Modulo Etnografia

Embed Size (px)

Citation preview

CURSO ETNOGRAFA

OMAR GERARDO MARTNEZ R.Comunicador Social

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA UNAD ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES, ARTES Y HUMANIDADES PROGRAMA DE COMUNICACIN SOCIAL Y PSICOLOGA 2008

TABLA DE CONTENIDO

UNIDAD 1: EL OFICIO DE LA MIRADACAPTULO 1: LA MIRADA COMO ESTRUCTURA DE LECTURA DE LA REALIDAD Tema 1: Escenarios de abordaje de la Etnografa de la Comunicacin Tema 2: Argos: Arqueologa de la mirada moderna CAPTULO 2: DE LAS FORMAS DE SENTIDO Y SIGNIFICACIN DE LA REALIDAD Tema 1: El oficio de la mirada y el sentido Tema 2: El concepto de habitus de Pierre Bourdieu y el estudio de las culturaspopulares en Mxico

CAPTULO 3: LA MIRADA COMO ESCENARIO CARACTERIZADOR DEL OBJETO Tema 1: Ni folklrico ni masivo Qu es lo Popular?

UNIDAD 2: EL ESCENARIO DEL OBJETOCAPTULO 1: PERFIL Y DINMICA DEL OBJETO Tema 1: La Comunicacin: instrumento o eje. Metodologa en los proyectos dedesarrollo

CAPTULO 2: NARRACIONES DE CARACTERIZACIN Tema 1: Resea: Entre anhelos y recuerdos CAPTULO 3: CORRELACIONES DE RELATOS Tema 1: Biografas radiofnicas y mundos sociales paralelos Tema2: Las narraciones comunitarias como fuente de Lazos socialesempoderantes

Tema 3: Radio, Identidad y Memoria Colectiva CAPTULO 4: CONFIGURACIONES DE LOS RELATOS Tema 1: Culturas y destinatarios Un acceso a travs de la validacin demensajes Tema 2: La Globalizacin: Productora de Culturas Hbridas?

UNIDAD 3: LA EXPRESIN DE LA REPRESENTACIN Y LA REPRODUCCINCAPTULO 1: DE LA REPRESENTACIN Tema 1: Estudiando el orden jerrquico a travs del dispositivo implicacinReflexividad

CAPTULO 2: DE LA REPRODUCCIN Tema 1: Los no lugares. Espacios del anonimato. Una Antropologa de la sobremodernidad

CAPTULO 3: DE LO JERRQUICO ENTRE LA REPRESENTACIN Y LA REPRODUCCIN Tema 1: La memoria en el mundo contemporneoTema 2: El trabajo de la memoria

PRESENTACINHoy se hace indispensable pensar en la manera como se han de encontrar y explicar el desarrollo de los procesos de comunicacin en tanto que construccin de sentido y formas de expresin y resignificacin de la realidad. Por lo anterior, el estudio de la Comunicacin implica una disposicin al mirar constante para comprender la circulacin de la realidad en tanto que mensaje y en tanto que sentido. En el campo de los estudios en Comunicacin se abordan los fenmenos de la realidad desde escenarios estructurados, pero tambin desde escenarios de carcter emprico. Este abordaje es por lo tanto una de las riquezas que proporciona la etnografa no solo como mtodo, sino como instrumento valido para evidenciar la realidad. El contexto cientfico a veces segmenta de tal forma la inmersin en la realidad que la hace inexplicable desde la lgica de la racionalidad, pero esta perspectiva de la etnografa de la comunicacin establece escenarios de comprensin del performance de la realidad en la oralidad, la construccin de las representaciones, las significaciones, las resignificaciones, los usos y los consumos y finalmente en la manera como se atribuye un criterio de sentido al fenmeno de lo social. Esta unidad tiene como objetivo ESTABLECER las condiciones tericopracticas de la MIRADA como elemento de RESTITUCION de la validez del discurso oral, escrito, visual y audiovisual en escenarios generales y especficos. Escenarios posibles de trabajo: a.) Mercado local b.) Caf tradicional c.) Parque central d.) Propuesta abierta

INTRODUCCIN La educacin a distancia es el trmino genrico que se ha utilizado para catalogar los tipos de educacin que han surgido de manera sistemtica desde la segunda mitad del siglo XX y que se basan en el uso de medios, mediaciones y lenguajes tecnolgicos para posibilitar la formacin en escenarios no tradicionales a los empleados por las instituciones escolares. La educacin a distancia se fundamenta a su vez en las pedagogas mediadas, entendiendo por tal la utilizacin de escenarios diversos a partir del uso de medios tcnicos, mediaciones, herramientas y lenguajes tecnolgicos para potenciar de manera sistemtica y efectiva los procesos de formacin de sujetos en espacios mltiples y en tiempos asincrnicos y sincrnicos 1 El presente curso establece una relacin tridimensional de la comprensin de la configuracin de los imaginaros como proceso de resignificacin de la realidad. Para lograr este objetivo, el camino terico, metodolgico y aplicativo es la etnografa. Por lo anterior, el planteamiento fundamental del curso estructura a la etnografa ms all de la dimensin instrumental y la postula como un escenario de investigacin en el que se hace posible establecer preguntas a propsito de la conformacin de redes comunicacionales y las mediaciones que se dan en los procesos de interaccin. Desentraar esos imaginarios sociales es lo que permite la comprensin de la estructura social que es dinmica, que se reconfigura constantemente, que establece improntas en la memoria colectiva, que selecciona los escenarios identitarios o hace evidentes las identidades emergentes. Es por ello que en el prrafo inicial se habla de una relacin tridimensional.

SALAZAR RAMOS, Roberto J. (2004). EL MATERIAL DIDCTICO y el acompaamiento tutorial en el contexto de la formacin a distancia y el sistema de crditos acadmicos. Universidad Nacional Abierta y a Distancia -UNAD- . Junio.

1

OBJETIVOS1. ESTUDIAR las acepciones correspondientes al propsito de la etnografa como escenario comunicacional estableciendo los espacios que le son pertinentes y que posibilitan la mirada reflexiva de los procesos de interaccin social. 2. ANALIZAR, desde los arquetipos y el inconsciente colectivo, la memoria colectiva, los imaginarios expresados en diferentes escenarios comunicacionales de la ciudad.3. RECOPILAR hechos claves en la historicidad local, lo que permitir realizar anlisis de la vida comunitaria, social y cultural actual. 4. REALIZAR una travesa comunicacional, a travs de los diferentes arquetipos, que se revelan en el imaginario social de diversas formas de expresin socio-cultural.

JUSTIFICACINPensar en la etnografa de la comunicacin un primer escenario en el que el componente de la mirada se convierte en el eje tanto de reflexin como de percepcin de la realidad. La Mirada es entonces un componente bsico de la forma como percepcin e interpretacin conforman los primeros escenarios del imaginario social. La Etnografa de la Comunicacin establece entonces un escenario en el que lo comunicacional es un objeto de estudio que abarca escenarios que revelan fenmenos socioculturales, es decir, posibilita el mirar como un acto de comprensin de las interacciones y las configuraciones de las relaciones sociales en las que no slo se contempla al sujeto en su actuar en sociedad, sino que puede pensarse en las relaciones que el sujetos establece con espacios, con el tiempo, con la historicidad y con lo cotidiano. Estudiar de forma etnogrfica el complejo territorio de la comunicacin implica describir y entender el comportamiento comunicacional en situaciones culturales especficas, dando el criterio de especificidad no solo al rasgo cultural predominante, sino tambin, a las expresiones culturales de carcter local, regional, y aquellas originadas en contexto de hibridacin cultural, como resultado precisamente de la produccin cultural de las sociedades. Este rastreo de formas culturales sociales de la produccin cultural se estructuran a lo largo de un proceso investigativo en lo que HYMES ha denominado unidades sociales, el objetivo de esta estructuracin es el de comprender las jerarquas que a nivel de comunicacin conforman los grupos humanos en sus procesos de interaccin social, as, esta construccin jerrquica permite visibilizar en expresiones verbales, comportamentales y sgnicas la forma como se construye el universo social. Una vez se han estructurado estas unidades sociales, pueden establecerse universos mucho ms pequeos, especficos y crear a partir de ello estructuras analsticas que aproximen al investigador a la bsqueda de las respuestas que desea encontrar en la problemtica propuesta. Visibilizar una expresin sociocultural, es evidenciar que esta prctica socio-cultural existe, tiene una configuracin comunicacional y a la vez comprender la construccin de sentido que ella posee por s misma. Los fenmenos sociales se manifiestan y se hacen evidentes porque el ser humano en su dinmica creadora implementa cada vez ms formas de expresar su visin y aprehensin del mundo. Esta aprehensin del mundo evidencia un cmulo de saber construido y coconstruido de forma tal que all, inserta en la expresin de la cotidianidad, est el sentido de los procesos relacionales que la sociedad conforma, dando as una personalidad cultural al individuo que hace parte de ella. En la aprehensin se desarrolla el proceso comunicacional de la interaccin y para la comprensin de la interaccin el anlisis retoma la mirada y el sentido. Estos dos elementos hacen evidentes las formas de la expresin humana en tanto que configuracin socio-cultural.

Aparece, tambin, en la visibilizacin de la rutina y la costumbre, cuando todas las acciones de los seres que socializan entre si y con su entorno parecen estructurar, cada uno desde su ptica tanto el imagina individual como el imaginario colectivo. Esta construccin dinmica y constante del imaginario responde a la accin de apropiacin y de incorporacin en esta rutina y cotidianidad la forma de interpretacin de la realidad. Por lo tanto, desprendido y como consecuencia de la mirada, el imaginario aparece evidente como la forma de dar forma a la realidad y de moldeado constante de las interacciones.

