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Resumen
Se tiene conocimiento que las levaduras son capaces de degradar los azúcares
mediante el proceso de fermentación dando como resultado desechos como
etanol y CO2, sin embargo, en muchas ocasiones esto no logra ser evidente para
los estudiantes ya que el CO2 es un gas y es complicado observarlo. Tomando en
cuenta esto, el presente estudio tuvo como objetivo la evaluación, cuantificación y
observación de la producción de etanol y CO2 a partir de la metabolización de
diferentes sustratos naturales (azúcar morena, azúcar mascabado, miel de abeja,
jugo de naranja natural) y sintéticos (Splenda, Stevia, jugo de naranja sintético,
Coca-Cola, Coca-Cola zero azúcar)
Se utilizó 1gr de levadura seca granulada (Saccharomyces cerevisiae) en
presencia de los distintos medios de cultivo en proporción 10 a 1, agua/azúcares.
Disueltos el medio y la levadura de manera uniforme y estéril a una temperatura
de 35-40°C se llevó a cabo el proceso de fermentación durante los siguientes 30
minutos en una muestra de 1ml tomada con una jeringa realizando anotaciones de
la producción de CO2 cada 2 minutos con la ayuda de la graduación de ésta
colocada en una goma de migajón, todo este proceso por triplicado.
Los resultados obtenidos demuestran que S. cerevisiae metabolizó eficientemente
la mayoría de los azucares a los cuales fue expuesta y que todos los sustratos se
comportaron de manera similar en la producción de CO2 salvo el azúcar
mascabado y Stevia que en comparación con los otros seis sustratos presentaron
una producción mayor del doble que los demás azucares naturales y sintéticos, y
que efectivamente la Coca-Cola zero azúcar en realidad no contiene azúcar.
Se puede concluir que S. cerevisiae mostró una eficiente capacidad para producir
etanol y CO2 a partir del metabolismo de los azucares mencionados y que las
distintas cantidades de CO2 producidas fueron fácilmente cuantificables por el
desplazamiento del embolo de la jeringa que permitió observar de manera sencilla
la producción de este gas, sin la necesidad de recurrir a aparatos tecnológicos
muy sofisticados para observar este fenómeno.
[3]
Introducción
Marco teórico
Existen diversos procesos mediante los cuales los organismos pueden obtener
energía a partir de los alimentos que consumen (beta-oxidación, glucolisis, ciclo de
Krebs y respiración celular), a través de estos procesos tanto células procariontes
como eucariontes generan su energía en forma de ciertas moléculas, una de ellas
es el Adenosín Trifosfato (ATP) que servirá para la síntesis de otras
macromoléculas (De Martín, 2005).
Para obtener estas moléculas de energía, es necesario oxidar los nutrientes
consumidos, estos pueden ser ácidos grasos, compuestos cetónicos,
carbohidratos, entre otros compuestos orgánicos. En el caso particular de los
carbohidratos el proceso inicial se lleva a cabo en el citosol de la célula con la
degradación de la glucosa (glucólisis), esta degradación de la glucosa (un azúcar
de seis carbonos) consiste en una serie de reacciones enzimáticas en la cual se
generaran dos moléculas de piruvato (molécula de tres átomos de carbono). Este
proceso no requiere de oxígeno y por lo tanto se puede realizar en presencia de
oxígeno (condiciones aerobias) o en ausencia de éste (condiciones anaerobias)
(Audesirk et al., 2013).
El piruvato sintetizado en el citosol de la célula debe ser transportado a la matriz
de la mitocondria para que suceda la respiración celular con las enzimas que se
encuentran presentes en este sitio, por otro lado, en ausencia de oxígeno después
de la glucolisis se puede llevar a cabo la fermentación, este proceso tiene que
regenerar el NAD+ para que la glucolisis continúe y el organismo no muera. En
torno a la ruta metabólica con la cual el organismo haya evolucionado tiene dos
caminos para poder regenerar el NAD+: fermentación láctica o alcohólica, en el
primer caso se producirá acido láctico y para el segundo, etanol y CO2 ambos
casos a partir del piruvato.
