L´OSSERVATORE ROMANO. 22 Enero 2012

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  • 8/3/2019 LOSSERVATORE ROMANO. 22 Enero 2012

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    Nmero suelto 1,00. Nmero atrasado

    LO S S E RVATOR E ROMANOEDICIN SEMANAL

    Unicuique suum

    EN LENGUA ESPAOLA

    Non praevalebunt

    Ao XLIV, nmero 4 (2.247) Ciudad del Vaticano 22 de enero d

    El Papa y la Semana de oracin por la unidad de los cristianos

    Por una respuesta comna la sed espiritualde nuestro tiempo

    Las vsperas presididas por Benedicto XVI en la baslica de San Pablo Extramuen conclusin de la semana ecumnica de 2011

    Llamamiento de Benedicto XVI por los emigrantes y refugiados

    Millones que no son nmeros

    En el magisterio de Benedicto XVIel fundamento cristolgico de la unidadde los cristianos

    El hoy del ecumenismo

    KURT KO CH EN PGINA 5

    Mensaje para la Jornada mundialdel 11 de febrero de 2012

    Junto a toda vida dbily enfermaEl Papa recomienda a los sacerdoteslos sacramentos de curacin

    PGINAS 6 Y 7

    SIGUEEN LAPGINA 12

    En la ptica de la nueva evangelizacin Benedicto XVI introdujo el mircoles 18 de enero,durante la audiencia general catequesis que publicamos a continuacin, la Semana deoracin por la unidad de los cristianos. En todas las Iglesias se reza especialmente por eldon de la comunin plena durante estos das que clausurar el pontfice el 25 de enero,cuando presida las Vsperas de la solemnidad de la Conversin de San Pablo en labaslica de San Pablo Extramuros. Una celebracin en la que participarn losrepresentantes de otras Iglesias cristianas presentes en Roma.

    Queridos hermanos y hermanas:

    Hoy comienza la Semana de oracinpor la unidad de los cristianos que, des-de hace ms de un siglo, celebran cadaao los cristianos de todas las Iglesias ycomunidades eclesiales, para invocar eldon extraordinario por el que el Seor Jess or durante la ltima Cena, antesde su pasin: Para que todos sean uno;como t, Padre, en m, y yo en ti, queellos tambin sean uno en nosotros, pa-ra que el mundo crea que t me has en-viado (Jn 17, 21). La celebracin de laSemana de oracin por la unidad de loscristianos fue introducida el ao 1908por el padre Paul Wattson, fundador deuna comunidad religiosa anglicana queposteriormente entr en la Iglesia catli-ca. La iniciativa recibi la bendicin delPapa san Po X y fue promovida por elPapa Benedicto XV, quien impuls sucelebracin en toda la Iglesia catlicacon el Breve Romanorum Pontificum, del25 de febrero de 1916.

    El octavario de oracin fue desarrolla-do y perfeccionado en la dcada de 1930por el abad Paul Couturier de Lyon,que sostuvo la oracin por la unidadde la Iglesia tal como quiere Cristo y deacuerdo con los instrumentos que lquiere. En sus ltimos escritos, el abadCouturier ve esta Semana como un me-dio que permite a la oracin universalde Cristo entrar y penetrar en todo elCuerpo cristiano; esta oracin debecrecer hasta convertirse en un grito in-

    menso, unnime, de todo el pueblo deDios, que pide a Dios este gran don.Y precisamente en la Semana de ora-

    cin por la unidad de los cristianos en-cuentra cada ao una de sus manifesta-ciones ms eficaces el impulso dado porel concilio Vaticano II a la bsqueda dela comunin plena entre todos los disc-pulos de Cristo. Esta cita espiritual, queune a los cristianos de todas las tradi-ciones, nos hace ms conscientes del he-cho de que la unidad hacia la que ten-demos no podr ser slo resultado denuestros esfuerzos, sino que ser msbien un don recibido de lo alto, que espreciso invocar siempre.

    Cada ao se encarga de preparar losmateriales para la Semana de oracin

    La situacin de los millones de emigrantes y refugiados protagoniz las palabras que pronunci el Santo Padreal trmino del ngelus del domingo 15 de enero en laplaza de San Pedro.

    Hoy celebramos la Jornada mundial del emigrante ydel refugiado. Millones de personas estn involucra-das en el fenmeno de las migraciones, pero no sonnmeros. Son hombres y mujeres, nios, jvenes y

    ancianos que buscan un lugar donde vivir en pami Mensaje para esta Jornada llam la atencinel tema: Migraciones y nueva evangelizacinrayando que los emigrantes no slo son destinasino tambin protagonistas del anuncio del Evaen el mundo contemporneo. En este contextcomplace dirigir un cordial saludo a los represtes de las comunidades emigrantes de Roma, ptes hoy en la plaza de San Pedro. Bienvenidos!

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    LOSSERVATORE ROMANOEDICIN SEMANAL

    Unicuique suum

    EN LENGUA ESPAOLANon praevalebunt

    00120 Ciudad del Vaticanoe d .es p a n o l a @ o s s rom .v a

    http://www.osservatoreromano.vaTIPO GRAFIA VAT I C A N A EDITRICE LOS S E R VAT O R E ROMANO

    GI O VA N N I MARIA VIANdirector

    Carlo Di Ciccosub director

    Arturo Gutirrez L.C.encargado de la edicin

    don Sergio Pellini S.D.B.director general

    Redaccinvia del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticanotelfono 39 06 698 99410 fax 39 06 698 81412

    Servicio fotogrficoph o t o @ oss ro m .v a

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    pgina 2 LOSSERVATORE ROMANO domingo 22 de enero de 2012, nm

    ngelus del Papa el domingo 15 de enero

    Guas espiritualesen el camino de la fe

    Entrevista a Mario Monti

    Es necesario miraradelante con valenta

    Joshua Reynolds, Samuel nio (1776 c.)

    El magisterio del Papa y su tes-timonio fuerte y personal, la con-tribucin importante de la SantaSede y de la Conferencia episco-pal italiana son elementos pro-pulsores y crticos de relevanciafundamental. Ante el bien co-mn no se puede huir. Quiensubraya con estas palabras laaportacin esencial de los catli-cos a la vida social italiana es elpresidente del Gobierno, MarioMonti, en la entrevista de L'Os- servatore Romanoy Radio Vatica-no, cuyo texto se ha publicadontegramente en las web (en len-gua italiana) de nuestro peridi-co y de la emisora. La crisis ticaantes an que la econmicaque atenaza a Europa; la fracturaentre ciudadanos y poltica; elfuturo de la moneda nica y delproyecto de integracin europea;las polticas fiscales introducidaspara lograr la nivelacin de pre-supuesto; y las liberalizaciones:son algunos de los temas que to-c el jefe del Gobierno de Italia,quien sin embargo empez porevidenciar los aspectos ms signi-ficativos de las relaciones entreEstado e Iglesia en el mundoglobalizado. En una realidaddonde la idea misma de fronteraya no es rgida ex p re s la re-lacin entre los Estados y la Igle-sia puede ser un puente, un pasoque abate los muros de los egos-mos nacionales y refuerza el sen-tido de una pertenencia que sig-nifica respeto, responsabilidad,solidaridad. Y precisamente enla revalorizacin de las races

    cristianas de Europa puede ha-llarse el secreto para la supera-cin de la grave coyuntura quevive el continente. La justicia yla paz afirm Monti son larespuesta ms eficaz a las crisis

    de sentido que la crisis ecoca, de modo latente, ha prodo en la cotidianidad de lasonas. Por lo tanto la crisisser superada en todos sus gperfiles, requiere mirar adcon valenta, con esperanzatambin redescubrir las praces. En este momenttensiones financieras tieneobjetivo el euro, que, segpresidente Monti, sigue sun instrumento de extraordincidencia en la vida de lasonas. Pero aquel no esde la accin comunitaria, qgue siendo el bien coaadi. La crisis se sizando la bandera de losres por encima de los i n tde la moneda.

    En la entrevista, Montid asimismo su encuentrpasado 14 de enero con Beto XVI. Las manos del manifest son manos fuque sostienen el peso de muson manos que tranqupues a su vez se dejan sostFue una audiencia en la qafrontaron temas de solidsocial en el contexto de laeconmica, sobre todo deperspectiva europea. El prete Monti regal al Pontfigunos libros, entre ellos uncin antigua de mapas nrealizada por la Ceca del Ey su libro Il governo denomia e della moneta. Contper unItalia europea. Beto XVI, por su parte, le una pluma estilogrfica qu

    produce una columna del bquino de Bernini en el altarConfesin de la baslica vaty una antigua estampamuestra la plaza de Sancon la baslica en construcc

    Todos los educadores, especialmente los sacerdotes y los padres de familia, tienenun papel espiritual en el camino

    vocacional de los jvenes. Lo record elPapa en el ngelus del domingo 15 deenero, en la plaza de San Pedro.

    Queridos hermanos y hermanas:

    Las lecturas bblicas de este domin-go el segundo del tiempo ordinario,nos presentan el tema de la vocacin:en el Evangelio encontramos la llama-da de los primeros discpulos por partede Jess; y, en la primera lectura, lallamada del profeta Samuel. En ambosrelatos destaca la importancia de unafigura que desempea el papel de me-diador, ayudando a las personas llama-das a reconocer la voz de Dios y a se-guirla. En el caso de Samuel, es El,sacerdote del templo de Silo, donde seguardaba antiguamente el arca de laalianza, antes de ser trasladada a Jeru-saln. Una noche Samuel, que era to-

    dava un muchacho y desde nio vivaal servicio del templo, tres veces segui-das se sinti llamado durante el sueo,y corri adonde estaba El. Pero no eral quien lo llamaba. A la tercera vezEl comprendi y le dijo a Samuel: Site llama de nuevo, responde: Habla,Seor, que tu siervo escucha (1 S 3,9). As fue, y desde entonces Samuelaprendi a reconocer las palabras deDios y se convirti en su profeta fiel.

    En el caso de los discpulos de Je-ss, la figura de la mediacin fue Juan

    a Jess ms de cerca, renunciando aformar una familia propia para dedi-carse a la gran familia de la Iglesia,

    pasa normalmente por el testimonio yla propuesta de un hermano mayor,que por lo general es un sacerdote. Es-to sin olvidar el papel fundamental delos padres, que con su fe autntica ygozosa, y su amor conyugal, muestrana sus hijos que es hermoso y posibleconstruir toda la vida en el amor deD ios.

    Queridos amigos, pidamos a la Vir-gen Mara por todos los educadores,especialmente por los sacerdotes y lospadres de familia, a fin de que seanplenamente conscientes de la impor-tancia de su papel espiritual, para fo-mentar en los jvenes, adems del cre-cimiento humano, la respuesta a la lla-mada de Dios, a decir: Habla, Seor,que tu siervo escucha.

    Despus de la plegaria mariana, el

    Santo Padre habl de la Jornadamundial del emigrante y del refugiadopublicamos sus palabras en primera pgina y luego dijo:

    Deseo recordar que del 18 al 25 de estemes de enero se celebrar la Semanade oracin por la unidad de los cristia-nos. Invito a todos, a nivel personal ycomunitario, a unirse espiritualmentey, donde sea posible, tambin prctica-mente, para invocar de Dios el don dela unidad plena entre los discpulos deCristo.

    el Bautista. De hecho, Juan te-na un amplio grupo de disc-pulos, entre quienes estabantambin dos parejas de herma-nos: Simn y Andrs, y Santia-go y Juan, pescadores de Gali-lea. Precisamente a dos de estosel Bautista les seal a Jess, al

    da siguiente de su bautismo enel ro Jordn. Se lo indic di-ciendo: Este es el Cordero deDios (Jn 1, 36), lo que equiva-la a decir: Este es el Mesas. Yaquellos dos siguieron a Jess,permanecieron largo tiempocon l y se convencieron de queera realmente el Cristo. Inme-diatamente se lo dijeron a losdems, y as se form el primerncleo de lo que se convertiraen el colegio de los Apstoles.

