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Nº1 / año 1 juNio de 2014 2014: El año que vivimos en peligro

Luces altas-jun2014

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Nº1 / año 1 juNio de 2014

2014: El año que vivimos en

peligro

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Comité EditorRaúl González Meyer

Patricio Escobar Francisco Lira

Marilú Trautmann

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AntecedentesDistintas son las dimensiones que contribuyen a carac-terizar la situación de nuestro país como una coyuntura singular. Casi un cuarto de siglo después de acabada la dictadura militar, la sociedad chilena se manifiesta favo-rable a emprender una senda de reformas significativas a un modelo de desarrollo construido hace cuatro décadas prácticamente. Iniciado su trámite, o en etapas prelimi-nares, se encuentran cambios sustantivos a un sistema educacional que ha hecho de este derecho social una mercancía; a un sistema tributario que perpetúa la brecha social y la injusticia distributiva; a la consecución de nuevos derechos emergentes en el ideario social; a aspectos decisi-vos del marco regulador de las relaciones laborales y, pro-bablemente de mayor calado aún, la creación de una nueva Constitución que sepulte en el pasado el diseño dictatorial de una carta magna esencialmente antidemocrática, cuya misión ha sido cerrar las puertas a las iniciativas de progreso social y político.

Este escenario, ha provocado la inquietud y resistencia de distintos actores directamente involucrados.1 Algunos, que defendiendo el status quo, sienten amenazados sus intere-ses seculares y otros, que perciben que los cambios propues-tos no van todo lo lejos que consideran necesario o esperan.2 Crea, de este modo, un cuadro de expectativas acumuladas a lo largo de generaciones y que constituye uno de los princi-pales obstáculos para la consecución de los objetivos que ha comprometido alcanzar el Gobierno.

1 Ver diario La Tercera: http://bit.ly/1rCVmYV2 Ver Radio Universidad de Chile: http://bit.ly/Ug4weD

2014: El año que vivimos en peligro

por Patricio EscobarUniversidad Academia de

Humanismo Cristiano

Sin embargo, y por si lo anterior resultara insuficiente, existe un contexto particularmente inestable en la economía mun-dial. Las principales economías del mundo tienen pendien-te sobre sus cabezas, una espada de Damocles en la forma de distintos dilemas que deben ser abordados y resueltos en el corto plazo. En un mundo globalizado no se requiere un colapso azarosamente simultáneo de los distintos y más importantes actores, para provocar un cuadro de recesión mundial. Basta que uno pierda el equilibrio para que con-tagie al resto, que por sus motivos particulares, sigan igual destino. Por esta causa, podemos hablar de factores de ries-go en distintos puntos del globo.

Entre ellos se cuenta el exceso de liquidez que alimen-ta distintas burbujas en Estados Unidos y otras regiones, creado por las políticas expansivas de la FED y que se en-cuentran prontas a estallar por los aires. ¿Resultará sufi-cientemente rápido el retiro de estos estímulos moneta-rios para desactivar estas bombas de tiempo? Con la pre-caución, eso sí, de no precipitar al país a una recesión.3

A miles de kilómetros las autoridades chinas realizan de-nodados esfuerzos por implementar lo que se da en llamar un “aterrizaje suave” de una economía recalentada tras largos lustros de crecimiento inédito. La modernización ha provocado graves externalidades negativas en diver-sos ámbitos de la vida social. Desde el deterioro ambien-tal hasta los problemas distributivos, desde la corrupción de los funcionarios hasta un marco político restrictivo, en

3 Ver Economist.com: http://econ.st/1kG7bc6

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conjunto dan lugar a un alto nivel de insatisfacción de una población que demanda, entre otras cosas, la creación de millones de empleos anuales parea alimentar el propio proceso modernizador. ¿La política de ajuste permitirá iniciar una senda correctiva de estos y otros problemas, sin provocar un desequilibrio mayor en el mercado labo-ral que, paradójicamente, agudice la crisis social?4