[4]
Existen diversos organismos que son capaces de generar su propia energía
dependiendo de la situación y medio en el que se encuentren, es decir, en
presencia de oxígeno utilizaran la respiración aerobia, en el caso de que este
oxígeno se extinguiera pueden recurrir la respiración anaerobia y ser capaces de
fermentar, a estos organismos se les denomina anaerobios facultativos (Tortora et
al., 2013).
La levadura (hongo unicelular) posee las características mencionadas
anteriormente, puede realizar la fermentación alcohólica en condiciones
anaerobias. Desde hace siglos la humanidad ha aprovechado las características
de la levadura al fermentar el azúcar de distintos frutos para producir alcohol. Se
tiene conocimiento de que ya existía de manera comercial el vino y la cerveza
desde hace aproximadamente unos 5000 años. Pero, no es el único caso en que
la humanidad ha aprovechado las bondades de la levadura, el pan y el vino
espumoso también son producto de la fermentación (Audesirk et al., 2013).
Además de los beneficios que traen consigo las levaduras algunas especies del
género Saccharomyces han inspirado diversas obras de arte que exaltan al Dios
del vino y a aquellos que disfrutan su consumo. Como modelo biológico han
contribuido de manera importante en diversas ramas de la biología, dentro del
género Saccharomyces, la especie cerevisiae es el organismo eucarionte mas
estudiado por poseer un genoma relativamente pequeño, tan solo un poco mayor
que Escherichia coli (bacteria anaerobia facultativa utilizada de manera frecuente
en experimentos de genética y biología molecular) y aproximadamente unas 200
veces menor que el de las células de mamífero (Martínez y Martínez, s/f).
Saccharomyces cerevisiae es un hongo unicelular eucarionte de dimensiones
aproximadas entre 2.5 y 10 micras de ancho y 4.5 a 21 micras de largo, presentan
diversas formas desde cilíndricas y filamentosas hasta redondas, ovoides y
elipsoides con pared celular y núcleo verdadero. Posee mitocondrias, ribosomas y
en algunas ocasiones vacuolas, cuando se forman colonias suelen presentar un
color crema o blanco, de apariencia húmeda y brillante, de bordes irregulares, la
[5]
temperatura adecuada para su crecimiento oscila entre los 25-30 °C y llega a
producir ascosporas cuando los nutrimentos son óptimos. Es utilizada
comúnmente para la obtención de etanol a nivel industrial por su fácil
manipulación, cultivo y porque su fermentación produce subproductos casi
imperceptibles (Fajardo y Sarmiento, 2007).
Saccharomyces cerevisiae utiliza como fuente de carbono y energía diversos
azucares como glucosa, fructosa, manosa y galactosa (monosacáridos), maltosa e
isomaltosa (disacáridos), y en presencia de O2 puede metabolizar sustratos como
el glicerol, etanol y lactato (Fajardo y Sarmiento, 2007).
Objetivos
Evaluar la producción de CO2 a partir de la fermentación de Saccharomyces
cerevisiae empleando distintos sustratos naturales y sintéticos.
Cuantificar la producción de CO2 a partir de la fermentación de Saccharomyces
cerevisiae empleando distintos sustratos.
Observar cómo la fermentación de Saccharomyces cerevisiae metaboliza los
compuestos naturales y sintéticos hasta producir etanol y CO2.
Problema
Se tiene conocimiento que las levaduras son capaces de metabolizar una gran
cantidad de azúcares mediante el proceso de fermentación dando como resultado
desechos como etanol y CO2, sin embargo, en muchas ocasiones esto no logra
ser evidente para los estudiantes ya que el CO2 es un gas y es complicado
observarlo. En este sentido se pretende observar el desprendimiento de este gas y
realizar la cuantificación del mismo en un modelo que evidencie la producción de
este desecho.