    A la luz de estos dos textos,quiero subrayar el papel decisi-vo de un gua espiritual en elcamino de la fe y, en particular,en la respuesta a la vocacin deespecial consagracin al serviciode Dios y de su pueblo. La fecristiana, por s misma, supone

    ya el anuncio y el testimonio:es decir, consiste en la adhesina la buena nueva de que Jessde Nazaret muri y resucit, yde que es Dios. Del mismo mo-do, tambin la llamada a seguir

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    nmero 4, domingo 22 de enero de 2012 LOSSERVATORE ROMANO pg

    A los administradores del Lacio, del ayuntamiento y de la provincia de Roma el Papa indica tres valores fundamentales

    Ante la crisis econmicaacogida, solidaridad y legalidad

    Imagen del siglo XIX que evoca el clebre aplogo de Menenio Agripa

    Acogida, solidaridad y legalidad: son los valores fundamentales indicados por BenedictoXVI a losadministradores de la regin del Lacio y del

    ayuntamiento y de la provincia de Roma, a quienesrecibi la maana del jueves 12 de enero, en la salaClementina. Esta tradicional audiencia de inicios deao ofreci al Papa una nueva ocasin paradenunciar las dramticas consecuencias de la crisiseconmica.

    Ilustres seores y seoras:

    Una vez ms tengo la alegra de encontrarmecon vosotros al inicio del nuevo ao para el tradi-cional intercambio de felicitaciones. Agradezco ala honorable Renata Polverini, presidenta de la Junta regional del Lacio, al honorable GiovanniAlemanno, alcalde de Roma, y al honorable Nico-la Zingaretti, presidente de la provincia de Roma,las amables palabras que me han dirigido ennombre de todos. Deseo expresaros a todos mims cordial felicitacin con ocasin del ao nue-vo, que extiendo a la poblacin de Roma y delLacio, particularmente cercana a mi ministerio deObispo de Roma.

    Desde hace algunos aos tambin en el Laciose advierten los efectos de la crisis econmica y fi-nanciera que ha golpeado a varias regiones delmundo y que, como he recordado, tiene sus racesms profundas en una crisis tica. La etimologade la palabra crisis hace alusin a la dimensinde separar y, en sentido lato, a la de evaluar,juzgar. La crisis actual, por tanto, puede sertambin una ocasin para que toda la comunidadcivil verifique si los valores establecidos comofundamento de la convivencia social han genera-do una sociedad ms justa, equitativa y solidaria,o si en cambio es necesaria una reflexin profun-da para recuperar los valores que estn en la basede una verdadera renovacin de la sociedad y que

    nes en el mundo del trabajo,la soledad de muchos ancia-nos, el anonimato que caracte-

    riza a menudo la vida en losbarrios de ciudades y la mira-da a veces superficial sobre lassituaciones de marginacin yde pobreza, no son quizsconsecuencia de esta mentali-dad? La fe nos dice que elhombre es un ser llamado a

    particularmente a las numerosas, que a metienen que afrontar dificultades, que se agrpor la falta o la insuficiencia de trabajo. Osmo a defender la familia fundada en el matrnio como clula esencial de la sociedad, tama travs de ayudas y facilidades fiscales que rezcan la natalidad. Os animo, adems, a hacposible para que a todos los ncleos familiarles garanticen las condiciones necesarias paravida digna. La solidaridad debe dirigirse, bin, hacia los jvenes, los ms penalizados pfalta de trabajo. Una sociedad solidaria siedebe interesarse por el futuro de las nuevas g

    raciones, disponiendo polticas adecuadas quranticen un alojamiento a precios razonables ciendo todo lo posible para asegurar una adad laboral. Todo ello es importante para eel peligro de que los jvenes caigan vctimaorganizaciones ilegales, que ofrecen dinero fno respetan el valor de la vida humana.

    Al mismo tiempo tercer punto es necpromover una cultura de legalidad, ayudanlos ciudadanos a entender que las leyes sirvera canalizar las muchas energas positivas prtes en la sociedad y permitir as la promocibien comn. Tambin los episodios recienteviolencia en la regin impulsan a continuar c

    vivir en sociedad y que el yo puede encontrarsea s mismo a partir de un t que lo acepte y loame. Y este T es ante todo Dios, el nico ca-paz de dar al hombre una acogida incondicionaly un amor infinito; y son despus los dems, em-pezando por los ms cercanos. Redescubrir estarelacin como elemento constitutivo de la propiaexistencia es el primer paso para dar vida a unasociedad ms humana. Y tambin las institucionestienen la tarea de favorecer que se tome cada vezmayor conciencia de formar parte de una nicarealidad, en la que cada uno, a semejanza delcuerpo humano, es importante para el todo, co-

    mo record Menenio Agrippa en el clebre aplo-go referido por Tito Livio en su Historia de Ro-ma (cf. Ab Urbe Condita, II, 32).

    La consciencia de ser un cuerpo podr crecersi se consolida el valor de la acogida, profunda-mente arraigado en el corazn de los habitantesde Roma y del Lacio. Lo constatamos reciente-mente durante los das de la beatificacin de JuanPablo II: miles de peregrinos reunidos en la Urbepudieron vivir das de serenidad y fraternidad,gracias tambin a vuestra valiosa colaboracin. LaCritas diocesana y las comunidades cristianas es-tn comprometidas en esta obra de acogida,orientada en particular a aquellos que, viniendo

    favorezcan una reactivacin no slo econmica,sino tambin atenta a promover el bien integralde la persona humana.

    En este contexto la comunidad cristiana estcomprometida en una constante obra educativa,orientada especialmente a las nuevas generacio-nes, para que los valores que durante siglos hanhecho de Roma y de los territorios aledaos unaluz para el mundo puedan ser asumidos, de ma-nera renovada, como fundamento de un futuromejor para todos.

    Es importante que madure un renovado huma-nismo en el que la identidad del ser humano estcomprendida en la categora de persona. La crisisactual, de hecho, hunde sus races tambin en elindividualismo, que oscurece la dimensin relacio-nal del hombre y lo conduce a encerrarse en supequeo mundo, a estar atento a satisfacer antetodo sus propios deseos y necesidades preocupn-dose poco de los dems. La especulacin de terre-nos, la insercin cada vez ms difcil de los jve-

    de pases en donde la pobreza es a menudo causade muerte, o escapando de ellos para defender supropia incolumidad, llegan a nuestras ciudades yllaman a las puertas de las parroquias. Es necesa-rio, con todo, fomentar programas de plena inte-gracin, que permitan la insercin en el tejido so-cial, para que puedan ofrecer a todos la riquezade la que son portadores. De este modo cada unoaprender a sentir el lugar en el que reside comouna casa comn para vivir y cuidar de ella, conel atento y necesario respeto de las leyes que re-gulan la convivencia colectiva.

    Junto con la acogida debe reforzarse el valor dela solidaridad. Es una exigencia de caridad y jus-ticia que, durante los momentos difciles, aquellosque tienen mayores recursos cuiden de quienes vi-ven en condiciones precarias. Tambin las Institu-ciones tienen la misin de prestar siempre aten-cin y apoyo a aquellas realidades de las que de-pende el bien de la sociedad. A este respecto, de-be asegurarse un apoyo especial a las familias,

    tarea de educar en el respeto de la legalidadla defensa de la seguridad. Las Institucioneslo tienen el deber de ser ejemplares en el rto de las leyes, sino tambin de promulgar mdas justas y equitativas, que tengan en cutambin la ley que Dios ha inscrito en el cordel hombre y que todos pueden conocer medla razn.

    Amables autoridades, los retos son mltipcomplejos. Es posible vencerlos slo en la meen que se refuerce la consciencia de que el dede cada uno est unido al de todos. Y por estquerido subrayar que la acogida, la solidaridla legalidad son valores fundamentales para mel ao que inicia con mayor serenidad. Os aro mi constante oracin por vuestro comproen favor de la colectividad y os confo a la mna intercesin de la Virgen Mara. Con estoseos, os imparto de corazn a todos mi bendapostlica, que con gusto extiendo a los habtes de Roma, de su provincia y de toda la reg

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    pgina 4 LOSSERVATORE ROMANO domingo 22 de enero de 2012, nm

    En el magisterio de Benedicto XVI el fundamento cristolgico de la unidad de los cristianos

    El hoy del ecumenismoKURT KO CH*

    Trabajar con el mximo empeo enel restablecimiento de la unidad ple-na y visible de todos los discpulos

    de Cristo es el apremiante deberdel Sucesor de Pedro. El Papa Bene-dicto XVI pronunci estas palabrasprogramticas ya en su primer men-saje despus de la eleccin al Soliopontificio (cf. LOsservatore Romano,edicin en lengua espaola, 22 deabril de 2005, p. 7). Al repasar losms de seis aos de su ministeriopetrino, podemos constatar con gra-titud que la causa del ecumenismoes el hilo conductor de su pontifica-do. En sus numerosas homilas y ensus mltiples mensajes, no slo serefiere a la necesaria purificacinde la memoria y ve en la conver-sin interior el presupuesto indis-pensable para el progreso del cami-

    tolgica reside la visin ecumnicadel Papa Benedicto XVI.

    En primer lugar, conviene tenerpresente que Jess mismo no ordenla unidad a sus discpulos y tampo-

    co se la exigi, sino que rez porella. De esta sencilla pero fundamen-tal constatacin se deduce la centra-lidad de la oracin por la unidad entodos los esfuerzos ecumnicos. Conla oracin por la unidad, los cristia-nos manifestamos nuestra conviccinde que por nosotros mismos no po-demos hacer la unidad ni decidir suforma y el tiempo de su cumpli-miento, sino que slo podemos aco-gerla como don de Dios.

    De este nfasis sobre la oracinpor la unidad como fundamento detodo el movimiento ecumnico sepodra sacar la conclusin errnea

    Iglesia ( Jess de Nazaret. Dentrada en Jerusaln hasta la rreccin, p. 119). Esta fe en ciertamente, es invisible, pero,que los creyentes se vinculan a

    to, se hace carne y une a losen un nico y verdadero CuerpEl Papa Benedicto XVI, en

    publicacin anterior, con el Brlato del Anticristo de Soloviev, ede modo muy hermoso cmoen Cristo es el fundamento qutiene la unidad ecumnica. Endice que, por un lado, en el moto del juicio final ante Dios sque en las tres comunidades cir, en la de Pedro, la de Pablde Juan viven seguidores delcristo, que hacen causa coml, pero al lado de los verdacristianos, que permanecen fieSeor hasta la hora de su venidembargo, tambin se dice queotro lado, en el momento de rusa de Cristo, los cristianos ddos en las comunidades de Pablo y Juan, se reconocern hermanos. Con este relato, Sosegn la interpretacin del Pappretende en absoluto remitir ldad de los discpulos de Cristode los tiempos o posponerla ha

    SIGUE ENLA P

    Ut unum sint (Que todos sean uno),medalla conmemorativa del Ao jubilar 1975(Ciudad del Vaticano)

    no ecumnico, sino que ademsejerce ya desde ahora, en susnumerosos encuentros con

    los representantes de otrasIglesias y comunidadescristianas, un primadoecumnico.

