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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial Ciclo operativo 2021 - 2022

Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

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Orientaciones para la intervención pedagógica

en Educación InicialCiclo operativo 2021 - 2022

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en Educación InicialCiclo operativo 2021 -2022

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Directorio

Delfina Gómez ÁlvarezSecretaria de Educación Pública

Gabriel Cámara y CerveraDirector General del Consejo Nacional de Fomento Educativo

María del Pilar Farrés González SaraviaDirectora de Educación Comunitaria e Inclusión Social

Manuel Ricardo Bravo ValladolidDirector de Educación Inicial

Héctor Robles VázquezDirector de Planeación y Evaluación

Juan Martín Martínez BecerraDirector de Operación Territorial

Luis Carvajal PérezTitular de la Unidad de Administración y Finanzas

Pedro Antonio López SalasDirector de Cultura y Difusión

Yazmín Lizbeth Vargas GonzálezDirectora de Asuntos Jurídicos

Albina Francisca Morales RojasTitular del Órgano Interno de Control

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Orientaciones para la intervención pedagógica

en Educación InicialCiclo operativo 2021 -2022

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

Edición Consejo Nacional de Fomento Educativo

TextoMónica Tatiana Alba RomeroKenia Arias Aguilar Magdalena Cázares Villa Ulises Colorado Nájera Ma. Esther Cortés Miguel Nelva Monserrat Maguey Campos Guadalupe del Consuelo Ramírez Vidal

Cuidado editorial Rose Mary Espinosa Elías

Diseño de portada e interioresRosa María Díaz Álvarez

DiagramaciónRodrigo Amadeus Olvera García

Primera edición: 2020Segunda edición: 2021

D.R. © Consejo Nacional de Fomento EducativoAv. Universidad 1200,col. Xoco, alc. Benito JuárezC.P. 03330, Ciudad de Méxicowww.gob.mx/conafe

Impreso en México

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CICLO OPERATIVO

2021-2022

ÍndiceIntroducción 7Educación Inicial en el marco del COVID-19 9Semáforo de riesgo epidemiológico 10Estrategias para la intervención con las familias ante la nueva normalidad 11

Microsesión en espacio abierto 11Microsesión en espacio cerrado 18Acompañamiento a la crianza en el hogar 19

Recursos para fortalecer la intervención pedagógica con las familias 24

Programas de Aprende en Casa. Educación Inicial 24Actividades para favorecer interacciones en el hogar 25Comunicación vía WhatsApp 26

Recomendaciones para organizar el Inicio del ciclo operativo 26Seguimiento a las actividades de Educación Inicial durante la intervención educativa 28Anexos 30

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CICLO OPERATIVO

2021-2022

Introducción

La pandemia generada por el virus SARS-COV2 (COVID-19), a la que nuestro país y el mundo entero le hacen frente, ha obligado a modi-ficar nuestra cotidianeidad y esto ha tenido profundas afectaciones en la vida de las niñas y los niños de la primera infancia. Debido a los riesgos para la salud, la Secretaría de Educación Pública, en atención a la instrucción del Consejo General de Salud, suspendió a partir de fines de marzo de 2020 todas las actividades presenciales de los servicios educativos y presentó alternativas a distancia con apoyo de diversos recursos de comunicación e información.En el caso específico de Educación Inicial del Conafe, a partir de abril de 2020 fueron suspendidas las sesiones presenciales con las fa-milias y en su lugar se ofrecieron actividades para realizar en casa para propiciar la interacción de los adultos con las niñas y los niños y promover prácticas de crianza de acuerdo con los derechos de las niñas y los niños. Lo anterior con la intención de no afectar las actividades que se realizan en los servicios educativos y, al mismo tiempo, proteger la salud, tanto de las familias como de las figuras educativas.De igual forma, se plantearon actividades de estudio para las figuras educativas, con la finalidad de continuar su formación al utilizar ma-teriales con los que ya contaban y otros que les fueron distribuidos en formato electrónico, a través de medios diversos.La evolución de la pandemia aún no permite regresar a las activi-dades presenciales. Como la prioridad es salvaguardar la salud y la vida de las niñas y los niños, es importante garantizar y materializar su derecho a la educación. Estamos en un contexto de enormes retos. En ese sentido, y en con-gruencia con la prioridad que para la Secretaría de Educación Públi-ca (SEP) significa la atención a los primeros años de vida de las niñas y los niños, el Conafe ofrece a las Promotoras Educativas (PE) este Cuadernillo de Orientaciones para la Intervención pedagógica en Educación Inicial, con el fin de guiar, durante la pandemia, la inter-vención pedagógica con las familias beneficiarias, en atención de las medidas que establece el Semáforo de riesgo epidemiológico.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

En este documento se plantean diversas alternativas de interven-ción pedagógica con las familias, así como algunos recursos didác-ticos para brindar soporte socioemocional a las niñas y los niños.De acuerdo con las condiciones sanitarias que prevalezcan en el país, en las entidades federativas y en las comunidades en donde se ofrece la Educación Inicial del Conafe, las familias acordarán las formas que consideren más adecuadas para implementar la con-tinuidad de los servicios de Educación Inicial. Ello implicará que la PE disponga de flexibilidad y capacidad de adaptación en su interven-ción educativa para brindar atención a la totalidad de familias, al cuidar su salud y la de la comunidad. Este Cuadernillo está organizado según los siguientes apartados:Estrategias para la intervención pedagógica con las familias ante la nueva normalidad. Aquí se describen las propuestas de intervención educativa que la PE podría implementar, de acuerdo con el semá-foro de riesgo epidemiológico que prevalezca en sus comunidades. En este mismo apartado se presentan los recursos en los que podrá apoyarse la PE, para dar información a las familias: fichas con activida-des para promover interacciones en el hogar, uso de Whatsapp para la comunicación, intercambio de recursos y evidencias con las familias, así como el seguimiento por parte de la estructura educativa.En el apartado Recomendaciones para organizar el inicio del ciclo operativo 2021-2022 a distancia, se brindan, paso a paso, las activi-dades que la PE desarrollará en la comunidad con el grupo de fami-lias a partir del inicio en octubre.En el apartado Seguimiento a la operación de la Educación Inicial, se describen las actividades que implementará la PE, junto con la es-tructura educativa, para recuperar evidencias e información acerca de la implementación de las Estrategias de intervención.Por último, en el apartado Anexos, se enlistan los diferentes recursos didácticos en los que la Promotora Educativa se apoyará para el de-sarrollo de las actividades durante la intervención pedagógica con las familias.

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CICLO OPERATIVO

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Educación Inicial en el marco del COVID-19La pandemia por COVID-19 ha implicado, entre muchas otras cosas, realizar gran parte de las actividades en casa y disminuir el contacto social. Esta “nueva reali-dad” nos obliga a adaptar diversas actividades, entre ellas las relativas a la edu-cación.En los servicios de Educación Inicial del Conafe, la atención a las familias ha im-plicado diversificar las vías para acompañar la crianza de las niñas y los niños, y generar alternativas a distancia y presencial con sana distancia, que permitan mantener o incluso reforzar interacciones respetuosas y sensibles con las niñas y los niños, a través del juego, la lectura, la narración y el canto, sin descuidar las medidas sanitarias para salvaguardar la salud.Hoy sabemos que el riesgo de contagio por COVID-19 se puede disminuir al tomar las medidas básicas de prevención. Por ello, es necesario que las conozcas y las promuevas entre las familias. Revísalas en el siguiente cuadro:

Medidas básicas de prevención1. Lavar sus manos con agua y jabón frecuentemente2. Toser y/o estornudar en la parte interna del codo3. Mantener sana distancia (de 1.5 a 2 metros)4. Usar cubreboca, asegurándose que la nariz y la boca estén protegidas

El Semáforo de riesgo epidemiológico es un referente central para el desarrollo de cualquier iniciativa que involucre la promoción de actividades fuera del hogar, así como la reunión de varias personas. Dada su importancia, la PE deberá estar atenta al color en que el semáforo se encuentre en su entidad federativa e inclu-so en la localidad donde desarrolla su actividad.El color del Semáforo de riesgo epidemiológico determinará la posibilidad de realizar diversas formas de intervención pedagógica (a distancia o presencial), toda vez que presenta las indicaciones en torno al uso de los espacios públicos y las condiciones en las que es posible reunirse en espacios abiertos y/o cerrados. Es de suma impor-tancia establecer formas y vías de comunicación permanente con las familias para el desarrollo de las actividades. Debes tener presente qué representa cada color del Semáforo de riesgo epidemiológico, así como las consideraciones del mismo, para cuidar tu salud y la de las familias.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

Semáforo de riesgo epidemiológico

ROJO• No salir si no es estrictamente necesario.• Se permitirán únicamente las actividades econó-

micas esenciales, asimismo se permitirá también que las personas puedan salir a caminar alrededor de sus domicilios durante el día.

NARANJA• Si pueden, quédense en casa.• Se abrirán los espacios públicos al aire libre con un

aforo reducido (cantidad de personas), siempre to-mando en cuenta las medidas de cuidado máximo para las personas con mayor riesgo de presentar un cuadro grave por COVID-19.

AMARILLO• Pueden realizarse más actividades con precaución.• El espacio al aire libre se utiliza de forma regular, y

los espacios públicos cerrados se pueden abrir con aforo reducido. Estas actividades deben realizarse con medidas básicas de prevención y máximo cui-dado a las personas con mayor riesgo de presentar un cuadro grave por COVID-19.

VERDE• Pueden salir con prevención y precaución.• Se permiten todas las actividades, incluidas las es-

colares.

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CICLO OPERATIVO

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Estrategias para la intervención con las familias ante la nueva normalidadAcompañar la crianza de las niñas y los niños en la “nueva normalidad” involucra sal-vaguardar la salud, tanto de las familias como la de las figuras educativas. En virtud de ello, te presentamos varias alternativas para la atención de las familias, organizadas de acuerdo con el Semáforo de riesgo epidemiológico, las cuales utilizarás según el color en el que se encuentre tu entidad, municipio y/o localidad.Es fundamental que acuerdes con las familias las estrategias a utilizar. Incluso es posible usar más de una con todos o algunos participantes, pues lo importante es dar continuidad al servicio educativo y mantener activos e interesados a cada uno de los participantes para fortalecer las prácticas con las que cuidan, atien-den y educan a las niñas y los niños más pequeños.

Microsesión en espacio abiertoCaracterísticas de las microsesiones en espacio abierto

La microsesión es una alternativa presencial para acompañar la crianza de las ni-ñas y los niños cuando las medidas de distanciamiento social permiten la reunión de personas en espacios abiertos (aire libre), con un aforo restringido, guardando la sana distancia (de 1.5 a 2 m entre cada persona) y utilizando cubrebocas.Tal como su nombre lo indica, la microsesión es una sesión de Educación Inicial re-ducida, tanto en participantes (máximo cinco familias) como en el tiempo de dura-ción (50 minutos) para dialogar de manera presencial sobre la crianza de las niñas y los niños.La atención de las familias a través de microsesiones en espacio abierto implica organizar subgrupos y agendar, con el acuerdo de todos los participantes, el día y horario en los que les corresponde acudir. La PE agenda, al menos, un encuentro semanal con cada subgrupo. Para evitar el contacto entre las niñas y los niños y de esta forma disminuir la posibilidad de contagios, se recomienda convocar preferentemente solo a los adultos. Las microsesiones se combinan con los programas Aprende en Casa. Educación Inicial, puesto que son un recurso complementario.

La intervención educativa de la Promotora Educativa (PE)Las microsesiones en espacio abierto promueven interacciones sensibles y cari-ñosas con las niñas y los niños, lo cual enriquece las prácticas de crianza de las

Semáforo en color naranja

Si puedes, quédate en casa.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

familias. Por ello, se entablará un diálogo sobre estas a partir de las aportaciones de los programas Aprende en casa. Educación Inicial. Posteriormente, con el plan-teamiento de algunas preguntas sobre la crianza, se dará paso a la promoción de prácticas de crianza apegadas al enfoque de derechos en los hogares, con apo-yo de algunos recursos (frases o ideas acerca de las niñas y los niños pequeños y la crianza, así como imágenes). Dichos recursos generarán la discusión entre las madres, padres y cuidadores.Uno de los momentos clave de las microsesiones es el Diálogo sobre la crianza: en aproximadamente 25 minutos se propicia que cada participante exprese sus experiencias en la crianza de sus hijos. Asimismo, con el apoyo de las Fichas de la sección “Ideas para acompañar la crianza” incluida en el material Acompañando la crianza. Guía para el desarrollo de las sesiones de Educación Inicial, se otorga información sobre aspectos para enriquecer el desarrollo de las niñas y los niños. La siguiente tabla muestra una propuesta para organizar el tiempo y contenido de la microsesión en espacio abierto:

Microsesión en espacio abierto (al aire libre)

Bienvenida y recomendaciones sanitarias 5 minutos• Dar la bienvenida a los participantes, agradecer su asistencia puntual y el

uso de cubrebocas.• Recordar las medidas de prevención de contagio por COVID-19.• Dar la bienvenida con una canción y promover saludos con señas (guiñar

un ojo, balancear la cabeza, evitar siempre el contacto con las manos).Nota: Para presentar las medidas de prevención de contagio por COVID-19, se puede elaborar una lámina a utilizar con todos los subgrupos de familias.

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CICLO OPERATIVO

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Contenidos de los programas Aprende en Casa. Educación Inicial.10 minutos• Recuperar los comentarios, dudas o inquietudes de las madres, padres o

cuidadores en torno a los contenidos de los programas Aprende en Casa. Educación Inicial.

• Hacer preguntas abiertas a todos los participantes o dirigidas a alguien en especial: ¿Qué le resultó útil de la información que observó durante esta semana en los programas de Aprende en Casa. Educación Inicial?

• Partir de un comentario u opinión de lo que, como PE observaste, para des-pués promover que los participantes comenten sus puntos de vista o com-plementen más datos sobre lo que observaron. Ejemplo: “En el programa, hablaron de…, dijeron que…, lo cual me ayudó a comprender que las niñas y los niños pequeños…, ustedes, ¿qué opinan de ello?”.

Diálogo sobre la crianza con adultos25 minutos• Recuperar las experiencias de crianza de las familias, ¿qué han hecho?,

¿qué se les ha dificultado para criar a sus hijas e hijos con paciencia, ofre-ciendo explicaciones?, ¿qué oportunidades tuvieron para jugar o compartir actividades con ellos?

• Ofrecer información sobre un tema de interés de las familias, de tal modo que, con nuevas u otras ideas, amplíen sus referentes para el cuidado, atención y educación de las niñas y los niños, a partir del diálogo sobre la crianza.

Cierre de la sesión 10 minutos• Invitar a las familias a externar un compromiso en torno a algo que puedan

realizar en los siguientes días para fortalecer la interacción que establecen con las niñas y los niños.

• Sugerir que continúen viendo los programas de Aprende en casa. Educa-ción Inicial.

• Recordar al grupo el día, horario y lugar de la siguiente reunión a campo abierto.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

Enseguida se muestra un ejemplo con actividades para una microsesión en es-pacio abierto:

Microsesión en espacio abierto (al aire libre)

Bienvenida 5 minutos

• Bienvenida a las familias: Les agradeceré su asistencia y puntualidad. Les pediré que completen con una palabra lo siguiente: Hoy me siento… con-tento, entusiasmado, preocupado, entre otros.

• Recordatorio de las medidas sanitarias que es necesario realizar durante el desarrollo de la sesión: sana distancia, uso de cubrebocas, aseo de manos.

Contenidos de los programas Aprende en Casa. Educación Inicial 10 minutos

• Experiencia de las familias con los programas Aprende en casa. Educación Inicial. Preguntaré a las familias: ¿Qué les gustó? ¿Qué les fue útil? ¿Qué dudas les quedaron?

• También aclararé las dudas de las familias y, si no sé algo, lo anotaré para preguntarle a mi Supervisor de Módulo.

Diálogo sobre la crianza 25 minutos

1. Leeré a las familias la siguiente frase:“Cada niño es reflejo de su hogar,Si le das confianza, será confiable.

Si lo respetas, será respetuoso.Si le demuestras amor, será un gran ser humano.”

2. Les pediré su opinión, me apoyaré en las siguientes preguntas: (15 minutos)¿Qué opinan de la idea que les comparto?, ¿están de acuerdo?, ¿no están de

acuerdo?, ¿en qué?, ¿por qué?Si las hijas y los hijos son reflejo del hogar, ¿cómo describirían a sus hijos?

Como padres, ¿qué estamos “mostrando” en el hogar a nuestros hijos?, ¿lo que mostramos es lo que queremos para ellos?

3. Le diré a las familias que no se trata de sentirnos culpables o señalar nuestros errores. La intención es que todos revisemos qué hacemos con nuestros hi-jos, que nos esforcemos en darles lo mejor de nosotros desde que son be-bés, así ellos aprenderán a escuchar y convivir con los demás.

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4. Para compartir con el grupo ideas sobre diferentes prácticas, se puede re-tomar de la ficha informativa “Las niñas y los niños en los primeros años”,1 información como la que presentamos enseguida. Podría ser en una hoja de papel bond o en tiras de papel. Puede solicitarse a algunas madres, padres o cuidadores que den lectura a las ideas que se retomaron:

ü Los recién nacidos y los niños pequeños se desarrollan y aprenden más rápidamente cuando reciben amor, afecto, atención, alimentos nutritivos y un buen cuidado de la salud.

ü No hay otra riqueza más valiosa en la familia, la comunidad y la sociedad en general, que la capacidad para relacionarnos mutuamente en una cultura del buen trato, el respeto, la cordialidad y el compromiso de res-petarnos mutuamente y construir caminos de salida a los conflictos que se presenten.

ü Cuando la niñez tiene oportunidades de participar activamente en pro-cesos comunitarios donde se respetan sus ideas y su voz, desarrollan una gran capacidad para poder escuchar y respetar las ideas de otras personas y buscar interacciones entre las diferencias para construir nue-vas posibilidades.

ü Es por ello que los papás, mamás y otros adultos en los espacios fami-liares e instituciones deben comprender la importancia del buen trato y desarrollar las habilidades para responder a los esfuerzos comunica-cionales del recién nacido o niños pequeños, en aras de un desarrollo saludable.

5. Después de cada idea, las madres, padres o cuidadores pueden dar su opi-nión en torno a lo que les aporta para enriquecer su crianza.

6. Cerrar la sesión compartiendo con el grupo una idea, a manera de énfasis (5 minutos). Ejemplo:

Es importante tener presente que nuestras hijas e hijos observan con mu-cha atención todo lo que hacemos en el hogar: la manera en que nos diri-gimos unos a otros, la actitud que presentamos ante diferentes situaciones cotidianas (una discusión, las preocupaciones, el enojo, la alegría). En pocas palabras, perciben y aprenden esas mismas maneras en que nos relacio-namos al interior de nuestra familia. Por ello es importante detenernos un momento a pensar qué queremos que nuestros hijos “vean” de nosotros en casa.

1 Incluida en el material: Acompañando la crianza. Guía para el desarrollo de las sesiones de Educación Inicial.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

Cierre de la sesión 10 minutos

• Pediré a cada participante que, considerando las ideas que revisamos, es-tablezcan un compromiso a realizar con su familia para tratar de modificar algunas actitudes o conductas que consideren les pueden ayudar a cons-truir relaciones más respetuosas y/o cariñosas con sus hijas e hijos.

• Agradeceré a las familias sus comentarios, les recordaré el día y horario de la siguiente sesión, que no olviden realizar su compromiso y ver los progra-mas de Aprende en casa. Educación Inicial.

Es necesario cuidar con el grupo la escucha atenta, el respeto a las opiniones que cada persona brinde y no juzgar a nadie por lo que expresen y compartan duran-te el desarrollo de la microsesión.Por último, al final de la sesión, será importante que la PE elabore algunas no-tas sobre lo ocurrido en esta, básicamente en torno a las ideas que aportaron las madres, padres o cuidadores durante el desarrollo de la misma. Lo ante-rior servirá para documentar el proceso del grupo en cuanto a las concepcio-nes acerca de las niñas y los niños, sobre sus diferentes prácticas de crianza y contar con referentes para que, al final del ciclo operativo se revisen y valoren los avances y aspectos que será necesario seguir fortaleciendo para arribar a prácticas de crianza que favorezcan el desarrollo de las niñas y los niños. Lo ante-rior, en el marco del enfoque de derechos. Recursos didácticos para el desarrollo de las sesiones a campo abiertoPara apoyar el desarrollo de las microsesiones en espacio abierto, la PE contará con material que le ayudará a propiciar el diálogo con las familias, por ejemplo: imágenes, frases, enlaces donde podrán descargar videos, así como Fichas de actividades e informativas (algunas de ellas incluidas en el material Acompañan- do la crianza. Guía para el desarrollo de las sesiones de Educación Inicial), cuyos contenidos podrán compartir con las familias. Estos recursos se especifican en el apartado Anexos de este material.

Productos y/o evidencias de la Microsesión en espacio abiertoDe acuerdo con los recursos que utilice la PE en el desarrollo de la microsesión, es posible que se derive algún producto por parte de las madres, padres o cuidado-res. Será necesario que se conserven algunos, ya sea a través de fotografías o de manera física. Estos productos darán soporte a las notas que realice la PE al final de cada sesión. Habrá que solicitar autorización a los integrantes del grupo para tomar fotografías como evidencias de la sesión.

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Tanto las notas como las evidencias que se recaben deberán organizarse al fi-nal de la semana y compartirse con el Supervisor de Módulo cuando realice su visita de acompañamiento a la comunidad. Esto con la finalidad de que, al com-partir estos insumos, puedan ser identificadas las áreas de oportunidad en la in-tervención que realiza la PE, así como avances o dificultades presentadas y, de manera conjunta, plantear alternativas de mejora.En el apartado de Seguimiento a las actividades de Educación Inicial se describen con mayor detalle las tareas que implicarán al Supervisor de Módulo y demás fi-guras que conforman la estructura educativa, dar seguimiento a las estrategias implementadas.

Consideraciones para las microsesiones en espacio abiertoPara realizar las microsesiones en espacio abierto es importante realizar lo si-guiente:

ü Organizar subgrupos de máximo cinco familias. ü Agendar con el consenso de las familias los días, horarios y lugar al aire libre para realizar la microsesión.

ü Asegurar que, en la elección y acuerdo del lugar donde se reunirán los sub-grupos, se respete la sana distancia y que las familias se sientan seguras y confiadas de que no estarán en riesgo de contagio.

ü Preparar con anticipación los recursos que apoyarán el desarrollo de las acti-vidades de la microsesión: carteles, imágenes, textos, Fichas informativas o de actividades, entre otros.

ü Asistir puntualmente en los días y horarios convenidos con los subgrupos de familias.

ü Solicitar a las familias su autorización para tomar una o dos fotografías du-rante la microsesión y explicar que ello servirá para llevar un seguimiento de lo que conversan.

ü Tomar notas de lo que sucede durante cada microsesión, de tal modo que sirva a la PE para contar con información sobre lo que requiere cada familia.

ü Mantener comunicación con el Supervisor de Módulo, compartirle las eviden-cias de las actividades realizadas con las familias (notas y/o fotografías), así como las dudas que surjan sobre la atención de los subgrupos, de tal forma que cuente con información que le permita asesorar a cada PE del Módulo a su cargo.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

Microsesión en espacio cerrado Características de las microsesiones en espacio cerrado

Las microsesiones en espacio cerrado tienen las mismas características de la mi-crosesión en espacio abierto; la diferencia radica en el lugar donde se realiza: al aire libre o en un espacio cerrado. Su desarrollo lo determina el color del Semáforo de riesgo epidemiológico. Estas sesiones podrán realizarse en un espacio cerrado, pero considerando el mismo número de familias (máximo cinco). Su duración será de 50 minutos y se cuidará la sana distancia y el uso de cubrebocas durante el desarrollo de las mis-mas. La intervención educativa será igual a la que se propone en la microsesión en espacio abierto.Dependiendo de los acuerdos con las familias, se podrán realizar una o dos sesio-nes a la semana, por subgrupo, en esta modalidad. La microsesión es una alter-nativa presencial para acompañar la crianza de las niñas y los niños cuando las medidas de distanciamiento social permitan la reunión de personas en espacios cerrados amplios, con un aforo restringido, guardando la sana distancia (de 1.5 a 2 m entre cada persona) y utilizando cubrebocas.

Consideraciones para las microsesiones en espacio cerrado Para las microsesiones en espacio cerrado, es importante que la PE realice lo siguiente:

ü Agendar, con el acuerdo de las familias, los días, horarios y lugar para realizar la microsesión.

ü Asegurarse de que, en la elección y acuerdo del lugar donde se reunirán los subgrupos, se conserve la sana distancia y las familias se sientan cómodas y confiadas de que no estarán en riesgo de contagio.

ü Preparar con anticipación los recursos que apoyarán el desarrollo de las acti-vidades de la microsesión: carteles, imágenes, textos, fichas informativas o de actividades, entre otros.

