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YO SOY DE LA GENTE

La Quilombo #3

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"Quilombo es un espacio libre, irónico y artístico que lleva tatuadas las expresiones marginales que caracterizan la hermosa y colorida resistencia de la cultura subalterna". Así describió la revista el señor Aristobulo Del Valle y Berlucea su mujer, lo aplaudió.

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YO SOY

DE LA GENTE

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Esa cara, la tuya. La del minuto 113. La que nunca quisiste poner. La que re�ejaba el ovillo de alam-bres de púa que bajaba por tu garganta, que caía en tu estomago desgarrando la esperanza, la ilusión de lo que no fue y hay que seguir esperando. Ese calor de mierda. ¡La puta madre!. Siempre seguir esperando. Porque no es un partido, es la vida del oprimido. Te quiero ganar ¡hijo de puta! Te quiero ganar una vez; por lo menos en esto. Otra bronca en el bolsillo; un festejo de tristeza. Otro. La vida del obrero es así, dijo el Pity (Álvarez). Porque el futbol es cultura, es pasión, es esperanza. Es la guerra no ganada, es el vuelto que se quedaron, son los 30.000 goles que nos metieron mientras levantába-mos la copa. ¡La puta madre! Dejame llorar y reírme y estar callado y gritar y romper todo. El país está despierto. Preguntale al obelisco; se asustó.

Quilomberos:Leo FlorezSusi GranjaTutu TagninPichu Olivieri

Diseño: [email protected]

Colaboran en este número:Sebha Warhol (Dibujo)Duende a lapiz (Dibujo y cuento)

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La culturahecha pelota

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De mundiales ynacionalismo

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Carnaval dexenofobia

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Código de barraPag. 14

Rutas brasileras,hasta el �nPag. 18

CuentoPag. 22

Te U.S.A.Pag. 24

Pag. 38

La cumbia esun delito

Pag. 28

Cordero atadoPag. 32

Fondos buitresPag. 48

Tengo hambrePag. 54

PopurriPag. 61

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La diversidad de un mundo cada vez más diver…tido? (¡cuántas combinaciones que describirían perfectamente al mundo podríamos hacer con la palabrita cortada al medio ¿no?!)…Decía, la pluralidad de…¡todo! está obligando a los humanos, y al resto de las personas también, a ejercitar la muy bien afamada aptitud social denominada tolerancia. O al menos eso puede creer un optimista dispuesto a ser considerado ingenuo que decida apostar por la belleza de una realidad amoldada al gusto propio. Nuestra coterránea intelectual Beatriz Sarlo por ejemplo, se enojó

cuando el domingo de la �nal con Alemania a la hora del partido encontró un museo cerrado. Se mostró espantada. Y yo la tolero. A pesar de que a mí muy por el contrario, me emocionó hasta el llanto ver las avenidas más transita-das a todas horas el resto de la vida, completamente vacías. Se paró el país por un fulbito. ¿Qué puede hacernos sentir más felices? ¿qué dicha hay más digna de celebración? ¿acaso no les dan ganas de levantar las manos al cielo agradecidos?. Según mi manera para muchos endulzada de ver la cosa, ese día los argentinos priorizamos la emoción

lacultura

hecha

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a la obligación, la cabalística a la razón y antes que el negocio, estaban la familia y los amigos apiñados con la birra en el sillón. ¡Todavía me sale todo en verso de la alegría! Claro que, para los indignados por cuestiones como la del museo, dar semejante prioridad a frivolidades como el fútbol o asuntos similares no nos conduce a nada, o mejor dicho, nos conduce a la nada misma. El progreso es otra cosa. Progresar es trabajar muchas horas denodada-mente en lo que se pueda, sopor-tando afrentas y, aunque cuando uno arranca en la carrera de rebelde escucha a los decentes gritarle de fondo: ¡pensá! ¡pensá!, la idea es meterle duro al laburo sin pensar. Así se llega a ser alguien en la vida. Están los poderosos, los dueños de casi todo, los que no trabajan porque usan el tiempo gastando sus fortunas y los álguienes. Resulta que por lo menos cada cuatro añitos los álguienes se cagan en las sólidas bases del progreso y se sientan a ver un partido de Argen-tina a cualquier hora. Y cierran los museos. Y si querés ver los cuadros…¡vení otro día! Yo tolero a la Bety, vos tolerá al portero. Lo fascinante de tanto desparpa-jo futbolero (léase si usted pertene-ce a la parte culta de nuestra sociedad falta de educación, responsabilidad y etcéteras que quiera agregar), es que el desbara-juste no queda atrapado en las canchas donde se juega a la pelota. Uno tiene la impresión de que al reclutador de álguienes, no se le hace tan fácil hoy meter todas sus necesidades en una sola idea de bienestar. Entonces los gerentes de márketing tienen que auspiciar a los protectores de conejos, las agencias de turismo cobrar según el dólar o�cial y los jefes poner teles para ver los partidos de la selección en la o�cina. Y en youtube está el video de una mujer haciendo

dormir a un elefante. Todo eso. No progresamos, “vamos para atrás”, como dijo un connacional sarliano. Yo creo que eso no es cierto, creo que caminamos en todas las direcciones, nos cruzamos varias veces y nos saludamos. Claro que no hacemos todavía lo que queremos y eso tal vez sea eterna-mente una utopía, pero por lo menos desprogresando un poco podemos ver los reveses de las cosas. Y un poquito se la complica-mos a los que nos domestican. Ya aprendimos que el azul de las

películas yanquis en realidad es rosa, verde, blanco, anaranjado y ocre. Probamos muchísima fruta. Ahora mismo estamos viendo que los más archi buenos al �nal son los peores. ¿Cómo no ser optimista? Gracias a la tolerancia le abrimos la puerta a todos los vecinos y sabe-mos de verdad lo que está pasando en el barrio. De la diversidad ¿qué decir? la celebro porque sin camise-tas diferentes no hay mundial. Y ahora disculpen, pero me voy corriendo al museo porque los muy ignorantes a la madrugada cierran.

Se paró el país por un fulbito. ¿Qué puede hacernos sentir más felices? ¿qué dicha hay más digna de celebra-ción? ¿acaso no les dan ganas de levantar las manos al cielo agradecidos?

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77 Nací una fría tarde (según me contó mi vieja) de mediados de abril en el policlínico de Lomas bajo el nombre de Martín. El otoño arrastraba las hojas secas de aquel año: 1989. Tres años tarde. Nací tres años tarde (o más en realidad). Para cuando cumplí mi primer año, Argentina (o un plantel que nos representaba), viajaba a Italia con ansias de consagrarse como lo había cuatro años antes en México. La gloria, la gloria máxima al menos, estuvo a pocos minutos de alcanzarse. Como todos sabemos un penal inventado le dio a Alema-nia la corona (aunque siendo crítico y habiendo visto el partido en alguna repetición, debemos admitir que los teutones merecie-ron ganar) y la revancha de aquel 3 a 2 que los vio perdedores en territorio azteca. Perdimos y el país entristeció como cada vez que caemos en un mundial de fútbol. Pero al menos quedaba el orgullo de ser argentino, de haber mostra-do que somos una potencia mun-

dial y que podíamos ganarle a cualquier seleccionado, incluso el alemán (no olvidemos que en las semi�nales, gracias a las atajadas del Goyco, eliminamos a los locales en un Nápoles que clamaba a favor de su dios –Maradona- aun teniendo que darle la espalda a sus colores patrios y, en el mismo mundial pero en octavos, dejamos afuera a la siempre complicada selección de Brasil). Pero ese orgullo no lo recuerdo, posiblemente porque en base a mi juventud no podía sentirlo. Y ese orgullo futbolístico por nuestra selección, pese a tener miles de jugadores rompiéndola en todo el mundo, jamás pude sentirlo. No era mío. Francia 1998 es el primer mundial que recuerdo y en él, tanto como en Alemania 2006 y Sudáfri-ca 2010 quedamos eliminados en cuartos de �nal. Ciertamente podemos decir que perdimos ante seleccionados buenos como Holan-da y Alemania en dos ocasiones respectivamente, pero de todos modos llegar a cuartos no basta,

nos faltó “chapa”. Mejor no recor-dar 2002 (¡Bielsa, igual te banco!). Todos conocemos la historia, Bélgica no propuso nada y llega-mos a semis y aquel 9 de julio fue más que un feriado patrio. Caminar las 15 cuadras desde la casa de un amigo en Boulogne hasta la panamericana para tomar el colectivo que me lleve de vuelta a casa fue una alegría inmensa. Pese a las críticas que uno pueda realizar al nacionalismo mundialista la sonrisa en el rostro era más fuerte. El aire se invadía de cantitos y bocinazos (combinación que en otro momento me hubiese fastidia-do), de griterío intenso de un pueblo feliz y eso me volvía feliz también a mí. Sin lugar a dudas el fútbol es para el argentino más que un simple deporte y así lo viví yo también. La �nal, pese a merecerla, la perdimos. La perdimos nosotros. Y el sentimiento fue complejo. Si en el lapso entre el partido con Holan-da y la �nal tenía miles de sensacio-nes indescriptibles (falta de apetito, mucho apetito, sueño y cansancio, insomnio; euforia, momentos de alegría intensa, preocupación; por la calle imagino que se me veía sonreír y llorar con una extraña naturali-dad) lo que pasó tras el gol de Götze aun no lo cazo. ¿Qué se siente? La verdad que no podría decirlo con seguridad (así es el fútbol, extraño… extrañamente hermoso), es una amalgama entre la felicidad y el orgullo de nuestro futbol, de nuestros jugadores, de nuestro equipo, de nuestros huevos (algo que siempre nos faltó) pero el remordimiento, la tristeza y la angustia de saber que pudimos haber sido los mejores también se interponen. Sentimientos extraños que se van a poder enfriar y olvidar; a �n de cuentas, salvo Holanda del 74’ y el Huracán de Cappa, ¿quién recuerda a los segundos? En este caso yo.

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De mundiales y

¿Qué miserias esconde el cambalache mundialista? ¿Qué nos pasa a los argenti-nos y qué tipo de nacionalismo descansó sobre nuestras ganas de traer la copa mun-dial de Brasil?

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tienen los nacionalismos. El punto ciego desde donde esta mismidad repetida mueve al mundo. Benito Mussolini tiene el honor (?) de poder considerarse el prime-ro que aprovechó a destajo las posibilidades políticas de la máxima competencia futbolística. Cuatro años antes del mundial organizado en Italia, Il Duce empezó a nacionalizar jugadores de otros países (preferentemente argentinos) y presionó diplomática-mente a Suecia, su principal competidor en albergar la Copa, hasta que cedió. Ganar era una orden para el seleccionado italiano, no sólo un deseo ni una posibilidad. Más acá del Atlántico, el dictador Jorge Videla recibió a la selección Argentina campeona del ´78, mientras todavía las paredes de los centros de detención y tortura rezumaban gritos de quienes siguen desaparecidos. Ambos mundiales continúan llenos de sospechas pero las estrellas se lucen igual. Con estos antecedentes, y otros que sería una digresión repetir, no debería llamar la atención que los mundiales sean sospechados de reforzar los peores nacionalismos de derechas. Pero sería un reduc-cionismo quedarse con ese único enfoque. Los nacionalismos tienen la ventaja de cualquier ideología: son normativos y facilitan una

interpretación posible de la com-plejidad real. Motivan, alegran, entristecen, uni�can; son, de manera probada, económicamente productivos. Además, contraria-mente al argumento principal de todas las teorías conspirativas, salir campeón tampoco resuelve todos los problemas políticos de un país. No pasó con Argentina ´86, ni con España 2010. La construcción de la identidad nacional obstruye de manera parcial otro tipo de identi�caciones y distinciones. Función tan ambi-gua que puede ser tomado tanto de manera positiva como negativa. Selecciones como la mencionada de Italia ´34 o la última Alemania ´14 están, paradójicamente, repletos de futbolistas nacidos en otros países. Con distintos rasgos culturales que no intentan negar porque tampoco nadie los ve; no hay ánimos de identi�car distintivamente a un campeón mundial. Todos somos Messi, sólo que no salimos cam-peones del mundo. Entonces cae la representación social casi totalitaria y nos dividimos entre detractores y panegiristas.Nacionalismo y consumo Es el modelo a seguir, disciplina-do y fuerte. Irónico Superhombre fácticamente limitado a patear una pelota pero simbólicamente representado hasta desayunando un yoghurt. Todos quieren/deberían ser campeones del mundo y esa potencia se asimila de manera imaginaria por el consumo. Así estamos ante una presentación de la nacionalidad en el modo del consumo social de bienes y servi-cios. Nada que sea de uso total-mente privado y no comunicable puede tener esa fuerza simbólica pues resulta estéril. Gorras, camisetas, afeitadoras: útiles de todo tipo con los colores de la selección nos hacen formar parte de una identidad común, nos dan el buscado sentido de la

Cada 4 años, miles de millones de personas se encuentran, en mayor y menor grado, atentas y afectadas por el fútbol. Durante el mundial, la división geopolítica del mundo sólo resalta seleccionados en los medios de comunicación. ¿Qué miserias esconde el cambala-che mundialista? ¿Qué nos pasa a los argentinos y qué tipo de nacionalismo descansó sobre nuestras ganas de traer la copa mundial de Brasil? Durante la mayor parte del tiempo y en los más de los lugares, la palabra nacionalismo no goza de buena reputación. La nacionalidad, este signi�cante que nos marca a fuego desde el nacimiento, constru-ye identidad a partir de nuestro lugar de llegada al mundo. Claro que uno puede nacionalizarse después, adoptar determinados símbolos de un pueblo por ciertas circunstancias históricas, pero será a través de una herencia cultural, construida primero y memorizada después. No obstante la importante función de la principal de las musas, la memoria, la mitología necesaria a la construcción de un nacionalismo precisa de ciertos componentes que remiten a tiempos inmemoriales, a tiempos divinos porque son sagrados y no deben ser puestos en discusión. Es, si se quiere, la parte ocultista que

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La nacionalidad, este signi-�cante que nos marca a fuego desde el nacimiento, construye identidad a partir de nuestro lugar de llegada al mundo.

