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AVUIJAZZ 2014

Avuijazz 2013-4

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El ciclo Avui Jazz está patrocinado por el Ajuntament de Vila-real. www.vila-real.com

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AVUIJAZZ2014

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El ciclo Avui Jazz es una idea de

CDMar Producciones patrocinada por el

Ajuntament de Vila-real.

www.vila-real.com

www.cafedelmarjazz.com

Consta de un concierto cada primer viernes

de mes, de octubre a abril.

© Fotografías: Batiste Safont

Joan Rubert

José Mª Rubio

Manuel Vilanova

Pascual Bort

Vicent Dosdà

Xavier Ferrer

© Textos: Xavier Ferrer Chust

Bob Bebop

Edita: Ajuntament de Vila-real - Cultura

http://cultura.vila-real.es/festivals/avui-jazz/avui-jazz.html

Coordinación: CDMar Producciones.

Tel: 964 53 06 10

www.cafedelmarjazz.com

Maquetación y diseño: Digital-es

Tel: 625 679 672

www.digital-es.es

Imprime: Sichet Imprenta. Vila-real

Tel: 964 532 730

www.sichet.com

avuijazz 2013.14

©Batiste Safont6

Exposición fotografías:

Jazz&PhotoFebrero, Sala dels Arcs

de la Casa de l’Oli. Vila-real

Fotografías:

Batiste Safont

Joan Rubert

José Mª Rubio

Manuel Vilanova

Pascual Bort

Vicent Dosdà

Xavier Ferrer

Textos:

Xavier Ferrer Chust

Bob Bebop

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©Batiste Safont8

Aunque el Jazz y la fotografía nacieron en siglos diferentes po-dríamos decir que sus caminos han ido de la mano. Ambos pasa-ron de sus inicios con una escasa participación a disfrutar de todos sus encantos en su desarrollo a mediados del siglo XX.

La fotografía es el arte de dibujar con luz y el Jazz diríamos que es el arte de dibujar el sentimiento por medio de la música.

Cuando se unen la fotografía y el jazz logran un maridaje perfecto. Una fusión que provoca sensacio-nes únicas desde el ambiente de un club nocturno con sus luces dirigidas al músico, hasta el sen-tir el ritmo solo fotografiando las manos de un pianista.

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©Batiste Safont10

Los buenos fotógrafos de jazz, sa-ben jugar con todos los elemen-tos, marcar la pauta en sus dis-paros y sincronizar la música con las escenas.

Grandes momentos de esta mú-sica han sido plasmados, primero sobre blanco y negro, y después también en color, en una expe-riencia visual absolutamente ma-ravillosa.

Los primeros maestros fotógrafos en enaltecer el Jazz como un es-tilo propio, fueron los americanos Herman Leonard, William Clax-ton entre otros, que dieron paso a multitud de artistas en todo el mundo. Destacando los españo-les José M. Horna, Gerardo Ca-ñellas, Javier Nombela o Sergio Cabanillas.

Por parte de l’Agrupació Foto-gràfica Sarthou Carreres, tam-bién queremos aportar nuestro granito de arena al participar en esta edición por invitación de AVUI JAZZ

Xavier Ferrer ChustPresidente A.F. Sarthou Carreres

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JOSÉ CLAUSSELL

©Joan Rubert12

JAZZ BASICS: EL JAZZEN TIEMPOSDE INTERNETBob Bebop

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©Joan Rubert14

INTRO Hace justo 100 años Louis Arm-strong recorre por primera vez las calles de Nueva Orleans to-cando música, lleva el uniforme del reformatorio y forma parte de la Municipal Boy’s Home Colored Dept. Brass Band. Tiene 13 años y alguien le ha dado una trompeta.

¿Qué pensaría Bird de los casi 11 millones de entradas a su nombre en Google: bios, fotografías, mú-sica, casi toda su alma voladora atrapada en una jaula de silicio?.

Probablemente creería que se trataba de otra de sus pesadillas tóxicas. Cuando Charlie Parker nacía en 1.920 en Kansas City, Satchmo ya tenía 19, los dos murieron en Nueva York; Arm-strong sobrevivió a Bird 16 años y encontrar esa información en la wikipedia no lleva mas de un par de minutos.