ü Asistir puntualmente en los días y horarios convenidos con los subgrupos de familias.

ü Solicitar a las familias su autorización para tomar fotografías durante la mi-crosesión y explicarles que ello servirá para llevar un seguimiento de lo que conversan.

ü Tomar notas de lo que sucede durante cada microsesión, de tal modo que sirva a la PE para contar con información sobre lo que requiere cada familia.

Semáforo en color amarillo

Hay más actividades, pero con precaución.

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ü Mantener comunicación con el Supervisor de Módulo, compartirle las evidencias de las actividades realizadas con las familias (notas y/o fotografías), así como las dudas que surjan sobre la atención de los subgrupos, de tal forma que este cuente con información que le permita asesorar a cada PE del módulo.

ü Tomar notas de lo que sucede durante cada sesión, de tal modo que sirva a la PE para contar con información sobre lo que requiere cada familia.

ü Mantener comunicación con el Supervisor de Módulo, y compartir las eviden-cias e informes de los avances y dificultades en la implementación de esta estrategia.

Acompañamiento a la crianza en el hogarCaracterísticas del Acompañamiento a la crianza en el hogar

El Acompañamiento a la crianza en el hogar es otra Estrategia de intervención que se propone a las PE para que, desde el hogar, las familias puedan enriquecer el ambiente en que se desarrollan las niñas y los niños, y favorecer interacciones respetuosas, cariñosas y sensibles con sus sus hijas e hijos. Lo anterior, partien-do de que es posible movilizar ideas y acciones arraigadas en los adultos, de tal forma que logren cambiar la manera en que conciben a las niñas y los niños, así como la manera de relacionarse con ellas y ellos, lo cual incidirá, sin duda, en su desarrollo.En esta Estrategia de intervención, la Promotora Educativa acordará de antemano con las familias los días y horarios en que le permitirán acercarse a sus hogares, de tal modo que la familia se sienta cómoda con su presencia. La PE organizará las actividades que realizará durante la visita. Este acompañamiento en el hogar tiene una duración máxima de 50 minutos y preferentemente se realizará al aire libre, en un espacio en el que sea posible establecer un diálogo entre la madre, padre o cuidador y la PE. La visita de acompañamiento en el hogar se realizará para atender aquellas fa-milias que no asistan a las microsesiones, así como aquellas que la PE considere es necesario atender en esta modalidad. Podrían agendarse dos visitas de acom-pañamiento en el hogar por día, las veces en que no se realice microsesión.

La intervención de la Promotora EducativaLa Promotora Educativa establecerá un diálogo con la madre, padre o cuidador y destinará los primeros 10 minutos para comentar con ellos sobre los contenidos de los programas Aprende en Casa. Educación Inicial, principalmente sobre los

Semáforo en color amarillo

Hay más actividades, pero con precaución.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

aspectos que les hayan sido significativos o las dudas que les hayan surgido. Lo anterior, en el caso de las familias con posibilidades de ver estos programas.Posteriormente, promoverá el diálogo en torno a sus acciones de crianza y pre-sentará otras opciones de crianza a fin de contar con referentes que enriquezcan sus propias prácticas. Para realizar este acompañamiento, la PE contará con una organización del tiempo y actividades a realizar durante la visita, lo cual le ayuda-rá a guiar su intervención.La información que se lleva a las familias debe ser breve y se puede organizar de acuerdo con los intereses de los miembros de las mismas e, incluso, de aquello que se observe que se requiere fortalecer con ellos. Durante la visita es importan-te respetar los intereses de juego de las niñas y los niños, evitar en todo momento que sean obligados a participar, animarles y, si es necesario, ofrecerles realizar otra actividad. La intención es que, tanto los adultos como los niños, pasen un momento agra-dable que los impulse a jugar los siguientes días. A continuación, se muestra la organización del acompañamiento en el hogar a manera de ejemplo:

Tiempo Actividad

Madres, padres y cuidadores Niñas y niños

10 minutos Bienvenida

• Saluda a los miembros de la familia, saluda por su nombre a la niña o niño: ello ayudará a que se sienta confiado con tu presencia.

• Pregunta acerca de lo que pudieron realizar durante la se-mana, si tuvieron oportunidad de ver algún programa de Aprende en casa. Educación Inicial, qué les resultó útil, a qué jugaron o en qué actividades involucraron a las niñas y los niños.

• Indaga con la familia sobre cómo han estado, qué han ob-servado en su hijo… tú puedes hacer referencias sobre lo mucho que ha crecido, incluso algo que hayas observado: si balbuceó o intentó saltar. Ello te ayudará a que la familia te comparta algo o a que, en otra ocasión, observen un poco más y comenten algo al respecto.

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CICLO OPERATIVO

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Tiempo Actividad

10 minutos ¡A jugar!

• Prepara uno o dos juegos o actividades para compartir con la familia, de tal modo que favorezcas la interacción con la niña o el niño.

• Puede ser un juego de palmadas, armar un rompecabezas, jugar con algún juguete que tengan en casa, entre otros.

15 minutos ¡Algo para recordar! ¡Juego libre!

• Comparte con la madre, padre o cuidador el con-tenido de alguna de las Fi-chas informativas o de ac-tividades. De preferencia, elige alguna que refuer-ce lo que se abordó en el programa de Aprende en casa. Educación Inicial, o que trate sobre alguna si-tuación que tú consideres importante reforzar, pro-ducto de la observación o indagación con la familia. Ejemplo: En alguna ocasión que los visitaste, observas-te que la niña o el niño te-nía un golpe en la frente y te refirieron que jaló un mueble y le cayó un obje-to encima. Puedes plantear algunas sugerencias para que el lugar sea más seguro.

• Solicita a los padres que acerquen los juguetes de la niña o el niño o aquellos ob-jetos con los que le gusta ju-gar y que se los ofrezcan.También infórmale a la niña o el niño que, mien-tras juega, tú conversa-rás con sus padres.Si es necesario, dedica unos minutos hasta que el pequeño logre encontrar algo de su interés para ju-gar. A veces las niñas y los niños necesitan ayuda de un adulto para iniciar un juego. Sólo después, com-parte con los adultos la in-formación que preparaste.

5 minutos ¡Palabras para la familia!

• Lee en voz alta a la familia un libro. También puedes narrar-les una historia que conozcas o inventes. Incluso te puedes apoyar en títeres. La intención es que la familia disfrute de tu presencia porque les otorgas un momento agradable, don-de tu voz enriquece el ambiente de cada hogar.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

Tiempo Actividad

5 minutos ¿Qué haré?

Guía a los adultos a expresar un compromiso o idea para reali-zar en los siguientes días y que esté encaminada a ofrecer una atención sensible y cariñosa a las niñas y los niños.

5 minutos Despedida

Agradece a la familia la atención de recibirte en su casa. Co-méntales que volverás en una semana, primero despídete de la niña o el niño por su nombre y después, de los demás miembros de la familia.Si tienes oportunidad y conoces una canción de despedida, compártela con la familia.

La PE seleccionará con anticipación la ficha que compartirá con la familia, consi-derando la manera en que les presentará la información. También, preverá algún cuento o lectura que ofrecerá a la familia.Es necesario practicar la escucha atenta, respetar las opiniones que cada perso-na brinde, sin juzgar lo que expresan y comparten durante el desarrollo del acom-pañamiento en el hogar.Por último, al final de la visita será importante que la PE elabore algunas notas so-bre lo ocurrido en la visita; estas se fundamentarán en las ideas aportadas por las madres, padres o cuidadores sobre la información que se les compartió. Lo ante-rior servirá para documentar el proceso del grupo en cuanto a las concepciones acerca de las niñas y los niños sobre sus prácticas de crianza y para contar con referentes con el fin de revisar y valorar los avances y aspectos hacia el final del ciclo operativo. Esto permitirá proseguir con el fortalecimiento de las mismas a fin de alcanzar prácticas de crianza, en el marco del enfoque de los derechos de las niñas y los niños.

Recursos didácticos para el desarrollo de la visita de acompañamiento en el hogarPara apoyar el desarrollo del acompañamiento en el hogar, la PE contará con material para la intervención, específicamente con Fichas de actividades e in-formativas, cuyos contenidos podrán compartir con las familias, algunas de ellas incluidas en el material Acompañando la crianza. Guía para el desarrollo de las

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CICLO OPERATIVO

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sesiones de Educación Inicial, y en el apartado de Anexos de este material. Previo a su visita, la Promotora seleccionará la ficha que compartirá o desarrollará con la familia y preparará con anticipación material extra que requerirá para su visita.

Productos y/o evidencias de la visita de acompañamiento en el hogarDerivado de la intervención realizada durante el acompañamiento en el hogar, es posible que se genere algún producto por parte de las madres, padres o cuida-dores. Será necesario que se conserven algunos de estos a través de fotografías o de manera física, para dar soporte a las notas que realice la PE. Será importante solicitar autorización a los padres para tomar fotografías como evidencias del desarrollo de la visita.Tanto las notas como las evidencias que la Promotora recabe, deberán organi-zarse al final de la semana y compartirse con el Supervisor de Módulo, cuando realice su visita de acompañamiento a esa comunidad, de tal manera que, al compartir estos insumos, puedan identificar áreas de oportunidad en la interven-ción que realiza la PE y, de manera conjunta, plantear alternativas de mejora. En el apartado de Seguimiento a las actividades de Educación Inicial, se descri-ben con más detalle las tareas que implicarán al Supervisor de Módulo y demás figuras que conforman la estructura educativa, para dar seguimiento a las estra-tegias implementadas.

Consideraciones para la visita de acompañamiento en el hogarPara realizar el acompañamiento en el hogar es importante realizar lo siguiente:

ü Organizar el calendario de visitas con las fechas y horarios. ü Preparar las visitas de la semana, anotar lo que se abordará, por ejemplo: si, para saludar, la Promotora utilizará una canción, elegir cuál cantar; ubicar el nombre de la niña o el niño de ese hogar, para que, con toda certeza, la Pro-motora lo llame por su nombre; elegir un juego para jugar con la familia; pre-parar la información que compartirá con la familia y cómo la presentará.

ü Asistir a la visita en la fecha y horario convenidos con la familia y ser puntual. ü Adaptarse al espacio que la familia ofrezca. Incluso si solo la madre recibe a la Promotora en la puerta, hay que ajustarse a ello y aprovechar el tiempo con-cedido para indagar cómo están ella, su bebé y su familia; recomendarle ver los programas de Educación Inicial de Aprende en casa y, en la medida de lo posible, sugerirle involucrar a su bebé en las actividades cotidianas: cantarle, jugar con él y, si es necesario, explicarle en la siguiente visita algunas activida-des que puede hacer con él.

ü Solicitar a la familia autorización para tomar una o dos fotografías durante la visita y explicarles que ello servirá para llevar un seguimiento de lo que conversen.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

ü Tomar notas de lo que sucede durante cada visita, de tal modo que sirva para ofrecer información más cercana a lo que requiere cada familia.

ü Mantenerse en comunicación constante con el Supervisor de Módulo, de tal manera que tenga conocimiento de lo que sucede con las familias y pueda ofrecer alternativas que ayuden a desarrollar, de la mejor forma, las visitas e incluso, si fuera el caso, para utilizar otras vías de comunicación.

Recursos para fortalecer la intervención pedagógica con las familiasProgramas de Aprende en casa. Educación Inicial

Aprende en casa es un programa educativo a distancia de carácter nacional, que la Secretaría de Educación Pública impulsa en respuesta a las medidas de distanciamiento social, derivadas de la emergencia sanitaria por Covid-19.La Educación Inicial tiene un espacio en Aprende en casa. En la barra televisiva se ofrecen contenidos sobre cuidados prenatales, desarrollo de las niñas y los niños, así como crianza compartida para las madres, padres y cuidadores, los cuales se difun-den durante 30 minutos. Actualmente se pueden consultar los programas en la plata-forma de YouTube. Los contenidos de los Programas de Aprende en Casa. Educación Inicial guardan congruencia con los enfoques que sustentan el Modelo de Educación Inicial del Conafe e, incluso, un equipo de figuras educativas colaboró en la construcción de algunos programas.Si en el arranque del ciclo operativo de Educación Inicial la entidad federativa continúa el Semáforo de riesgo epidemiológico en un color diferente al verde, será necesario promover con las familias la observación de la programación de Educación inicial, el desarrollo de las actividades sugeridas y seguir las recomen-daciones que se ofrecen.Consideraciones para acompañar a las familias con Aprende en Casa. Educa-ción Inicial

ü Observar con atención Aprende en Casa. Educación Inicial, procura poner en práctica aquello que beneficie la vida de las niñas y los niños. Esto también permitirá a la PE tener mayores elementos para conversar con las familias sobre la crianza.

ü Asegurar formas de comunicación con las familias (estando el Semáforo en rojo), indagar cómo están e invitar a las y los participantes a ver la progra-

Semáforo en color rojo

No salgas si no es estrictamente necesario.

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mación de Aprende en Casa. Educación Inicial. Para ello será muy importante acordar con los participantes la forma de comunicación que convenga en cada caso (recados escritos, perifoneo, llamadas telefónicas, entre otras).

ü Consultar con las familias quiénes tuvieron oportunidad de ver Aprende en Casa. Educación Inicial, indagar qué les interesó y qué les resultó de mayor utilidad.

ü Invitar aquellas familias que aún no ven los programas a hacerlo, orientándolos sobre el medio por el cuál se transmiten, a fin de motivar su interés; hacer énfasis en los contenidos importantes para criar a las niñas y los niños.

ü Tomar notas de lo que le interesa a cada familia, lo que les resulta útil y sus dudas sobre los programas, de tal forma que esta información pueda com-partirse con el Supervisor de Módulo y, con ese referente, ofrecer alternativas para apoyarlas.

Actividades para favorecer interacciones en el hogar

El hogar representa el espacio en el que se desarrollan las interacciones de las niñas y los niños, desde la gestación y a lo largo de su vida con los adultos, cui-dadores, hermanos o hermanas, abuelas o abuelos. Es el lugar donde las niñas y los niños experimentan los primeros intercambios de miradas, caricias o pala-bras con sus cuidadores primarios. Por ello es fundamental ofrecer a las familias ideas a partir de las cuales puedan propiciar y fortalecer estas interacciones con sus hijos y favorecer el vínculo afectivo y la confianza, de tal manera que el hogar constituya el lugar en que se sientan seguros, cómodos, queridos y cuidados, y sea el lugar donde más disfruten estar. Estas son algunas de las actividades que la PE debe promover de manera constante:Observar, jugar, leer, cantar, narrarDe manera natural, las niñas y los niños exploran los objetos y lugares de su al-rededor; se interesan por conocer qué hay, para qué sirve, cómo funciona, quién lo usa; exploran e inventan otros usos; buscan la atención de las personas de su alrededor; requieren que los escuchen, que conversen con ellos, que estén cerca de ellos.Lo anterior forma parte de la vida cotidiana del hogar y, en estos días de contin-gencia sanitaria y confinamiento, es importante que los miembros de la fami-lia aprovechen la oportunidad para convivir con los más pequeños: observar lo que hacen, disfrutar de sus juegos, tener apertura para ofrecerles explicaciones, consolarlos cuando se frustran, leerles algún libro, cantar, narrarles una historia

Semáforo en color rojo

No salgas si no es estrictamente necesario.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

inventada o que recuerden. Lo importante es que se diviertan y ofrezcan a los más pequeños oportunidades para sentirse cómodos, con posibilidades para apren-der más palabras, conocer nuevas cosas y disfrutar a la familia.La PE podrá sugerir a las familias de manera periódica diversas actividades que podrán implementar en sus hogares e involucrar a todos los miembros. Para ello, contará con fichas que describen actividades para realizar en casa.En el apartado Anexos, la Promotora Educativa consultará el listado de recursos que se sugieren para proponer a las familias.

Comunicación vía WhatsAppEl uso del teléfono celular ha sido uno de los medios más efectivos para mantener comunicación, tanto con la estructura educativa de Educación Inicial como con las familias que cuentan con este medio. Ello ha permitido intercambiar mate-riales, recursos y enlaces de consulta para que las familias implementen diver-sas actividades en el hogar y promuevan interacciones respetuosas, sensibles y cariñosas.Este recurso seguirá implementándose entre la estructura educativa y, en los casos en que sea necesario, entre las familias, a fin de tener comunicación permanente e intercambiar información relacionada con la operación de Educación Inicial.

Recomendaciones para organizar el inicio del ciclo operativoActividades para organizar el inicio del ciclo operativo1. La PE reunirá o visitará a las madres, padres o cuidadores que conforman el

grupo de Educación Inicial para presentarse con ellos e informar sobre la ma-nera en que se operará en este periodo de contingencia. Les compartirá las opciones de intervención educativa para que las familias determinen la Estra-tegia de intervención más pertinente, de acuerdo con el Semáforo de Riesgo Epidemiológico de la entidad.

2. La PE acordará con las familias las Estrategias de intervención que implemen-tará de acuerdo a la semaforización de la entidad, y establecerán los días y horarios en que se desarrollarán las actividades con cada familia.

3. La PE definirá (de común acuerdo) formas de comunicación pertinente con las familias, de acuerdo con las medidas sanitarias y protocolos que prevalezcan en las comunidades, acordes a la semaforización en que se encuentren para informar sobre la manera en que se operará la Educación Inicial del Conafe en la nueva normalidad.

4. La PE elaborará un Plan de Intervención en el cual organizará los días, horarios y estrategias que implementará con las familias.

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5. La PE integrará el Comité de Participación Comunitaria (CPC).6. Coordinarse con el CPC para establecer acuerdos en torno a:

a. Promover la participación de las familias de la comunidad en Educación Inicial.b. Organizar a las familias para garantizar la salud e higiene de los participan-

tes a través de la difusión de cuidados y contar con los insumos básicos en las microsesiones en espacio abierto y espacio cerrado.

c. Gestionar apoyos para el desarrollo de las acciones en Educación Inicial.7. Durante las primeras dos semanas, la Promotora Educativa aplicará el ins-

trumento de diagnóstico sobre las prácticas de crianza con cada una de las familias. La estrategia podrá variar, dependiendo del color del semáforo de la entidad, reunir a un grupo pequeño de madres o padres o aplicar el instru-mento durante la visita al hogar.

8. Elaborar, con asesoría y acompañamiento del Supervisor de Módulo, el Plan de Intervención de la PE, con los días y horarios en que se implementarán las actividades derivadas de las Estrategias de intervención que se hayan esta-blecido con las familias en cada comunidad.

9. Preparar materiales para el desarrollo de las actividades.

Actividades a partir de la segunda semana de octubre1. Recabar información sobre la vida de las niñas y los niños en el periodo de

contingencia. Identificar el estado socioemocional de las familias y recuperar información sobre las actividades desarrolladas durante el periodo de receso.

2. Realizar el Diagnóstico sobre las prácticas de crianza con cada una de las fa-milias durante las dos primeras semanas, iniciado el ciclo operativo, en aten-ción de la sana distancia y las medidas sanitarias correspondientes.

3. Implementar las estrategias pertinentes para la intervención educativa, acor-dadas con las familias, tomando en cuenta las características particulares de estas y la comunidad, respetando siempre las recomendaciones sanitarias y protocolos correspondientes al color de la semaforización en que se encuentre la entidad.

4. Recabar semanalmente evidencias de la intervención educativa que realiza la PE con las diferentes familias, así como elaborar un informe mensual sobre la participación, logros y dificultades de la implementación de las actividades.

5. Enviar las evidencias e informes de los avances y dificultades identificadas en el desarrollo de las actividades, a partir de la intervención de la PE (cada quince días las evidencias, y de manera mensual, el informe), con apoyo de los Supervisores de Módulo, en la plataforma que se destine para ello.

6. Retomar los programas de Aprende en Casa. Educación Inicial.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

Seguimiento a las actividades de Educación Inicial durante la intervención educativaEl seguimiento en Educación Inicial permite identificar diversos aspectos y situa-ciones que se presentan en la implementación de las diferentes acciones que se derivan del Modelo en sus diferentes fases, lo que otorga información valiosa para tomar decisiones pertinentes en la operación. Ante el escenario que se vive en el país, en el cual es arriesgado el contacto cer-cano, la movilidad y convivencia con las personas, las acciones de seguimien-to se ven impactadas de manera drástica. Sin embargo, es necesario encontrar maneras que permitan recuperar información y evidencias de la operación de la Educación Inicial. Dado lo anterior, se describen las principales acciones que permitirán brindar se-guimiento a las actividades de la Educación Inicial en los siguientes aspectos:

a. Seguimiento a las prácticas de crianza de las familias.b. Seguimiento a la intervención de la Promotora Educativa.c. Seguimiento a las actividades que se realizan con las familias.

a. Seguimiento a las prácticas de crianza de las familias.Instrumento de diagnóstico de las prácticas de crianzaEl seguimiento de las prácticas de crianza de las familias aporta elementos para conocer, con el grupo de madres, padres, embarazadas y cuidadores, sobre las ideas que se tienen acerca de la crianza de las niñas y los niños. Esto se lleva a cabo a través de la aplicación del instrumento denominado Diagnóstico de prác-ticas de crianza, el cual tiene como propósito recuperar información acerca de las acciones de crianza que realizan madres, padres, cuidadores y embarazadas, y sobre la participación de la comunidad en el cuidado y atención de las niñas y los niños, así como algunos cuidados que se tienen durante el embarazo. Dicho instrumento se encuentra en el material Acompañando la crianza. Guía para el desarrollo de las sesiones de Educación Inicial y se aplica a cada familia para indagar sobre las acciones de crianza que realiza. Este instrumento se aplica al inicio y al cierre del ciclo operativo, con la intención de conocer el impacto en las acciones de crianza de las familias (cambios en sus prácticas de crianza), una vez que asistieron a las sesiones de Educación Inicial.Dicha aplicación se realizará durante las dos primeras semanas del ciclo ope-rativo. La PE valorará, junto con las familias, la mejor manera de llevar a cabo la aplicación, de tal modo que no se ponga en riesgo a las familias. El instrumento se aplica por familia y, con esta información, la Promotora Educativa podrá comple-tar el apartado de información grupal.

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La información que resulte de la aplicación del instrumento deberá ser enviada al Supervisor de Módulo para que la concentre y la suba al Sistema.

b. Seguimiento a la intervención de la Promotora EducativaOtra actividad a la que se brindará seguimiento es a la intervención de la Promo-tora Educativa en el desarrollo de las Estrategias con las familias. Lo anterior, para conocer el desempeño de la Promotora y fortalecerlo a través de la asesoría que le otorgue el Supervisor de Módulo y el Coordinador de Zona.Para realizar este seguimiento, se cuenta con la herramienta denominada Instru-mento de registro de observación de sesiones.Cada vez que las figuras realicen seguimiento de la intervención de la Promotora Educativa se apoyarán en este instrumento y, posteriormente, lo subirán al SIIINA-FE en el Módulo de Educación Inicial correspondiente.

c. Seguimiento a las actividades que realizan con las familiasRecuperación de evidenciasDerivado de la implementación de las Estrategias de intervención de la Promoto-ra Educativa con las familias, será necesario que recabe evidencias tales como testimonios de los padres, madres o cuidadores, en torno al desarrollo de las se-siones y fotográficas (con previa autorización de las familias) de las actividades que la Promotora realiza en las diferentes estrategias implementadas. También pueden ser evidencias fotográficas de algunas producciones que pudieran ela-borar los padres, como parte de las microsesiones o de la visita de acompaña-miento en el hogar.La Promotora Educativa enviará al Supervisor de Módulo las evidencias de mane-ra quincenal, clasificadas por fechas (los días viernes), y los informes, de manera mensual. Este último será el responsable de subirlas al banco de evidencias en la cuenta de Classroom que le sea otorgada por parte del Conafe. Elaboración de informesAdemás de las evidencias que deben recopilarse derivadas de la intervención, la PE elaborará, de manera mensual, un breve informe en el cual, además de des-cribir las actividades desarrolladas, comparta los principales logros y dificultades enfrentados en su intervención educativa con las familias, tanto en lo académico como en lo operativo. En estos informes será necesario que la Promotora Educati-va reporte de manera permanente el número de madres, padres, embarazadas, cuidadores, niñas y niños que atiende.La Promotora Educativa enviará mensualmente estos informes a su Supervisor de Mó-dulo para que, de manera conjunta con los Coordinadores de Zona, Coordinadores Académicos Regionales y Estatales, fortalezcan la intervención de las Promotoras. Esto

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

permitirá subsanar las dificultades que estén enfrentando. Si el Supervisor de Módulo requiriera apoyo de las figuras de la estructura, también podrá recurrir a ellas.

