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2 Por una nueva república * . Manifiesto del pensamiento crítico Ricardo Sánchez* * Profesor del Departamento de Derecho, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Colombia. Profesor titular Universidad Externado de Colombia 9

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2 Por una nueva

república*.

Manifiesto del

pensamiento

crítico

Ricardo Sánchez*

* Profesor del Departamento de Derecho, Facultad de Derecho, CienciasPolíticas y Sociales, Universidad Nacional de Colombia.

Profesor titular Universidad Externado de Colombia

9

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* Este escrito es el resultado de miparticipación, en calidad de observador, enel Diálogo en los infiernos, entre JorgeEliécer Gaitán y Camilo Torres Restrepo.

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Ricardo SánchezPor una nueva república. Manifiesto del pensamiento crítico

[ 147 ]

I

La república está evidenciando una vez más su crisis y bancarrota recurren-tes. A la aprobación hace una década de una nueva Constitución de signoprogresista, no se correspondió una aplicación adecuada, una materializaciónvigorosa de las normas que permitieran el cumplimiento del pacto fundamen-tal del respeto a la vida y la dignidad humana para todos. Vale decir la vi-gencia de los derechos humanos individuales, políticos, económicos, sociales,culturales. Los gobiernos siguientes carecieron de la voluntad política nece-saria para emprender y culminar este proceso. La impotencia del Congresofue maquillada por la retórica y el soborno permanente del Ejecutivo. Los otrosórganos del poder están en la encrucijada de un Estado en ruinas. Los parti-dos políticos, asociaciones sin programas e identidades, alimentan interesessubalternos.

Y en la base de todo esto, la disolución de la unidad nacional y del te-jido social. La economía en recesión. El desempleo como un azote contra lostrabajadores y el pueblo. Un drama social sin antecedentes en los anales dela historia patria.

Y Colombia desangrada en la neobarbarie, tal cual, es el aserto quesintetiza las violencias de todo orden y las guerras piratas entre los movimien-tos insurgentes armados y el Estado, con las Fuerzas Armadas. También laque ejercen los paramilitares y ejércitos privados, con su secuela de masacres.Estamos siendo cocinados en la caldera del diablo.

Vivimos de tiempo atrás las grandes desigualdades de riqueza y poder,la destrucción de la paz y la justicia, la desunión, la ilegalidad, la corrupción.Lo que se da es un uso licencioso de la democracia y el poder. El Estado co-lombiano y sus gobiernos hacen un uso indebido de la Constitución, hastaconvertirla en un rey de burlas, en el chivo expiatorio de los males de la Re-pública. Buscando el ahogado río arriba, con la cantaleta de que la Constitu-ción actual es la responsable y que hay que cambiarla.

No hay democracia sin socialismo.

No hay socialismo sin democracia.

R O S A L U X E M B U R G O

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[ 148 ] II

La ubicación del país en el concierto internacional es pobre. La sobera-nía debilitada e intervenida, las imposiciones del Fondo Monetario Internacionaly el servicio de la deuda externa lesivas en grado sumo. La internacionalizaciónde la economía, por la vía de la apertura y el liberalismo económico han pos-trado aún más los márgenes de autonomía.

La posibilidad y necesidad de buscar y concretar una cooperación inter-nacional y formar parte de un bloque latinoamericano es precario en el mejorde los escenarios. La participación en el movimiento de los No Alineados esun simulacro en un espacio extremadamente debilitado y retórico.

En política internacional asistimos a una reedición de la doctrina de laestrella polar, con mayor sometimiento financiero, diplomático, de signointervencionista. Se carece de una voluntad y de una conciencia para aplicary desarrollar con creatividad el Derecho Internacional en capítulos sustantivos:la paz, el desarrollo, el medio ambiente, la cooperación e integración, la au-todeterminación y la demanda de reformas democráticas en la estructura yfuncionamiento de los organismos internacionales como las Naciones Unidasy la OEA.

El asunto gordo del cultivo, procesamiento y comercialización de mari-huana, cocaína y heroína, se ha transformado en una situación crítica para lavida de los colombianos, el medio ambiente, lo económico-social; en lugarexcepcional del intervencionismo norteamericano; en impotencia y colapso delEstado. Las políticas prohibicionistas de fumigación, erradicación y represión,además de las políticas alternativas, no han detenido los cultivos, sino que sehan convertido en una bestia negra contra la convivencia.