Igual de distante, la Unión Europea, pugna por corregir sus desequilibrios de deuda y presupuestos haciendo re-caer el peso de su ajuste en los ciudadanos y blindando sus fronteras ante la llegada de los mismos inmigrantes que hace décadas ayudaron a fundar su conocida pros-peridad. Esta política, al servicio de un entramado finan-ciero reconocido como responsable del contagio de la cri-sis norteamericana y, particularmente, de la agudización posterior, ha conducido a un acelerado divorcio entre las estructuras políticas de los países y de la propia Unión, con la ciudadanía. La pregunta en este caso es si el costo social y la desafección de los ciudadanos europeos res-pecto al sistema político y sus actores, producto de las iniciativas de austeridad aplicada, le permitirá a Europa ser el actor preponderante que pretende ser en el mundo del mañana.5

Estos y otros puntos neurálgicos resultan amenazas de alcance medio para la recuperación de una economía mundial que no logrará estabilidad estructural hasta que reforme el sistema financiero internacional y dé paso a una nueva divisa que reemplace al dólar.6 Sin embargo, también lo son en el corto plazo. Distintos escenarios o combinaciones de ellos pueden precipitar a la econo-mía mundial a un nuevo periodo de recesión, que dado el costo social de las recetas ya aplicadas, sólo acarrearía nuevos episodios de descontento social, que alimenten el ciclo de inestabilidad.

La economía chilena, tradicionalmente dependiente de los ciclos externos, posee una gran exposición a estas va-riables. En este contexto inicia un periodo de transforma-ciones que se espera modifique significativamente el mo-delo imperante en el sentido de alcanzar mayor inclusión

4 Ver Leap2020.eu: http://bit.ly/UgpgTZ5 Ver blogs Elpais.com: http://bit.ly/1pyXnAH6 Ver Escobar, P. “El mundo que fue. Siete tesis sobre la crisis” en

Revista de la Academia Nº 16. Santiago de Chile

y justicia social. Lo hace, sin embargo, en un contexto de desaceleración que se inicia a mediados del año 2013.7 En adelante buscamos caracterizar la macroeconomía de este periodo, con el objeto de establecer las coordenadas en que se desenvolverá el periodo inmediato.

Aspectos del actual cicloEn el análisis de coyuntura citado anteriormente mostra-ba la formación de un nuevo ciclo a partir del segundo semestre del año 2013, lo cual cuestiona las afirmacio-nes del Gobierno anterior respecto a que las expectativas negativas que despertó el programa de la Nueva Mayo-ría, era el responsable de un deterioro de la dinámica de crecimiento de la economía. Las distintas variables ana-lizadas, permitían afirmar que se trata de un nuevo ciclo caracterizado por una tendencia al estancamiento.

Figura 1

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central

El antecedente que muestra el desempeño en el plazo más corto, es el Índice Mensual de Actividad Económica (IMACEC). A simple vista lo más característico que refle-ja es el comportamiento estacional de la actividad, en un contexto de crecimiento durante los últimos años. Sin em-bargo, al tratar de identificar la tendencia que presentan estas regularidades estacionales, se aprecia una marca-da desaceleración. Es importante considerar que el inicio de la serie corresponde al momento de contracción de la economía chilena, como resultado de la crisis y recesión

7 Ver Escobar, P. “Un nuevo ciclo para la economía chilena” Mimeo, marzo 2014. Santiago de Chile

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internacional. El año siguiente (2010) refleja la recupera-ción y el gasto asociado al terremoto de febrero.

El indicador presentado encuentra un correlato muy di-recto en el comportamiento del producto, por lo tanto, en un periodo bastante más contingente, nos provee infor-mación acerca del desempeño de la actividad.

Consolidados los datos de la economía real, el producto muestra inequívocamente una tendencia contractiva. In-cluso, en términos de imagen gráfica, los cuatro trimestres posteriores al terremoto del año 2010, se muestran como un comportamiento atípico y relacionado con esta varia-ble exógena. Si aceptamos esa afirmación, la economía que entró en recesión durante el año 2009, motivada por la crisis internacional, no ha logrado construir bases pro-pias para dar inicio a una nueva senda de recuperación. Es decir, sin el esfuerzo público y privado de la reconstruc-ción, la recuperación post crisis habría sido un proceso mucho más largo y complejo, que necesariamente habría que mirar en un contexto más amplio.