AnexosPara apoyar el desarrollo de las diferentes Estrategias de intervención educativa, la Promotora contará con Fichas de actividades, Fichas informativas y Fichas con Experiencias de crianza. Es importante aclarar que, si bien la PE contará con estas fichas, será necesario que realice algunos ajustes para presentar la información a las madres, padres, embarazadas, cuidadores, niñas y niños, considerando la utilización de algunos materiales que se mencionan en dichas fichas u otros que la PE decida utilizar para el desarrollo de sus actividades. Es necesario cuidar el sentido con el que es-tán planteadas las actividades o información de las fichas, ya que se encuentran enmarcadas en pautas de crianza en el marco de los derechos de las niñas y los niños.Además de las fichas, la Promotora Educativa contará con otros recursos como imágenes, canciones, textos y frases, que también podrá utilizar para el desarrollo de las estrategias con las familias.A continuación, se incluye el listado de fichas y demás recursos para apoyar el desa-rrollo de las Estrategias de intervención pedagógica de la Promotora Educativa:

Fichas para conocer con las familias (informativas)-El sostén emocional-Apego y vínculo afectivo-Interacciones entre adultos y niños-Como papás ¿las prácticas de crianza nos tocan?-¿Por qué es importante leer con tu bebé?

Fichas para compartir experiencias con las familias (de experiencias) -¿Abuelita yo?-Mi regalo de amor-Ser papá, una decisión en la vida-Sembrando el presente... Mi experiencia de ser padre

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Frases Infancia

Los niños no son propiedad de los padres, ni de nadie más.Somos todos los adultos de la comunidad los responsables de ellos.Su protección y cuidado nos compete a todos

Cada niño es reflejo de su hogar.Si le das confianza, será confiable.Si lo respetas, será respetuoso.Si le demuestras amor, será un gran ser humano.

Frases que expresan los adultos…No le hables, él no entiende, está chiquito.Yo soy adulto, por eso te lo digo.Cuando crezcas, entenderás.Tú no puedes participar en las conversaciones de adultos.

Adultocentrismo…El adulto siempre tiene la razón.Los adultos piensan que son superiores a los niños.Los adultos tienen la última palabra e ignoran la opinión de los niños.

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

Imágenes

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Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

Ideas para acompañar la crianza.

Fichas de actividades, Fichas informativas

y Fichas con Experiencias de crianza

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El sostén emocional se da en el m

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arios. Este vínculo se establece desde el m

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iten al niño construir una relación de apego seguro.La constitución de la confianza básicaEn un nivel em

ocional, la confianza básica* es un logro que se da com

o resultado de numerosas in-

teracciones satisfactorias entre el bebé y sus cui-dadores prim

arios. El niño que ha construido su confianza básica puede luego explorar el m

undo, crecer, separarse e individuarse. La confianza se relaciona con la seguridad que un niño tiene de saber que sus cuidadores son sensibles a sus ne-cesidades físicas y em

ocionales, y que van a estar disponibles si los necesita. Un niño que se siente se-guro respecto de los adultos que lo cuidan no igno-ra los riesgos de aventurarse alejándose un tanto de ellos, pero avanza de todos m

odos sabiendo que tiene dónde respaldarse en caso de necesidad.Los vínculos afectivos estables y contenedores redu-cen el m

alestar emocional y potencian los sentim

ien-tos positivos en el niño. La expectativa que tiene el niño sobre lo que se puede esperar de los dem

ás se

crea a partir de experiencias tempranas concretas

de interacciones positivas y repetidas en el tiem-

po. Se construyen así esquemas m

entales acerca de cóm

o es estar con el otro.

Toma en cuenta que…

ü

Los primeros m

eses de vida son fundamenta-

les para la supervivencia del bebé, siempre que

el adulto o cuidador primario, cubra los requeri-

mientos que m

anifiestan a través del lenguaje no verbal.

ü

El vínculo afectivo estable favorecerá en las ni-ñas y los niños la confianza, autoconocim

iento y seguridad en ellos.

Fuente de consulta:Arm

us Marcela, et. al., D

esarrollo emocional.

Clave para la Prim

era infancia. Argentina: UNI-C

EF- Fundación Kaleidos, 2012. 11-12.

Sabí

as q

ue…

El v

íncu

lo a

fect

ivo

tiene

un

pape

l ese

ncia

l par

a la

vi

da, y

con

stitu

ye la

bas

e o

cond

ició

n ne

cesa

ria p

ara

el p

rogr

eso

de t

oda

niña

y t

odo

niño

, en

todo

s su

s pr

oces

os d

e de

sarr

ollo

. Cua

ndo

habl

amos

de

“vín

cu-

los

tem

pran

os” n

os re

ferim

os a

las

prim

eras

rela

cio-

nes

mad

re-h

ijo, q

ue e

n al

guno

s ca

sos

se c

ompa

r-te

n co

n ot

ros

adul

tos.

Si e

s as

í, es

tos

adul

tos

debe

n br

inda

r cu

idad

os a

mor

osos

y o

port

unos

. La

calid

ad

del p

rimer

vín

culo

influ

ye p

ara

esta

blec

er u

na b

ase

sólid

a pa

ra to

das

las

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cion

es q

ue in

volu

cren

a lo

s

niño

s co

n ot

ros

niño

s y

con

adul

tos.

Por e

llo n

eces

i-ta

n es

tabl

ecer

vín

culo

s po

sitiv

os y

seg

uros

con

per

-so

nas

sign

ifica

tivas

, ya

sea

la m

adre

, el p

adre

o u

n cu

idad

or. D

esde

beb

és n

eces

itan

adul

tos

disp

onib

les,

aten

tos

a su

s ne

cesid

ades

par

ticul

ares

, es

deci

r, in

te-

resa

dos e

n la

s dem

anda

s de

los b

ebés

, con

cap

acid

ad

de e

jerc

er te

rnur

a, d

e es

cuch

ar, d

e ca

ntar

, de

juga

r y d

e so

sten

er c

orpo

ralm

ente

. (Dr

. De

Ángu

lo)

Es im

port

ante

que

los

bebé

s y

niño

s in

tera

ctúe

n co

n su

s pa

dres

en

dife

rent

es s

ituac

ione

s, qu

e pr

opic

ien

la c

omun

icac

ión

y ví

ncul

o af

ectiv

o; p

or e

jem

plo,

a la

Fich

as p

ara

cono

cer c

on la

s fa

mili

as

4. B

iene

star

y d

esar

rollo

Apeg

o y

vínc

ulo

afec

tivo

Se v

incu

la c

on la

fich

a pa

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s fa

milia

s: El

sos

tén

emoc

iona

l

¿Qué

que

rem

os?

Mad

res,

pad

res

y cu

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ores

…C

onoz

can

la im

port

anci

a de

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rece

r la

form

ació

n de

vín

culo

s af

ectiv

os c

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s ni

ñas

y lo

s ni

ños,

desd

e an

tes

que

nazc

an, c

omo

la b

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para

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su

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moc

iona

l.

Page 38: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

37

Sabí

as q

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El v

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ijo, q

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Si e

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del p

rimer

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volu

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Por e

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anda

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ebés

, con

cap

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Es im

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ante

que

los

bebé

s y

niño

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ctúe

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s pa

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dife

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es s

ituac

ione

s, qu

e pr

opic

ien

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ncul

o af

ectiv

o; p

or e

jem

plo,

a la

Fich

as p

ara

cono

cer c

on la

s fa

mili

as

4. B

iene

star

y d

esar

rollo

Apeg

o y

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tivo

Se v

incu

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fich

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ra c

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on la

s fa

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s: El

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iona

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¿Qué

que

rem

os?

Mad

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pad

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y cu

idad

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…C

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favo

rece

r la

form

ació

n de

vín

culo

s af

ectiv

os c

on la

s ni

ñas

y lo

s ni

ños,

desd

e an

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que

nazc

an, c

omo

la b

ase

para

todo

su

desa

rrol

lo e

moc

iona

l.

Page 39: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

38

hora de la comida, durante el baño y en el juego,

entre otras situaciones de la vida diaria.La calidad del sentido de identidad de cada niño tam

-bién es resultado de la calidad de sus vínculos, por lo que es im

posible desarrollar este sentido sin vincular-se con los que com

parten sus vidas, de tal forma que

dependen además de ellos para desarrollar un sen-

tido positivo de sí mism

os. El cuidado de alta calidad es cuando los adultos son atentos, sensibles, y cari-ñosos. Esta percepción de las necesidades del vínculo tem

prano, permite generar estrategias de prevención

en salud, mejorar los aprendizajes, otorgar m

ejores posibilidades de desarrollo psíquico a los niños y a sus padres en la crianza de estos.Por lo anterior, las relaciones prim

arias entre las per-sonas cercanas a la niña o el niño y la niña o el niño m

ismo deben centrarse en el desarrollo de vínculos

de seguridad y afecto, para así favorecer la regula-ción de los diferentes ritm

os del bebé; por ejemplo,

la hora del sueño, entendida como la m

anera de sostener la instrucción de las prim

eras normas de

relación con los adultos, como la producción y la

recepción de señales sociales y de afecto.

Toma en cuenta que…

ü

Los bebés nacen a la espera de una relación muy

cercana con sus cuidadores. ü

Las niñas y los niños van desarrollando su auto-nom

ía cuando juegan, exploran y, descubren, acom

pañados de un adulto atento y cercano, pero sobre todo am

oroso.

Fuentes de consulta:Brazelton, T. y B. C

ramer (1993), La relación m

ás tem

prana. Padres, bebés y el drama del apego

inicial, Barcelona, Paidós.

Sabí

as q

ue…

Exis

ten

gran

des

dife

renc

ias

entr

e lo

s ad

ulto

s en

cu

anto

a s

u se

nsib

ilidad

y c

apac

idad

de

reac

cio-

nar

ante

un

requ

erim

ient

o de

los

bebé

s, y

esto

in-

fluye

en

la s

egur

idad

del

ape

go q

ue lo

s ni

ños

desa

-rr

olla

n ha

cia

ello

s (D

e W

olff

y va

n IJz

endo

orn,

1997

). C

uand

o lo

s ad

ulto

s de

mue

stra

n, s

e in

tere

san

y re

ac-

cion

an d

e m

aner

a ap

ropi

ada,

el n

ivel

de

confi

anza

cr

ece

y la

s re

laci

ones

de

apeg

o qu

e se

form

an s

ue-

len

ser s

egur

as. S

in e

mba

rgo,

cua

ndo

los

adul

tos

re-

acci

onan

con

indi

fere

ncia

y d

e m

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a in

apro

piad

a,

la c

onfia

nza

dism

inuy

e y

el re

sulta

do e

s un

a re

laci

ón

de a

pego

inse

gura

. Est

as d

ifere

ncia

s en

la s

egur

idad

af

ectiv

a co

nfor

man

las

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tivas

ini

cial

es d

el

niño

resp

ecto

a la

s de

más

per

sona

s y

pued

en, p

or lo

ta

nto,

rep

ercu

tir s

igni

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ivam

ente

en

las

expe

rien-

cias

soc

iale

s fu

era

del á

mbi

to d

e la

s re

laci

ones

ent

re

padr

es e

hijo

s (A

insw

orth

y o

tros

, 1978

).Lo

idea

l es

que

los

niño

s te

ngan

la o

port

unid

ad d

e in

tera

ctua

r con

sus

pad

res

en u

na g

ran

varie

dad

de

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exto

s y

acci

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cot

idia

nas

com

o: l

a al

imen

ta-

ción

, el j

uego

, los

cui

dado

s bá

sico

s, la

defi

nici

ón d

e lím

ites,

la h

ora

de a

cost

arse

, etc

. Pa

rtic

ipar

en

dive

rsas

opo

rtun

idad

es d

e in

tera

c-ci

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sig

nific

ativ

as y

par

ticip

ar e

n ac

tivid

ades

de

cria

nza,

com

o ba

ñars

e, c

alm

ar d

olor

es y

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ieda

-de

s, cu

mpl

ir lo

s rit

uale

s de

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ento

de

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la c

ama

y tr

anqu

ilizar

al n

iño

en e

l mom

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que

se

requ

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.

Fich

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cer c

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s fa

mili

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1. C

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tecc

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Inte

racc

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tre

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tos

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¿Qué

que

rem

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Mad

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can

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ca d

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pego

en

los

prim

eros

año

s.

Page 40: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

39

hora de la comida, durante el baño y en el juego,

entre otras situaciones de la vida diaria.La calidad del sentido de identidad de cada niño tam

-bién es resultado de la calidad de sus vínculos, por lo que es im

posible desarrollar este sentido sin vincular-se con los que com

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dependen además de ellos para desarrollar un sen-

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prano, permite generar estrategias de prevención

en salud, mejorar los aprendizajes, otorgar m

ejores posibilidades de desarrollo psíquico a los niños y a sus padres en la crianza de estos.Por lo anterior, las relaciones prim

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recepción de señales sociales y de afecto.

Toma en cuenta que…

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Los bebés nacen a la espera de una relación muy

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Las niñas y los niños van desarrollando su auto-nom

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pañados de un adulto atento y cercano, pero sobre todo am

oroso.

Fuentes de consulta:Brazelton, T. y B. C

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prana. Padres, bebés y el drama del apego

inicial, Barcelona, Paidós.

Sabí

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que

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.

Fich

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s fa

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1. C

uida

do y

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tecc

ión

Inte

racc

ione

s en

tre

adul

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y ni

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¿Qué

que

rem

os?

Mad

res,

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y cu

idad

ores

…C

onoz

can

acer

ca d

el a

pego

en

los

prim

eros

año

s.

Page 41: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

40

Estas actividades cotidianas favorecen y mantie-

nen la confianza del niño hacia sus padres o cuida-dores, al m

ismo tiem

po que profundizan y refuerzan las relaciones de apego.G

racias a las experiencias repetidas de juegos cara a cara y a la serie de situaciones de angustia y consuelo, los bebés aprenden lecciones de vital im

portancia sobre la reciprocidad, la relación cau-saefecto y la confianza. En lo específico, aprenden que las interacciones con los dem

ás son de ida y vuelta (reciprocidad), aprenden que ellos m

ismos

pueden afectar el comportam

iento de los demás

(relación causa–efecto) de manera constante y

previsible (“cuando lloro, consigo que me venga a

levantar en brazos”) y aprenden que pueden contar con determ

inados individuos y confiar en que ellos (por lo general, sus padres o cuidadores) darán res-puesta a sus señales y requerim

ientos. Todas estas lecciones desem

peñan un papel importante en el

desarrollo social temprano y el proceso de form

a-ción de las relaciones de apego.

Toma en cuenta que…

ü

Es importante que los padres o cuidadores se re-

lacionen de manera sensible con las niñas y los

niños en distintos tipos de actividades como la

alimentación, las actividades cotidianas y en los

mom

entos antes de ir a dormir.

ü

Las relaciones de apego seguras con los padres o cuidadores preparan a las niñas y los niños para in-teractuar de m

anera positiva con otras personas.

Fuentes de consulta:Lam

bd Michael E. en La prim

era infancia en perspectiva I. Relaciones de apego. La calidad del cuidado en los prim

eros años. 2007. The O

pen University, Reino Unido.

Page 42: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

41

Estas actividades cotidianas favorecen y mantie-

nen la confianza del niño hacia sus padres o cuida-dores, al m

ismo tiem

po que profundizan y refuerzan las relaciones de apego.G

racias a las experiencias repetidas de juegos cara a cara y a la serie de situaciones de angustia y consuelo, los bebés aprenden lecciones de vital im

portancia sobre la reciprocidad, la relación cau-saefecto y la confianza. En lo específico, aprenden que las interacciones con los dem

ás son de ida y vuelta (reciprocidad), aprenden que ellos m

ismos

pueden afectar el comportam

iento de los demás

(relación causa–efecto) de manera constante y

previsible (“cuando lloro, consigo que me venga a

levantar en brazos”) y aprenden que pueden contar con determ

inados individuos y confiar en que ellos (por lo general, sus padres o cuidadores) darán res-puesta a sus señales y requerim

ientos. Todas estas lecciones desem

peñan un papel importante en el

desarrollo social temprano y el proceso de form

a-ción de las relaciones de apego.

Toma en cuenta que…

ü

Es importante que los padres o cuidadores se re-

lacionen de manera sensible con las niñas y los

niños en distintos tipos de actividades como la

alimentación, las actividades cotidianas y en los

mom

entos antes de ir a dormir.

ü

Las relaciones de apego seguras con los padres o cuidadores preparan a las niñas y los niños para in-teractuar de m

anera positiva con otras personas.

Fuentes de consulta:Lam

bd Michael E. en La prim

era infancia en perspectiva I. Relaciones de apego. La calidad del cuidado en los prim

eros años. 2007. The O

pen University, Reino Unido.

Sabí

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¿Qué

sig

nific

a cr

iar

a lo

s ni

ños?

Exis

ten

dife

rent

es

man

eras

de

cóm

o lo

s ad

ulto

s po

dem

os re

laci

onar

-no

s co

n lo

s ni

ños

para

ir g

uian

do s

u de

sarr

ollo

y e

du-

caci

ón. A

eso

se

le lla

mam

os p

ráct

icas

de

cria

nza.

La

may

oría

de

las

vece

s la

s pr

áctic

as d

e cr

ianz

a se

dan

en

la fa

milia

y s

e ba

san

en c

ómo

los

adul

tos

fuer

on

educ

ados

cua

ndo

eran

niñ

os. C

uand

o un

adu

lto s

e ha

ce c

argo

de

la e

duca

ción

de

un n

iño

tiene

cie

rtas

id

eas

que

lo g

uían

par

a ha

cerlo

de

una

man

era

o de

ot

ra, e

s de

cir,

tiene

cie

rtas

cre

enci

as. P

or e

jem

plo,

si

un p

apá

pien

sa q

ue la

dis

cipl

ina

se d

a a

trav

és d

e lo

s go

lpes

y lo

s gr

itos,

va a

ser

vio

lent

o co

n su

hijo

po

rque

él p

iens

a qu

e es

o es

lo m

ejor

par

a ed

ucar

lo.

Las

prác

ticas

de

cria

nza

se a

pren

den

y, a

unqu

e es

di

fícil,

se p

uede

n m

odifi

car.

Las

prác

ticas

de

cria

nza

Com

o pa

pás

¿las

prá

ctic

as d

e cr

ianz

a

nos

toca

n?

Se v

incu

la c

on la

fich

a pa

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on la

s fa

milia

s:In

tera

ccio

nes

entr

e ad

ulto

s y

niño

s

¿Qué

que

rem

os?

Mad

res,

pad

res

y cu

idad

ores

…Re

cono

zcan

que

las

prác

ticas

de

cria

nza

se a

pren

den

y s

e pu

eden

mod

ifica

r a fi

n de

favo

rece

r el d

esa-

rrol

lo d

e la

s ni

ñas

y lo

s ni

ños.

2 Age

ncia

Pre

side

ncia

l par

a la

Acc

ión

Soci

al y

la C

oope

raci

ón In

tern

acio

nal.

Prog

ram

a Fa

milia

s en

Acc

ión.

Cria

nza

con

amor

(Car

tilla

Núm

. 12),

Bibl

iote

ca

de la

Mad

re Lí

der.

Bogo

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. C, C

olom

bia.

Fich

as p

ara

cono

cer c

on la

s fa

mili

as

1. C

uida

do y

pro

tecc

ión

Page 43: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

42

se relacionan con la manera en que los adultos de-

muestran su cariño a los niños, con cóm

o les ponen lím

ites, cómo m

antienen comunicación con ellos,

qué valores les transmiten y qué actividades reali-

zan juntos. También tienen relación con las prácti-

cas de alimentación y los cuidados para conservar

su salud.Todas estas prácticas, los adultos las van apren-diendo en su experiencia de ser papás. Se ven in-fluidos por la educación que reciben o aprenden de otros adultos.En algunos casos, los adultos cuestionan cóm

o fueron educados ellos por su fam

ilia y modifican su

actuar con los niños.En síntesis, un adulto cría a sus hijos basado en:•

Los miedos que experim

enta ante las exigencias de la crianza.

• Las expectativas. Es decir, en lo que piensa que su hijo será en el futuro.

• Sus experiencias de la infancia.

• Su tem

peramento.

¿Por qué los papás tienen que saber de prácticas de crianza?Las prácticas de crianza van cam

biando con el tiempo

y se ven influidas por el avance tecnológico. Por ejem-

plo, al incluir alimentos industrializados en su consum

o cotidiano, las fam

ilias modifican trascendentalm

ente la m

anera de alimentación y ello puede traer conse-

cuencias muy negativas para la salud.

Por ello, ser papá requiere conocer sobre todos es-tos tem

as, pues como papá se tiene una enorm

e responsabilidad: guiar a cada hijo por la vida.M

uchas veces los estilos de educar son diferentes entre una m

amá y un papá. Eso es positivo porque

sus hijos aprenden a conocer esas diferencias y aprenden a que cada uno tiene que respetar el es-tilo del otro.No existen recetas m

ágicas para criar a los hijos. C

ada niño es distinto, pero lo importante es ponerse

de acuerdo, porque la crianza se aprende en equipo; entre adultos que conviven con niños, sin im

portar si los padres están separados o viven juntos.¿Y dónde se aprende a ser papás?Ser papá se aprende en el cam

ino, con la experien-cia y asum

iendo con responsabilidad los errores. Lo im

portante es pensar siempre si lo estam

os ha-ciendo bien o es necesario cam

biarlo.

Page 44: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

43

Tom

a en

cue

nta

que…

ü

Hay

dife

rent

es p

ráct

icas

de

cria

nza,

est

as t

ie-

nen

rela

ción

con

cóm

o se

ve

al n

iño.

Se

pued

e ve

r com

o un

ser

que

requ

iere

asi

sten

cia:

que

se

le c

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e, q

ue s

e le

alim

ento

, que

se

le d

uer-

ma;

o s

e le

pue

de v

er c

omo

un n

iño

que,

ade

más

de

tene

r nec

esid

ades

fisi

ológ

icas

, tam

bién

tien

e ne

cesi

dade

s af

ectiv

as, s

ocia

les

e in

tele

ctua

les.

Segú

n ve

amos

a lo

s ni

ños,

vam

os a

inte

ract

uar

con

ello

s.

Fuen

tes

de c

onsu

lta:

Con

afec

to 0

Auto

ra d

el a

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ulo:

Mag

dale

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illa.

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ión

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ste

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ulo

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igui

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fuen

te:

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cog

nit

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0cria

nza.

pdf

(Con

sulta

do e

l 21 d

e oc

tubr

e de

201

4).

Page 45: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

44

Sabías que… C

omenzaré diciendo que los bebés leen desde que

nacen, y esto puede resultar muy extraño para un

adulto. ¿Cóm

o que leen si aún no saben las letras, si apenas pueden ver, si adem

ás no necesitan leer?C

laro, los bebés no leen letras ni números, ni los car-

teles de las calles, pero desde que salen del vientre de la m

adre necesitan comenzar a entender de qué

se tratan todas las cosas que ocurren a su alrededor. Así van aprendiendo a pensar, a hablar, a reconocer el m

undo en el que vivimos. D

urante mucho tiem

po

se pensó que los bebés no tenían capacidades para ver, com

prender, percibir lo que les rodea. Sin embar-

go, ya está claro para todos los que trabajamos con las

niñas y los niños pequeños que desde el principio de la vida ellos están sensibles y receptivos, es decir, aten-tos o interesados a todos los estím

ulos, a la voz de la m

amá, del papá, de su abuelita, a los colores, a la luz,

a los modos cariñosos de acom

pañarlos. Cuando un

bebé se encuentra con el rostro de su madre, que lo

mim

a, le canta, lo prepara para darle el pecho o el biberón am

orosamente, ya están ocurriendo en su

mente m

uchas cosas importantes. En principio reco-

¿Por qué es importante leer

con tu bebé?Se vincula con las fichas para conocer con las fam

ilias:• Al encuentro con la lectura• Leer en la Prim

era InfanciaSe vincula con las fichas para hacer con las fam

ilias:• Los libros y los sonidos• M

e gustan los libros

¿Qué querem

os?M

adres, padres y cuidadores…Reconozcan la im

portancia de la lectura con los bebés.