El mapa de los cultivos ilícitos es desbordante, la estructuración del cri-men organizado con sus redes internacionales, incluyendo los Estados Unidos,se recompone y mimetiza de manera camaleónica frente a la represión. Estefrente alimenta las violencias y es un obstáculo grande para los acuerdos deuna paz negociada.

III

La diferencia entre lo formal y lo real es abismal. La Constitución y elderecho se erigen en fetiches de dominación, aislados en buena parte de suscomponentes de eficacia y realización social.

La política es un campo de promesas, las más de las veces incumplidas,en una separación enorme entre lo social y lo cultural, los partidos y el siste-ma político. El desprestigio del Congreso ante la opinión pública, que acaba

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[ 149 ]de explotar espectacularmente, con el anuncio de la convocatoria a un refe-réndum y la agitación por una Constituyente al final de los acuerdos de paz,radica en la lejanía de sus decisiones y deliberaciones, de un lado, y en suclientelización y corrupción, del otro. El Congreso no expresa por ello, la re-presentación nacional.

El diagnóstico no es sólo el de la brecha enorme entre lo formal y lo real,entre lo simbólico y lo fáctico, entre el derecho y el hecho. También entre latécnica y la formulación económica de las políticas públicas y de planeación,de un lado, y la pobreza y miseria de las mayorías, de otro. Los técnicos y losjuristas ofician el papel de mandarines, de sacerdotes de un ritual de domina-ción, de ocultamiento y de mentira, sobre el pueblo rebelde y levantisco, peroviolentado y sometido a la incultura y a la profanación de sus deseos más pro-fundos de emancipación.

Se trata de retomar la crítica al cretinismo jurídico y tecnocrático, asícomo al orden social injusto y explotador. Es fácil reconocer que la crítica dellibertador Simón Bolívar, de que construimos repúblicas aéreas, sigue siendoválida.

IV

El régimen presidencial de estirpe autoritario, con su cortejo de poderesverticales: el estado de sitio, las facultades extraordinarias, amén de las ordi-narias de poder concentrado, fue duramente criticado durante la centuriapasada y contra este régimen –expresión de la república oligárquica y seño-rial– se dieron grandes batallas sociales y políticas, se constituyeron movimien-tos de oposición, se realizó una valiosa agitación intelectual, jurídica, políticay académica. Hasta que colapsó en el contexto de sus ilegitimidades e impo-tencia para dar respuesta a las realidades violentas del neocapitalismo finan-ciero, globalizado y criminal.

El presidencialismo cesarista descansaba sobre y a su vez reproducía elbipartidismo liberal-conservador, con sus ideologías y prácticas liberales en loeconómico, de tipo privatístico, y con un Estado precario en lo social y públi-co. Conservadores en lo político, propiciaron el orden desde arriba, como pri-mado del Estado y la sociedad. Con instituciones complementarias: la Iglesiacatólica, las Fuerzas Armadas y los medios de comunicación: radio, televisióny prensa. Como se recuerda, fue la República concordatoria y confesional quese instauró en 1886 y que duró más un siglo.

La Constitución de 1991 atemperó los poderes presidenciales al limitarlas facultades extraordinarias, al desmontar la dictadura constitucional del es-tado de sitio y al mantener las funciones tradicionales del Presidente de la

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[ 150 ] República. Se hizo tránsito de una dictadura presidencial a un régimenpresidencialista fuerte.

Pero se volvió a las andadas. La institución sigue siendo utilizada demanera licenciosa y con la convicción de que se cambió para que siguiera sien-do la misma. Se mantienen el autoritarismo y la arbitrariedad, en un “golpede estado permanente” contra las libertades y las otras ramas del poder. Sehan aprobado leyes, planes de desarrollo, emergencias económicas y decre-tos violando la Constitución en esa dinámica golpista. Unas han sido declara-das así por la Corte Constitucional, otras han logrado permanecer. Es un usoy abuso desordenado y habilidoso para beneficio del círculo del poder y losnegocios del gran capital.