    Este claro nfasisecumnico en la obradel Santo Padre nopuede sorprender, sitenemos presente el he-ch o de que el PapaBenedicto XVI, ya comotelogo y cardenal, se es-forz mucho por haceravanzar el dilogo ecum-nico y lo enriqueci con ti-les reflexiones teolgicas. Na-turalmente, en el marco de unbreve artculo no se pueden citar

    escatologa. Para el Papa Beto XVI, la dimensin esc

    gica no es ms que ladadera realidad, qu

    da manifestar lodesde siempre nuestra vida: Loresultar manifiela luz de Cristo parusa revela ldad de nuestro tila verdad de tiempo. Ciertam

    la separacin defientre los seguidore

    Anticristo y los disc

    fieles de Cristo slo sducir al final de la coPero, dado que la vida ete

    la verdadera vida, los cristian

    detalladamente las distintas contri-buciones aportadas al ecumenismopor el Papa Benedicto XVI. Me cen-trar, por tanto, en el ncleo esen-cial de su compromiso ecumnico,que a mi parecer se expresa de mo-do ms claro y profundo en su inter-pretacin de la oracin sacerdotal de Jess, que todos sean uno, de laque el Papa habla en su segundo li-bro sobre Jess de Nazaret.

    Dado que, en esta oracin, la in-vocacin de Jess por la unidad desus discpulos asume una importan-cia especial, a los ojos del Papa elecumenismo cristiano, en ltimoanlisis, no puede ser ms que unaparticipacin de la Iglesia en la ora-cin sacerdotal de Jess, llegar a seruno con l. El Papa Benedicto XVIsubraya explcitamente que en estaoracin la mirada de Jess va msall de la comunidad de los discpu-los de entonces y se dirige a todos

    los que creern por su palabra: Elvasto horizonte de la comunidad fu-tura de los creyentes se abre para to-das las generaciones; la Iglesia futu-ra est incluida en la plegaria de Je-ss. l invoca la unidad para los fu-turos discpulos ( Jess de Nazaret.

    Desde la entrada en Jerusaln hastala Resurreccin, p. 114). Y el SantoPadre concluye su meditacin teol-gica con la frase clave en la que sos-tiene que de la oracin de Jess bro-ta la Iglesia como la comunidad delos que, por la palabra de los Aps-toles, creen en Cristo (Ib., p. 123).En este fulcro esencial de la fe cris-

    de que la unidad de la Iglesia es, enltimo anlisis, una realidad mera-mente interior e invisible. Al contra-rio, el Papa Benedicto XVI subrayaque la unidad de la Iglesia cierta-mente no puede venir del mundo y,por lo tanto, no es un fenmenomundano, pero de todos modos de-be ser visible en este mundo. Launidad debe ser tal que el mundopueda reconocerla y, a travs de ella,llegar a la fe: Lo que no provienedel mundo puede y debe ser absolu-tamente algo que sea eficaz en y pa-ra el mundo, y que este lo puedapercibir. La oracin de Jess por launidad apunta precisamente a eso:que a travs de la unidad de los dis-cpulos se haga visible a los hombres

    la verdad de su misin (Ib., p. 117).El Papa Benedicto XVI observa in-cluso que, mediante la unidad de losdiscpulos, que no proviene delmundo y no puede explicarse huma-namente, sino que debe ser siemprevisible al mundo, Jess mismo que-da legitimado: Se hace patenteque l es realmente el Hijo (Ib.,pp. 117-118).

    El fuerte nfasis puesto en la visi-bilidad de la unidad de la Iglesiapone de relieve tambin la responsa-bilidad ecumnica fundamental detodos los cristianos. Esta responsabi-lidad consiste en dar testimonio, en

    guir con empeo la bsqueda de launidad plena entre los cristianos.Dado que la nueva evangelizacinconsiste en acercar a los hombres almisterio de Dios y en introducirlosen una relacin personal con l, enel centro de toda nueva evangeliza-cin debe estar la cuestin de Dios,que nosotros debemos asumir ecu-mnicamente, con la conviccin deque en la raz de toda nueva evange-lizacin no hay un proyecto huma-no de expansin, sino el deseo decompartir el don inestimable queDios ha querido darnos, hacindo-

    nos partcipes de su propia vida(Ubicumque et semper).De ello se deduce que, para el Pa-

    pa Benedicto XVI, la unidad de losdiscpulos de Cristo y, por consi-guiente, tambin la unidad de laIglesia est profundamente enraiza-da en la fe en Dios y en su Hijo,que Dios nos envi. Esta fe, por tan-to, es mucho ms que una palabra yuna idea; es, ms bien, un entrar,con la propia vida, en la comunincon Jesucristo y, mediante l, con elPadre: l es el verdadero funda-mento de la comunidad de los disc-pulos, la base para la unidad de la

    desde ahora deberan contemunos a otros con la mirada elgica que ve inseparableunidos a Pedro, Pablo y Juanel Papa, por consiguiente, el enismo cristiano no significa sinvir ya desde ahora en la luz elgica, en la luz del Cristo de rusa (Weggemeinschaft des GlaAugsburgo 2002, pp. 233-234).

    El Santo Padre, entendienecumenismo a la luz de su cumiento, nos anima a comprencarcter provisional de nuestrciones y a no caer en la tentaciquerer hacer lo que slo el Crila parusa puede realizar. Visto

    esta luz, el ecumenismo signifimodo sencillo pero fundamcuando caminamos juntos haCristo de la parusa, entoncesbin caminamos hacia nuestradad.

    Con esta mirada escatolgiPapa Benedicto XVI tiene la grlenta de ver en las divisionesricas de la Iglesia no slo losdos humanos, sino tambin, sentido de las misteriosas pade san Pablo el cual dice quene que haber divisiones (1

    el mundo actual, del Dios vivo y enhacer visible a los hombres el rostrode Dios, que se nos ha revelado en Jesucristo, como nos sugiere el ver-dadero objetivo de la oracin sacer-

    dotal de Jess por la unidad de losdiscpulos: para que () el mundosepa que t me has enviado y quelos has amado a ellos como me hasamado a m (Jn 17, 23). En esta fra-se conclusiva se refleja de modo ine-quvoco que la unidad de los disc-pulos de Jess no es un fin en smismo, sino que est al servicio dela credibilidad de la misin de Jessy de su Iglesia en el mundo.

    La nueva evangelizacin impulsa-da de modo especial por el SantoPadre debe, por tanto, tener una di-mensin ecumnica, dimensin a laque el Papa Benedicto XVI ya hizouna referencia explcita al anunciarla creacin del nuevo Consejo ponti-ficio para la promocin de la nuevaevangelizacin durante la celebra-cin de las primeras Vsperas de la

    solemnidad de San Pedro y San Pa-blo en 2010: El desafo de la nuevaevangelizacin interpela a la Iglesiauniversal, y nos pide tambin prose-

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    nmero 4, domingo 22 de enero de 2012 LOSSERVATORE ROMANO p

    En el discurso a un grupo de obispos de Estados Unidos el Papa reafirma el derecho de la Iglesia a intervenir pblicament

    Testimonio convincentefrente a un laicismo radical

    Frente a las amenazas planteadas porun laicismo radical, Benedicto XVIreafirm el derecho de la Iglesia a dar

    un testimonio moral pblico. Lo hizodurante el encuentro con un grupo deobispos de Estados Unidos, a los querecibi el jueves 19 de enero con ocasinde su visita ad limina Apostolorum.

    Queridos hermanos en el episcopa-do:

    Os saludo a todos con afecto fra-terno y rezo para que esta peregrina-cin de renovacin espiritual y decomunin profunda os confirme enla fe y en la entrega a vuestra misinde pastores de la Iglesia que est enEstados Unidos. Como sabis, miintencin es reflexionar con voso-tros, a lo largo de este ao, sobre al-gunos de los desafos espirituales yculturales de la nueva evangeliza-cin.

    Uno de los aspectos ms memora-bles de mi visita pastoral a Estados

    Unidos fue la ocasin que me per-miti reflexionar sobre la experienciahistrica estadounidense de la liber-tad religiosa, y ms especficamentesobre la relacin entre religin y cul-tura. En el centro de toda cultura,perceptible o no, hay un consensorespecto a la naturaleza de la reali-dad y al bien moral, y, por lo tanto,respecto a las condiciones para laprosperidad humana. En EstadosUnidos ese consenso, como lo pre-

    puertas a la verdad trascendente,inevitablemente se empobrece y seconvierte en presa de una lectura re-duccionista y totalitaria de la perso-na humana y de la naturaleza de lasociedad, como lo intuy con granclaridad el Papa Juan Pablo II.

    La Iglesia, con su larga tradicinde respeto de la correcta relacin en-tre fe y razn, tiene un papel funda-mental que desempear al oponersea las corrientes culturales que, sobrela base de un individualismo extre-mo, buscan promover conceptos delibertad separados de la verdad mo-ral. Nuestra tradicin no habla apartir de una fe ciega, sino desdeuna perspectiva racional que vinculanuestro compromiso de construir

    de los creyentes comprometidos adeterminar los valores que deberanforjar el futuro de la nacin.

    A la luz de estas consideraciones,es fundamental que toda la comuni-dad catlica de Estados Unidos lle-gue a comprender las graves amena-

    zas que plantea al testimonio moralpblico de la Iglesia el laicismo radi-cal, que cada vez encuentra ms ex-presiones en los mbitos poltico ycultural. Es preciso que en todos losniveles de la vida eclesial se com-prenda la gravedad de tales amena-zas. Son especialmente preocupantesciertos intentos de limitar la libertadms apreciada en Estados Unidos: lalibertad de religin. Muchos de vo-sotros habis puesto de relieve que

    fe, especialmente en lo que sea las grandes cuestiones moranuestro tiempo: el respeto dede Dios de la vida, la proteccila dignidad humana y la promde derechos humanos autnComo seal el Concilio, y

    quise reafirmar durante mi pastoral, el respeto de la justanoma de la esfera secular debeen cuenta tambin la verdad dno existe un reino de cuestionrrenas que pueda sustraerse al dor y a su dominio (cf. Gaud

    spes, 36). No cabe duda de qtestimonio ms coherente por de los catlicos de Estados Udesde sus convicciones ms pdas dara una importante con

    mente cientfica sea su-primindola en nombredel poder poltico o

    del gobierno de la ma-yora, representan unaamenaza no slo parala fe cristiana, sinotambin para la huma-nidad misma y para laverdad ms profundasobre nuestro ser ynuestra vocacin lti-ma, nuestra relacincon Dios. Cuando unacultura busca suprimirla dimensin del miste-rio ltimo y cerrar las

    cin, estas preociones deben mola visin y los obj

    de los programasquticos en todoniveles.

    Al respecto, expresar mi apor vuestros esfupara mantener ctos con los catcomprometidos vida polt ica yayudarles a comder su responsabpersonal de dar utimonio pblico

    sentan los documentos fundaciona-les de la nacin, se basaba en unavisin del mundo modelada no slopor la fe, sino tambin por el com-promiso con determinados principiosticos derivados de la naturaleza ydel Dios de la naturaleza. Hoy eseconsenso se ha reducido de modosignificativo ante corrientes cultura-les nuevas y potentes, que no slo seoponen directamente a varias ense-anzas morales fundamentales de latradicin judeo-cristiana, sino que

    son cada vez ms hostiles al cristia-nismo en cuanto tal.

    La Iglesia en Estados Unidos, porsu parte, est llamada, en todo tiem-po oportuno y no oportuno, a pro-clamar el Evangelio que no slo pro-pone verdades morales inmutables,sino que lo hace precisamente comoclave para la felicidad humana y laprosperidad social (cf. Gaudium et

    spes, 10). Algunas tendencias cultura-les actuales, en la medida en quecontienen elementos que quieren li-mitar la proclamacin de esas verda-des, sea reducindola dentro de losconfines de una racionalidad mera-

    una sociedad autnticamente justa,humana y prspera con la certezafundamental de que el universo po-see una lgica interna accesible a larazn humana. La defensa por partede la Iglesia de un razonamientomoral basado en la ley natural sefunda en su conviccin de que estaley no es una amenaza para nuestralibertad, sino ms bien una len-gua que nos permite comprender-nos a nosotros mismos y la verdadde nuestro ser, y forjar de esa mane-

    ra un mundo ms justo y ms huma-no. Por tanto, la Iglesia propone sudoctrina moral como un mensaje node constriccin, sino de liberacin, ycomo base para construir un futuros e g u ro .

