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PALESTINA: 67º ANIVERSARIO DE LA NAKBA SÁBADO 16 de mayo de 2015 / Año 3 / N° 110 Wikipedia Ruinas del pueblo palestino de Suba, cerca de Jerusalén. En el fondo se puede observar el Kibbutz Zova, que fue construido en las tierras del mismo pueblo. Esto sintetiza la Nakba, la destrucción de todo lo que es nativo y construir otra realidad sobre sus ruinas.

Especial Internacional 16-05-15

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Page 1: Especial Internacional 16-05-15

PALESTINA: 67º ANIVERSARIO DE LA NAKBA

SÁBADO 16 de mayo de 2015 / Año 3 / N° 110

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Ruinas del pueblo palestino de Suba, cerca de Jerusalén. En el fondo se puede observar el Kibbutz Zova, que fue construido en las tierras del mismo pueblo. Esto sintetiza la Nakba, la destrucción de todo lo que es nativo y construir otra realidad sobre sus ruinas.

Page 2: Especial Internacional 16-05-15

Palestina: 67º aniversario de la NakbaINTRODUCCIÓNEs el 15 de mayo de cada año, en recuerdo al mis-mo día de 1948, cuando fue creado el Estado de

Israel en las tierras de Palestina. Este sábado, cuando nuestro suplemento sale a la luz pública, el papa Francisco recibirá al presidente palestino, Mah-mud Abbas (a un par de días de haber reconocido al Estado de Palestina). Este mismo día el Papa canonizará a dos monjas palestinas.

Parece que el primer Papa latinoa-mericano en la historia del Vaticano está empeñado en compensar, dentro de lo posible, a este pueblo ante la tre-menda injusticia a la que se la afligió al invitarle a desparecer como un arreglo europeo de los crímenes y atrocidades que cometieron contra sus judíos.

Como continuidad de esta mente nazi y criminal están las declaracio-nes de la flamante ministra de ‘Jus-ticia’ de Israel, Ayelet Shaked, donde invita a los israelíes “a asesinar a las madres palestinas debido a que dan a luz pequeñas serpientes” que igual-mente se tienen que exterminar.

Pero vayamos por partes. Qué quie-re decir el término árabe Nakba. En si significa ‘desastre’. Su uso por parte de los palestinos se refiere a todo el proceso de ocupar su país, asesinar-los, expulsarlos, adueñarse de sus propiedades, pueblos y ciudades y ne-garles todo tipo de derecho, incluido el del retorno a sus casas y hogares y aún el derecho a autodeterminarse y crear su Estado nacional en este 20% de la parte original de su patria que fue ocupada en 1967.

Dentro la sistemática labor de la (des)información de los grandes me-dios corporativos, este significado del término Nakba también ha sufrido esta desfiguración. Como ejemplo, Wikipedia lo presenta como referen-cia al desalojo forzoso de los pales-tinos en 1948, con lo cual aplica un tremendo reduccionismo del término y sus implicaciones.

De hecho, el término incluye este significado, pero es mucho más am-plio e incluye el conjunto de los pro-cesos, individuales como colectivos desatados a partir de la ocupación de Palestina o, que es lo mismo, crear el Estado de Israel.

De hecho el problema en sí y cómo surge ya ha sido tratado en varias ocasiones en este suplemento como hay, actualmente, abundante literatura al respecto. Por tal motivo, vamos a dedicar este número al des-plazamiento forzoso de la población

Redacción internacional

2 16 de mayode 2015 316 de mayo

de 2015

ESTADÍSTICAS QUE CLARIFICAN

En 1948 vivían en el territorio palestino alrededor de 1,5 millones de pa-lestinos y aproximadamente unos 600.000 mil judíos. La ofensiva militar sionista apoyada por el Ejército mandatario inglés se tradujo en la apropia-ción de casi 80% del territorio donde se estableció el Estado de Israel.

En esta porción de tierra fueron expulsados casi la totalidad de su po-blación palestina, a excepción de unos 120.000 que en 67 años alcanzaron la totalidad de una población palestina dentro las fronteras de Israel de algo más de 2 millones, conformando ciudadanos de 3ª categoría (los de 2ª categoría la conforman los judíos orientales y los de origen africano).

El número de palestinos forzados a abandonar su patria difieren se-gún la fuente. Son 900.000 mil de acuerdo a las fuentes palestinas. Pero según la ONU, que un par de años atrás votó a favor de dividir a palestinos (ninguna instancia internacional tiene la facultad de enajenar un país a su propia población) no es nada extraño que en aquellos años sea partidaria de la colonización de Palestina y dieran un número más reducido de des-plazados palestinos, unos 700.000.