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pertenencia que el Estado no logra terminar de construir y que el mercado renueva para seducir y alimentarse. El 9 de Julio pasado fue un caso muy especial: mientras se cumplían 198 años de la Inde-pendencia nacional, nuestra mayor preocupación (por lo mismo también mayor fuente de alegrías o tristezas) era el partido con Holan-da. Que felizmente ganamos. El mundial tiene sus propias cualidades, para bien o para mal. Miles de conciudadanos que repiten que vivirían mejor en Canadá, EEUU, Oceanía o cualquier país de Europa (una Europa que en gran parte deporta y denigra a los inmigrantes), se ponen la camiseta y sienten que por algo vale la pena ser argentinos. Síntoma que, además de resultar patético en todos los sentidos, señala la imposibilidad de entender al nacionalismo como una fuerza motora productiva, como el amor necesario que cada pueblo expresa para a�rmarse. No vaya una acusación para nadie, pero sí una invitación a la re�exión acerca de

esa ceguera que cubre por un mes lo que descuida todo un año en un intento inconsciente de compensa-ción mágica. Por último, cómo no hablar de Alemania. El cantito fascista que disfrutaron con música tecno recordó lo peor del nacionalismo tecnocrático que asesinó millones de personas hace no tanto tiempo. Son el pueblo menos indicado para apelar a esa estética corporal de la victoria, esa a�rmación de la propia nacionalidad sustentada sobre una pretendida superioridad sobre otros pueblos. Otros pueblos que le aportaron casi el 30% del plantel, además. La memoria podría hacerlos salir del trauma culposo sin apelar a viejas fórmulas. No olvidemos que estos jugadores son de una generación que apenas es nieta de la que colaboró y cooperó con el peor genocidio del Siglo XX. Es mucho como para tomárselo en broma. Más agravante resulta que la linda, moderna y ordenada Alemania, directa del imaginario de algunos MCM*, festeja los mun-diales con la muerte de un joven.

Todos somos Messi, sólo que

no salimos cam-peones del

mundo. Entonces cae la represen-

tación social casi totalitaria y nos dividimos entre

detractores y pa-negiristas.

*MGM: medios de comunicaciónde masas

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Dentro de la �losofía carnavales-ca del Norte de nuestro país, donde se lleva a cabo la ceremonia del desentierro y el entierro del diablo, sobrevuela la representación de la liberación de los deseos reprimidos. Algo parecido se vivió en el colectivo festejo de la mística mundialística. Mas allá de la alegría, la revalori-zación de las prácticas sociales de nuestra cultura, el sentido de pertenencia y el orgullo nacional, surgió algo muy interesante a lo que decidimos de�nir como el sentimiento xenófobo socialmente aceptado. Cantitos bélicos de una impronta descansera y provocadora, dedica-dos a todo aquel que sobrepase los límites fronterizos que abarca la celeste y blanca, tomaron el prota-gonismo de la etapa competitiva; especialmente contra el país vecino que fue ultrajado de local por quienes tuvieron la suerte de llevarse la copa. Analicemos la situación: la alegría del pueblo y el consenso xenófobo

paseaban de la mano como el pollo y la mostaza. Los hogares argenti-nos o lugares públicos estallaban de felicidad al entonar la famosa canción de la que voy a omitir la frase principal ya que todos saben de lo que estoy hablando. La descali�cación de las culturas diferentes generaban empatía en todos los contextos de la vida cotidiana y las tensiones contractu-rantes desaparecían con el humo que liberaba dicho incendio pasional. En el fútbol no hacen falta explicaciones. No hacen falta justi�caciones. Por eso es carnaval. Se ha vivido un periodo de un mes en el que si uno expresaba en cualquier contexto su crítica o prejuicio, lo más probable era que encuentre un consenso de apoyo por parte de la mayoría de sus pares, porque se anuló la condena social a discursos discriminatorios o xenófobos. Todos libres expresando sus prejuicios sin que nadie se pusiera moralista fue un alivio para aque-llos que mantenían reprimidos esos

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pensamientos. Pero da la casualidad que ese “aquellos” se convirtió en un “nosotros”. ¿Será contagioso el sentimiento xenófobo? No. En el carnaval se liberan los sentimientos reprimidos. El mundial fue carnaval. Fue la liberación de los prejuicios reprimi-dos que un individuo mantiene. Esto que viene en el paquete subjetivo y que uno vive atornillan-do para que no salga. Sin pensar ni analizar el por qué de la situación, todos, o la gran mayoría, decidimos unirnos al festejo y expresar nuestras valora-ciones negativas con orgullo y felicidad. Si uno piensa en profun-didad, no debe asustarse de estos

fenómenos, sino nutrirse de ellos. Entenderlos y no pecar de suscep-tible. Más aun cuando en nuestra cultura el folklore futbolístico se basa en esa lógica. La confrontación con el otro puede ser un síntoma de unidad territorial y orgullo por sentirse incluído en un espacio. Festejemos la crítica, la unidad, el despertar del ser orgulloso de su cultura y la bronca de volver con las manos vacías. Festejemos todo. Prohibido cerrarse en el pensamiento literal de los recursos de motivación a un equipo que representa a un país. No somos mala gente, hoy defenestramos enemigos deportivos y mañana nos abrazamos con ellos en algún otro escenario.

Brazuca: aunque Pelé haya debutado con un pibe, te apreciamos. Aunque seas un pecho frío y te hayas comido siete pepas que quedarán en la historia, somos tus vecinos y no nos olvidamos (ni tampoco de las siete pepas). Aunque te hayas pintado la cara de todos colores, hiriente excepción de celeste y blanco, te bancamos. Ahora, por favor, sacame una duda y decime qué se siente.

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nos enfermamos. Somos capaces de ver un partido intrascendente de la 3ra división checa con tal de ver rodar una pelota, de gritar un gol y de, si es posible, ver algún atrevi-miento; un caño, una rabona, un pase de taco y hasta un gol de chilena, ¿por qué no? ver lo que sea, pero ver. Pero al fútbol se lo culpa de un delito que no cometió. Al fútbol, como se dice normalmente, le hicieron una cama, donde muchos esperan pacientemente para matarlo, o peor aún, que se mate solo. Se lo culpa y condena, sin juicio previo, por la violencia; una violencia que no es propia del deporte sino del debe de una sociedad corrupta. Y la corrupción crece y se aferra desde hace 30 años dentro de este hermoso deporte que, a �n de cuentas, es inocente.La pelota SÍ se mancha Cada club de fútbol tiene hinchas que son, bien lo sabemos, quienes quieren al club: lo ven y siguen

El mate, el dulce de leche, el asado y el fútbol (más varios etcéteras) son partes elementales de nuestra identidad. Cada cuatro años con el inicio de un mundial, este último, casi como un ritual, surge en su máxima expresión y nos lleva a los argentinos a refugiarnos en casas, bares o en el mismísimo trabajo para ver un partido de nuestra selección. “Almorcé solo y en paz en Plaza de Mayo”, me comentó sorprendido un amigo que de fútbol no caza una. Y es que nuestra gente parece nacer de un huevo-pelota. Registro aprendido en la infancia, no es extraño que al “¿Cómo te llamas?” lo secunde un “¿y de qué cuadro sos?” y vaya el enojo de uno si la respuesta es “de ninguno, no me gusta el fútbol”; mentiroso. O “de Sanma” cuando resulta que el inquisidor es del Tomba (cámbiese la rivalidad a gusto). El fútbol es cotidiano, elemental e imprescindible. Si no lo jugamos

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Al fútbol se lo culpa de un delito que no cometió, le hicieron una cama donde muchos esperan paciente-mente para ma-tarlo. Se lo culpa y condena sin juicio previo.

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desde la cancha o desde el televisor, cantando, gritando, sufriendo, celebrando; llorando o riendo, el hincha siempre está. Es quien entiende el folklore que el fútbol propone, un culto en el que la cargada y el canto hacia el contra-rio es permitido, tiene una función lúdica, pero no piensa realmente en “matar a uno de…”. Eso lo piensan esos sujetos que se adueñaron de las tribunas a la fuerza sembrando el miedo, que utilizan como eufemis-mo la palabra “hincha”, apropián-dosela como tantas otras cosas. Lamentablemente la gran mayoría de, por no decir todos, los clubes tienen barras. Negocios en negro, desde la recolección de los trapitos (prome-dio 50$ por auto) al trá�co de drogas, pasando por quedarse con porcentajes de jugadores y la reventa de entradas. Son el virus que contamina el deporte, son algo que no le pertenece al gen del fútbol. Los que le ponen precio al “amor por la camiseta” trazaron un camino de sangre que hoy los deposita en una o�cina dentro de cada institución, a la derecha del presidente de cada club e incluso del mismísimo presidente de la AFA, Don Julio Grondona, quien apaña el negocio perfecto de la violencia, donde el más fuerte se queda con todo. Grondona, uno de los pocos pero notables funciona-rios de la dictadura que siguen en sus cargos. Todo pasa, dice su anillo. Menos él. La primera muerte del fútbol se dio cuando el deporte aun era amateur: el 1 de agosto de 1922 una tribuna improvisada sobre un coche del estadio de Sportivo Barracas cedió llevándose consigo la vida de un n/n menor de edad. Pero eso fue un accidente, por lo que la verdadera novela negra da inicio cuando unos balazos de un arma calibre 38 que la policía le propició a los simpatizantes del

club Lanús se cobraron la vida de Luis López de 41 años y el joven Oscar Munitoli de tan sólo 9 quedando el caso impune. También salieron indemnes los culpables de las 7 víctimas en el cotejo entre River y San Lorenzo en 1944. Pero nada se compara con lo que sucedió en un súper clásico entre River y Boca en la cancha del millonario, donde 71 personas murieron de as�xia en la tragedia de la puerta 12: una multitud visitante se topó con una puerta cerrada (la 12, curiosamente) creando una presión su�ciente para as�xiar a decenas de personas (en su mayoría menores de edad). Las explicaciones de por

Temperley cuando José Luís Pérez, “El Gallego”, fallece a manos de “simpatizantes” del club milrayitas en una gresca entre ambas agrupa-ciones. Este hecho, esta víctima, es la número 104 de la historia, pero la primera de un nuevo capítulo. Desde que Grondona asumió el poder hace 35 años las peleas en los estadios o inmediaciones se hacen cada vez más cotidianas y los difuntos del fútbol se elevaron a 286 (182 desde que Julio dirige la asociación), la mayoría de los casos no tienen culpados. Las sanciones aplicadas para detener la catarata de crímenes no resolvieron nada. Son injustas, incluso. Ni siquiera prohibir la parcialidad visitante dentro de las canchas detuvo el problema, ya que las luchas por manejar las cajas de cada club se da dentro de la misma tribuna. Mien-tras, los hinchas somos recibidos como culpables por la policía que demora el acceso con golpes, vallas y que nos corre con la caballería. La misma policía que ante la llegada de la barra abre el paso y desenvuelve una alfombra roja. ¿Por qué Grondona sigue en el poder? ¿No deberíamos, nosotros los socios, votar por un presidente tal como pasa con los clubes de cada uno? Es indignante la cerra-dura antidemocrática del fútbol. Imaginemos qué pasaría en el país si sólo pudiéramos elegir el delega-do municipal, mientras que el presidente fuera electo por éstos, quienes a su vez se encuentran amenazados y sometidos bajo su poder. Es ridículo, pero es por todos sabido que mientras Don Julio y sus cómplices estén donde están (y no podamos hacer nada para sacarlos), el futbol tendrá que vivir encerrado y condenado, aun siendo inocente. Nosotros, los hinchas, corremos riesgos por amar a un club, por seguir una pasión sana y por ir a la cancha, siempre y cuando podamos.