Figura 2

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central

Dados estos antecedentes, la indagación preliminar la po-demos orientar a través de los componentes del gasto. En ellos podemos encontrar las variables que poseen una correlación más fuerte con el comportamiento del PIB. Se trata principalmente de observar la dinámica del Consu-mo y de la Inversión, para en un segundo momento ana-lizar el comportamiento del sector externo, y determinar desempeños alineados a la tendencia de la actividad. No

obstante, antes de desarrollar esa línea de análisis, po-demos complementar el comportamiento de la economía real, con algunas variables de quantum e índices.

Figura 3

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central

Figura 4

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central

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Figura 5

Fuente: Elaborado con datos de la CChC

Figura 6

Fuente: Elaborado con datos de la CChC.

Figura 7

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central

Figura 8

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central

La información contenida en la página anterior permite complementar los antecedentes expuestos referentes a la actividad económica. Las figuras 3 a la 6 muestran transac-ciones físicas de bienes y en todos los casos, a excepción de la venta de viviendas nuevas en Santiago, la tendencia es al estancamiento,8 si no a la contracción directamente. Resulta pertinente observar en más detalle el comporta-miento del mercado habitacional de Santiago. Mientras el mercado nacional de viviendas nuevas se ha contraído en los últimos 12 meses en un -0,3%, las ventas en Santiago han crecido un 4,5% en el mismo periodo.

8 Se ha incorporado una línea de tendencia logarítmica, en color naranja, para estilizar los comportamientos estacionales de las variables.

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Sin poder profundizar más en la coyuntura del mercado inmobiliario en este espacio, cabe recordar la interven-ción realizada desde el Banco Central a finales del primer semestre del año 2012, cuando el Presidente del institu-to emisor, Rodrigo Vergara señaló que era una situación preocupante la del mercado inmobiliario en Chile. Incluso esta misma inquietud se expresaba en el Informe de Es-tabilidad Financiera de ese organismo, correspondiente al primer semestre del año 2012, que señalaba “Es impor-tante que los deudores y prestamistas internalicen que las alzas de precio recientes no aseguran alzas en el futuro.”9 Esta acción tuvo un efecto inmediato en el mercado pro-vocando una contracción en las ventas del 27,9% en el ám-bito nacional y del 37,9% en Santiago, entre los meses de agosto 2012 y enero 2013,10 lo que se refleja en las figuras 5 y 6. La recuperación posterior, especialmente marcada en el caso de Santiago, puede deberse a la prevalencia de estas presiones especulativas que sólo internalizaron transitoriamente las advertencias del Banco Central.11

Finalmente, el Índice de Producción Industrial del INE (fi-gura 7), muestra una expansión en extremo moderada, del 1,0% en los últimos 12 meses, lo cual contrasta parcial-mente con el comportamiento de las ventas del comercio, en particular los bienes durables. Frente a este antece-dente, la interrogante a dilucidar se refiere al comporta-miento del consumo en un contexto de desaceleración. ¿Es con incremento de la deuda? ¿Quién se endeuda?.

9 Ver Radio Universidad de Chile: http://bit.ly/1n21WnV 10 Ver Elmostradormercados.cl: http://bit.ly/1oSkvYF11 Kowan, K. (agosto 2013) “Sector inmobiliario y estabilidad

financiera”. División de Política Financiera del Banco Central. Ver Banco Central: http://bit.ly/1jG7a9r

Tabla 1

Fuente: Elaborado con datos de la SBIF

Figura 9

Fuente: Elaborado con datos de la SBIF

La tabla 1, que muestra la distribución de las colocaciones bancarias por producto principal y tramo de deuda, refle-ja el sesgo de las colocaciones de consumo hacia montos menores (53,1% menos de UF1.000), así como las comer-ciales en sentido inverso (85,4% más de UF10.000). En la deuda hipotecaria, la concentración en el tramo UF1.000 a UF10.000 (76,9%) puede reforzar la ida de un endeuda-miento para vivienda, ayudando a explicar el comporta-miento de las figuras 5 y 6. A la derecha, la figura 9 refleja una imagen consistente con la figura 8 y el consumo de bienes durables.