Los 1,5 millones de palestinos habidos en 1948 son ahora alrededor de 12,1 millones. Dentro las fronteras de la Palestina histórica (Israel más Cisjordania, la parte oriental de Jerusalén y la Franja de Gaza) viven unos 6,1 millones.

Los 4 millones que viven en Cisjordania, la parte oriental de Jerusalén y Franja de Gaza en realidad viven en las cárceles a cielo abierto más gran-des del mundo. Sólo al conocer el dato de que viajar de Jerusalén a Rama-llah, una distancia de 18 kilómetros, se puede tardar varias horas, depen-diendo de las ordenes o/y el humor de los soldados israelíes en los varios puestos de control entre las dos ciudades. Esto sin contar si el palestino es de los residentes en Jerusalén o es de los residentes en Cisjordania. El trato es totalmente diferente de un caso al otro.

Frente a los 6,1 millones que viven en la totalidad de este territorio hay algo menos de 6,5 millones de israelíes que dada la notable dife-rencia en el crecimiento poblacional de una comunidad a otra, en po-cos años los palestinos conformarían una mayoría. Este factor implica que si las actuales elites colonialistas de Israel no se atienen a la acep-tada internacionalmente solución de dos Estados, el palestino y el is-raelí, conviviendo pacíficamente, se pasará, por la fuerza de los hechos, a un Estado binacional, donde los palestinos en pocos años serían una mayoría y habrá un proceso, sino igual, pero muy parecido al ocurrido en la liberación de Sudáfrica.

Represión israelí a participantes en el 67 aniversario de la Nakba, en la puerta de Damasco, Jerusalén.

El pueblo de Bait Jibrin, transformado por los israelíes en estas ruinas.

El mapa clarifica el destino de las ciudades y pueblos palestinos a partir de la Nakba. Los puntos en rojo son los pueblos destruidos, los puntos verdes muestran los pueblos que se mantienen.

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Wikiped

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Activestills.org

palestina de su tierra. Y lo hacemos por ciertos aspectos y consecuencias del modo en que transcurrió este desplazamiento.

En primer lugar, Israel y el Movi-miento Sionista pretenden que no hay ningún problema pendiente con los palestino (al igual que Chile respec-to al reclamo boliviano de una salida soberana al mar) en la medida en que ellos, no obstante la multiplicidad de organizaciones paramilitares de varias ideologías que crearon en Palestina y su accionar de exterminio y limpieza étnica, no tienen nada que ver con la salida colectiva de los palestino.

Éstos, según el alegato sionista, salie-ron como respuesta a los varios llama-dos de dirigentes palestinos o árabes para evacuar el país y permitir que los ejércitos árabes puedan actuar para la “liquidación del embrión del Estado sio-nista” o lo hicieron por ser ricos y con capacidad económica para trasladarse a ciudades y países árabes vecinos para volver al terminar las hostilidades. Por lo tanto, los gobiernos israelíes desde 1948 hasta la actualidad le niegan a todo palestino el derecho de volver a su ciu-dad natal, a su casa que aún está en pie.

El hecho es que israelíes y sionis-ta buscan crear e imponer un dere-

cho internacional totalmente opues-to al vigente.

En el imaginario caso de que sus alegatos sean ciertos, esto, desde la perspectiva del Derecho Internacional Privado o Público, no anula el derecho palestino al retorno acordado en la re-solución 194 de la ONU.

Alejándose del complejo lenguaje jurídico y recurriendo a las expresio-nes del lenguaje común de la gente a pie, se puede afirmar que cualquier ciudadano de cualquier país puede abandonar el lugar de su nacimiento y ausentarse un mes, un año, 10 años o el tiempo que sea medido en con-

sonancia con el promedio de la vida humana, puede regresar, con todo el derecho, a su país de origen o a su ciudad natal a no ser que una fuerza mayor, es decir basada en la violencia, se lo impida, pero ya ningún derecho lo puede hacer.

Lo paradójico del caso es que se-gún la versión religiosa del sionis-mo, los judíos (miembros de una fe religiosa) volvieron a su patria na-cional después de dos mil años y tie-nen el derecho de hacerlo, mientras que los palestinos que dejaron el país hace bastante menos que cien años no tienen este derecho.

El deseo sionista de que los palesti-nos desaparezcan de Palestina les ha empujado a ir creando una legislación totalmente opuesta a lo imperante en nuestro mundo por encima de las ideo-logías y los sistemas políticos.