¿Por qué Grondona sigue en el poder? ¿No deberíamos nosotros, los socios, votar por un presi-dente tal como pasa con los clubes de cada uno?

qué la puerta no se encontraba abierta jamás fueron reveladas y todos los acusados quedaron en libertad. La policía nunca pudo explicar por qué no abrió esa puerta a tiempo. La muerte, la tragedia y la impunidad marcaron el camino al futuro del fútbol con tonos rojos. Pero vamos a saltearnos un par de páginas y recaer en abril de 1979 cuando, tras el apoyo del vicealmi-rante Carlos Alberto Lacoste, Julio Grondona llega a la presidencia de la AFA dando inicio a una época que aparenta no querer terminar nunca más. Con su llegada, las barras coparon terreno a paso agigantado. Fue en 1982, en el clásico del sur entre Los Andes y

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-Crónica de camino al mundial-

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Cae una lluvia �nita y el viento me cuela el frío por todas partes. El sol se esconde seguido en los inviernos de Buenos Aires. Es el séptimo día; hay asado, familia y amigos. Un whatsapp rompe el orden de la sobremesa. Es Nico- “¿Vamos a Brasil?”-Vamos. No podemos pagar el avión, tampoco las entradas que cotizan en dólares blue. ¿Cómo hacemos? Un par de amigos más y un rodado ´08 con los kilómetros justos como para no dejarnos manija en medio de una ruta brasilera. El espacio es su�ciente para llevar viandas ropavejeras y una pelota. La pilcha

San Pablo local fue un silencio atroz, un gigante que se fue a

dormir temprano. San Pablo celeste y blanco se quedó bai-lando cumbia y tomando cer-

veijas, caipirinhas y fernet toda la noche.

es la misma, forzada a resistir una semana intensa. 45 litros de nafta al coche y todo el gas que haga falta para llegar a Chajarí, desde ahí sería exclusivo el líquido espeso hasta San Pablo ida y vuelta, pero eso no lo sabíamos aún. Lunes 20:00, desvirgamos la bitácora. Con rumbo �jo hacia adelante: Camino Negro ( Juán Perón), General Paz, Panamericana y más allá. Ocho horas pasan, en una recta que consume la noche del lunes, para llegar a Paso de los Libres, Corrientes. La frontera. Nos habíamos preparado como para cruzar el infame muro con el que

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Estados Unidos insulta a América Latina y nos esperaban menos controles que en un peaje de la Ruta 2. Brasil pudo ser un corralón durante el mundial. Creemos que la buena fe, o el miedo a cometer un delito federal, lo evitaron. Sólo nos auscultó la mirada de un grupo armado cual “tropa de elite” que nos dirigió algunos saludos ininte-ligibles, pasando lo formal, con ambiguas intenciones. La recepción fue fría, un poco de burocracia y nulas indicaciones. Para colmo, la madrugada parecía costera. El GPS nos abandonó apenas pasamos a tierras vecinas, está limitado al trazado nacional. Dependientes como somos de lo digital, nadie llevó mapas de papel. Pero, ¿qué puede detener a un grupo de argentinos, enamorados de su camiseta, en busca de un partido mundial? El diablo metió la cola y en la primera bifurcación dimos el paso de la costurerita: la ruta más directa terminó a los 50 Km en una inundación. Volvimos sobre nuestros pasos y en�lamos para Porto Alegre, donde arribamos después de 600 Km de sube y baja por un camino “mano y mano”, en mal estado, salpicado en sus márgenes por animales aplasta-dos y digestivos buitres. 600 Km de una geografía parecida a nuestra pampa, pero es tierra de los gaúchos. La entrada de Porto Alegre es un puente símil Zárate Brazo Largo. A muy pocos kilómetros, el estadio de Gremio. ¿Cómo no acordarse de la �nal más abultada de la historia de la Libertadores? Un playero brasileño también la recordó cuando me vio la azul y oro. Porto Alegre tiene un cruce de autopistas al estilo “city highway” norteameri-cano. Un problema para los viajeros es que señalizan a poca distancia. En La Quiaca, hay un anuncio de que estamos a 5000 Km de Ushuaia. En Brasil, si una ciudad

queda a más 50 Km, no vale la pena hacer todavía un cartel. Un poco gracias a la suerte y un poco por olfato no nos desviamos. Durante el cruce por esta ciudad, escuchamos un relato que fue de la ilusión al desencanto, pasando momentos de furia. 7 veces el locutor gritó: “Gol, gol, gooooooooool… da Alemania” por la AM 640 de Brasil. Paliza histórica y los locales más visitantes que nunca frente al inexacto pero e�caz “en casa a tu papá”. La próxima parada importante es Curitiba, a unos 500 Km. El camino empieza con una recta prometedora pero luego se llena de curvas sobre los morros. De noche es espectacular. Recién llegamos a las 4 AM del miércoles, arruinados por el viaje continuo. Un descanso de 4 horas, en una estación de servicio y continuamos en una caravana de patentes argentinas hasta San Pablo. Ruta pesada, llena de camiones. Pero ya clareaba el sol en el 198° aniversario de la inde-pendencia, 9 de Julio de 2014. Quilombo llegó a San Pablo a las 15:30, hora y media antes del partido, entre insultos de automo-vilistas hostiles y la melodía pornoromántica de Leo Mattioli, el semental santafesino. En el viaje levantamos algunos mensajes de aliento, pero también pronósticos negros que afortunadamente quedaron incumplidos. No sabía-mos dónde estaba el estadio, pero seguimos la caravana y termina-mos en el “fan fesch”. Hasta las manos de gente, la FIFA indicó mediante un cordón de 40 o 50 policías que no podíamos pasar. Recalculamos hasta un bar con pantallas en la calle. Llegar y abrir unas latas de birra Skol fue lo mismo, lo segundo conseguirnos una butaca de lujo: a 2 metros del Led colgante. Unas 800 personas copamos ambas veredas y la calle: 90% connaciona-

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les, algunos brasileros agoreros (otros buena onda, han llegado a cantar “Brasil decime que se siente”), pocos y medidos holande-ses y el resto un rejunte de colgados de diversas nacionalidades que van a disfrutar del evento deportivo más importante a nivel mundial. Puedo contar la �esta, las canciones las conocen todos. El aguante nacional, también. Colo-res, vinchas, bombos… exportamos la alegría. Alguna pequeña anécdo-ta, como los latazos que entraban raudos al bar cada vez que el televisor amenazaba con sustraer-nos la imagen de nuestra selección. Pero, ¿cómo expresar la emoción del último penal que metió, de prepo, Maxi Rodríguez? Calculo que no hace falta porque todos lo compartimos. En casa propia, casa ajena; con amigos, con los suegros; en el laburo, en un velorio; daba todo lo mismo. Ganamos, y lo que pasó el domingo siguiente no nos va borrar nunca esa imagen que grabamos durante los segundos que siguieron a la penetración del balón en la red. San Pablo local fue un silencio atroz, un gigante que se fue a dormir temprano. San Pablo celeste y blanco se quedó bailando cumbia y tomando cerveijas, caipirinhas y fernet toda la noche. Argentina en lo más alto del fútbol mundial, después de 24 años otra vez en la �nal. Yo dormí en un telo porque no había nada decoroso disponible, 3 días después de levantarme por última vez de una cama. Fue una noche 5 estrellas. Extrañé como nunca a mi hija, pero sé que Argentina estaba conmigo esa noche. La vuelta termina como el Quijote: 2500 Km de la misma ruta pero en sentido inverso. El auto me depositó el sábado a las 6 am en mi hogar y el viaje no se extendió más para mi suerte, quiero decir que terminó.

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Santa Teresita tiene una playa especta-cular, sobre todo a la noche, cuando la luna pega en el mar y la playa se ilumina tenuemente con ayuda de las luces de la Costanera. Allí estaba con dos de mis amigos, caminando y disfrutando del esperado reencuentro, hasta que decidimos ponerle el broche de oro a la jornada sentándonos a fumar cerca de la bajada de 29. La noche era fresca, pero sin viento, así que lentamente empezó a formarse una espesa nube que nos rodeo y se instaló con nosotros. Estábamos en lo mejor de la charla, cuando divisamos una �gura que se deslizaba sobre el mar, de manera paralela a la costa. Teniendo en cuenta que serían como las tres de la mañana, comenzamos a hacer conjetu-ras de quien sería el fanático descocado capaz de ponerse a surfear a esa hora ¡Y con ese frío! No sabemos bien si fueron nuestras risas o qué, pero algo llamo la atención del sur�sta, por que repentinamente se detuvo, nos observó un breve instante, y viró hacia la costa, directamente hacia donde estábamos nosotros. “¡Éste nos escuchó. Acá cobramos los tres, changos amigos!” dijo riendo uno de mis patas. Como la nube que nos envolvía era muy espesa, no podíamos distinguir bien al depor-tista nocturno. Pero a medida que se acercaba a la orilla notamos que no se trataba de un sur�sta, ¡sino de un tipo navegando sobre un paraguas! Digo navegando, y no boyando, porque parecía tener perfecto control de a donde quería ir. ¡Es más! Daba la impresión de que se manejaba siempre

sobre la misma ola! No dábamos crédito a nuestros ojos. Ya no sabíamos si lo que veíamos se debía a la nube que nos envolvía, o a las porciones de nube que teníamos dentro. Con la mejor cara de póker, nos quedamos ahí paraditos viendo como el tipo descen-día del paraguas, parecía dirigirle unas palabras a la ola sobre la que venía montado y en�lar hacia nosotros. Al principio pensamos que traía algún garrote o algo así en la mano derecha, pero rápidamente comprobamos que se trataba de un catalejo, de esos muy antiguos hechos en bronce. Vestía una especie de capote de color marrón y una polera del mismo color. Nariz y orejas grandes, cubría su pelada con un sombrero que parecía un barquito de papel. Se acercó contemplando con ojos fascinados nuestra nube. ”Buenas noches, gente”- dijo al llegar cerca nuestro. A lo que respondimos con un simple y atónito “hola, Don”. “Pido disculpas por mi interrupción…- y señalando hacia el mar continuó- pero íbamos con mi amigo por estas aguas dirigiéndonos hacia el sur, cuando vimos su nube. ¡Qué cosa hermosa! ¡Y que rico huele! Sepan, señores míos, que nos encontramos realizando una travesía de amor. Esa ola que ven cerca de la orilla, es el amigo del que les hablo. Una tarde en la que nos hallába-mos charlando en nuestra isla, pasó un grupo de nubes viajeras, que se detuvieron a descansar brevemente, para luego continuar su fatigoso viaje hacia el sur argentino, según luego supimos. Esos escasos instantes en el

que estuvieron en nuestras costas, alcanzaron para que mi amigo se enamorara perdidamente de una de esas nubes. Todo indicaría que ella también corresponde a su amor, pero él, no se animó a hablarle. Por lo que al otro día de su arribo, ella continúo el viaje junto a sus hermanas, no sin dejar atrás un rastro de lluvia que evidenciaba su tristeza. Preocupado por el estado de angustia que lo embargaba, lo convencí de salir en su búsqueda para que pueda declarar sus intenciones, y así poner �n a su dolor. En eso estábamos hasta que los vimos, y desde el mar pudimos sentir el rico aroma que envuelve a su nube. Disculpen mi atrevimiento, pero ¿Podrían Uds. decirnos donde conse-guir un poco de esa esencia, para que mi amigo lleve como obsequio a su nube?” Nos miramos los tres descon-certados, hasta que uno de mis amigos contesto”- Mire… acá no sabemos quién vende… pero si quiere le regalamos uno de los nuestros. ¡Ojo que no es sahumerio, eh!”. El tipo se deshizo en agradecimientos, en nombre de él y de su ola. Antes de irse, nos dijo: “Tienen una nube hermosa, no sean salames, no la pierdan. No cometan el mismo error que mi amigo.” Y se marchó hacia el mar, donde arriba de su paraguas, en�ló hacia el sur, al galope de su ola. Por eso, guardamos un poquito de lo que esa noche fumamos, para ponérselo al próximo, y así consecutivamente, para mantener viva esa nube, como una antorcha olímpica de amistad.

Cuento

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U.S.A.

