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FRANS DEWAAL ATE / Y FLOSOFOS La evoluci6n de la moral del simio al hombre

Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

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FRANS DEWAAL

ATE/

Y FLOSOFOSLa evoluci6n de la moral del simio al hombre

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FRANS DE WAAL

PRIMATES/

YFILOSOFOSLa evoluci6n de la moral

del simlo al hombre

~II~PAIDOS- -". ~

_ ".,cc'- c"-::= je la empatia emocional" .- =c:':' .<1a animal Barcelona

Buenos AiresMexico

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Titulo original: Primates and PhilosophersPublicado en ingles, en 2006, por Princeton University Press, Princeton, Nueva Jersey SUMARIO

Colecci6n dirigida par Ignacio L6pez VerdeguerDisefio de la colecci6n y de la cubierta: excentric comunicaci6

Agradecimientos . . . ....

Introduccion,Josiah Obn-.l .

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizaci6n escrita de los titulares del copyright, bajolas sanciones establecidas en las leyes, la reproducci6n total 0 parcial de asta obra par cualquiermedia 0 procedimiento, comprendidos la reprograffa y el tratamiento informatica, y ladistribuci6n de ejempiares de elia mediante alquiler a prestamo publicos.

Los instintos sociales de k~ :

y el auge y Ia caida de .:

ApendiceA

Antropomorfismo \- arn::;;:,

Apendice B

~Tienen Ios simios una ~Apendice C

Los derechos de Ios a.n.r.::::;a© 2006 by Princeton University Press© 2007 de la traducci6n, Vanesa Casanova Fernandez© 2007 de todas las ediciones en castellano

Ediciones Paid6s Iberica, SA,Av. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelonawww.paidos.com

ISBN: 978-84-493-2038-5Dep6sito legal: B-35.366/2007

Los usos del antropomorr-s;::3

La moraiidad y Ia sin£U1an.:;oa;:,

Christine M Korsga.;rci

Impreso en Grup Balmes - AM 06, A.I.E.Avda. Barcelona, 260, Pol. Ind. EI Pia - 08750 Molins de Rei (Barcelona)

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SUMARIO

Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 9Introducci6n,josiah Obery Stephen Macedo. . . . . . . . . . . . .. 11

PRIMERA PARTE

Seres moralmeme evolucionadosFrans de Waal

Los instimos sociales de 10sprimates, la moralidad humanay el auge y la caida de la «teoria de la capa» 23

ApendiceAAntropomorfismo y antroponegaci6n . . . . . . . . . . . . . . .. 89

Apendice BT" 1'" , d 1;> 99~ lenen os SlmlOSuna teona e a mente. . .

Apendice CLos derechos de 10sanimales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105

SECUNDA PARTE

Comentarios

Los usos del antropomorfismo, Robert Wright 115La moralidad y la singularidad de la acci6n humana,

Christine M Korsgaard . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131

Page 7: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Etica y evolucion: como se llega hasta aqui, Philip Kitcher 155Moralidad, razon y derechos de los animales, Peter Singer 177

TERCERA PARTE

Respuesta a los comentaristas

Bibliografia 225Autores 241fndice analitico y de nombres 245

Quisiera dar ::--iiL"A!:.i i ~

Richard \\rar:~:;- Jub:!

res de las Cont-c~~!1-''''';~

Princeton en ncr'J~III"1ll1:*~

cer los comem:;;L,."-j,::':i'.:e t~:como a Sreph'tI: ~I" ."--·:'11' ill J)toy muy agr..ad~'-".j,- " '''-;:'.""'-'" ,-. .....~... '_ JIt:.. .•••. _ ~

de la Serie de c:- ';:::7~ j

muy especialm.:::::;e.•.s..mr.iiira respecri\'ame::::::: a ~IUip

organizo la sen.: ':'t:: ;::11Di:lJa

este libro: a 5U '±':-:::-'::::::IIC. ~

llaher; y a Jan L:):,,"" iilIDIIlii

Centro l\-ario~ -!.~j",=,. II: Iiversidad de Emci::~== ::I....:::.:om:m

en Ios que he IJ.:"'-dJ!: i .:L"ll('.

chos colaboradof;:::;,. ::Si,:~

d '1'o a compuar U:55 .:.E::s~IU:II

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" ~:.:":':.Philip Kitcher ... 155::-_.~_i.~5.Peter Singer .. , 177

AGRAOECIMIENTOS

................ 225....... , 241................ 245

Quisiera dar las gracias a Philip Kitchers, Christine M. Korsgaard,Richard Wrangham y Robert A. Wright en calidad de interlocuto-res de las Conferencias Tanner que pronuncie en la Universidad dePrinceton en noviembre de 2003. Igualmente, me gustaria agrade-cer los comentarios de Peter Singer, que se incluyen en este libro, as!como a Stephen Macedo y Josiah Ober por su presentacion. Le es-

toy muy agradecido ala Fundacion Tanner, que corre con los gastosde la Serie de Conferencias Tanner; a Princeton University Press ymuy especialmente a Sam Elworthy y Jodi Beder, editor y correcto-ra respectivamente; al equipo del Centro de Valores Humanos queorganizo la serie de conferencias y ayudo con la coordinacion deeste libro; a su director, Stephen Macedo; a su ex director, Will Ga-llaher; y a Jan Logan, subdirector. Por ultimo, doy las gracias alCentro National Yerkes de Investigacion con Primates de la Uni-versidad de Emory en Atlanta, Georgia, y otros centros y zoologicosen los que he llevado a cabo mis investigaciones, as! como a mis mu-chos colaboradores y estudiantes de doctorado por haberme ayuda-do a compilar los datos que aqu! presento.

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INTRODUCCION

En la serie de Conferencias Tanner sobre Valores Humanos que die-ron lugar a este libro, Frans de Waal pone a nuestra disposicion de-cenios dedicados al trabajo con primates, asi como su costumbre depensar en profundidad sobre el senti do de la evolucion, para exami-nar la cuestion fundamental de la moralidad humana. Tres distin-guidos filosofosy un eminente estudioso de la psicologiade la evolucionresponden posteriormente a la forma en que De Waal plantea la pre-gunta, asi como a su subsiguiente respuesta. Sus ensayos demuestranaprecio por la labor de De Waal, al tiempo que se muestran criticoscon algunas de sus conclusiones. De Waal responde a sus criticos enun epilogo. Si bien existe un desacuerdo significativo entre estos cin-co ensayistas tanto sobre la pregunta a formular como sobre su res-puesta, com parten tambien muchos puntos. En primer lugar, todoslos colaboradores de este libro aceptan la explicacion cientifica tra-dicio~al de la evolucion biologica como algo basado en la seleccion na-tural arbitraria. Ninguno de ellos sugiere que haya razon alguna parasuponer que los humanos sean diferentes de otros animales en suesencia metafisica, y ninguno de ellos basa sus argumentos en la ideade que los humanos seamos unicos por contar con un alma trascen-dente.

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Una segunda premisa importante compartida por De Waal y sus

cuatro interlocutores es que la bondad moral es algo real sobre 10 que

podemos establecer premisas ciertas. Como minima, la bondad re-

qui ere reconocer de forma apropiada a los demas. Del mismo modo,

la maldad incluye esa clase de egoismo que nos lleva a tratar a los

demas inadecuadamente, al ignorar sus intereses 0 tratarles como me-

ros instrumentos. Las dos premisas basicas de la ciencia de la evolu-

cion y la realidad moral establecen las fronteras del debate acerca de

los origenes de la bondad tal cual se presentan en este libro. Esro sig-

nifica que los creyentes religiosos comprometidos con la idea de que

los seres humanos estan singularmente dotados de una serie de atri-

butos (incluido un sentido de 10 moral) solamente mediante la gra-

cia divinano participan en la discusion aqui presentada. Como tam-

poco participan aquellos cientificos sociales fieles a una version de la

teoria del agente racional que considera la esencia de la naturaleza hu-

mana como una tendencia irreductible a preferir el egoismo (hacer

trampas, u obtener beneficios sinesfuerzo alguno) ala cooperacion

voluntaria. Tampoco, en ultima instancia, participan en el debate

los relativistas morales, que creen que una accion puede ser juzgada

como correcta 0 incorrecta unicamente en el ambito de 10 local, re-

ferida a consideraciones contingentes y contextuales. De modo que

10 que este libro ofrece es un debate entre cinco especialistas que es-

ran de acuerdo en algunos temas esenciales acerca de la ciencia y la

moralidad. Se trata de una conversacion seria y animada sostenida por

un grupo de pens adores profundamente comprometidos con el va-

lor y la validez de la ciencia, asi como con el valor y la realidad de una

moralidad que tenga en cuenta a los demas.

La pregunta que De Waal y sus interlocurores pretenden res-

ponder es la siguiente: dado que existen razones cientificas de peso

para suponer que el egoismo (al menos en un nivel genetico) es un

mecanismo pri..mr-JICzs:IlliII

nos hemos desaIT'01a::uJillli"

dad? 0, dicho de UlC'£ DliIiIIIIa

ser malo? Para aqud.:JIi ~1l111

que no puede seI" ~11I0iIli

curso a la presun.::J;:a. ~

mana a hacer d r.mo:::.::SJIBI ~pcuestion de difici.l :':::si:1I.IJI::3l&, .•

El objero de Ik li'ialDil

puestas dacks poc .JI;: ~_1I1[veneer TheoT)~ '"'..:i. ~

mento de que la h)1;:r~.

cubre un micleor.,~o:::. ;<lmJIDIIIIIi.

teoria de la capa o-:::c. :' .:::3mIII

tante extendida. .E ?L~I

ley, un cientmco U."'O,:JC:IIlbil.

su furibunda deie:r::.~ :k';' a'•a sus detracrores ,11?:.-r:11I.~1DIIU.DlII

ciono sus propias ';:l:'I1~~

de la moralidad S~ .& ~,1IIi

din: una batalla cm:..~~

moralidad que pen:....l11~

de los objeros de b..::m_Otrato social (de t~Ot=iilllOIilI! ••

sus reflexiones con "-;c .:Jll:l1IIIIiIIII

damentalmente a...~ ~IIIII

biologos evoluoyos '~~ 1;,.

partir del papel del ~r:ll5iIIIIlIlIIIIl!I.

Ninguno de 105 .-::-c~•••

identifica como un .:eDlcCl"I.

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.:::::-_;'.lnidapor De Waal y sus: ::-_::-i e5 algo real sobre 10quec: ::-:C' minimo, la bondad re-i .::' -:::mas. Del mismo modo,=.: ..:-..:e nos lleva a tratar a los:::'_-.::::-0;:50uatarles como me-,<~ i:: 1aciencia de la evolu-:' -=:-::-.:::rasdel debate acerca de':-::-;;.:::-::2-: en este 1ibra. £sto sig-:?:: :-:-::::idoscon la idea de que!1::: .:: :-.:..105 de una serie de atri-:-.<- s.:<2Tlememediante la gra-IIC. .=.~:..::?resemada. Como tam-C"::::.2-.:::::' ides a una version de la~L --'-~:1.:ia de la naturaleza hu-~.:: .=.?r::rerir el egoismo (hacer:...:::-:::3lguno) a 1acooperaciont..<..::"::.2. ?an:icipan en el debateJ:: ~- . .=..=..::.:i6npuede ser juzgadar:::: :::. :::imbiro de 10local, re-:so ., . .:.:,:-:c::xruales.De modo que==.:::-:: .::~:-:coespecialistas que es-:::':-.2::::'.:.cercade 1aciencia y lacr: ;;':::-...2 :•. animada sostenida porii::-:::: ':;J:nprometidos con el va-, '::.::. ::. '.·dlor:- la realidad de una

mecanismo primario de seleccion natural, ~como es que los huma-nos hemos desarrollado un vinculo tan fuerte con el valor de la bon-dad? 0, dicho de otra manera, ~por que no pensamos queesd. bienser malo? Para aquellos que creen quela moralidad es algo real, peraque no puede ser explicado 0 justificado simplemente mediante el re-curso ala presuncion teologica de que la singular propension hu-mana a hacer el bien es un praducto de la gracia divina, esta es unacuestion de dificil respuesta, a la par que importante.

£1 objeto de De Waal es presentar argumentos frente alas res-puestas dadas por 10 que el mismo define como teoria de la capa[veneer Theory] ala pregunta de «por que la moralidad»: el argu-mento de que la moralidad seria unicamente una fina capa que re-cubre un nueleo bien amoral, bien inmoral. De Waal sugiere que lateoria de la capa esta, 0 cuando menos asi era hasta hace poco, b'as-tante extendida. £1 principal objeto de su critica es Thomas Hux-ley, un cientifico conocido como «el bulldog de Darwin» debido asu furibunda defensa de la teoria de la evolucion de Darwin frentea sus detractores decimononicos. De Waal sostiene que Huxley trai-ciono sus prapias convicciones darwinianas al defender una visionde la moralidad similar a la idea de 10que supondria cuidar un jar-din: una batalla constante contra las lozanas malas hierbas de la in-moralidad que perennemente amenazan la psique humana. Otrasde los objetos de la critica de De Waal serian algunos teoricos del con-trato social (de forma mas notable Thomas Hobbes) que iniciansus reflexiones con una concepcion de los humanos como seres fun-damentalmente asociales 0 ineluso antisociales, asi como algunosbiologos evolutivos que, a su modo de ver, tienden a generalizar apartir del papel del egoismo en el praceso de seleccion natural.

Ninguno de los cinco auto res que participan en este volumen seidentifica como un «teorico de la capa» en el sentido en que 10defi-

; .-.::::-.c.:urores pretenden res-:5:::::-. :.=..zonescientificas de peso=.:' :::-:'-lfi niyel genetico) es un

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ne De Waal. Yaun asi, tal como muestran los ensayos, la teoria de lacapa puede ser concebida de diversas maneras. Podria ser, pues, va-lida para describir un tipo ideal de TC, aun cuando caiga en el ries-go de no ser sino un espejismo. La teoria de la capa en su formulacionideal asume que los humanos somos bestiales por naturaleza y que,en consecuencia, somos malos (esto es, profundamente egoistas); asi,10 que se espera es que actuemos con maldad, esto es, que tratemosa los demas inadecuadamente. Con todo, es un hecho observableque a menosen algunas ocasiones los seres humanos tratan bien yde forma adecuada a los demas, como si fueran buenos. Si, comopostula la teoda, los seres humanos son esencialmente malos, su buencomportamiento debera explicarse como el producto de una capa derrioralidad misteriosamente superpuesta sobre un micleo natural ma-ligno. La principal objecion de De Waal es que la teoria de la capa nopuede identificar elorigen de esta capa de bondad. Esa capa es algo queaparentemente existe fuera de la naturaleza y por 10 tanto debe ser re-chazada como un mito por cualquier persona dedicada de Heno a laexplicacion cientifica de los fenomenos naturales.

Si la teoria de la capa acerca de la bondad moral se basa en unmito, el fenomeno de la bondad humana debera ser explicado de otromodo. De Waal comienza dando la vuelta a la premisa de partida:sugiere que los humanos somos buenos por naturaleza. Nuestra «na-turaleza buena» nos viene heredada, junto con otras muchas cosas,de nuestros ancestros no humanos a traves del ya conocido proceso dar-winiano de la seleccion natural. Para poner a prueba esta premisa,De Waal nos invita a observar con atencion el comportamiento denuestros parientes no humanos mas cercanos: primero los chimpan-ces, despues otros primates mas alejados de nosotros y finalmenteotros animales sociales que no son primates. Si nuestros parientesmas cercanos actuan de hecho como si fueran buenos, y si nosotros

los humanos actuam~ ~metodologico de la pa.~real, que la motivacioc: ~Jdad de los humano:s y .:3i':: IiISl!

Si bien la bondaC ::II ••

que la bondad de la..::...""\IIIIIlIlIIa

ser mas senciHa, debe::-~un sentido sustanciL .:::i:IIl!DII.d1

pleja que hallamo:s =- 1&."teoria «anticapa- ..k [Ill: ••

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miento de los parie:::z:l!8: ••

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minuto a minuro el .:l.~

mitido tomar nota .UlI:; mmlJeft-;

En el proceso, ha ~sujetos. Parte dd p':::a~.••••-. placer que i.rradic.Ql!"!"'; .mmDII

su evidente distTun:at:: J::lliailllll

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timos con orros an;-;;III1:5=_I~

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cional importante y:ir-_empatica es, en p~ ~cional». La criarur:LJ...iIl:_

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s;:::-:;.::~osensayos, la teoria de la

; ::--L'1.eras.Podria ser, pues, va-

e .=.uncuando caiga en el ries-

r-=..::eLacapa en su formulaci6n

c.=s6ales por naturaleza y que,

s...?::"oiundamente egoistas); asi,

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)5 ~::-es humanos tratan bien y

!:': ;::meran buenos. Si, como

c esc::cialmente malos, su buen

lIC"c:' e. producto de una capa de

$"~ ;c't're un nueleo natural ma-

~ =s que la teoria de la capa no

oe :.o:l.dad. Esa capa es algo que

1IrL.,~~ ~.-por 10 tanto debe ser re-

r x:-;:.o:l.a dedicada de lleno a la

los humanos actuamos como si fueramos buenos, entonces el principio

metodo16gico de la parsimonia nos insta a suponer que la bondad es

real, que la motivaci6n para hacer el bien es natural y que la morali-

dad de los humanos y de sus parientes tiene un origen comun.

Si bien la bondad en la conducta humana est3. mas desarrollada

que la bondad de la conducta no humana, De Waal sostiene que al

ser mas sencilla, deberiamos considerar la moralidad no humana en

un sentido sustancial como el fundamento de la moralidad mas com-

pleja que hallamos en los humanos. La evidencia empirica para la

teoria «anticapa» de De Waal que une la moralidad humana con

la no humana se basa en meticulosas observaciones del comporta-

miento de los parientes de los humanos.

La larga y exitosa carrera de De Waal ha transcurrido observando

minuto a minuto el comportamiento de los primates, 10que Ie ha per-

mitido tomar nota de muchas actitudes bondadosas entre los mismos.

En el proceso, ha desarrollado un inmenso respeto y carino hacia sus

sujetos. Parte del placer de leer los escritos de De Waal sobre primates

--placer que irradia cada uno de los ensayos de sus interlocutores- es

su evidente disfrute de los anos en los que ha trabajado con chimpan-

ces, bonobos y capuchinos, asi como su consideraci6n de los mismos

como colaboradores suyos en una empresa de dimensiones colosales .

De Waal concluye que la capacidad humana para actuar correc-

tamente y no con maldad todo el tiempo tiene sus origenes evoluti-

vos -al menos en algunas ocasiones- en emociones que compar-

timos con otros animales: en respuestas involuntarias (no elegidas y

prerracionales) y psico16gicas obvias (y por tanto observables) ante

las circunstancias de los demas. La empatia es una respuesta emo-

cional importante y fundamental. De Waal explica que la reacci6n

empatica es, en primera instancia, una cuesti6n de «contagio emo-

cional». La criatura A se identifica directamente con las circunstan-

::.,:,;:::a::urales.

~ :oocdad moral se basa en un

~~ .::~tx:raser explicado de otro

. ·,-_e.:.1 a la premisa de partida:

K~ :'1\}::" naruraleza. Nuestra «na-

. "':--::0 con orras muchas cosas,

:r,o;;::: ,j;:'l y"a conocido proceso dar-

:L ?:::.::r a prueba esta premisa,

l:e::'::)TI el comportamiento de

,::,-:::-'::'=""-:05: primero los chimpan-

~':,:'5 de nosotros y finalmente

?:-.:..-::.•.7es. Si nuestros parientes

J ;:: ~.leran buenos, y si nosotros

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cias de la criatura B, llegando a sentir, por aS1decirlo, su «dolor». Aeste nivel, la empatia es todav1aen cierto sentido eg01sta:A quiere con-solar a B porque A ha «pillado» el dolor de B y busca consuelo elmismo. A un nivel mas avanzado, no obstante, la empatia emocionaltiene como resultado un comportamiento compasivo: esto es, el re-conocimiento de que B tiene una serie de querencias 0 necesidadessituacionalmente espedficas que son diferentes de las de A. De Waalofrece el adorable e ilustrativo ejemplo de una chimpance que in-tenta ayudar a un pajaro herido a volar. Puesto que la accion de vo-lar es algo que la chimpance no podra nunca llevar a cabo, la simioesta respondiendo alas necesidades concretas del pajaro ya su for-ma distintiva de estar en el mundo.

El contagio emocional se puede observar con frecuencia en mu-chas especies; la compasion solo se observa entre algunos gran des si-mios. Las respuestas emotivas relacionadas entre S1que conducen aun buen comportamiento incluyen un altruismo redproco e inclu-so un sentido de 10que es justo, si bien este ultimo es discutible, talcomo sefiala Philip Kitcher. Una vez mas, las formas mas complejasy mas sofisticadas de estos comportamientos motivados por las emo-ciones, tal como sostiene De Waal, se observan unicamente entrelos simios y unas pocas especies mas: elefantes, delfines y capuchinos.

Las respuestas emocionales son, segun De Waal, los componen-tes basicos de la moralidad humana. El comportamiento moral en-tre los humanos es considerablemente mas elaborado que el de cual-quier animal no humano, pero, segun De Waal, es continuo respectodel comportamiento no humano, al igual que la simpatia entre loschimpances es mas elaborada pero continua respecto del contagioemocional en otros animales. Dada esta cominuidad, no es necesa-ria pues imaginar la moralidad como algo que misteriosamente se ma-de a un nucleo inmoral. De Waal nos invita a vernos a nosotros mis-

mos no como enanoo x'"tura de colores ch.iJi.jc,~ •••nuestro yo moral a:;:::::-.JJ:C ClIill

rie de «yoes prehw:::::.c..:::BI;&Iii>q

llegar al fondo de ~ ~«yoes» son homoge~'f"#,m!ll!"l!!!lll

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· :'J:- asi decirlo, su «dolor». Ac",;,;:-:::cidoegoista:A quiere con-J.:::- 6c B y busca consuelo el)("S:.lJ1[c,la empatia emocional10:::: :,J compasivo: esto es, el re-:c':':: Q uerencias 0 necesidades~ ':::::-.:ntcSde las de A. De Waal

'~~':c una chimpance que in-&.: ?:..::csroque la acci6n de vo-•. :::.:~.::.a.Uevar a cabo, la simio:[ :::c::-c::.a.sdel pajaro y a su for-

mos no como enanos de jardin recubiertos con una fina capa de pin-tura de colores chillones, sino como una especie de mufiecas rusas:nuestro yo moral exterior es onto16gicamente continuo con una se-rie de «yoes prehumanos» que anidan en nuestro interior. Y hastallegar al fondo de esa figura diminuta situada en el centro, estos«yoes» son homogeneamente «buenos por naturaleza».

Como el vigor de las cuatro respuestas demuestra, la concep-ci6n de De Waal acerca de los origenes y la naturaleza de la mora-lidad human a plantea una serie de retos. Cada uno de los interlo-cutores esta de acuerdo con la idea de De Waal de que la teoria dela capa tipo carece de atractivo a primera vista, si bien se muestranen desacuerdo sobre el significado exacto de la teoria 0 sobre si unapersona razonable puede llegar a suscribirla, al menos en la formatan robusta anteriormente perfilada. Aun asi, al final cada uno delos interlocutores desarrolla algo que podriamos describir como unprimo lejano de la teoria de la capa. Robert Wright es muy claroen este punto, al calificar su postura de «teoria de la capa naturalis-ta». De hecho, tal como sefiala Peter Singer (pag. 182), el propioDe Waal habla en algun momenta de 10 «fragil» que resulta elesfuerzo humano por hacer extensivo el «drculo de la moralidad»a los desconocidos; 10cuci6n esta que parece invitarnos a imaginarcuando menos ciertas formas extendidas de moralidad humanacomo una especie de capa 0 recubrimiento.

La preocupaci6n de De Waal por cuan lejos puede extenderseese «drculo de la moralidad» antes de llegar a ser insosteniblementefragil pone el enfasis sobre la cuesti6n que lleva a sus interlocutoresa dibujar una linea visible entre la moralidad humana y la animal. Deahi su firme convicci6n de que la moralidad «genuina» (Kitcher)debe ser tambien universalizable. Esta convicci6n excluye a los ani-males del ambito de los seres genuinamente morales. Los coloca

es:::-·l-"' can frecuencia en mu-"':::-.lcrlUe algunos grandes si-c..::..:.::.scilue si que conducen ac:::~=-..il5moredproco e inclu-:::-_::::5:::~(imo es discutible, tal:::-_.::.5_ ~.a.s.r-ormasmas complejas:..:::= :c's I:1oIivadospor las emo-k ~::'s.;::,.-anunicamente entre=,,:::z_:::::5. delhnes y capuchinos.e-..;-=. ::J.: \\-aal, 10scomponen-i.... c,: ::-::-~p-orramientomoral en-E ::-::- ;';::.2Dorado que el de cual-1 =":: -::C::.a1. es continuo respectoLZ-2-CUcla simpatia entre los

1: ::: =-:::....2 respecto del contagio~:.::..:,.::::cinuidad,no es necesa-ll!2.~c:..::cmisleriosamente se afia-,~-.-:.:.::.a vernos a nosotros mis-

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«mas alla del juicio moral», en palabras de Korsgaard, porque losanimales no humanos no hacen de su buen comportamiento algouniversal. La tendencia hacia la parcialidad de quienes estan dentrodel grupo es una constante entre los animales sociales no humanos.Es cierto que, tal como cree De Waal, esta misma tendencia parcialpuede ser endogena al ser humano. Y tal como sostiene RobertWright, podria ser un rasgo endemico de la moralidad humana. Perocomo Kitcher, Korsgaard y Singer sefialan, la universalizacion delconjunto de seres (personas 0, como dice Singer, criaturas con inte-reses) para quienes existe una serie de obligaciones morales es con-

ceptualmente posible para los humanos (y para algunos filosofos hu-manos, es conceptualmente esencial). Y; al menos algunas veces, espuesta en practica por estos mismos.

Cada uno de los interlocutores formula una pregunta similar, sibien en registros filosoficos bastante diferentes: si incluso los ani-males no humanos mas avanzados tienden por regIa general a limi-tar su buen comportamiento a los miembros del grupo (esto es, losmiembros del clan 0 la comunidad), ~podemos calificar su compor-tamiento de moral? Y si la respuesta es no (conclusion a la que llegantodos ellos), debemos entonces asumir que los seres humanos po-seen alguna capacidad que es discontinua respecto de las capacida-des de todas las especies no humanas. De Waal reconoce el proble-ma, apuntando (como hace Singer, pag. 181) que «es solo cuandohacemos juicios generales e imparciales que podemos verdadera-mente hablar de aprobacion 0 desaprobacion morales».

La discontinuidad mas evidente en 10 referido alas capacidadesentre los animales humanos y los no humanos se da en el area dellenguaje, yen el uso consciente de la razon que asociamos al singu-larmente humano uso dellenguaje. La capacidad para hablar, la uri-lizacion dellenguaje y la razon estan obviamente conectadas con la

cognicion. Pero ~q;.;;o:?L~Ninguno de 10s P-ar:::l<~.aDlII

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pero se nos sigue plL=~unicos capaces de h.d.:.e:- .:::DIll

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Page 18: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

::::: _= ::-e~eridoa las capacidades~:: "':-"-::2 ...1105se da en el area del:-..e.::,:,:: que asociamos al singu-••.~dcid.ad para hablar, la uti-e'::'''',-:2.c''TIenreconectadas con la

cognici6n. Pero ~que podemos decir de la cognici6n no humana?Ninguno de los participantes en este debate supone que exista unaespecie no humana que sea el igual cognitivo de los seres humanos,pero se nos sigue plante ando la pregunta de si los humanos son losunicos capaces de hacer razonamientos morales.

Este es el punto del debate en el que la definici6n de antropo-morfismo se convierte en cuesti6n acalorada; en concreto, Wright secentra en la importancia de la cuesti6n del antropomorfismo. DeWaal es un fervoroso defensor de una versi6n econ6mica y critica delantropomorfismo cientifico, que el mismo distingue de forma muycontrastada del antropomorfismo sentimental que, si bien resultaencantador, es tipico de gran parte de la literatura popular sobre ani-males. Ninguno de los cuatro interlocutores puede ser encasilladocomo defensor del antroponegacionismo, termino que De Waai uti-liza para caracterizar la practica de quienes, quizas impulsados porun horror estetico hacia la naturaleza, se niegan a reconocer las con-tinuidades existentes entre los humanos y otros animales. Gran par-te del debate entre fil6sofos y estudiosos del comportamiento animalacerca de la singularidad humana se ha centrado en la pregunta de sicualquier animal no humano es capaz de desarrollar algo como lateoria de la mente; es decir, si la capacidad para imaginar 10 que exis-te en la mente de otro ser diferente de uno mismo es algo espedfica-mente humano. Existen datos procedentes de la experimentaci6n quepodrian apoyar ambos lados del debate. De Waal responde a quie-nes dudan de que esto sea posible recordandonos que los chimpan-ces pueden reconocerse en un espejo (demostrando asi la existencia deautoconciencia, que a menudo se presupone como condici6n ante-cedente a la teoria de la mente). De forma sefialada, nos obliga a fi-jar la atenci6n en el marcado antropocentrismo que exige que los si-mios sean capaces de formular una teoda propia de mentes humanas.

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Page 19: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Con todo, la cuestion de una teoria de la mente no humana sigue sin

resolverse, y es necesario investigar mas sobre esta cuestion.

Kitcher y Korsgaard establecen una clara distincion entre el com-

portamiento animal motivado por las emociones y la moralidad hu-

mana, que en su opinion debe basarse en una autoconciencia cogni-

tiva acerca de 10 adecuado de la linea de accion de uno mismo. Kitcher

dibuja la frontera cuando convierte las teorias del espectador de Hume

y Smith en una forma de autoconciencia que necesita del discurso

para existir. Korsgaard apela a la concepcion kantiana de la genuina

moralidad. Tanto Kitcher como Koorsgard describen a los animales

no humanos como seres que actuan caprichosamente y sin motivo, sir-

viendose de un concepto desarrollado en otros contextos por el filo-

sofo de la moral Harry Frankfurt. Estos seres «caprichosos» de Frank-

furt carecen de un mecanismo por el cual discriminar de forma

consistente entre las variadas motivaciones que de vez en cuando les

impulsan a actuar. Asi, no puede decirse que los seres que actuan ca-

prichosamente se guien por un razonamiento autoconsciente acerca

de 10 apropiado de sus acciones propuestas. Pero la pregunta surge, en-

tonces, de si Kitcher y Korsgaard no estaran poniendo elliston de la

moralidad a un nivel al que incluso la mayor parte de las acciones hu-manas no puede llegar. Cada filosofo ofrece una explicacion auto-

conscientemente normativa de la moralidad sobre como la gente debe

actuar, mas que una explicacion descriptiva de como la mayoria de no-

sotros actuamos la mayor parte del tiempo. Si la mayoria de los hu-

manos, con su comportamiento actual, actua de forma gratuita y sin

motivo, quizas estemos quitando importancia a la idea de que todos

los animales no humanos actuan tambien de forma caprichosa.

El mismo problema surge en la discusion de Singer sobre 10 que

los filosofos de la moraillaman «problemas de la vagoneta». La

preocupacion consecuencialista de Singer respecto a los intereses su-

mativos Ie lleya .i 5C~ 1II

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Page 20: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

;.L :-:-.c:'1(c no humana sigue sin; ~: :-:-c esta cuestion.

mativos Ie lleva a sostener que la razon moral exige que bajo las cir-cunstancias adecuadas uno deberia empujar a otra ser humano fren-te a una vagoneta descontralada para poder salvar la vida de otrascinco personas (la premisa es que el cuerpo de uno mismo seria de-masiado ligera para parar la vagoneta, mientras que el de la personaa la que empujamos tendria la masa suficiente para detenerla). Sin-ger hace alusion a los estudios realizados con escaneres del cerebra enindividuos a quienes se les hace la pregunta de como deberia unoreaccionar en esta situacion. Las personas que dicen que uno no de-beria matar en esa situacion hacen juicios rapidos, y su actividad ce-rebral en el momenta de la toma de decision se concentra en zonasasociadas ala emocion. Aquellos que dicen que hay que matar mues-tran mayor actividad en las partes del cerebra asociadas con la cog-nicion racional. En consecuencia, Singer sostiene que 10 que el"con-sidera como la respuesta moralmente correcta es tambien la respuestacognitivamente racional. Con todo, Singer tambien reconoce quequienes dan la respuesta correcta son minoria: la mayoria de la gen-te no dice que elegirian personalmente matar a un ir'Idividuo parasalvar a otras cinco. Singer no cita ningun caso de gente que de he-cho haya empujado a otras delante de una vagoneta.

La cuestion es que la evidencia de De Waal, tanto cuantitativacomo cualitativa, relativa a la respuesta emocional de los primatesesta por completo basada en observaciones sobre el comportamientoreal. De Waal ha de basar obligatoriamente su explicacion sobre la mo-ralidad de los primates en como los primates actuan en la realidad,puesto que el no puede acceder a sus historias de «como deberianser las cosas» respecto a 10 que la razon moral podria exigirles en unasituacion ideal, 0 como se supone que deberian actuar en una situa-cion hipotetica. Asi pues, parece existir el riesgo de que estemos com-parando churras con merinas, esto es, contrastando el comporta-

":.Z~ distincion entre el com-::::::J·.c:onesvIa moralidad hu-

., .~=~autoCOnClenClacoglll-.<L"::::'::: de uno mismo. Kitcher:c .:-..::.5 del espectador de Bume!":=-~:'J.t necesita del discurso;"C- =:::: kamiana de la genuinai£Z':' c;::scribena los animalesr:c,"::-.=~'11emey sin motivo, sir-;:':-: =: ::-cscomextos por el filo-; ~;::-~ caprichosos» de Frank-=~.c~i.discriminar de formaCi:-.~=:.Ic de vez en cuando les'So::: =,'':'C ios seres que actuan ca-!':-..::.c::::o ~utoconsciente acerca~ ..?c:-ola pregunta surge, en-s::.:..:-:..-": Ximendo elliston de lar.;;.·.-:':- :'2.l'Lc de las acciones hu-.: ~t..:::una explicacion auto-c.~.: '-'Jt:-rc como la gente debeC,-,;. ':"cCDmola mayoria de no-==-.?,:. 5i ~amayoria de los hu-L .2'=-:-..:.2 .1e forma gratuita y sinc ~: -.C-2 d la idea de que todos:>.;::-. ':'c torma caprichosa.K":";;::':-. de Singer sobre 10 que"<: :,.c=25 de la vagoneta». La!Z;::- :-;::sxeto a los intereses su-- .

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miento de 10s primates (basado en observaciones cuantitativas y cua-litativas) con 10s ideales normativos humanos. Por supuesto, 10s cri-

ticos de De Waal podrian responder que la diferencia entre 10s ele-mentos comparados es precisamente el elemento clave: 10s animalesno humanos no tienen explicaciones de «10 que deberia ser», y de he-cho no tienen explicaciones de ningun tipo, precisamente porquecarecen de la capacidad del habla, ellenguaje y la razon.

Los animales no humanos no pueden enunciar ideales normativos,ni entre ellos mismos, ni para nosotros. ~Exigeeste hecho que dibu-jemos una frontera entre 10s tipos de comportamiento «moral» mo-tivados por las emociones que De Waal y otros han observado en pri-mates y las acciones «morales genuinas» basadas en la razon de 10shumanos? Si 10s encargados de corregir las pruebas de imprenta fina-les de este libro supieran la respuesta, sabrian a que palabra de las dosanteriores (<<moral»0 «genuina») habrian de quitarle las comillas. Granparte de la forma en que nos entendemos a nosotros mismos y al res-to de las especies con las que compartimos el planeta se basa precisa-mente en esa eleccion. Uno de 10s propositos de este libro es el de ani-mar a cada lector a pensar cuidadosamente como manejarian esaimaginaria pluma editorial: que cada uno se siente a la mesa para par-ticipar en la conversacion con estudiosos que piensan largo y ten didoy que se preocupan apasionadamente par el comportamiento de 10sprimates, yel conjunto de todos aquellos que piensan y se preocupantambien de forma apasionada por la moralidad humana. La existen-cia de este libro es prueba de que ambos grupos tratan al menos par-cialmente cuestiones que se superponen la una sobre la otra. Parte denuestro proposito esel de trabajar para que seproduzca una mayor coin-cidencia en esta comunion de intereses y promover una discusion pro-funda entre todos aquellos preocupados por la cuestion del bien y susorigenes, tanto en 10s animales human os como en 10s no humanos.

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c'" ?,:::cla cuesri6n del bien y sus

1[)::'6 .:,)mo en 105no human os.

PRIMERA PARTESeres mora/mente evolucionados

Los instintos sociales de los primates,la moralidad humana y el auge y carda

de la «teorra de la capa»

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Estamos de acuerdo 0 no porque no podemos hacer otracosa. dPodemos

evitar sentir dolor cuando elfuego nos quema? dPodemos eviiar sentir

compasion por nuestros amigos?

dPor que habria de ser nuestra maldad el bagaje de un pasado

simiesco y nuestra bondad unicamente humana? dPor que no

habriamos de ver continuidad con otros animales tam bien en

nuestros rasgos «nobles»?

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Homo homini lupus (<<Elhombre es un lobo para el hombre») es unantiguo proverbio romano que popularizo Thomas Hobbes. Auncuando su tesis basica impregna buena parte del derecho, la econo-mia y las ciencias politicas, el proverbio encierra dos grandes errores.En primer lugar, no hace justicia a los dnidos, que son unos de losanimales mas gregarios y cooperativos del planeta (Schleidt y Shal-ter, 2003). Y 10 que es aun peor, el proverbio niega la naturaleza in-trinsecamente social de nuestra propia especie.

La teoria del contrato social, y con ella la civilizacion occiden-tal, parece imbuida de la suposicion de que somos criaturas asocia-les, incluso malvadas, en lugar del zoon politikon que Aristoteles vioen nosotros. Hobbes rechazo explicitamente la idea aristoteIica euan-do propuso que al principio nuestros antepasados eran autonomosy combativos y establecieron la vida comunitaria solo euando el cos-te de los conflictos se volvio insoportable. Segun Hobbes, la vida so-cial nunca llego a nosotros de forma natural. La consideraba un pasoque dimos a regafiadientes y «solo mediante un pacta, 10 cual es ar-tificial» (Hobbes, 1991 [1651], pag. 120). En fecha mas reciente,Rawls (1972) propuso una version mas moderada de la misma ideaal afiadir que el paso de la humanidad hacia la socialidad dependia

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de que se dieran condiciones de justicia, es decir, de la posibilidad de

una cooperaci6n mutuamente beneficiosa entre iguales.

Estas ideas sobre el origen de la sociedad bien ordenada siguen es-

tando muy extendidas, incluso pese a la suposici6n subyacente de

que es insostenible, ala luz de 10 que sabemos acerca de la evoluci6n

de nuestra especie, una decisi6n racional por criaturas intrinseca-

mente asociales. Hobbes y Rawls crean la ilusi6n de una sociedad

humana que responde a un acuerdo voluntario con reglas autoim-

puestas consentidas por agentes libres e iguales. Sin embargo, nun-

ca hubo un momenta en el que devinimos sociales: descendemos de

ancestros altamente sociales -un largo linaje de monos y simios-

y siempre hemos vivido en grupo. Nunca ha existido la gente libre

e igual. Los humanos empezamos siendo -si es que se puededis-

tinguir un punto de partida- seres interdependientes, unidos y de-

siguales. Procedemos de un largo linaje de animales jerarquicos para

los que la vida en grupo no es una opci6n, sino una estrategia de su-

pervivencia. Cualquier zo6logo clasificaria nuestra especie como

obligatoriamente gregaria.Tener compafieros ofrece unas ventajas inmensas ala hora de 10-

calizar alimento y evitar a los predadores (Wrangham, 1980; Van

Schaik, 1983). En tanto que los individuos con una orientaci6n gru-

pal dejan mas descendencia que aquellos con tendencias menos so-

ciales (por ejemplo, Silk y otros, 2003), la socialidad se ha vuelto

cada vez mas arraigada en la biologia y psicologia de los primates.

Por tanto, de haberse tornado cualquier decisi6n de crear socieda-

des, el merito deberia atribuirse a la madre naturaleza y no a noso-

tros mismos.

No pretendemos con esto rechazar el valor heuristico de la «pos-

tura original» de Rawls como una forma de hacernos reflexionar so-

bre el tipo de sociedad en la que nos gustaria vivir. Su postura origi-

nal se refiere a una .,~

para llegar a deterr=-;at"':-<lI

pag. 12). Pero inch:::..••: iiiI. _

la letra, y s6lo la ac'Lir;r".••••

distrayendo del arg:-=eDlD'lI

siguiendo, que es coc=.:, ~

tes de la naturaleza - -J:1T.mP

han determinado es2::5 :=a::JJI:II

Yno hipotetico, Q~ ~

somos profundame::.:~ ~

Un buen ejempk .:ie·llIl'lI

especie es que, desp:.JJ.:5.:It::·1iIl

que podemos conce0cL' ::s .d1'''Q

sin duda, pofque no, ~

pos y nuestras menI.:5 ]):" m

otros. Nos depr~:!i iilIEIl

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con mas facilidad si ::e-~, ~(Cohen y otros, 19.:j,- _~

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durante 180 millones: ~. lIiJDI

que priman el cuidaQ':.:lIiIf"I.

las que no tenian tales:~hombres. En la sociedaC::::liCIIIII

los hombres amplien s-..:.Dw"1llll

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Nuestra naturaleza SJcuii

insistir en este aspeao 6.= lIlliIJ"

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t.. ::, ':'ccir, de la posibilidad de:::: ' ..=. ;:r.ue iguales..:~::...:.':~:en ordenada siguen es-. .=. ':..:?osicion subyacente de;,:-:::-:-:.,),acerca de la evolucion: :-..",,-:',J:- criaturas intrinseca-t..:- . .=. :.:lsi6n de una sociedadc: _:-. :..=.riocan reglas autoim-::: .";~;:5. Sin embargo, nun-::-.:, :;..:,.::iales:descendemos de

:c ..::.=.' c de monos y simios-L:'::..=. ::.=. exisrido la gente libre::.:.:-,R es que se puede dis-:c':-:,::?'cndientes,unidos y de-::.:: ~":'21alesjed.rquicos parac': ::,.:-:0 una estrategia de su-

nal se refiere a una «situacion puramente hipotetica caracterizadapara llegar a determinadas concepciones de justicia» (Rawls, 1972,pag. 12). Pera incluso si no aceptamos la postura original al pie dela letra, y solo la adoptamos por el bien de la argumentacion, siguedistrayendo del argumento mas pertinente que deberiamos estar per-siguiendo, que es como hemos llegado a ser 10 que somos. ~Que par-tes de la naturaleza humana nos han conducido hasta aqui, y comohan determinado esas partes la evolucion? AI abordar un pasado realy no hipotetico, estas cuestiones nos acercan ala verdad, que es quesomos prafundamente sociales.

Un buen ejemplo de la naturaleza plenamente social de nuestraespecie es que, despues de la pena de muerte, el castigo mas extremoque podemos concebir es el confinamiento en solitario. Yesto es asi,sin duda, porque no hemos nacido para solitarios. Nuestras 'cuer-pos y nuestras mentes no estan diseiiados para vivir en ausencia deotras. Nos deprimimos sin apoyo social: nuestra salud se deteriora.En un experimento reciente, los voluntarios sanos que se expusie-ran deliberadamente a un virus del resfriado y la gripe enfermabancon mas facilidad si tenian pocos amigos y familiares a su alrededor(Cohen y otras, 1997). Aunque las mujeres comprenden de formanaturalla primada de la conexion con los demas -quiz a porquedurante 180 millones de aiios las hembras mamiferas con tendenciasque priman el cuidado de los otras se han reproducido mas quelas que no tenian tales tendencias-, 10 mismo se puede aplicar a loshombres. En la sociedad moderna no hay una forma mas efieaz de quelos hombres ampllen su horizonte de vida que casarse y permanecercasados: incrementa su esperanza de vida mas alIa de los 65 aiios en-tre un 65 y un 90 % (Taylor, 2002).

Nuestra naturaleza social' es tan evidente que no seria necesarioinsistir en este aspecto de no ser por su notoria ausencia de explica-

G. .=..;.::-.mensasala hora de 10-I( -:;;:, ";t:rangham, 1980; Van

= ...<., ':::'0 una orientacion gru-....'., .::::-::e;:ldencias menos so-

?":'::~:i:ClgJade los primates.r,::::-:'=':::,;OI1 de crear socieda-~:":-c :-:.=.:uralezay no a noso-

'::: .,.",,-::-~eurisrico de la «pos-:-...=.'::: :-. .3.cernosreflexionar so-~::":":.: -..:"if. Su postura origi-

Page 29: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

ciones sobre el origen de nuestra especie en las disciplinas del dere-

cho, la economia y la ciencia polltica. La tendencia occidental aver

las emociones como signa de debilidad y los vinculos sociales como

algo caotico ha hecho que los teoricos recurran a la cognicion como la

guia predilecta del comportamiento humano. Celebramos la racio-

nalidad. Y 10 hacemos pese a que las investigaciones psicologicas

sugieren la primada del afecto: es decir, que el comportamiento hu-

mana deriva ante to do de juicios emocionales rapidos yautomati-

zados, y solo secundariamente de procesos conscientes mas lentos

(por ejemplo, Zajonc, 1980, 1984; Bargh y Chartrand, 1999).

Por des gracia, el enfasis en la autonomia individual y la raciona-

lidad, yel correspondiente des cui do de las emociones y el afecto, no

se limita alas humanidades y las ciencias sociales. Tambien en la bio-

logia evolutiva hay quien ha adoptado la idea de que somos una es-

pecie autoinventada. Se ha avivado un debate paralelo que enfrenta

la razon y la emocion con respecto al origen de la moralidad, un ras-

go distintivo de la sociedad humana. Una corriente de pensamien-

to considera que la moralidad es una innovacion cultural consegui-

da unicamente por nuestra especie. Esta corriente no considera las

tendencias morales como algo perteneciente ala naturaleza huma-

na. Sostiene que nuestros ancestros se volvieron morales por elec-

cion. La segunda corriente, por el contrario, considera que la mora-

lidad es prolongacion directa de los instintos sociales que compartimos

con otros animales. Segun esta ultima, ni la moralidad nos pertene-

ce en exclusiva, ni es una decision consciente adoptada en un mo-

mento temporal concreto: es el producto de la evolucion social.

El primer punto de vista presupone que, en el fondo, no somos ver-

daderamente morales. Considera que la moralidad es un revestimiento

cultural, una fina capa que oculta una naturaleza egoista y brutal.

Hasta fecha reciente, este era el enfoque dominante de la moralidad

en la biologia eyolum£. l!BJi

que han popularizado ~·a

capa» para designar ~~ lI3cI

Huxley (aunque ob .•i;;:n:"!!IW

sofia y la religion occi~CJI'"ginal). Tras abordar .~ J3c;I

ferente, de Charles Da..'""'iiii'D.

inspirado por el Siglo .~ J:.las ideas de Mencio y \'i;0iZ:lIIIII

Dadas estas opinio~ .:JIll

discontinuidad respecrC' .-:leG

anterior (De Waal, 1~···lCI

la conducta de los p~ II

que los fundamemo5 ~ .au

de vista evolutivo.

En 1893, ante un nume:oiD'!

reconcilio publicamellre DR

amabilidad que encom::::-dla '.Huxley era plenameme ;:;....••

co son inalterables. Sill.~

dificar su impacto en la:el:l!D

naturaleza bajo control. _-\g., I

jardinero que tiene mu~ ailbas se apoderen de su i~ \:tituye una victoria sobre C11l'

blemente desagradable HJ:::D

Page 30: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

c::' cn las disciplinas del dere-L:. ccndencia occidental aver

..:.-,-~,)5vinculos sociales como'e_-::.:.-""2.Jl a la cognici6n como lal_-=-_2..L:'O. Celebramos la racio-~.::,-,c5rigaciones psico16gicast.: . .:.;..:cd comportamiento hu-iD'-::::!:l.lles rapidos yautomati-X;:s.)!5 conscientes mas lentos~§:---.. '.- Chartrand, 1999).Ie.: =-__.:..individual y la raciona-I£: ~emociones y el afecto, no~ ~:..::ales.Tambien en la bio-(I' ~ :.:.ed de que somos una es-n,::,::::'2.teparalelo que enfrentaJ1C..2::::' de la moralidad, un ras-._-:-_2.corrientede pensamien-

lC_::' :-.2.c:on cultural consegui-:'5:2..c,:,r:-!enteno considera lasI!IC"C:::::'C:: a la naturaleza huma-!iC ·.• :.'.-;eron morales por elec-l~2.C>:_ considera que la mora-l:::":: C:1-5 5CloCialesque compartimosL. :-__= ~ coralidad nos pertene-IIe;..::::::.c::adoptada en un mo-u,:.:: c:: i.:.. evoluci6n social.':'..L:. e:-:d rondo, no somos ver-

•. !!..'::-=: i"hd es un revestimiento

en la biologia evolutiva, asi como entre los divulgadores cientificosque han popularizado este campo. Utilizare la expresi6n «teoria de lacapa» para designar estas ideas, cuyo origen se debe aThomas HenryHuxley (aunque obviamente se remontan mucho mas aHaen la filo-sofia y la religi6n occidentales, hasta Hegara la noci6n del pecado ori-ginal). Tras abordar estas ideas, examino el punto de vista, bastante di-ferente, de Charles Darwin sobre una moralidad fruto de la evoluci6n,inspirado por el Siglo de las Luces escoces. Analiza a continuaci6nlas ideas de Mencio y Westermarck, que coinciden con las de Darwin.

Dadas estas opiniones contrarias sobre la continuidad frente a ladiscontinuidad respecto de otros animales, me basare en un estudioanterior (De WaaI, 1996) en el que presto una atenci6n especial ala conducta de los primates no humanos para explicar por que creoque los fundamentos de la moralidad son antiguos desde el puntode vista evolutivo.

~ =...=.::-",,:,::-.lleza egoista y brutal.lL!:: .::,=-inante de la moralidad

En 1893, ante un numeroso publico en Oxford, Inglaterra, Huxleyreconcili6 publicamente su sombria visi6n del mundo natural con laamabilidad que encontraba ocasionalmente en la sociedad humana.Huxley era plenamente consciente de que las leyes del mundo fisi-co son inalterables. Sin embargo, crela que era posible mitigar y mo-dificar su impacto en la existencia humana si la genre man tenia a lanaturaleza bajo control. Asi, Huxley compar6 a los humanos con unjardinero que tiene muchas dificultades para impedir que lasmalas hier-bas se apoderen de su jardin. Consideraba que la etica humana cons-tituye una victoria sobre un proceso evolutivo ingobernable y terri-blemente desagradable (Huxley, 1989 [1894]).

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Se trataba de una postura asombrosa por dos razones. En primerlugar, ponia freno deliberadamente ala capacidad explicativa de la evo-luci6n.Dado que para muchos la moralidad es la esencia del ser hu-mano, Huxley en realidad estaba diciendo que 10 que nos hacehumanos no podia ser abarcado por la teorfaevolutiva. S6lo pode-mos devenir morales oponiendonos a nuestra propia naturaleza. Fueuna batida en retirada inexplicable en alguien que se habia granjea-do la fama de ser el «el bulldog de Darwin» por su implacable de-fensa de la evoluci6n. En segundo lugar, Huxley no dab a la menorpista sobre de d6nde podrfa haber sacado la humanidad la voluntady la fuerza para derrotar alas fuerzas de su propia naturaleza. Si enrealidad somos competidores natos a los que no les preocupan lossentimientos de los demas, 2c6mo es que decidimos transformarnosen ciudadanos ejemplares? 2Pueden las personas mantener un com-portamiento atfpico a 10 largo de varias generaciones, como si derepente un banco de pirafias decidiera volverse vegetariano? 2Cuanprofundo puede ser un cambio de este tipo? 2No nos convertirfa estoen lobos con piel de cordero: amables por fuera y malvados pordentro?

Esta fue la unica vez en que Huxley rompi6 con Darwin. Comosefiala el bi6grafo de Huxley, Adrian Desmond (1994, pag. 599):«Huxley estaba forzando su Arca etica contra la corriente darwinis-ta que tan lejos Ie habia permitido llegar». Dos decadas antes, Dar-win habia induido de manera inequivoca la moralidad en la naturalezahumana en El origen del hombre (1982 [1871]). Se ha achacado elalejamiento de Huxley al sufrimiento que Ie caus6la cruel mana dela naturaleza, que Ie arrebat6la vida de su amada hija, asi como a sunecesidad de hacer que el despiadado cosmos darwinista resultaraaceptable para el publico. AI haber descrito la naturaleza como un enteimplacable mente cruel y salvaje, s6lo podia mantener esta postura si

desplazaba la etica C--::"';I]

independiente (DC'S~,.:·!rmd.Ipuesto a si mismo e:r:~

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la naturaleza y la cons:::-:..:c.::JIIu:E[1930]).

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ceso bio16gico que no~cualidad» (Williams, 1'l'S;~.~

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D,,~?Of dos razones. En primer,~d.:idad explicativade la evo-("~c2d es la esencia del ser hu-i:~:c:::do que 10 que nos hace1.:. :;:-Or1aevolutiva. 5610 pode-

:::"':'~Lapropia naturaleza. Fue1 :':c..:-ienque se habla granjea-~~-:n por su implacable de-!!E'=":-, Hllxlev no daba la menor- .:::<..::' ~.ihumanidad la voluntad':c :,u propia naturaleza. Si eni.::' que no les preocupan losc_c.1e.:idimos transformarnos

desplazaba la etica humana y la presentaba como una innovaci6nindependiente (Desmond, 1994). En resumen, Huxley se hablapuesto a SImismo en aprietos.

El curio so dualismo de Huxley, que opone moralidad y natura-leza y humanidad frente a los demas animales, recibiria una inyecci6nde respetabilidad gracias a los escritos de Sigmund Freud, que se ba-saban en los contrastes entre el consciente y el inconsciente, el ego yel superego, el Arnor y la Muerte, etc. Como ocurria en el ejemplodel jardinero y el jardln de Huxley, Freud ,no s6lo dividla el mundoen dos mitades simetricas, vela luchas por todas partes. Explicaba eltabu del incesto y otras restricciones morales como resultado de unaviolenta ruptura con la vida sexual esponranea de la horda primiti-va, que culminaba'en el sacrificio colectivo de un padre desp6tico amanos de sus hijos (Freud, 1962 [1913]). Dejaba que la civilizaci6nsurgiera de la renuncia a los instintos, el control sobre las fuerzas dela naturaleza y la construcci6n de un superego cultural (Freud, 1961[1930]).

El heroico combate de la humanidad contra las fuerzas que in-tentan hacerla fracasar sigue siendo en la actualidad un tema domi-nante en la biologla, como ilustran las citas de seguidores de Huxley.AI declarar la etica como corte radical con la biologla, Williams es-cribi6 sobre las miserias de la naturaleza, idea que culmina con laafirmaci6n de que la moralidad human a es un mero producto acci-dental del proceso evolutivo: «Pienso que la moralidad es una cua-lidad accidental producida, en su estupidez sin Hmites, por un pro-ceso bio16gico que normalmente se opone a la expresi6n de dichacualidad» (Williams, 1988, pag. 438).

Despues de haber explicado que nuestros genes saben 10que esmejor para nosotros y programan cada pequeno engranaje de la ma-quina de supervivencia humana, Dawkins esper6 hasta la ultima fra-

;i;:' ::'•.:~:"onasmantener un com-a.:-::-;; ~eneraciones, como si del~ ":.'.-.:rse vegetariano? ~Cuan;: :::'":: ;~o nos convertiria esto,.~; ?(![ tuera y malvados por

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se de EIgen egoista para asegurarnos que, en realidad, podemos tirarrodos esos genes por la ventana: «Somos los unicos habitantes de laTierra que pueden rebelarse contra la tirania de los replicadoresegoistas» (Dawkins, 1976, pag. 215). La ruptura con la naturaleza esevidente en esta afirmacion, como 10 es la singularidad de nuestraespecie. Mas recientemente, Dawkins (1996) ha afirmado que somos«mas buenos de 10 que a nuestros genes egoistas les gustaria» y harespaldado de forma explicita a Huxley: «Lo que esroy diciendo, aligual que muchas otras personas, entre ellos T. H. Huxley, es que te-nemos derecho a expulsar el darwinismo de nuestra vida politica ysocial, a decir que no queremos vivir en un mundo darwiniano»(Roes, 1997, pag. 3; tambien Dawkins, 2003).

Darwin debe estar retorciendose en su tumba, porque el «mun-do darwiniano» del que aqui se habla dista mucho del que el mismoimagino (vease mas abajo). Lo que falta en estas afirmaciones es al-guna explicacion sobre como podemos llegar a negar unos genes queesos mismos autores han descrito en otras ocasiones como rodopo-derosos. Como en el caso de las ideas de Hobbes, Huxley y Freud, setrata de un pensamiento por entero dualista: en lugar de un todobien integrado, somos parte naturaleza, parte cultura. La moralidadhumana se presenta como una fina corteza bajo la cual bullen pa-siones antisociales, amorales y egoistas. Esta idea de la moralidadcomo una capa la resume bien el famoso comentario sardstico de Ghi-selin: «Araiie a un "altruista" y vera como sangra un "hipocrita"»(Ghiselin, 1974, pag. 247; figura 1).

Desde enronces, son muchos los divulgadores cientificos que hanpopularizado la teoria de la capa, ente ellos Wright (1994), quienincluso llego a afirmar que en los corazones y almas de las personasno existe la virtud y que nuestra especie es potencial pero no natu-ralmente moral. Cab ria enronces preguntarse: «Pero ~que ocurre con

las personas que 0CiS.lCl;T;;11111D!E'III

orros cerro grado Q;;: ,-;-ml:ilI!:l;;;&I]JI

do a Ghiselin. \\""r~: ~hip6crirx

EI fi.ngi!cie::::c ;:e. ~como ]0 es Sol f:-e~ __

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mos duramem::e T~ m. J:IBD'IlI

ouos i\\righr. ~~,~. 3-M

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':_-=:. cn realidad, podemos tirarc.=s 105 unicos habitantes de laI _-":irania de los replicadores_~ mprura con la naturaleza es)I( e5 ~asingularidad de nuestra5 ~ ~i'Y6 ha afirmado que somos;C:-.:::S cgoistas les gustaria» y haL-=:~,-: < Lo que estoy diciendo, al::-;: ;::Jos T. H. Huxley, es que te-~== .JE nuestra vida politica y"'.:-;::-.un mundo darwiniano»

Muy Mala

Mala

: ;::-. 5''':' :umba, porque el «mun-~..:...5~ mucho del que el mismoi:i. ~ -=::-. cStas afirmaciones es al-

FIGURA 1, La visi6n de la moralidad sostenida por los bi610gos durante el ultimo

cuarto de siglo queda resumida en la maxima de Ghiselin (1974: pag. 247): <f-.ra-

fie a un "altruista" y vera c6mo sangra un "hip6crita"». Se pensaba que los huma-

nos eramos seres completamente egofstas y competitivos, y que la moralidad no

era sino una ocurrencia tardia. Con el nombre de «Teorfa de la capa», esta idea se

remonta al contemporaneo de Darwin, Thomas Henry Huxley. Aquf se ofrece una

visualizaci6n ir6nica de su idea de la naturaleza humana como mala hasta su

nucleo central.

,=.:, _:::§:'d.! a negar unos genes quet = ::--"5.x:asionescomo todopo-f.:c;: :-lo6bes. Huxleyy Freud, seJ ':~~SIa: en lugar de un todo==.-". :"'-"ITE culrura. La moralidad

..:= :::EL2. bajo la cual bullen pa-:5::':'-:;" Esra idea de la moralidadt5ii= '::'=:::-.'::1raDO sarcasticode Ghi-

las personas que ocasionalmente experimentan en si mismos y enotros cierto grado de compasi6n, bondad y generosidad?». Emulan-do a Ghiselin, Wright responde que el «animal moral» es en esenciahip6crita:

C',,· ':-1.iOrES cientificos que han:r::;: ;:_~,)S\\-right (1994), quien'C'"'<':.'=:-':::S :; almas de las personas!IC''::-=: :::s ?Otencial pero no natu-£-.::.~sc: ,.Pero ~que ocurre con

El fingimiento de egoismo es tan comun en la naturaleza humanacomo 10 es su frecuente ausencia. Nos dotamos de un lenguaje moralelegante,negando la existenciade motivos infamesyacentuando nues-tra, como poco, minima consideraci6n por el bien superior; y critica-mos duramente y en un tono de superioridad moral el egoismo de losotras (Wright, 1994, pag. 344).

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Para explicar como logramos vivir con nosotros mismos pese a esta

farsa, los teoricos han recurrido ala noeion de autoengafio. Si la gen-

te cree que a veces es egolsta -prosigue el razonamiento- es por-

que estan ocultandose a Slmismos sus verdaderas motivaciones (por

ejemplo, Badcock, 1986). En un giro ironico de los acontecimien-

tos, a cualquiera que no crea que nos engafiamos a nosotros mis-

mos, y que crea que la bondad verdadera existe, se Ie considera un pen-

sador ilusorio y se Ie acusa de autoengafiarse.

Se dice con frecuencia que las personas respaldan estas hip6tesis[sobre el altruismo humano] porque quieren que el mundo sea un

lugar agradable y hospitalario. Los defensores del egoismo yel indi-vidualismo que fomentan estas criticas practican el autohalago; secongratulan dandose palmaditas en la espalda por enfrentarse direc-tamente con la realidad. Los egoistas e individualistas son objetivos,dicen, mientras que los defensores del altruismo y la selecci6n gru-

pal han caido en la trampa de una ilusi6n reconfortante (Sober y Wil-

son, 1998, pags. 8-9).

Sin embargo, habna ~x •exisda una feroz oposici0"= .l9lill

de los biologos rusos, co:;::).;:' .?t:I

Siberia, a los cientifico5 :-::::iL"1ii

cha de los animales COI::::-L Jfu3!i

El resultado era un eni2.-~~contrastaba con la per5pe~"';'i11

ley (Todes, 1989). £1 tlP~'Y':1II\1II

un ataque contra HlLxle:- ~

Darwin.Aunque Kropotkin n-.:..=Jc:&

la logica evolutiva de Triy.::3 .]

altruismo redproco, amlx\ti :dsociedad coopetativa, y en :::J.I:i

sos pretextos, complejas i6=zi

ma alguna de adoctrinarrj~

ron ser los verdaderos sep:iho'1ll

Este tira y afloja argumental sobre como reconciliar la bondad

humana con la teoria de la evolucion aparenta ser una lamentable

herencia de las ideas de Huxley, quien no comprendia bien la teoria

que tan eficazmente defendio frente a sus detractores. En palabras de

Mayr (1997, pag. 250): «Huxley, que creia en las causas ultimas, re-

chazaba la seleccion natural y en absoluto representaba el autentico

pensamiento darwinista [... ]. Teniendo en cuenta 10 confundido

que estaba, es una pena que induso hoy en dia se Ie siga conside-

rando una autoridad por su ensayo [sobre etica]».

La evolucion favorece a 105 L!llE

cerIo obtienen benefici05 "'-1mficios derivados de actuar ;'O":',r i

A diferencia de la coopera6am

neos para todas las panes ;:::n~

mo), la reciprocidad impliw.

beneficiosos para el receproc-. it:!

1997). Estecoste, que se ge::JiiE!:

tre dar y recibir, se elimina ..:::1.

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L '::,):1 nosotros mismos pese a esta, ::.::,....-icinde autoengafio. Si la gen-)5:..:e d razonamiento- es por-$"~. yerdaderas motivaciones (porE;L-::: ~6nico de los acontecimien-::':::5 engaiiamos a nosotros mis-

.:,-:::,2. exbL:e,se Ie considera un pen-

Sin embargo, habria que sefialar que en la epoca de Huxley yaexistia una feroz oposicion a sus ideas (Desmond, 1994), en partede los biologos rusos, como Petr Kropotkin. Dado el duro clima deSiberia, a los cientificos rusos les impresionaba mucho mas la lu-cha de los animales contra los elementos que sus luchas internas.El resultado era un enfasis en la cooperacion y la solidaridad quecontrastaba con la perspectiva competitiva y despiadada de Hux-ley (Todes, 1989). EI apoyo mutuo (1972 [1902]) de Kropotkin fueun ataque contra Huxley, pero escrito con un enorme respeto porDarwin.

Aunque Kropotkin nunca formulo su teoria con la precision yla logica evolutiva de Trivers (1971) en su articulo seminal sobre elaltruismo redproco, ambos reflexionaron sobre los origenes de unasociedad cooperativa, yen ultima instancia moral, sin invocartal-sos pretextos, complejas ideas freudianas sobre la negacion 0 for-ma alguna de adoctrinamiento cultural. En este sentido demostra-ron ser los verdaderos seguidores de Darwin.

~:-c,·::,::.~respaldan estas hip6tesis:-;::._:: ::.:'::erenque el mundo sea un~ ':::~::2Soresdel egoismo yel indi-=-::.:.~?ractican el autohalago; se~::. . .:. ::::'?dMa por enfrentarse direc-:i~ :: .::"b·idualistas son objetivos,~ ':::. i:::-uismo y la selecci6n gru---.-:'.::: :::-confonante(Sobery Wil-

)C:e '::1:'!110 reconciliar la bondad:E': ::. 2.::'~en[a ser una lamentable):::::.:--.:',::omprendia bien la teoria:: 2. ,~:'eTIactores. En palabras deL: ':::-::::1.en las causas ultimas, re-"": . ..::,:,Iepresentaba el autenticol':=::'':: en cuenta 10 confundidoK .:-.:·,·.:ndia se Ie siga conside-, -,,:II': .::ica] ».

La evolucion favorece a los animales que se ayudan entre si si al ha-cerIo obtienen beneficios a largo plaza mas valiosos que los bene-ficios derivados de actuar por su cuenta y competir con los demas.A diferencia de la cooperacion, que se basa en beneficios simulta-neos para todas las partes implicadas (conocido como mutualis-mo), la reciprocidad implica actos de intercambio que, aunque sonbeneficiosos para el receptor, son costosos para el agente (Dugatkin,1997). Estecoste, que se genera porque hay un lapso de tiempo en-tre dar y recibir, se elimina en cuanto se devuelve un favor de igual

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valor al agente (sobre el tratamiento de esta cuesti6n desde Trivers,1971, veanse Axelrod y Hamilton, 1981; Rothstein y Pierotti, 1988;Taylor y McGuire, 1988). Es en estas teorias donde encontramosel germen de una explicaci6n evolutiva de la moralidad que no tuvoen cuenta Huxley.

Es importante aclarar que estas teorfas no contradicen en modoalguno las ideas al uso sobre el papel del egoismo en la evoluci6n.S610en fecha reciente se ha extraido el concepto de «egoismo» de lalengua inglesa, despojado de su significado original, para aplicarlo fue-ra del terreno psico16gico. Aunque para algunos el termino es sin6-nimo de «interesado», en ingles existen diferentes terminos por unaraz6n. El egoismo impiica la intenci6n de servirse a uno mismo, deahi la idea de conocer 10que uno puede Hegara conseguir con un com-portamiento concreto. Una planta trepadora puede desplegar uncomportamiento interesado al crecer demasiado y estrangular un ar-bol, pero como las plantas carecen de intenciones, no pueden seregoistas excepto en un, sentido incoherente, metaf6rico. Por desgra-cia, yen una flagrante violaci6n del significado original del termino,es precisamente esta acepci6n vada de significado de la palabra«egoista» Ia que se ha impuesto en los debates sobre la naturalezahumana. El argumento que se escucha con frecuencia es que, si nues-tros genes son egoistas, nosotros tambien debemos ser egoistas, peseal hecho de que los genes son simples moleculas y por tanto no pue-den ser tal cosa (Midgley, 1979).

No pasa nada por describir a 10sanimales (ya los humanos) comoproducto de fuerzas evolutivas que promueven el interes propio,siempre que se admita que esto en modo alguno excluye el desarro-llo de tendencias altruistas y compasivas. Asi 10reconoci6 Darwin, alexplicar la evoluci6n de estas tendencias mediante la selecci6n gru-pal, en lugar de la selecci6n individual y por parentesco que prefie-

1998; Boehm, 1999,. DL..-'~ili:

la moralidad tenian pc.! "-e~·.::111

contradicci6n encre la c.:..::.~ •

de algunos de sus proch;••~ nn icomo un elemenro exog~l: I. iI

hincapie en la commw,"::il,- .:ilID

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dos, incluido el can"'.c?~sentido moral 0 CO.u.:JI~" -:; _

males hayan lograao :.:..::.Jt::lIiiilmIII

como en el hothbre I)li'iPJlLl

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se insinua aqui y que DoL-ui::lCl .~

gares (par ejemplo.,~{rill'-'C5.81ante la aflicci6n 0 d pdi~ .::to: ~

porque es en este terreuo .::iliC!IlIIIiR

des entre 10shumanos !~:1r.::i:a31

muv basico verse indirC\--CIi--c:J!R".porque existe consr.an~ .:re ;3lI

de animales y a menudo a::c:.DID

meme surgieron por p~ '.-as.eprotege y alimenra d. -,Oi; ~

muchos animales est:<I;5~liIIIII:l

encre adulros no empr;::::=a::JC:l/i;:lPara su idea de l.aCO:::J..~rlllllL.l

el fil6sofo moral e.s.coo::s!?.a:bt

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[) .:.=e-sracuesti6n desde Trivers,

,:.S:: Rothstein y Pierotti, 1988;;;:.;.s:e-orias donde encontramos

c.-. .=.j.: la moralidad que no tuvo

ren los te6ricos modern os (veanse, por ejemplo, Sober y Wilson,

1998; Boehm, 1999). Darwin creia firmemente que los origenes de

la moralidad tenian perfecta cabida en sus teorias y no veia ninguna

contradicci6n entre la dureza del proceso evolutivo y la delicadeza

de algunos de sus productos. En lugar de presentara la especie humana

como un elemento ex6geno alas leyes de la biologia, Darwin hada

hincapie en la continuidad con los animales incluso en el terreno

moral:

:;:-~':-:'2.5 no contradicen en modo

!l::.~i.:: .:goismo en la evoluci6n.

) =. .:oacepto de «egoismo» de la

~'.:2io,original, para aplicarlo fue-

?~-.=..=.lgunos el termino es sin6-

;;;:=::: ':"::Ltremes terminos por una

:.:"': ':e- seITirse a uno mismo, de

a;: -,~2 a conseguir con un com-

L ::=?.=.Qora puede desplegar un

:r .,:==:..=.siadoy estrangular un ar-

, .:.:: .::.:.:nciones, no pueden ser

t..:::e-.:.:.:.meraf6rico. Por desgra-

K.c=--:....:..:.c.dooriginal del termino,

: ..=..:.:: s:gnitlcado de la palabra

_:s.:.::::'ares sobre la naturaleza

Cualquier animal dotado de un os instintos sociales bien marca-dos, incluido el carino parental y filial, inevitablemente adquirira un

sentido moral 0 conciencia tan pronto como sus facultades intelec-tuales hayan logrado un desarrollo tan elevado, 0 casi tan desarrollado,como en el hombre (Darwin, 1982 [1871], pags. 71-72).

. . .:..=. .:.~::: ::e.:uenCla es que, SI nues-

::: c:::::':'.:D-emosser egoistas, pese

~ =:':C.e-C.Jiasy por tanto no pue-

Es importante insistir en la capacidad de sentir compasi6n que

se insinua aqui y que Darwin expres6 con mas claridad en otras lu-

gares (por ejemplo, «Muchos animales sin duda sienten compasi6n

ante la aflicci6n 0 el peligro de otros» [Darwin, 1982 (1871), pag. 77]),porque es en este terreno donde existen sorprendentes continuida-

des entre los humanos y otros animales sociales. Debe de ser algo

muy basico verse indirectamente afectado por las emociones de otros,

porque existe constancia de estas reacciones en una gran variedad

de ani males y a menudo son inmediatas e incontrolables. Probable-

mente surgieron por primera vez con el cuidado parental, en el que

se protege y alimenta a los individuos vulnerables. Sin embargo, en

muchos animales estas reacciones van mas aHa e incluyen relaciones

entre adultos no emparentados entre si (secci6n 4, mas abajo).

Para su idea de la compasi6n, Darwin se inspir6 en Adam Smith,

el fi16sofo moral escoces y padre de la economia. Dice mucho sobre

r..:......=-; c:s ~-a los humanos) como

e :-:~,=.·.Le-yenel interes propio,

r::,~•.:.~~£.1illO excluye el desarro-

o:- • .:..s.. .;.sllo reconoci6 Darwin, al

!:,.:::..:..s=:.ecianre la selecci6n gru-

ii.:..i.. :' ;'21r parentesco que prefie-

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las distinciones que necesitamos establecer entre el comportamien-

to interesado y los motivos egoistas el hecho de que Smith, famoso

por su enfasis en el interes propio como principio director de la eco-

nomia, escribiera tambien sobre el alcance universal de la compa-

si6n humana:

Por muy egoista que pensemos que es el hombre, sin duda exis-ten algunos principios en su naturaleza que Ie hacen interesarse por lafortuna de los otras y hacen que la felicidad de estos Ie sea necesaria,aunque el no obtenga nada excepto el placer de verla (Smith, 1937[1759, pag. 9).

teorias de selecci6n par ~L~

llevarnos ya bastante _~

grupal (de ahi el flujo gtD-=JaC"ll

parecen darse las cond.ie;,.,:::",JO•

primates, la generacion =2illl\..

muchos monos, hembr::s ;::I ••

abandonar el grupo par~ ~

1987). Esto significa que J':S ~

estar aislados geneticame:= =::. .'

grupal.

