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La culpa en la responsabilidad contractual. Ausencia de culpa e imposibilidad sobrevenida de la prestación Año 2009 / N° 1 / Pag. 125 / Autor Picasso, Sebastián Sumario Introducción. A) El incumplimiento. a) Caracterización del incumplimiento. b) Incumplimiento y factor de atribución. B) La imposibilidad de cumplimiento. a) La imposibilidad sobrevenida de la prestación: noción y caracteres. b) Efectos de la imposibilidad. Conclusiones. IntroducciónConclusiones Ver texto completo LA CULPA EN LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL. AUSENCIA DE CULPA E IMPOSIBILIDAD SOBREVENIDA DE LA PRESTACIÓN Introducción Es casi universalmente aceptada en nuestros días la idea según la cual la responsabilidad civil es un fenómeno unitario; la distinción que de lege lata establecen los códigos entre la responsabilidad contractual y la aquiliana reflejaría, a lo sumo, diferencias contingentes y de escasa relevancia, que una futura reforma legislativa haría bien en eliminar. Esta visión

La Culpa en La Responsabilidad Contractual

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La culpa en la responsabilidad contractual. Ausencia de culpa e

imposibilidad sobrevenida de la prestación

Año 2009 / N° 1 / Pag. 125 /

Autor

Picasso, Sebastián

Sumario

Introducción. A) El incumplimiento. a) Caracterización del incumplimiento. b)

Incumplimiento y factor de atribución. B) La imposibilidad de cumplimiento.

a) La imposibilidad sobrevenida de la prestación: noción y caracteres. b)

Efectos de la imposibilidad. Conclusiones.

IntroducciónConclusiones

Ver texto completo

LA CULPA EN LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL. AUSENCIA DE CULPA E

IMPOSIBILIDAD SOBREVENIDA DE LA PRESTACIÓN

Introducción

Es casi universalmente aceptada en nuestros días la idea según la cual la

responsabilidad civil es un fenómeno unitario; la distinción que de lege lata

establecen los códigos entre la responsabilidad contractual y la aquiliana

reflejaría, a lo sumo, diferencias contingentes y de escasa relevancia, que

una futura reforma legislativa haría bien en eliminar. Esta visión se asienta,

especialmente, en la identidad de los presupuestos que deben reunirse para

que surja el deber de reparar en ambas esferas, y en la común finalidad que

actualmente orienta al sistema, que consiste en la reparación de todo daño

injustamente sufrido, cualquiera sea el ámbito (contractual o

extracontractual) en el que se emplace la responsabilidad [1].

En esa tesitura, tampoco se aprecian diferencias entre los dos subsistemas

en punto a los factores de atribución: tanto en el campo obligacional como

en el aquiliano, la responsabilidad puede ser subjetiva u objetiva, y la culpa,

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el dolo, el riesgo, la equidad, la garantía y el abuso del derecho (por citar

sólo los principales criterios de imputación) pueden presentarse por igual, y

con similares características, en uno u otro sector.

De hecho, la afirmación atinente a la unidad de la culpa fue el ariete que

sirvió de punto de inicio de la batalla para consagrar la unidad del fenómeno

resarcitorio. Frente a la concepción clásica, que fundaba la dualidad de los

regímenes de responsabilidad, precisamente, en una dualidad del concepto

de culpa [2], comenzó a predicarse una visión unitaria. En ese sentido,

Planiol afirmaba que las dos culpas (contractual y aquiliana) generan la

obligación de reparar el daño causado; tanto una como la otra suponen

igualmente la existencia de una obligación anterior, y ambas consisten en

un hecho que viola dicha obligación. La única diferencia radica en que "en lo

que se ha convenido en llamar la culpa delictual, la obligación violada es

una obligación legal, que tiene ordinariamente por objeto un hecho

negativo, una abstención". Pero "la naturaleza de la obligación violada no

tiene influencia sobre la culpa. Es lo que prueba en primer lugar la

imposibilidad de proporcionar una definición dual de ésta; es lo que verifica

a continuación el examen de las reglas de detalle a las que la culpa está

sometida" [3].

Desde luego, la doctrina contemporánea no funda ya la unidad de la

responsabilidad civil en la unidad de la culpa, sino, como lo hemos dicho, en

el hecho de que para que nazca el deber de responder se requiere, en todos

los casos, que se encuentren presentes idénticos presupuestos, así como en

la común finalidad resarcitoria que inspira al sistema. Sin embargo, la

unidad de la culpa es hoy un dato inconmovible, particularmente en el

sistema argentino, ante el abandono declarado por parte del Codificador de

la teoría de la prestación de la culpa [4]. Como lo hemos señalado en otra

oportunidad, a partir de la definición que proporciona el artículo 512 del

Código Civil, puede sostenerse que la culpa es, en el Derecho nacional, un

concepto unitario [5]. Aun cuando en algunas normas particulares del

Código se encuentren resabios de la teoría de la prestación de las culpas

[6], lo cierto es que Vélez Sársfield ha optado por desecharla expresamente

-según los claros términos de la nota al artículo 512-, acudiendo a una

concepción única de culpa. Es innegable que esa noción unitaria admite

infinitos matices en su aplicación a cada caso concreto, pues la diligencia

exigible al obligado variará de acuerdo a las circunstancias de las personas,

del tiempo y del lugar [7]. Pero, a diferencia de lo que acontece con la teoría

de la prestación de las culpas, esa graduación es hecha por el juez en cada

caso, y no viene predeterminada ex ante por la ley en función de las

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diversas clases de negocios. La culpa es siempre la misma; lo que varía son

las circunstancias a tener en cuenta en cada caso para generar el

parámetro de comparación [8]. Por lo demás, esa aplicación al caso

concreto de las pautas que proporciona el artículo 512 del Código Civil se

efectuará sin tener en cuenta la naturaleza contractual o extracontractual

de la responsabilidad resultante.

Sin embargo, predicar la unidad del concepto de culpa no importa

necesariamente afirmar que él cumple la misma función en la

responsabilidad contractual y la aquiliana. Es cierto que en ambos campos

habrá algunas situaciones en las que será preciso demostrar la culpa para

patentizar la responsabilidad del sindicado como responsable, y otras en las

que la obligación de reparar se definirá en base a criterios meramente

objetivos. Pero mientras que, en el campo extracontractual, la culpa -como

cualquier otro factor de atribución- es un criterio externo que sirve para

calificar el hecho dañoso, en materia contractual ella constituye, en puridad,

una de las formas posibles en las que se manifiesta el incumplimiento de

una obligación de medios. Es que el fundamento de la responsabilidad

contractual es, propiamente, el incumplimiento, pues -como se verá- el

deudor responde de los daños que genere siempre que exista una

obligación incumplida, y en tanto no medie extinción del vínculo por

imposibilidad sobrevenida de la prestación, no imputable al solvens. En ese

esquema, el factor de atribución es indisociable del concepto de

incumplimiento, pues para saber si la responsabilidad es objetiva o

subjetiva es preciso determinar con qué extensión se obligó el deudor, lo

que revelará si la configuración de la inejecución requiere o no de culpa de

su parte. Por eso dice Castronovo que en la responsabilidad contractual,

diversamente a lo que ocurre en el campo aquiliano, la culpa no funciona

como criterio de imputación del hecho dañoso, sino que "es todo uno" con

este último, que califica como incumplimiento [9].

Para comprender adecuadamente el rol de la culpa en la responsabilidad

contractual será preciso, entonces, estudiar el fenómeno del

incumplimiento, e investigar bajo qué condiciones él puede ser imputado al

deudor (A). En un segundo momento examinaremos los casos en los cuales

la obligación se torna de cumplimiento imposible, y nos preguntaremos en

qué supuestos esa situación tiene la virtualidad de liberar al obligado (B).

A) El incumplimiento

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Estudiaremos, sucesivamente, el concepto y la función del incumplimiento

en la responsabilidad contractual (a), y su relación con el factor de

atribución (b).

a) Caracterización del incumplimiento

Suele afirmarse que, mientras en la esfera extracontractual la

antijuridicidad se configura por la producción de un daño injusto -que

vulnera el principio general de no dañar a otro-, en la contractual aquélla se

identifica con el incumplimiento, puesto que, como lo establece el artículo

1197 del Código Civil argentino, las convenciones hechas en los contratos

forman para las partes una regla a la cual deben someterse como a la ley

misma [10]. En realidad, ese paralelismo entre ambas esferas requiere de

algunas precisiones adicionales.

En efecto, es preciso, ante todo, distinguir entre la ilicitud genérica

consistente en la simple trasgresión normativa y aquella otra, más

específica, que da lugar al surgimiento de responsabilidad civil. Así como la

simple violación de la ley (conducir a una velocidad mayor de la permitida,

por ejemplo) es ilícita en el primer sentido, pero en tanto no cause daño no

alcanza para configurar el deber de reparar, el mero incumplimiento de una

obligación puede dar lugar a distintos remedios (el cumplimiento forzado u

otros propios de ciertas clases de contratos, como el ejercicio del pacto

comisorio, la exceptio non adimpleti contractus o la puesta en marcha de

las garantías de evicción y vicios redhibitorios), pero requiere la producción

de un perjuicio para que exista antijuridicidad en sentido propio (esto es, tal

como la concibe la teoría general de la responsabilidad civil). En ese

sentido, Alterini distingue el acto antinormativo, que consiste en la simple

trasgresión objetiva del ordenamiento jurídico, con independencia de

cualquier otra consideración, de la antijuridicidad, que requiere la presencia

de un daño. Finalmente, para que haya acto ilícito es menester que se

encuentren reunidos todos los presupuestos de la responsabilidad civil [11].

Se aprecia así que es el hecho dañoso, en el terreno extracontractual, o el

incumplimiento dañoso, en el obligacional, el que da lugar al nacimiento de

la obligación de responder. Y desde este punto de vista, la similitud entre

ambas esferas es innegable [12].

Pero entre esos dos tipos de hechos generadores existen también

diferencias importantes. Mientras que el deber general de no dañar liga

entre sí a todas las personas, la obligación es un vínculo específico que

constriñe a uno o algunos sujetos a cumplir cierta conducta en relación a

otro u otros, en todos los casos determinados o determinables. En este

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último tipo de deberes calificados, la responsabilidad no depende entonces

de la calidad de dañador, sino de la de deudor de la obligación. Asimismo,

contrariamente a lo que acontece en la esfera extracontractual, donde el

factor de atribución viene ligado a las circunstancias en que el daño fue

producido (por el hecho del hombre -con o sin intención de dañar-, con

cosas, por el riesgo o vicio de la cosa, por el hecho de un dependiente, etc.),

en el ámbito contractual aquél depende simplemente del alcance de lo

debido en cada caso por el solvens.

Desde ese punto de vista, el incumplimiento se presenta entonces como el

verdadero fundamento de la responsabilidad contractual [13]. Si ha de

ponerse a cargo del deudor el deber de reparar el daño causado por la

inejecución, es precisamente porque debía, independientemente de toda

otra consideración. Desde luego, ello no quiere decir que no sea necesario

que exista un factor de atribución para que nazca el deber de reparar en

cabeza del solvens. Pero, a diferencia de lo que sucede en la esfera

aquiliana -donde, como se ha visto, el criterio legal de imputación se

relaciona con la forma en que se configura el hecho dañoso-, en el campo

contractual aquél depende del alcance del deber de conducta asumido por

el obligado, y no de la forma en que, de hecho, se incumple [14].

Sentado ello, es claro que el estudio de la responsabilidad del deudor debe

partir de una correcta caracterización del fenómeno del incumplimiento.