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el siniestro mandamás del canal del nunca bien criogenizado Disney. Nuestro paraíso imaginario se parece mucho a una tranquila playa de San Fancisco o a una postal de Miami. Dios es rubio y de ojos celestes, atiende en la pulcritud obscena de un shopping elefantiá-sico. En los noventa alguien tituló que Nike es la cultura, es difícil contradecirlo. Pero el relato único se está partiendo en tres pedazos. China y Rusia quieren formar parte del exclusivo club de narradores universales, y tienen con qué. Los Estados Unidos de Norteamérica, americanos por abuso antonomás-

Estamos cada vez más yanquis… El dólar es la moneda universal, el inglés la lengua en que se pueden comunicar un latinoamericano con un asiático, un africano con un europeo. Hollywood es la meca del cine, California de los videojuegos y Nueva York de la siempre dudosa y culpable “alta cultura” y el cosmo-politismo. Los marines, un ejército de paz (oxímoron indiscutido) que nos salvará de cualquier invasión extraterrestre, esos seres tan sospechosa y peligrosamente humanoides. La juventud argentina rapea, los guachines crecen viendo al ratón asexuado, cuerpo angelical, que es

tico, cada vez se parecen más a un felino con los pelos de punta. Un gato con bombas nucleares y drones teledirigidos, claro está.Disputas económico-políticas de orden mundial La verdadera �esta del monstruo no pasó en el ´45, sino durante la década de los 90, tras la caída del muro y la disolución de la URSS, mientras algunos cómplices del neoliberalismo festejaban el “�n de la historia” porque ningún cambio se veía en el horizonte y el dominio era universal. EEUU, que represen-ta menos del 5% de la población mundial, consumía aproximada-mente el 25% de la electricidad

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La juventud argenti-na rapea, los guachi-nes crecen viendo al ratón asexuado, cuerpo angelical, que es el siniestro manda-más del canal del nunca bien criogeni-zado Disney.

mundial, el 25% del petróleo, el 30% del gas natural y un número parecido de papel. En esa época, además, consolidó la red de auto-pistas de la información, modelo Al Gore, aplaudida desde nuestras academias “sentidocomuneras”. Esta red de nodos le permiten manejar más del 90% del trá�co digital del mundo, es decir que EEUU es la parrilla adonde va a parar cada bicho informacional, el recurso estratégico más valioso de los tiempos que corren. Pero esta hegemonía productiva y consumidora se ve actualmente acechada por el impresionante

millones de dólares en los 70, a 154 mil millones de dólares en los 90 y actualmente superó a los EEUU alcanzando los 2,248 billones de dólares. Más allá de los números, lo interesante del crecimiento de China (como del repunte de Rusia) es que es una potencia mundial que ofrece una alternativa al “american way of life”. Tanto los asiáticos como los europeos tienen Estados fuertes dentro de la estructuración interna de la sociedad. No sólo en un sentido gendarme, policial y militar como los, hasta ahora inimitables, EEUU que destinan 682 mil millones de dólares anuales en seguridad. Para que compares, nuestro presupuesto nacional en educación rondaba los 6 mil millones de dólares. También en la plani�cación de la economía y en la cuestión social. El abandono neoliberal de los excluidos no es compartido por la competencia del imperio, competencia que tiene otras maneras de estimular el trabajo. Tampoco es mi intención hacer un panegírico de estos países que distan de ser perfectos, pero creo que este reparto mundial puede reponer el equilibrio del Estado de Bienestar que precedió a la decadencia de la URSS. Cultura y política Solemos hablar de la sociedad desde un punto de vista empírico. Las grandes decisiones económi-co-políticas se desvanecen en el aire, los actores resultan ser peque-ñas individualidades desagregadas. La narrativa hollywoodense arrasó frontalmente con la explicación social de los fenómenos sociales, tenemos una historia de grandes y pequeños héroes, un relato que apela a lo volitivo, que no cesa de reproducir lo mítico, ignorando condicionamientos estructurales. El culto al individuo se evidencia dolorosamente en el fallo a favor de los fondos buitres (me doy el gusto

de ser autorreferencial: ver nota aparte). La cultura estadounidense tiene un síntoma tan escabroso como ilustrativo: Los preppers. En una excelente nota de la revista El Explorador sobre EEUU, de Le Monde Diplomatique, el sociólogo Denis Duclos expone de manera próxima a la exhaustividad a esta “subcultura de estadounidenses que se preparan para el colapso de la civilización”. Más de 3 millones de personas que consumen series de sobrevivientes a acontecimientos apocalípticos, que compran herra-mientas como para ir de camping o a pescar pero inde�nidamente, o construyen refugios nucleares. Claro que con distinta intensidad, pero todos se preparan para lo que creen peor: el �n de la sociedad como la conocemos hoy. Lo más interesante que señala Duclos es que, todas las eventuales propuestas ideadas por estos preparadores profesionales son individualizadas. Ninguna contempla la posibilidad de socializar con grandes cantida-des de congéneres. No sólo habla de la soledad y del sentido de amenaza, sino de la gran e�cacia del capitalismo para disciplinar sujetos desagregados, para atomizar la sociedad. Al respecto queda un breve comenta-rio: el rock es uno de los tentáculos de esta cultura que se asentó en nuestro país. Hace poco en Radio Ciudad, donde trabajo, un periodis-ta especializado en este género decía que él se acercó al rock por la posibilidad de individualizarse, esa herencia que Hermann Hesse gra�ca muy bien y que es parte de la herencia que Steppenwolf signi�ca. Así, el destino se presen-ta como autorrealización, recordan-do el viejo mito de la autosu�cien-cia representada en el andrógino completo de Platón. Esto propone EEUU, y es importante hablar de ello porque le seguimos los pasos.

crecimiento chino. Esta república con un particular socialismo creció al ritmo de la modernización de su fuerza productiva. Pasó de una economía de supervivencia con crecimiento moderadísimo, a una economía de producción capitalista de última tecnología, cosechando los efectos de la revolución cultural y del ingreso de millones de habitantes a la educación brindada por el Estado. Es lógico que siendo cuatro veces más densamente poblado que EEUU y con una capacidad productiva actualizada, hoy le compita comercialmente. China pasó de exportar 2 mil

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I want you

La hegemonía pro-ductiva y consumido-ra se ve actualmente acechada por el im-

presionante creci-miento chino.

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su status pero, de todos modos, por algún motivo Franz seguía escu-chando las voces al dormir, como si dentro suyo algo nunca se hubiese compuesto. Una noche algo pasó que cambió su vida para siempre: despertó tras una nueva pesadilla en medio de la noche y lo sorpren-dieron por la ventana de su jardín una luz y unos ruidos extraños, que parecían ser música, pero le sonaba muy mala. Se levantó, se vistió y junto a dos guardias salieron. Vaya su incredulidad (y enojo), la música provenía de varios de sus esclavos que, instrumentos en mano, parecían estar celebrando, bailando y festejando. En ese momento de festejo no les importaba su misera-ble vida servicial, lo cansado que estaban y lo mal que pudieran estar sonando. Franz, envuelto en ira, quiso mandar a matar a uno de los esclavos para acabar con esa �esta, pero algo ocurrió en su interior y las voces volvieron en su cabeza,

Culpad a vuestro atuendo— le dijo con tono soberbio el ayudante del emperador a un desesperado Franz que arrodillado suplicaba tras la función que acababa de dirigir—Si pretendéis entrad al salón de la fama, de ser honroso; si deseáis formad parte debéis estar en todos los detalles. ¡Ay, ese paño! Horrorosa elección, herr. Todos sabéis que no se mezcla el paño de seda cobalto con un traje de terciopelo bordó, ¡por Dios! Tiempo después, Franz, deprimi-do, abandonaría Viena buscando ser olvidado. No podía soportar las miradas frías y solemnes de quienes admiraba. La clase social aristocrá-tica no sólo había impedido su entrada a la clase alta y a la “buena vida”, sino que ahora lo miraba con desdén. Así que decidió tomar su violín, instrumento preferido, y viajar. Viajar donde sea, pero irse lejos. Entre tantos lugares que consideró, el “nuevo continente” parecía ser la respuesta más lógica,

en esa tierra teñida de oro podría satisfacer sus necesidades de superioridad, vivir feliz y tener quienes le sirvan y lo admiren. Cada vez que intentaba dormir en las noches de aquel largo viaje las voces del público resonaban en su interior “¡Oh, qué horror!, ¡cuánta desprolijidad!” “Es un desperdicio de nuestro divino tiempo”, y otro tanto de frases acusadoras que él creía iban dirigidas a su música, a su composi-ción, la obra que presentó ante el emperador que iba a decidir su futuro. Casi dos años de trabajo desperdiciados, simplemente por su vestimenta. “Ni siquiera escucharon mi música” pensaba al despertar sudoroso y enojado tras soñar con la velada que arruinaría su vida, que no le permitiría quedar grabado para siempre en la historia como uno de los músicos más importan-tes de la historia. Los primeros meses en el nuevo continente lo ayudaron a fortalecer

... y todos somos chorros

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por primera vez estando despierto, sonaron más fuerte. El remordi-miento lo atacaba y en una epifanía entendió todo: la música sale del alma y no se mide, ni en conoci-miento; no importa cómo vistas, de dónde vengas o a dónde vas. El sentimiento es lo que cuenta. Esos esclavos, sin importarles los cánones y sin propósito explícito estaban creando una música que aún hoy padece los karmas de una sociedad que prejuzga y discrimina: la cumbia. La prosa del español, la percusión del negro y el sonido de instrumentos tanto europeos como autóctonos dio vida a un ritmo que hace siglos hace bailar y disfrutar a la gente. Música que resulta minimizada y atacada por prejui-cios sobre su origen plebeyo y humilde.Repensar la cumbia Es complejo diagramar un género musical, ya que dentro de cada uno siempre hay elementos que desen-tonan. Pero la cumbia es un delito, un delito del que todos somos culpables y en el que todos quere-mos cumplir la pena. “¿Sabés a la cantidad de cumpleaños de ricos que fui? La gente te dice negro, se cree superior a vos, pero nos ponemos a tocar y hasta el más careta baila” asegura Pablito Lesca-no, quien no necesita presentación. La cumbia es el escape de una clase social bastardeada para poder festejar. Es la patada en las bolas de los pobres a los ricos en la que le dicen, muy alegremente “mirá, aun puedo reír y ser feliz”. La cumbia es un arma con la que se de�ende, se olvida y recuerda, se distraen y se hacen presentes los olvidados. Si hay algo que vuelve únicos a los latinos es el ritmo, y eso se lo deben en gran parte a la cumbia que es una música de gran persona-lidad, anti opresiva, que nos particulariza al tiempo que nos mete en la misma bolsa. Como el tango a los porteños.

Quieren bajarme, no saben cómo hacer Algunos perdidos consideran que la mayoría de los grupos de cumbia están formados por jóvenes con pobres capacidades para la ejecución de un instrumento que arman sus canciones a base de repetir bases (algo que, evidente-mente, al escuchar cumbia se desmiente). “Todas las canciones son iguales”, a�rman los loros. El objetivo es uno y está claro: ¡menospreciar! Se degrada a la cumbia para crear una distancia y elevar las dotes de otro género que guste más en base a acusaciones innecesarias, más allá de este propósito, e inciertas. Algo así como acrecentar mi poronga en base a que aquél la tiene más chica, sin notar que vista desde lejos toda pija es chica. B.B. King es un gran músico, nadie lo va a discutir, un genio (el negro), pero a la hora de describir su género el rockero ciego no ve (porque no quiere ver) que el blues también está compuesto por una base repetitiva. Una columna vertebral necesaria para sostener la formidable creación de ri�s, arreglos y solos. ¿Existe una jerarquía en la música?Creer que hay una jerarquía en la música es como creer que existe una jerarquía entre los seres humanos. Están aquellos que se creen superiores o inferiores pero sólo es parte de un sistema que intenta imponerlo de ese modo. Así la �cción de que componer canciones para 30 instrumentos con determinada variación cons-tante de ritmo, tempo y tiempo es superior a la capacidad de hacer bailar a la gente con un simple ri� de teclado sobre una base rítmica repetitiva es tan absurdo como creer que por poder pintar “las tres gracias” Rubens es in�nitamente mejor que los cuadritos coloridos de Mondrian.

PerúRC I> www.youtube.com/wat-ch?v=Ow_OjkSLZDI

RC II> www.youtube.com/wat-ch?v=L3583hgirqg

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Ondatrópica y CartagenaColombia Café, climas tropicales, la (desa-gradable) cocaína y la cumbia son sinónimos de la tierra que ve nacer el ritmo latino por excelencia, tierra que nos regala, hoy por hoy, dos discos que hacen homenaje a lo mejor de su historia musical con sonidos híbridos entre lo clásico y lo nuevo. Salsas, vallenatos, cum-biambas y algo de modernismo dan a estos dos álbumes más color al oído de lo que uno puede percibir.

Damas gratis y Pibes chorrosArgentina La cumbia en la Argentina siempre fue música para entretener, romantica pero sin mucho que decir. Todo hasta que la crisis de 2001 nos encontró desnudos y rodeados de escombros marginales. Hartos y dispuestos a contar, como les salía, como venía la cosa, sus historias desgarradoras, la cumbia tomó un nuevo camino que cambiaría la identidad de la metrópolis para siempre. El contraste entre el sonido bailable y alegre y las letras fuertes y protestantes no tardó en hacerse ver y aquellas armonías que algún marketinero dio a conocer como cumbia villera empezó a distribuir-se más rápido que el sonido por todo el mapa. En retrospectivas puede sonar bastante risueño, pero la cumbia supo explicar como ninguno (el rock incluido) los problemas de un país estancado en la miseria. Algo similar a lo que pasó en Inglaterra a mediados de los ’70 con el punk. Damas gratis y Pibes chorros, sus teclados seductores y sus cantantes carismáticos Pablo Lescano (foto) y el Traidos respectivamente dieron en la tecla con sus primeros discos llenos de clásicos como Se te ve la tanga, Dueños del pabellón o La chica pura y Andrea, Senti-miento villero o Duraznito, entre otros.