AI analizar que cons-=:-_~

nos importante que las ~""":;ci,!l.gar de sostener que com~.:..:-.I dI

de la moralidad, son mas :")=:T :byacen al hecho de compa:-....:.:-:aiI!

tolerancia, sensibilidad a ..a :ma

proco) las que resultan r-d,;:"i""aEII

ten el alimento, pero proh~i~

ferentes de los que hace=~x.ill

personas (De Waal, 19891a :="'a

portamiento real se centro e:::2C

subyacentes, comprend.i.6 ~~ diti6n no es si los animales sc'c ." '!II

porta mucho si su compo, 'c"""'lli:'lI

rencias morales. Lo releY2..:.-:=et:'S

para la reciprocidad y la "e",,:: "mr;

la resoluci6n de conflia05 .- ~ .:I

Waal,2000).

Esto tambien implica que Jai

nismo en nuestras vidas con,";:';'8!I!l:l

El origen evolutivo de esta tendencia no es un misterio. Todas las

especies que se sirven de la cooperaci6n -des de los elefantes hasta

los lob os y las personas- muestran lealtad al grupo y tendencias

de ayuda a los demas. Estas tendencias se desarrollaron en el contex-

to de una vida social muy unida en la que beneficiaban a parientes

y compafieros capaces de devolver un favor. Por tanto, el impulso de

ayudar nunca estuvo totalmente desprovisto de un valor de super-

vivencia en quienes mostraban ese impulso. Pero como tantas ve-

ces ocurre, el impulso acab6 por divorciarse de las consecuencias

que determinaron su evoluci6n. Esto permiti6 su expresi6n incluso

cuando era improbable que se devolviera el favor, como por ejem-

plo cuando los beneficiarios eran desconocidos, 10que demuestra que

el altruismo animal esta mucho mas cerca del de los humanos de 10

que pensabamos y explica la llamada a que al menos temporalmen-

te la etica deje de estar en manos de los fil6sofos (Wilson, 1975,

pag.562).

Personalmente, sigue sin convencerme la idea de que necesite-

mos la selecci6n grupal para explicar el origen de estas tendencias; las

Page 40: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

s:::~:'lccerentre el comportamien-c -=_h.:cho de que Smith, famoso:c ::2ie) ?rincipio director de 1aeco-~~':"':.:..lilCeuniversal de 1aeompa-

teorias de seleccion por parentesco y el altruismo redproco parecenllevarnos ya bastante 1ejos. Ademas, existe tanta migracion inter-grupa1 (de ahi el flujo genetico) en 10s primates no humanos que noparecen darse las condiciones para 1aseleccion grupal. En todos 10sprimates, 1ageneracion mas joven de uno u otro sexo (machos enmuchos monos, hembras en 10s chimpances y bonobos) tiende aabandonar el grupo para unirse a grupos cercanos (Pusey y Packer,1987). Esto significa que 10s grupos de primates distan mucho deestar ais1ados geneticamente,' 10 que hace poco creib1e 1aselecciongrupal.

Ai analizar que constituye 1amora1idad, 1aconducta real es me-nos importante que 1ascapacidades subyacentes. Por ejemp10, en 1u-gar de sostener que compartir el a1imento es un componente basicode 1amora1idad, son mas bien 1ascapacidades que se cree que s~b-yacen a1hecho de compartir a1imento (por ejemp10, altos niveles deto1erancia, sensibi1idad alas necesidad de otros, intercambio red-proeo) 1asque resultan relevantes. Tambien 1ashormigas compar-ten el a1imento, pero probab1emente sus impu1sos son bastantes di-ferentes de 10s que hacen que 1a compartan 10s chimpances 0 !aspersonas (De Waa1, 1989a). Darwin, que yendo mas alla del com-portamiento real se centro en 1asemociones, intenciones y capacidadessubyacentes, comprendio esta diferencia. En otras pa1abras: 1acues-tion no es si 10s animales son 0 no amab1es entre sl, y tampoco im-porta mucho si su comportamiento encaja 0 no con nuestras prefe-rencias mora1es. Lo relevante es, mas bien, si poseen capacidadespara 1areciprocidad y 1avenganza, 1aap1icacion de normas socia1es,la reso1ucion de conflictos y 1acompasion y 1aempada (Flack y DeWaa1,2000).

Esto tambien imp1ica que 10s llamamientos a rechazar el darwi-nismo en nuestras vidas cotidianas para construir una sociedad mo-

):., :..:.-=cs el hombre, sin duda exis-:~:::2'::':.rcIehacen interesarsepar Ia~ :--=~:::dadde estos Ie sea necesaria,~:: =~?lacer de verla (Smith, 1937

~:::-:'':::2;:0 es un misterio. Todas 1as:-:<..:: ::: ---desde 10s elefantes hasta,~ ::::~ltadal grupo y tendencias:,,,:_~s: desarrollaron en el contex-~ :~~:.rc beneficiaban a parientes_-:.~~,.-or.Por tanto, el impu1so de

~~?:::v.-:sto de un valor de super-it: _-:::.:,:llso.Pero como tantas ve-

-=-_-. :: .::csse de 1asconsecuenciasi:::: ?Cc:r:itio su expresion ineIuso'j': _-.-:-=:~d f1\'or, como por ejem-es...::::c,----:20s,10que demuestra que:;c '::::':2 del de 10s humanos de 10l!L-.:- ~ -=-:.r::al menos tempora1men-~ .:.-=:CiS t!losofos (Wilson, 1975,

"c:-:.::::-:::.eIa idea de que necesite-L :::::igen de estas tendencias; 1as

Page 41: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

ral se basan en una interpretacion equivocada de Darwin. AI ver lamoralidad como un producto de la evolucion, Darwin imagino unmundo mucho mas habitable que el propuesto por Huxley y sus se-guidores, quienes crdan en una moralidad artificial y culturalmen-te impuesta que no recibiria ayuda alguna de la naturaleza humana.El mundo de Huxley es, con mucho, ellugar mas frio y aterradorde los dos.

jar al suelo con la parte ill.~JIII'"

da y los sesos esparcido5 pClle rls

pag.38).No deberiamos de:scrr::.:c.:SlID

historias sobre venganzas:-~

bre todo entre simios y e£~ '''''''Ematicos sobre como 105.~con otras acciones negau,.,2S ~c:>··mll

c ~

un «sistema de venganza, ..• lii..••

miembro dominante de ill :- ::J!'Icontra un pariente de su df!"e'liOi" ~

reli y otros, 1992). Esras n=-d.-a.,.tributivas de Westermarck. ~mas alla de su connotacior: ~cluye emociones positins . .:J::'~C!:IDIII

vicios. AI describir las emOG~::'l1Dellar de la moralidad, WesteITI:";cl~de la misma, anticipandoSiC ,1J..:.lutiva.

Westermarck forma pa.r::e.:Jle

ta a Aristoteles y Tomis de .\o:rDll

lidad en las inclinaciones \·6~hart, 1998, 1999). Las emOG,OIRsabido que, en lugar de ser L.C3:D

favorecen el razonamiemo I:::::::;:m

cubierto que, por mucho q~ .:;u

no hay emociones implica~ 0

ponen, nunca se alcanza ll.IJ:.a ~

Esto es decisivo en la eleccio:: ::::!M

ralidad lleve implicito, son. pr:o

Edward Westermarck, un sueco-fines que vivio entre 1862 y 1939,merece un lugar destacado en cualquier debate sobre el origen de lamoralidad, ya que fue el primer expeno que promovio una visionintegral que inclufa tanto a los humanos como a los animales y tan-to la cultura como la evolucion. Es comprensible que sus ideas no fue-ran bien recibidas en su epoca, ya que iban en contra de la tradiciondualista occidental que opone cuerpo y mente y cultura e instinto.

Las obras de Westermarck son una curiosa mezcla de teorias ari-das, antropologfa pormenorizada e historias anecdoticas de anima-les. El autor ansiaba conectar la conducta human a y la animal, perosu propia obra se centro por completo en las personas. Dado queen aquel momenta existfa poca investigacion sistematica sobre elcomportamiento animal, tuvo que servirse de anecdotas, como lade un camello vengativo al que un camellero de 14 anos habfa gol-peado en exceso en multiples ocasiones por rezagarse 0 girar por elcamino equivocado. El camello acepto el castigo pasivamente, pero,al cabo de unos dfas, cuando se vio sin carga y a solas en el caminocon el mismo gufa, «agarrola cabeza del desafortunado muchachocon su monstruosa boca, y tras levantarlo en el aire, 10volvio a arro-

Page 42: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

· . .~: ~..::. casugo paSlVamente, pero,c '.~ .:zga y a solas en el caminoe:.<.'::'::.icsafortunado muchacho:&.:::Z.~:::1 el aire, 10volvi6 a arro-

jar al suelo con la parte superior del CraneDcompletamente arranca-da y los sesos esparcidos por el suelo» (Westermarck, 1912 [1908],pag.38).

No deberiamos descartar sin mas estos rumores sin verificar: lashistorias sobre venganzas retardadas abundan en los zoo16gicos, sa-bre todo entre simios y elefantes. Ahora contamos con datos siste-maticos sobre c6mo los chimpances castigan las acciones negativascon otras acciones negativas (10que De Waal y Luttrell, 1988, llamanun «sistema de venganza»), y sobre c6mo un macaco atacado por unmiembro dominante de su grupo se volvi6 para redirigir la agresi6ncontra un pariente de su agresor que era mas joven yvulnerable (Au-reli y otros, 1992). Estas reacciones se.induyen en las emociones re-tributivas de Westermarck, pero para el el termino «retributivas» vamas alIa de su connotaci6n habitual de ajustar cuentas. Tambien'in-duye emociones positivas, como lagratitud y la devoluci6n de ser-vicios. AI describir las emociones retributivas como la piedra angu-lar de la moralidad, Westermarck intervino en la cuesti6n del origende la misma, anticipandose a los debates modernos sobre etica evo-lutiva.

Westermarck forma parte de una larga tradici6n que se remon-ta a Arist6teles y Tomas de Aquino, que anda firmemente la mora-lidad en las indinaciones y deseos naturales de nuestra especie (Arn-hart, 1998, 1999). Las emociones ocupan un papel central; es biensabido que, en lugar de ser la antitesis de la racionalidad, las emocionesfavorecen el razonamiento humano. Los neurocientificos han des-cubierto que, por mucho que las personas razonen y reflexionen, sino hay emociones implicadas en las diferentes opciones de que dis-ponen, nunca se alcanza una decisi6n 0 convicci6n (Damasio, 1994).Esto es decisivo en la elecci6n moral, porque si hay algo que la mo-ralidad lleve implicito, son, precisamente, las fuertes convicciones.

::-.::.:J.i'.-ocadade Darwin. AI ver la;L ;;.-'':iluci6n,Darwin imagin6 unc. ~:-opuesto por Huxley y sus se-

lIC :-i.~ciadartificial y culturalmen-l ~Z.:rlade la naturaleza humana.=: el lugar mas frio y aterrador

=_:::~-=,Cl.e,'i,'i6 entre 1862 y 1939,~ -.::::-d.ebate sobre el origen de la:1:;-:::-:01 que promovi6 una visi6nr :__:'~(omo a los animales y tan-

cc=::'censible que sus ideas no fue-iJ-:: ::'21."1 en contra de la tradici6n::L:':' .; mente y cultura e instinto.- .\.:...2 .:-..:.ciosamezda de teorias ari-c :-__~:c,riasanecd6ticas de anima-c.::...:..::.=. humana y la animal, pero

f'_:::~Ien las personas. Dado que1::-~:::g2.ci6nsistematica sobre eliIC ,;.;::-,.-:'r~ede anecdotas, como la: ~-=-.::.lero de 14 anos habia gol-01..~::'~?,or rezagarse 0 girar por el

Page 43: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Estas convicciones no surgen, 0 mas bien no pueden surgir, de lafria racionalidad, ya que requieren preocuparse por los otros y tenerfuertes «instintos viscerales» sobre el bien y el mal.

Westermarck (1912 [1908], 1917 [1908]) analiza, uno por uno,toda la gama de 10 que los filosofos que Ie precedieron, sobre todo Da-vid Hume (1985 [1739]), llamaban «sentimientos morales». Clasi-ficolas emociones retributivas en aquellas emociones derivadas delresentimiento y la ira, que buscan la venganza y el castigo, yaquellasemociones mas positivas y prosociales. Aunque en su epoca se co-nodan pocos ejemplos de emociones morales en animales -de ahique confiara en las historias de camellos marroquies-, ahora sabe-mos que existen muchos paralelismos en la conducta de los prima-tes. Tambien trata el concepto del «perdon» y como el gesto de po-ner la otra mejilla es apreciado universalmente. Los chimpances sebesan y abrazan despues de pelearse, y estas supuestas reconciliacio-nes sirven para preservar la paz dentro de la comunidad (De Waal yVan Roosmalen, 1979). Existe una creciente bibliograHa sobre la re-solucion de conflictos entre los primates y otros mamiferos (De Waal1989b, 2000; Aureli y De Waal, 2000; Aureli y otros, 2002). La re-conciliacion puede no ser 10 mismo que el perdon, pero sin dudaambos esran relacionados.

Westermarck tambien ve la proteccion de otros frente ala agresioncomo el resultado de 10 que eillama «resentimiento compasivo», 10 queimplica que este comportamiento se basa en la identificacion y la em-patia con el otro. La proteccion frente ala agresion es comun en mo-nos y simios, asi como en muchos otros animales que defienden a susparientes y amigos. La bibliograHa sobre primates ofrece descripcio-nes extensamente investigadas de coaliciones y alianzas, que algunosconsideran el rasgo distintivo de la vida social de los primates y laprincipal razon de que los primates hayan desarrollado sociedades

tan complejas y cogniriyam~Clten, 1988; Harcourt y De \J;;;al

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Page 44: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

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,= - : = 908]) analiza, uno por uno,

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~::-" _-\unque en su epoca se co-

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=-_:,=:::: 12. conducta de los prima-

I ;:c:-C.iJil -. ~- como el gesto de po-

...-,=:-s2:neme. Los chimpances se

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:.::-:c.=:a comunidad (De Waal y

• .:::-::-:.:::cmebibliografia sobre la re-

=--,-:c:;;:.-orros mamiferos (De Waal

i=", -:. _-\ ...rdi y orros, 2002). La re-

r_: -~:.c.-:-:l perdon, pero sin duda

tan complejas y cognitivamente exigentes (por ejemplo, Byrne y Whi-

ten, 1988; Harcourt y De Waal, 1992; De Waal, 1998 [1982]).Del mismo modo, las emociones retributivas amables (<<eldeseo

de proporcionar placer a cambio de placer»: Westermarck, 1912[1908], pag. 93) tienen un evidente paralelismo con 10 que ahora

llamamos altruismo redproco, como la tendencia a corresponder

del mismo modo a quienes nos han prestado ayuda. Westermarck afia-

de la sancion moral como una emocion retributiva amable, de ahi que

sea un componente del altruismo redproco. Estas ideas preceden a

los debates sobre la «reciprocidad indirecta» en los estudios moder-

nos sobre etica evolutiva, que versan sobre la construccion de la re-

putacion dentro de la comunidad (por ejemplo, Alexander, 1987).Resulta asombroso comprobar que muchas cuestiones planteadas

por auto res contemporaneos, expresadas en terminos algo diferentes,

ya estin presentes en los escritos de este sueco-fines de hace un siglo.

Quiza la parte mas perspicaz de la obra de Westermarck sea aque-

lla en la que rrata de abordar la cuestion de que es 10 que define a una

emocion moral como moral. Aqui demuestra que en estas emocio-

nes hay algo que trasciende los puros instintos viscerales, como cuan-

do explica que estas emociones «se diferencian de las emociones afi-

nes no morales por su desinteres, aparente imparcialidad y aire de

generalidad» (Westermarck, 1917 [1908], pags. 738-739). Emo-

ciones como la gratitud y el resentimiento tienen que ver directa-

mente con el interes propio -como Ie han tratado a uno 0 como uno

desea que se Ie trate-, por 10 que son demasiado egocenrricas para

ser morales. Las emociones morales deberian estar desconectadas de

la situacion inmediata de uno: rratan del bien y el mal a un nivel

mas abstracto y desinteresado. Es solo cuando hacemos juicios ge-

nerales sobre como se debe tratar a alguien que podemos empezar a

hablar de aprobacion y desaprobacion moral. Es en esta area esped-

:=:.::.=<::::Ll= orros frente a la agresion

.::-::s::-::::imiemocompasivo», 10 que

c :::.=...'" =:::: 1aidentificacion y la ern-

e:= :. _:.~lesion es comlin en mo-

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X;i-:.::::r:c:;;:- alianzas, que algunos;;.i -,:.:...:. s.o.:ial de los primates y la

:c; ::::,,=,-·-.=...c desarrollado sociedades

Page 45: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

fica, simbolizada a la perfeccion por el «espectador imparcial» deSmith (1937 [1759]), donde los humanos parecen llegar mucho maslejos que otros primates.

Las secciones 4 y 5 analizan la continuidad entre los dos pilaresprincipales de la moralidad y el comportamiento de los primates.La empada y la reciprocidad se han descrito como los principales«requisitos previos» (De Waal, 1996) 0 «componentes basicos» dela moralidad (Flack y De Waal, 2000) y, aunque en modo algunoson suficientes para generar la moralidad como la conocemos, son sinembargo indispensables. No cabe imaginar una sociedad moral hu-mana sin un intercambio redproco y un interes emocional por losotros. Esto nos brinda un punto de partida concreto para investigarla continuidad imaginada po'r Darwin. El debate sobre la «teoriade la capa» es fundamental en esta investigacion, dado que algunosbiologos evolutivos se han desviado mucho de la idea de continuidadal presentar la moralidad como una farsa tan enrevesada que soloexistiria una especie capacitada para la misma: la nuestra. En reali-dad, esta opinion carece de base y, como tal, supone un obstaculo paracomprender como devinimos morales (tabla 1). Mi intencion aquies aclarar las cosas examinando datos empiricos.

TABLA 1 . Comparaci6n ent:'"ee EOI&"lI

como resultado de los instiln:J:::S s::c:IIiII

Defensores Richard Da.•...·T:::

George Wi!"e.-,::

Robert Wrig~:. 3:

Tipo Dualista: SITL2 2

los humanos 9"" :::nn

de los animas.:: ::JtJ'i

frente a la r2:I3E::::-

La moralida::: ?:: 3::;1:

que se elige.

Transici6n De animal rr:f3 2 -'~~

propuesta moral.

Teorfa Es una posL'a ';1- =".'.5:«. de una forrm..a:cr B'JI1ICi.

No ofrece exc",::a.:::c. BIJIII

sobre por que 0:: ~

humanos sor ,-eo"2!=: ::JIE

Evidencia Ninguna

empfrica

La evolucion rara vez desperdicia cosas. Las estructuras se transfor-man, se modifican, secooptan para otro tipo de funciones, 0 se «re-tuercen» en otra direccion: un «descenso con modificacion», 10 lla-mo Darwin. Asi, las aletas frontales de los peces se transformaronen las extremidades posteriores de los animales terrestres, que a su vezse fueron transformando con el tiempo en pezuiias, garras, alas, ma-

Page 46: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

~=:- d, espectador imparcial» de

!.1::""..2.:':os parecen llegar mucho mas

TABLA 1, Comparacion entre la teorfa de la cap a y una vision de la moralidad

como resultado de los instintos sociales

c:=-.QIluidad entre 10s dos pilares

C :-:-_?,orrarniento de 10s primates.

'--. 6~5crito como 10s principa1es

"':;"=' () componentes basicos» de

f<:"':'1 :;. aunque en modo a1guno

liL'.:.22 como 1aconocemos, son sin

L::-..2£lnaruna sociedad moral hu-

:c .; :r. imen§s emocional por los

~ :".:....L~da concreto para investigar

~~:::.II debate sobre 1a «teoria

t :-:::'.-~cigacion, dado que algunos

~=:"'':::0 de la idea de continuidad

T..=. :''='.[52. ran enrevesada que solo

lr.=. .2 misma: la nuestra. En reali-

[:,== -, '. supone un obstaculo para

Ir.:....~ :dbla 1). Mi intencion aqui

Defensores Richard Dawkins,

George Williams,

Robert Wright, etc.

Edward Westermark, Edward

Wilson, Jonathan Haidt, etc.

Tipo Dualista: situa a

los humanos en contra

de los animales, cultura

frente a la naturaleza.

La moralidad es algo

que se elige.

Transici6n De animal moral a humane

propuesta moral.

Teorfa Es una postura en busca

. de una formulaci6n te6rica.

No ofrece explicaci6n alguna

sobre por que los seres

humanos son «mejores de 10

que es conveniente para sus

genes egofstas».

Evidencia Ninguna

empfrica

Unitaria: postula la existencia

de una continuidad entre la

moralidad humana y las

tendencias sociales de los

animales. Las tendencias morales

son producto de la evoluci6n.

De animal social a animal

moral.

Teorfas de la selecci6n de parientes,

altruismo recfproco y sus derivados

Qusticia,construcci6n de la reputaci6n,

resoluci6n de conflictos) sugieren

c6mo pudo darse la transici6n de

animal social a animal moral.

C':·'.2', lGs esrructuras se transfor-

7.=3) upo de funciones, 0 se «re-

~.==-_;;,=,.:onmodificacion», 10 lla-

b ,,:;:,05 peces se transformaron

IC~ l.::-_-::.d.!es rerrestres, que a su vez

!=?= ~:::pezunas, garras, alas, ma-

a) Psicologfa: la moralidad

humana tiene un fundamento

emocional e intuitivo.

b) Neurociencia: los dilemas morales

activan areas del cerebra

emocionalmente implicadas.

c) Comportamiento en primates:

nuestros parientes muestran

muchas de las tendencias que se

han incorporado a la moralidad

humana.

Page 47: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

nos y aletas. En ocasiones, una estructura determinada pierde todassus funciones y se convierte en algo superfluo, para terminar con-virtiendose en rasgos rudimentarios sin llegar a desaparecer del todo.As!, encontramos vestigios diminutos de huesos de las piernas bajola piel de las ballenas, 0 restos de pelvis en serpientes.

Es por esto que para el biologo, el modelo de muneca rusa resul-ta tan satisfactorio, especialmente cuando se Ie dota de una dimen-sion historica. Tengo una muneca rusa que por fuera muestra al pre-sidente Vladimir Putin, tras el cual descubrimos, por este orden, aYeltsin, Gorbachov, Brezhnev, Kruschev, Stalin y Lenin. Para la ma-yoria de los analistas politicos, encontrar al pequeno Lenin 0 Stalindentro de Putin no ha de ser motivo de sorpresa. Lo mismo ocurrecon los rasgos biologicos: 10 viejo siempre esta presente en 10 nuevo.

Todo esto es importante en el debate sobre el origen de la empatia,puesto que el psicologo tiende aver el mundo con ojos diferentes alos del biologo. En ocasiones, los psicologos colocan nuestros ras""'gos mas avanzados sobre un pedestal, ignorando 0 incluso negandolos antecedentes mas sencillos de los mismos. Creen asi en el cambiobrusco, al menos en 10 que a nuestra especie se refiere. Esto nos con-duce a explicaciones poco probables sobre los origenes que postu-Ian discontinuidades con respecto allenguaje, del que se dice queresulta de un «modulo» unico en el cerebro humano (por ejemplo,Pinker, 1994), 0 con respecto ala cognicion humana, de la que se diceque tiene origenes culturales (por ejemplo, Tomasello, 1999). Escierto que las capacidades human as pueden alcanzar cimas ver-daderamente increibles, como por ejemplo el hecho de que yo en-tienda que tu me entiendes, etcetera. Pero esta «empatia reiterada»,como la llaman los fenomenologos, no es innata. Tanto desde el pun-to de vista del desarrollo como del de la evolucion, las formas avan-zadas de empatia se yen precedidas y surgen de otras formas mas ele-

mentales de la misma. De ~son al reyes. Greenspan y sm.la aparicion de la lengaa .Am

te con el Big Bang y una ~1Si:lD

nos relacionamos con ius.":,e:m:;K.

gua y la cultura en las re~~to-conversaciones» que 5C ~

lugar de la empatia cornel ::::JGED.

partida.Los biologos prefiere=. ~

arriba antes que las que V.i=.=:It i

duda haya espacio para e:--::::.;:s; .Jillperiores de ordenacione:I::..<;;:=:::ILEl sistema nervioso cenrri. ~D11

cesamiento de arriba ha~ a..'"tIIIII

el cortex prefrontal ejere.::x,ore ben el cortex prefromaL pe-,:' pili

rarIa (Tomita y otros. 19""":' l)guaje dan forma a las exp:-:esJli."1IIIIII:el origen de» y «dar fofIlJ.4£' ;5, If

patia es la forma original T ~i~que solo de forma secund......-.:;d:trl

lenguaje y la cultura.Las explicaciones que C•.L=..:li::'!

10 opuesto de las teorias B;: 3m!tre el pasado y el presente. ~les, incluso entre hurnan0'5 .: JC& I

presuponer que la emp-ana~''''=:dIDi:

contexto del cuidado pa[eca~ ~rio (Eibl-Eibesfeldt, 19--j, :~

Page 48: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

"t:.'::-Jd determinada pierde todas~: 5:..:pert1uo,para terminar con-~.,.:: Jegar a desaparecer del todo.L::5 ,ie huesos de las piernas bajoc.·,~5en serpientes.::. =c,xielo de muneca rusa resul-

.::~.:.o se Ie dota de una dimen-~-';:.qJepor fuera muestra al pre-L.:::s.:ubrimos, por este orden, a:s..:::::.~.-.5ralin y Lenin. Para la ma-;[':::.::-.=..:- 21 pequeno Lenin 0 Stalin

".:ie 50rpresa. Lo mismo ocurre::c::::.::,::::esra presente en 10 nuevo.~,~:e3<;:!Dreel origen de la empatia,~ ::. :::undo con ojos diferentes a;5:'::'.Ogos colocan nuestros ras""':::.L.. ::-.corando 0 incluso negando'l:; :"':"'".:5CClOS.Creen asi en el cambio::<. ::::5:'.;:-.:~ese refiere. Esto nos con-~¢O 3<:,::-:e bs odgenes que postu-, -=- .::::::'?1aje,del que se dice que::~.:.:::::::~:ohumano (por ejemplo,:~._.::::::.human a, de la que se dice:- :: ::::"':"'".?~o.Tomasello, 1999). Es.::.:..;:::,:..:.eienalcanzar cimas ver-

: ::':::::::';<0 el hecho de que yo en-__ _ e5td «empatia reiterada»,. :-,,:~ .:1I1ata.Tanto desde el pun-

.=::: .-=- o::-,-olucion,las formas avan-." ,":.....::£e:l de orras formas mas ele-

mentales de la misma. De hecho, bien podda decirse que las cosasson al reves. Greenspan y Shanker (2004) proponen que, mas quela aparicion de la lengua y la cultura en nuestra especie coinciden-te con el Big Bang y una posterior transformacion del modo en quenos relacionamos con los demas, habria que buscar el origen de la len-gua y la cultura en las tempranas conexiones emocionales y las «pro-to-conversaciones» que se producen entre la madre y el nino. Enlugar de la empatia como meta, este podda haber sido el punto departida.

Los biologos prefieren aquellas explicaciones que van de abajoarriba antes que las que van en direccion contraria, aun cuando sinduda haya espacio para estas ultimas. Una vez que los procesos su-periores de ordenacion existen, modifican los procesos de la base.El sistema nervioso central es un buen ejemplo de este modo de pro-cesamiento de arriba hacia abajo, tal como ocurre en el control queel cortex prefrontal ejerce sobre la memoria. La memoria no se localizaen el cortex prefrontal, pero podemos clar «ordenes» para recupe-rarIa (Tomita y otros, 1999). Del mismo modo, la cultura y ellen-guaje dan forma alas expresiones empaticas. La distincion entre «serel origen de» y «dar forma a» es esencial, yaqui sostendre que la em-patia es la forma original y prelingiHsticade vinculacion interindividualque solo de forma secundaria se ha visto sometida a la influencia dellenguaje y la cultura.

Las explicaciones que van de 10 mas simple a 10 mas complejo son10 opuesto de las teodas Big Bang. Presuponen una continuidad en-tre el pasado y el presente, entre ninos y adultos, humanos yanima-les, incluso entre humanos y los mamiferos mas primitivos. Podemospresuponer que la empatia evoluciono en primera instancia dentro delcontexto del cuidado paternal, que entre los mamiferos es obligato-rio (Eibl-Eibesfeldt, 1974 [1971]; MacLean, 1985). AI dar muestras

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de su estado mediante las sonrisas y los Horos, las crias humanas pre-sionan a sus cuidadores para que les presten atencion y actuen en con-secuencia (Bowlby, 1958). Lo mismo es aplicable a otros primates. Elvalor de supervivencia de estas interacciones es evidente. Por ejemplo,una chimpance hembra perdio a toda una serie de crias a pesar de suintenso y positivo interes porque estaba sorda y no corrigiolos pro-blemas en las posturas adoptadas en respuesta a sus gritos de ayuda,tales como sentarse sobre las crias 0 agarrarlas boca abajo (De Waal,1998; [1982]).

En el caso de una caracteristica humana tan omnipresente comola empatia, que ademas se desarrolla tan pronto (por ejemplo, Hoff-man, 1975; Zahn-Waxler y Radke-Yarrow, 1990), y que muestracorrelatos neurales y fisiologicos tan importantes (par ejemplo,Adolphs y otros, 1994; Rimm-Kaufman y Kagan, 1996; Decety yChaminade, 2003), asi como un sustrato genetico (par ejemplo,Plomin y otros, 1993), resultaria verdaderamente extraiio si no exis-tiera una continuidad evolutiva con otros mamiferos. Sin embargo,la posibilidad de que la empatia y la compasion se den en otros ani-males se ha ignorado durante largo tiempo. Esta se debe en parte aun miedo excesivo al antropomorfismo, que ha sofocado los inten-tos de investigar las emociones animales (Pankseep, 1998; De Waal,1999, apendice A), yen parte tambien al retrata parcial que los bio-logos han hecho del mundo natural como arena de combate masque de conectividad social.

comida y el agua, Y a!-llcrl. ••

grado de respuesta a 105~neres va desde la band;;,,':':.:lie ~

una porque uno de eU'Q!55i::'1I2J

dador, hasta una madrc 5~ ~

te para ayudarla a if de u:: .ar'l:nIllIi

puente entre los dos. E.]?":-.::::tD::Ir

milar a un reflejo que pcSL."'IlI:9I

de 10 que motivo la re,a.::.:::l'::1& I

adaptativo. Un pajaro que ::IC' ::II

el resto de la bandada pe'L-:::£ ..:llIlIl

leccion para prestar aren.:::liOO:•ejemplo de la madre-sirr:Jic5 am

dad de oir Horar'a la pro~'':43:S

tivos de su afliccion y UTI :::::JOiCIII

Existen numerosos ~otros en el transcurso d,c '-"";1 III

ma de un ataque, u otTecie:xilD,

de otros (cuestion que IT~

practicamente toda la CO:=f;JllllEJ

emocionalmente media"':'7"••:r:.1 .

que las emociones Denen '=:1..II

man, 1982), pero cuanQ\J1:oe:::Dcon una coleccion de e:xr'G:SI:'IIIIIIII:

Los animales socialesnecesitan coordinar acciones y movimientos, res-ponder colectivamente a situaciones de peligro, comunicarse sobre la

. . .emOClonesparecen l~Ja '~i!:.":BIII"

Cuando el estado eIDl.-x::D.DIte un estado igual 0 sim.ilz. ~field y otros, 1993). Ann ~un fenomeno basico. ya :::::.2i .aI

yea afectado por el esrado ae:a

Page 50: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

c'C"5 ;loros, las erias humanas pre-p:-e,--:en atenci6n y actuen en con-iC' ~ 2plicable a otros primates. EllC.'::>C'DCS es evidente. Por ejemplo,;!.2 ~a sene de cdas a pesar de su~2 50rda y no corrigi6 los pro-1 :-~?uesta a sus gritos de ayuda,~2..Td.Ilasboca abajo (De Waal,

comida y el agua, y ayudar a quienes 10necesitan. La sensibilidad 0grado de respuesta a los estados de comportamiento de sus conge-neres va desde la bandada de pajaros que emprende el vuelo todos auna porque uno de ellos se ha asustado ante la presencia de un pre-dador, hasta una madre simio que vuelve hacia una cda lloriquean-te para ayudarla a ir de un arbol a otro convirtiendo su cuerpo en unpuente entre los dos. El primer caso es una transmisi6n del temor si-milar a un reflejo que posiblemente no implique una comprensi6nde 10 que motiv6 la reacci6n inicial, pero que es sin lugar a dudasadaptativo. Un pajaro que no emprenda el vuelo al mismo tiempo queel resto de la bandada podda convertirse en presa. La presi6n en la se-lecci6n para prestar atenci6n a los demas ha debido ser enorme. Elejemplo de la madre-simio es mas selectivo, ya que implica la ansie-dad de oir llorar a la propia descendencia, una evaluaci6n de 10S'mo-tivos de su aflicci6n y un intento por mejorar la situaci6n.

Existen numerosos ejemplos de primates que acuden en auxilio deotros en el transcurso de una pelea, rodeando con su brazo ala vlcti-ma de un ataque, u ofreciendo otras respuestas emocionales al dolorde otros (cuesti6n que trataremos mas adelante). De hecho, se cree quepracticamente toda la comunicaci6n entre primates no humanos estaemocionalmente mediatizada. Nos resulta familiar el papel centralque las emociones tienen en las expresiones faciales humanas (Ek-man, 1982), pero cuando se trata de monos y simios -que cuentancon una colecci6n de expresiones hom610gas (Van Hooff, 1967)-lasemociones parecen igualmente importantes.

Cuando el estado emocional de un individuo hace que otro adop-te un estado igual 0 similar, hablamos de «contagio emocional» (Hat-field y otros, 1993). Aun cuando dicho contagio es sin lugar a dudasun fen6meno basico, va mas alla del hecho de que un individuo seyea afectado por el estado de otro: los dos individuos a menudo se im-

t::. _-=-2"1 a tan omnipresente comol :-:--:?:-omo (por ejemplo, Hoff-~-·:-2..-:-Ow.1990), y que muestra

~ :sponantes (por ejemplo,L·....i.:: ~.-Kagan, 1996; Decety yt.~::-2CO genetico (por ejemplo,r-c..:e':e:-amenteextrano si no exis-

1 :-='::'5mamiferos. Sin embargo,i '::,C =::-asi6n se den en otros ani-I ==::lp-o. Esro se debe en parte a~;:::-.c.cue ha sofocado los inten-c..Lc~ Pankseep, 1998; De Waal,~,e=i :-erratoparcial que los bi6-~L .::':~~o arena de combate mas

t...-.z 2.::.:::ionesy movimientos, res-~.::c= x:'::"cro.comunicarse sobre la

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plican en una interacci6n directa. Asi, un nifio que haya sido recha-

zado podra tener una pataleta ante su madre, 0 un socio preferente

puede mendigar comida de otro que la tenga mediante movimien-

tos, vocalizaciones y expresiones faciales que lleven a la compasi6n.

En otras palabras, los estados emocionales y motivaciones a menu-

do se manifiestan a traves de comportamientos especificamente di-

rigidos a un compafiero.

Con la creciente diferenciaci6n entre el yo y el otro, asi como

una creciente apreciaci6n de las circunstancias precisas que subyacen

en los estados emocionales de los demas, el contagio emocional se con-

vierte en empatia. La empatia comprende -y no podria haber sur-

gido sin- el contagio emocional, pero va mas alla que este al colo-

car una serie de filtros entre el estado del otro y el propio. En los

humanos, comenzamos a afiadir estas capas cognitivas hacia los 2

afios de edad aproximadamente (Eisenberg y Strayer, 1987).Dos mecanismos relacionados con la empatia son la compasi6n

y la angustia personal, que en sus consecuencias sociales se oponen

mutuamente. La simpatia se define como «una respuesta afectiva

consistente en albergar sentimientos de pesar 0 preocupaci6n por

otro en una situaci6n de necesidad 0 angustia (mas que sentir la mis-

ma emoci6n). Se cree que la compasi6n lleva implicita una motiva-

ci6n altruista y orientada hacia el otro» (Eisenberg, 2000, pag. 677).La angustia personal, por el contrario, hace que la parte afectada

busque el alivio de su propio dolor, similar al que ha percibido en el

objeto. La angustia personal no se preocupa, por tanto, de la situa-

ci6n de ese otro que induce ala empatia (Batson, 1990). De Waal

(1996, pag. 46) ofrece un sorprendente ejemplo entre primates: los

gritos de una cria de mono rhesus que haya sido duramente castigada

o rechazada a menudo provoca que otras crias se aproximen, se abra-

cen, se monten 0 incluso hagan una pila encima de la victima. Asi,

el dolor de una em pc:e.::::.:::G1II:I

posteriormeme d cc<c.....-:t--:~

to que la angusria pe-:"::iEIJ3l! .i:IIIII

complementaJ"eidaLi e::::.:i. ~

ragio emocional.

El hecho de que ~ ~ ••••la cognici6n an.im..oi?CIC ~

£an en sus indices n: -,,~ a":!!lll~ - --,pasi6n no significa q-:...:c~ ..::.:II

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Page 52: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

.5-. ..:--: nino que haya sido recha-5':":' ::::adre, 0 un socio preferente'

:It _-=-:enga mediante movimien-::.-=...:::;:~ue lieven ala compasion.:.: ::.=...e:;: y motivaciones a menu-J::-~-:1iemosespedficamente di-

el dolor de una cria parece extenderse a sus compaiieros, que buscanposteriormente el contacto para calmar su propia excitacion. En tan-to que la angustia personal carece de una evaluacion cognitiva y decomplementareidad en la conducta, no va mas alia del nivel del con-tagio emocional. .

El hecho de que la mayoria de los libros de texto actuales sobrela cognicion animal (por ejemplo, Shettleworth, 1998) no conten-gan en sus indices ninguna acepcion dedicada a la empatia 0 la com-pasion no significa que estas capacidades no sean parte esencial de lavida de los animales; simplemente, significa que la ciencia, tradi-cionalmente concentrada en las capacidades individuales mas queen las interindividuales, las ha pasado por alto. El empleo de herra-mientas y la competencia numerica, por ejemplo, son vistos como unaseiial de inteligencia, mientras que el trato apropiado con los demasno 10 es. Es sin embargo evidente que la superviven~ia a menudodepende de como los animales se las apaiien dentro de su propiogrupo, tanto en un sentido cooperativo (por ejemplo, mediante la ac-cion concertada 0 la transferencia de informacion) como en un sen-tido competitivo (por ejemplo, las estrategias de dominacion 0 elengaiio). Es en el terreno de 10social, por tanto, donde uno espera en-contrar los logros cognitivos mas importantes. La seleccion debe ha-ber favorecido aquelios mecanismos que evalUen los estados emo-cionales de los otros y respondan con rapidez a los mismos. La empatiaes precisamente uno de esos mecanismos.

En el comportamiento humano, se da una relacion muy estrechaentre empatia y compasion, y su expresion es el altruismo psicologi-co (por ejemplo, Hornblow, 1980; Hoffman, 1982; Batson,y otros,1987; Eisenbergy Strayer, 1987; Wispe, 1991). Es razonable asumirque !as respuestas altruistas y bondadosas de otros animales, espe-cialmente entre los mamiferos, estan basadas en mecanismos simila-

. e::=e el yo y el otro, asi como

.::-_;:-:.=...-:.-::iasprecisas que subyacen1l,2;:_ e~-::omagioemocional se con-~":-e:-,,:.e-:- no podria haber sur-lC:-: ':::. mas alIa que este al colo-lC: :.e: ouo y el propio. En los~.:::-=-?ascognitivas hacia los 2

s.e=="e:-?~\'Strayer, 1987).c= .-=-empatiason la compasionJ:-_~.:-..:enciassociales se 0ponene:,: ~_O una respuesta afectiva~::e ?esar 0 preocupacion por-'-.--;-...:s-ia mas que sentir la mis-

K: = :':eyaimplicita una motiva-T" L'-Cnberg, 2000, pag. 677).c:-:: ::2.-::e que la parte afectadaL-::-__'~ dl que ha percibido en el":-e·:,,::-:,,:,;,2..por tanto, de la situa-:;.=.:::.=.Barson, 1990). De Waal:=:e eemplo entre primates: los~ :--':'-,,''=';::60 duramente castigadaJC'.=s ..:::::asse aproximen, se abra-• -; ._-=- e=cima de la victima. Asi,

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res. Cuando Zahn- Waxler visito varios hogares con Ia intencion de des-cubrir como Iosnifios respondian ante miembras de su familia que ha-bian recibido instmcciones para fingir tristeza (mediante sollozos),dolor (llorando) 0 angustia (fingiendo que se asfixiaban), descubrioque Ios nifios de poco mas de 1 afio ya consolaban a Ios demas. Dadoque Ias expresiones de compasion emergen a una edad temprana enpracticamente todos Ios miembros de nuestra especie, son tan natu-rales como dar nuestras primeras pasos. Una consecuencia colateralde este estudio, sin embargo, fue que Ios animales de Ia casa pare-cian tan preocupados como Ios nifios ante la «angustia» de Ios miem-bras de Ia familia. Giraban a su alrededor 0 ponian Ia cabeza en su re-gazo (Zahn- Waxler y otras, 1984).

Las respuestas alas emociones de Ios demas, enraizadas en unsentimiento de apego y en 10que Harlow denomino «elsistema afec-tivo» (Harlow y Harlow, 1965) se dan con frecuencia entre Ios ani-males sociales. Asi, Ia evidencia psicologica y de Ia conducta sugiereIa existenc:iadel contagio emocional en una variedad de especies (es-tudiadas en Preston y De WaaI, 2002b, y De Waal, 2003). La inte-resante bibliografia escrita por psicologos experimentales aparecidaen Ias decadas de 1950 y 1960 coloco entre comillas terminos como«empatia» y «compasion». En aquel entonces, hablar de Ias emocio-nes animales era tabu. En un ensayo provocativamente titulado«Reacciones emocionales de Ias ratas al dolor de 10sotras», Church(1959) establecio que ratas que habian aprendido a apretar una pa-Ianca para conseguir comida dejaban de hacerlo si a su respuesta Ieacompafiaba una descarga electrica que fuera visible para una ratavecina. Aun cuando esta inhibicion se convirtio rapidamente en ha-bira, sugeria cierto nivel de aversion hacia Ias reacciones dolorasas deIos demas. Quiza tales reacciones estimularon las emociones negati-vas de Ias ratas que fueran testigos del hecho.

Los monos mu~-;::-m JI!R •

(as. La Prueba mas L='l!:::::"IQ1 '.

la encontramos en ~~.:::!l£:m 11

'I 1964). Descubricro:: ~~ -,cadena que Ies me ':10'-1.4 Bl:lI

paiiera. Un mono 6,;:,:.: ire 'all

doce despues de \c-C!" ,~:r: :m::nml~

Q'a.Estos monos Q.l:L-~ im:m;~tal de evitar hacersc de':::l: J:DIIIII

da relacion con el b--r:-=:.::::3:iSII

existentes entre esms -"-;;li~ I

la inhibicion para ill" 4-e':::;OCJl! II

viduos que se concx.~ ~n: Iii

y otras, 1964).A pesar de que ~--::c~:5:JIIi

portarse de dete~.::.L :::taIBC

tar el sufrimiemo en ~,c~...:JeDi

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sobre las reacciones de ~

Encontramos sorprenG;:::::;::silientre primates en Yerkes lli:!(;:

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0'" =-o-g:arescon la intencion de des-:':e::1iembrosde su familia que ha-I"" :-~ :r1steza (mediante sollows),:·.::;cue se asfixiaban), descubrio'.":;.;::i="Dsolabana los demas. Dado~e:-g:en a una edad temprana en,we=-:::estraespecie, son tan natu-t;,L,,:;~, Cna consecuencia colateral~..:e:'O~ animales de la casa pare-Jl'" ::....-.:e la «angustia» de los miem-k--:..::;',:- 0 ponian la cabeza en su re-

Los monos muestran un nivel de inhibicion mayor que las ra-tas. La prueba mas atractiva de la fuerza de la empatia en los monosla encontramos en Wechkin y otros (1964) y Masserman y otros(1964). Descubrieron que los monos rhesus se niegan a tirar de unacadena que les trae comida si con ello causan una descarga a un com-panero. Un mono dejo de tirar durante cinco dias y otro durantedoce despues de ver que uno de sus companeros sufria una descar-ga. Estos monos estaban, literalmente, muriendose de hambre contal de evitar hacerse dano mutuamente. Un sacrificio semejante guar-da relacion con el estrecho sistema social y la vinculacion emocionalexistentes entre esros macacos, como se evidencia en el hecho de quela inhibicion para no danar al otro era mas pronunciada entre indi-viduos que se conodan entre si que entre desconocidos (Massermany otros, 1964) .

A pesar de que estos estudios tempranos sugieren que, al com-portarse de determinada manera, los animales intentan aliviar 0 evi-tar el sufrimiento en los demas, no queda claro si las respuestas es-pontaneas hacia sus sufridos congeneres se explican mediante: a) laaversion alas senales de angustia y dolor de los otros; b) la angustiapersonal generada mediante contagio emocional; 0 c) motivacionesverdaderamente basadas en la ayuda. El trabajo con primates nohumanos nos ha proporcionado mas informacion. Algunos de losindicios son cualitativos, pero tambien existen datos cuantitativossobre las reacciones de empatia.

.::e :']5 demas, enraizadas en un.L".;-".' denomino «elsistema afec-f: -.;::,:;m frecuencia entre los ani-:C.':;~Cd~· de la conducta sugiereIe::. ...lc·U \-ariedad de especies (es-(I':~,~.'De Waal, 2003). La inte-l:'_ :;'~C'5 experimentales aparecidacc e::.:::-ecomillas terminos como[ e=-::x:ces. hablar de las emocio-~',',: :' ':"oyocativamente ti tulado;;;;,'=":ic.tor de 10sotros», Church~..::....-.::.?rendido a apretar una pa-I..-. ..:e hacerlo si a su respuesta Ie•.~:..:e~uera \-isible para una rata~ ;:::::::,'.irri6rapidamente en ha-::-~.::.::. c::.s reacciones dolorosas de

r:.=::":":::....ronlas emociones negati- Encontramos sorprendentes descripciones de empatia y altruismoentre primates en Yerkes (1925), Ladygina-Kohts (2000 [1935]),

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Goodall (1990), y De Waal (1998 [1982], 1996, 1997a). La empa-

tia entre primates es un area tan rica que permitio a O'Connell (1995)

realizar un analisis del contenido de miles de informes cualitativos.

Esta investigadora llego a la conclusion de que las respuestas al su-

frimiento de otros parecen notablemente mas complejas en los si-

mios que en los monos. Para mostrar la fuerza de la respuesta empatica

de los simios, Ladygina-Kohts pone el ejemplo de su joven chim-

pance Joni: la mejor manera de hacerle bajar del tejado de su casa

(mejor que cualquier forma de castigo 0 recompensa) era apelando

a su compasion:

Un dia, Kuni caprc.:;::JlIII·

dria moles tar al arurdi,x ?.•ridas, el guardian pidi0 .r.. .4 .:t1I

tornino con una mana ~.-;5.A!I!I'

alto, rodeando el tronce· ;:.cl£!.i

para agarrar al pajaro. E:::-:mdo y las abrio, un ala er. -01,-:. i

ta fuerza como Ie fue F'csi~mente, se quedo corra :.-e-~la protegio durante larf'c ::Ja

yen (De Waal, 199- a. ?o: ::

Si finjo estar llorando, cierro mis ojos y sollozo;Joni inmediatarnentedeja de jugar 0 de haeer 10 que este haciendo y corre rapidamente ha-cia mi, muy excitado y desgrenado, desde el rincon mas remoto de lacasa, como por ejemplo el tejado 0 el techo de su jaula, de donde nopodia hacerle bajar a pesar de mis persistentes ruegos para que 10 hi-ciera. Corretea a mi alrededor con impaciencia, como si estuviera bus-cando al culpable; mirandome ala cara, toma con suavidad mi men-ton entre sus manos, me toca la cara levemente con el dedo, como siintentara comprender que oeurre, y se da la vuelta, apretando los de-dos de los pies en forma de puno (Ladygina-Kohts, 2002 [1935J, pag.121).

La accion de Kuni hab:-..;£. gberla realizado con un m':;::=L""'1l

to volar a los pajaros en n::---)

desarrollado la nocion d.:: J': .~

ofreciendo asi una versio:::. L:X

patia descrita de forma tar"?err:l

pag. 10): como un «po:c.::::-s.=.

ejemplo mas notable de cST..:<..::.::l

que, como en los expelli,,=,.::::uz

de Premack y Woodruff ~:!~5

otro chimpance y Ie proPC·::-.::lI'::

De Waal (1996, 1997 a) sugiere que ademas de la conexion emo-

cional, los simios muestran aprecio por la situacion de los demas y

adoptan un cierto nivel de toma de perspectiva (apendice B). De

modo que la principal diferencia entre monos y simios no esta en la

empatia en si, sino en los recubrimientos cognitivos que permiten a

los simios adoptar el punto de vista del otro. En este sentido, tene-

mos el sorprendente ejemplo de una hembra bonobo empatizando

con un pajaro en el zoo de Twycross, Inglaterra:

pasillos y antes de sohz .r.J:lI'

mangueras todos los r.~""".eolgando uno a uno de ::.::::::!II

estructura para la eso; :"i:JE ique quedaba algo de ag-..;L.:::l:creto estaba al final de :....JJi

delante. Krom no haLl",-:2:ii

Page 56: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

: ·-~2~. 1996, 1997 a). La empa-F:: ?Cmlltio a O'Connell (1995):: :-:-_~:::sde informes cualitativos.:K ::: it que las respuestas al su-e.::::::e mas complejas en los si-:.z. ~ ...:trzade la respuesta empatica

c ::. ,eiemplo de su joven chim-:.::-.e baiar del tejado de su casaif - ': rccompensa) era apelando

Un dia, Kuni captur6 un estornino. Temiendo que la bonobo po-dria molestar al aturdido pajaro, que aparentaba no haber sufrido he-ridas, el guardian pidi6 a la bonobo que 10 dejara ir. Kuni cogi6 al es-tornino con una mano y escal6 hasta el punto mas elevado del arbol masalto, rodeando el tronco con sus piernas y asi tener las dos manos librespara agarrar al pajaro. Entonces, despleg6 sus alas con mucho cuida-do y las abri6, un ala en cada mano, antes de arrojar al pajaro con tan-ta fuerza como Ie fue posible hacia la verja del cercado. Desgraciada-mente, se qued6 corta y el pajaro aterriz6 a orillas del foso, donde Kunila protegi6 durante largo tiempo frente a la mirada curiosa de un jo-yen (De WaaI, 1997a, pag. 156).

:,> -.-;..)Uozo;Joni inmediatamente-=--'.,:::::::20~' corre rapidamente ha-:::::';:,.:::d rincon mas remoto de la::- :::-.:::....0 de su jaula, de donde no

;·:::-'.'::::::[e5 ruegos para que 10 hi-=- =,",-.:::e::-. .::ia.como si estliviera bus-

~"'- ::·::':nacon suavidad mi men-:-1 ::c't.:::eme con el dedo, como si.- '.::::",- _2 ;;uelta, apretando los de-.d..:.-;.__:.=.-1:ohrs,2002 [1935J, pag.

La accion de Kuni habria sido evidentemente inapropiada de ha-berla realizado con un miembro de su propia especie. AI haber vis-to volar a los pajaros en multitud de ocasiones, Kuni pareda haberdesarrollado la no cion de 10 que podia ser bueno para un pajaro,ofreciendo asi una version antropoide de la capacidad para la em-patia descrita de forma tan perdurable por Adam Smith (1937 [1759],pag. 10): como un «ponerse en ellugar del que sufre». Quizas elejemplo mas notable de esta capacidad sea el caso de un chimpanceque, como en los experimentos originales de la teoria de la mentede Premack y Woodruff (1978), pareda emender las intenciones deotro chimpance y Ie proporcionaba asistencia espedfica:

t-:: -=-':CI:lds de la conexion emo-?::- .-=- 5iruaci6n de los demas y: ;x:-5?;::c::iya(apendice B). De::-:::=:: ::C'5 :. simios no esta en la::::':::5'::0gnltlyos que permiten ac::: __ :::-.Ji. En este sentido, tene-,:-_:::=~::a bonobo empatizando

Durante un invierno en el zoo de Arnhem, despues de limpiar los

pasillos y antes de soltar a los chimpances, los guardianes regaron conmangueras todos los neumaticos de goma en el recinto y los fueroncolgan do uno a uno de un tronco horizontal que se exrendia desde laestructura para la escalada. Un dia, Krom se interes6 por uno en elque quedaba algo de agua. Desgraciadamente, este neumatico en con-creto estaba al final de la hilera, con otros seis 0 mas colgando pardelante. Krom no hacia mas que tirar y tirar del neumatico que que-

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ria, pero no podia arrancarlo del tronco. Empujo el neumatico haciaatras, pero entonces topo con la estructura para la escaladay tampo-co era posible moverlo. Krom trabajo en vano para solucionar el pro-blema durante mas de diezminutos, siendo ignorada por todos menospor Jakie, un chimpance de 7 afios de edad a quien Krom habia cui-dado en su infancia.

Inmediatamente despues de que Krom se diese por vencida y sealejara, Jakie se aproximo. Sin dudarlo, fue sacando los neumaticosuno a uno del tronco, empezando por el que estabadelante, siguiendopor el segundo, y asi sucesivamente, como haria cualquier chim-pance sensato. Cuando llego al ultimo neumatico, 10retiro cuida-dosamente para que no se perdiera ni una gota de agua, 10llevo di-rectamente hasta su tia y 10coloco justo delante de ella. Krom aceptosu regalo sin ningun reconocimiento especial, y estaba retirando elagua con las manos cuando Jakie se marcho (adaptado de De Waal,1996).

de la moralidad Kagan I21))1:*'"1 j

ca saltarfaa un lago para 53hz .a.

tion (1990, pag. 213):

En algunos zoos. kl$ .::hillciales, rodeadas de fOs.L"li .L:.nadar y, a menos que ~ .:lII:l

profundas. A pesar de ·e:sro.CI

realizadoesfuerzoshem,~, J!Iexito. Un macho adulro ~un bebe cuya incompoe-~-

El hecho de que Jakie ayudara a su tfa no tiene nada de raro. Loespecial es el hecho de que Jakie adivino con exactitud 10que que-rfa Krom. Entendio cual era el objetivo de su tfa. Esta ayuda deno-minada «focalizada» 0 de tipo selectivo es tfpica de 10ssimios, peroo es rara 0 no se da en otros animales. Se define como un compor-tamiento altruista ajustado alas necesidades espedficas del otto aunen situaciones novedosas, como ocurrio en el publicitado caso deBinti Jua, una gorila hembra que rescato a un nino en el zoo Brookfieldde Chicago (De Waal, 1996, 1999). Un experimento reciente ha de-mostrado la existencia de un tipo de ayuda selectiva entre chimp an-ces jovenes (Warneken yTomasello, 2006).

Es importante sefialar la importancia de la increfble fuerza de larespuesta del simio, que hace a estos animales adoptar grandes ries-gos a favor de otros. Si bien en un reciente debate sobre 10sorfgenes

Los unicos otros anilJU"b c:son 10sdelfinesyios elet:nua. T.damentalmente desCriPID'2$..t-Connor y Norris, 1982: ~.daaun asf, resulta dificil ac.:--:-'IQIlI!.i:

que 10s cientfficos que h.a.:: ·aiIrI

perfodo determinado de oo:I!lIlIf

ejemplos, mientras que kl$ =a

de animales tengan tan peG....••• :

Esta diferencia de empaI::;i.eIIlIII

mada por 10sestudios Sbu"""""_

nocido como «consuelo,. r:::::a::a

Van Roosmalen (1979". DeiIel alivio que un espeaado:r .:JICf. I

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:r: ::':D. Empujo el neumatico haciac-..:::-.uapara la escalada y tampo-~.: :::-,',"anopara solucionar el pro-

•. ':::::do ignorada por todos menos, .::: e-6d a quien Krom habia cui-

de la moralidad Kagan (2000) creya obvio que un chimpance nun-

ca saltaria a un lago para salvar a otro, citaremos a Goodall en esta cues-

tian (1990, pag. 213):

1:.::: ~'::-c::nse diese par vencida y se;;; ->:. r.lC sacando 10sneumaticos~: - ::: ,::,:Ie estaba delante, siguiendo

::::: ':Q,moharia cua1quier chim-

::::::.:' :::eumatico, 10 retiro cuida-i ::. ..::-...::.gota de agua, 10 llevo di-

-': :':'::lan te de ella. Krom acepto

:::" =,;ecial, y estaba retirando eliC ::-"~.::::ci ladaptado de De WaaI,

En algunos zoos, 10s chimpances son custodiados en is1asartifi-ciales, rodeadas de fosos llenos de agua, Los chimpances no puedennadar y, a menos que sean rescatados, se ahogarian si caen en aguasprofundas. A pesar de esto, existen individuos que en ocasiones hanrealizado esfuerzos heroicos para sa1vara sus compafieros, a veces conexito. Un macho adu1to perdio 1avida mientras intentaba rescatar aun bebe cuya incompetente madre 10habia dejado caer a1agua.

,:_ ::'2 no tiene nada de raro. Lo

1y:.__:, con exactitud 10 que que-

c·': c.e 5U tia. Esta ayuda deno-

y..: '::5 :ipica de 10s simios, pero

e5 s'e define como un compor-=s:.:....=. •.:b cspedficas del otro aun

:..:..::-:':en el publicitado caso de

t;: .<..:.;.:-.. niiio en el zoo Brookfield

c::-: Q::>erimemo recieme ha de-

,",".-..::~selectiva entre chimp an-

Los unicos otras animales con un catalogo de respuestas similar

son 10sdelfines y 10selefames. Tambien en este caso, las pruebas sou'fun-

damemalmente descriptivas (para delfines, Caldwell y Caldwell, 1966;Connory Norris, 1982; para elefames, Moss, 1988; Payne, 1998); y

aun asi, resulta diHcil aceptar como mera coincidencia el hecho de

que los cientificos que han observado a estos animales durante un

periodo determinado de tiempo tengan un numero tan elevado de

ejemplos, miemras que los cientificos que han observado otra tipo

de animales tengan tan pocos, por no decir ninguno.

Esta diferencia de empatia entre monos y simios se ha vista confir-

mada por 10s estudios sistematicos de un tipo de comportamiemo co-

nocido como «consuelo», inicialmente documemada por De Waal y

Van Roosmalen (1979). Definimos la pdctica del consuelo como

el alivio que un espectador no involucrado ofrece a uno de 10s con-

L:.,:::..=.c.e la increible fuerza de la

; .•...-...:='.l!es adoptar gran des ries-

ce::-:.:e debate sabre 105origenes

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trincantes inmersos en un incidente de agresi6n. Por ejempIo, untercero acude aI perdedor de una pelea y con suavidad Ie rodea consu brazo sobre Ios hombros (figura 2). EI consuelo no debe confun-dirse con Ia reconciliaci6n entre antiguos enemigos, que parece masbien motivada por el interes propio, como par ejempIo Ia imperio-sa necesidad de restaurar una relaci6n social alterada (De Waal, 2000).La ventaja del consuelo para el agente no es en absoluto clara. EIagente podria probabIemente marcharse de Ia escena sin conse-

. .cuenClas negatlvas.La informaci6n sobre Ia practica del consuelo entre chimpances

esta bien cuantificada. De WaaI y Roosmalen (1979) basaron susconclusiones en el anaIisis de cientos de observaciones posconflic-to, y Ia repIicaci6n de De WaaI y Aureli (1996) incluy6 un mues-treo aun mas ampIio en el que Ios auto res buscaban poner a pruebados predicciones bastante sencillas. Si Ios contactos con terceros sir-yen para aIiviar Ia angustia de Ios participantes en un conflicto, es-tos contactos deberian ir dirigidos hacia Ios receptores de Ia agresi6nantes que a Ios agresores, yen mayor medida hacia Ios receptores deuna agresi6n intensa mas que Ieve. Comparando el contacto con ter-ceros en Ios niveles base, Ios investigadores encontraron indicios queapoyaban ambas posturas (figura 3).

As! pues, Ia existencia del consuelo unicamente se ha demostra-do hasta el momenta para el caso de Ios gran des simios. Cuando DeWaaI y Aureli (1996) se propusieron apIicar exactamente el mismometodo de observaci6n utiIizado con chimpances para detectar Iapractica del consuelo en Ios macacos, no pudieron encontrar indi-cios de Ia misma (reseiiado por Watts y otros, 2000). Esto constitu-y6 toda una sorpresa, porque Ios estudios sobre Ia reconciliaci6n,que basicamente utilizan el mismo metodo de recoIecci6n de infor-maci6n, han demostrado Ia existencia de Ia reconciliaci6n en una

FIGURA 2, Un ejemplo tf;:;== :e::::II11iD

dea can su brazo a un ad~ ~= :J£ ~

Fotograffa del autor.

especie tras otra. ~Por qu.~ ~

Iimitada a Ios simios?Es posible que Ia emp=-:' .:D!!

grado de autoconcieno2.. ~concretas y a veces noYoo,·::'S2l'glIII

yo y el otro que permira ~~.::l Ii

pia, aI tiempo que se ma=:JI~

comportamiento. En OIT25;ail

te de Ia excitaci6n vicaria 3:' 0:

Ias causas del estado de esc::o-: •.

Page 60: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

:t:.t agresion. Por ejemplo, un~.:-..:. C.- con suavidad Ie rodea con

: ~~consuelo no debe confun-:~-.::s tnemigos, que parece mas'- ':,:::10 por ejemplo la imperio-l ;.::c21 alrerada (De Waal, 2000).=::.:::: :10 es en absoluto clara. Elr.::-_..:.::-stde la escena sin conse-

~:.:--ecmsuelo entre chimpancesR =-= s:::cJen (1979) basaron susL"" :.:: o::,servaciones posconflic-l:.:::-:::: 1996) incluyo un mues-1.::: :: ::-.:-sSuscaban poner a prueba~- -::s eonracros con terceros sir-c.:-:::.e:?anresen un conflicto, es-~:-.:. _,)S receprores de la agresionIr :-:::::c~dahacia los receptores de:.:=-=-_::,rmdoel contacto con ter-K ::::-:::s tncontraron indicios que

FIGURA 2. Un ejemplo tipico del consuela entre chimpances en el que un joven ro-

dea con su brazo a un adulto que acaba de ser derrotado en una pelea con su rival.

Fotografia del autor.

t'. = _::-::e~'Tlentese ha demostra-_::; ~ndes simios. Cuando De

::':..:.:-__eM exactamente el mismo[::- e:--_::npancespara detectar la15- ::-::: :,-..:.dieronencontrar indi-:i -,·-·:::::-·)S. 2000). Esro constitu-~_:'-:;. sobre la reconciliacion,:::.:-::c·:'..:' dt recoleccion de infor-....::-.:.:.:: :2 reconciliacion en una

especie tras otra. ~Por que, enronces, estada la practica del consuelolimitada a los simios?

Es posible que la empatia cognitiva no pueda alcanzarse sin un alrogrado de autoconciencia. Prestar ayuda en respuesta a situacionesconcretas y a veces novedosas podda requerir una distincion entre elyo y el otro que permita que la situacion del otro sedivorcie de la pro-pia, al tiempo que se mantiene el vinculo emocional que motiva elcomportamienro. En otras palabras, para comprender que la fuen-te de la excitacion vicaria no es uno mismo sino el otro, y entenderlas causas del estado de ese otro, es necesario establecer una clara dis-

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[Zj Agresi6n moderada• Agresi6n grave

Anteriormente, he SOSTf'-;a~Hi

suelo, la ayuda focalizada rn..::•. jde ayuda se define como un ..::::iJIIiD:f

necesidades espedficas del p:'C"1JI!IlIM

la previamente descrita rea.::.oWlt&liI

de un nino por parte de Bin= j;a.prensi6n de la situaci6n de .--..::.ca

individuo que precisa ayuG£. :iJr.aexistencia de la ayuda focaF?.••..;,;;;c

reciente descubrimiento del ~jo en estos mamiferos (Reissy .\b0-2 3-5 10 15 20 25 30

MINUTOS TRANSCURRIDOS DESDE EL INCIDENTE puesta entre una mayor aUIOCli..••

cognitiva por otro.F'GURA 3. Frecuencia con la que terceros establecen contacto con vfctimas de

agresiones entre chimpances, con una comparaci6n entre las vfctimas de agresio-

nes graves y moderadas. Especialmente tras los primeros minutos inmediatamen-

te posteriores al incidente, las vfctimas de agresiones graves reciben mas contac-

to que en los niveles situados en la base. Tomado de De Waal y Aureli (1996).

tinci6n entre el otro y uno mismo. Basandose en estas suposiciones,Gallup (1982) fue el primero en teorizar acerca de la conexi6n en-tre la empatia cognitiva y el autorreconocimiento ante el espejo [eningles,Mirror Se?fRecognition 0 MSR]. Esta idea es apoyada tanto des-de el punto de vista del desarrollo, debido ala correlaci6n existenteentre la emergencia del reconocimiento ante el espejo en ninos pe-que nos y su tendencia a prestar ayuda (Bischof-Kohler, 1988; Zahn-Waxler y otros, 1992), como filogeneticamente, debido a la presen-cia de complejas practicas de consuelo y ayuda entre hominoides(por ejemplo, humanos y simios), pero no entre los monos. Los ho-minoides son tambien los unicos primates capaces de autorreconocerseante el espejo.

La bibliografia existente in.::::;.:;.~

asunto cognitivo, hasta el p'G3ii.!',jI

otros animales, probableme:n;:;:.::31

ser, 2000). Este punta de Yl ..;;;a; 00JI

un estado mental en los d~ 1

nici6n. La postura contran ..•.&!

recientemente en relacion c....-c !iares suposiciones de que el a::::aiillllll

vo (Baron-Cohen, 2000J. 6~los cuatro mos, que es cua.n.:iua. 111

rece. Williams y otros (2C\Iil): iQII

autismo afecta al nivel SOCThoo.i.~.:::iJrn

gativo sobre formas sofisri.-;,;..-;,C/:i~

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Anteriormente, he sostenido que ademas de la practica del con-

suelo, la ayuda focalizada refleja la empatia cognitiva. Dicha forma

de ayuda se define como un comportamiento altruista ajustado alas

necesidades espedficas del pr6jimo en situaciones nuevas, tales como

la previamente descrita reacci6n de Kuni hacia el pajaro 0 el rescate

de un nino por parte de BintiJua. Estas respuestas exigen una com-

prensi6n de la situaci6n de dificultad espedfica en la que se haya el

individuo que precisa ayuda. Dados los indicios que apuntan a la

existencia de la ayuda focalizada entre delfines (vease mas arriba), el

reciente descubrimiento del autorreconocimiento delante del espe-

jo en estos mamiferos (Reiss y Marino, 2001) apoya la conexi6n pro-

puesta entre una mayor autoconciencia por un lado, y la empatia

cognitiva por otro ..?:::-3:"S:~'contacto con vfctimas de

LeCS:':- s-:re las victimas de agresio-

:f: I:~:,--~':JSminutos inmediatamen-

;q~,<:,-~,~ ;yaves reciben mas contac-

:r~o:=~= ~ Waal y Aureli (1996).

~.-=--:c.oseen estas suposiciones,

):-~ dcerca de la conexi6n en-

:c =.:i.cimiemo ante el espejo [en

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Ic= ,.:::'1 d la correlaci6n existente

=:: :,:' -=-"l.~eel espejo en ninos pe-

d: 3=-.-..:nof-Kohler, 1988; Zahn-

lre::'~'"TIeme, debido ala presen-

]1;:,: :,' 2.;.uda entre hominoides

c: ='CIenue los monos. Los ho-

i£::::S ·.::.:.....-"acesde autorreconocerse

La bibliografia existente incluye ejemplos de la empatia como un

asunto cognitivo, hasta el punto de que los .simios, por no hablar de

otros animales, probablemente carecen de ella (Povinelli, 1998; Hau-

ser, 2000). Este punto de vista equipara la empatia a la atribuci6n de

un estado mental en los demas, y la teoria de la mente 0 metacog-

nici6n. La postura contraria ha sido, sin embargo, defendida mas

recientemente en relaci6n con los ninos autistas. Frente a anterio-

res suposiciones de que el autismo reflejaria un deficit metacogniti-

vo (Baron-Cohen, 2000), el autismo es perceptible mucho antes de

los cuatro afros, que es cuando la teoria de la mente generalmente apa-

rece. Williams y otros (2001) sostienen que el deficit principal del

autismo afecta al nivel socioafectivo, que a su vez tiene un efecto ne-

gativo sobre formas sofisticadas de percepci6n interpersonal, tales

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como la teoria de la mente 0 metacognici6n. Asf, se ve la meracog-

nici6n como un rasgo derivativo, cuyos antecedentes requieren una

mayor atenci6n segun estos autores (postura que ahora tambien de-

fiende Baron-Cohen, 2003; 2004).

Preston y De Waal (2002a) sugieren que en el centra de la capa-

cidad para sentir empatfa se encuentra un mecanismo relativamen-

te sencillo que permite al obse~vador (el «sujeto») acceder al estado

emocional del pr6jimo (el «objeto») a traves de las representaciones

neurales y corporales del prapio sujeto. Cuando el sujeto presta aten-

ci6n al estado del objeto, las representaciones neurales del primera

de estados similares se activan automaticamente. Cuanto mas cercanos

y parecidos sean sujeto y objeto, mas facil sera que la percepci6n del

sujeto active respuestas motoras y auton6micas que coincidan con las

del objeto (por ejemplo, cambios en el pulso cardfaco, la conducti-

vidad de la piel, la expresi6n facial 0 la postura corporal). Esta acti-

vaci6n permite al sujeto «ponerse en la piel» del objeto, compar-

tiendo sus sentimientos y necesidades, 10 cual pramueve a su vez la

simpatfa, la compasi6n y la capacidad de ayuda. El Mecanismo de

Percepci6n-Acci6n (MPA) desarrollado por Preston y De Waal

(2002a) concuerda con la hip6tesis del marcador somatico de Damasio

(1994), asf como con indicios mas recientes sobre el vfnculo en el ni-

vel celular entre la percepci6n y la acci6n (por ejemplo, las «neura-

nas espejo», Di Pelligrino y otras, 1992).

La idea de que percepci6n y acci6n comparten representacio-

nes no es nueva: se retrotrae al primer tratado sobre el Einfiihlung, un

concepto aleman que se tradujo al ingles como «empatfa» (Wispe,

1991). Cuando Lipps (1903) hablaba de Einfuhlung, que literal-

mente significa «sentir en», estaba especulando sobre el innere Na-chahmung (0 mimetismo interno) de 10s sentimientos ajenos en el

mismo senti do prapuesto por el mecanismo de percepci6n-acci6n

o MPA. Asf pues, la em;CL::d ~

como demuestran 10s b7..:!.2JI:JIi

ciones invisibles de 105 ,-::::s.:::IIIJ

siones faciales humanas. =~matizadas y se dan aun c~

10 que han visto (Dim~TII!

yen la empatfa como un ?:-:C:511

reacciones instintivas. quE foicm.'i

sometidas a un controlcc·:::.~

Los mecanismos de dC'::ICIIIT.-J

pracesos de percepci6n E'O<D::lIa

ga a 10s investigadores a rT~que subyacen en la perCE?:JC!m

otras, 2001). Los daros ~e::3'

perimentaci6n de las emoClt:~

co16gicos compartidos: :~ d •muy parecido a senti.r!1) _\61~

otras, 2003). La comunlWi.::J,:m

16gicos parecidos en el Sll;C: Tevenson y Reuf, 1992). Er: :-;:SJIDI

humana no ocurre de fof!::;.L alii

nectada a, y se ve afeaada ?ClIC: ••

cientes sobre la base neur.L .:k I;

otras, 2003; Singer y O(R~ .:::~)ODe Waal ha descriro c:. :::llD13l1I

empatfa se relacionan con :z. llIIIiI

(2003). Asf, la empatfa a.::l::-~1D

de un individuo que afec~ E'I

mecanismos basicos y OB~ !!l!I!lIf

habilidades cognitivas en 5".::i .;::a

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L=·~jci6n. As!, se ve la metacog-::::':-'-'='5antecedentes requieren unaS ?,05ruraque ahora tambien de-

o MPA. Asi pues, la empatia es un praceso rutinario involuntario,como demuestran los estudios electramiograficos de las contrac-ciones invisibles de los mtisculos faciales como respuesta a expre-siones faciales humanas. Estas reacciones estan plenamente auto-matizadas y se dan aun cuando las personas no son conscientes de10 que han vista (Dimberg y otros, 2000). Las explicaciones queyen la empatia como un praceso cognitivo superior descuidan estasreacciones instintivas, que son demasiado rapidas como para estarsometidas a un contral consciente.

Los mecanismos de accion-percepcion son bien conocidos en lospracesos de percepcion motora (Prinz and Hommel, 2002), y obli-ga a los investigadores a presuponer la existencia de pracesos similaresque subyacen en la percepcion emotiva (Gallese, 2001; Wolpert yotras, 2001). Los datos sugieren que tanto la observacion como Ii ex-perimentacion de las emociones implica una serie de sustratos psi-cologicos compartidos: ver el desagrado 0 el dolor del projimo esmuy parecido a sentirlo (Adolphs y otros, 1997,2000; Wicker yotras, 2003). La comunicacion afectiva tambien crea estados psico-logicos parecidos en el sujeto yel objeto (Dimberg, 1982, 1990; Le-venson y Reuf, 1992). En resumen, la actividad psicologica y neuralhuman a no ocurre de forma aislada, sino que est;! intimamente co-nectada a, y se ve afectada por, los demas seres humanos. Estudios re-cientes sobre la base neural de la empatia apoyan el MPA (Carr yotras, 2003; Singer y otras, 2004; De Gelder y otras, 2004).