La erosión de las instituciones alcanzó a la que se diseñó comosuperpoder, a la que se acude por excelencia, para salvaguardar el sistema.Pero este presidencialismo fuerte con su sistema de complicidades, de preben-das, y con su cortejo de corruptos es un enfermo en cuidados intensivos, depronóstico reservado. Está acompañando en el hospital de las cosas inútiles ydespreciables al Congreso, a la Fiscalía, al Banco de la República, a PlaneaciónNacional, a la Comisión Nacional de Televisión...

V

El proceso tortuoso, incompleto y deforme, de la modernización deinvernadero, con sus contradicciones de todo orden, no procesó ni resolviósino de manera transitoria, parcial y recortada, una instauración del acuer-do sobre lo fundamental, del pacto social que garantizara la convivencia enmedio del conflicto, la contradicción y el antagonismo. Fue, y es, la políticade la guerra, de los partidos armados, belicosos, en la retórica y en los he-chos. Sí, tribus feroces, Capuletos y Montescos, en la pasión de los intere-ses subalternos del poder, el presupuesto y la propiedad de los vencidos. Suobra maestra: una república señorial, oligárquica, capitalista también, cho-rreando sangre por doquier. Una República sangrienta, por criminal y explo-tadora. Simulando grandeza como caricatura grotesca, obra de maquilladoresque el mercado del arribismo ofrece y ejerce a nombre de una democraciade papel.

La violencia desatada desde el poder y generada en las estructuras dela producción económica y la organización social tiene sus razones jus-tificatorias, explicativas, codificadas y argumentadas. No se disuelven en loirracional, se identifican con la sangre, el sacrificio, el exterminio de los otros,de los ofendidos, humillados, excluidos, explotados. O de los otros diferen-tes, distintos.

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[ 151 ]Negación radical de la disidencia, de la herejía, la heterodoxia, la diver-gencia, la diferencia, la crítica. No importa cuanta retórica, cuanto formalis-mo legal se proclame para afirmar la tolerancia, la inclusión, la convivencia.Han sido muchos años del Burundún Burundá.

República criminal que sacrificó a centenares de miles de sus hijos, es-pecialmente de los pobres y desvalidos. Pero que igualmente asesinó a sus lí-deres y mejores hombres. República asesina en donde la intriga, la conspiración,el complot, la calumnia sistemática, el odio, sí, el odio, engendraron y parieronel magnicidio.

Magnicidio no sólo de la revolución, sino igualmente de la reforma, hastallegar al otro lado en un proceso disolutorio de barbarización. De Rafael UribeUribe y Jorge Eliécer Gaitán a Luis Carlos Galán y Álvaro Gómez Hurtado. Ytoda una galería de héroes, de mártires, de sacrificados: Camilo Torres en pri-mer lugar; además de Guillermo Cano, Carlos Mauro Hoyos, Jaime Pardo Leal,Carlos Pizarro, Bernardo Jaramillo Ossa, José Eduardo Umaña... tantos pornombrar y recordar.

Y un factor estructurante: las violencias de la República descansan enla mítica fundación de la unanimidad y su perpetuación, para lo cual siemprees necesaria la víctima propiciatoria, el chivo expiatorio. Sociedad homogé-nea, pensamiento único, uniforme, es el ideal arcaico que se perpetúa pordoquier. La otra cara es la exclusión, la negación del otro. Las más contun-dentes son el asesinato, la violencia y la guerra. La muerte civil sobre millonesde personas sumidas en el desempleo, el olvido y la ignorancia.