Fichas para conocer con las familias

3. Educación y recreación noce

a s

u m

amá,

y e

so le

da

segu

ridad

, lo c

onsu

ela,

lo

hac

e m

ás fu

erte

afe

ctiv

amen

te. T

ambi

én p

oco

a po

co v

a ap

rend

iend

o a

inte

rpre

tar q

ué q

uier

e de

cir

ese

rost

ro: s

i est

á ap

urad

a y

todo

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suel

ve rá

pi-

do s

in m

irarlo

dem

asia

do, e

l beb

é pu

ede

sent

ir qu

e no

hay

tiem

po p

ara

él, p

uede

ver

se p

rivad

o de

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se

ntim

ient

o de

seg

urid

ad; e

n ca

mbi

o, s

i la

mam

á es

tá fe

liz y

le s

onríe

, le h

abla

y ti

ene

paci

enci

a co

n él

, pue

de in

terp

reta

r que

es a

mad

o, q

ue p

uede

con

-fia

r, es

tar

tran

quilo

por

que

hay

quie

n “le

e” s

us n

e-ce

sida

des

y re

spon

de a

tiem

po y

con

am

or. E

n es

e se

ntid

o, p

odem

os d

ecir

que

el r

ostr

o de

la m

adre

, de

l pad

re y

de

las

dem

ás fi

gura

s af

ectiv

as e

s co

mo

un li

bro

para

la n

iña

o el

niñ

o pe

queñ

o, e

l prim

er

libro

tal

vez

, por

que

allí

apre

nde

a le

er la

s se

ñale

s af

ectiv

as, a

lgo

impo

rtan

tísim

o en

los

prim

eros

año

s de

vid

a. C

on e

sto

quer

emos

dec

ir qu

e cu

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tú le

so

nríe

s a

tu h

ijito,

le c

anta

s, te

tom

as tu

tiem

po p

ara

amam

anta

rlo, c

ambi

arlo

, juga

r, tr

atas

de

ente

nder

po

r qué

llora

o e

stá

mol

esto

y lo

con

suel

as, a

dem

ás

de a

yuda

rle a

ser

una

niñ

a o

un n

iño

feliz

y s

egur

o,

está

s co

men

zand

o a

sum

ergi

rlo e

n el

mun

do d

e la

cu

ltura

, en

el m

undo

de

los

libro

s, de

las

hist

oria

s, de

la le

ctur

a. H

ay li

bros

que

tie

nen

pági

nas,

text

os

escr

itos,

ilust

raci

ones

. Hay

otr

os li

bros

sin

pág

inas

, qu

e es

tán

en la

mem

oria

, en

el c

uerp

o. P

or e

jem

-pl

o, la

s ca

ncio

nes

de c

una,

las

nana

s, es

os ju

egos

de

ded

os q

ue n

os h

acía

n cu

ando

éra

mos

peq

ue-

ños

(est

e co

mpr

ó un

hue

vito

, est

e lo

coc

inó…

), es

os

jueg

os-c

anci

ones

-poe

mas

qu

e fu

eron

ro

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o de

boc

a en

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a y

que

está

n en

nue

stro

rec

uer-

do c

onst

ituye

n la

prim

era

bibl

iote

ca d

e lo

s be

bés

y la

s ni

ñas

y ni

ños

pequ

eños

. Esa

es

una

bibl

iote

ca

disp

onib

le e

n to

das

las

fam

ilias,

que

muc

has

vece

s es

tá “d

orm

ida”

y p

ara

activ

arla

hay

que

pon

erse

a

juga

r. ¿Q

ué c

anci

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recu

erda

s de

tu in

fanc

ia? ¿

Te

cant

aban

a la

hor

a de

dor

mir?

El ro

stro

de

la m

adre

, del

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re y

de

las

dem

ás fi

gu-

ras

afec

tivas

es

com

o un

libro

par

a la

niñ

a o

el n

iño

pequ

eño,

el p

rimer

libr

o ta

l vez

, por

que

allí

apre

nde

a le

er la

s se

ñale

s af

ectiv

as, a

lgo

impo

rtan

tísim

o en

lo

s pr

imer

os a

ños

de v

ida.

En v

aria

das

ocas

ione

s so

n la

s ch

icas

o lo

s ch

icos

qu

iene

s ac

erca

n a

sus

padr

es a

la li

tera

tura

, cua

n-do

est

amos

aco

stum

brad

os a

pen

sar

que

som

os

los

adul

tos

quie

nes

debe

mos

ace

rcar

los

a el

los

a lo

s lib

ros…

Niñ

as y

niñ

os a

pasi

onad

os p

or d

eter

mi-

nado

s lib

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han

conv

ertid

o a

sus

padr

es e

n le

cto-

res

igua

lmen

te in

tere

sado

s.¿R

ecue

rdas

poe

mas

, rim

as, a

divi

nanz

as, c

uent

os?

Esos

recu

erdo

s qu

e se

gura

men

te a

horit

a es

tán

co-

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zand

o a

emer

ger e

n tu

cab

eza

son

part

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tu

prop

ia b

iblio

teca

, y e

s m

uy b

ueno

com

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irlos

con

tu

s hi

jitas

o h

ijitos

. Ent

once

s lo

s pr

imer

os lib

ros

está

n en

el c

uerp

o, e

n la

mem

oria

; lueg

o vi

enen

los

libro

s de

pa

pel, e

sos

que

ofre

cen

herm

osas

ilus

traci

ones

y la

s pr

imer

as h

istor

ias.

Y vo

lvem

os s

obre

nue

stra

pre

gun-

ta in

icia

l: ¿un

beb

é pu

ede

leer

libr

os?

¡Cla

ro q

ue s

í! Al

pr

inci

pio

los

leen

chu

pánd

olos

, sac

udié

ndol

os, p

orqu

e as

í des

cubr

en e

l mun

do lo

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bés.

Nece

sitan

mor

dis-

quea

r, ol

er, g

olpe

ar. L

os li

bros

son

com

o lo

s ju

gue-

Page 46: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

45

Sabías que… C

omenzaré diciendo que los bebés leen desde que

nacen, y esto puede resultar muy extraño para un

adulto. ¿Cóm

o que leen si aún no saben las letras, si apenas pueden ver, si adem

ás no necesitan leer?C

laro, los bebés no leen letras ni números, ni los car-

teles de las calles, pero desde que salen del vientre de la m

adre necesitan comenzar a entender de qué

se tratan todas las cosas que ocurren a su alrededor. Así van aprendiendo a pensar, a hablar, a reconocer el m

undo en el que vivimos. D

urante mucho tiem

po

se pensó que los bebés no tenían capacidades para ver, com

prender, percibir lo que les rodea. Sin embar-

go, ya está claro para todos los que trabajamos con las

niñas y los niños pequeños que desde el principio de la vida ellos están sensibles y receptivos, es decir, aten-tos o interesados a todos los estím

ulos, a la voz de la m

amá, del papá, de su abuelita, a los colores, a la luz,

a los modos cariñosos de acom

pañarlos. Cuando un

bebé se encuentra con el rostro de su madre, que lo

mim

a, le canta, lo prepara para darle el pecho o el biberón am

orosamente, ya están ocurriendo en su

mente m

uchas cosas importantes. En principio reco-

¿Por qué es importante leer

con tu bebé?Se vincula con las fichas para conocer con las fam

ilias:• Al encuentro con la lectura• Leer en la Prim

era InfanciaSe vincula con las fichas para hacer con las fam

ilias:• Los libros y los sonidos• M

e gustan los libros

¿Qué querem

os?M

adres, padres y cuidadores…Reconozcan la im

portancia de la lectura con los bebés.

Fichas para conocer con las familias

3. Educación y recreación noce

a s

u m

amá,

y e

so le

da

segu

ridad

, lo c

onsu

ela,

lo

hac

e m

ás fu

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ctiv

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te. T

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oco

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hay

tiem

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tar

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vez

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lgo

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vid

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tu h

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anta

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as tu

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llora

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men

zand

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, en

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, qu

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tán

en la

mem

oria

, en

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o, la

s ca

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nes

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una,

las

nana

s, es

os ju

egos

de

ded

os q

ue n

os h

acía

n cu

ando

éra

mos

peq

ue-

ños

(est

e co

mpr

ó un

hue

vito

, est

e lo

coc

inó…

), es

os

jueg

os-c

anci

ones

-poe

mas

qu

e fu

eron

ro

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o de

boc

a en

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a y

que

está

n en

nue

stro

rec

uer-

do c

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ituye

n la

prim

era

bibl

iote

ca d

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s be

bés

y la

s ni

ñas

y ni

ños

pequ

eños

. Esa

es

una

bibl

iote

ca

disp

onib

le e

n to

das

las

fam

ilias,

que

muc

has

vece

s es

tá “d

orm

ida”

y p

ara

activ

arla

hay

que

pon

erse

a

juga

r. ¿Q

ué c

anci

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recu

erda

s de

tu in

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ia? ¿

Te

cant

aban

a la

hor

a de

dor

mir?

El ro

stro

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las

dem

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ras

afec

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es

com

o un

libro

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ñale

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ectiv

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lgo

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tísim

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lo

s pr

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os a

ños

de v

ida.

En v

aria

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ocas

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erca

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sus

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la li

tera

tura

, cua

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est

amos

aco

stum

brad

os a

pen

sar

que

som

os

los

adul

tos

quie

nes

debe

mos

ace

rcar

los

a el

los

a lo

s lib

ros…

Niñ

as y

niñ

os a

pasi

onad

os p

or d

eter

mi-

nado

s lib

ros,

han

conv

ertid

o a

sus

padr

es e

n le

cto-

res

igua

lmen

te in

tere

sado

s.¿R

ecue

rdas

poe

mas

, rim

as, a

divi

nanz

as, c

uent

os?

Esos

recu

erdo

s qu

e se

gura

men

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horit

a es

tán

co-

men

zand

o a

emer

ger e

n tu

cab

eza

son

part

e de

tu

prop

ia b

iblio

teca

, y e

s m

uy b

ueno

com

part

irlos

con

tu

s hi

jitas

o h

ijitos

. Ent

once

s lo

s pr

imer

os lib

ros

está

n en

el c

uerp

o, e

n la

mem

oria

; lueg

o vi

enen

los

libro

s de

pa

pel, e

sos

que

ofre

cen

herm

osas

ilus

traci

ones

y la

s pr

imer

as h

istor

ias.

Y vo

lvem

os s

obre

nue

stra

pre

gun-

ta in

icia

l: ¿un

beb

é pu

ede

leer

libr

os?

¡Cla

ro q

ue s

í! Al

pr

inci

pio

los

leen

chu

pánd

olos

, sac

udié

ndol

os, p

orqu

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cubr

en e

l mun

do lo

s be

bés.

Nece

sitan

mor

dis-

quea

r, ol

er, g

olpe

ar. L

os li

bros

son

com

o lo

s ju

gue-

Page 47: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

46

tes, y es muy bueno que les perm

itamos usarlos de

esa manera. Tam

bién es importante crear un tiem

-po para leérselos, sentados en el regazo, m

irando juntos cada ilustración. C

uando, por ejemplo, le de-

cimos al niño: “¡M

ira esto! Este pajarito salió de su nido y va a buscar com

ida”, estamos activando la

mirada conjunta, le estam

os enseñando a detener-se, a ligar lo que ve con una historia, a construir un sentido, y esos pasos com

partidos son sumam

ente im

portantes en la construcción del pensamiento,

en el aprendizaje del lenguaje, en el desarrollo de la im

aginación. Cuando lees con tu bebé, aunque sus

tiempos de concentración sean breves y lo notes

inquieto, estás logrando que aumente su inteligen-

cia y ayudando a que crezca en su vida emocional.

Leer con tu bebé es uno de los regalos más ricos

que puedes hacerle para su crecimiento. Un gran

escritor e ilustrador de libros para niños, Maurice Sen-

dak, escribió lo siguiente: “Cuando m

i padre me leía,

yo me recostaba sobre él y m

e volvía parte de su pe-cho o de sus brazos. Y yo creo que los niños que son abrazados y sentados en las piernas –deliciosam

en-te acariciados– siem

pre asociarán la lectura con los cuerpos de sus padres, con el olor de sus padres. Y eso siem

pre te hará lector. Porque ese perfume,

esa conexión, dura para toda la vida”. Tan impor-

tante como eso es leerles a las niñas y los niños

desde la más tem

prana infancia.

Toma en cuenta que…

ü

Para un bebé, un libro es en principio un jugue-te, así com

o las palabras son juguetes, y está muy

bien que así sea. Los bebés se acercan a los libros chupándolos, sacudiéndolos, observándolos, bal-buceando, dialogando a su m

odo con los persona-jes o las circunstancias que los libros plantean. Poco a poco el libro va dejando de ser un objeto-jugue-te, para convertirse en un objeto estético particular, m

ás ligado a la cultura escrita.

Fuentes de consulta:C

onafecto 0Autora del artículo: M

aría Emilia López

Para la redacción de este artículo se consultóla siguiente fuente:TO

MAD

O

DE

http://ww

w.derecho.uba.ar/ex-

tension/archivos-jardin/JMD

-BIBLIOTEC

AS-PA-RA-BEBES-literatura-que-se-acuna.pdf (C

on-sultado el 18 de sepiem

bre de 2014)

Page 48: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

47

tes, y es muy bueno que les perm

itamos usarlos de

esa manera. Tam

bién es importante crear un tiem

-po para leérselos, sentados en el regazo, m

irando juntos cada ilustración. C

uando, por ejemplo, le de-

cimos al niño: “¡M

ira esto! Este pajarito salió de su nido y va a buscar com

ida”, estamos activando la

mirada conjunta, le estam

os enseñando a detener-se, a ligar lo que ve con una historia, a construir un sentido, y esos pasos com

partidos son sumam

ente im

portantes en la construcción del pensamiento,

en el aprendizaje del lenguaje, en el desarrollo de la im

aginación. Cuando lees con tu bebé, aunque sus

tiempos de concentración sean breves y lo notes

inquieto, estás logrando que aumente su inteligen-

cia y ayudando a que crezca en su vida emocional.

Leer con tu bebé es uno de los regalos más ricos

que puedes hacerle para su crecimiento. Un gran

escritor e ilustrador de libros para niños, Maurice Sen-

dak, escribió lo siguiente: “Cuando m

i padre me leía,

yo me recostaba sobre él y m

e volvía parte de su pe-cho o de sus brazos. Y yo creo que los niños que son abrazados y sentados en las piernas –deliciosam

en-te acariciados– siem

pre asociarán la lectura con los cuerpos de sus padres, con el olor de sus padres. Y eso siem

pre te hará lector. Porque ese perfume,

esa conexión, dura para toda la vida”. Tan impor-

tante como eso es leerles a las niñas y los niños

desde la más tem

prana infancia.

Toma en cuenta que…

ü

Para un bebé, un libro es en principio un jugue-te, así com

o las palabras son juguetes, y está muy

bien que así sea. Los bebés se acercan a los libros chupándolos, sacudiéndolos, observándolos, bal-buceando, dialogando a su m

odo con los persona-jes o las circunstancias que los libros plantean. Poco a poco el libro va dejando de ser un objeto-jugue-te, para convertirse en un objeto estético particular, m

ás ligado a la cultura escrita.

Fuentes de consulta:C

onafecto 0Autora del artículo: M

aría Emilia López

Para la redacción de este artículo se consultóla siguiente fuente:TO

MAD

O

DE

http://ww

w.derecho.uba.ar/ex-

tension/archivos-jardin/JMD

-BIBLIOTEC

AS-PA-RA-BEBES-literatura-que-se-acuna.pdf (C

on-sultado el 18 de sepiem

bre de 2014)

Te c

ompa

rto

que…

Cua

ndo

mi h

ija m

e di

o la

not

icia

de

que

yo ib

a a

ser

abue

la, s

e de

sata

ron

en m

í em

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nes

enco

ntra

-da

s. En

prim

er lu

gar,

vino

a m

i men

te la

pro

pia

expe

-rie

ncia

en

el a

rte

de s

er m

adre

, dig

o “a

rte”

con

toda

co

nvic

ción

, por

que

efec

tivam

ente

ser

mam

á ¡n

o es

ta

rea

fáci

l! Re

cord

é ta

n ví

vida

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te lo

s ac

haqu

es

del e

mba

razo

: la fa

lta d

e ap

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, los

mar

eos,

los

as-

cos,

los

anto

jos,

el d

olor

de

espa

lda,

ent

re o

tros

, y p

or

supu

esto

no

quer

ía q

ue m

i hija

pas

ara

por e

sto.

Sus

-pi

ré p

rofu

ndam

ente

y m

e re

sign

é a

que

tran

sita

ra

por e

ste

proc

eso,

¡tot

al, e

s pa

rte

de la

vid

a!Pe

ro

tam

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su

rgie

ron

muc

has

preg

unta

s, po

r ej

empl

o, ¿

qué

cam

bios

hac

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n m

is ru

tinas

fam

ilia-

res

y de

tra

bajo

?, ¿c

uál e

s la

pos

ició

n qu

e de

bo t

o-

mar

ant

e es

ta n

ueva

face

ta?

Des

pués

de

una

larg

a re

flexió

n, c

oncl

uí q

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o es

taba

pre

para

da d

el to

do

porq

ue m

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sual

izaba

con

vert

ida

en a

buel

a a

una

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más

ava

nzad

a y

ya re

tirad

a de

las

activ

idad

es

labo

rale

s.Si

empr

e m

e he

com

unic

ado

de m

aner

a ef

ectiv

a co

n lo

s ni

ños,

los

disf

ruto

, me

gust

a su

com

pañí

a, m

e en

cant

an; e

n es

e as

pect

o, s

entí

una

inm

ensa

tern

u-ra

y a

legr

ía p

orqu

e m

i hija

se

real

izaría

en

el p

apel

de

mad

re, e

n un

cam

ino

lleno

de

amor

, esp

eran

za,

aven

tura

, apr

endi

zaje

y c

ompr

omis

o.As

imis

mo,

reco

rdé

los

sent

imie

ntos

, mie

dos

e in

cer-

tidum

bres

que

tod

a m

adre

prim

eriza

exp

erim

enta

ac

erca

de

su h

ijo: s

i nac

erá

con

salu

d, s

i est

arem

os

en v

erda

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epar

adas

par

a se

r bue

nas

mad

res.

En-

¿Abu

elita

yo?

Se v

incu

la c

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fich

a pa

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rtir

expe

rienc

ias

con

las

fam

ilias:

-Abu

elos

. Una

mis

ión

de a

mor

¿Qué

que

rem

os?

Mad

res,

pad

res

y cu

idad

ores

…-C

onoz

can

las

expe

rienc

ias

de c

rianz

a de

abu

elos

que

se

invo

lucr

an

en e

l cui

dado

de

las

niña

s y

los

niño

s.

Fich

as p

ara

com

part

ir ex

perie

ncia

s co

n la

s fa

mili

as

4. B

iene

star

y d

esar

rollo

Page 49: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

48

tonces me decidí a acom

pañar a mi hija en este

sendero, despojada ya de los temores de quien es

madre por prim

era vez. Y así surgieron las primeras

recomendaciones: “alim

éntate sanamente, no te

desveles, toma tus vitam

inas, no se te pasen las re-visiones m

édicas, haz ejercicio, duerme todo lo que

puedas porque después ya no será lo mism

o”; ¡uf, y m

uchas más! A lo que m

i hija solo respondía: “Sí, m

amá… ya lo sé”.

Por lo tanto, pensé que, en lugar de darle instruc-ciones y m

ás instrucciones, sería mejor poner en

práctica algunos consejos, así que comencé a pre-

pararle la comida que se le antojaba, claro está, en

la medida en que el trabajo m

e lo permitía; acom

-pañarla a cam

inar y aprovechar para pasear a Ca-

mila, una preciosa e inquieta perra pitbull, y a Puca,

la french poodle consentida de la familia.

La escuché y toleré cuando repentinamente se po-

nía de mal hum

or o triste sin saber por qué. “Son las horm

onas”, le decía. A veces, la situación así lo am

eritaba, le besaba la frente o la abrazaba para reconfortarla y consolarla.D

icho sea de paso, yo hubiera querido que fuera niña; sin em

bargo, desde los tres meses le com

u-nicaron que era varón, pensé: “¡Hum

mm

, bueno lo que sea, pero que nazca bien!”.Y siguieron las recom

endaciones: “Trata de estar tranquila, acaricia tu panza, háblale… ”. Una vez con-firm

ado el sexo, empezó la tarea de buscarle nom

-bre; durante algún tiem

po su tema favorito fue ese:

“¿Qué te parece este o aquel?” “El que a ti te guste”,

le decía yo. Y por fin un día se decidió: “¡Se llamará

Santiago!” Y desde ese instante se dirigió a su bebé con ese nom

bre.Por fin llegó el m

omento. Tuve la m

aravillosa opor-tunidad de estar presente en el parto reafirm

ando los lazos afectivos abuela-hija-nieto. C

reo que es un acierto que en los hospitales públicos se brinde apoyo em

ocional en tan importante acontecim

ien-to. Santiago arribó a este m

undo en un ambiente

lleno de amor por parte de sus progenitores, su tío

y sus familiares m

ás cercanos. Entonces sí, empezó

la prueba de fuego para la recién estrenada abuela. Una de m

is funciones es, sin duda, la de ser sostén para la construcción de la m

aternidad de mi hija,

tal como lo hizo m

i madre conm

igo. Por ello, estu-ve presente en el desarrollo de las habilidades con las que m

i hija se adaptó a los ritmos de sueño,

alimentación y vigilia de Santiago; en las activida-

des para entender el significado de su llanto y la im

portancia de responder, con empatía y am

or, a sus dem

andas.No faltaron, por supuesto, las opiniones de am

igas, conocidas, tías, prim

as, abuelitas: “Si no lo llenas con el pecho le puedes dar fórm

ula; si tiene cólico le pue-des dar un té; de vez en cuando es bueno dejarlo llo-rar por un rato; no lo cargues dem

asiado porque lo puedes em

bracilar*; envuélvelo como taquito para

que pueda dormir”. A lo que yo, con el conocim

ien-to propio de quien trabaja en Educación Inicial, le

Page 50: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

49

tonces me decidí a acom

pañar a mi hija en este

sendero, despojada ya de los temores de quien es

madre por prim

era vez. Y así surgieron las primeras

recomendaciones: “alim

éntate sanamente, no te

desveles, toma tus vitam

inas, no se te pasen las re-visiones m

édicas, haz ejercicio, duerme todo lo que

puedas porque después ya no será lo mism

o”; ¡uf, y m

uchas más! A lo que m

i hija solo respondía: “Sí, m

amá… ya lo sé”.

Por lo tanto, pensé que, en lugar de darle instruc-ciones y m

ás instrucciones, sería mejor poner en

práctica algunos consejos, así que comencé a pre-

pararle la comida que se le antojaba, claro está, en

la medida en que el trabajo m

e lo permitía; acom

-pañarla a cam

inar y aprovechar para pasear a Ca-

mila, una preciosa e inquieta perra pitbull, y a Puca,

la french poodle consentida de la familia.

La escuché y toleré cuando repentinamente se po-

nía de mal hum

or o triste sin saber por qué. “Son las horm

onas”, le decía. A veces, la situación así lo am

eritaba, le besaba la frente o la abrazaba para reconfortarla y consolarla.D

icho sea de paso, yo hubiera querido que fuera niña; sin em

bargo, desde los tres meses le com

u-nicaron que era varón, pensé: “¡Hum

mm

, bueno lo que sea, pero que nazca bien!”.Y siguieron las recom

endaciones: “Trata de estar tranquila, acaricia tu panza, háblale… ”. Una vez con-firm

ado el sexo, empezó la tarea de buscarle nom

-bre; durante algún tiem

po su tema favorito fue ese:

“¿Qué te parece este o aquel?” “El que a ti te guste”,

le decía yo. Y por fin un día se decidió: “¡Se llamará

Santiago!” Y desde ese instante se dirigió a su bebé con ese nom

bre.Por fin llegó el m

omento. Tuve la m

aravillosa opor-tunidad de estar presente en el parto reafirm

ando los lazos afectivos abuela-hija-nieto. C

reo que es un acierto que en los hospitales públicos se brinde apoyo em

ocional en tan importante acontecim

ien-to. Santiago arribó a este m

undo en un ambiente

lleno de amor por parte de sus progenitores, su tío

y sus familiares m

ás cercanos. Entonces sí, empezó

la prueba de fuego para la recién estrenada abuela. Una de m

is funciones es, sin duda, la de ser sostén para la construcción de la m

aternidad de mi hija,

tal como lo hizo m

i madre conm

igo. Por ello, estu-ve presente en el desarrollo de las habilidades con las que m

i hija se adaptó a los ritmos de sueño,

alimentación y vigilia de Santiago; en las activida-

des para entender el significado de su llanto y la im

portancia de responder, con empatía y am

or, a sus dem

andas.No faltaron, por supuesto, las opiniones de am

igas, conocidas, tías, prim

as, abuelitas: “Si no lo llenas con el pecho le puedes dar fórm

ula; si tiene cólico le pue-des dar un té; de vez en cuando es bueno dejarlo llo-rar por un rato; no lo cargues dem

asiado porque lo puedes em

bracilar*; envuélvelo como taquito para

que pueda dormir”. A lo que yo, con el conocim

ien-to propio de quien trabaja en Educación Inicial, le ci

ón In

icia

l, le

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í alg

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mis

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la la

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icio

nal, i

nmun

ológ

ico,

psi

coló

gico

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asta

eco

-nó

mic

o pa

ra a

mbo

s. O

tro

de lo

s com

enta

rios f

ue e

n re

laci

ón c

on e

l mito

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rca

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asio

nes,

no s

e tie

ne la

can

tidad

ade

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a de

lech

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ues

en

real

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el 9

5 po

r ci

ento

de

las

muj

eres

pro

duce

n le

che

sufic

ient

e y

son

apta

s pa

ra a

mam

anta

r.A

Sant

iago

se

le a

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, aun

que

no le

ha

ido

del t

odo

bien

, ya

que

la le

che

mat

erna

le h

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usa-

do a

lgun

as m

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tias.