[6]
Hipótesis
Se sabe que Saccharomyces cerevisiae es un hongo unicelular utilizado para la
producción de etanol a partir de la fermentación de diferentes azucares, en el que
se obtiene como producto de desecho CO2, entonces si se emplean diversos
sustratos naturales (azúcar morena, azúcar mascabado, miel de abeja, jugo de
naranja natural) y sintéticos (Splenda, Stevia, Jugo de naranja sintético, Coca-
Cola, Coca-Cola zero azúcar) en un medio acuoso con presencia de
Saccharomyces cerevisiae y se utiliza un instrumento de medición de CO2, será
posible observar y cuantificar las distintas cantidades de CO2 producidas a partir
de los distintos sustratos naturales y sintéticos empleados.
Desarrollo
Cuando hay ausencia o suministro limitado de oxígeno puede ocurrir la
fermentación en las levaduras bajo la presencia de distintos azúcares, este
proceso se lleva a cabo en el citosol de la célula, repone los suministros de NAD+
al producir una pequeña cantidad de ATP y mediante este proceso se genera
alcohol etílico y dióxido de carbono, a partir de este hecho, se decidió observar
cuál de los distintos sustratos (azúcar morena, azúcar mascabado, miel de abeja,
jugo de naranja, splenda, stevia, jugo de naranja sintético, coca-cola, coca-cola
zero azúcar) produce una mayor cantidad de CO2. Para ello se utilizó 1g de
levadura seca granulada (Saccharomyces cerevisiae) pesada cuidadosamente
con ayuda de un vidrio de reloj y una balanza analítica en presencia de distintos
medios de cultivo en proporción 10 a 1, es decir, 10ml de agua (Bonafont) y un 1g
o 1ml de los distintos azúcares.
Cada uno de los sustratos fueron cuidadosamente pesados de la misma forma
que la levadura y la alícuota del jugo de naranja natural, sintético y la coca-cola
(tradicional y zero azúcar) tomada con una jeringa plastipak estéril de 3ml, estos
fueron depositados en un vaso de precipitado y agitados con una varilla de vidrio
también estéril para la disolución correcta, siempre cerca de la flama para evitar la
[7]
contaminación con algún organismo patógeno y tener certeza que el CO2
producido es por el sujeto experimental.
Una vez disueltos el medio y la levadura de manera uniforme y estéril se tuvo la
precaución con la ayuda de un termómetro de verificar que el medio de cultivo se
mantuviera entre 35-40 °C para comenzar el proceso de fermentación durante los
siguientes 30 minutos. Enseguida se tomó una muestra de un 1ml en una jeringa
plastipak estéril de 5ml y se colocó la aguja de la jeringa en una goma de migajón
con la finalidad de evitar que se escapara el CO2 y así poder observar la
producción del CO2 a partir del primer mililitro tomado, se realizaron las
anotaciones correspondientes obteniendo un registro de la producción cada 2
minutos con la ayuda de la graduación de la jeringa (figura 1). Todo el
procedimiento mencionado anteriormente se llevó a cabo por triplicado y para una
mayor certeza de los resultados se promediaron todos los registros.
Cabe señalar que de la misma forma se utilizó un testigo o muestra control el cual
consistió en todo el procedimiento anterior, sin embargo no contenía ningún
sustrato (azúcar).
Figura 1. Metodología y materiales utilizados en la fermentación de distintos azúcares por la levadura Saccharomyces cerevisiae.
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Resultados
Con el propósito de evaluar, cuantificar y observar la producción de CO2 a partir
de 1ml tomado de cada una de las muestras de la fermentación de
Saccharomyces cerevisiae empleando los distintos sustratos naturales (azúcar
morena, azúcar mascabado, miel de abeja, jugo de naranja natural) y sintéticos
(Splenda, Stevia, jugo de naranja sintético, Coca-Cola, Coca-Cola zero azúcar)
fue colocado 1g de levaduras secas granuladas con los azucares mencionados y
agua en proporción 1/10. Se observó que Saccharomyces cerevisiae mostró
actividad metabólica inmediatamente después de entrar en contacto con los
distintos sustratos ya que al tomar la muestra de 1ml en el tiempo 0 se observó un
ligero movimiento en el embolo de las jeringas mostrando la presencia de CO2
generada por Saccharomyces cerevisiae metabolizando todo el sustrato a lo largo
de 30 minutos (figura 3 y 4), en comparación con la muestra control (figura 2).