En el caso de Jerusalén, que la re-claman como ‘capital unificada y eterna de Israel’, ignorando que parte importante de la ciudad fue ocupada en 1967 y por lo tanto según la legis-lación internacional vigente, Israel no puede ejercer soberanía sobre esta parte de la ciudad, reclamada por los palestinos cono futura capital de su Estado Palestino.

El caso es que según el “sistema jurídico israelí” si un palestino nativo de esta ciudad se ausentara un tiem-po superior a los ocho años, pierde su derecho a residir en Jerusalén. Obvia-mente, el israelí puede ausentarse dos mil años y no pierde este derecho.

En fin, convertir una religión mono-teísta en una identidad nacional para justificar un hecho colonial (ocupar Palestina y crear en su lugar a Israel) no es que por fuerza tiene que ser un fenómeno racista, sino que es el más racista de los procesos coloniales.

Pero pasemos a examinar los he-chos relacionados con nuestro tema.

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Palestina: 67º aniversario de la NakbaINTRODUCCIÓNEs el 15 de mayo de cada año, en recuerdo al mis-mo día de 1948, cuando fue creado el Estado de

Israel en las tierras de Palestina. Este sábado, cuando nuestro suplemento sale a la luz pública, el papa Francisco recibirá al presidente palestino, Mah-mud Abbas (a un par de días de haber reconocido al Estado de Palestina). Este mismo día el Papa canonizará a dos monjas palestinas.

Parece que el primer Papa latinoa-mericano en la historia del Vaticano está empeñado en compensar, dentro de lo posible, a este pueblo ante la tre-menda injusticia a la que se la afligió al invitarle a desparecer como un arreglo europeo de los crímenes y atrocidades que cometieron contra sus judíos.

Como continuidad de esta mente nazi y criminal están las declaracio-nes de la flamante ministra de ‘Jus-ticia’ de Israel, Ayelet Shaked, donde invita a los israelíes “a asesinar a las madres palestinas debido a que dan a luz pequeñas serpientes” que igual-mente se tienen que exterminar.

Pero vayamos por partes. Qué quie-re decir el término árabe Nakba. En si significa ‘desastre’. Su uso por parte de los palestinos se refiere a todo el proceso de ocupar su país, asesinar-los, expulsarlos, adueñarse de sus propiedades, pueblos y ciudades y ne-garles todo tipo de derecho, incluido el del retorno a sus casas y hogares y aún el derecho a autodeterminarse y crear su Estado nacional en este 20% de la parte original de su patria que fue ocupada en 1967.

Dentro la sistemática labor de la (des)información de los grandes me-dios corporativos, este significado del término Nakba también ha sufrido esta desfiguración. Como ejemplo, Wikipedia lo presenta como referen-cia al desalojo forzoso de los pales-tinos en 1948, con lo cual aplica un tremendo reduccionismo del término y sus implicaciones.

De hecho, el término incluye este significado, pero es mucho más am-plio e incluye el conjunto de los pro-cesos, individuales como colectivos desatados a partir de la ocupación de Palestina o, que es lo mismo, crear el Estado de Israel.

De hecho el problema en sí y cómo surge ya ha sido tratado en varias ocasiones en este suplemento como hay, actualmente, abundante literatura al respecto. Por tal motivo, vamos a dedicar este número al des-plazamiento forzoso de la población

Redacción internacional

2 16 de mayode 2015 316 de mayo

de 2015

ESTADÍSTICAS QUE CLARIFICAN

En 1948 vivían en el territorio palestino alrededor de 1,5 millones de pa-lestinos y aproximadamente unos 600.000 mil judíos. La ofensiva militar sionista apoyada por el Ejército mandatario inglés se tradujo en la apropia-ción de casi 80% del territorio donde se estableció el Estado de Israel.

En esta porción de tierra fueron expulsados casi la totalidad de su po-blación palestina, a excepción de unos 120.000 que en 67 años alcanzaron la totalidad de una población palestina dentro las fronteras de Israel de algo más de 2 millones, conformando ciudadanos de 3ª categoría (los de 2ª categoría la conforman los judíos orientales y los de origen africano).

El número de palestinos forzados a abandonar su patria difieren se-gún la fuente. Son 900.000 mil de acuerdo a las fuentes palestinas. Pero según la ONU, que un par de años atrás votó a favor de dividir a palestinos (ninguna instancia internacional tiene la facultad de enajenar un país a su propia población) no es nada extraño que en aquellos años sea partidaria de la colonización de Palestina y dieran un número más reducido de des-plazados palestinos, unos 700.000.

Los 1,5 millones de palestinos habidos en 1948 son ahora alrededor de 12,1 millones. Dentro las fronteras de la Palestina histórica (Israel más Cisjordania, la parte oriental de Jerusalén y la Franja de Gaza) viven unos 6,1 millones.