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©Joan Rubert16

Hoy es posible librarse en un rato de la melancolía de no haber ido a ver a Cab Calloway y a sus bulliciosas cabareteras, junto a la Orquesta de Ellington, en el Cotton Club con solo disponer de un par de horas libres. Re-cursos como You Tube, Spotify, millones de blogs, nos dejan ver y oir gratis –si pagas el servicio puede ser mejor, claro, de qué crees que estamos hablando…-, toda la biblioteca del Jazz, desde el crujido de la costilla de Adán al zumbido de los drones en el cie-lo de Afganistán. Cracck.Bhuzz. Flashhh. Jazz.

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©Joan Rubert18

En serio, todo está ahí, los que nos vigilan también. Para un amante del Jazz, o del cine, del arte polinesio o de los oranguta-nes de Sumatra. Contar con esa aparentemente simple posibili-dad convierte nuestro mundo en una encrucijada permanente y ha cambiado ya y para siempre nuestra forma de oir y apreciar la música. Toda la música.

Invirtimos en vinilos, CDs, DVDs y de pronto parece que todos esos soportes se desmateriali-zan, pero el zumbido del Jazz continúa. Tienes que ajustar la mirilla, limpiarte de cera el juicio y revisar desde la simultaneidad lo que creías tan inamovible y fijo como la tabla periódica: todo el puñetero cannon del Jazz, si es necesario.

¿De verdad Artie Shaw fue solo un hombre del show-bussiness capaz de casarse con quien qui-siera, incluida Ava Gardner? ¿Estaba completamente loco el Monje Telonio o solo lo fingía? ¿Duke compuso realmente algo él mismo alguna vez? ¿Qué mú-sica sonaba al caer la tarde en el apartamento parisino que com-partieron Juliette Greco y su amante Miles Davis? ¿Mató una úlcera de verdad a Bill Evans o fue la redundancia de su reper-torio grabado? O incluso ¿ Hacía Jazz a veces Xavier Cugat, quien indiscutiblemente si hacía BUZZ a costa de sus chihuahuas?.

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©Joan Rubert20

Mal asunto las preguntas retóri-cas, pero en estos días ya no re-sulta sencillo decidir lo que quie-res oir a las doce del mediodía de un domingo; puedes desde luego reafirmarte en tus gustos y tus creencias, seguir prefiriendo al Gerry Mulligan con Chet Baker al icónico veterano de los 60 y 70, cuando el rock y el pop asestaron varias puñaladas casi mortales al viejo jazz (“esa mierda de música para intelectuales”, sentenció el mesiánico John Lennon);

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©Joan Rubert22

O seguir lamentándote del esca-so reconocimiento de algunos de los favoritos de tu panteón parti-cular, del gran Arturo O’Farrill, de Lennie Tristano, de Hawes Hampton, de Phineas Newn-born, por hablar solo de pianis-tas, mientras hemos asistido a los reciclajes de Konitz, Lovano y tantos otros y a la legión de da-mas del jazz-pop preferiblemente blancas –de la Krall a la Peiroux, pasando por la Garlot, que aún hacen, de sus grabaciones y de sus directos más o menos sofisti-cados, negocio.

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©José Mª Rubio24

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©José Mª Rubio

Por que el negocio sigue siendo la clave, amigos. ¿Alguien lo dudó alguna vez?. De los speakeasy de Chicago a los clubs mas pijos del mundo el negocio siempre ha incluido lamentos negros, vo-ces de blancos ahuecadas por el humo y el bebercio, risas, lágri-mas y ese ruido de fondo del hie-lo en los vasos. Y el olvido. El olvi-do sucede justo cuando el nego-cio cesa y entonces, a veces, nace el mito: Birdland, Whisky Jazz Club, Café del Mar, Perdido…y si incluyes el Café de Rick en Casablanca y el Donovan’s Reef tal vez acabemos siendo amigos.

