Las pintadas de la calle Constituyente, Gonzalo Ramírez o las pegatinas en las adyacentes al Palacio Legislativo y Facultad de Medicina recuerdan los años 80 cuando artistas del calibre de Warhol, utilizaron y explotaron la característica expositiva del gra�ti e hicieron grandes murales en las calles, con diversas técnicas, contenidos y dimensiones.En los 90 asistimos a un fenómeno a escala mundial con �nes políticos, artísticos, publicitarios, o sociales pero ciertamente culturales. Hoy, aquí, Montevideo, con el esténcil de notoria fama regional representando a Tinelli “pisando” a Varela en las paredes exteriores de un liceo público, se impregna del “culture jamming” o artivismo como táctica de activismo posmoderno distorsionando con humor el lenguaje dominante para volverlo contra sí. En cualquier caso es un arte gratuito y de libre acceso.A pesar de que nuestra ciudad ya ha visto las primeras, silenciosas y tímidas tendencias regulatorias de este arte al “reglamentar” muros especiales para pintar, despojando así a sus autores del soporte y el contexto de espacio público y simbólico de toda la acción, el gra�ti ha servido en varias ciudades de nuestro continente como terapia comunitaria para jóvenes marginados, y al igual que la música, ha sido un pilar del tejido social convirtiéndose en un elemento de la cultura que trabaja a favor de la comunidad.Ahora, a disfrutar y ver Montevideo con otros ojos, con mirada sensible, donde la evolución de este arte está plasmada en sus calles, apreciando el valor de lo que hoy, no cuesta nada -es gratis y por tanto no tiene precio.

cualidades subyacentes en esta expresión. Esta simple, primera lectura de gra�ti está en Montevideo en la mayoría de las calles que caminamos. “Descubrir” estas �rmas más allá de “leerlo” como un posible intento de vandalismo, es sin duda un primer paso en el disfrute del arte callejero de la ciudad.Luego, el “tag” en los 70 evoluciona en tamaño, diseño, color, con íconos y dibujos, variando según la época, transformándose en su expresión actual: algunos incomprensibles a simple vista, pero no por ello carentes de valor. Este rasgo de incomprensibilidad se debe a que muchas veces el mensaje está dirigido a un determinado grupo, quien, ciertamente, podrá descifrarlo; de esta manera, surge la diferenciación con el arte urbano que sería cuando aquella expresión está dirigida al público general y no a un grupo en particular. Cuanto más ilegal es el espacio donde se “trabaja”, mayor valoración, mérito y respeto comunitario tiene el autor de la hazaña pero en sus “códigos” si una pintura se realiza por encargo, ya no se llamaría gra�ti, aunque el caminante urbano montevideano no pueda saberlo. El atributo de “ilegalidad” se hace presente por “pintar” en lugares prohibidos para este �n: paredes exteriores, plazas, columnas, etc. o espacios abandonados- véase el mural de casi una cuadra de largo pintado en uno de los edi�cios de la Intendencia de Montevideo. Esta misma “ilegalidad” hace que muchas veces hermosas piezas desaparezcan por su carácter efímero, atribuible a la sustitución, anulación con pintura blanca, erosión y al transcurrir del tiempo. Sin embargo, muchas ciudades son promocionadas turísticamente por sus gra�tis donde la dicotomía legal - Ilegal está presente.

Montevideo es la capital del arte callejero nacional.La ciudad de Montevideo se ha tornado en una verdadera galería de arte nacional, por cierto, con muchas ventajas: no hay que visitarla en un horario especial, no hay que pagar entrada, está disponible los 365 días del año, está en continua renovación de artistas y sobretodo accesible para la expresión artística de los emergentes talentos nacionales.Con esta serie de ventajas, la galería ciudadana no tiene comparación.Algunos lineamientos, podrán hacer más interesante el recorrido por esta diversa, colorida e inusual galería que tiene muchas expresiones artísticas, observando distintas manifestaciones en un paralelismo con la historia y evolución del gra�ti a nivel mundial y su actualidad en nuestra capital, además de su posible diferenciación -o no con el street art o arte callejero o incluso arte urbano. Siguiendo el enfoque de Xavier Ballaz, que ha visto al gra�ti como una herramienta social con las potencialidades críticas del arte urbano, el gra�ti ya estaba presente por los años 60 en una Nueva York donde comunidades afroamericanas del Bronx, Brooklyn o Queens conquistaban espacio físico y simbólico a través de su �rma o “tags” como una manera de marcar territorio, apropiarse e identi�carse con él. Escribir el nombre en la pared es la manera de estar presente y “de pertenecer” que tiene el artista callejero, siendo el sentimiento de pertenencia territorial una de las

En la puerta misma del Barrio Histórico y a metros del centro de la ciudad se encuentra la Posada El Capullo. Una antigua casona colonial del siglo diecinueve remodelada para convertirse en un hotel moderno y acogedor. Un estilo moderno que mantiene el encanto de la casa original.Su magní�co jardín con importante piscina, es ideal para una buena lectura o disfrutar de una charla debajo de la frondosa anacahuita, lo hace ideal para familias y parejas.

Cuenta con 13 habitaciones; Single, Standard doble matrimonial, doble matrimonial superior, Junior suite para tres personas y cuádruple, equipadas con aire acondicionado, lcds con cable, IPOD docks y WIFI.También ofrece servicio de desayuno bu�et, garaje, sala de computación y tv, barbacoa, hogar de leña y gimnasio externo.

Pablo, su encargado nos contó que a partir del mes de julio el hotel se convertirá en una Eco posada. Si bien el lugar ya cuenta con energía solar, están proyectando dos nuevas habitaciones y la incorporación del sistema de aguas grises, se trata de recuperar el agua de lluvia, duchas y lavamanos que luego de un proceso de �ltrado se trasforma en agua de riego y cisternas.