De Waal ha descrito el modo en que las formas sencillas de laempatia se relacionan con las mas complejas como una muneca rusa(2003). Asi, la empatia cubre todas las formas del estado emocionalde un individuo que afectan a otras, y que contiene en su nticleomecanismos basicos y otros mecanismos mas avanzados asi comohabilidades cognitivas en sus capas externas (figura 4). El autismo

:;:::::-::=:.que en el centra de la capa-::::::- 2. :.:nmecanismo relativamen-k::- el sujeto») acceder al estado" :. :::-2.yes de las representacionese:=_ Cuando el sujeta presta aten-:X:=.:.lc:onesneurales del primera:r;:.='':'=.J"IJ.eme.Cuanto mas cercanos~ :2.C:~sera que la percepcion delc= =:',JD1.icasque coincidan con last::: ::. ::,:.rlsocardiaco, la conducti-:: :2 ?Osrura corporal). Esta acti-

:-::=.:2 pid .. del objeto, compar-L:::5- >::' cual pramueve a su vez la:...:...<.': 2.: anlda. El Mecanismo de:T =:_22.0 par Preston y De Waal:!e =.-.2.rcadorsomatico de Damasio:-::-c:.:::l:es sobre el vinculo en el ni-.1':'::,J'::' par ejemplo, las «neura-

&.:..::::=.comparten representacio-!t:::' =::=.=.:.ldosabre el EinJUhlung, un1 .=:.ies como «empatia» (Wispe,=----'-.:'.=.2eEiJ~fii.hlung;que literal-e ::-5:,c.:-:.r.landosobre el innere Na-

'::: :J5 s.:mimientos ajenos en elC::-C2..-::5ffiOde percepcion-accion

Page 65: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Contagio emocionalImpacto emocional automatico

que se corresponde con eI o<:adoempada cognitiva lleva implria I

ficultad ajena (veaseDe \\ aaL I"sefiales que emite el objero. s;rno

que Ie llevan a emitirlas, busc:vndsituaci6n del pr6jimo. La.e.rn..paD

tipo de ayuda focalizada que ric:mficas del otm (figura 5). E.srasn::sptagio emocional, pem aun asi I"eSBl

tivaci6n pmporcionada por d.estariamos tan desconecrad05 Cl'J

Star Trek, que constantemenB:: se Iten 10que dicen sentir.

Mientras que Ibs monos .- mu

recen poseer elaramente la capra.:cierto nivel de ayuda foc:diz.a.c6...1

tanta fuerza como entre 105gr;uripara monos Jigokudani de Jaroncos primerizas alejadas de 105Im1lI

experiencia dice qu~ estas hemc.~a sus crias, al no prestarles arenc::

tanques. Aparentemente, esro ei

den con el tiempo; se demuestr.l. 41

su descendencia de forma aurorncambio de comportamiemo a :.:..:c

guiendolo de la empada cognitJi-.i:

manos. Las madres simio re:spoolas necesidades especificas de s:wcuidado de mantenerlas alejadas dalli si se acercan.

Atribuci6nSe adopta plenamente la perspectivadel pr6jimo

Empatla cognitivaSe evalua la situaci6n y las razonesde las emociones ajenas

FIGURA 4, Segun el Modelo de la Muneca Rusa, la empatfa abarca todos los pro-

cesos conducentes a los estados emocionales relacionados tanto en el sujeto como

en el objeto, En su nucleo reside un Mecanismo de Percepci6n-Acci6n (MPA) que

inmediatamente se traduce en una equiparaCi6n entre individuos inmediata y a me-

nudo inconsciente de sus respectivos estados, Los niveles mas elevados de la em-

patfa que parten de esta base geneticamente programada incluyen la empatfa cog-

nitiva (par ejemplo, entender las razones de las emociones del pr6jimo) y la atribuci6n

del estado mental (por ejemplo, adoptar par entero la perspectiva ajena), EI Mode-

10de la Muneca Rusa sostiene que las capas exteriores necesitan de las interiores.

Extrafdo de De Waal (2003)]

podria verse reflejado en las capas externas de la mufieca rusa queestllvieran defectuosas, pem tales defectos invariablemente nos de-volverian a deficiencias en las capas internas.

Esto no quiere decir que 10sniveles de empada cognitivamentemas elevados sean irrelevantes, pem estos se construyen sobre estabase firme y predeterminada sin la cual estariamos perdidos ante lasmotivaciones de 10sdemas. Por supuesto, no toda la empada puedereducirse al contagio emocional, pem no puede existir sin el. En elnueleo de esa muneca rusa, nos encontramos con un estado emo-cional inducido por un mecanismo de percepci6n-acci6n (MPA)

Page 66: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

buooo::'Jxc:", "enamente la perspectiva::r.:" ,- ':

que se corresponde con el estado del objeto. En un segundo nivel, laempatia cognitiva lleva implicita una evaluaci6n de la situaci6n de di-ficultad ajena (veaseDe Waal, 1996). El sujeto no s610responde alassenales que emite el objeto, sino que busca comprender las razonesque Ie llevan a emitirlas, buscando pistas en el comportamiento y lasituaci6n del pr6jimo. La empatia cognitiva hace posible ofrecer untipo de ayuda focalizada que tiene en cuenta las necesidades esped-ficas del otro (figura 5). Estas respuestas van mucho mas alia del con-tagio emocional, pero aun asi resultarian dificiles de explicar sin la mo-tivaci6n proporcionada por el componente emocional. Sin el,estariamos tan desconectados como el personaje de Mr. Spock enStar Trek, que constantemente se preguntaba por que 10sdemas sien-ten 10que dicen sentir.

Mientras que 10smonos (y muchos otros mamiferos sociales)pa-recen poseer claramente la capacidad del contagio emocional y uncierto nivel de ayuda focalizada, el segundo fen6meno no se da contanta fuerza como entre 10sgrandes simios. Por ejemplo, en el parquepara monos Jigokudani de Jap6n, 10sguardas mantienen alas maca-cos primerizas alejadas de 10smanantiales de agua caliente porque laexperiencia dice que: estas hembras pueden ahogar accidentalmentea sus erias, al no prestarles atenci6n cuando se sumergen en 10ses-tanques. Aparentemente, esto es algo que las madres mono apren-den con el tiempo; se demuestra asi que no adoptan la perspectiva desu descendencia de forma auto mati ca. De Waal (1996) atribuy6 sucambio de comportamiento a un «ajuste en el aprendizaje», distin-guiendolo de la empatia cognitiva que es mas tipica de simios y hu-manos. Las madres simio responden inmediata y apropiadamente alas necesidades espedficas de sus crias. Por ejemplo, tienen muchocuidado de mantenerlas alejadas del agua, y se apresuran a alejarlas dealli si se acercan.

pata cognitivaeo.",".. .."" a situaci6n y las razonese:: ",,'-<>:::on6S ajenas

t =,_:::c.= ,,""'oatfa abarca todos los pro-

ae:: ?a>::~:1jos tanto en el sujeto como

r,-,: ::-= ="rc:epci6n-Acci6n (MPA) que

~c:;- ~-:-" -jividuos inmediata y a me-

:cc:: _::: ~ ,sss mas elevados de la em-

n-,~ ::"::';:-:::-:1::)a incluyen la empatfa cog-

. 2:: ::r-o:>,::~ssdel pr6jimo) y la atribuci6n

U '.:f---:;;r: '::: :::erspectiva ajena). EI Mode-

:z= ~'--:~..:r".:; 'lecesitan de las interiores.

i ::.'--.::I:"ias de la muneca rusa que':::::::-':-105 inyariablemente nos de-es .=-:::mas.

r.::-.:::s.ie empatia cognitivamenteE :::S:il)Sse construyen sobre esta;:...:.i:::srariarnos perdidos ante las

f'_:::S:O. no wda la empatia puede~:-: ::::'0 puede existir sin el. En el::c,,:,:::::::.::ramoscon un estado emo-c.< .:t ~rcepci6n-acci6n (MPA)

Page 67: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

muy extendidas, ames de <OI...~

lucion cognitiva ha ido co:c:.~

FIGURA5. La empatfa cognitiva (es decir, la empatfa combinada can una evalua-

ci6n de la situaci6n del pr6jimo) permite ofrecer un tipo de ayuda adecuada alas

necesidades del otro. En este caso, una madre chimpance extiende el brazo para

ayudar a su hijo a bajar del arbol despues de que este haya gritado y se 10haya su-

plicado (vease la posici6n del brazo). Es posible que la ayuda focalizada requiera

una distinci6n entre el yo y el otro, habilidad que tambien se cree que subyace en el

autorreconocimiento frente al espejo y que se encuentra en humanos, simios y del-

fines. Fotograffa del autor.

Los chimpances y los mODC!5.:::ap

que trabajo mas frecuemf'e--,t"':]!!Ir'de los pocos primates qucco~dre-hijos (Feistner y l\1cG:-:e-u:. i~pequeno, con el cual es f:icii :::i!lI1::IIlI

el chimpance, que es mucb"s~:=:JlII,",,'I

bros de ambas especies mUD-:::3ID

pecie y ocasionalmeme [a CCC:lpll

zos de comida entre si. Sin r--11C'IiiIII!

compartida es pasiva, comQ .:::::all

que Ie pertenece a otro, q;,,:,;:~ iiU.

hecho de compartir de fo~ fill

con 10 que ocurre en ouos L::1IIIIIlI

milar tendria como resu.ll~ lIIID

por parte del individuo do:::::..::w::a

En conclusion, la empatia no es un fenomeno que pueda ser vis-to en terminos de blanco 0 negro: cubre un amplio espectro de pa-trones de vinculacion emocional, desde los mas simples y automaticoshasta los mas sofisticados. Parece logico imentar comprender en pri-mer lugar las formas mas basicas de la empatia, que de hecho estan

Estudiamos las secuencias :-~para ver como un acto beL~cia B afectaria al compomm1C"'DD'.traria un comportarnienm bel!Idiiiportamiemo de este. El proa..t:::ll!IlI2

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muyextendidas, antes de ocuparnos de las variaciones que la evo-lucion cognitiva ha ido construyendo sobre esta base.

• "~~-C2~:=' :;:;mbinada con una evalua-

:'~:,-:-e._- ~:: de ayuda adecuada alas

-,3~-7 :- -:::,,",ce extiende el brazo para

:~ JU7 7~~~ -3.;la gritado y se 10haya su-

::'::;!:"~=_~ 3. syuda focalizada requiera

:c J_~ :",-:;:--c se cree que subyace en el

E ~ ~-:_~-:':='en humanos, simios y del-

Los chimpances y los monos capuchinos -las dos especies con lasque trabajo mas frecuentemente- son especiales, puesto que sonde los pocos primates que comparten comida fuera del contexto ma-dre-hijos (Feistner y McGrew, 1989). El capuchino es un primatepequeno, con el cual es facil trabajar, a diferencia de 10 que ocurre conel chimpance, que es muchisimo mas fuerte que nosotros. Los miem-bros de ambas especies muestran interes por la comida de la otra es-pecie y ocasionalmeme la comparten; a veces incluso se ofrecen tro-zos de comida entre s1.Sin embargo, la mayor parte de esta actividadcompartida es pasiva, como cuando un individuo alcanza la comidaque Ie pertenece a otro, que a su vez la deja escapar. Pero incluso elhecho de compartir de forma pasiva es especial si 10 comparamoscon 10 que ocurre en otros animales, para quienes una situacion si-milar tendria como resultado una pelea 0 una muestra de firmezapor parte del individuo dominante, sin compartir nada.

='" -=--__ :-;:-ncimenoque pueda ser vis-:~:...::':;: :"E1 amplio espectro de pa-.:s..::,;:- _O~ mas simples y automaticosD!'.:'::':'] ::lremar comprender en pri-~ ~ ;:-::lparia,que de hecho estan

Estudiamos las secuencias relativas a la accion de compartir comidapara ver como un acto beneficioso por parte de un individuo A ha-cia B afectaria al comportamiento de B haciaA. La tesisera que B mos-traria un comportamiento beneficioso hacia A en pago por el com-portamiemo de este. El problema al compartir comida, sin embargo,

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es que despues de una sesion de prueba para todo el grupo tal comola empleamos en nuestros experimentos, la motivacion para com-partir cambia (Ios animales estan saciados). De modo que el hechode compartir no podia ser la unica variable a medir. Se induyo un se-gundo servicio social no afectado por el consumo de comida. Para ello,utilizarnos como variable el acicalamiento entre individuos antes decompartir la comida. Medimos la frecuencia yvariacion de los cien-tos de encuentros de acicalarniento entre nuestros chimpances por lasmananas. Transcurrida una hora y media tras estas observaciones,mas 0 menos hacia el mediodia, dimos a los simios dos haces muyapretados de ramas y hojas. Registramos con todo detalle cerca de7.000 interacciones con la comida, y las introdujimos en un ordenadorsiguiendo definiciones estrictas descritas por De Waal (1989a). La basede ,datos sobre servicios prestados de forma espontanea resultanteexcede con mucho la de cualquier otro primate no humano.

Hallamos que los adultos mostraban una mayor disposicion acompartir comida con aquellos individuos que les habian acicaladocon anterioridad. En otras palabras, si A habia acicalado a B por lamanana, era mas probable que B compartiera la comida con A masadelante. Aun asi, este resultado puede tener dos explicaciones. La pri-mera seda la hipotesis del «buen humor», segun la cual aquellos in-dividuos que han sido acicalados se encuentran en un estado de ma-yor benevolencia, 10 que les llevada a compartir la comida de formaindiscriminada con todos los individuos. La segunda explicacion es1ahipotesis del intercambio directo, segun la cual el individuo queha sido acicalado responderfa compartiendo su comida directarnentecon el acicalador. Los datos disponibles indican que el aumento enel reparto era espedfico para cada acicalador. En otras palabras: loschimpances paredan acordarse de los chimpances que acababan de;-ealizarun servicio (el acicalamiento) y como respuesta compartian

mayores cantidades de coll1.1l6.£.OBI

testas agresivas por panedc "'0Ii ~

dividuos que se les acercab~ i:..mI

acicalado, mas que hacia qLL~. j

ye una prueba convincenrc .:Je :IDI

neros espedficos (De ~aa!. :~,De todos los ejemplo5 .:c -

animales no humanos, el in:~entre los chimpances pare.::.::5e::'·di

vista cognitivo. Nuestros CL:;:» Jlj

de un mecanismo basado er: ~ lDi:I

poral significativo entre 105~dia hora y dos horas); de ahr .-=!~ddespues de la interaccion F':::"'-::&.. }!i

tecimientos pasados, deber::)Cli-cio recibido, como par eie~~J' d.,positiva hacia el individuo .q:x' .-

psicologico que entre 10s hlJ~.,n1!lii.

vers (1971) predijo la eThte:Ji.:::::J.iItde intercambio redproco. ~~ 1I:lIIII

Waal (2004). Fue dasificada;or 1una de las «emociones a.rna.c.~;a JC

les en la moralidad hurnani.

Es muy posible que duranrc ~ ~se cdtico que los actores CO~""313I

cios con los realizados y obu-:dai

Page 70: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

r...:.t:J.,lpara todo el grupo tal como

IT:t:::IWS,la motivaci6n para com-~-=ddos). De modo que el hechoy':"::;:'le a medir. Se induy6 un se-o':=- :::: consumo de comida. Para ello,;L-:-~e:1Wentre individuos antes der::-:::-':-;1enciay variaci6n de 10scien-

~ ;:::::It: nuestros chimpances por las~-=:t:dia uas estas observaciones,L-::";J5 a 10ssimios dos haces muy~~-=os con todo detalle cerca de~-2S i..."1uodujimosen un ordenador::::-::25 poorDe Waal (1989a). La base$ ':t: ~orma espontanea resultanter::,::::-:J' ::'Inmateno humano.1'5::::-: :'2:...'1 una mayor disposici6n aL-"~C>-lOS que les habian acicalado4..;_ 5: .-\ habia acicalado a B por la

c::=::'drtiera la comida con A mase':~:ener dos explicaciones. La pri-1:'--::',:::=-". seglin la cual aquellos in-Ii: ~::-•.:::.:emranen un estado de ma-~ .<..:e,rnpanir la comida de forma':'".'::":05. La segunda explicaci6n es:: 50...~-l11la cual el individuo quep:~-::e:::dosu comida directamentec..::-.i:5 :..c""ldicanque el aumento en, .<J.::..=2ador.En otras palabras: 10s: ~:6 .:~mpances que acababan de[:: -.-.::omorespuesta compartian

mayores cantidades de comida con esos individuos. Asimismo, las pro-testas agresivas por parte de 10sposeedores de la comida ante 10sin-dividuos que se les acercaban iban dirigidas a quienes no les habianacicalado, mas que hacia quienes si 10habian hecho. Esto constitu-ye una prueba convincente del intercambio redproco entre compa-neros espedficos (De Waal, 1997b).

De todos 10s ejemplos de altruismo redproco existentes entreanimales no humanos, el intercambio de comida por acicalamientoentre 10schimpances parece ser el mas avanzado desde un punto devista cognitivo. Nuestros datos apuntan con fuerza a que se tratade un mecanismo basado en la memoria. Se produjo un retraso tem-poral significativo entre 10sfavores dados y 10srecibidos (entre me-dia hora y dos horas); de ahi que el favor fuese correspondido muchodespues de la interacci6n previa. Ademas de la memoria sobre acon-tecimientos pasados, debemos anadir que la memoria de un servi-cio recibido, como por ejemplo el acicalamiento, gener6 una actitudpositiva hacia el individuo que habia prestado el servicio, mecanismopsico16gicoque entre 10shumanos se conoce como «gratitud». YaTri-vers (1971) predijo la existencia de gratitud dentro de un contextode intercambio redproco, idea tambien discutida por Bonnie y DeWaal (2004). Fue dasificada por Westermarck (1912 [1908]) comouna de las «emociones amables retributivas», consideradas esencia-les en la moralidad humana.

Es muy posible que durante la evoluci6n de la cooperaci6n resulta-se critico que 10sacto res comparasen sus propios esfuerzos y benefi-cios con 10srealizados y obtenidos por 10sdemas. Las reacciones ne-

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gativas podrian surgir en caso de que se violasen las expectativas.Una teoria reciente sostiene que la aversion ala desigualdad puedeexplicar la cooperacion human a dentro de los llmites del modelo deeleccion racional (Fehr y Schmidt, 1999). De forma parecida, las es-pecies cooperativas no humanas parecen guiarse por una serie de ex-pectativas relativas al resultado de la cooperacion y el acceso a los re-cursos. De Waal (1996, pag. 95) propuso un sentido de la regularidadsocial, definido como «un conjunto de expectativas sobre el modo enque uno mismo (0 los demas) deberian ser tratados y como debe-rian dividirse los recursos. Siempre que la realidad se desvie en des-ventaja de uno mismo (0 de los demas), surge una reaccion negati-va, comunmente manifestada en una protesta por parte de los indi-viduos subordinados y la practica del castigo por parte de losindividuos dominantes».

El senti do de como los demas deben 0 no deben comportarse esesencialmente egocentrico, si bien los intereses de los individuos masproximos al actor (especialmente su familia) pueden ser tenidos encuenta (de ahi la inclusion parentetica del projimo). Hemos de apun-tar que las expectativas no han sido especificadas, sino que tiendena ser tipicas de cada especie. Por ejemplo, un mono rhesus no espe-ra compartir la comida del individuo dominante, puesto que viveen una sociedad despoticamente jerarquizada, pero un chimpance si:de ahi las suplicas, los quejidos y las pataletas si no se Ie deja compartir.Creo que el tema de las expectativas es, de entre las cuestiones aunno estudiadas del comportamiento animal, la mas importante; 10cual es aun mas lamentable puesto que se trata del tema que final-mente acercara el comportamiento animal al concepto del «deben>que con tanta claridad reconocemos en el terreno de 10 moral.

AI analizar las expectativas de los monos capuchinos, hicimosuso de su habilidad para juzgar y responder al valor. Sabiamos, gra-

cias a estudios previos, que •....•asignar un valor determinacio .;.:mas: pueden utilizar estos vaiurepletrueque. Esto permitio [e;';'

a la desigualdad al medir las r;:;acpanero que recibiera una re-coqobjetos.

Emparejamos a cada mon0 a

po y observamos sus reaccioncs .::J

recompensa mejor por realiz..rr;

actividad consistia en un imeI'CZljeto un pequeno objeto que p-c.lIi

cambio de una recompensa ~ticinco intercambios con cad...iItodas las ocasiones del imerc;ar:,~recompensas de comida oscilamc(como por ejemplo un trozo de ~bajaban con alegria, y recompeejemplo, una uva), que eran lli]

sometidos a control. Todos 10:5 s;:;de Equidad (TE), en el que rar:::;,

lizaron el mismo tipo de traba~o:lor bajo; b) un Test de Desiguaj':recibio una recompensa supe~"J'"fuerzo; c) un Test de Comrol delucidar el papel del esfuerzo, eI: ;de mas valor, gratis; y d) un Testsenado para dilucidar el efecw dbre el comportamiento del sui"cpero no se entregaban a ningun,

Page 72: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

e;:::.:.ese violasen las expectativas.~ -".'.-ersi6na la desigualdad puede~::::::rode 10sllmites del modelo de• ~':"C19 . De forma parecida, las es-!G.:;;-c;:nguiarse por una serie de ex-~ co.operacion y el acceso a los re-

rr.?" 5<0 un sentido de la regularidadr .:.e;:x:peetativassabre el modo en±.;::-:m ser tratados y como debe-Ire.:::.:.eb realidad se desvie en des-

cias a estudios previos, que los capuchinos aprenden con facilidad aasignar un valor determinado a una muestra de agradecimiento. Esmas: pueden utilizar estos valores asignados para completar un sim-ple trueque. Esto permitio realizar un test para dilucidar la aversionala desigualdad al medir las reacciones de los sujetos hacia un com-pafiero que recibiera una recompensa superior al recibir los mismosobjetos.

Emparejamos a cada mono con un compafiero de su mismo gru-po y observamos sus reacciones cuando sus compafieros recibian unarecompensa mejor por realizar la misma actividad de trueque. Laactividad consistia en un intercambio en el que entregabamos al su-jeto un pequefio objeto que podia ser inmediatamente d~vuelto acambio de una recompensa (figura 6). Cada sesion cons to de vein-ticinco intercambios con cada individuo, yel sujeto fue testigd entodas las ocasiones del intercambio de su pareja antes del suyo. Lasrecompensas de comida oscilaron entre recompensas de valor inferior(como par ejemplo un trow de pepino), par las que generalmente tra-bajaban con alegria, y recompensas de un valor mas elevado (porejemplo, una uva), que eran las preferidas por todos los individuossometidos a control. Todos los sujetos fueron sometidos a: a) un Testde Equidad (TE), en el que tanto el sujeto como su compafiero rea-lizaron el mismo tipo de trabajo por el mismo tipo de comida de va-lor bajo; b) un Test de Desigualdad (TD), por el cual el compafierorecibio una recompensa superior (la uva) por realizar el mismo es-fuerzo; c) un Test de Control de Esfuerzo (TCE), disefiado para di-lucidar el papel del esfuerzo, en el que el compafiero recibio la uva,de mas valor, gratis; y d) un Test de Control de Comida (TCC), di-sefiado para dilucidar el efecto de la presencia de la recompensa so-bre el comportamiento del sujeto, en el que las uvas eran visiblespero no se entregaban a ningun otro capuchino.

k:=2S . surge una reaccion negati-L-:.2 ?roresta por parte de los indi-J ,:..=.2.d castigo por parte de los

c;:'xn 0 no deben comportarse es.:" :mereses de los individuos mas5:_ :·.il:"ilia)pueden ser tenidos en

l:j·.:..<.':e~?r6jimo). Hemos de apun-

:':::5?Ccificadas, sino que tienden:,;:=?~o. un mono rhesus no espe-i...::.:.(, c.ominante, puesto que vive~z:.-:i.zada, pero un chimpance si:~?-".-:.~..as si no se Ie deja compartir.-.-.<.:; :::5. de entre las cuestiones aunt: .-=--::mal. la mas importante; 10rc =.:.:..: ~ nata del tema que final·:': -'-.:"'..::::talal concepto del «deber»:1-:::: ;::: d terreno de 10moral.e .:5 :::onos capuchinos, hicimosr-::5?=:lderal valor. Sabiamos, gra-

Page 73: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

FIGURA 6. Una mona capuchina en la jaula de control devuelve un pequeno objeto

al responsable del experimento con su mana derecha mientras sujeta la mana hu-

mana con su mana izquierda. Su companero la mira. lIustraci6n de Gwen Bragg y

Frans de Waal a partir de una toma fija de video.

Los individuos que recibieron recompensas de valor inferior mos-traron reacciones pasivo-negativas (por ejemplo, negarse al inter-cambio del pequeno objeto e ignorar la recompensa) y reaccionesactivo-negativas. En comparaci6n con Ios tests en 10sque ambos in-dividuos reciben identicas recompensas, Ios capuchinos se mostrabanmucho menos dispuestos a compietar el intercambio 0 aceptar Ia re-

compensa si el compaiierc ~De Waal, 2003). Los cap'~.::::I..mII

cuentemente si su compa':)~; D

(un intercambio) para cor:....~entregada sin esfuerzo. b-],•..,~

de que Ios sujetos estmie:-.=..=JlIiIIIIiil

cia del alimento de ma:-orV2lcrT~tis 0 no) no afectase a su ~troi de Comida, en el que ..;L JC:ID

pero no se Ie daba al orm ::JI,CII1lilIll

comida de mayor valor 6::-]-111

FIGURA 7.± error estandar sr c-e:JiiE:II

entre hembras en cuatro t:::cs ::E 13::>--:sE. ::II

proporci6n de intercambics -,,: '~L:3111:1

pensa; las blancas represe-:3- rn:~

el objeto prestado. TE: Tes: ::E =::JJCIIIC

Control de Esfuerzo, y TCe- -;;s:: ::E :.:tcentaje de intercambios nc 'ffill~

Page 74: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

compensa si el compafiero recibia mejor trato (figura 7; Brosnan yDe Waal, 2003). Los capuchinos se negaron a participar mas fre-cuentemente si su compafiero no tenia que realizar ninguna labor(un intercambio) para conseguir una recompensa mejor, que Ie eraentregada sin esfuerzo. Evidentemente, existe siempre la posibilidadde que los sujetos estllvieran unicamente reaccionando a la presen-cia del aliniento de mayor valor y que 10 que el compafiero recibia (gra-tis 0 no) no afectase a su reacci6n. Sin embargo, en el Test de Con-trol de Comida, en el que la recompensa de mayor valor era visiblepero no se Ie daba al otro mono, la reacci6n a la presencia de estacomida de mayor valor disminuia significativamente a 10 largo del

UJ00:J 80% D Sin intercambio...J

«LL

• RecompensaUJ0 rechazadaai 60%~«0a:UJI- 40%zUJ0UJJ 20%~zUJ0a:0 0%ll..

TE TO TCE TCC

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t,,,,,-: ,:: - '::' ~straci6n de Gwen Bragg y

:-~:.::::::xnsas de valor inferior mos-&..; ?":': ;:iemplo, negarse al inter-"0,: =~ :2 recompensa) y reaccionesc :: :: _c- tests en los que ambos in-e~::..:.;;__e',s capuchinos se mostrabanc~ ::::Lmercambio 0 aceptar la re-

FIGURA 7,± error estandar en la media del porcentaje de fracasos en el intercambio

entre hem bras en cuatro tipos de tests diferentes. Las barras negras representan la

proporci6n de intercambios no realizados debido al rechazo a aceptar la recom-

pensa; las blancas representan intercambios fallidos debido a la negativa a devolver

el objeto prestado. TE: Test de Equidad, TO: Test de Desigualdad, TCE: Test de

Control de Esfuerzo, y TCC: Test de Control de Comida. EI eje Y muestra el por-

centaje de intercambios no realizados.

Page 75: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

transcurso de 1aspruebas, 10cua1supone un cambio en la direccioncontraria a 10visto cuando 1arecompensa de mayor valor se entregabaa1compaiiero. Nuestros sujetos claramente distingulan entre la co-mida de mayor valor consumida por un congenere y 1amisma comidacuando esta era simp1emente visible, intensificando su rechazo soloen el primer caso (Brosnan y De Waa1, 2003).

Los monos capuchinos parecen pues medir 1a recompensa enterminos relativos, a1comparar su recompensa con otras disponi-b1esy sus propios esfuerzos con el de 10sdemas. Si bien nuestros da-tos no permiten dilucidar 1asmotivaciones exactas que subyacen enestas respuestas, una posibi1idad es que 10smonos, como 10shuma-nos, se gUlen por emociones socia1es. En 10shumanos, estas emo-ciones -conocidas como «pasiones» por 10s economistas- gUlan1asreacciones individua1es ala hora de rea1izaresfuerzos, obtener ga-nancias 0 sufrir perdidas, yen su actitud hacia 10sdemas (Hirsch1eifer,1987; Frank, 1988; Sanfeyy otros, 2003). Frente a 10sprimates quese caracterizan por el mantenimiento de jerarqulas despoticas (como10smonos rhesus), es posib1e que 1asespecies to1erantes con una ca-pacidad desarroHada para la cooperacion y el reparto de comida (ta-les como 10smonos capuchinos) tengan expectativas emociona1esrelativas ala distribucion de recompensas yel intercambio social que1esHeven a ver con desagrado 1ainjusticia.

Antes de referirnos al concepto de «justicia»en este contexto con-viene, no obstante, seiia1ar una diferencia entre este y 1anocion hu-mana de justicia. Un sentido de 1ajusticia desarroHado al maximo im-p1icariaque una mona «rica»compartiese su comida con una «pobre»,puesto que deberia sentir que 1acompensacion que recibe es excesi-va. Tal comportamiento pondria de manifiesto el interes en un prin-cipio de justicia mas elevado, al que Westermarck llamo (1917 [1908])«desinteresado», y que surge de una nocion verdaderamente moral de

1ajusticia. No es este, no Otb."'"':2IB

traron nuestros monos: su sex:idnominarlo, era mas bien ep..~pectativas sobre como debera::D10sdemas a su alrededor deb:;;an1

puede negarse que un senriac.:irgen en a1gun punto, y que el 0i<C. <f:lI

origen. Una vez que exis[e 1£i:raexpandirse para incluir OIT2:5 ;"::0

Poco hay de nuevo bajo el SlJ.L.. ten 1asemociones retributiyas...'I.. iC

me recuerda 1arespuesra que G:mte una pa1abra que sirya come' ~una persona. Confucio pmpi:.::::iilO

procidad esta tambien, e\-iden~que no ha sido aun superad.ac...~

mana. Saber que al menDs pL~ l

de esta norma puede darse ·;;:::;'111

necesaria, refuerza 1aidea de ~cion reciente, es parte de la n.a:lIlIl

Mencio, un seguidor de ~1111

largo de su vida sobre 1abon•...;at !II

cio perdio a su padre a 105.3rilai

que recibiera la mejor eduCdCilOllltan conocida como su hijo: pz::I

10maternal por su devocion .a.•.•

Page 76: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

~-_:",JIleun cambio en la direccion::':::,otn.s.ade mayor valor se entregaba;:: -.=.....-:1emedistinguian entre la co-e~'...:..::congenere y la misma comida6 _:: ~=-:::ensificando su rechazo solo

la justicia. No es este, no obstante, el tipo de reaccion que demos-traron nuestros monos: su sentido de la justicia, si asi podemos de-nominarlo, era mas bien egocentrico. Demostraron tener ciertas ex-pectativas sobre como deberia tratarseles, pero no sobre como todoslos demas a su alrededor debian ser tratados. AI mismo tiempo, nopuede negarse que un sentido de la justicia pleno debe tener su ori-gen en algun punto, y que el yo es ellugar mas logico para buscar eseorigen. Una vez que existe la forma egocentrica de la justicia, puedeexpandirse para incluir otras formas de la misma .

""-- ..,'0').;. ;:...=...... _c, :J •

:.:= ?ues medir la recompensa enN..:. :.-::ctClmpensacon otras disponi-. .:.:: ::IS demas. Si bien nuestros da-=-. ~':::Xlesexactas que subyacen en~.:.:..:.:::05 monos, como los huma-t.L..:::s.En 105 humanos, estas emo-!C:::~ > :::,or105 economistas- guian:-.i':::: :::-i.izar esfuerzos, obtener ga-:::::-_.:.I".ca.cia105 demas (Hirschleifer,~,'::::":",:;. Frente a los primates que::::: ':'e ;erarquias despoticas (como..1..:'. ::-s:,eciesrolerantes con una ca-

Poco hay de nuevo bajo el sol. El enfasis puesto por Westermarcken las emociones retributivas, ya sean amistosas 0 de caracter vengativo,me recuerda la respuesta que Confucio ofrecio ala pregunta de si exis-te una palabra que sirva como receta para la totalidad de la vida deuna persona. Confucio propuso la palabra «reciprocidad». La reci-procidad esta tambien, evidentemente, en el centro de la RegIade Oro,que no ha sido aun superada como el compendio de la moralidad hu-mana. Saber que al menos parte de la psicologia que subyace detrasde esta norma puede darse en otras especies junto con la empatianecesaria, refuerza la idea de que la moralidad, mas que una inven-cion reciente, es parte de la naturaleza humana.

Mencio, un seguidor de Confucio, escribio extensamente a 10largo de su vida sobre la bondad humana, entre 372 y 289 a. C. Men-cio perdio a su padre a los 3 anos de edad, y su madre se aseguro deque recibiera la mejor educacion posible. La madre de Mencio estan conocida como su hijo: para los chinos, sigue siendo un mode-10 maternal por su devocion absoluta. Conocido como el «segundo

e~.:::='=:.-el reparto de comida (ta-:::=;~I"lexpectativas emocionales

J;':::-_S~ :.-el intercambio social que

:-:::=:.:~ eIltre este y la no cion hu-C::..:.s~.=.~de:sarrolladoal maximo im-

~=:::s:- su comida con una «pobre»,c:::: ?::=s;~ci6nque recibe es excesi-k =.=.....-_ifesroel interes en un prin-: '::;-:::s:::::-marckllamo (1917 [1908]);l :.:':'-:':'Il·,'erdaderamente moral de

Page 77: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

sabio» gracias a su inmensa influencia, superada solamente por

Confucio, Mencio tuvo inclinaciones revolucionarias, incluso sub-

versivas, al recalcar la obligacion de los gobernantes de cubrir las

necesidades del pueblo llano. Grabados en planchas de bambu y

transmitidos de generacion en generacion a sus herederos yestu-

diantes, sus escritos demuestran que el debate de si somos morales por

naturaleza 0 no viene, efectivamente, de antiguo. En un intercambio

de impresiones con Kaou Tsze, Mencio (sJ. [372-289 a. C], pags.

270-271) reacciona frente a las ideas de este ultimo, que nos recuer-

dan la metafora del jardin y el jardinero de Huxley:

inmediatez de las emociones :=-mdeja lugar a contorsiones cogoJD

La naturaleza del hombre es como la del sauce ke; la rectitud, como

una taza 0 un cuenco. La extraccion de la benevolencia y la rectitud dela naturaleza del hombre es similar a la manufactura de tazas y cuen-cosa partir del sauce ke.

Cuando digo que tOOiJli.lI:& lpermite contemplan elSC"- mu!

significado de mis palabr;;;:;;~ .asi un grupo de hombres -,0;: 1. llI1I

senti ran -sin excepcior:- :malarma. Y 10 sentiran asi DC' ?a:::I. !Io los elogios de amigos ~-',~una reputacion de seres inc..."'lDI!II

caso como este, podem~ ;cr.:iicion es esencial en el hOrrL..~::J

El ejemplo deMencio DOi ]:I

(<<~Podemos evitar sentir co=?-de Smith (<<Pormuy egoisra ~x t

central que subyace en las U"I.':S'-

timos al contemplar el dail.or ••

ejercemos practicameme ~

como un reflejo, sin tiempo ~

tres apuntan hacia la exisren.::u

mecanismo de percepcion-a.::cJDII

sibles motivos alternativos ,q-.x IIbien en la literatura modec.&.!

construccion de la repuraooD.. Len que Mencio rechazo ~-:[Q ~

les, dada la inmediatez y Il.a::..x:u:

pulacion de la opinion puh~lII

quier otro momento, afinno. p

que el nino cae dentro del pam..

2Es acaso posible fabricar un cuenco 0 una taza sin alterar la na-turaleza del sauce? Debes actuar con violencia, dafiar el sauce, antes

de poder moldear tazas y cuencos. Si as! es, entonces, segun tus propiosprincipios, jtambien seda necesario ejercer la violencia contra la hu-manidad y dafiarla para conseguir que sea benevola yvirtuosa! Tus pa-labras, pues, llevadan a que todos los hombres considerasen la bene-volencia y la virtud una calami dad.

Mencio creia que los humanos tienden a hacer el bien de forma

tan natural como el agua que corre montana abajo. Esto queda cla-

ro en la sentencia siguiente, en la que pretende excluir la posibili-

dad de que exista, al mas puro estilo freudiano, una doble agenda

entre las motivaciones explicitadas y sentidas sobre la base d~ que la

Page 78: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

L:::::.::ia. superada solamente porc::::::sreyolucionarias, incluso sub-: .::: 105 gobernantes de cubrir las["L:;~..:i05en planchas de bambu yt::::::~,1ci6na sus herederos yestu-t: =_ ~ebate de si somos morales port~::.":eantiguo. En un intercambio\.~:::::.:::o 15.£ [372-289 a. CJ, pags.~- ,':::'::5teultimo, que nos recuer-c...:::::~,ode Huxley:

inmediatez de las emociones morales, tales como la compasion, nodeja lugar a contorsiones cognitivas:

x'= = :..:. del sauce ke; la rectitud, como•: ,-:,.:.e.2 benevolencia y la rectitud de

~ ~.~ :nanufactura de tazas y cuen-

Cuando digo que todos 10s hombres poseen una mente que no lespermite contemplan el sufrimiento de 10s demas, puede ilustrarse elsignificado de mis palabras de la manera que sigue: incluso hoyen dia,si un grupo de hombres ve a un nino a punto de caerse en un pozo,sentiran -sin excepcion- un profundo sentimiento de angustia yalarma. Y 10sentidn asi no para ganarse la simpatia de 10spadres del ninoo 10selogios de amigos y vecinos, ni porque les disguste la idea de teneruna reputacion de seres inconmovibles ante semejante evento. De uncaso como este, podemos percibir que el sentimiento de conmisera-cion es esencial en el hombre (Mencio, s.£ [372-289 a. c.], pag. 78) .

~ =-_e:-::,:' 0 una taza sin alterar la na-. :::-. ',-'::olencia,danar el sauce, antes

• ' .."-': ::".emonces, segun tus propios0::-.: e'e~:er la violencia contra la hu-::r=. ...:e ;';:-.1. benevola y virtuosa! Tus pa-

~ :- r:,)rnbres considerasen la bene-

El ejemplo de Mencio nos recuerda al epigrafe de Westerrrlarck(<<~Podemosevitar sentir compasion por nuestros amigos?») y la citade Smith (<<Pormuy egoista que supongamos al hombre ...»). La ideacentral que subyace en las tres afirmaciones es que la angustia que sen-timos al contemplar el dolor ajeno es un impulso sobre el que noejercemos practicamente ningun control: nos atrapa al instante,como un reflejo, sin tiempo para sopesar los pros y los contras. Lastres apuntan hacia la existencia de un proceso involuntario comomecanismo de percepcion-accion (MPA). De forma notable, los po-sibles motivos alternativos que Mencio trae a colacion figuran tam-bien en la literatura moderna, generalmente bajo el epigrafe de laconstruccion de la reputacion. La diferencia radica, evidentemente,en que Mencio rechazo estas explicaciones por demasiado artificia-les, dada la inmediatez y la fuerza del impulso compasivo. La mani-pulacion de la opinion publica seria perfectamente posible en cual-quier otro momento, afirmo, pero no en el preciso instante en elque el nino cae dentro del pozo.

s ~:::::::iena hacer el bien de forma1: =J::::a..'1.a abajo. Esto queda cla-l ,~:..:.e,?'retende excluir la posibili-L: ~eudiano, una doble agendas ~,'s..::: ridas sobre la base d~ que la

Page 79: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Estoy absolutamente de acuerdo. La evolucion ha dado lugar a es-pecies que siguen impulsos genuinamente cooperativos. Desconoz-co si en el fondo la gente es buena 0 mala, pero creer que todas nues-tras acciones estin calculadas de forma egoista -a escondidas de losdemas ya menudo de nosotros mismos- equivale a sobrestimar deforma exagerada los poderes mentales del ser humano, por no hablarde los de otros animales. Mas alIa de los ejemplos relativos ala prac-tica animal del consuelo de individuos afligidos y la proteccion fren-te alas agresiones, existe una rica literatura sobre la empatia y la com-pasion humanas que, en lineas generales, concuerda con la estimacionde Mencio de que en este ambito los impulsos preceden ala racio-nalidad (por ejemplo, Batson, 1990; Wispe, 1991).

En este ensayo, he trazado un marcado contraste entre dos escuelasde pensamiento sobre la bondad humana. Una de estas escuelas, per-sonificada en la figura de T. H. Huxley, aun ejerce una gran influenciaen nuestros dias, si bien he observado que a nadie (ni siquiera entrequienes aprueban de forma explicita esta postura) Ie gusta que Ie ca-lifiquen de «teorico de la capa». Naturalmente esto puede deberseal termino empleado, 0 al hecho de que toda vez que los supuestosque subyacen en la teoria de la capa se hacen explicitos, parece ob-vio que -a menos que uno este dispuesto a seguir la via puramen-te racionalista de los seguidores modernos de Hobbes, como porejemplo Gauthier (l986)-la teoria no puede explicar como pasa-mos de ser animales amorales a ser animales morales. La teoria estarefiida con la evidencia de que el procesamiento de las emociones esla fuerza que impulsa la realizacion de juicios morales. Si en verdad

la moralidad humana Pliw~ :urazonamientos, nos apror'"'"':;n:realmente no tiene nin~JD;;; i:::ol:II

amabilidad. La mayona Q,,: :lCIBIII

Yde ahi la posible an:mc,::. ~ D

teoria de la capa y la corrie:::l~ •

ralidad en la naturaleza h··'"'"':_1

Esta corriente cons ide::<.~.,ral en nuestra especie, y co~peso para que se desarrolh:..~ .-el marco teorico que expi:!.::£U II

no moral es aun fr~omenu-""lI..'Li:las teorias de seleccion d.: ";,Tjtlliiilil

sulta obvio que debemos .:o~..:ilr.

suficiente atencion a la li::~la reputacion, los princip: ••..'!i •.

de conflictos (en bibliQ£T:,,"::;Zfillll

demos resefiar aqui), pa:re~ ~te que tiende hacia la eia...~':::&::111

origenes de la moralidact "'~Deberiamos ademas ;;~idtj-irr ,I

sables de nuestras tendeD~ 1!lIE

buenas 0 positivas. Despui5 ¥ I

da un fenomeno inu~urup~ Dtam os a los desconocidos :=lIJllIdI

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les apenas parecen ser apE..::.a:lIJI:Ique en la epoca moderna ~ I

la red de la moralidad para :::iJdlII

cito enemigo (por ejemplo. :a G

Page 80: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

0, l.....le-\-olucionha dado lugar a es-

!.L-::tmecooperativos. Desconoz-J =-=-21a. pero creer que todas nues-'r::-..2 cgoista -a escondidas de los:5:::='5- equivale a sobrestimar deL,=:;':d ser humano, por no hablar:':: _,,::stiemplosrelativos ala prac-::- =; nligidos y la proteccion fren-:::::-:=.:-:.:..ra sobre la empatia y la com-:r-~=s_ ~oncuerda con la estimacion.'=; :--::pulsospreceden ala racio-JIl:',I, ;spe, 1991).

la moralidad humana pudiera reducirse a una serie de dlculos y derazonamientos, nos aproximariamos bastante a un psic6pata, querealmente no tiene ninguna intencion de ser amable cuando actua conamabilidad. La mayoria de nosotros aspira a ser algo mejor que eso,y de ahi la posible aversion a mi contraste blanquinegro entre lateoria de la capa y la corriente alternativa, que busca enraizar la mo-ralidad en la naturaleza humana.

Esta corriente considera que la moralidad surgio de forma natu-ral en nuestra especie, y considera que existen razones evolutivas depeso para que se desarrollasen las capacidades necesarias. Con todo,el marco teorico que explica la transicion de animal social a huma-no moral es aun fragmentario. Encontramos sus fundamentos entrelas teorias de seleccion de familiares y altruismo redproco, pero re-sulta obvio que debemos aiiadir aun mas elementos. Si prestarrros lasuficiente atencion ala literatura que versa sobre la construccion dela reputacion, los principios de justicia, la empatia y la resolucionde conflictos (en bibliografias de indole muy diferente que no po-demos reseiiar aqui), parece existir un movimiento muy interesan-te que tiende hacia la elaboracion de una teoria integrada sobre los'origenes de la moralidad (vease Katz, 2000).

Deberiamos ademas aiiadir que las presiones evolutivas respon-sables de nuestras tendencias morales podrian no haber sido siemprebuenas 0 positivas. Despues de todo, la moralidad es en gran medi-da un fenomeno intragrupal. De forma universal, los humanos tra-tam os a los desconocidos muchisimo peor de 10 que tratamos a losmiembros de nuestra propia comunidad. Es mas, las normas mora-les apenas parecen ser aplicables fuera de nuestro entorno. Es ciertoque en la epoca moderna existe un movimiento que busca expandirla red de la moralidad para incluir incluso a los miembros de un ejer-cito enemigo (por ejemplo, la Convencion de Ginebra, adoptada en

~..:.:=..:'=, ~onuaste entre dos escuelas:--::-..2::l. Cna de estas escuelas, per-01:""-, aLh'1.ejerce una gran influenciaL= -=::.x a nadie (ni siquiera entreI...:.=:S:.2 ?osrura) Ie gusta que Ie ca-\.a:--=--.-:a:memeesto puede deberset.:.:.:..:e :oda vez que los supuestos:';:=. ;..:: ::J.Cenexplicitos, parece ob-:i:;:' -'::::5:0 a seguir la via puramen-r: :'':'::IT,OS de Hobbes, como porC2 =,=, puede explicar como pasa-:=- ~:..:=ales morales. La teoria esta!:'='':::::Sd ..:-:-Uentode las emociones es: .:.:::.:.':ciosmorales. Si en verdad

Page 81: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

1949), pero todos somos conscientes de cuan fragil resu1ta este es-

fuerzo. Es muy probable que 1a moralidad evo1ucionase como un

fen6meno intragrupa1 en conjunci6n con otra serie de capacidades

tipicamente intragrupa1es, tales como 1a reso1uci6n de conflictos, 1a

cooperaci6n 0 el acto de compartir.

No obstante, 1aprimera forma de 1ealtad de 10s individuos no es

hacia el grupo, sino hacia S1mismos y su familia. AI aumentar el ni-

vel de interacci6n social y el recurso a 1a cooperaci6n, 10s intereses

compartidos debieron salir a 1asuperficie para que 1acomunidad al com-

p1eto se convirtiera en un aspecto importante. E1 paso mas impor-

tante en 1aevo1uci6n de 1amoralidad humana fue 1a transici6n des de

1asrelaciones interpersonales a un enfoque en el bien comtin. Entre 10s

simios, podemos observar 10s comienzos de este proceso cuando so-

1ucionan conflictos ajenos. Las hembras hacen que 10s machos se re-

concilien tras una pelea, y se convierten aS1en agentes de 1a reconci-

1iaci6n; 10s machos de mayor rango a menudo detienen 1as peleas

entre otros individuos de forma equitativa, y aS1promueven 1apaz en

el grupo. Persona1mente veo este comportamiento como un reflejo

de 1apreocupaci6n por 10s intereses de 1acomunidad (De Waal, 1996),que a su vez refleja 10s intereses en juego que cada miembro del gru-

po tiene en el contexto de un ambiente cooperativo. La mayoria de 10s

individuos tendria mucho que perder si 1acomunidad se viniera aba-

jo, de ah1 el interes por mantener 1a integridad y 1aarmon1a de 1amis-

ma. En su estudio sobre cuestiones parecidas a esta, Boehm (1999) ma-

de el papel de 1a presi6n social, a1 menos en 10s humanos: toda

1a comunidad trabaja para recompensar el comportamiento que be-

neficia al grupo, y castiga aquellos comportamientos que 10 socavan.

Evidentemente, 1afuerza mas poderosa capaz de sacar a relucir un

sentido comunitario es 1a enemistad hacia 10s extrafios, que ob1iga a

que elementos que norma1mente estarian enfrentados entre S1se

unan. Esto puede no ser "~

muya tener en cuenta enm: JC1IS.:Ii

cen formas 1etales de .iolen..::ioi.]I

terson, 1996). En nuesITa P'~

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el transcurso de 1a evolucion -exterior del grupo intensiii.::o i;;.to que hizo que surgiera b IDI..-aI

tras relaciones mejoren. come, ~

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precedente que toma 0 que dd.dividua1es. Los humanos he:!Dll1l

mas 1ejos que 10s simios L-\1e:c1111

tros tenemos sistemas mor..xs. ,

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noble (la moralidad) mam~

portamiento mas infame: b .~JIiCII

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punto de encuentro entre iOi.dos en conflicto, aumentaIIlOS .:DI

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sociedad civil tampoco es ill: ~

dominado por un esforzado_[1894]). Las actitudes IDor.a.d I

mienzos de nuestra especie- T II:

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Page 82: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

1::::5 de cum fragil resulta este es-

n.,~,:-alidadevolucionase como un

K:J. .::on otra serie de capacidades

CC' ~aresolucion de conflictos, la

unan. Esto puede no ser visible en el zoologico, pero es un factor

muy a tener en cuenta entre los chimpances en estado salvaje, que ejer-

cen formas letales de violencia intercomunitaria (Wrangham y Pe-

terson, 1996). En nuestra propia especie, nada es mas evidente que

nuestra tendencia a agruparnos frente a nuestros adversarios. En

el transcurso de la evolucion humana, la hostilidad dirigida hacia el

exterior del grupo intensificola solidaridad intragrupal, hasta el pun-

to que hizo que surgiera la moralidad. En lugar de intentar que nues-

tras relaciones mejoren, como hacen los simios, hemos desarroUa-

do ensefianzas explicitas sobre el valor de la comunidad y ellugar

precedente que toma 0 que debe tomar sobre nuestros intereses in-

dividuales. Los humanos hemos Uevado esta cuestion muchisimo

mas lejos que los simios (Alexander, 1987), razon por la cual noso-

tros tenemos sistemas morales, y eUos no.

Asi pues, resulta profundamente ironico que nuestro logro mas

noble (la moralidad) mantenga lazos evolutivos con nuestro com-

portamiento mas infame: la guerra. El sentimiento comunitario que

la moralidad exige nos viene dado por esta Ultima. Al traspasar el

punto de encuentro entre los intereses individuales y los comparti-

dos en conflicto, aumentamos considerablemente la presion social para

asegurarnos de que todos contribuyeran al bien comlin.

Si aceptamos como valida esta vision de una moralidad evolu-

cionada, es decir, de la moralidad comO una consecuencia logica de

las tendencias cooperativas, al desarrollar una actitud moral y bon-

dadosa no estaremos yendo contra nuestra naturaleza, al igual que la

sociedad civil tampoco es un jardin descontrolado que tenga que ser

dominado por un esforzado jardinero, como pensaba Huxley (1989

[1894]). Las actitudes morales nos han acompafiado des de los co-

mienzos de nuestra especie, y la figura del jardinero seria mas bien,

como muy adecuadamente la describio Dewey, la de un cultivador or-

0.: :e-.alradde los individuos no es

)5. -,.- S'..l tamilia. AI aumentar el ni-

:SC do La. cooperacion, los intereses

ti.:::c ?3I3. que la comunidad al com-

t.=?Orrante. El paso mas impor-

III.: =~"TIana fue la transicion desde

Ii:•.::.:e en el bien comlin. Entre los

~:--=osde este proceso cuando so-

~:' ::-~.hacen que los machos se re-

;:::-:.::: ;LS1 en agentes de la reconci-

~: d. menudo detienen las peleas

Il:d.c.-a. :- asi promueven la paz en

J:=?o:umiento como un reflejok.;d. .-:omuilldad (De Waal, 1996),

~w~v que cada miembro del gru-

n:::.-:ooperativo. La mayoria de los

Ie:" 5: 2. .-:omunidad se viniera aba-

i:::=g:1dad :- la armonia de la mis-

~:::.-::~a6ta, Boehm (1999) ana-

L =::?:05 en los humanos: toda

=:....~e: comportamiento que be-

)(1=;-cccamientos que 10 socavan.

Ilu:::::-C!5a capaz de sacar a relucir un

Ii~cia 10s extrafios, que obliga a

e;:;:L'"1allenfrentados entre si se

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ganico. Para tener exito, el jardinero crea las condiciones adecuadase introduce las especies vegetales que podrian no ser las normales enese tipo de terreno «pero que entran dentro de 10que acostumbra-mos a encontrar en la naturaleza» (Dewey 1993 [1898], pags. 109-110). En otras palabras, cuando actuamos moralmente, no engafia-mos de forma hipocrita a los demas: adoptamos decisiones que fluyende unos instintos socialesmas antiguos que nuestra propia especie, auncuando les afiadamos la singular complejidad humana de la preocu-pacion desinteresada hacia los demas y hacia la sociedad en general.

A partir de la vision de Hume (1985 [1739], que consideraba ala razon esclava de las pasiones, Haidt (2001) pide una reevaluacioncompleta del papel jugado por la racionalidad en los juicios morales,con el argumento de que la mayor parte de los actos de justificacionen los humanos se dan post hoc, es decir, despues de que se haya lle-gada a una serie de juicios morales sobre la base de intuiciones rapidasy automatizadas. Mientras que la teoria de la capa, con su enfasis enla singularidad humana, predice que la resolucion de un problemamoral se asigna a afiadidos de nuestro cerebro evolutivamente re-cientes, tales como el cortex prefrontal, la neuroimagen muestra quela tarea de realizar un juicio moral implica a una gran variedad de zo-nas cerebrales, algunas de ellas muy antiguas (Greene y Haidt, 2002).En resumen, la neurociencia parece apoyar la postura de que la mo-ralidad humana esta evolutivamente anclada en la socialidad de losmamiferos.

Celebramos la racionalidad, pero ala hora de la verdad Ie asigna-mos un peso muy pequefio (Macintyre, 1999). Esto es especialmen-te cierto en el terreno de 10moral. Imaginemos que un consejero ex-traterrestre nos diera la orden de matar a la gente tan pronto comoenfermaran de gripe. Con ello, nos diria, matariamos un numero me-nor de personas que el numero de gente que moriria si permitiesemos

que la enfermedad siguieI2 s;:;.::uavidas. Por muy logico que es;:;:r,~sen por este plan, debido a~..:lI:=JilIlI

anclada en las emociones 5OiL~

emociones son nuestra bn.I':::.L:;li,.1r!I

comunidad nos causa una ~ :a:o:!B

les son reflejo de estos sen"":-ljD!IIII

ne a poner en practica solUClCllDll5~a otros (Greene y Haidt. 21:'1~~:/._1cia siempre ha estado suj,e:::;L4 A ..~

deliberaciones de caraaer --i!"ima

La postura intuicionisLi.iiJGE

tudios con nifios. Los P51ClJl!IIl.~

nifio aprende a hacer ®""l:DCL'1IIIII

do al castigo y del deseo d.::-eDde la capa, concebian la r:!)O~

algo que los adultos irnpo.:::...::..-.:;:&inaturaleza. Solla pensarse ~:x:.••

padres para construir el51l:-~a su libre albedrio, 10snllhet:'DO: ~

moralidad. Sin embargo. ~,wal

los nifios entienden la diie:-~robes») y las convenCiOlle5 ::::JllJII!lIII

cuela»).Aparentememe. sac ~

tas normas hace dafio y ,-;;"'::;.-:0 -

ruptura de otras sirnplemerr~ "I'II:Ii

cuado. Las actitudes de ?"iOIi1l1

basadas en nociones de~~~ •manuales pediatricos tOl:kr~.':IIi:!monstruos egocentricos.e5::"-

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:-: ::-:-2 hs condiciones adecuadas:l.:: ="c-drianno ser las normales enL':'emro de 10que acostumbra-=I';:-,'-C~.·1993 [1898], pags. 109-

::-~-::05moralmente, no engana-: '='::'?I.llIlOS decisiones que fluyen

que 1aenfermedad siguiera su curso. AI atajar la epidemia, salvariamosvidas. Por muy 16gicoque esto pueda sonar, dudo que muchos opta-sen par este plan, debido a que 1amoralidad humana esra firmementeanclada en 1asemociones socia1es,con 1aempada como centro. Lasemociones son nuestra bnijula. Matar a miembros de nuestra propiacomunidad nos causa una gran repulsa, y nuestras decisiones mora-1esson reflejo de estos sentimientos. Por esta raz6n, 1agente se opo-ne a poner en practica soluciones morales que impliquen causar danoa otros (Greene y Haidt, 2002). Esto podria deberse a que 1avio1en-cia siempre ha estado sujeta a 1aselecci6n natural, mientras que 1asdeliberaciones de caracter uti1itario no 10han estado.

La postura intuicionista sobre 1amoralidad recibe apoyo de 10ses-tudios con ninos. Los psic610gos del desarrollo solian creer que unnino aprende a hacer distinciones de caracter moral a raiz del tnie-do a1castigo y del deseo de recibir elogios. AI igua1 que 10ste6ricosde la capa, concebian 1amora1idad como procedente del exterior,a1goque 10sadultos impondrian sobre el nino, pasivo y egoista pornatura1eza. Solia pensarse que 10sninos adoptaban 10sva10resde 10spadres para construir el superego, la agencia moral del yo. Dejadosa su 1ibre a1bedrio, 10sninos no llegarian nunca a nada cercano a 1amoralidad. Sin embargo, ahora sabemos que ya a edades tempranas10sninos entienden la diferencia entre 10sprincipios morales (<<Norobes») y las convenciones culturales (<<Novayas en pijama a la es-cuela»).Aparentemente, son capaces de apreciar que 1aruptura de cier-tas normas hace dano y causa angustia a 10sdemas, mientras que 1aruptura de otras simp1emente viola 1asexpectativas sobre 10que es ade-cuado. Las actitudes de 10s ninos no parecen estar exclusivamentebasadas en nociones de castigo y recompensa. Aun cuando muchosmanua1es pediatricos todavia describen a 10sninos pequenos comomonstruos egocentricos, es evidente que a1ano de edad 10sninos ya

. .iico=-~enuestra propla especle, aun1JC.?e~idadhumana de 1apreocu-r.:.c ..- ::acia 1asociedad en general.~'::'~5) -39], que consideraba a

:r-.:: '::(.01) pide una reeva1uaci6nc·:::'=-:idaden 10sjuicios morales,r-~e .it 10sactos de justificaci6n':;':c~:.despues de que se haya lle-I('(':-e~2 base de intuiciones rapidaseo: :-:2':'t 1acapa, con su enfasis enl:.:: ~-=- :rcsoluci6n de un problema~=::;:rebro evo1utivamente re-:~- .2 neurolmagen muestra quec::" ~C2 2 una gran variedad de zo-L.=~ I Greeney Haidt, 2002).;: 2;':'~.·2rla postura de que 1amo-.!;: 2--:'::ddaen 1asocialidad de 10s

:-;: 2.-=- :1orade 1averdad Ie asigna-:;:-,,-::::.~':;199/. Esto es especialmen-

'=-~-I:emos que un conseJero ex-~-:- ,1 .a genre tan pronto como

=-=----"-- ::::arariamosun mimero me-e::.:= .::::..:t mariria si permitiesemos

Page 85: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

son capaces de consolar a una persona afligida (Zahn- Waxler y otros,1992), Yque poco despues comienzan a desarrollar una perspectivamoral a traves de las interacciones con otros miembros de su mis-ma especie (Killen y Nucci, 1995).

En lugar de «infligir danos al sauce», como en el ejemplo de Men-cio, para hacer tazas ycuencos a partir de una moralidad artificial, nosbasamos en un crecimiento natural en el que las emociones simples,como las que encontramos en los nifios pequefios y animales socia-les, se van desarrollando en sentimientos mas refinados que incluyena los demas y que reconocemos como subyacentes a la moralidad.Mi propia tesis aqui gira, evidentemente, alrededor de la continui-dad existente entre los instintos sociales humanos y aquellos de nues-tros parientes mas proximos (monos y simios), pero presiento que es-tamos alas puertas de un giro paradigmatico que terminara situandocon firmeza la moralidad en el centro emocional de la naturalezahumana. Las ideas de Hume vuelven, y 10 hacen a 10 grande.

~Por que la biologia evolutiva se aparto de esta senda en el ulti-mo cuarto del siglo xx? ~Por que se consideraba la moralidad comoantinatural, y por que los altruistas eran descritos como hipocritas?~Por que las emociones quedaron apartadas del debate? ~Opor que,por ejemplo, se repetian los llamados a ir contra nuestra naturalezaya desconfiar del «mundo darwiniano»? La respuesta sehalla en 10 queyo he llamado el error de Beethoven. Ai igual que se dice que Ludwigvan Beethoven produjo sus bellas e intricadas composiciones en unode los apartamentos mas sucios y desordenados de toda Viena, tam-poco existe una conexion entre el proceso de seleccion natural y susresultados. El «error de Beethoven» consiste en pensar que, puesto quela seleccion natural es un proceso cruel y despiadado de elimina-cion, unicamente podria haber producido criaturas igualmente crue-les e inmisericordes (De Waal, 2005).

Esa olla a presion que .::5'4 ]I

na as!. Llana y simplemenre- .~breviven y se reproducen: 1.£ j;x::

abierta. Cualquier orga.r:.:S:=tlc'l

cooperativo 0 bondadoso qUle ~ :

sus genes.En el proceso, no see:s?C".::D

seleccion natural puede dz r~nismos, desde los mas aso;':::;'!:'1benevolos. Puede que esre r:r::::s:!Ji

tras normas yvalores morailes..·?Ocologica, las tendencias y ~ n.aiuna brujula que tenga en ..:::JOIIl

su conjunto capaz de guiaIr:,C!'f ~

reside la esencia de la mor.LJicia:i

Page 86: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

IID:::2 2lligida (Zahn- Waxler y otros,:r:-: -: a desarrolIar una perspectiva:S'::,iJlI: orros miembros de su mis-

Esa olIa a presion que es la naturaleza, sin embargo, no funcio-na as!. Llana y simplemente, favorece a aquelIos organismos que so-breviven y se reproducen; la forma en que 10 hagan es una cuestionabierta. Cualquier organismo que siendo mas 0 menos agresivo,cooperativo 0 bondadoso que el resto realice la mejor tarea propagarasus genes.

En el proceso, no se especifica cual es la receta para el exito. Laseleccion natural puede dar lugar a un increfble espectro de orga-nismos, desde los mas asociales y competitivos a los mas amables ybenevolos. Puede que este mismo proceso no haya especificado nues-tras normas y valores morales, pero nos ha dotado de la estructura psi-cologica, las tendencias y las habilidades necesarias para desarrolIaruna brujula que tenga en cuenta los intereses de la comunidad ensu conjunto capaz de guiarnos en la toma de decisiones vitales. Aquireside la esencia de la moralidad humana.

L':,:>. como en el ejemplo de Men-r-.:..:-ieuna moralidad artificial, nos

II~::el que las emociones simples,:-_~ospequefios y animales socia-i'~:::'J'Smas refinados que incluyen1: ==, subyacentes ala moralidad.e:::::~::reo alrededor de la continui-~:::;: numanos y aquelIos de nues-:l'5 ',' si:-mos),pero presiento que es-~."2cico que terminara situandoe:=-.::oemocional de la naturalezaIi";:::_ y io hacen a 10 grande.K ':':'a.ITO de esta senda en el ulti-If ,::,:'::sicterabala moralidad comot5 ~:-21ctescritos como hipocritas?~'~2das del debate? ~O par que,6:5 .:.:I" contra nuestra naturaleza&c':": La respuesta sehalla en 10 que":!.~ -:-Jla.l que se dice que Ludwig~:""-::::'c.2.ctascomposiciones en unoI.::s: :-ienados de toda Viena, tam-p:-:..::~ de seleccion natural y sus..::::::.s",,-::een pensar que, puesto que, .::-:.-..:.;;:~y despiadado de elimina-..:...::.::io criaruras igualmente crue-r.

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Apendice A

ANTROPOMORFISMOY ANTROPONEGACION

A menudo, cuando los visitantes humanos se acercan a los chim-panees de la Yerkes Field Station, una hembra adulta llamada Geor-gia (figura 8) camina apresuradamente hacia el grifo para recoger unpoco de agua antes de que estos lleguen. Despues, Georgia se rri'ezclade forma casual con el resto de la colonia, parapetada detras de la va-lla de su recinto al aire libre, y ni aun el mas avezado observador se-ria capaz de notar nada particularmente singular sobre ella. Si es ne-cesario, Georgia espera varios minutos con los labios apretados hastaque los visitantes se acercan. Se suceden los gritos, las risas, los saltosy a veces las caidas cuando de repente Georgia les riega con el agua.

Esta no es una mera «anecdota», puesto que Georgia realiza estaacci6n siempre de forma predecible; he conocido a unos cuantos si-mios capaces de sorprender a personas un tanto ingenuas ... y no taningenuas. Hediger (1955), el gran zoobi6logo suizo, cuenta que auncuando siempre estaba preparado para enfrentarse a un reto similary tras prestar atenci6n a todos los movimientos del simio, se vio em-papado gracias ala acci6n de un viejo chimpance que se habia pasadola vida perfeccionando este pasatiempo.

En cierta ocasi6n en la que me encontre en una situaci6n pareci-da con Georgia (esto es, me habia dado cuenta de que se habia ido ha-

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FIGURA 8. Georgia, la chimpance traviesa, fascinada con su propio reflejo en la len-

te de la camara. Fotografia del autor.

cia el grifo y que se acercaba sigilosamente am!), la mire muy fija-mente a los ojos y, mientras la apuntaba con el dedo, Iedije en holandes:«iTehe visto!». Inmediatamente se alej6, dej6 caer parte del agua y setrag6 el resto. Con esto evidentemente no quiero decir que Georgiacomprenda el holandes, pero si que debe haber sentido que yo sabia10 que se traia entre manos, y que yo no iba a ser un blanco facil.

Los cientificos que trabajan con estos fascinantes animales se en-cuentran en una situaci6n curiosa, al no poder evitar interpretar mu-chas de sus acciones en terminos humanos, 10 cual instantaneamenteprovoca las iras de fil6so£osy de otros cientificos, muchos de los cua-les trabajan con ratas 0 palomas, 0 sin ningun tipo de animal. Inca-paces de hablar a partir de su experiencia de primera mana, estoscriticos deben sentirse muy seguros de si mismos cuando descartan

las explicaciones de 105 prim ."'-!por que debemos evitae CIfr-=-1

Si bien nunca han ll~aemboscada espontanea en ~Itos animales pudieran recibirllpositivo para retener agua CD.

~Que tendria de malo que: IB,I

EI mensaje de los criticos dd.«Georgia no tiene run..,0lin pb.:'1do ala gente; Georgia s~te que una rata». Asi, enI~.Georgia dentro de ella ~r :uriib.i!

el origen de las mismas en 511'-

condiciona el componaro ••••••

propia y desagradable cet~sido victima de la irresis:ribieilllos humanos. jGeorgia es i:ooc:a

Pero ~porque dejar que -=11111!!!

a un ser humano que ac:masr-

10 consideradamos responsabk.aun uno que pertenece a UBlu:1I

Ie consideramos un mem m-das en el estimulo-respuesa? Eal

lidad es tan dificil de probm-c-.ca se ha probado que 10$"'-personas en este sentido. resuiID

de presunciones tan opuesz:as~lismo tiene sus origenes p:m:iIII

EI dilema al que hoy poI'.ducta puede resurnirse en :b.

Page 90: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

las explicaciones de los primat6logos por antropom6rficas y explicanpor que debemos evitar caer en el antropomorfismo.

Si bien nunca han llegado a mis oidos ejemplos de t:kticas deemboscada espomanea en ratas, 10cierto es que es concebible que es-tos animales pudieran recibir entrenamiento a traves del refuerzopositivo para retener agua en su boca y situarse entre otras ratas.~Que tendria de malo que las ratas aprendieran a hacer algo asi?El mensaje de los criticos del antropomorfismo va en la linea del«Georgia no tiene ningun plan; Georgia no sabe que esra engaiian-do a la gente; Georgia simplemente aprende cosas mas rapidamen-te que una rata». Asi, en lugar de buscar el origen de las acciones deGeorgia dentro de ella y atribuirle una intenci6n, proponen buscarel origen de las mismas en su entorno y la forma en que ese entornocondiciona el comportamiento. En lugar de ser la diseiiadora de supropia y desagradable ceremonia de recibimiento, la simia habriasido vlctima de la irresistible fuerza de la sorpresa y la irritaci6n delos humanos. jGeorgia es inoceme!

Pero ~por que dejar que sevaya de rositas tan facilmente? ~Porquea un ser humano que actuase asi 10amonestariamos, arrestariamos 010considerariamos responsable de sus actos, mientras que a un animal,aun uno que pertenece a una especie que tanto se parece a nosotros,Ie consideramos un mero instrumento pasivo de comingencias basa-das en el esdmulo-respuesta? En tanto que la ausencia de intenciona-lidad es tan diffcil de probar como su existencia, yen tanto que nun-ca se ha probado que los animales difieran de forma esencial de laspersonas en este sentido, resulta dificil comprender la base ciendficade presunciones tan opuestas entre si como estas.Ciertamente, este dua-lismo tiene sus origenes parciales fuera del campo de la ciencia.

El dilema al que hoy por hoy se enfrema la ciencia de la con-ducta puede resumirse en la elecci6n entre la economia cognitiva y

b....-.ncilre a mO, la mire fiuy fija-bi illn eIdeclo,Iedije en holandes:~'o. deja caer parte del agua y sen~e no quiero decir que Georgia~cicbehaber sentido que yo sabiaD ::;:<CJ' iba a ser un blanco facil.e,-:::os t2scinantes animales se en-

• ::,:!,]l poder evitar imerpretar mu-1Ir'~'1OS. 10cual instantaneamente:.s.:1,;:ntihcos,muchos de 10scua-Iii.:: ninglin tipo de animal. Inca-

r::,cncia de primera mano, estos.oe si nllsmos cuando descartan

Page 91: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

la evolutiva (De Waal, 1991; 1999). La economia cognitiva es la basetradicional del conductismo norteamericano. Nos insta a no invocarprocesos mentales superiores si podemos explicar un fenomeno atraves de los procesos inferiores. Esto favorece una explicacion sen-cilla, como por ejemplo el comportamiento condicionado, por en-cima de explicaciones mas complejas como el engafio intencional.Hasta aqui, bien (pero vease Sober, 1990). La economia evolutiva,

por el contrario, tiene en cuenta la filogenia compartida. Postula quesi dos especies con un vinculo de parentesco cercano actuan de lamisma forma, entonces sus procesos mentales son, probablemente,los mismos. La alternativa nos llevaria a asumir una evolucion deprocesos divergentes que producen comportamientos similares, 10cual parece una suposicion muy poco economica para organismos se-parados por apenas unos pocos millones de afios en terminos evo-lutivos. Si normalmente no proponemos causas diferentes para elmismo tipo de comportamiento entre por ejemplo perros y lobos, ~porque 10 hacemos en el caso de humanos y chimpances?

En resumen: el tan apreciado principio de la economia tiene doscaras. AI tiempo que se supone que debemos dar primada a expli-caciones cognitivas basadas en procesos menos complejos que otros,no deberiamos crear una doble vara de medir segun la cual el com-portamiento com partido de humanos y chimpances se explicaria dediferentes modos. Si los ejemplos del comportamiento humano confrecuencia invocan habilidades cognitivas complejas -y con todaseguridad asi es (Michel, 1991)-, debemos evaluar cuidadosamentehasta que punto estas habilidades podrian estar tambien presentes enlos simios. No es necesario que nos apresuremos a sacar conclusio-nes, pero al menos deberiamos considerar esta posibilidad.

Aunque sintamos de forma mas urgente la necesidad amp liarnuestros horizontes cuando se trata de nuestros parientes los prima-

tes, esto no quiere decir que ••taxonomico 0 a ejemplos dtCIII

comportamiento animal seCllil

a los animales como meros •••cidades de procesamienro de lailde pensamiento nos a••-is:a dei",podemos probar, otra nos zriI:IIl

radar 10 que podda haber alii iIcluso los peces y los insectos •••tivacion, deseo y blisqueda iIua

torno en el que se mue\'en. Lis ••mas cerca de nosotros que de ••estamos mas acosturnbrados a I

inevitable que dichas descripri-Evidentemente, si de:t1n-

bucion erronea de cualidades"ta verse asociado a esta idea. f'butilizamos una definicion .IIIIiI;

pomorfismo como la descrip:iterminos humanos y, poI"10 •.•do ningun defensor del annopileste tipo de lenguaje sin sem:idanentes del antropomorfismo~heuristica. Es este empleo dd_gar a la verdad, mas que COIDO

utilizacion en la ciencia dd -El objetivo ultimo del cienobmorfico no es el de logr.u UIIa

de sentimientos humanos ea.

que puedan ser probadas y •

Page 92: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

~y- La ecolZomia cognitiva es la base~cricano. Nos insta a no invocarocernos explicar un fenomeno aSco fayorece una explicacion sen-rumiemo condicionado, por en-ci-.<s como el engafio intencional.:=1". 1990). La economia evolutiva,

iil'w-.geniacompartida. Postula queF-dremesco cercano actuan de la

0'5 memales son, probablemente,,,~~~ a asumir una evolucion den cornportamientos similares, 1000 e-.::on6rnicapara organismos se-ili'Dnc:sde mos en terminos evo-

tes, esto no qui ere decir que tengamos que limitarnos a este grupotaxonomico 0 a ejemplos de cognici6n compleja. Los estudiosos delcomportamiento animal se enfrentan ala elecci6n de poder clasificara 10sanimales como meros automatas 0 dotarles de volicion y capa-cidades de procesamiento de la informacion. AlIi donde una corrientede pensamiento nos avisa del peligro de dar por sentadas cosas que nopodemos pro bar, otra nos avisa del peligro de dejar fuera de nuestroradar 10que podria haber ahi fuera: para el observador humano, in-cluso 10speces y 10sinsectos parecen impulsarse por sistemas de mo-tivacion, deseo y busqueda internos que les hacen conscientes del en-torno en el que semueven. Las descripciones que colocan a los animalesmas cerca de nosotros que de las maquinas adoptan un lenguaje queestamos mas acostumbrados a utilizar para la actividad humana. Esinevitable que dichas descripciones suenen antropomorficas.