En la República colombiana existen elecciones, incluso han aumentadoconsiderablemente las formas de participación electoral, en diferentes nivelesdel Estado, la sociedad y la comunidad. Ha aumentado de manera significati-va el porcentaje de votantes, especialmente para Presidente y Congreso Na-cional. Los maquilladores, verdaderos cosmetólogos del sistema, ven en estoshechos la comprobación de la existencia y fortaleza de la democracia. ¿Acasono hablan incluso, en el paroxismo de su mixtificación, de una “revolucióndemocrática”, la de la participación? ¿No hablan acaso de que hemos supe-rado la democracia representativa y estamos en la democracia participativa?Sin embargo, el presupuesto de todo este fenómeno es deleznable. Las elec-ciones en este país no son libres. No hay deliberación, crítica, debate, polémi-ca e igualdad de oportunidades en el acceso a la radio, la televisión y losperiódicos. El gran capital, el legal y el ilegal, impone candidatos y distorsionaen la orgía de los millones el comportamiento de la ciudadanía. La burocra-cia, el clientelismo, el gamonalismo, las autoridades ejecutivas politizadas, laintimidación y la macabra expectativa del secuestro y la muerte, hacen de laselecciones un simulacro y de la participación una manipulación del Estado

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[ 152 ] mediático. No hay elecciones libres, aunque exista el derecho al sufragio, consus rituales publicitarios y su retórica democrática.

En el extremo de este planteamiento figuran el referendo y el plebisci-to, amén de otras formas consagradas en la Constitución. La manera comose apela a estas formas de consulta nos recuerda el libro luminoso sobre lapolítica de Maurice Joly: Diálogo en el infierno entre Maquiavelo yMontesquieu. En el décimo diálogo imaginario entre los dos gigantes del pen-samiento político, Maquiavelo afirma: “No introduciré ninguna modificaciónen las bases fundamentales de mi constitución sin someterlas a la aprobacióndel pueblo por la vía del sufragio universal”. Montesquieu pregunta: “Permi-tiréis la discusión de vuestras enmiendas constitucionales? ¿Las someteréis adeliberación en comicios populares?”. Responde el autor de El príncipe:“Incontestablemente no; si los debates en torno a los artículos constituciona-les se realizaran alguna vez en las asambleas populares, nada podría impedirque el pueblo, en virtud de su derecho de avocación, se arrogara la facultadde cuestionarlo todo; al día siguiente, la revolución estaría en las calles”. Co-menta el barón ilustrado: “Entonces vuestras enmiendas se presentan en blo-que y son aceptadas en bloque”. Categóricamente responde Maquiavelo: “Nohay otro medio, en efecto”.

Vistas así las cosas, la República no ha logrado ser de derecho, demo-crática en los presupuestos mínimos, con sus formas jurídicas universales deigualdad y libertad. Los sujetos ciudadanos no son en Colombia ciudadanos,sino nuevos siervos engañados y alienados. Tal es la simulación vigente.

VI

¿No señalan acaso los mandarines de la historia patria, nacionales oextranjeros, que la personalidad histórica de Colombia es el civilismo?

No hay Estado de derecho y el anuncio del derecho social y del Estadosocial de derecho es precario y circunscrito a un intervencionismo estatal bu-rocratizado y, por ende, ampliamente recortado, escamoteado. Las ampliasmayorías no han recibido ni las oportunidades ni los beneficios que se des-prenden tanto de sus necesidades como de sus demandas, al igual que de lasposibilidades que le ofrece la riqueza y potencialidad de la nación y la socie-dad: lo que formula y propone el derecho social de los derechos económicos,sociales, y culturales; y los derechos del patrimonio común como la paz, elmedio ambiente y la ciudad. Además, en el plano ideológico y doctrinario queacompaña las políticas estatales, el derecho social es reemplazado por elneoliberalismo económico y social, con su apologética del mercado y elexitismo egoísta.

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[ 153 ]Es verdad que en Colombia existe un apego al derecho, a las fórmulasjurídicas como la manera de resolver los conflictos políticos y bélicos. Consti-tuye un hecho de la cultura y la sociedad nacional la existencia de un discursoconstitucional como parte de la nacionalidad en sus múltiples dimensiones, conun hilo histórico y una tradición que se presenta como pesado lastre deanacrónicos privilegios o como fuente de ímpetu renovador y creativo. Perotodo esto es complemento de realidades estructurales que le dan superiori-dad a lo arbitrario y violento.