La r

ecom

enda

ción

méd

ica

fue

que

mi h

ija d

ebía

llev

ar u

na a

limen

taci

ón li

bre

de lá

cteo

s, gr

asas

, irr

itant

es, c

omid

a ch

atar

ra, e

n-tr

e ot

ras.

Sant

iago

, por

lo re

gula

r, no

due

rme

ni d

eja

dorm

ir; a

pes

ar d

e qu

e su

mam

á le

hab

la c

ariñ

osa-

men

te, lo

arr

ulla

, lo b

esa,

lo e

nvue

lve

con

su m

irada

, co

n su

s br

azos

. Por

eso

, ella

a v

eces

man

ifies

ta e

s-ta

r can

sada

, fru

stra

da y

exa

sper

ada.

Yo

le d

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“Se

vale

, los

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és t

ambi

én a

gota

n y

no p

or e

so e

res

mal

a m

adre

”.

Bajo

esa

s ci

rcun

stan

cias

, le re

com

endé

tom

arse

un

tiem

po, a

leja

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situ

ació

n, r

espi

rar

prof

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, de

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trae

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pen

sam

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o co

n ot

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, por

eje

mpl

o, e

scuc

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ra

reto

mar

ene

rgía

s y

equi

librio

em

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nal. P

ues,

ade-

más

hay

otr

os b

razo

s, m

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caric

ias

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tros

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s ce

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pá, e

l tío

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prim

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ías,

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las.

Pero

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í ent

re n

os, c

on fr

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ncia

qui

en

real

iza e

sta

tare

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sea

yo,

que

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ro

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cció

n m

ient

ras

la m

amá

se re

cupe

ra.

Tam

poco

ha

falta

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l aco

mpa

ñam

ient

o pa

ra q

ue

al b

añar

a S

antia

go s

u m

amá

le p

ida

perm

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tarlo

, con

el p

ropó

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ulla

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muc

has

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s m

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as

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bie

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pro

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cesi

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s qu

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unid

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niño

s, po

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hum

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ad; m

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o im

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rote

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vado

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to u

na a

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a pl

ena,

llen

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or. N

o pr

eten

do,

por

ning

ún m

otiv

o, t

omar

el l

ugar

de

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ija, p

ero

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nver

tirm

e en

su

apoy

o in

cond

icio

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vel

ar

por e

l bie

nest

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moc

iona

l de

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s.En

est

a et

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de m

i vid

a cr

eo q

ue e

stoy

en

cond

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-ne

s de

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nar a

la c

rianz

a de

mi n

ieto

con

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ido

en la

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uela

de

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con

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ez a

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irida

de

mi p

ropi

a ex

perie

ncia

con

dos

hijo

s (a

hora

ya

adu

ltos)

; par

a fa

vore

cer

el d

esar

rollo

em

ocio

-na

l, ps

icom

otor

, soc

ial,

cogn

itivo

y d

e le

ngua

je d

e m

i nie

to c

on e

l con

ocim

ient

o pr

oduc

to d

e m

i pro

-

Page 51: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

50

fesión y de mi trabajo en Educación Inicial. Ningún

padre es perfecto, pero yo como abuela tengo la

responsabilidad de cuidar a las nuevas generacio-nes para que la sociedad reciba ciudadanos sanos m

entalmente, y, sobre todo, felices, que a eso veni-

mos a este m

undo.* Em

bracilar: acostumbrar a un niño a que lo car-

guen o a estar siempre en brazos de un adulto.

Fuentes de consulta:C

onafecto 2D

elia Gutiérrez C

ovarrubias. Originaria de San

Luis Potosí. Es licenciada en Psicología y pa-sante de M

aestría en Preescolar. Cuenta con

28 años de servicio en Educación Inicial como

Supervisora de Módulo y en el área de form

a-ción. D

esde hace 15 años es maestra de las li-

cenciaturas de Educación Inicial y Preescolar en la Escuela Norm

al Particular.

Te c

ompa

rto

que…

Com

o m

ujer

ind

epen

dien

te,

solte

ra,

con

un t

raba

jo

que

disf

ruta

ba m

uchí

simo,

el c

ual,

adem

ás d

e da

rme

la o

portu

nida

d de

via

jar

y co

noce

r co

mun

idad

es d

e va

rias

entid

ades

del

paí

s m

e pe

rmití

a de

sarro

llarm

e y

crec

er p

rofe

siona

lmen

te, l

a vi

da s

e m

e pa

saba

lige

ra.

Sin

emba

rgo,

lleg

ó un

mom

ento

en

el q

ue m

e de

tuve

a

pens

ar s

i est

o qu

e vi

vía

era

sufic

ient

e pa

ra m

í, si

no

habí

a al

go m

ás q

ue q

uisie

ra e

xper

imen

tar

que

dedi

-ca

rme

de p

or v

ida

y de

lleno

a m

i tra

bajo

. La

resp

uest

a qu

e m

e di

fue

que

no e

ra s

ufici

ente

, alg

o m

e ha

cía

fal-

ta y

que

ría d

arm

e la

opo

rtuni

dad

de v

ivirl

o. F

ue e

n es

e m

omen

to q

ue p

asó

por m

i men

te la

idea

de

ser m

amá,

pe

ro ¿e

stab

a pr

epar

ada

para

ello

?

Nunc

a m

e di

stin

guí p

or se

r “ni

ñera

”, com

o la

gen

te su

ele

llam

ar a

qui

enes

son

muy

afin

es o

em

pátic

as c

on lo

s ni

ños.

Ni s

iqui

era

cuan

do e

jerc

í la

doce

ncia

me

sent

í ta

n ca

riños

a o

tiern

a co

n m

is al

umno

s co

mo

lo e

ran

algu

nas

de m

is co

mpa

ñera

s, lo

cua

l me

hací

a du

dar

acer

ca d

e si

podr

ía s

er lo

sufi

cien

tem

ente

em

pátic

a co

n m

i beb

é , y

si s

urgi

ría d

e m

aner

a na

tura

l lo

que

cono

cem

os c

omo

“inst

into

mat

erna

l”, al

go q

ue d

a-m

os p

or h

echo

que

toda

muj

er q

ue s

e co

nvie

rte

en

mam

á ex

perim

enta

de

man

era

auto

mát

ica.

Yo e

stab

a co

nven

cida

de

que

ser m

amá

impl

icab

a un

a gr

an re

spon

sabi

lidad

y y

o no

me

sent

ía lo

sufi

-ci

ente

men

te “p

repa

rada

” —si

es

que

en a

lgún

mo-

men

to a

lgui

en e

n re

alid

ad lo

est

á— p

ara

asum

ir es

e

Mi r

egal

o de

am

orSe

vin

cula

con

las

ficha

s pa

ra h

acer

con

las

fam

ilias:

-Así

viv

o el

em

bara

zo-C

omun

icán

dono

s

¿Qué

que

rem

os?

Mad

res,

pad

res

y cu

idad

ores

…-C

onoz

can

la e

xper

ienc

ia d

e un

a em

bara

zada

.

Fich

as p

ara

com

part

ir ex

perie

ncia

s co

n la

s fa

mili

as

5. E

mba

raza

das

Page 52: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

51

fesión y de mi trabajo en Educación Inicial. Ningún

padre es perfecto, pero yo como abuela tengo la

responsabilidad de cuidar a las nuevas generacio-nes para que la sociedad reciba ciudadanos sanos m

entalmente, y, sobre todo, felices, que a eso veni-

mos a este m

undo.* Em

bracilar: acostumbrar a un niño a que lo car-

guen o a estar siempre en brazos de un adulto.

Fuentes de consulta:C

onafecto 2D

elia Gutiérrez C

ovarrubias. Originaria de San

Luis Potosí. Es licenciada en Psicología y pa-sante de M

aestría en Preescolar. Cuenta con

28 años de servicio en Educación Inicial como

Supervisora de Módulo y en el área de form

a-ción. D

esde hace 15 años es maestra de las li-

cenciaturas de Educación Inicial y Preescolar en la Escuela Norm

al Particular.

Te c

ompa

rto

que…

Com

o m

ujer

ind

epen

dien

te,

solte

ra,

con

un t

raba

jo

que

disf

ruta

ba m

uchí

simo,

el c

ual,

adem

ás d

e da

rme

la o

portu

nida

d de

via

jar

y co

noce

r co

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idad

es d

e va

rias

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ades

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paí

s m

e pe

rmití

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sarro

llarm

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crec

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rofe

siona

lmen

te, l

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e m

e pa

saba

lige

ra.

Sin

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rgo,

lleg

ó un

mom

ento

en

el q

ue m

e de

tuve

a

pens

ar s

i est

o qu

e vi

vía

era

sufic

ient

e pa

ra m

í, si

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habí

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go m

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uisie

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xper

imen

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ida

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resp

uest

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fue

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ra s

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e ha

cía

fal-

ta y

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ría d

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dad

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ivirl

o. F

ue e

n es

e m

omen

to q

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asó

por m

i men

te la

idea

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ser m

amá,

pe

ro ¿e

stab

a pr

epar

ada

para

ello

?

Nunc

a m

e di

stin

guí p

or se

r “ni

ñera

”, com

o la

gen

te su

ele

llam

ar a

qui

enes

son

muy

afin

es o

em

pátic

as c

on lo

s ni

ños.

Ni s

iqui

era

cuan

do e

jerc

í la

doce

ncia

me

sent

í ta

n ca

riños

a o

tiern

a co

n m

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umno

s co

mo

lo e

ran

algu

nas

de m

is co

mpa

ñera

s, lo

cua

l me

hací

a du

dar

acer

ca d

e si

podr

ía s

er lo

sufi

cien

tem

ente

em

pátic

a co

n m

i beb

é , y

si s

urgi

ría d

e m

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l lo

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omo

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l”, al

go q

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a-m

os p

or h

echo

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toda

muj

er q

ue s

e co

nvie

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mam

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perim

enta

de

man

era

auto

mát

ica.

Yo e

stab

a co

nven

cida

de

que

ser m

amá

impl

icab

a un

a gr

an re

spon

sabi

lidad

y y

o no

me

sent

ía lo

sufi

-ci

ente

men

te “p

repa

rada

” —si

es

que

en a

lgún

mo-

men

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lgui

en e

n re

alid

ad lo

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á— p

ara

asum

ir es

e

Mi r

egal

o de

am

orSe

vin

cula

con

las

ficha

s pa

ra h

acer

con

las

fam

ilias:

-Así

viv

o el

em

bara

zo-C

omun

icán

dono

s

¿Qué

que

rem

os?

Mad

res,

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y cu

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onoz

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e un

a em

bara

zada

.

Fich

as p

ara

com

part

ir ex

perie

ncia

s co

n la

s fa

mili

as

5. E

mba

raza

das

Page 53: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

52

papel. Con el paso del tiem

po, un día, sucedió, tenía la “sospecha” de estar em

barazada y pasé varios días con dolor intenso en el cuello y la espalda, de-bido a la tensión de no saberlo con certeza. Peor aún, ¿cóm

o lo diría y cómo lo tom

arían mis padres

y mi herm

ano?, además todos creían en el “ideal”

de la familia, en que se debía desarrollar en el m

ar-co del m

atrimonio y yo era soltera.

Pasé varias noches intranquila, en espera del re-sultado de m

is análisis, el cual fue positivo. En ese instante m

e sentí la mujer m

ás afortunada y ben-decida del m

undo, di gracias a la vida por este regalo y desde ese m

omento m

e comprom

etí con-m

igo mism

a a cuidarme y a cuidar a ese ser que

se estaba formando dentro de m

í. Todo lo demás

pasó a segundo término —

los miedos respecto a

mi fam

ilia y mi inseguridad acerca de poder asum

ir la responsabilidad de ser m

adre— porque tenía la

certeza de que haría lo que fuese necesario para que estuviéram

os bien mi bebé y yo.

Sin duda, fueron las circunstancias las que me lle-

varon a ser madre soltera, y m

i familia m

e apoyó desde el m

omento en que les com

partí la noticia, a pesar de que no fue en las condiciones que ellos hubiesen deseado para m

í y para mi bebé. Así fue

como com

enzó mi experiencia, am

ando intensa-m

ente a mi bebé durante su gestación.

Los cambios en m

i cuerpo se fueron notando con-form

e avanzaba el embarazo, era extraño ver que

crecía mi vientre y la m

anera en que se iba prepa-

rando mi organism

o para recibir a este nuevo ser. Al principio m

e frustraba ver cómo perdía m

i figura, pero con el paso de los m

eses, aprendí a disfrutar enorm

emente de m

i “pancita”: la acariciaba y pla-ticaba todo el tiem

po con mi bebé de lo que hacía

durante el día, de cuánto lo quería y cómo desea-

ba conocerlo. También, en algún m

omento tuve te-

mores ante las posibles com

plicaciones tanto en la form

ación del bebé como en m

i salud, ya que los m

édicos diagnosticaron mi em

barazo como de

alto riesgo, por lo que me m

antuve en revisiones constantes.Si bien trataba de asistir a las revisiones m

édicas, la verdad es que descuidé m

i alimentación, es decir,

yo tenía que cubrir mi jornada de trabajo de ocho

horas diarias y solo evité tener ayunos prolongados, sin em

bargo, reconozco que no presté la atención suficiente para llevar una dieta específica, con ali-m

entos balanceados y todo lo que recomiendan

los médicos. Eso de los antojos tam

poco fue con-m

igo, quizá un poco de helado de vez en cuando, pero, en general, no com

ía más de la ración a la

que estaba acostumbrada antes de m

i embarazo,

también trataba de alim

entarme todos los días con

un poco de fruta y verduras, huevo, carne y pesca-do, adem

ás de tomar ácido fólico y vitam

inas.Llegué a las 36 sem

anas con nueve kilos arriba de m

i peso, lo cual estaba en el rango considerado com

o “normal”. Sin em

bargo, he de confesar que, por no descuidar el trabajo, m

e olvidé de disfrutar más

de

mi e

mba

razo

. Fue

has

ta p

asad

os lo

s se

is

mes

es q

ue d

ecid

í que

que

ría h

acer

alg

o pa

ra a

yu-

darm

e a

tene

r un

“par

to n

atur

al”,

y bu

squé

orie

nta-

ción

par

a to

mar

un

curs

o ps

icop

rofil

áctic

o qu

e m

e pr

epar

ara

para

ello

. En

ese

mom

ento

fue

cua

ndo

más

sen

sibl

e m

e se

ntí, y

a qu

e al

cur

so a

sist

ían

otra

s m

ujer

es c

on s

us re

spec

tivas

par

ejas

, mie

ntra

s qu

e yo

asi

stía

sol

a. A

vec

es s

entía

tris

teza

, per

o ta

mpo

-co

me

lam

enta

ba to

do e

l tie

mpo

, ten

ía q

ue h

acer

co

sas

para

est

ar b

ien

y ay

udar

a m

i beb

é en

el m

o-m

ento

del

nac

imie

nto.

Ade

más

fue

poco

tiem

po, e

n re

alid

ad, e

l que

pud

e as

istir

al c

urso

, ya

que

el p

arto

se

ade

lant

ó un

poc

o.Al

igua

l que

al c

urso

psi

copr

ofilá

ctic

o, a

sist

í sol

a a

la m

ayor

ía d

e m

is c

onsu

ltas

y re

visi

ones

méd

icas

, a

vece

s Fe

lipe,

mi

prim

o he

rman

o, m

e ac

ompa

-ña

ba a

hac

er a

lgun

as c

ompr

as, a

real

izar a

lgun

os

trám

ites

y es

o m

e ay

udab

a un

poc

o en

lo e

moc

io-

nal, a

unqu

e a

él e

n oc

asio

nes

le g

ener

aba

algu

nas

com

plic

acio

nes,

pues

, al v

erlo

con

mig

o, a

lgun

as d

e su

s am

igas

o p

rete

ndie

ntes

pen

saba

n qu

e pr

onto

se

ría p

apá.

Sent

í nos

talg

ia a

l dar

me

cuen

ta d

e qu

e ha

bía

tran

s-cu

rrid

o ya

la m

ayor

par

te d

e m

i em

bara

zo y

no

me

habí

a de

dica

do s

ufici

ente

tiem

po, y

tam

poco

a m

i be

bé e

n ge

stac

ión.

Sin

em

barg

o, t

raté

de

hace

r al

guna

s co

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en lo

s úl

timos

mes

es: p

or u

n la

do,

estu

ve m

ás p

endi

ente

de

mi s

alud

, y p

or o

tro

pen-

saba

: ¿en

dón

de p

asar

ía lo

s dí

as p

oste

riore

s al

par

-to

?, ¿e

n el

luga

r don

de v

ivía

yo

sola

? Fu

e en

tonc

es

que

deci

dí q

ue m

e irí

a a

casa

de

mis

pap

ás y

me

inst

alar

ía c

on m

i beb

é en

la r

ecám

ara

que

ocu-

paba

cua

ndo

viví

a co

n el

los.

Lo q

ue h

ice

ento

nces

fu

e de

cora

rla p

ara

reci

bir

a m

i beb

é, y

afo

rtun

a-da

men

te n

o lo

hic

e so

la, o

tro

prim

o m

ío m

e ay

udó,

ju

nto

con

su fa

milia

, a p

inta

r y a

rreg

lar e

l cua

rto.

Yo

mis

ma

esco

gí lo

s co

lore

s y

la c

enef

a, c

orté

la t

ela

para

las

cort

inas

y p

repa

ré lo

s de

talle

s pa

ra la

lle-

gada

de

mi h

ijo. P

ara

este

mom

ento

, el m

édic

o m

e ha

bía

confi

rmad

o qu

e se

ría u

n va

rón.

Una

preo

cupa

ción

late

nte

que

tení

a er

a pe

nsar

en

quié

n cu

idar

ía d

e m

i beb

é un

a ve

z qu

e te

rmin

ara

mi p

erio

do d

e lic

enci

a y

tuvi

era

que

rein

tegr

arm

e al

trab

ajo,

sab

ía q

ue te

ndría

que

ir p

revi

endo

todo

el

lo. L

a pr

imer

a op

ción

que

con

side

ré fu

e in

gres

arlo

al

Cen

tro

de D

esar

rollo

Infa

ntil

(CEN

DI),

al q

ue a

sis-

tiero

n m

is s

obrin

os, p

orqu

e m

e gu

stó

la a

tenc

ión

que

reci

bier

on y

que

ría o

frec

erle

esa

pos

ibilid

ad a

m

i peq

ueño

. Sin

em

barg

o, n

o se

ría s

ufici

ente

, dad

o el

tie

mpo

que

dur

aba

mi j

orna

da, a

sí e

s qu

e ta

m-

bién

bus

qué

a un

a pe

rson

a de

tod

a m

i con

fianz

a,

a qu

ien

yo p

udie

se d

ejar

le a

mi h

ijo. L

a ve

rdad

es

que

ya te

nía

a m

i can

dida

ta, M

aría

, qui

en fu

era

en

algú

n m

omen

to la

nan

a de

mis

sob

rinos

, alg

uien

a

quie

n yo

con

ocía

des

de h

acía

14 a

ños,

grac

ias

a un

a am

iga,

per

o te

nía

que

sabe

r si

ace

ptar

ía. F

ui

a ve

rla y

le

cont

é m

is i

nten

cion

es, l

a ve

rdad

es

que

no f

ue n

ada

difíc

il co

nven

cerla

, pue

s el

la n

os

cono

cía

bien

y a

cept

ó co

n gu

sto,

lo c

ual m

e ca

usó

no s

ólo

una

gran

ale

gría

, sin

o m

ucha

tra

nqui

lidad

. Ta

mbi

én tu

ve p

rese

nte

que,

al s

er c

uida

do p

or M

a-

Page 54: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

53

papel. Con el paso del tiem

po, un día, sucedió, tenía la “sospecha” de estar em

barazada y pasé varios días con dolor intenso en el cuello y la espalda, de-bido a la tensión de no saberlo con certeza. Peor aún, ¿cóm

o lo diría y cómo lo tom

arían mis padres

y mi herm

ano?, además todos creían en el “ideal”

de la familia, en que se debía desarrollar en el m

ar-co del m

atrimonio y yo era soltera.

Pasé varias noches intranquila, en espera del re-sultado de m

is análisis, el cual fue positivo. En ese instante m

e sentí la mujer m

ás afortunada y ben-decida del m

undo, di gracias a la vida por este regalo y desde ese m

omento m

e comprom

etí con-m

igo mism

a a cuidarme y a cuidar a ese ser que

se estaba formando dentro de m

í. Todo lo demás

pasó a segundo término —

los miedos respecto a

mi fam

ilia y mi inseguridad acerca de poder asum

ir la responsabilidad de ser m

adre— porque tenía la

certeza de que haría lo que fuese necesario para que estuviéram

os bien mi bebé y yo.

Sin duda, fueron las circunstancias las que me lle-

varon a ser madre soltera, y m

i familia m

e apoyó desde el m

omento en que les com

partí la noticia, a pesar de que no fue en las condiciones que ellos hubiesen deseado para m

í y para mi bebé. Así fue

como com

enzó mi experiencia, am

ando intensa-m

ente a mi bebé durante su gestación.

Los cambios en m

i cuerpo se fueron notando con-form

e avanzaba el embarazo, era extraño ver que

crecía mi vientre y la m

anera en que se iba prepa-

rando mi organism

o para recibir a este nuevo ser. Al principio m

e frustraba ver cómo perdía m

i figura, pero con el paso de los m

eses, aprendí a disfrutar enorm

emente de m

i “pancita”: la acariciaba y pla-ticaba todo el tiem

po con mi bebé de lo que hacía

durante el día, de cuánto lo quería y cómo desea-

ba conocerlo. También, en algún m

omento tuve te-

mores ante las posibles com

plicaciones tanto en la form

ación del bebé como en m

i salud, ya que los m

édicos diagnosticaron mi em

barazo como de

alto riesgo, por lo que me m

antuve en revisiones constantes.Si bien trataba de asistir a las revisiones m

édicas, la verdad es que descuidé m

i alimentación, es decir,

yo tenía que cubrir mi jornada de trabajo de ocho

horas diarias y solo evité tener ayunos prolongados, sin em

bargo, reconozco que no presté la atención suficiente para llevar una dieta específica, con ali-m

entos balanceados y todo lo que recomiendan

los médicos. Eso de los antojos tam

poco fue con-m

igo, quizá un poco de helado de vez en cuando, pero, en general, no com

ía más de la ración a la

que estaba acostumbrada antes de m

i embarazo,

también trataba de alim

entarme todos los días con

un poco de fruta y verduras, huevo, carne y pesca-do, adem

ás de tomar ácido fólico y vitam

inas.Llegué a las 36 sem

anas con nueve kilos arriba de m

i peso, lo cual estaba en el rango considerado com

o “normal”. Sin em

bargo, he de confesar que, por no descuidar el trabajo, m

e olvidé de disfrutar más

de

mi e

mba

razo

. Fue

has

ta p

asad

os lo

s se

is

mes

es q

ue d

ecid

í que

que

ría h

acer

alg

o pa

ra a

yu-

darm

e a

tene

r un

“par

to n

atur

al”,

y bu

squé

orie

nta-

ción

par

a to

mar

un

curs

o ps

icop

rofil

áctic

o qu

e m

e pr

epar

ara

para

ello

. En

ese

mom

ento

fue

cua

ndo

más

sen

sibl

e m

e se

ntí, y

a qu

e al

cur

so a

sist

ían

otra

s m

ujer

es c

on s

us re

spec

tivas

par

ejas

, mie

ntra

s qu

e yo

asi

stía

sol

a. A

vec

es s

entía

tris

teza

, per

o ta

mpo

-co

me

lam

enta

ba to

do e

l tie

mpo

, ten

ía q

ue h

acer

co

sas

para

est

ar b

ien

y ay

udar

a m

i beb

é en

el m

o-m

ento

del

nac

imie

nto.

Ade

más

fue

poco

tiem

po, e

n re

alid

ad, e

l que

pud

e as

istir

al c

urso

, ya

que

el p

arto

se

ade

lant

ó un

poc

o.Al

igua

l que

al c

urso

psi

copr

ofilá

ctic

o, a

sist

í sol

a a

la m

ayor

ía d

e m

is c

onsu

ltas

y re

visi

ones

méd

icas

, a

vece

s Fe

lipe,

mi

prim

o he

rman

o, m

e ac

ompa

-ña

ba a

hac

er a

lgun

as c

ompr

as, a

real

izar a

lgun

os

trám

ites

y es

o m

e ay

udab

a un

poc

o en

lo e

moc

io-

nal, a

unqu

e a

él e

n oc

asio

nes

le g

ener

aba

algu

nas

com

plic

acio

nes,

pues

, al v

erlo

con

mig

o, a

lgun

as d

e su

s am

igas

o p

rete

ndie

ntes

pen

saba

n qu

e pr

onto

se

ría p

apá.

Sent

í nos

talg

ia a

l dar

me

cuen

ta d

e qu

e ha

bía

tran

s-cu

rrid

o ya

la m

ayor

par

te d

e m

i em

bara

zo y

no

me

habí

a de

dica

do s

ufici

ente

tiem

po, y

tam

poco

a m

i be

bé e

n ge

stac

ión.