DG> www.youtube.com/watch?-v=McDOkuqe2Ps

PC> www.youtube.com/watch?-v=F2_p3L-9LTM

“Me gusta la cumbia porque es sencilla” canta Li Saumet, vocalis-

ta de Bomba Estereo. Amén

Roots of chicha I & IIPerú En Perú, cuna no reconocida del punk –escúchese Los Saicos-, el rock pegó duro y durante los ‘60 algunos arriesgados decidieron poner ri�s de guitarras psicodélicos a ritmos bien latinos y cumbian-cheros. ¿El resultado? Canciones bailables, simples y voladas al mismo tiempo. Un compilado doble con temas como La danza de Los Mirlos, Cariñito o La colegia-la, entre otros.

ColombiaOT> www.youtube.com/watch?-v=VqOaJZdhlUM

CG> www.youtube.com/watch?-v=1vPTbxidJJ4

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Israel - Palestina

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Breve historia de una ocupación económica e inmigratoria Relacionados con el capital �nanciero internacional, durante los siglos de desarrollo de la modernidad y su sistema económi-co capitalista, los israelíes crecieron institucionalmente hasta recuperar una representatividad política justa para cualquier cultura. Tanto en Europa como en América desper-taron, y lamentablemente despier-tan, rechazos que se argumentaron tanto a partir de su poder fáctico por ser decisores sociales estratégi-cos (medios de comunicación, capital de inversión) como por su negatividad a relacionarse con otras culturas (casamientos endógenos, discriminación a otros grupos étnicos en general). El pueblo judío bregó todo el Siglo XX para conformar un Estado propio que representara su cultura, sus intereses y donde pudieran vivir libres. Por cuestiones de recursos y religiosas, eligieron formar un Estado en un territorio de fronteras amplias en donde hace 2000 años vivían, difusamente y junto a otros pueblos. El problema es que el mundo ya estaba habitado. Las inmigraciones a territorios palesti-nos se dieron principalmente en el período de entreguerras mundiales. Entre 1922 y 1929 se duplicó la población judía del entonces Mandato Británico de Palestina pasando a conformar aproximada-mente un 15% de la población total. La Agencia judía para Israel opera o�cialmente desde 1929 y su principal trabajo es promover la

inmigración (http://www.jewisha-gency.org/es/). La tierra comprada por la Agencia Judía era rentada bajo la condición de que sólo pudiera ser trabajada por judíos y de que ningún no judío pudiera arrendarla. Teniendo en cuenta que recién en 1948 Israel declara su independencia, hay que aplaudir la e�cacia de la Organización Sionista Mundial (En Argentina: http://www.osaargentina.org.ar/) para lograr su objetivo. La indepen-dencia se declara un año después de la resolución 181 de la ONU, signi�cativamente llamada “Plan de las Naciones Unidas para la partición de Palestina”. Por último, la gran inmigración judía que vino de la ex URSS trajo grandes adelantos técnicos y mano de obra cali�cada para el fuerte avance de Israel en los últimos 25 años. Hasta el día de hoy el Estado de Palestina, como tal, sólo tiene 2 años como “Estado observador no miembro” en la ONU. Es decir, es un Estado con reconocimiento limitado. Un pueblo que no posee la legalidad internacional para ejercer su legítima soberanía. Constituido en su mayor parte por no inmigrantes, por población árabe que habita y trabaja el suelo, Palestina está conformada por dos grandes territorios separados por Israel: Cisjordania y la Franja de Gaza.Terrorismo, ¿de qué lado? Es interesante marcar la contra-dicción entre los atentados llevados a cabo contra el Mandato Británico de Palestina por los grupos funda-

mentalistas judíos denominados Irgún o Etzel (http://www.et-zel.org.il) o Lehi y Las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) que justi�can su militarización a partir de la premisa “proteger los dere-chos humanos y las libertades civiles en el complejo de la lucha contra el terrorismo” (en el Israel Democracy Institute: http://en.idi.org.il/). Es un discurso que hoy sigue vigente, cuando en muchos medios internacionales sólo son visibles como atentados los acontecimientos violentos promo-vidos por los árabes, mientras que los civiles asesinados por el ejército israelí son víctimas casuales, y lamentables, de un “ataque justo”. El terrorismo israelí no sólo es el de los atentados contra autoridades palestinas de las décadas del 30 y 40, sino también de los miles de civiles muertos por sus ataques misilísticos y de los más de 1500 niños muertos que denuncia Palestina. Esto no va en detrimento del repudio a los ataques de distintos estados árabes contra el pueblo judío, claro está. La mano del imperio meció la cuna La permanente inversión estadounidense en Israel llegó a representar el 20% del PBI Israelí a mediados de la década de los 80. Actualmente los EEUU están ejecutando un plan de ayuda militar en el que prevén invertir 30.000 millones de dólares entre 2009 y 2018. Hasta la guerra de los seis días, Francia fue el mayor proveedor de armamento de Israel. Desde esa fecha, Estados Unidos

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ocupa el puesto. Además, el país norteamericano es el destinatario del 32% de las exportaciones de la industria de alta tecnología israelí, y el país que también representa las mayores importaciones (12% aprox, cifras del Central Bureau of Statistics de Israel actualizadas a abril de 2013). Más allá de las cifras que lo explican, Israel es importante para Estados Unidos porque representa un aliado único en medio oriente. Territorio por demás valioso, tanto por su ubicación al lado de los mercados potencialmente más

grandes del mundo como por los recursos naturales más valiosos de la actualidad. Israel, además, es uno de los mayores productores de diamante trabajado del mundo. Pero es un territorio especialmente importante para unos EEUU lanzados en una cruzada fantasma-górica contra el terrorismo. Cruza-da que al pueblo norteamericano le costó miles de vidas, el rechazo diplomático internacional de muchísimos países y una sangría de entre 4 y 6 billones de dólares, según estudios académicos de ese mismo país. Claro que para las empresas privadas de defensa, tanto norteamericanas como israelíes, fue

El terrorismo israelí no sólo es el de los atentados contra autoridades pales-tinas(...) sino también de los miles de civiles muer-tos por sus ataques misi-lísticos .

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un negocio redondo. Estos dos países son parte de los seis mayores exportadores mundiales de arma-mento militar junto con Alemania, Rusia, Francia y China. Por una cuestión geopolítica, el enclave israelita le conviene al mundo occidental en general para tener bien vigilada a las sociedades árabes, y regular la división interna-cional del trabajo. Contra el racismo y la xenofobia Las discusiones religiosas que sirven como código de una relación con�ictiva son un gran ejemplo de que el problema en medio oriente es político-económico porque es cultural. Lo contrario también aplica. Dejar cualquier categoría fuera del análisis es un reduccionis-mo inconducente al entendimiento de la situación. Más allá de los intereses en juego, hay un fuerte componente xenófobo en ambos bandos y cabe señalar que ningún tipo de solución admisible puede tener enunciados en clave discrimi-natoria. Cuando hablamos de asesinatos y genocidas, no olvida-mos que ninguna comunidad acepta toda los desmanejos de sus autoridades. La violencia actual no es culpa de “los judíos” (ese vocablo conjurado en ofensa dicho por un cristiano/ateo), es culpa de una institución. Por eso, citamos el discurso que lleva la �rma de un investigador israelí, Israel Lotersz-tain, que circula por mails y por redes sociales. “Como muchos saben, tengo varios amigos en Jerusalén. Hace unos días, casi desesperados por la furiosa ola racista que envuelve la ciudad, imprimieron un volante en árabe y salieron, acompañados por otros centenares como ellos, a repartirlo por los barrios habitados por palestinos. En adelante la traducción del volante repartido por decenas de miles:

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"Nosotros, habitantes judíos de Jerusalén, nos sentimos avergonza-dos frente al desenfreno de violen-cia y racismo en nuestras calles. Queremos pasarles a Uds, nuestros vecinos árabes, un mensaje de apoyo en este momento tan difícil." "Además de la discriminación institucional y la represión en todos los campos a las cuales están expuestos los habitantes palestinos por parte del gobierno israelí desde hace muchos años, somos testigos recientemente, especialmente en las últimas semanas, de ataques de odio y violencia: el terrible asesina-to de Muhamad Abu Hder (que-mado vivo) y el desenfreno de pandillas fascistas en el centro de la ciudad y en otros barrios". "Estamos �rmemente decididos a luchar contra los violentos racistas desbocados en las calles. Cuenten para ello con nuestro total apoyo. Sepan Uds., vecinos árabes, que ellos no son mayoría entre nosotros sino solo una minoría." "Enviamos nuestras condolencias más profundas a la familia de Abu Hder. Enviamos también a Uds. nuestro mensaje de vecindad, solidaridad y apoyo. Un feliz Ramadán." Este mensaje, que leí en el muro de Elsa Drucaro�, es un gran ejemplo de que existe una voluntad de convivencia pasiva entre perso-nas que comparten un mismo suelo. Por supuesto que tienen todas las diferencias culturales, políticas y hasta biológicas que se evidencian, pero ninguna tan sustantiva como para no respetar los derechos humanos. Así como los pueblos árabes atacaron Israel en Yom Kippur, hoy es el Estado de Israel quien está abusando del derecho internacional y no respeta el derecho a la vida de los palesti-nos, así como el derecho a la soberanía y autodeterminación de los pueblos.

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-Cosas de un negro-

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Washington Cucurto es el seudónimo de Santiago Vega, mejor dicho su reemplazo. Persona-je que, como en la buena literatura, cobró vida y se devoró a su autor. Poeta, cuentista, linotipista de los bajos invisibles. Por momentos, su escritura se confunde con aguafuer-tes del lumpenaje porteño; por momentos, su imaginación colorea paisajes barrocos de entrañables caricaturas. Visceral, se desliza por esos lugares a los que la literatura argentina careta “bien” les corre la mirada. Pulsional. Dueño de un cinismo crítico que denuncia el maltrato vivido en los márgenes. La vulnerabilidad. Podría forzarse un parentesco con el lejano y mítico Grupo Boedo, pero el autor tiene sus propios motivos y su expresión es formalmente distinta. Una voz vigente con otras luchas. Este es Washington Cucurto y es un gusto presentarles la entrevista que Quilombo le hizo.

¿Quién es Washington Cucurto?

Me dicen Washington porque era el más morocho en un grupo de blancos, entonces me cargaban diciendo Washington que es un nombre con el cual se identi�ca a los negros uruguayos. A mí me dicen Cucurto, nadie me dice Santiago. Quizás en una cuestión formal, sí. ¿Cómo de�nís tu estilo?

Cuando era más joven era más disparatado, pero es algo típico de la edad. Son etapas de la vida. También, ya tengo 41 años. Por lo general lo que escribo está muy relacionado con mi juventud. Con una etapa que va de los 20 a los 30 años. Que es la etapa más linda porque yo tenía otra relación con la ciudad. Me juntaba con otra gente. Mi infancia también, pero básica-mente esa fue una etapa muy linda

y es también cuando empiezo a escribir, recordando lo inmediato y lo que me iba sucediendo. Por eso la escritura es un poco alocada.

¿Cómo fueron tus comienzos en la escritura?

Yo arranco a los 26, yo soy de Quilmes, nací en Berazategui. Yo vengo a Buenos Aires en el 89, tenía 17 años. Comienzo a trabajar de lo que encontraba, limpiaba los vidrios de los edi�cios ahí en santa fe y Montevideo. Trabajaba turno cortado, de 6 a 11 y después de 7 a 11. Limpiaba antes de que entraran las o�cinas y cuando se iban. Después en un puesto de diarios, en una panadería. Trabajos en empresas eventuales, no sé si seguirán existiendo, pero en esa época comienzos del menemismo había mucho. Te daban trabajo inmediato, de maestranza, super-mercados y de ahí pasé en la misma agencia a repositor de supermerca-do. Fui al supermercado, me enseñaron y ahí quedé. También estuve muy poco de vigilador.

Son muchos laburos al borde.

El trabajo marginal que tuve fue de pibe vendiendo cosas en la calle. Eso sí me parecía a la buena de Dios, sin ningún tipo de conten-ción social. Con mis padres y mis hermanos vendíamos en la calle, ahora a la distancia, analizándolo, me doy cuenta que era bastante tirado de los pelos. Eran otras épocas, la venta ambulante podía funcionar; hoy en día ya no existe más. A veces los pibes venden repasadores, pero…

¿La ciudad que documentaste no existe hoy?

Yo creo que la ciudad tiene muchas etapas, uno las va mirando de muchas maneras. Tiene que ver

con la mirada de cada uno, la ciudad del proletariado, del tipo laburante que la mira como negro. Y después cuando empiezo a leer empiezo a ver la ciudad desde otro lado también, entonces es como q son dos miradas distintas.

Ese cruce se nota en tu escritura, Traés una voz nueva. Piglia te comparaba con Arlt por el tema de la mirada. El enfoque costumbrista que pasa a ser crítico.