Evidentemente, si definimos el antropomorfismo como la atri-buci6n erronea de cualidades humanas a los animales, a nadie Ie gus-ta verse asociado a esta idea. Pero en la mayor parte de las ocasionesutilizamos una definicion mas amplia, esto es, definimos el antro-pomorfismo como la descripcion del comportamiento animal enterminos humanos y, por 10tanto, dotados de intencion. Aun cuan-do ninglin defensor del antropomorfismo defenderia la aplicacion deeste tipo de lenguaje sin sentido critico,hasta los mas decididos opo-nentes del antropomorfismo aceptan su valor como herramientaheuristica. Es este empleo del antropomorfismo como medio para lle-gar a la verdad, mas que como fin en si mismo, 10que distingue suutilizacion en la ciencia del uso que de el hacen los no especialistas.El objetivo ultimo del cientifico que utiliza un lenguaje antropo-morfico no es el de lograr una proyeccion plenamente satisfactoriade sentimientos humanos en un animal, sino la de formular ideasque puedan ser probadas y observaciones replicables.

)C:::il105 causas diferentes para elR: ?Qceiemplo perros y lobos, ~porII:'Jt5 ~.-chimpances?n.:-"-=?iode la economia tiene dosIe ":e-xmos dar primada a expli-l:SC1'5 menos complejos que otros,:I"::: medir segun la cual el com-1lC~-, .:himpances se explicaria dee:.,:omportarniento humano con~:::zn5 complejas -y con toda~mo5 e\-aluar cuidadosamenteoc....-.:m c:startambien presentes en

5 ~:-c:suremos a sacar conclusio-tK..J!erar esta posibilidad.15 :..:c.-g::mela necesidad amp liar:c,;: nL.e:5UOS parientes los prima-

Page 93: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Esto exige estar plenamente familiarizado con la historia natu-

ral y con los rasgos especiales de las especies a investigar, asf como

un esfuerzo para suprimir la cuestionable suposicion de que los ani-

males sienten y piensan como nosotros. Una persona que no es ca-

paz de imaginar que las hormigas saben bien no puede antropo-

morfizar exitosamente al comedor de hormigas. De modo que, para

que nuestro lenguaje tenga algun valor heurfstico, debe respetar las

peculiaridades de la especie al tiempo que las representa de tal for-

ma que pueda llegar a apelar a la sensibilidad humana. Nueva-

mente, esto es mas facil de conseguir con animales que estan mas

proximos a nosotros que con animales que se mueven en un medio

diferente 0 que perciben el mundo a traves de diferentes sistemas sen-

soriales, como los delfines 0 las ratas. Apreciar la diversidad del

Umwelten (Von Uexhlill, 1909) en el reino animal sigue siendo hoy

en dfa uno de los principales retos a los que se enfrentan los estu-

diosos del comportamiento animal.

El debate sobre los usos y abusos del antropomorfismo, que du-

rante anos estuvo reducido al ambito de un pequeno drculo de aca-

demicos, ha ganado recientemente preeminencia con la publicacion

de dos libros: The New Antropomorphism, de Kennedy (1992), y La

vida oculta de losperros, de Marshall Thomas (1993). Kennedy rei-

tera los peligros y trampas de dar por sentada la existencia de capa-

cidades cognitivas mas elevadas de 10 que podemos probar, defen-

diendo asf la economfa cognitiva. Por el contrario, Marshall Thomas

no vacila en defender el sesgo antropomorfico de su estudio informal

sobre el comportamiento canino. En su best-seller, la antropologa

nos cuenta que hay perras jovenes que «guardan» su virginidad para

sus futuros «maridos» (esto es, ignoran las atenciones sexuales de

otros antes de encontrar a su macho preferido, pag. 56), que los 10-bos salen de caza sin «sentir ningun atisbo de compasion» (pag. 39),

o que en los ojos de su perrod.que en grupo no ve «ni furi:a. llil

lamente claridad de miras :v-iHay una diferencia noallll

morfismo con fines comun"'"

tipo de antropomorfismo qur Iserie de emociones e inI~

ficacion, explicacion a ime:sOp:l

El antropomorfismo acririro de ~

que ha dado mala farna a escr ••

crfticos se opongan a ella en 1II1II

chazarlo por completo, debel.:i.de antropomorfismo, uriJincb~

perjudica a lahora de esrudiardtropomorfismo algo que, CDImI

mite comprender dicha compa

farth (1990, pag. 303) d.iierma.~

posibilidad de predecir el COIIIp

Kennedy y otros (1992), aIgo ••como si fuera una enfermedad..~

humanas?

Si bien es cierto que los -

mente cierto que los hmD ••••• !

esta sencilla pero innegable ••

al antropomorfismo. He ddiIIinegacion: el rechazo a prim .IIhumanos y animales. La anD'UI

luntaria hacia las caraeteristiasl

hacia las caracterfsticas animalr

Refleja una antipatfa predanrilli;

Page 94: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Iiffiiliarizado con la historia natu-

bas .::species a investigar, as! como

io:"~le suposicion de que los ani-

lOans. Cna persona que no es ca-

tS s.ahen bien no puede antropo-

,6.: hormigas. De modo que, para

r....ior heurlstico, debe respetar las

D~ que las representa de tal for-

a scnsibilidad humana. Nueva-

~..::rcon animales que estan mas

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3. :r;ay6; de diferentes sistemas sen-

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0:0 de un pequeno drculo de aca-

Treeminencia con la publicacion

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= ~Ol que podemos probar, defen-br e. conrrario, Marshall Thomas

p::1rnort'ico de su estudio informal

b ill best-seller, la antropologa

If~ fguardan» su virginidad para

lIIorm las arenciones sexuales de

I:) ?Jreferido, pag. 56), que 10s lo-

az::::...~ de compasion» (pag. 39),

o que en los ojos de su perro durante el transcursode unsalvaje ata-

que en grupo no ve «ni furia, ni miedo, ni muestras de agresion: so-lamente claridad de miras y una increible determinacion» (pag. 68).

Hay una diferencia notable entre la utilizacion del antropo-

morfismo con fines comunicativos 0 para generar una hipotesis, yel

tipo de antropomorfismo que 10 unico que hace es proyectar una

serie de emociones e intenciones humanas en 10s animales sin justi-

ficaci6n, explicacion 0 investigacion alguna (Mitchell y otros, 1997).El antropomorfismo acritico de Marshall Thomas es precisamente 10que ha dado mala fama a esta practica, y 10 que ha llevado a que sus

criticos se opongan a ella en todas sus formas. Pero en lugar de re-

chazarlo por completo, deberiamos preguntarnos si una cierta dosis

de antropomorfismo, utilizada de forma critica, nos beneficia 0 nos

perjudica a la hora de estudiar el comportamiento animal. ~Es el an-

rropomorfismo algo que, como ya apuntara Hebb (1946), nos per-

mite comprender dicho comportamiento, y como Cheney y Sey-

farth (1990, pag. 303) dijeron, «funciona» en tanto que aumenta la

posibilidad de predecir el comportamiento? ~O es, como sostienen

Kennedy y otros (1992), algo quedebemos mantener bajo control,

como si fuera una enfermedad, al convertir a los animales en figuras

humanas?

Si bien es cierto que los animales no son humanos, es igual-

mente cierto que los humanos SI son animales. La resistencia ante

esta sencilla pero innegable verdad subyace en la resistencia frente

al antropomorfismo. He definido esta resistencia como antropo-

negacion: el rechazo a priori de caracteristicas compartidas entre

humanos y animales. La antroponegacion denota una ceguera vo-

luntaria hacia las caracteristicas humanas de los animales tanto como

hacia las caracteristicas animales de los humanos (De Waal, 1999).Refleja una antipada predarwiniana frente alas profundas similitudes

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que existen entre el comportamiento humano y el comportamien-to animal (por ejemplo, el cuidado materno, el comportamiemosexual 0 la busqueda del poder), visibles para cualquier persona demente abierta.

La idea de que estas similitudes exigen explic;aciones unitariasviene de antiguo. Uno de los primeros en invocar la uniformidadexplicativa para todas las especies fue David Hume (1985 [1739], pag.226), qui en formu16 el siguiente principio basico en su Tratado de fa

naturafeza humana:

Es a partir de la similitud entre las acciones externas de los ani-males respecto de aquellas que nosotros mismos realizamosque juz-gamos su interior como parecido al nuestro; aillevar esteprincipio dela raz6nun pasomasalIa,concluiremosque puestoque nuesttasaccionesinternas separecen lasunas alas otras, tambien habran de parecerseen-tre silas causasde lasque sederivan.Cuando, entonces,avanzamoscual-quier hip6tesis para explicar una operaci6n mental que sea comun ahombres y bestias, debemos aplicar la misma hip6tesis a ambos porigual.

Es importante afiadir que, frente a los conductistas norteameri-canos que dos siglos despues de Hume incluyeron a animales y hu-manos en el mismo marco de estudio al rebajar considerablementela complejidad mental humana y relegar la conciencia al ambitode la superstici6n (por ejemplo, Watson, 1930), Hume (1985 [1739],pag. 226) tenia una opini6n muy elevada de los animales: «Nada esmas evidente -escribi6- que el hecho de que las bestias estan do-tadas de pensamiento y raz6n como los hombres».

Hablando con propiedad, no podemos presumir de contar con unateoria unificada que explique todo el comportamiemo (humano yani-mal) miemras al mismo tiempo desacreditamos el amropomorfis-

mo. Despues de todo, el amIDfexperiencias similares en hUDl3Dlque cabria esperarse en el caso dcompartidos. La oposici6n de Ieprobablemente se origin6 en dsu sano juicio aceptaria la valid.:mentales internas de nuestra e:sci6n. La gente se negaba a acepcser explicado sin tener en cueD[tenciones. ~No tenemos vidas D

ro, no somos acaso seres raclOn:I.cedieron, excluyendo al simio b

Fue aqui donde comenzo dmales. Toda vez que la complejidde los humanos, el resto del mu

naria del conductismo. Se esperley del efecto completameme altrario estaria cayendo en el antlO(de experiencias similares a las hItal. El conductismo habia pasa<l

dicot6mica, con dos lenguajes 'tamiento humano, otro para d

Ala pregunta de si el antfopmos con un «S1»:es peligroso pamuro entre los humanos y el refisl)1ositua a todos los animalemo plano explicativo. Pero apelentre quienes trabajan partiend<tras traten las explicaciones am:bajo (Burghardt, 1985). El ann

Page 96: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

:11.:0 humano yel comportamien-

ld,i) materno, el comportamiento

risibles para cualquier persona de

mo. Despues de todo, el antropomorfismo asume la existencia de

experiencias similares en humanos y animales, que es exactamente 10que cab ria esperarse en el caso de que hubiera procesos subyacentes

compartidos. La oposici6n de los conductistas al antropomorfismo

probablemente se origin6 en el hecho de que ninguna persona en

su sano juicio aceptaria la validez de su tesis de que las operaciones

mentales internas de nuestra especie son producto de la imagina-

ci6n. La gente se negaba a aceptar que su comportamiento pudiera

ser explicado sin tener en cuenta pensamientos, sentimientos 0 in-

tenciones. ~No tenemos vidas mentales, no miramos hacia el futu-

ro, no somos acaso seres racionales? Con el tiempo, los conductistas

cedieron, excluyendo al simio bipedo de su teoria del todo.

Fue aqui donde comenz6 el problema para el resto de los ani-

males. Toda vez que la complejidad cognitiva fue admitida para elcaso

de los humanos, el resto del mundo animal se convirti6 en la lumi-

naria del conductismo. Se esperaba de los animales que siguieran la

ley del efecto completamente al pie de la letra; quien pensara 10 con-

trario estaria cayendo en el antropomorfismo. La atribuci6n a animales

de experiencias similares alas humanas se consideraba pecado capi-

tal. El conductismo habia pasado de ser una ciencia unificada a otra

dicot6mica, con dos lenguajes diferenciados: uno para el compor-

tamiento humano, otro para el comportamiento animal.

Ala pregunta de si el antropomorfismo es peligroso respondere-

mos con un «S1»:es peligroso para aquellos que quieren construir un

muro entre los human os y el res to de los animales. El antropomor-

fiSUlo situa a todos los animales, incluidos los humanos, en el mis-

mo plano explicativo. Pero apenas puede ser calificado de peligroso

entre quienes trabajan partiendo de una perspectiva evolutiva, mien-

tras traten las explicaciones antropom6rficas como hip6tesis de tra-

bajo (Burghardt, 1985). El antropomorfismo es una posibilidad en-

b e:rigen explic;aciones unitarias

lIleWS en invocar la uniformidad

Ie Hnid Hume (1985 [1739], pag.

linapio basico en su Tratado de fa

iCe :..:s acciones extern as de 10s ani-

Ci$:C05 rnismos realizamos que juz-L ::c.e:5UO; alllevar este principio der:C15 que puesto que nuestras accionesrr~_ 2'TIbien habran de parecerse en-II.. C~do. enronces, avanzamos cual-co;C:',ici6nmental que sea comun acz .,i misma hip6tesis a ambos por

IC:': ~ 105 conductistas norteameri-

m-e induyeron a animales y hu-

m·o al rebajar considerablemente

. :-eiegar la conciencia al ambito

£!On. 1930), Hume (1985 [1739],

~'4cda de los animales: «Nada es

IIe~O de que las bestias estan do-

lO ~0'5hombres».Iie::nos. presumir de contar con una

I.oomporrarniento (humano yani-

~ramos el antropomorfis-

Page 97: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

tre muchas otras, que debemos tener en cuenta dado que aplica una

serie de ideas intuitivas sobre nosotros mismos a otras criaturas que

se nos parecen mucho. El antropomorfismo es la aplicacion del au-

toconocimiento humano al comportamiento animal. ~Que puede

haber de malo en eso? Ya aplicamos la intuicion humana alas ma-

tematicas 0 la qU1mica, aS1que ~por que suprimirlo en el caso del es-

tudio del comportamiento animal? Mas aun: ~de verdad alguien cree

todav1a que podemos evitar el antropomorfismo (Cenami Spada,

1997)?

En ultima instancia debemos preguntarnos que tipo de riesgos es-

tamos dispuestos a asumir: si el de infravalorar la vida mental de un

animal 0 el de sobrevalorarla. Existe cierta simetria entre el antro-

pomorfismo y la antroponegacion, y cada una de estas posturas tie-

ne sus ventajas y desventajas. La respuesta no es facil, pero des de una

perspectiva evolutiva, la travesura de Georgia se explica mas facil-

mente del mismo modo que explicamos nuestro propio comporta-

miento: como el resultado de una vida interior familiar y compleja.

Apendice B

~TIENEN LOS, ~TEORfA DE LA I

Menzel inicio los estudios sobK

(1974) al soltar en un cerc::ado.w1

ces jovenes, en el que s610 m-.4comida y una serpiente de ;up:ignoraban. Sin embargo, eslm Itamente capaces de «adi.-i..BBIII

chimpance que S110 sabia. Eldibinado con la nocion de HllIJIfI-cologos naturales» y 1a temia ell:y Woodruff (l978), inspirOdp

te a sujeto adivinador que aDD ••

estudios de intersubjetividad c:B

La expresion «teoria de b.conocer los estados mentales.

encontrasemos en una fiesta fPmos visto (aun cuando 10 h••••do una teoria sobre 10 que 11: cDado que algunos cientifK:m.

mente humana, resulta irOnicDde la mente tenga sus Origencsl

Page 98: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Dc:! en cuenta dado que aplica una[JIITOs rnismos a otras criaturas quexnortlsmo es la aplicaci6n del au-fJ'-,rc4ffiientoanimal. ~Que puedeIIICti La inruici6n human a alas ma-•. 'que suprimirlo en el caso del es-? ~tis at.in: ~deverdad alguien creeIUOpomorfismo (Cenami Spada,

~ill1l:a.ffiOS que tipo de riesgos es-~i..:Jirayalorarla vida mental de un5:::.:: cierra simetria entre el antro-L :0- .::ada una de estas posturas tie-5f'U'esta no es facil, pero desde una16e Georgia se explica mas facil-lCoimOS nuestro propio comporta-,~~ interior familiar y compleja.

Apendice B

~TIENEN LOS SIMIOSUNATEORfA DE LA MENTE?

Menzel inici610s estudios sobre la intersubjetividad entre primates(1974) al soltar en un cercado al aire libre a un grupo de chimp an-ces j6venes, en el que s610 uno de ellos sabia d6nde se escondian lacomida y una serpiente de juguete, mientras que sus compaiieros 10ignoraban. Sin embargo, estos mismos compaiieros fueron perfec-tamente cap aces de «adivinarlo» a partir del comportamiento delchimpance que si 10sabia. El clasico experimento de Menzel, com-binado con la noci6n de Humphrey (1978) de los animales como «psi-c610gos naturales» y la teoria de la mente desarrollada por Premacky Woodruff (1978), inspir6 el paradigma del sujeto conocedor fren-te a sujeto adivinador que aun hoy en dia sigue siendo popular en losestudios de intersubjetividad en simios y niiios.

La expresi6n «teoria de la mente» se refiere ala habilidad de re-conocer los estados mentales de otros. Si por ejemplo usted y yo nosencontrasemos en una fiesta y yo creyera que nunca antes nos habia-mos visto (aun cuando 10hubieramos hecho), yo estarfa e1aboran-,do una teorfa sobre 10 quele esta pasando a listed por la cabeza.Dado que algunos ciendficos sostienen que esta habilidad es unica-mente humana, resulta ir6nico que el propio concepto de la teoriade la mente tenga sus orfgenes en las investigaciones con primates.

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Desde entonces, ha tenido sus altibajos. Partiendo de demostracio-nes fallidas, hay quien ha llegado a la conclusion de que los simios ca-recen de teorfa de la mente (por ejemplo, Tomasello, 1999; Povine-Hi, 2000). Aun asi, resulta imposible interpretar los resultadosnegativos. Como sude decirse, la falta de pruebas no es prueba de quealgo falte. Es posible que un experimento no funcione por razonesque no tienen nada que ver con la existencia de dicha capacidad encuestian. Por ejemplo, cuando comparamos simios con nifios, unode los problemas con los que nos topamos es que el responsable delexperimento es invariablemente un humano, con 10 cual son uni-camente los simios los que han de enfrentarse ala barrera entre es-pecies (De Waal, 1996).

Para los simios en cautividad, los humanos debemos parecer to-dopoderosos y omniscientes. Nos acercamos a los chimpances a nues-tro cargo despues de que otros nos cuenten 10 que les pasa (por ejem-plo, cuando nos Haman por telefono para informarnos de que hayalgun herido 0 que se ha producido un nacimiento). Los chimp an-ces deben notar que con frecuencia sabemos 10 que ha pasado antesde que les hayamos visto. Esto hace que la participacian de humanosen experimentos del tipo de los anteriormente descritos, como un as-pecto central de la investigacian de la teorfa de la mente, sea inhe-rentemente inadecuada.

Hasta el momento, todo 10 que han conseguido los experimen-tos llevados a cabo ha sido poner a prueba la teoria que sobre la men-te humana tienen los simios. Debemos mejorar nuestra compren-sian de la teorfa que los simios tienen sobre otros simios. Cuandoeliminamos al experimentador humano, los chimpances parecendarse cuenta de que si uno de sus congeneres ha visto la comida es-condida, sabe dande esta (Hare y otras, 2001). Este descubrimien-to, junto con las cada vez mas numerosas pruebas sobre la toma de

perspectiva visual entre simios fSl!2005; Hare y otros, en imprena;;bate sobre la existencia de una m:Jinesperado de los acontecirnienllhumanos y simios), un mono all

to recientemente supera una seric=ber) (Kuroshima y otros, 2003~. ]suficientes para poner en tela de ;

antenores.La unica forma de llegar al •

mediante el disefio de experimellcionalmente a los animales. Alablemas, como por ejemplo resella un rival, evitar conflictos can 1]

con algun compafiero. Existen D

existencia de una teorfa de la IDel

aun cuando normalmente se rraresiones despreciativamente calificson extremadamente significativtque un hombre de un paso en IalIi entra dentro de nuestras capmentado y de confianza da notcomunidad cientifica haria bien eCon respecto ala posibilidad devista de otro, contamos con no 1

te he contado las historias de KIdre a continuacion dos ejempla

£1 foso de dos metros de picado de 10s bonobos en el zoo (

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ribaios. Partiendo de demostracio-

Ia conclusion de que los simios ca-

=1icmp10,Tomasello, 1999; Povine-

NJrsib1einterpretar los resultados

2:;:2 de pruebas no es prueba de que

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~. un nacimiento). Los chimpan-

:.U sabernos 10 que ha pasado antes

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de La rcoria de la mente, sea inhe-

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be::nos rnejorar nuestra compren-

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III:' -'ano. 10s chimpances parecen

cDngeneres ha visto la comida es-

lC":!\."l"5. 2001). Este descubrimien-

mcrosa.s pruebas sobre la toma de

perspectiva visual entre simios (Shillito y otros, 2005; Brauer y otros,

2005; Hare y otros, en imprenta; Hirata, 2006), han reabierto el de-

bate sobre la existencia de una teoria de la mente animal. En un giro

inesperado de los acontecimientos (dado que el debate se centra en

humanos y simios), un mono capuchino en la Universidad de Kyo-

to recientemente supero una serie de pruebas del mismo tipo (ver/sa-

ber) (Kuroshima y otros, 2003). Resultados positivos como este son

suficientes para poner en tela de juicio todos los resultados negativos

antenores.

La unica forma de llegar al fondo de la inteligencia animal es

mediante el diseno de experimentos que atrapen intelectual yemo-

cionalmente a los animales. A los simios se les da bien resolver pro-

blemas, como por ejemplo rescatar a un bebe de un ataque, superar

a un rival, evitar conflictos con un macho dominante 0 escabullirse

con algun companero. Existen numerosos testimonios a favor de la

existencia de una teOrla de la mente en la vida social de los simios, y

aun cuando normalmente se trate de acontecimientos aislados (en oca-

siones despreciativamente calificados de «anecdoticos»), yo creo que

son extremadamente significativos. Despues de todo, ha bastado con

que un hombre de un paso en la Luna para que afirmemos que ir

alii entra dentro de nuestras capacidades. Si un observador experi-

mentado y de confianza da noticia de algun incidente notable, la

comunidad cienrifica haria bien en prestar atencion (De Waal, 1991).

Con respecto ala posibilidad de que los simios adopten el punto de

vista de otro, contamos con no pocos ejemplos. En la primera par-

te he contado las historias de Kuni y el pajaro y Jakie y su ria. Pon-

dre a continuacion dos ejemplos mas (De Waal, 1989a).

El foso de dos metros de profundidad situado frenre al viejo cer-cado de 10sbonobos en el zoo de San Diego fue drenado para su lim-

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pieza. Despues de Iimpiarlo y de saltar a Ios simios, Ios cuidadores sedispusieron a rellenarlo de agua cuando repentinamente el macho

mas viejo, Kakowet, se acerco ala ventana, gritando y agitando fre-neticamente Ios brazos, como si quisiera llamar su atencion. Tras mu-chos anos, Ia rutin a de Iimpieza Ie resultaba ya familiar. Varios bono-bos jovenes se habian introducido en el foso seco, pero no podiansalir. Los cui dado res Ies dieron una escalera. Todos Ios bonobos sa-lieron del foso por su propio pie salvo el mas pequeno, que fue rescatado

por Kakowet.Esta historia es igual que otra observacion registrada en el mismo

Iugaruna decada mas tarde. Para entonces, el zoo habia tornado Ia sa-bia decision de no rellenar el foso con agua, puesto que Ios simios nopueden nadar. Habia una cadena colgan do permanentemente hacia elinterior del foso, y Ios bonobos bajaban siempre que Ies apeteda. SiVernon, el macho alfa, desapareda hacia el interior del foso, un machomas joven llamado Kalind rapidamente tiraba hacia arriba de Ia cade-na. Kalind miraba entonces a Vernon con Ia boca muy abierta y ungesto travieso en Ia cara mientras daba palmadas contra Ia pared delfoso. Esta expresion es el equivalente de Ia risa human a: Kalind se es-taba riendo del jefe. En varios ocasiones, Ia (mica adulta, Loretta, seapresur6 hacia ellugar de Ios hechos para rescatar a su companero de-volviendo Ia cadena al foso y vigilando hasta que Vernon hubiera sali-da del foso.

Personalmente estoy con~

punto de vista de sus congenen::s.]

bilidad no debe busearse en La CD

aplique en este ambito (Hare!" lidad de cooperar. En el centro d

cuentra el vinculo emociorutl ~

mamiferos sociales) sobre d cwd

truye aun manifestaciones mis CI

conocimiento y las imenciones 4

Debido a esta posible cooeDi

te, los bonobos son una especie'lIi:

gaciones futuras, dado que es pipaticos de todos (De Waal. 195

ADN muestran que hwnanos !satelite relacionado con la socialpance (Hammock y Young. 2'005

decir cuaI de nuestros dos pa.rimchimpance, se parece mas a nlX!l

a dudas nos obliga a presrar 2lDI

del comportamiemo social hU18

,Ambas observaciones ejemplifican la toma de perspectiva a la

que hemos hecho referencia anteriormente. Kakowet pareci6 darse

cuema de que llenar el foso de agua miemras los j6venes bonobos se-

gUlan dentro no seria una buena idea, aun cuando esto no Ie afecta-

se. Tanto Kalin como Loretta paredan conocer la utili dad de la ca-

dena para alguien que se encontrara en el fondo del foso yactuaron

en consecuencia, uno gastando una broma y la otra ayudando a la par-

te dependiente.

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~ SoJ>!Lll a 10ssimios, 10scuidadores se

a~do repentinamente el macho~ ".-emana, gritando y agitando fre-

q:.::.:.sierallamar su atenci6n. Tras mu-

le ::-.::sulrabaya familiar. Varios bono-

leD en el foso seco, pero no podiantL-:.i es.calera. Todos los bonobos sa-

i:""2 e::: mas pequefio, que fue rescatado

Persona1mente estoy convencido de que 10s simios adoptan el

punto de vista de sus congeneres, y que el origen evo1utivo de esta ha-

bi1idad no debe buscarse en 1acompetitividad social, aun cuando se

ap1ique en este ambito (Hare yTomasello, 2004), sino en 1a necesi-

dad de cooperar. En el centro de esta toma de perspectiva se en-

cuentra el vinculo emociona1 entre individuos (extendido entre 10s

mamiferos socia1es) sobre el cua11a evo1uci6n (0 el desarrollo) cons-

truye atin manifestaciones mas comp1ejas, incluida la evaluaci6n del

conocimiento y 1as intenciones de otro (De Waa1, 2003).Debido a esta posib1e conexi6n entre empatia y teoria de 1amen-

te, 10s bonobos son una especie crucial para el desarrollo de investi-

gaciones futuras, dado que es posib1e que sean 10s simios mas em-

paticos de todos (De Waal, 1997 a). Comparaciones recientes de

ADN muestran que humanos y bonobos compartimos un miero-

sate1ite relacionado con 1a socia1idad que esta ausente en el chim-

pance (Hammock y Young, 2005). Este punto podria no bastar para

decir cua1 de nuestros dos parientes mas pr6ximos, si el bonobo 0 el

chimpance, se parece mas a nuestro ancestro comtin, pero sin 1ugar

a dudas nos ob1iga a prestar atenci6n a 10s bonobos como modelos

del comportamiento social humano.

I 2,~n-aci6n registrada en el mismoe.:::O:J.ces,el zoo habia tornado la sa-

~ c:Q::.agua,puesto que los simios noU":.g-&dopermanentemente hacia el~:~.;m siempre que les apeteda. Siia:- .-":<1 el interior del foso, un macho

m:oerr.c maba hacia arriba de la cade-::C;;X"l con la boca muy abierta y unf ~a palmadas contra la pared del~:;;:ce 1.•.risa humana: Kalind se es-::;C;'0::'es. la tinica adulta, Loretta, se

1IIc~?;;Ia rescatar a su compafiero de-a.::,.:,Ci fusra que Vernon hubiera sali-

nan la rama de perspectiva a 1a

ic,:meme. Kakowet pareci6 darse

t c:'j.rnrras 105j6venes bonobos se-

b. alle'} cuando esto no Ie afecta-

I::;4D conocer 1a uti1idad de 1a ca-

:;: :::J: d rondo del foso yactuaron

broma y la otra ayudando ala par-

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Apendice C

LOS DERECHOSDE LOS ANIMALES

Supongamos que, tras escapar por los peIos de las garras de un leo-pardo, una gacela decide llamar a su abogado para quejarse de que suderecho a pastar donde ella qui era ha sido violado una vez mas. ~De-beria denunciar alleopardo, 0 pensara acaso su abogado que tambienlos predadores tienen derechos?

Absurdo, ~verdad? Ciertamente, estoy a favor de los esfuerzosque se realizan para frenar los abusos contra los animales, pero al-bergo serias dudas sobre el metodo elegido, que ha desembocado enque en las facultades de derecho de Estados Unidos se esten ofre-ciendo cursos de «derecho animal». No estan hablando de la ley dela jungla, sino de aplicar los principios de la justicia a los animales.Para personas como Steven M. Wise, el abogado encargado de la do-cencia de este curso en Harvard, los animales no son una simple pro-piedad, sino seres merecedores de derechos tan firmes e incontesta-bles como los derechos constitucionales de las personas. Algunosdefensores de los derechos de los animales han llegado a reclamarque los chimpances merecen disfrutar de libertad y de su integridadcorporal.

Este punto de vista ha ido ganando adeptos. Por ejemplo, el Tri-bunal de Apelaciones del Distrito de Columbia confirmo el dere-

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cho de un visitante humano al zoo de la ciudad a entablar un pleitopara canseguir que 10s chimpances tuvieran campania. En la ulti-ma decada, 10sparlamentos de varios Estados han elevado la cruel-dad contra 10s animales a la categoria de delito grave, en lugar deconsiderarlos como faltas.

El debate sobre 10s derechos de 10s animales no es nuevo. Re-cuerdo todavia algunas de las discusiones de tinte surrealista quemantenian 10s cientificos en la decada de 1970, en las que se des-preciaba el sufrimiento animal como una cuestian sentimentaloide.Junto a firmes avisos para evitar caer en el antropomorfismo, era en-tonces dominante el punto de vista que sostenia que 10s animalesno eran sino meros robots, desprovistos de sentimientos, ideas 0emociones. Los cientificos sostenian, con la cara muy seria, que 10sanimales no pueden sufrir, 0 al menos no como 10hacemos 10shu-manos. Cuando un pez sale del agua con un enorme anzuelo meti-do en la boca y se agita violentamente en tierra firme, ~camo pode-mos saber 10que siente? ~No estaremos acaso proyectando?

Esta idea cambia en la decada de 1980 con la aplicacian de lasteorias cognitivas al comportamiento animal. Actualmente, emple-amos terminos como «planificacian» y «conciencia» al referirnos a 10sanimales. Se cree que comprenden el efecto de sus actos, que soncapaces de comunicar emociones y de tomar decisiones. Se creeincluso que algunos animales, como 10s chimpances, poseen unapolitica y cultura rudimentarias.

En mi experiencia, 10schimpances intentan conseguir el podertan incansablemente como ciertas personas en Washington, y estanal tanto de 10sservicios dados y recibidos en un mercado caracteri-zado por 10sintercambios. Sus sentimientos pueden oscilar entre lagratitud por el apoyo politico a la ira si uno de ellos viola una nor-ma social. Todo ello va mucho mas alIa del mero temor, dolor 0 en-

fado: la vida emocional de esros ••nuestra de 10que pensabamos.

Esta nueva forma de ver lasatitud hacia los chimpances y. p«J

pero de ahi a decir que la unica fitrato decente es dandoles derecpongo que esto es muy amencarde un contrato social que no Uef!

res. Esta es la razan por la que dfensores de los derechos de los aJ

de la esclavitud es, ademas de it10sesclavos pueden y deben COD

recho de la sociedad; los anima.kDe hecho, la concesian de di

entero de nuestra buena volumadisfrutaran unicamente de aqucNunca oiremos hablar del demtros hogares, del derecho de los C

rros que decidan que ruta habra10sderechos que se conceden deficados de tales.

~Que ocurriria si en lugar dsimplemente el sentido de la oblos ninos a respetar un arbol hacmos utilizar los nuevos conocirrlos animales para insuflar una etderacian algo mas que nuesuos

Aun cuando muchos animalcias afectivas yaltruistas, es raro,especies. EI trato que un leopan

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1[1,,: C:cla ciudad a entablar un p1eito1&..:~5 :m-ieran compafiia. En 1a ulti-".2"":',)5 Estados han elevado 1acruel-:c~y:-iade delito grave, en 1ugar de

fado: 1avida emociona1 de estos anima1es es mucho mas cercana a 1anuestra de 10que pensabamos.

Esta nueva forma de ver 1ascosas podria transformar nuestra ac-titud hacia 10s chimpances y, por extension, hacia otros anima1es,pero de ahi a decir que 1aunica forma de garantizar que se 1esde untrato decente es dando1es derechos y abogados va un trecho. Su-pongo que esto es muy americano, pero 10sderechos forman partede un contrato social que no tiene sentido sin 1aexistencia de debe-res. Esta es 1arazon por 1aque el indignante para1elismo que 10sde-fensores de 10sderechos de 10sanima1es estab1ecen con 1aabo1icionde 1aesclavitud es, ademas de insultante, mora1meme imperfecto:10sesclavos pueden y deben convertirse en miembros de p1eno de-recho de 1asociedad; 10sanima1es, no.

De hecho, 1aconcesion de derechos a 10sanima1es depende poremero de nuestra buena vo1umad. Consecuememente, 10sanima1esdisfrutaran unicamente de aqueUos derechos que 1esconcedamos.Nunca oiremos hab1ar del derecho de 10s roedores a ocupar nues-tros hogares, del derecho de 10sestorninos a atacar cerezos, 0 de pe-rros que decidan que ruta habra de seguir su duefio. En mi opinion,16s derechos que se conceden de forma selectiva no pueden ser ca1i-ficados de tales.

~Que ocurriria si en 1ugar de hab1ar de derechos invocasemossimp1emente el sentido de 1aob1igacion? AI igua1 que ensefiamos a10snifios a respetar un arbo1 haciendo referencia a su edad, deberia-mos utilizar 10snuevos conocimiemos relativos a 1avida mental de10sanima1es para insuflar una etica humanitaria que tome en consi-deracion a1gomas que nuestros propios intereses.

Aun cuando muchos anima1es socia1eshan desarroUado tenden-cias afectivas y altruistas, es raro que dirijan dichas tendencias a otrasespecies. E1trato que un 1eopardo da a una gacela es un ejemp10 tl-

5 '.:;: :05 anima1es no es nuevo. Re-li.."..:-~ionesde time surrea1ista queC::-,:.=.ia de 1970, en 1asque se des-0=,) ~na cuestion semimenta10ide.~.::=-c" el antropomorfismo, era en-iiti:.=. q'-lesostenia que 10s anima1es11::-=-,-:5ro$ de semimiemos, ideas 0I!!..:..""-"":. Lon 1acara muy seria, que 10s11';::-:05 no como 10hacemos 10shu-tS"~.:on un enorme anzuelo meti-11!';::-::C en tierra firme, ~como pode-1:;:=05 acaso proyectando?li .:.c ::980 con 1aap1icacion de 1asic:::::C:!2.Ilimal.Actua1mente, emp1e-1:Ic" .•.. Lonciencia»al referirnos a 10sk::: cl decto de sus actos, que son~ -.' Lie tomar decisiones. Se creel:'=0 Ios chimpances, poseen una

~.::;:-s :meman conseguir el poderts- ;c:-s-onasen Washington, yesran~_-:6:iosen un mercado caracteri-!:.:::::-..:cmospueden osci1ar emre 1aa_=--"- 5: uno de eUosviola una nor-~ "':":2 del mero temor, dolor 0 en-

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pico. Somos la primera especie en aplicar estas tendencias que evo-lucionaran dentro del grupo a un circulo mas amplio de humanos,y podemos hacer 10mismo con otras animales: el trato humanitario, yno los derechos, se convertirian entonces en la pieza central de nues-tra actitud hacia los mismos.

La discusion precedente (modificada a partir de una columna deopinion aparecida en el New York Times el20 de agosto de 1999 conel titulo «Nosotras el Pueblo [y otras Animales] ...») pone en tela dejuicio la postura de quienes invocan «derechos» para los animales,pero no explica mi posicion respecto alas practicas de investigacionmedica agresivas.

Es una cuestion compleja, porque creo que nuestra primera obli-gaeion moral es para con los miembros de nuestra prapia especie.No conozco a ningun defensor de 10s derechos de los animales quenecesite atencion medica urgente y que la rechace. Esto es as! auncuando todos los tratamientos de la medicina moderna se derivan deinvestigaciones con animales: cualquier persona que entra en un hos-pital hace uso de la investigacion en animales. Parece, pues, existir unconsenso, aun entre quienes pratestan contra las pruebas con ani-males, que la salud y el bienestar humanos preceden a casi todo 10de-mas. La pregunta, entonces, es: Nue es 10que estamos dispuesros asacrificar? ~Que tipo de animales estamos dispuestos a someter a es-tudios medicos agresivos, y cuales son los limites de tales procedi-mientos? Para la mayoria de la gente, esta es una cuestion de grado,no de absolutos. La utilizacion de ratones para desarrollar nuevasmedicinas contra el cancer no se pone al mismo nivel que disparar

contra cerdos para prabar el imprueba no esta al mismo nivel quenfermedad mortal. En un COIllJl

se enfrentan al dolor causado,aetica de la investigacion con an.iJtimientos respecro al tipo de proque se trate y los beneficios para

Sin entrar en las razones 0 inaa algunos animales por encllna <Ii:encima de otras, personalmeme sorecen un estatus especial. Son filii

nen vidas socialesy emoeionales IJ

de una inteligencia similar. Este el

tropomorfico como el que mas,.pchas de las personas que trabaiante en modelos medicos ideales y f

Si bien son muchas las persolcion moral basada en la logica,empiricos (como por ejemplo la ••los simios de reconocerse freme aral razonada que sea completamimorales tienen una base emocionhacia criaturas que fisica y psicOlos simios nos hacen sentir mas (que en el caso de otras animalespel importante ala hora de adOJperimentos en animales.

A 10largo de los alios, he ,-titido transformando: del enfasis (hemos pasado a enfatizar su esI2l

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n .a.plicar estas tendencias que evo-1l.:J.!"culomas amplio de humanos,n::15 animales: el trato humanitario, yn::,JiD;ces en la pieza central de nues-

ic<,da a partir de una columna de1 ;-.,z' el20 de agosto de 1999 con

tros Animales] ...») pone en tela deC2l: •clerechos» para los animales,C::,J a 125 practicas de investigacion

If;..:e .:roo que nuestra primera obli-r::::-ros de nuestra prapia especie.~ ":1'5 derechos de los animales que~-.-q:re la rechace. Esto es asi aunt:e. :::c,edicinamoderna se derivan deqr.:..ce::- persona que entra en un hos-m L~:male:s.Parece, pues, existir unleS::d.Z1COmralas pruebas con ani-~-:os preceden a casi todo 10de-~e.::s 10 que estamos dispuestos aS""--L-::J.os dispuestos a someter a es-, :i-I:::: Ios limites de tales pracedi-I[=-_ .::sea es una cuestion de grado,e :-d.:one:spara desarrallar nuevas)CD': J1 mismo nivel que disparar

contra cerdos para prabar el impacto de las balas, y esta segundaprueba no esta al mismo nivel que inocular a un chimpance con unaenfermedad mortal. En un complejo dlculo en el que las gananciasse enfrentan al dolor causado, adoptamos decisiones relativas a laetica de la investigacion con animales basandonos en nuestras sen-timientos respecto al tipo de procedimiento, la especie animal de laque se trate y los beneficios para los humanos.

Sin entrar en las razones 0 incongruencias de por que favorecemosa algunos animales por encima de otras y ciertos pracedimientos porencima de otras, personalmente soyde la opinion de que los simios me-recen un estatus especial. Son nuestras parientes mas proximos y tie-nen vidas socialesy emocionales muy parecidas alas nuestras, ademasde una inteligencia similar. Este es, evidentemente, un argumento an-trapomorfico como el que mas, pera es una idea que comparten mu-chas de las personas que trabajan con simios. Su cercania les convier-te en modelos medicos ideales y eticamente prablematicos.

Si bien son muchas las personas que prefieren adoptar una posi-cion moral basada en la logica, esto es, en hechos exclusivamenteempiricos (como por ejemplo la a menudo mencionada capacidad delos simios de reconocerse frente al espejo), no existe una postura mo-ral razonada que sea completamente salida. Creo que las decisionesmorales tienen una base emocional, y dado que es facil sentir empatiahacia criaturas que fisica y psicologicamente se parecen a nosotros,10ssimios nos hacen sentir mas cu1pab1esa 1ahora de hacerles danoque en el caso de otras anima1es. Estos sentimientos juegan un pa-pel importante a 1ahora de adoptar una decision etica sobre 10sex-perimentos en anima1es.

A 10largo de 10sanos, he visto como 1aactitud dominante se haido transformando: del enfasis en 1autili dad medica de 10ssimioshemos pasado a enfatizar su estatus etica. Hemos llegado a un pun-

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to en el que los simios son modelos medicos a los que recurrimos enultima instancia. Actualmente, no esta permitido que un estudiomedico que pueda ser llevado a cabo con monos, como por ejemplomandriles 0 macacos, se lleve a cabo con chimpances. Dado que elnumero de cuestiones cientificas relativas a los simios esta en retro-ceso, tenemos un «exceso» de chimpances. La comunidad medicaya nosesta diciendo que contamos con mas chimpances de los ne-

. ...cesanos para sus InveStigaCIOnes.Creo que este es un avance positivo, y estoy a favor de que la si-

tuaci6n siga progresando hasta que sea po sible prescindir por com-pleto de los chimpances. Aun no hemos alcanzado este punto, perola creciente reticencia a utilizar chimpances ha llevado a los diferen-tes institutos nacionales de la salud a adoptar el hist6rico paso de so-licitar publicamente la jubilaci6n de estos animales. La instalaci6n masimportante es elllamado Chimp Haven (El Refugio de los Chim-pances; http://www.chimphaven.org). que en 2005 inaugur6 unagran instalaci6n al aire libre donde jubilar a los chimpances retiradosde los protocolos de investigaci6n medica.

Mientras tanto, seguiremos utilizando chimpances en estudios noagresivos, tales como investigaciones sobre el envejecimiento, la ge-netica, la imagen del cerebro, el comportamiento social 0 la inteli-gencia. Se trata de estudios que no exigen infligir danos al animal. Ladefinici6n que empleo para decidir si una investigaci6n es no agre-siva es que se trate «del tipo de investigaci6n que no nos importariarealizar en voluntarios humanos». Esto implicaria no realizar prue-bas con productos quimicos, ni transmitirles ninguna enfermedad queno tengan, no realizaroperaciones quirurgicas que impliquen una mer-ma de sus capacidades, y asi sucesivamente.

Estas investigaciones nos ayudaran a seguir aprendiendo cosassobre nuestros parientes mas pr6ximos de una forma relajada e induso

agradable. Anado este Ultimo plos que trabajo les gustan sobrmdenador: la manera mas ficiI delaciones es mostrandoles un C3I1I

apresuran a entrar para pasar UJlI

de juegos y nosotros, como unaIdealmente, todas las in\~esri

deberian ser mutuameme bend

Page 110: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

kJlj medicos a los que recurrimos en

COI esta permitido que un estudio2...:...0, con monos, como por ejemplo

:::L.~'con chimpances. Dado que el

~r-elanyas a los simios esta en retro-

lL.:;;-Jpdllces.La comunidad medica

ilI('''S ':011 mas chimpances de los ne-

agradable. Anado este ultimo punto porque a los chimpances con

los que trabajo les gustan sobremanera las pruebas realizadas con or-

denador: la manera mas faci! dehacer que entren en nuestras insta-

laciones es mostrandoles un carrito con un ordenador. Entonces, se

apresuran a entrar para pasar una hora que ellos ven como una hora

de juegos y nosotros, como una hora de pruebas cognitivas.

Idealmente, todas las investigaciones que realicemos con simios

deberfan ser mutuamente beneficiosas y agradables.

o-,;:c..:."o.~-estoy a favor de que la si-

~~ x-a posible prescindir por com-

I t:ecno5 alcanzado este punto, pero

1L:=~ances ha llevado a los diferen-

IC ~ adoptar el hist6rico paso de so-k:;;::,,-zosanimales. La instalaci6n mas

) Hayel1 \EI Refugio de los Chim-

Le::-g: . que en 2005 inaugur6 una

r-:.:.biJar a 10s chimpances retirados

jj.."..;:'1ctochimpances en estudios no

lC'=S 50bre el envejecimiento, la ge-

w::::l!"Ortamiento social 0 la inteli-

J:"'TJ:en intligir danos al animal. La

:l.::- 5: una investigaci6n es no agre-

",;;::.jgacion que no nos importaria

'. :: ;;::0 implicarfa no realizar prue-

ns:::imles ninguna enfermedad que

,..:.:...-:..:..rgicasque impliquen una mer-

6..:-m a seguir aprendiendo cosas

m05 de una forma relajada e induso

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SEGUNDA PARTEComentarios

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LOS USOS DELANTROPOMORFISMO

Los cuidadosa y ricamente documentados ejemplos del comporta-mien to social de los primates no humanos que nos ofrece Frans deWaal han contribuido considerablemente a ampliar nuestra com-prension del comportamiento social tanto en los primates como enlos humanos. Una de los aspectos que hace que sus escritos resultenintelectualmente tan estimulantes es su disposicion a emplear unlenguaje provocativamente antropomorfico a la hora de analizar elcomportamiento y la mentalidad de los chimpances y otros prima-tes no humanos. No sorprende, pues, que haya sido objeto de algu-nas criticas debido a este antropomorfismo. Creo que estas criticashan estado, casi siempre, erradas. Sin embargo, aunque estoy con-vencido del valor de este lenguaje antropomorfico que De Waal uti-liza, creo que en ocasiones no es 10 suficientemente critico con eltipo de lenguaje antropomorfico que emplea.

Me gustaria en primer lugar explicar mas en profundidad estacuestion para despues explicar por que esta critica puede ayudarnosa expandir nuestra vision de la moralidad humana. Mas concreta-mente, clarificar la cuestion de que tipo de lenguaje antropomorfi-co resulta apropiado emplear en el caso de nuestros parientes masproximos, los chimpances, arroja luz sobre la distincion que De Waal

Page 115: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

hace entre una teoria «naturalista» de la moralidad y la teoria «de la

capa» aplicada a la moralidad humana, es decir, entre la idea de que

la moralidad tiene una base firme en los genes y la idea de que 10que llamamos «moralidad» no es sino un mero «recubrimiento cul-

tural» que a menudo toma la forma de una impostura moral que en-

mascara una naturaleza humana amoral, cuando no directamente

inmoral. Creo que De Waal malinterpreta la perspectiva de aque-

llos a los que califica de «teoricos de la cap a» (yo mismo, por ejem-

plo) yen consecuencia pasa por alto un importante y edificante as-

pecto con el que la psicologia evolucionista puede contribuir al debate

sobre la moralidad, a saber: la psicologia evolucionista apunta a la po-

sibilidad de una tercera teoria sobre la moralidad humana que (adap-

tan do la terminologia de De Waal) podriamos llamar la «teoria na-

turalista de la capa». Podremos comprender mejor esta tercera

alternativa una vez que hayamos ponderado la cuestion de que tipo

de lenguaje antropomorfico es apropiado emplear en el caso de los

chimpances, cuestion que procedo a examinar.

Es practicamente imposible leer la gran obra de De Waal titulada

La pol/tica de los chimpances sin que a uno Ie sorprendan sobremanera

los paralelismos existentes entre el comportamiento de chimpances

y humanos. Por ejemplo: en ambas especies el estatus sociallleva

implicitas recompensas tangibles, los individuos de ambas especies

buscan ese estatus y en ambas especies los individuos formas alianzas

sociales que les ayuden a conseguirlo. Dada la relacion de proximi-

dad evolutiva que une a sereshumanos y chimpances, es ciertamente

plausible pensar que estos paralelismos externos del comportamiento

tengan sus equivalentes inteDI

aspectos compartido's encre eliJ

que gobiernan el comporramic:

rrespondiente. Las expresiones

acompafian ciertos compo:rt2lll

te refuerzan esta conjetura.

Pero ~cual es la naturalaa

~Que experiencias subjerivas atimos con los chimpances? Aqla tendencia interpretariva de I

Existen dos gran des catego

primer lugar, ellenguaje emoc

pances sienten compasion, que

inseguros, ete. En segundo 1••yo, que atribuye un conocimiel

animales: podemos entonees dlanticipan a algo, planifican. d

No esra del todo claro a pad

con los que contamos que ripriamos emplear. Con basramr

en primates no human os, podD

concreto bien como el produa

elaboracion de una estrat~ IIfundamentalmente emocio.ooal

Consideremos el «altru.i.so:.Ml

manos como de los chimpana:

portamiento parece altruismo

tablecen relaciones con onus iIde que una de las partes ofrecr

la comida) u ofrece una sene d

Page 116: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

d.: La moralidad y la teoria «de la1I"..2. es decir, entre la idea de quee::J:105 genes y la idea de que 10

[to.o' un mero «recubrimiento cul-d.: una impostura moral que en-m,orral. cuando no directamentel:.::rprerala perspectiva de aque-If 2. capa>,(yo mismo, pOI"ejem-0:..:...'1 importante y edificante as-Iv,:-:qa puede contribuir al debate~ cyolucionista apuma a la po-b. ;:noralidad humana que (adap-P'L.,.Qriamosllamar la «teoria na-

:o:nprender mejor esta terceraIQ,,jeradola cuesti6n de que tipo:JIf'iado emplear en el caso de los:a. .::La1nrnar.

.F.ill obra de De Waal tituladal:.:.nO le sorprendan sobremanera;c'mportarniento de chimpances5 .::speciesel estatus sociailleva~ :.ndniduos de ambas especiesies:-"ClS mdividuos formas alianzash Dada la relaci6n de proximi-I(JI'5 :'~ chimpances, es ciertamemelO5.::ITeITlOSdel comportamiento

tengan sus equivalemes imernos; esto es, que existen una serie deaspectos compartidos entre especies en los mecanismos bio16gicosque gobiernan el comportamiemo y en la experiencia subjetiva co-rrespondiente. Las expresiones faciales, movimientos y posturas queacompaiian ciertos comportamientos en los chimpances ciertamen-te refuerzan esta conjetura.

Pero ~cual es la naturaleza exacta de estos aspectos comunes?~Que experiencias subjetivas concretamente, pOI"ejemplo, compar-timos con los chimpances? Aqui es donde no estoy de acuerdo conla tendencia interpretativa de De Waal.

Existen dos grandes categorias de lenguaje antropom6rfico. Enprimer lugar, ellenguaje emocional: podemos decir que los chim-pances sienten compasi6n, que sienten ira, que se siemen ofendidos,inseguros, ete. En segundo lugar, encontramos ellenguaje cogniti-vo, que atribuye un conocimiento y/o razonamiento conscierite a losanimales: podemos entonces decir que los chimpances recuerdan, seanticipan a algo, planifican, elaboran estrategias, etcetera.

No esta del todo claro a partir de los indicios del comportamientocon los que comamos que tipo de lenguaje amropom6rfico debe-riamos emplear. Con bastame frecuencia, tanto en humanos comoen primates no humanos, podriamos explicar un comportamiemo enconcreto bien como el producto de una reflexi6n consciente y de laelaboraci6n de una estrategia, bien como el producto de una reacci6nfundamemalmeme emocional.

Consideremos el «altruismo redproco». En el caso tanto de los hu-manos como de los chimpances, vemos algo que en el nivel del com-portamiento parece altruismo redproco. Esto es: los individuos es-tablecen relaciones con otros individuos caracterizadas pOI"el hechode que una de las partes ofrece determinados bienes a la otra (comola comida) u ofrece una serie de servicios como una forma de apoyo

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social; la accion de dar resulta en cierto modo simetrica con el trans-curso del tiempo: tu me rascas la espalda y yo rasco la tuya.

En el caso de los humanos, sabemos -mediante la introspec-cion- que estas relaciones de apoyo mutuo pueden gobernarse endos niveles distintos: el cognitivo 0 el emocional. (En la vida real seproduce normalmente una mezcla de facto res cognitivos yemocio-nales, si bien con frecuencia uno de ellos es predominante; en cual-quier caso, tomare en consideracion ejemplos «puros» de cada unode ellos para explicar con claridad el experimento que sigue.)

Consideremos el caso de dos academicos que trabajan en el mis-mo campo pero que nunca se han conocido. Supongamos que ustedes uno de esos academicos. Usted se encuentra escribiendo un trabajode investigacion que Ie ofrece la oportunidad de citar al otro acade-mico. La cita no es esencial: el ensayo no se resentirfa si no apare-ciera. Pero usted piensa: «Bueno, quiza si cito a esta persona, ella mecite mas adelante, y esto podrfa llevar a establecer un patron de citasmutuas que resultarfa beneficioso para ambos». Asf que usted cita aesa otra persona, y da asf comienzo a la relacion estable de citacionmutua que usted anticipaba: estarfamos ante una. forma de «altruis-mo reefproco».

Imaginemos ahora una vfa alternativa con el mismo resultado.Mientras trabaja en la elaboracion de su ensayo, usted conoce a unacademico en una conferencia. Inmediatamente se caen bien, y co-mienzan a discutir sus intereses intelectuales y opiniones. Mas ade-lame, mientras termina su trabajo, usted decide citar el trabajo de eseacademico simplemente por amistad: decide citarlo porque Ie ape-tece. Mas adelante, elle cita a usted, y comienza entonces el mismopatron de citas mutuas, de «altruismo reefproco».

En el primer caso, la relacion parece ser el resultado de una es-trategia calculada. En el segundo, parece ser mas un caso de simple

amistad. Pero para un obse:nal

te observa la tendencia de ~mente), resulta diffcll ~ffcil decir si el patron de c::iaI

estrategico 0 por la amistad. pipuede en principio conducirJIIIesta.ble en la que ambos se ciKI

Supongamos ahora que aI.cion adicional: estos dos aadItuamente, sino que tienden alos temas mas conflictivos de.de mucha ayuda, porque sesatrategico y el sentimiemo de_no solo que se citen encre si,.1

de vista intelectual. Despues ellte a otra persona para la cia R

una persona que compana SU51

defensa de la posicion de uno cb) si en lugar de esto se openamistad, sigue siendo bastame Icon un aliado intelectual' pue:l

que contribuyen a la existenci:lten cia de un acuerdo en teDl35

Que el gobierno de las ellamistad») pueda llevar al mismestrategico no es ninguna coil

cionista, la seleccion natural .•servir a los intereses estrategicmana (0, para ser mas exaet05,genes individuales en el emOll

Page 118: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

no modo simetrica con el trans-~da ~'yo rasco la tuya.lIf'TIlOS -mediante la introspec-~ mUlliO pueden gobernarse end emocional. (En la vida real setk r2.aores cognitivos yemocio-~e1105 es predominante; en cual-n eiemplos «puros» de cada unoi experimento que sigue.).a;imicos que trabajan en el mis-[)[;o...ido.Supongamos que ustedm.ruemra escribiendo un trabajotK'ru.nidadde citar al otro acade-r:-~1iJno se resentiria si no apare-w si ciro a esta persona, ella meU.3. cstablecer un patron de citasgra ambos». ASI que usted cita a'4. ta relacion estable de citacionmos ante una: forma de «altruis-

fr..zr:iya con el mismo resultado.lie ill ensayo, usted conoce a un.eciaramente se caen bien, y co-h-rua.les y opiniones. Mas ade-ROO decide citar el trabajo de eseIi: decide citarlo porque Ie ape-• 'o~ .:omienza entonces el mismo00 reciproco».ara::.e ser el resultado de una es-1L'""eCC ser mas un caso de simple

amistad. Pero para un observador exterior (alguien que simplemen-te observa la tendencia de estos dos academicos a citarse mutua-mente), resulta diHcil distinguir 10sdos tipos de motivacion. Es di-flcil decir si el patron de citas mutuas esta guiado por un dlculoestrategico 0 por la amistad, porque cualquiera de las dos dinamicaspuede en principio conducir al resultado ya observado: una relacionestable en la que ambos se citen mutuamente.

Supongamos ahora que al observador se Ie ofrece cierta informa-cion adicional: estos dos academicos no solo tienden a citarse mu-tuamente, sino que tienden tambien a ser de la misma opinion en10stemas mas conflictivos de su campo. Con todo, esto no resultariade mucha ayuda, porque se sabe que ambas dinamicas (el dlculo es-trategico y el sentimiento de amistad) conducen a este resultado final:no solo que se citen entre sl, sino que sean aliados desde un puntode vista intelectual. Despues de todo, a) si uno elige conscientemen-te a otra persona para la cita redproca, 10mas 10gico es que escoja auna persona que comparta sus intereses estrategicos, esencialmente ladefensa de la posicion de uno en 10sprincipales tema intelectuales; yb) si en lugar de esto se opera sobre la base de 10ssentimientos deamistad, sigue siendo bastante probable que acabe uno emparejandosecon un aliado intelectual, puesto que uno de 10sprincipales facto resque contribuyen ala existencia de sentimientos d_eamistad es la exis-ten cia de un acuerdo en temas conflictivos.

Que el gobierno de las emociones (0 de 10s «sentimientos deamistad») pueda llevar al mismo punto que el gobierno de un dlculoestrategico no es ninguna coincidencia. Segun la psicolog1a evolu-cionista, la seleccion natural «disefio» las emociones humanas paraservir a 10s intereses estrategicos de 10sindividuos de la especie hu-mana (0, para ser mas exactos, para aumentar la proliferacion de 10sgenes individuales en el entorno evolutivo, si bien para el caso de la

Page 119: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

discusion que nos ocupa podemos asumir que 10s intereses del in-dividuo y 10s de 10s genes del individuo coinciden, como a menudoocurre). En el caso de 10s sentimientos de amistad, estamos «dise-fiados» para sentir una mayor proximidad hacia individuos que.com-parten nuestras opiniones en temas conflictivos porque a 10largo de1aevo1ucion estos son individuos con 10s que ha resu1tado benefi-cioso estab1ecer a1ianzas.

Esta es 1arazon generica por 1aque a menudo resulta dificil paraun observador decir si un comportamiento humano determinado seguia por un dlcu10 estrategico 0 por 1asemociones: porque muchasemociones son sustitutas del cdlculo estratigico. (En cuanto a1hecho depor que 1aseleccion natural creo estos sustitutos para el dlcu10 es-trategico, podemos suponer que estas emociones evo1ucionaron bienantes de que nuestros ancestros pudiesen elaborar dlcu10s estrategi-cos conscientes correctamente, 0 en casos en 10s que aun siendo cons-cientes de 1a estrategia que perseguian tal conciencia 1esresultasepoco ventajosa.)

Despues de presentar este experimento, podemos ahora retomar 1acuestion del1enguaje antropomorfico, en concreto 1apregunta decwindo debe utilizarse el antropomorfismo «emocional» y cuando elantropomorfismo «cognitivo». AI analizar 1adinamica de 10s chim-pances y tratar de decidir si 10s chimpances elaboran dlcu10s cons-cientes 0 si sencillamente se guian por emociones, nos enfrentamosala misma dificultad que nos encontramos en el ejemp10 de 10s dosacademicos: dado que 1asemociones en cuestion fueron «disefiadas»por seleccion natural para tener como resu1tado un comportamien-

to estrategicamente efect:rnJ,..1asemociones y aquellos a::JIDKl

cer identicos a ojos de un oIJ.IPor ejemp10, si sep~

de poder en 1aque viven m-coa1icion que mantiene al ••no participan de 10s reCUfSOl;Icompafieros coa1igados-.CIIque rete el dominio del m.ac:I.

hasta que punto 1a fOITDxaducto de un dlcu10 esuarepserie de «sentimientos ami,..via seleccion natural como !II

consciente. En consecuencia,.,tropomorfico «cognitivo •. (<lil

tian un interes estrategico y41enguaje antropomorfico ~bir 1a gravedad de su de:s:n.mientos de amistad y de obIiJJb1ecer una a1ianza»).

En casos tan ambiguosCDuso de un 1enguaje amropo"cional. Un ejemp10 extraido ell:de Yeroen, un macho alfa. y Lque en el pasado habia acepadpronto reto 1aposicion domiDe Waa1 observa que, dUI'3DIIroen empezo a conso1idar SII

forma notable el tiempo que Iteractuando con ellas. De oahi.

Page 120: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

ISl.lIDir que los intereses del in-

luu coinciden, como a menudoIlCiS de amistad, estamos «dise-idad hacia individuos que.com-Drnlictivos porque a 10 largo deIII 105 que ha resultado benefi-

to estrategicamente efectivo, los comportamientos impulsados porlas emociones y aquellos conscientemente calculados podrian pare-cer identicos a ojos de un observador externo.

Por ejemplo, si separamos ados chimpances de la estructurade poder en la que viven inmersos --esto es, si no son parte de lacoalici6n que mantiene al macho alfa en el poder y por 10 tantono participan de los recursos que dicho macho comparte con suscompafieros coaligados-, entonces podrian formar una alianzaque rete el dominio del macho alfa. Pero resulta dificil determinarhasta que punto la formaci6n inicial de esta alianza seria el pro-ducto de un calculo estrategico consciente 0 simplemente de unaserie de «sentimientos amistosos» que hubieran sido «disefiados»via selecci6n natural como sustitutos de este calculo estrategicoconsciente. En consecuencia, es dificil elegir entre un lenguaje an-tropom6rfico «cognitivo» (<<Loschimpances vieron que compar-tian un interes estrategico y decidieron formar una alianza») y unlenguaje antropom6rfico «emocionah (<<Loschimpances, al perci-bir la gravedad de su destino compartido, desarrollaron senti-mientos de amistad y de obligaci6n mutua que les llevaron a esta-blecer una alianza»).

En casos tan ambiguos como este, De Waal parece favorecer eluso de un lenguaje antropom6rfico cognitivo por encima del emo-cional. Un ejemplo extraido de La polftica de los chimpancr!s es el casode Yeroen, un macho alfa, y Luit, un chimpance de estatus inferior,que en el pasado habia aceptado dicho estatus subordinado pero quepronto ret6 la posici6n dominante de Yeroen al iniciar una pelea.De Waal observa que, durante el periodo que condujo al reto, Ye-roen empez6 a consolidar sus vinculos sociales, aumentando deforma notable el tiempo que pasaba acicalando alas hembras e in-teractuando con ellas. De ahi, De Waal infiere que Yeroen «ya sen-

lie a menudo resulta dificil paraDenW hurnano determinado ser Us emociones: porque muchas.-.;-~ .•.-o. (En cuanto al hecho de'l6 susurutos para el calculo es-,emociones evolucionaron bien~~ daborar cllculos estrategi-11505 en los que aun siendo cons-ioi.r:c u1 conciencia les resultase

1[0. podemos ahora retomar laD. en concreto la pregunta deb;;;;:no -emocional» y cuando elaili:z.u- la dinamica de los chim-~>c.es elaboran calculos cons-e- ern:ociones, nos enfrentamosr.i.lDOS en el ejemplo de los dos::n.:uesci6n fueron «disefiadas»it r:::sulradoun comportamien-

Page 121: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

tia que la actitud de Luit estaba cambiando, y sabia que su posicion

peligraba».l

Se sup one que en cierto senti do Yeroen cambio su actitud, y que

este cambio podria explicar su repentino interes en las hembras

que jugaban un papel politicamente clave. Pero ~debemos asumir,

como hace De Waal, que Yeroen «conoda» (es decir, que anticipaba

conscientemente) el reto que se avecinaba y que en consecuencia

tomo una serie de medidas para atajarlo? ~No es posible, quiza, que

la creciente atlrmacion de Luit hubiese inspirado un ataque de in-

seguridad que hiciera que Yeroen se acercara aun mas a sus amigos?

Ciertamente, es en teoria posible que los genes que tienden a

dar respuestas inconscientemente racionales ante las amenazas flo-

rezcan mediante la seleccion natural. Cuando tras avistar un ani-

mal que les inspira miedo, un bebe humano 0 una cria de chim-

pance buscan refugio en su madre, la respuesta es logica, pero

podemos suponer que la cria no es consciente de dicha logica. 0, por

tomar un ejemplo con una mayor analogia con el caso de Yeroen y

Luit: si un ser humano es tratado de forma aparentemente irrespe-

tuosa por algunos de sus conocidos, podria verse embargado por

un sentimiento de inseguridad y en consecuencia, al encontrarse a

un familiar 0 un amigo, intentar acercarse mas de 10 normal a esa per-

sona para, tras recibir una respuesta positiva, sentirse mas cercano

de 10 habitual a ese familiar 0 amigo. Aqui, la «inseguridad» es una

emocion sustituta del dlculo estrategico; nos anima a reforzar los

vinculos con nuestros aliados tras haber tenido que enfrentarnos a

un episodio de antagonismo social.

1. De Waal (1982), Chimpanzee Politics, Baltimore, MD, Johns Hopkins

University Press, pag. 98 (trad. cast.: La politica de los chimpancr!s, Madrid, Alian-za,1993).

Tenemos otro ejemplo IDi

que De Waal muestraa fa:\?o£ck

emocional cuando se retlere all

siones racionales y su opofllJJ'.lil

espacio en dicha conducra pIlE

cho, muchos de los giros en b.te de su oportunismo pueden,c

simpatia y antipatia; Luir sieol

cuando sus intereses estraregM:

siente antipatia en los casas e8

tan conflicto 0 indiferencia ha

no canoce Cllan rapidamenre.

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mana profundamente imlllS'pC!

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Por supuesto, dado que bscamente privadas, resulta di&

Waal se equivoca, 0 que 105 CD

tion se guian mas por las eIDOCl

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1. Por razones diversas, es

chimpances el control emociotl

evolutivamente hablando, al !ldel comportamiento (una de IIevolutivamente relativa de !as Ialas emociones, por un lado.

Page 122: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

•Yemen cambia su actitud, y que:remino interes en las hembras1(;;: dave. Pero ~debemos asumir,lJ!:1ocia"(es decir, que anticipabarne'cinabay que en consecuencia~lo: ~::--;oes posible, quiza, queb-::;:s.e inspirado un ataque de in-e K.ercara aun mas a sus amigos?b,:e:que los genes que tienden ar.c'::ooales ante las amenazas flo-r.i. Cuando tras avistar un ani-.e :1urnano 0 una Crla de chim-reo :a respuesta es lagica, peroDc_-..iemede dicha lagica. 0, porar...iogia con el caso de Yeroen yIe i"orma aparentemente irrespe-16. ;r-odria verse embargado porII. ':D::-5ccuencia,al encontrarse aICL':"": mas de 10 normal a esa per-:l ?Osiriva, sentirse mas cercanoD... \~ui.la «inseguridad» es una1i~':O: nos anima a reforzar lostL'Cf [.enido que enfrentarnos a

l:= 3,i:::nore, MD, Johns Hopkins

b:~ ;;.t .. ::: ,-bimpances, Madrid, Alian-

Tenemos otro ejemplo mas general de la aparente preferenciaque De Waal muestra a favor de un antropomorfismo cognitivo y noemocional cuando se refiere al «giro de la politica de Luit, sus deci-siones racionales y su oportunismo», para despues decir que «no hayespacio en dicha conducta para la simpatia 0 la antipatia».2 De he-cho, muchos de los giros en la politica seguida por Luit y gran par-te de su oportunismo pueden explicarse en principio en terminos de

simpatia y antipatia; Luit siente simpatia hacia algunos chimpancescuando sus intereses estrategicos Ie dictan una alianza con ellos, ysiente antipatia en 10s casos en que sus intereses estrategicos Ie dic-tan conflicto 0 indiferencia hacia los mismos. Cualquier ser huma-no conoce cuan rapidamente nuestros sentimientos oscilan entre lasimpatia y la antipatia hacia otros seres humanos; y cualquier ser hu-mano profundamente introspectivo debera admitir que a veces estasoscilaciones tienen algo de conveniencia estrategica.

Por supuesto, dado que las experiericias subjetivas son intrinse-camente privadas, resulta dificil afirmar con toda seguridad que DeWaal se equivoca, 0 que los comportamientos estrategicosen cues-tian se guian mas por las emociones que por la cognician. Pero exis-te una serie de consideraciones interrelacionadas que sugiere queasi es:

1. Por razones diversas, es lagico suponer que en ellinaje de loschimpances el control emocional del comportamiento ha precedido,evolutivamente hablando, al gobierno conscientemente estrategicodel comportamiento (una de las razones para suponer esto es la edadevolutivamente relativa de las partes del cerebro humanos asociadasalas emociones, por un lado, y a la planificacian y la capacidad de

Page 123: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

razonar por otro. Resu1ta tambien notable la posicion de preemi-nencia que estas partes del cerebro ocupan con respecto a su impor-tancia en 10sprimates no humanos: por ejemp10, el papel relevantede 10slobulos frontales en 10shumanos, asociados alas capacidades dep1anificacion y razonamiento).

2. Dado que aun cuando 10sseres humanos son manifiestamentecapaces de elaborar estrategias de forma consciente tienen tambienemociones que 1esaniman a comportarse de forma estrategicamen-te correcta, parece probable que nuestros parientes cercanos 10schim-pances, que exhiben comportamientos ana10gos estrategicamentecorrectos, tengan tambien dichas emociones.

3. Si en efecto 10s chimpances tienen emociones que podriandar 1ugar a comportamientos estrategicamente correctos, uno debepreguntarse por que 1aseleccion natural afiadio una segunda y fun-cionalmente redundante capa que hiciera de guia (la estrategia cons-ciente). Por supuesto, en el caso de 10sseres humanos 1aevo1ucion sf

sustituyo el gobierno emociona1 por un gobierno cognitivo. Perocuando teorizamos sobre por que fue asi, tendemos a citar una seriede razones que no parecen ser ap1icab1esen el caso de 10schimp an-ces (por ejemp10, 10shumanos poseen un 1enguaje complejo y 10uti1izan para discutir planes estrategicos con sus a1iados, 0 para ex-p1icar por que hacen algo, etc.).

Por todas estas razones, cuando nos enfrentamos a1caso de 10sprimates no humanos, yo propondria que nos indinasemos en 1adi-reccion opuesta a 1a de De Waal. En casos en 10sque el gobiernoemociona1 0 el gobierno conscientemente estrategico pudiera enprincipio exp1icar el comportamiento, elegiria el primero como 1aexp1icacion mas tentadora, a falta de mas datos. Es decir, si todos10sdemas factores son igua1es, optaria por un 1enguaje emociona1-

mente antropomorfico y no III

morfico ala hora de hablar delPodriamos dar a esta prop

pomorfico de economia. Una~forma de economia es porque1enguaje (el emocional) rnienmWaal, a pesar de emp1ear de fun1enguaje antropomorfico (el CO!

ambos. Despues de todo, ran=-:chimpances poseen 1a capacid:conscientes, tal como De WaaI 'sustitutos para el dlculo estraI:f!!to que, despues de todo, esre esmates de 1asque sabemos que Iiplias estrategias conscientes (I

intimamente relacionada con If:es el caso (es decir, que un paDra la habilidad necesaria para dtes, tendria tambien una senecion ados para 1a elaboraci6natribucion de 1acapacidad de t

chimpances llevaria implicita I:;

elaborar estrategias consciemesde guia emociona1 en 10srnismte 1aexistencia de un gobierno eexp1icativo suficiente, esta atribcional como de 1acognitiva seri1asdos.

Page 124: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

i nm:ab1e1aposicion de preemi-lkupan con respecto a su impor-t: ?Or ejemp10, el papel relevante1L'"lS. asociados alas capacidades de

IES humanos son manifiestamenteo.:ma consciente tienen tambienx-;.arse de forma estrategicamen-5liJTOS p-arientescercanos 10schim-=oms anilogos estrategicamentem,o....,o nes.

i ri~nen emociones que poddan~..:::amente correctos, uno debeI["wa.! aiiadio una segunda y fun-"'iera de guia (la estrategia cons-105 seres humanos 1aevo1ucion sf

10:- un gobierno cognitivo. PerolI;:·asi. tendemos a citar una serie2.bLes en el caso de 10schimp an-I5e:TI un 1enguaje complejo y 10p'::05 con sus a1iados, 0 para ex-

• ::05 enfrentamos a1caso de 10s:i<. que nos inclinasemos en 1adi-En .:asos en 10s que el gobiernole:nenre estrategico pudiera en11(0. degiria el primero como 1aC:,.:: mis daros. Es decir, si todosIr-i por un 1enguaje emociona1-

mente antropomorfico y no un 1enguaje cognitivamente antropo-morfico a 1ahora de hab1ar de primates no humanos.