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©José Mª Rubio

VERANOAhora es verano. Summertime. Cuando George Gershwin escri-be Porgy and Bess no sabe que acaba de dar a luz uno de los más duraderos standards del jazz de todos los tiempos. Porgy and Bess es una ópera americana, un Romeo y Julieta afroamericano (simplemente negro, entonces) lleno de sudor y añoranzas, y Summertime se convertirá en su ambiguo himno, mientras I love you Porgy será en un lamento perpétuo en la voz de Billie Ho-llyday y Nina Simone y en el piano de Bill Evans.

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©José Mª Rubio30

Pero dejemos 1.935, el año en que se estrenó la obra de Gershwin, y regresemos a esta segunda dé-cada del Internet Global. ¿Qué vemos desde aquí?: profusión de pequeños catálogos, autoedicio-nes, reseñas al minuto, portales, escaleras al cielo…La añorada Tierra Prometida al alcance de tus dedos. Y sin embargo…

Y sin embargo la música sigue necesitando del calor de la ho-guera, del espacio y el tiempo compartidos, de la sorpresa, del riesgo, del aburrimiento incluso. La ceremonia. La evocación – sí, yo ví a Bill Evans en el Teatro Principal de Valencia en di-ciembre de 1.979 – mientras la Wikipedia repite incansable: “Bill Evans pianista de jazz esta-dounidense. Su obra abarca…”.

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©Manuel Vilanova32

En el verano de internet no hay sombra bajo la que cobijarse, la intemperie es infinita y seca has-ta la última gota de agua de la memoria. Está bien viajar por ese continente, como ver en tu casa la obra completa de Truffaut o de Chris Marker ¿por qué no?, refuerza lo que sabias y te recon-forta, corres riesgos controlados y te equivocas sin consecuencias dramáticas. O eso crees.

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Recuerda. Desde los 80 hasta me-diados de la década del 2000, el Jazz tomó las plazas, los audito-rios y hasta las playas de nuestro país. Los ubérrimos concejales tiraban de gasto y se permitían hasta los caprichos más paté-ticos, hablo solo de lo musical, evocando sus años Travolta o su propio pasado en la Banda Mu-nicipal, lo que no obstante dejó espacio para que promotores afilados y aficionados encontra-sen un oasis jazzístico en el que se abigarraban a veces los más veteranos músicos, las apuestas mercenarias y las novedades de temporada…

©Manuel Vilanova34

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Como dijo alguien, en esos años era posible ir volando colgado de la última nota del “Summetime” en Vitoria a la primera en Vicál-varo Jazz .

El crack, la burbuja y la idiotez hicieron lo que tenían que hacer devolviendo a muchos concejales a las verbenas y las fiestas de la espuma, con la heroica resisten-cia de algunos núcleos que como el poblado de Asterix continúan manteniendo en su oferta esa vieja música “para intelectuales” (fino estuvo Lennon, qué lejos de Liverpool..).

©Manuel Vilanova36

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©Pascual Bort38

Los ciclos de Peñíscola (Benny Golson ¡¡¡, el coloso supervivien-te del “Great day in Harlem” nos ofreció un concierto memora-ble este verano…), Casino-Jazz en Castellón y el propio Avui-jazz, por citar el esfuerzo de al-gunos de esos “galos” contra la romanización imperante que nos devuelve en el mismo regüeldo a Raphael y a Lady Gaga, tam-poco tan distintos. Ellos y otros pocos más continúan ofreciendo el trabajo de los músicos sudan-do por conquistar el ritmo de los pies del auditorio y el pellizco emocionado del blues.

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No hay nada establecido ¿lo hubo alguna vez en el universo del Jazz?, ni siquiera un box-office definitivo, conviven el ritmo y la melodía, el cool, el bop y el latido latin de esta mañana (atención a Pedrito Martínez desde Broo-klyn, ahora mismo). La historia jamás se repite, es otra. Incluso puedes grabar la tuya propia con el móvil y ofrecérmela mañana en la red. Aunque quizá no tenga tiempo. Demasiado deprisa. De-masiada simultaneidad.