Lo que yo hago es mi mirada desviada, digamos, es la ciudad relacionada con el consumo, con el sexo, con la diversión y el trabajo violento. La cuestión muscular. Que es la que viven muchas personas que viajan 2 horas para ir al laburo desde la provincia, que van y vuelven. Todas cosas de la pelea diaria. Yo ya estaba adaptado a eso, ese era mi mundo, el que yo conocía. Después, cuando entro al mundo de los libros empiezo a conocer otro. Mi idea fue mezclar-lo. Entonces, no quedarme con eso sino incorporarlo a lo que yo había vivido. Me doy cuenta leyéndome.

¿Por qué ir a esos lugares?

Porque yo estaba en contacto con eso, de pronto hoy agarrás a un pibe de 20 años que está en contac-to con la ciudad de otra manera, que nosotros ya viejos no la inter-pretamos y no la vivimos. La juventud está muy empañada por la contemporaneidad, la juventud es una esponja que absorbe. Era algo que estaba, que no inventé.

Sin embargo vos tenías un registro histórico, hablas de tu familia peronista… Más allá de los 90, había algo que superaba la inme-diatez.

Era un peronismo como lo puede interpretar cualquier familia del

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Hoy día vas a una librería y no podés comprar un libro porque vale $150. Por el derecho de las

personas a leerlo eso se convierte en una mala noticia. Dentro del

mundo libresco los libros de Eloísa Cartonera son una buena noticia.

Menem. Todo el tema del consu-mismo. Era muy de época. Ahora muchas cosas siguen ocurriendo pero en esa época estalla el para-digma neoliberal. Comienza el triunfo del neoliberalismo por sobre toda la política. Eso por un lado, lo popular habría que anali-zarlo bien, pensar mejor. Todo está más relacionado con el consumo y armado por los poderes económi-cos. El tema del supermercadismo es algo muy nuevo en este país. Lo trajo el capital extranjero. Antes estaba el almacén del tano, de barrio. Después con la cosa moder-na, el shopping, se fue acabando. El

conurbano, sin un gran conoci-miento tampoco. Más por una cuestión sentimental, la verdad es que para pensar al peronismo hay que tener una herramienta. Tam-bién es otro peronismo, no el de los punteros, el que se escucha hablar a los viejos de barrio. Yo tenía una idea, pero muy barrial de pronto.

La cuestión de la identidad popu-lar, ¿Qué valor tiene trabajar eso, traerlo a la literatura? ¿Cuál es su función política?

Era lo que me pasaba en un momento de mi vida. Lo que pasaba durante el gobierno de

supermercado ha reemplazado todo eso. Entonces yo diría que es algo efímero instalado por poderes extranjeros para hacer dinero.

Tu escritura reivindica la postura del inmigrante frente a sus proble-máticas.

Tiene algo de eso, yo quise mostrar lo que sucedía, lo que sucede. Dentro de eso está la posición del inmigrante, que viene al país: dominicanos, peruanos, centroamericanos. Gente que históricamente ha tenido poca relación con el país. Vienen atraídos por el dólar, la posibilidad de tener una vida mejor. De pronto no es una inmigración con algún tipo de relación histórica, de tradición. No son como la inmigración de bolivianos y paraguayos, que son países hermanos y tienen otra relación de identidad. Han impues-to su estilo, sus costumbres, han hecho sus barrios. Pero también hay una inmigración tipo golondrina.

Se nota mucho el desamparo.

La inmigración es algo así, en todo el mundo. Ahora hay muchos chinos, coreanos. Andá a saber dentro de veinte años. En México hay muchos argentinos. Pero lo que sucede es que las inmigraciones actuales no son las que construyen la ciudad, le dan una identidad. La inmigración por lo general trans-forma la ciudad. El valor políti-co-sociológico que tiene es ese, el valor que le da el realismo, está acotado por la realidad.

¿Hubo un cambio entre esa escritura y lo que hacés ahora?

Era una escritura más salvaje, relacionada con la juventud, con el deseo. Después uno va creciendo, se va tranquilizando un poco, vamos mirando todo de otra

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Hay que generar otro modo de vivir, de interpre-tar la vida. Hacer un ejercicio de comprensión. Romper el egoís-mo. La vida no pasa por el dinero.

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forma. Eso fue lo que pude publi-car en ese tiempo, durante una década. Ahora escribo algo relacio-nado pero de otra forma, con una argentina más kirchnerista si se quiere, más de ahora.

¿Cómo es la argentina kirchnerista?

La Argentina kirchnerista me parece interesante, tiene algo novedoso. Merece un tipo de apoyo o de re�exión, es mucho más interesante que hace 20 años, una argentina con más pensamiento social, más politizada. Sin pensar tanto en el consumo, viendo las cosas de manera más global. Una Argentina que piensa por qué el país está como está, que salda deudas respecto a los militares.

¿Hay otras políticas sociales que valores?

Me parece que el relato está bueno, lo mejor que una política tiene que generar es la transforma-ción, la conversión. Uno de pronto empieza interpretar la vida de otra manera. Transformar la mente de una persona y que pueda ver las cosas de otra manera. La literatura hace eso. Si uno no tiene ese ejercicio de pensamiento, está bien que uno empiece a hacerse ese tipo de preguntas: “¿Está bien que haya una asignación para los niños?” “¿Está bien que éste haga aquello o lo otro?” Más re�exiva. Mirándose a sí misma y aprendiendo, ejerci-tando la política.

¿Qué es el quilombo?

Puede ser un desorden que está bueno vivir porque es de pronto como el arte, un espacio que uno no sabe bien para dónde va, y sin embargo va. Se deja llevar mucho por las emociones, los sentimientos, deseos, caprichos. Algo que no es tan racional.

¿Qué maneras hay de hacer quilombo?

La lucha contra el capital siempre va a estar perdida. Domina el mundo a nivel mundial. Sin embargo, creo que no es lo más importante. Hay que generar otro modo de vivir, de interpretar la vida. Hacer un ejercicio de com-prensión. Romper el egoísmo. La vida no pasa por el dinero, por una cifra económica. Si cambia de manos el capital no cambiaríamos. Quizá este gobierno tendría que sacarle valor a eso, difundir que se puede vivir en un país pobre materialmente pero con otros valores. Para eso es muy importante asegurar la educación. Es algo que está muy en deuda el tema de la educación. Colegios rotos… Hace falta levantar el nivel educativo. Seguramente quedará para el próximo gobierno. Me parece que hace falta más. Hay que armar mejor las leyes educativas, hacer un sistema que involucre a docentes, padres, alumnos, más fuerte, más unido. Hay que cambiar el sistema educativo.

A nivel cultural, ¿qué otras cosas pueden cambiarse?

Las clases sociales están muy marcadas en nuestro país. La vieja cacerolera y Mariano Grondona tienen su forma de pensar, D´elia tiene su forma de pensar. Hay que vivir con esa riqueza pero hay que marcar límites con cosas que tienen que quedar claras, cosas que no se tienen que tocar. No me gustaría que el día de mañana gane Massa, o Scioli, y saquen la AUH. Pasa mucho eso, que después vienen y se ponen en riesgo varias conquistas, pienso en la Ley de Medios, también. Hay cosas que van más allá de la ideología y competen a la identidad de un país. Responde a un pasado, estas luchas

sociales son históricas, vienen hace muchos años. Si viene alguien a cambiarlos sería una falta de respeto al país, una mala lectura de la historia.

Publicaste poesía primero y pasaron varios años hasta la narrativa. ¿Fue decisión tuya?

No, yo siempre escribí narrativa. En esa época era más difícil publicar. Después se abrió mucho la cancha. De hecho algunos autores jóvenes empezaron a editar. Y tampoco gustaba mucho lo que yo hacía en esa época. Después, con los años, gustó más. No era el momento, tal vez. Los poemas sí.

¿Cada género te interpela de manera distinta?

Escribo novela, poemas, crónicas. Todo lo que escribo parte de situaciones; cosas que suceden en las calles, cosas que oigo, que me dicen. Pero siempre es como muy parecido porque en los poemas hay personajes, hay acciones… sucede algo. En las novelas también, obvio. Se me cruzan. Siempre me salen 3, 4 o 5 poemas juntos. Entonces los voy armando. Y con la novela… me salen novelas. Depende el caso. Siempre hay personajes en situa-ción, son poemas que podrían ser cuentos.

Tu escritura es realista pero tiene ciertas fugas, rupturas de la trama.

Tiene algunas cosas oníricas, más imaginativas. A veces pasa en la realidad también eso. Es parte de la realidad. Quizá los realistas puros, escritores clásicos como Hemin-gway o Dostoievsky, o mismo Bukowsky, no lo hacen. Pero creo que son parte de la realidad, tiene muchas facetas. Lo que es para mí, quizá para vos es otra cosa. Es algo distinto.

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unos 60 autores que releo muy seguido. Laiseca, Lamborghini, García Lorca, Mayakovski…

Tu trabajo terminó en periodismo, algo lógico, creo.

Tuve suerte de que les gustara lo que hago (N de R: trabaja en ESPN). Siempre trabajo con mucha libertad. Es con el sueldo con el que mantengo a mi familia, es algo que me ha posibilitado escribir. Me gusta hacer periodis-mo. No me veo haciendo periodis-mo político, por ejemplo. Pero he trabajado en Clarín, en Crítica, en Per�l.

Fuiste traducido a varios idiomas. Cómo sentís que reciben tu obra en otros países.

Algunos lo comprenden más y en

otros lo deben ver un poco raro. Es muy difícil saberlo porque no leo ninguno de los idiomas en que fue traducido pero me dicen los lectores que les gusta, que lo comprenden, que les parece divertido. Pero por otro lado yo creo que es muy de acá lo que escribo. No sé para un inglés, para un alemán. Quizá muy lejanamen-te, no sé. Viste que algunos son complejos, tienen mucha mirada y mucho diálogo con otras cosas. Hay que saber las referencias para completar el sentido.

El título de “La máquina de hacer paraguayitos” traducido al alemán me causó impresión. Es una locura con algo tan localizado.

Yo veo al inglés como un idioma más adecuado para las traduccio-nes. Lo veo más metálico, más

¿Tu primer trabajo poético es Zelarrayán. Qué otros autores son referenciales en tu trabajo?

Con Zelarrayán me pasó encon-trar a un tipo con el mismo tono que yo escuchaba en el barrio. Me dije: “No sabía que había tipos que hacían literatura con esto. Yo conozco el barrio, puedo escribir así”. Pensé que conocía muchos dominicanos, mucho ambiente. Y que hay mucha gente que no lo conocía y hubiera estado bueno que sí: para eso estaba mi voz. Histo-rias de supermercado, sobre mis compañeros de trabajo. Ya era un ambiente raro para un libro pero bueno, me gustó la idea de poner todo eso. Me entretuve, se me hizo fácil. Fue una invención de pronto. No estaba muy escrito en esa época. La narrativa sobre los boliches, la noche de Constitución. Debo tener

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Mucho más que libros

Eloisa Cartonera es una editorial que se describe por sí misma:

“Somos Eloísa Cartonera, una cooperativa del barrio de la Boca,

en Buenos Aires, Argentina. Fabricamos libros con tapas de cartón. Para esto compramos el

cartón que los cartoneros juntan en la calle. Nuestros libros son de

literatura latinoamericana, de los autores más bellos que hemos

conocido en nuestra vida de trabajadores y lectores.

Estamos muy contentos por todas las cosas que hicimos con mucho amor. El catálogo anterior decía que habíamos llegado a los 100

títulos, pues hoy podemos decirles que estamos cerca de los 200 títulos

de las más variadas y entretenidas obras literarias de Argentina y

nuestros países hermanos.”

directo. Es muy musical. No sé qué pasará con las palabras del guaraní. La máquina de hacer paraguayitos es, como te decía antes, una situación. Saqué a bailar a una rubia, en un baile en Constitución, muy linda. No se iba, pasaban los temas y se quedaba: bailábamos. En un momento me dice– ¿Cómo te llamás? Soy Silicia– Seguimos bailando hasta que me pregunta– ¿No querés conocer mi máquina de hacer paraguayitos?- En esa época los dominicanos hablaban mucho lunfardo. A mí me llamaba mucho la atención. La jerga de acá. Una vez escuché decir a una “qué ofri que hace en este yotivenco”. Era muy raro, y pensé “bueno, voy a tomar este idioma”.

Rescatar esa belleza es un logro. Recuerdo a González Tuñón, con el mismo objeto quizá pero con

distinto foco a De la Púa.

Yo creo que siempre hay algo en la ciudad para hacer. Siempre hay movimiento. Yo en esa época andaba en la calle, me salió natural-mente. Lo que se da en la juventud es irrepetible, la fuerza se va agotando con los años. Puede repetirse un poco, pero ese deseo, esa fuerza… comienza una bajada.

¿Hoy qué te mueve?