UNIDAD 1: EL OFICIO DE LA MIRADACaptulo 1: La Mirada como Estructura de Lectura de la Realidad Tema 1: Escenarios de abordaje de la Etnografa de la Comunicacin

Existen diferencias entre la etnografa de la comunicacin desarrollada desde los estudios sociolingsticos y de ciencias de la comunicacin que he descrito hasta ahora y los trabajos sobre produccin y sobre recepcin de medios que se iniciaron a partir de finales de los aos 70 en los Estados Unidos y en el Reino Unido, prximos en las corrientes sociolgicas del interaccionismo simblico y la etnometodologa. La etnografa del lenguaje hablado de Hymes est lejos del estudio sobre cmo los periodistas hacen su trabajo o sobre cmo se ve la televisin en familia en los hogares americanos. Segn Thomas R. Lindlof la etnografa de la comunicacin de Hymes, a pesar de compartir rasgos metodolgicos con la etnografa de los medios de comunicacin se ha desarrollado con una vocacin claramente interdisciplinaria a diferencia de la etnometodologa y el interaccionismo simblico, los dos de base sociolgica. Sin embargo, Lindlof acaba reconociendo que "ciertamente buena parte del trabajo realizado por los estudiosos de los medios de comunicacin no es muy diferente de la de los etngrafos de la comunicacin hecho en otras disciplinas". El segundo de los mbitos que se ha desdibujado en la investigacin se corresponde con los estudios culturales sobre recepcin de los pblicos. Inicialmente estos trabajos estuvieron muy orientados al estudio del contexto familiar de uso de los medios (sobre todo la televisin), pero pronto se observa que es precisamente esta capacidad contextualizadora de la mirada etnogrfica lo ms interesante de la perspectiva y se pas del contexto familiar a los "contextos de recepcin", en general. Mediante la observacin atenta del entorno inmediato en el cual se producen los procesos microsociales de recepcin de los medios se pueden extraer conclusiones sobre las prcticas culturales a nivel microsocial. Esta forma de estudiar a los pblicos presenta, sin embargo, retos importantes para el mtodo etnogrfico. De hecho, casi el nico medio en el que se ha aplicado este mtodo para estudiar la recepcin ha sido la televisin, mientras que otros como la prensa escrita o la radio escasamente se han trabajado porque stos se suelen usar en prcticas cotidianas menos accesibles. En este sentido, la etnografa puede estudiar dnde, cundo y quin usa estos medios pero difcilmente podr observar la interpretacin que los pblicos hacen de los contenidos durante la prctica cotidiana de la recepcin. La multiplicacin de los contextos de recepcin que enuncibamos antes tiene que ver con esta deslocalizacin de los consumos mediticos en favor de procesos de recepcin individualizados como ver la televisin en el dormitorio o escuchar la radio con auriculares que dificultan la observacin de la interaccin del receptor con el medio.

El tercero de los factores deslocalizadores de la etnografa de la comunicacin se encuentra en las etnografas digitales, del ciberespacio, ciberetnografas o etnografas virtuales. El estudio de la comunicacin a travs de internet ha supuesto un nuevo reto para la etnografa de la comunicacin con nuevas formas de interaccin social que estn teniendo importantes consecuencias a nivel metodolgico. El texto de Christine HINE 2ha irrumpido con fuerza en este territorio estableciendo las bases de la mirada etnogrfica hacia el nuevo fenmeno comunicacional que se ha convertido en internet. La autora resume el campo de la etnografa virtual en los siguientes diez principios: 1) La etnografa virtual supone problematizar el uso de Internet como objeto dentro de la vida de las personas y como lugar de establecimiento de comunidades; 2) Los medios interactivos como internet se tienen que entender simultneamente como cultura y como artefacto cultural; 3) Propone pensar esta etnografa de la interaccin mediada como fluida, dinmica y mvil; 4) Reconsideracin de la nocin de campo de estudio para no centrarse en los flujos y las conexiones en ningn sitio de en las localizaciones y los lmites; 5) El reto de la etnografa virtual consiste a examinar cmo se configuran los lmites y las conexiones entre aquello "virtual" y aquello "real"; 6) Dislocacin temporal. La inmersin en el contexto se alcanza de forma intermitente; 7) La etnografa virtual es parcial. No holstica; 8) La reflexividad etnogrfica otorga protagonismo a la relacin entre el etngrafo y la tecnologa; 9) Validez de todas las formas de interaccin mediadas por la tecnologa para formar el objeto de estudio; 10) Adaptabilidad permanente a los propsitos de la investigacin. El cuarto escenario se plantea desde la relacin con los medios masivos de comunicacin y los objetos de estudio que a travs de la utilizacin de los medios se da desde la sociedad occidental, es decir, todos aquellos objetos susceptibles de ser observados tanto para visibilizarlos como para evidenciarlos en la sociedad de la circulacin de mensajes. El trabajo etnogrfico se ha aplicado sobre todo para el estudio de grupos o comunidades de individuos en sus contextos naturales (problemas de investigacin sustantivos) y menos para el estudio de situaciones o procesos de cariz ms abstracto o genrico (problemas de investigacin formales)3 Por ejemplo, estudiar la vida en una prisin es diferente a estudiar de forma abstracta las relaciones entre mdicos y pacientes en una consulta. En el caso de las ciencias de la comunicacin, por ejemplo, estudiar lo que se conoce como una cultura de noticias (una comunidad de periodistas que trabajan juntos en una redaccin o en una seccin de una gran redaccin y seHINE, Christine. (2004). Etnografa virtual. Barcelona: Editorial UOC. GLASSER, Barney G.; STRAUSS, Anselm L. (1967). : The Discovery of Grounded Theory. Chicago: Aldine.3 2

convierten en un contexto cultural) no es lo mismo que estudiar cmo se relacionan los periodistas y las fuentes de informacin en lugares, momentos y situaciones bien diversas. Esta distincin es decisiva para entender la tendencia deslocalizadora del trabajo de campo en las etnografas sobre comunicacin y sus consecuencias metodolgicas. As y como respuesta de esta tendencia se desarrollan hoy formatos mediticos en los que el periodista trabaja de forma encubierta, se convierte en el testigo/narrador de situaciones sociales de alto impacto, dando origen as a escenarios como el talk-show o el reality-show. En esta nueva configuracin las empresas comunicacionales comienzan a cazar nuevos pblicos posibilitando la captacin de nuevas y diversas formas de recepcin. Como lo plantea el prrafo anterior, vemos las grandes producciones de la National Geographic, as como las de Discovey Chanel o la misma produccin de History Chanel y un nuevo formato alternativo como Infinito como canal alternativo. Un asunto de investigacin formal como el de las relaciones entre los periodistas y las fuentes de informacin se da en espacios y contextos muy diversos y mediante procesos de interaccin diferentes. Los problemas de acceso interpersonal que se tienen que superar para estudiar de forma comprensiva cmo un periodista se relaciona en mltiples lugares y contextos con las fuentes de informacin se han resuelto con versiones etnogrficas de entrevistas en profundidad. La investigacin de Philip SCHLESINGER y Howard TUMBER sobre las estrategias y tcticas de las fuentes en materia de informacin periodstica sobre xitos y justicia criminal en el Reino Unido, pero al mismo tiempo este escenario en particular ha tomado gran revuelo y hoy circulan en los medios varios programas televisivos de corte criminalstico, ya sea desde el formato histrico como los mencionados anteriormente, o en escenarios de ficcin como las series de los programas de entretenimiento. Para ambas posibilidades, se llevan a cabo numerosas entrevistas en miembros de instituciones oficiales, a responsables de asociaciones profesionales y sindicados, y a grupos de presin, pero no con una inmersin de los investigadores en los espacios o ambientes donde se produce en vivo y de forma cotidiana el contacto entre las fuentes de informacin y los periodistas 4 sino como formas de recreacin mucho ms cercana a la realidad, tomando como fuente vital el sentido de a credibilidad a travs del uso de las nuevas tecnologas y las formas de la animacin digital. Las consecuencias metodolgicas de este giro deslocalizador responden, desde una perspectiva mucho ms crtica y sosegada, a estrategias extensivas en las que se ampla el nmero de casos a observar y se reduce la profundidad con que se trata cada caso generando proceso cada vez mucha ms mediticos. Para concluir, se piensa entonces que hoy se hace mucho ms factible validar desde la etnografa de la comunicacin escenarios de investigacin que abordan los escenarios de produccin cultural, es decir, que esta reflexinSCLESINGER, Philip; TUMBER, Howard: Reporting Crime. (1994). The Media Politics of Criminal Justice. Oxford: Clarendon Press.4

ampla la mirada que en un primer momento propusieron los estudios culturales en Europa, Estados Unidos y Amrica latina. Por lo anterior, el acceso a un ambiente objeto de estudio abre un extraordinario abanico de posibilidades de observacin y por muy capaz y preparado que est un investigador nunca puede abarcar la totalidad del ambiente en el que acaba de ingresar. Los primeros momentos del trabajo de campo siempre son confusos por exceso de informacin y sirven ms para adaptarse que para recoger datos de forma efectiva. Los datos que hay que recoger dependen directamente de los objetivos marcados en la preparacin del trabajo. El problema de investigacin planteado y su desarrollo terico tienen que guiar los escenarios que habr que frecuentar, los participantes con los que habr que convivir de forma ms estrecha y las interacciones ms interesantes. Algunos autores identifican una modalidad de observacin muy estructurada en la que el investigador tiene perfectamente pautados desde un principio los escenarios e interacciones en los que se tiene que fijar y cmo lo tiene que hacer.5 La observacin etnogrfica, en cambio, se ha caracterizado tradicionalmente por una flexibilidad durante la recogida de datos que obliga al investigador a orientar sobre la marcha su mirada en un proceso en el que sus intereses se van focalizando progresivamente hacia aquellas zonas del trabajo de campo que se consideran ms ricas y significativas para los propsitos generales de la investigacin. Tradicionalmente, el repertorio de focos de inters que previsiblemente reclamarn la mirada del observador durante el trabajo de campo y que acostumbran a contener datos importantes para la investigacin son los siguientes: a) contexto fsico; b) contexto social; c) interacciones formales entre los participantes; d) interacciones informales entre los participantes; y e) interacciones entre el observador y los participantes Las dos primeras fuentes de datos se corresponden con una fase introductoria del trabajo de campo durante la cual el observador toma contacto con el ambiente objeto de estudio y es necesario hacerse una "composicin de lugar" del escenario y de sus actores, mientras que las dos siguientes pertenecen a un estadio ms avanzado de relaciones ms cientficamente productivas con los actores. La ltima ha ido ganando protagonismo en paralelo al proceso de deslocalizacin de los trabajos de campo. a) Contexto fsico.

DEACON (et alt.). (1999). Researching Communications. A practical guide to methods in media and cultural analysis. Londres: Arnold.