©Pascual Bort40

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Quizá sea cierto que el vídeo mató a la estrella de la radio ¿quién se acuerda?.

Por cierto, venga otra pregunta retórica ¿para cuando y dónde un buen programa de Jazz en una radio cercana –aunque esté en Internet – que anticipe y amplifi-que el eco de los músicos que nos visitan, de la música que se hace y de la que se hizo?. ¿Han oído hablar de Meridiano 0?

El transistor nació en 1.947,el LP en el 48 y las grabaciones estereo-fónicas en 1.958…el cine se alió en contadas ocasiones de forma leal con el Jazz y sus protagonis-tas ((((( “Jazz on a summer day”, Stern/Avakian,1.959,pecando quizá del colorido hipster del momento; “A great day in Har-lem”, Jean Bach,1.994, sobre aquel dia de agosto de 1.958 en el que el fotógrafo Art Kane re-unió a 57 leyendas del jazz !!! a las 10 de la mañana!!!; “Around Midnight” de Tavernier,1.985, con su ineludible chauvinismo ó “Bird”,Eastwood/1.988, seca y puñetera…y centenares más, desde luego, donde un siempre sonriente Armstrong, sí el mis-mo Armstrong del principio, el huérfano del hospicio, aparecía rodeado de princesas, cantan-tes populares, agentes de bolsa, cualquier cosa. “ It´s a Wonder-ful World” ¿no es cierto ?))))).

©Pascual Bort42

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¿Tratará Internet al Jazz mejor de lo que lo hizo la radio (“…en di-recto desde el Cotton Club”), o la TV - ese almacén para vagos don-de brillan joyas inmortales perdi-das entre materiales de derribo, si sobrevivieron a la reutilización de la cinta de magnetoscopio para el Don Juan Tenorio de tur-no- ?. Busca, busca en You Tube y encontrarás a Miles, a Bird, a Tete …están todos.

©Pascual Bort44

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©Vicent Dosdà46

A GREAT DAY IN THE NET Ni apocalipticos, ni integrados (ah Eco, aún tu eco) las dos cosas y al mismo tiempo, como el gato de Schrödiger, en vivo y en di-recto, es decir y al mismo tiempo en Internet.

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©Vicent Dosdà48

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©Vicent Dosdà50

La foto ahora no es en Harlem y tus pies aún pueden llevarte hasta esa esquina. En agosto de 2013 solo 3 de los 57 músicos que aparecieron en aquella foto míti-ca seguían con vida, uno de ellos nos visitó este verano. Un mila-gro?. Bueno, puedes verlos a to-dos esta misma noche en tu pan-talla preferida, pero no olvides supermineralizarte amigo, y eso solo se consigue saliendo de casa para sentir el pellizco de tu blues compartido, lo contrario lleva a la artrosis del alma. Y eso duele.

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©Vicent Dosdà

Mientras tanto aquí mismo nues-tra playlist mientras escribíamos todo esto PLAYLIST:

1. Saint Louis Blues – Louis Armstrong2. Summertime – Billie Hollyday con Artie Shaw3. I remember Clifford – Benny Golson4. It ain´t necessarily so – The Jazztet (Farmer&Golson)5. Here comes that rainy day – Bill Evans

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©Xavier Ferrer54

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©Xavier Ferrer56

Y agradecimientos infinitos a gen-te como Carlos Aguilar, inmenso y muy divertido su “Cine&Jazz” (Cátedra, 2013), Ted Gioia, ex-haustivo como siempre en “El Ca-non del Jazz. Los 250 temas im-prescindibles” (Turner Noema, 2013) con el que no estarás de acuerdo más de una vez, afortu-nadamente. Una revisión noctur-na de “A great day in Harlem” en You Tube. Un pase dominical casero en vídeo de “Ascensor para el cadalso” de Louis Malle con la banda sonora de Miles Da-vis que rima misteriosamente con esa Jeanne Moureau ojerosa en blanco y negro, bajo la lluvia, con cuya imagen nos despedimos de todos ustedes.

EPÍLOGO

Esto no se ha acabado, ni tiene trazas de acabarse.

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