Poddamos dar a esta propuesta el nombre de principio antro-pomorfico de economia. Una de 1asrazones por 1aque creo que es unaforma de economia es porque imp1ica el uso de un unico tipo de1enguaje (el emociona1) mientras que 1aalternativa que propone DeWaal, a pesar de emp1ear de forma manifiesta unicamente un tipo de1enguaje antropomorfico (el cognitivo), de manera implicita utilizaambos. Despues de todo, parece muy probable que, si de hecho 10schimpances poseen 1acapacidad para elaborar amp1ias estrategiasconscientes, tal como De Waal cree, tambien tendran un sistema desustitutos para el cilcu10 estrategico paralelo e interrelacionado, pues-to que, despues de todo, este es el caso de otra de las especies de pri-mates de 1asque sabemos que tienen 1acapacidad para elaborar am-p1ias estrategias conscientes (nosotros), especie que ademas estaintimamente relacionada con 10schimpances. Si asumimos que estees el caso (es decir, que un pariente proximo de 10shumanos tuvie-ra 1ahabilidad necesaria para elaborar amp1ias estrategias conscien-tes, tendda tambien una serie de ~ustitutos emociona1es interrela-cionados para 1a elaboracion de dichas estrategias), entonces 1aatribucion de 1acapacidad de elaborar estrategias conscientes a 10schimpances llevada imp1icita 1aatribucion tanto de 1acapacidad deelaborar estrategias conscientes como de 1aexistencia de cierto nivelde guia emociona1 en 10smismos. Y, en casos en 10sque unicamen-te 1aexistencia de un gobierno emocional seria en teoda un elementoexp1icativo suficiente, esta atribucion imp1icita tanto de 1aguia emo-cional como de la cognitiva seria 1aalternativa menos economica de1asdos.

Page 125: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Si bien consideroque la propuesta que he realizado a favor de lautilizacion de un lenguaje antropomorfico es correcta desde unpunto de vista ciendfico -teniendo en cuenta el principio dela economia-, debo reconocer que hay una segunda razon por laque me resulta atractiva: porque anima a adoptar una vision delcomportamiento humano que puede resultar moralmente enri-quecedora. Ser capaz de apreciar que lasemociones pueden con-ducir a un comportamiento estrategicamente sofisticado en loschimpances nos ayuda a apreciar el hecho de que puede que noso-tros, en tanto que seremos humanos, seamos mas esclavos del go-bierno de las emociones de 10 que creemos. En concreto, me refie-ro al hecho de que nuestros juicios morales se yen coloreados deforma sutil y generalizada por un interes propio emocionalmentemediatizado.

Para aclarar este punto, permitaseme retroceder y examinar lacuesti6n de la moralidad humana desde otro angulo, en terminosde la distincion que De Waal establece en la primera de sus confe-rencias entre una teoria «de la capa» y una teoria «naturalista» de lamoralidad. La teoria de la capa sostiene que la moralidad humana esun fino «recubrimiento cultural» que esconde una naturalezahu-mana amoral, cuando no inmoral. Tal como yo la entiendo, la al-ternativa -la teoria «naturalista»- sostiene que nuestros impulsosmorales estan enraizados en nuestros genes, y que en consecuenciasomos hasta cierto punto, como proclama el titulo de uno de los li-bros de De Waal, «buenos por naturaleza».

De Waal me clasificadentro de los llamados «teoricosde la capa»sobre la base de las conclusiones de mi libro The MoralAnimal. Megustaria argumentar por que no me incluyo dentro de esta categoria,

y pot que la dicotomia que all

y una teoria «naturalisu .•es cpiuna tercera categoria te6rica"

riormente explicare por que .-amropomorfico para desa:ibin:ces puede ayudarnos a enrendl::lpor que ver el comportamiemD

ne sus ventajas.En The Moral Animal, lejos

«tecubrimiento cultural»,~pulsos y comportamiemos qoeorales tienen sus raices en nuesIRIdirigido hacia nuestros parienmticia: la imuicion de que !as ••compensa y que las malas dd:Jc.de De Waal me ayudo a con-w:ada probablemente una versic:illfundamente emocional) de esI:l

manos como en los chimpancismica evolutiva del altruismo ox:

Estas caracteristicas de la 1mgen en los genes, se ejercitan fn:o

lificaria de autemicameme IDDI

eruda y algo utilitarista del resr:explica en su respuesta, el mWMIcomportamientos generados paqIllstancias comparables en los.que no creo merecer el sarnbeoil«te6rico de la capa» que con.sidl:mien to cultural».

Page 126: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

ague he realizado a favor de la10mcirtico es correcta desde unn.:io en cuenta el principio deIlrE ha~-una segunda razon por laH:lffia a adoptar una vision delllrE\1e resultar moralmente enri-II.:': las emociones pueden con-Ilegicamente sofisticado en 10s• necho de que puede que noso-os_ s.e-amosmas esclavos del go-L:Ta:mos.En concreto, me refie-lIS :norales se ven coloreados deir:.:.:respropio emocionalmente

i:lL;;,;:me reuoceder y examinar ladode ouo angulo, en terminosIk.:.e: en la primera de sus confe-

'"".-una teoria «naturalista» de la~'': que la moralidad humana esIU';;' es.:onde una naturalezahu-Ti: como yo la entiendo, la al-

- 5iO~-TIeneque nuestros impulsosos g'enes, y que en consecuenClaDCi.llua d titulo de uno de 10sli-

io5 Jamados «teoricos de la capa»r:::..:.ubro The MoralAnimal. Me

i!:.duyo denuo de esta categoria,

y por que la dicotomia que establece entre una teoria «de la capa»y una teoria «naturalista» es quiza demasiado simple, ya que omiteuna tercera categoria teorica dentro de la cual me incluyo. Poste-riormente explicare por que utilizar un lenguaje emocionalmenteantropomorfico para describir el comportamiento de 10schimp an-ces puede ayudarnos a entender esta tercera perspectiva tea rica, ypor que ver el comportamiento humano desde esta perspectiva tie-ne sus ventajas.

En The Moral Animal, lejos de describir la moralidad como un«recubrimiento cultural», argumento de hecho que muchos de 10sim-pulsos y comportamientos que comunmente se describen como mo-rales tienen sus raices en nuestros genes. Un ejemplo es el altruismodirigido hacia nuestros parientes. Otro ejemplo es el sentido de jus-ticia: la intuicion de que las buenas acciones deben recibir su re-compensa y que 14smalas deben ser castigadas; de hecho, el trabajode De Waal me ayudo a convencerme de que en 10schimpances seda probablemente una version rudimentaria (y yo diria que pro-fundamente emocional) de esta intuicion, y de que tanto en 10shu-manos como en 10schimpances la intuicion es producto de la dina-mica evolutiva del altruismo redproco.

Estas caracteristicas de la naturaleza humana, que tienen su ori-gen en 10sgenes, se ejercitan frecueI}temente en una forma que yo ca-lificaria de autenticamente moral. (Es decir, adoptando 14versioncruda y algo utilitarista del test kantianoque Christine Korsgaardexplica en su respuesta, el mundo es un lugar mejor en tanto que 10scomportamientos generados por estas caracteristicas nacen en cir-qmstancias comparables en 10sseres humanos en general.) De modoque no creo merecer el sambenito que De Waal me cuelga de ser un«tearico de la capa» que considera la moralidad como un «recubri-mien to cultural».

Page 127: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Ciertamente, sf creo que algunas de nuestras intuiciones mora-

les de origen genetico se yen (en ocasiones) sujetas a una serie de su-

tiles inclinaciones que las alejan del terreno de 10 verdaderamente

moral. Pero incluso en este caso no me identifico con el arquetipo del

«teorico de la capa», puesto que creo que estas inclinaciones deben

estar a su vez enraizadas en los genes y no constituyen un mero «re-

cubrimiento cultural». Por ejemplo, ala hora de decidir como ejer-

citan cierto sentido de la justicia (cuando decidimos quien ha reali-

zada una buena 0 una mala accion, cuales de nuestras quejas son

validas y cuales no) los seres humanos establecemos juicios de valor

que van a favor de nuestras familias y amigos y en contra de nuestros

enemigos de forma natural. Esta es una de las razones por las que

no estoy de acuerdo con la postura de De Waal de que en cierto

modo somos «buenos por naturaleza» en un sentido general, punto

de vista que el parece asociar a una «teorfa naturalista».

Mas bien considero que pertenezco a una tercera categorfa. Creo

que: a) la «infraestructura» moral del ser humano (la parte de la na-

turaleza humana en la que nos basamos para guiarnos en el terreno

de 10 moral y que incluye algunos aspectos intuitivos espedficamente

morales) tiene una rafz genetica y no constituye un «recubrimiento

cultural»; pero b) esta infraestructura se ve sometida con no poca

frecuencia a una «corrupcion» sistematica (es decir, a un distancia-

mien to de 10 que yo llamarfa la verdadera moralidad) que tiene a su

vez un origen genetico (y que 10 tiene porque asf quedaban servidos

los intereses darwinianos de nuestros antepasados durante la evo-

lucion).

Desde esta perspectiva, aun cuando lleguemos a elaborar nuestros

juicios morales a traves de un proceso deliberativo aparentemente

consciente y racional (un proceso cognitivo), dichos juicios pueden

verse influidos por facto res emocionales. Por ejemplo: una corrien-

te de hostilidad sentida solo de,puede influir negativamenre soli

val es 0 no culpable de algtinai

cidos de que hemos evaluado •

Podemos creer honestamente Cfmerece, por poner un ejemp~ iii

la cognicion pura sin ningtin tipinfluencia puede llegar a resulCll"

por la seleccion natural para qui

Mi propia opinion es que si 1

las diversas formas en que !as ell

nuestros juicios morales, el IDm

tarfamos menos dispuesros a 011

te corruptores. Veo pues aspea

haga que las personas seamos I

pecto. Y creo que emplear un Imorfico para describir cierros ~

pances -ademas de ser algo d

cientffico- puede tener este n:

tan sutil como poderosa las aD

mien to de los chimpances puec

forma poderosa y sutillas emoci

pio comportamiento, incluyeu

productos de la razon pura.Dicho de otro modo: cuaIl<ll

ponan de una manera sorprendeIJ

el paralelismo al menos de dos I

mos decir: «jVaya, los chimpana

que pensaba!», conclusion ala q

sideramos que su comportamiem

Page 128: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Drd..o Ueguemos a elaborar nuestrosceso deliberativo aparentemente~tivo), dichos juicios pueden~es. Por ejemplo: una corrien-

te de hostilidad sentida solo de forma semiconsciente hacia un rivalpuede influir negativamente sobre nuestro juicio acerca de si este ri-val es 0 no culpable de algun crimen, aun cuando estemos conven-cidos de que hemos evaluado todas las pruebas de forma objetiva.Podemos creer honestamente que nuestra opinion de que alguienmerece, por poner un ejemplo, la pen a de muerte, es un producto dela cognicion pura sin ningun tipo de influencia emocional; pero estainfluencia puede llegar a resultar un factor decisivo, y fue «diseiiada»por la seleccion natural para que asi fuera.

Mi propia opinion es que si todos fueramos mas conscientes delas diversas formas en que las emociones influyen sutilmente sobrenuestros juicios morales, el mundo seria un lugar mejor porque es-tariamos men os dispuestos a obedecer estos prejuicios moralmen-te corruptores. Veo pues aspectos positivos en cualquier cosa quehaga que las personas seamos mas conscientes de este ultimo as-pecto. Y creo que emplear un lenguaje emocionalmente antropo-morfico para describir ciertos aspectos de la vida social de los chim-pances -ademas de ser algo defendible desde un punto de vistaciendfico- puede tener este resultado. Porque ver de que maneratan sutil como poderosa las emociones pueden guiar el compOrta-miento de los chimpances puede ayudarnos a comprender de queforma poderosa y sutillas emociones pueden influir en nuestro pro-pio comportamiento, incluyendo comportamientos que creemosproductos de la razon pura.

Dicho de otro modo: cuando vemos que los chimpances se com-ponan de una manera sorprendentemente humana, podemos describirel paralelismo al menos de dos formas distintas. Por un lado pode-mos decir: «jVaya,los chimpances son aun mas impresionantes de 10que pensaba!», conclusion a la que llegaremos especialmente si con-sideramos que su comportamiento esta guiado cognitivamente. 0 por

~ de nuestras intuiciones mora-C2Siones)sujetas a una serie de su-Id. [erreno de 10 verdaderamenteme identifico con el arquetipo del

nee, que estas inclinaciones debenIIe5 y no constituyen un mero «re-10. ala hora de decidir como ejer-w.mdo decidimos quien ha reali-ir:!.cu.i!es de nuestras quejas son1105 e:srablecemosjuicios de valor5 ~.-amigos y en contra de nuestrosf:5 una de las razones por las quen de De Waal de que en cierto72. en un sentido general, puntoI <trona naturalista».fZCO a una tercera categoria. CreoiIe! ser humano (la parte de la na-iil.rnOS para guiarnos en el terrenospe--ros intuitivos espedficamente00'. constituye un «recubrimientoD!L1"';;l se ve sometida con no poca~rica (es decir, a un distancia-didera moralidad) que tiene a su~ porque asi quedaban servidos[!;Jl5 a.mepasados durante la evo-

Page 129: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

otro lado diremos: «iVaya, los humanos no son tan extraordinarioscomo yo pensaba!», conclusion que extraeremos si vemos que una se-rie de emociones relativamente sencillas y antiguas pueden producircomponamientos aparentemente sofisticados en los chimpances y,es de suponer, en los seres humanos. Esta ultima conclusion resulta,ademas de valida, edificante.

Para concluir, me gust aria subrayar que no tengo ningun pro-blema con la mayor parte dellenguaje antropomorfico que De Waalemplea en La politica de los chimpances yen otras obras (como porejemplo ocurre cuando especula atribuyendo un sentido del «ho-nor» -algo asi como una especie de orgullo- a los chimpances). Aunasi, creo que los dos ejemplos que he citado son 10 suficientementeilustrativos y que no estan por completo desvinculados de su en miopinion excesivamente simp.ledicotomia entre una teoria «de la capa»y una teoria «naturalista» de la moralidad. El hecho de apreciar cuansutil y poderosamente las emociones pueden influir sobre el com-portamiento es, creo, un primer paso para llegar a apreciar la existenciae importancia de esta tercera categoria que he perfilado.

Estoy tentado de llamar a esta tercera orientacion teorica «teorianaturalista de la capa», puesto que es una teoria que ve a los sereshumanos como seres que atienden motivos egocentricos con unacapa moralista, pero que al mismo tiempo ve este proceso de cons-truccion de dicha capa como un proceso con rakes geneticas y no me-ramente culturales. Esta denominacion tiene el defecto de que nollega a transmitir la idea de que muchos de nuestros impulsos mo-rales naturales tienen consecuencias igualmente naturales (al menosen mi vision). Aun as!, esta combinacion de la vision «naturalista» yla de «la capa» nos acerca mas ala verdad, en este contexto, que si de-jamos que cada una funcione por su cuenta.

LA MORALIDADSIN.GULARIDADLA ACCION HUI

Nos enfrentamos ados cuesuODelfalsedad de 10 que Frans de WaaI cgun la cualla moralidad seria UBiI

leza humana esencialmente alDOl

1. En Good Natured: The Drigms.

Animals, Cambridge, MA, Haryarolcast.: Bien natural Barcelona, Herder.

2, En The Descent of Man, and £III

Princeton University Press,1981, ~

Madrid, Edaf, 1982).

Page 130: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

LA MORALIDAD Y LASINGULARIDAD DELA ACCION HUMANA

:arraeremos SI vemos que una se-Irilla.sy antiguas pueden producirsc1nsricados en 10schimpances y,IS.. Esra Ultima conclusi6n resulta,

•...i.:.~arque no tengo ningun pro-u..:';: amropom6rfico que De Waalr67:,,:is :- en orras obras (como porII:ri.bu)'endo un sentido del «ho-~o~o-- a 10schimpances). Aunhe cirado son 10suficientementelIf'iCW desvinculados de su en milIJ,ffiia entre una teoria «de la capa»~d.ad. El hecho de apreciar cuanDeS pueden influir sobre el com-o rara llegar a apreciar la existencia::ena que he perfilado.I::r.:.eraorientaci6n te6rica «teoriae cs una teoria que ve a 10s seresn moriyos egocentricos con una• c.empo ve este proceso de cons-IIG::SO con rakes geneticas y no me-liKion tiene el defecto de que nolU..:hOS de nuestros impulsos mo-ti ~ente naturales (al menoswon de la visi6n «naturalista» yf:lrIild. en este contexto, que si de-R.;, cuenta.

~Que hay de diferente en nuestra forma de actuar quenos hace ser,ftente a otras especiesJ seres morales?

FRANS DE WAAL1

Un ser moral es un ser capaz de comparar sus accioneso motivaciones pasadas 0futurasJ asi como de rechazarlaso aprobarlas. No existen razones para pensar que alguno

de los animales inferiores posea esta capacidad.

CHARLES DARWIN2

Nos enfrentamos ados cuestiones. La primera, relativa a la verdad 0falsedad de 10que Frans de Waal denomina la «teoria de la capa», se-gun la cualla moralidad seria una fina capa que recubre una natura-leza humana esencialmente amoral. Segun dicha teoria, somos cria-

1. En Good Natured: The Origins of Right and Wrong in Humans and OtherAnimals, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1996, pag. Ill. (trad.

cast.: Bien natural, Barcelona, Herder, 1987).2. En The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex (1871), Princeton,

Princeton University Press, 1981, pags. 88-89 (tad. cast.: Elorigen del hombre,Madrid, Edaf, 1982).

Page 131: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

turas despiadadamente egoistas, que se adecuan a una serie de normasmorales unicamente para evitar el castigo 0 1adesaprobacion de 10s de-mas, solamente cuando 10s demas nos esran observando, y cuandonuestro compromiso freme a dichas norm as no seve cuestionado poralguna tentacion fuerte. La segunda cuestion es si 1amora1idad hun-de sus rakes en nuestro pasado evo1utivo 0 si por el contrario repre-senta una ruptura respecto de dicho pasado. De Waal nos proponeexaminar estasdos cuestiones conjuntamente, con ejemp10s que de-muestran que nuestros parientes mas proximos en el mundo naturalexhiben tendencias intimameme relacionadas con 1amoralidad: com-pasion, empatia, capacidad de compartir, reso1ucion de conflictos,ete. De Waa111ega a 1aconclusion de que es posib1e encomrar 1asrakes de 1amoralidad en 1anaturaleza esencialmente social que com-partimos con otros primates inteligentes, y que por 10 tanto 1amo-ralidad esta profundamente enraizada en nuestra natura1eza.

Comencemos por la primera cuestion. En mi opinion, 1a teo-ria de 1a capa no resulta muy atractiva. En filosofia, suele ir aso-ciada a una determinada vision de 1a raciona1idad practica y decomo esa misma raciona1idad practica se relaciona con la mora1i-dad. Segun esto, 10 raciona1 y 10natural es llevar a1maximo 1asa-tisfaccion de nuestros intereses personales. La mora1idad entra puesen escena como un conjunto de normas que constrirren esta acti-vidad de maximos. Estas normas pueden estar basadas en 1apro-mocion del bien comun, mas que en el imeres individual. 0 pue-den, como ocurre con 1as teorias deomo1ogicas, basarse en otrasconsideraciones: 1ajusticia, 1aimparcia1idad, 10s derechos, 010 quequiera que sea. En cua1quier casa, la teoria de 1a capa sostieneque estas restricciones, que se oponen a nuestra tendencia raciona1y natural a tratar de conseguir 10 que es mejor para nosotros mis-mos, y que son en consecuencia antinatura1es, se rompen con de-

masiada frecuencia. De Waal ~tratar de satisfacer 10s imeresa..esta de que la mo.ralidad es an_

a favorecer una teoria de la I:Dm:I

las emociones.Pero la teoria es problem:iIic

gar, y a pesar de su populari<bd cconseguido demostrar 105men.tisfaccion de 105intereses propillltica. Para demostrar que asi es, •normativas. Puedo pensar en 3fXI

Butler, Henry Sidgwick, ThOlillll

que han intentado algo parecida

realidad la gente hace es perset?Butler serralo hace ya tiempo."

3. Vease Butler, en FifteenSrr-cialmente reeditados como Fil¥:.sn:-sertation Upon the Nature ofVirtur. afii

Hackett Publishing Company, 1983::~1874, 7a ed., 1907), Indianapolis.. H:a

en The Possibility of Altruism (Prin.:a

Parfit, en Reasons and Persons (Ch:fuIdsobre los problemas de establecer mmpio racional, vease mi propio rrabajo.:1

versidad de Kansas como la Conklal

4. «Dia tras dia y hora tras OOGL,I

vados por atender, amar u odiar ~no es que los hombres tengan en una

el mundo, porque no es mucho 10 qat

de los demas.» Butler, en Five ~tation Upon the Nature ofVirtu~, ~

Page 132: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

p:.rc 5e adecuan a una serie de normas~~CT() 0 la desaprobacion de los de-:isnos estill observando, y cuandoIOiS normas no se ve cuestionado porlli cuestion es si la moralidad hun-iliJi~liriyO0 si por el contrario repre-d:o pasado. De Waal nos proponeIJ:.:!:tamente, con ejemplos que de-n:.:i~proximos en el mundo natural6cionadas con la moralidad: com-x:lparrir, resolucion de conflicros,in Je que es posible encontrar lasIkza escncialmente social que com-~emes, y que por 10 tanto la mo-l:.dia en nuestra naturaleza.t c..re:stion.En mi opinion, la teo-r~.:ri'"-a.En filosofia, suele ir aso-.de b racionalidad practica y de~ccica se relaciona con la morali-LEl.lial es llevar al maximo la sa-=r:-on.a.les.La moralidad entra pues

norrnas que constrifien esta acti-, ?ueden estar basadas en la pro-t en d llreres individual. 0 pue-s ceonrologicas, basarse en otras~cialidad, los derechos, 0 10 que!SICi. la [eoria de la capa sostieneJIn;:::J. a nuestra tendencia racionalI ~~e es mejor para nosotros mis-Ir..~narurales, se rompen con de-

masiada frecuencia. De Waal parece aceptar la idea de que es racionaltratar de satisfacer los intereses, pero rechaza la idea vinculada aesta de que la moralidad es antinatural; consecuentemente, tiendea favorecer una teoria de la moralidad sentimentalista 0 basada enlas emociones.

Pero la teorfa es problematica por varias razones. En primer lu-gar, y a pesar de su popularidad en las ciencias sociales, nunca se haconseguido demostrar los meritos de la idea que sostiene que la sa-tisfaccion de los intereses propios sea un principio de la razon prac-rica. Para demostrar que as! es, tendrfamos que demostrar sus basesnormativas. Puedo pensar en apenas un pufiado de filosofos QosephButler, Henry Sidgwick, Thomas Nagel y Derek Parfit entre otros)que han intentado algo parecido a esto.3 Y la idea de que 10 que enrealidad la gente hace es perseguir su propio in teres resulta, comoButler sefialo hace ya tiempo, bastante irrisoria.4

3. Vease Butler, en Fifteen Sermons Preached at the Rolls Chapel (1726), par-

cialmente reeditados como Five Sermons Preached at the Rolls Chapel andA Dis-sertation Upon the Nature of Virtue, editados por Stephen Darwall, Indianapolis,

Hackett Publishing Company, 1983; Sidgwick, en The Methods of Ethics (1a ed.,

1874, 7a ed., 1907), Indianapolis, Hackett Publishing Company, 1981; Nagel,

en The Possibility of Altruism (Princeton, Princeton University Press, 1970); y

Padlx, en Reasons and Persons (Oxford, Clarendon Press, 1984). Para un debate

sobre los problemas de establecer una base normativa para este supuesto princi-

pio racional, vease mi propio trabajo «The Myth of Egoism,» publicado por la Uni-

versidad de Kansas como la Conferencia Lindley de 1999.

4. «Dfa tras dfa y hora tras hora, los hombres sacrifican los intereses mas ele-

vados por atender, amar u odiar cualquier inclinaci6n vagabunda. Lo lamentable

no es que los hombres tengan en una estima tan alta su propio bien 0 interes en

el mundo, porque noes mucho 10 que tienen, sino que tengan en tan poca el bien

de los demas.» Butler, en Five Sermons Preached at the Rolls Chapel and A Disser-tation Upon the Nature of Virtue, pag. 21.

Page 133: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

En segundo lugar, no esd. muy claro que la idea del in teres pro-pio sea un concepto plenamente formado cuando se aplica a un ani-mal tan profundamente social como el ser humano. No cabe dudade que tenemos una serie de intereses irreductiblemente privados,como por ejemplo la satisfaccion de nuestros apetitos, ya sean losrelativos ala comida 0 al sexo. Pero nuestro in teres personal no se li-mita aposeer cosas. Tambien tenemos interes en hacer yen ser. Mu-chos de estos intereses no pueden enfrentarnos por completo a losintereses de la sociedad, Hana y simplemente porque resultan inin-teligibles fuera deli misma y de las tradiciones culturalesque esasociedad confonna. Seria comprensible que una persona, por ejem-plo, quisiera ser la mejor bailarina del mundo, pero no 10 seria tan-to que quisiera ser la unica bailarina del mundo entero puesto que elhecho de que hubiera solamente una bailarina implicaria, necesa-riamente, que no hubiera ninguna otra bailarina en el mundo. Siusted tuviera todo el dinero del mundo, no seria rico. Por supuesto,tambien mantenemos un interes genuino en otras personas cuyosintereses no podemos mantener separados de los nuestros. De modoque la idea de que podemos identificar con meridiana claridad nues-tros intereses como algo separado de, 0 bien opuesto a, los interesesajenos resulta, como minima, forzada.

Con todo, no es este el aspecto mas erroneo de la teoria de lacapa. La moralidad no es unicamente un conjunto de restriccionesque obstruyen nuestro camino hacia la consecucion de nuestros in-tereses. Para la mayoria de la gente, los estandares morales definen for-mas de relacionarnos con los demas que en la mayor parte de las oca-siones nos resultan naturales. Segun Kant, la moralidad exige quetratemos a los demas como un fin en si mismo, nunca como sim-ples medios para conseguir nuestros fines. Evidentemente, no siem-pre somos capaces de tratar a todo el mundo y en todas las ocasiones

segun este criterio. Pero la image:a

do a nadie mas como un fin en sill

do ser tratado de la misma forma I

la de alguien que siempre haga cdriamos invocando, entonces, es b;demas como un instrumento 0 mespera ser tratado de la misma m:II

nunca did la verdad espontane:UIde una conversacion normal, sinocalculando el efecto de sus palabproyectos. Una persona a la que.:Itan, Ie pongan zancadillas 0 Ie igDto alguno, porque en el fondo poseres humanos pueden esperar delde una criatura que vive en un esl

funda, y que en esencia se considHenode cosas potencialmeme UriIr:gan vidas mentales yemocionaleria absurdo sugerir que la mayoqueremos ser asi, todo eHobajo Ii

No obstante, resulta igualmellno humanos actuan motivados pc:viera algun sentido, la idea de amseer una cierta vision de futuro, zpacidades que no parecen estar al41

Es mas, actuar por propio interesmotivado por el concepto absrrac:

5. Algunas de estas cuestiones 5(

Possibility of Altruism, pags. 82 y sigs. ~

forma de «solipsismo practico».

Page 134: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

IY dara que la idea del in teres pra-~rmado cuando se aplica a un ani-mo el ser humano. No cabe duda::res.es irreductiblemente privados,I 2e nuestras apetitos, ya sean loso nuestro interes personal no se li-mos imeres en hacer y en ser. Mu-I entrenrarnos por completo a losmp>lemente porque resultan inin-Ls uadiciones culturalesque esaoslole que una persona, por ejem-l cid mundo, pero no 10 seria tan-tl dd mundo entero puesto que ellL."la bailarina implicaria, necesa-tl ocr-a bailarina en el mundo. Siu..--:do.no ser!a rico. Por supuesto,

~nUillo en otras personascuyosflW."'2dosde los nuestros. De modo!i-IT con meridiana claridad nues-ci::_ 0 bien opuesto a, los intereses

kl ::nis erroneo de la teoria de lan:e un conjunto de restricciones:U Laconsecucion de nuestros in-!os estindares morales definen for-

i c:ue en la mayor parte de las oca-i:r:. IUm, la moralidad exige quele:: si mismo, nunca como sim-II::nes. Evidentemente, no siem-:I :nundo y en todas las ocasiones

segun este criterio. Pero la imagen de alguien que nunca haya trata-do a nadie mds como un fin en S!mismo y que nunca haya espera-do ser tratado de la misma forma resulta aun mas irreconocible quela de alguien que siempre haga tal cosa. Porque la imagen que esta-riamos invocando, entonces, es la de alguien que siempre trata a losdemas como un instrumento 0 como un obstaculo, y que a cambioespera ser tratado de la misma manera. Estariamos ante alguien quenunca did la verdad espontaneamente 0 sin pensar en el transcursode una conversacion normal, sino que constantemente se encuentracalculando el efecto de sus palabras sobre el exito potencial de susproyectos. Una persona a la que, a pesar de no gustarle que Ie mien-tan, Ie pongan zancadillas 0 Ie ignoren, no demostrad resentimien-to alguno, porque en el fondo piensa que eso es 10 que en realidad losseres humanos pueden esperar de los demas. Hablariamos, enronces,de una criatura que vive en un estado de soledad interior muy pro-funda, y que en esencia se considera la unica persona en un mundolleno de cosaspotencialmente Miles, aunque algunas de esascosas ten-gan vidas mentales y emocionales, hablen 0 se defiendan.5 Resulta-ria absurdo sugerir que la mayoria de los seres humanos somos 0

queremos ser as!, rodo ello bajo una fina capa de moderacion.No obstante, resulta igualmente absurdo pensar que los animales

no humanos actuan motivados por el interes propio. Caso de que tu-viera algun sentido, la idea de actuar segun el interes propio exige po-seer una cierta vision de futuro, as! como la habilidad de calcular, ca-pacidades que no parecen estar al alc.ancede los animales no humanos.Es mas, actuar por propio interes exige tambien la capacidad de estarmotivado por el concepto abstracto del bienestar propio a largo pla-

5. Algunas de estas cuestiones son discutidas por Thomas Nagel en The

Possibility of Altruism, pags. 82 y sigs. Nagel caracteriza esta condici6n como una

forma de «solipsismo practico».

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ZOo La idea del interes propio parece estar fuera de lugar wando pen-samos en acciones no humanas. No estoy en absoluto predispuesta anegar que otros animales inteligentes hagan las cosas intencionada-mente, pero SIpienso que sus intenciones son locales y concretas, sinpretension alguna de hacer 10que sea mejor para SImismos: comer,emparejarse, evitar un castigo, divertirse, detener una pelea, ete. Losanimales no humanos no tienen eso que llamamos interes propio. Esmas probable que sean, como dice Harry Frankfurt, seres capricho-sos: acnlan guiados por el instinto, el deseo 0 la emocion del mo-mento. El aprendizaje 0 la experiencia pueden cambiar el orden de susdeseos y aSIhacer que algunos se conviertan en prioritarios: la pers-pectiva de un castigo podda apaciguar el ardor de un animal hasta elpunto de impedir que este satisfaga su apetito, pero esto no es 10mis-mo que calcular 10que mas Ie conviene en un momenta dado 0 queactuar motivado por una idea de su bienestar a largo plazo. Por todasestas razones, me parece que la teoda de la capa es bastante absurda.Quiero, pues, dejarla a un lado y hablar de la pregunta mas interesanteque nos plantea De Waal, relativa a las rakes de la moralidad en nues-tra naturaleza evolucionada, donde se localizan y cuan profundas son.

Si alguien me preguntara si personalmente creo que otros ani-males son mas parecidos a los sereshumanos de 10que la gente supone,o si creo que existe alguna discontinuidad profunda entre los sereshumanos y el resto de los animales, mi respuesta seda afirmativa enambos casos. Es imponante recordar que los seres humanos tenemosun interes creado en 10que De Waal denomina «antroponegacion».Comemos animales no humanos, nos vestimos con ellos, los some-temos a experimentos dolorosos, los mantenemos cautivos (a veces encondiciones poco saludables) en interes propio, los hacemos trabajar

y los matamos cuando querelJDS;.,guntas de Indole moral que se ••creo que seda justo decir que es_comodos a la hora de aceprar d 0:

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ltt:-onalmente creo que otros ani-U::manosde 10 que la gente supone,linuidad profunda entre los seres:s..mi respuesta seria afirmativa enbr que los seres humanos tenemosz.u denomina «antroponegacion».C'LlI5 n~:srimoscon elios, los some-

15 ::naDrenemoscautivos (a veces enm:cres propio, los hacemos trabajar

y los matamos cuando queremos. Aun sin entrar en las urgentes pre-guntas de indole moral que se nos plantean a raiz de estas practicas,creo que seria justo decir que es muy posible que nos sintamos mascomodos a la hora de aceptar el trato que damos al resto de criaturassi pensamos que ser utilizado como comida, ropa, sujeto experimen-tal, mantenido en cautividad, obligado a trabajar 0 acabar asesinadono puede significar para un animal nada parecido a 10 que supondriapara nosotros. Algo que a su vez parece enteramente posible, todavez que los animales tienen vidas emocionales y cognltivas diferentesalas nuestras. Par supuesto, el hecho de que tengamos un interes crea-do en negar las similitudes entre nosotros y el resto de los animalesno contribuye a mostrar que tales similitudes existen. Pero una vez co-rregido este interes, no hay razon para dudar de que las observacio-nes y experimentos que De Waal realiza y describe, asi como nuestrainteraccion diaria con los animales que nos rodean, demuestran jus-tamente 10 que aparentan mostrar: que muchos animales son criatu-ras inteligentes, curiosas, carifiosas, juguetonas, mandonas 0 belige-rantes, de un modo muy parecido 011 nuestro.

Aun asi, tampoco encuentro muy tentadora la idea de un gra-dualismo total. Para mi, los seres human os parecemos constituir conabsoluta claridad un conjunto aparte debido a nuestra elaborada cul-tura, nuestra memoria historica, la existencia de idiomas con gra-maticas complejas y un refinado poder expresivo, el arte, la litera-tura, la filosoffa 0 el arte de contar chistes. Me gustaria afiadir a estalista algo que con frecuencia no se menciona pero que deberia apa-recer: nuestra sorprendente capacidad para hacer amigos atravesan-do las barreras entre especies, asi como para hacer que los animalesque viven con nosotros hagan 10 propio. Estoy tambien de acuerdocon Freud y Nietzsche (cuyas liamativas explicaciones sobre la evo-lucion de la moralidad no parecen atraer en exceso a De Waal) sobre

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el hecho de que los seres humanos aparentamos estar psicologica-mente dafiados de una forma que sugiere una profunda ruptura conla naturaleza. Existe un antigua tradicion filosofica que se remontaa Aristoteles que intenta localizar la diferencia clave capaz de expli-car todas esas diferencias entre seres human os y animales. Comobuena filosofa anticuada que soy, el proyecto me resulta tentador.Lo que quiero hacer ahora es examinar un aspecto concreto de dichoproyecto que tiene que ver con la pregunta de hasta que punto lamoralidad representa una ruptura con nuestro pasado animal.

Las normas morales gobiernan la forma en que actuamos, y lapregunta de hasta que punto los animales son seres morales 0 pro-tomorales surge porque, de manera incuestionable, estos actuan. Lasconclusiones de De Waal provienen en gran medida del analisis de10 que los animales hacen. En sus obras, De Waal a menudo retra-ta diferentes interpretaciones intencionales posibles del compor-tamiento y la accion animal, y describe experimentos disefiadospara descubrir 10 que es correcto. Una mona capuchina rechaza unpepino cuando a su compafiera se Ie ofrece una uva: 2es una pro-testa contra la injusticia, 0 simplemente se limita a esperar a que Iellegue el turno de conseguir una uva? 2Comparten los chimpan-ces comida en sefial de agradecimiento hacia aquellos individuos queles han ayudado a acicalarse, u ocurre en cambio que el acicala-miento les relaja y les hace generosos? A veces, situaciones que apa-rentan ser explicaciones evolutivas del comportamiento animal pa-recen desembocar en interpretaciones intencionales de sus actos,como por ejemplo cuando en su obra Bien natural De Waal sugie-re que los chimpances «se esfuerzan por crear un tipo de comuni-dad que les beneficie».6 Por razones que ya he mencionado, me re-

sulta dificil creer que esto es 10.pance. Sin embargo, en oUOS

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05 aparentamos estar psicologica-.sugiere una profunda ruptura conc£dlc:ionfilosofica que se remonta.h diterencia clave capaz de expli-ICeS humanos y animales. Como~ci proyecto me resulta tentador.IL":M un aspecto concreto de dichoil ?regunta de hasta que punto laIcon nuestro pasado animal.rJ:tu forma en que actuamos, y lalmmales son seres morales 0 pro-3. :.ncuesrionable, estos acttian. Lasen en gran medida del analisis de;ooras. De Waal a menudo retra-c:.::ionales posibles del compor-b....-ribe experimentos diseiiados

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sulta difkil creer que esto es 10 que Ie pasa por la cabeza a un chim-pance. Sin embargo, en orros momentos De Waal distinguecuidadosamente la pregunta de hasta que punto los monos y lossimios hacen las cosas intencionada 0 deliberadamente de la pre-gunta de que es 10 que explica su tendencia a realizar dichos actos.El propio De Waal carga contra los teoricos de la capa por inferirel egoismo de nuestros actos a partir del «egoismo» de nuestrosgenes.

La cuestion de la intencionalidad afecta a como una instanciaen la que un animal realiza una accion es vista desde el punto devista del animal en cuestion, esto es, si resulta plausible pensar queel animal acttia con algtin proposito en mente 0 no. Creo que exis-te la tentacion de pensar que la pregunta de si podemos ver los ori-genes de la moralidad en el comportamiento animal depende decomo interpretemos sus intenciones, de si sus intenciones son «bue-nas» 0 no. Y creo que, al menos en su sentido mas obvio, este plan-teamiento es erroneo. Parece tener sentido si nos aferramos al tipode teoria moral sentimentalista de Hutcheson y Hume, ya que segtinestos pensadores un acto concreto recibe el calificativo de moral enfuncion de que un espectador apruebe 0 desapruebe el mismo. AI me-nos en el caso de 10 que Hume llamo las «virtudes morales», estos fi-losofos pensaban que el agente que realiza una accion moralmentebuena no tiene por que actuar motivado por consideraciones ex-presamente morales. De hecho esta es la razon por la que algunos delos sentimentalistas del siglo XVIII y sus criticos debatieron explici-tamente la cuestion de si, segtin las teorias de cada cual, los anima-les podian ser considerados seres virtuosos. Shaftesbury, el predece-sor mas inmediato de Hutcheson, habia aseverado que uno no podiaser considerado como ser virtuoso a menos que fuera capaz de ejer-citar un juicio moral, y que en consecuencia no podriamos decir

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que un caballo es virtuoso.? Pero, dado que segun esta teoria los jui-cios morales no han de jugar ningun papel en la motivaci6n moral,no queda claro por que no podriamos decir que un caballo esvirtuoso.Asi, Hutcheson afirm6 audazmente que no resultaria absurdo su-poner que «Iascriaturas carentes de la capacidad reflexiva»poseen al-gunas «virtudes inferiores».8 Si bien De Waal alaba las teorias senti-mentalistas, niega que sus argumentos tengan como unica base laexistencia de animales cuyas intenciones damos par vaIidas: «Lacues-ti6n no es si los animales son 0 no amables entre si, y tampoco im-porta mucho si su comportamiento encaja 0 no con nuestras prefe-rencias morales. Lo relevante es, mas bien, si poseen capacidadespara la reciprocidad y la venganza, la aplicaci6n de normas sociales,la resoluci6n de conflictos y la compasi6n y la empatia» (pag. 16).Perosi parece compartir con los sentimentalistas el supuesto de quela moralidad de un acto es una cuesti6n del contenido de la inten-ci6n con la que esta acci6n se lleva a cabo.

Creo que De Waal se equivoca, y para explicar por que, quiero exa-minar mas detalladamente la idea de actuar deliberada 0 imencio-

7. EnAn Inquiry Concerning Virtue or Merit (1699). Es una cita extraidi deD. D. Raphael, British Moralists, vol. 1, Indianapolis, Hackett Publishing Com-

pany, 1991, pags. 173-174.

8. EnAn Inquiry Concerning the Original of our Ideas ofVirtue orMoral Good(1726), Moralists, en ibid., vol. I, pag. 295. En un trabajo posterior, Hutcheson

argument6 que era un error pensar que podemos estar motivados par consideraciones

morales (Illustrations on the Moral Sense [1728J, Bernard Peach, (comp.), Cam-

bridge, MA, Harvard University Press, 1971, pags. 139-140). Como principalexponente de las ideas de Hume, vease su Libro III del Treatiseof Human Nature(1739-1740, 2a ed., L. A. Selby-Bigge y P.H. Nidditch, (comps.), Oxford, Oxford

University Press, 1978) (trad. cast.: Tratado de la naturaleza humana, Madrid,

Tecnos, 2005). Para unadiscusi6n sobre el papel de la motivaci6n moral en el pen-

samiento moral vease ellibro III, parte II, secci6n primera, pags. 477-484.

nadamente. No creo que este CDIICII

sino que es una idea que engloba-ser colocadas en una escala. Es ell I

cala cuando la pregunta de si lIB:

puede surgir.En la parte inferior de esa esal

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do no solamente a seres hum.a.ncJ5'y maquinas. Dentro de la ecoomorganizado, algunos movimienmdos de intenei6n. EI coraz6n bHnos despierta, el ordenador nos 31

neamente y las hojas de una pbaPero no hay indicaci6n de que 1mvimientos esten en las mentes de Iquiera en las mentes de quienquun prop6sito concreto a estOSmhecho de que el objeto en cuesOO

En el caso de los seres vivos. 'los animales -incluidos 105 lbrIgunos de estos movimientos inucepci6n del animal. Los peces DIiI

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y las arafias se van acercando a baqul caer en la tentaci6n de m:ili:cir por que: cuando los movimipercepci6n, estan entonces bajo

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ci.adoque segun esta teoria los jui-~llIlpapel en la motivacion moral,"'"15 deLe-ir que un caballo esvirtuoso.ore que no resultaria absurdo su-e s... capacidad reflexiva»poseen al-m De \\,7aalalaba las teorias senti-rnws rengan como unica base la:ic"::le5 damos par vaIidas: «Lacues-• enables entre si, y tampoco im-[0 encaja 0 no con nuestras prefe-Il::.4..5 bien, si poseen capacidades

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IT ,'.[::-,,:: 1699). Es una cita extraida de

~- :~lis. Hackett Publishing Com-

Pd:..- ::-~:;.:;rIdeas ofVirtue orMoral Good

'5. ~z: UIl rrabajo posterior, Hutcheson

2'DG~;:s:ar motivados por consideraciones[-.::...~:, Bernard Peach, (comp.), Cam-

9-: ?~. 139-140). Como principalL:-r-: m del Treatiseof Human Naturei.. '-:,~.:itch, (comps.), Oxford, Oxford

IIIl:iI :i..1 ~ 'Iilturaleza humana, Madrid,

~re 2.: !a morivaci6n moral en eI pen-rc:.:::;J.r: ?rimera, pags. 477-484.

nadamente. No creo que este concepto se refiera a un unico fenomeno,sino que es una idea que engloba una serie de cuestiones que puedenser colocadas en una escala. Es en un determinado punto en esa es-cala cuando la pregunta de si una accion tiene un caracter moralpuede surgir.

En la parte inferior de esa escala, nos encontramos la idea de unmovimiento que puede ser descrito intencional 0 funcionalmente.En este sentido, el concepto de intencion se aplica a cualquier obje-to, tenga 0 no alguna forma de organizacion funcional, e incluyen-do no solamente a seres humanos 0 animales sino tambien a plantasy maquinas. Dentro de la economia de un objeto funcionalmenteorganizado, algunos movimientos pueden ser descritos como dota-dos de intencion. El corazon late para bombear la sangre, un relojnos despierta, el ordenador nos avisa si escribimos una palabra erro-neamente y las hojas de una planta se extienden en direccion al sol.Pero no hay indicacion de que los objetivos que persiguen estos mo-vimientos esten en las mentes de los objetos que se mueven, ni tan si-quiera en las mentes de qui enqui era que los haya creado. Atribuirun proposito concreto a estos movimientos simplemente refleja elhecho de que el objeto en cuestion esta funcionalmente organizado.

En el caso de los seres vivos, y muy especialmente en el caso delos animales -incluidos los llamados animales «inferiores»-, al-gunos de estos movimientos intencionales estan guiados por la per-cepcion del animal. Los peces nadan en direccion alas turbulenciasde la superficie porque alIi podria haber un insecto, las cucarachas co-rren a esconderse cuando intentamos aplastarlas con un periodicoy las arafias se van acercando ala presa atrapada en su tela. Podemosaqui caer en la tentacion de utilizar un lenguaje de accion, sobra de-cir por que: cuando los movimientos de un animal se guian por supercepcion, estan entonces bajo el control de la mente del animal, y

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cuando esto ocurre, podriamos estar tentados de decir que esran bajoel control del propio animal. Esto es, despues de todo, 10 que dife-rencia una accion de un simple movimiento: que una accion puedeser atribuida a un agente, y que se lleva a cabo bajo el control de esemismo agente. En este nivel, ~deberiamos decir entonces que el ani-mal actua intencionalmente 0 con un proposito concreto? Dependede como entendamos la pregunta. El animal dirige sus movimientos,y sus movimientos son intencionales: los movimientos tienen un pro-posito. En este sentido, el animal actua con un proposito, pero en estaetapa no tenemos por que decir que este proposito este presente enla mente del animal. Bien es cierto que cuando intentamos ver la si-tuacion desde el punto de vista del animal y nos preguntamos que esexactamente 10 que el animal percibe que determina sus movimien-tos, resulta practicamente irresistible describirlos como dotados deintencion. ~Porque una arana se dirige hacia la polilla atrapada en sutela, a menos que haya algun sentido por el cualla arana ve ala po-lilla como comida y en consecuencia intenta atraparla? Pero enten-damos como entendamos las intenciones de la arana, no tenemospor que asumir que la arana esta pensando sobre aquello que inten-ta conseguir.

Por otra parte, si estamos tratando con un animal inteligente, noexiste ninguna razon para no suponer que tiene un proposito concre-to en mente. Es mas, no veo por que no podriamos suponer que exis-te un continuo gradual entre 10 que ocurre cuando las percepciones deuna arana la hacen dirigirse hacia la polilla y' una conciencia pura-mente cognitiva que hace que perciba ese algo como algo que quiere.

Cuando se da esta conciencia cognitiva, se supone la posibilidad deaprender de la experiencia sobre como conseguir 10 que se quiere yevitar 10 que no aumenta significativamente. Siempre se puede apren-der de la experiencia a traves del condicionamiento, pero cuando so-

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160 con un animal inteligente, noIii:!" que riene un prop6sito concre-Ie no podriamos suponer que exis-'o....-urrecuando las percepciones deh p"lilla },'una conciencia pura-

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mos conscientes del objetivo que perseguimos, podemos tambienaprender de la experiencia a traves del pensamientoy el recuerdo.

Aun cuando exista un continuo gradual, parece correcto decirque un animal que pueda tener en mente sus prop6sitos, e incluso pen-sar sobre c6mo alcanzarlos, ejerce un mayor nivel de control conscientesobre sus movimienros que el que por ejemplo ejerce una arana, y por10 tanto es un agente en un sentido mas profundo. Existe pues, comoen algunos de los casos de De Waal, espacio para el debate sobre cualseria la descripci6n intencional adecuada para una acci6n, porquees precisamente en este nivel donde comenzamos a afinar la des-cripci6n intencional de una acci6n en base a 10 que ocurre desde elpunto de vista del agente (1oslapsus freudianos constituyen un pro-blema para la aseveraci6n que acabo de hacer, pero por el momen-to dejaremos este punto al margen). Se da aqui una diferencia respectoala etapa anterior: cuando decimos que la arana estci «intentandoconseguir comida», no nos importa si eso es 10 que la arana piensa queesta haciendo. En el nivel de la arana, resulta natural que la descrip-ci6n intencional del movimiento y su explicaci6n corran parejas.Pero una vez que se abriga un prop6sito conscientemente, la des-cripci6n intencional de una acci6n debe captar dealgun modo elpunto de vista del agente. Esto es asi porque en este nivel asignamosuna descripci6n intencional a la perspectiva del agente y tiene sen-tido preguntar si el mono capuchino esta protestando contra unainjusticia, 0 si simplemente esta tratando de conseguir una uva. Todoello representa una mayor profundidad a la hora de decidir si unaacci6n determinada es «intencional» 0 no.

Sin embargo, algunos fil6sofos no creen que este sea el nivel deintencionalidad mas profundo. En el nivel que acabo de describir, elanimal es consciente de sus prop6sitos, y piensa sobre c6mo conse-guirlos. Pero no elige perseguirlos. Los prop6sitos Ie son dados al

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animal por sus estados afectivos: sus emociones y sus deseos, ya sean

instintivos 0 aprendidos. Aun en los casos en los que el animal debe

elegir entre dos propositos -por ejemplo, si un macho qui ere em-

parejarse con una hembra pero otro macho mas grande se acerca y

quiere evitar una pelea-la eleccion Ie viene dada por la fuerza de sus

estados afectivos. El temor que el primer macho muestra ante el ma-

cho mas fuene es mas fuene que su des eo de emparejarse. El fin que

el animal persigue viene determinado por sus deseos y emociones.

Los seguidores de Kant se encuentran entre los filosofos que

creen que es posible un nivel de evaluacion y por tanto de eleccion

mas profundo. Ademas de preguntarnos como conseguir 10 que que-

remos, tambien podemos preguntarnos si desearlo es una razon 10 su-

ficientemente buena como para actuar de una determinada manera.

La pregunta no afecta unicamente a si la accion es un modo efecti-

vo de conseguir nuestro objetivo, sino, aun cuando asi sea, si nues-

tro deseo de conseguir ese finjustifica nuestros actos. Evidentemen-

te, Kant es celebre por pensar que el hecho de plantearnos esta

pregunta sobre una accion adopta una forma concreta: formulamos

10 que denomino una maxima (<<Llevarea cabo esta accio'n para con-

seguir este fin») y sometemos esa maxima a la prueba del imperati-

vo categorico. Nos preguntamos si querriamos que el hecho de que

todo aquel que quisiera conseguir tal fin llevase a cabo esta accion fue-

ra una ley universal. De hecho, 10 que estamos pregunrandonos es si

nuestra maxima puede servir como principio racional. En algunos ca-

sos, Kant pensaba que no podemos querer que nuestra vol un tad se

convierta en ley universal, y por 10 tanto tenemos que rechazar la

accion descrita por erronea. Aun cuando juzguemos que la accion pue-

de estar justificada y actuemos en consecuencia, estariamos actuan-

do no a partir del mero deseo, sino a partir del juicio de que la accion

esta justificada.

~Por que afirmo que esto ~

mas profundo? En primer luga-...

de juicios es tambien capaz de ta:i

posito final, no porque hay-a 0D:l

porque estima que llevar a cabo c:l

to esti mal. En un celebre fraguKca, Kant argumentaba que so•••tros mas urgentes deseos naUlJ"3ia;

vida y de garantizar el bienest:ll" 4

tar llevar a cabo una accion e:nUhombre al que su rey ordell2 minocente de la que el rey quiere ~

do a muerte y de ver a su familia.que, aun cuando nadie podriadl

esa situacion, debemos ser cap3'i

hacer 10 que esti bien.9 Ahara hila

nuestros propositos cuanda no -

adecuados, entonces tambien 00

un proposito determinado, pili

como propio. Puede que sean •

nos sugieran estos propositos, pnuestro estado afectivo, pUesll)

el hecho de tratar de alC<lnz••dc:

lado. Dado que no solamenn::

un fin, sino tambien los fines ell

de intencionalidad mucho mas I

9. The Critique of Practiau ReI

versity Press, 1997, pag. 27 (rrad. c

Alianza,2007).

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IS cmociones y sus deseos, ya sean)15 .:asosen los que el animal debe=jcmplo, si un macho quiere em-110 macho mas grande se acerca yI toe viene dada por la fuerza de susrimer macho muestra ante el ma-ICeseo de emparejarse. El fin quelido por sus deseos y emociones.:uenrran entre los fi16sofos que:ai::.uciony por tanto de elecci6n

ID05 como conseguir 10que que-Dw'1lS si desearlo es una raz6n 10su-Iltilde una determinada man era.il 51 la acci6n es un modo efecti-mo. aun cuando asf sea, si nues-r... nuesrros actos. Evidentemen-e ;:1 hecho de plantearnos estaIIIT;.& torma concreta: formulamosJ:tre a cabo esta acci6~ para con-~ a la prueba del imperati-qLG;:mamosque el hecho de queL-: llC"'o"asea cabo esta acci6n fue-lees:r.amospreguntandonos es sirocipio racional. En algunos ca-'[..IcIer que nuestra voluntad seGnro tenemos que rechazar lado fUZ::,ouemosque la acci6n pue-n..,=..-uencia,estariamos actuan-p""1lr del juicio de que la acci6n

~Por que afirmo que esto representa un nivel de intencionalidadmas profundo? En primer lugar, un agente capaz de ejercer este tipode juicios es tambien capaz de rechazar una acci6n junto con su pro-p6sito final, no porque haya otra cosa mas deseada 0 temida, sinoporque estima que llevar a cabo esa acci6n con ese prop6sito concre-to esra mal. En un celebre fragmento de la Crftica de fa razon prdcti-ca, Kant argumentaba que somos capaces de dejar a un lado nues-tros mas urgentes deseos naturales (el deseo de preservar nuestra propiavida y de garantizar el bienestar de nuestros seres queridos) para evi-tar llevar a cabo una acci6n err6nea. Kant ofrece el ejemplo de unhombre al que su rey ordena testificar en falso contra un personainocente de la que el rey quiere deshacerse, so pena de ser condena-do a muerte y de ver a su familia sometida a sufrimiento. Kant sostieneque, aun cuando nadie podria decir con seguridad c6mo actuaria enesa situaci6n, debemos ser capaces de admitir que somos capaces dehacer 10que esrabien.9 Ahora bien, si somos capaces de dejar a un ladonuestros prop6sitos cuando no nos es posible alcanzarlos por mediosadecuados, entonces tambien ocurre que cuando decidimos alcanzarun prop6sito determinado, puede decirse que 10hemos adoptadocomo propio. Puede que sean nuestros deseos y emociones los quenos sugieran estos prop6sitos, pero no nos vienen determinados pornuestro estado afectivo, puesto que si hubiesemos juzgado err6neoel hecho de tratar de alcanzarlos, podriamos haberlos dejado a un!ado. Dado que no solamente elegimos los medios para alcanzarun fin, sino tambien los fines en sf mismos, esto constituye un nivelde intencionalidad mucho mas profundo, en tanto que ejercemos un

9. The Critique a/Practical Reason (1788), Cambridge, Cambridge Uni-

versity Press, 1997, pag. 27 (trad. cast.: Critict't de la razon prdctica, Madrid,

Alianza, 2007).

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mayor control sobre nuestros movimientos cuando elegimos nues-tros fines, asi como los fines en si, que el control que puede exhibir unanimal que persiga fines que Ievienen dados por sus estados afectivos,aun cuando los persiga de forma consciente 0 inteligente. Otra for-ma de explicarlo es decir que no solamente tenemos intenciones, seanestas buenas 0 malas, sino que ademas las evaluamos y las adoptamoscomo propias. Tenemos la capacidad de autogobernarnos normati-vamente 0, en palabras de Kant, gozamos de «autonomia». Es en estenivel donde surge la moralidad. La moralidad de nuestras accionesno es una funci6n del contenido de nuestras intenciones, sino delejercicio de un autogobierno normativo.10

Esta es mi respuesta a la pregunta que De Waal nos plantea en BienNatural: «~Que hay de diferente en nuestra forma de actuar que noshace ser, frente a otras especies, seres morales?». Pero a pesar de quecreo que la capacidad de autonomia es caracteristica de los seres hu-manos y probablemente unica, la pregunta de hasta que punto dichacapacidad se da en el reino animal es ciertamente una cuesti6n em-pirica. No hay nada mistico 0 anti natural en la capacidad para el au-togobierno normativo. Pero si exige un cierta nivel de autoconcien-cia, a saber, ser consciente de las bases sobre las que uno se proponeactuar en tanto que tales. Lo que quiero decir es: un agente no hu-mano puede ser consciente del objeto de su temora su deseo, y con~cebirlo como deseable 0 temeroso, yen consecuencia como algo que

10. Pese a que pueda no parecer del todo evidente, el argumento que aca-

bo de presentar es una versi6n del mismo argumento que lleva a Kant -en la pri-

mera parte de Fundamentacidn de fa metafisica de !as costumbres (1785)- a con-cluir que «una acci6n que surja del senti do de obligaci6n adquiere su valor moral

no a partir del prop6sito que se pretenda conseguir con ella, sino de la maxima

a partir de la cual se decide». Cito de la traducci6n de Mary Gregor, Cambrid-

ge, Cambridge University Press, 1998, pag. 13.

deberia ser evitado 0 busctUis. "&Ianimal racional es, ademas.. a.teme al objeto en cuesti6n, y de,por actuar de un modo u ouo. in

hablo de ser consciente de !as bBles. El animal no piensa uruCUIE

siquiera sobre el hecho de sentI!propios deseos y temores. DID

nos estamos moviendo en una ddcierta distancia reflexiva con re5fen una posici6n en la que pode-direcci6n? La consecuci6n de C5I

suficiente raz6n para hacerlo? •..formular una pregunta norm:lli

En general, creo que esta funde las bases que conforman noesla raz6n, capacidad distinta de Ifine como la habilidad para CUI

periencia, establecer nuevas emconocimiento al servicio de b. (J

contraria, la raz6n mira hacieDnexiones existentes entre aetirinuestras acciones se justifiCUlinferencias son justificadas ponsible realizarafirmacianes sobre iii

no humanos que corrieran par.aI

11. Ser consciente de las bases I

taleses una forma de auroconcienc::il

como el sujeto de nuesrras represeDU

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••i.mientos cuando elegimos nues-F el control que puede exhibir untendados por sus estados afectivos,consciente 0 inteligente. Otra for-b.menre renemos intenciones, seanIII:t.is la.sevaluamos y las adoptamos

tbd de autogobernarnos normati-IIl:.lmOS de «autonomia». Es en este.a moralidad de nuestras accionesde nuesrras intenciones, sino delUDTO. :0

!:II ,que De Waal nos plantea en BienI nuesrra forma de actuar que noslIeS morales?». Pero a pesar de queia es caracteristica de los seres hu-lR:gU11tade hasta que punto dichaes cierramente una euestion em-I:mll'al en la capacidad para el au-,: un cierro nivel de autoconcien-I!!i(5 50bre las que uno se proponepriem decir es: un agente no hu-:%0 de su remor 0 su deseo, y con-reD consecuencia como algo que

ijCUJ e<.-:idente,el argumento que aca-

~~mo que lleva a Kant -en la pri-~.;;..:;tic ids costumbres (I 785)- a con-

• w::061igaci6n adquiere su valor moralQ"'1C..~ con ella, sino de la maxima

~;on de Mary Gregor, Cambrid-~ =3.

deberia ser evitado 0 buscado. Tal seria la base de sUSaetos. Pero unanimal racional es, ademas, consciente del hecho de que desea 0

teme al objeto en cuestion, y de que en consecuencia el mismo optapor actuar de un modo u otro. 11 Esto es 10 que quiero decir cuandohablo de ser consciente de las bases de nuestros actos en tanto que ta-les. EI animal no piensa unicamenre sobre el objeto que teme, ni tansiquiera sobre el hecho de sentir miedo en sl, sino tambien sobre suspropios deseos y temores. Una vez que somos conscienres de quenos estamos moviendo en una determinada direccion, adquirimos unacierta distancia reflexiva con respecto del motivo y nos enconrramosen una posicion en la que podemos pregunrarnos: «~Deberia ir en esadireceion? La consecucion de ese fin me inclina a actuar asi, pero ~essuficiente razon para hacerlo?». Estamos enronces en posicion deformular una pregunta normativa sobre 10 que deberiamos hacer.

En general, creo que esta forma de auroconciencia (ser conscientede las bases que conforman nuestras creencias yactos) es el origen dela razon, capacidad distinta de la inteligencia. La inteligencia se de-fine como la habilidad para conocer el mundo, aprender de la ex-periencia, establecer nuevas conexiones de causa-efecto y poner eseconocimienro al servicio de la consecucion de nuestros fines. Por elcontrario, la razon mira haciendo dentro, y se concentra en las co-nexiones existentes entre actividades y estados mentales, esto es, sinuestras acciones se justifican por nuestros motivos 0 si nuestrasinferencias son justificadas por nuestras creencias. Creo que seria po-sible realizarafirmaciones sobre las creenciasde los animales inteligentesno humanos que corrieran paralelamente a 10 que ya he afirmado so-

11. Ser consciente de las bases de nuestras creencias y acciones en cuanto

tales es una forma de autoconciencia porque implica identificarse a uno mismocomo el sujtto de nuestras representaciones mentales.

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bre sus actos. Es posible que los animales no humanos tengan creen-cias, y que lleguen a albergarlas sobre la base de alguna evidencia;pero ser la clase de animal que puede preguntarse a si mismo si laspruebas existentes justifican una creencia determinada y va ajustan-do sus conclusiones en funcion de las mismas es ir un paso mas alla.12

Tanto Adam Smith como posteriormente Charles Darwincrdan que dar cuenta de la capacidad de autogobierno normativo esesencial para explicar el desarrollo de la moralidad, puesto que esbasico para entender 10 que Darwin describio como «esa breve peroimperiosa palabra, tan llena de significado: el deber».13 Es intere-sante que ambos 10 explicaran apelando a nuestra naturaleza so-cial.14 Segun Smith, es la simpatia hacia las respuestas que los demasnos ofrecen que hace que volvamos nuestra atencion hacia el inte-rior, creando una conciencia de nuestros propios motivos y caracterescomo objetos capaces de ser juzgados. La simpatia, para Smith, es latendencia a ponernos en ellugar de los otros y pensar como reac-cionariamos si estuvieramos en su lugar. Juzgamos los sentimientos

12. Vease mi The SourcesofNormativity, Cambridge, Cambridge Universiry

Press, 1996.

13. The Descent of Man, pag. 70 (trad. cit.).

14. Freud y Nietzsche tambien apelan a nuestra naturaleza social para expli-

car el origen de la moralidad. Ambos pensaban que nuestra habilidad para domi-

namos es el resultado de haber interiorizado nuestros instintos de dominantes y

haberlos vuelto en nuestra contra. Psicol6gicamente, considero que el fen6meno de

la dominaci6n es un prometedor punto de partida para la busqueda del origen evo-

lutivo de la habilidad para ser motivado por un deber, tal como propuse en TheSources ofNormativity, pags. 157-160. Vease tambien Freud, Civilization and itsDiscontents, Nueva York, W W Norton, 1961 (trad. cast.: El malestar de la cultu-ra, Madrid, Alianza, 1997), especialmente el capitulo VII. Para Nietzsche, veaseThe Genealogyof Morals, Nueva York, Random House, 1967, especialmente el en-

sayo II (trad. cast.: La genealogia de fa moral Madrid, Tecnos, 2003).

ajenos y las acciones resultanteSCl10 que supuestamente senti~los seres humanos fueran seres solinuestra atencion hacia el eueriOl::

pensaria sobre elleon, no sobre 51

mos animales sociales, la sim~somos vistos desde el pumo de ,adentrarnos en sus sentirnientOSllos ojos de los demas, nos com'ellilpia conducta; tal como 10 descr:i1mente en actor y espectador y lUde nuestros sentimientos y mOl"l •

transforma nuestro deseo nar:ur:albien sobre nuestra persona en :II

digno de elogio. Porque estimar cpmo que decir que seria apropiadlespectador interior -conocedonas- esta en una posicion quepecto. Asi, desarrollamos nuesopor pensamientos sobre 10 que

ser.IS

Darwin teoriza que la caprivo surgio de la diferencia entre a

sociales y como nuestros apeotosobre la mente es constante y p"apetitos esepisodico y brusco. EJ

15. Adam Smith, The Theory of31BClassics, 1982 (trad. cast.: La teoria dr2004).

Page 148: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

i:m.alesno humanos tengan ereen-ol:)f'e 1abase de a1guna evidencia;led.: preguntarse a si mismo si 1asre::ncia determinada y va ajustan-b::s. mismas es ir un paso mas alia.12

05Ieriormente Charles Darwinbdde autogobierno normativo eso de [a mora1idad, puesto que esDr: describio como «esa breve peroiplltlcado: el deber».13 Es intere-~iando a nuestra natura1eza so-b.:ia 1asrespuestas que 10sdemas[):i' nuestra atencion hacia el inte-::sues propios motivos y caracteres105. La sirnpatia, para Smith, es 1ade LOS ouos y pensar como reac-lu.:.g:-ar. Juzgamos 10ssentimientos

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II: L :::.cc:>LIanaturaleza social para expli-

1IOa-"":2 .::.uenuestra habilidad para domi-

a:iC ::U'c:>lfOSinstintos de dominantes y

~-;-'e::e. considero que el fen6meno de

'f"- ~Capara la btisqueda del origen evo-~l= ;leber, tal como propuse en The:zs:. :m::bien Freud, Civilization and its1':'::-~ ::-ad. cast.: EI malestar de la cultu-It ;::.~irulo VII. Para Nietzsche, vease

D:C House, 1967, especialmente el en-•• .\.!i.irid, Tecnos, 2003).

ajenos y 1asacciones resultantes como apropiados si coinciden con10 que supuestamente sentiriamos de estar en el1ugar del otro. Si10sseres humanos fueran seres solitarios, sostiene Smith, dirigiriamosnuestra atencion hacia el exterior: un humano temeroso de un leonpensaria sobre el1eon, no sobre su propio miedo. Debido a que so-mos anima1es socia1es, 1asimpatia nos conduce a considerar comosomos vistos desde el punto de vista de 10s demas, y nos permiteadentrarnos en sus sentimientos sobre nuestra persona. A traves de10sojos de 10sdemas, nos convertimos en espectadores de nuestra pro-pia conducta; tal como 10describio Smith, nos dividimos interior-mente en actor y espectador y formamos juicios sobre 10adecuadode nuestros sentimi~ntos y motivaciones. E1 espectador internotransforma nuestro deseo natural de ser ha1agado y de que piensenbien sobre nuestra persona en a1go mas profundo: el deseode serdigno de elogio. Porque estimar que somos dignos de elogio es 10mis-mo que decir que seria apropiado que 10sdemas nos elogiaran, yelespectador interior --conocedor de nuestras motivaciones inter-nas- esta en una posicion que Ie permite emitir un juicio a1 res-pecto. Asi, desarrollamos nuestra capacidad para estar motivadospor pensamientos sobre 10 que debemos hacer y como debemosser.15

Darwin teoriza que 1acapacidad para el autogobierno normati-vo surgio de 1adiferencia entre como nos afectan nuestros instintossocia1esy como nuestros apetitos. E1efecto de 10sinstintos socialessobre 1amente es constante y produce calma, mientras que el de 10sapetitos es episodico y brusco. En consecuencia, 10sanima1es socia-

15. Adam Smith, The Theory of Moral Sentiments (1759), Indianapolis, LibertyClassics, 1982 (trad. cast.: La teoria de los sentimientos morales, Madrid, Alianza,2004).

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les se yen sometidos a frecuentes tentaciones que les impulsan a vio-lar sus instimos sociales a favor de sus apetitos, como por ejemplocuando una hembra descuida a sus crias mientras copula. Nos re-sulta familiar la sensacion de que satisfacer un apetito concreto pa-rece mas importante en el momenta mismo del acto mas que cuan-do ya 10 hemos satisfecho. De manera que cuando las facultadesmentales de un animal social se desarrollan hasta el punto de quepuede recordar haberse rendido ala tentacion, Ie parecera despuesque no merecia la pena y evemualmente aprendera a comrolar talesimpulsos. Darwin sugiere que nuestra capacidad para estar motiva-dos por la apremiante nocion del «deber» se origina en este tipo deexperiencias.16

En un ensayo titulado «Conjeturas sobre los comienzos de la his-toria de la humanidad», Kant teorizo que la forma de autoconcien-cia que subyace en nuestra autonomia podria tambien jugar algun pa-pel en la explicacion de alguno de los otros atributos distintivamemehumanos, incluyendo la cultura, el amor romantico y la capacidadde actuar guiados par el propio interes. Otros filosofos han observadola conexion existeme entre este tipo de autoconciencia con la capa-cidad para ellenguaje. No puedo abordar estas cuestiones aqui, perosi esran en 10 cieno, serian prueba de que solamente los seres hu-manos poseen esta clase de autoconcienciaY

Si esto es cierto, entonces la capacidad para el autogobierno nor-mativo y el control de las intenciones en un nivel mas prof undo que

16. The Descent ofMan, pags. 87-93 (trad. cir.).17. «Conjectures on the Beginning of Human History» (1786), en Kant, Po-

litical Writings, 2a ed., Hans Reiss (camp.), Cambridge, Cambridge UniversityPress, 1991.

10 acompafia es probablememeeluso adecuado de esta capacicbd Ibre 10 que debemos hacer y 3CD

cuentra la esencia de la mora.li<W.

del bien. De modo que no esroy4ma que «en lugar de intemar qu£hacen los simios, hemos desarrul

valor de la comunidad y ellugiltener sobre nuestros intereses u.vado esta cuestion mucrusimo D

cual nosotros tenemos sistemas I

ferencia no es meramente una 0

La habilidad para acrnar 1DI

una diferencia precisameme podenomina una diferencia a sail

por principios y valores es ma,bernada por el instinto, el deSClte y sociable que esta ultima SIC

bre el hombre que decide enfrc

falso testimonio es propia de uen nuestra vida diaria vemos 2J

sobre como del;>emoshacer lasmente tratamos de estar ala ••Los seres humanos nos esfonresponsables y valientes ann eI

cuando un simio sea en oca.sil

no es porque crea que debe seesfuerzos que realiza un adolesmanifestacion de la tendencia I

do por ideales mas que empu

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lemaciones que les impulsan a vio-de 5US apetitos, como por ejemploSU5 crias mientras copula. Nos re-~s.uisfacer un apetito concreto pa-uw mismo del acto mas que cuan-n.mera que cuando las facultadesri.::sarrollan hasta el punto de quea La (emacion, Ie parecera despuesrimeme aprendera a controlar talesae::.-ua capacidad para estar motiva-I •deber» se origina en este tipo de

nrras sobre los comienzos de la his-mo que la forma de autoconcien-mia podria tambien jugar algun pa-k..'lS orros atributos distintivamented amor romantico y la capacidad~ Orras fJ.1osofoshan observadopo de auroconciencia con la capa-~,rdar estas cuestiones aqui, pero~. de que solamente los seres hu-oo..:iencia.1"'7

pKidad para el autogobierno nor-DC:S en un nivel mas prof undo que

'::-i=an History» (1786), en Kant, Po-IF - Cambridge, Cambridge University

10 acompafia es probablemente especifico del ser humano. Yes en eluso adecuado de esta capacidad (la habilidad para formar juicios so-bre 10 que debemos hacer y actuar en consecuencia) donde se en-cuentra la esencia de la moralidad, no en el altruismo 0 en la busquedadel bien. De modo que no estoy de acuerdo con De Waal cuando afir-ma que «en lugar de intentar que nuestras relaciones mejoren, comohacen los simios, hemos desarrollado ensefianzas explicitas sobre elvalor de la comunidad y ellugar precedente que tiene 0 que debetener sobre nuestros intereses individuales. Los humanos hemos lle-vado esta cuestion muchisimo mas lejos que los simios, razon por lacual nosotros tenemos sistemas morales y ellos no» (pag. 54). La di-ferencia no es meramente una cuestion de grado.

La habilidad para actuar motivado por un deber no constituyeuna diferencia precisamente pequefia. Representa 10 que De Waaldenomina una diferencia a saltos. Una forma de vida gobernadapor principios y valores es muy diferente a una forma de vida go-bernada por el instinto, el deseo y la emocion, por muy inteligen-te y sociable que esta ultima sea. La historia que contaba Kant so-

bre el hombre que decide enfrentarse a la muerte antes que prestarfalso testimonio es propia de un drama moral en toda regIa, peroen nuestra vida diaria vemos analogias constantes. Tenemos ideassobre como de~emos hacer las cosas y comportarnos, y constante-mente tratamos de estar a la altura. Pero los simios no viven asi.Los seres humanos nos esforzamos por ser honestos, educados,responsables y valientes aun en circunstancias adversas. Pero auncuando un simio sea en ocasiones cortes, responsable 0 valiente,no es porque crea que debe serlo. Aunque sea algo primitivo, losesfuerzos que realiza un adolescente para estar a la ultima son unamanifestacion de la tendencia del ser humano a vivir su vida guia-do por ideales mas que empujado por merosimpulsos y deseos.

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Sufrimos enormemente cuando nos autoevaluamos, y en conse-cuencia desplegamos comportamientos malvados y enfermizos.Esto es parte de 10 que queda decir anteriormente cuando afirmeque los seres humanos aparentan estar psico16gicamente danadosde un modo tal que sugiere una ruptura con la naturaleza. Peronada de esto quiere decir que la moralidad sea una fina capa querecubre nuestra naturaleza animal. Es precisamente 10 contrario:el cara.cter distintivo de la acci6n humana nos dota de una formade estar en el mundo completamente diferente.

Lo que quiero decir no es que los seres humanos vivan sus vidassobre la base de principios y valores y sean siempre nobles y que el res-to de animales no 10hagan y sean por tanto viles. La singularidad dela acci6n humana es Fuente de nuestra capacidad para ejercer el mal10mismo que para ejercer el bien. Un animal no puede ser juzgadoni ser considerado responsable por haber seguido un impulso. Los ani-males no son viles: simplemente, estan mas aHade todo juicio mo-ral. Estoy de acuerdo con De Waal en que al decir que una personaque actua con maldad actua «como un animal» (<<Elhombre es un lobopara el hombre») puede ser de algun modo enganoso. Pero de algu-na manera, no constituye un insulto a los animales no humanos, dela misma manera que referirnos a una persona que sufra de danoscerebrales como un vegetal tampoco es un insulto hacia las plantas.Ai igual que esta segunda frase quiere decir que la persona ha sido des-pojada de su naturaleza animada, la primera quiere decir que seha alejado de su naturaleza humana. Ai seguir sus impulsos mas fuer-tes sin reflexionar, la persona ha perdido la capacidad de ejercer el tipode control intencional sobre sus movimientos que nos hace huma-nos. No es la unica forma de hacer el mal, pero es un ejemplo.