Puede decirse, con Mayo, que constituyendo el cumplimiento la realización

del programa de prestación de la obligación [15], todo lo que no importe

realización del vínculo en que la obligación consiste será, en principio,

incumplimiento [16]. Éste se define, entonces, por contraposición a lo que el

obligado debía hacer para cumplir, pues consiste en "el comportamiento

opuesto a aquel en que se concreta el cumplimiento, y en consecuencia,

falta de ejecución, o ejecución inexacta de la prestación" [17]. Ello lleva

necesariamente a preguntarse qué es "lo debido" por el deudor, o en otras

palabras, cuál era el objeto de la obligación. Es precisamente este

interrogante el que viene a contestar el distingo entre obligaciones de

medios y de resultado [18].

Siguiendo a Philippe Heck y Díez-Picazo, enseña Bueres que el objeto de la

obligación consiste en el "plan o proyecto de una conducta futura del

deudor con miras a dar satisfacción a un interés del acreedor" [19]. Los dos

elementos mencionados (el plan de conducta del deudor y el interés del

acreedor) se encuentran presentes invariablemente en el objeto de toda

relación obligatoria, pero ocurre que la trascendencia que ambos revisten

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es distinta según que nos encontremos ante un deber de medios o de

resultado.

En efecto, en las obligaciones de medios el deudor se compromete

simplemente a desarrollar un determinado plan prestacional, dirigido,

ciertamente, a satisfacer un interés del acreedor, pero sin asegurar este

último resultado. En esta clase de deberes, entonces, el interés del acreedor

se encuentra in obligatione, pero no está, en cambio, in solutione: es un

interés aleatorio o contingente, y el deudor cumple desplegando

simplemente la conducta comprometida. Es el caso del médico, que no se

compromete a curar al paciente, sino sólo a desarrollar una conducta

diligente tendiente a lograr su curación. Por eso puede hablarse, en estos

casos, de un doble juego de intereses: "un interés final aspirado pero

aleatorio, y otro que se satisface con el esfuerzo del solvens en tanto se

traduzca en una actividad prudente y diligente. Este último interés (el

primario) basta para que se considere que el proyecto de prestación se ha

cumplido" [20].

Por el contrario, en las obligaciones de fines el deudor afianza o garantiza

un resultado, y si bien esto no significa que no deba desplegar también una

conducta diligente tendiente a obtenerlo, lo cierto es que con ello no le

basta, y sólo puede considerarse que ha cumplido cuando el resultado

pretendido se alcanza efectivamente. De allí que, a diferencia de lo que

sucede en los deberes de medios, en los de fines el interés del acreedor se

encuentra tanto in obligatione como in solutione.

Es decir que, partiendo de este análisis, puede afirmarse que el

incumplimiento de la obligación se producirá de manera diferente según

que nos encontremos ante una u otra clase de deberes. En las obligaciones

de medios, en principio, el incumplimiento equivale a la culpa del deudor,

porque estando éste precisado de prestar una conducta diligente, la

inejecución de la obligación consistirá en actuar negligentemente, es decir,

de manera culpable. En los deberes de fines, en cambio, resultará

indiferente la existencia de culpa por parte del deudor, pues para cumplir

precisará éste alcanzar el resultado comprometido. Así las cosas, la sola

falta de consecución de este resultado configura el incumplimiento del

solvens.

Sin embargo, este panorama debe aún ser profundizado para llegar a

comprender cabalmente el fenómeno del incumplimiento obligacional [21].

Es que existen diversas formas en que puede infringirse el plan

prestacional. Una obligación puede no cumplirse en absoluto, cumplirse

tardíamente, cumplirse sólo en parte, o bien puede, finalmente, cumplirse

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de manera inexacta o defectuosa. Por consiguiente, un cabal análisis del

tema precisa combinar esas distintas especies de incumplimiento con el

distingo entre deberes de medios y de fines.

Esa operación permite observar que, como lo ha afirmado Bueres -

retomando la senda trazada en la doctrina italiana por autores de la talla de

Osti, y en España por Jordano Fraga-, la diligencia prestable es sólo criterio

del exacto cumplimiento de los deberes de medios, y que en el resto de las

hipótesis de incumplimiento (mora, incumplimiento absoluto,

incumplimiento parcial) la diligencia prestable no es relevante, pues el

deudor debe desplegar su conducta para llegar a un fin, por lo que se

aplican los mismos principios que en las obligaciones de resultado [22].

En otras palabras, en el programa de conducta asumido por un deudor de

medios deben distinguirse diversos tramos que se corresponden con

deberes de conducta integrantes de un programa de prestación complejo,

que incluye también deberes de resultado. Este solvens no sólo debe

prestar conducta diligente; debe también prestarla efectivamente, hacerlo

en tiempo útil, y prestarla en forma íntegra. La diligencia del deudor sólo

tiene relevancia en el segundo de los supuestos planteados, es decir,

cuando ya está desarrollando la conducta; es allí cuando está precisado de

hacerlo en forma diligente, so pena de incurrir en cumplimiento inexacto de

la obligación. Pero en el resto de los casos, la culpa no juega ningún rol

apreciable. Bastará con que el deudor no preste la conducta en absoluto, o

bien que la preste tardíamente, o, por último, que cumpla sólo parte de la

conducta debida, para que pueda predicarse la existencia de

incumplimiento [23]. En palabras de Jordano Fraga, la culpa del deudor es

sólo una forma de contravenir las obligaciones de medios, constituida por el

cumplimiento inexacto de la prestación. Ello es así, explica el profesor

español, porque en esta clase de obligaciones el cumplimiento se define en

términos de simple despliegue de una conducta diligente por el deudor [24].

Un ejemplo proporcionado por Bueres nos ayudará a clarificar la situación:

el caso del cirujano que no concurre al quirófano el día y la hora

comprometidos no presenta diferencia alguna con aquel otro del comprador

y el vendedor que no se presentan puntualmente a la escribanía a suscribir

la escritura traslativa de dominio. Frente a esta situación, se pregunta el

mencionado jurista: "¿qué aleatoriedad hay en el interés perseguido por el

accipiens en estos casos? Hablar aquí de culpa revelada, irrefragable o

inexcusable, es retornar al superado mundo de las ficciones" [25].

Arribamos así a la conclusión de que el incumplimiento de cualquier clase

de obligación se produce en principio de manera objetiva, por la sola

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circunstancia de la falta de consecución de un resultado (entrar a prestar la

conducta comprometida, hacerlo en tiempo propio, prestarla en su

totalidad). Sólo el cumplimiento inexacto de la obligación requiere la

concurrencia de culpa, cuando se está en presencia de un deber de medios.

b) Incumplimiento y factor de atribución

Es tiempo de conectar cuanto venimos viendo con el factor de atribución.

Suele definirse a ese elemento como el "fundamento de la obligación

indemnizatoria que atribuye jurídicamente el daño a quien debe

indemnizarlo" [26]. Los factores de atribución pueden clasificarse en dos

grandes grupos, conforme a la naturaleza de las eximentes que el sindicado

como responsable esté habilitado a invocar para enervar su

responsabilidad. Mientras que en el campo de los factores subjetivos la

ausencia de culpa es suficiente a los efectos exoneratorios [27], no ocurre lo

mismo cuando nos encontramos en presencia de un factor objetivo de

responsabilidad. Aquí la prueba de la no culpa no cumplirá ningún papel

relevante para eximir al responsable, quien estará precisado de acreditar la

ausencia de alguno de los otros presupuestos de la responsabilidad

(fractura del nexo causal, inexistencia de daño resarcible, o concurrencia de

alguna causa de justificación). De allí que pueda afirmarse, con Mayo, que la

cuestión fundamental de la responsabilidad por incumplimiento recae sobre

la configuración de la prueba liberatoria a cargo del deudor [28].

Pues bien, es en el campo de los factores de atribución que el distingo de

las obligaciones de medios y de resultado juega su papel más relevante.

Ello es así por cuanto, no requiriéndose culpa alguna para que se configure

el incumplimiento de una obligación de resultado, el criterio legal de

imputación no puede ser sino de naturaleza objetiva [29]. En las

obligaciones de medios, en cambio, suele afirmarse que el factor es

subjetivo, aun cuando, en función de lo que hemos venido exponiendo

hasta aquí, creemos que ello es así sólo en lo que se refiere a una de las

formas que el incumplimiento puede revestir: el cumplimiento inexacto de

la obligación de medios. En el resto de los supuestos de incumplimiento de

deberes de esa clase, el factor de atribución será de tinte objetivo, pues en

ellos no resulta necesaria la existencia de culpa para tener por configurado

el incumplimiento obligacional [30].

Esta visión del fenómeno implica un cambio radical respecto de lo que

podría denominarse la concepción "tradicional" de la responsabilidad

contractual, cuyo postulado básico consiste en la necesaria existencia de

culpa en la conducta del obligado para que resulte procedente endilgarle el

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deber de responder. De acuerdo a esa visión, el distingo de las obligaciones

de medios y de resultado tiene utilidad, fundamentalmente, en lo atinente a

la carga de la prueba de la culpa: la negligencia del deudor debería ser

demostrada en las obligaciones de medios, y se presumiría en las de

resultado. Pero la existencia de ese factor subjetivo -probado o presunto-

seguiría siendo requisito sine qua non para la existencia de responsabilidad

[31].

Ya nos hemos ocupado en otra oportunidad de señalar los reparos que nos

merece esa concepción tradicional del distingo, cuya consideración aquí

excedería el propósito de esta investigación [32]. Bástenos ahora con

indicar que, hoy en día, la teoría hace agua en materia de distribución del

onus probandi, pues la regla según la cual la culpa del deudor debe ser

probada por el acreedor en las obligaciones de medios cuenta en la

actualidad con numerosas excepciones que la tornan, si no inviable, al

menos poco relevante [33]. Por el contrario -y tal como lo hemos señalado

precedentemente-, la función de la clasificación de las obligaciones de

medios y de resultado reviste en realidad mucha mayor importancia, pues

ella determina el factor de atribución aplicable en materia contractual [34].

Al cabo de estas reflexiones, queda claro que el factor de atribución, en el

ámbito contractual, no es un elemento externo que se añada al

incumplimiento, sino que depende directamente de la extensión de lo

debido en cada caso (sólo conducta diligente, o un resultado concreto) y,

por consiguiente, del tipo de deber incumplido. No sucede lo mismo en la

esfera aquiliana, donde "lo debido" es, en todos los casos, no dañar, y son

las circunstancias que rodean al hecho dañoso (intervención o no de cosas,

características de éstas, existencia o no de una relación de dependencia,

etc.) las que determinan el factor de atribución aplicable.

Más allá de esta distinción, lo cierto es que, en el terreno obligacional, la

culpa -en los acotados casos en que, según vimos, ella resulta relevante

para caracterizar la inejecución de la obligación- no es, entonces, un criterio

de imputación de responsabilidad que se añada al incumplimiento, sino que,

como dice Castronovo, integra per se el incumplimiento que, en cuanto tal,

es el fundamento único y unitario de tal tipo de responsabilidad [35].

B) La imposibilidad de cumplimiento

Teniendo en cuenta lo que hemos dicho hasta aquí, podemos afirmar que la

responsabilidad contractual tiene su punto de partida en la existencia de

una obligación incumplida, y, mientras esta situación perdure, subsistirá la

responsabilidad del deudor. Esto equivale a afirmar que una vez constatado

Page 10: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

el incumplimiento, la única posibilidad que tendrá el obligado para

desligarse de responsabilidad fincará en acreditar que el cumplimiento de la

obligación ha devenido imposible por una causa que no le resulta

imputable. La imposibilidad de pago no imputable -cuyos caracteres

estudiaremos seguidamente- tiene entonces el efecto de extinguir la

obligación (art. 888, Código Civil) y, al mismo tiempo, liberar al deudor de

responsabilidad (arts. 513 y 514, Código citado) [36]; es éste, pues, el

verdadero límite de la responsabilidad contractual. La culpa, en cambio, no

constituye el límite de responsabilidad ni aun en el supuesto en que le

hemos asignado relevancia a efectos de configurar el incumplimiento del

deudor (el cumplimiento inexacto de la obligación de medios). En estos

casos, la ausencia de culpa no implica que no haya responsabilidad:

directamente no existe incumplimiento (material) de la obligación, lo que

excluye la posibilidad de preguntarse por la eventual responsabilidad del

obligado. Por el contrario, si se constata la existencia de culpa del solvens,

aún podría éste eximirse de responsabilidad mediante la demostración del

acaecimiento de un casus que le ha impedido cumplir [37].