Los 4 millones que viven en Cisjordania, la parte oriental de Jerusalén y Franja de Gaza en realidad viven en las cárceles a cielo abierto más gran-des del mundo. Sólo al conocer el dato de que viajar de Jerusalén a Rama-llah, una distancia de 18 kilómetros, se puede tardar varias horas, depen-diendo de las ordenes o/y el humor de los soldados israelíes en los varios puestos de control entre las dos ciudades. Esto sin contar si el palestino es de los residentes en Jerusalén o es de los residentes en Cisjordania. El trato es totalmente diferente de un caso al otro.

Frente a los 6,1 millones que viven en la totalidad de este territorio hay algo menos de 6,5 millones de israelíes que dada la notable dife-rencia en el crecimiento poblacional de una comunidad a otra, en po-cos años los palestinos conformarían una mayoría. Este factor implica que si las actuales elites colonialistas de Israel no se atienen a la acep-tada internacionalmente solución de dos Estados, el palestino y el is-raelí, conviviendo pacíficamente, se pasará, por la fuerza de los hechos, a un Estado binacional, donde los palestinos en pocos años serían una mayoría y habrá un proceso, sino igual, pero muy parecido al ocurrido en la liberación de Sudáfrica.

Represión israelí a participantes en el 67 aniversario de la Nakba, en la puerta de Damasco, Jerusalén.

El pueblo de Bait Jibrin, transformado por los israelíes en estas ruinas.

El mapa clarifica el destino de las ciudades y pueblos palestinos a partir de la Nakba. Los puntos en rojo son los pueblos destruidos, los puntos verdes muestran los pueblos que se mantienen.

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palestina de su tierra. Y lo hacemos por ciertos aspectos y consecuencias del modo en que transcurrió este desplazamiento.

En primer lugar, Israel y el Movi-miento Sionista pretenden que no hay ningún problema pendiente con los palestino (al igual que Chile respec-to al reclamo boliviano de una salida soberana al mar) en la medida en que ellos, no obstante la multiplicidad de organizaciones paramilitares de varias ideologías que crearon en Palestina y su accionar de exterminio y limpieza étnica, no tienen nada que ver con la salida colectiva de los palestino.

Éstos, según el alegato sionista, salie-ron como respuesta a los varios llama-dos de dirigentes palestinos o árabes para evacuar el país y permitir que los ejércitos árabes puedan actuar para la “liquidación del embrión del Estado sio-nista” o lo hicieron por ser ricos y con capacidad económica para trasladarse a ciudades y países árabes vecinos para volver al terminar las hostilidades. Por lo tanto, los gobiernos israelíes desde 1948 hasta la actualidad le niegan a todo palestino el derecho de volver a su ciu-dad natal, a su casa que aún está en pie.

El hecho es que israelíes y sionis-ta buscan crear e imponer un dere-

cho internacional totalmente opues-to al vigente.

En el imaginario caso de que sus alegatos sean ciertos, esto, desde la perspectiva del Derecho Internacional Privado o Público, no anula el derecho palestino al retorno acordado en la re-solución 194 de la ONU.

Alejándose del complejo lenguaje jurídico y recurriendo a las expresio-nes del lenguaje común de la gente a pie, se puede afirmar que cualquier ciudadano de cualquier país puede abandonar el lugar de su nacimiento y ausentarse un mes, un año, 10 años o el tiempo que sea medido en con-

sonancia con el promedio de la vida humana, puede regresar, con todo el derecho, a su país de origen o a su ciudad natal a no ser que una fuerza mayor, es decir basada en la violencia, se lo impida, pero ya ningún derecho lo puede hacer.

Lo paradójico del caso es que se-gún la versión religiosa del sionis-mo, los judíos (miembros de una fe religiosa) volvieron a su patria na-cional después de dos mil años y tie-nen el derecho de hacerlo, mientras que los palestinos que dejaron el país hace bastante menos que cien años no tienen este derecho.

El deseo sionista de que los palesti-nos desaparezcan de Palestina les ha empujado a ir creando una legislación totalmente opuesta a lo imperante en nuestro mundo por encima de las ideo-logías y los sistemas políticos.

En el caso de Jerusalén, que la re-claman como ‘capital unificada y eterna de Israel’, ignorando que parte importante de la ciudad fue ocupada en 1967 y por lo tanto según la legis-lación internacional vigente, Israel no puede ejercer soberanía sobre esta parte de la ciudad, reclamada por los palestinos cono futura capital de su Estado Palestino.