En suma, existe una provisión abundante de crédito hi-potecario que permite justificar la expansión del sector construcción, desalineada de las variables generales de actividad, al tiempo que la deuda de consumo y comercial ayuda a entender la insensibilidad de las ventas del co-mercio, a la tendencia general de la economía. Los pobres siguen comprando apoyados por bancos y casas comer-

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ciales y una proporción importante del endeudamiento hipotecario se relaciona con la compra de viviendas, que podría estar relacionada nuevamente con el crecimiento de una burbuja en el sector.

El comportamiento del GastoAl observar las variables del Gasto en la economía se pue-de apreciar un comportamiento que va en línea con lo ob-servado en la actividad. En este contexto son de especial importancia el Consumo y la Inversión.

Figura 10

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central

Figura 11

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central

Las variables de la figura 10 muestran una divergencia muy marcada entre el comportamiento del consumo de las personas y el que realiza el Gobierno. Mientras este último se expande un 9,6% en los últimos 12 meses, el de

los hogares sólo lo hace al 3,7%. Con todo, estos antece-dentes son consistentes con lo señalado más arriba.

La figura 11 expone los componentes básicos de la Inver-sión y en este caso la evolución negativa de las maquina-rias y equipos es mucho más pronunciada que la cons-trucción. Esta última variable se incrementa el último año en apenas un 0,9%, pero en el mismo periodo la inversión en maquinarias y equipos se contrae en un -16,9%. Una línea explicativa de esta divergencia se encuentra en que la adquisición de bienes muebles se ajusta con mayor facilidad a las condiciones de ciclo que las decisiones de construcción de infraestructura. La interrogante que es más relevante en este ámbito es si el comportamiento en cuanto a la adquisición de equipamiento es un predictor de otras decisiones de más largo plazo. Los datos disponi-bles no permiten corroborar esa hipótesis.

Un complemento del análisis anterior, se encuentra en las importaciones. Las que presentan mayor estabilidad son las correspondientes a bienes de consumo que en los últi-mos 12 meses se contraen en 0,4%. Las siguen las impor-taciones de combustible, que en el periodo registran una reducción de 1,4%. Sin embargo, las que experimentan la mayor caída, son las importaciones de bienes intermedios no combustibles que caen en un -3,5%.

La menor incorporación de equipamiento y maquinaria, se refleja en un consumo menor de bienes intermedios importados.

Figura 12

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central

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Las características que presentan estas variables, abren al menos una interrogante, que se refiere a sus causas. Más allá de constatar movimientos y tendencias, lo relevante es arribar a alguna hipótesis plausible. En este contexto, hemos avanzado la provisión de liquidez por parte del sis-tema financiero y las casas comerciales para el sosteni-miento del consumo de las personas (figuras 8 y 9), pero una respuesta al deterioro de la inversión resulta más compleja. Nos conduce al comportamiento de las expec-tativas de los agentes.

Figura 13

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central

A pesar de la abundancia de papel gastado en la teoría de las expectativas, su formación es especialmente precaria y azarosa respecto a la realidad. Lo anterior, que podría ser aceptado por quienes propugnan su importancia para explicar las decisiones de los agentes,12 es contradictorio con el principal dogma de la economía convencional, el que los agentes son racionales. Si lo son, debieran ser los primeros en desconfiar de sus previsiones, que tienen errores de tendencia sistemática.

12 La economía convencional en la versión de expectativas racionales de Lucas, supone que los agentes prefiguran el futuro sin cometer errores sistemáticos. Si bien el futuro seguirá siendo insondable, su prefiguración probabilística permite actuar “como si” se conociera.

A la izquierda, las expectativas respecto al TC observado a 60 días, tienden a reflejar el pasado inmediato, mostran-do fuertes divergencias respecto a la realidad presente.

