse a una pregunta: ¿cuál de los dos países es mejor?, aunque si se hace "al margen de prejuicios, tendencias xenófobas o ideológicas, o intenciones de (pág. 151) propa-ganda política, se advertirá que en-cierra una simplicidad insoportable".

Las intenciones y el trasfondo ideológico de este libro son tan evi-dentes que no necesitan descubrirse mediante un análisis. Justamente su valor está en que tal vez sea uno de los únicos trabajos publicados sobre el tema en el cual ni siquiera trata de disfrazarse la intención de utilizar la ciencia y la técnica al ser-vicio de la reparación del viejo sis-tema educativo y éste al servicio de la contención de los grandes cam-bios.

Desde el punto de vista particular de la sociología de la educación, el trabajo tiene fallas fundamentales. En primer lugar, Zanotti se equivoca cuando piensa que el sistema edu-cativo puede llegar a ser totalmente autónomo, susceptible de ser mane-jado por el sector terciario, a espal-das de la sociedad.

El sistema educativo es un aspecto particular del sistema social general de cada país. Mediante él se realiza

una praxis social particular, la pra-' xis educativa. Zanotti, en cambio, lo presenta nacido de una sociedad a la que disuelve en el ácido sulfúrico de las generalizaciones y desprendi-do finalmente de ello. El sistema educativo es una parte diferenciada de la sociedad, y su función es me-diatizadora de la necesidad social de transmitir ciertos conocimientos de características peculiares, para lo cual utiliza medios específicos. Ella mis-ma es un medio específico a través del cual actúa la sociedad. Pero la particularidad de los fines del sis-tema educativo, como ocurre con cualquier otro sistema particular de la sociedad, la peculiaridad de sus contenidos, medios, técnicas, formas organizativas, etc., no es suficiente para que constituya en sí mismo una totalidad cerrada. En la escuela se da en forma especial la vida social, en forma educativa. En ella se re-produce adoptando formas particu-lares, el modo de producción social vigente. La distribución de los bie-nes educativos entre la "comunidad" es acorde a la distribución social de los bienes en general, establecida en cada sociedad.

La sociedad toda entonces, no tie-ne ni ha tenido nunca en nuestro país, el control ele la educación. Es un sector de la sociedad solamente el que tiene acceso al control edu-cativo: el sector social dominante. El otro sector (la mayoría) sola-mente tiene acceso a la sumisión a normas, valores y contenidos que el grupo dominante impone en el sis-tema educacional, y, en 50 % de los casos, en la distribución de bie-nes y roles sociales de la educación, le corresponde la deserción o el analfabetismo. (La Prensa 2 / 3 / 7 0 , artículo "El ausentismo y la deser-ción escolar"; en 1969 se calculan en 11.172.740 los semianalfabetos del país.)

61.

¿Cuál es entonces, la causa del "des in terés" de los argentinos por la educación, que tanto preocupa a Zanott i? ¿Es síntoma de un proble-ma moral o voluntarístico? Creemos que la cuestión sólo se aclara si, en lugar de enfocarla desde el pun to de vista del sistema, la enfocamos desde el punto de vista de los 11.172.740 de excluidos y semiex-cluidos del mismo. Tal vez veamos entonces que el sector de la "co-munidad" a quien no correspondió la posibilidad del estudio primario, secundario o universitario para sus hijos no discute los contenidos del sistema pues éste le es ajeno. El autor se preocupa aún de que los padres ni siquiera se sientan a pen-sar en la negatividad de la introduc-ción de las matemáticas modernas y de la enseñanza obligatoria del castellano que debiera dejar lugar a la l ibertad idiomática desde la es-cuela primaria.

¿Cuál es la sociedad que está des-conectada de la escuela? ¿A quién se refiere Zanott i cuando habla de la "comunidad"? Los ejemplos que da son claros. Son síntomas de que la escuela debiera modernizarse, el hecho de que las niñas terminen el secundario sin saber hacer una pla-nilla de impuesto a los réditos y la necesidad que se ve a diario de que el personal doméstico sepa manejar lavarropas, pues ya no es como en otros t i e m p o s . . . Y reclama eficien-cia. Todos deben estudiar para cum-plir eficientemente su rol social. Así la sociedad funcionará mejor, cam-biando lo menos posible. (Estas no-tas, aclaramos, no son sarcásticas, sino que las hemos tomado del texto del l ibro.) (Véase págs. 14 y 88. )

E n cuanto a la tesis de que el sistema educativo está controlado totalmente por "terciar ios" (léase maestros, directores, inspectores) di-remos que el sector terciario es agen-te en nuestra sociedad de otros gru-pos. E n el sistema educativo cual-quiera que haya pisado una escuela sabe perfectamente que ellos se li-mitan a cumplir mecánicamente con leyes que son dictadas desde las es-t ructuras políticas del país. Nada tie-nen que ver con la función norma-tiva de las instituciones educativas quienes t rabajan a diario en ellas. La escuela está muy lejos de ser propiedad de los maestros y aún del personal jerárquico de carrera.