En nuestro medio se acentúa la unidad entre violencia y cultura, entreinstituciones civiles y guerra, entre derecho y abuso, entre justicia y ordalía,entre pacto social y lucha de clases antagónica, entre contrato y despojo, en-tre respeto y manipulación. En el juego de máscaras de los poderes dominan-tes se estila afirmar que también y de manera dominante somos pacíficos,buenos. Que la República ha conocido largos períodos de estabilidad y dedemocracia. Que la violencia y las guerras son marginales y secundarias y sóloen pocos casos explosivas. Es la mixtificación de ver al pueblo como rebañomanso y feliz.

Conviene recordar que la centuria anterior comenzó con la guerra lar-ga, la de los Mil Días, que desangró las energías populares y nacionales. Vinoluego, tan sólo un año después, la amputación de Panamá, luego la presen-cia en suelo colombiano de las compañías imperialistas del petróleo, el bana-no, la minería, la hacienda de enclave y los ferrocarriles. La paz existente hastael gobierno del presidente Olaya (1930) es una paz que resulta de estas de-rrotas, de la implantación de una república autoritaria, conocida como con-servadora en los anales de la historia patria. Y como no fue un período deconformismo obrero y campesino, se dieron numerosas huelgas y protestas,la mayoría reprimidas a sangre y fuego, mediante el expediente del estado desitio y sus “leyes heroicas”. Habrá que recordar siempre la huelga de lasbananeras. Su desarrollo, tratamiento, masacre y persecución es la más signi-ficativa, pero no la única, y su importancia decisiva en la caída del régimendominante. Y como balance de final de siglo y comienzos de milenio: dosdecenios de profunda violencia y de guerra en ascenso, que le dan un mentíscategórico a los maquilladores de la República sangrienta.

En el cuadro de luces y sombras de nuestra historia republicana, las pin-celadas de lo tétrico y su color tenebroso dominan sobre los colores primave-rales. Nuestra metáfora pictórica está representada en los Caprichos y Losdesastres de la guerra, de Goya, en La Violencia, de Alejandro Obregón, yen la serie de cuadros sobre la violencia de Fernando Botero.

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[ 154 ] VII

Lo que se ha conseguido en derechos humanos y democracia es con-quista de unas luchas seculares, de una rebeldía profunda, de una épica polí-tica, que han logrado en algunos momentos estremecer la república oligárquicay burguesa, lograr reivindicaciones y consagrar derechos. También han existi-do élites empresariales, del trabajo, el derecho, la cultura, la intelectualidad yla política que han luchado por el progreso y la modernidad. Pero no han lo-grado romper la coraza de hierro del sistema de privilegios y exclusiones. Nise ha conseguido continuidad en la crítica, en la oposición, en la constituciónde las fuerzas políticas alternativas en el horizonte de la reforma, el progresoy la revolución. No se logró la modernidad democrática y el progreso social.

La presencia del pueblo y sus organizaciones, del pensamiento crítico,de socialistas y subversivos, es lo que ha impedido que el sistema arrase conla ética pública, con la memoria social e histórica, con todo lo que de demo-crático y popular existe.

No han podido consolidar el mito de una exclusividad hegemónica delbipartidismo liberal-conservador. En el balance histórico aparecen las rebelio-nes populares y las ideas socialistas de distinto significado, que no aceptan serconfundidas con las del socialismo burocrático.

VIII

Hay que visualizar, proponer alternativas a la crisis nacional y a la bar-barie:

A. Colombia requiere con urgencia una paz digna y justa. No un acuer-do entre las élites guerrilleras y las del establecimiento. Debe ser una oportu-nidad para avanzar en el rediseño de la República, con las necesariastransformaciones económico-sociales a favor de las mayorías nacionales ypopulares.

Hay que apoyar el pacifismo en las calles, generar ideas políticas que lohagan avanzar en organización y conciencia colectiva. Luchar porque se aco-ja el Derecho Internacional Humanitario en la guerra. Luchar por las treguas,la profundización de los diálogos y la negociación. Contra el secuestro, el ase-sinato, las masacres, las desapariciones. Hay que preparar el proceso de pazpara que acoja la necesaria institución de una Comisión de la Verdad comoinstitución supraestatal.

Se requiere una gran pedagogía sobre las experiencias internacionalesy los antecedentes propios en esta materia y en otras, como el delito político,las amnistías y los indultos, la revisión de penas y la necesaria relación entre

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[ 155 ]paz, justicia y dignidad. Es un asunto que por su importancia decisiva, su ex-tremada delicadeza y su inevitable y necesaria concreción, exige una prepa-ración de fondo, organizada y cuidadosa. Libre de odios, pero también decomplicidades.