Si observamos su capacidad predictiva sobre la política monetaria, también nos encontramos con elementos sig-nificativos.

Figura 14

Fuente: Elaborado con datos del BCCh.

Figura 15

Fuente: Elaborado con datos del BCCh.

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Figura 16

Fuente: Elaborado con datos del BCCh.

En el caso de las previsiones respecto a la política mone-taria se aprecia una situación particular. En una dimen-sión contingente, es decir, en la previsión respecto a la tasa de ese mismo mes, las expectativas y la realidad pa-recen ajustarse de manera notable; sin embargo, más que un acierto, refleja el hecho de que la autoridad monetaria no toma en este periodo acciones sorpresivas que des-coloquen a los agentes y provee las señales para que los agentes prefiguren el futuro con mayor certeza. Cuando la previsión se extiende a 12 meses, las expectativas se ajustan con lentitud a una política sistemática del BC y luego se acoplan a la tendencia ascendente de las tasas, para mostrar gran divergencia hasta inicios de la desace-leración. Este fenómeno también se refleja en la previsión a 24 meses, con la salvedad de no prever el escenario abierto desde el segundo semestre del 2013.

Sobre esta base, podemos acotar el espacio de respuestas a la pregunta de por qué cae la inversión. Desde mediados del 2013, las expectativas situaron el TC sistemáticamente por debajo de la realidad, pero siguiendo la tendencia, es decir, alimentándose de la información pasada. El efecto pudo ser marginal en las decisiones de los exportadores, que no pudieron advertir el inicio del fin del estímulo mo-netario en Estados Unidos y por tanto la escalada del dó-lar. En este ámbito, esta variable no debió ser responsable de la caída de la inversión en maquinaria y equipos, dado que se supuso un precio menor al efectivo.

Desde la política monetaria, los agentes en el año 2013 suponían una TPM algo por encima de la efectiva, visión que se amplifica cuando la previsión se lleva a dos años. En este escenario, los agentes esperaban tasas sistemáti-

camente por encima de lo efectivo, lo cual también tiene incidencia sobre las expectativas de la actividad y las de-cisiones de inversión.

Lo anterior, naturalmente no agota los factores que ex-plican la reducción de la inversión, pero agregan antece-dentes más cuantificables, de lo que pudiera derivar de la incertidumbre que provoca el escenario político.

El Sector ExternoFigura 17

Fuente: Elaborado con datos del BCCh.

Figura 18

Fuente: Elaborado con datos del BCCh.

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Desde el punto de vista del comercio exterior de Chile, la contracción observada en la actividad es consistente con los antecedentes de estos intercambios. La reducción en este ámbito se manifiesta con mayor claridad en los años 2013 y el presente, afectando particularmente al merca-do del cobre.

Figura 19

Fuente: Elaborado con datos del BCCh.

Para el caso de la economía chilena los resultados exter-nos están siempre sobre determinados por el comporta-miento del mercado del cobre. La relación de intercambio (figura 19) está reflejando de manera simultánea un enca-recimiento de los bienes importados y una reducción del precio del cobre. Lo determinante en este caso es que la demanda de cobre por parte de China, se redujo, sólo en el último mes, un 8%, afectando directamente el precio mundial, en tanto ese país es responsable del 48% de la demanda mundial del producto.13 El ajuste que está su-friendo la economía china, alterará este mercado nece-sariamente.

13 COCHILCO (2014) “Informe Tendencias del Mercado del Cobre” enero – marzo 2014. En http://bit.ly/1sz51zk

Esta condición, que afecta a toda la economía del mun-do, no se espera que acabe en un plazo breve.14 Por esta razón las cuentas externas de la economía chilena, como de otros países emergentes, se verán irremediablemente afectadas.

Figura 20

Fuente: Elaborado con datos del BCCh.

La Cuenta Corriente muestra en el presente un déficit que equivale al 3,1% del PIB, reflejando importaciones, pagos de intereses y remesas de utilidades de empresas trans-nacionales, por sobre las ventas la recuperación de inte-reses y las remesas de empresas nacionales que operan en el extranjero. Sin embargo, atendiendo al volumen de reservas internacionales (16,2% equivalente PIB) y de la deuda externa (51,7% equivalente PIB), no aparece como preocupante. Incluso el compromiso de deuda externa de corto plazo, sólo compromete el 1,1% de las reservas dis-ponibles.