Finalmente , en cuanto a la des-ideologización de la escuela que pro-pone Zanot t i , está claramente expli-

citado que esta desideologización se dirige a ajusfar la conexión del sis-tema con el sistema social central de control. La ideología de la escuela argentina es, realmente, la ideología de la permanencia, de la dependen-cia, del resguardo del pasado.

Zanotti propone introducir un pensamiento técnico pedagógico crea-dor, en el sentido de que sepa en-contrar las formas más adecuadas de resguardar el pasado. Quiere conver-tir a las instituciones educativas en grandes máquinas, sin cambiar el modo de producción vigente en ellas. Las maestras serán así reemplazadas por máquinas de enseñar, utilizare-mos instrucción programada, moder-nos métodos y técnicas revoluciona-rias para todas las áreas del conoci-miento. Y todo eso, al servicio del reaseguramiento de la situación vi-gente. La escuela seguirá producien-do también desertores, es decir, que seguirá teniendo los mecanismos que hacen desertar a quienes deben cum-plir con el rol social de obreros no especializados, mano de obra bara-ta. Los egresados de la escuela pri-maria y de los niveles intermedios cumplirán eficientemente su rol de clase baja o clase media baja. Los que terminan la escuela secundaria constituirán una juventud adaptada y respetuosa de los valores estable-cidos. Eso sí: en base a la más mo-derna programación, que asegure que el sistema educativo transmita .formas de conducta y pensamiento (hay que enseñar a pensar) que re-produzcan el modo de vida estable-cido, que resguarden la cultura y la civilización occidental y cristiana (ver pág. 100 ) .

Desde el pun to de vista de la ciencia de la educación, es dramáti-co que se la utilice para detener el progreso. La educación es la praxis social po r la cual la sociedad ase-gura su supervivencia mediante el progreso. Su utilización en el sen-tido por Zanott i propuesto, es una paradoja que raya en el suicidio. La sociedad decide detener su propio cambio y evolución mediante el adiestramiento de sus nuevos miem-bros en la conservación congelada de una forma de vida que necesita superarse.

Y es también dramático desde el pun to de vista de la ciencia en ge-neral que su progreso se vuelva con-tra ella misma.

Lie Adriana Puiggrós de Joselevich Depío. de Psiquiatría Social, Lanús

Los sentidos O t t o L o w e n s t e i n

Breviarios del Fondo de Cnltura Económica, México, 1969

"Es te libro va dirigido al lego in-teresado y al biólogo profesional joven. No es un libro de texto; la mejor manera de describirlo es como una serie de ensayos", confiesa Otto Lowenstein en el prefacio de su libro.

El libro quiere servir entonces, como una primera visión panorámica del extenso ( ¿ e inabarcable?) tema de los sentidos. Creemos que lo lo-gra, t ratando con una profundidad adecuada los problemas más intere-santes y destacando el procedimiento experimental seguido, en las oportu-nidades en que éste era sencillo y los resultados claros. En otras oportu-nidades, recurre a supuestos diálo-gos con estudiantes, conferencias o discusiones que le permiten no ser tan preciso y realizar simplificacio-nes, que de otra manera serían ex-cesivas.

Es útil también para el "biólogo profesional joven" por varias razo-nes: 1) porque muestra posibilida-des de trabajo experimental de gran diversidad; 2 ) porque relaciona el t rabajo en Biología con otras dis-ciplinas por intermedio de la Ciber-nética y la Biónica (aunque esto se queda un poco en la intención) y por el uso de los conceptos extraídos de la Teoría de la Información; 3) porque en ningún momento descuida las implicancias epistemológicas del tema, a lo que dedica en especial un capítulo. Estas perspectivas están presentes a lo largo de todo el libro, en especial en los parágrafos dedica-dos al olfato y visión en los ani-males.

Pe ro queremos hacer notar que no sirve como libro de consulta, ni como texto, pues no tiene un de-sarrollo metódico y no es exhaustivo ni siquiera a un nivel elemental (no pretende ser lo) . Y si es una "serie de ensayos", éstos están por lo me-nos bien ensamblados, formando una unidad. El autor es conocido por sus trabajos sobre fisiología del laberinto del oído, los que merecen ser cita-dos en las revisiones sobre el tema. Una ilustración al revés y una tra-ducción a veces muy literal no mo-lestan mayormente la lectura.

Rubén Budelli Departamento de Biofísica Facultad de Medicina (Montevideo)

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Libros nuevos

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Tiempo, realidad social y conocimiento Sergio B a g ú

Siglo Veintiuno Editores, S. A. Imprenta <le los Buenos Ayres, S. A. Buenos Aires, 1970, 214 páginas.