Escribir, seguir trabajando. Y todo aquello relacionado con la agricultura. Plantar, cuidar. En la cooperativa tenemos un campo y ahí estamos plantando, disfrutando la distinta variedad de árboles. En cuanto a mi trabajo de autor estoy dibujando, hago unas pequeñas historias de cuatro cuadros con escritos y dibujos. Unos cuentos

Mural de Eloisa Carto-nera realizado por el emblemático letrista peruano Elliot Tupac.

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Por eso se ha replicado tanto el modelo a lo largo de toda América. Poca gente tiene el dinero para montar una editorial, imprimir un libro es muy caro, y muy loco. Todos los proyectos similares fueron armados sin decirme nada, incluso algunos se enteraron por otros, ni me conocen. Esto demues-tra que hay una facilidad, que la gente puede hacerlo. Si fuera difícil nadie lo haría.

Lo que yo hago es mi mirada desviada, digamos, es la

ciudad relacionada con el consumo, con el sexo, con la

diversión y el trabajo violento. La cuestión muscular. Que es la que viven muchas personas que viajan 2 horas para ir al

laburo desde la provincia, que van y vuelven. Todas cosas de

la pelea diaria.

comprimidos. Tengo algunas cosas por terminar, novelas policiales. Algunas hechas, a medio hacer. Siempre escribiendo poesía, tengo mucho material.

¿Cómo tomás tu trabajo editorial? (Cucurto creó y dirige Eloísa Cartonera, proyecto editorial que trabaja mancomunadamente con cartoneros y escritores)

Es un regalo, la manera de editar. Este es un país con una larga tradición editorial. Fue un proyecto muy apoyado por autores, editores: por toda la sociedad. Yo creo que un libro es una buena noticia. Un buen objeto, lindo. Hoy día que vas a una librería y no podés comprar uno porque valen 150 pesos, cien pesos. Se vuelve muy caro y algo negativo en la vida de uno, porque es inaccesible siendo necesario. Por el derecho de las personas a leerlo, se convierte en una mala noticia. Dentro del mundo libresco los libros de Eloísa son una buena noticia. Es económico, tiene una forma de hacerse que representa otros valores. Y también es un tesoro, porque te encontrás con un libro de Aira, de Lamborghini, de muchos autores; también aquellos que no conocés y te gustan. Y quizá no los vuelvas a ver porque puede que nadie más los vaya a editar.

¿Cómo sentiste el cambio de escritor a editor?

Para mí es lo mismo. Yo siempre escribí. A partir de la lectura hago una edición sencilla, simple. Así como escribo: rápido, libre. Sin mucho aparataje.

¿Realismo atolondrado?

Y un poco sí porque cada uno tiene que encontrar sus formas. Yo encontré la manera más viable de

hacer mi escritura. Siempre tuve que trabajar, criar una familia. Nunca pude vivir únicamente de esto. Estar seis meses con un libro, o un año. Hubiera sido imposible para mí escribir algo. Entonces fue: “bueno, lo hago rápido, esforzándo-me lo máximo posible pero sin volverme loco”. Para mí la literatura fue más movimiento, hacer algo.

Es maravilloso que exista esta manera de publicar

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Es doloroso hablar de los fondos buitres. Genera bronca el abuso. Nos llena de impotencia saber que Argentina tiene que pedirle permiso a un juez norteamericano para pagar su deuda, que un extranjero decide sobre nuestro futuro. Mucho se dijo y la tinta sigue. Nosotros intentamos rastrear el huevo de la serpiente y exponer lo absurdo de este sistema econó-mico mundial que presenta sínto-mas como estos capitales usureros e improductivos de inversión de una enfermedad incurable.Biografía de un crédito maldito No siempre tuvimos deuda

Los intereses hacen peor daño

a la economía que la carga no-

minal del crédito base.

externa. Pero la actual tiene prehis-toria. Aquel empréstito de Baring Brothers adquirido durante el gobierno de Rivadavia en 1824 se terminó de pagar en 1904. Como en aquella ocasión, los intereses hacen peor daño a la economía que la carga nominal del crédito base. Derrocado el gobierno de Juan Domingo Perón (quien se había negado a incorporarse al FMI y al Banco Mundial y no tenía deuda externa), en el mandato de Arturo Frondizi se inició el nuevo crédito, que en ese momento ascendía a 500 M de dólares, con lo que hoy se conoce como Club de París. Más

BUITRES

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adelante, luego de interruptus radicales, golpes militares y el regreso de Perón, la última dictadu-ra militar argentina recibió una deuda cercana a los 7.000.000 USD. En sólo 6 años, la dictadura la sextuplicó y dejó en 40 mil M de dólares. Mario Ca�ero presentó un informe en el Congreso donde se denunciaba que 30 mil M serían deuda fraudulenta que estaría en cuentas en el extranjero a nombre de argentinos (ver nota sobre fuga de capitales). También es destaca-ble que esta parte de la deuda es doblemente ilegítima en cuanto que sus responsables no fueron elegidos democráticamente para responder por asuntos de soberanía nacional y que mediante la Ley 23.854 el Congreso de la Nación rechazó las cuentas de inversión de los ejercicios 1976 a 1983. Además, durante este período (en 1982) se dio la primera estatización de deuda privada con Julio Gonzá-lez del Solar como presidente del Banco Central, sucesor del fuerte-mente relacionado con esta deuda Domingo Cavallo, quien tiene el nefasto crédito de haber estado en las dos estatizaciones de deuda privada. Por si no queda claro: las deudas millonarias de empresarios inescrupulosos y aliados al gobierno militar fueron pasadas al Estado. Así, empresas como Sevel, Astra, Pérez Companc, Banco Galicia, Banco Francés, Grupo SADE, IBM, Industrias Metalúrgicas Pescarmona, Banco Supervielle y Fiat lavaron sus deudas pasándo-noslas a todos los argentinos. Después de la muerte y las estafas al pueblo argentino, ya en la “democracia de la derrota” (como la llama Horowicz) Alfonsín y sus 4 ministros de Economía ( Jesús Rodriguez Juan C. Pugliese, Bernardo Grinspun pero especial-mente Juan V. Sourrouille) llevaron la deuda a 58.000 M USD. Un crecimiento notable pero muchísi-

mo menor al del período del dólar fácil, la apertura comercial indiscri-minada y el desguace del Estado Nacional: bienvenidos al massis-mo/macrismo ¿sciolismo? mene-mismo. El insostenible crédito del plan de convertibilidad (cuando una parte de la sociedad jugaba a consumir como una economía del primer mundo a costa de la otra parte), el Plan Brady (por un secretario del tesoro de EEUU) que reestructuró con tres caracterís-ticas salientes a raíz de aceptar el consenso de Washington: 1, correr al Estado de la economía; 2, �exibilización laboral y 3, �nal-mente más deuda e intereses por pagar. A la salida del menemismo, la deuda ascendía a 150.000 M USD (http://datos.bancomun-dial.org/indicador/DT.DOD.-DECT.CD?page=2). De La Rúa, que más que como inoperante debería ser recordado como otro estafador más del tesoro público, implementó junto a Cavallo (que todavía se presenta a elecciones) el megacanje (un plan que aún tiene imputados y por el cual no pagamos a cambio de deber muchísimo más por año, hasta un 7% de dinero improductivo sumado a la deuda) y el blindaje (recibimos 40.000 M USD y tuvimos que “recortar las jubilaciones futuras y desregular las obras sociales”, según Página 12 http://www.pagina12.-com.ar/2001/01-01/01-01-13/pag11.htm, además de ceder soberanía �scal sobre las provincias). Luego declaramos el default más grande de la historia, nunca se dejaron de pagar compromisos de tanta importancia. El kirchnerismo reestructuró la deuda con nuevas quitas, intentando no pagarle a los que aprovecharon el default para comprar títulos entre el 15 y el 30% de su valor para pedir el 100% por vía judicial. Un 7% del total de la deuda no entró en canje y sólo 1%

fue a juicio y se comporta de manera intransigente. Lo que sucede es que por la cláusula RUFO (derechos sobre futuras ofertas- en inglés) o pari passu (para todos igual) todos pueden pedir cobrar el 100% y se volvería imposible para Argentina pagar 150.000 M USD, o el número ajustado al cierre de la rapiña buitrera multiplicado por 95. Por qué se discute en EEUU Por la reestructuración del Plan Brady y los Tratados bilaterales de inversión ocurridos durante el gobierno de Carlos Méndez, la Argentina garantizó su compromi-so a pagar cediendo soberanía jurídica, otorgándole el poder de juzgar lo bien o mal que pagamos a un tribunal norteamericano. Mediante esta entrega desleal, se pidieron créditos con tasas más baratas. El PBI de EEUU en el año 2012 alcanzó los 16 billones de dólares, pero su deuda pública se estima en más de 17 billones (nuestro país entró en default cuando la deuda llegó a casi el 160% del PBI anual). Pero EEUU no entra en crisis porque tiene una garantía que va más allá de los papeles: el ejército más poderoso del mundo. Es el mejor índice de con�abilidad posible. Vivimos en una economía basada en el crédito y el capital �nanciero: casi el 90% del dinero existente lo conforman depósitos a corto y largo plazo, hipotecas, deudas, etc. todos los tipos de capital �nanciero; sólo el 10% del dinero es moneda circulante. Signi�ca que es crédito incobrable, a menos que con�emos en él. Economía religiosa. Es decir que si todos quieren convertir sus dígitos bancarios en moneda, el sistema estalla como una burbuja. Pero si nos aferramos a que Dios existe, hace milagros. Ya dijo Bush que Dios le había ordenado invadir Irak y Afganistán.

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Más allá del posible colapso �nanciero de varios países, un pusilánime juez de tan débil cuerpito como �omas Griesa decide que la ley no es más aquel contrato que debería mantener cohesionada a la sociedad. La ley es la voluntad de un par de merce-narios que juegan a contar billones de dólares en los verdaderos paraísos que son los �scales. La mayoría de los 40.000.000 tendre-mos que trabajar un año para unos pocos tipos en bermuda que remojan las patas en el Caribe, “joya nunca taxi” en lo que al yugo re�ere, para pagar esta deuda que puede acercarse tanto al PBI anual

de la Argentina. ¡Que se quejen ahora de los vagos los tipos que hablan de planes! Que quede claro: Griesa es un juez que ha violado el debido proceso, que de�ende a rajatabla los intereses de mercenarios del capital �nanciero internacional, que es todo menos imparcial y que se burla abiertamente de Argenti-na. Hay crónicas que demuestran que no escucha a la parte argenti-na, ha retenido fondos que ya no son de un implicado (Argentina los depositó en cuentas de terceros) y chicanea en cada conferencia de prensa donde le muestra los dientes al sistema republicano y democrático.

La ley es la voluntad de un par de mercenarios que juegan a contar billones de dólares en

los verdaderos paraísos que son los �scales.

Juez Griesa

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Perón(1945/55)

Frondizi(1958/62)

Junta militar(1976/83)

Alfonsin(1983/89)

7.000 M

46.000 M65.000

Perón se negó a traer deudas al país posibilitando un creci-miento sustentado por el desarrollo íntegro de la nación, pero tras su derrocamiento, en 1955, la deuda regresó al país. Durante la dictadura y el neoliberalismo de Menem la deuda subió a números que resultan imposibles de pagar-se. Vealo por usted mismo.

-encifras-

*Datos extraidos de los registros del banco mundial -actualizado por última vez en 2013-

90% del dineroque circula enel mundo enrealidad no existe.

#0

#1 #2 #3 #4Argentina emite bonos.

El país entra en defoult y los bonos pierden validez.

Los buitres compran esto bonos basura a un precio menor al original.

Algunos buitres exigen al país no sólo el pago de los bonos a precio original sino también el de los intereses.

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Menem(1989/99)

De La Rua(1999/2001)

Duhalde(2001/03)

N. Kirchner(2003/07)

C. Fernandez de Kirchner(2007/hoy)

M

150.000 M175.000 M

190.000 M

120.000 M150.000 M

#5a #5b #6Si no se paga se entra en defoult.

Si se paga el resto de los buitres puede exigir también el pago de su deuda, por lo que se entra en defoult.

Conclusión: usted trabajaría para que los buitres tengan unas lindas vacaciones en paraisos (fiscales).

Los fondos buitres son “inversionistas” que compran en el mercado deuda de Estados y empresas al borde de la quiebra al 20% o al 30% de su valor nominal y luego exigen el pago del 100% de este valor. En otras palabras, mediante la especulación �nanciera, los fondos buitre compran títulos de deuda de los países en una situación económica di�cil, a precio basura para luego litigar en los foros internacionales e intentar cobrar la totalidad del valor de esos bonos.