    El testimonio de la Iglesia, por lotanto, es pblico por naturaleza. LaIglesia busca convencer proponien-do argumentos racionales en el m-bito pblico. La separacin legtimaentre Iglesia y Estado no puede in-terpretarse como si la Iglesia debieracallar sobre ciertas cuestiones, ni co-mo si el Estado pudiera elegir noimplicar, o ser implicado, por la voz

    se han llevado a cabo esfuerzos con-certados para negar el derecho deobjecin de conciencia de los indivi-duos y de las instituciones catlicasen lo que respecta a la cooperacinen prcticas intrnsecamente malas.Otros me habis hablado de unapreocupante tendencia a reducir lalibertad de religin a una mera li-bertad de culto, sin garantas de res-peto de la libertad de conciencia.

    En todo ello, una vez ms, vemosla necesidad de un laicado catlico

    comprometido, articulado y bien for-mado, dotado de un fuerte sentidocrtico frente a la cultura dominantey de la valenta de contrarrestar unlaicismo reductivo que quisiera des-legitimar la participacin de la Igle-sia en el debate pblico sobre cues-tiones decisivas para el futuro de lasociedad estadounidense. La forma-cin de lderes laicos comprometidosy la presentacin de una articulacinconvincente de la visin cristiana delhombre y de la sociedad siguen sien-do la tarea principal de la Iglesia envuestro pas. Como componentesesenciales de la nueva evangeliza-

    tiempo presente. Sin embargverdad, nos puede animar la crte toma de conciencia de la ndad de mantener un ordenarraigado claramente en la tra judeo-cristiana, as como la prde una nueva generacin de cos, cuya experiencia y convicdesempearn un papel decisrenovar la presencia y el testide la Iglesia en la sociedad dedos Unidos. La esperanza quofrecen estos signos de los

    pos es de por s un motivo panovar nuestros esfuerzos con de movilizar los recursos intelles y morales de toda la comucatlica al servicio de la evangcin de la cultura estadounidede la construccin de la civilizdel amor. Con gran afecto os miendo a todos vosotros, as al rebao confiado a vuestra tud pastoral, a la oracin de MMadre de la esperanza, y os imde corazn mi bendicin aposcomo prenda de gracia y de pJesucristo nuestro Seor.

    cin a la renovacinsociedad en su conju

    Queridos hermanel episcopado, conbreves reflexiones herido tocar algunas cuestiones ms urque debis afrontavuestro servicio al

    gelio y su importancra la evangelizacincultura estadounidNinguna persona qure con realismo estastiones puede ignordificultades autnticala Iglesia encuentra

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    nmero 4, domingo 22 de enero de 2012

    En el Mensaje para la Jornada mundial del enfermo, que se celebrar el 11 de febrero d

    Junto a toda vida

    A la derecha, Benedicto XVI conlos enfermos del Cottolengo durante

    la visita a Turn (2 de mayo de 2010) Bajo estas lneas, el Papa al lado

    de uno de los enfermos terminales ingresadosen la residencia Sacro Cuore Fondazione

    Roma (13 de diciembre de 2009)

    Benedicto XVI en el Centro Cardenal Paul-Emile Lger, para la rehabilitacin de jvenes discapacitados(Viaje apostlico a Camern y Angola, 17 a 23 de marzo de 2009)

    Levntate, vete;tu fe te ha salvado! (Lc 17, 19)

    Queridos hermanos y hermanas:Con ocasin de la Jornada mundial

    del enfermo, que celebraremos el prxi-mo 11 de febrero de 2012, memoria deNuestra Seora de Lourdes, deseo re-novar mi cercana espiritual a todos losenfermos que estn hospitalizados oson atendidos por las familias, y expre-so a cada uno la solicitud y el afecto detoda la Iglesia. En la acogida generosay afectuosa de cada vida humana, sobretodo de la dbil y enferma, el cristianoe x pres a un aspecto importante de sutestimonio evanglico siguiendo elejemplo de Cristo, que se inclin antelos sufrimientos materiales y espiritua-les del hombre para curarlos.

    1. Este ao, que constituye la prepa-racin ms inmediata para la solemne Jornada mundial del enfermo, que se

    17, 11-19), y en particular las palabrasque el Seor dirige a uno de ellos:Levntate, vete; tu fe te ha salvado!(v. 19), ayudan a tomar conciencia de la

    importancia de la fe para quienes, ago-biados por el sufrimiento y la enferme-dad, se acercan al Seor. En el encuen-tro con l pueden experimentar real-mente que quien cree nunca est solo!En efecto, Dios, en su Hijo, no nosabandona en nuestras angustias y sufri-mientos, est junto a nosotros, nos ayu-da a llevarlos y desea curar nuestro co-razn en lo ms profundo (cf. Mc2, 1-12).

    La fe de aquel leproso que, a diferen-cia de los otros, al verse sanado, llenode asombro y de alegra vuelve ensegui-da a Jess para manifestarle su grati-tud, deja entrever que la salud recupe-rada es signo de algo ms precioso que

    la simple curacin fsica, es signo de lasalvacin que Dios nos da a travs deCristo, y que se expresa con las pala-bras de Jess: tu fe te ha salvado. Quien

    invoca al Seor en su sufrimiento y en-fermedad, est seguro de que su amorno lo abandona nunca, y de que tam-poco le faltar nunca el amor de laIglesia, que contina en el tiempo suobra de salvacin. La curacin fsica,expresin de la salvacin ms profun-da, revela as la importancia que tienepara el Seor el hombre, en su integri-dad de alma y cuerpo. Cada uno de lossacramentos, adems, expresa y acta laproximidad de Dios mismo, el cual, demanera absolutamente gratuita, nostoca por medio de realidades materia-les..., que l toma a su servicio, convir-tindolas en instrumentos del encuentroentre nosotros y l mismo (Homila,

    Misa Crismal, 1 de abriunidad entre creacin hace visible. Los sacrampresin de la corporeida

    que abraza cuerpo y alentero (Homila, Misaabril de 2011).

    La tarea principal dciertamente, el anuncioDios, pero precisamenanuncio debe ser un pcin: ...curar los corazdos (Is 61, 1) (ib. ), que Jess confi a sus d9, 1-2; Mt 10, 1.5-14; Mcnomio entre salud fsicdel alma lacerada noscomprender mejor los curacin.

    2. El sacramento de l

    celebrar en Alemania el 11 defebrero de 2013 y que se cen-trar en la emblemtica figuraevanglica del buen samaritano(cf. Lc 10, 29-37), quiero ponerel acento en los sacramentosde curacin, es decir, en el sa-cramento de la Penitencia y dela Reconciliacin, y en el de laUncin de los enfermos, queculminan de manera natural enla Comunin eucarstica.

    El encuentro de Jess conlos diez leprosos, narrado en elEvangelio de san Lucas (cf. Lc

    estado a menudde reflexin dela Iglesia, precigran importanc

    de la vida critoda la fuerzacia consiste enye a la graciaune a l contad (Catecismo tlica, 1468). Lanuando el anuy reconciliacipor Jess, no ctoda la humanidse y a creer e As lo dice el blo: Nosotrosenviados de Crsi Dios mismopor medio denombre de Crisque os reconcil(2 Co 5, 20). Jesanuncia y hace

    sericordia del Padre. condenar, sino para perpara dar esperanza includad ms profunda del supecado, para dar la videl sacramento de la Pemedicina de la conferiencia del pecado no dsesperacin, sino que Amor que perdona yJuan Pablo II, Exhortac Reconciliatio et Paenitent

    Dios, rico en miser4), como el padre de laglica (cf. Lc 15, 11-32), razn a ninguno de sus los espera, los busca,donde el rechazo de laha encerrado en el aisladivisin, los llama a reu

    su mesa, en la alegra perdn y de la reconcimento del sufrimiento, dra surgir la tentacinal desaliento y a la desede transformarse en tiepara recapacitar y, comode la parbola, reflexionpia vida, reconociendo lcasos, sentir la nostalgiaPadre y recorrer el camicasa. l, con su gran apre y en cualquier circunuestra existencia y nofrecer, a cada hijo que

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    ROMANO pg

    ienda a los sacerdotes los sacramentos de curacin

    y enferma

    ien cree nunca est solo! Dios, enHijo, no nos abandona en nuestrasustias y sufrimientos, est junto atros, nos ayuda a llevarlos ya curar nuestro corazn

    Jess cura a los leprosos (monasterio de Deani, Kosovo)

    En la baslica vaticana, XVIIIJornada mundial del enfermo, memorialitrgica de la Virgen de Lourdes, cuya imagen venera Benedicto XVI

    (11 de febrero de 2009)

    on de la plena reconciliacin y de laegra.

    3. De la lectura de los Evangeliosmerge, claramente, cmo Jess mostr

    mpre una particular predileccin pors enfermos. l no slo envi a sus

    tiana, sabiendo que todolo que se hace con el mspequeo, se hace con Je-ss mismo (cf. Mt 25,

    40).4. A propsito de los

    sacramentos de cura-cin, san Agustn afir-ma: Dios cura todas tusenfermedades. No temas,pues: todas tus enferme-dades sern curadas... Tslo debes dejar que l tecure y no rechazar susmanos ( Exposicin sobreel Salmo 102, 5: PL 36,1319-1320). Se trata demedios preciosos de lagracia de Dios, que ayu-dan al enfermo a confor-marse, cada vez ms ple-namente, con el misteriode la muerte y resurrec-cin de Cristo. Junto conestos dos sacramentos,quiero subrayar tambinla importancia de la Eucarista. Cuandose recibe en el momento de la enferme-dad contribuye de manera singular arealizar esta transformacin, asociandoa quien se alimenta con el Cuerpo y laSangre de Jess al ofrecimiento que lhizo de s mismo al Padre para la salva-cin de todos. Toda la comunidad ecle-sial, y las comunidades parroquiales enparticular, han de asegurar la posibili-dad de acercarse con frecuencia a laComunin sacramental a quienes, pormotivos de salud o de edad, no pueden

    este mundo al Padre, que a todos espe-ra en la Jerusaln celestial.

    5. El tema de este Mensaje para laXX Jornada mundial del enfermo, Le-vntate, vete; tu fe te ha salvado!, serefiere tambin al prximo Ao de lafe, que comenzar el 11 de octubre de2012, ocasin propicia y preciosa pararedescubrir la fuerza y la belleza de lafe, para profundizar sus contenidos ypara testimoniarla en la vida de cadada (cf. Carta ap. Porta fidei, 11 de octu-

    bre de 2011). Deseo animar a lomos y a los que sufren a ensiempre en la fe un ancla segumentada por la escucha de la de Dios, la oracin personal y cramentos, a la vez que invitopastores a facilitar a los enfermolebracin. Que los sacerdotes, sdo el ejemplo del Buen Pastor guas de la grey que les ha sidoda, se muestren llenos de alegrtos con los ms dbiles, los selos pecadores, manifestando la

    ir a los lugares de culto. Deese modo, a estos hermanos yhermanas se les ofrece la posi-bilidad de reforzar la relacincon Cristo crucificado y resuci-tado, participando, con su vidaofrecida por amor a Cristo, en

    la misin misma de la Iglesia.En esta perspectiva, es impor-tante que los sacerdotes querealizan su delicada misin enlos hospitales, en las clnicas yen las casas de los enfermos sesientan verdaderos m i n i s t ro sde los enfermos, signo e ins-trumento de la compasin deCristo, que debe llegar a todohombre marcado por el sufri-miento (Mensaje para la XVIII Jornada mundial del enfermo,22 de noviembre de 2009).