Hay que avanzar en la idea y conciencia de que es necesario un Gobiernode Transición hacia la Paz que concite y exprese la unidad nacional, con am-plio apoyo empresarial, popular y político. Hay que construir esta instancia–posible en el marco constitucional actual– porque es la forma de avanzar enlo concreto de los acuerdos, en el cumplimiento de lo que se pacte. Es la ma-nera de rescatar la autoridad sin autoritarismos, doblegar los para-estados,defender la unidad nacional, realizar la construcción simbólica, social y políti-ca del Estado, como la institución pública de la sociedad y el pueblo.

Existe una dimensión internacional en la búsqueda de la paz. Está cre-ciendo la conciencia de la comunidad internacional sobre la gravedad de lasituación colombiana y ello se traduce en un mayor interés. Debemos propi-ciar la colaboración internacional al mismo tiempo que nos oponemos a laintervención extranjera. La paz debe ser con soberanía nacional pero sinaislacionismo. La paz no es autista, ella tiene que inscribirse en un colabora-cionismo internacional muy activo. La lucha por la paz es al mismo tiempo lalucha por la vida en su acepción más plena.

Avanzar en la superación de los monopolios políticos e informativos.Regular democráticamente la televisión, la radio y los diarios en busca delderecho a una información veraz y objetiva, al comentario libre, al pluralismoideológico e intelectual, a que se cumpla el primado de que los medios sonun genuino servicio público. A superar el maridaje y la identidad entre perio-distas y propietarios, entre riqueza e información.

B. Adoptar una gran política cultural, popular y social que supere la ar-bitraria separación entre educación-ciencia-arte y técnica. Entre lo cultural ylo social. Internacionalizar los saberes mediante apropiaciones creativas y crí-ticas, al mismo tiempo que propiciamos nuestro aporte a la comunidad lati-noamericana e internacional. Se trata de movilizar y organizar a la nación y lasociedad para este propósito estructurante, a su vez fuente de iniciativas, de-liberaciones y decisiones. Fortalecer la Universidad Nacional y las universida-des públicas regionales. La educación pública a todo nivel es esencial para loslogros de la cultura, para la formación política en valores y en participaciónciudadana, para la ampliación y fortalecimiento de lo público.

La identidad cultural y social de Colombia responde a un proceso histó-rico, dinámico, vivo, que abarca desde las sociedades precolombinas hastanuestros días. Es la del pluralismo cultural y étnico, con preponderancia delmestizaje en los diversos escenarios del pensamiento, las artes y las letras. En

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[ 156 ] continuo dinamismo y polifonía, en sus ires y venires, avances y retrocesos.En el escrutinio de las identidades, la recuperación, fortalecimiento y desarro-llo de la memoria histórica, las individuales y sociales, las que recuperan looculto, ignorado, desconocido, censurado, vetado, excluido, debe hacerse demanera sistemática y urgente. Sin ello no hay cultura ni conciencia crítica dela nacionalidad, de lo que somos y hacia dónde nos dirigimos.

Sólo este sentido de la historia y de la sociología de nuestras realidades,de nuestras culturas en todas sus dimensiones nos darán la clave para el dise-ño de las instituciones adecuadas. Ello nos lleva a realizar las valoraciones dela simulación, la imposición, la enajenación a modas culturales e ideológicaspropiciadas por los medios de comunicación de masas de los centros del altocapitalismo, con su economía privilegiada de la tecnología de la informática ylas comunicaciones. Y por ende proponer las necesarias rectificaciones.

C. Hay que recrear la economía, mediante una dimensión a favor deltrabajo productivo y digno superando los modelos de especulación y usura,de desnacionalización y sometimiento a los organismos y entidades extranje-ras. Los nuevos modelos alternativos deben recuperar la agricultura, garanti-zar la seguridad alimentaria, fortalecer la economía solidaria, realizar lasreformas de la estructura agraria y urbana, colocando el trabajo productivo ydigno como motor de las decisiones económicas. La banca y la gran industriadeben reorientarse hacia lo público y lo social.