5

El lugar donde hay aparatos de televisin o la forma como se organizan los espacios donde hay aparatos de televisin u ordenadores en un domicilio son datos interesantes para entender el papel de las tecnologas de la comunicacin en la vida de las personas. Igualmente en las investigaciones en organizaciones es importante saber primero cmo estn distribuidas las diversas funciones en las que se divide el trabajo y sus integrantes para poder despus entender mejor su papel en el conjunto. Es conveniente que el observador trate al inicio de su estancia de elaborar un mapa lo ms preciso posible de los espacios en los cuales se encuentra. Eso facilita por una parte la movilidad del propio investigador y de la otra permite situar los recorridos que hacen los participantes en sus actuaciones cotidianas. En las modernas etnografas virtuales, la descripcin fsica se limita a la descripcin de los soportes y los artefactos tecnolgicos que hacen posible las interacciones sociales y que tambin las limitan. Pero si no se est trabajando en ninguno de estos escenarios genricos, el abordaje para escenarios de la vida cotidiana sigue el mismo proceso de verificacin de organizacin del espacio, del quehacer de los usuarios/protagonistas/consumidores/actores. b) Contexto social. En algunos casos se puede iniciar el trabajo de campo con la ventaja de haber estudiado la historia del ambiente que se quiere observar. Eso es pertinente en los estudios de cuyos medios de comunicacin se dispone de literatura histrica, pero a menudo eso no es as y el pasado de la institucin se tiene que reconstruir a partir de las interacciones con los participantes o bien con documentos internos. En cualquier caso, los antecedentes son un buen ingrediente para comprender el contexto social presente. De igual manera, nuevamente, para escenarios informales, la reconstruccin parte tambin de otras fuentes alternas de informacin como la memoria registrada en espacios como la escuela, la parroquia, la junta de accin comunal, el centro de salud, la organizacin de vecinos, las comunidades de apoyo, las organizaciones sin nimo de lucro, etc. a reconstruccin de los contextos sociales en entornos deslocalizados puede resultar ms difcil de documentar con antecedentes y estructuras sociales "oficiales" y se tienen que reconstruir a partir de las aportaciones de los participantes. Resultan muy prcticos los mapas de relaciones sociales a travs de los cuales se representan los flujos de interacciones entre los participantes, su intensidad y direccin. Las redes de relaciones que ilustran estos mapas permiten ver claramente el peso y la actividad que algunos de los participantes tienen en el objeto de estudio. c) Interacciones formales entre los participantes. Se trata de las "relaciones que tienen lugar entre los individuos dentro de escenarios especficos, en las que las funciones estn preestablecidas y las relaciones se desarrollan en un marco de vnculos prefijado".

Las interacciones formales se pueden conocer con anterioridad en el acceso al trabajo de campo pero es frecuente que cada escenario haya desarrollado sus propias instancias formales que no son conocidas. Una gran cantidad de los procesos de toma de comunicacin se hace a travs de instancias formalmente constituidas en los escenarios de forma intrnseca, que de una u otra forma, cuenta con una estructura lgica, formal, pero, que no necesariamente debe ser comprendida e interpretada de la misma forma cuando es un objeto de observacin que est siendo abordado desde lo externo. En contextos deslocalizados no hay reuniones formales pero este tipo de interacciones se pueden reconocer en prcticas individuales que tienen el aspecto de rituales. Los rituales se definen por sus cualidades formales bien sea por la manera de hacer las cosas o bien como una forma para que las cosas se hagan. "los rituales transforman las acciones ordinarias y mundanas como ver la televisin o escuchar la radio o hablar con los otros, transitar por la calle, hacer uso de,apropiarse de.., en acciones que trascienden las particularidades de la situacin y unen a los participantes en un orden social y cultural general que rebasa el tiempo y el espacio presentes. d) Interacciones informales entre los participantes. La vida cotidiana est llena de interacciones informales nicas e irrepetibles que no aportan a simple vista ninguna informacin significativa fuera del momento y del contexto en el cual se producen. El papel del observador consiste en penetrar en el sentido que stas tienen para los protagonistas de las acciones y conectarlo con otras escenas y situaciones para formular conclusiones tericas que las engloben. A diferencia de las interacciones formales, las informales son especialmente interesantes para el observador porque estn cargadas del conocimiento dado por descontado y del sentido comn que mueve a los individuos a la accin. Uno de los principales objetivos de la observacin es precisamente hacer visible este conocimiento que, en definitiva, es la base sobre la cual se construye la cultura de una comunidad. e) Interacciones entre el observador y los participantes. Al Inicio de un trabajo de campo en algn espacio concreto es frecuente que los participantes se esfuercen para hacer que el investigador entienda "correctamente" lo que pasa a su alrededor y como son las cosas en aquel lugar. Pero los observadores tambin reclaman informacin de los actores de manera formal e informal y en todos los casos, tanto si la informacin es solicitada como si no lo es, la interpretacin de la realidad que no hacen los actores sociales nunca se puede tomar como la ltima palabra al respecto. Los informadores, adems de dar datos sobre hechos objetivos que habrn de contrastar, dan una visin del mundo, la suya, que tendrn que valorar como una visin personal y dentro del contexto justo de observacin.

"El investigador participa, observa y pregunta y la interrogacin, en la forma doble de coloquio informal y de entrevista formal, se une a la observacin como instrumento de investigacin. La pregunta incorporada en la conversacin informal - dirigida a pedir informaciones, a comprender las motivaciones y el punto de vista del actor social - es parte constitutiva de la observacin participante clsica, que implica siempre un solapamiento de miradas y preguntas".6 Los trabajos de campo modernos, sin una localizacin concreta, han adaptado las herramientas clsicas de la entrevista y de la conversacin a las nuevas tecnologas para obtener interpretaciones de los actores. Eso es especialmente importante ya que las interacciones del investigador con los informantes son una fuente de datos central del trabajo etnogrfico, a la vez que tambin lo son las interacciones entre el etngrafo y el contexto, as como el discurso en sus diversas formas de presentacin y representacin. Tambin en los estudios etnogrficos de recepcin y de produccin de medios, las declaraciones de los protagonistas han ganado en importancia como fuente de datos si se comparan con las otras formas de interaccin evidencian propuestas de expresiones variadas pero reales de las circunstancias sociohistricas de las sociedades contemporneas. Este primer recorrido por las formas de apropiacin e incorporacin del trabajo etnogrfico en los diferentes escenarios de la investigacin en comunicacin proporciona elementos mnimos de la conformacin de la mirada como recurso y forma de lectura que permite interpretar la realidad circundante para descubrir en ella el fenmeno comunicacional de la interaccin.

6

CORBETTA, Piergiorgio. (2003). Metodologa y tcnicas de investigacin social. Madrid: McGraw Hill.

Tema 2: Argos: Arqueologa de la mirada moderna*7

NINA ALEJANDRA CABRA A. GERMN CAMELO C. GERMN RICARDO CENTENO D.

El odo es mudo, la boca es sorda, pero el ojo oye y habla. Johann Wolfgang Goethe

La imposibilidad de cerrar los ojos

La mirada humana es un misterio que va ms all de ser un fenmeno fisiolgico. Es la hlice que impulsa y revuelve las muchedumbres incorpreas, es la idea fija que taladra el tiempo... teje y desteje los hijos de la trama del espacio8. En el presente artculo buscamos en la mirada del hombre moderno la manera en que nuestro ojo taladra el tiempo y teje el espacio. J.W. Dunne, en Un experimento con el tiempo9 plantea la imposibilidad de explicarle el rojo a un ciego de nacimiento. Dunne afirma que es posible desde la fsica, explicarle las caractersticas de las ondas de luz que impresionan el ojo y generan el rojo. Pero an as el ciego no lograr comprender la rojez ni el maestro podr atrapar ese algo para explicarlo. El rojo y el ojo tienen ese algo en comn. Se puede hablar de una ojez que no se alcanza a definir ni desde la fsica, ni desde la biologa... Mirar es algo ms que un proceso fsico. El mirar del hombre es un hecho que cambia el mundo y que lo cambia a l mismo. Dodwell ha estimado que el 90% de la informacin de un hombre normal procede de sus canales pticos10. De esto podemos afirmar que el hombre es un animal visual. Pero para llegar a esa jerarquizacin de los sentidos, el hombre debi pasar por varios estadios de evolucin. Ojo-tiempo En su estado ms primitivo, cerca del suelo, fue necesario haber desarrollado el sentido del olfato, puesto que era cuestin de supervivencia. Despus,El presente artculo es una sntesis del Trabajo de Grado del mismo nombre, presentado en el primer semestre de 1995 para optar por el ttulo de comunicadores sociales de la Pontificia Universidad Javeriana. El trabajo fue dirigido por Jaime Rubio Angulo, profesor de la Facultades de Filosofa y Comunicacin y Lenguaje. 8 PAZ, Octavio. La casa de la mirada en rbol adentro. Barcelona: Seix Barral, 1987. p. 128 9 DUNNE, J.W. Un experimento con el tiempo. Barcelona: Orbis, 1988. pp. 31-36 10 GUBERN Rornan. La mirada opulenta: exploracin de la iconosfera contempornea. Barcelona: Gustavo Gili, 1987. p. 17

cuando el hombre levanta y toma distancia de los lugares que le interesan al olfato, el ser humano desarrolla la vista y el odo, los rganos de la distancia. En este proceso de seleccin de los rganos principales, la capacidad de articular un lenguaje hablado fue un factor determinante que, segn Gubern, lo llev a tender hacia los sentidos ms complejos y con mayor potencialidad intelectual11 El sistema de visin del hombre est determinado por su caracterstica esencial: su condicin de ser racional. Adems, nuestro ojo no capta jams un espectculo inmvil12. Lo visto, lo mirado por el hombre se constituye frente a l en una realidad en constante movimiento, una realidad heterognea, un algo diferenciado. La capacidad de percibir esas diferencias, la agudeza visual, se constituye ms como una operacin intelectual que sensorial y puede ser modificada por la capacidad cultural de aprendizaje inherente al hombre. Esta preponderancia visual ya se haca evidente desde las cosmogonas ms antiguas: los egipcios adoraban al Ouadza, ojo creador (...) del cual surge el mundo,13 pues el ojo nos lo permite ver y con ello adquiere realidad. La mitologa griega tambin es rica en alusiones a la visin: Argos, Medusa, Cclope. En las tragedias, expresin de la forma de ser griega, la mirada tiene un lugar preponderante. En Antgona, los cantos al sol son cantos al ver del hombre griego, a la luz que baa de realidad al mundo que se descubre gracias a l. Sin embargo, la historia del pensamiento griego llega a un lugar en el que se desconfa de los sentidos y se preocupa de conocer en el mbito de lo inmaterial, de lo no aprehensible por los sentidos: los sentidos nos engaan. Platn formaliza esta posicin, posteriormente retomada por la tradicin judeocristiana, que ubica la concepcin del verdadero conocimiento en lo invisible, ellos conciben la figura de Dios como todo poderoso que habita en lo inmaterial. Los hombres que habitan en lo material estn en bsqueda del conocimiento: adoran el concepto que posee. El hombre del Medioevo tiene su mirada fija en un punto infinitamente distante: Dios. Es una mirada que contempla y adora. Esta visin determina la relacin que ese hombre tiene con el mundo; de ah que las expresiones humanas capaces de modificarlo se movieran hacia el mismo punto4de manera lenta y respetuosa. As la filosofa, la pintura, la arquitectura, que son maneras de verconstruir el mundo, dieron vueltas alrededor del mismo eje por mucho tiempo sin mayores innovaciones en ninguna de ellas, sin cambios ni alteraciones en el mundo del Oscurantismo. Ms adelante, en el Renacimiento, la mirada del hombre adquiere mayor profundidad. El ver se aleja de Dios y se dirige al mundo como expresin. En el plano plstico se intenta producir lo visible en tanto que reflejo del mundo. El espejo es el maestro de los pintores14. Segn la ley de Alberti, se cierra un ojo11 12