    La conformacin con el mis-terio pascual de Cristo, realiza-da tambin mediante la prcti-ca de la comunin espiritual,asume un significado muy par-ticular cuando la Eucarista seadministra y se recibe comovitico. En ese momento de laexistencia resuenan de modoan ms fuerte las palabras delSeor: El que come mi carney bebe mi sangre tiene vidaeterna, y yo lo resucitar en elltimo da (Jn 6, 54). Enefecto, la Eucarista, sobre to-do como vitico, es segn ladefinicin de san Ignacio de Antio qua frmaco de in-mortalidad, antdoto contra lamuerte (Carta a los Efesios,20: PG 5, 661), sacramento delpaso de la muerte a la vida, de

    misericordia de Dios confortadoras palabras esperanza (cf. San ACarta 95, 1: PL 33, 351-35

    A todos los que trabel mundo de la salud, asa las familias que en spios miembros ven elsufriente del Seor Jesnuevo mi agradecimiende la Iglesia, porque, competencia profesionaltas veces en silencio, sicionar el nombre de Crmanifiestan concretameHomila, Misa Crismalabril de 2011).

    A Mara, Madre decordia y Salud de losmos, dirigimos nuestra confiada y nuestra oQue su materna compasvida junto al Hijo agoen la cruz, acompae yga la fe y la esperanza persona enferma y que sel camino de curacin

    heridas del cuerpo y detu. A todos os aseguro

    cuerdo en la oracin, mimparto a cada uno uncial bendicin apostlic

    Vaticano, 20 de novde 2011, solemnidad detro Seor Jesucristo, RUniverso.

    scpulos a curar las heridas (cf. Mt, 8; Lc 9, 2; 10, 9), sino que tambinstituy para ellos un sacramento es-cfico: la Uncin de los enfermos. Larta de Santiago atestigua la presencia

    este gesto sacramental ya en la pri-era comunidad cristiana (cf. 5, 14-16):n la Uncin de los enfermos, acom-

    ada con la oracin de los presbte-s, toda la Iglesia encomienda a losfermos al Seor sufriente y glorifica-

    o, para que les alivie sus penas y loslve; es ms, los exhorta a unirse espi-ualmente a la pasin y a la muerte deristo, para contribuir de este modo alen del pueblo de Dios.Este sacramento nos lleva a contem-ar el doble misterio del Monte de loslivos, donde Jess dramticamentecuentra, aceptndolo, el camino queindicaba el Padre, el de la pasin, ell acto supremo de amor. En esa hora prueba l es el mediador llevandos mismo, asumiendo en s mismo el

    fr imiento y la pasin del mundo,ansformndolo en grito hacia Dios,vndolo ante los ojos de Dios y po-ndolo en sus manos, llevndolo asalmente al momento de la redencin

    Lectio divina, encuentro con el clero deoma, 18 de febrero de 2010). Pero eluerto de los Olivos es tambin el lu-r desde el cual ascendi al Padre y,r tanto, es el lugar de la Redencin...te doble misterio del Monte de loslivos est siempre activo tambin el leo sacramental de la Iglesia...,

    gno de la bondad de Dios que llega asotros (Homila, Misa Crismal, 1 deril de 2010). En la Uncin de los en-rmos la materia sacramental del leo

    nos ofrece, por decirlo as, comoedicina de Dios... que ahora nos dacerteza de su bondad, que nos debertalecer y consolar, pero que, al mis-o tiempo y ms all de la enferme-d, remite a la curacin definitiva, a lasurreccin (cf. St 5, 14) (ib.).Este sacramento merece hoy una ma-r consideracin, tanto en la reflexinolgica como en la accin pastoraln los enfermos. Valorizando los con-nidos de la oracin litrgica que seaptan a las diversas situaciones hu-anas unidas a la enfermedad, y no s-cuando se ha llegado al final de la

    da (cf. Catecismo de la Iglesia catlica,4), la Uncin de los enfermos no sebe considerar un sacramento me-

    or respecto a los otros. La atencin ycuidado pastoral hacia los enfermos,

    or un lado, es seal de la ternura deios con los que sufren; y, por otro,mbin beneficia espiritualmente a loscerdotes y a toda la comunidad cris-

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    pgina 8 LOSSERVATORE ROMANO domingo 22 de enero de 2012, nm

    Entrevista de nuestro director con el padre Antonio Spadaro, desde el 1 de octubre al frente de la revista de los jesuitas italian

    Los primeros cien dasNo es difcil entrevistar al directorde La Civilt Cattolica tras losprimeros cien das al frente de la his-trica cabecera. Simplifica el en-cuentro no slo la relacin ultracen-

    tenaria que vincula al peridico dela Santa Sede a la revista ms cono-cida y autorizada de los jesuitas ita-lianos, ni el compaerismo, sino so-bre todo la gran disponibilidad delpadre Antonio Spadaro y su cordialamistad, en el recuerdo comn demuchas personas queridas y contem-plando juntos el futuro.

    Qu signific el nombramiento comodirector de La Civilt Cattolica? Ycul es el balance despus de los prime-ros fatdicos cien das?

    Viv el nombramiento con temor.Mi primer artculo en la revista seremonta a 1994, cuando tena 27aos. Sin embargo ser su directorsignifica ver las cosas desde unaperspectiva diferente. La revista tie-ne 162 aos de vida y ha desempe-

    ado un papel muy importante en lahistoria cultural y poltica de nuestropas, as como en la formacin delos catlicos italianos: la responsabi-lidad es grande. Hoy, despus decien das de trabajo, advierto confuerza el deseo de dar el mximo, enun momento en que el mundo de lasrevistas y el de la comunicacin cul-tural est cambiando profundamen-te. La Civilt Cattolica es la revis-ta cultural ms antigua de Italia to-dava viva. Naci en 1850, una pocade grandes cambios, haciendo pro-puestas innovadoras: era una revistacultural eclesistica que no se publi-caba en latn, sino en italiano, y ha-ca uso de un lenguaje llano aun tra-tando temas especializados; se difun-da en toda Italia cuando Italia noexista. Los primeros jesuitas de larevista fueron innovadores tambinimaginando el uso de la imprenta,que era el mismo medio del que seservan los revolucionarios, liberalesy anarquistas. Para seguir siendo lamisma, nuestra revista fue capaz detransformarse, surcando decenios enlos que el significado mismo de lacomunicacin, adems de sus moda-lidades, ha cambiado. Est claro,por ejemplo, que la revista deberconfrontarse hoy de manera adecua-da con el ambiente digital. Los ele-mentos de innovacin de La CiviltCattolica estn ya dentro de su his-toria y de su tradicin. Mi deber escaptar estos elementos para mante-nerlos siempre activos y dinmicos.

    A qu urgencias es necesario dar hoyre s p u e s t a ?

    En un editorial reciente escribque hoy necesitamos testimonios efi-caces que no slo nos ayuden a es-perar que despus de la noche lle-gue el da, sino tambin a ver queen la oscuridad de la noche brillanlas estrellas. Desde mi punto de vis-ta, la verdadera gran emergencia denuestro tiempo es una crisis genera-lizada de generacin. Nuestra so-ciedad no es capaz de generar alas nuevas generaciones para la vidapblica: ama la juventud como mito,pero no ama a los jvenes. Y hoyvale ms la prestancia que la pru-

    dencia. Est en crisis la figura de lavida adulta, la que se arriesga enla partida seria de la vida. As la so-ciedad se vuelve estril. BenedictoXVI en su reciente exhortacin apos-

    tlica Africae munus ha pedido demodo significativo que se involucredirectamente a los jvenes en la vidade la sociedad y de la Iglesia, paraque no se abandonen a sentimientosde frustracin y de rechazo ante laimposibilidad de tomar en sus ma-nos su propio destino. Hay que ven-cer una crisis de futuro.

    Cul es la propuesta cultural de la re-vista?

    Lo que intenta ofrecer La CiviltCattolica es el hecho de compartiruna experiencia intelectual ilumina-da por la fe cristiana e introducidaen la vida cultural, social, econmicay poltica de hoy. El lector, compartao no comparta nuestras decisiones,

    pretendo sencillamente dirigir unarevista que siga los acontecimien-tos. En la medida de lo posible pro-curaremos intuir lo que ser, antici-par las tendencias y los fenmenos,

    prever su impacto; en definitiva,mantener despierta la atencin denuestros lectores. As es como pre-tendemos responder a la llamadaque Benedicto XVI nos dirigi en fe-brero de 2006 al recibirnos en au-diencia, cuando nos dijo que ennuestro tiempo no se nos puede dis-pensar de la bsqueda de nuevosacercamientos a la situacin histricaen la que viven los hombres y lasmujeres, para presentarles de maneraeficaz el anuncio del Evangelio. Estaser nuestra contribucin especficaa la nueva evangelizacin.

    La Civilt Cattolica es una revistade jesuitas. Algunos consideran que hoyla Compaa de Jess ya no tiene entre

    viendo cambios difciles, ofrecuna mirada atenta y evanglicanecesidades ms positivas y gentes de la cultura contempor

    El director de La Civilt Cathace tiempo que est comprometel frente digital. Por qu?

    Internet es un espacio de riencia que se est convirtiendovez ms en parte integrante, dma fluida, de la vida de cada dun nuevo contexto existencial. influencia depende en algnla percepcin de nosotros mde los dems y del mundo qurodea y del que an no conocEn este punto la pregunta surpontneamente: si hoy la revodigital modifica el modo de vde pensar, no acabar por contambin, de algn modo, a lala Red entra en el proceso de fcin de la identidad personal las relaciones, no tendr igualun impacto sobre la identidad

    giosa y espiritual de los hombnuestro tiempo y sobre la conceclesial misma? Benedicto XVIplenaria del Consejo pontificiolas comunicaciones sociales ide manera clara y decidida unno, con algunos interrogCules son los retos que el amado pensamiento digital pa la fe y a la tecnologa? Culelas preguntas y exigencias?. Ly la cultura del ciberespacio ingan nuestra capacidad de formescuchar un lenguaje simblichable de la posibilidad y de lonos de la trascendencia en nvida. Tal vez ha llegado el momde considerar la posibilidad halo que llamo una ciberteologaes, la inteligencia de la fe en tiede la Red. Es el fruto de la forigina un impulso cognitivo tiempo en que la lgica de lmarca el modo de pensar, cocomunicar y vivir.

    Y cules son sus ideas comoconsultor de los Consejos pontificira la cultura y para las comunic

    sociales?

    Trato de recordar siempre, dda, lo que primero Pablo VI ypus Benedicto XVI nos hanclaramente a nosotros, los jeestamos llamados a estar enquier parte de la Iglesia, inclulas reas ms difciles y de punlas encrucijadas de las ideologlas trincheras sociales, dondeexistido o exista una confronentre las exigencias urgente

    hombre y el mensaje perennEvangelio. Los dos nombramrecientes me han recordadocompromiso evanglico que htan urgente: son dicasterios dchera. Su trabajo es, sobrehoy, central y radicalmente innectado: la comunicacin gcultura, y no es posible hacer csin comunicar. He colaboradcon anterioridad con los dos C jos pontificios y la experienciado muy estimulante y enriquecEspero ser til para su comprollevando conmigo tambin el bcultural de La Civilt Cattolic

    El jesuita en Villa Malta, sede de la revista

    podr contar con quenuestras opciones son con-

    formes con el Magisteriode la Iglesia. Pero quere-mos compartir nuestras re-flexiones con cada hombrecomprometido seriamentey deseoso de tener fuentesde formacin fiables, capa-

    ces de hacer pensar y de hacer ma-durar el juicio personal. En el cdi-go gentico de la revista est hacerde puente, interpretando el mundopara la Iglesia y la Iglesia para elmundo. La Civilt Cattolica nointenta expresar quejas por el pre-sente o nostalgias por el pasado. Suobjetivo es dar claves de lectura ca-paces de alimentar el compromiso yno la fuga o el pesimismo. E intentahacerlo de manera incisiva y a la vezabierta y serena, evitando todo ex-tremismo y exasperacin.