Se requieren nuevas relaciones sociales y nuevas pautas de civilización.Nuevos modelos de economía y estilos de desarrollo. La Ecosofía debe serintegrada como método y pensamiento para propiciar los cambios en las prác-ticas y actitudes humanas. La ecosfera debe colocarse en el centro de la or-ganización del trabajo con criterios estrictos de sostenibilidad. Frente a la ideadel Desarrollo Humano Sostenible –de nuevo el egocentrismo– y a la idea delDesarrollo Sostenible –de nuevo el crecimiento– hay que propiciar la idea dela Ecosfera Sostenible. Lo cual significa el uso moderno de las aguas para fundarnuevas relaciones de vida, de trabajo; darle nuevo y dinámico sentido a la vidaen el campo y la organización de las ciudades como espacio de producción ytrabajo, de sociedad y cultura, como escenario y logro de las artes. Hay quereconciliar la ciudad con la naturaleza para enriquecer la personalidad socio-cultural como construcción y hazaña y no como destrucción y depredación.

D. Hay que reinventar la planeación económica, social, cultural yecológica desde lo local, municipal, regional hasta lo nacional. Debe ser de-mocrática en la participación, deliberación, crítica y decisión, claramenteautogestionaria. Los técnicos deben estar al servicio de este proceso auto-gestionario de la planeación, superando la subordinación existente hoy, de lodemocrático a los técnicos.

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[ 157 ]Para la organización de la Nueva República se requiere rediseñar el or-denamiento territorial, administrativo y político del país. El actual es anacró-nico e inequitativo. Hay que emancipar a las regiones, los municipios y lasprovincias del centralismo burocrático, de la entelequia de los departamen-tos, de las imposiciones de los aparatos electorales. Un sistema de grandesregiones con sus respectivas formas de integración nacional, garantizarían lademocracia regional y municipal, el planeamiento desde abajo, la utilizacióny usufructo de las ventajas comparativas de ser Colombia un país de ciuda-des intermedias, epicentro muchas de ellas de realidades regionales. En quelo social y popular movilizados y organizados sean actores constructores desus espacialidades.

La propuesta de Estado Regional Unitario nos coloca en el horizonte dedar respuesta a los fueros federales, sobre la base de una férrea Unidad Na-cional, aspiración colectiva del pueblo colombiano. La opción entre EstadoRegional y Estado Nacional es falsa. El genuino camino es la combinación deestas dos dimensiones en el marco de una República democrática en lo políti-co-institucional y en lo social-cultural.

El Estado Regional Unitario facilita una mayor y mejor colaboración einternacionalización de Colombia en América Latina, los Estados Unidos y elmundo. Es una república y una sociedad fuerte para la internacionalizaciónsin subordinación, como ciudadanos del planeta Tierra. Es lo que correspon-de para instalarse en el mundo moderno, pero de una manera creativa, encondiciones de equidad en la dinámica del intercambio, del dar y recibir, delaprender y enseñar. Es volver a plantear y a luchar por la Unidad de AméricaLatina mediante la cooperación y la integración.

E. El socialismo de nuestro tiempo es una postura, pensamiento, cultu-ra y acción de izquierda e internacionalista. Su lucha contra las desigualdadeses el motor de propuestas y actividades contra la explotación económica, lamarginalidad social, la pobreza, la miseria y la incultura. Pero igualmente, con-tra las otras desigualdades: las de la opresión política, religiosa, étnica, cultu-ral. Contra el racismo y el sexismo. Destaca la lucha contra la discriminación aque son sometidas las mujeres y reconoce y apoya su participación comoinvaluable, necesaria y enriquecedora. Como profundamente liberadora. Nove en la crisis de la familia tradicional, en su desintegración, el caos y la muer-te de esta forma social e institucional; señala que se están dando nuevas rea-lidades que permiten su necesaria existencia, liberada del machismo y delautoritarismo.