Corresponde entonces encarar el estudio de la imposibilidad de

cumplimiento de la obligación, examinando sus caracteres y distinguiéndola

de la simple ausencia de culpa (a), para abordar luego el análisis de los

efectos de la imposibilidad sobrevenida, según que ella sea o no imputable

al obligado (b).

a) La imposibilidad sobrevenida de la prestación: noción y caracteres

Se ha dicho que la imposibilidad de pago no es otra cosa que el caso fortuito

o fuerza mayor [38], o que mediaría entre ambas una suerte de relación de

causa a efecto [39], o bien que la imposibilidad de cumplimiento constituiría

uno de los elementos del casus [40], o que éste se identificaría, en puridad,

con la imposibilidad no culposa de la prestación [41]. Por nuestra parte,

hemos adherido con anterioridad a la postura de Mayo, quien explica que

"la imposibilidad sobrevenida no es una consecuencia del fortuito, en el

sentido de simple posterius que sucede cuando se han conformado los

elementos del caso fortuito, sino un elemento que integra el hecho complejo

que importa el acontecimiento impeditivo, puesto que mientras no ocurra la

referida imposibilidad, carece de relevancia que el evento tenga las

características del caso fortuito", aclarando luego que sí debe distinguirse el

hecho mismo del incumplimiento del hecho complejo que comporta el

casus, puesto que este último debe, para exonerar al deudor, ser causa

eficiente de aquél [42].

Page 11: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

La imposibilidad de cumplimiento suele definirse por contraposición con la

mera difficultas prestandi. Al deudor no le bastará con acreditar esta última

situación; será menester, si pretende eximirse, que demuestre que la

prestación ha devenido física o jurídicamente imposible [43]. Se trata,

además, de una imposibilidad sobreviniente, pues si fuera concomitante al

nacimiento de la obligación, ésta sería nula por imposibilidad de su objeto

(art. 953, Código Civil) [44].

Mucha tinta ha corrido en la doctrina al momento de establecer los

caracteres que la imposibilidad debe reunir para exonerar al obligado. Sin

pretender efectuar aquí un estudio exhaustivo de tan intrincada cuestión,

bástenos con indicar que la imposibilidad, amén de sobrevenida, deberá ser

objetiva y absoluta, además, obviamente, de no resultar imputable al

deudor [45]. Por otra parte, sólo la imposibilidad definitiva es susceptible de

liberar al obligado. La meramente transitoria podrá, a lo sumo, eximirlo de

responsabilidad por el daño moratorio que pueda experimentar el acreedor

[46].

La imposibilidad es objetiva cuando está constituida por un impedimento

inherente a la prestación en sí y por sí considerada, y es subjetiva, en

cambio, cuando se relaciona con las condiciones personales o patrimoniales

propias del deudor, en la medida en que ellas no se conecten de manera

inmediata con la prestación en sí y por sí considerada [47]. En esta tesitura,

la insolvencia del deudor, así como los impedimentos derivados de la

organización económica del obligado o su insuficiente capacidad técnica,

constituyen típicos supuestos de imposibilidad subjetiva [48], mientras que,

verbigracia, el caso del pintor que pierde la vista en un accidente se

subsumiría dentro del concepto de imposibilidad objetiva, pues, en este

último caso, las condiciones personales del deudor se relacionan

directamente con la prestación en sí y por sí considerada [49].

El carácter absoluto de la imposibilidad se contrapone, a su vez, a la

denominada imposibilidad "relativa". En el primer caso, la prestación no

puede ser cumplida en modo alguno -el impedimento "no puede ser vencido

por las fuerzas humanas", dice Osti [50]-, mientras que en el segundo su

cumplimiento sería aún posible, aunque más gravoso para el deudor. La

imposibilidad relativa se relaciona así con la teoría de la prestación de la

culpa, dado que su admisión permitiría exonerar al deudor cuando para

cumplir hubiera sido necesario emplear una diligencia mayor que la exigida

en el caso.

La doctrina señala en general que la imposibilidad debe revestir carácter

absoluto para exonerar al solvens [51]. El hecho de que la prestación a su

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cargo se haya tornado más onerosa no lo desliga de responsabilidad, si bien

podría eventualmente dar lugar a la aplicación de otros remedios, tales

como la teoría de la imprevisión [52]. Sin embargo, se ha buscado

morigerar tan rígido postulado acudiendo a diversos criterios, como ser las

exigencias de tutela de la vida, la libertad o la integridad corporal del

deudor, o bien la consideración de los medios con que cuenta el obligado

[53]. Se señaló asimismo la improcedencia de encarar el estudio de la

imposibilidad con abstracción del negocio que originó la obligación; desde

esta perspectiva, para calificar la imposibilidad de cumplimiento es

necesario tener en cuenta los medios representados o presupuestos por las

partes en cada caso para la ejecución de la prestación por el deudor [54].

Se enmarcan igualmente en este derrotero los intentos por limitar la rígida

regla derivada de la exigencia del carácter absoluto de la imposibilidad

liberatoria acudiendo al principio de buena fe, por cuyo intermedio se

concluye en la inexigibilidad de la prestación en situaciones donde su

exigencia por el acreedor pueda configurar un abuso del derecho por parte

del acreedor [55]. Se llega también por esa vía a la noción de "imposibilidad

moral" [56].

En esta tendencia flexibilizadora, Alterini y López Cabana han propugnado la

recepción en el Derecho argentino de una categoría directamente vinculada

con el concepto de imposibilidad relativa, como lo sería el "impedimento

ajeno a la voluntad del deudor", contemplado en el artículo 79 de la

Convención de Viena de 1980 sobre Compraventa

Internacional de Mercaderías, y que en nuestro país adoptó el Proyecto de

Unificación Civil y Comercial de 1998 en su artículo 1614 [57]. De todos

modos, la expresión utilizada por la mencionada Convención (esto es, el

impedimento ajeno a la voluntad del obligado) puede dar lugar a

interpretaciones más objetivantes. Así, el análisis que hace Plitz la emplaza

de hecho en el terreno de la responsabilidad objetiva: "el impedimento debe

ser ajeno a la voluntad del deudor. Los defectos en el proceso de producción

del vendedor así como el correcto comportamiento de sus empleados serán,

en general, de su responsabilidad. Por el contrario, deberán considerarse

ajenos a su voluntad la intervención del Estado, los cambios en la

legislación, las huelgas políticas, las catástrofes, etcétera". Y agrega otro

ejemplo: el del vendedor que no puede producir en término la mercadería

debido a una huelga, pero puede adquirirla en otra parte sufriendo grandes

costos o pérdidas. En este caso, dice Plitz, "el vendedor no podrá

disculparse" [58].

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También Pantaleón Prieto es partidario de relativizar la imposibilidad

acudiendo a la mencionada categoría acuñada por la Convención de Viena.

Luego de un estudio de las fuentes de su artículo 79, y de las opiniones de

sus diversos comentaristas, concluye que la eximente se refiere a los

eventos imprevisibles al tiempo de la formación del contrato [59], con lo

cual viene a coincidir con parte de la doctrina francesa, que considera que -

a diferencia de lo que ocurre en el terreno extracontractual- en el ámbito

obligacional la imprevisibilidad debe evaluarse según la representación

posible de las partes al momento de celebrar el acuerdo (y no al momento

del hecho, como lo propugna la teoría de la causalidad adecuada) [60].

En recientes investigaciones, Alberto Bueres señala -en punto a esta

polémica entre partidarios y detractores de la exoneración en los casos de

imposibilidad relativa- que es preciso distinguir el hecho que causa la

imposibilidad -que para exonerar al obligado debe ocurrir siempre sin su

culpa- y la imposibilidad en sí misma, que siempre debe ser absoluta y

objetiva para conducir a la extinción de la obligación y la consiguiente

liberación del obligado [61]. Sin embargo, enfatiza la importancia de la

buena fe como standard que permite atenuar, según los casos, el excesivo

rigorismo al que puede conducir la exigencia del carácter absoluto de la

imposibilidad. En ese sentido, dice Bueres, "la buena fe cumple un rol en la

interpretación recognoscitiva o -si cabe- reconstructiva del plan de

prestación, para establecer en concreto y en cada tipo de relación

obligatoria, los medios con los que el deudor debe cumplir. En

consecuencia, si el intérprete luego de meritar la total economía del

contrato, legítimas expectativas de las partes, etcétera, llega a la convicción

de que para cumplir es menester desplegar medios anormales o

excepcionales ajenos al programa de prestación, existirá inexigibilidad".

Pero, aclara el citado jurista, el juicio de buena fe no reduce la prestación,

en principio, al obrar diligente del deudor, puesto que la imposibilidad

sobreviniente no se mide jamás enfocando el esfuerzo en términos de

diligencia, sino en términos de razonabilidad [62]. Finalmente, añade Bueres

que la buena fe también puede ensanchar la noción de imposibilidad

cuando hay un conflicto de intereses entre las partes y el intérprete opta

por la liberación del deudor, pues lo contrario configuraría un abuso del

derecho (como sucedería, v. gr., si el cumplir crea peligro para la vida, la

salud, las convicciones religiosas, etc., del deudor) [63].

Por nuestra parte, coincidimos en que resulta necesario atenuar el rigorismo

que derivaría de una aplicación a rajatabla del principio general según el

cual la imposibilidad debe revestir siempre carácter absoluto, y que el

Page 14: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

principio de buena fe puede jugar un rol importante en este sentido. Y

creemos, adicionalmente, que en este tema es preciso separar lo que es

materia de interpretación del negocio que dio nacimiento a la obligación (y

aquí se enmarca, en principio, todo lo atinente a los medios previstos o

presupuestos por las partes para el cumplimiento de la prestación por el

obligado) de lo que constituye, propiamente, el análisis del carácter

absoluto o relativo de la imposibilidad [64]. Sólo una vez efectuada la

primera operación (determinación de lo debido por el deudor, lo que

incluye, al menos como presupuesto, el menú de los medios disponibles

para lograr ese cumplimiento) podrá analizarse si, efectivamente, existe

imposibilidad de cumplimiento, y si ella reviste o no carácter absoluto.

b) Efectos de la imposibilidad

El análisis de la imposibilidad de cumplimiento que venimos de efectuar

permite constatar que la culpa no juega ningún rol apreciable en su

configuración. La imposibilidad, para exonerar al obligado, debe ser objetiva

y absoluta, y no basta para caracterizar la prueba de que para cumplir

habría sido necesario prestar una diligencia superior a la exigible (sin

perjuicio de que, de tratarse de una obligación de medios, la falta de culpa

pueda eventualmente constituir un pago; pero aquí la obligación se

extinguiría por esa causal, y no existiría, directamente, incumplimiento).

La culpa reviste importancia, en cambio, en la determinación de los efectos

de la imposibilidad, pues para que esta última tenga efecto liberatorio es

necesario que no resulte imputable a culpa del obligado (art. 889, Código

Civil) [65]. Es que en todas las obligaciones, ya sean de medios o de

resultado, el deudor asume, como deber complementario de la prestación

principal, el accesorio de preservar diligentemente la posibilidad del

cumplimiento [66]. El incumplimiento de tal deber se configura cuando la

obligación se vuelve de imposible cumplimiento por culpa del deudor, lo que

impide tener por configurado el casus. Por consiguiente, la obligación

subsiste (no se extingue) y el deudor responde por su incumplimiento.