Figura 2. 1 ml de la muestra Saccharomyces cerevisiae disuelta en agua a una temperatura entre 35-40 °C para tomar como referencia que la levadura necesita azúcar para poder producir CO2.
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La siguiente grafica de barras muestra el registro promedio de la producción de
CO2 llevado a cabo por triplicado de la levadura en presencia del sustrato azúcar
morena, azúcar mascabado, miel de abeja y jugo de naranja (sustratos naturales)
mediante la fermentación (figura 3).
Figura 3. 1 ml de la muestra Saccharomyces cerevisiae en presencia de los sustratos naturales entre 35-40 °C produciendo CO2 en un lapso de 30 minutos.
Bajo las mismas condiciones se muestra en la figura 4 el registro promedio de la
producción de CO2 llevado a cabo por triplicado de la levadura en presencia de los
sustratos sintéticos.
[10]
Figura 4. Desprendimiento de CO2 de Saccharomyces cerevisiae mediante la fermentación en presencia de los sustratos sintéticos.
Finalmente podemos observar una grafica comparativa (figura 5) de los distintos
sustratos metabolizados por Saccharomyces cerevisiae por medio de la
fermentación alcohólica.
[11]
Figura 5. Saccharomyces cerevisiae mostró la producción de CO2 mediante el proceso de fermentación en presencia de los sustratos naturales y sintéticos.
Análisis e interpretación de resultados
El etanol y el dióxido de carbono generado por la levadura Saccharomyces
cerevisiae a partir de diversos azucares son productos de desecho para estos
organismos unicelulares, pero, resultan útiles para el ser humano. El etanol que se
ha producido por este microorganismo se puede encontrar en la cerveza, vino,
champaña y vinos espumosos (con gas). El dióxido de carbono es el responsable
de la subida de la masa para hacer pan, es decir, cuando la harina húmeda se
mezcla con la levadura el agua presente reanima el estado latente de las células
secas de levadura y al dejarlas en reposo estas se reproducen rápidamente, los
[12]
almidones presentes son degradados por algunas enzimas presentes en la harina
y estos producen suficiente azúcar que es rápidamente fermentada por
Saccharomyces cerevisiae, entonces, el CO2 queda atrapado en la masa
haciéndola esponjarse y el alcohol que se produjo se desprende en el proceso de
cocción (Tortora et al., 2013).
Este desprendimiento de CO2 da muestra clara de que Saccharomyces cerevisiae
está llevando a cabo la metabolización de los distintos azucares a través del
proceso de fermentación, de esta manera se puede observar en las graficas de los
resultados (figura 3) la cantidad de CO2 producido por cada uno de los diferentes
sustratos orgánicos.
La figura 2 muestra la ausencia de CO2, como era de esperarse, ya que al no
tener ningún sustrato no puede existir la fermentación, por ello era importante
tener un control para asegurar que el sujeto experimental (Saccharomyces
cerevisiae) esta metabolizando los distintos sustratos y por lo tanto produciendo
etanol y CO2.
Al realizar las fermentaciones con el azúcar morena y el azúcar mascabado
ambos “sacarosa” un disacárido conformado por glucosa y fructosa, se puede
apreciar una gran diferencia en la producción de CO2 (figura 3), 2.3 ml y 5ml
respectivamente durante 30 minutos. Desde los primeros minutos la producción de
CO2 fue de aproximadamente el doble a lo largo de todos los registros tomados,
demostrando que el azúcar mascabado es un sustrato muy eficaz para ser
metabolizado por Saccharomyces cerevisiae debido a que el mascabado es un
azúcar natural sin refinar, a diferencia del azúcar morena que ha llevado un
proceso de refinación (mecánico y químico) y mezclado con melaza dejándolo sin
nutrientes importantes (enzimas, antioxidantes, algunas vitaminas del complejo B
y minerales como el potasio, magnesio, hierro y calcio) [Ranilla, et al., 2008], los
cuales favorecen el metabolismo de los carbohidratos en la levadura.