La lucha por la igualdad es la lucha por la dignidad humana, como valo-res positivos, necesarios y posibles de lograr. Valora las libertades como li-beración de la superstición, el oscurantismo, el dogmatismo y sus

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[ 158 ] fundamentalismos. Es partidario del libre examen, de la libertad de concien-cia religiosa dado su carácter de pensamiento laico. El socialismo es un pen-samiento crítico que se apoya en las ciencias y sus desarrollos técnicos. Peropor ser precisamente un pensamiento crítico evalúa y somete permanentemen-te a escrutinio las actividades y formulaciones de las ciencias. Critica la cien-cia instrumental al servicio de la ganancia, que está organizada en los complejoseconómico-militares, cuya existencia e intereses, constituye una de las matri-ces de las guerras que se dan permanentemente en distintos países y regio-nes del mundo.

La razón instrumental en la ciencia y la tecnología debe ser constante-mente cuestionada y desenmascarada como dispositivo de poder del sistema,y en contra de las mayorías sociales. También y de manera especial porquedestruye el ambiente natural, social y altera en profundidad los ecosistemas.

Reconoce las artes y las letras en sus múltiples dimensiones. La produc-ción artística es imprescindible para la construcción de la humanidad, porquela enriquece, la libera, la dinamiza.

Las creaciones humanas son un producto combinado de la lucha y elejercicio de las libertades e igualdades, por eso es sensato y lógico afirmar quela libertad es primero liberación de las injusticias de todo orden, de supera-ción de la exclusión. Que la igualdad es creación de condiciones ciertas, ma-teriales y de todo orden, para el ejercicio de las libertades. Que no esconsecuente una igualdad jurídica que descansa en la desigualdad social.

La idea y la práctica de la solidaridad, de la fraternidad, es otro de losnúcleos duros del pensamiento y la acción humanista. La solidaridad tiene unalcance nacional, latinoamericano e internacional, constituye elemento esen-cial del internacionalismo. Como valor ético debe acompañar el diseño de lapolítica que se formule y se realice en el seno de los trabajadores, las mujeres,los estudiantes, los indígenas y los negros. Es la respuesta al mito de la masa,de la tribu y la clientela que la cultura política del bipartidismo liberal-conser-vador han construido para desventura de Colombia. Presupone y al mismotiempo propicia la formación de una individualidad rica en valores positivospara el desarrollo de su singular personalidad. En todo caso distinta a la indi-vidualidad egoísta, elitista y consumista, que de manera alienante nos ofreceel capitalismo actual, con su paradigma del mercado y la hegemonía del im-perio americano. La solidaridad constituye un valor urgente por rescatar yfortalecer en las comunidades y en la sociedad.

La diversidad y el pluralismo son valores y creaciones de signo altamentepositivo porque propician el diálogo y el reconocimiento, y en consecuenciael dar y el aprender. Es lo contrario a lo único, exclusivo, homogéneo, unifor-me y su propósito esencial es la inclusión, la integración, la cooperación. La

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[ 159 ]diversidad de lenguas, culturas, etnias, religiones, formas de pensamientopolítico-social, costumbres, pueblos, naciones, géneros y categorías humanas,enriquece las sociedades humanas y son el motor esencial de su desarrollo.

El reconocimiento de las diferencias, el respeto y la argumentación so-bre su valía es un punto fuerte en la acción de construir una sociedad justa ydemocrática. A esto hay que incluir el comportamiento frente a la naturaleza.Reconocer y defender la biodiversidad como el más preciado elemento cons-titutivo de la posibilidad y existencia en civilización. Como piedra de toque delfuturo de la existencia del planeta Tierra y de lo humano.

Los momentos que vivimos son de incertidumbre, confusión y zozobra.Por ello se requiere, más que nunca, el despliegue y ejercicio del pensamien-to crítico, de los análisis y proposiciones, de los escrutinios de fondo queausculten en la raíz del sistema y de sus instituciones. Un esfuerzo de diálogoy polémica. Sí, hay que reinventar el diálogo y su compañera insustituible lapolémica, que han sido excomulgadas por los docentes y personeros del pen-samiento único.

Que crezca la audiencia de las voces críticas, de las luchas y sus organi-zaciones, para deliberar, proponer, autogestionar. Fundar poderes de demo-cracia radical, cuyo horizonte es la emancipación libertaria.

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