La situación de las cuentas externas de Chile, como nor-malmente ocurre, está determinada por la dinámica de las economías demandantes de los bienes que Chile ex-porta. En este caso el agente determinante es China. Con toda probabilidad el crecimiento de ese país para este

14 Uno de los acuerdos del Tercer Pleno del Partido Comunista Chino en noviembre pasado fue profundizar el ajuste de la economía, con el fin de lograr un crecimiento más equilibrado y sustentable en el tiempo. En ese contexto, la tasa de crecimiento proyectada para el 2014, de 7,5%, ha sido flexibilizada a la baja recientemente. (Ver COCHILCO Op. Cit.)

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año 2014, no superará la meta fijada de 7,5%, con una tendencia a la baja de esa proyección. En esa condición, el mercado internacional del cobre no variará su condición actual, enfrentando la economía chilena una tendencia al déficit comercial que debiera reflejarse en un déficit de Cuenta Corriente. Aunque manejable en el corto plazo, es un factor de riesgo frente a un eventual shock externo.

El Mercado del TrabajoComo expusimos en un análisis anterior, el Gobierno pa-sado tuvo un desempeño significativo en el ámbito de la creación de empleo.15 Ayudó a crear durante el periodo 944 mil puestos de trabajo. Esto se acompaña de una tasa de desocupación estable en torno al 6%. Esta tasa ha veni-do disminuyendo desde el 8% el año 2010, hasta ubicarse en el 6,3 en el trimestre febrero-abril recién pasado. La variación positiva de los últimos meses de tres décimas, se asocia al escenario de desaceleración con menor crea-ción de empleos, sin un incremento de los inactivos.

Figura 21

Fuente: Elaborado con datos INE

15 Ver Escobar, P. Op. Cit.

Figura 22

Fuente: Elaborado con datos INE

Resulta bastante notorio el decaimiento en el ritmo de creación de puestos de trabajo en el último periodo, a pesar que más de la mitad de los sectores (10 de 16) aún mantienen tasas positivas.16 Otra constatación es que son los sectores de servicios los que aumentan más sistemá-ticamente la ocupación, en detrimento de los sectores primarios y de transformación.

Dado el volumen de empleos creados, la estabilidad de la tasa de desocupación y el comportamiento de los salarios y el costo de la mano de obra, se habló con insistencia

16 La variación del presente año se ha realizado comparando el promedio de ocupación de los dos primeros trimestres móviles, con respecto a igual lapso del año 2013.

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durante el año 2012 especialmente, de una situación de pleno empleo en la economía chilena. Naturalmente más que aludir a una condición particular del mercado del tra-bajo, se trataba de graficar el éxito de la política económi-ca en esta materia. No obstante, la pregunta es pertinen-te, puesto que tal contingencia supone una restricción a la tasa de crecimiento potencial.

Una primera constatación al respecto, es que no cabe alu-dir a esa situación considerando la tasa de participación, que en el caso de las mujeres, sólo alcanza al 48,5%.

La segunda consideración, se encuentra en la variación de los precios.17 En general, la variable centinela para mo-nitorear el comportamiento del mercado del trabajo es la variación de los precios internos. Un mayor nivel de ocupación, trae aparejado un incremento de los salarios reales (sin ilusión monetaria), que actúa sobre el merca-do de bienes, desplazando la demanda agregada. De este modo, cuando el mercado laboral enfrenta una restricción de oferta, la evidencia observable es el comportamiento de los precios, que se aceleran debido a la mayor propen-sión al consumo de los trabajadores.