Sumario: P r e f a c i o . Introducción: Planteamiento inicial. Primera parte: El universo de la realidad social. I . La realidad social según la teoría de occidente. I I . Primera meditación sobre la naturaleza de la realidad social. I I I . La génesis de la reali-dad social. IV. El tiempo de la rea-lidad social. V. El ordenamiento de la realidad social según la distribu-ción de funciones. Segunda parte: El universo del conocimiento de la realidad social. VI . La aptitud gno-seológica. Síntesis. Obras citadas.

La nueva biología Selección e introducción de Gairdner B. Moment Editorial Hobbs-Sudamericana Imprenta de los Buenos Ayres, S. A. Buenos Aires, 1970, 202 páginas.

Sumario: Prólogo. Introducción: La biología en la actualidad, por Gaird-ner B. Moment . 1. Jane Oppenhei-mer: Estudios históricos. 2. Edward S. Deevey: Poblaciones animales. 3. Albert Wolfson: La regulación de la migración primaveral y la reproduc-ción de las aves. 4. John O. Corliss: Nuevos caminos para la taxonomía. 5. William Van der Kloot: La con-ducta instintiva. 6. León S. Stone: El desarrollo de la conducta visual. 7. Víctor G . Bruce: Relojes bioló-gicos. 8. H . A. Borthwick: Foto-períodos vegetales. 9. H . Bentley Glass: La bioquímica de la herencia humana. 10. James D. Ebert : Tras-plante de tejidos. 11. Frederick Ste-ward: Control químico del creci-miento y división de la célula: un

aspecto del crecimiento y la mor-fogénesis. 12. Theodore T. Puck: Los cromosomas humanos y el cul-tivo de tejidos. 13. William R. Du-ryee: Aspectos modernos de la di-visión celular. 14. Charles B. Metz: Fertilización. 15. DeWit t Stetten, Jr. : Regulación de las reacciones catalizadas por enzimas. 16. Daniel I . Árnon: La fotosíntesis como pro-ceso de conversión de energía. 17. Alexander Rich: Los ácidos nuclei-cos y la base física de la herencia. 18. W . D. McElroy: Vida y ener-gía. 19. George Wald: Teorías sobre el origen de la vida.

Razones para enseñar ta nueva matemática N ú m r o 6 d e Guía para la Educación Wilbur H. Dutton Editorial Estrada Buenos Aires, 1970, 10 páginas.

Sumario: I . Razones para enseñar la nueva matemática. I I . Antecedentes históricos. I I I . Problemas específi-cos. Bibliografía.

Administración y desarrollo Pedro Delíino Publicación N* 31 del Instituto de Investigaciones de Ciencias Administrativas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata. Talleres de Impresiones "Bellas Artes", La Plata t a Plata, 1970, 216 páginas.

Sumario: Primera parte: Participa-ción de los Organismos Internacio-nales. La orientación de los estudios en Estados Unidos y Europa ; Se-gunda parte: La Administración en América Latina y la Argentina. Ter-cera parte: La Administración aso-

ciada al Desarrollo Social-Económi-co. La Ciencia de la Administración en Proyección del Fu tu ro . Hacia la futura Facultad de Ciencias de la Administración. Bases pa ra la futu-ra Organización de Escuelas e Ins-titutos de Administración. Reflexio-nes finales. Apéndice. Colaboración Internacional.

La matemática moderna en los primeros grados Nicole Picard

Traducción del original francés: Irma A, Estol de Besio Angel Estrada y Cía. S. A. Talleres Gráficos de la Editorial Estrada Buenos Aires, 1970, 1 9 3 páginas.

Sumario: Prólogo. Adver tenc ia pre-liminar. I . Algunas ref lexiones so-bre la matemática y su enseñanza en la segunda mitad del siglo xx. I I . Nuestros axiomas básicos. I I I . La experiencia. IV. E l contenido de la experiencia. V . Conclusiones de la primera parte de l a experiencia. V I . La experiencia se ext iende: nue-vas conclusiones. V I I . Desarrollo de algunas nociones abordadas . Biblio-grafía.

Metegol N 9 3

Con motivo de la reciente huelga de los revendedores de cigarrillos, mucha gente se las ingenió para aprovechar al máximo los cigarrillos de que disponía. Alguien aseguró que, armando un cigarrillo con tres puchos, lograba fumar cin-co cigarrillos con 10 puchos. ¿Cómo hacía?

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Correo del lector

Trigo melómano Señores Directores:

En el último número, página 26, "Novedades.. ." 13 noticia acerca del "Trigo melómano". Quisieran Uds. tener a bien y darme las fuen-tes de dicha información, toda la in-formación agregada que puedan y la dirección de los investigadores que citan. Les estaré muy reconocido.