Se revela aquí la segunda función que la culpa cumple, ya no sólo en

materia de cumplimiento inexacto de las obligaciones de medios, sino en

toda clase de deberes calificados: la culpa es criterio de imputación de la

imposibilidad de cumplimiento cuando ella proviene de la negligencia del

obligado, o, como dice Bueres, es fundamento de atracción causal en todo

tipo de obligaciones [67].

Si la imposibilidad ha sobrevenido sin culpa del deudor, la obligación se

extingue (art. 888, ya citado), y el solvens se libera de responsabilidad (o

Page 15: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

más bien, como ya lo hemos apuntado, se libera directamente del vínculo

obligatorio). Pero si ha mediado culpa, el artículo 889 del Código Civil

dispone que "la obligación primitiva, sea de dar o de hacer, se convierte en

la de pagar daños e intereses". Lo que nos hace ingresar en un terreno

francamente espinoso.

Como lo pone de resalto Llamas Pombo, pueden teóricamente postularse

dos soluciones en el supuesto de imposibilidad sobrevenida de la prestación

imputable al deudor: conceder al acreedor el derecho a obtener el valor de

la prestación (la æstimatio rei [68], o equivalente pecuniario) como algo

previo a la indemnización de los ulteriores o adicionales daños y perjuicios

(teoría que el autor citado denomina de la "autonomía del cumplimiento por

equivalente"), o bien, por el contrario, resolver la cuestión con una sola

indemnización de daños y perjuicios, que comprendería tanto el equivalente

pecuniario (valor de la prestación) como el resto de los daños sufridos por el

acreedor (el id quod interest). En esta segunda concepción -que Llamas

Pombo denomina del "concepto integral de indemnización"-, la no

prestación constituye un daño en sí mismo, que es reparado juntamente

con los "mayores daños" mediante el otorgamiento de una suma única, que

tiene carácter íntegramente resarcitorio [69].

La opción por una u otra corriente dista de ser meramente teórica, pues hay

varios problemas concretos cuya solución parece depender de la relación

que exista entre la obligación original y la de pagar daños y perjuicios [70].

Por lo demás, cabe apuntar que una corriente de opinión difundida en

nuestros días en la doctrina francesa denuncia la supuesta falsedad del

concepto de "responsabilidad contractual", sosteniendo que, en puridad, lo

que así se denomina no es sino un cumplimiento forzado de la obligación,

que tiene, por ello mismo, naturaleza de pago, y no de reparación de daños

[71]. En otras palabras, desde esta perspectiva todo sería æstimatio rei

(contravalor pecuniario de la prestación). Por el contrario, quienes defienden

la existencia de una verdadera responsabilidad contractual consideran que,

como lo dice Larroumet, "la ejecución por equivalente no es más que la

responsabilidad contractual" [72], con lo cual se incurre en el mismo

reduccionismo, aunque invirtiendo los términos: todo es id quod interest.

Nos parece que la distinción entre uno y otro concepto es fundamental para

echar cierta luz en esta disputa, que viene dividiendo aguas en el

pensamiento jurídico galo.

La controversia reconoce su origen en los textos romanos. La perpetuatio

obligationis consistía, en el Derecho clásico, en una ficción, en cuya virtud

se consideraba que la cosa que debía darse, y que había perecido por culpa

Page 16: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

del deudor, seguía existiendo, lo que permitía condenar al obligado por el

importe del valor de la cosa [73]. Es ése el sentido que cabe darle al texto

de Paulo: "culpa debitoris perpetuat obligationem" [74]. La confusión se

habría suscitado a partir de épocas posteriores, cuando se habría

abandonado esta fórmula, haciendo incluir en el id quod interest tanto el

precio de la cosa como el valor de los mayores daños derivados del

incumplimiento [75]. Esa dualidad habría atravesado el Derecho intermedio,

hasta llegar a la obra de Pothier. El jurista de Orleans, por su parte,

consagró claramente la idea de la perpetuatio obligationis, pues -sentando

un criterio que sería retomado por nuestro Código- afirma que si la cosa se

pierde por el hecho o culpa del deudor, la deuda no se extingue, sino que se

convierte en la obligación de pagar el precio de la cosa [76].

La doctrina nacional se hace eco de esa polémica, y no existe en ella

unanimidad de criterios [77].

Por nuestra parte, nos inclinamos decididamente por la teoría de la

"autonomía del cumplimiento por equivalente". Creemos, en efecto, que la

perpetuatio obligationis sólo existe respecto de la æstimatio rei: en tanto no

medie imposibilidad absoluta y objetiva, la obligación originaria subsistirá,

aunque mudada de objeto (pues éste "se convierte" -en los términos del art.

889 del Código Civil argentino- en la entrega de una suma de dinero

equivalente a la prestación debida). En cambio, la obligación de resarcir los

mayores daños que pueda haber sufrido el acreedor (el id quod interest) no

es ya la misma que se incumpliera, sino un vínculo nuevo, surgido

precisamente a partir de la producción de los perjuicios, cuyo objeto

(resarcir esos mayores daños) no coincide con el de aquella obligación

original [78].

Tal vez el mejor fundamento que pueda proporcionarse para sostener esta

tesis sea la lúcida afirmación de Llamas Pombo: adoptar la postura contraria

(del "concepto integral de indemnización") llevaría a discriminar dos tipos

de acreedores frustrados: aquellos cuya prestación no ha devenido

imposible y pueden, por consiguiente, exigir el cumplimiento forzoso sin

necesidad de demostrar más que el incumplimiento, y aquellos otros que,

ante la imposibilidad de la prestación originaria, ven transformada la

obligación en otra de indemnizar daños y perjuicios, para cuyo éxito deben

demostrar, al menos, la existencia de daños, y su relación causal con el

incumplimiento. No hay razón alguna que justifique el mayor rigor que se

exige a estos últimos, cuando el equivalente de la prestación queda

difuminado en la indemnización de daños y perjuicios [79].

Page 17: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

Adicionalmente, la æstimatio rei, el valor de la prestación en sí mismo, no

constituye un daño: "Es daño lo que tal prestación representaba dentro del

patrimonio, expectativas e intereses del acreedor. Pero no su valor

aisladamente considerado" [80]. Se nos ocurre el ejemplo de un contrato de

permuta en el que la prestación a cargo de una de las partes se ha vuelto

imposible por su culpa. El otro contratante, que aún no ha entregado la cosa

de su propiedad (y puede, por lo tanto, mantenerla en su poder por la vía de

la exceptio non adimpleti contractus), pretende sin embargo que se le

entregue el valor de la prestación devenida imposible.

Es claro que, en ese caso, no se reclama el resarcimiento de un daño, pues

al mantener en su patrimonio la cosa que debía entregar (y cuyo valor

coincide sustancialmente con la prometida por su cocontratante), el

acreedor insatisfecho no experimenta una disminución patrimonial que

pueda dar sustento a tal pretensión (aunque sí pueda, eventualmente, sufrir

otros daños propiamente dichos, tales como el lucro cesante, la pérdida de

chance, o el daño moral, que forman parte del id quod interest y pueden dar

lugar a un reclamo resarcitorio). Sin embargo, es indudable que tendrá

derecho a obtener la æstimatio rei por la vía de una acción de cumplimiento

[81].

La cuestión adquiere mayor claridad cuando se la conecta con los distintos

remedios [82] que el ordenamiento confiere al acreedor frente a la

inejecución de su deudor. En principio, el incumplimiento (en cualquiera de

sus modalidades: incumplimiento absoluto, cumplimiento parcial,

cumplimiento tardío [mora], o cumplimiento inexacto) da derecho al

acreedor a obtener la ejecución forzada (art. 505, incs. 1° y 2°, Código Civil)

[83], a cuyo efecto le basta con acreditar la existencia del título y alegar el

incumplimiento, correspondiendo al deudor la prueba del pago [84]. No es

necesario aquí demostrar la existencia de daño de ningún tipo [85]. Desde

luego, a esta pretensión de cumplimiento podrá adicionársele el reclamo de

resarcimiento de los mayores daños sufridos por el acreedor (arts. 505, inc.

3°, 506, 508, 509, 511, 519 a 522 y concs., Código Civil), para lo cual

deberá este último acreditar la existencia de todos los presupuestos de la

responsabilidad civil, incluidos el daño y el factor de atribución.

Cuando, por el contrario, el cumplimiento de la obligación se ha vuelto

imposible, aquélla se extingue, siempre que la imposibilidad no resulte

atribuible a la culpa del deudor (art. 888, Código Civil). Si, en cambio, media

culpa, o el obligado ha asumido el caso fortuito, o se encuentra en mora, el

artículo 889 dice que "la obligación primitiva, sea de dar o de hacer, se

Page 18: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

convierte en la de pagar daños e intereses". Queda claro entonces que en

este último supuesto la obligación no se extingue, sino que muta de objeto:

se deberán pagar "daños e intereses". Ahora bien, ¿qué sentido debe

dársele a ese término? ¿Se refiere, propiamente, a una indemnización de

daños (el id quod interest), o al equivalente dinerario de la prestación (la

æstimatio rei)? Si se concluyera en el primer sentido (adoptándose

entonces la teoría del "concepto integral de indemnización"), nos

encontraríamos con la ya mencionada paradoja de que el acreedor, quien

para obtener el cumplimiento forzado de la obligación (mientras éste era

aún posible) estaba relevado de la prueba del daño, pasaría

automáticamente a tener que demostrar este perjuicio para obtener

aquellos "daños e intereses" -aunque ellos consistieran sólo en el valor de la

prestación incumplida-, por la sola circunstancia (contingente) de que existe

ahora imposibilidad sobrevenida.

Sin embargo, creemos que un examen integral de las disposiciones del

Código permite extraer una conclusión distinta. Es cierto que en el artículo

889 -al igual que en el artículo 628, que regula los efectos de la

imposibilidad imputable en las obligaciones de hacer- parece englobar bajo

la genérica denominación de "daños e intereses" a todas las consecuencias

de la imposibilidad, lo que podría llevar a concluir que el equivalente

dinerario de la prestación debida no es, en el sistema argentino, sino un

componente de los daños y perjuicios contractuales (y tendría, entonces,

carácter reparatorio). Sin embargo, la conclusión cambia cuando el artículo

889 es puesto en contacto con el artículo 579, a cuyo tenor "Si la cosa se

pierde por culpa del deudor, éste será responsable al acreedor por su

equivalente y por los perjuicios e intereses". Aquí es prístina la distinción

que hace el Código entre, por un lado, el equivalente dinerario de la

prestación (la æstimatio rei) y los mayores daños que experimenta el

acreedor al margen de aquél (el id quod interest). Esta tesitura se ve

confirmada por otras disposiciones del mismo cuerpo normativo [86], como

sucede con el artículo 581, según el cual "Si la cosa se deteriorare por culpa

del deudor, el acreedor tendrá derecho de exigir una cosa equivalente con

indemnización de los perjuicios e intereses, o de recibir la cosa en el estado

en que se hallare, con indemnización de los perjuicios e intereses". A su

turno, el artículo 641, en materia de obligaciones alternativas, permite al

acreedor optar por reclamar la cosa que ha quedado, o el valor de la que se

ha perdido por culpa del deudor, o bien, si ambas se han perdido por culpa

del solvens, reclamar el valor de una u otra. El artículo 648 sienta, por su

Page 19: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

parte, una solución similar (posibilidad del acreedor de pedir el valor de la

cosa que ha perecido por culpa del deudor) en las obligaciones facultativas.

En resumidas cuentas, no cabe duda de que el Código Civil argentino

distingue claramente la æstimatio rei del id quod interest, y que, en caso de

imposibilidad sobrevenida de la prestación imputable al deudor, el acreedor

tendrá derecho a obtener el equivalente dinerario de ella, sin necesidad de

probar haber sufrido perjuicio [87]; es en esta clave que debe leerse la

expresión "daños e intereses" del artículo 889. Desde luego, el accipiens

podrá también adicionar a esta pretensión un reclamo indemnizatorio, con

sustento en los artículos 505, inciso 3°, 506, 508, 511 y concordantes del

citado Código, pero en tal caso deberá también demostrar el perjuicio que le

ha ocasionado la falta de cumplimiento, pues es ése (el daño) el

presupuesto de aplicación de las normas mencionadas [88].