Figura 23

Fuente: Elaborado con datos INE

La evidencia en esta materia presenta un escenario distin-to al de una situación de pleno empleo. Los precios de la

17 No hay que olvidar la Curva de Phillips y su relación entre desempleo e inflación, independiente del plazo.

economía muestran un comportamiento disímil si aten-demos a la producción doméstica, en la que tienen gran incidencia los servicios, y a la oferta de bienes transables. En este último caso, las alteraciones observadas se rela-cionan con la inestabilidad de los mercados, en el con-texto de una economía mundial que aún no deja atrás la crisis y a las alteraciones en el precio del dólar. Con todo, los precios de estos bienes transables muestran una ten-dencia a la baja. Al detenernos en la situación doméstica, se aprecia una brecha significativa al inicio del periodo, pero finalmente una tendencia convergente con el sector transable.

Figura 24

Fuente: Elaborado con datos INE

Las variaciones nominales, experimentadas tanto en las remuneraciones como en el costo de la mano de obra (CMO), resultan muy significativa.18

18 Por “remuneraciones” se entiende la suma de pagos mensuales recibidos por la jornada ordinaria de trabajo, excluyendo cualquier pago esporádico. El “costo de la mano de obra” excluye las indemnizaciones y gratificaciones pagadas por el empleador; sin embargo, incorpora costos no salariales.

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En términos del CMO por rama, indicador más cercano al precio de la fuerza de trabajo, el sector Construcción acu-mula una variación nominal de 37,5%, lo que en términos reales corresponde a 25,6%. Le siguen los sectores de Ad-ministración Pública y Transportes y Comunicaciones, con valores ligeramente menores. En el otro extremo, con la menor variación, se encuentra el sector de Servicios Co-munales, Sociales y Personales, con un 23,3% nominal y un 11,4% real.

Lo anterior refleja más que un cuadro de restricción de la oferta laboral, una situación de estrechez sectorial, don-de ciertos rubros enfrentan una situación más compleja, pero sin llegar a comprometer la estabilidad general de ese mercado.

Al observar el comportamiento del mercado laboral se constatan los elementos señalados y que suponen un im-portante incremento del empleo durante el último perio-do. Sin embargo, se hace necesario retomar las variables de actividad para vincular ambas dimensiones e intentar una comprensión más acabada de la actual coyuntura y sus proyecciones.

Un primer acercamiento lo podemos realizar mediante la estimación de productividad del trabajo, usando su for-mulación estándar.

Al mismo tiempo una segunda mirada incorpora la efica-cia del capital, en términos de la elasticidad inversión del producto.

Figura 25

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central e INE

Figura 26

Fuente: Elaborado con datos del Banco Central

Mas allá de describir lo que se puede observar a sim-ple vista, una explicación para la caída de la productivi-dad se empalma directamente con la disminución de la inversión, que en el caso de la importación de bie-nes de capital, sólo en el último año ha experimentado una contracción del 19,5%. Lo que definimos como Efi-cacia de la Inversión exige una reflexión más detenida. Los antecedentes muestran una cierta insensibilidad del producto frente a la inversión, pero en un contexto en que ambas variables se contraen. Una tasa reducida de incremento de la actividad, resulta insensible a nuevas adiciones de capital que también son reducidas.

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A modo de síntesis1. La economía chilena se encuentra inmersa en un nue-

vo ciclo de crecimiento, el cual se inicia a mediados del año 2013. Su característica fundamental es la des-aceleración, condición que puede anteceder a un pe-riodo recesivo.19

2. El ritmo de la actividad presenta un deterioro tenden-cial, que se acompaña de caídas más significativas en la inversión. Sin embargo, el consumo mantiene una posición más estable. Esto posee dos aspectos. El pri-mero es que hay un comportamiento del gasto público marcadamente contracíclico, y por otra parte, el gas-to de las personas se apoya de manera importante en una expansión del crédito de instituciones financieras y casas comerciales.

3. El sector externo mantiene un compromiso mayor. Un actor fundamental del mercado de referencia chileno, China, mantendrá un desempeño modesto durante este año, con un impacto inevitable en los mercados de comodities. Si las importaciones de bienes de con-sumo y el gasto doméstico se mantienen en su tenden-cia y rangos actuales, se requeriría de un incremen-to de los flujos externos para equilibrar las cuentas externas. No obstante, de no ocurrir dicha situación, no resulta en lo inmediato un factor crítico, dado el volumen de reservas internacionales y lo acotado de la deuda externa.