Ibid. p5 FRANCASTEL, Pierre. Sociologa del arte. Madrid: Alianza Emec, 1990. p. 8 13 GUBERN, Reman, Op.Cit. p. 1 14 LYOTARD, Jean-Francois. Discurso y figura. Barcelona: Gustavo Gui, 1979. p. 205

y se le coloca a un metro de altura del suelo. Se ve el mundo como un todo conocido y permanente. En el Oscurantismo, la pupila del hombre estaba dilatada, la visin menos aguda. En el Renacimiento, la luz hace contraer el ojo humano y le da mayor profundidad de campo. La mirada alcanza mayores distancias, y diferencia ms elementos en el lienzo del mundo. El hombre del Renacimiento da a ver lo que es indecible15. An lo divino aparece como tema de expresin, pero de manera diferente: el Dios del Renacimiento ha dejado de hablar, se ofrece a la vista. El hombre se observa a s mismo, al otro, al mundo, a Dios. Lo figural o la absolucin de lo sensible Es con la aparicin de Paul Czanne cuando la mirada del hombre comienza a ser inquietada por la fuerza que la impulsa, que la obliga a moverse: lo figural. Este concepto irrumpe como una fuerza que destituye la figuracin, la narracin y la ilustracin. Es pensar lo impensado. Lo figural se nos presenta como una fuerza que ignora las normas estticas. 16 Para Lyotard, es el proceso compuesto por una energa fluyente, sin cortes (...) es un acontecimiento-accin absolutamente nuevo a cada instante. No tiene referentes formales, es ante todo fuerza que precipita las transformaciones17. Lo figural es una forma informe, intempestiva, irreverente; hace irrupcin para cambiar el sentido y no slo la significacin18. Czanne hace de lo figural el mundo. Las lneas se fragmentan. El ojo sufre un estallido y en consecuencia mira de otra manera. Czanne hace la deconstruccin del Renacimiento. El mundo se configura de otra manera, se convierte en juegos de luz y sombra. Se produce la absolucin de lo sensible, la consumacin del deseo19, expresin que se asienta para desmedir la mirada, para inducirla a ver lo invisible20. Entonces el ojo deja de ser un contemplador de un escenario existente y determinado para convertir- se en un proyector. Ya aqu, ver se ha convertido en algo ms que la luz que se refleja en un cuerpo para impresionar la retina. El ojo en movimiento de Czanne empieza a configurar el espacio del cine, puesto que el movimiento del ojo entre dos puntos de visin o barrido convierte la informacin espacial en una percepcin secuencial, por lo tanto, temporal. 21Este es el espacio del cine, el espacio quebrado por la velocidad, por la convergencia del tiempo del que mira y el tiempo mirado. Podemos entonces afirmar que la mirada del hombre se ha modificado notablemente en el curso del tiempo. Y que este cambio en la posicin y en el15 16

bd. p. 199 PABON, Consuelo. Testimonio de lo impresentable. En Magazn Dominical de El Espectador No. 566. Santaf de Bogot, D.C., 6 de marzo de 1994. p. 16 17 Ibd, p. 16 18 Ibd 19 LYOTARD, J.F. Op.Cit. p34 20 Ibd. p147 21 GUBERN, R. Op.Cit. p. 22

horizonte del ojo altera la concepcin y la estructura del mundo. Es as como el hombre descubre mbitos alternos pero no menos vlidos que el mundo real. mbitos que se empiezan a proyectaren mundos sentidos, vividos, soados que modifican su relacin con el entorno. La transformacin del Narciso El hombre no est en el mundo como una criatura ms, el mundo est en el hombre. De esta forma es como las vanguardias modernas acaban por martillar, a partir de Czanne, lo que vemos y transformar definitivamente un espacio anteponiendo las formas ideales de hacer. As, el ver se traslada a los lugares en que su praxis no se haba explorado: del paisaje a una calle, de lo externo a lo interno, de la nobleza a los vagabundos. Se abren lo que Klee llama esos entre mundos que tal vez slo son visibles para los nios, los locos, los primitivos. Los desplazamientos y proyecciones de las vanguardias modernas constituyen una propuesta de ser basada en el ver. El ojo del hombre moderno se encuentra en un punto en el que su dinmica vara tanto en la forma como en el objeto de su visin. No slo empezamos a ver con barridos con el futurismo y simultneamente con el cubismo, sino que lo que vemos tambin ha cambiado. Ver al hombre a travs o reflejado en el mundo con el expresionismo. Las relaciones que hay entre lo visto y lo deseado con el dadasmo y el surrealismo o incluso, los estados y los ritmos con la abstraccin. Lo que anteriormente veamos, ahora nos desborda. Aparecen mtodos, materiales y formas que anteriormente no eran aplicables dentro del encuadre del arte como los ready-made, la creacin automtica la mezcla de materiales y estilos que multiplican las posibilidades de plasmar lo visto, de hacerlo ms cercano. As, las vanguardias han puesto en prctica las diferentes formas de presentar lo impresentable. Una bsqueda entre los sucesos y la visin de una poca. Una transformacin constante del ojo y de la mirada del hombre, del cmo ve y del cmo modifica el mundo. Es ah donde realmente apuntamos a la nueva concepcin del tiempo y del espacio que implica esta transformacin de la mirada. Las vanguardias han sido la bsqueda de ese espacio abierto por Czanne, pues el espacio plstico del Renacimiento haba dejado de responder alas necesidades fundamentales de la sociedad moderna. 22Ms que la destruccin del espacio plstico del Renacimiento, las vanguardias constituyen la bsqueda, la construccin de un espacio nuevo, pues las sociedades no abandonan un espacio sino para dirigirse a otro. En este punto el camino ha quedado abierto, la sociedad moderna se encamina hacia lo que Lyotard llama el espacio imaginario del cinematgrafo. La consumacin de ese ojo que ve dentro de su propia visin.

22

FRANCASTEL, P. Op. Cit. p201

El cine o el Prometeo moderno Ya no vemos igual que antes. Hay objetos y personas que se cruzan, nos cruzan y que tambin cruzamos. Recorremos nuevos y ambiguos espacios y, por ende, los ritmos se alteran. Con las ciudades, motores de nuestra poca, generamos un movimiento del cual somos a la vez creadores y resultados. Un primer esbozo de manejo del movimiento se presenta en la ciudad con las avenidas y su disposicin. Pero todava no es suficiente. Aparece aqu una de las obsesiones del hombre moderno: el manejo de la temporalidad.4En una primera instancia, podramos pensar que est dada en lo que llamamos reloj. Sin embargo, su registro convencional adquiere otros caminos, como los que hallamos en los relojes blandos de Salvador Dal o en la escena de un hombre colgado del minutero de un gran reloj de alguna ciudad; el tiempo nos angustia. Ya no basta slo con registrar el tiempo y el movimiento como lo veremos con el cinematgrafo. Queremos manipularlos y no como ha ocurrido hasta entonces. Es en este punto donde descubrimos no ya el vrtigo del mundo, o de su movimiento, sino el vrtigo de nuestra propia visin. Que es, en ltimas, el espacio del cine. El pacto est hecho y vamos a ver... nuevamente. El desplazamiento posibilita el ver. Pero como con la Medusa el vrtigo, el abismo y el asombro nos deja petrificados entre un muro que ha de re-crear al mundo. No cabe duda, nos hemos visto. De esta forma, el hombre va a descubrir formas, ritmos y conceptos que van a modificar notablemente la interaccin con su entorno y con los otros. La gran proyeccin del mundo en movimiento ante nosotros est prxima y est generando el desdoblamiento instrumental de los modos de percepcin y de representacin. El espejo de Alicia El azar da vida al corte y, con ste al descubrimiento del naciente cine. El cine naci de un accidente, de un trancn. La mquina nos sorprende nuevamente y ahora no es ella la que se adapta a nuestro ojo sino inversamente nuestro ojo, a otro que ya no es nuestro. De nuevo, la continuidad se ha fragmentado: la ausencia dura unos segundos, comienza y termina de improviso. Los sentidos permanecen despiertos pero no perciben las impresiones del exterior (...) el tiempo consciente se suelda automticamente formando una continuidad sin cortes aparentes.23 Esas ausencias son lo que Paul Virilio denomina en su Esttica de la desaparicin, Picnolepsia (del griego pycnos, frecuente), accidentes, prdidas de tiempo breves de las que no somos conscientes. Despus de la crisis picnolptica, el individuo que la haya sufrido tiende a empalmar las secuencias y a reponer el tiempo perdido por medio de la fabulacin.

23

VIRILIO, Paul. La esttica de la desaparicin. Barcelona: Anagrama, 1988. p. 7

En una filmacin cotidiana de La Plaza de la Opera, el aparato de Melis atasca la cinta y vuelve a ponerse en marcha despus de un minuto. El empalme que resulta de esa ausencia genera la metamorfosis del mnibus Madeleine-Bastille en un coche fnebre, de los hombres en mujeres o nios. Un accidente, una ausencia. El ojo humano se adentra as en el universo de Lewis Caroll24. El hombre es testigo de la aparicin y de la desaparicin del mundo. La metamorfosis de Melis, con su ingrediente cronolgico, se convirti en el truco primordial; as pudo introducir el fantasma y el doble, la sobreimpresin se constituy de esta forma en una tcnica clave para el advenimiento del cine. Es aqu donde el cine deja de sorprendemos para fascinamos. La sobreimpresin es el procedimiento que reproduce la sensacin visual que se produce en el ocaso, cuando durante un viaje vemos nuestro reflejo o el de otra persona en el cristal de una puerta de tren o coche atravesado por el tumulto del paisaje que huye como un trazo25. Sobre el mundo que vemos aparece sbitamente lo que pensamos, lo que soamos, los recuerdos, los deseos. Los espectros surgen en sobreimpresin con una espontaneidad turbadora26. Despus del primer accidente con la pelcula, Mlies sigui experimentando con la cmara y gener la posibilidad de encontrar nuevas maneras de ver a travs de ella. As se logr llegar a las tcnicas del cine (movimientos de cmara, decorados, iluminacin, fundido, encadenado, sobre- impresin) que se conjugan y adquieren su sentido en la tcnica suprema: el montaje. As, el film deja de ser una fotografa animada; el cinematgrafo se transform para dar paso al cine. Ojo-movimiento El movimiento del cine transforma el tiempo y el espacio. Pero no es el movimiento ilusorio que consiste en dividirse en infinidad de fotografas inanimadas ya que esta concepcin implica que se puede dividir el movimiento en fotogramas estticos y, tal como lo plantea Bergson, el movimiento no se puede descomponer. Aunque el cine se valga de fotogramas, no son stos los que aparecen en la proyeccin. De esta forma, el cine se constituye como una imagen-movimiento, no como el resultado de un corte inmvil + movimiento, sino que el movimiento pertenece a la imagen media como dato inmediato27. Independientemente del movimiento de los personajes o de la cmara, el movimiento que caracteriza el cine y se constituye como su esencia es el montaje; la imagen-movimiento no es una abstraccin, sino una liberacin del movimiento puro, en realidad no es sino un movimiento de movimientos28.