En lo que respecta a la fermentación de la miel de abeja un azúcar conformado
por aproximadamente un 31% glucosa, 38% fructosa y un 7,5% maltosa, la
[13]
levadura Saccharomyces cerevisiae en un periodo de 30 minutos generó 2.5 ml de
CO2 (figura 3) ligeramente superior que el azúcar morena y aunque la miel de
abeja sí contiene componentes minoritarios como ácidos orgánicos (ácido cítrico y
ácido acético), flavonoides, enzimas, vitaminas, hormonas, minerales, cenizas,
proteínas, aminoácidos y residuos de polen (Gutiérrez, et al., 2008), no logró
hacerle frente a la producción de CO2 alcanzado por el azúcar mascabado. Esto
probablemente se deba a que aunque ambos poseen los nutrientes necesarios
para favorecer el metabolismo y los mismos azucares que se encuentran en el
azúcar mascabado, están presentes los enlaces O-glucosídicos propios de los
disacáridos y en la miel de abeja se encuentran la glucosa y fructosa pero de
manera individual en forma de monosacáridos, además de que el azúcar
mascabado por cada 10 gramos aporta 38 calorías y la miel de abeja por cada 10
gramos aporta 33 calorías y un buen porcentaje de agua (17%) conforma la
estructura de la miel de abeja y el azúcar mascabado tiene casi una humedad
nula.
Al utilizar el jugo de naranja como sustrato para la fermentación por
Saccharomyces cerevisiae se observó una producción de 1.8 ml de CO2 en el
lapso de 30 minutos (figura 3), este fue el sustrato natural que produjo una
cantidad menor de CO2 en el transcurso del tiempo mencionado con respecto a
los demás sustratos orgánicos ya que el jugo de naranja contiene alrededor de 9%
de azucares, estos son en porcentajes un 27% glucosa, 29% fructosa y 44%
sacarosa, el mismo caso que en la miel de abeja, la glucosa y fructosa se
encuentran de manera individual y aunque la sacarosa contiene los enlaces
glucosídicos y Saccharomyces cerevisiae la enzima invertasa para oxidar este
disacárido todos los elementos mencionados se encuentran en una cantidad muy
pequeña. En este sentido existen estudios que mencionan que para llevar a cabo
la fermentación del jugo de naranja o producir etanol a partir del jugo de esta fruta
es necesaria la adición de azúcar de mesa y condiciones sumamente controladas
por el contenido de acido cítrico que solo puede ser metabolizado por algunas
bacterias y dificulta a las levaduras llevar a cabo la fermentación alcohólica
[14]
(Ferreyra et al., 2009). Por esta razón es claro suponer que Saccharomyces
cerevisiae metabolizó de manera menos eficiente este sustrato.
En lo que respecta a los sustratos sintéticos (figura 4), Splenda y Coca-Cola
tradicional produjeron 2.3 y 2.2ml de CO2 respectivamente. Una cantidad y
comportamiento casi idéntico al azúcar morena, en el primer caso probablemente
debido a que en su estructura son muy similares, la diferencia radica en que los
grupos hidroxilos de la sacarosa son reemplazados por Cloro mediante
halogenación selectiva, es decir, la adición de átomos del grupo de los halógenos
a una molécula orgánica, dando como resultado la sucralosa (Cuellar y Funes,
2013), y esto no le afectó a Saccharomyces cerevisiae para poder metabolizar
este edulcorante de bajas calorías fabricado a partir del azúcar. En el segundo
caso, la Coca-Cola en sus ingredientes presenta agua carbonatada, azúcares y
concentrado de Coca-Cola, los azucares a los que hace referencia esta bebida es
el azúcar de caña con otros endulzantes (The Coca-Cola Company, 2011) por ello
la similitud en la producción de CO2 cuando fue metabolizada por la levadura.