4. A la pregunta de por qué se ha reducido la inversión, la evidencia muestra que los agentes no debieran en-tregar mucha confianza a sus propias expectativas. Ni el tipo de cambio tiende a comportarse según espe-ran, ni tampoco lo hace la tasa de referencia del Ban-co Central. ¿Están leyendo las condiciones de entorno amenazantes para una economía muy expuesta? ¿Ex-perimentan un grado de incertidumbre alto relaciona-da con el escenario macroeconómico en relación a las reformas que impulsa el nuevo Gobierno?

19 Ver Escobar, P. Op. Cit.

5. A pesar de los elementos anteriores, el mercado la-boral no ha reaccionado a la baja y la tasa de desem-pleo se mantiene en un rango muy acotado. El efecto inmediato de este incremento de la ocupación es el aumento de los salarios reales, factor que favorece la expansión de la demanda doméstica.

¿Está la economía chilena en vías de una recesión? Si atendemos a la dinámica de la inversión nos encon-tramos frente a un cuadro preocupante. Respecto al II trimestre de 2013, ha perdido 2,6 puntos de equivalente PIB y respecto a diciembre 2012, 4,1 puntos. Sin embargo, la ocupación y el consumo doméstico se mantienen esta-bles y sosteniendo la economía en sus actuales rangos de desempeño.

Dado esta condición, se requiere una contracción exter-na mayor para provocar un desequilibrio de balanza de pagos, que obligue a una política de ajuste que paralice más la actividad. Si bien existe la amenaza y se encuentra bastante perfilada, existe un respaldo relativo.

Este es sin duda un año complejo. Los factores externos parecen conjugarse para crear un escenario muy volátil que podría hundir a una economía con alta exposición. En el plano interno, la caída de la inversión y de la actividad no se corresponden con el comportamiento del consumo ni con un incremento de la demanda agregada que se ali-menta de salarios reales crecientes, un gasto público en expansión y abundancia de liquidez en el sistema finan-ciero. La hipótesis que afirma una incertidumbre derivada de las políticas del actual gobierno, omite el hecho de que este ciclo contractivo comenzó antes que se formara la comisión programa.

Una hipótesis alternativa podría volver sobre el proble-ma de las expectativas y la incertidumbre creciente de los agentes, pero no vinculada a la coyuntura del ciclo polí-tico. Si revisamos las figuras de este informe relaciona-das con el desempeño doméstico, se puede apreciar el impacto que supone el año 2011, momento en el cual se consolidó en la sociedad chilena la noción de clausura, ya no de un ciclo macroeconómico, sino de un modelo de desarrollo.

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2014 es un año que viviremos en peligro, amenazados por un contexto internacional especialmente inestable para la economía mundial, los países emergentes y también para sus satélites, como es nuestro caso. En ese marco se acometen una serie de reformas de gran calado, que de concretarse nos dejarían frente a una sociedad muy distinta y difícil hoy de prefigurar. Mientras para algunos la incertidumbre puede ser respecto a si se logrará cruzar ese umbral, para otros se relaciona con el cuestionamien-to de importantes atributos del patrón de acumulación de capital.

Si esa incertidumbre paraliza aún más la economía, en-frentaremos una recesión que se iniciaría no antes de finales de año. En esta situación la ventana de oportuni-

dades para implementar las reformas estructurales a la educación, los tributos, la Constitución, el sistema polí-tico y las relaciones laborales, se estrecha. En un cuadro de recesión y de aumento del desempleo, resultaría muy compleja la acumulación de fuerza social y política para dar respaldo a esas iniciativas.

En cambio, si prima la racionalidad económica, y en aten-ción al comportamiento de la demanda doméstica, es po-sible que la inversión no continúe su senda de deterioro junto a la actividad y se mantengan en rangos acotados debido a la incertidumbre externa. En ese caso, el año 2014 sólo lo recordaremos como el año que vivimos en peligro.

SantiagoJunio 06; 2014.

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