El hecho de que nos hallemos ante obligaciones diferentes (la original, que

se perpetúa por medio de la æstimatio rei, y la de reparar -esto es, la de

pagar el id quod interest-, que surge a partir del incumplimiento dañoso) no

conduce necesariamente, sin embargo, a sostener que las garantías de la

obligación originaria aseguran sólo el pago de la æstimatio rei y no de los

mayores daños que sufra el acreedor, o que el plazo de prescripción debe

contarse de manera distinta para ambas pretensiones. Por el contrario,

como bien lo subraya Llamas Pombo -siguiendo en esto a Pantaleón Prieto

[89]-, el mantenimiento de las garantías también respecto de la obligación

de indemnizar se funda en el hecho de que ésta surge del incumplimiento

de las obligaciones asumidas por el deudor, que tienen su fuente,

precisamente, en el contrato donde dichas garantías han sido establecidas

[90]. En cuanto a la prescripción, es claro que la acción para reclamar el

equivalente dinerario sólo puede ejercerse a partir del momento en que

tuvo lugar la imposibilidad imputable al deudor (que es, por lo tanto, el dies

a quo para el cómputo del plazo de prescripción). La dirigida a obtener el

resarcimiento de los mayores daños sufridos comenzará a prescribir ese

mismo día, o bien con posterioridad, dependiendo del momento de la

efectiva producción de los perjuicios [91].

El examen que hemos encarado en este apartado permite constatar que en

el campo obligacional pueden coexistir el cumplimiento forzado por

equivalente dinerario (la æstimatio rei) y la indemnización de los daños que

el incumplimiento causó al acreedor (el id quod interest). En puridad, sólo

este último aspecto puede propiamente denominarse "responsabilidad

contractual" [92]. La frecuente confusión de uno y otro fenómeno, como

consecuencia de un análisis del incumplimiento contractual centrado

Page 20: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

exclusivamente en una perspectiva resarcitoria (sin duda resultante de una

indebida transposición al ámbito contractual de criterios propios de la

responsabilidad aquiliana), lleva muchas veces a soluciones erróneas [93], e

incluso a estériles disputas doctrinales, como las que hemos relevado en la

doctrina francesa contemporánea.

Conclusiones

Al cabo de nuestras disquisiciones, podemos afirmar que la culpa carece de

relevancia en tanto criterio de imputación de la responsabilidad contractual.

En ese campo ella se presenta, a lo sumo, como una de las formas que

puede asumir el incumplimiento de una obligación de medios, pero es este

último, en todos los casos, el fundamento unitario y exclusivo de tal

responsabilidad (el deudor responde porque debía y no ha cumplido, y no,

como sucede en el terreno aquiliano, por ser culpable).

Por el contrario, la culpa adquiere importancia cuando se la enfoca en

relación con el hecho que ha causado la imposibilidad de cumplimiento de

la obligación, pues si ésta ha sobrevenido por negligencia del solvens, la

deuda no se extingue, sino que subsiste con un simple cambio de objeto (se

debe ahora la æstimatio rei, el equivalente pecuniario de la prestación que

se ha tornado imposible). Sin perjuicio de ello, si en estos supuestos el

acreedor ha experimentado daños como consecuencia del incumplimiento,

surgirá también -paralelamente a la obligación original- un nuevo deber

calificado, que obliga al deudor a reparar aquellos perjuicios (id quod

interest).

1 En ese sentido, señala Bueres que "los presupuestos del deber de reparar

son comunes en las dos órbitas señaladas (acción, antijuridicidad, daño,

relación causal y criterio legal de imputación)", y añade que "las diferencias

existentes de lege lata entre las obligaciones contractuales y las derivadas

de las normas que rigen la convivencia social, son contingentes y

circunstanciales como para que quepa entender que estamos frente a una

pluralidad de sistemas" (BUERES, Alberto J., El acto ilícito, Hammurabi,

Buenos Aires, 1986, p. 66).

2 Sostuvieron esta tesis, entre otros: AUBRY, Charles y RAU, Charles, Cours

de Droit Civil français, Paris, 1856, t. IV, p. 100, nota 25; LYON-CAEN,

Charles, nota en Sirey, 1885-1-129; LABBÉ, Joseph E., en Journal du Palais,

1885, jurisp. étrangère, ps. 33 y ss.; SAUZET, Marc, en Revue Critique de

Droit International Privé, jurisp. belge, 1883, p. 616; FROMAGEOT, Henri, De

Page 21: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

la faute comme source de la responsabilité en Droit Privé, Paris, 1891, ps.

16/20; BAUDRY-LACANTINERIE, Gabriel y BARDE, Louis, Traité théorique et

pratique de Droit Civil. Des obligations, Sirey, Paris, 1905, t. I, p. 401;

SAVATIER, René, Traité de la responsabilité civile en Droit français, Librairie

Générale de Droit et Jurisprudence, Paris, 1951, t. I, ps. 139/140;AMÉZAGA,

Juan J., Culpa aquiliana. Lecciones del curso de Derecho Civil, Escuela

Nacional de Artes y Oficios, Montevideo, 1914, p. 49. En nuestro medio, la

dualidad de las culpas fue enfáticamente sostenida por BORDA, Guillermo

A., Tratado de Derecho Civil argentino. Obligaciones, Perrot, Buenos Aires,

1976, t. I, ps. 98/100.

3 PLANIOL, Marcel, Traité élémentaire de Droit Civil, Librairie Générale de

Droit et de Jurisprudence, Paris, 1917, t. II, ps. 284/285. Como puede

observarse, esta concepción unitaria tiene una directa relación con la

famosa definición que Planiol diera de la culpa como el "incumplimiento de

una obligación preexistente" (ob. cit., t. II, p. 273), que gozó de mucho

predicamento en su época, pero ha sido abandonada tiempo ha. Para una

crítica de la noción planioliana de culpa, vid. FLOUR, Jacques; AUBERT,Jean

L. y SAVAUX, Éric, Les obligations, Armand Colin, Paris, 2002, t. 2, ps. 98/99.

4 Conf. LAFAILLE, Héctor, Tratado de las obligaciones, Ediar, Buenos Aires,

1947, t. I, p. 173; SALVAT, Raymundo M., Hechos ilícitos, Librería y Casa

Editora de Jesús Menéndez, Buenos Aires, 1941, p. 50; ORGAZ, Alfredo, La

culpa (actos ilícitos), Marcos Lerner, Córdoba, 1981, p. 139; BUSSO, Eduardo

B., Código Civil anotado, Ediar, Buenos Aires, 1949, t. III, ps. 282/285;

COLMO, Alfredo, De las obligaciones en general, 3 ' ed. ampl. y correg. bajo

la dirección de Ricardo Novillo Astrada, Guillermo Kraft, Buenos Aires, 1944,

ps. 84/88; COLOMBO, Leonardo A., Culpa aquiliana, La Ley, Buenos Aires,

1944, ps. 65/66; LLAMBÍAS, Jorge J., Tratado de Derecho Civil. Obligaciones,

Perrot, Buenos Aires, 1967, t. I, p. 177.

5 Conf. PICASSO, Sebastián, Error y culpa médica, en KEMELMAJER DE CAR-

LUCCI, Aída (dir.), Responsabilidad civil, Liber amicorum a François Chabas,

Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2007, ps. 267 y ss.

6 Arts. 461, 1724, 2202, 1908 y 2266 a 2269. Vid. asimismo las notas a los

arts. 964, 2202 y 3325. Se ha dicho que se trata en todos los casos de

disposiciones especiales, que no pueden primar por sobre el principio

general que sienta el art. 512 (LAFAILLE, Tratado de las obligaciones cit., t. I,

Page 22: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

ps. 169 y ss.; PIZARRO, Ramón D. y VALLESPI-NOS, Carlos G., Obligaciones,

Hammurabi, Buenos Aires, 1999, t. 2, p. 619).

7 En ese sentido, señala Borda que cuando las leyes no lo hacen, la

distinción entre culpa grave o leve penetra sutilmente a través de la

jurisprudencia (Tratado... Obligaciones cit., t. I, ps. 104/105). Cierto es que,

con o sin fundamento legal expreso, la jurisprudencia requiere muchas

veces la existencia de una culpa de singular gravedad -cuando no de dolo-

para acceder al resarcimiento de ciertos daños, como sucede en materia de

acusación calumniosa, de pedidos de quiebra sin derecho, o de daños

enmateria de competencia desleal. Sobre el punto vid. TOBÍAS, José W. y DE

LORENZO, Miguel F., El dolo en el Derecho Civil (propuestas para una noción

en eclipse), en L. L. 2001-C-1102. En el mismo orden de ideas, afirma

Alterini que "la realidad demuestra que las culpas no tienen igual magnitud,

pues las omisiones de diligencias revisten entidades distintas, mayor o

menor conforme a las circunstancias. De allí que aunque la arquitectura

legal no se asiente sobre los cimientos de la graduación y de la prestación

de culpa, su dimensión adquiere alguna relevancia" (ALTERINI, Atilio A.,

Aspectos de la teoría de la culpa en el Derecho argentino, en ALTERINI,

Atilio A. y LÓPEZ CABANA, Roberto M., Derecho de Daños, La Ley, Buenos

Aires, 1992, p. 125). Para una enumeración de los casos en que la ley

requiere la existencia de una culpa calificada, vid. LOUSTANAU, Roberto,

Particularidades de la culpa a fin de siglo, en L. L. 1998-B-1253.

8 VÁZQUEZ FERREYRA, Roberto A., Responsabilidad civil médica. Error de

diagnóstico patológico. Valoración de la culpa profesional. Pérdida de la

chance como daño indemnizable y otras interesantes cuestiones, en L. L.

1999-F-21.

9 CASTRONOVO, Carlo, La nuova responsabilità civile, Giuffrè, Milano, 1997,

p. 183.

10 Conf., entre muchos otros, TRIGO REPRESAS, Félix A. y LÓPEZ MESA,

Marcelo J., Tratado de la responsabilidad civil, La Ley, Buenos Aires, 2004, t.

II, p. 74.

11 ALTERINI, Atilio A., El incumplimiento considerado en sí propio (enfoque

objetivo del ilícito civil), Cooperadora de Derecho y Ciencias Sociales,

Buenos Aires, 1968, p. 19.

Page 23: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

12 Nuevamente cabe citar el mencionado estudio de Alterini: el

incumplimiento considerado en sí propio, en su sentido objetivo, existe

"tanto en no pagar el precio en la compraventa como en atropellar con el

automóvil a un peatón; nada interesa, a la materialidad, a la objetividad del

incumplimiento, que en un caso haya un nexum contractual y en el otro sólo

una 'situación' derivada de ilícito aquiliano" (El incumplimiento... cit., ps.

34/35). Sin embargo, para que exista antijuridicidad es necesario, en ambos

casos, que a ese incumplimiento se adicione un daño, tal como surge,

respectivamente, de los arts. 1067 y 505, inc. 3° del Código Civil (ob.cit.

p.25).

13 Conf. JORDANO FRAGA, Francisco, La responsabilidad contractual,

Civitas, Madrid, 1987, p. 227; CASTRONOVO, La nuova responsabilità civile

cit., p. 183.

14 Conf. Rouvière, quien señala la incorrección de exigir la prueba de una

culpa del deudor distinta del simple incumplimiento para que proceda su

responsabilidad, y subraya que la búsqueda de la causa que ha generado la

inejecución en nada se relacionacon el concepto de incumplimiento en sí

mismo (ROUVIÈRE, Frédéric, Le contenu du contrat: essai sur la notion

d'inexécution, Presses Universitaires d'Aix-Marseille, Aix¬en-Provence,

2005, p. 70).

