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javiercanoramos
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Parte del texto escrito por Ramoneda en 2008 para Babelia
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La efervescencia revolucionaria del 68 francés , según J. Ramoneda
El 68 fue en diversos lugares del mundo un año de efervescencia
revolucionaria. La expresión es de Claude Lefort y me parece que define
mucho mejor la realidad de los hechos que la palabra revolución. Ni en
Berkeley, ni en Tokio, ni en Roma, ni en Berlín, ni en París, ni en Varsovia, ni
en México, por citar los principales escenarios de aquella movida, estuvo en
juego el poder político ni su ocupación entraba realmente en las expectativas
de quienes llenaban las calles con sus protestas. La única excepción fue Praga,
pero no se trataba de un proyecto revolucionario sino de un proceso de
cambio desde el poder. Y fue la contrarrevolución la ocupación del país por
los tanques del Pacto de Varsovia, dirigida desde el Kremlin la que echó a los
que pretendían que el socialismo evolucionara hacia formas democráticas, en
sintonía con los ciudadanos.
Hoy todavía se está dando cuerpo jurídico a derechos y libertades que tienen su origen en aquel impulso
Lo mejor de la herencia del 68 es la actitud de poner siempre en cuestión cualquier enunciado que se nos ponga por delante
A lo sumo podría hablarse de revolución cultural, como hizo Fernand Braudel,
en la medida en que los tres ámbitos principales de la cultura la familia, los
media y la enseñanza sufrieron una sacudida que les cambiaría
profundamente. La gran movida fue breve y en la mayoría de los lugares se
impuso el retorno al orden, la reacción restauradora. De forma brutal en
Polonia y en Checoslovaquia, de forma democrática en Occidente: basta
recordar que en junio el general De Gaulle arrasó en las urnas y en
noviembre, Nixon gana las elecciones en Estados Unidos. La revuelta por
tanto se saldó con un fracaso. Pero se había puesto en marcha un proceso,
lento pero imparable, de cambio de costumbres y modos de vida, cuyos efectos
políticos y legales se fueron concretando lentamente. Hoy todavía se está
dando cuerpo jurídico (en España en la pasada legislatura, por ejemplo) a
derechos y libertades que tienen su origen en aquel impulso. El año 1968 fue el
inicio de la transición liberal que culminaría en el año 1989 con la caída de
los regímenes de tipo soviético. Después vino la revolución conservadora que
ha hecho de la supuesta herencia de mayo el enemigo a batir. Con la
cristalización de una nueva hegemonía autoritaria se cierra, a los cuarenta años de su inicio, el paradigma que entonces se abrió.