Anteriormente he afirmado que es muy probable que nos sinta-mos mas c6modos sobre las diferentes formas en que usamos al res-

to de los animales si pensamos ell I

nosotros mismos. Es imporrante.cias que acabo de describir dducomodidad, sino todo 10 conIDlllcuenta la historia de un mono c

objetos contra un observador humjetos, el capuchino cogi6 un:a.Dhumano. De Waal obserya que I

considerar a 10sseres pertenecieujetos ambulantes».18 Pero nin;OUIIa quienes pertenecen a especies dque la nuestra; somos la Unica elifesta mal. En tanto que seres c:ap.a::a=

siderarnos responsables de nue51capaces de preocuparnos per 10 tI

que podemos conseguir para I10KI

de tratar al resto de 10sanimaks I

suIte costoso.

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nos auroevaluamos, y en conse-

miemos malvados y enfermizos.

~ anreriormente cuando afirme

Ie:STaI psicologicamente danados

I ruprura con la naturaleza. Pero

moralidad sea una fina capa que

01.1.. Es precisamente 10 contrario:

I humana nos dota de una formaCJre diterente.

iwcl:5 s.eres humanos vivan sus vidas

•~-sean siempre nobles y que el res-

~r ramo viles. La singularidad de

~a capacidad para ejercer el mal

Cn animal no puede ser juzgado

~ seguido un impulso. Los ani-

es:::.m mas alIa de todo juicio mo-

l.en que al decir que una persona

IiIilC animal» (<<E!hombre es un lobo

ir:. :nodo enganoso. Pero de algu-

ro .:<. 105 ani males no humanos, de

tL..":a persona que sufra de danos

(I) es un insulto hacia las plantas.

l': uccir que la persona ha sido des-

• La primera quiere decir que seI. _-\1 seguir sus impulsos mas fuer-

~, J.a. capacidad de ejercer el tipo

D'i'L"TIiemosque nos hace huma-

ei maL pero es un ejemplo.

~e:smu:- probable que nos sinta-

1[.:5 rormas en que usamos al res-

to de los animales si pensamos en ellos como seres muy diferentes a

nosotros mismos. Es importante decir que no creo que las diferen-

cias que acabo de describir deban proporcionarnos este nivel de

comodidad, sino todo 10 contrario. En Bien natural De Waal nos

cuenta la historia de un mono capuchino enfadado que arrojaba

objetos contra un observador humano. Cuando se Ie acabaron los ob-

jetos, el capuchino cogio una mona ardilla y la arrojo contra el

humano. De Waal observa que «a menudo, los animales parecen

considerar a los seres pertenecientes a otra especie como meros ob-

jetos ambulantes».18 Pero ninguna especie es mas culpable de tratar

a quienes pertenecen a especies distintas como objetos ambulantes

que la nuestra; somos la unica especie que es consciente de que esto

esta mal. En tanto que seres cap aces de hacer 10 que debemos y de con-

siderarnos responsables de nuestras acciones, yen tanto que seres

capaces de preocuparnos por 10 que somos y no simplemente de 10que podemos conseguir para nosotros mismos, tenemos la obligacion

de tratar al resto de los animales decentemente, aun cuando nos re-

suIte costoso.

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EriCA Y EVOLUCION:COMO SE LLEGA HASTAAOuf

Con la posible excepci6n de Jane Goodall, Frans de Waal ha hechomas que ningun otro primat6logo por cambiar la forma en la que en-tendemos la vida social de nuestros parientes evolutivos mas cercanos.Sus concienzudas observaciones y experimentos han revelado las ca-pacidades para identificar y responder alas necesidades de sus conge-neres en los aparentemente mas sofisticados chimpances y bonobos,capacidades tambien presentes en otros primates. Sus detallados ejem-plos sobre la forma en que estas capacidades se manifiestan han acabadocon eltemor, anteriormente muy comun entre los primat6logos, de quepostular la existencia de estados y disposiciones psico16gicamente com-plejas en los primates es una forma de antropomorfismo sentimental.Cualquier investigador que espere utilizar el comportamiento socialde los primates como via para entender determinados aspectos denuestras propias practicas deberia estarle profundamente agradecido.

En su Conferencia Tanner, De Waal parte de decadas de cui-dadosas investigaciones para desarrollar 10 que Darwin ya habiaprevisto en el capitulo 5 de Elorigen del hombre. De Waal sugie-re que la moralidad humana nace de una serie de disposiciones

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que compartimos con otros primates, particularmente con aquellos

mas proximos a nosotros en el arbol filogenetico. Pero, al igual que

el, mi idea sobre su propuesta resulta muy vaga en aspectos cru-

ciales: ~que queremos decir exactamente cuando afirmamos que

la moralidad «procede» de rasgos presentes en los chimpances, 0

que la moralidad es «una consecuencia de los instintos sociales que

compartimos con otros animales», que «muy en el fondo» somos ver-

daderamente morales, 0 que «los componentes basicos de la mo-

ralidad son muy antiguos evolutivamente hablando»? Para abor-

dar esta postura con mayor precision articulare una version propia

de 10 que creo que De Waal podria tener en mente. Si esta no es la

idea que eI tiene, espero que Ie impulse a desarrollar una alterna-

tiva mas concreta que la que ha desarrollado hasta ahora.

De hecho, creo que la propia presentacion de De Waal se ve obs-

taculizada por su deseo de machacar 10 que en su opinion es una

teoria que rivaliza con su propia vision: ese rival, la «teoria de la

capa», ha de ser demolido. Pero el hecho de que la destruccion de

la teoria sea tan facil deberia servir para alertarnos de que es posible

que nos enfrentemos a algunos problemas que no han sido 10 sufi-

cientemente explicados.

Tal como yo la entiendo, la teoria de la capa divide el reino animal

en dos. Por un lado estan los animales no humanos, que carecen de

la capacidad de la empatia y la amabilidad, y cuyas acciones, hasta el

punta en que pueden ser entendidas como intencionales, son la ex-

presion de deseos egoistas. Por otro, los seres humanos, que a menudo

actuan guiados por impulsos egoistas, pero que tambien son capaces

de vencer el egoismo y sentir empatia por los demas, reprimir sus

tendencias mas viles y sae:ri6at--

les elevados. Los miembros de.-:egoistas que son tan cOIDunesCil

del mundo animal, pero tieoeo ..

dominar dichas disposiciones. :NIltorio lleno de malas hierbas; pall

De Waal adscribe esta posIII

conferencia pronunciada en 1ftroo Acusa a Huxley de de5\-i:ane~

no me queda claro que, ann am

adecuada del punto de vista de 11este justificada. Un Huxley pIemque la evolucion humana impIicgico que muestra una tendencia:

raleza psicologica; no se traGI.ck.a nosotros se oponga a nue.srr:a D

mos conflictos internos que DO

nuestras vidas. Por supuesro, seD

winista que elaborara una teom

podria haber evolucionado, pel!

ser especulativa, Huxley no seri:I

constituye un aditivo no naIllEll

La version de la teoria de L

tambien se ocupa De Waal ~

bre el comienzo y el final de eSII

tivo tenemos una serie de antep

chimpances que caredan de CII

patia. Los seres humanos de ~

trolar sus urgentes impulsos, y.una coleccion de estrategias di

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~:e:s. particularmente con aquellos6J1 filogenetico. Pero, al igual queroaha muy vaga en aspectos cru-iL--:,dffiemecuando afirmamos queP5.:nesentes en los chimpances, 0u-:n.cia de los instintos sociales que> •• .::.ae.0 muy en el fondo» somos ver-)5 Cl0rnponentes basicos de la mo-[c",-arneme hablando»? Para abor-i:i:cmarticulare una version propia1":-:' c-:oer en mente. Si esta no es lair:::?uJlsea desarrollar una alterna-a.esarrollado hasta ahora.prescmacion de De Waal se ve obs-~.:ar 10 que en su opinion es unaI -,-:510n:ese rival, la «teoria de lac::ni:"chode que la destruccion deif- ?,dIa alertarnos de que es posibleI'iCbIemasque no han sido 10 sufi-

I C.o: Aa capa divide el reino animalla.C-:e:sno humanos, que carecen deab;ridad, ~T cuyas acciones, hasta el~ como intencionales, son la ex-• t'2~50Creshuman os, que a menudo&.s.pero que tam bien son capaces~::.a por 10sdemas, reprimir sus

tendencias mas viles y sacrificar sus propios intereses en favor de idea-les elevados. Los miembros de nuestra especie poseen las disposicionesegoistas que son tan comunes en las partes mas complejas del restodel mundo animal, pero tienen algo mas, a saber, la habilidad paradominar dichas disposiciones. Nuestra psique no es, pues, un terri-torio lleno de malas hierbas; podemos ser, tambien, sus jardineros.

De Waal adscribe esta postura a T H. Huxley, en cuya celebreconferencia pronunciada en 1893 introdujo la metafora del jardine-rooAcusa a Huxley de desviarse del darwinismo en este punto, perono me queda claro que, aun cuando esta fuera una representacionadecuada del punto de vista de ~uxley (cosa que dudo), la acusacioneste justificada. Un Huxley plenamente darwinista podria responderque la evolucion humana implica la emergencia de un rasgo psicolo-gico que muestra una tendencia a inhibir otra parte de nuestra natu-raleza psicologica; no se trata de que un elemento misterioso exteriora nosotros se oponga a nuestra naturaleza, sino de que experimenta-mos conflictos internos que nunca antes habian formado parte denuestras vidas. Por supuesto, seria razonable pedir a este Huxley dar-winista que elaborara una teoria sobre como este nuevo mecanismopodria haber evolucionado, pero aun cuando la respuesta resultaraser especulativa, Huxley no seria culpable de asumir que la moralidadconstituye un aditivo no naturalista.

La version de la teoria de la capa que he perfilado y de la quetambien se ocupa De Waal adopta un punto de vista espedfico so-bre el comienzo y el final de este proceso. En nuestro pasado evolu-tivo tenemos una serie de antepasados comunes de seres humanos ychimpances que caredan de capacidades para el altruismo y la em-patia. Los seres humanos de hoy en dia cuentan con formas de con-trolar sus urgentes impulsos, y teorizamos sabre la moralidad comouna coleccion de estrategias disciplinarias. La verdadera objecion

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que se Ie puede hacer a la teoria de la capa asi formulada es que su pun-to de partida es erroneo. La teoria se ve falsada por toda la evidenciaque De Waal ha acumulado sobre las tendencias de chimpances, bo-nobos y, hasta cierto punto, otros primates.

Saber valorar en su justa medida este punto debe ser nuestro pri-mer paso en la investigacion de la historia evolutiva que une las dis-posiciones psicologicas de nuestros antepasados con las capacidadesque subyacen en nuestro comportamiento moral actual. De Waalhace afiicos su version de la teoria de la capa clarificando el punto departida de la misma (despues de todo, ha dedicado gran parte de suvida a este proyecto), pero es mucho menos claro ala hora de con-siderar el punto terminal. T erminos vagos como «componentes ba-sicos» 0 «consecuencia directa» aparecen porque De Waal no ha pen-sado 10 suficiente sobre el fenomeno humano cuya existencia en suopinion puede verse anticipada en la vida social de los chimpances.

Existe un opuesto de la teoria de la capa que podriamos lla-mar la «teoria de la solidez absoluta». Esta teoria sostiene que la mo-ralidad esta presente de una forma basica en nuestros antepasa-dos evolutivos. Quizas en los tiempos de mayor gloria de lasociobiologia humana hubo quienes sintieron la tentacion de afi-liarse a dicha teoria, al suponer, par ejemplo, que la moralidadhumana se reduce ala disposicion para evitar el incesto (y otras ten-dencias sencillas similares), y que todas ellas tienen una explicacionevolutiva que puede ser aplicable a un amplio numero de orga-nismos.1 Esta teoria considera que el termino del proceso evolu-tivo que da como resultado la moralidad humana es 10 mismo quese da en el punto de partida prehumano. No deja de ser ni mas ni

1. Vease por ejemplo Michael Ruse y E, O. Wilson, «Moral Philosophy as

Applied Science», en Philosophy, nO61, 1986, pags. 173-192. Pese a que este ar-

menos plausible que la propia reala caracteriza. Todas las postu.raSqmestin, sin embargo, en un teITellll

De Waal presenta su conferell

Gould, para ser precisos con un pofrecer una respuesta a las explicaciahumana. Creo que merece la penal

de Gould: su comentario de que CD

descienden de los simios» podelDOlresaltar bien las continuidades, bieI

ejemplo, la frase de Darwin sot.cion» representa fielmente dos asp

cendencia y la modificacion. B 3

conferencias pronunciadas par De'(<<componentesesenciales», «CQDSl

tituto de cualquier sugerencia esp

cendido» y que ha sido modificadde la capa tal como ella expone, c:

De hecho, De Waal nos ofrece m:conocido. Ha demostrado esrar

tfculo adopta un punta de vista radiCJli

la moralidad, creo que seria injusto ao

tero los postulados de esta corriente tOO

de la sociobiologia en el terreno de la cVaulting Ambition (Cambridge, MA,.

Ways of "Biologicing" Ethics» (en mi

York, Oxford University Press, 2003])

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Iapa asi formulada es que su pun-5ie Yc taIsada por toda la evidenciai.:s rendencias de chimpances, bo-p!"""JIUres.

~ Q-repumo debe ser nuestro pri-b-wria evolutiva que une las dis-~amepasados con las capacidades[;;L"J1jemomoral actual. De WaalIe La capa clarificando el pumo dedo. ha dedicado gran parte de suIi) menos claro ala hora de con-lS ',-a.goscomo «componemes ba-ECeTI porque De Waal no ha pen-K:i humano cuya existencia en su1.. -,ida social de los chimpances.L c.e Ia capa que podriamos lla-"'.L-:r:areoria sostiene que la mo-~ oisica en nuestros antepasa-~!TIPOS de mayor gloria de laIeS siurieron la tentacion de afi-fK'" eiemplo, que la moralidadR:""aC'\irarel incesto (y otras ten-klls ellas rienen una explicacion•. un amplio numero de orga-=el rermino del proceso evolu-Ili.ci.ad humana es 10 mismo que1IU..i-:1.O. ~o deja de ser ni mas ni

.E. O. \\ilson, «Moral Philosophy as

It.~. 173-192. Pese a que este ar-

menos plausible que la propia teoria de la capa tal como De Waalla caracteriza. Todas las posturas que son de algun modo interesamesestan, sin embargo, en un terreno intermedio.

De Waal presenta su conferencia con una cita de StephenJayGould, para ser precisos con un pasaje en el que Gould intemabaofrecer una respuesta a las explicacionessociobiologicas de la naturalezahumana. Creo que merece la pena reflexiol1arsobre otra observacionde Gould: su comentario de que cuando decimos «Losseres humanosdescienden de los simios» podemos enfatizar uno u otro aspecto pararesaltar bien las continuidades, bien las diferencias. 0, por poner otroejemplo, la Frase de Darwin sobre la «descendencia con modifica-cion» represema fielmente dos aspectos del proceso evolutivo: la des-cendencia y la modificacion. EI aspecto menos satisfactorio de lasconferencias pronunciadas por De Waal esver como un lenguaje vago(<<componentesesenciales», «consecuencia directa») actua como sus-tituto de cualquier sugerencia especifica sobre que es 10 que ha «des-cendido» y que ha sido modificado. Criticar tan duramente la teoriade la capa tal como ella expone, 0 su opuesto, no es suficiente.

De hecho, De Waal nos ofrece mas de 10 que hasta ahora yo Ie he re-conocido. Ha demostrado estar al dia respecto a los avances en el

ticulo adopta un punto de vista radical mente simplificado sobre el contenido de

la moralidad, creo que seria injusto acusar a Ruse y Wilson de suscribir por en-

tero los postulados de esta corriente teorica. Para una discusion de las incursionesde la sociobiologia en el terreno de la etica, vease el ultimo capitulo de mi libro

Vaulting Ambition (Cambridge, MA, MIT Press, 1985), y mi articulo «Four

Ways of "Biologicing" Ethics» (en mi recopilacion In Mendel's Mirror [Nueva

York, Oxford University Press, 2003]).

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campo de la etica evolutiva (0 de la evolucion de la etica) de los ul-timos quince afios, un periodo en el que el ingenuo reduccionismode las explicaciones de la sociobiologia har{ dado paso a propuestasque parecen proponer una alianza entre Darwin y Hume. La tradi-cion sentimentalista de la teoria etica, en la que, tal como De Waalapunta, Adam Smith merece ocupar cuando menos una posicionigual a la de Hume, ha ido ganando enteros entre los filosofos ac-tuales. Yal tiempo que 10 ha hecho, aquellos expertos en etlca que po-dian haber tendido hacia posturas evolutivas se han visto tentados por10 que denominare el «sefiuelo de Hume-Smith».

Este sefiuelo consiste en centrar nuestra atencion en el papel fun-damental que la empada desempefia en los discursos eticos de Humey Smith. De modo que primeramente se postula que la conductamoral consiste en la expresion de las pasiones apropiadas, y que la em-patia tiene una importancia clave para estas pasiones. Despues, seargumenta que los chimpances poseen capacidades para la empada,y se concluye que poseen el tipo de nucleo que psicologicamente lamoralidad exige. Si 10 que nos preocupa es saber que se quiere decirexactamente con el papel «central» de la empada 0 con expresionescomo el «nucleo» de la psicologia moral, el teorico evolutivo 0 el pri-matologo siempre pueden repartirse la responsabilidad. Hume, Smithy sus coetaneos dilucidaron la forma en que la empada forma partede la psicologia y el comportamiento morales; los primatologoshan demostrado la existencia de tendencias empaticas en la vidasocial de los primates; y los teoricos de la evolucion demuestrancomo estas tendencias pueden haber evolucionado.2

2. Todo ello exige desarrollar los estudios sobre la cooperaci6n iniciados por Ro-

bert Trivers, Robert Axelrod y W D. Hamilton para poder tener en cuenta las mo-

tivaciones subyacentes. Como un posible ejemplo, vease mi ensayo «The Evolutionof Human Altruism» (Journalo/Philosophy, 1993; reimpreso en In Mendel's Mirror).

AI caracterizar esta estrategU 01

pretendo sefialar que resulra rodchos auto res pretenden (induidos~parte no 10 sean). Para coropreJMIsentan, debemos examinar la nocinocer con exactitud que tiPOS~::Icubrirse en estudios con primaD'S"sentimientos morales invoCados I

De Waal desea reconocer que III

posiciones que no son merameDIposiciones resulta Util pensar en cgico».Tal como yo 10 entiendo, d::l

compleja que implica un ajusre I

ciones sobre la base de la percepcajenas. De Waal distingue corraaltruismo de su concepcion bioipromocion del exito reprodua:ftductivo para uno mismo; ral eminteresante es la que aplicamos'"tamiento intencional, que pueOrsamiento sobre la asistencia al a:i

Para ser exactos, el altruisImterminos de la relacion existe:Ill£cos que varian segun sea la perafotro. Si bien una respuesta alrruicacion de las emociones 0 imeDltroducir el concepto si hicierama un organismo A en un contedtienen ningun efecto percepribllgamos que A prefiere una opeiOl

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~ La evoluci6n de la etica) de los ul-::nd que el ingenuo reduccionismoio"fogiahan: dado paso a propuestasz:aentre Darwin y Burne. La tradi-e::::ica.en la que, tal como De Waal::.up-ar cuando menos una posici6nmao emeros entre los fi16sofos ac-0. aquellos expertos en etica que po-•e-.U!Ullyasse han visto tentados porr Hume-Smith».:u nl.lesrraatenci6n en el papel fun-=ita en 105discursos eticos de Burnememe se postula que la conductaIS ~-iones apropiadas, y que la em-IE ?,Ma estas pasiones. Despues, seDIS....~ncapacidades para la empatia,tie micleo que psico16gicamente la~""llpa es saber que se quiere decirI. de la empatia 0 con expresionesm.Dral.el te6rico evolutivo 0 el pri-run:sponsabilidad. Burne, SmithInO. en que la empatia forma parteicmo morales; los primat610goslrendencias empaticas en la vida

iclO1'5 de la evoluci6n demuestrantier n-olucionado.2

lI::l! i'iJoi:JIx !a cooperaci6n iniciados por Ro-

!W::'x:?.ara poder tener en cuenta las mo-~-,foO_ y6tse mi ensayo «The Evolution

~. = '::':;3: reimpreso en In Mendel's Mirror).

AI caracterizar esta estrategia como el «sefiuelo de Burne-Smith»,pretendo sefia1arque resulta mucho mas prob1ematica de 10que mu-chos autores pretenden (incluidos algunos fi16sofos,aunque la mayorparte no 10 sean). Para comprender las dificultades que se nos pre-sentan, debemos examinar 1anoci6n de altruismo psico16gico, reco-nocer con exactitud que tipos de a1truismo psico16gico pueden des-cubrirse en estudios con primates, y vincu1ar estas cuestiones con 10ssentimientos morales invocados por Burne, Smith y sus sucesores .

De Waal desea reconocer que los primates no humanos tienen dis-posiciones que no son meramente egolstas; para explicar estas dis-posiciones resulta Util pensar en el concepto de «altruismo psico16-gico».Tal como yo 10entiendo, el altruismo psico16gicoes una noci6ncompleja que imp1ica un ajuste de 10s deseos, intenciones y emo-ciones sobre la base de la percepci6n de 10sdeseos y 1asnecesidadesajenas. De Waa1 distingue correctamente 1anoci6n psico16gica dealtruismo de su concepci6n bio16gica, definida en terminos de lapromoci6n del exito reproductivo de 10sotros con un coste repro-ductivo para uno mismo; tal como sefia1aDe Waal, 1anoci6n masin teresante es la que ap1icamos unicamente al concepto de compor-tamiento intencional, que puede ser desvinculada de cualquier pen-samiento sobre la asistencia a1exito reproductivo de otros animales.

Para ser exactos, el a1truismo psico16gico deberia exp1icarse enterminos de 1arelaci6n existente entre diferentes estados psico16gi-cos que varian segun sea 1apercepci6n de los deseos 0 necesidades delotro. Si bien una respuesta altruista puede consistir en una modifi-caci6n de 1asemociones 0 intenciones, podria resultar mas facil in-troducir el concepto si hicieramos referencia a1deseo. Imaginemosa un organismo A en un contexte en el que las acciones posibles notienen ningun efecto perceptible sobre otro organismo B, y supon-gamos que A prefiere una opci6n determinada. Podria ser cierto que

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en un contexto muy similar al original, en el que hubiera un efectoperceptible sobre B, A eligiera un curso de acci6n diferente en el queA prestase mas atenci6n a los deseos 0 necesidades de B. Si se cum-plen estas condiciones, entonces A habra cumplido los requisitosminimos para decir que tiene una disposici6n altruista respecto a Ben tanto que beneficiario. Sin embargo, las condiciones no seria su-ficientes si no se da tambien el caso de que el cambio de preferenciade A en la situaci6n en la que los intereses de B entran en juego es cau-sado por la percepci6n por parte de A de que una acci6n alternativaestaria mas de acuerdo con los deseos 0 necesidades de B, y mas atin,de que el cambio no fue generado por un dlculo de que llevar ade-lante esa alternativa podria satisfacer otras de las preferencias de A.Este ejemplo me sirve para explicar la idea de que 10que hace que undeseo sea altruista es la disposici6n para modificar 10que se elige enuna situaci6n en la que existe un impacto perceptible sobre otro,que la modificaci6n alinea la elecci6n con mayor exactitud con losdeseos y necesidades percibidos del otro, que la modificaci6n es cau-sada por la percepci6n de esos deseos y necesidades, y que ello noimplica un dkulo de las ventajas esperadas como satisfacci6n de laspreferencias actuales.

Ilustremos 10 anterior con un ejemplo. Supongamos que A seencuentra con algo de comida y quiere comerla toda; es decir, queen ausencia de B, A se la comeria toda. Sin embargo, en presenciade B, A podria elegir compartir su comida con B (modificando asiel deseo que habria estado operativo en el contexto en el que B es-taria ausente), podria hacerlo porque A percibe que B tambien de-sea parte de la comida (0 quiza que B necesita parte de la comida),y podria ademas hacerlo sin que haya cakulado que el compartirpodria aportarle algtin beneficio egoista ulterior (por ejemplo, queB se muestre mas predispuesto a corresponderle en ocasiones futu-

ras). Bajo estas circunstanci~ d t

truista respecto de B.Podemos pensar en la misma Cl

emociones 0 las intenciones: una I

bria estado operativo que es causadio necesidades del otro y que no SUI

cios futuros. Pero incluso si nos a.del deseo altruista, deberia esrar ciaaltruismo psico16gico. Tal como SIll

yuntiva entre «deseos 0 necesidadebien a los deseos 0 alas necesic:bdlforma tipica, ambos tenderan a cnialtruistas deben elegir a cmil arendltituye una respuesta alas necesidtruismo de tipo no paternali~ CI

Mas alla de la distinci6n entrenalista, es asimismo importante mdel altruismo: la intensidad, el I'2II!

treza. La intensidad viene marcadamoda el deseo (0 la necesidad) pen:plo sobre el reparto de comida qconcretamente este aspecto en la Iesta dispuesto a asignar a su bendimarcado por el conjunto de conlerespuesta altruista. Tomemos unc

ces macho adultos podrian estar c

3. Vease «The Evolution ofHum;II

respuesta puede oscilar entre una a.bnqmo de la regla de oro» (compartir a IDflCi

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~. en el que hubiera un efectoW"5() de acci6n diferente en el queI)j 0 necesidades de B. Si se cum-A habra cumplido los requisitosc:lli-posici6naltruista respecto a B.argo. las condiciones no seria su-» de que el cambio de preferenciacn::ses de B entran en juego es cau-~_-\de que una acci6n alternativaos 0 necesidades de B, y mas aun,par un cilculo de que llevar ade-::erorras de las preferencias de A.k idea de que 10que hace que un,para modificar 10que se elige enimpacro perceptible sobre otro,ion am mayor exactitud con losouo. que la modificaci6n es cau-

iIro'5 y necesidades, y que ello nosper.adas como satisfacci6n de las

e:'emplo. Supongamos que A se11Ii..:recomerla roda; es decir, querod.a. Sin embargo, en presenciacomida con B (modificando asf

IiU en el contexto en el que B es-IUC _-\ percibe que B tambien de-~B necesita parte de la comida),12~.'a.calculado que el compartir~U"TI. ulterior (por ejemplo, queIIrrcsponderle en ocasiones futu-

ras). Bajo estas circunstancias, el deseo de A de compartir es al-truista respecro de B.

Podemos pensar en la misma estructura aplicada al caso de lasemociones 0 las intenciones: una modificaci6n del estado que ha-brfa estado operativo que es causada por la percepci6n de los deseoso necesidades del otro y que no surge de ningun dlculo de benefi-cios futuros. Pero incluso si nos concentramos unicamente en el casodel deseo altruista, deberia estar claro que existen muchas formas dealtruismo psico16gico. Tal como sugiere mi propia formulaci6n dis-yuntiva entre «deseos 0 necesidades», un altruista podrfa responderbien a los deseos 0 alas necesidades percibidas del beneficiario. Deforma tfpica, ambos tenderan a coincidir, pero cuando divergen, losaltruistas deben elegir a cual atender. El altruismo paternalista cons-tituye una respuesta alas necesidades mas que a los deseos; el al-truismo de tipo no paternalista,. en cambio, hace 10opuesto.

Mas alia de la distinci6n entre altruismo paternalista y no pater-nalista, es asimismo importante reconocer otras cuatro dimensionesdel altruismo: la intensidad, el rango 0 extensi6n, el alcance y la des-treza. La intensidad viene marcada por el grado al que el altruista aco-moda el deseo (0 la necesidad) percibido en el beneficiario; en el ejem-plo sobre el reparto de comida que hemos presentado, se observaconcretamente este aspecro en la porci6n de comida que el altruistaesta dispuesto a asignar a su beneficiario.3 El rango 0 extensi6n vienemarcado por el conjunto de contextos en los que el altruista ofrece surespuesta altruista. Tomemos un ejemplo de De Waal: dos chimp an-ces macho adultos podrfan estar dispuestos a compartir en toda una

3. Vease «The Evolution of Human Altruism». Tal como hemos apuntado, la

respuesta puede oscilar entre una abnegaci6n absoluta (darlo todo) a un «altruis-

mo de la regIa de oro» (compartir a medias) 0 un egolsmo absoluto (no dar nada).

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serie de situaciones, pero si 10que esd. en juego es muy importante (par

ejemp10, 1aposibilidad de monopo1izar el acceso ala reproduccion),

un otrora amigo podria actuar con verdadero desprecio por 1asnece-

sidades 0 deseos del otro.4 E1 alcance del altruismo se expresa en el

conjumo de individuos a quienes el altruista esta dispuesto a ofrecer

una respuesta altruista. Finalmente, 1adestreza del altruista se mide me-

diante 1a habilidad para discernir, a 10 largo de una gama de situa-

ciones, 10s deseos rea1es del beneficiario en potencia (0, para 10s al-

truistas paternalistas, 1as necesidades rea1es del mismo).

Aun cuando ignoremos 1as comp1icaciones de elaborar un enfo-

que similar para 1aemocion y 1asintenciones, e induso si dejamos a un

1ado 1adistincion entre el altruismo de tipo paternalista y el no pater-

nalista, es evidente que 10s altruistas psico1ogicos se nos presentan en

una amp1ia gama de tipolGgias. Pensemos en un espacio cuatridi-

mensional: podemos elaborar una serie de «perfiles de altruismo» que

capten 1as diferentes imensidades y 1as variadas habi1idades con 1as

que 10sindividuos responden a 10largo de un amp1io rango de contextos

y de beneficiarios en potencia. Algunos de esos posib1es perfiles mues-

tran respuestas de baja intensidad ante muchos individuos en muchas

situaciones; otros mostraran respuestas de alta intensidad hacia unos

pocos individuos en casi todas 1assituaciones; y habra otros que mues-

tren respuestas dirigidas a 10s individuos mas necesitados en cualquier

situacion, en 10s que 1a intensidad de 1arespuesta sera proporcional al

nivel de necesidad. ~Cual de estos perfiles, si es que existen, encontra-

mos en 10s seres humanos y en 10s animales no humanos? ~Existe un

unico tipo al que nos gustaria que to do el mundo se adecuase, 0 es 1a

diversidad 1amarca de un mundo moralmente ideal?

4. Vease Frans de Waal, Chimpanzee Politics, Baltimore, Johns Hopkins Uni-versity Press, 1982 (trad. cit.).

P1anteo estas cuestiones no ~

mas, sino como forma de ~altruismo psico1ogico, Y 10 i.nsosmI

vez que sabemos que 10sanimales-demos inferir que ellos tambienm

cos de 1amoralidad. E1declive de b I

1a entiende nos dice que nue:stIUI1ugar en el campo del altruismo.l

tamente egoista. Hasta que no tal!

formas espedficas del tipo de aim

tre 10s chimpances y otroS p~

pamos eua1es de esos tipos son HImaturo asegurar que 1amoralic:bll

de 1as tendencias que estoS a.D.U'IUI

De Waa1 ha construido un arguuten cia de a1gunas formas de ah:nhumano. Creo que el mejor ejeI

en Bien natural y que reproduce

y 10s neumaticos. Su descripeiOB

el joven Jakie modi fico sus desea

otro que pudiera haber albeIg3d

percepcion de eua1es eran 105de

dificados iban dirigidos a sacisfapercibidos por Jakie; y ann CWII

del egoismo psico1ogico podrial

bio tuvO 1ugar a raiz de alglin Ci

extremadamente diHcil fonnul:

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eesci en juego esmuy importante (por0?Olizar el acceso ala reproduccion),DIl yerdadero desprecio por las nece-bee del altruismo se expresa en elIf:S d alrruista esta dispuesto a ofrecerB:..la desrrezadel altruista se mide me-rll.:-. a 10largo de una gama de situa-~ciario en potencia (0, para los al-bdes reales del mismo).

oomplicaciones de elaborar un enfo-mrenciones, e incluso si dejamos a un0::'0 de ripo paternalista y el no pater-50s psicalogicos se nos presentan en. Pensemos en un espacio cuatridi-g sene de «perfiles de altruismo» quer:s :" las yariadas habilidades con las~ de un amplio rango de contextos~T1}OS de esosposibles perfiles mues-I,m:e muchos individuos en muchasllICSCaS de alta intensidad hacia unoss.1!Ud.ciones;y habra otros que mues-i\iJuos mas necesitados en cualquierlae Rarespuesta sera proporcional al~perliles, si es que existen, encontra-II Lrrllrnalesno humanos? ~Existeune codo el mundo se adecuase, 0 es la• ::J.oralmente ideal?

Planteo estas cuestiones no como preludio ami respuesta a las mis-mas, sino como forma de exponer cuan compleja es la nocion delaltruismo psicologico, y 10insostenible que resulta pensar que, todavez que sabemos que 10s animales tienen capacidad para ejercerlo, po-demos inferir que ellos tambien cuentan con 10s componentes basi:'"cas de la moralidad. EI declive de la teoria de la capa tal como De Waalla entiende nos dice que nuestros parientes evolutivos ocupan unlugar en el campo del altruismo, lejos de una indiferencia comple-tamente egoista. Hasta que no tengamos una vision mas clara de lasformas especificas del tipo de altruismo psicologico que se dan en-tre 10s chimpances y otros primates no humanos, y hasta que no se-pamos cuales de esos tipos son relevantes para la moralidad, es pre-maturo asegurar que la moralidad humana es el «resultado directo»de las tendencias que estos animales comparten con nosotros.

De Waal ha construido un argumento muy solido a favor de la exis-tencia de algunas formas de altruismo psicologico en el mundo nohumano. Creo que el mejor ejemplo que nos ofrece, que presentaen Bien natural y que reproduce aqui, es la historia de Jakie, Kromy 10s neumaticos. Su descripcion demuestra convincentemente queel joven Jakie modifico sus deseos e intenciones respecto a cualquierotro que pudiera haber albergado, que 10hizo como respuesta a supercepcion de cuaIes eran 10s deseos de Krom, y que 10s deseos mo-dificados iban dirigidos a satisfacer los deseos de esta tal como eranpercibidos por Jakie; yaun cuando 10sdefensores de la Hnea duradel egoismo psicologico podrian insistir en el hecho de que el cam-bio tuvo lugar a raiz de algun calculo de tipo maquiavelico, resultaextremadamente dificil formular una hipotesis plausible: Krom es

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una hembra adulta de bajo estatus y 1igeramente retrasada que noesta en posici6n de ayudar a Jakie, y 1aidea de que esta acci6n pudieraelevar el estatus de Jakie dentro del grupo se ve desmentida por 1aausencia de otros miembros del grupo.5 La que todo esto pone de ma-nifiesto es que Jakie fue capaz de ofrecer una respuesta psic016gica-mente altruista, de intensidad muy moderada (ya que se jugaba pocointerrumpiendo sus actividades para ayudar con los neumaticos),ayudando a un individuo con qui en man tenia una relaci6n de su-bordinaci6n, yen un contexto en el que no sucedia casi nada.

Otros ejemplos resultan mucho menos convincentes. Pensemosen los capuchinos yel ejemplo de 10spepinos y las uvas. Cuando DeWaal pub1ic610s resultados de'sus experimentos, hubo entusiastas dis-puestos a proclamar que los experimentos demostraban la existenciadel sentido de la justicia en animales no ,humanos.6 Interpreto que unsentido de 1ajusticia imp1icala existencia del altruismo psico16gico,tal

5. Igualmente, siento que este ejemplo evita el problema que ya apuntaran

Elliott Sober y Daniel Sloan Wilson en su esrudio del altruismo, Unto Others,

Cambridge, MA, Harvard University Press, 1998 (trad. cast.: El comportamien-

to altruist a, Madrid, siglo XXI, 2000). Es muy dificil suponer que Jakie actuo

motivado par el deseo del reconocimiento de que uno ha actuado correctamen-

te (0 de la aprobacion de 1a comunidad), 0 bien por el deseo de evitar el remor-

dimiento por un reconocimiento del que no se goza. Estas hipotesis psicologicas

nos invitan a pensar sobre las acusaciones de un antropomorfismo injustificado.

6. En una conferencia pronunciada en la London School of Economics, De

Waal presento sus conclusiones en terminos similares. En las Conferencias

Tanner, De Waal se aleja apropiadamente de aquella interpretacion, puesto que

como ya apuntaran muchos de los asistentes a la primera conferencia en la LSE,

las protestas por parte de la parte ofendid a no son una demosrracion precisa de

la existencia de un sentido de la justicia. Por supuesto, si el aforrunado capuchi-

no tirase al suelo la uva hasta que su compafiero obruviera una recompensa similar,

entonces S1 que estariamos ante un caso interesante.

como yo 10entiendo, puesto que dquna situaci6n que de otro modo h3IIprecisamente porque reconocemosquhan sido cubiertas. De hecho, el expcexistencia de ningun tipo de alrru.imel reconocimiento por parte de un alii

una recompensa preferida que no srresulta del deseo egoista de esa mism

En mi opini6n, 10sejemplos miltencia del altruismo psico16gicoSOlI Ilos que un animal ajusta su compodeseo 0 necesidad de otro a.ni.m2l1

frecuencia, 0 de situaciones en bsatiende alas necesidades percibidzplos bastan para mostrar que 105 31

variablemente egoistas psico16gicos;suponer que es muy probable que 0

capacidades yestatus. Pero ~cuin rdde este tipo para la practica mor.d I

Poseer una cierta habilidad pal:

tenciones a los deseos 0 necesidadarece ser una condici6n necesaria pimoral.? Pero, como ya he sugerido,

riedades de altruismo psic016gico

7. Intuyo que no solamente quienes

bien los kantianos mas estricros pueden

.mo podrfa suponer que una respuesIa Psracion de la razon mediante un tipo dl:

empatia de la que hablan Hume 0 Smid

Page 166: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

IS :-- ligeramente retrasada que nor la idea de que esta accion pudieralei grupo se ve desmentida por lapo." 10que todo esto pone de ma-~ecer una respuesta psicologica-'rnoderada (ya que se jugaba poco""-a. ayudar con los neumaticos),ien rnantenia una relacion de su-d que no sucedia casi nada.D menos convincentes. Pensemos0$ pepinos y las uvas. Cuando DeIptrimemos, hubo entusiastas dis-rntmos demostraban la existencia5 no humanos.6 Interpreto que unm.aa del altruismo psicologico, tal

IliJc ;:"'.-Irad problema que ya apuntaranR;;. ;::;::C..ldiodel altruismo, Unto Others,

S>. :9"98 {uad. cast.: EI comportamien-3 ::::':'.-diffcil suponer que Jakie actuo

CI j;: que uno ha actuado correctamen-C':'.;,::'!1 por el deseo de evitar el remor-

IIlC ;.;: goza. Estas hipotesis psicologicas

ci.='"'-'ll anuopomorfismo injustificado.1t.;L London School of Economics, De

L=,;:), ,imilares. En las Conferencias:uc .•...:;:udla interpretacion, puesto queIIIE5 .•. :..a primera conferencia en la LSE,

:a ::'2 SoOnuna demostracion precisa debr';;-..lpuesto, si el afortunado capuchi-

~. obrmiera una recompensa similar,~~"Jlte.

como yo 10 entiendo, puesto que depende de no estar satisfecho conuna situacion que de otro modo habriamos visto como satisfactoriaprecisamente porque reconocemos que las necesidades de los demas nohan sido cubiertas. De hecho, el experimento de De Waal no revela laexistencia de ningun tipo de altruismo psicologico, sino unicamenteel reconocimiento por parte de un animal de la posibilidad de obteneruna recompensa preferida que no se ha obtenido, y una protesta queresulta del deseo egoista de esa misma recompensa.

En mi opinion, los ejemplos mas convincentes relativos ala exis-tencia del altruismo psicologico son los del tipo Jakie-Krom, casos enlos que un animal ajusta su comportamiento ala percepcion de undeseo 0 necesidad de otro animal con el que ha interactuado confrecuencia, 0 de situaciones en las que un animal de mayor edadatiende alas necesidades percibidas de los mas jovenes. Estos ejem-plos bastan para mostrar que los animales no humanos no son in-variablemente egoistas psicologicos; y, de hecho, son suficientes parasuponer que es muy probable que compartamos con eUoslas mismascapacidades yestatus. Pero ~cuan relevante es el altruismo psicologicode este tipo para la practica moral humana?

Poseer una cierta habilidad para acomodar nuestros deseos e in-tenciohes a los deseos 0 necesidades que se perciben en los demas pa-rece ser una condicion necesaria para que se de un comportamientomoraU Pero, como ya he sugerido en mis observaciones sobre las va-riedades de altruismo psicologico existentes, esto no es suficiente.

7. Intuyo que no solamente quienes siguen la linea de Hume-Kant sino tam-

bien 10s kantianos mas estrictos pueden aceptar este punta. Un kantiano extre-

ma podria suponer que una respuesta psicologicamente altruista se da en la ope-

racion de la razon mediante un tip a de «cognicion fria» mas que mediante la

empatia de la que hablan Hume a Smith.

Page 167: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Tanto Hume como Smith creian que la capacidad para el altruismo

psicologico, tanto en 10 relativo ala benevolencia (en Hume) como

ala empatia (en Smith), es bastante limitada. Smith comienza su Teo-ria de los sentimientos morales examinando 10s diferentes modos en

que nuestras respuestas a las emociones de 10s demas no son sino una

palida copia. Ambos probablemente reconocerian el alcance de las

investigaciones de De Waal, de La politica de los chimpances, pasando

por Peacemaking among Primates, hasta Bien natural como una rei-

vindicacion de sus argumentos mas importantes, demostrando asi

(en 10s terminos en 10sque yo 10planteo) que el altruismo psicologico

existe, pero que se ve limitado en intensidad, rango, alcance y pericia.

De forma mas importante aun, ambos distinguirian este altruis-

mo psicologico de primer orden de las respuestas propias de 10s sen-

timientos genuinamente morales. En su Investigaci6n sobre losprin-cipios de la moral, Hume concluye identificando 10s sentimientos

morales como propios de la humanidad. Interpreto que Hume su-

pone que tenemos la capacidad de refinar nuestras disposiciones ori-

ginales y limitadas para dar una respuesta a 10s deseos y necesidades

de nuestros hijos y amigos. A traves de una inmersion adecuada

en la sociedad, podemos llegar a expandir nuestros sentimientos

empaticos, de modo que eventualmente nos veremos conmovidos

por aquello que resulta «Util y aceptable» al resto de la gente, no solo

cuando ello entra en conflicto con nuestros deseos egoistas sino in-

cluso cuando se opone a nuestras respuestas altruistas mas primiti-

vas y 10calmente partisanas.

Smith es mucho mas explkito que Hume sobre como deberia

continuar esta prolongacion de la empatia. Considera que ello im-

plica reflexionar sobre 10s juicios de aquellos que poseen diferentes

perspectivas a nuestros alrededor, hasta que seamos capaces de com-

binar todos 10s puntos de vista, con sus prejuicios, y formar un jui-

cio que exprese un sentimiento gel

del espectador imparcial (el •.homl

camente nos quedan nuestras ~

ma.s de altruismo psicologico que pi!

puestas mora1es han de desarrollanl

cartas, sin llegar a1 terre no de 1a.m

Asi, pienso que el sefiuelo de Hill

sefiuelo. Es una invitacion a 105e;lDI

a que demuestren 1aexistencia del aIsobre 1a asuncion de que basraci CIl

quier tipo de altruismo, porque 1-11ser moral consiste basicameme en

cho trabajo por hacer. Aforrunad3ll

valiosos a 1ahora de mostrarnos po

E1 papel del espectador imparcial

de Kant y un gran numero de III

nan el comportamiento moral) sttuaciones de conflicto. Los confl

8. En «The Hall of MirrorsH desa:l

namiento (vease Proceedings andAdtl:miJnoviembre de 1985, pags. 67-84). Ene!miento de Smith (al igual que la yro;.;o.za a erradicar prejuicios ampliamenre all

punta me conduce a ofrecer una m~

10 sugerido por Dewey: en lugar de pen!

patia que nos ofrezca un sistema erien 3

la como un instrumenta para conrinU31

Page 168: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

III que la capacidad para el altruismoIa la benevolencia (en Hume) comoore limirada. Smith comienza su Teo-l:affiinando los diferentes modos enJC!onesde los demas no son sino unanenre reconocerian el alcance de las~ ?"Jlitica de los chimpances, pasando!!. hasra Bien natural como una rei-IT'2S importantes, demostrando asi

pb.Ilreo) que el altruismo psicologicoIL"lreruidad,rango, alcance y pericia.rir.. ambos distinguirian este altruis-I de las respuestas propias de los sen-l. En su Investigacion sobre losprin-u:.e identificando los sentimientosRLrlidad. Interpreto que Hume su-Ie :.-ehnarnuestras disposiciones ori-n::spuesraa los deseos y necesidades[T.2',-b; de una inmersion adecuada. ;i expandir nuestros sentimientoslI£l."Denrenos veremos conmovidoser'ubJe.. al resto de la gente, no sololK'. nuesrros deseos egoistas sino in-ts: ::-espuestasaltruistas mas primiti-

I:Q que Hume sobre como deberiab empatia. Considera que ello im-• d,.: aquellos que poseen diferentes~!U.5Taque seamos capaces de com-:l]i:l sus prejuicios, y formar un jui-

cio que exprese un sentimiento genuinamente moral.s Sin la FIguradel espectador imparcial (el «hombre en el pecho» de Smith), uni-camente nos quedan nuestras empatias limitadas e idiosincrasicas, for-mas de altruismo psicologico que podrian resultar necesarias si las res-puestas morales han de desarrollarse en nosotros, pero que se quedancortas, sin llegar al terreno de la moralidad.

Asi, pienso que el sefiuelo de Hume-Smith es simplemente eso: unsefiuelo.Es una invitacion a los estudiosos del comportamiento animala que demuestren la existencia del altruismo psicologico en sus sujetos,sobre la asuncion de que bastara con demostrar la existencia de cual-quier tipo de altruismo, porque Hume y Smith han demostrado queser moral consiste basicamente en ser altruista. Pero aun queda mu-cho trabajo por hacer. Mortunadamente, los esrudios de De Waal sonvaliosos ala hora de mostrarnos por donde podemos continuar.

EI papel del espectador imparcial de Smith (0 de la «razon interna»de Kant y un gran numero de mecanismos filosoficos que gobier-nan el comportamiento moral) se hace especialmente evidente en si-tuaciones de conflicto. Los conflictos mas obvios son aquellos que

8. En «The Hall of Mirrors» describo con mayor detalle este proceso de refi-

namiento (vease Proceedings and Addresses of the American PhilosophicalAsociation,noviembre de 1985, pags. 67-84). En ese articulo, tambien afirmo que el razona-

miento de Smith (al igual que la version menos desarrollada de Hume) no alcan-

za a erradicar prejuicios ampliamente aceptados. El hecho de apreciar este ultimo

punto me conduce a ofrecer una modificacion del proyecto etico sobre la base de

10 sugerido por Dewey: en lugar de pensar en una ampliacion del concepto de em-

patia que nos ofrezca un sistema etico acabado y completo, deberiamos concebir-

la como un instrumento para continuar desde nuestra posicion actual.

Page 169: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

hacen que un impulso egoista se enfrente a otro altruista. En estoscasos, podria pensarse que el veredicto de la moralidad es que elimpulso altruista deberia ganar la batalla, de modo que un paso cla-ve en la evoluci6n de la etica es la adquisici6n de cierta capacidad parael altruismo psico16gico. Pero esto resulta demasiado brusco. Ne-cesitamos de la figura del espectador imparcial (0 algun otro equi-valente) porque nuestras disposiciones altruistas son demasiado de-biles y a menudo del tipo equivocado, y porque los impulsos altruistasque entran en conflicto con otros necesitan que se adopte una de-.. , 9Pd 1ClSlOn. 0 emos ver 0 que ocurre cuando no existe ningun agen-

te interno que tome decisiones si consideramos los esrudios tem-pranos de De Waal a la luz de su posterior defensa del altruismopsico16gico.

Sus obras La politica de los chimpances y Peacemaking amongPrimates revelan la existencia de mundos sociales en los que existenformas limitadas de altruismo psico16gico. Estas sociedades se di-viden en coaliciones y alianzas, dentro de las cuales los ani malescooperan ocasionalmente. Parte de la cooperaci6n puede basarseen la identificaci6n de ventajas futuras, pero hay ocasiones en las quela hip6tesis de que un animal este respondiendo alas necesidadesde otro sin calcular beneficio futuro alguno parece muy plausible.Si trazamos el altruismo psico16gico como funci6n de las dimen-siones de las que he hablado anteriormente, encontramos que loschimpances de De Waal (la especie sobre la que contamos con masdatos) estan bastante limitados en cuanto ala intensidad, rango yalcance de sus tendencias altruistas.

9. Dewey es particularmente claro sobre el hecho de que el conflicto moral

es a menudo no una cuesti6n de superar el egoismo, sino de decidir cui! de los dos

ideales en conflicto tiene precedencia sobre el otro.

La limitaci6n en el alcance dedite importante, ya que, como se b:ai

cemaking among Primates, la coopc

altruismo psico16gico que a menlMltemente rota. Cuando un aliado OIl

tejido social se rompe y ha de ser rqmas que consumen mucho tiempe:quilizan los unos a los otros, 0 los 'calamiento que siguen a la rupton

Si observasemos este comporeAdam Smith -fil6sofo moral y mdente: estos animales podrian urilimucho mas eficaz y con mayores Imecanismo para ampliar y refoI"l3mo psico16gico. La existencia de ••les proporcionaria una sociedad III

oporrunidades para desarrollar pIlcluso interactuar con animales qodria crecer en numero. AI poseer cison capaces de tener una organizacto de especies de primates. Pem ~psico16gico son tan limitadas, se,

paces de formar sociedades mas ••

peraci6n mas extenso.Las sociedades de chimpaD

que se resuelven mediante COIIIJten tambien conflictos denuo <Lla tendencia a compartir de undencia a quedarse la comida par.de hojas rigidamente hacia quic

Page 170: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

~c:tlTenre a otro aItruista. En estosraiicro de la moralidad es que ell b<iralla,de modo que un paso cla--.jquisicicSnde cierta capacidad paraitD result a demasiado brusco. Ne-Illciorimparcial (0 algun otro equi-jones alrruistas son demasiado de-ll.iu. :,'porque los impulsos altruistasIS nC"cesiranque se adopte una de-recuando no existe ningun agen-~.::onsideramos los estudios tem-III ;-asterior defensa del aItruismo

b:"!pdllceS y Peacemaking amongD:.L.'1dossociales en los que existenKologico. Estas sociedades se di-d.::nuo de las cuales los animales€t,e J.acooperacicSn puede basarse1ITdS.. pero hay ocasiones en las quee :-espondiendo alas necesidadesuu alguno parece muy plausible.;K0 como funcicSn de las dimen-r:·orrnenre, encontramos que losit :i'-obrela que contamos con masII .:::J.2.llto a la intensidad, ran go yti.

ID:C~~~hecho de que el conflicro moral

l~i",;:nO. sino de decidir cuaI de 10sdos1Ir::::::. oero.

La limitacicSn en el alcance de dichas tendencias es especialmen-te importante, ya que, como se hace singularmente vivido en Pea-cemaking among Primates, la cooperacicS.nentre estos animales y elaltruismo psicolcSgicoque a menudo subyace en ella se ve constan-temente rota. Cuando un aliado no cum pIe con sus obligaciones, eltejido social se rompe y ha de ser reparado. De Waal documenta for-mas que consumen mucho tiempo en las que los primates se tran-quilizan los unos a los otros, 0 los largos periodos dedicados al aci-calamiento que siguen ala ruptura entre alianzas.

Si observasemos este comportamiento a traves de la mirada deAdam Smith -filcSsofo moral y tecSricosocial- surge una idea evi-dente: estos animales podrian utilizar su tiempo y energia de formamucho mas eficaz y con mayores beneficios si dispusieran de algunmecanismo para amp liar y reforzar sus disposiciones para el altruis-mo psicolcSgico.La existencia de «un pequeno chimpance interior»les proporcionaria una sociedad mas tranquila y funcional, con masoportunidades para desarrollar proyectos cooperativos; podrian in-cluso interactuar con animales que no vieran a diario, yel grupo po-dria crecer en numero. AI poseer cierto nivel de altruismo psicolcSgico,son capaces de tener una organizacicSnmas rica que la mayoria del res-to de especies de primates. Pero dado que esas formas de altruismopsicolcSgicoson tan limitadas, se yen socialmente bloqueados, inca-paces de formar sociedades mas amplias 0 alcanzar un nivel de coo-peracicSnmas extenso.

Las sociedades de chimpances muestran conflictos abiertosque se resuelven mediante complejas negociaciones de paz. Exis-ten tambien conflictos dentro de los propios chimpances. A veces,la tendencia a compartir de un chimpance choca contra la ten-dencia a quedarse la comida para si: el chimpance sostiene la ram ade hojas rigidamente hacia quien se la pide, aparta ligeramente la

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cara; 10 la rigidez de la postura, la direcci6n de la mirada y la expre-si6n de descontento hacen del conflicto interno algo tan evidentecomo en el caso de una persona a dieta que saliva mientras pasa delargo ante una bandeja de comida. La frecuencia con la que ocurrenconflictos abiertos podria verse reducida si existiera algun mecanis-mo para resolver adecuadamente los conflictos internos. Sin em-bargo, tal como son las cosas, los chimpances son seres caprichosos(siguiendo la terminologia de Harry Frankfurt), vulnerables antecualquier impulso dominante en determinado momento.

En algun punto de la evoluci6n de los hominidos ocurri6 algo quenos dot6 de los mecanismos psico16gicos adecuados para superar esatendencia a ser caprichosos. Me inclino a pensar que esto es partede 10que nos hace completamente humanos. Quiza comenz6 con latoma de conciencia de que ciertas formas de comportamiento pro-yectado podrian tener resultados problematicos y la consecuente ha-bilidad para inhibir los deseos que de otro modo habrian sido do-minantes. Sospecho que todo eUosevincu16ala evoluci6n de nuestrascapacidades lingtiisticas, y que incluso alguna faceta de la ventaja se-lectiva para la habilidad lingtiistica radica en ayudarnos a saber cuan-do debemos refrenar nuestros impulsos. Tal como yo 10 concibo,nuestros antepasados fueron capaces de formular patrones para laacci6n, discutirlos entre si y elaborar formas para regular la conduc-ta de los miembros del grupo.ll

10. Me baso en mis propias y limitadas observaciones en el Wild Anima! Park

de San Diego; el anima! a! que me refiero perteneda a la colonia de bonobos del

parque; no creo que el hecho de que se trate de un bonobo, y no de un chimpance

comiln, resulte de importancia en este casa.

11. Estoy en deuda con uno de los intentos filos6ficamente mas sofisti-

cados de situar la practica moral en el contexto de la evoluci6n humana, a saber,

la obra de Allan Gibbard W"iseChoices, Apt Feelings (Cambridge, MA, Harvard

En esta etapa, conjeturo que CUI

cultural. Diferentes grupos pequden practica una serie de recursos ••tos, imagenes, etc.) para defrnir d I

mos. Algunos de estos recursos·~vecinos y grupos de descendieDimejor acceso ala reproducci6n o.dudan a la formaci6n de socied3de:

por una mayor armonia y un IWI

recursos mas exitosos se fueron 0

generaci6n y aparecen de formadocumentos escritos que nos ban Idades mesopotamicas.

Gran parte de todo este proce5lpe~iodo transcurrido entre la COIlII

lingtiistica (hace 50.000 arros comocritura (hace 5.000 arros). ExisteItantes progresos, como por ejemplMas significativos aun son los etemibilidad para la cooperaci6n con iDmismo grupo local. Desde haec ~adelante, los restos encontrad05 cun aumento en el numero de indiwmomento concreto, como SlvanD

Aun mas intrigantes resultan los'hechas de materiales concretos a

University Press, 1990). Creo que Gibbconversaci6n sobre que hacer en la h.ism

quefios grupos de seres humanos a !as t

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ia..:llrecciOnde la mirada y la expre-Cl):JJ.'1Crointerno algo tan evidente••.dicTaque saliva mientras pasa deb...La hecuencia con la que ocurren

~ucida si existiera algun mecanis-Ie ios conflictos internos. Sin em-, '::':-llmpancesson seres caprichososk 1 :- Frankfurt), vulnerables anteI ,ciclerminado momento.n de 105 hominidos ocurrio algo que»c~cos adecuados para superar esai::dino a pensar que esto es parter ~mmanos. Quiza comenzo con laIS i"ormasde comportamiento pro-pmblematicos y la consecuente ha-~ de ouo modo habrian sido do-se'.-L."KulOala evolucion de nuestrasci..l...,".J alguna faceta de la ventaja se-a :amca en ayudarnos a saber cuan-IIpWSDS. Tal como yo 10 concibo,a.::.::s de formular patrones para larz £ormas para regular la conduc-

1iikz2c:s.:ryacionesen el Wild Animal Park

[] ;c:-::"necia a la colonia de bonobos delII::: .:,,,'.ill bonobo, y no de un chimpance

I!i _:::,,::lIOS filosoficamente mas sofisti-

11.:::rD de la evolucion humana, a saber,

¥c _~~cHllgS(Cambridge, MA, Harvard

En esta etapa, conjeturo que comenzo un proceso de evolucioncultural. Diferentes grupos pequelios de seres humanos pusieronen practica una serie de recurs os normativos (reglas, historias, mi-tos, imagenes, etc.) para definir el modo en el que «nosotros» vivi-mos. Algunos de estos recursos ganaron popularidad entre susvecinos y grupos de descendientes, quiza porque of redan unmejor acceso ala reproduccion 0 mas probablemente porque con-dudan ala formacion de sociedades mas tranquilas, caracterizadaspor una mayor armonia y un mayor nivel de cooperacion. Losrecursos mas exitosos se fueron transmitiendo de generacion engeneracion y aparecen de forma fragmentaria en los primerosdocumentos escritos que nos han llegado: los codigos de las socie-dades mesopotamicas.

Gran parte de todo este proceso resulta invisible debido allargoperiodo transcurrido entre la completa adquisicion de la habilidadlinguistica (hace 50.000 mos como muy tarde) y la invencion de la es-critura (hace 5.000 alios). Existen fascinantes indicios de impor-tantes progresos, como por ejemplo el arte rupestre 0 las estatuillas.Mas significativos aun son los ejemplos que apuntan a una mayor ha-bilidad para la cooperacion con individuos que no pertenecieran almismo grupo local. Desde hace aproximadamente 20.000 alios enadelante, los restos encontrados en algunos yacimientos muestranun aumento en el numero de individuos presentes en el mismo en unmomenta concreto, como si varios grupos se hubieran reunido alli.Aun mas intrigantes resultan los descubrimientos de herramientashechas de materiales concretos a distancias considerables respecto

University Press, 1990). Creo que Gibbard tiene razon al enfatizar el papel de la

conversacion sobre que hacer en la historia del pensamiento moral, desde los pe-

quenos grupos de seres humanos alas sociedades actuales.

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de la Fuente de materias primas mas cercana; quiza deberiamosentender este fenomeno en terminos del desarrollo de las «redes deintercambio comercial», como algunos arqueologos han propuesto;o quiza deberiamos vedos como indicadores de la capacidad de losextrafios para abrirse camino en territorios poblados por otros gru-pos. Sea cual sea la alternativa que elijamos, estos fenomenos ponende manifiesto la creciente capacidad para la cooperacion y la inte-raccion social que se manifiesta ya plenamente en los gran des asen-tamientos neolfticos de Jerico y c;atal Hliylik.

Aun cuando no podamos mas que conjeturar acerca de 10 ocu-rrido, creo que existe una concepcion de la evolucion capaz de expliearcomo hemos llegado hasta aqui, que contempla el desarrollo de la ca-pacidad para una orientacion normativa (entendida quizas a travesde esa vision mas extensa y refinada de la empatia que dio lugar al es-pectador imparcial de Smith) como un paso crucial en el camino.Toda vez que dicha capacidad aparecio y que comenzamos a tener len-guajes con los que iniciar discusiones con los demas, pudieron de-sarrollarse, a traves de una serie de linajes culturales, practicas moralesexplfcitas y un compendio de normas, parabolas e historias, algunasde las cuales llegan hasta la actualidad. Si volvemos a la famosa me-tafora de Huxley, todos nos convertimos en jardineros al tener comoparte de nuestra naturaleza el impulso de eliminar de raiz las malashierbas que son parte de nuestra psique, y de fomentar el crecimientode otras plantas, afiadiendo un rodrigon aqui, una espaldera alIa. Esmas: en nuestro caso, al igual que ocurre con un jardin, el proyectonunca esta acabado, sino que continua indefinidamente, segun sur-jan nuevas circunstancias.12

12. Esra es la version de Dewey del proyecro moral, que expongo con ma-yor deralle en «The Hall of Mirrors».

Pero ~habre terminado adop&1DHuxley? Ciertamente, no en b.••de destruir. ~Como entonces pIX

tros parientes evolutivos poseellmoralidad, 0 que nuestras pciaicsecuencia directa» de ciertas capaI

Anteriormente ya me habia qtJei;31

imprecisas para servirnos de ayutantes entre los agentes morakspartimos la disposicion para d •••guna accion genuinamente IDOl:

entre nosotros y nuestro antepascon los chimpances se han dadote importantes: la aparicion de Lmativa y el autogobierno, la haIrecursos morales en potencia 0

cincuenta mil afios de una impoSteve Gould vio con total cl:a.D

tra historia evolutiva puede ser'1

nuidades, bien las discontinuidaganamos nada inclinandonos 21

cuado determinar que es 10 qualterado.

Evidentemente, De Waallacerca de como llegamos de alli.,.que mi historia incorpora pema 10 largo de su carrera, es posilternativo al mio. Lo importaD

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t4S mas cercana; quiza deberiamosllcinos del desarrollo de las «redes de

~"ullos arqueologos han propuesto;o illdicadores de la capacidad de losI :errirorios poblados por otros gru-DC dijamos, estos fenomenos ponenci..dadpara la cooperacion y la inte-:y.•.plenamente en los grandes asen-.~ral H iiyiik.

~ que conjeturar acerca de 10 ocu-Don de la evolucion capaz de explicarque contempla el desarrollo de la ca-ocmariva (entendida quizas a travesIrla de fa empatia que dio lugar al es-Dmo un paso crucial en el camino.1!reci6 y que comenzamos a tener len-Iiionescon los demas, pudieron de-~ :h'llaies culturales, practicas moraleslI1ThlS. parabolas e historias, algunasili.dad. Si volvemos a la famosa me-C'cimos en jardineros al tener comoIp':llio de eliminar de raiz las malas~-que. :"de fomentar el crecimientooctrigon aqui, una espaldera alIa. EsIf: ,cx..-urre con un jardin, el proyecto1CJ.":nia indefinidamente, segun sur-

Pero ~habn~ terminado adoptando la teoda de la capa al volver aHuxley? Ciertamente, no en la version simple que De Waal preten-de destruir. ~Como entonces puede defenderse la idea de que nues-tros parientes evolutivos poseen los «componentes basicos» de lamoralidad, 0 que nuestras practicas y disposiciones morales son «con-secuencia directa» de ciertas capacidades que compartimos con eUos?Anteriormente ya me habia quejado de que estas frasesson demasiadoimprecisas para servirnos de ayuda. Existen continuidades impor-tantes entre los agentes morales humanos y los chimpances: com-partimos la disposicion para el altruismo psicologico, sin el cual nin-gun a accion genuinamente moral seria posible. Pero sospecho queentre nosotros y nuestro antepasado mas reciente que compartimoscon los chimpances se han dado algunos pasos. evolutivos realmen-te importantes: la aparicion de la capacidad para la orientacion nor-mativa y el autogobierno, la habilidad para hablar y discutir sobrerecursos morales en potencia con los demas, y al menos cerca decincuenta mil arros de una importante evolucion cultural. Tal comoSteve Gould vio con total claridad, cualquier evaluacion de nues-tra historia evolutiva puede servirnos para enfatizar bien las conti-nuidades, bien las discontinuidades en la misma. Pero yo creo que noganamos nada inclinandonos a uno u otto lado. Resulta mas ade-cuado determinar que es 10 que ha pervivido y que 10 que ha sidoalterado.

Evidentemente, De Waa~ podria rechazar mis especulacionesacerca de como UegamosdealH a nuestro presente. Apesar de que creoque mi historia incorpora percepciones que el ha ido desarrollandoa 10 largo de su carrera, es posible que prefiera un punto de vista al-ternativo al mio. Lo importante es q1J-enecesitamos alguna vision

Page 175: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

de este tipo, porque para mi argumentacion resulta de central im-ponancia la tesis de que una mera demostracion de la existencia dealguna forma de altruismo psicologico en los chimpances (0 en cual-quier otra especie de primates superiores) demuestra muy poco acer-ca de los odgenes 0 la evolucion de la etica. Me parece perfecto arro-jar al fuego la teoda de la capa, ipero no las teodas de Huxley! Conello, sin embargo, nos encontrariamos ante el principio de un pro-ceso en el que las teodas primatologicas de De Waal sedan relevan-tes para nuestra comprension de la moralidad humana.

MORALIDAD, RPDERECHOS DE 1

Mi respuesta alas ricas y estimuhude en dos partes. La primera y m

sobre la natura1eza de 1a morali~cdtica que De Waa1 hace de 10 <J

una capa». La segunda parte CUesl

por De Waa1 en el apendice sohn:En ambas cuestiones, enfatizareestoy de acuerdo con De Waal, daqui que 1as posiciones en 1as qimportantes que nuestras difererdenciado en 1aspaginas que sigu

En mi obra The Expanding Circk.odgenes de 1amora1idad deben e1esno humanos a partir de 10scuaI1a idea de que 1amora1idad es ulogica, 0 de que 1amora1idad es 1

y sin ninguna raiz en nuestra his1

Page 176: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

iL.'TIcmaci6nresulta de central im-:I -iemosrraci6n de la existencia dei1p..:o en los chimpances (0 en cual-errore::» demuestra muy poco acer-If La erica. Me parece perfecto arro-rem no las teorias de Huxley! Con:ll:IllOS ante el principio de un pro-Ogicas de De Waal serian relevan-bi. :noralidad humana.

MORALIDAD, RAZON YDERECHOS DE LOS ANIMALES

Mi respuesta alas ricas y estimulantes Conferencias Tanner se divi-de en dos partes. La primera y mas larga lanza algunas preguntassobre la naturaleza de la moralidad y mas concretamente sobre lacritica que De Waal hace de 10 que el llama «la moralidad comouna capa». La segunda parte cuestiona 10sargumentos presentadospor De Waal en el apendice sobre el estatus moral de 10sanimales.En ambas cuestiones, enfatizare aquellos aspectos en 10s que noestoy de acuerdo con De Waal, de modo que es necesario recordaraqui que las posiciones en las que estamos de acuerdo son masimportantes que nuestras diferencias. Espero que esto que de evi-denciado en las paginas que siguen.

En mi obra The Expanding Circle, publicada en 1981, sostuve que 10sorigenes de la moralidad deb en encontrarse en 10smamiferos socia-les no humanos a partir de 10scuales evolucionamos. Rechace entoncesla idea de que la moralidad es una cuesti6n cultural mas que bio-16gica, 0 de que la moralidad es un fen6meno unicamente humanoy sin ninguna raiz en nuestra historia evolutiva. Sugeri entonces que

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el desarrollo del altruismo entre igualesy el altruismo redproco es mu-cho mas importante para el desarrollo de nuestra propia moralidadde 10 que nos gusta reconocer.1 De Waal comparte este punto de vis-ta, y dota a estas ideas de una cantidad de conocimientos sobre elcomportamiento de los primates mucho mayor que el que yo po-dria tener. Resulta estimulante contar con el apoyo de alguien tanfamiliarizado con nuestros parientes los primates que afirma, sobrela base de esos conocimientos, que existe un gran nivel de continui-dad entre el comportamiento social de los animales no humanos ynuestras propias normas morales.

De Waal critica la teoria del contrato social porque asume quehubo un determinado momenta en el que los humanos no eran se-res sociales. Evidentemente, cab ria preguntarse si los principalesteoricos del contrato social cretan estar ofreciendo una explicacionhistorica sobre los origenes de la moralidad, pero es cierto que mu-chos de los lectores han llegado a la conclusion de que asi fue. Ca-bria tambien preguntarse que podemos aprender de teorias que to-man como punto de partida un postulado historicamente falso (quesi no hubiera sido por la existencia de dicho contrato, seriamos egois-tas aislados), aun cuando dichas teorias no asuman que este habriasido elcaso. Quizas el haber partido de este punto ha contribuidoa 10 que De Waal se refiere al hablar de la saturacion de la civiliza-cion occidental «con la presuncion de que somos criaturas asocia-les, incluso malvadas».

De Waal rechaza acertadamente la idea de que toda nuestra mo-ralidad es «un recubrimiento cultural, una fina capa que escondeuna naturaleza que por 10 demas es egoista y brutal». Pero precisamenteporque fracasa a la hora de conceder la suficiente importancia alas

diferencias que el mismo recooomiento social de los primatesybla teoria de la capa resulta deJ:JlZ5idemasiado duro con alguno de II

Para entender en que aeieranemos que distinguir dos postm

1. La moralidad humana es inItca human a se encuenrran cmiento que companimos Ci

mente los primates.2. Toda la etica humana de:ril

en tanto que mamfrerosso:

Deberiamos aceptar la primda, si bien en ocasiones De Wz;

Consideremos la critica qtT. H. Huxley, a quien atrib~de la capa. De Waal habla dd .••frenta a la moralidad con la namdemas animales». Como COrnellsefialar que no hay nada de <tIC

una cantinela bastante cOIDtinlnante) en la etica occidental de5Iferentes partes del alma y COIDI

rro tirado por dos caballos qu:2 K .funcionar a la par. ant mati

sugerir que mientras nu~trOS ~empatica par el bienestar de 10

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~ ~.el altruismo redproco es mu-1rr01.Iode nuestra propia moralidadle \\ aal comparte este punto de vis-2!lridad de conocimiemos sobre el:5 mucho mayor que el que yo po-ooncar con el apoyo de alguien tannres ios primates que afirma, sobreDeeriste un gran nivel de continui-rial de los animales no humanos yL

conrrato social porque asume que~en d que los humanos no eran se-~n.ipreguntarse si los principalesD esur ofreciendo una explicaci6nmoralidad, pero es cierto que mu-I La conclusi6n de que as! fue. Ca-demos aprender de teorfas que to-~7u1ado hist6ricamente falso (quelde dicho comrato, serfamos ego!s-reorias no asuman que este habrfaiCo de este punto ha comribuidoM.u- de la saruraci6n de la civiliza-in de que somos criaturas asocia-

[C l.aidea de que toda nuestra mo-rural. una fina capa que esconde~tsJr:a y brutal». Pero precisamenteie: i.asuficiente importancia alas

diferencias que el mismo reconoce que existen entre el comporta-miento social de los primates y la moralidad humana, su rechazo dela teotia de la capa resulta demasiado brusco y el propio De Waal esdemasiado duro con alguno de sus defensores.

Para entender en que acierta De Waal y en que se equivoca, te-nemos que distinguir dos posturas bien diferenciadas:

1. La moralidadhumana esinherentemente socialy lasrakes de la eti-ca humana se encuentran en los rasgosy patrones del comporta-miento que compartimos con otros mamiferos sociales,especial-mente los primates.

2. Toda la etica humana deriva de nuestra naturaleza evolucionadaen tanto que mamiferos sociales.

Debetiamos aceptar la primera proposici6n y rechazar la segun-da, si bien en ocasiones De Waal parece aceptar ambas.

Consideremos la ctitica que De Waal realiza de las ideas deT. H. Huxley, a qui en atribuye ser el creador de la moderna teotiade la capa. De Waal habla del «curioso dualismo de Huxley, que en-frenta a la moralidad con la naturaleza y a la humanidad con todos losdemas animales». Como comentario inicial, podtiamos empezar porsefialar que no hay nada de «curioso» en un dualismo que ha sidouna cantinela bastante comiln (y de hecho puede decirse que domi-name) en la etica occidental desde que Plat6n distinguiera entre las di-ferentes partes del alma y comparara la naturaleza humana a un ca-rro tirado por dos caballos que el conductor debe controlar y hacerfuncionar ala par.2 Kant introdujo el dualismo en su metafisica alsugerir que mientras nuestros deseos (induida nuestra preocupaci6nempatica por el bienestar de los demas) vienen de nuestra naturaleza

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Hsica, nuestro conocimiento de las leyes universales de la moralidadproviene de nuestra naturaleza en tanto que seres racionales.3 Estadistincion presenta una serie de problemas evidentes, pero como ve-remos mas adelante, resultaria erroneo rechazarla a la ligera.

Es posible que De Waal piense que la posicion de Huxley es cu-riosa porque era defensor de Darwin, y con sus ideas parece estaralejandose de un planteamiento verdaderamente evolutivo sobre laetica. Pero en El origen del hombre, el propio Darwin ya escribio que«el sentido moral perniite quizas elaborar la mejor y mas profundadistincion entre el hombre y los animales inferiores». Las diferen-cias entre Huxley y Darwin en este tema son menores de 10 que DeWaal sugiere.

La misma descripcion que De Waal hace de los escritos de EdwardWestermarck es quiza la mejor demostracion de que no deberiamosdescartar tan ala ligera el problema que la «teoria de la capa» pretenderesolver. De Waal alaba certeramente a Westermarck, cuyo trabajo norecibe hoy en dfa la suficiente atencion. De Waalle describe como «elprimer estudioso en promover una vision integrada que incluya tan-to a humanos como a animales en los campos de la cultura y la evo-luci6n». Quiza la parte mas perspicaz del trabajo de Westermarck, enopinion de De Waal, es el hecho de que intente distinguir las emo-ciones espedficamente morales del resto de emociones. Westermarck,segun De Waal, «demuestra que hay algo mas que meros instintos endichas emociones», y explica que la diferencia entre los sentimientosmorales y «las emociones no morales analogas» debe buscarse en «eldesinteres, la aparente imparcialidad y la apariencia de generalidad»

3. Immanuel Kant, Groundword o/the Metaphysics o/Morals, Cambridge,

Cambridge University Press, 1997, secci6n III (trad. cast.: Fundamentaci6n de lametaflsica de las costumbres, Barcelona, Atiel, 1996).

que caracteriza alas primeras. El piel siguiente fragmento:

Las emociones morales debeldiata de cada cual: tienen que vel

abstracto y desinteresado. Es s6Ic:l

de como alguien debe ser rrarado

aprobacion 0 desaprobacion IDOl:

bolizada por el celebre «espeaadIJ

donde 10ssereshumanos parecem

otros primates.