15 El cumplimiento, dice Von Tuhr, consiste en la entrega o la realización de

la prestación adeudada (VON TUHR, Andreas, Tratado de las obligaciones,

trad. de W. Roces, Leyer, Bogotá, 2007, p. 348).

16 MAYO, Jorge A., La imposibilidad de cumplimiento, en Revista de Derecho

Privado y Comunitario, N° 17, Responsabilidad contractual - I, Rubinzal-

Culzoni, Santa Fe, 1998, p. 44. Para un estudio del tema en el Derecho

latinoamericano y la lex mercatoria, vid. LEÓN ROBAYO, Edgar I., La

configuración del incumplimiento contractual, en Foro de Derecho Mercantil,

10-2006, ps. 87 y ss.

17 PIZARRO y VALLESPINOS, Obligaciones cit., t. 2, p. 478.

18 Hemos estudiado los orígenes del distingo, así como las diversas

posturas doctrinarias planteadas en torno a él, en Obligaciones de medios y

Page 24: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

de resultado, en J. A. 1996-II-713. Véanse asimismo nuestros trabajos La

culpa y el incumplimiento en las obligaciones de medios, en L. L. 2000-C-

991, y El incumplimiento de las obligaciones contractuales. El problema de

la ausencia de culpa y de la imposibilidad sobrevenida de la prestación.

Obligaciones de medios y de resultado, en AMEAL, Oscar J. (dir.) y

GESUALDI, Dora M. (coord.), Derecho Privado, libro de homenaje al profesor

Dr. Alberto J. Bueres, Hammurabi, Buenos Aires, 2001, ps. 1097 y ss.

19 BUERES, Alberto J., Objeto del negocio jurídico, Hammurabi, Buenos

Aires, 1986, p. 151. En el mismo sentido: PIZARRO y VALLESPINOS,

Obligaciones cit., ps. 143/147.

20 BUERES, Alberto J., Responsabilidad civil de las clínicas y

establecimientos médicos, Ábaco, Buenos Aires, 1981, p. 133.

21 Conf. BUERES, Alberto J., Responsabilidad civil de los médicos,

Hammurabi, Buenos Aires, 2006, p. 489; ídem, El incumplimiento de la

obligación y la responsabilidad del deudor, en Revista de Derecho Privado y

Comunitario, N° 17, Responsabilidad contractual - I, ps. 109 y ss.

22 BUERES, El incumplimiento de la obligación y la responsabilidad del

deudor cit., ps. 109/110 y 117.

23 Hemos adherido a esta tesitura -rectificando nuestra postura anterior- en

La culpa y el incumplimiento... cit., ps. 1002 y ss.

24 JORDANO FRAGA, Francisco, Obligaciones de medios y de resultado, en

Anuario de Derecho Civil, t. XLIV, fascículo I, Madrid, enero-marzo de 1991,

p. 25.

25 BUERES, Responsabilidad civil de los médicos cit., p. 489.

26 VÁZQUEZ FERREYRA, Roberto A., Responsabilidad por daños, Depalma,

Buenos Aires, 1993, p. 194.

27 Esta regla no funciona desde luego para el dolo, dado que aquél exige

algo más que la culpa -la intención maléfica-. Atento a que ésta jamás se

presume, su acreditación estará en todos los casos a cargo de quien la

alegue (conf. PICASSO, Sebastián, comentario al art. 1072 del Código Civil

Page 25: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

en BUERES, Alberto J. [dir.] y HIGHTON, Elena I. [coord.], Código Civil y

normas complementarias. Análisis doctrinario y jurisprudencial, Hammurabi,

Buenos Aires, 1999, t. 3A, ps. 160/161).

28 MAYO, Jorge A., comentario al artículo 888 del Código Civil en BUERES y

HIGHTON, Código Civil y normas complementarias... cit., t. 2B, p. 334.

29 BUERES, Alberto J., Responsabilidad civil del escribano, Hammurabi,

Buenos Aires, 1984, ps. 55 y ss.; ídem, El acto ilícito cit., ps. 53 y ss.;

PICASSO, Obligaciones de medios y de resultado cit., p. 713; ZAVALA DE

GONZÁLEZ, Matilde, Responsabilidad por riesgo. El nuevo artículo 1113,

Hammurabi, Buenos Aires, 1987, p. 232; PIZARRO, Ramón Daniel, Daño

moral contractual, en J. A. 1986-IV-924; VÁZQUEZ FERREYRA, Roberto A., La

responsabilidad contractual objetiva, en L. L. 1988-B998; ídem, La

responsabilidad civil de los profesionales médicos y abogados (con especial

referencia a la carga probatoria de la culpa), en J. A. 1989-III-935; GAMA-

RRA, Jorge, Responsabilidad contractual, Fundación de Cultura Universitaria,

Montevideo, 1996, t. II, ps. 397 y ss.; YZQUIERDO TOLSADA, Mariano,

Responsabilidad civil contractual y extracontractual, Reus, Madrid, 1993, t. I,

ps. 150 y ss.; CABANI-LLAS SÁNCHEZ, Antonio, Las obligaciones de actividad

y de resultado, Bosch, Barcelona, 1993, ps. 125 y 126; LARROUMET,

Christian, Droit Civil. Les obligations, Economica, Paris, 1996, p. 553;

STARCK, Boris; ROLAND, Henri y BOYER, Laurent, Droit Civil. Les obligations,

Litec, Paris, 1996, t. 2, ps. 584 y ss.

30 BUERES, El incumplimiento de la obligación... cit., p. 117; PICASSO, La

culpa y el incumplimiento... cit., ps. 997 y ss. La interpretación de las

normas pertinentes del Código Civil argentino a la luz de esta concepción

lleva a afirmar que los artículos 511 y 512, referidos a la culpa del deudor,

regulan sólo un particular supuesto de infracción obligacional, consistente

en el cumplimiento defectuoso de un deber de medios. Ello permite, a su

vez, conciliar lo dispuesto en las normas citadas con las disposiciones que,

en tanto establecen la ausencia de responsabilidad del deudor frente a la

configuración del caso fortuito (arts. 513 y 514), se refieren en realidad al

límite de la responsabilidad contractual, tanto en el caso de deberes de

medios como de resultado.

31 Particularmente, buena parte de la doctrina y la jurisprudencia francesas

siguen asignando a la distinción entre ambas clases de obligaciones la

Page 26: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

función de determinar a quién corresponde probar la culpa. Así: LE

TOURNEAU, Philippe y CADIET, Lo?c, Droit de la responsabilité, Dalloz, Paris,

1996, ps. 408 y ss. (donde se afirma que la cuestión de la carga de la

prueba constituye "el verdadero interés de la distinción"); CARBONNIER,

Jean, Droit Civil. Les obligations, Presses Universitaires de France, Paris,

1991, ps. 288 y ss.; MAZEAUD, Henri; MAZEAUD, Léon; MAZEAUD, Jean y

CHABAS, François, Leçons de Droit Civil. Obligations, Montchrestien, Paris,

1993, ps. 427 y ss.; Viney y Jourdain afirman que ésa es la posición de la

doctrina dominante (VINEY, Geneviève y JOURDAIN, Patrice, Les conditions

de la responsabilité, en GHESTIN, Jacques [dir.], Traité de Droit Civil,

Librairie Générale de Droit et Jurisprudence, Paris, 1998, p. 446, nota 662).

En la doctrina argentina, esa posición tradicional fue seguida por GALLI,

Enrique V., Obligaciones de resultado y obligaciones de medios, en Revista

Jurídica de Buenos Aires, 1958-I-9; MARTÍNEZ RUIZ, Roberto, Obligaciones

de medio y de resultado, en L. L. 90-756; BUSTAMANTE ALSINA, Jorge,

Prueba de la culpa, en L. L. 99-890; CAZEAUX, Pedro N. y TRIGO REPRE-SAS,

Félix A., Derecho de las Obligaciones, Platense, La Plata, 1970, t. I, ps. 353 y

ss.; SPOTA, Alberto G., El comodato y las obligaciones de medios y de

resultado, en J. A. 1956-I-386; MOSSET ITURRASPE, Jorge, Responsabilidad

por daños, Ediar, Buenos Aires, 1971, t. I, ps. 68 y ss. y 346 y ss.; ALTERINI,

Jorge H., voz Obligaciones de resultado y de medios, en Enciclopedia

Jurídica Omeba, t. XX, p. 702; ALTERINI,Atilio A.; AMEAL, Oscar y LÓPEZ

CABANA, Roberto M., Curso de obligaciones, Abeledo-Perrot, Buenos Aires,

1987, t. II, p. 175; ALSINA ATIENZA, Dalmiro A., Carga de la prueba en la

responsabilidad del médico. Obligaciones de medios y obligaciones de

resultado, en J. A. 1958-III-587; LLAMBÍAS, Tratado... Obligaciones cit., t. I,

ps. 192 y ss.

32 Vid. nuestros trabajos citados Obligaciones de medios y de resultado y

La culpa y el incumplimiento..., pássim.

33 Así, la ley presume muchas veces la culpa del deudor en las obligaciones

de medios, como sucede con la obligación de seguridad que el Código

Aeronáutico pone a cargo del transportador, y que constituye una obligación

de medios con carga de la prueba invertida (artículo 142), o como lo

proponía el artículo 1625 del vetado Proyecto argentino de Unificación Civil

y Comercial del año 1987, que invertía la carga de la prueba de la culpa en

las obligaciones de medios asumidas por profesionales liberales. Asimismo,

en la práctica tribunalicia los jueces echan mano muchas veces de

Page 27: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

presunciones hominis para tener por acreditada la culpa del deudor de una

obligación de medios, aun en ausencia de prueba directa. La jurisprudencia

también ha hecho una proficua aplicación de la denominada "teoría de las

cargas probatorias dinámicas", en cuya virtud se asigna la carga de

demostrar un hecho a quien está en mejores condiciones de hacerlo. De

hecho, la aplicación de este criterio puede llevar a invertir la carga de la

prueba de la culpa en las obligaciones de medios que asumen, v. gr., los

médicos o abogados. Estas circunstancias han permitido la aparición de

importantes críticas a la distinción de las obligaciones de medios y de

resultado -concebida como herramienta de distribución del onus probandi-,

que tuvieron en Esmein a uno de sus principales impulsores (ESMEIN, Paul,

Le fondament de la responsabilité contractuelle, en Revue Trimestrielle de

Droit Civil, 1933-627). De acuerdo con esas objeciones -que, en tanto van

dirigidas a la formulación tradicional de la teoría, son a nuestro juicio

acertadas-, el distingo no resulta ser lo suficientemente elástico para

abarcar todos los matices que la práctica presenta, y que van desde

aquellas situaciones en las cuales ni siquiera el casus libera de

responsabilidad (como ocurre en las obligaciones dinerarias), hasta aquellas

otras en las que resulta necesario acreditar la culpa del obligado, pasando

por los supuestos en que la culpa se presume y debe ser desvirtuada

mediante la prueba en contrario. Surgen así, pretendiendo abarcar estos

múltiples supuestos, las categorías de las obligaciones de medios

agravadas, y de resultado atenuadas, que han encontrado favorable

acogida en buena parte de la doctrina francesa (conf. VINEY y JOURDAIN,

Les conditions... cit., ps. 451 y ss.) y que en la Argentina ha adoptado, entre

otros, el profesor Atilio Alterini (ALTERINI, Atilio A., Carga y contenido de la

prueba del factor de atribución en la responsabilidad contractual, en L. L.

1988-B-947).

34 Ya no resulta posible ni razonable seguir pretendiendo erigir a la culpa

en fundamento exclusivo o predominante de la responsabilidad contractual.