Sin

em

barg

o, t

raté

de

hace

r al

guna

s co

sas

en lo

s úl

timos

mes

es: p

or u

n la

do,

estu

ve m

ás p

endi

ente

de

mi s

alud

, y p

or o

tro

pen-

saba

: ¿en

dón

de p

asar

ía lo

s dí

as p

oste

riore

s al

par

-to

?, ¿e

n el

luga

r don

de v

ivía

yo

sola

? Fu

e en

tonc

es

que

deci

dí q

ue m

e irí

a a

casa

de

mis

pap

ás y

me

inst

alar

ía c

on m

i beb

é en

la r

ecám

ara

que

ocu-

paba

cua

ndo

viví

a co

n el

los.

Lo q

ue h

ice

ento

nces

fu

e de

cora

rla p

ara

reci

bir

a m

i beb

é, y

afo

rtun

a-da

men

te n

o lo

hic

e so

la, o

tro

prim

o m

ío m

e ay

udó,

ju

nto

con

su fa

milia

, a p

inta

r y a

rreg

lar e

l cua

rto.

Yo

mis

ma

esco

gí lo

s co

lore

s y

la c

enef

a, c

orté

la t

ela

para

las

cort

inas

y p

repa

ré lo

s de

talle

s pa

ra la

lle-

gada

de

mi h

ijo. P

ara

este

mom

ento

, el m

édic

o m

e ha

bía

confi

rmad

o qu

e se

ría u

n va

rón.

Una

preo

cupa

ción

late

nte

que

tení

a er

a pe

nsar

en

quié

n cu

idar

ía d

e m

i beb

é un

a ve

z qu

e te

rmin

ara

mi p

erio

do d

e lic

enci

a y

tuvi

era

que

rein

tegr

arm

e al

trab

ajo,

sab

ía q

ue te

ndría

que

ir p

revi

endo

todo

el

lo. L

a pr

imer

a op

ción

que

con

side

ré fu

e in

gres

arlo

al

Cen

tro

de D

esar

rollo

Infa

ntil

(CEN

DI),

al q

ue a

sis-

tiero

n m

is s

obrin

os, p

orqu

e m

e gu

stó

la a

tenc

ión

que

reci

bier

on y

que

ría o

frec

erle

esa

pos

ibilid

ad a

m

i peq

ueño

. Sin

em

barg

o, n

o se

ría s

ufici

ente

, dad

o el

tie

mpo

que

dur

aba

mi j

orna

da, a

sí e

s qu

e ta

m-

bién

bus

qué

a un

a pe

rson

a de

tod

a m

i con

fianz

a,

a qu

ien

yo p

udie

se d

ejar

le a

mi h

ijo. L

a ve

rdad

es

que

ya te

nía

a m

i can

dida

ta, M

aría

, qui

en fu

era

en

algú

n m

omen

to la

nan

a de

mis

sob

rinos

, alg

uien

a

quie

n yo

con

ocía

des

de h

acía

14 a

ños,

grac

ias

a un

a am

iga,

per

o te

nía

que

sabe

r si

ace

ptar

ía. F

ui

a ve

rla y

le

cont

é m

is i

nten

cion

es, l

a ve

rdad

es

que

no f

ue n

ada

difíc

il co

nven

cerla

, pue

s el

la n

os

cono

cía

bien

y a

cept

ó co

n gu

sto,

lo c

ual m

e ca

usó

no s

ólo

una

gran

ale

gría

, sin

o m

ucha

tra

nqui

lidad

. Ta

mbi

én tu

ve p

rese

nte

que,

al s

er c

uida

do p

or M

a-

Page 55: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

54

ría (y sus hermanas), m

i bebé experimentaría dis-

tintas maneras de crianza, aunadas a las m

ías y las que al interior de m

i familia se consideran com

o viables o aceptables, ¡vaya que habría riqueza y va-riedad en ellas!, pero eso era algo a lo que no m

e podía adelantar hasta no vivirlo.Por otro lado, com

o ya sabía que sería un varón, co-m

encé a pensar en posibilidades de nombres tales

como M

atías, Mateo o Santiago. M

i familia quería

que lo llamara Justo Eduardo, y de hecho lo nom

-braban así durante los últim

os meses de gestación.

A mí no m

e convencía del todo ese nombre, pero

era una opción. Más o m

enos al llegar a la semana

36 de embarazo organicé un baby show

er con ami-

gos y familiares; en esa reunión puse un cartel para

que los invitados pusieran sugerencias de nombres

para mi bebé, y Justo Eduardo fue el que obtuvo

más votos, seguido de Santiago. Ya en los últim

os días antes del nacim

iento de mi hijo, en una char-

la informal, escuché a m

i hermano m

encionar el nom

bre de Iker, me gustó, indagué qué significaba

y busqué otro nombre a m

anera de complem

ento, tras lo cual elegí Iker Alejandro, que según yo sona-ba bien, esperando que en su m

omento estuviese

de acuerdo con el nombre que elegí para él.

Durante las últim

as semanas de m

i embarazo, tuve

algunas complicaciones y m

e internaron en dos ocasiones, sentí m

ucho miedo de que algo saliera

mal, lo que desafortunadam

ente se acrecentó con las historias que escuché durante m

i estancia en el

hospital. En ese periodo me sentí nerviosa, preocu-

pada y, conforme avanzaban las sem

anas, estaba m

uy alerta a cualquier cosa que sentía: si se movía

mi bebé, si experim

entaba alguna sensación que llam

ara mi atención, cualquier cosa. Fue entonces

cuando me m

udé a la casa de mis papás.

Una madrugada m

e sentí un poco extraña, no esta-ba segura si se había roto la fuente, pues si bien no había líquido en abundancia, sí sentía que no era “norm

al”, entonces le pedí a mi herm

ano que me

llevara al hospital y tomé una pañalera en la que ya

había guardado algunas cosas que emplearía lle-

gado el mom

ento de mi ingreso, tales com

o paña-les, un cam

bio de ropa para el bebé, jabón neutro, sandalias, una toalla de baño, cepillo y pasta dental.D

ada mi condición, nos fuim

os a urgencias. La doc-tora decidió hospitalizarm

e y algunas horas después, determ

inaron realizar una cesárea; me llevaron al

quirófano y al fin el pequeño Iker Alejandro nació a las 37 sem

anas y media de gestación, por lo que

fue prematuro y con bajo peso: tan solo 2.8 kilogra-

mos. Los doctores decidieron que tenía que estar

un tiempo en observación, así que apenas logré ver

a mi hijo en el quirófano, ya que lo llevaron a una in-

cubadora, fue hasta horas más tarde que m

e per-m

itieron ir a conocerlo.C

uando llegué a los cuneros me señalaron el lugar

en que se encontraba mi bebé y yo m

e acerqué m

uy emocionada; m

i corazón latía acelerado, nun-ca había experim

entado algo igual. Ahí estaba Iker, con

sus

ojito

s ce

rrad

os, a

pena

s un

as lí

neas

hor

i-zo

ntal

es lo

s de

linea

ban,

tení

a ve

llo a

bund

ante

por

to

dos

lado

s: al

rede

dor d

e su

s or

ejita

s, en

sus

bra

zos,

sus

pier

nas,

incl

uso

alca

ncé

a ob

serv

ar u

n re

mol

ino

en s

u es

pald

a. M

e so

rpre

ndí m

ucho

al v

er lo

osc

uro

de s

u ca

bello

, lo fr

ágil

que

se v

eía

tras

el c

rista

l, fue

un

a em

oció

n m

uy g

rand

e.Lu

ego

inte

nté

amam

anta

r a

mi

bebé

per

o tu

ve

algu

nas

dific

ulta

des

por

falta

de

estim

ulac

ión

en

el p

ezón

, la

verd

ad e

s qu

e re

cono

zco

que

me

fal-

tó in

form

ació

n ac

erca

de

toda

s la

s bo

ndad

es d

e la

lact

anci

a, lo

cua

l lam

enté

muc

hísi

mo.

No

tuve

ot

ra o

pció

n qu

e la

fórm

ula

y el

uso

del

bib

erón

, sin

em

barg

o, a

l al

imen

tar

a Ike

r ap

rove

chab

a ca

da

mom

ento

par

a ac

aric

iarlo

, pla

ticar

le c

osas

, ole

rlo,

darle

bes

itos

y ha

cerle

sab

er lo

impo

rtan

te q

ue e

ra

para

mí.

Me

enca

ntab

a ar

rulla

rlo c

on c

anci

ones

que

yo

mis

-m

a in

vent

aba,

el m

omen

to d

el b

año

era

sin

duda

el

que

más

dis

frutá

bam

os y

a qu

e Br

uno,

mi s

obrin

o,

me

ayud

aba

a pr

epar

ar lo

nec

esar

io y

des

pués

ju-

gába

mos

los

tres

.Re

cuer

do q

ue m

ucha

s ve

ces

escu

ché

a am

igas

o

fam

iliare

s de

cirm

e: “D

uerm

e m

ient

ras

pued

as, p

or-

que

ya n

acie

ndo

tu b

ebé

no s

erá

igua

l”. Ef

ectiv

a-m

ente

fue

así, p

ero

es a

lgo

que

no m

e pe

só e

n ab

-so

luto

, pie

nso

que

cual

quie

r cos

a qu

e ha

gas

por t

u be

bé s

e vi

ve li

gera

, ya

que

lo ú

nico

que

inte

resa

es

su b

iene

star

, su

salu

d, s

u fe

licid

ad. A

l men

os p

ara

mí,

tene

r a Ik

er e

ntre

mis

bra

zos,

verlo

cre

cer d

ía a

día,

ole

r y d

isfru

tar s

u ar

oma,

pod

er a

braz

arlo

, dar

le

besi

tos,

tene

rlo e

ntre

los

braz

os, a

rrul

larlo

, bañ

arlo

y

alim

enta

rlo h

a si

do la

exp

erie

ncia

más

her

mos

a qu

e he

exp

erim

enta

do e

n to

da m

i vid

a. S

é qu

e vi

e-ne

n m

ucho

s re

tos

y qu

e qu

izá n

o es

té p

repa

rada

pa

ra to

dos,

pero

no

dudo

en

abso

luto

que

sab

ré re

-so

lver

los

y en

frent

arlo

s po

r él, m

i raz

ón d

e se

r.

Fuen

tes

de c

onsu

lta:

Con

afec

to 3

Keni

a Ar

ias

Agui

lar.

Estu

dió

la L

icen

ciat

ura

en

Educ

ació

n Pr

imar

ia y

una

;m

aest

ría e

n Ed

u-ca

ción

en

la B

enem

érita

Esc

uela

Nac

iona

l de

Mae

stro

s. C

olab

ora

desd

e el

201

2 en

Edu

caci

ón

Inic

ial d

el C

onse

jo N

acio

nal d

e Fo

men

to E

du-

cativ

o.

Page 56: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

55

con

sus

ojito

s ce

rrad

os, a

pena

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as lí

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l”. Ef

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e qu

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pa

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luto

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sab

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Keni

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Agui

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Estu

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Educ

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uela

Nac

iona

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201

2 en

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acio

nal d

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men

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du-

cativ

o.

Page 57: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

56

Mi experiencia com

o padre… ¿C

uál es la primera im

agen que viene a mi m

ente de cuando era niño?Recuerdo a m

i madre cargándom

e, sonriendo y yo m

irando hacia atrás, contento, con una amplia son-

risa. Esa sensación la tengo muy presente. Tenía dos

o tres años, con el tiempo se confirm

ó con una serie de fotografías en blanco y negro –algo viejas- don-de m

i madre m

e cargaba. ¿Y de mi papá?, ¿qué re-

cuerdo? Lo recuerdo lavando el carro, con una mi-

rada cariñosa hacia mí y m

is hermanos. C

orríamos

cuando teníamos tres o cuatro años del carro a la

casa, y llenábamos la cubeta con agua. D

espués, re-petíam

os el viaje hacia mi padre con tan poca agua

que nuevamente había que llenar la cubeta. C

on él, tam

bién vivimos m

omentos herm

osos.Podría hacer m

uchos esfuerzos para recordar más

mom

entos, algunos alegres como los que les com

-

Ser papá, ¿una decisión en la vidaSe vincula con las fichas para conocer con las fam

ilias:Ejercicio de la paternidad y la crianza de las niñas y los niñosSe vincula con las fichas para hacer con las fam

ilias:• Soy papá• Paternidad. M

itos y realidadesSe vincula con las fichas para com

partir experiencias con las familias:

-Un abrazo de mi hijo, m

ás que poderoso, ¡mágico!

-La participación no duele -Sem

brando el presente

¿Qué querem

os?M

adres, padres y cuidadores…-C

onozcan la experiencia de un padre que se involucra en la crianza.

Fichas para compartir experiencias con las fam

ilias 6. H

ombres en la crianza

mom

ento

s, al

guno

s al

egre

s co

mo

los

que

les

com

-pa

rto,

y p

osib

lem

ente

otr

os n

o ta

nto,

don

de e

l eno

jo

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apá

y la

tris

teza

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mam

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una

form

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otra

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cían

de

la c

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gar f

río. P

ero

la s

ensa

ción

, en

gene

ral, e

ra d

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lidez

, de

la p

rese

ncia

de

ambo

s.Pe

ro, ¿

es e

sto

impo

rtan

te?

Los

hom

bres

que

ten

e-m

os v

ida

sexu

al, la

may

oría

de

las

vece

s co

ntam

os

con

poca

info

rmac

ión

acer

ca d

e qu

é ha

cer s

i hay

un

em

bara

zo.

Ento

nces

, ej

erce

mos

la

se

xual

idad

de

sinf

orm

a-do

s de

sus

con

secu

enci

as re

prod

uctiv

as, y

por

ello

ta

mpo

co t

enem

os in

form

ació

n de

l eje

rcic

io d

e la

pa

tern

idad

. De

hech

o, g

ener

alm

ente

no

sabe

mos

qu

e aq

uella

s vi

venc

ias

que

fuer

on re

leva

ntes

en

la

infa

ncia

, tam

bién

lo s

erán

en

la v

ida

adul

ta: lo

bue

-no

y lo

mal

o.C

uand

o m

i hija

nac

ió, m

e di

cue

nta

de q

ue n

o es

-ta

ba p

repa

rado

, per

o co

mpr

endí

que

era

una

gra

n re

spon

sabi

lidad

la q

ue in

icia

ba. E

ra m

uy jo

ven,

tení

a ve

intit

anto

s añ

os y

trab

ajab

a co

mo

loco

par

a as

u-m

ir el

com

prom

iso

de m

i nue

va fa

milia

(mi e

spos

a y

mi h

ija).

Com

o ho

mbr

e, p

ensa

ba e

n la

pos

ibilid

ad

de e

legi

r la

pat

erni

dad,

per

o ob

serv

aba

que,

par

a m

i par

eja,

no

era

así, s

impl

emen

te e

lla e

stab

a ce

r-ca

de

nues

tra

hija

de

man

era

frec

uent

e. T

ambi

én

nota

ba q

ue, e

n el

tra

bajo

y c

on lo

s am

igos

, nad

ie

habl

aba

de lo

s hi

jos.

Resu

ltaba

ext

raño

por

que

to-

dos

éram

os p

apás

, per

o el

tem

a de

los

hijo

s no

era

un

asu

nto

rele

vant

e. D

e he

cho,

mi je

fe s

e en

ojab

a si

lle

gaba

tard

e po

r com

er c

on m

i hija

o la

llev

aba

a

la o

ficin

a. C

reo

que

con

el ti

empo

com

pren

dí q

ue, s

i no

hac

ía a

lgo

para

est

ar c

on m

i hija

, tan

to e

l tra

ba-

jo c

omo

los

amig

os o

mis

est

udio

s, la

tele

visi

ón o

el

depo

rte,

ter

min

aría

n po

r al

ejar

me

de e

lla. R

ecue

r-do

que

me

preg

unta

ba: “

¿Qui

eres

cre

cer

lejo

s de

tu

hija

?, ¿q

uier

es q

ue e

lla c

rezc

a le

jos

de ti

?, ¿c

rece

r co

mo

indi

vidu

os s

epar

ados

nos

har

á fe

lices

com

o hi

ja y

pap

á?”.

Deb

ía h

acer

alg

o, p

ues

nadi

e lo

har

ía

por m

í, e in

clus

o lle

garía

un

mom

ento

en

que

deja

-ría

de

cree

r que

las

cosa

s po

dría

n se

r de

otro

mod

o.

Cre

o qu

e el

mom

ento

que

det

onó

mi p

ater

nida

d fu

e cu

ando

lloré

con

mi h

ija e

n br

azos

, rec

onoc

í que

no

sabí

a qu

é ha

cer c

on u

n se

r tan

peq

ueño

e in

defe

n-so

, y q

ue te

nía

mie

do d

e se

r pap

á. E

se in

stan

te d

e te

mor

e im

pote

ncia

, me

dio

el c

oraj

e su

ficie

nte

para

ca

mbi

ar. A

lgo

en m

í me

dijo

: “Si

no

sabe

s, ap

rend

e”.

Cua

ndo

te p

ones

una

cam

isa

viej

a o

un p

anta

lón

muy

usa

do, ¿

has

sent

ido

que

ahor

a te

apr

ieta

por

to

dos

lado

s? E

so e

ra lo

que

me

ocur

ría: e

l tra

bajo

, m

is a

mis

tade

s e

incl

uso,

mis

est

udio

s co

men

zaro

n a

“que

darm

e pe

queñ

os” p

orqu

e al

go m

e de

cía

que

un e

vent

o en

mi v

ida

esta

ba o

curr

iend

o, y

que

eso

s lu

gare

s m

e qu

itaba

n tie

mpo

par

a as

imila

rlo, c

om-

pren

derlo

e in

corp

orar

lo. E

so n

uevo

que

ocu

rría

se

llam

aba

“pat

erni

dad”

. ¿Po

r qué

pie

nso

que

es re

le-

vant

e es

to q

ue c

ompa

rto?

En

prim

er lu

gar,

porq

ue

ahor

a co

mpr

endo

que

la s

ocie

dad,

con

scie

nte

o in

cons

cien

tem

ente

, no

te p

repa

ra p

ara

ser

papá

, in

clus

o se

org

aniza

par

a qu

e no

asu

mas

tu ro

l y, e

n se

gund

o lu

gar,

porq

ue lo

s ho

mbr

es, a

l ten

er h

ijos,

pode

mos

con

tinua

r la

vida

com

o si

los

hijo

s no

es-

Page 58: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

57

mom

ento

s, al

guno

s al

egre

s co

mo

los

que

les

com

-pa

rto,

y p

osib

lem

ente

otr

os n

o ta

nto,

don

de e

l eno

jo

de p

apá

y la

tris

teza

de

mam

á de

una

form

a u

otra

ha

cían

de

la c

asa

un lu

gar f

río. P

ero

la s

ensa

ción

, en

gene

ral, e

ra d

e ca

lidez

, de

la p

rese

ncia

de

ambo

s.Pe

ro, ¿

es e

sto

impo

rtan

te?

Los

hom

bres

que

ten

e-m

os v

ida

sexu

al, la

may

oría

de

las

vece

s co

ntam

os

con

poca

info

rmac

ión

acer

ca d

e qu

é ha

cer s

i hay

un

em

bara

zo.

Ento

nces

, ej

erce

mos

la

se

xual

idad

de

sinf

orm

a-do

s de

sus

con

secu

enci

as re

prod

uctiv

as, y

por

ello

ta

mpo

co t

enem

os in

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ació

n de

l eje

rcic

io d

e la

pa

tern

idad

. De

hech

o, g

ener

alm

ente

no

sabe

mos

qu

e aq

uella

s vi

venc

ias

que

fuer

on re

leva

ntes

en

la

infa

ncia

, tam

bién

lo s

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en

la v

ida

adul

ta: lo

bue

-no

y lo

mal

o.C

uand

o m

i hija

nac

ió, m

e di

cue

nta

de q

ue n

o es

-ta

ba p

repa

rado

, per

o co

mpr

endí

que

era

una

gra

n re

spon

sabi

lidad

la q

ue in

icia

ba. E

ra m

uy jo

ven,

tení

a ve

intit

anto

s añ

os y

trab

ajab

a co

mo

loco

par

a as

u-m

ir el

com

prom

iso

de m

i nue

va fa

milia

(mi e

spos

a y

mi h

ija).

Com

o ho

mbr

e, p

ensa

ba e

n la

pos

ibilid

ad

de e

legi

r la

pat

erni

dad,

per

o ob

serv

aba

que,

par

a m

i par

eja,

no

era

así, s

impl

emen

te e

lla e

stab

a ce

r-ca

de

nues

tra

hija

de

man

era

frec

uent

e. T

ambi

én

nota

ba q

ue, e

n el

tra

bajo

y c

on lo

s am

igos

, nad

ie

habl

aba

de lo

s hi

jos.

Resu

ltaba

ext

raño

por

que

to-

dos

éram

os p

apás

, per

o el

tem

a de

los

hijo

s no

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un

asu

nto

rele

vant

e. D

e he

cho,

mi je

fe s

e en

ojab

a si

lle

gaba

tard

e po

r com

er c

on m

i hija

o la

llev

aba

a

la o

ficin

a. C

reo

que

con

el ti

empo

com

pren

dí q

ue, s

i no

hac

ía a

lgo

para

est

ar c

on m

i hija

, tan

to e

l tra

ba-

jo c

omo

los

amig

os o

mis

est

udio

s, la

tele

visi

ón o

el

depo

rte,

ter

min

aría

n po

r al

ejar

me

de e

lla. R

ecue

r-do

que

me

preg

unta

ba: “

¿Qui

eres

cre

cer

lejo

s de

tu

hija

?, ¿q

uier

es q

ue e

lla c

rezc

a le

jos

de ti

?, ¿c

rece

r co

mo

indi

vidu

os s

epar

ados

nos

har

á fe

lices

com

o hi

ja y

pap

á?”.

Deb

ía h

acer

alg

o, p

ues

nadi

e lo

har

ía

por m

í, e in

clus

o lle

garía

un

mom

ento

en

que

deja

-ría

de

cree

r que

las

cosa

s po

dría

n se

r de

otro

mod

o.

Cre

o qu

e el

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ento

que

det

onó

mi p

ater

nida

d fu

e cu

ando

lloré

con

mi h

ija e

n br

azos

, rec

onoc

í que

no

sabí

a qu

é ha

cer c

on u

n se

r tan

peq

ueño

e in

defe

n-so

, y q

ue te

nía

mie

do d

e se

r pap

á. E

se in

stan

te d

e te

mor

e im

pote

ncia

, me

dio

el c

oraj

e su

ficie

nte

para

ca

mbi

ar. A

lgo

en m

í me

dijo

: “Si

no

sabe

s, ap

rend

e”.

Cua

ndo

te p

ones

una

cam

isa

viej

a o

un p

anta

lón

muy

usa

do, ¿

has

sent

ido

que

ahor

a te

apr

ieta

por

to

dos

lado

s? E

so e

ra lo

que

me

ocur

ría: e

l tra

bajo

, m

is a

mis

tade

s e

incl

uso,

mis

est

udio

s co

men

zaro

n a

“que

darm

e pe

queñ

os” p

orqu

e al

go m

e de

cía

que

un e

vent

o en

mi v

ida

esta

ba o

curr

iend

o, y

que

eso

s lu

gare

s m

e qu

itaba

n tie

mpo

par

a as

imila

rlo, c

om-

pren

derlo

e in

corp

orar

lo. E

so n

uevo

que

ocu

rría

se

llam

aba

“pat

erni

dad”

. ¿Po

r qué

pie

nso

que

es re

le-

vant

e es

to q

ue c

ompa

rto?

En

prim

er lu

gar,

porq

ue

ahor

a co

mpr

endo

que

la s

ocie

dad,

con

scie

nte

o in

cons

cien

tem

ente

, no

te p

repa

ra p

ara

ser

papá

, in

clus

o se

org

aniza

par

a qu

e no

asu

mas

tu ro

l y, e

n se

gund

o lu

gar,

porq

ue lo

s ho

mbr

es, a

l ten

er h

ijos,

pode

mos

con

tinua

r la

vida

com

o si

los

hijo

s no

es-

Page 59: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

58

tuvieran, o podemos optar por ver el m

undo desde el lugar de quien acaba de nacer y, al hacerlo, m

u-chas cosas que antes eran im

portantes dejan de serlo y, quienes lo hem

os hecho, experimentam

os algo así com

o un vuelco de 180 grados en nuestra vida. ¿En qué estaba? Ah, sí, en que observaba que m

i vida de forma irrem

ediable se acercaba a una disyuntiva: seguir igual o saltar a un lugar que no conocía. ¿Q

ué hacer? Si hacía lo primero de seguro

tendría una mejora laboral, lo cual a su vez m

e hu-biera im

pulsado más alto en el estatus y al m

ismo

tiempo aum

entarían mis ingresos.