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TENGOHAMBRE

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estaciona a su lado e inmediata-mente nuestro protagonista deja de hacer quilombo. No se resiste, se entrega y susurra al aire una de las frases más fuertes que escuche en vida: “Al �n me van a dar de comer”. Dejó un pensamiento reverberando en mi cabeza. Me gustaría soltar la pluma y escuchar qué pensás vos, lector, al escuchar esa frase; ¿Qué sentís al ver una persona hambrienta? ¿Cuál es la primera sensación que te

otros ni siquiera tengan qué disfrutar. La vida que vivimos día a día está dispuesta para que algunos derrochen comida y otros no tengan con qué llenar sus estóma-gos. La suerte parece estar echada al nacer, el color oro o barro de tu cuna te puede marcar para siempre.Cifras Modernidad y progreso son sinónimos de producción de alimentos, no de su consumo. No medimos principalmente el progreso en base a tener una sociedad donde todos los habitan-tes sean capaces de alimentarse, de tener acceso a salud, a educación y a un trabajo digno (entre otros índices). Lo que simboliza el poder, el progreso y, por ende, el status de una sociedad contemporánea es la cantidad de fábricas que una región posea. No importa el número de alimentos consumidos sino de alimentos producidos, y así andamos. El hambre constituye un número anual de muertes superior al de los muertos por sida, malaria y tuber-culosis juntos. Que de todas maneras, afectan también a los más pobres. Mientras que en Argentina se producen alimentos su�cientes como para alimentar al 170% de nuestra sociedad, el 12 % de nosotros no puede satisfacer sus necesidades alimenticias (desperdi-ciando casi la mitad del alimento producido). Si estos números no te preocupan te lo paso en limpio: en el mundo 842 millones de personas (20 veces nuestra población) se van a dormir sin haberse llenado el estómago. Horroroso si notamos

Bajaba del tren, camino a la parada del colectivo. No recuerdo la hora: era de mañana y volvía a casa después de salir con amigos. El viaje de vuelta había alivianado un poco los efectos del alcohol pero en sus cenizas la felicidad aún ardía más que el cansancio. Un suceso borró la sonrisa intensa de una madrugada fría: desde la esquina por donde el colectivo debería aparecer se observaba un hombre de aspecto descuidado destruyendo

todo lo que estaba a su paso, pero sin joder a nadie. Tiraba o rompía las bolsas de basura, pateaba los cartones que los locales habían dejado en la vereda la noche anterior, arrancaba los carteles pegados en la pared. La bronca la expresaba de varias maneras, a los gritos; asustando, sí, pero sin propiciar una molestia directa hacia ningún transeúnte. De manera esperada, entre sus gritos y actos, todos quedamos mirándolo sin entender mucho. Al poco tiempo pasó lo más increíble: una patrulla

atraviesa al ver a otro muriendo de hambre? Me gustaría que las respuestas de cada uno de nosotros sea una realidad (porque realmente me niego a creer que un ser humano, por sádico que sea, pueda contestar algo que incluya la crueldad su�ciente como para alegrarse de este hecho). Me gustaría creer que nadie quiere que haya personas muriendo de hambre. Me gustaría creerlo pero no puedo. El mundo parece estar armado (¿desarmado?) de manera tal que algunos pocos disfruten de mucho y

170%Es la cantidad de perso-nas que es posible alimentar en base a la producción mundial.

12%El porcenyaje de indivi-diuos que se van a dormir sin comer o con hambre.

El hambre constituye un número anual de muertes superior al de los muertos

por sida, malaria y tubercu-losis juntos.

Dese

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que este es un acontecimiento evitable (los números no mienten). ¿Qué impide que esto pase? ¿Si es evitable, por qué existe el hambre? ¿Por qué todavía muere gente? Aquí es donde el término “capitalismo salvaje” tiene más sentido. La muerte es también un cruel símbolo de la opresión del imperialismo sobre los países subdesarrollados: mientras que en Estados Unidos y Europa la mortalidad es bajísima, los países africanos y asiáticos poseen una taza preocupante con respecto a la inanición. Existe un Índice Global del Hambre (IGB o GBH por su nombre en inglés) que muestra lo desproporcionado del reparto de este evitable problema. Se llega al paroxismo cuando se piensa que Estados Unidos tiene una sociedad

No medimos el progreso en base a tener una so-ciedad donde todos los habi-tantes sean capa-ces de alimentar-se, de tener acceso a salud, a educación...

con un gran número de gente obesa, o sea, que come por gula y esto parece, sin menospreciar el asunto, preocupar más al mundo que el hambre. Son dos tipos distintos de malnutrición, pero el primero es más involuntario. El martirio se multiplica cada segundo que pasa el hambre excluída de los medios de comuni-cación de masas. El primer paso para solucionar un problema es asumirlo. Sería de gran ayuda hablar del tema, hacerlo cotidiano y conocido. Es casi imposible, hoy por hoy, que en los medios se levanten estas banderas. A los políticos en funciones no les conviene hablar de esto, y los medios concentrados sólo lo usan cuando quieren bajar a un funcio-nario.

8%la comida producida desperdicia.

19 millEs el número de los animales sacrificados por día que no llegan a consumirse.

79%De los 316 millones de estadounidenses sufren sobre peso u obecidad.

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*TENGOHAMBRE

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Desde 2011 las escuelas públi-cas de Dakah , capital de an-gladesh, otor-gan una me-

rienda que aporta el 67%

de los nutrien-tes esenciales

y Birmania (a su oriente) ha iniciado una campaña para detener el problema de nutrición que afecta a su país y de paso, matando dos pájaros de un tiro, promover la educación. Con la ayuda del programa mundial de alimentos (PMA) desde 2011 las escuelas públicas de Dakah, capital Bangla-desina (otro hallazgo), otorgan a casi 2 millones de alumnos una merienda que aporta el 67% de los nutrientes esenciales para encarar la jornada, de este modo los niños asisten al colegio y de paso obtienen alimentos con las energías su�cien-tes para poder concentrarse en el estudio y encarar la mitad del día. Este programa, que también incluye un paquete educativo básico sobre higiene, nutrición y

cultivo del alimento, ha tenido gran aprobación entre la gente: la matrícula de las escuelas con el programa ha aumentado un 11%, como así también aumentaron un 11% las tasas de asistencia de 2007 a 2012. El plan es ejemplar, como el de los microcréditos, que también viene de ese país. De este modo, la ciudad de Dakah está poniendo a prueba un plan para futuro (ésa es la idea) donde los chicos no sólo se concientizan sobre la importancia del alimento nutritivamente, sino como vida misma y serán estas generaciones próximas las que podrán otorgarle a toda la comuni-dad el alimento que le es necesario para poder avanzar hacia una justicia que hoy se nos niega.

Seguramente la gran mayoría no podríamos señalar en un mapa a Bangladesh, ni tampoco describir su bandera (nos enteramos que es igual a la de Japón pero con un verde en lugar del blanco, una bandera inquietante y de muy bajo contraste) pero pese a ello, este país asiático cuenta con 167 millones de habitantes en un territorio de tan sólo 147.570km² dando como resultado una densidad poblacional de 1136 hab/km² (para que se den una idea la Provincia de Buenos Aires cuenta con una densidad de 53 hab/km²). Esta cantidad de personas en un espacio tan reducido conlleva problemas. Este país ubicado a costas del golfo de Bengala, al sur de Asía, entre India (a su occidente)

BANGLADESH

Capital. DhakaIdioma. BengalíPoblación. 167 millonesSuper�cie. 147 mil km2Densidad. 1136 hab/km2Moneda. Taka

EL CASO

India

India

BirmaniaGolfo deBengala

Bangladesh

Dakah

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se disfruta comocomida recalentada

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Juan Bipolar Gonzalez 20/07/2014 21:00hsHola Quilomberos, quería decirles que me parece excelente la revista. Tienen un conte-nido muy interesante y una forma de signi�-car la realidad que aún no logré encontrar en otro medio.

Juan Bipolar Gonzalez 20/07/2014 21:11hsLa revista es una mierda, estoy haciendo lo posible para que la bajen del Issue.

Juan Bipolar Gonzalez 20/07/2014 21:30hsMe encantan las notas y los temas que tocan. Me parece un contenido tan nutritivo como ir a ver cómo despegan los aviones al aero-puerto.

Juan Bipolar Gonzalez 20/07/2014 21:45hsTípica revista de negro falopero apologista de la mala vida.

Juan Bipolar Gonzalez 20/07/2014 21:53hsNunca lei tantas realidades juntas. Muy buena la revista.

Juan Bipolar Gonzalez 20/07/2014 22:07hsNarcocriminales, deberían tener prohibida la mano para la escritura.

Juan Bipolar Gonzalez 20/07/2014 22:15hsTotalmente de acuerdo con su línea editorial, quiero sumarme al sta� quilombero.

Juan Bipolar Gonzalez 20/07/2014 22:30hsMisóginos, discriminadores, xenófobos.

Juan Bipolar Gonzalez 20/07/2014 22:45hsLa revis está más buena que el culo de la Xipolitakis.

Carta al lectorRockola

Somos Quilombo, usamos un Ipod para escuchar cumbia, Steve Jobs (¡anti!) se quiere matar.

Flor de piedra - El vino me pegóAdiós cumbia melódica, hola cumbia villera.

Damas Gratis - Quieren bajarme...y no saben como hacer (¡anti!).

Mala fama - Gorra basuraLa intro más grande de la cumbia villera.

Supermerka2 - La lataSi tu viejo es zapatero y las frases antes de la canción.

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Hola, soy la columna de Neymar, de quien los medios han hablado tanto. Quiero informarles que mi estado actual es óptimo. He escogido este medio (La Quilom-bo) como el único que usaré para expresarme directamente, ya que los chicos me caen bien aunque sean argentinos. He tenido la buena y mala suerte de acompañar a un jugador de lujo durante su carrera futbolística. Pero más allá del golpe que he sufrido, este muchacho me estaba exigiendo mucho. Ahora conocí dos cosas que van de la mano. Una es la fama, por la aparición en medios de todo el mundo y la otra es la medicación que aplicaron sobre mí, para mi recuperación efectiva. Si bien las drogas cumplieron su función de recuperación, también me dejaron manija cuando las fueron suspendiendo entonces decidí retorcerme cada vez que quieren bajar las dosis así le causo dolor al muchacho y siguen

enviándome esas sustancias exqui-sitas que me dejan viendo realida-des paralelas muy entretenidas. De esta forma también lograré que mi fama no se acabe, ya que los medios no abandonarán mi segui-miento; de mí depende el futuro futbolístico de la estrella que mantengo erguida. Sepan bien quién está detrás de esa estrella, quien mantiene de pie esa cara bonita. Si me suspenden las drogas me encargaré personal-mente de mantener al muchacho con las piernas dormidas. Yo mando del cuerpo para abajo, así que conmigo no se jode. No se les ocurra cortarme la falopa porque dejo al pibe en silla de ruedas. Esto no es joda. Ya le agarre el gustito, ahora no me corten el chorro. Quiero pichicata cada 15 días y directa; por las venas tarda mucho. Si mantenemos el acuerdo posiblemente sigan viendo la magia de este pibe sobre el campo futbo-lístico.

LACOLUMNA

DE

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Compatriotas, miren a sus dirigentes, sonunos repugnantes gorilas del espacio

Espero que las próXimas elecciones seanordenadas para que no haya necesidadde un baño de sangre...

Y a mi qué me dices, yo vote por Massa

Cierto, somos cipayos ¿y qué van a hacer?

deben votar poruno de nosotros

Podemos votar por un tercer candidato

Adelante, echen su voto a la basura

Inclínense todos ante el presidente Macri

¿Por qué creamos un arma apuntando a un barrio desconocido del conurbano?

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¿Estás triste porque en el boliche te encontraste con una ex compa-ñera del secundario, la que siempre te gustó y nunca te animaste a encarar y, aprovechando que estabas medio del orto la fuiste a saludar con intenciones de ganárte-la y no sólo te rechazó sino que ni siquiera se acordó de vos? Tranqui-lo capo, a todos nos pasa. En serio, incluso a Los Beatles. A ellos también los han rechazado. No, no es joda: hubo una vez, en 1962, cuando un tipo les dijo “NO!” a los pibitos de Liverpool. Uno está acostumbrado a verlos tan triunfantes; ricos, famosos y lo más importante: llenos de talen-to…nah mentira, lo más importan-te es que con esa cara de goma la ponían como loco (en especial Paul que se comía al carocito de Jane Asher que estaba más buena que hacer �aca un lunes en invierno). Mientras vos te recuperás de una resaca tremenda el 1º de Enero, los Beatles, gente profesional, estaba arribando a la gran ciudad (Lon-dres) para audicionar con Decca Records y así poder iniciar lo que sería una próspera, gloriosa y eterna carrera hacia la inmortalidad. Pero no todo es color de rosa y mucho menos cuando las fotos eran sólo en blanco y negro. El año fue 1962 y los de Liverpool se perdían de festejar por el nuevo año para que un gilastrun les dijese “los grupos de guitarra no prosperarán”. Y vos creías que hacías mal tu laburo. ¿Te imaginas lo que habrá dicho su jefe al enterarse, un año después, que este cuarteto al que Tony Meehan dijo “¡NO!” se convertiría no sólo en la banda más grande de todos los tiempos sino también en un éxito inmediato? No creo que haya sido “muy buen trabajo, chico”. Conclusión: siempre hay una Paraphone para un grupo de guitarras.

El día que...

fueron rechazados

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