Por lo pronto, quienes así razonan, cuando no incurren en severas

inconsecuencias lógicas (como lo es, v. gr., identificar al casus con la falta

de culpa), deben acudir a verdaderos artificios para explicar lo que ocurre

en las obligaciones de resultado. Así, aun cuando se reconoce que en esta

clase de deberes calificados la responsabilidad deriva de la falta de

obtención de un resultado, se afirma que "sin embargo, desde un punto de

vista teórico, es tal vez más justo reconocer la existencia de una culpa

siempre que exista violación de una obligación preexistente impuesta al

Page 28: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

agente" (VINEY y JOURDAIN, Les conditions... cit., p. 447). Pero esto importa

vaciar de todo contenido al concepto de culpa, que se conserva sólo como

un nombre decorativo que encubre la verdadera naturaleza de la

responsabilidad resultante del incumplimiento. La culpa, dice Larroumet,

supone un juicio de valor sobre el comportamiento del deudor para

determinar si éste actuó bien o mal. En las obligaciones de resultado no

resulta posible formular un juicio semejante, pues la responsabilidad se

genera frente a la simple falta de consecución del resultado (LARROUMET,

Droit Civil. Les obligations cit., p. 599).

35 CASTRONOVO, La nuova responsabilità civile cit., p. 183.

36 Sería incluso más correcto decir que la imposibilidad de pago, más que

liberar al deudor de responsabilidad, directamente lo libera del vínculo, pues

si la obligación se ha extinguido ya no puede haber incumplimiento -

concebido, precisamente, como la infracción de una obligación subsistente-

ni responsabilidad de la que liberarse (BUE-RES, El incumplimiento de la

obligación... cit., p. 108; JORDANO FRAGA, Obligaciones de medios y de

resultado cit., p. 28). Sin embargo, alguna doctrina ha sostenido la

necesidad de analizar por separado los dos efectos de la imposibilidad que

enumeramos en el texto (extinción del vínculo y liberación del deudor). En

tal sentido, sostiene Llamas Pombo que, mientras que para extinguir la

obligación es necesario que medie imposibilidad absoluta, la difficultas

prestandi bastaría para eximir al obligado (LLA-MAS POMBO, Eugenio,

Cumplimiento por equivalente y resarcimiento del daño al acreedor,

Trivium, Madrid, 1999, ps. 173/176). Por las razones que proporcionamos en

el texto, no compartimos este modo de ver.

37 BUERES, El incumplimiento de la obligación... cit., p. 110; PIZARRO y VA-

LLESPINOS, Obligaciones cit., p. 314.

38 BORDA, Tratado... Obligaciones cit., t. I, p. 713; LAFAILLE, Tratado de las

obligaciones cit., t. I, p. 459.

39 SALVAT, Raymundo M., Tratado de Derecho Civil argentino. Obligaciones

en general, 6 ' ed. act. por Enrique V. Galli, Tipográfica Editora Argentina,

Buenos Aires, 1952, t. III, p. 378; PIZARRO y VALLESPINOS, Obligaciones cit.,

t. 3, p. 289; MOSSET ITURRASPE, Jorge y PIEDECASAS, Miguel A.,

Responsabilidad contractual, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2007, p. 239.

Page 29: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

40 LARROUMET, Droit Civil. Les obligations cit., p. 781; LE TOURNEAU y

CADIET, Droit de la responsabilité cit., p. 262.

41 VON TUHR, Tratado... cit., p. 451.

42 MAYO, La imposibilidad de cumplimiento cit., p. 44. Adherimos a esta

postura en nuestro trabajo La culpa y el incumplimiento en las obligaciones

de medios cit., 1000.

43 PIZARRO y VALLESPINOS, Obligaciones cit., t. 3, p. 310.

44 PUIG BRUTAU, José, Fundamentos de Derecho Civil, Bosch, Barcelona,

1988, I, vol. II, p. 355; LLAMAS POMBO, Cumplimiento por equivalente... cit.,

p. 168.

45 MOSSET ITURRASPE y PIEDECASAS, Responsabilidad contractual cit., ps.

236 y ss.

46 LLAMBÍAS, Tratado... Obligaciones cit., t. III, ps. 288/289; PIZARRO y VA-

LLESPINOS, Obligaciones cit., t. 3, p. 313.

47 La caracterización pertenece a OSTI, Giuseppe, Deviazioni dottrinali in

tema di responsabilità per inadempimento delle obbligazioni, en Rivista

Trimestrale di Diritto e Procedura Civile, 1954, ps. 288/289. En el mismo

sentido: BUERES, El incumplimiento de la obligación y la responsabilidad del

deudor cit., p. 113; PIZARRO y VALLESPINOS, Obligaciones cit., t. 3, p. 311.

48 GAMARRA, Responsabilidad contractual cit., t. II, p. 113.

49 GAMARRA, ob. cit., t. II, p. 114.

50 OSTI, Giuseppe, Revisione critica della teoria sulla imposibilità della

prestazione, en Rivista di Diritto Civile, 1918, p. 220. La irresistibilidad, dice

Larroumet, se aplica "al evento en sí mismo" (LARROUMET, Droit Civil. Les

obligations cit., p. 780).

51 OSTI, Revisione... cit., ps. 220 y 222; BUERES, El incumplimiento de la

obligación... cit., p. 113; PIZARRO y VALLESPINOS, Obligaciones cit., t. 3, p.

Page 30: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

312; COLMO, De las obligaciones en general cit., p. 609; BOFFI BOGGERO,

Luis M., Tratado de las obligaciones, Astrea, Buenos Aires, 1981, t. 4, p. 567;

LLAMBÍAS, Tratado... Obligaciones cit., t. III, ps. 286 y 287; LE TOURNEAU y

CADIET, Droit de la responsabilité cit., p. 262; LARROUMET, Droit Civil. Les

obligations cit., p. 782.

52 LLAMBÍAS, Tratado... Obligaciones cit., t. III, p. 287.

53 Criterio propugnado por el propio Osti, al conceder que "lo que es posible

para una gran empresa industrial organizada con conspicuos medios

mecánicos, no siempre es posible para un modesto artesano" (OSTI,

Giuseppe, Impossibilità sopravveniente, en Novissimo Digesto Italiano,

Torino, 1962, t. VIII, p. 289). Al respecto, dice Lafaille que no puede

entenderse a la imposibilidad "como una situación tal que resista a todo

género de esfuerzo, y sí como aquello que humanamente corresponde

exigir de la actividad a la cual está comprometido el deudor" (LAFAILLE,

Tratado de las obligaciones cit., t. I, ps. 459/460).

54 MENGONI, Luigi, Obbligazioni di risultato e obbligazioni di mezzi, en

Rivista di Diritto Commerciale, 1954, t. I, ps. 185 y ss. En una postura

cercana: LLAMAS POMBO, Cumplimiento por equivalente... cit., p. 171.

55 MAYO, La imposibilidad de cumplimiento cit., p. 69. Entra dentro de estos

supuestos el clásico ejemplo de la cantante que no concurre a un recital por

encontrarse su hijo menor gravemente enfermo.

56 PIZARRO y VALLESPINOS, Obligaciones cit., t. 3, p. 310; BOFFI BOGGERO,

Tratado de las obligaciones cit., t. 4, p. 569.

57 ALTERINI, Atilio A. y LÓPEZ CABANA, Roberto M., El impedimento ajeno a

la voluntad como causal liberatoria en la Convención de Viena de 1980, en

Derecho de Daños, La Ley, Buenos Aires, 1992, p. 173.

58 PLITZ, Burghard, Compraventa internacional, Astrea, Buenos Aires, 1998,

ps. 99/100. Para un excelente estudio sobre el sistema de la Convención,

vid. VIDALOLIVARES, Álvaro R., La protección del comprador. Régimen de la

Convención de Viena y su contraste con el Código Civil, Ediciones

Universitarias de Valparaíso, Valparaíso, 2006.

Page 31: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

59 PANTALEÓN PRIETO, Fernando, El sistema de responsabilidad contractual

(materiales para un debate), en Anuario de Derecho Civil, t. XLIV, fascículo

III, Madrid, julio-septiembre de 1991, ps. 1060/1065.

60 En la doctrina francesa se ha intentado recientemente construir una

noción de la fuerza mayor propia del ámbito contractual, marcando una

tajante distinción con la esfera aquiliana. Así, en la última edición de su obra

sobre responsabilidad civil y contratos, Philippe Le Tourneau afirma -

siguiendo en esto a Remy y Stöffel-Munck- que si el casus exonera de

responsabilidad contractual, ello no se debe a que fracture un supuesto

vínculo causal, sino a que el riesgo de un acontecimiento exterior que

vuelve imposible el cumplimiento no es normalmente asegurado por el

obligado (LE TOUR-NEAU, Philippe, Droit de la responsabilité et des contrats,

Dalloz, Paris, 2008, p. 546). En una tesitura más matizada, sostiene Jourdain

que la fuerza mayor no asume en materia contractual un perfil netamente

diferente al que mantiene en el terreno delictual, aunque sí presenta allí

una particularidad, consistente en que la imprevisibilidad debe apreciarse al

tiempo de la conclusión del contrato, pues el deudor sólo se obligó en

función de lo que podía prever en aquel momento (JOURDAIN, Patrice,

comentario en Revue Trimestrielle de Droit Civil, 2006-777).

61 BUERES, Alberto J., La buena fe y la imposibilidad de pago en la

responsabilidad contractual, en CÓRDOBA, Marcos (dir.), Tratado de la

buena fe en el Derecho, La Ley, Buenos Aires, 2004, t. I, p. 287.

62 BUERES, La buena fe... cit., p. 296.

63 BUERES, La buena fe... cit., p. 297.

64 GAMARRA, Responsabilidad contractual cit., t. II, ps. 105 y 145 y ss.

65 PIZARRO y VALLESPINOS, Obligaciones cit., t. 3, p. 316; LAFAILLE,

Tratado de las obligaciones cit., t. I, p. 456; BOFFI BOGGERO, Tratado de las

obligaciones cit., t. 4, p. 570; LLAMBÍAS, Tratado... Obligaciones cit., t. III, p.

289.

66 JORDANO FRAGA, Obligaciones de medios y de resultado cit., p. 35. Es en

esa clave que deben ser leídas las normas del Código Civil que, v. gr.,

exoneran al deudor cuando la cosa que debía dar se pierde sin culpa de su

Page 32: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

parte (arts. 578, 586 y concs.). Se trata, como puede apreciarse, de la

evaluación de la diligencia del deudor respecto del deber accesorio de

preservar la cosa, lo cual está lejos de configurar a la obligación principal (la

de entregar la cosa) en un deber de medios, como erróneamente se ha

sostenido a veces.

67 BUERES, El incumplimiento de la obligación... cit., p. 117. En el mismo

sentido: MENGONI, Obbligazioni di risultato e obbligazioni di mezzi cit., p.

281.

68 Si bien muchas veces ambos términos se emplean como sinónimos, en

el texto damos a la locución æstimatio rei el sentido de designar el

equivalente dinerario de la prestación debida, mientras que reservamos el

giro id quod interest para hacer alusión a los mayores daños causados por

el incumplimiento. Tal era, según Llamas Pombo, el significado de esas

expresiones en el Derecho Romano clásico (LLAMAS POM-BO, Cumplimiento

por equivalente y resarcimiento del daño al acreedor cit., ps. 64/66 y 109 y

ss.).

69 LLAMAS POMBO, ob. cit., p. 20.

70 Sobre el punto, señala Jourdain que la tesis de la continuidad de la

obligación originaria tendría asidero en ciertas soluciones adoptadas por la

jurisprudencia francesa, como ocurre con el mantenimiento de las garantías

de la obligación inicial para garantizar los daños y perjuicios contractuales,

el punto de partida de la prescripción el día de la exigibilidad de la

obligación contractual (y no el de la manifestación del daño), y la aplicación

a la responsabilidad contractual de la ley en vigor al tiempo del contrato, en

vez de la que rige en el momento en que se produce el daño (JOURDAIN,

Patrice, Réflexion sur la notion de responsabilité contractuelle, en Les

métamorphoses de la responsabilité. Sixièmes journées René Savatier,

Presses Universitaires de France, Paris, 1997, ps. 68/69). Vid. asimismo

PANTALEÓN PRIETO, El sistema de responsabilidad contractual... cit., p.