…ahora com

prendo que la sociedad, consciente o inconscientem

ente, no te prepara para ser papá, e incluso se organiza para que no asum

as tu rol.Y lo segundo m

e haría un buen papá, pero me de-

cía: “¿Eso le importa a alguien?”, y respondía: “¡Por

supuesto que a nadie le importa, solo a m

í, a mi pa-

reja y a mi hija!”. Pero, la verdad, a nadie le interesa

(salvo a instituciones y escuelas o programas com

o los del C

onafe que desean acercar a los papás con sus hijos). La paternidad es im

portante socialmente

hablando, pero, al mism

o tiempo, es poco valorada.

Entonces me dije: “A nadie le im

porta, pero a mí y a

mi fam

ilia sí”. Eso fue suficiente, y salté. ¿Cóm

o pue-do transm

itirles, estimados lectores, lo que sentía el

día que decidí cambiar m

i vida y asumir no solo m

i paternidad sino m

i vida mism

a? Ese día tenía mie-

do, no quería llegar a la oficina ni tampoco dejar a

mis am

igos, ni a mi salario seguro ni a m

i proyecto

de vida como profesional en el cual había inverti-

do tanto. Ese día iba más callado que otros días, no

sonreía. Y todo el trabajo que había sido tan impor-

tante, en un instante dejó de serlo. De hecho, todos

los amigos que eran tan im

prescindibles, de la no-che a la m

añana dejaron de serlo. Las instruccio-nes de m

i jefe también se esfum

aron. ¿Has vivido algo así? Es sim

ilar a la experiencia de dejar una si-tuación o personas que no te perm

iten crecer, o de dejar un trabajo que te agrada, pero no es lo tuyo. Es parecido a entrar a un cam

ino que no conocías, que no te habían dicho que existía y que incluso puede tener peligros porque no se espera que lo re-corras. Esas decisiones que te im

pulsan sin pensar, que te cam

bian de golpe, que te hacen sentir vivo y que te perm

iten por un instante entender la pala-bra vivir con “gozo”, “sentido” o “significado”. Eso sentí esa m

añana. A partir de ese día se acabó el sala-rio seguro. D

esde entonces, he tenido que inventar m

uchos proyectos y escribir mucho para traer algo

de dinero a casa. Cam

bié mi profesión totalm

ente, m

e volví “experto” en temas que nunca estudié en

la universidad, como “m

asculinidades”, “violencia fam

iliar”, “hombres agresores” y otros tem

as como

paternidad. Incluso he viajado para platicar de esos asuntos… ¡Y hasta m

e pagan! Pero sobre todo asu-m

í mi paternidad, y lo he hecho desde entonces,

incluso con hijos que no son biológicamente m

íos....N

o era ella la que me lo pedía, sino yo, el que de-

cidió educarla al darle parte de mi tiem

po, de mi

esfuerzo, de mis ganas de estar vivo....

He p

odid

o es

tar

cerc

a de

mi h

ija. C

omen

cé a

es-

tar m

ás c

on e

lla, s

alía

con

ella

cua

ndo

tení

a un

año

y

le m

ostr

aba

el M

etro

, los

par

ques

, el c

amin

o a

la

escu

ela,

y le

ens

eñé

a sa

luda

r a lo

s ár

bole

s, a

plat

i-ca

r con

las

esta

tuas

, a d

arle

de

com

er a

l per

ro q

ue

cuid

aba

los

carr

os –

para

que

no

estu

vier

a si

empr

e en

ojad

o–,

tam

bién

com

imos

hor

mig

as y

las

es-

cupi

mos

de

asco

, y c

orrim

os c

uand

o to

cam

os a

l-gu

nos

timbr

es q

ue n

o de

bim

os d

e to

car.

Tam

bién

en

cont

ram

os e

n la

cal

le a

mig

os c

omo

Emilia

no, u

n ga

tito

negr

o qu

e re

scat

amos

cua

ndo

unos

niñ

os

iban

a p

oner

le u

nos

cohe

tes

en s

u pa

ncita

. Em

iliano

cr

eció

gor

do, h

erm

oso

y m

uy n

oble

, y s

iem

pre

fue

un g

ran

amig

o nu

estr

o. M

urió

hac

e un

mes

. Tam

-bi

én e

n ca

sa t

uvim

os m

ás t

iem

po p

ara

juga

r. ¿A

qu

é? A

las

muñ

ecas

que

se

divi

erte

n y

se d

esgr

e-ña

n, a

la n

ave

espa

cial

, a d

escu

brir

mun

dos

incr

eí-

bles

en

cada

recá

mar

a, a

la c

asita

de

muñ

ecas

, a

las

esco

ndid

as, a

l tac

o vo

lado

r, hi

cim

os s

opes

en

la c

ocin

a, p

inta

mos

en

y a

la m

esa,

y e

n la

s pa

re-

des

que

desp

ués

habí

a qu

e lim

piar

. De

cier

ta f

or-

ma,

cam

bié

mis

prio

ridad

es y

com

encé

a v

ivir

sin

mie

do. P

uedo

dec

irte

que

lo e

conó

mic

o “s

e re

solv

ió”

o “lo

res

olví

”, y

jugu

é m

ucho

y a

muc

has

cosa

s en

la

infa

ncia

de

mi p

eque

ña. A

hora

ella

ha

crec

ido,

en

tró

y sa

lió d

e la

ado

lesc

enci

a y

ahor

a ya

es

una

adul

ta jo

ven

que

asis

te a

la u

nive

rsid

ad, y

que

se

irá p

ront

o, p

orqu

e pa

ra e

so la

edu

qué.

¿Lo

har

ía d

e nu

evo?

¡Cla

ro q

ue s

í!, pe

ro m

e hu

bier

a ar

riesg

ado

a te

ner

dos

hijo

s… n

o… c

uatr

o, c

omo

fuim

os e

n m

i fa

milia

de

orig

en, d

os h

erm

anas

, un

herm

ano

y yo

.

Y co

rrer

ía m

ás, p

ensa

ría m

enos

, me

atre

vería

más

y

reirí

a m

ás ju

nto

a m

is h

ijos.

¿Qué

apr

endí

? M

e he

di

vert

ido

en m

i pat

erni

dad.

Aho

ra v

eo q

ue lo

que

hi

ce n

o so

lo fu

e pa

ra d

iver

tirm

e, fu

e en

par

te p

or m

i hi

ja y

en

part

e po

r m

í. Pa

ra m

í por

que

quer

ía d

ar-

le u

n nu

evo

sent

ido

a m

i vid

a, y

la p

ater

nida

d fu

e un

a ex

cusa

par

a ha

cerlo

. Par

a m

i hija

por

que

que-

ría tr

ansm

itirle

que

viv

ir co

n m

iedo

no

es v

ivir.

Y q

ue

solo

la v

alen

tía, e

l cor

aje

y ha

cer l

as c

osas

es

lo q

ue

a un

o lo

sac

a ad

elan

te. C

on e

sas

deci

sion

es h

e en

-te

ndid

o ot

ra c

osa

muy

impo

rtan

te: u

n pa

pá, e

du-

ca. M

e hu

bier

a ar

riesg

ado

o no

, per

o irr

emed

iabl

e-m

ente

hub

iera

edu

cado

. Mis

act

os in

elud

ible

men

te

hubi

eran

tran

smiti

do u

n m

ensa

je, u

na id

ea, u

na s

e-rie

de

valo

res,

unas

con

secu

enci

as. N

o er

a el

la la

qu

e m

e lo

ped

ía, s

ino

yo, e

l que

dec

idió

edu

carla

al

dar

le p

arte

de

mi t

iem

po, d

e m

i esf

uerz

o, d

e m

is

gana

s de

est

ar v

ivo.

Era

yo,

per

o er

a po

r mi q

uerid

a hi

ja. Y

eso

apr

endí

de

pequ

eño:

así

com

o m

i pad

re,

que

era

méd

ico,

era

par

te d

e m

í al m

irarm

e co

n ca

riño

mie

ntra

s le

dáb

amos

las

cube

tas

con

agua

, y

mi m

adre

her

mos

a ta

mbi

én lo

era

al l

evan

tarm

e,

sonr

eír y

abr

azar

me

con

tant

o am

or, a

sí q

uería

ser

yo

par

a m

i hija

. Lo

que

reci

bist

e pu

edes

dar

lo. Y

aun

si

no

reci

bist

e na

da, p

uede

s da

r. D

e m

is p

adre

s de

-ci

dí a

pren

der l

o m

ejor

y tr

ansm

itirlo

a m

i tes

oro,

mi

hija

. Ello

s no

era

n pe

rfec

tos,

pero

lo q

ue n

o m

e er

a út

il ta

n so

lo lo

dej

aba

pasa

r o lo

acl

arab

a co

nver

-sa

ndo

o re

clam

ando

. Eso

par

a m

í es

ser p

apá,

una

de

cisi

ón d

e es

tar

con

los

hijo

s, gr

itar,

corr

er y

viv

ir co

n el

los,

no c

uand

o el

los

quie

ran,

sin

o cu

ando

por

Page 60: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

59

He p

odid

o es

tar

cerc

a de

mi h

ija. C

omen

cé a

es-

tar m

ás c

on e

lla, s

alía

con

ella

cua

ndo

tení

a un

año

y

le m

ostr

aba

el M

etro

, los

par

ques

, el c

amin

o a

la

escu

ela,

y le

ens

eñé

a sa

luda

r a lo

s ár

bole

s, a

plat

i-ca

r con

las

esta

tuas

, a d

arle

de

com

er a

l per

ro q

ue

cuid

aba

los

carr

os –

para

que

no

estu

vier

a si

empr

e en

ojad

o–,

tam

bién

com

imos

hor

mig

as y

las

es-

cupi

mos

de

asco

, y c

orrim

os c

uand

o to

cam

os a

l-gu

nos

timbr

es q

ue n

o de

bim

os d

e to

car.

Tam

bién

en

cont

ram

os e

n la

cal

le a

mig

os c

omo

Emilia

no, u

n ga

tito

negr

o qu

e re

scat

amos

cua

ndo

unos

niñ

os

iban

a p

oner

le u

nos

cohe

tes

en s

u pa

ncita

. Em

iliano

cr

eció

gor

do, h

erm

oso

y m

uy n

oble

, y s

iem

pre

fue

un g

ran

amig

o nu

estr

o. M

urió

hac

e un

mes

. Tam

-bi

én e

n ca

sa t

uvim

os m

ás t

iem

po p

ara

juga

r. ¿A

qu

é? A

las

muñ

ecas

que

se

divi

erte

n y

se d

esgr

e-ña

n, a

la n

ave

espa

cial

, a d

escu

brir

mun

dos

incr

eí-

bles

en

cada

recá

mar

a, a

la c

asita

de

muñ

ecas

, a

las

esco

ndid

as, a

l tac

o vo

lado

r, hi

cim

os s

opes

en

la c

ocin

a, p

inta

mos

en

y a

la m

esa,

y e

n la

s pa

re-

des

que

desp

ués

habí

a qu

e lim

piar

. De

cier

ta f

or-

ma,

cam

bié

mis

prio

ridad

es y

com

encé

a v

ivir

sin

mie

do. P

uedo

dec

irte

que

lo e

conó

mic

o “s

e re

solv

ió”

o “lo

res

olví

”, y

jugu

é m

ucho

y a

muc

has

cosa

s en

la

infa

ncia

de

mi p

eque

ña. A

hora

ella

ha

crec

ido,

en

tró

y sa

lió d

e la

ado

lesc

enci

a y

ahor

a ya

es

una

adul

ta jo

ven

que

asis

te a

la u

nive

rsid

ad, y

que

se

irá p

ront

o, p

orqu

e pa

ra e

so la

edu

qué.

¿Lo

har

ía d

e nu

evo?

¡Cla

ro q

ue s

í!, pe

ro m

e hu

bier

a ar

riesg

ado

a te

ner

dos

hijo

s… n

o… c

uatr

o, c

omo

fuim

os e

n m

i fa

milia

de

orig

en, d

os h

erm

anas

, un

herm

ano

y yo

.

Y co

rrer

ía m

ás, p

ensa

ría m

enos

, me

atre

vería

más

y

reirí

a m

ás ju

nto

a m

is h

ijos.

¿Qué

apr

endí

? M

e he

di

vert

ido

en m

i pat

erni

dad.

Aho

ra v

eo q

ue lo

que

hi

ce n

o so

lo fu

e pa

ra d

iver

tirm

e, fu

e en

par

te p

or m

i hi

ja y

en

part

e po

r m

í. Pa

ra m

í por

que

quer

ía d

ar-

le u

n nu

evo

sent

ido

a m

i vid

a, y

la p

ater

nida

d fu

e un

a ex

cusa

par

a ha

cerlo

. Par

a m

i hija

por

que

que-

ría tr

ansm

itirle

que

viv

ir co

n m

iedo

no

es v

ivir.

Y q

ue

solo

la v

alen

tía, e

l cor

aje

y ha

cer l

as c

osas

es

lo q

ue

a un

o lo

sac

a ad

elan

te. C

on e

sas

deci

sion

es h

e en

-te

ndid

o ot

ra c

osa

muy

impo

rtan

te: u

n pa

pá, e

du-

ca. M

e hu

bier

a ar

riesg

ado

o no

, per

o irr

emed

iabl

e-m

ente

hub

iera

edu

cado

. Mis

act

os in

elud

ible

men

te

hubi

eran

tran

smiti

do u

n m

ensa

je, u

na id

ea, u

na s

e-rie

de

valo

res,

unas

con

secu

enci

as. N

o er

a el

la la

qu

e m

e lo

ped

ía, s

ino

yo, e

l que

dec

idió

edu

carla

al

dar

le p

arte

de

mi t

iem

po, d

e m

i esf

uerz

o, d

e m

is

gana

s de

est

ar v

ivo.

Era

yo,

per

o er

a po

r mi q

uerid

a hi

ja. Y

eso

apr

endí

de

pequ

eño:

así

com

o m

i pad

re,

que

era

méd

ico,

era

par

te d

e m

í al m

irarm

e co

n ca

riño

mie

ntra

s le

dáb

amos

las

cube

tas

con

agua

, y

mi m

adre

her

mos

a ta

mbi

én lo

era

al l

evan

tarm

e,

sonr

eír y

abr

azar

me

con

tant

o am

or, a

sí q

uería

ser

yo

par

a m

i hija

. Lo

que

reci

bist

e pu

edes

dar

lo. Y

aun

si

no

reci

bist

e na

da, p

uede

s da

r. D

e m

is p

adre

s de

-ci

dí a

pren

der l

o m

ejor

y tr

ansm

itirlo

a m

i tes

oro,

mi

hija

. Ello

s no

era

n pe

rfec

tos,

pero

lo q

ue n

o m

e er

a út

il ta

n so

lo lo

dej

aba

pasa

r o lo

acl

arab

a co

nver

-sa

ndo

o re

clam

ando

. Eso

par

a m

í es

ser p

apá,

una

de

cisi

ón d

e es

tar

con

los

hijo

s, gr

itar,

corr

er y

viv

ir co

n el

los,

no c

uand

o el

los

quie

ran,

sin

o cu

ando

por

Page 61: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

60

amor entiendes que tienes que estar ahí, y adem

ás en el cam

ino ríes, lloras, juegas, te diviertes y al final, ya no eres el m

ismo que inició la historia.

Me he divertido en m

i paternidad. Ahora veo que

lo que hice no solo fue para divertirme, fue en par-

te por mi hija y en parte por m

í.

Fuentes de consulta:C

onafecto 1Roberto G

arda Salas. Director de Hom

bres por la Equidad, AC

. Economista con M

aestría en Sociología. Especialista en tem

as de género, m

asculinidades, paternidad y violencia mas-

culina. C

orreo electrónico:

roberto.garda@gm

ail.com

Para

hab

lar d

e m

i rol

com

o pa

pá, t

engo

que

hab

lar

de lo

que

viv

í com

o hi

jo. E

n m

i cas

o fu

i cria

do m

ás

activ

amen

te p

or u

na m

adre

y t

res

herm

anas

ma-

yore

s, si

endo

el m

enor

, tuv

e pr

ivile

gios

que

no

creo

ha

ber m

erec

ido,

mi c

onvi

venc

ia e

ra p

rinci

palm

ente

co

n m

i mad

re s

in e

mba

rgo,

de

algu

na u

otr

a m

ane-

ra to

das

esta

s m

ujer

es in

fluye

ron

sign

ifica

tivam

ente

en

lo q

ue s

oy a

hora

.

A m

i pad

re lo

veí

a es

porá

dica

men

te, u

na v

ez a

la s

e-m

ana,

una

vez

al m

es, la

ver

dad

no re

cuer

do la

fre-

cuen

cia

con

clar

idad

, sin

em

barg

o, e

stoy

cie

rto

que

más

que

car

iño

o am

or, l

o qu

e le

ten

ía a

mi p

apá

cuan

do n

iño,

era

mie

do d

isfr

azad

o de

resp

eto.

A la

dis

tanc

ia, c

onsi

dero

que

lo c

onoc

ía m

ás p

or lo

qu

e de

cía

mi m

adre

de

él q

ue p

or la

inte

racc

ión

que

Sem

bran

do e

l Pre

sent

e…M

i exp

erie

ncia

de

ser

pad

re

Fich

as p

ara

com

part

ir ex

perie

ncia

s co

n la

s fa

mili

as

6. H

ombr

es e

n la

cria

nza

Se v

incu

la c

on la

s fic

has

para

con

ocer

con

las

fam

ilias:

Ejer

cici

o de

la p

ater

nida

d y

la c

rianz

a de

las

niña

s y

los

niño

sSe

vin

cula

con

las

ficha

s pa

ra h

acer

con

las

fam

ilias:

• So

y pa

pá•

Pate

rnid

ad. M

itos

y re

alid

ades

Se v

incu

la c

on la

s fic

has

para

com

part

ir ex

perie

ncia

s co

n la

s fa

milia

s:-U

n ab

razo

de

mi h

ijo, m

ás q

ue p

oder

oso,

¡mág

ico!

-L

a pa

rtic

ipac

ión

no d

uele

-S

er p

apá,

una

dec

isió

n en

la v

ida

¿Qué

que

rem

os?

Mad

res,

pad

res

y cu

idad

ores

…-C

onoz

can

la e

xper

ienc

ia d

e un

pad

re q

ue s

e in

volu

cra

en la

cria

nza.

Page 62: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

61

Para

hab

lar d

e m

i rol

com

o pa

pá, t

engo

que

hab

lar

de lo

que

viv

í com

o hi

jo. E

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ente

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lo q

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oy a

hora

.

A m

i pad

re lo

veí

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porá

dica

men

te, u

na v

ez a

la s

e-m

ana,

una

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al m

es, la

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dad

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, sin

em

barg

o, e

stoy

cie

rto

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más

que

car

iño

o am

or, l

o qu

e le

ten

ía a

mi p

apá

cuan

do n

iño,

era

mie

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isfr

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o de

resp

eto.

A la

dis

tanc

ia, c

onsi

dero

que

lo c

onoc

ía m

ás p

or lo

qu

e de

cía

mi m

adre

de

él q

ue p

or la

inte

racc

ión

que

Sem

bran

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l Pre

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e…M

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erie

ncia

de

ser

pad

re

Fich

as p

ara

com

part

ir ex

perie

ncia

s co

n la

s fa

mili

as

6. H

ombr

es e

n la

cria

nza

Se v

incu

la c

on la

s fic

has

para

con

ocer

con

las

fam

ilias:

Ejer

cici

o de

la p

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nida

d y

la c

rianz

a de

las

niña

s y

los

niño

sSe

vin

cula

con

las

ficha

s pa

ra h

acer

con

las

fam

ilias:

• So

y pa

pá•

Pate

rnid

ad. M

itos

y re

alid

ades

Se v

incu

la c

on la

s fic

has

para

com

part

ir ex

perie

ncia

s co

n la

s fa

milia

s:-U

n ab

razo

de

mi h

ijo, m

ás q

ue p

oder

oso,

¡mág

ico!

-L

a pa

rtic

ipac

ión

no d

uele

-S

er p

apá,

una

dec

isió

n en

la v

ida

¿Qué

que

rem

os?

Mad

res,

pad

res

y cu

idad

ores

…-C

onoz

can

la e

xper

ienc

ia d

e un

pad

re q

ue s

e in

volu

cra

en la

cria

nza.

Page 63: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

62

pude haber tenido. Recuerdo que decía mi m

adre “recoge tus juguetes que si llega tu papá y ve el re-gadero te va a pegar”, “no hagas ruido porque está tu papá y se enoja”, “ve de una vez al m

andado que si te m

ando cuando llegue tu papá, él se puede m

olestar”. Todo ello de manera cotidiana, m

i ma-

dre controlaba mi com

portamiento con la herm

o-sa posibilidad de que m

i padre apareciera, sublime

ilusión, pues como dije él casi nunca estaba y en

realidad pocas veces me dirigió siquiera la palabra.

Supongo que habría más frases que m

e ofreció mi

mam

á al respecto de mi padre que se fueron intro-

yectando para construir en mí el disfraz de respeto

que en el fondo como dije era tem

or.No todo fue m

alo, muy a favor m

ío, los regaños reales fueron escasos por parte de m

i padre, por lo cual prefiero recordar aquellas veces, cuan-do yo tenía com

o 3 o 4 años y me pude acercar

amorosam

ente a él, pedirle me prestara su peine

y casi con su consentimiento peinarlo o despeinar-

lo a placer, sin que él dijera nada en lo absoluto, tan apacible, tan tranquilo. Yo de pie en el sillón, atrás de ese gran hom

bre que fue mi padre, pei-

nando su escasa cabellera, según yo para que lu-ciera bien, pero m

uy en mi interior creando un hilo in-

visible pero muy sentido entre su corazón y el m

ío. M

i reflexión hasta aquí es que, más de las veces o

por lo menos en m

i caso, se conoce a papá no tan-to desde papá, sino a través de la percepción que m

amá tiene de él: que si a lo m

ejor hoy no viene,

que si a la mejor está m

uy cansado, que si trabaja dem

asiado, que no le hables porque… En conclu-sión, en m

i caso me relacioné con m

i padre mu-

chas veces a través y con permiso de m

i madre, no

la juzgo por ello, son mis percepciones de una rea-

lidad que seguramente tiene varias interpretacio-

nes. Me queda hasta el m

omento algo de claridad,

al respecto de que mi papá estuvo m

ás ausente que presente en m

is primeros años de vida, porque

paradójicamente aun estando, algunas veces, sim

-plem

ente no estaba disponible. Por m

i carrera, por mi vida en sí y por un conjunto de

cosas complejas y sencillas que han m

arcado mi

existencia, creo que como padre he sido diferente

a lo ya descrito. Hace poco más de 11 años, nació

mi hija C

arolina Isabel. Cuando supe que iba a ser

papá, sentí un torrente de emociones que com

bina-ban gusto, alegría, euforia, pero, sobre todo, m

iedo a no poder darle a m

i hija todo lo que yo creía que necesitaba. Si hay algo que aprendí de m

i padre fue el ser responsable económ

icamente hablando,

en ese entonces mi trabajo era ciertam

ente tem-

poral, cubría un interinato como psicólogo en Edu-

cación Especial. La inestabilidad financiera agravó el m

iedo que ya sentía ante la inminente posibili-

dad de ser padre. Gracias a la vida en tiem

po, me

encontraba en mi proceso psicoterapéutico y, con

todo ese miedo y otras em

ociones encontradas, un buen día le pregunté a m

i terapeuta ¿Cóm

o es po-sible que esa persona que va a nacer pueda am

ar-m

e? Si tengo tantos defectos, si no sé cuidarme ni a

mí m

ism

o, s

i, inc

luso

, me

qued

aría

más

tem

pran

o qu

e ta

rde

sin

trab

ajo.

Él m

e m

iraba

apa

cibl

e y

amo-

rosa

men

te, a

l fina

l me

dijo

: “El

la te

am

ará

porq

ue e

l am

or d

e un

hijo

es

tan

gran

de q

ue n

o le

impo

rta

nada

de

lo q

ue d

ices

, ni t

us d

efec

tos,

ni tu

falta

de

trab

ajo,

lo ú

nico

que

ella

nec

esita

es

que

esté

s ah

í co

mo

su p

adre

, el a

mor

de

un h

ijo p

ara

sus

padr

es

es in

cond

icio

nal y

sol

o es

pera

un

amor

igua

l de

in-

cond

icio

nal

com

o re

spue

sta”

. To

daví

a re

suen

an

esas

pal

abra

s en

mi m

ente

y m

e si

go p

regu

ntan

do

si a

caso

“lo

he e

stad

o ha

cien

do b

ien”

. An

tes

de c

ontin

uar,

quie

ro h

acer

una

aco

taci

ón, m

i ex

perie

ncia

com

o pa

pá e

n la

vid

a de

mi h

ija e

n su

pr

imer

año

de

vida

, en

ning

ún m

omen

to p

rete

nde

ser u

n ej

empl

o pa

ra n

adie

, ant

es b

ien

pued

e se

r una

vi

venc

ia m

ás e

ntre

muc

has

igua

l de

impo

rtan

tes,

lo

que

sí c

reo

pret

ende

r es

rec

rear

par

te d

e m

i vid

a en

ese

asp

ecto

par

a qu

e ot

ros

papá

s se

refle

jen

y pu

edan

dar

se c

uent

a de

que

, si b

ien

nues

tros

pa-

dres

sie

mpr

e se

rán

refe

rent

es, n

o ne

cesa

riam

ente

te

nem

os q

ue s

er ig

ual a

ello

s, te

nem

os la

libe

rtad

de

hac

er a

lgo

dife

rent

e.