24 25

MORIN, Edgar. El cine o el hombre imaginario. Barcelona: Seix Barral, 1961. pp. 161 VIRILlO, Paul. Op.Cit. p73 26 MORIN, Edgar. Op.Cit. p. 70 27 DELEUZE, Gules. Estudios sobre Cine 1. Imagen-Movimiento. Barcelona: Paids, 1984. p. 15 28 Ibd. p. 81

El movimiento no se realiza ms que si el todo ni est dado ni puede darse... Si el todo no se puede dar, es porque es lo abierto y le corresponde cambiar sin cesar o hacer surgir algo nuevo, en sntesis, durar29. Luego si el todo es lo abierto, es porque es discontinuo, se falla, hay una ausencia. Una crisis picnolptica que segn Virilio corresponde al montaje. El cine es entonces el montaje, una construccin desde el punto de vista del ojo humano, pero deja de serlo desde el punto de vista de otro ojo. Es la pura visin de un ojo no humano, de un ojo que se hallara en las cosas30. El montar anuncia una accin, una historia: la reconstruccin del mundo. Movimiento + velocidad = desaparicin El ojo ha modificado el mundo. La cmara aparece como un equivalente general de todos los medios de locomocin que ella muestra o de los que ella se sirve (avin, auto, barco, bicicleta, marcha a pie, metro)31. El ojo est en un constante travelling. Hoy, como deca Bergson, no nos movemos, duramos. Y as cualquiera podr vivir una duracin que ser la suya propia y la de ningn otro. Dentro de este contexto surge la aceleracin. Es as como cualquier movimiento implica velocidad. Ya tenemos el movimiento, ahora slo tenemos que acelerar. Con la velocidad vamos en busca de ese ltimo viaje. Del viaje infinito. De un viaje en el que buscamos alcanzar la velocidad de la luz. Queremos ser luz y traspasarla. Tener el poder de la aparicin y la desaparicin. Es as corno da a da la velocidad que erosiona el mundo y que esculpe a la vez el vehculo y el paisaje convierte a la luz en una sombra del tiempo32 El montaje o crisis picnolptica se convierte as en libertad humana para inventar sus propias relaciones con el tiempo33. Llegaremos al lmite del tiempo? Y si es as, vamos en busca del no-tiempo. El montaje es el surgimiento de las tcnicas que permiten liberarse de una relacin que antes era impuesta por un concepto comn del tiempo, lo que Virilio llama tcnicas de desaparicin. La metamorfosis de Melis, la sobreimpresin y el doble. Con la aceleracin, desaparecemos en el tiempo. El cine no se confunde con las otras artes, que apuntan ms bien a un irreal a travs del mundo, sino que hace del mundo mismo un irreal o un relato: con el cinc el mundo pasa a ser su propia imagen34. El cine modifica el tiempo y el espacio. Crea nuevas posibilidades de movimiento, le imprime vida a los fantasmas y materializa los sueos. El cine genera el mundo desde la luz y el deseo. Este nuevo ojo est en pos del movimiento y la velocidad, y logra el

29 30

lbd. p. 24 Ibd. p. 122 31 VIRILIO, Paul. Op.Cit. p. 55 32 Ibd. 33 Ibid. p. 22 34 DELELJZE, Cilios. Op.Cit. p. 89

truco esencial: las metamorfosis y la desaparicin. Y todo lo que se puede decir del cine vale para el espritu humano35 El Ojo-abismo: el nuevo anillo La mirada se vuelve en busca de un mundo que se mueve. El hecho de que el ojo gire sobre s mismo (ojo que ve dentro de su propia visin) lo hace sufrir de vrtigo, sensacin de desequilibrio causada por la velocidad. El cine se ha convertido en el abismo que sube hacia nuestro ojo. El abismo-cine no es llegar al vaco, perderse o abandonarse. Es un nuevo espacio en el que el hombre se puede convertir en trayecto y trazo. Ahora el abismo es un elemento constitutivo del espritu humano; desde esta vertiginosidad nada puede detener la mirada, nada puede servir de apoyo. El ojo gira sobre s mismo, frente a l aparecen formaciones efmeras, figuras inciertas y transitorias. Esta llegada del abismo hasta nosotros viene desde un lugar que no es ningn lugar, que es nicamente llegada y que nos sostiene por encima de su propio vaco. Esa llegada es la conjura que evita el fin de la cada. La aproximacin hacia la infinitud de una abertura: el encuentro con otro ojo humano. Queda claro que al hablar del cine no estamos hablando nicamente de un medio o de una mquina, sino que estamos tratando sobre el espritu y la condicin humanos. Desde el vrtigo y el abismo, el hombre se transforma y, con l, las formas de ver, de ser, de comunicarse. El hombre cuyo ojo gira sobre s mismo, y que est iluminado por el deseo, podra ser el mismo que se encuentra en una era de metamorfosis y desapariciones que algunos llaman posmodernidad. Bibliografa

DELEUZE, Gules. Estudios sobre el cine 1. Imagen movimiento. Barcelona: Paids, 1984 DUNNE, J.W. Un experimento con el tiempo. Barcelona: Orbis, 988. PRANCASTEL, Pierre. Sociologa del arte. Madrid: Miauza-Eincc, 1990 GUBERN, Roman. La mirada opulenta: exploracin de la iconosfera contempornea. Barcelona: Gustavo Gili, 1987 LYQTARD, Jean-Francois. Discurso y figura. Barcelona: Gustavo Gili, 1979 MORIN, Edgar. El cine o el hombre imaginario. Barcelona: Seix Barral, 1961 PABON, Consuelo. Testimonio de lo impresentable. En Magazn Dominical de El Espectador. Santaf de Bogot, 6 de marzo de 1994 PAZ, Octavio. La casa de la mirada. En rbol adentro. Barcelona: Seix Barral, 1987 VIRILIO, Paul. La esttica de la desaparicin. Barcelona: Anagrama, 1988

35

MORIN, Edgar, Op.Git. p. 275

CAPTULO 2: DE LAS FORMAS DE SENTIDO Y SIGNIFICACIN DE LA REALIDADTema 1: El oficio de la mirada y el sentido Jess Galindo Cceres 15 de agosto de 1995 Vallejo, Mxico La siguiente lectura tiene como objetivo ESTRUCTURAR de forma tericoprctica la manera de abordaje de un trabajo real de investigacin etnogrfica. A cada uno de lo enunciados propuestos por el autor del presente texto, se encontrar inserto un comentario que posibilita la aplicacin en escenario real y que abre preguntas sobre aspectos tales como lo comportamental, la comunicacin no verbal, el manejo de escenarios, la configuracin de espacios, los colores, los olores, los sabores, la descripcin de texturas, los sonidos del medio ambiente, las palabras sueltas, el cruce de conversaciones, disfuncionalidades comunicativas. PRIMERA PARTE. Presentacin 1. Nociones generales El oficio de la mirada y el sentido aparece en la distancia, cuando la interioridad ha producido un efecto de extraamiento de lo que no est presente en s mismo. Aparece tambin en la invisibilidad de la rutina y la costumbre, cuando todas las acciones de los seres interiorizados parecen naturales y las de los dems, los exteriores, mundos cerrados en su propio sentido y lejana. La Etnografa tiene una vocacin del otro, lo busca, lo sigue, lo contempla. Su asombro se resuelve muchas veces en la racionalidad de los propios referentes, pero tambin hace estallar la certidumbre y alerta a la imaginacin. COMENTARIO 1: Dos caractersticas se establecen es este aparte: El primero de ellos la afirmacin sobre la capacidad visibilizadora de la cotidianidad en el uso y la implementacin de alternativas investigativas. El segundo, la capacidad de asombro y del descubrir. La pregunta constante por la forma en que se constituye el sentido como realidad y como imaginario. El oficio inicia en la mirada dirigida hacia el otro, en silencio, dejando que la percepcin haga su trabajo, todo tiene su lugar, todo lo que aparece forma parte de un texto que se puede descifrar. El etngrafo confa en la situacin de observacin, necesita confiar tambin en su capacidad de estar ah observando, sabe que requiere tiempo, su tenacidad es el ltimo resguardo de su intencin. El otro est ah, no pertenece al propio mundo, est lejos an a un metro de distancia. El investigador agudiza la concentracin en su mundo

interior para observar, y entonces inicia el viaje al mundo del otro, un trayecto que es interior, de lo observado a los paisajes y situaciones propios, y entonces se produce el milagro, el otro empieza a ser comprendido. COMENTARIO 2: La significacin comunicacional del concepto de PERCEPCIN, marcan la finalidad de la MIRADA como herramienta de configuracin de las interpretaciones de la realidad. PERCEPCIN: Definida en el escenario como el proceso mediante el cual la conciencia integra los estmulos sensoriales sobre objetos, hechos o situaciones y los transforma en experiencia til. En el trabajo etnogrfico, la percepcin permite construir escenarios paralelos de observacin. Estos escenarios paralelos de observacin puntualizan la mirada sobre el sujeto, el objeto o la situacin que desea ser analizada. La percepcin se convierte en una herramienta metodolgica con la que el proceso de investigacin se amplia y se precisa frente a los escenarios la configuracin de la realidad y del sentido de realidad que a nivel de comunicacin se gesta en el proceso comunicacional. Casi de inmediato aparece la mirada del otro, primero obscura en la intensidad de la propia voz interior, pero poco a poco de forma intempestiva empieza a tener eco entre las propias visiones. El otro existe tambin como intencin, el contacto se intensifica de vez en vez, surge la sensacin de compaa, de antagonismo, de comunicacin, de soledad. El otro me mira y su interioridad es ms crptica an. La Etnografa se reconfigura en comunicacin, el otro y yo tenemos que aprender a relacionarnos, a respetarnos, incluso a amarnos, indispensable comprendernos. El oficio y la situacin han llevado las trayectorias vitales a un nuevo nivel desde el cual todo se percibe distinto. El emergente nosotros es diferente y la nueva configuracin de interioridad que nos incluye a ambos est en plena formacin. El ltimo lugar y momento de la mirada es la mirada misma. El investigador ha pasado a ser un actor en construccin de una nueva identidad, la que incluye a lo que antes era extrao y lejano. Lo que era est en recomposicin, la mirada no puede ser la misma, las seguridades y coartadas se desvanecen, la sensacin de crisis inunda todos los sentidos, y con ella los aromas de una perspectiva distinta, mejor, ms rica. El investigador se mira a s mismo y se desconoce, la Etnografa invierte su camino y se observa a s misma. Y esto sucede al tiempo que el asombro y la sorpresa del otro an estn en carne viva. Es la gran oportunidad de dejar de ser para slo estar. Algunos lo entienden y su mundo se transforma, otros son vencidos por el miedo y vuelven a su pasado. El otro sigue estando ah, y no slo est afuera, tambin nos habita aguardando el tiempo de su entrada desquiciante en escena, la Etnografa es una de sus puertas. Construir la semejanza y la diferencia tiene implicaciones y consecuencias. El oficio de la mirada y el sentido es experto en esta configuracin. Cuando la alteridad se amplifica el otro se construye en un ser ajeno e incluso peligroso.