El caso es que según el “sistema jurídico israelí” si un palestino nativo de esta ciudad se ausentara un tiem-po superior a los ocho años, pierde su derecho a residir en Jerusalén. Obvia-mente, el israelí puede ausentarse dos mil años y no pierde este derecho.

En fin, convertir una religión mono-teísta en una identidad nacional para justificar un hecho colonial (ocupar Palestina y crear en su lugar a Israel) no es que por fuerza tiene que ser un fenómeno racista, sino que es el más racista de los procesos coloniales.

Pero pasemos a examinar los he-chos relacionados con nuestro tema.

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4 16 de mayode 2015

DOS VERSIONES SOBRE UNA MISMA REALIDADLa versión sionista: Consiste en que el conjunto de los colonizadores sionistas en Palestina no tienen ninguna responsabilidad en el desplazamiento de esta mayoría de palestinos fuera de su país, como ya se ha adelantado.

El primer factor al que achacan la culpa estas alega-ciones procede de los llamados al éxodo por parte de los líderes árabes a la población palestina preparando, según esta propaganda sionista, el terreno para la expulsión de los judíos al mar.

Para convencer a la opinión pública internacional, se ha hablado de grabaciones de emisiones radiales, de do-cumentos oficiales, etc. El caso es que a tantas décadas desde entonces, ni Israel ni las varias instituciones del Mo-vimiento Sionista han demostrado de un modo público y fehaciente ninguna de estas pretendidas pruebas.

Finalmente, en los setenta y ochenta, del siglo pasado, el Gobierno de Israel se vio obligado a sacar del secreto a un conjunto de documentos oficiales (por el tiempo trans-currido) que indican todo lo contrario a estos alegatos. No hubo llamamientos árabes a la población palestina para que abandonen el lugar, sino llamamientos a no hacerlo.

Por otro lado, otros documentos denuncian los pla-nes militares del sionismo para vaciar Palestina de los palestinos. La versión de los vencidos o de los arrepentidos: Des-de el primer momento, los palestinos no dejaron de de-nunciar el genocidio y la limpieza étnica a que fueron so-metidos. El caso es que en las décadas de los cincuenta,

Cuando Israel impuso la limpieza étnica, los palestinos trasladaron lo poco que podían, cerraron las puertas de sus casas y se llevaron las llaves de estilo antiguo vigente en aquellos años, como las que se ven en la foto. Esperaban regresar en un par de días, un par de semanas o de años. A los 67 años de la Nakba, miles y miles de palestinos mantienen sus llaves y sus esperanzas en el retorno.

El papa Francisco canonizará hoy a dos monjas palestinas y recibirá en audiencia al presidente palestino, Mahmmud Abbas.

palestinalibre.org

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sesenta y parte de los setenta, la opinión pública estaba fascinada con Israel, su supuesto socialismo, democracia y su capacidad de “convertir el desierto en vergel”. Esto no incluye sólo a las formaciones de la derecha y del centro, también incluye a la izquierda europea y latinoamericana. Ambas izquierdas fueron las más fervientes partidarias del Estado colonialista de Israel.

En los años setenta había en Europa miles de univer-sitarios y estudiantes palestinos, desde el interior de sus filas se gestó el nacimiento de la resistencia palestina.

Obviamente esto implicó el inicio de un diálogo con la izquierda europea y con la de EEUU, que durante varias décadas no dio ningún resultado respecto de la compre-sión de la problemática palestina.

En lo referente sólo a la denuncia del genocidio y limpieza étnica en Palestina, el resultado era aún mas pobre. No había una visión racional sobre los palesti-nos y su problemática. Es más, gran parte de esta iz-quierda ignoraba, incluso, la existencia de un país o una población con el gentilicio palestina.

Pero, y debido a la mencionada publicación de los documentos secretos israelíes, y al trabajo de Benny Mo-rris, Tom Segev, Avi Shlaim, Ilan Pappé y Simha Flapan, surge lo que se ha dado en llamar “los nuevos historiado-res de Israel” o “los historiadores revisionistas de Israel”.

La aplastante vigencia de la cultura colonial dentro de esta izquierda europea, como en otras partes del mundo, hizo que frente al desprecio y rechazo a las de-nuncias de las víctimas palestinas florece el aprecio de los “excelentes trabajos académicos e investigativos” de estos nuevos historiadores y sobre todo su valentía de denunciar a su propio gobierno.

Dicho de otro modo, no fue la versión de los ven-cidos la que convenció a los europeos y a la opinión pública, sino la versión de los colonizadores arrepen-tidos. Un hecho más que demuestra la vigencia de la cultura colonialista y la urgencia de superarla y crear nuestra propia realidad y cultura.