Pero ~de donde surge esta pIrealizados desde la perspectiva de:no de nuestra naturaleza evoluamoralidad probablemente evolllgrupal en conjuncion con oua setergrupales, tales como la resolucla capacidad para compartir». Ucon esta idea, que en la praerica'ner en practica esta perspectiva ~

De forma universal, 10shUll

chisimo peor de 10que trataIIlOmunidad. Es mas, las normas 1

, fuera de nuestro entorno. Es eXmovimiento que busca expancJincluso a 10smiembros de un evencion de Ginebra, adoptadates de cuan fragil resulta este es

Pensemos en 10 que De W~riores. Por un lado, poseemos u

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IS "~.-esuniversales de la moralidad

I ::am:o que seres racionales.3 Esta

oolemas evidentes, pero como ve-

Iineo rechazarla a la ligera.

~que la posicion de Huxleyes cu-

.•in. ~-con sus ideas parece estar

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.e: propio Darwin ya escribio quei:..L:...orarla mejor y mas profunda

1IL.:ndles inferiores». Las diferen-

~:ema son menores de 10 que De

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smilogas» debe buscarse en «el

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IIeo oj.!:.,;pl~)sicsof Morals, Cambridge,

,I== =d. cast.: Fundamentaci6n de fa~':~'%'.

que caracteriza alas primeras. EI propio De Waal elabora esta idea en

el siguiente fragmento:

Las emociones mora1es deb en desvincu1arse de 1asituacion inme-diata de cada cual: tienen que ver con el bien y el mal en un nivel masabstracto y desinteresado. Es solo cuando rea1izamos un juicio generalde como alguien debe ser tratado que podemos empezar a hab1ar de 1aaprobacion 0 desaprobacion morales. Es en esta area en concreto, sim-bo1izada por el celebre «espectador imparcial» de Smith (1937 [1759]),donde 10sseres humanos parecemos ir radicalmente mucho mas alIaqueotros primates.

Pero ~de donde surge esta preocupacion acerca de los juicios

realizados des de la perspectiva del espectador imparcial? AI parecer,

no de nuestra naturaleza evolucionada. De Waal nos dice que «la

moralidad probablemente evoluciono como un fenomeno intra-

grupal en conjuncion con otra serie de capacidades tipicamente in-

tergrupales, tales como la resolucion de conflictos, la cooperacion y

la capacidad para compartir». De Waal apunta, consistentemente

con esta idea, que en la practica somos a menudo incapaces de po-

ner en practica esta perspectiva imparcial:

De forma universal, 10shuman os tratamos a 10sdesconocidos mu-chisimo peor de 10que tratamos a 10smiembros de nuestra propia co-

,munidad. Es mas, 1asnormas mora1es apenas parecen ser ap1icab1esfuera de nuestro entorno. Es cierto que en 1aepoca moderna existe unmovimiento que busca expandir 1a red de la mora1idad para incluirincluso a 10smiembros de un ejercito enemigo (por ejemp10, 1aCon-vencion de Ginebra, adoptada en 1949), pero todos somos conscien-tes de cuan fragi1 resulta este esfuerzo.

Pensemos en 10 que De Waal est:! diciendo en los pasajes ante-

riares. Por un lado, poseemos una naturaleza evolucionada, que da

Page 181: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

lugar a una moralidad basada en el parentesco, la reciprocidad y laempatfa para con los demas miembros del grupo de uno. Por otro,la mejor manera de capturar la singularidad de las emociones mo-rales es que estas adopten una perspectiva imparcial, 10 que noslleva a considerar los intereses de quienes no pertenecen a nuestrogrupo. Tan importante resulta todo ello para nuestra nocion actualde moralidad, que el propio De Waal afirma, como ya hemos vis-to, que es solo cuando hacemos estos juicios generales e imparcialesque podemos empezar a hablar de aprobacion y desaprobacion mo-rales.

La idea de la moralidad como algo ampliamente imparcial no esnueva. De Waal cita a Adam Smith, pero la idea de una moralidaduniversal se retrotrae al menos al siglo v a. c., cuando el filosofo chi-no Mozi, extremadamente horrorizado por el dano causado por lasguerras, pregunto: «~Cuales el camino hacia el amor universal y el be-neficio mutuo?».4 El propio Mozi nos daba la respuesta: «Es consi-derar el pais de los demas como si fuera el propio». Pero, como senalaDe Waal, la practica de esta moralidad mas imparcial es «fragil».~Nose acerca mucho esta idea a decir que el elemento imparcial de lamoralidad es una especie de capa que recubre nuestra naturaleza evo-lucionada?

En The Expanding Circle, sugerf que es nuestra capacidad evo-lucionada para razonar 10 que nos da nuestra habilidad para adoptaruna perspectiva imparcial. En tanto que seres dotados de raciocinio,podemos abstraernos de nuestra situacion y ver que otros, fuera denuestro grupo, tienen intereses similares a los nuestros. Tambien po-demos ver que no existe ninguna razon imparcial por la que sus in-

4. Vease W-T. Chan, A Source Book in Chinese Philosophy, Princeton, NJ,

Princeton University Press, 1%3, pag. 213.

teresesno debieran tener la misrmpio grupo, e incluso que los nue

~Quiere esto deeir que la ideatraria a nuestra naturaleza evohpor «naturaleza evolucionada •.cpartimos con otrOSmamiferos sevolucionado. Ningun animal II

des simios, se aproximan a nuessi esta capacidad para razonar SiC

de nuestra moralidad,entoncesria evolutiva. Por otra parte, no

te de nuestra naturaleza y, com

ma, es un producto de la evoluc:ielementos de nuestra naturalez:que la razon nos concede no SID

cidad para razonar ofrece vene;tes aspectos sociales: nos ayucJmiembros de nuestra especie yde planes mas detallados. Pemto que individuos, a enconrrar;tar las amenazas de los predadcimientos naturales. Nos pem

Aun cuando la capacidad Ia reproducirnos, una vez desllciones que no suponen una vcnos evolutivos. La razon es amos, no podemos bajarnos bollevado. La capacidad para COI

te un proceso logico nos ll~ ..••tematica abstracta que no tiel

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Id parentesco, la reciprocidad y lambros del grupo de uno. Por otro,iiimgularidad de !as emociones mo-p:rspectiva imparcial, 10 que nosr qillenes no pertenecen a nuestrolido ello para nuestra nocion actual'\\ aal afirma, como ya hemos vis-

R()5 juicios generales e imparcialesl' ~robacion y desaprobacion mo-

~ ~"'O arnpliamente imparcial no esim. pero la idea de una moralidadipo v a. c., cuando el filosofo chi-m.ado por el dafio causado por lasHnOO bacia el arnor universal y el be-i ::::os daba la respuesta: «Es consi-ti£~ael propio». Pero, como sefialaiciAi mas imparcial es «fragil».2Nor ~u:e el elemento imparcial de la!llC Ia..ubre nuestra naturaleza evo-

~. que es nuestra capacidad evo-cL. nuestra habilidad para adoptarD que seres dotados de raciocinio... ,ir~cion y ver que otros, fuera deqt.-res a los nuestros. Tambien po-r:non imparcial por la que sus in-

f:"! Ci'irlese Philosophy, Princeton, N],]I _~.

tereses no debieran tener la misma importancia que los de nuestro pro-pio grupo, e incluso que los nuestros propios.

2Quiere esto decir que la idea de una moralidad imparcial es con-traria a nuestra naturaleza evolucionada? La respuesta es que si, sipor «naturaleza evolucionada» entendemos la naturaleza que com-partimos con otros mamiferos sociales a partir de los cuales hemosevolucionado. Ningun animal no humano, ni tan siquiera los gran-des simios, se aproximan a nuestra capacidad para razonar. Asi que,si esta capacidad para razonar se situa detras del elemento imparcialde nuestra moralidad, entonces constituye una novedad en la histo-ria evolutiva. Por otra parte, nuestra capacidad para razonar es par-te de nuestra naturaleza y, como cualquier otro aspecto de la mis-ma, es un producto de la evolucion. La que la hace diferente de otroselementos de nuestra naturaleza moral es que !as ventajas evolutivasque la razon nos concede no son espedficamente sociales. La capa-cidad para razonar ofrece ventajas muy generales. Tiene importan-tes aspectos sociales: nos ayuda a comunicarnos mejor con otrosmiembros de nuestra especie y por ende a cooperar en la ejecucionde planes mas detallados. Pero la razon tambien nos ayuda, en tan-to que individuos, a encon trar agua y comida, y a comprender y evi-tar las amenazas de los predadores 0 las procedentes de los aconte-cimientos naturales. Nos permite, por ejemplo, controlar el fuego.

Aun cuando la capacidad para razonar nos ayude a sobrevivir ya reproducirnos, una vez desarrollada puede conducirnos a situa-ciones que no suponen una ventaja directa para nosotros en termi-nos evolutivos. La razon es como un ascensor: una vez que entra-mos, no podemos bajarnos hasta que no lleguemos adonde nos hallevado. La capacidad para contar puede resultar util, pero median-te un proceso logico nos lleva alas abstracciones propias de la ma-tematica abstracta que no tienen ninguna ventaja en terminos evo-

Page 183: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

lutivos. Quizas ocurre 10 mismo en el caso de la perspectiva adopta-da por el espectador imparcial de Smith.5

AI concebir de este modo el papel de la razon en la moral, difie-ro del punto de vista de De Waal respecto de las lecciones a extraerdel innovador trabajo de J. D. Greene, en el que utiliza tecnicas deneuroimagen para ayudarnos a entender 10 que ocurre con los juiciosmorales. De Waal dice:

Mientras que la teoria de la capa, con su enfasisen la singularidadhumana, predice que la resolucion de un problema moral se asigna aafiadidos de nuestro cerebro evolutivamente recientes, tales como elcortex prefrontal, la neuroimagen muestra que la tarea de realizarunjuicio moral implica a una gran variedad de zonas cerebrales, algu-nas de ellas muy antiguas (Greene y Haidt, 2002). En resumen, laneurocienciapareceapoyarla postura de que la moralidadhumana estaevolutivamente anclada en la socialidad de IDsmamiferos.

Para entender por que esta conclusion no es la conclusion a la quedebemos lIegar, necesitamos conocer mas datos acerca del trabajorealizado por Greene y sus colegas. Dtilizaron neuroimagenes paraexaminar la actividad cerebral cuando la gente respondia a situa-ciones conocidas en la literatura filosofica como «el problema de lavagoneta».6 En la version cIasica del problema de la vagoneta, esta-

5. Este parrafo se ha extraido de Peter Singer, The Expanding Circle; vease

asimismo Colin McGinn, <<Evolution,Animals, and the Basis of Morality», en

Inquiry, nO22 (1979), pag. 91.

6. Parece ser que Phillip a Foot fue la primera en discutir este tipo de proble-

mas en su articulo «The Problem of Abortion and the Doctrine of the Double Ef-

fect», en Oxford Review, nO 5 (1967), pags. 5-15; reimpreso en James Rachels

(comp.), Moral Problems: A Collection of Philosophical Essays (Nueva York, Har-

mos junto a las vias del tren cuaI

goneta, sin nadie a bordo, va desun grupo de cinco personas. Tadtinua su trayectoria. Lo unico qlcinco muertes es activar una agulateral, donde unicamente maClida sobre que hacer en tal circumque debedamos desviar la vagontotal neto de cuatro vidas.

En otra version del problem:lplo anterior a punto de matar a (embargo, no nos encontramos eel

vado sobre las mismas. No podeen saltar del puente y tirarnos c:l

nuestra vida para salvar a las per.

pero nos damos cuenta de que ~nerla. Sin embargo vemos que agran tamano. El unico modo decinco personas es empujar a estJ

te de la vagoneta. Si empujaIIKvaremos la vida de las otras cilloque hacer en esta situacion, la I

bemos empujar al desconocido.Greene y sus colegas yen est

sentido de que una implica um

tivar una palanca de cambios, 0

per & Row, 1971). El articulo chisia

Jarvis Thomson, «Killing, Leuing Di

nO59 (1976), pags. 204-217.

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l d caso de la perspectiva adopta-Nnirh."

pd de la razon en la moral, difie-

es:pwu.L:O de las lecciones a extraer

e:::..:. en el que utiliza tecnicas de

n.ia 10 que ocurre con los juicios

~ . .::on su enfasis en la singularidadl.;:,:= :.ill problema moral se asigna aIliCY2:lenterecientes, tales como elr::.~C5ua que la tarea de realizar un~-~;;-6dde zonas cerebrales, algu-e -,-Haidr, 2002). En resumen, lar.r. ~ que la moralidad humana estail:,..=..=.d de los mamfferos;

~ts:.6nno es la conclusion a la que

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1ICCl' ia gente respondia a situa-

lJ5,ij;hca como «el problema de la

I F~oblema de la vagoneta, esta-

r ~.-:e:-. The Expanding Circle; vease~- L'1.d rhe Basisof Morality», en

~:::-:. ;Or] discmir este tipo de proble-m w': :..~eDoctrine of rhe Double Ef-•. :::-= 5: reirnpreso en James RachelsiII::.,·s_:';:,;_-.z1 Essays (NuevaYork,Har-

mos junto a las vias del tren cuando de repente vemos que una va-

goneta, sin nadie a bordo, va deslizandose por la via en direccion a

un grupo de cinco personas. Todas ellas moriran si la vagoneta con-

tinua su trayectoria. Lo unico que podemos hacer para evitar estas

cinco muertes es activar una aguja que desvie la vagoneta a una via

lateral, donde unicamente matara a una persona. AI ser pregunta-

da sobre que hacer en tal circunstancia, la mayoria de la gente dice

que deberiamos desviar la vagoneta a la via lateral, salvando asi un

total neto de cuatro vidas.

En otra version del problema, la vagoneta esra como en el ejem-

plo anterior a punto de matar a cinco personas. En esta ocasion, sin

embargo, no nos encontramos cerca de las vias, sino en un puente ele-

vado sobre las mismas. No podemos desviar la vagoneta. Pensamos

en saltar del puente y tirarnos delante de la vagoneta, sacrificando

nuestra vida para salvar a las personas que se encuentran en peligro,

pero nos damos cuenta de que somos demasiado ligeros para dete-

nerla. Sin embargo vemos que a nuestro lado hay un desconocido de

gran tamano. EI unico modo de impedir que la vagoneta mate a !as

cinco personas es empujar a este desconocido puente abajo, delan-

te de la vagoneta. Si empujamos al desconocido, moriti, pero sal-

varemos la vida de las otras cinco personas. AI ser preguntadas sobre

que hacer en esta situacion, la mayoria de la gente dice que no de-

bemos empujar al desconocido.

Greene y sus colegas yen estas situaciones como diferentes en el

sentido de que una implica una situacion «impersonal» como es ac-

tivar una palanca de cambios, 0 una violacion «personal», como em-

per & Row, 1971). El articulo clasicoen este campo es sin embargo el de JudithJarvisThomson, «Killing,Letting Die, and the TrolleyProblem»,en The Monist,nO59 (1976), pags. 204-217.

Page 185: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

pujar a un desconocido puente abajo. Descubrieron que cuando lossujetos decidian sobre casos «personales», las partes del cerebro aso-ciadas ala actividad emocional se activaban mas que cuando se les pe-dia:tomar una decision en casos «impersonales». De manera mas sig-nificativa aun, la minoria de sujetos que llegaron a la conclusion deque seria correcto actuar de modo que fuera necesaria una violacionpersonal para minimizar los danos totales (por ejemplo, quienes di-jeron que seria correcto empujar al desconocido puente abajo) mos-traron mas actividad en las partes del cerebro asociadas ala actividadcognitiva y tardaron mas tiempo en adoptar una decision que quie-nes dijeron «no» a tales acciones.7 En otras palabras: enfrentados ala necesidad de atacar fisicamente a otra persona, nuestras emocio-nes se yen poderosamente alteradas, y para algunos el hecho de queesta sea la unica manera de salvar varias vidas resulta insuficientepara superar dichas emociones. Pero quienes se muestran dispuestosa salvar el mayor numero de vidas posible, aun cuando esto impliqueempujar a una persona hacia su muerte, parecen estar utilizando larazon para anular su resistencia emocional ala violacion personalque ese empujon supone.

~Apoyaesto la idea de que «1amoralidad humana esta evolutiva-mente anclada en la socialidad mamifera»? Hasta cierto punto, asies. Las respuestas emocionales que llevan a la mayor parte de la gen-te a decir que esta mal empujar a un desconocido puente abajo pue-den ser explicadas exactamente en los mismos terminos evolutivos

7. Joshua Greene y Jonathan Haidt, «How (and Where) Does Moral Jud-

gement Work?», en Trends in Cognitive Science, nO6 (2002), pags. 517-523, yen

comunicaciones personales. Mas concretamente, quienes aceptaron la posibilidad

de la violaci6n personal mostraron una mayor actividad prefrontal dorsolateral,

mientras que quienes la rechazaron mostraron mayor actividad en la zona del

precuneo.

que De Waal emplea en sus confutraidos de sus observaciones ddmente, es ficil ver por que no b..Imilares ante ejemplos como el <I.puede causar la muerte 0 provOClEn toda nuestra historia evolum'2a otros empujandoles con violencmos siglos (un espacio de tiempccar diferencias en nuestra natural.cidad de danar a otras personas D

un cambio de agujas.Antes de tomar este ejemplcJ

del punto de vista de De Waal.nar sobre aquellos sujetos en los eque, al igual que es correcto acIDy matar a una persona para sah..•

pujar a una persona puente abajvar a cinco. Este es un juicio qUfce capaz de realizar. Pero tambiparece provenir no de la heremmos con otros mamiferos sociarazonar. Ai igual que otros maIJ

emocionales automaticas para cipuestas que a su vez constituyt:moralidad. Pero, frente a ouosxionar sobre nuestras respuescRecordemos si no la frase que 11nal de Casablanca cuando, enmujer a la que ama (Ilsa Lundque suba al avion con su marid

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jo. Descubrieran que cuando loswles~.las partes del cerebra aso-rr.'2ban mas que cuando se les pe-IIpITSOnales».De manera mas sig-5 que llegaron a la conclusion dep:.1JC tUera necesaria una violacionK)lCa1es (por ejemplo, quienes di-cks.conocido puente abajo) mos-dl c.erebra asociadas a la actividada odioprar una decision que quie-En arras palabras: enfrentados ai OITa persona, nuestras emocio-i., -::- para algunos el hecho de querLi.r1a5 \'idas resulta insuficiente•cp.1.ienesse muestran dispuestos:JI2bJ.,e. aun cuando esto implique

me. parecen estar utilizando laIIO<...-}onala la violacion personal

or-ilidad humana esta evolutiva-m:iera.? Hasta cierto punto, asib""2n a la mayor parte de la gen-dc.conocido puente abajo pue-

IDS mismos terminos evolutivos

.EJ'\ii: and Where) Does Moral Jud-

~!::.= 6 '2002), pags. 517-523, yen

1::::=_ qillenes aceptaron la posibilidad

~.: ~-midad prefrontal dorsolateral,

z-:'c: ma~-or actividad en la zona del

que De Waal emplea en sus conferencias y sostiene con ejemplos ex-traidos de sus observaciones del comportamiento primate. Igual-mente, es facil ver por que no habriamos desarrolladorespuestas si-milares ante ejemplos como el del cambio de agujas, que tambienpuede causar la muerte 0 pravocar heridas, pera 10 hace a distancia.En toda nuestra historia evolutiva, hemos sido capaces de hacer danoa otras empujandoles con violencia, pera es unicamente en los ulti-mos siglos (un espacio de tiempo demasiado breve como para rtlar-car diferencias en nuestra naturaleza evolutiva) que tenemos la capa-cidad de danar a otras personas mediante acciones como la de hacerun cambio de agujas.

Antes de tomar este ejemplo como confirmacionde la validezdel punto de vista de De Waal, no obstante, necesitamos reflexio-nar sobre aquellos sujetos en los estudios de Greene que concluyeronque, al igual que es correcto activar una palanca para desviar un treny matar a una persona para salvar a cinco, tambien es correcto em-pujar a una persona puente abajo matando a una persona para sal-var a cinco. Este es un juicio que ningun otro mamifera social pare-ce capaz de realizar. Pera tambien se trata de un juicio moral queparece pravenir no de la herencia evolutiva comun que comparti-mos con otras mamiferas sociales, sino de nuestra capacidad pararazonar. AI igual que otras mamiferas sociales, tenertlos respuestasemocionales automaticas para ciertos tipos de comportamiento, res-puestas que a su vez constituyen una parte importante de nuestramoralidad. Pera, frente a otras mamiferos sociales, podemos refle-xionar sobre nuestras respuestas emocionales y elegir rechazarlas.Recordemos si no la Fraseque Humphrey Bogart pranuncia en el fi-nal de Casablanca cuando, en el papel de Rick Blaine, Ie dice a lamujer a la que ama (Ilsa Lund, interpretada por Ingrid Bergman)que suba al avion con su marido: «No se me da bien ser noble, pera

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no hay que esforzarse mucho para ver que los problemas de tres per-sonas no importan nada en este mundo de locos».Quiza no se requierademasiado, pero si se requieren capacidades que ningun otro ma-mifero social posee.

Si bien comparto con De Waalla admiracion que siente haciaDavid Hume, en la actualidad he desarrollado un gran respeto-aun a regafiadientes- por el filosofo al que se considera el granrival de Hume: Immanuel Kant. Kant pensaba que la moralidaddebe basarse en la razon, no en nuestros deseos 0 emociones.8 Sinlugar a dudas, Kant erro al pensar que la moralidad puede estarbasada unicamente en la razon, pero resulta igualmente erroneover la moralidad unicamente como una serie de respuestas emo-cionales 0 instintivas, no controladas por nuestra capacidad para elrazonamiento critico. No tenemos por que aceptar como algo dadolas respuestas emocionales grabadas en nuestra naturaleza biologi-ca a 10 largo de millones de afios de vida en pequefios grupos tri-bales. Somos capaces de razonar y de tomar decisiones, y podemosrechazar dichas respuestas. Quizas unicamente 10 hagamos en fun-cion de otras respuestas emocionales, pero el proceso implica lacapacidad de razonar y de abstraccion, y podria conducirnos, talcomo el propio De Waal reconoce, a una forma de moralidad que esmas imparcial de 10 que nuestra historia evolutiva en tanto que ma-miferos sociales (en ausencia de dicho proceso racional) permitiria.

AI igual que Kant no esta tan equivocado como De Waal sugie-re, tambien Richard Dawkins tiene algo de razon cuando (en un pa-saje que De Waal expone como un lamentable ejemplo de la teoriade la capa) escribe que «Somos los unicos que, en la Tierra, pode-

8. Immanuel Kant, Fundamentacion de fa metaflsica de fas costumbres,see. II (trad. cit.).

mos rebelarnos contra la tirania.

vamente, si tenemos en cuentalaspecto impareial de al menos pata dificil ver por que se opone a ekins dice no es en absoluto difenwin en Elorigen del hombre de qude los poderes intelectivos ac-rmto conducen de forma natural acomo quieras que te traten a ti"; ~

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9. Richard Dawkins, The Selfi

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aI la admiracion que siente haciaI.e desarrollado un gran respeto[ki5<Ofoal que se considera el granKant pensaba que la moralidad

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mos rebelarnos contra la tirania de los replicadores egoistas».9 Nue-vamente, si tenemos en cuenta el argumento de De Waal sobre elaspecto imparcial de al menos parte de la moralidad humana, resul-ta diffeil ver por que se opone a esta Frasede Dawkins. Lo que Daw-kins dice no es en absolutodiferente del propio comentario de Dar-win en Elorigen del hombre de que los instintos sociales «con la ayudade 10spoderes intelectivos activos y 10sefectos creados por el habi-to conducen de forma natural a la regIa de oro: "Trata a 10sdemascomo quieras que te traten a ti"; yaqui se encuentra la base de la mo-ralidad».

Asi pues, la cuestion no es si aceptamos la vision que de la mo-ralidad nos ofrece la teoria de la capa, sino que parte de la moralidades una capa y que parte es estructura subyacente. Quienes aseguranque toda la moralidad es una capa dispuesta sobre una naturalezahumana esencialmente egoista e individualista estan equivocados.Pero una moralidad que vaya mas alIa de nuestro propio grupo ymuestre verdadero interes por todos 10sseres humanos bien puede servista como una fina capa que recubre la naturaleza que comparti-mos con otros mamiferos sociales.

En 1993 cofunde, junto ala italiana defensora de 10sderechos de 10sanimales Paola Cavalieri, el Proyecto Gran Simio, una iniciativa in-ternacional que tenia por objeto conseguir que se respetaran 10sde-rechos de 10sgrandes simios. El proyecto fue simulraneamente una

9. Richard Dawkins, The Selfish Gene, Oxford, Oxford University Press,

1976, pag. 215 (trad. cast.: El gen egoista, Barcelona, Salvat, 2000).

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idea, una organizacion y un libro. Ef proyecto «Gran Simio»: fa iguaf-dad mds alld de fa humanidad incluye trabajos de filosofos, cientifi-cos y expertos en el comportamiento de los grandes simios, comoJane Goodall, Toshisada Nishida, Roger y Deborah Fouts, LynWhite Miles, Francine Patterson, Richard Dawkins, Jared Diamondy Marc Bekoff. Ellibro comienza con una «Declaracion sobre losgrandes simios» que todos los contribuyentes al proyecto apoyaron.La Declaracion exige que se haga extensiva a los grandes simios laHamada «comunidad de iguales», que define como «una comunidadmoral en la que aceptamos que determinados principios 0 derechosmorales fundamentales, que se puedan hacer valer ante la ley, rijannuestras relaciones mutuas». En estos principios 0 derechos, se afirma,se encuentran el derecho a la vida, la proteccion de la libertad indi-vidual y la prohibicion de la tortura.

Desde ellanzamiento del Proyecto Gran Simio, varios paises (in-cluidos Gran Bretafia, Nueva Zelanda, Suecia y Austria) han prohi-bido la utilizacion de grandes simios en la investigacion medica. EnEstados Unidos, si bien se siguen utilizando chimpances en la in-vestigacion, ya no se considera aceptable matar grandes simios cuan-do su utili dad como sujetos experimentales es minima. En su lugar,son «jubilados» en santuarios para simios, si bien en la actualidadno existen suficientes lugares de estas caracteristicas para acoger atodos los chimpances, y algunos de eHossiguen viviendo en pesimascondiciones.

Supongo que mi compromiso con el Proyecto Gran Simio, yquiza tambien mi ya larga abogada a favor de la «1iberacion ani-mal»,10me convierten en uno de los objetos de las criticas que De Waal

10. Peter Singer, Animal Liberation (1975), 2a ed., Nueva York, Ecco,

2003 (trad. cast.: Liberaci6n animal, Madrid, Trotta, 1999).

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n ,,-s . 2a ed., Nueva York, Ecco,ir.:. T::nr-ca. 1999).

lanza contra los defensores de los derechos de los animales en suapendice C. Sin embargo, de nuevo es importante recordar todo 10que De Waal y yo tenemos en comun. De Waal tiene un fuerte sen-tido de la realidad del dolor animal. Rechaza con firmeza la posi-cion de quienes sostienen que es «antropomorfico» atribuir a los ani-males caracteristicas tales como las emociones, la conciencia, lacomprension 0 incluso la politica 0 la cultura. Cuando se combinaun sentido tan rico de las experiencias subjetivas del animal con el apo-yo a «iniciativas para prevenir el abuso contra los animales», como esel caso de De Waal, nos aproximamos mucho a la posicion de losdefensores de los derechos de los animales. Toda vez que hemos re-conocido que los animales no humanos tienen necesidades emocio-nales y sociales complejas, empezamos a ver alIi donde otros no yennada; por ejemplo, en el metodo estandar para mantener prefiadasalas cerdas en las granjas intensivas modernas: situadas sobre una su-perficie de cemento, sin ningun tipo de mullido, aisladas en unajaula metalica e incapaces de moverse libremente, manipular su en-torno, interactuar con sus congeneres 0 construir una cama para suscrias antes del parto. Si todo el mundo compartiera el punto de vis-ta de De Waal, el movimiento animalista alcanzaria rapidamente susmas importantes objetivos.

Tras mostrarse de acuerdo con la idea de que no debemos abusarde 10s animales, De Waal afiade que «sigue siendo un gran paso de-cir que el unico modo de asegurar que se les trate decentemente es dar-les derechos y abogados». Preferiria separar la cuestion de si los ani-males deberian tener derechos de la cuestion de si deberian disponerde abogados. Estoy completamente de acuerdo con De Waal en queactualmente la gente (y especialmente los estadounidenses) se mues-tra demasiado dispuesta a acudir ante un tribunal para conseguir suspropositos. El resultado es una colosal perdida de tiempo y de re-

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cursos, asi como el desarrollo de una tendencia en Ias instituciones apensar ala defensiva sobre cual es el mejor modo de evitar una de-manda judicial. Pero reconocer que todos Ios animales deberian te-ner algun tipo de derechos basicos no implica necesariamente llamara sus abogados. Podriamos, por ejemplo, Iegislar con el fin de prote-ger Ios derechos de Ios animales y hacer que dichas Ieyes se cumplan.Existen numerosas Ieyes que son muy eficaces precisamente porqueimponen un estandar que practicamente todo el mundo estcidis-puesto a cumplir sin tener que arrastrar a nadie ante un tribunal. Porejemplo, hace algunos anos Gran Bretana prohibio el alojamientode cerdos en el tipo de jaulas anteriormente descritas. Como conse-cuencia, cientos de animales viven en mejores condiciones. Sin em-bargo, aun no he oido que ninguna piara inglesa haya conseguidoabogado, ni que Ias autoridades se hayan visto obligadas a llevar aningun granjero ante Ios tribunales por seguir manteniendo a suspiaras en jaulas despues de que Ia ley se hiciera efectiva.

De Waal se opone a Ia idea de derechos de Ios animales sobre Iabase de que «Ia concesion de derechos a Ios animales depende porentero de nuestra buena voluntad. Consecuentemente, Ios animalesdisfrutaran unicamente de aquellos derechos que Ies concedamos.Nunca oiremos hablar del derecho de Ios roedores a ocupar nues-tros hogares, del derecho de Ios estorninos a atacar cerezos, 0 de pe-rros que decidan que ruta habra de seguir su dueno. En mi opinion,Ios derechos que se conceden de forma selectiva no pueden ser cali-ficados de tales». Sin embargo, Ia concesion de derechos a seres hu-manos intelectualmente discapacitados tambien depende entera-mente de nuestra buena voluntad. Y todos Iosderechos son concedidosde forma selectiva. Los bebes no disfrutan del derecho al voto, y Iaspersonas que como resultado de una enfermedad mental 0 una anor-malidad muestran una tendencia a comportarse de forma violenta y

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Adoptar esta perspectiva basIos derechos aun nos obliga a deceder a Ios intereses de los anim

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~derechos de los animales sobre la~-hos a los animales depende porLConsecuememente, los animales105. derechos que les concedamos.~, de 105roedores a ocupar nues-rominos a atacar cerezos, 0 de pe-r s.eguirsu dueno. En mi opinion~ ,D~ selectiva no pueden ser cali-concesion de derechos a seres hu-cI2dos rambien depende entera-rnooos105derechos son concedidos~"6utan del derecho al voto, y lasG. entermedad mental 0 una anor-I componarse de forma violenta y

antisocial pueden perder el derecho a la libertad. Pero todo ello nosignifica que el derecho al voto 0 a la libertad no puedan ser consi-derados derechos en toda regIa.

De cualquier manera, en realidad estoy de acuerdo con De Waalcuando sugiere que en lugar de hablar de derechos de los animales, po-driamos hablar de nuestras obligaciones para con ellos. En politica, 105asertos sobre los derechos se convierten en esloganes magnificos, pues-to que son ra.pidamente entendidos como declaraciones de que a al-guien, 0 a algun grupo, se Ie esta negando algo importante. Es en estesentido que brindo mi apoyo ala Declaracion de 10sGrandes Simiosy la reclamacion de derechos contenida en la misma. Sin embargo, enmi papel de filosofo mas que de activista, ya sean los humanos 0 losanimales el objeto de nuestro interes, encuentro que las reclamacio-nes sobre estos derechos resultan insatisfactorias. Diferentes pensa-dores han elaborado una serie de listas de derechos humanos su-puestamente evidentes y argumentos a favor de que exista una unicalista en lugar de varias listas que a su vez den lugar a nuevas listascomo respuesta. Cuando los derechos chocan, como es inevitable queocurra, 10sdebates sobre que derecho deberia tener mayor peso no sue-len conducir a ninguna parte. Esto es debido a que los derechos noconstituyen en realidad la base de nuestras obligaciones morales. Ensi mismos, los derechos se basan en la preocupacion por los interesesde todos aquellos afectados por nuestras acciones: un principio basi-co que puede alcanzarse si adoptamos la perspectiva del «espectadorimparcial» de Smith, un punto de vista mas refinado de la idea kan-tiana de asegurar que la maxima de nuestras acciones se convierta enley universal, 0 incluso de la mas antigua aun «regIade oro».

Adoptar esta perspectiva basada en las obligaciones mas que en10sderechos aun nos obliga a determinar el peso que hemos de con-ceder a 10sintereses de 10sanimales. De Waal escribe: «Deberiamos

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utilizar 10snuevos descubrimientos sobre 1avida mental de 10sani-males para promover en 10shumanos una etica del cuidado en 1acua1 nuestros intereses no sean 10sunicos en 1abalanza». Sin 1ugar adudas, esto deberia ser 10minimo que hicieramos. Pero reconocer que10s intereses humanos no han de ser «los unicos en 1aba1anza» esmuy vago. De Waal tambien dice: «Creo que nuestra primera ob1i-gaci6n moral es para con 10smiembros de nuestra propia especie».Menos vago, pero no deja de ser un mero aserto. De Waa1 tambienapunta que 10sdefensores de 10sanimales aceptan procedimientos me-dicos desarrollados mediante investigaciones con anima1es; comomucho, este es un argumento ad hominem' contra personas que po-drian no ser 10 suficientemente fuertes mora1mente como para re-chazar asistencia medica en caso de necesidad. De hecho, hay de-fensores de 10sderechos de 10sanima1es que rechazan tratamientosmedicos desarrollados con anima1es, si bien son minoria. Podrfatambien argumentarse que debemos rechazar 1aidea de 1aigua1dadentre 10sseres humanos porque no se conocen casos de defensores deesta idea que hayan decidido vo1untariamente vivir en condicionesde penuria para ayudar a personas de otros paises que estan mu-riendose de hambre. (Nuevamente, si hay algunos casos que se apro-ximan a esto, como por ejemp10 el de Zell Kravinsky.) 11 De hecho,el vinculo entre 1aidea y 1aacci6n sugerida es mas fuerte en el casode 1aigualdad entre 10sseres humanos y el darse a 10spobres que enel caso de 10sderechos de 10sanima1esy el rechazo de un tratamientomedico desarrollado mediante experimentos en anima1es, porque eldinero que damos a 10spobres podrfa sa1var1avida de personas queen nuestraopini6n va1en 10mismo que nosotros mismos, mientrasque no esra del to do claro hasta que punto el hecho de que a1gunas

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PJC hicieramos. Pero reconocer que~s.cr -105 unicos en la balanza» es:.Creo que nuestra primera obli-Ilhros de nuestra propia especie».In mero aserto. De Waal tambienimal,c:saceptan procedimientos me-~rigaciones con animales; comoIJomi71em- contra personas que po-lle'ftes moralmente como para re-cJk necesidad. De hecho, hay de-imalc:sque rechazan tratamientosales. si bien son minoria. Podria105 rechazar la idea de la igualdadIs.cconocen casos de defensores delDt2riamente vivir en condicionesas de ouos paises que estan mu-~ s:i hay' algunos casos que se apro-ide Zeli Kravinsky.)11 De hecho,L sugerida es mas fuerte en el casomos y' el darse a los pobres que enIIk:s y el rechazo de un tratamiento~illlemos en animales, porque elhw salvar la vida de personas queD que nosotros mismos, mientras11:- pumo el hecho de que algunas

personas rechacen un tratamiento medico podria beneficiar a ningunanimal presente 0 futuro.

~Porque el hecho de que los animales no humanos no sean miem-bros de nuestra especie justifica que concedamos menos importan-cia a sus intereses que la que Ie concedemos a intereses similares quese dan entre miembros de nuestra especie? Si argumentamos que elestatus moral depende de la condici6n de miembro de nuestra pro-pia especie, ~en quese diferencia nuestra postura de la de la mayorparte de las personas abiertamente racistas 0 sexistas, es decir, aque-lios que creen que ser blanco, u hombre, equivale a gozar de un es-tatus moral superior, sin tener que considerar ninguna otra caracte-ristica 0 cualidad? De Waal sostiene que el paralelismo que elmovimiento animalista establece entre la abolici6n del abuso de ani-males y la abolici6n de la esclavitud es «escandaloso» porque, frentea los negros 0 las mujeres, los animales no humanos nunca podranser miembros de pleno derecho de nuestra comunidad. La diferen-cia esta ahi, pero si los animales no pueden ser miembros de plenoderecho de nuestra comunidad, enronces tampoco los seres huma-nos con graves discapacidides intelectuales podrian serlo. Y sin em-bargo no creemos que esto sea raz6n suficiente para preocuparnos me-nos por su sufrimiento. Del mismo modo, el hecho de que losanimales no puedan ser miembros de pleno derecho de nuestra so-ciedad no deberia ir en contra de que podamos conceder la mismaimportancia a sus intereses. Si un animal siente dolor, el dolor importatanto como cuando es un humano el que sufre; ocurre 10 mismo siel dolor provoca el mismo sufrimiento y tiene la misma duraci6n, 0

si no tiene ninguna consecuencia negativa para el ser humano masde las que pueda tener para el animal no humano. De manera que hayalgo de verdad en el paralelismo entre la esclavitud humana y la es-clavitud animal. En ambos casos, miembros de un grupo mas po-

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deroso se arrogan el derecho de utilizar a otros seres de fuera del gru~po para sus propios fines egoistas, ignorando ampliamente sus in-tereses. Esta utilizaci6n se justifica posteriormente mediante unaideologia que explique por que los miembros del grupo mas pode-roso valen mas y tienen el derecho, a veces divino, de gobernar so-bre los extraiios al grupo.

Si bien ocurre que el principio de igualdad unicamente puedeaplicarse tal cual en el caso de que animales y humanos tengan in-tereses parecidos (y determinar que intereses son «parecidos» no esprecisamente tare a faci!), resulta igualmente dificil comparar dife-rentes intereses humanos, especialmente en el caso de diferentesculturas. Esto no significa que descartemos los intereses de personascon culturas diferentes alas nuestras. Claro esta que las capacidadesmentales de diferentes seres afectaran al modo en que experimentandolor, y estas diferencias pueden ser importantes. Pero todos esta-damos de acuerdo en que el dolor que siente un bebe es algo malo,aun cuando el bebe no sea mas consciente que, por ejemplo, uncerdo, y no tenga capacidades desarrolladas en los campos de la me-moria 0 la anticipaci6n. El dolor puede servir tarnbien para avisarde algun peligro, de modo que, si 10consideramos en su conjunto,no siempre es malo. Sin embargo, a menos que exista algun bene-ficio que 10 compense, debedamos considerar que todas las expe-riencias de dolor que guardan alguna similitud son igualmente ma-las, sea cual sea la especie que sienta ese dolor.

Junto a este principio general de la igual consideraci6n de inte-reses, no obstante, sigue siendo posible estar de acuerdo con la ase-veraci6n de De Waal de que «los simios merecen un estatus espe-cial»,no tanto porque son nuestros parientes mas pr6ximos, ni porquesu similitud con nosotros pueda «movilizar mayores sentimientosde culpa cuando se les daiia», sino por 10que conocemos acerca de

la riqueza de sus vidas sociales y emeiencia y su comprensi6n de la situque dichas caracteristicas a menudo Imas que otros animales, tambien lwmios sufran mas que los ratones. Evestigaciones causan sufrimiento, yinvestigaci6n con grandes simios dde investigaci6n que no nos imporrios humanos») se adecua a la igual

Existe no obstante una raz6n aiespecial a los grandes simios. Grac:i2!Waal, asi como al de Jane Goodall:bre las vidas mentales yemoeionak:las de otros animales. Por todo 10(ver una parte tan significativa de no

10sgran des simios pueden ayud.a.mentre nosotros y el resto de 10sanimtrinamiento judeocristiano. Recoil

nen derechos basicos nos ayudariaseparan del resto de 10s animales:consecuencia ello nos llevaria a U2

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iode igualdad unicameme puedeIe animales y humanos tengan in-De intereses son «parecidos» no esigualmeme dificil comparar dife-uimeme en el caso de diferemesiIl:4.ITemoslos imereses de personasr.l:..'- Claro esta que las capacidadesen al modo en que experimentanser importames. Pero todos esta-rque sieme un bebe es algo malo,conscieme que, por ejemplo, unllrroUadasen los campos de la me-puede servir tambien para avisario consideramos en su conjumo,~.•.menos que exista algun bene-[l'5 considerar que todas las expe-IlI:U. similirud son igualmeme ma-ID e:sedolor.tie u. igual consideraci6n de ime-

mole estar de acuerdo con la ase-nrruos merecen un estatus espe-~·)erues mas pr6ximos, ni porque~O'\ilizar mayores semimiemospm 10que conocemos acerca de

la riqueza de sus vidas sociaies y emocionales, su nivel de auto con-ciencia y su comprensi6n de Ia situaci6n en la que viven. Ai igualque dichas caracteristicas a menudo hacen que 10shumanos sufram~smas que otros animales, tambien haran que a menudo 10sgran des SI-

mios sufran mas que 10s ratones. Evidemememe, no todas las in-vestigaciones causan sufrimiento, yel test que De Waal cree que lainvestigaci6n con gran des simios deberia superar (que sea «el tipode investigaci6n que no nos importaria llevar a cabo con volunta-rios humanos») se adecua a la igual consideraci6n de intereses.

Existe no obstante una raz6n aiiadida para conceder un estatusespecial a 10sgran des simios. Gracias en parte al propio trabajo de DeWaal, as! como al de Jane Goodall y otros, sabemos mucho mas so-bre las vidas mentales y emocionales de 10sgrandes simios que sobrelas de otros animales. Por rado 10que sabemos., y porque podemosver una parte tan significativa de nuestra naturaleza reflejada en ellos,10sgran des simios pueden ayudarnos a enmendar la brecha abiertaentre nosotros y el resto de los animales tras varios milenios de adoc-trinamiento judeocristiano. Reconocer que 10sgran des simios tie-nen derechos basicos nos ayudaria a ver que las diferencias que nosseparan del resto de 10s animales son una cuesti6n de grado, y enconsecuencia ello nos llevaria a tratarles mejor.

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TERCERA PARTERespuesta a los comentaristas

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LA TORRE DE LA MORALIDAD

Si bien mis respetados colegas han concentrado su atencion en 10que parece estar ausente mas que presente en otro primates, yo he en-fatizado las caracteristicas que compartimos con ellos. Esto reflejami deseo de contrarrestar la idea de que de algun modo la moralidadhumana esti reiiida con nuestros antecedentes animales, 0 induso conla naturaleza en general. Aprecio el apoyo que en general han brin-dado a esta posicion, y estoy de acuerdo con las repetidas sugerenciasde que consideremos tambien las discontinuidades existentes. Asf

que esto es 10 que intentare hacer en esta ocasion, empezando por mipropia definicion de moralidad.

Por supuesto, yo nunca hablarfa de «discontinuidades». La evo-lucion no ocurre a saltos: los nuevos rasgos que van apareciendo sonmodificaciones de los antiguos, de modo que las especies unidas porun parentesco cercano difieren entre sf unicamente de forma gra-dual. Aun cuando la moralidad humana represente un significativopaso adelante, apenas supone una ruptura con el pasado.

La moralidad es un fenomeno orientado hacia el grupo que nace delhecho de que contamos con un sistema deapoyo para sobrevivir

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(MacIntyre, 1999). Una persona solitaria no necesitaria la moralidacL10 mismo que una persona que viviera con otros sin una relacion dedependencia mutua. En tales circunstancias, cada individuo segui-ria su propio camino. No habria ningun tipo de presion para desa-rrollar restricciones sociales ni tendencias morales.

Con el fin de promover la cooperacion y la armonia intracomu-nitarias, la moralidad establece una serie de limites del comporta-miento, especialmente cuando se produce una colision de intereses.Las normas morales crean un modus vivendi entre ricos y pobres, gen-te sana y gente enferma, viejos y jovenes, casados y solteros, y asi su-cesivamente. Dado que la moralidad ayuda a la gente a llevarse bieny a participar en empresas comunes, a menudo coloca el bien comlinpor encima de los intereses individuales. No niega la existencia de es-tos ultimos, pero insiste en que tratemos a los demas igual que nos gus-taria que nos trataran a nosotros. De forma mas concreta, el dominiomoral de la accion es el Ayudar 0 (no) Danar a los demas (De Waal,2005). Las dos estan interconectadas. Si una persona se esta ahogan-do y yo me niego a ayudar, de hecho estoy danando a esa persona.La decision de ayudar 0 de no hacerlo es, sin lugar a dudas, una de-cision de indole moral.

Cualquier cosa no din::ctamente relacionada con esos dos para-metros se situa fuera del ambito de la moralidad. Quienes invocanla moralidad en referencia a, por ejemplo, el matrimonio entre per-sonas del mismo sexo 0 la visibilidad de un pecho desnudo en horariotelevisivo de maxima audiencia intentan simplemente revestir con unlenguaje moral 10 que son convenciones sociales. Puesto que las con-venciones sociales no estan necesariamente ancladas en las necesi-dades de los demas 0 en las de la comunidad, el dano causado por lastransgresiones en cuestion es a menudo discutible. Las convencionessociales varian enormemente: cosas que pueden sorprender enor-

memente en una cultura (como porimer) pueden ser recomendables enc

sobre el bienestar de los demas, las D

constantes que las convenciones sorisal. Las cuestiones morales de nuesm;to, la eutanasia 0 el cuidado de poDtodas alrededor de los sempiterIlO5gestion de los recursos y la presraciO

Dos recursos criticos relacionadlcomida y la pareja: ambas estan sujcsion, division e intercambio. Para bel recurso mas importante, especialperiodo de lactancia (situaciones ell

te del tiempo), y la pareja es el mol

cuya reproduccion depende del ••Esto podria explicar la celebre .doIIhombres en el terreno de la infidelidel contrario, tienden a ser favorecidhijos, reflejandose con ello la primdre-hijo. De manera que aun cuandestandar moral que no tenga en COI

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desvinculen de los imperativos hi

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la humanidad durante millones dI:

sulta, un sistema moral no puede ~tipos de vida que existen en laT leIl

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:KJlirariano necesitaria la moralidad,nr.~eracon otros sin una relacion de~'.lI15tancias, cada individuo segui-• :-inglin tipo de presion para desa-:r:Jencias morales.0?Cracion y la armonia intracomu-u...-:aserie de limites del comporta-i'.' produce una colision de intereses.i::..: : "£l'mdi entre ricas y pobres, gen-jriyenes, casados y solteros, y asi su-ilhd a~llda a la gente a llevarse bien1eS. a menudo coloca el bien comunrl-..:.aJles.:Noniega la existencia de es-

IeTIOS a los demas igual que nos gus-De !orma mas concreta, el dominiof I ;:}O!' Daiiar a los demas (De Waal,wi!;;,. Si una persona se esta ahogan-reno esroy danando a esa persona.Ilo:do es, sin lugar a dudas, una de-

n:e rdacionada con esos dos para-d;;:la moralidad. Quienes invocane'~plo, el matrimonio entre per-ta2 de un pecho desnudo en horarioIe:lt.m simplemente revestir con unCODes sociales. Puesto que las con-~-iamenre ancladas en las necesi-cmunidad, el dano causado por las:n'-lJo discutible. Las convencionesI!WS que pueden sorprender enor-

memente en una cultura (como por ejemplo eructar despues de co-mer) pueden ser recomendables en otra. Limitadas por su impactosobre el bienestar de los demas, las normas morales son mucho masconstantes que las convenciones sociales. La regIa de oro es univer-sal. Las cuestiones morales de nuestra epoca (la pena capital, el abor-to, la eutanasia 0 el cuidado de pobres, enfe.rmos yancianos) girantodas alrededor de los sempiternos temas de la vida, la muerte, lagestion de los recursos y la prestacion de cuidados.

Dos recurs os criticos relacionados con la ayuda y el dano son lacomida y la pareja: ambas estan sujetas a normas relativas a la pose-sian, division e intercambio. Para las primates hembra, la comida esel recurso mas importante, especialmente durante el embarazo 0 elperiodo de lactancia (situaciones en las que se encuentran gran par-te del tiempo), y la pareja es el mas importante para los machos,cuya reproduccion depende del numero de hembras fertilizadas.Esto podria explicar la celebre «doble vara de medif» favorable a loshombres en el terreno de la infidelidad matrimonial. Las mujeres, porel contrario, tienden a ser favorecidas en los casos de custodia de loshijos, reflejandose con ello la primada que se asigna al vinculo ma-dre-hijo. De manera que aun cuando nos esforcemos por alcanzar unestandar moral que no tenga en cuenta las diferencias de genero, losjuicios que realizamos en la vida real no son inmunes ala biologia ma-mifera. Un sistema moral viable rara vez pertnite que sus normas sedesvinculen de los imperativos biologicos de la supervivencia y lareproduccion.

Visto 10 util que la orientacion hacia el propio grupo ha sido parala humanidad durante millones de anos y 10 util que todavia nos re-sulta, un sistema moral no puede dar igual consideracion a todos lostipos de vida que existen en la Tierra. Ese sistema habra de establecerprioridades. Como ya apuntara Pierre-Joseph Proudhon hace mas

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de un sig10: «Si todo el mundo es mi hermano, entonces nadie 10es» (Hardin, 1982). En cierto nivel, Peter Singer tiene razon a1de-clarar'que todo el dolor del mundo es igua1mente relevante (<<Siunanimal siente dolor, ese dolor importa tanto como cuando es un hu-mana el que 10siente»), pero en otro nivel, esta declaraeion choca fron-talmente con 1adistincion que llevamos en 1asangre entre 1aorien-tacion hacia nuestro grupo frente a 1aconsideracion del exterior delmismo (Berreby, 2005). Los sistemas mora1es estan irremediab1e-mente predispuestos a favorecer 1avision intragrupal.

La moralidad evo1uciono para tratar con 1acomunidad en primerlugar, y solo recientemente ha empezado a incluir a miembros deotros grupos, ala humanidad en general y a 10sanimales no huma-nos. Si bien 1aexpansion del drcu10 es 10ab1e,10cierto es que esta ex-pansion se ve 1imitada por el hecho de que 1ascircunstancias 10per-mitan 0 no, es decir: se permite 1aexpansion del drcu10 en epocas deabundancia, pero inevitab1emente se vera reducido cuando 10s re-cursos escaseen (figura 9). Ocurre as! porque 10sdiferentes drcu10sdefinen diferentes niveles de dedicacion. Como ya hemos apuntadoanteriormente: «E1drcu10 de 1amora1idad se expande unicamentesi 1asa1ud y 1asupervivencia de 10sdrcu10s inferiores estan asegura-das» (De Waa1, 1996, pag. 213). Dado que en 1aactualidad vivimosen una epoca de prosperidad, podemos (y deb emos) preocuparnospor aquellos que esran situados fuera de nuestro drcu10 inmediato.!De todos modos, un escenario en el que todos 10sdrcu10s tuvieran1amisma importancia choca con 1asestrategias de supervivencia quevienen de antiguo.

1. Este punto de vista concuerda con el punto de vista de Singer (1972) se-

gun el cual un aumento de la riqueza trae consigo un aumento de las obligacio-

nes para con 10s necesitados.

FIGURAg, EI circulo en expansiOn de IaI1ll

flotante vista desdearriba. La leattao)iS!

mediata, el clan 0 la especie contrcresll

ramide (es decir, los recursos disponl:te5

gera a la superficie. La inclusion !'TlOOiml

limitada por el compromiso con \os inIEI

No se trata unicamente de Cl

10sdrcu10s situados mas al inn:milia, nuestra comunidad, nUIC

nerlos. La lealtad es una ob.1asmanos vadas tras una correll

genera1izada y Ie dijera a mi fDde pan pero que 10 regale, se CI

visto como un fracaso moral y 1

ficiarios de mi comportamiemsustento, sino porque mi oblilmi. E1 contraste es aun mas Icuando el ejercicio de 1asoli<b

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» es mi hermano, entonces nadie 10u:.-d, Peter Singer tiene razon al de-

U...10 C5 igualmente relevante (<<Siun

If'OITa tanto como cuando es un hu-

IIro rill-el, esta dedaracion choca fron-

!Iee,'amos en la sangre entre la orien-

Dt a la consideracion del exterior del

lie-mas morales estan irremediable-~h.\ision intragrupal.

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mJlpezado a incluir a miembros de

• :§:"eneraly a los animales no huma-

111'0es loable, 10 cierto es que esta ex-

:ho de que las circunstancias 10 per-

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1[0;: 5C yera reducido cuando los re-

re asi porque los diferentes drculos

D6on. Como ya hemos apuntado

moralidad se expande unicamente

:ti .:irculos inferiores estan asegura-

Dado que en la actualidad vivimos

Oemos (y deb em os) preocuparnos

Ierd. de nuestro drculo inmediato,l

I d que rodos los drculos tuvieran

bs ~uategias de supervivencia que

DC ~ ;ill1W de vista de Singer (1972) se-

:r ':D::s:gO un aumento de las obligacio-

FIGURA g. EI circulo en expansi6n de la moralidad humana es de hecho una piramide

flotante vista desdearriba. La lealtad y el sentido de la obligaci6n hacia la familia in-

mediata, el clan 0 la especie contrarrestan la inclusi6n moral. La capacidad de la pi-

ramide (es decir, los recursos disponibles) determina que parte de la piramide emer-

gera a la superficie. La inclusi6n moral de los cfrculos exteriores se ve en consecuencia

Iimitada por el compromiso con los interiores. Extrafdo de De Waal, 1996.

No se trata unicamente de que tengamos prejuicios a favor de

los drculos situados mas al interior (nosotros mismos, nuestra fa-

milia, nuestra comunidad, nuestra especie), sino que debemos te-

nedos. La lealtad es una obligacion moral. Si yo volviera a casa con

las manos vadas tras una correrfa durante una epoca de hambruna

generalizada y Ie dijera a mi familia hambrienta que encontre algo

de pan pero que 10 regale, se enfadarian conmigo. Este acto seria

vista como un fracaso moral y una injusticia, no porque los bene-

ficiarios de mi comportamiento no fuesen merecedores de dicho

sustento, sino porque mi obligacion era para aquellos cercanos a

mf. El contraste es aun mas pronunciado en epocas de guerra,

cuando el ejercicio de la solidaridad para con la propia tribu 0 na-

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ci6n resulta obligatorio: la traici6n nos parece moralmente cen-surable.

En ocasiones, los defensores de los derechos de los animales tien-den a minimizar esta tensi6n entre la lealtad y la inclusi6n moralaun cuando su propio comportamiento refleje 10contrario. Cuandomencione que quienes se oponen ala investigaci6n medica con ani-males hacen aun uso de la misma, pretendia que se reconozca ple-namente que existen dos caras en este debate. Uno no puede prac-ticar en silencio la lealtad hacia los drculos interiores (por ejemploaceptando para si mismo y su familia tratamientos medicos desa-rrollados en animales) mientras niega vehementemente que estosdrculos sean prioritarios frente a otras formas de vida. Si tenemos encuenta !as dimensiones de parentesco, vinculo y pertenencia a ungrupo, un ser humano intelectualmente discapacitado posee de he-cho un valor moral mayor que cualquier animal. Esta dimensi6n re-lativa a la lealtad es tan real e importante como la que toma en con-sideraci6n la sensibilidad al dolor 0 la autoconciencia. Dnicamentesi tenemos en cuenta ambas dimensiones y reconciliamos los conflictosque en potencia puedan darse entre ambas podremos decidir quepeso moral asignar a un ser que siente, ya sea humano 0 animal.

Me preocupa la utilizaci6n de animales en la investigaci6n me-dica, y me angustia tener que decidir si, por ejemplo, deberiamoscontinuar nuestras investigaciones sobre la hepatitis B en chimpan-ces u olvidarnos de sus potenciales beneficios (comparese Gagneuxy otros, 2005, con VandeBerg y Zola, 2005). ~Queremos curar per-sonas 0 proteger a 10schimpances? En este debate en concreto, meinclino por la segunda opci6n, si bien al mismo tiempo admito que uti-lizare cualquier vacuna que pueda salvarme la vida. Lo menos quepuedo decir, no obstante, es que me encuentro ante un dilema. Es porello que encuentro ellenguaje utilizado en defensa de 10sderechos de

10s animales, lIeno de estridena.inconfundiblemente [alto de ucilidponer al descubierto 10sdilernzfrentamos. Prefiero sin lugar a dIque 10shumanos tenemos para ael caso de animales mentalmenoaun cuando este de acuerdo con Siclusiones quiza no sean tan clifeR

Aun cuando la capacidad moral}vida colectiva de 10sprimates, emde que nuestros genes prescrihe:lconcretas. Las normas morales no cExisten autores que intentaron de:«leyes»de la biologia (por eje~tales esfuerzos estan destinados ~ria de la Solidez Absoluta de Philyos hoy en dia.

No nacemos con ningunanocon una agenda para el aprendmdebemos absorber. Ello nos pemtima instancia interiorizar la f3IJorigen (Simon, 1990). Debidoaje similar es la que subyace en Ianos paralelismos entre 10sfunday 10sdellenguaje. Del mismo D

lengua determinada, sino con I

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r 105 derechos de los animales tien-Ire la lealtad y la inclusion moralIlicmo refleje 10 comrario. Cuando.a la investigacion medica con ani-a. prerendia que se reconozca ple-aoie debate. Uno no puede prac-ilS circulos imeriores (por ejemplomilia rratamientos medicos desa-aiega vehementememe que estosMT.lS formas de vida. Si tenemos enresco. vinculo y pertenencia a un!mente discapacitado posee de he-aiquier animal. Esta dimension re-IKtanre como la que toma en con-·0 la.auroconciencia. UnicamemeIiionesy reconciliamos los conflictoslITe ambas podremos decidir queC:tre, ya sea humano 0 animal.~animales en la investigacion me-cidir si, por ejemplo, deberiamos5 sabre la hepatitis B en chimp an-s beneficios (comparese Gagneux00.. 2005). ~Queremos curar per-rE En esre debate en concreto, men zIi mismo tiempo admito que uti-I sah-arme la vida. Lo menos que~enaIelltro ante un dilema. Es porr.adoen defensa de los derechos de

los animales, lleno de estridencias y pronunciamiemos absolutos,inconfundiblememefalto de utilidad. No ayuda en nada a la hora deponer al descubierto los dilemas tan profundos a los que nos en-fremamos. Prefiero sin lugar a dudas debatir sobre las obligacionesque los humanos tenemos para con los animales, especialmente enel caso de animales mentalmente tan avanzados como los simios,aun cuando este de acuerdo con Singer en que, al final, nuestras con-clusiones quiza no sean tan diferentes.

Aun cuando la capacidad moral human a evolucionase a partir de lavida colectiva de los primates, esto no debe tomarse como sinonimode que nuestros genes prescriben una serie de soluciones moralesconcretas. Las normas morales no estan grabadas a fuego en el genoma.Existen autores que intentaron derivar los Diez Mandamientos de las«leyes»de la biologia (por ejemplo, Seton, 1907; Lorenz, 1974), perotales esfuerzos estan destinados a fracasar inevitablememe. La Teo-ria de la Solidez Absoluta de Philip Kitcher apenas cuema con apo-yos hoy en dia.

No nacemos con ninguna norma moral concreta en mente, sinoI

con una agenda para el aprendizaje que nos indica que informaciondebemos absorber. Ello nos permite descubrir, comprender y en ul-tima instancia interiorizar la fabrica moral de nuestra sociedad deorigen (Simon, 1990). Debido a que una agenda para el aprendiza-je similar es la que subyace en la adquisicion dellenguaje, veo algu-nos paralelismos emre los fundamentos biologicos de la moralidady los dellenguaje. Del mismo modo que un nino no nace con unalengua determinada, sino con la habilidad de aprender cualquier

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lengua, los seres humanos nacemos con la capacidad de absorbernormas morales y considerar la validez de opeiones morales, teniendoasi un sistema absolutamente flexible que en cualquier caso gira entorno a los dos ejes (ayudar y hacer dano) y las mismas lealtades ba-sicas en torno alas cuales siempre ha girado.

La moralidad humana puede dividirse en tres niveles distintos (tabla2), de los cuales el primer nivel y medio parece guardar paralelismosevidentes con otros primates. Dado que los niveles superiores nopueden existir sin los inferiores, toda la moralidad humana formaun continuo con la socialidad de los primates. El primer nivel, ex-tensamente examinado en mi introduccion, es el nivel de los senti-mientos morales, 0 10 que denomino los componentes psicologicosbasicos de la moralidad. Incluyen la empatia y la reciprocidad, asicomo la retribucion, la resolucion de conflictos y el sentido de lajusticia, cuya existencia se ha documentado en otros primates.

A la hora de caracterizar estas bases fundacionales, prefiero em-plear un lenguaje com tin para humanos y simios. La discusion deRobert Wright sobre ellenguaje compartido no estudia: adecuada-mente la razon principal que esta detds de su utilizacion, a saber, elhecho de que si dos especies intimamente relacionadas acttian deforma similar, la suposicion logica por defecto es que la psicologia sub-yacente sea tambien similar (De Waal, 1999; apendiceA). Esto siguesiendo cierto tanto en el caso de las emociones como en el de la cog-nicion, dos areas que a menudo se presentan como antiteticas, sibien resulta pdcticamente imposible separarlas (Waller, 1997). Eltermino «antropomorfico» es inoportuno, al etiquetar de forma ne-

1. Sentimientos La psicologia r,.Jr"'S!lI

morales ofrece las «bases'"de la moralida:L 'AElI

la capacidad ;::a:a.,j

tendencia a iG '3XJllC

el sentido de 'a:Lsilir:i

y la habilidad 05I"a m

relaciones am D' ICBI

2. Presi6n social Insistencia er a..Je1ll:l!l

se comporte 00 1ifI1II

favorezca ~ .\OS ':::alen grupo. Las "'-e'3I

empleadas para '3 II

recompensa '" :::Ed

construccKY1 aee_

3. Juicios y La interioriza::;::lt:Y1!dB

razonamientos necesidades J :tjdI

los demas has:a 91i'lquedichas~

objetivos ~'.nuestros jucos.s;8

comportame'1DO. m

el comportarClIEnml"1

que no nos aii3:::t3.

Los juicios ~r03!!5

autorreftexr.'CS iesd

asimismo nueSIm'lI

y con frecuenaa.-

16gicameme.

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11105 con la capacidad de absorberIidez de opciones morales, teniendorible que en cualquier caso gira enr.r daiio) y las mismas lealtades ba-~ r..a girado.

dir:lot: en ues niveles distintos (tablalDOiioparece guardar paralelismosliilldo que 10s niveles superiores norocta la moralidad humana forma,ios primates. El primer nivel, ex-rod.ucci6n, es el nivel de 10s senti-

mo 10s componentes psico16gicosI iLl empatia y la reciprocidad, asi11 de conflictos y el sentido de lau.menrado en otros primates.bases fundacionales, prefiero em-u:::::.mosv simios. La discusi6n deoomparrido no estudia: adecuada-derras de su utilizaci6n, a saber, elDUmeme relacionadas acttian deor Meao es que la psicologia sub-Et.ii. 1999; apendice A). Esto sigueI ernociones como en el de la cog-le presentan como antiteticas, siibLesepararlas (Waller, 1997). EllC)fiW]O, al etiquetar de forma ne-

TABLA 2. Los tres niveles de la moralidad

Comparaci6n entre

humanos y simios

1. Sentimientos La psicologfa humana nos

morales ofrece las «bases fundacionales»

de la moralidad, tales como

la capacfdad para la empatfa, la

tendencia a la reciprocidad,

el sentido de la justicia

y la habflidad para establecer

relaciones arm6nicas.

Insistenciaen que todo el mundo

se com porte de tal modo que

favorezca la vida cooperativa

en grupo. Las herramientas

empleadas para tal fin son la

recompensa, el castigo y la

construcci6n de la reputaci6n.

En todas estas areas, existen

paralelismos evidentes con

otros primates.

La preocupaci6n por la

comunidad y las normas

sociales sancionadas par la

costumbre existen en otros

primates, pero la presi6n social

es menos sistematica y esta

menos preocupada por los

objetivos de la sociedad

en su conjunto.

3. Juicios y

razonamientos

La interiorizaci6n de las

necesidades y objetivos de

los demas hasta el punto de

que dichas necesidades y

objetivos ocupan un lugar en

nuestros juicios sobre el

comportamiento, incluido

el comportamiento de los demas

que no nos afecta dfrectamente.

Los juicios morales son

autorreflexivos (es decir, gobiernan

asfmismo nuestro comportamiento)

y con frecuencia son razonados

16gicamente.

Las necesidades y objetivos

de los demas pueden

interiarizarse hasta cierto

punto, pero aqui terminan las

similitudes.

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gativa este lenguaje compartido. Desde una perspectiva evolutiva,no nos queda mas remedio que utilizar un lenguaje compartido paradescribir instancias de comportamiento similar en simios y humanos.Es fiUy probable que sean hom610gos, esto es, derivados de un an-tepasado comun. La alternativa seria clasificar comportamientos pa-reeidos como analogos, esto es, comportamientos derivados de for-ma independiente. Soy consciente de que los ciendficos sociales quecomparan el comportamiento humano yel animal tienden a dar porsentada la analogia, pero cuando se trata de especies intimamenterelacionadas esta suposici6n sorprende al bi610go como algo ente-ramente imposible.

En ocasiones, somos capaces de desenmarafiar los mecanismos querigen el comportamiento. El ejemplo que nos ofrece Wright de lareciprocidad basada en sentimientos de amistad frente a calculoscognitivos es un buen ejemplo. En los ultimos veinte ailos, mis co-legas y yo hemos recolectado sistematicamente datos y realizado ex-perimentos que iluminen los mecanismos que rigen la reciprocidadobservada. Estos mecanismos van de simples a complejos. Todas lasdiferentes propuestas de Wright aparecen indicadas de hecho paraotros animales. Junto a los seres humanos, los chimpances parecenmostrar las formas de reciprocidad cognitivamente mas avanzadas(De Waal, 2005; De Waal y Brosnan, 2006).

Si el primer nivel de la moralidad parecer estar bien desarrollado ennuestros parientes mas pr6ximos, es en el segundo nivel donde em-pezamos a encontrar diferencias importantes. Este nivel incluye la pre-si6n social que se ejerce sobre cualquier miembro de la comunidad

para que contribuya a la consecucpIa una serie de normas socialeseste nivel este completamente aD

Los chimpances parecen preOClJllsu grupo y parecen seguir asimisJrecientes indican incluso la exi.su

mistas (Whiten y otros, 2005). ~caracteristica mas importante es Ipor la comunidad (De Waal, 1~

hembras de mayor rango reilnelluna pelea y reinstauran la paz..de este ejemplo de mediaci6n:

Especialmente tras una seriI:

adultos, Ios dos contrincanresabra aduita. La hembra se aceICIo bien Ie hace un ofrecimienm]mente hacia el otro macho. Si ccia muy corta (con frecuenciammirar al otro macho. En algtmcion a su acompanante; en (){D

macho a seguirIa, tirandole delca del segundo macho, ambm 1

riormente, cuando Ia hemba. ~to prosigue entre 10sdos mac:IIgolpes con mas frecuencia y m:la hembra (De Waal y Van ROI

Mi equipo ha po dido obs&::miento en varios grupos de chimpermite a los machos rivales aa

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Desde una perspectiva evolutiva,br un lenguaje compartido parar:m::o similar en simios y humanos.~, esto es, derivados de un an-a dasificar comportamientos pa-mporramientos derivados de for-de que los cientificos sociales quelimO y el animal tienden a dar porlie tr.lta de especies intimamenteme al biologo como algo ente-

les.enmaraiiarlos mecanismos que

pro que nos ofrece Wright de la£osde amistad frente a calculosIos Ulcimosveinte afios, mis co-Wicamente datos y realizado ex-Ilismos que rigen la reciprocidadIe simples a complejos. Todas lasa.recen indicadas de hecho paramanos, los chimpances parecencognicivamente mas avanzadas

11.2(06).

Irn:er estar bien desarrollado enien el segundo nivel donde em-names. Este nivel incluye la pre-~"'T miembro de la comunidad

para que contribuya a la consecucion de objetivos comunes y cum-pIa una serie de normas sociales previamente pactadas. No es queeste nivel este completamente ausente en el caso de otros primates.Los chimpances parecen preocuparse del estado de cosas dentro desu grupo y parecen seguir asimismo normas sociales. Experimentosrecientes indican incluso la existencia de comportamientos confor-mistas (Whiten y otros, 2005). Pero en 10 referido ala moralidad, lacaracteristica mas importante es la ya mencionada de preocupacionpor la comunidad (De Waal, 1996), reflejada en la forma en que lashembras de mayor rango reunen a las partes en conflicto despues deuna pelea y reinstauran la paz. He aqui una descripcion originalde este ejemplo de mediacion:

Especialmente tras una serie de conflictos graves entre dos machosadultos, 10sdos contrincantes a veces son reconciliados por una hem-bra adulta. La hembra se acerca a uno de 10smachos, 10besa 0 10tocao bien Ie hace un ofrecimiento y despues Ie conduce caminando lenta-mente hacia el otro macho. Si el macho la sigue, 10hace a una distan-cia muy corta (con frecuencia mirando 10sgenitales de la hembra), y sinmirar al otro macho. En algunas ocasiones la hembra mira en direc-cion a su acompafiante; en otras, vuelve sobre sus pasos para obligar almacho a seguirla, tirandole del brazo. Cuando la hembra se sienta cer-ca del segundo macho, ambos machos comienzan a acicalarla y poste-riormente, cuando la hembra desaparece de la escena, el acicalamien-to prosigue entre 10sdos machos, y ambos jadean, balbucean y se dangolpes con mas frecuencia y mas fuerza que antes de la desaparici6n dela hembra (De Waal y Van Roosmalen, 1979, pag. 62).

Mi equipo ha podido observar repetidamente este comporta-miento en varios grupos de chimpances. Es un comportamiento quepermite a los machos rivales acercarse sin tener que tomar la inicia-

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tiva, sin contacto visual y quiza sin perder prestigio. Mas importan-te aun es el hecho de que sea una chimpance la que toma la inicia-tiva para reparar una relacion en la que ella no esta directamente im-plicada.

Las tareas de control que ejercen los machos de alto rango mues-tran el mismo tipo de preocupacion por la comunidad. Estos machosinterrumpen peleas, a veces interponiendose entre los machos impli-cados hasta que el conflicto se calma. La imparcialidad demostradapor los chimpances macho en este papel es verdaderamente extraor-dinaria, como si de hecho se situaran por encima de los contrincan-tes. El efecto pacificador de este comportamiento ha sido documen-tado tanto en el caso de chimpances en cautividad (De Waal, 1984)como en chimpances salvajes (Boehm, 1994).2

Un estudio reciente sobre las practicas de control en los maca-cos ha demostrado que todo el grupo se beneficia de las mismas.En ausencia temporal de los encargado.s habituales de estas tareas decontrol, los miembros restantes del grupo yen como se deterioransus redes de afiliacion y como disminuyen las oportunidades para elintercambio redproco. En consecuencia, no resulta exagerado afir-

2. Mis libros divulgativos no siempre contienen los datos sobre los que baso

mis condusiones. Por ejemplo, la afirmaci6n de que los machos de alto rango can-

trolan los conflictos intergrupales se basa en 4.834 intervenciones analizadas por

mi (De Waal, 1984). Uno de los machos, Luit, mostr6 una falta de correlaci6n

entre sus preferencias sociales (medidas en terminos de asociaci6n y de acicala-

miento) y las intervenciones en canflictos abierros. Luit fue el unica que mostr6

esta disociaci6n: las intervenciones del resto de individuos mostraron un sesgo

a favor de amigos 0 familiares. Mi apunte sobre el hecho de que «en este tipo de

control no hay lugar para la simpatia 0 la antipatia» (De Waal, 1998 [1982J,

pag. 190) resume adecuadamente los bien cuantificados aspectos de su cam-portamiento.

mar que en los grupos de pOIpueden ejercer una influeucillpo en su conjunto se bendicia..la cohesion social y la coopeade control evolucionaron es..zado en la dinamica de grup2006).