Cuando la identidad se intensifica el otro pasa a ser un compaero diferente con el cual puedo convivir y del cual recibo la riqueza de lo distinto. Ambos procesos pueden ser opciones en el primer encuentro, pueden estar a la vista o sumergidas en lo obvio o subconsciente. La poltica las maneja segn sus intereses y ambiciones. La Etnografa no es neutral, instrumentalmente puede colaborar en la integracin o desintegracin de los diferentes y de los semejantes, en ocasiones lo que apareca como diferente conviene que ya no lo sea y viceversa. El oficio de sentido es la parte complementaria de la mirada descriptiva y fenomenolgica. El sentido se sumerge en el lenguaje y la cultura en una perspectiva amplia y total, al tiempo que particular y restringida. Esto sucede as por la configuracin misma de los acontecimientos observados y registrados. La percepcin se gua por valoraciones, por significados, y esos racimos de partes conforman los sentidos mayores de la composicin y la organizacin sociales. El etngrafo hace apuestas de sentido, tiene que afirmar algn significado a todo aquello que ha pasado por su mirada y la interaccin con los otros, incluyendo la reconfiguracin de la percepcin de su propia percepcin. En estas apuestas de sentido se juega todo el prestigio y la fuerza de oficio de la mirada y el sentido. El etngrafo toca los hilos invisibles del misterio de lo visible, muestra lo que estando ms all de lo evidente le da forma y lo estructura ante nuestros ojos, en nuestros ojos. COMENTARIO 3: Este primer gran aparte da las primeras pistas de las posibilidades prcticas y tericas del uso de la etnografa de la comunicacin como herramienta acadmica. As mismo, propone los pasos bsicos para establecer los criterios de aproximacin a la realidad, que si bien parecieran muy poticos frente a la realidad, estos planteamientos estn fundados en las formas de construccin de la interacciones para la investigacin. Gran parte de las investigaciones que aportan a la construccin de conocimiento estn fundadas sobre la interaccin primaria entre investigador y sujeto de investigacin. Aproximarse a ese sujeto exige por lo tanto que haya una comprensin del universo simblico y real del escenario de trabajo. La construccin de sentido que los grupos humanos dan a sus microuniversos requiere de lecturas mesuradas y que escruten o mejor, que traten de desentraar los significados que se dan a partir de las interacciones. Estas significaciones de la realidad son las que permiten la comprensin de la configuracin cultural y por ende de las formas de vida social. La mirada, como lo propone esta primera parte del texto es la clave des desarrollo de estas comprensiones que finalmente derivan en que el comunicador es capaz de proponer esquemas comunicacionales de cambio y transformacin real de forma ordenada y coherente, a partir del conocimiento y comprensin de las estructuras de sentido y dar as una pista de las bsquedas que una sociedad cree convenientes y reales. As mismo, es la apuesta por el desarrollo de lneas de trabajo profesional con las que de una u otra forma se

nutre el corpus epistemolgico de los estudios en Comunicacin, pero a la vez se constituyen puentes de trabajo nter y transdisciplinar. 2. Antecedentes histricos. Apunte reflexivo reconstructivo La Etnografa, como tantas otras formas del conocimiento cientfico contemporneo, tuvo su origen en la Europa del siglo diecinueve. El siglo de las formas y los impulsos, del sueo romntico, del positivismo terrestre y material, de las contradicciones sociales, del auge del capitalismo, de la independencia de las colonias americanas. Es a lo largo del diecinueve que el pensamiento antropolgico toma forma discursiva y disciplinar, y sobre todo, adquiere oficio en campo. Y este es el punto, los europeos se mueven de su territorio y sus paradojas internas hacia otras formas de vida y ensayan una crnica del exilio y la curiosidad con asombro y chovinismo. La Etnografa es europea, se configura en la mirada decimonnica de migrantes exploradores con vocacin analtica y etnocntrica. La Europa que funda la Etnografa es la que coincide con la sede de poder colonialista capitalista. No es en Espaa donde nace la Etnografa, aunque podra haber sido, es en Inglaterra y Francia. Peculiar combinacin de temperamentos y momentos. Inglaterra es el centro imperial de la nueva poca, la duea de los mares y el comercio. Francia por su parte es la cuna del racionalismo como organizador de la vida social. Los proyectos antropolgicos se oponen y complementan, por un lado la soberbia prctica del poder que funda instituciones y alianzas, por otra parte la soberbia analtica que todo lo nombra y convierte en un ente de razn. As pues ingleses y franceses inician el viaje analtico hacia lo desconocido, hacia las formas de sentido del otro, hacia el tiempo-espacio de lo extrao, bajo la motivacin del poder, de la curiosidad, y sobre todo de la racionalidad que tiene la ltima palabra. De la ciencia social europea surge la intencin etnogrfica. En ella confluyen dos perspectivas, por una parte el programa positivo de la ciencia como gran inventario de lo que se configura como social, buscando identificar lo que puede llevar a ciertas leyes universales. Por otra parte el encuentro entre racionalismo y empirismo que resulta en una perspectiva metodolgica que asume elementos tericos como gua de reconocimiento de los fenmenos sociales, y que a la vez busca reconstruir lo que acontece a travs de un registro detallado de lo que aparece. En cierto sentido, parecera que la visin etnogrfica coincide en ms de un punto con la perspectiva fenomenolgica, y por otro lado hay un afn taxonmico que viene de la ciencia positiva de los inventarios y catlogos del siglo de las luces y la enciclopedia. Como sea la Etnografa se configura con una intencin de trabajo de campo indispensable, y eso le da su cualidad central en la diversidad de enfoques que en ella confluyen.

Los europeos hacia la parte final del siglo diecinueve y la primera del siglo veinte, ensayan una especie de cartografa de rasgos culturales que asemejan sus mtodos con los de la botnica, la geologa y la arqueologa. Los objetos de estudio son no europeos, y en tanto menos europeos mejor. frica y Asia se convierten en los terrenos de exploracin y descripcin preferidos, as como cualquier forma socio- cultural que aparezca como salvaje o no moderna. En ese momento Europa trata de rescatar sus races en la vida contempornea de los otros, o slo catalogar en formas museogrficas aspectos extraos y pintorescos. Ambas formas debaten en el nivel terico y frente a una configuracin cierta de la historia de la diversidad y la identidad humanas. El tiempo de la coartada del extraamiento y la curiosidad contina en el siglo veinte, pero otros intereses emergen en el horizonte. COMENTARIO 4: El extraamiento o la capacidad de asombro deben ser requisitos indispensables para el proceso de investigacin. La capacidad de asombro nada tiene que ver con la incomprensin comunicacional de los procesos sociales. La capacidad de asombro es el proceso de descubrimiento de una realidad, que como bien lo ha propuesto el texto desde el principio, exige ser mirada, escrutada, interrogada y comprendida, es la posibilidad de visibilizar aquello que cayo en lo rutinario. El mundo se ha acercado, la economa y la poltica han tenido el efecto de construccin de puentes de informacin. La cultura europea despus de dos guerras terribles es otra. El optimismo y la soberbia del siglo pasado se han deteriorado, el principio de realidad hace que la mirada se torne cnica o escptica, a veces irnica. La Etnografa queda como un oficio descriptivo fino y potente que hace confluir subjetividad y objetividad en el estar entre extraos y el relato a conocidos y desconocidos. El oficio de la mirada y el sentido ha cambiado, sus usuarios se han diversificado, su autonoma es relativa, sus contactos con otros mtodos y disciplinas es un hecho. Hacia la segunda parte del siglo veinte aparece en todas partes y ante todo tipo de objetos, y ante todo sufre el desgarramiento de la mirada que se mira a s misma. Pero sobrevive y toma su segundo y tercer aire. Los EE.UU. son el lugar del gran cambio. La llamada escuela de Chicago y despus las ciencias sociales californianas toman lo que les parece til y no compran ideologas y pleitos europeos. La Etnografa es un instrumento que potencia la mirada del curioso y del analtico, eso es todo, y con este estatus penetra a todos los campos de las ciencias sociales y del comportamiento, incluyendo a la emergente comunicacin. Toda situacin social puede ser descrita, puede ser percibida en detalle, eso es lo importante. La mirada que descompone en parte todo lo que ve se hace poderosa, la mirada que navega entre mundos distintos puede hacerlo con confianza y seguridad. El sentido es relativo y es maravilloso, es posible aceptar tal premisa y continuar conociendo. La Etnografa tiene futuro. 3. Lmites y posibilidades

La Etnografa es la gran perspectiva descriptiva del catlogo posible de mtodos de investigacin social. Con un siglo de experiencia, ha ido depurando instrumentos y atencin en el oficio ms delicado de las ciencias del comportamiento, el de la mirada y el sentido. El oficio depende del observador, ah su enorme riqueza y su limitacin. El etngrafo requiere tiempo para su formacin, y slo mejorar tcnicamente con los aos, con la experiencia reflexiva de aplicar la mirada y el sentido una y otra vez, yendo y viniendo de la vivencia de la percepcin consciente, atenta y crtica. La Etnografa depende menos de instrumentos de registro y medicin que otras formas tcnicas de investigacin, aqu el investigador est al centro, de su formacin depende todo, la diferencia entre un novato y un experto es enorme y definitiva. La percepcin es el corazn del trabajo etnogrfico, por ello el lenguaje es tan importante, el visual, el natural, todo el universo semitico configura el cosmos visible del oficio de la mirada y el sentido. La reflexividad lingstica es una cualidad que habr de desarrollar el aprendiz hasta rebasar los lmites de su sentido comn. Hoy el trabajo etnogrfico sigue siendo fenomenolgico, pero sobre todo se configura hermeneticamente, el oficio ha desplazado su nfasis de la mirada al sentido, son los significados los que conforman la parte densa de la labor. En este contexto el investigador requiere una atencin especial hacia su conciencia reflexiva lingstica, y para decirlo en palabras contundentes, la Etnografa de hoy supone una combinacin inestable de alma de poeta y sudor de cientfico. La Etnografa es en principio un oficio de descripcin, por tanto el lenguaje sustantivado con marcas tiempo-espaciales son la base del registro de lo observado. Cuando aparecen los instrumentos tecnolgicamente propicios para un mejor registro, como la fotografa, el cine, el video, la grabadora, el oficio se puntualiza en las marcas tiempo espacio de las situaciones, las personas y los objetos. An as, la mirada y la percepcin del etngrafo siguen marcando la gua de lo que se registra y lo que no. La mente etnogrfica supone entonces una visin cuadriculada del mundo donde todo tiene un lugar y un momento, y por consecuencia o antecedente, un nombre y un significado. Esta lnea del trabajo se configura en algo as como la relacin entre registro y montaje en el cine, por una parte las pautas de registro en el tiempo espacio de la cultura investigada, y segn las posibilidades de registro concreto por parte de un extrao amable pero extrao, y por otro lado las pautas de configuracin discursiva de las partes registradas en una unidad de sentido decidida en principio por el sentido del investigador, respuesta concreta a sus compromisos con lo externo a s y a la comunidad indagada, los compromisos con l mismo y su mundo interno de referencia, acadmico u otro, y por supuesto los compromisos con la propia comunidad. El otro rostro del oficio es el visible, el que los dems ven, el resultado, el producto texto de la indagacin, la llamada Etnografa de tal o cual grupo o segmento social cultural. Ese texto es la vida pblica de lo etnogrfico, en principio es algo parecido a un relato, a un informe. Aparece por escrito y con algunas fotos y grficas. Llega a formatos complejos de medios de comunicacin, de multimedia. Pero en lo central es sencillamente capacidad de expresin. As el oficio adquiere su doble forma, por una parte el desarrollo