1055.

71 RÉMY, Philippe, La 'responsabilité contractuelle': histoire d'un faux

concept, en Revue Trimestrielle de Droit Civil, 1997-323; TALLON, Denis,

Pourquoi parler de faute contractuelle?, en Écrits en l'honneur de G. Cornu,

Presses Universitaires de France, Paris, 1995, p. 432; ídem, L'inexécution du

Page 33: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

contrat: pour une autre présentation, en Revue Trimestrielle de Droit Civil,

1994-223; LE TOURNEAU y CADIET, Droit de la responsabilité cit., p. 70;

FAURE ABBAD, Marianne, Le fait générateur de la responsabilité

contractuelle, Librairie Générale de Droit et Jurisprudence, Poitiers, 2003, ps.

150 y ss.; BELLISSENT, Jean, Contribution à l'analyse de la distinction des

obligations de moyens et des obligations de résultat, Librairie Générale de

Droit et Jurisprudence, Paris, 2001, ps. 323 y ss.; COËFFARD, Paul, Garantie

de vices cachés et 'responsabilité contractuelle de droit commun', Librairie

Générale de Droit et Jurisprudence, Poitiers, 2005, p. 91; ROUVIÈRE, Le

contenu du contrat: essai sur la notion d'inexécution cit., ps. 38 y ss.

72 LARROUMET, Christian, Pour la responsabilité contractuelle, en Le Droit

Privé français à la fin du XXe siècle, obra en homenaje a Pierre Catala, Litec,

Paris, 2001, p. 11. En el mismo sentido: MAZEAUD y CHABAS, Leçons...

Obligations cit., p. 351; VINEY, Geneviève, Exécution de l'obligation, faculté

de remplacement et réparation en nature en Droit français, en FONTAINE,

Marcel y VINEY, Geneviève (dirs.), Les sanctions de l'inexécution des

obligations contractuelles. Études de Droit Comparé, Bruylant-Librairie

Générale de Droit et Jurisprudence, Bruxelles-Paris, 2001, p. 169; JOURDAIN,

Réflexion sur la notion de responsabilité contractuelle cit., ps. 68/69; PINNA,

Andrea, La mesure du préjudice contractuel, Librairie Générale de Droit et

Jurisprudence, Paris, 2007, p. 41; RÉMY-CORLAY, Pauline, Exécution et

réparation: deux concepts?, en Révue des Contrats, febrero de 2005, ps.

25/26.

73 LLAMAS POMBO, ob. cit., ps. 119/121.

74 Digesto, 45, 1, 91, 3.

75 Conf. BUSTAMANTE SALAZAR, Luis, La autonomía del equivalente

pecuniario o su integración dentro de la indemnización de daños y perjuicios

en el anteproyecto de código europeo de los contratos y en el Código Civil

chileno, en Sesquicentenario del Código Civil de Andrés Bello. Pasado,

presente y futuro de la codificación, Lexis-Nexis, Santiago de Chile, 2005, t.

I, p. 725.

76 Para un análisis en profundidad del tema en la obra de Pothier, vid.

LLAMAS POMBO, ob. cit., ps. 137/143.

Page 34: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

77 Por la "autonomía del cumplimiento por equivalente" se pronuncian

MAYO, Jorge A., comentario al art. 519 en BELLUSCIO, Augusto C. (dir.) y

ZANNONI, Eduardo A. (coord.), Código Civil y leyes complementarias,

comentado, anotado y concordado, Astrea, Buenos Aires, 1993, t. 2, p. 719;

ídem, Reparación de los daños: el "id quod interest", en L. L. 1989-D-549;

PREVOT, Juan M. y CHAIA, Rubén A., La obligación de seguridad,

Hammurabi, Buenos Aires, 2005, ps. 40 y ss.; BUERES, Alberto J., Culpa y

riesgo. Sus ámbitos, en Revista de Derecho de Daños, N° 2006-3, Creación

de riesgo - I, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, p. 45; MORELLO, Augusto M. y

GALDÓS, Jorge M., Indemnización del daño contractual, LexisNexis, Buenos

Aires, 2003, p. 308. Contrariamente, se manifiestan partidarios de la tesis

que hemos denominado del "concepto integral de indemnización": IBÁÑEZ,

Carlos M., Resolución por incumplimiento, Astrea, Buenos Aires, 2006, p.

170; LLAMBÍAS, Tratado... Obligaciones cit., t. I, p. 110; CAZEAUX y TRIGO

REPRESAS, Derecho de las Obligaciones cit., t. I, p. 137; SALVAT y GALLI,

Tratado... Obligaciones en general cit., t. I, p. 92; LAFAILLE, Tratado de las

obligaciones cit., t. I, p. 156; BUSSO, Código Civil anotado cit., t. III, p. 217;

REZZÓNICO, Luis M., Estudio de las obligaciones en nuestro Derecho Civil,

Depalma, Buenos Aires, 1966, t. I, p. 124.

78 BUERES, Culpa y riesgo... cit., p. 45; YZQUIERDO TOLSADA,

Responsabilidad civil... cit., t. I, p. 144.

79 LLAMAS POMBO, Cumplimiento por equivalente... cit., p. 62.

80 LLAMAS POMBO, Cumplimiento por equivalente... cit., p. 279.

81 Incluso en el caso de que nuestro hipotético acreedor hubiera ya

cumplido con su prestación, pueden imaginarse supuestos en los que el

daño que experimenta (por la falta de obtención de la prestación que ha

devenido imposible) sea menor al valor de la prestación misma. Pantaleón

Prieto (El sistema de responsabilidad contractual... cit., p. 1052) menciona

los siguientes: acreedor que se propone destruir la cosa debida; acreedor

que, a su vez, debe la cosa a un tercero, a quien ya se ha transmitido el

riesgo; acreedor de restitución, no propietario de la cosa a restituir, etc. En

tales casos, la postura del "concepto integral de indemnización" conduciría

a que el deudor sólo esté obligado a entregar ese menor valor que

constituye la medida del perjuicio realmente sufrido por el acreedor.

Page 35: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

82 Empleamos la expresión "remedios" en el sentido que se le asigna

normalmente a la palabra remedies en el Derecho anglosajón, como

haciendo alusión a las sanciones que el ordenamiento prevé frente al

incumplimiento del deudor. Sobre el sentido de la expresión -y la

conveniencia o no de emplearla- vid. LAITHIER, Yves-Marie, Étude

comparative des sanctions de l'inexécution du contrat, LGDJ, Paris, 2004, ps.

9/11.

83 Desde luego, también permite optar por la resolución (art. 1204, Cód.

Civ.), en la medida en que se den los requisitos propios de este "remedio".

84 LLAMAS POMBO, ob. cit., p. 286.

85 Sobre el punto, dicen Starck-Roland-Boyer: "Si el acreedor que se

encuentra con el incumplimiento decide utilizar las vías de ejecución

directa, nadie ha sostenido jamás que deba, previamente, establecer la

culpa del deudor. Le basta con establecer la obligación y su incumplimiento"

(STARCK, ROLAND y BOYER, Droit Civil. Les obligations cit., t. 2, p. 584). Vid.

también LLAMAS POMBO, Cumplimiento por equivalente... cit., p. 227;

PANTALEÓN PRIETO, El sistema de responsabilidad contractual... cit., p.

1046.

86 Al respecto, sostiene Mayo que la distinción entre id quod interest y

æstimatio rei, si bien no surge en forma expresa del art. 889 del Código

Civil, tampoco es negada por él, y resulta, en cambio, corroborada por otras

disposiciones de ese cuerpo normativo, como los arts. 581, 585, 1420,

1421, 2118, 2119 y concordantes (Reparación de los daños... cit.). Bueres, a

su turno, advierte que hay preceptos que afirman la æstimatio rei y otros

que parecen esfumarla, pero que el problema debe enfocarse con una

visión integradora y no positivista. La obligación, dice, es un concepto

jurídico-normativo de índole funcional, más allá de que las normas

contemplen en su dicción textual algunas facetas del instituto, que no

pueden elevarse con simpleza a la categoría de conceptos (BUERES, Culpa y

riesgo. Sus ámbitos cit., p. 44).

87 Conf. LLAMAS POMBO, Cumplimiento por equivalente... cit., p. 287: "La

prestación de la æstimatio opera por el simple hecho del incumplimiento y

es consecuencia directa de que se debe (la obligación subsiste -no se ha

verificado el hecho extintivo-liberatorio- y subsiste sin cumplir o sin cumplir

Page 36: La Culpa en La Responsabilidad Contractual

exactamente), no necesitándose prueba alguna acerca del valor del

perjuicio causado, pues la prestación se debía". A su turno, dice Yzquierdo

Tolsada que la æstimatio rei (que él denomina id quod interest) "viene a ser

un sustitutivo de la prestación, y por esa razón ha de bastar para su

exigencia con la prueba de la obligación incumplida [...] En cambio, la

pretensión de resarcimiento no ha de prosperar si el acreedor no aporta la

prueba de los perjuicios sufridos" (YZQUIERDO TOLSADA, Responsabilidad...

cit., t. I, p. 144). Vid. asimismo BUS-TAMANTE SALAZAR, ob. cit., p. 736;

BUERES, Culpa y riesgo... cit., p. 46; MAYO, Reparación de los daños... cit.;

MORELLO y GALDÓS, Indemnización del daño contractual cit., p. 308.

88 LLAMAS POMBO, ob. cit., p. 286; BUSTAMANTE SALAZAR, ob. y lug. cits.;

PUIG BRUTAU, Fundamentos... cit., t. I, vol. II, p. 443; MORELLO y GALDÓS,

ob. y lug. cits.

89 Por lo demás, Pantaleón adscribe a la tesis contraria, pues afirma que el

pago de la æstimatio rei no es un cumplimiento por equivalente de la

obligación originaria, sino cumplimiento de la obligación de resarcir los

daños causados al acreedor, nacida ex novo del supuesto de hecho de la

responsabilidad contractual (El sistema de responsabilidad contractual...

cit., p. 1021).

90 LLAMAS POMBO, Cumplimiento por equivalente... cit., ps. 94/95. En el

mismo sentido, dice Yzquierdo Tolsada que "los perjuicios que se han de

indemnizar son consecuencia de la falta de cumplimiento, y las garantías

primitivas si algo hacían era asegurar al acreedor frente a las

eventualidades que su derecho subjetivo pudiera sufrir" (Responsabilidad

civil... cit., t. I, p. 145).

91 YZQUIERDO TOLSADA, ob. cit., t. I, p. 145; PANTALEÓN PRIETO, El

sistema de responsabilidad contractual... cit., p. 1047.

92 En palabras de Llamas Pombo, "el 'valor objetivo' no es propiamente

'daño', el crédito para obtenerlo no es de carácter verdaderamente

resarcitorio, sino que va dirigido a la prestación misma o a su

transformación pecuniaria" (ob. cit., p. 192).

93 Entre ellas, una no menor que lúcidamente apunta Llamas Pombo: si se

piensa que la æstimatio rei forma parte de la indemnización de daños y

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perjuicios, el acreedor podría pedirla aun en los supuestos de resolución

contractual por incumplimiento, con lo que obtendría, al mismo tiempo, los

beneficios esperados del contrato (el interés positivo) y los daños y

perjuicios derivados de la resolución (que vienen a resarcir la lesión de su

interés negativo), sin que, por su parte, esté obligado a cumplir con las

obligaciones a su cargo, que han quedado extinguidas como consecuencia

de la resolución (LLAMAS POMBO, Cumplimiento por equivalente... cit., p.

259).