Al evaluar la producción de CO2 por parte de Stevia (figura 4) se observó que su
comportamiento fue de manera similar al azúcar mascabado este sustrato produjo
5.3 ml de CO2 en el tiempo mencionado ya que este edulcorante es una mezcla de
sacarosa, sucralosa, y Estevia. De esta manera se puede determinar que estos
tres azucares en conjunto potencian el metabolismo por parte de la levadura lo
cual se vio reflejado con la mayor producción de CO2.
El jugo de naranja sintético y la Coca-Cola zero azúcar fueron los sustratos que
Saccharomyces cerevisiae metabolizó de manera menos eficiente (figura 4), en la
búsqueda de información sobre los azucares contenidos en el jugo de naranja
para tratar de explicar dicho comportamiento, no fue posible identificar la
particularidad de estos ya que la información nutrimental y los ingredientes en
etiquetas de estos productos solo indican que contienen azucares, es posible que
estos azucares no sean fuente importante de alimento para la levadura y por lo
[15]
tanto no se observa una alta producción de CO2. Sin embargo, la poca producción
de CO2 puede atribuirse al jugo de naranja natural que contienen estos jugos.
Por su parte la Coca-Cola zero enfatiza en su etiqueta que no contiene azucares,
pero si edulcorantes que le confieren ese sabor dulce, tales como el aspartame y
el acesulfame potásico. El primero de los edulcorantes deriva de dos aminoácidos
(ácido aspártico y fenilalanina), el segundo es un derivado del acetoacético y la sal
de potasio (Duran et al., 2013). De esta manera se puede explicar la
imperceptible producción de CO2 con este sustrato, ya que las levaduras
necesitan azucares para poder llevar a cabo el proceso de la fermentación
alcohólica y estos edulcorantes no poseen la características de los hidratos de
carbono, asimismo, se puede adjudicar la escasa producción de CO2 al agua
carbonatada que contiene la bebida en cuestión.
Finalmente se muestra una grafica comparativa de la muestra control y los
distintos sustratos metabolizados (figura 5), se puede observar que
Saccharomyces cerevisiae metabolizó eficientemente la mayoría de los azucares
a los cuales fue expuesta y que todos los sustratos se comportaron de manera
similar en la producción de CO2 salvo el azúcar mascabado y Stevia que en
comparación con los otros seis sustratos mostraron una producción mayor del
doble que los demás azucares naturales y sintéticos, y que efectivamente la Coca-
Cola zero azúcar en realidad no contiene azúcar.
Conclusiones
Saccharomyces cerevisiae mostró una eficiente capacidad para producir etanol y
CO2 a partir del metabolismo de los azucares naturales y sintéticos.
Saccharomyces cerevisiae produjo distintas cantidades de CO2 a partir de los
diferentes azucares a los cuales estuvo expuesta, esto se vio reflejado por el
desplazamiento del embolo de la jeringa que permitió cuantificar de manera
sencilla la producción de este gas.
[16]
Se observó de manera clara como Saccharomyces cerevisiae es capaz de
metabolizar azucares por medio de la fermentación ya que de manera inicial el
mililitro de muestra (liquida) con el paso de los minutos cambio a una fase
gaseosa y burbujeante produciendo en consecuencia etanol y dióxido de carbono.
Es importante mencionar que a veces no es necesario contar con aparatos
tecnológicos muy sofisticados para observar un determinado fenómeno, basta con
tener un poco de ingenio, materiales accesibles y de bajo costo para así
evidenciar lo que a veces es complicado mostrar.
[17]
Fuentes de información
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Tortora, G., Funke, B., y Case, C. (2013). Introducción a la Microbiología. (9a ed.) Editorial
Medica Panamericana, Buenos Aires, Argentina.