de la capacidad de lectura, de impresin del mundo exterior en el interior, y por otra parte la fuerza expresiva y el dominio de sus formas, en la exteriorizacin textual de lo configurado sobre la impresin. En medio de ambos procesos el investigador, el etngrafo como un mediador comunicacional entre varios mundos que pueden ponerse en contacto por su oficio. Y este es un punto muy importante para entender de qu se trata todo este asunto. COMENTARIO 5: Para la investigacin etnogrfica, todo discurso es posible de ser revisado y cuestionado, no para encontrar el trasfondo de su validez, sino para evidenciar su existencia. La etnografa da un trasfondo que supera el absolutismo de la racionalidad y entra en una dinmica diferente en la que su afirmacin primaria es la existencia de toda forma posible de expresin, porque la investigacin etnogrfica y la etnografa de la comunicacin se nutren de esas diversas formas de comunicacin. Estas expresiones son la excusa para revisar la realidad y adems mostrar que ella se manifiesta de formas diferentes As, la Etnografa parte del asombro y el extraamiento, de la curiosidad y la capacidad de maravillarse con lo extenso y diverso de los mundos posibles, adquiere su lugar en tanto posibilidad de registro de tal vivencia-experiencia, y tiene efecto en tanto discurso que vincula lo diverso y distinto en textualidades concretas. El etngrafo es entonces un escritor, un creador de imgenes que muestran los caminos de lo que est ms all de lo evidente. Pero tambin es un ser analtico y observador especializado en mirar detenidamente y por largo tiempo, casi un estta, casi un mstico. El oficio, y el nfasis reiterado lo vale, es formar al sujeto de la mirada y del sentido. As, la Etnografa pasa de ser un esquema de trabajo en ciencias sociales al estilo del diecinueve, a ser un ejemplo, una ruta a seguir, una forma de conocer y relacionarse con lo otro, un lugar de comunicacin. La informacin etnogrfica nace para servir a la lgica de la dominacin, del poder, pero en el tiempo su sentido se ha ido transformando, hoy aparece como un camino hacia la comunicacin, un elemento ms del oficio de entender al otro, un componente entre otros de la nueva configuracin de la convivencia de lo mltiple y plural.

SEGUNDA PARTE. Paquete Tcnico A. Visin a priori. El men de opciones estratgicas 1. El Programa Metodolgico. El trabajo de investigacin parte de alguna gua primaria que ayuda a ordenar los pasos de cada operacin necesaria de un proceso previsto. Esta gua puede ser muy elemental o puede configurarse con cierta complejidad. Como sea el caso es indispensable contar con una prospectiva de las acciones posibles a realizar, aunque en el trabajo concreto mucho se modifique o incluso se improvise. El oficio de investigar se tensa y relaja entre tres puntos, el

momento del investigador y su mundo interno, las normas protocolarias del bien hacer consensuadas por una comunidad visible e invisible, y la situacin concreta que exige ajustes a cualquier a priori disponible. As pues, el momento concreto de investigacin se sujeta a cada caso particular en sus propios perfiles tiempo-espaciales situacionales. Queda la sabidura del investigador y su estado interno contemporneo con el tiempo de la indagacin, y lo menos inestable, el programa metodolgico. El a priori de la investigacin ocupa en buena parte el momento preliminar de un proyecto de investigacin, de hecho el proyecto se configura en el programa metodolgico. Este programa se dimensiona en dos fases, una especulativa y abstracta, y otra de definicin operativa en prospectiva. Es decir, antes de iniciar los caminos de la indagacin el investigador tiene ante s un panorama amplio de opciones por desarrollar, depende de su cultura de investigacin qu tan amplio es ese panorama, y depende de su buen sentido el uso de tal cultura. Un investigador culto evala las opciones que tiene a la mano y las calibra segn sus recursos y energas disponibles. La decisin por una alternativa sencilla y simple debe ser resultado de esa evaluacin, se trata de optar por lo justo, por lo ms conveniente. Y an as, el camino decidido no es definitivo, sobre la marcha puede haber ajustes, agregados, cambios de diversa magnitud, todo en bien del mejor aprovechamiento de las situaciones y circunstancias concretas de trabajo. Los tres componentes mencionados siempre estn en juego simultneamente. Lo ideal es que el investigador cuente con el tiempo necesario para hacer un buen balance previo a la accin, para que su plan administrativo-cientfico implique la mayor cantidad de imponderables y permita todo tipo de ajustes sin alterar la lgica y los principios generales de la propuesta de trabajo. Un programa rgido y estricto supone un margen de riesgo muy amplio, un umbral de costos altsimo para hacer frente a lo imprevisible. El rigor metodolgico no corresponde por necesidad a la eficiencia de la propuesta, en ms de un sentido puede entorpecerla. El programa metodolgico supone una correspondencia entre criterios de tipo lgico y tcnico de manejo, obtencin, registro de informacin, y criterios de tipo administrativo que operan sobre la lgica de la energa y recursos materiales necesarios para operar en el nivel de informacin. Un buen programa supone una flexibilidad en lo concreto que permita actuar segn las circunstancias sin peligro de la cada de la propuesta. El programa supone un estratega y una ruta estratgica, los fines estn claros, los medios se ajustan a las situaciones con criterios tambin claros y flexibles. La investigacin es un proceso mvil no rgido. En Etnografa los programas metodolgicos suponen siempre un largo periodo de permanencia en campo. El etngrafo no puede tener prisa aunque la tenga, el oficio de la mirada y el sentido no es para apresurados. Esta cualidad determina al programa. Una investigacin con nfasis etnogrfico supone que el observador estar ah donde busca el sentido da tras da, semana a semana, mes a mes. Lo que en una ocasin haya ocurrido puede no ser importante, puede ser lo central. Se requiere estar ah sumergido en lo cotidiano con la

atencin al cien por ciento para decidir si algo es significativo o no. El tiempo es el elemento bizco de la Etnografa, y cuando no es as entonces lo que queda es el oficio y la gua de informacin. Siempre hay una gua de informacin, si el etngrafo va al encuentro del otro, tambin es cierto que al buscarlo ya tiene una idea de l. Esa idea es un prejuicio que debe transformarse, llenarse del mundo y el sentido de sujeto investigado. Si no hay tiempo para lograrlo el margen de prejuicio no es reducido del todo, esto lo asume el investigador y lo incluye como condicin restrictiva en su programa. El programa metodolgico en Etnografa puede ser muy amplio, complementarse con diferentes paquetes tcnicos, pero tambin puede ser una apuesta simplificada y estrecha. Lo indispensable es que el investigador viva la vida del otro con el otro, de ah todo es ganancia, riqueza complementaria. As, el programa mnimo supone llegar, estar, recoger la mayor cantidad posible de informacin, vivir lo ms intensamente, y volver y reflexionar y reconstruir paso a paso, detalle a detalle, hasta llegar a una propuesta configuradora de sentido de lo sucedido. Las formas complejas de programa son varias, dependen de los objetos cognitivos y de la ambicin de la propuesta. 2. Los objetos cognitivos El conocimiento y comprensin sobre lo que sucede en la relacin mentemundo ha trado novedades en la investigacin sobre las interacciones entre los seres humanos y sus configuraciones perceptivas en situacin. Esta indagacin redescubre lo que lo humano parece ser, y tiene aplicaciones y referencias a todo tipo de contexto de accin. Este es el universo que las ciencias cognitivas han develado a la vida contempornea. La realidad no es una y el conocimiento no es la forma de aproximarse a esa realidad nica. El conocimiento se construye y la realidad tambin, el mundo es lo percibido como tal, y diversas percepciones pueden dar cuenta de forma semejante en la accin prctica de ese mundo real configurado perceptivamente. La psiquiatra ha sabido esto por mucho tiempo pero no se atreva a afirmar para los llamados seres sanos lo que suceda en los llamados enfermos. La antropologa tambin lo supo todo el tiempo, pero le era difcil salir del callejn del etnocentrismo para aceptar a toda percepcin como vlida y en el mismo estatus operativo. La arqueologa y la historia jugaron todo el tiempo con las diferencias, pero fueron incapaces de formular una propuesta general que confirmara lo relativo del afn positivo y progresista del pensamiento moderno. En fin, las ciencias cognitivas si pudieron, y en su afn por construir la realidad ltima concebible, un hombre hecho tecnolgicamente por los hombres, un robot no identificable como tal, encontraron al hombre mismo y una punta ms de la madeja de su misterio, su configuracin mente-mundo que asocia cosmos inteligentes al tiempo que rdenes tiempo-espaciales que escapan a la racionalidad occidental. La ciencia entonces tuvo que empezar de nuevo. La revolucin cognitiva empez en los aos cuarenta, es an muy joven. La ciberntica y la teora de sistemas son algunas de sus viejas formas de proceder. Despus vino la neurociencia, la robtica, la informtica, la