En nuestra propia espeeicg

ejercer una contribuci6n posiIicho mas alIa. Insistente~intenten hacer alguna cantril.tribuyen al bien comtin y ra:Ificio social. Aprobamos y n:dnuestros propios intereses b.individuo A robe al indivo-I

cano a el, sino aun cuando --vo el hecho de que todos bII

Mi rechazo refleja una prmamundo actuase como A: eI.reses a largo plazo. Esta pr.-:seno de la comunidad, algo311

la perspectiva «imparciah· r411

Kitcher y Peter Singer, que acemos entre 10que es ~

Los chimpances ~no 10es, pero siempre de una'secuencias inmediatas dd. •••10ssimios y otros anima1euldesarrollar normas socia.k:s51

1996; Flack y otros, 2004).4

Page 212: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

I ~rder prestigio. Mas importan-chimpance la que toma la inicia-Lqueella no esta directamente im-

21 Ios machos de alto rango mues-I :JlOrla comunidad. Estos machosXIiendose entre los machos impli-Da. La imparcialidad demostrada~l es verdaderamente extraor-:m pOI" encima de los contrincan-m;;<:mamiento ha sido documen-::s en cautividad (De Waal,1984)1Im. 1994).2

JQcDcas de control en los maca-iU~ se beneficia de las mismas.?dos habituales de estas tareas ded: grupo yen como se deterioranlli:u;.-enlas oportunidades para ellenaa. no resulta exagerado afir-

~.::..-on::ienen10s datos sobre 10s que baso

iic 6.: que 10s machos de alto rango con-e:: -::..5.:4 inrervenciones analizadas por

• ':';.;jL mosrro una faha de correlacion

z :':'-m1nOS de asociacion y de acicala-i .a.""::.e:-r05. Luit fue el tinico que mostro

s::: 6.: individuos mostraron un sesgo: iO:':-:'-': d hecho de que «en este tipo deiol .<..::.:iparfa»(De Waal, 1998 [1982J,

~ .:::2lJl[ificados aspectos de su com-

mar que en los grupos de primates unos pocos protagonistas clavepueden ejercer una influencia extraordinaria sobre el resto. El gru-po en su conjunto se beneficia de su comportamiento, que intensificala cohesion social y la cooperacion. Como y por que estas practicasde control evolucionaron es otra cuestion, pero su efecto generali-zado en la dinamica de grupo es innegable (Flack y otros, 2005;2006).

En nuestra propia especie, la idea de que los individuos puedenejercer una contribucion positiva dentro del grupo se ha llevado mu-cho mas alIa. Insistentemente reclamamos que todos los individuosintenten hacer alguna contribucion. Alabamos las acciones que con-tribuyen al bien comtin y rechazamos aquellas que debilitan el edi-ficio social. Aprobamos y rechazamos acciones aun cuando no seannuestros propios intereses los que estan en juego. Desapruebo que elindividuo A robe al individuo B no solo si yo soy B 0 si me siento cer-cano a el, sino aun cuando no tengo nada que ver con A ni con B sal-vo el hecho de que todos formamos parte de la misma comunidad.Mi rechaza refleja una preocupacion por 10que ocurriria si todo elmundo actuase como A: el robo generalizado no beneficia mis inte-reses a largo plaza. Esta preocupacion sobre l,acalidad de vida en elseno de la comunidad, algo abstracta a la vez que egocentrica, sostienela perspectiva «imparcial» y «desinteresada» de 1aque hablan PhilipKitcher y Peter Singer, que esra en la raiz de 1asdistinciones que ha-cemos entre 10que es correcto y 10que es incorrecto .

Los chimpances distinguen el comportamiento aceptab1e del queno 10es, pero siempre de una forma estrechamente vinculada alas con-secuencias inmediatas del mismo, especialmente para s£mismos. As£,los simios y otros animales altamente sociales parecen ser capaces dedesarrollar normas sociales sancionadas por la costumbre (De Waal,1996; Flack y otros, 2004). Ofrecere tan solo el siguiente ejemp10:

Page 213: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Una agradable noche en el zoo de Arnhem, cuando el cuidador

llam6 a los chimpances para que entraran en el recinto, dos hembras

adolescentes se negaron. Hada un tiempo magnifico. Tenian toda la is-

leta para ellas y estaban encantadas. La norma en el zoo es que nin-

gtin simio puede comer hasta que todos han entrado en el edificio. La

obstinaci6n de las adolescentes provoc6 un ataque de mal humor en el

resto del grupo. Cuando finalmente entraron, varias horas mas tarde,

se les asign6 una habitaci6n allado del cuidador para evitarrepresalias.

Pero ello solamente les ofreci6 una protecci6n temporal. A la manana

siguiente, cuando estaban en la isleta, la colonia al completo descarg6

su frustraci6n por el retraso en la comida con una persecuci6n masi-

va que termin6 a golpes con las culpables. Aquella noche, fueron las pri-

meras en entrar (adaptado de De Waal, 1996, pag. 89).

Por muy impresionante que sea este sistema de aplicacion de lasnormas, nuestraespecie va mucho mas alia que otras en este aspec-to. Desde que somos pequenos, nos vemos sometidos a juicios sobre10 que esta bien 0 mal, juicios que se convierten en una parte tanimportante de como vemos el mundo que todos 10scomportamientosque mostramos y 10sque experimentamos pasan por este filtro. Apre-tamos las tuercas a todo el mundo, para asegurarnos de que su com-portamiento se adecue alas expectativas.3

3. Nuestros experimentos sobre la inversion de la desigualdad tenlan que

ver con las expectativas sobre la division de recompensas (Brosnan y De Waal, 2003;

Brosnan y orros, 2005). Como respuesta a Philip Kitcher, debemos sefialar que

no esta claro que la aversion a la desigualdad tenga mucha relacion con el al-

truismo. Otro pilar de la moralidad humana, tan imporrante como la empada y

el altruismo, es la reciprocidad y la disrribucion de 10srecursos. Las reacciones de

10sprimates que se enfrentan a recompensas desiguales entran en este terreno, y

son prueba de que 10sprimates observan 10que reciben con respecto a 10sotros.La cooperacion no es sostenible sin unadistribucion de la recompensa razona-

Por 10tanto, los sistemas IDOl

tricciones. El comportamienmmutuamente satisfactoria se CD

aquel comportamiento que la.con los imperativos biologicosdlla moralidad refuerza una sociE

benefician y a la cual casi roda

este sentido, Rawls (1972) aciccomo un contrato social.

El tercer nivel de la moralidad. .•comparaciones con otros anin:II

zas esto no sea mas que un dnocimientos, pero no conoZCD-ral en animales. Los humanossq

nuestros actos y los ajenos ev:aII

subyacen en nuestras accioocsen la discusion precedelue eo I

blemente igual (Fehr y SchmidL. Jl.lmente al recibir menos que un CDIIII

cionar de forma negativa si se reciIII

relacionadas si la segunda refleja cia

(esto es, si los individuos eviran IDIIIlB

negativas que puedan darse en ()(J8

sion sobre como estas dos formas drlacionadas con el sentido humano.

211).

Page 214: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

.c de Arnhem, cuando el cuidadormrraran en el recinto, dos hem bras

oempo magnifico. Tenian toda la is-IS. La norma en el zoo es que nin-rodos han entrado en el edificio. LallnJ"::O un ataque de mal humor en elI[C enrraron, varias horas mas tarde,dd ruidador para evitar represalias.

l. prorecci6n temporal. A la mananan. la colonia al completo descargooo,!!'lidacon una persecuci6n masi-

~ Aquella noche, fueron las pri-I;~. 1996,pag. 89).

Por 10 tanto, 10s sistemas mora1es imponen toda una serie de res-

tricciones. E1 comportamiento que promueve una vida en grupo

mutuamente satisfactoria se considera genera1mente «correcto» y

aquel comportamiento que 1a socave, «erroneo». Consistentemente

con 10s imperativos bio1ogicos de 1asupervivencia y 1areproduccion,

1a mora1idad refuerza una sociedad cooperativa de 1a que todos se

benefician y a 1a cua1 casi todos estan dispuestos a contribuir. En

este sentido, Rawls (1972) acierta de Heno: 1a mora1idad funciona

como un contrato social.

CSl:e sistema de ap1icacion de 1as

ms alia que otras en este aspec-

vemos sometidos a juicios sobre

se connerten en una parte tan

l) que todos 10scomportamientos

:ImOS pasan por este fi1tro. Apre-

~"';l a.segurarnos de que su com-ID:'3..S.~

E1 tercer nivel de 1amoralidad va mas alIa todavfa. En este punto, 1as

comparaciones con otros animales son verdaderamente escasas. Qui-

zas esto no sea mas que un reflejo del estado actual de nuestros co-

nocimientos, pero no conozco ningtin ejemp10 de razonamiento mo-

ral en animales. Los humanos seguimos una brtijula interna: juzgamos

nuestros actos y 10s ajenos eva1uando 1as intenciones y creencias que

subyacen en nuestras acciones. Buscamos tambien 1a logica, como

en 1a discusion precedente en la que 1a inclusion moral basada en 1a

~on de la desigualdad ten{an queD:0pensa5 (Brosnany De Waal,2003;

lF'Sp Kircher,debemos sefialarquelib.: :enga mucha relacion con el al-I;i... ~ imporrante como la empatia ycicc de Iosrecursos.LasreaccionesdeIli 6::5igua.lesentran en este terreno, y"q.:;,ereciben con respecto a los otros.iK:::-'-'::"""IUci6nde la recompensa razona-

blemente igual (Fehr y Schmidt, 1999). Monos y simios reaccionan negativa-mente al recibir menos que un compafiero, 10 que de hecho es diferente a reac-cionar de forma negativa si se recibe mds, pero las dos reaccionespodrian estarrelacionadas si la segunda reflejacierro nivel de anticipaci6n frente a la primera(esroes,si Iosindividuosevitanromar una porcion mayorparaevitarIasreaccionesnegativasque puedan darse en otros ante tal comporramiento). Para una discu-sian sobre como estasdos formasde inversion de la desigualdadpoddan estar re-lacionadascon el sentido humano de la justicia,veaseDe Waal (2005, pags.209-

211).

Page 215: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

sensibilidad choca con las obligaciones morales basadas en lealtadesque vienen de antiguo. El deseo de contar con un marco moral con-sistente en el ambito interno es singularmente humano. Somos losunicos a los "quepreocupa por que pensamos 10que pensamos. Po-demos, por ejemplo, preguntarnos sobre como reconciliar nuestrapostura frente al aborto con la que mantenemos frente ala pena demuerte, 0 bajo que circunstancias resultarfa justificable el robo. Todoello es mucho mas abstracto que el nivel de comportamiento con-creto en el que el resto de los animales parece operar.

Esto no quiere decir que el razonamiento moral este completa-mente desvinculado de las tendencias sociales de los primates. Doypor sentado que nuestra brujula intern a esta configurada por nues-tro entorno social. Todos los dias, nos damos cuentas delas reaccio-nes positivas 0 negativas hacia nuestro comportamiento, y de estaexperiencia sacamos conclusiones sobre los objetivos de los demas ylas necesidades de nuestra comunidad. Convertimos estas necesida-des y objetivos en propios, en un proceso que conocemos como in-teriorizacion. Consecuentemente, las normas y valores morales nosurgen a partir de maximas derivadas independientemente, sino quenacen de la interiorizacion de nuestras interacciones con los demas.Un ser humano que crezca aislado nunca podra desarrollar un razo-namiento moral. Esta especie de Kaspar Hauser careceria de la ex-periencia necesaria para ser sensible a los intereses ajenos, yen con-secuencia carecerfa de la habilidad para ver el mundo desde otraperspectiva que no fuera la propia. Estoy por tanto de acuerdo conDarwin y Smith (vease en este sentido el comentario de ChristineKorsgaard) en que la interaccion social ha de estar en la raiz del ra-zonamiento moral.

Considero que por su busqueda de la consistencia y el «desinte-res», asi como por la tendencia a medir cuidadosamente nuestras ac-

ciones frente a 10que podri.atmvel de moralidad es singu.lannr:

gue a trascender por complem II(Waller, 1997), nuestro d.ialoImoral a un nivel de absrrac.ciOJ

de que nuestra especie enrrar:a

Es bueno saber que mi «desulcapa (TC) se reduce a marar Iejercicio que para empez.ar ••Korsgaard). El unico que ~OUD

bert Wrigh t- niega ahora w:ivez, mientras que Peter Si.ngel"c1tos aspectos de la moralidad hipara adoptar una perspea:inde recubrimiento 0 de capa-

No obstante, esta Ultima l

sefiala la posicion de preemiarazon juegan en el plano om~dudo mucho que se mostrasrdos anteriores. Esto es, sin emseguir negando de plano la CII

Yacentuando 1aimponanciapensas de todo 10demas. Lalcomo una forma de impresioli

una reputacion favorable, y deestab1eciaentre un altruista y I

Page 216: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

ones morales basadas en lealtades:CODrarcon un marco moral con-tg:ularmente humano. Somos los

~pensamos 10 que pensamos. Po-, sobre como reconciliar nuestra,ffi2Ilrenemos frente a la pena de:su1rariajustificable el robo. TodoI nfi-el de comportamiento con-des parece operar.K:..nniento moral este completa-

~ sociales de los primates. DoyII.:lr'n;a esci configurada por nues-05 damos cuentas de las reaccio-Rro comportamiento, y de estaIJbrelos objetivos de los demas yiId. Convertimos estas necesida-oceso que conocemos como in-IS normas y valores morales no, independientemente, sino queCIS imeracciones con los demas.lL'1ca podra desarrollar un razo-ts~ar Hauser careceria de la ex-a 105 inrereses ajenos, yen con-p.ara yer el mundo desde otra~-:CO~~por tanto de acuerdo condo eI comentario de Christinei.h ha de esrar en la raiz del ra-

ciones frente a 10 que podriamos 0 deberiamos haber hecho, este ni-vel de moralidad es singularmente humano. Aun cuando nunca lle-gue a trascender par completo las motivaciones socialesde los primates(Waller, 1997), nuestro dialogo interior eleva el comportamientomoral a un nivel de abstraccion y autorreflexion desconocido antesde que nuestra especie entrara en el escenario de la evolucion.

tie la consistencia y el «desinte-ir.::uidadosamente nuestras ac-

Es bueno saber que mi «destructiva» aproximacion ala teoria de lacapa (TC) se reduce a marear la perdiz (segun Philip Kitcher) en unejercicio que para empezar no tendria ningun sentido (ChristineKorsgaard). EI unico que alguna vez se embarco en dicha tarea -Ro-bert Wright- niega ahora vehementemente haberlo hecho algunavez, mientras que Peter Singer defiende laTC sobre la base de que cier-tos aspectos de la moralidad human a, tales como nuestra capacidadpara adoptar una perspectiva imparcial, aparentan ser una especiede recubrimiento 0 de capa.

No obstante, esta ultima es una capa muy diferente. Ya Singersefiala la posicion de preeminenci~ que el tercer nivel del juicio y larazon juegan en el plano mas amplio de la moralidad humana, pero .dudo mucho que se mostrase a favor de desvincular esta capa de lasdos anteriores. Esto es, sin embargo, 10 que la TC ha intentado con-seguir negando de plano la capa primera (los sentimientos morales)y acentuando la importancia de la segunda (la presion social) a ex-pensas de todo 10 demas. La TC presenta el comportamiento moralcomo una forma de impresionar a los demas con el fin de construirseuna reputacion favorable, y de ahi la equivalencia que Ghiselin (1974)

estableda entre un altruista y un hipocrita, 0 el comentario de Wright

Page 217: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

4. Entre una opcion que Ie beneficie solo a sf mismo y una accion que Ie

beneficie tanto a eI como a un compafiero, 10s chimpances no parecen estable-

cer ninguna distincion. En tales circunstancias, unicamente se estan ayudando a

sf mismos (Silk y otros, 2005). Los autores titularon su estudio «Los chimpan-

ces son indiferentes al bienestar de 10s miembros de grupos ajenos al propio»,

aun cuando todo 10que demostraron fue que uno puede crear una situacion en

la que 10schimpances consideren el bienestar de 10sdemas como algo secunda-

rio. Estoy convencido de que 10mismo puede hacerse en el caso de las personas.

Si cientos de personas se dan prisa por entrar en una tienda que vende un pro-

ducto diffcil de encontrar, como por ejemplo un juguete muy popular en epoca

navidefia, no cabe duda que haran gala de una consideracionnula por el bie-

nestar de 10sdemas. Nadie, sin embargo, concluirfa a partir de este ejemplo que

la gente sea incapaz de preocuparse por el bienestar ajeno.

nosotros mismos. La ciencia3f

sintonizar con los objw'05 J".prepara para tornados en a-.

Huxley y sus seguidores"entre moralidad y evoluciOll.

centraci6n excesiva en d ~ca en pensar que un p~producir resultados iguaJ!DIf"M

afirmaba Joyce (2006, pag. l~dir la causa de un estado ~sencia de inclinaciones ~TC tiene para la humanidoad.bilidad: puede que esforz3Ddll

sin ayuda de nadie.5

Pero ~resulta la team dr.cisamente porque se puede.ma Philip Kitcher? ReconIateratura sobre la evoluciOo.Durante ese tiempo, aDkpquetado como «ingeu1lO",.••Por mi parte, no tengo nincIIcuando me refiero a la reomila finiquite de una ve:z •••.•

deunafurmadehacrr~

(1994, pag. 344) de que «Para ser animales morales, debemos dar-nos cuenta de hasta que punto no 10 somos». En palabras de Kors-gaard, la TC caracteriza al primate humano como «una criatura quevive en un estado de soledad interior muy profunda, y que en esen-cia se considera la unica persona en un mundo Heno de cosas po-tencialmente Miles, aunque algunas de esas cosas tengan vidas men-tales y emocionales, hablen 0 se defiendan».

La teoria de la capa ocupa un universo practicamente autista.No hace falta mas que echar un vistazo a los indices de los libros es-critos por sus defensores para darse cuenta de que estos apenas men-cionan la empatia 0 en general ninguna otra emoci6n dirigida haciael exterior. Aun cuando la empatia pueda verse invalidada porpreocupaciones mas inmediatas4 (raz6n por la cualla empatia uni-versal resulta una propuesta tan fragil), el mismo hecho de que exis-ta deberia hacer pensar a cualquiera que estarnos aqui unicarnente paranosotros mismos. La tendencia humana a sentir un temor involun-tario ante la contemplaci6n del dolor ajeno contradice profunda-mente la idea sostenida por la TC de que estamos obs~sionados con

5. La idea de una rebeI:il:im t

nuestros propios genes (Dzwa.cion cristiana y la negacioo «la,posturas religiosas se ban di::sIia

cientffico.

Page 218: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

lIlimales morales, debemos dar-

o somos». En palabras de Kors-DmMlo como «una criatura que£ muy profunda, y que en esen-I un mundo lleno de cosas po-de esas cosas tengan vidas men-crdan •..

nosotros mismos. La ciencia apunta a que estamos programados parasintonizar con los objetivos y sentimientos ajenos, 10cual a su vez nosprepara para tornados en consideraci6n.

Huxley y sus seguidores han intentado romper el vinculo existenteentre moralidad y evoluci6n, postura que yo atribuyo a una con-centraci6n excesiva en el proceso de selecci6n natural. El error radi-ca en pensar que un proceso tan desagradable unicamente puedeproducir resultados igualmente desagradables, 0 como recientementeafirmaba Joyce (2006, pag. 17): «El primer error garrafal es con fun-dir la causa de un estado mental con el contenido del mismo». En au-sencia de inclinaciones morales naturales, la unica esperanza que laTC tiene para la humanidad es la idea semirreligiosa de la perfecti-bilidad: puede que esforzandonos 10suficiente podamos salir adelantesin ayuda de nadie.5

Pero ~resulta la teorfa de la capa tan diffcil de tomar en serio pre-cisamente porque se puede rebatir con tanta facilidad, tal como afir-ma Philip Kitcher? Recordemos que esta teorfa ha dominado la li-teratura sobre la evoluci6n durante tres decadas, y todavia persiste.Durante ese tiempo, cualquiera que se atreviera a disentir era eti-quetado como «ingenuo», «romantico», «blando», 0 cosas peores.Por mi parte, no tengo ningun problema en decir «Descanse en paz»cuando me refiero a la teorfa de la capa. Es posible que este debatela finiquite de una vez por todas. Necesitamos con urgencia pasarde una forma de hacer ciencia que enfatiza de forma tan estrecha las

mwrso practicamente autista.IZO a 10sindices de los libros es-Dem:a de que estos apenas men-1m. oua emoci6n dirigida haciaI pueda verse invalidada porlrin por Lacualla empatia uni-n. d mismo hecho de que exis-~CSlCaIIlosaqui unicamente paraana a semir un temor involun-•. a.jeno contradice profunda-que estarnos obsesionados con

•• :, ~ 51 mismo y una accion que Ieles .::iimpances no parecen estable-as. :..:.::ic.amentese estan ayudando a

1ir..:.SL'"lJil su estudio «Los chimpan-

~ de grupos ajenos al propio»,r:u.noO puede crear una situacion en[.:c J.o.s demas como algo secunda-

r: - ••-~neen el caso de las personas.

[;::: lUla cienda que vende un pro-I .c:.=. c~"Uete muy popular en epoca

~ -:onsideracion llula pot el bie-d _:,-;.2a partir de este ejemplo queI!lI::SUr aj eno.

5. La idea de una rebelion contra 10s motivos esenciales 0 incluso contra

nuestros propios genes (Dawkins, 1976) es una version secular de la vieja no-

cion cristiana y la negacion de la carne. Gray (2002) expone el modo en que las

posturas religiosas se han deslizado de forma inconsciente al discurso liberal ycientifrco.

Page 219: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

pica, la abeja actua de fODDil.tiempo que protege la coI.Ioe-ate improbable que la ahejase.mena. El estado motivaciooal4

De manera que debeID05diimo intencionales de los equicIlles comportamientos. Los biIiIIma intercambiable, pero Phiiprazon al enfatizar la impolDlKise esconden detras del compgentre si intencionadamen~ fl

Aiiado 'esta segunda cuesDIde la gente responderia d,6JJDl11i

una serie de componamie:nB&caciones a posteriori. En mi opise a consolar a una persona cpr:rido 0 ayudar a una peI'SOlla.~plenamente conscientes de ••mos muy habiles a la hora dealtros impulsos altruisras. Dt:a.Icer algo»,cuando en realidad-e intuitivo y seguia el Pamiaa

to precede ala cognicion fl"gumentado que gran paneddles en los humanos es derro:zs&wl

por la cognicion y la au~menudo por supuesras (~

Quizas, entonces, sa •••cionado de 10que nos gusadI

paces de poner en priaia -

motivaciones egoistas a otra que considere el Yocomo algo que se in-serta en, y esta definido por, su entorno social. Tanto en la neuro-ciencia, con sus cada vez mas numerosos estudios sobre las repre-sentaciones compartidas entre el Yoy el Otro (por ejemplo, Decetyy Chaminade, 2003), como en la economia, que ha empezado acuestionar el mito del actor humano que solo se tiene en cuenta a simismo (por ejemplo, Gintis y otros, 2005), esta tendencia va ga-nando en importancia.

Veamos par ultimo la cuestion de las diferencias entre las motiva-ciones egoistas frente alas altruistas. En principio, la diferencia pa-rece clara, pero no 10 es tanto debido a la forma en que los biologosemplean estos terminos. En primer lugar, el termino «egoista» no essino otra forma de decir que alguien es utilitarista 0 que mira solo porsus propios intereses. En rigor, esto es incorrecto, ya que los anima-les despliegan una serie de comportamientos similares sin que se denlas motivaciones 0 intenciones sobrentendidas en la utilizacion deltermino «egoista». Por ejemplo, afirmar que una arana teje su telapor razones egoistas equivaldria a dar por sentado que la arana, al

. tejer la tela, es consciente de que va a atrapar moscas. Es bastanteprobable, no obstante, que los insectos sean incapaces de hacer talespredicciones. Todo 10 que podemos afirmar es que, al tejer la tela, laarana esta sirviendo a sus propios intereses.

De igual modo, el termino «altruismo» se define en biologiacomo un comportamiento costoso para quien 10 ejerce y beneficio-so para quien 10 recibe, sin tener en cuenta sus intenciones 0 moti-vaciones. Si me acerco excesivamente a una colmena y una abeja me

Page 220: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Udcre el Yocomo algo que se in-Drno social. Tanto en la neuro-ttosos estudios sobre las repre-y d Qrro (por ejemplo, Decety~onomia, que ha empezado aI~ue solo se tiene en cuenta a si'- 2005), esta tendencia va ga-

pica, la abeja actua de forma altruista, puesto que morira (coste) altiempo que protege la colmena (beneficio). Sin embargo, es bastan-te improbable que la abeja se sacrifique conscientemente por la co1-mena. EI estado motivacional de la abeja es mas hostil que altruista.

De manera que debemos distinguir entre el egoismo y el altruis-mo intencionales de los equivalentes meramente funcionales de ta-les comportamientos. Los biologos utilizan ambos terminos de for-ma intercambiable, pero Philip Kitcher y Christine Korsgaard tienenrazon al enfatizar la imponancia de llegar a conocer 10s motivos quese esconden detras del componamiento. ~Seayudan los animalesentre si intencionadamente? ~Y 10s humanos?

Aiiado 'esta segunda cuestion aun a sabiendas de que la may~riade la gente responderia afirmativamente. Sin embargo, desplegamosuna serie de comportamientos para los cuales desarrollamos justifi-caciones a posteriori. En mi opinion, es enteramente posible acercar-se a consolar a una persona que haya sufrido la perdida de un ser que-rido 0 ayudar a una persona anciana que se ha caido antes de serplenamente conscientes de las consecuencias de nuestra accion. So-mos muy habiles ala hora de ofrecer explicaciones post hoc para nues-tros impulsos altruistas. Decimos cosascomo: «Senti que tenia que ha-cer algo», cuando en realidad nuestro comportamiento fue automaticoe intuitivo y seguia el patron comun en 10s humanos de que el afec-to precede a la cognicion (Zajonc, 1980). De forma similar, se ha ar-gumentado que gran parte del p;oceso de toma de decisiones mora-les en los humanos es demasiado (apido como para estar mediatizadopor la cognicion y la autorreflexion que los filosofos moralistas dan amenudo por supuestas (Greene, 2005; Kahneman y Sunstein, 2005).

Quizas, entonces, seamos menos altruistas de un modo inten-cionado de 10 que nos gustaria pensar. Si bien es cierto que somos ca-paces de poner en practica un altruismo intencional, deberiamos

15 diferencias entre las motiva-En. principio, la diferencia pa-

1;2 ia rorma en que los biologos~. el tf~rmino «egoista» no es~urilirarista 0 que mira solo por~mwrrecto, ya que los anima-bCDws similares sin que se denIIl!:::ndidasen la utilizacion delear que una arana teje su telar por sentado que la arana, al;I .lrrapar moscas. Es bastante5 sean incapaces de hacer tales5..r:nar es que, al tejer la tela, la

u..:.s:no··se define en biologiar.l quien 10 ejerce y beneficio-k::a:a sus intenciones 0 moti-I c..'"l~colmena y una abeja me

Page 221: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

abrirnos ala posibilidad de que en 1amayoria de 1asocasiones llega-mos a este comportamiento a traves de una serie de procesos psico-logicos muy veloces, similares a 10sque impu1san a un chimpance aconso1ar a otro 0 a compartir comida con otro. Nuestra tan caca-reada raciona1idad es, en parte, ilusoria.

Ala inversa, si consideramos el a1truismo en otros primates, ne-cesitamos determinar con claridad que es 10 que posib1emente sa-ben acerca de 1asconsecuencias de su comportamiento. Por ejem-p10, el hecho de que norma1mente favorezcan a sus parientes y aaquellos individuos que 1escorresponden p1enamente apenas puedetomarse como un argumento contra 1aexistencia de motivacionesaltruistas. Solamente seria asi si 10sprimates tomasen en considera-cion de forma consciente 10sbeneficios que obtendrian con su com-portamiento, pero es bastante probable que no sean conscientes deello. Es posib1e que en ocasiones sean capaces de eva1uar sus rela-ciones sobre 1abase del beneficio mutuo, pero creer que un chimpanceayuda a otro con el proposito exp1icito de recibir ayuda en el futuroes dar por supuesto que poseen una capacidad sobre 1acua1 existenmuy pocas pruebas. Si las recompensas futuras no figuran en 1a1is-ta de sus motivaciones, entonces su altruismo es tan genuino comoel nuestro (tabla 3).

Si mantenemos separados 10sniveles del comportamiento evo-1utivo y motivaciona1 (que en bio10gia se conocen, respectivamente,como causas «ultimas» y causas «proximas», respectivamente), es evi-dente que 10sanimales desp1iegan muestras de a1truismo en el nivelmotivacional. Resulta difici1 determinar si tambien 10hacen en elnivel intencional, puesto que ello exigiria que su comportamiento in-fluyera sobre 10sdemas. En este punto estoy de acuerdo con PhilipKitcher en que 1aspruebas que existen en el caso de mamiferos no hu-manos con cerebros de gran tamano para 10sque contamos con su-

Funcionalmente

altruista

Ayuda

socialmente

motivada

Costosa para

el agente,

beneficiosa para

el receptor

Respuesta

empatica anm

las suplicaS ::

laangu~£

La mayorfa de los animales•• ••Muchos animates sociales•• •••Humanos, algunos animaJes. 001·:JI

••

Nota: EI comportamiento altruista se CIBIIII

socialmente motivado y de si e! OCD'" 1lBnI

beneficios para sf. La inmensa r-a~0I8:

animal es s610 funcionalmente ~ 111

apreciaci6n de c6mo determinaoc :cuppredicci6n sobre si el otro devCJlver3~ ""4

a otros en situaciones de angusta :: o.anLa ayuda intencional podria estar ltinIIiIII

gran masa cerebral. Es posible aue llil ill

beneficio futuro sea aun mas infrec..e"1ll!l.

ficientes ejemp10s, como sill

1imitadas.En 1asprimeras soci~

de reproduccion optimas •••amab1es de 1aespecie, que ••

1afamilia y a elementos quevez que surgio esta sensihiilil

a1gun momento, 1aempaia~

Page 222: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

11 mayoria de las ocasiones llega-5 de una serie de procesos psico~;que impulsan a un chimpance aIicla con otro. Nuestra tan caca-

Funcionalmente Ayuda Ayuda directiva Ayuda

altruista social mente o intencional «egoista»

motivada

Costosa para Respuesta Conciencia de Busca

el agente, empatica ante como se beneficios de

beneficiosa para las suplicas 0 beneficiara la otra vue Ita

el recEiptor la angustia parte intencionalmente

JOna.

airruismo en otros primates, ne-t que es 10 que posiblemente sa-~ Sl.1 comportamiento. Por ejem~r tayorezcan a sus parientes y amden plenamente apenas puede14. l.a existencia de motivaciones

primates tomasen en considera-:insque obtendrian con su com-able que no sean conscientes decan capaces de evaluar sus rela-!DO. pero creer que un chimpanceim de recibir ayuda en el futurolapacidad sobre la cual existen~ fururas no figuran en la lis-aluuismo es tan genuine como

La mayoria de los animales•• ••Muchos animales sociales•• ••Humanos, algunos animales con cerebos gran des•• ••

Humanos, algunos ani males con cerebros grandes•• ••Nota: EI comportamiento altruista se clasifica en cuatro categorfas dependiendo de si esta 0 nosocialmente motivado y de si el actor tiene 0 no la intenci6n de beneficiar a otros 0 de obtenerbeneficios para sf. La inmensa mayoria de casos de altruismo que encontramos en el reinoanimal es s610 funcionalmente altruista, en el sentido de que ocurre sin que se produzca unaapreciaci6n de c6mo determinado comportamiento afectara al otro y en ausencia de cualquierpredicci6n sobre si el otro devolvera 0 no el servicio. En ocasiones, los mamlferos sociales ayudana otros en situaciones de angustia 0 cuando se producen suplicas (ayuda socialmente motivada).La ayuda intencional podrfa estar limitada a humanos, simios, y apenas algun otro animal congran masa cerebral. Es posible que la ayuda motivada porlas expectativas de obtener algunbeneficio futuro sea aun mas infrecuente.

it'etes del comportarniento evo-

~ se conocen, respectivarnente,Iimas., respectivamente), es evi-IDeSUaSde altruismo en el nivelIiinar si rambien 10 hacen en el

~ que su comportamiento in~Iloesroy de acuerdo con Philiptend caso de marniferos no hu-I para 105 que contamos con su-

ficientes ejemplos, como simios, del fines y elefantes, son bastantelimitadas.

En las primeras sociedades humanas debieron darse condicionesde reproduccion optimas para la supervivencia de los elementos rnasamables de la especie, que tendrian como objeto de su amabilidad ala familia y a ele~entos que en potencia les correspondieran. Todavez que surgio esta sensibilidad, su alcance fue expandiendose. Enalgun momento, la empatia se convirtio en un fin en S1 mismo: pie-

Page 223: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

za central de la moralidad humana, y uno de los aspectos basicos de

la religion. Sin embargo, es positivo darse cuenta de que al poner el

enfasis en la nocion de amabilidad, nuestros sistemas morales re-

fuerzan algo que es en si parte de nuestra herencia. No estan trans-

formando radicalmente el comportamiento humano: sencillamen-

te, potencian capacidades preexistentes.

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Que la moralidad humana explica toda una serie de tendencia pre-

existentes es, evidentemente, el tema central de este libro. El debate

sostenido con mis colegas me ha traido a la mente la recomendacion

que Wilson (1975, pag. 562) hiciera hace tres decadas: «Ha llegado el

momento de que la etica se aleje de las manos de los filosofos y se

adentre en el terreno de la biologia». Estamos inmersos en este proce-

so, sin haber expulsado a los filosofos, sino tras haberlos incluido en el

debate, de forma que podamos arrojar luz desde una gran variedad de

disciplinas sobre las bases evolutivas de la moralidad humana.

Olvidarnos de las caracterfsticas que compartimos con el resto de

primates y negar las raices evolutivasde la moralidad humana equivaldria

a llegar a 10 mas alto de un rascacielos para posteriormente afirmar

que el resto del edificio es irrelevante, como si el concepto de «torre»

fuera unicamente aplicable a su parte mas alta. La semantica, que sir-

ve para enfrascarnos en discusiones academicas apasionantes, es sin

embargo una perdida de tiempo. ~Son los animales seres morales?

Concluyamos, mas bien, que ocupan varios pisos en la torre de la mo-

ralidad. El rechazar incluso esta modesta propuesta unicamente pue-

de dar lugar a una vision muy pobre de todo el conjunto.

Page 224: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

uno de 10s aspectos basicos debrs.e cuenta de que al poner el

DUesrrOS sistemas morales re-

stra herencia. No estan trans-

memo humano: sencillamen-

BIBLIOGRAFfA

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IId.emicas apasionantes, es sin

I ilos animales seres morales?

Dos pisos en la torre de la mo-

Cil propuesta unicamente pue-

'mdo el conjunto.

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AUTORES

Frans de Waal es un biol~trabajos sobre la inteligencia.politica de loschimpancis (1,.conspiracion entre los chi.mplas de los politicos h1JrnaD01li;paralelismos entre el co~de la promocion de la paz"trabajos cientificos han ~cializadas tales como Sci~caciones especializadas endtado 0 coeditado nueve obo5cdivulgativos, traducidos a'"tido en uno de los prjma~bajo mas reciente, EI mo_.por Riverhead. De Waalesade Psicologia de la UnivlsJiCenter en el Centro"Kaae-Ha sido elegido miembI'Dl(EE. UU.) y de la Real.~

Philip Kitcher es profesor)Columbia. Es el autor de_tulada In Mendel's MiTnlfl': I2003), FindingandEnJ:iaEJ

Page 240: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

lr:1J"i .•..- .\lales: Apes and the Evolu-Houghton Mifflin, 1996.~;•.•..- Science of Evolutionary Psy-~.IOrk. Century, 1925 .. Radke-Yarrow, «The origins ofFox ~-L. D. Mickley (comps.),

. \lashington, DC, Humane 50-~. 21-39.•Tn.: origins of empathic con-

1.;.1990, pags. 107-130.- \\ agner y M. Chapman, «De-rJe..:~l.opmentalPsychology, nO 28,

AUTORES

Preferences need no inferences»,pt~. 151-175.:i.:.o:7f PJ)'chologist, nO 39, 1984,

Frans de Waal es un bi6logo/ et6logo de origen holandes conocido por sustrabajos sobre la inteligencia social en los primates. En su primer libra, Lapolitica de los chimpances (1982), compar6las practicas de socializaci6n yconspiraci6n entre los chimpances involucrados en luchas de poder conlas de los politicos humanos. Desde entonces, De Waal ha establecidoparalelismos entre el comportamiento humano y el de los primates, des-de la pramoci6n de la paz hasta la moralidad pasando por la cultura. 5ustrabajos cientificos han aparecido en forma de artlculos en revistas espe-cializadas tales como Science, Nature, Scientific American, y otras publi-caciones especializadas en el comportamiento animal. De Waal ha edi-tado 0 coeditado nueve obras colectivas de caracter cientifico. 5us siete librosdivulgativos, traducidos a mas de una docena de idiomas, Ie han conver-tido en uno de los primat610gos mas conocidos a nivel mundial. 5u tra-bajo mas reciente, El mono que llevamos dentro (2005) ha sido publicadopor Riverhead. De Waal es catedratico C. H. Candler en el Departamentode Psicologia de la Universidad de Emoty y director del Living LinksCenter en el Centro Nacional para Primates Yerkes en Atlanta, Georgia.Ha sido elegido miembro de la Academia Nacional de las Ciencias(EE.UU.) y de la Real Academia Holandesa de las Ciencias.

Philip Kitcher es profesor John Dewey de Filosofia en la Universidad deColumbia. Es el auror de nueve libras, entre ellos su obra mas reciente ti-tulada In Mendel's Mirror: Philosophical Reflections on Biology (Oxford,2003), Finding and Ending: Reflections on it'lzgner'sRing (en colaboraci6n

Page 241: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

con Richard Schacht, Oxford, 2004) y Life without God· Darwin, Design,and the Future of Faith (de proxima publicacion, Oxford University Press).Ha sido presidente de la Division del Pacifico de la Asociacion FilosoficaEstadounidense y editor en jefe de la revista Philosophyof Science.Es miem-bro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias.

tion in a Multicultural JJtt..Virtue, and Community .1.y coeditor de AmmciDf GII

Murphy, J. E. Fleming~S.Jha editado, citaremos EtI.Civic Valuesand School CI.tional Courts and tIN P.-Law (2004). Macedo ha:liien la Escuela Maxwell de: IIcitura en el College ofW1lof Economics y en la U"la Universidad de Pri.ornM

Christine M. Korsgaard obtuvo su licenciatura en la Universidad de Wis-consin y su doctorado en Harvard, donde estudio con John Rawls. Hasido profesora en Yale, en la Universidad de California en Santa Barbara,yen la Universidad de Chicago antes de aceptar su inclusion actual en laUniversidad de Harvard, donde ejerce como profesora Arthur KingsleyPorter de Filosofla. Es autora de dos libros. Creating the Kingdom of Ends(Cambridge, 19%) es una coleccion de ensayos previamente publicadossobre la filosofia moral de Kant. The SourcesofNormativity (Cambridge,19%), en la que explora la vision modern a de los fundamentos de la obli-gacion, es una version extendida de la Conferencia Tanner sobre ValoresHumanos que pronuncio en 1992. En la actualidad se encuentra elaborandoun libro sobre las conexiones entre la metafisica de la agencia, los estandaresnormativos que gobiernan nuestros actos, y la constitucion de la identidadpersonal, titulado Self-Constitution: Agency, Identity, and Integrity; tam-bien esta editando una coleccion de ensayos titulada The Constitution ofAgency: Essayson Practical Reason and Moral Psychology(ambos seran pu-blicados por Oxford).

Stephen Macedo ensefia y escribe sobre teoria politica, etica, constitu-cionalismo estadounidense y politica administrativa, prestando especialatencion a cuestiones como elliberalismo, la justicia, y el papel de la es-cuela, la sociedad civil y la politica publica en el desarrollo de la ciudadania.Fue el primer director del Program a de Derecho y Administracion Publicade la Universidad de Princeton (1999-2001). Recientemente, ha ejerci-do como vicepresidente de la Asociacion de Ciencia Politica de EstadosUnidos y fue director de su primer Comite para la Educacion y el Com-promiso Civicos; en dicho cargo ha escrito Democracy at Risk: How Po-litical Choices Undermine Citizenship and What we Can Do About It(2005). Entre sus libros se incluyen Diversity and Distrust: Civic Educa-

Page 242: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

r ;;.ir/}()utGod:Darwin, Design,con. Oxford University Press).6":0 de la Asociaci6n Filos6ficalP~I.osophyof Science.Es miem-.\.c""tcs y las Ciencias.

tion in a Multicultural Democracy (2000), y Liberal Virtues: Citizenship,Virtue, and Community in Liberal Constitutionalism (1990). Es coautory coeditor de American Constitutional Interpretation (3a ed.) con W F.Murphy, J. E. Fleming y S. A. Barber. Entre los diversos volumenes queha editado, citaremos Educating Citizens: International Perspectives onCivic Valuesand School Choice (2004), y Universal Jurisdiction: Interna-tional Courts and the Prosecution of Serious Crimes under InternationalLaw (2004). Macedo ha sido profesor en la Universidad de Harvard yen la Escuela Maxwell de la Universidad de Syracuse. Obtuvo su licen-citura en el College of William and Mary, master en la London Schoolof Economics y en la Universidad de Oxford, y su M.A. y doctorado enla Universidad de Princeton.

iIII:Ilr.l en la Universidad de Wis-f esrudi6 con John Rawls. HaIe California en Santa Barbara,Cl:?UI" su inclusi6n actual en laIll" profesora Arthur Kingsley...C~dting the Kingdom of Ends&.-:'05 previamente publicados~ cr:f-'\ormativity(Cambridge,.Ge105 fundamentos de la obli--terencia Tanner sobre Valores~ se encuentra elaborandoIic.o. de la agencia, los estandares.b constiruci6n de la identidad,.. Idrotif)1 and Integrity; tam-:15 rirulada The Constitution of£ lvrychokJgy (ambos seran pu-

Josiah aber, antiguo profesor David Magie '97 Class of 1897 de Clasi-cas en la Universidad de Princeton, es profesor Constantine Mitsotakis deCiencia Politica y Clasicas en la Universidad de Stanford. Sus ensayos, re-cogidos en Athenian Legacies:Essayson the Politics of Going on TOgether,fueron publicados por Princeton University Press en 2005. Ademas de sutrabajo sobre el conocimiento y la innovaci6n en la Atenas democratica,Ober se interesa por la relaci6n entre la democracia como capacidad naturalhumana y su vinculaci6n con la responsabilidad moral.

rom politica, etica, constitu-~"TId.riva, prestando especial, L.. iusricia, y el papel de la es-l 6. desarrollo de la ciudadania.~ ~-.-\dministraci6n PublicaH.. Recientemente, ha ejerci-Ie Ciencia Politica de Estados~~ la Educaci6n y el Com-I Dt-mocracyat Risk: How Po-t .,'Jat we Can Do About Itit;I. dnd Distrust: Civic Educa-

Peter Singer se educ6 en la Universidad de Melbourne y en la Universi-dad de Oxford. En 1977 fue nombrado catedratico de Filosofia en la Uni-versidad Monash de Melbourne y posteriormente fue el primer director delCentro de Bioetica Humarta de esa misma universidad. En 1999 se con-virti6 en profesor Ira W DeCamp de Bioetica. Peter Singer fue presiden-te fundador de la Asociaci6n Internacional de Bioetica, y junto a HelgaKuhse, coeditor fundador de la revista especializada Bioethics. Recibi6 re-conocimiento internacional tras la publicaci6n de su libro LiberaciOnani-mal. Otras obras suyas son: Democraciay desobediencia;Bticaprdctica; TheExpanding Circle;Marx; Hegel; The Reproduction Revolution (con DeaneWells); Should the Baby Live? (con Helga Kuhse); How Are we to Live?;Re-pensar la vida y la muerte; Un solo mundo; Pushing Time Away; y EIpresi-dente del bien y del mal. Sus libros han sido traducidos a mas de veinte

Page 243: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

idiomas. Es autor de la principal entrada sobre etica de la actual edici6n dela Encyclopaedia Britannica.

Robert Wright es autor de Nadie pierde: la teoria dejuegos y la 16gicadeldestino humano y The MoralAnimal: Evolutionary Psychologyand EverydayLife, ambos publicados por Vintage Books. The Moral Animal fue desig-nado por el New York Times Book Review como uno de los doce mejoreslibras de 1994 y ha sido traducido a doce idiomas. Nonzero fue Libra Des-tacado del New York Times Book Review en 2000 y ha sido traducido a.nueve idiomas. El primer libra de Wright, Three Scientists and Their Gods:Looking for Meaning in an Age of Information, fue publicado en 1988y nominado al Premio del Clrculo Nacional de la Critica (National BookCritics Circle Award). Wright es editor de New Republic, Time y Slate. Haescrito articulos para Atlantic Monthly, New Yorkery New York Times Ma-gazine. Tambien ha trabajado para la revista The Sciences, y su columna«The Information Age» fue galardonada con el Premio Nacional de Revistasde Ensayo y Critica (National Magazine Award for Essay and Criticism).

Page 244: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

fNDICE ANALfTICOY DE NOMBRES

IJ;,foriJ de juegos y la IrJgicadelP"'''';,':'' Psychologyand Everyday

~ 1':'< _\fora/Animal fue desig-tlC::O uno de los doce mejores1lIi:naS. Nonzero fue Libra Des-a ~oooy ha sido traducido a,h Scientists and Their Gods:riy,=_ fue publicado en 1988j c>e la Critica (National Book~- &public, Time y Slate. Hal~~ay New York Times Ma-l Tbe Sciences, y su columna~,Premio Nacional de Revistas:ani tor Essay and Criticism).

Agente racional, teoria de la eleccion,12, 72

Ajuste en el aprendizaje, 67Altruismo:

definiciones en biologia, 220-221dimensiones de, 164egoismo versus intencionalidad al

elegir,220-224ejemplos en los primates, 55-60emociones retributivas amables

como paralelas alas redpracas,44-46

motivaciones cognitivas versusemotivas para el altruismo re-dpraco, 117-121

paternalista y no paternalista, dis-tincion entre, 163

psicologico, veaseAltruismo psi-cologico

relacion entre empatia y compa-sion,54

su evolucion como elemento cen-tral de la moralidad humana,178

taxonomia, 223tendencias de ayuda redproca

como alternativa a la selecciongrupal, 40-41

y el drculo expansivo de la mora-lidad,204

vease tam bien Compasion.Altruismo psicologico:

idea de, 160-165limitado en los chimpances, 169-

173superacion evolutiva de la etapa

caprichosa como clavepara hu-manos, 173-175

tipos de, 164-165y narrativa evolutiva de la morali-

dad, 175y pricticas morales y human a,

animales no humanos, 165-169

Altruismo redproco, veaseAltruismoAngustia, personal, 51-52Animales, no humanos, veaseNo hu-

manos, animales.Antropocentrismo, 19Antropomorfismo:

chimpances, prapiedad del len-guaje antropomorfico en, 115-130

cientifico, diferente del sentimen-tal, 19

debate sobre, 19-20definiciones de, 93denominacion dellenguaje com-

partido, 208-210el dilema respecto de,.89-98

Page 245: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

explicacion unitaria para las ca-racteristicas compartidas versusantroponegacion, 96-97

lenguaje cognitivo versus emocio-nal, 116-122

lenguaje cognitivo versus lenguajeemocional, preferencias por,121-125,129 estancamiento dela investigacion sobre las emo-

• ciones animales por temor a, 51y economia cognitiva versus evo-

lutiva,91-94Antropomorfismo cientifico:distinto del antropomorfismo senti-

mental, 19Vease tam bien Antropomorfismo.Antroponegacion, 19,95,97-98, 136Aquino, Tomas de, 43Aristoteles, 27, 43, 138Aureli, F., 60Autismo, 63-66Autoconciencia, 61,147-152Autoengano, 36Auto-reconocimiento ante el espejo,

62Aversion a la desigualdad, 71-77,

214nAxelrod, Robert, 160nAyuda focalizada 0 intencional, 58,

61-62, 67-68

Baron-Cohen, 5., 64Beethoven, error de, 86Bekoff, Marc, 190Binti Jua, 58, 63Biologos, preferencia por las narrati-

vasde 10 mas simple a 10 mas com-plejo,49

Biologos evolutivos:aceptacion de la Teoria de la capa,

30-31, vease tambien Capa, te-oria de la, de la moralidad hu-mana

el egoismo en la seleccion natural,enfatizan, 13

el error de Beethoven, 86-87Boehm, c., 82Bogart, Humphrey, 187-188Bondad humana, vease Moralidad.Bonnie, K. E., 71Bonobos:

parientes mas proximos de los hu-manos, 103

toma de perspectiva en, 101-103Ve'asetambien Simios.

Butler, Joseph, 133

Capa, Teoria de la (TC), de la mora-lidad humana:critica a la critica de De Waal de

la, 156-160criticas ala critica de De Waal, 16-

18, 156-159, 177-183, 188-189

criticas de, 13-15,131-136,216-220

dualismo de, 32-35empatia y reciprocidad, debate so-

bre,46origenes de la moralidad, 31-37origenes y desarrollo como una de

las escuelas en el debate sobre,13-15,30-31,81, 116, 126-127

posicion de Wright en, 127-129,217

Page 246: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

ps C".olutivos:lGICionde la Teoria de la capa,(,....31. t'iase tambienCapa, te-r..•.de la, de la moralidad hu-1I:,ii-'

~-::5moen la seleccion natural,1L.:...:izan, 13

Il2 ..~ de Beethoven, 86-87a. C. 82• Humphrey, 187-188Ii numana, vease Moralidad.~.K.. E .. 71

teoria naturalista, comparacioncon, 47

tipo ideal de, 13-15variacion naturalista de, veaseTe-

oria naturalista de la capa de lamoralidad humana

variaciones sobre, aceptadas porlos comentaristas, 16-18

Caprichosos, seres, 19-21, 135-136,172

Cavalieri, Paola, 189Cheney, D.L., 95Chimp Haven, 110Chimpances:

autoconciencia, 19ayuda focalizada, 68bienestar del resto de miembros

del grupo, preocupacion por el,218n

componamiento travieso, 89-91consuelo entre los mismos, 60cuidado parental, perdida de erias,

50e investigacion medica, 110-111ejemplos de empatia entre, 56-59limites del altruismo, 170-172normas sociales, 211-214parientes cercanos de los huma-

nos, 103perdon y reconciliacion, 44propiedad dellenguaje antropo-

morfico, 115-125, 128-130reciprocidad entre, 69-71reparto de comida, 69-71sistema retributivo, 43teoria de la mente en, 99-100vida emocional, 107violencia intercomunitaria, 82

Vease tambien PrimatesChurch, R. M., 54Ciencia de la conducta:

conductismo yantropomorfismo,97

dilema de la economia cognitivaversus evolutiva, 92-94

el problema del antropomorfismo,veaseAntropomorfismo

Compasion:animales no humanos, ignorarla

en, 50como emocion involuntaria y na-

tural,79Darwin sobre la, 38-40definicion de, 52en chimpances, 56en la teoria moral sentimentalis-

t~ 159-160, 168-169en Smith, 40,147-148la empatia como conducente a, 16Wase tambien Empatia.

Comunidad, preocupacion por la,81-84

Confucio, 77Consuelo, 59-63Contagio emocional, 15, 51-54Contrato social, teoria de, 14,25-29,

178Cooper, Anthony Ashley (Conde de

Shafresbury),139

Damasio, A., 64Darwin, Charles:

autogobierno normativo, impor-tancia de la capacidad para el,148-150

definicion del ser moral, 131

Page 247: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

la moralidad como la mejor for-ma de distinguir humanos deanimales, 180

sobre la moralidad humana, 32,38-42, 155-156, 189

YHuxley, 13, 32y Kropotkin, 37y la teoria sentimentalista moral,

159Dawkins, Richard, 33-34, 47, 189De Waal, Frans:

altruismo en la defensa e investi-gacion sobre, 161, 166-168,170-171

angustia personal, ejemplo de, 52antroponegacion, 19, 136critica a la Teoria de la Capa, 14derechos de los animales, 189-197,

206-207distincion entre la teoria natura-

lista y Teoria de la capa, 126,131-132

documentacion del comporta-miento de consuelo, 59-63

ejemp10s de empatia, a1truismo yayuda foca1izada en primates,investigaciones, 137, 155

emp1eo de un 1enguaje antropo-morfico, 115-116, 121-125,130

estudio de 10schimpances, 70-71,116-118

intenciona1idad en el comporta-miento animal, 138, 140

limitaciones ala critica de la Teo-ria de la Capa, 17-18, 156-160177-183, 188-189

modelo de la mufieca rusa, 63-67

moralidad humana, 12-13, 131,146, 150-153

observaciones de la conducta ver-sus ideales normativos, proble-ma explicativo, 21-22

sentido de la regulacion social, 72teoria naturalista, 14-17, 155-156toma de perspectivaen simios, 102Wright, clasificacionde, 126-129,

217-218Delfines, 59, 63Derechos de los animales:

e investigaciones medicas, veaseInvestigacion medica

escepticismorespectode, 105-108,193,206-207

obligaciones de los humanos res-pecto de los animales, 152-153,193-197

Proyecto Gran Simio, 189-190,193

respuestas al escepticismo frentea, 192-193

Desmond, Adrian, 32Dewe~John,83, 169n, 174nDiamond, Jared, 190Discurso, vease Lenguaje

Economia:cognitiva, 92, 94cognitiva versus evolutiva, 91-94evolutiva,91-93principio antropomorfico, 125-

126Egoismo / interes propio:

frente al altruismo, intencionali-dad para distinguir el, 220-223

Page 248: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

..-...i.:,dadhumana, 12-13, 131,1-=-6. 150-153~.~ones de la conducta ver-IIIIiCXiealesnormativos, proble-IIrr;.L crplicativo, 21-22IIl::lUOde la regulaci6n social, 72ro.::aruralista, 14-17, 155-156••. .:.e perspectivaen simios, 102~:. dasificaci6n de, 126-129,!:-·.218Ie.'i. 59. 63be,; de 105 animales:lTe>:::'gacionesmedicas, vease1Iir.,;:mgaci6nmedica~~"'TIo respectode, 105-108,9':-. '::06-207p"':ones de los humanos res-c::ode 105 animales, 152-153,<9 :_>rre-.::o Gran Simio, 189-190,95~:.2S al escepticismo frente. =".2-193Ill"::. Adrian, 32~JIXm.83, 169n, 174n..:.. Jared, 19011[1,_ :-t.;;:e Lenguaje

presencia de, sobreestimar, 80utilizaci6n del termino, 38, 220Yla Teorfa de la Capa, 13-14, 36,

131-137, 156-157Ylos animales no humanos, 135-

13Elefantes, 59Emociones retributivas, 43-45, 71Empatfa:

bases neurales de la, 64-65cognitiva,61-69como componentes basicos de la

moralidad, 46como forma de respuesta emocio-

nal, 15comportamiento de consuelo, 59-

61contradicci6n del interes propio

de la Teorfa de la Capa, 218-219

el modelo de la muneca rusa, 65-69

entre animales sociales, 50-55orfgenes de la, 48-51reiterada, 48respuesta a la angustia en monos

y simios, 55-59y compasi6n, 51-54, vease tam-

bien Compasi6nyel contagio emocional,l5, 51-

54,66y la etica de los experimentos con

animales, 109-110Evoluci6n:

bondad humana, reconciliaci6ncon un supuesto conflicto, veaseTeorfa de la Capa de la morali-dadhumana

continuidad de animales y huma-nos en, 136-137

continuidad en, 46, 48cultural, y desarrollo de la capaci-

dad para el altruismo psicol6-gico,I72-175

empatfa y continuidad en, 49-50Huxley como defensor de las teo-

rfas de Darwin sobre, 13moralidad humana como resulta-

do de, 30-31, 37-42, 77-80, 87,vease tam bien Teoria naturalis-ta de la moralidad humana

selecci6n natural, vease Selecci6nnatural

socialidad en los humanos, 29y el origen de la moralidad huma-

na, adecuaci6n de la narrativade De Waal respecto de, 157-160,164-166175-176, veasetam bien Orfgenes de la morali-dad; Altruismo psico16gico

Expectativas, 71-77

Foot, Phillip a, 184n6Fouts, Deborah, 190Fouts, Roger, 190Frankfurt, Harry, 20, 136, 172Freud, Sigmund, 33, 137, 148n14

Gallup, G.G., 62Gauthier, D., 80Georgia (chimpance), 89-91, 98Ghiselin, M., 34, 217Gibbard, Alan, 172nllGoodall, Jane, 56, 59, 190, 197Gould, Stephen Jay, 25,159,175Gracia divina, 13

Page 249: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Gratitud, 71Gray, J., 219nGreene, J. D., 183-187Greenspan, S. I., 49Guerra, 83

Haidt, Jonathan, 47,84Hamilton, W. D., 160nHarlow, H. F., 54Hebb, D.O., 95Hediger, H., 89Hobbes, Thomas, 13,27Humanos, naruraleza humana:

Altruismo, vease Altruismoautoconciencia, 146-152caracter social de, 27-31, 147-150concepciones aut6nomas/ racio-

nales frente a sociales/ emo-tivas, 27-31 autonomia/au-togobierno, capacidad para,146

continuidad respecto de otras ani-males, 15-22,31,38-46,81,116,132,137,150-153,177-179, vease tambien Intenciona-lidad; Moralidad, nivelesde; Al-truismo psicol6gico)

egoismo e interes propio, veaseEgoismo e interes propio

hombres, ventajas del vinculo ma-trimonial, 29

moralidad, vease Moralidad; Teo-ria naruralista de la moralidadhumana; Teoda de la Capa de lamoralidad humana

mujeres, comprensi6n de la pri-mada de la conexi6n con losdemas, 29

obligacionescon respecto a los ani-males no humanos, 153

pariente mas cercano de chim-pances y bonobos, 103

pasiones,76presi6n social para hacer cumplir

las normas morales, 214-215presuposici6n de ser asocial, 27-

28,30-31,178yel razonamiento moral, 216

Hume, David:animales, alta estima por, 96defensa de la uniformidad expli-

cativa entre especies, 96discusi6n de los sentimientos mo-

rales,44la raz6n como esclava de las pa-

siones,84teoda sentimentalista moral, 139-

140, 160, 168-169Humphrey, N., 99Hutcheson, Francis, 139Huxley, Thomas Henry:

critica ala cdtica de De Waal, 157,180

merafora del jardinero como ca-racterizaci6n de la moralidadhumana, 13,83, 174

moralidad y evoluci6n, intentosde separarlas, 218

origenes de la Teoria de la Capa,30-35,80

Joyce, R., 219Justicia, 76-77, 166

Institutos Nacionales de la Salud, 110Intencionalidad:

capacidad para el mayor nivel de ysurgimiento de la moralidad,145-150

Page 250: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

capacidad para el mayor nivel de,como algo unico en humanos,151

en el comportamiento altruista,220-224

la cuestion de, 139nivelesde y accion moral, 140-146teorias sentimentalistas (y De

Waal) respecto a, 140Vease tam bien Altruismo psicolo-

glCO.

Intersubjetividad, 99, vease tam bienTeoria de la Mente

Intuiciones, vease Respuestas / com-portamientos emocionales.

Investigacion con animales, vease In-vestigacion medica.

Investigacion medica:en simios, argumentos para con-

cederles un estatus especial,109-111

no agresivas, 110-111seleccion de especies para investi-

gaciones agresivas, 109sentimientos contradictorios, 206-

207Vtase tambien Derechos de los ani-

males

Joyce, R., 219Justicia,76-77, 166

Kagan, J., 59Kant, Immanuel, 134, 144-146, 150-

152,179,188Kaou Tsze, 78Kennedy, J. 5., 95Kitcher, Philip:

aversion a la desigualdad, 214ncuestionamiento de la justicia en-

tre simios, 16-18motivaciones para el comporta-

miento, importancia de cono-cerlas, 20, 213, 221

pruebas limitadas de la existenciade altruismo intencional en ma-miferos no humanos, 222

Teoria de la SolidezAbsoluta, 158,207

Yla Teoria de la Capa, 217, 219Koorsgard, Christine M., 18, 20,

127,218,221Kravinsky, Zell, 194Kropotkin, Petr, 37

Ladygina-Kohts, N. N., 55Lealtad, 205Lenguaje:

discontinuidad entrehumanos yanimales, 18

evolucion de y origenes de la mo-ralidad, 172-175

la moralidad como paralela a,agenda del aprendizaje de, 207-208

yautoconciencia, 150yempatia,49

Lipps, T., 64Luit, 122, 212n

Macacos:consuelo entre, 62control social entre, 212-213necesidad de la madre de conocer

la perspectiva de sus crias, 67redireccion de la agresion, 43

Page 251: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Viase tam bien Primates.Marcador somatico, hipotesis del, 64Masserman, J., 55Mayr, R., 36Mecanismo de Percepcion-Accion,

64-67, 79Memoria, 49Mencio, 77-80, 86Mente, Teorla de la, veaseTeoria de la

Mente.Menzel, E.W, 99Miles, Lyn White, 190Monos capuchinos:

expectativas y justicia, 72-77reparto de comida, 69tests de verisaber, 101Vease tambien Primates.

Monos rhesus:compasion en, 55contagio emocional entre bebes,

52-53Vease tam bien Primates.

Moralidad:como drculo expansivo, 205como fenomeno intragrupal, 81-

84,201-206convenciones sociales, distincion

entre, 202definicion de las emociones mo-

rales,45e intencionalidad, vease Intencio-

nalidadfunciones de, 203, 215las emociones como parte funda-

mental, 16,41,43-46, 126-130, vease tam bien Respuestasemocionales/ comportamientos

Mencio, 77-81

narrativas normativas versus des-criptivas, 19-22

niveles de, vease Moralidad, nive-les de

obligaciones humanas respecto delos animales no humanos, 153

origenes de, vease Origenes de lamoralidad

por que estamos tan vinculados aella, 12-13

prejuiciosen losjuiciosmorales,129premisas compartidas en discu-

siones sobre, 11-racionalidad frente a emociones /

intuiciones, 83-86sentimentalismo y el «sefiuelo de

Hume-Smith», 160, 168-169,vease tam bien Altruismo psico-logico

universalidad, 17-18yaltruismo, 178, vease tam bien

Altruismoy lealtad, 205y razon, 182-189

Moralidad humana, vease Moralidad.Moralidad, niveles de:

agenda de aprendizaje evolutivo,207-210

juicio y razon, 209215-217presion social, 209-215sentimientos morales 0 «compo-

nentes basicos», 208-210Mozi,182Mufiecas rusas, 17,48,65-67

Neurociencia:estudio de las rep~

compartidas entR:' d:fotros,219-210

y teoria naturalisu dr iii.dad humana, 84. )SJ..I

Nietzsche, Friedrich. 137", INifios, desarrollo de b.••••

85-86Nishida, Toshisada. 190'No humanos, anim.aks:

antropomorfismo CII -;'.

ciones de su ~vease AntrO~

debate sobre Ia IlkJ!I~il

como algo disti:oBt'.'4nuo respeao'" 1j..,D",46,81, 115-116.l.R.1150-153, r"--I-":._bien IntencioJ..Jid;.d:;1IInivelesde;"~I"

derechos, vilL~ ~

animalesempatia, ve~ F'"f"""i"intcmcionalidad de.. •••

cionalidadmotivacion en rdxiialli

propio,l36primates, veIL'/: PI ••.••reciprocidad eno:e.RiIIIrI

cidadtenidos en ah:ae:sa::inm ••

96

Nagel, Thomas, 133, 135nNarrativas, de 10 mas simple a 10 mas

complejo, 49-50

Page 252: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

E::i~."as normativas versus des-ri:::,OYa5. 19-22:k> de. I'easeMoralidad, nive-

Neurociencia:estudio de las representaciones

compartidas entre el yo y losotros,219-220

y teorla naturalista de la morali-dad humana, 84, 183-187

Nietzsche, Friedrich, 137, 114n 14Nifios, desarrollo de la moralidad en,

85-86Nishida, Toshisada, 190No humanos, animales:

antropomorfismo en las explica-ciones de su comportamiento,vease Antropomorfismo

debate sobre la moralidad humanacomo algo distinto de 0 conti-nuo respecto a, 15-22, 31, 38-46,81,115-116,132,136-137,150-153, 177-179, vease tam-bien Intencionalidad;Moralidad,nivelesde;Altruismopsico16gico)

derechos, vease Derechos de losanimales

empatia, vease Empatiainte.ncionalidad de, vease Inten-

cionalidadmotivaci6n en relaci6n al interes

propio,136primates, vease Primatesreciprocidad entre, vease Recipro-

cidadtenidos en alta estima por Hume,

96

p.iones humanas respecto de:ti L-:imalesno humanos, 153~Q de, vease Origenes de la.Drilidadlt~ >:stamostan vinculados aL- 12-13.c05 ffi losjuiciosmorales,129L"-O compartidas en discu-o,c.,;::s5Obre,11-lr:;:fiJad hente a emociones /£;,,;jQones,83-86I::::cmalismoy el «sefiuelo deL-::e-Srnith», 160, 168-169,ila::c ;;,;nlbiinAltruismo psico-

O'Connell, S. M., 56Origenes de la moralidad:

comparaci6n entre teorias de lacapa y naturalista, 47

continuidad 0 diferencia entre hu-manos yanimales, 15-22,31,38-46,81,115-116,132,136-137,150-153,177-179, veasetambien Intencionalidad; Mo-ralidad, niveles de; Altruismopsico16gico

en Freud y Nietzsche, 114n 14en Smith y Darwin, 147-151teoria de la capa, vease Cap a, Teo-

ria de la, de'la moralidad hu-mana

teoria naturalista de la capa, 116,128-130

teorla naturalista de, vease Teorianaturalista de la moralidad hu-mana

y evoluci6n cultural, 172-175yevoluci6n, adecuaci6n de las te-

orias de De Waal respecto de,155-160,164-165,175

Paradigma del adivinador-conoce-dor,99

Parfit, Derek. 133Patterson, Francine, 190Perd6n,44Perspectiva, toma de, 99-103Plat6n,179Premack, D., 57, 99Presi6n social, 210-215Preston, S. D., 64Primates:

altruismo en, 222-223, vease tam-bien Altruismo

antropomorfismo en explicacio-nes del comportamiento de,vease Antropomorfismo

Page 253: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

ayuda focalizada en simios y mo-nos, 67-68

chimpances, vease Chimpancescoaliciones y alianzas entre, 44comunicaci6n emocionalmente

mediatizada entre, 50~56consuelo en simios y monos, 59-

63cuidado parental y evoluci6n de

la empatia, 49-50empatia en, vease Empatiamacacos, vease Macacosmigraci6n intergrupal entre, 41monos capuchinos, vease Monos

capuchinosmonos rhesus, vease Monos rhe-

susmoralidad humana, vease Morali-

dad.preocupaci6n por la comunidad

entre, 82-83reciprocidad y justicia en, 69-77resoluci6n de conflictos en, 44respuestas a la angustia en simios

y monos, 55-60Viase tambien Simios

Principio de la economia antropo-m6rfica, 126

Protecci6n frente ala agresi6n, 44Proudhon, Pierre-Joseph, 203-204Proyecto Gran Simio, 189~190, 193Psicologia de la evoluci6n, 116

Racionalidad / raz6n:celebrada en Occidente, 30en los juicios morales, frente

a emociones / intuiciones, 83-86

humana como parcialmente ilu-soria, 221-222

yautoconciencia, 147y moralidad, 182-189,215-217yTeoria de la Capa, 132-133, ve-

ase tam bien Egoismo / interesproplO

Rawls, John, 27-29, 214-215Reciprocidad:

componente basico de la morali-dad, 46

componente basico de la teoria na-turalista de la moralidad hu-mana, 81

definiciones de, 38entre chimpances, 69-71, 210indirecta, 45, 215justicia y, 69-77RegIa de Oro y moralidad huma-

na, en el centro de, 77Reconciliaci6n,44Relativistas morales, 12Religi6n, 12-13, 219nResentimiento compasivo, 44Respuestas, comportamientos emo-

cionales:Empatia, vease Empatiaexpectativas y justicia, esrudio de

las, 71-77moral, definici6n de, 45no-humanas, 15-16, vease tambien

No humanos, animalesracionalidad en los juicios mora-

les,83-86raz6n y rama de decisiones, rela-

ci6n con, 43reciprocidad retributiva, 43-46,

71

Page 254: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

I:L..i.:I.:.l como parcialmente ilu-1IJ1'C1.l. .221-222lIlIToconciencia, 147lIIlIO:-ilidad,182-189,215-217e:,ria de la Capa, 132-133, ve-~ :.xmbiin Egoismo / interes

tendencias en Occidente ala horade clasificarlas, 29-30

y comunicaci6n entre primates nohumanos, 50-55

y la moralidad humana, origenesde, 16, 30-31, vease tambienMoralidad

y lenguaje antropom6rfico, 117-125, 129

Ruse, Michael, 158n

p!i°"PIOi..kJ.im. 2'-29,214-215FCadad:~-"onenre bisico de la morali-k.41JIIJ?O'fllC'mebisico de la teoria na-m.:-ilisra de la moralidad hu-Ilt:r ••.81iI:;..:i.ones de, 38R:.::himpances, 69-71, 210ir.:-.::.a. ~ 5, 215Ii...:. :.. 69-77~ cr,.: Oro y moralidad huma-II;L en d cenrro de, 77c;,,-,;on. 44ri:.~ morales, 12Dc. :.2-13. 219nD:::-_'emocompasivo, 44~ .:ornporramientos emo-~:

~ riase Empatiac..·::.•.iydS :. justicia, esrudio deiii. -i.--

Selecci6n, proceso evolutivo de, vea-se Selecci6n natural

Selecci6n de parientes, vease Selec-ci6n natural.

Selecci6n natural:como componente basieo de la te-

aria naturalista de la moralidadhumana,81

como Fuente de la bondad huma-na,14,87

de grupo versus individual y fami-liar, 39-41

motivaciones emocionales yes-trategicas para el comporta-miento, dificultad para dife-renciar, 117-124

rechazo por parte de Huxley paraexplicar la moralidad, 36, vea-se tambien Teoria de la Capa dela moralidad humana

y el error de Beethoven, 86-87Vtase tambien Evoluci6n.

Seyfarth, R. M., 95Shaftesbury, Conde de, vease Coo-

per, Anthony Ashley.Shanker, S. G., 49Sidgwick, Henry, 133

Simios:bonobos,101-103chimpances, vease Chimpancesestatus especial, 108-110, 196-197teoria de la mente en, 99-103utilizaei6n en investigaciones me-

dicas, 108-111y humanos, comparaci6n de ni-

veles de moralidad, 209Vease tam bien Primates.

Singer, Peter:conclusiones, similares a las de

De Waal, 207el circulo de la moralidad de

De Waal y la extensi6n de lamoralidad a los animales, 17-18

la afluencia incrementa la obliga-ci6n,204n

perspectiva imparcial / desintere-sada, significado de, 213

problemas de la vagoneta, 20Teoria de la Capa, defensa limita-

dade, 217-218todas las formas de dolor son igual-

mente relevantes, 204Smith, Adam:

autogobierno, significado moralde la capacidad para, 148

capacidad empatica, descripci6nde, 57

espectador imparcial, 46, 181,184, 193

sobre la compasi6n, 40, 79, 159-160, 168-169

Sober, Elliott, 36, 166nSocialidad, humana, vease Humanos

/ naturaleza humana.

Page 255: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

Solidez Absoluta, Teoria de la, 158-159,207

Teoria de la capa naturalista de la mo-ralidad human a, 116, 128-130

Teoria de la Mente, 19-20, 57, 63,99-103

Teoria Naturalista de la moralidadhumana:comparaci6n con la Teoria de la

Capa,47distanciamiento de los bi610gos

evolutivos y el error de Beetho-ven, 86

emociones versus racionalidad enlos juicios morales, 83-86

emparia y reciprocidad como com-ponentes basicos de la morali-dad, 46, vease tambien Empa-ria; Reciprocidad

preocupaci6n por la comunidadcomo elemento de, 82-84, 87

una de las escuelas en el debatesobre el origen de la morali-dad, 14-17,81-82, 115-116, 127

Westermarck y los origenes de lamoralidad, 42-46

Teorias del espectador, 20Thomas, Marshall, 94TM, vease Teoria de la MenteTrivers, Robert L., 37, 71, 160n

Vagoneta, problemas de la, 20-21,184-187

Wechkin, S., 55Westermarck, Edward:

compasi6n como emoci6n natu-ral, 79

emoci6n amable retributiva, da-sificaci6n de la gratitud como,71

emociones retributivas, enfasis so-bre,77

justicia desinteresada, 76-77sentimientos morales yemociones

no-morales, distinci6n entre,180

sentimientos y emociones mora-les como algo natural, 25

sobre los origenes de la moralidad,42-46,47

Williams, George c., 33,47Williams, J. H. G., 63Wilson, David Sloan, 36, 166n5Wilson, E. 0., 158n, 224Wilson, Edward, 47Wise, Steven M., 105Woodruff, G., 57,99Wright, Robert, 16-19,35,47,208,

210,217

Yerkes,R. M., 55Yeroen, 121

Page 256: Frans de Waal - Primates y Filósofos La Evolución de La Moral Del Simio Al Hombre

«Es el animal que lIevamos dentra»,ofmos con frecuencia cuando actuamosmal, pera GPorque no decimos 10mismo cuando actuamos bien? Primatesy fi/osofos aborda esta cuesti6n explorando los fundamentos biol6gicos deuno de los rasgos mas preciados del ser humane: la moralidad.

En este sugerente libro, el primat610go •• sostiene que, al hacerhincapie en nuestros genes «egofstas»,la biologfa evolutiva moderna adolecede una visi6n poco favorable del mundo natural. Asf, la ciencia ha exacerbadonuestra costumbre de culpar a la naturaleza cuando actuamos mal y decalificar de «humanas» nuestras buenas acciones. AI buscar el origen de lamoralidad humana no en la evoluci6n sino en la cultura, la ciencia insiste enque somos morales por elecci6n, no por naturaleza.

Basandose en sus amplias investigaciones sobre el comportamiento de losprimates, De Waal explica que pracedemos de un largo linaje de animalesque se preocupan por los debiles y que cooperan entre sf mediante transac-ciones recfprocas, 10cual demuestra que existe una fuerte continuidad entrela conducta humana y la animal.

Primates y fi/osofos es un Iibro que fascinara a todos aquellos que se pre-guntan por los orfgenes y el alcance de la bondad humana .

70066 •

I ,.•(f)

9 788449 320385 D0

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