    En qu sentido la revista es catli-ca?

    Antes de asumir el cargo de direc-tor pas algn tiempo hojeando losprimeros nmeros de la revista. Sonun tesoro inmenso. En el editorialdel primer fascculo de 1850 se leeesta frase: Una Civilt Cattolicano sera catlica, esto es universal, sino pudiera componerse con algunaforma de cosa pblica. Creo que esuna expresin proftica. Gracias a lamultiplicidad y a la amplitud de lostemas tratados, nuestro lector hoy,igual que hace 160 aos, puede fami-liarizarse con una cantidad de asun-tos debatidos y actuales. Pero no

    sus prioridades la cultura. Es as?

    Creo que no es del todo cierto.Bastara considerar los lugares en losque los jesuitas viven en el mundosu compromiso al servicio del Evan-gelio: universidades, revistas, centrosculturales, escuelas de todo tipo. EnEstados Unidos, por ejemplo, tene-mos 28 universidades, de las que porlo dems provienen la gran mayorade las vocaciones de ese pas. Undecreto de nuestra 34 congregacingeneral est enteramente dedicado ala cultura como rea especfica denuestra misin. Tambin en Italialos jesuitas estn muy involucrados

    en este sector con revistas, dos facul-tades de teologa, un centro de estu-dios filosficos, centros culturales yescuelas. Sin embargo, ms all delas instituciones, que tambin sonfundamentales, hay que considerarque los jesuitas hemos entendidoque la dimensin intelectual debe re-flejar todas nuestras actividades yobras (incluidas las parroquias, loscentros juveniles y de espiritualidad,y las mismas actividades sociales).Nuestro ministerio, cualquiera quesea, procura ser culto. El objetivoes sobre todo acompaar a los que,en los distintos contextos, estn vi-

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    nmero 4, domingo 22 de enero de 2012 LOSSERVATORE ROMANO pg

    La relacin entre la fe y la posmodernidad en una poca de crisis en la que nada se puede dar por descontado

    Jams temer las preguntas

    Bautismo de Cristo (finales del siglo V , Baptisterio neoniano, Rvena)

    En el Centro espaol de estudios ecle- sisticos, de la iglesia nacional espao-la de Santiago y Montserrat de Roma,en semanas pasadas se convoc la con-

    ferencia sobre el tema Cambio de po-

    ca. La fe en tiempo de crisis. El au-tor profesor de la facultad de teologade la Universidad de Comillas de Ma-drid ha sintetizado para nuestro pe-ridico su intervencin.

    NGEL CORD OVILLA PREZ

    Si a lo largo del tiempo ser cristianoha sido un hecho vivido sin proble-mas y asumido sin cuestionarse lanaturaleza de su esencia y la posibi-lidad de su realizacin, hoy ya no esas. En la historia del cristianismosiempre hemos sido conscientes dela necesidad de purificar su formaconcreta de expresin, personal einstitucional, pero la verdad es quesu ser y su posibilidad de realizacineran incuestionables. Con la irrup-cin de la ya vieja modernidad la

    ilustracin y con la secularizacinprogresiva de la realidad mundanaque trajo consigo, as como los ras-gos que se vislumbran en la nuevacultura de la modernidad tardap osmo dernidad, se han ido repi-tiendo estas preguntas que cuestio-nan la verdad misma del cristianis-mo. Por qu soy cristiano?

    La pregunta no debe asustarnospues muestra de suyo una realidadfundamental de la fe cristiana: no senace cristianos, sino que nos hace-mos cristianos, o mejor an somoshechos (gracia) y permanecemos enl de forma consciente y libre (liber-tad). En el hecho cristiano lo queentra en juego es un encuentro mis-terioso entre la gracia de Dios y lalibertad del hombre. No es un he-cho cultural, sino de gracia. Por esta

    razn, que hoy la sociedad y la cul-tura nos obliguen a cuestionarnossobre la posibilidad o no de ser cris-tianos, tiene que ayudarnos a ir a loesencial del cristianismo, purificn-dolo de adherencias que se le hanido acumulando con el paso de lossiglos y a identificarnos con l deuna forma ms libre y consciente.

    Benedicto XVI, refirindose a untexto clsico de Tertuliano, ha insis-tido en que Cristo no es la costum-bre, sino la verdad. El cristianismono se decide por la adecuacin a lacultura, a la naturaleza, a las cos-tumbres, sino por su respuesta librea Cristo, la verdad en persona, la persona de la verdad(san Agustn deHipona). En este sentido, el futurocrece en las decisiones solitarias enlas que tenemos que responsabilizar-

    nos de nuestra existencia (K.Rahner).Ser cristiano consiste en ser y vivir

    en Cristo. Quiz por esta razncuando la forma histrica y concretade configuracin de esta verdad ra-dical cambia o se tambalea tenemosla impresin de que todo se hun-de. Es evidente que hay que estaratentos a una posible mutacin cul-tural de tal calibre que ese cambiopervierta radicalmente lo esencial-mente cristiano; pero tambin tene-mos que ser lcidos para discernirqu es la forma histrica y qu es elcontenido sustancial para no hacer-

    nos dolos de formas accidentales oaccesorias, siendo conscientes a suvez de que ambas realidades nuncase dan por separado.

    Por eso, a esa definicin que he-

    mos dado, hay que aadir que so-mos necesariamente cristianos en eltiempo. Siempre se es cristiano en elmarco espacio-temporal, por lo quees necesario que junto a la preguntapor su esencia nos cuestionemos laposibilidad y la forma ms idneade ser cristiano hoy, preguntndonosa su vez por los rasgos fundamenta-les de nuestro tiempo y cultura ac-tual en la que estamos l lamados aser cristianos.

    Qu mutaciones se estn dandoen la cultura que nos hacen percibirla dificultad, por un lado, y el desa-fo por otro, de ser cristianos hoy?

    la Iglesia, para ser as testigo de estanueva vida en el corazn del mun-do.

    Desde aqu entendemos que sloquien es cristiano desde esta expe-

    riencia personal; quien se va injer-tando en el tejido eclesial y quiencomprende desde aqu su misinnica y singular en medio del mun-do, podr seguir siendo cristiano enel futuro. La centralidad de la expe-riencia personal, la necesidad del teji-do eclesial, y la consiguiente re l e v a n -cia social son las tres claves funda-mentales de la existencia cristianadesde donde tenemos que vivir la fehoy para poder seguir siendo cristia-nos en el futuro. Si la cultura ya noes vehculo; si la institucin eclesialpierde su vigor, se ha de hacer msviva y necesaria esta experiencia per-

    nuevos escenarios donde se juevida de los hombres, para habity transformarlos con la potenciEvangelio.

    Esta tarea la realizamos en u

    cenario cultural de fondo quedos nos envuelve y nos infludesde el que tenemos que vivir ntro ser cristiano. Describir este nario es complejo. Slo quieromar la atencin sobre cuatro atos que me parecen ms relevanque dejan la puerta abierta paralectura y una transformacin crna que, a pesar de la dificultadsuponen y los desafos que nostean, son tambin una gran posdad. La voluntad de querer ms all de, en el post, en el eso desde el cual podemos abrirnMisterio de Dios, realidad queexcede y nos sobrepasa. Este eltido ltimo del ser cristiano y nalidad de la transmisin de la encuentro y la comunin con Cy desde l con Dios en la unida

    su Espritu.Finalmente, la pregunta poesencia del cristianismo o sobposibilidad de la fe y de ser crishoy termina siendo una pregpersonal. Hay un cierto tipo deguntas tericas que no se puresponder si no es desde la impcin y el compromiso personalesta razn, aun con cierto pudoda uno tenemos que responderplicndonos personalmente. Yocristiano porque he nacido en Ea en una familia cristiana cuyodres me obsequiaron con el dola fe al conducirme cuando toera un beb a las aguas del bamo (hecho y gracia); porqueeducaron en la vida desde estaprensin fundamental que hoymamos cosmovisin cristianamundo (educacin y transmisporque asum y ratifiqu persmente esta fe cuando ya era uven adulto, respondiendo con libertad y alegra a la llamada pnal que Dios me hizo incorporme a la misin de su Hijo eIglesia (libertad y vocacin); poen esta misin he encontrado egar de mayor potenciacin e imento de los deseos ms noblela naturaleza humana en el odel ser, del conocimiento y del (crecimiento personal); porqueencontrado en la Iglesia un lugalibertad y de respeto fundamenesta vocacin humana y crisque puedo compartir con otros hbres y mujeres que estn en el mo camino y bsqueda que yo

    munidad e iglesia); finalmente,que quiz la razn ms importporque en mi fragilidad y mis dDios lo ha querido y me ha sosdo con su gracia y su provideponiendo junto a m amigos ygos que me han mostrado la bey la verdad de ser cristiano hoycia y providencia). Vivimos unbio de poca y estamos en un po de crisis, pero esta situacinque una dificultad es una posdad y representa un desafo paracada uno nos preguntemos persmente: Por qu permanezco fe recibida?.

    Hay que descartar, en principio,aunque las tentaciones estn ah ylas tenemos todos, una huida haciaatrs (fundamentalismo, integrismo)y un escape hacia delante (secularis-mo, progresismo). La primera por-que no es posible ser cristiano enotro siglo; la segunda, porque no sepueden vaciar elementos esencialesde su identidad, aunque estos sean

    hoy contra-culturales, o quiz mejory desde una perspectiva ms profun-da, podramos decir que t ra n s - c u l t u -ra l e s. Ser cristiano, por lo tanto, essin ms ser en Cristo hoy. El que esten Cristo es una criatura nueva (2Co 5, 17). Este es siempre el milagrode la existencia cristiana y de la fe.Ser cristiano no es vivir la vida bajoun cdigo moral o vivir bajo un c-digo de creencias, sino que es unaforma de vida y existencia, una vidanueva, que nace con la gratuidad deun encuentro personal y se va confi-gurando como irse incorporando alser de Cristo y a su Cuerpo, que es

    sonal. La Iglesia ha de volver a estarpresente de forma normal en el teji-do de las sociedades urbanas y post-industriales. Hemos de aprender avolver a proponer el Evangelio deJesucristo desde la capacidad de queeste configure la vida cotidiana delos hombres de nuestro tiempo. Vol-ver a ser decisivos en el espacio y enel tiempo de las sociedades post-ru-

    rales y post-industriales.El desafo eclesial se encuentra enla tarea de rehacer un entramado yen tejer una trabazn que tenga quever con la vida ordinaria y cotidianade los seres humanos. Hoy somosms conscientes que nunca de que elcristianismo en Occidente ha dejadode ser decisivo en la sociedad. Sumensaje ha dejado de ser relevante ypodramos decir que este es su desa-fo ms importante en la cultura oc-cidental. La relevancia social delcristianismo no se refiere tanto a supresencia pblica sin ms, sino a lacapacidad de leer y descifrar los

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    pgina 10 LOSSERVATORE ROMANO domingo 22 de enero de 2012, nm

    Colegio episcopalRENUNCIAS:

    El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la dicesis deDharmapuri (India) que monseorJOSEPH ANTHONY IR U D AYA R A J,S.D.B., le haba presentado en con-formidad con el canon 401 1 delCdigo de derecho cannico.