Isaac Feldman , Doctor en Bioquímica y Farmacia

La nota citada por el lector Feldman tuvo origen en un trabajo publicado en el Canadian Journal of Botany (vol. 48, pág. 659) .

La arquitectura de las matemáticas

Señores Directores: He leído con sumo interés el ar-

tículo "El aspecto unitario de las ma-temáticas", de la Dra. Cora Sadosky en el número 4 de vuestra revista; pero hay dos cosas que me llamaron poderosamente la atención, una es el título y la otra el nombre del au-tor. En realidad el artículo debía llamarse "La arquitectura de las ma-temáticas" y el autor debió ser N. Bourbaki.

En efecto, el artículo citado no es más que un resumen del trabajo de Bourbaki publicado en el libro "Las grandes comentes del pensa' miento" (EUDEBA, 1962), y si bien se cita a Bourbaki en algunos lugares, debería haberse puesto todo el artículo entre comillas.

Si tenían interés en dar a conocer esos aspectos ele la matemática hu-

biera sido mejor copiar a Bourbaki y no aceptar un resumen que, por más respeto que me merezca la au-tora, no puede compararse al origi-nal. Además, aunque sólo sea por respeto, debió haberse citado el ar-tículo de Bourbaki. Así parece de-masiado un plagio.

R. Guerschman La Plata

C.C. 172

Revista debe excusarse de no haber podido, por razones técnicas, ilus-trar el artículo de la doctora Sa-dosky, como ella lo había solicitado, con un " re t ra to" de Nicolás Bour-baki, obra del dibujante argentino Oski, que debió llevar un epígrafe en el cual se hacía notar la impor-tancia de la obra del grupo Bourbaki en la inclusión de la fundamentación del álgebra en la enseñanza de la matemática.

Creemos que el lector R. Guersch-man ha comprendido mal el carác-ter del artículo de la doctora Sadosky y, en general, el de nuestra revista. El artículo en cuestión no es un trabajo de matemática sino un ar-tículo de divulgación dirigido a u n público culto que pueda estar inte-resado en esos temas que son ya de carácter general.

El señor Guerschman considera que es un resumen del artículo de Bourbaki que integra el libro "Las grandes corrientes del pensamiento matemático" (Eudeba, 1962) ; tam-bién podría considerarlo un resumen de los capítulos correspondientes de cualquier buena introducción al ál-gebra. La doctora Sadosky no pre-tende haber inventado las estructu-ras algebraicas o las definiciones de relación o de función, sino exponer-las en la forma que a ella le ha parecido más breve y sencilla. Ha-blar de "plagio"- es en este caso, negar la función de comunicación que constituye la esencia de todo trabajo periodístico.

Por otra parte la dirección de la

Juegos Matemáticos Razones de espacio nos han impedido publicar los Juegos Matemáticos correspondientes a este número. Polióminos I I I será publicado en nuestro nú-mero 8.

Virus y Cáncer E n nuestro número 5 de CIENCIA NUEVA, en el ar-tículo de Luc Montagnier "Vi-rus y Cáncer" se ha omitido, por error, una línea aclarando que dicho artículo apareció originalmente en la revista La Recherche, con cuya autoriza-ción lo hemos publicado.

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Hace más de diez años nos volcamos al diseño y construcción de equipos para ingeniería sanitaria, tratamiento de agua, intercambio iónico, filtración, evaporación y otras operaciones de la ingeniería química. En este lapso hemos consolidado un eficiente grupo de ingenieros argentinos en torno de una idea de calidad: TECNOLOGIA ARGENTINA A NIVEL INTERNACIONAL

Nicoli- Salgado S.A. Lima 187-37-0555/38-4687 Buenos Aires

¡2c Dos pestes del Renacimiento 9 errores de Julio Verne El hombre de medida

PRONTUARIO DEL PLAN NUCLEAR. REPORTAJE A JORGE SABATO

La máquina de Turing Una computadora de papel

FRANQOIS JACOB: Genética hoy y mañana

LASER ¿Qué? ¿Cómo? ¿Para qué?

im¡ La superioridad de los dinosaurios TEORIA DE LA INFORMACION

Fyturo del vidrio

PARTICULAS MAS VELOCES QUE LA LUZ

INVg! ENCLI

En el próximo número Alberto Bonfiglioli explica las limitaciones que impiden ver los átomos. Caldeyro Barcia habla sobre la perinatología en América Latina. Dos científicos laureados, un biólogo norte-americano y un físico francés, cuestionan la validez de los premios científicos.

Revista mensual de ciencia y tecnología Diagonal Roque S, Peña 825 P. 4 \ - Of 43 - Buenos Aires