Vinc

ulán

dom

e co

n es

e se

r en

des

arro

llo, p

rimer

o de

sde

el m

iedo

y la

pre

ocup

ació

n y

desp

ués

con

un

amor

pro

fund

o, a

com

paña

ba a

mi e

spos

a a

cada

re

visi

ón m

édic

a. J

amás

olv

idar

é la

prim

era

vez

que

vi a

mi h

ija a

tra

vés

del u

ltras

onid

o, m

i cor

azón

se

detu

vo u

nos s

egun

dos t

rata

ndo

de n

o m

orir

de ta

n-to

am

or q

ue s

e de

sper

tó e

n m

í, au

n in

créd

ulo

me

dele

itaba

obs

erva

ndo

a es

a pe

rson

a qu

e pa

recí

a

sent

irse

obse

rvad

a: m

ás d

e un

a ve

z se

vol

vía

para

no

ser

des

cubi

erta

en

sus

activ

idad

es h

acie

ndo

sus

man

os c

omo

tom

ando

una

cob

ija y

em

itien

do e

l m

ensa

je “n

o es

toy

disp

onib

le e

n es

tos

mom

ento

s”

y, e

n ot

ros

inst

ante

s, vo

lvié

ndos

e a

la p

anta

lla, d

i-ci

endo

con

tod

o su

cue

rpo

“hol

a, y

o ta

mbi

én lo

s am

o”. C

on n

osta

lgia

recu

erdo

que

la p

reoc

upac

ión

pers

istió

por

un

cort

o tie

mpo

, pue

s en

su

luga

r fue

ap

arec

iend

o un

am

or in

cond

icio

nal q

ue n

o ha

de-

jado

de

crec

er e

n in

tens

idad

y p

rese

ncia

. El

lazo

con

mi h

ija C

arol

ina

ha s

ido

tan

fuer

te q

ue,

por

incr

eíbl

e qu

e pa

rezc

a, s

entí

el i

nsta

nte

exac

to

cuan

do n

ació

. A c

ontin

uaci

ón re

lato

est

e he

cho:

Eran

com

o la

s do

s de

la m

añan

a de

l día

13 d

e no

-vi

embr

e de

200

6. M

i esp

osa

me

advi

rtió

que

ese

día

yo

no

iría

a tr

abaj

ar, p

ues

pres

entía

la ll

egad

a de

C

arol

ina

Isab

el. Y

o, i

ncré

dulo

, tra

té d

e do

rmir,

sin

lo

grar

lo. C

on la

s pr

imer

as c

ontr

acci

ones

de

mi e

s-po

sa, a

prox

imad

amen

te a

las

6:00

am

nos

tra

sla-

dam

os a

l hos

pita

l, nos

dije

ron

que

aún

no e

ra ti

em-

po, r

egre

sam

os a

cas

a. M

ás o

men

os a

las

nuev

e de

la m

añan

a re

gres

amos

a la

clín

ica,

mi e

spos

a no

tard

ó en

“rom

per

fuen

te”,

entr

ando

en

labo

r de

pa

rto,

yo

nerv

ioso

me

qued

é en

la s

ala

de e

sper

a,

no s

abía

si s

enta

rme,

cam

inar

o q

ué h

acer

dur

an-

te la

esp

era,

con

sen

timie

ntos

de

angu

stia

, tem

or,

gust

o, i

nqui

etud

, man

ifest

ándo

se c

on s

udor

ació

n y

palid

ez. E

n es

e la

pso,

rec

ibí u

na ll

amad

a de

una

co

mpa

ñera

de

trab

ajo

que

me

decí

a qu

e no

me

preo

cupa

ra, q

ue la

situ

ació

n la

bora

l po

día

espe

-

Page 64: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

63

pude haber tenido. Recuerdo que decía mi m

adre “recoge tus juguetes que si llega tu papá y ve el re-gadero te va a pegar”, “no hagas ruido porque está tu papá y se enoja”, “ve de una vez al m

andado que si te m

ando cuando llegue tu papá, él se puede m

olestar”. Todo ello de manera cotidiana, m

i ma-

dre controlaba mi com

portamiento con la herm

o-sa posibilidad de que m

i padre apareciera, sublime

ilusión, pues como dije él casi nunca estaba y en

realidad pocas veces me dirigió siquiera la palabra.

Supongo que habría más frases que m

e ofreció mi

mam

á al respecto de mi padre que se fueron intro-

yectando para construir en mí el disfraz de respeto

que en el fondo como dije era tem

or.No todo fue m

alo, muy a favor m

ío, los regaños reales fueron escasos por parte de m

i padre, por lo cual prefiero recordar aquellas veces, cuan-do yo tenía com

o 3 o 4 años y me pude acercar

amorosam

ente a él, pedirle me prestara su peine

y casi con su consentimiento peinarlo o despeinar-

lo a placer, sin que él dijera nada en lo absoluto, tan apacible, tan tranquilo. Yo de pie en el sillón, atrás de ese gran hom

bre que fue mi padre, pei-

nando su escasa cabellera, según yo para que lu-ciera bien, pero m

uy en mi interior creando un hilo in-

visible pero muy sentido entre su corazón y el m

ío. M

i reflexión hasta aquí es que, más de las veces o

por lo menos en m

i caso, se conoce a papá no tan-to desde papá, sino a través de la percepción que m

amá tiene de él: que si a lo m

ejor hoy no viene,

que si a la mejor está m

uy cansado, que si trabaja dem

asiado, que no le hables porque… En conclu-sión, en m

i caso me relacioné con m

i padre mu-

chas veces a través y con permiso de m

i madre, no

la juzgo por ello, son mis percepciones de una rea-

lidad que seguramente tiene varias interpretacio-

nes. Me queda hasta el m

omento algo de claridad,

al respecto de que mi papá estuvo m

ás ausente que presente en m

is primeros años de vida, porque

paradójicamente aun estando, algunas veces, sim

-plem

ente no estaba disponible. Por m

i carrera, por mi vida en sí y por un conjunto de

cosas complejas y sencillas que han m

arcado mi

existencia, creo que como padre he sido diferente

a lo ya descrito. Hace poco más de 11 años, nació

mi hija C

arolina Isabel. Cuando supe que iba a ser

papá, sentí un torrente de emociones que com

bina-ban gusto, alegría, euforia, pero, sobre todo, m

iedo a no poder darle a m

i hija todo lo que yo creía que necesitaba. Si hay algo que aprendí de m

i padre fue el ser responsable económ

icamente hablando,

en ese entonces mi trabajo era ciertam

ente tem-

poral, cubría un interinato como psicólogo en Edu-

cación Especial. La inestabilidad financiera agravó el m

iedo que ya sentía ante la inminente posibili-

dad de ser padre. Gracias a la vida en tiem

po, me

encontraba en mi proceso psicoterapéutico y, con

todo ese miedo y otras em

ociones encontradas, un buen día le pregunté a m

i terapeuta ¿Cóm

o es po-sible que esa persona que va a nacer pueda am

ar-m

e? Si tengo tantos defectos, si no sé cuidarme ni a

mí m

ism

o, s

i, inc

luso

, me

qued

aría

más

tem

pran

o qu

e ta

rde

sin

trab

ajo.

Él m

e m

iraba

apa

cibl

e y

amo-

rosa

men

te, a

l fina

l me

dijo

: “El

la te

am

ará

porq

ue e

l am

or d

e un

hijo

es

tan

gran

de q

ue n

o le

impo

rta

nada

de

lo q

ue d

ices

, ni t

us d

efec

tos,

ni tu

falta

de

trab

ajo,

lo ú

nico

que

ella

nec

esita

es

que

esté

s ah

í co

mo

su p

adre

, el a

mor

de

un h

ijo p

ara

sus

padr

es

es in

cond

icio

nal y

sol

o es

pera

un

amor

igua

l de

in-

cond

icio

nal

com

o re

spue

sta”

. To

daví

a re

suen

an

esas

pal

abra

s en

mi m

ente

y m

e si

go p

regu

ntan

do

si a

caso

“lo

he e

stad

o ha

cien

do b

ien”

. An

tes

de c

ontin

uar,

quie

ro h

acer

una

aco

taci

ón, m

i ex

perie

ncia

com

o pa

pá e

n la

vid

a de

mi h

ija e

n su

pr

imer

año

de

vida

, en

ning

ún m

omen

to p

rete

nde

ser u

n ej

empl

o pa

ra n

adie

, ant

es b

ien

pued

e se

r una

vi

venc

ia m

ás e

ntre

muc

has

igua

l de

impo

rtan

tes,

lo

que

sí c

reo

pret

ende

r es

rec

rear

par

te d

e m

i vid

a en

ese

asp

ecto

par

a qu

e ot

ros

papá

s se

refle

jen

y pu

edan

dar

se c

uent

a de

que

, si b

ien

nues

tros

pa-

dres

sie

mpr

e se

rán

refe

rent

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o ne

cesa

riam

ente

te

nem

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ual a

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s, te

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os la

libe

rtad

de

hac

er a

lgo

dife

rent

e.

Vinc

ulán

dom

e co

n es

e se

r en

des

arro

llo, p

rimer

o de

sde

el m

iedo

y la

pre

ocup

ació

n y

desp

ués

con

un

amor

pro

fund

o, a

com

paña

ba a

mi e

spos

a a

cada

re

visi

ón m

édic

a. J

amás

olv

idar

é la

prim

era

vez

que

vi a

mi h

ija a

tra

vés

del u

ltras

onid

o, m

i cor

azón

se

detu

vo u

nos s

egun

dos t

rata

ndo

de n

o m

orir

de ta

n-to

am

or q

ue s

e de

sper

tó e

n m

í, au

n in

créd

ulo

me

dele

itaba

obs

erva

ndo

a es

a pe

rson

a qu

e pa

recí

a

sent

irse

obse

rvad

a: m

ás d

e un

a ve

z se

vol

vía

para

no

ser

des

cubi

erta

en

sus

activ

idad

es h

acie

ndo

sus

man

os c

omo

tom

ando

una

cob

ija y

em

itien

do e

l m

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je “n

o es

toy

disp

onib

le e

n es

tos

mom

ento

s”

y, e

n ot

ros

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ante

s, vo

lvié

ndos

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i-ci

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rpo

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mbi

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o”. C

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lgia

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erdo

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la p

reoc

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ión

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istió

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mpo

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luga

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icio

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jado

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n in

tens

idad

y p

rese

ncia

. El

lazo

con

mi h

ija C

arol

ina

ha s

ido

tan

fuer

te q

ue,

por

incr

eíbl

e qu

e pa

rezc

a, s

entí

el i

nsta

nte

exac

to

cuan

do n

ació

. A c

ontin

uaci

ón re

lato

est

e he

cho:

Eran

com

o la

s do

s de

la m

añan

a de

l día

13 d

e no

-vi

embr

e de

200

6. M

i esp

osa

me

advi

rtió

que

ese

día

yo

no

iría

a tr

abaj

ar, p

ues

pres

entía

la ll

egad

a de

C

arol

ina

Isab

el. Y

o, i

ncré

dulo

, tra

té d

e do

rmir,

sin

lo

grar

lo. C

on la

s pr

imer

as c

ontr

acci

ones

de

mi e

s-po

sa, a

prox

imad

amen

te a

las

6:00

am

nos

tra

sla-

dam

os a

l hos

pita

l, nos

dije

ron

que

aún

no e

ra ti

em-

po, r

egre

sam

os a

cas

a. M

ás o

men

os a

las

nuev

e de

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añan

a re

gres

amos

a la

clín

ica,

mi e

spos

a no

tard

ó en

“rom

per

fuen

te”,

entr

ando

en

labo

r de

pa

rto,

yo

nerv

ioso

me

qued

é en

la s

ala

de e

sper

a,

no s

abía

si s

enta

rme,

cam

inar

o q

ué h

acer

dur

an-

te la

esp

era,

con

sen

timie

ntos

de

angu

stia

, tem

or,

gust

o, i

nqui

etud

, man

ifest

ándo

se c

on s

udor

ació

n y

palid

ez. E

n es

e la

pso,

rec

ibí u

na ll

amad

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una

co

mpa

ñera

de

trab

ajo

que

me

decí

a qu

e no

me

preo

cupa

ra, q

ue la

situ

ació

n la

bora

l po

día

espe

-

Page 65: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

64

rar, pasaron 20 minutos aproxim

adamente, cuan-

do una sensación indescriptible se manifestó en m

i corazón, se sintió com

o un desasosiego, mi corazón

acelerado y desacelerado en fracción de segun-dos, eran las 12:00 pm

y algo dentro de mí dijo: “ha

nacido mi bebé”, a los 10 m

inutos de esa inespera-da sensación, una enferm

era me avisa que sin con-

tratiempos C

arolina Isabel había nacido. El acta de alum

bramiento afirm

a que nació a las 12:05 del día. C

uando pude verla, después de los procedimientos

de chequeo y protocolarios de un hospital general, m

i esposa me dijo “cárgala”, yo, con algo de tem

or, le dije: “no porque traigo las m

anos sucias”, ella in-sistió y una em

oción de ternura indescriptible y jam

ás vivida pasó por mi persona, y entonces la

cargué. Recuerdo que pesaba lo que una pluma,

o yo andaba entre las nubes, instintivamente nos

acurrucamos m

utuamente, ella abrazándom

e con el cuerpo, yo con los brazos, pero los dos con el alm

a. Ahí le di el primer beso en su m

ejilla, uno de los m

ás sentidos y significativos de mi vida.

Recién nacida, no todo fue miel sobre hojuelas, sin

embargo, el am

or de mi esposa en su rol de m

adre y m

i amor com

o padre facilitaron el cargarla, abra-zarla, platicar con ella, arrullarla, a pesar de estar cansado, después de una jornada de trabajo. C

on respecto al arrullo, com

parto que a Carolina Isabel

no le gustaban las canciones de cuna, puedo argüir que no eran de su agrado, pues lloraba con m

ás intensidad cuando las escuchaba. Había ocasiones

en las que, después de haber sido amam

antada am

orosamente por su m

adre, satisfecha entonces su necesidad de alim

ento, teniendo el pañal seco, cubiertas

sus necesidades

manifiestas,

simple-

mente no tenía el ánim

o de dormir, yo, com

o papá, asum

í acompañarla en este proceso, así que la m

e-cía, le cantaba, le platicaba, pero ella despiertísim

a. En m

uchas ocasiones, después de varios intentos y cuando em

pezaba a llorar tal vez por cansan-cio, ella o yo, la ponía en m

i pecho, acostada boca abajo. Yo acostado boca arriba y paulatinam

ente se nos iban cerrando los ojos hasta que los dos en su m

omento em

pezábamos a dorm

ir plácidamen-

te. Ahora comprendo intuitivam

ente que había una regulación de esta necesidad, de m

anera mutua,

tal vez sincronizando nuestros corazones, nuestras alm

as o a razón de otras situaciones que escapan de m

i entendimiento.

En el día había algo que los dos disfrutábamos m

u-cho, era que tocara la guitarra. M

i esposa me hizo

recordar que esto empezó en el em

barazo, en ese entonces yo había oído que era adecuado que a los bebés se les hablara y se les cantara. Aún así, yo lo hacía sin total consciencia de todos los bene-ficios, m

ismos que em

pecé a observar con claridad cuando m

i bebé se movía en la pancita de m

amá

con cierto ritmo y lo vi con m

is propios ojos, meses

después, cuando Carolina sonreía, palm

eaba y bai-laba al ritm

o de la música. Se notaba en su m

irada que el sonido de m

i guitarra le era familiar.

Page 66: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

65

rar, pasaron 20 minutos aproxim

adamente, cuan-

do una sensación indescriptible se manifestó en m

i corazón, se sintió com

o un desasosiego, mi corazón

acelerado y desacelerado en fracción de segun-dos, eran las 12:00 pm

y algo dentro de mí dijo: “ha

nacido mi bebé”, a los 10 m

inutos de esa inespera-da sensación, una enferm

era me avisa que sin con-

tratiempos C

arolina Isabel había nacido. El acta de alum

bramiento afirm

a que nació a las 12:05 del día. C

uando pude verla, después de los procedimientos

de chequeo y protocolarios de un hospital general, m

i esposa me dijo “cárgala”, yo, con algo de tem

or, le dije: “no porque traigo las m

anos sucias”, ella in-sistió y una em

oción de ternura indescriptible y jam

ás vivida pasó por mi persona, y entonces la

cargué. Recuerdo que pesaba lo que una pluma,

o yo andaba entre las nubes, instintivamente nos

acurrucamos m

utuamente, ella abrazándom

e con el cuerpo, yo con los brazos, pero los dos con el alm

a. Ahí le di el primer beso en su m

ejilla, uno de los m

ás sentidos y significativos de mi vida.

Recién nacida, no todo fue miel sobre hojuelas, sin

embargo, el am

or de mi esposa en su rol de m

adre y m

i amor com

o padre facilitaron el cargarla, abra-zarla, platicar con ella, arrullarla, a pesar de estar cansado, después de una jornada de trabajo. C

on respecto al arrullo, com

parto que a Carolina Isabel

no le gustaban las canciones de cuna, puedo argüir que no eran de su agrado, pues lloraba con m

ás intensidad cuando las escuchaba. Había ocasiones

en las que, después de haber sido amam

antada am

orosamente por su m

adre, satisfecha entonces su necesidad de alim

ento, teniendo el pañal seco, cubiertas

sus necesidades

manifiestas,

simple-

mente no tenía el ánim

o de dormir, yo, com

o papá, asum

í acompañarla en este proceso, así que la m

e-cía, le cantaba, le platicaba, pero ella despiertísim

a. En m

uchas ocasiones, después de varios intentos y cuando em

pezaba a llorar tal vez por cansan-cio, ella o yo, la ponía en m

i pecho, acostada boca abajo. Yo acostado boca arriba y paulatinam

ente se nos iban cerrando los ojos hasta que los dos en su m

omento em

pezábamos a dorm

ir plácidamen-

te. Ahora comprendo intuitivam

ente que había una regulación de esta necesidad, de m

anera mutua,

tal vez sincronizando nuestros corazones, nuestras alm

as o a razón de otras situaciones que escapan de m

i entendimiento.

En el día había algo que los dos disfrutábamos m

u-cho, era que tocara la guitarra. M

i esposa me hizo

recordar que esto empezó en el em

barazo, en ese entonces yo había oído que era adecuado que a los bebés se les hablara y se les cantara. Aún así, yo lo hacía sin total consciencia de todos los bene-ficios, m

ismos que em

pecé a observar con claridad cuando m

i bebé se movía en la pancita de m

amá

con cierto ritmo y lo vi con m

is propios ojos, meses

después, cuando Carolina sonreía, palm

eaba y bai-laba al ritm

o de la música. Se notaba en su m

irada que el sonido de m

i guitarra le era familiar.

Apro

ximad

amen

te a

l mes

de

habe

r nac

ido

mi h

ija,

me

qued

o si

n em

pleo

. Alg

unas

exp

erie

ncia

s de

scri-

tas a

nter

iorm

ente

suce

dier

on e

n es

e pe

riodo

, cua

n-do

en

casa

no

habí

a m

ucho

din

ero,

per

o sí

abu

ndó

el a

mor

. No

quis

iera

con

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pro

mov

er u

na e

spec

ie

de c

álcu

lo a

bsur

do d

e “a

men

os d

iner

o, m

ás a

mor

”, na

da d

e es

o, s

in e

mba

rgo,

enf

atizo

el f

acto

r tie

m-

po; p

ara

acom

paña

r y

esta

r co

n m

i hija

tuv

e qu

e te

ner

no s

ólo

calid

ad d

e re

laci

ón, t

ambi

én c

onté

co

n ca

ntid

ad d

e tie

mpo

. Pue

do d

ecir

con

orgu

llo

que

esos

mes

es (

apro

ximad

amen

te s

iete

) fu

eron

pr

áctic

amen

te e

n to

talid

ad p

ara

esta

r, en

men

te y

cu

erpo

con

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ara

mi h

ija. E

n es

e es

paci

o co

ntin

acom

pañá

ndol

a en

el d

esca

nso,

en

el c

ambi

o de

l pa

ñal, e

n el

ase

o, la

alim

enta

ción

, el ju

ego,

bai

lába

-m

os. T

engo

pre

sent

e qu

e, a

l bañ

arla

, yo

carg

aba

a m

i hija

y m

i esp

osa

la e

njab

onab

a y

talla

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serv

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ómo

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s co

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o, c

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es, e

stan

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ara

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e de

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logr

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llev

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e tie

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, per

o ja

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o, e

ntre

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egun

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o co

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irada

, sie

mpr

e di

spon

ible

, si n

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da. E

n pe

rspe

ctiv

a, a

todo

lo q

ue lo

gró

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ma,

pue

do

intu

ir qu

e po

cas

vece

s pr

ecis

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mi i

nter

venc

ión.

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Edu

caci

ón In

icia

l es

una

inve

rsió

n qu

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ditú

a de

sde

el i

nici

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sigu

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dien

do f

ruto

s a

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ar-

go d

e la

vid

a. A

l día

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mi r

elac

ión

con

mi h

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cont

inúa

sie

ndo

muy

bue

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lla e

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por

cum

plir

doce

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s, em

peza

rá p

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o un

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a al

en

trar

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sec

unda

ria. C

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o tie

ne te

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de

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í, cua

ndo

tiene

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as s

obre

tem

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plej

os, c

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la s

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lidad

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o, la

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e, t

ambi

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dia

loga

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o. S

ient

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anza

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re e

lla y

yo.

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o un

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e lo

que

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e ab

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en

ese

prim

er a

ño d

e vi

da y

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que

cont

inúa

has

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irada

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la m

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es

e en

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es,

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, co

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to, c

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nza.

C

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dero

que

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sido

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, afia

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todo

lo q

ue h

e ap

rend

ido

com

o pa

dre

y en

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on lo

que

he

asim

ilado

del

pro

gram

a de

Page 67: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

66

Educación Inicial, sentando las bases para ser (es-pero) un m

ejor padre también para m

i segunda hija, D

iana Sofía, con quien tengo otras anécdotas, pues a ella le tocó convivir con un adulto con un poquito de m

ás experiencia como padre, pero eso

será historia de otro artículo. “Hay algo parecido a una línea de hilo dorado que recorre las palabras de un hom

bre cuando habla con su hija, y gradualm

ente con el paso de los años llega a ser lo suficientem

ente largo para que pue-das tom

arlo en tus manos y tejerlo en una tela que

se siente como el am

or mism

o.”John Gregory Brow

n

José Torrecillas Lerma.

Es licenciado en Psicología por la Universidad Juárez del Estado de D

urango (UJED). M

aestran-te en Hipnosis y Psicoterapia Ericksoniana por C

entro de Hipnoterapia Humanística de D

u-rango (C

IUDAC

). Responsable de Formación de

Educación Inicial del Conafe de 2007 al 2019.

Page 68: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

Educación Inicial, sentando las bases para ser (es-pero) un m

ejor padre también para m

i segunda hija, D

iana Sofía, con quien tengo otras anécdotas, pues a ella le tocó convivir con un adulto con un poquito de m

ás experiencia como padre, pero eso

será historia de otro artículo. “Hay algo parecido a una línea de hilo dorado que recorre las palabras de un hom

bre cuando habla con su hija, y gradualm

ente con el paso de los años llega a ser lo suficientem

ente largo para que pue-das tom

arlo en tus manos y tejerlo en una tela que

se siente como el am

or mism

o.”John Gregory Brow

n

José Torrecillas Lerma.

Es licenciado en Psicología por la Universidad Juárez del Estado de D

urango (UJED). M

aestran-te en Hipnosis y Psicoterapia Ericksoniana por C

entro de Hipnoterapia Humanística de D

u-rango (C

IUDAC

). Responsable de Formación de

Educación Inicial del Conafe de 2007 al 2019.

Page 69: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

68

Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

Notas

Page 70: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

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CICLO OPERATIVO

2021-2022

Notas

Page 71: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

70

Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación Inicial

Notas

Page 72: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

71

CICLO OPERATIVO

2021-2022

Notas

Page 73: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

Esta obra se terminó de imprimir en octubre de 2021, con un tiraje de 9,341 ejemplares en los talleres de

Page 74: Orientaciones para la intervención pedagógica en Educación

Orientaciones para la intervención pedagógica

en Educación InicialCiclo operativo 2021 - 2022

PORTADAS inicial.indd 2