    Joseph Anthony Irudayaraj, S.D.B.,naci en Pursawalkam, archidicesisde Madrs y Manipur, el 4 de octu-bre de 1935. Recibi la ordenacinsacerdotal el 20 de abril de 1965. Juan Pablo II lo nombr obispo dela nueva dicesis de Dharmapuri el24 de enero de 1997; recibi la orde-nacin episcopal el 24 de abril delmismo ao.

    El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la dicesis deGliwice (Polonia) que monseor JANWALENTY WIECZOREK le haba pre-sentado en conformidad con el ca-non 401 1 del Cdigo de derechocannico.

    Jan Walenty Wieczorek naci enBodzanowice, dicesis de Opole, el8 de febrero de 1935. Recibi la or-denacin sacerdotal el 22 de juniode 1958. Juan Pablo II lo nombrobispo titular de Timida regia y au-xiliar de la dicesis de Opole el 12de junio de 1981; recibi la ordena-cin episcopal el 16 de agosto sucesi-vo. El mismo Papa lo nombr obis-po residencial de la dicesis de Gli-wice el 25 de marzo de 1992.

    El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la dicesis deMakeni (Sierra Leona) que monse-or GEORGE BIGUZZI, S.X., le habapresentado en conformidad con elcanon 401 1 del Cdigo de dere-cho cannico.

    George Biguzzi, S.X., naci en Ca-lisese de Cesena, dicesis de Cesena-Sarsina (Italia), el 4 de febrero de1936. Recibi la ordenacin sacerdo-tal el 16 de octubre de 1960. JuanPablo II lo nombr obispo de Make-ni el 17 de noviembre de 1986; reci-bi la ordenacin episcopal el 6 deenero de 1987.

    El Papa ha aceptado la renuncia a lafuncin de auxiliar de la archidice-sis de Los ngeles (Estados Unidos)que monseor GABINO ZAVA L A , obis-po titular de Tamascani, le habapresentado en conformidad con loscnones 411 y 401 2 del Cdigo dederecho cannico.

    Gabino Zavala naci en Tijuana(Mxico) el 6 de septiembre de 1951.Recibi la ordenacin sacerdotal el28 de mayo de 1977. Juan Pablo II lonombr obispo titular de Tamascaniy auxiliar de Los ngeles el 8 de fe-

    brero de 1994; recibi la ordenacinepiscopal el 19 de marzo sucesivo.

    El Papa ha aceptado la renuncia a lafuncin de auxiliar de la archidice-sis de Lublin (Polonia) que monse-or RYSZARD KARPISKI, obispo ti-tular de Minervino Murge, le habapresentado en conformidad con loscnones 411 y 401 1 del Cdigo dederecho cannico.

    Ryszard Karpiski naci en Rud-zienko, archidicesis de Lublin, el28 de diciembre de 1935. Recibi laordenacin sacerdotal el 19 de abrilde 1959. Juan Pablo II lo nombr

    obispo titular de Minervino Murge yauxiliar de Lublin el 19 de agosto de1985; recibi la ordenacin episcopalel 28 de septiembre del mismo ao.

    EL PA PA HA NOMBRAD O :

    Arzobispo metropolitano de Poi-

    tiers (Francia) a monseor PASCALWINTZER, hasta ahora obispo titularde Rusado y administrador apostli-co de la misma sede.

    Pascal Wintzer naci en Rouen el18 de diciembre de 1959. Recibi laordenacin sacerdotal el 27 de juniode 1987. Benedicto XVI lo nombrobispo titular de Rusado y auxiliarde Poitiers el 2 de abril de 2007; re-cibi la ordenacin episcopal el 19de mayo sucesivo.

    Arzobispo de Kasama (Zambia) amonseor IG N AT I U S CHAMA, hastaahora obispo de Mpika.

    Ignatius Chama naci en Muto-mo-Kawambwa, dicesis de Mansa,el 12 de agosto de 1957. Recibi laordenacin sacerdotal el 12 de agos-

    to de 1984. Benedicto XVI lo nombrobispo de la dicesis de Mpika el 17de julio de 2008; recibi la ordena-cin episcopal el 28 de septiembredel mismo ao.

    Obispo de Dharmapuri (India) amonseor LAW R E N C E PIUS DORAI-R A J, hasta ahora obispo titular deAbsasalla y auxiliar de la archidice-sis de Madrs y Manipur.

    Lawrence Pius Dorairaj naci enChennai el 14 de junio de 1954. Re-cibi la ordenacin sacerdotal el 28de diciembre de 1981. Juan Pablo IIlo nombr obispo titular de Absasal-la y auxiliar de la archidicesis deMadrs y Manipur el 28 de noviem-bre de 1998; recibi la ordenacinepiscopal el 21 de febrero de 1999.

    Obispo de Gliwice (Polonia) amonseor JAN KOPIEC, hasta ahoraobispo titular de Cemeriniano y au-xiliar de Opole.

    Jan Kopiec naci en Zabrze, di-cesis de Gliwice, el 18 de diciembrede 1947. Recibi la ordenacin sacer-dotal el 30 de abril de 1972. Juan Pa-blo II lo nombr obispo titular deCemeriniano y auxiliar de Opole el4 de diciembre de 1992; recibi laordenacin episcopal el 6 de enerode 1993.

    Obispo de Makeni (Sierra Leona)a monseor Henry Aruna.

    Henry Aruna naci en Yemandu,dicesis de Kenema, el 2 de agostode 1964. Recibi la ordenacin sa-cerdotal el 16 de abril de 1993. Ob-tuvo el mster en educacin en laUniversidad de Sierra Leona y se li-cenci en filosofa en la PontificiaUniversidad Urbaniana de Roma.En su ministerio ha desempeadolos siguientes cargos: vicario parro-quial; administrador de la misin ca-tlica para los refugiados; profesordel seminario mayor en Makeni y enFreetown, donde adems fue decanode estudios y ecnomo; secretario dela Conferencia episcopal y directornacional de las Obras MisionalesPontificias.

    Obispo de Ngong (Kenia) al pres-btero JOHN OBALLA OWAA.

    John Oballa Owaa naci en Ahe-ro, archidicesis de Kisumu, el 28de agosto de 1958. Recibi la orde-nacin sacerdotal el 28 de agosto de1986. Obtuvo el doctorado en dere-cho cannico en la Pontificia Uni-versidad Urbaniana de Roma. Inicisu ministerio en su pas de origencomo vicario parroquial; tras los es-tudios universitarios, prest servicioen la Santa Sede como oficial delConsejo pontificio para la pastoralde la salud. De regreso a Kenia hasido prroco, secretario y ecnomode la archidicesis de Kisumu, vica-rio general de la misma sede y, des-de 2010, rector del seminario mayor

    nacional de Nairobi.Obispo de la nueva dicesis deIfakara (Tanzania) a monseor SA-L U TA R I S MELCHIOR LIBENA, hasta

    ahora obispo titular de Sutunuauxiliar de Dar-es-Salaam.

    Salutaris Melchior Libenaen Itete, dicesis de Mahenge,de noviembre de 1963. Recibidenacin sacerdotal el 29 dede 1991. Benedicto XVI lo noobispo titular de Sutunurca yliar de Dar-es-Salaam el 28 de de 2010; recibi la ordenacincopal el 19 de marzo sucesivo.

    Obispo coadjutor de San (Estados Unidos) a monseorLO FLORES, hasta ahora obispolar de Quiza y auxiliar de Oen California.

    Cirilo Flores naci en Cdicesis de San Bernardino, el junio de 1948. Recibi la ordesacerdotal el 8 de junio de 199nedicto XVI lo nombr obispo de Quiza y auxiliar de O ranCalifornia el 5 de enero de 200cibi la ordenacin episcopalde marzo sucesivo.

    Administrador apostlicovacante et ad nutum Sanctae Sde la dicesis de Mpika (Zam

    monseor IG N AT I U S CHAMA, bispo de Kasama.

    Lutos en el episcopado

    Santa SedeEl cardenal Tarcisio Bertoncretario de Estado, ha nomdirector general de la TipoVaticana - Editrice L'OsserRomano a don SERGIO PES.D.B.

    Sergio Pellini, S.D.B., nacLegnago (Verona, Italia) elmayo de 1959. Ingres en lciedad Salesiana de SanBosco, donde recibi la orcin sacerdotal el 9 de agos1987. Obtuvo la licenciatu

    teologa pastoral en la PonUniversidad salesiana de TCrocetta. Tras desempearsos cargos en su congregacila Conferencia italiana de resos y en la archidicesis de Tdesde el 12 de enero es dde la comunidad salesiana dticano.

    E re c c i nde dicesis

    El Papa ha erigido la diceIFA KA R A (Tanzania), con terdesmembrado de la dicesMahenge, y la ha hecho sunea de la sede metropolitaD ar-es-Salaam.

    La nueva dicesis tiene utensin de 14.245 km y ccon una poblacin de 322.7bitantes, de los cuales 2son catlicos. Pastoralmentedistribuidos en 18 parroquson atendidos por 42 sacediocesanos y 20 sacerdotesgiosos. Tambin desempemisin en esa circunscrieclesistica tres religiosos ncerdote y 198 religiosas. En tualidad hay seis seminarista

    Monseor MARTINO SCARAFILE,obispo emrito de Castellaneta(Italia), falleci el 28 de diciembrede 2011. Haba nacido en Cisterni-no, dicesis de Conversano-Mono-poli, el 1 de julio de 1927. Era sa-cerdote desde el 23 de julio de1950. Juan Pablo II lo nombrobispo titular de Rotaria y auxiliar

    de Conversano-Monopoli el 20 dediciembre de 1980; recibi la orde-nacin episcopal el 6 de enero de1981. El mismo Papa lo nombrobispo residencial de Castellanetael 31 de octubre de 1985. Renuncial gobierno pastoral de la dicesisel 14 de febrero de 2003.

    Monseor ALFRED O BAT T I S T I , ar-zobispo emrito de dine (Italia),falleci el 1 de enero. Haba nacidoen Masi, dicesis de Padua, el 17de enero de 1925. Era sacerdotedesde el 20 de septiembre de 1947.Pablo VI lo nombr arzobispo de

    dine el 13 de diciembre de 1972;recibi la ordenacin episcopal el25 de febrero de 1973. Renunci algobierno pastoral de dicha sede el28 de octubre del 2000.

    Monseor JOS FREIRE DE OLI-VEIRA NE T O, obispo emrito deMossor (Brasil), falleci el 10 de

    enero. Haba nacido en Apodi,dicesis de Mossor, el 9 de marzode 1928. Era sacerdote desde el 22de septiembre de 1956. Pablo VI lonombr obispo titular de Illici yauxiliar de Mossor el 3 de no-viembre de 1973; recibi la ordena-cin episcopal el 2 de junio de1974. Juan Pablo II lo nombr obis-po coadjutor de Mossor el 21 demayo de 1979. Pas a ser obispo re-sidencial de dicha sede el 14 demarzo de 1984. Renunci al gobier-no pastoral de la dicesis de Mos-sor el 15 de junio de 2004.

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    nmero 4, domingo 22 de enero de 2012 LOSSERVATORE ROMANO pg

    El hoy del ecumenismoVIENE DELA PGINA4

    La delicadeza indgenaen un regalo panameo

    para el PapaUna obra precisa, fina y muy delicada que re-fleja la dedicacin y el amor hacia el Santo Pa-dre. As describe la embajadora de Panam an-te la Santa Sede, Delia Crdenas Christie, el re-galo que en la audiencia general del 18 de ene-

    ro entreg a Benedicto XVI por las recientesfestividades navideas y por su 60 aniversariode ordenacin sacerdotal. Se trata de una mo-la o tela trada del pas hispanoamericano conel escudo pontificio, confeccin realizada a ma-no por una indgena de la etnia Guna Yala, pre-sente en las islas del archipilago de San Blas, alnoroeste de Panam.

    19) una dimensin que correspon-de a un designio divino. En estavisin de fe, el Papa intenta conti-nuamente encontrar la unidad antetodo a travs de la diversidad. Es-

    to significa ms precisamente des-contaminar las divisiones, sacar deellas lo que es fructuoso y tomar dela diversidad precisamente lo que espositivo, naturalmente con la espe-ranza de que al final la divisin dejede ser divisin y permanezca slocomo p olaridad sin contradiccin(Kirche, kumene und Politik, Einsie-deln, 1987, p. 131).

    De ello se deduce tambin en qusentido el Papa Benedicto XVI en-tiende la unidad ecumnica visiblede la Iglesia, o sea, en el sentido deuna unidad de Iglesias que siguensiendo Iglesias pero al mismo tiem-po se convierten en una nica Igle-sia: el verdadero objetivo del ecume-nismo debe ser transformar el plu-ral de Iglesias separadas unas deotras en el plural de Iglesias locales

    que, en su variedad de formas, sonrealmente una nica Iglesia (Ib., p.114). Sin embargo, mientras no senos conceda esta unidad visible dela Iglesia, el Santo Padre tiene comouna prioridad hacer que tambin co-mo cristianos divididos podamos yadesde hoy ser uno, y esto en la fecomn en Cristo. De hecho, el ecu-menismo slo podr crecer en am-plitud cuando nos arraiguemos jun-tos en la fe cristolgica, para que elecumenismo crezca tambin en pro-fundidad.

    En esta profundidad de la fe yanos encontramos en el espacio vitaldel ecumenismo. Aqu reside tam-bin el motivo ms profundo por elque el Papa Benedicto XVI concib eel ecumenismo no como filantropa,sino como cristolgicamente funda-do y, en consecuencia, ve la institu-cin de la Iglesia y de su unidad enla oracin sacerdotal de Jess. For-mula la siguiente pregunta: Enefecto, qu es la Iglesia sino la co-munidad de los discpulos que, me-diante la fe en Jesucristo como en-viado del Padre, recibe su unidad yse ve implicada en la misin de Je-ss de salvar el mundo llevndolo alconocimiento de Dios? ( Jess de

    Nazaret. Desde la entrada en Jerusa-ln hasta la Resurreccin, p. 123)

    Dado que el ser un nosotros enla comunidad de los discpulos de Jess forma parte, de manera consti-

    tutiva del ser cristianos, la cues-tin ecumnica se plantea automti-ca como el banco de prueba de la fecristolgica. Como la oracin sacer-dotal de Jess no es slo palabra si-no tambin acto, dado que se ofrecepor la vida del mundo, y como en la

    oracin de Jess el acontecimientocruel de la cruz se convierte en pala-bra, fiesta de la expiacin entreDios y el mundo (Ib., p. 123), astambin hoy el ecumenismo tiene unprecio y no es creble sin sacrificio.Unidad ecumnica y sacrificio estnestrechamente unidos en el sentidode que el sacrificio est al serviciode la reconciliacin y de la recom-posicin de la unidad rota.

    As se abre simultneamente elhorizonte ms amplio de la respon-sabilidad ecumnica, puesto que launiversalidad de la misin de Jessse dirige al mundo entero, al cos-mos, y puesto que la bsqueda ecu-mnica de la unidad de los discpu-los de Cristo est al servicio de launidad de la humanidad y de launidad entre la humanidad y Dios.

    A este horizonte universal conducela visin ecumnica del Papa Bene-dicto XVI precisamente porque tienesu fundamento totalmente en la cris-tologa. El Santo Padre da as elhermoso testimonio de que no slohace ecumenismo quien tiene conti-nuamente en sus labios esa palabra,sino en primer lugar quien, inclusosin usar ese trmino, baja a la pro-fundidad de la fe cristolgica y enella encuentra la fuente comn de launidad de la Iglesia. Arraigando enla profesin de fe cristolgica la ta-rea ecumnica de la bsqueda de launidad visible de los discpulos deCristo, el Papa Benedicto XVI segua por una visin cristolgica delecumenismo, y el ecumenismo cris-tiano se convierte verdaderamenteen participacin en la oracin sacer-dotal de Jess.

    La interpretacin magistral quehace el Papa de esta oracin de Je-ss se ha de leer, por tanto, comouna sntesis de su obra ecumnica,que es ecumnica precisamente encuanto cristocntrica. Y, al poner aCristo en el centro de todo su anun-cio, el Papa Benedicto XVI se mues-tra el ms grande promotor del ecu-menismo de nuestro tiempo. Coneste mismo espritu, tambin ha lo-grado, dentro del agotador trabajode su ministerio petrino, encontrarel tiempo para escribir su libro sobre Jess de Nazaret, que se debe en-

    tender como la profesin de ftolgica del Sucesor de Pedromo un gran don que el Santoha hecho no slo a nuestra Isino a todo el ecumenismo.

    Con su compromiso ecumel Papa Benedicto XVI testimon

    modo ejemplar en qu consiresponsabilidad ecumnica deobispo en la Iglesia catlica, depor el Cdigo de derecho canniclas siguientes palabras: el odiocesano debe mostrarse huy caritativo con los hermanono estn en comunin plena cIglesia catlica, fomentando bin el ecumenismo tal y coentiende la Iglesia (can. 383De ello se deduce en primerque la promocin de la causamnica est implcita en el mministerio pastoral del obispoes esencialmente un serviciounidad, o sea, a aquella unidadebe entenderse de modo mplio que la simple unidad de lpia comunidad diocesana ycomprende tambin y precisa

    a los bautizados no catlicos. Egundo lugar, al definir la respbilidad ecumnica del obispomando que debe mostrarse hno y caritativo con los herque no estn en comunincon la Iglesia catlica, se ponramente el acento en el dilola caridad. En tercer lugar, que este dilogo de la caridapuede sustituir el dilogo verdad, sino que constituye ssupuesto indispensable, el odebe promover el ecumenismy como lo entiende la Iglesia.

    Estas tres orientaciones ponrelieve que el ministerio pastorel obispo realiza en favor de ldad de su propia Iglesia es insble de su ministerio pastoral enico dirigido a la recomposici

    la unidad de la Iglesia y que adimensiones estn al servicio fe en Jesucristo. Podemos y mos dar gracias al Papa BenXVI por haber asumido, como po de Roma, esta responsabecumnica de modo tan ejemcreble. Poder estar, por masuyo, al servicio del ecumenismuna alegra y un honor, perobin un desafo y un deber.

    *Cardenal presidente del Consejo pontificio para la promocinde la unidad de los cristianos

    Audienciasp ontificias

    EL SANTO PADREHA RECIBID O EN AU D I E N C I A:

    Jueves 12 de enero

    A la presidenta de la regindel Lacio, Renata Polverini.

    Al alcalde de Roma, GiovanniAlemanno.

    Al presidente de la provinciade Roma, Nicola Zingaretti.

    A monseor John A. EijiroSuwa, obispo de Takamatsu (Ja-p n).

    A monseor Paul Sueo Hama-guchi, obispo de Oita (Japn).

    A monseor Thomas AquinoManyo Maeda, obispo de Hiroshi-ma (Japn).

    Viernes, da 13

    Al cardenal William JosephLevada, prefecto de la Congrega-cin para la doctrina de la fe.

    Al cardenal Daro Castrilln

    Hoyos, prefecto emrito de laCongregacin para el clero.

    A monseor Claudio MariaCelli, arzobispo titular de Civita-nova, presidente del Consejo pon-tificio para las comunicaciones so-ciales.

    A monseor Domenico So-rrentino, arzobispo-obispo deAss-Nocera Umbra-Gualdo Tadi-no (Italia).

    Sbado, da 14

    Al presidente del Gobierno deItalia, Mario Monti, con su esposay el squito.

    Al cardenal Marc Ouellet ,P.S.S., prefecto de la Congregacinpara los obispos.

    A monseor Rainer MariaWoelki, arzobispo de Berln (Re-pblica Federal de Alemania).

    Lunes, da 16

    Al cardenal Angelo Bagnasco,arzobispo de Gnova (Italia) ypresidente de la Conferencia epis-copal italiana.

    A los obispos de Estados Unidosen visita ad limina Apostolo-rum :

    Cardenal Donald WilliamWuerl, arzobispo de Washington,con los auxiliares: monseor Mar-tin David Holley, obispo titular deRusubisir; y monseor Barry C.Knestout, obispo titular de Lea-

    venworth; y el arzobispo emrito,cardenal Theodore Edgar McCa-rrick.

    Monseor Herbert A. Bevard,obispo de Saint Thomas (IslasVrgenes Americanas).

    Monseor Timothy Broglio,arzobispo Ordinario militar, conlos auxiliares: monseor RichardBrendan Higgins, obispo titularde Case Calane; monseor F. Ri-chard Spencer, obispo titular de Auzia; y monseor Neal J. Buc-kon, obispo titular de Vissalsa.

  • 8/3/2019 LOSSERVATORE ROMANO. 22 Enero 2012

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    pgina 12 LOSSERVATORE ROMANO domingo 22 de enero de 2012, n

    VIENEDE LAPGINA1

    El Papa con la Fundacin Santa Teresa de vilade la Universidad catlica de la ciudad espaola

    Para relanzarla nueva evangelizacin

    Las bases para relanzar la nueva evangelizacin se encuentran en lacultura, y el mundo universitario en este campo tiene inmensasperspectivas. As explica el cardenal Antonio Caizares a nuestroperidico el sentido de la misin del patronato de la Fundacin SantaTeresa de la Universidad catlica de vila, que present al Papa en laaudiencia general del 18 de enero momento que recoge la foto lasactas del I Congreso mundial sobre la identidad y la misin de lasuniversidades catlicas, que tuvo lugar precisamente en vila en vsperasde la Jornada mundial de la juventud celebrada en Madrid. Acompa ala delegacin el obispo de vila, monseor Jess Garca Burillo. Lasuniversidades catlicas subray el purpurado tienen hoy ms quenunca el deber de presentar a la sociedad una visin del hombre quetiene como imagen la verdad de Cristo. Obispo emrito de vila, elcardenal Caizares recuerda que fue precisamente el entonces cardenalRatzinger quien lo impuls a fundar la Universidad de Santa Teresa.

    un grupo ecumnico de una regindiversa del mundo. Quiero comentareste hecho. Este ao, los textos fue-ron propuestos por un grupo mixtocompuesto por representantes de laIglesia catlica y del Consejo ecum-

    nico polaco, que comprende variasIglesias y comunidades eclesiales deese pas. La documentacin fue revi-sada despus por un comit com-puesto por miembros del Consejopontificio para la promocin de launidad de los cristianos y de la Co-misin Fe y Constitucin del Conse- jo mundial de Iglesias. Tambin estetrabajo, realizado en colaboracin endos etapas, es un signo del deseo deunidad que anima a los cristianos yde la conviccin de que la oracin esel camino principal para alcanzar lacomunin plena, porque caminandounidos hacia el Seor caminamoshacia la unidad. El tem a de la Se-mana de este ao como hemos es-cuchado est tomado de la primeracarta a los Corintios: Todos sere-mos transformados por la victoria de

    Jesucristo, nuestro Seor (cf. 1 Co15, 51-58), su victoria nos transforma-r. Y este tema fue sugerido por elamplio grupo ecumnico polaco quehe citado, el cual, reflexionando so-bre su propia experiencia como na-cin, quiso subrayar la gran fuerza

    con que la fe cristiana sostiene enmedio de pruebas y dificultades, co-mo las que han caracterizado la his-toria de Polonia. Despus de largosdebates se eligi un tema centradoen el poder transformador de la feen Cristo, especialmente a la luz dela importancia que esta fe reviste pa-

    ra nuestra oracin en favor de launidad