inteligencia artificial y el movimiento ascendente extraordinario de la computacin y las tecnologas de informacin. Pero tambin lleg la transformacin a la psicologa, a la antropologa, a la biologa y la qumica. Todo ha cambiado en cincuenta aos, las ciencias positivas del siglo diecinueve han estallado en sus lmites racionales y rgidos, la magia ha vuelto, tambin la poesa y la imaginacin, el horizonte de lo imposible ha sido rebasado y habitado otra vez. Lo que puede ser percibido puede configurarse en materialidad real, lo que puede ser imaginado puede ser percibido, todo puede ser imaginado, todo lo imaginable configura lo realizable. Y este parece ser slo el principio. COMENTARIO 6: La etnografa aborda todo tipo de circunstancias sociales y la reconfiguracin a la que se refiere la lectura propone al investigador hacer uso de una diversidad de herramientas y de la misma forma como las estructuras de la lgica de la investigacin cambian, tambin cambian los objetos que son observados abriendo posibilidades de creacin de lneas de reflexin. Ampliar la discusin acadmica un escenario como la configuracin de los imaginarios hace posible leer la sociedad desde tejidos simblicos mucho mas elaborados. Para ampliar esta mirada, una lectura recomendada es DITTUS, Rubn. (2006). El imaginario social y su aporte a la teora de la comunicacin: Seis argumentos para debatir. Publicado en INTA de Moebio. Septiembre, numero 026. Universidad de Chile, Santiago de Chile. Esta lectura se encuentra disponible en pdf en la Internet: http://www.moebio.uchile.cl/26/dittus.html Por supuesto que tal vitalidad impact a todo tipo de metodologa, incluidas las de ciencias sociales. En el caso de la Etnografa el asunto no ha sido distinto aunque la resistencia acadmica de los intereses creados no ha permitido un desarrollo sostenido y general. La configuracin del oficio de la mirada y el sentido est en transformacin, y todo parte del mismo principio de su constitucin, la mirada y el sentido. La propuesta cognitiva pone el acento en la percepcin, la saca del entorno cerrado de la vida interior y la lanza al mundo externo. El punto es que lo percibido est dentro y afuera, es efecto de una configuracin interior y exterior simultnea. Este es el escenario sobre el que se desenvuelve el programa cognitivo, y la Etnografa se conmueve en sus cimientos cuando la certidumbre de la distancia y separacin del dentro y afuera se derrumba. En ese momento adquiere otro rostro y proyeccin. El programa metodolgico parte de los objetos cognitivos que estn en juego. Dependen de la configuracin mente-cuerpo-mundo que se pretenda construir, los componentes y pasos del programa tcnico de operacin sobre informacin y sentido. Si cognitivamente se propone describir, las operaciones concretas y el proceso de investigacin tienen un giro especial en esa direccin, tienen que

conducirse en orden de representar icnicamente el objeto de estudio. Pero si el objeto cognitivo es explicar, todo adquiere el perfil necesario para construir un esquema de relaciones causales que construyen los fenmenos investigados. La apuesta de los objetos cognitivos simplifica y complejiza a la vez la decisin sobre el programa metodolgico. Ahora se trata de saber lo que sucede en la configuracin mente mundo cuando construimos informacin y sentido, y asumir las implicaciones y consecuencias de la decisin de actuar en tal o cual direccin cognitiva. Ninguna opcin es superior a otra, slo es distinta. El asunto entonces es el uso que se haga de tal o cual configuracin, alguna se adapta mejor que otra para una sociedad de dominacin, otra trae consecuencias dialgicas y liberadoras, alguna otra desarrolla la imaginacin, otra refuerza normas y valores vigentes. El punto es decidir qu mundo se desea vivir y entonces escoger o combinar los objetos cognitivos pertinentes para la configuracin de informacin y sentido adecuada. En el oficio de la mirada y el sentido son muchos los objetos cognitivos a escoger, y las implicaciones y consecuencias tambin son mltiples. El investigador no puede ser ms nunca inocente bajo la coartada de la verdad. El asunto es que la verdad no existe, slo contamos con efectos de sentido y los mundos posibles que habilitan. 3. Ruta de accin a priori La Etnografa supone un itinerario de exploracin y descripcin. Para el etngrafo el mundo social en principio es un territorio donde ocurren sucesos que hay que registrar para despus intentar entender. El corazn del oficio de la mirada y el sentido es el registro. Entre el registro y el sentido aparece la organizacin de informacin, y antes del registro se ubica la intencin de observar, el trabajo con la propia mirada ajustndose a los escenarios y ecologas por observar. En estos tres planos se configura el programa metodolgico, en ellos aparecen diversas opciones que terminaran configurando el programa de objetos cognitivos explorar, describir y significar. Regresemos al corazn del oficio etnogrfico, el observar y registrar. En ese momento el investigador cuenta con todos los recursos tecnolgicos de registro como posibilidad. En nuestro mundo social hay una sed de registro impresionante, el audio y el video han progresado hasta dotar al indagador con aparatos de excelente calidad de registro, de precios relativamente econmicos, y de fcil movimiento y portacin. Todo puede ser registrado ahora, el punto es estar ah en el momento y lugar indicados. El etngrafo requiere de un buen mapa de acontecimientos posibles para un registro fino de todos ellos. Este mapa es previo al momento de registro, el indagador debe ocuparse en l como primera actividad bsica y estratgica, la cual antecede al trabajo pesado de la descripcin detallada. El acto mismo de registro puede ser delegado a ciertas tecnologas especializadas, lo que sigue siendo ocupacin del grupo de investigadores es la sensibilidad de la mirada que siente lo que sucede y escoge el momento y lugar del registro, as como la secuencia misma de sucesos registrables. Esto slo puede acontecer con un oficio previo de sensibilidad ante el otro, y un

tiempo suficiente de contacto con l para bien escoger e interactuar antes y durante el acto de registro. El investigador sabe que necesita informacin de diverso tipo antes del registro fino. Aqu puede valerse de otras formas tcnicas de indagacin como redes exploratorias sensitivas. Pudiera ser la historia de vida en una primera fase, una encuesta que configure el perfil general de la poblacin sobre una serie de tpicos a priori, entrevistas de profundidad sobre temas llave de informacin. En fin, las opciones son varias. El punto es que las diversas formas tcnicas se utilizan como redes exploratorias sensitivas, porque el objeto cognitivo primario es explorar el mundo social. En ese primer momento no se sabe lo que se va a encontrar, se tienen algunas pistas, esquemas previos, temas y asuntos hipotticos. El indagador aprovecha todo lo que tiene a la mano como informacin previa, y aplica todas las tcnicas pertinentes para informacin directa, pero todo esto tiene sentido en tanto ayuda a que el indagador sienta el terreno que pisa, interiorice el mundo que tiene al frente, se sumerja en su cosmos semitico y su territorio fsico. El punto clave es lo que el investigador por s mismo va sintiendo estando dentro de esos mundos explorados. De ah que el elemento tcnico central de la exploracin sea la propia percepcin del investigador reconfigurndose en el mundo que desea conocer. El diario de campo en sus diversas formas ser el alter ego del etngrafo en su exploracin, porque la exploracin no slo es del mundo del otro, sino del propio mundo interno tocado por lo que le es ajeno. Se entiende que la observacin psicolgico-cognitiva del propio investigador es muy importante, con lo cual el abanico de formas tcnicas presentes se extiende an ms. Este tipo de observacin es conveniente que acompae al grupo investigador a lo largo de todo el proceso, incluyendo por supuesto el momento intimista de la reflexin y de la reconstruccin en privado y en soledad. En estas indagaciones donde la percepcin est en juego una peculiar observacin de su proceso de configuracin es relevante. En la descripcin como objeto cognitivo casi todo entra en juego, el detalle imposible es la meta, la construccin de mapas de todo tipo es la regla, y la obsesin por la representacin es la gua central de autoridad. La descripcin no es una, lo que se configura es un calidoscopio descriptivo, se obtienen muchas versiones y visiones de la vida social individual y colectiva. Todas ellas tienen valor, se est reproduciendo a la vida social misma en su vitalidad y movimiento. La gran apuesta es que en esta multitud de formas perceptivas algunas son reinas, gobiernan sobre las dems para configurar la norma social. El etngrafo es muy cauto en este oficio barroco de hilar delgado, de bordado en filigrana. No hay que apresurarse, hay que tener paciencia, que todo llegue en su momento. El anlisis del discurso opera con su ramillete inmenso de formas tcnicas, tambin las matemticas y su ayuda formalizante, pero vuelve a ser el indagador el que arriesga las hiptesis de configuracin descriptivas. Por ltimo el universo del sentido mismo, aqu la norma pasa a segundo trmino, el objeto cognitivo es imaginar, abrir los significados, unir lo imposible y descubrir lo oscuro e invisible. Aqu el indagador despega, se arma de los

oficios del loco y el poeta, e inventa, crea, descubre, y en el camino se encuentra con la joya invaluable del sentido y la nueva percepcin. B. Visin a posteriori. El caso ejemplar A continuacin se presenta la gua general de trabajo de la investigacin "Cultura nacional-cultura regional, melodrama y medios de comunicacin colectiva", en su primera fase sobre el estudio de la historia y la vida cotidiana. La exposicin est dividida en dos partes, en la primera se introduce el modelo general de la investigacin de manera sinttica, en la segunda se presentan las guas parciales de trabajo bajo tres ttulos, lo que corresponde a la etapa de monografa, de trabajo de campo etnogrfico, y trabajo de campo sobre historias de vida. 1. Marco sinttico de informacin del proyecto de investigacin "Cultura nacional-cultura regional, melodrama y medios de comunicacin colectiva" Esta es una investigacin donde se cruzan dos proyectos de trabajo del Programa Cultura de la Universidad de Colima, el primero sobre cultura nacional y cultura regional, el segundo sobre la relacin entre vida social, el melodrama y los medios de comunicacin colectiva, en particular el formato televisivo de la telenovela. En este espacio se expondr lo correspondiente a la primera fase de investigacin que cubre la parte de cultura nacional-cultura regional. La metodologa de investigacin tiene antecedentes en el trabajo realizado entre 1978 y 1985 en diversas reas de las ciencias sociales, y aplicado al estudio de la Ciudad de Mxico. As pues, sin que esta sea una presentacin total y exhaustiva pretende ser indicativa de una lnea de accin del programa cultura en la segunda parte de la dcada de los ochenta. Las partes que componen la proposicin son las siguientes: 1a. Descripcin general de la investigacin en la frontera norte del pas, los casos de Sonora y Baja California. Se presenta aqu a la investigacin concreta que permite el ensayo del mtodo. 2a. Descripcin general del proceso de investigacin. Aqu se presentan las tres grandes reas de trabajo que sern expuestas pginas adelante con mayor detalle. Las reas son monografa, Etnografa y lo que constituye el centro de trabajo, las historias de vida. 3a. Exposicin de la lgica de la investigacin. En este punto se presenta la lgica del mtodo, se argumenta su utilidad y su necesidad, se enfatiza la relacin sujeto- sujeto de investigacin sobre la relacin sujeto-objeto. 4a. Presentacin del modelo terico. La investigacin est guiada por un modelo terico, aqu ser expuesto puntual y sintticamente, para la mejor comprensin del desarrollo tcnico-metodolgico. El modelo fundamenta el anlisis de la historia y la vida cotidiana.

1a. Descripcin general de la investigacin en la frontera norte del pas, los casos de Sonora y Baja California. 1. El pas est dividido en varias regiones naturales y polticas, de todas estas subdivisiones se decidi una que divide en ocho partes, una de ellas es la del noroeste y que corresponde a los estados de Sonora y Baja California. 2. Partiendo del sistema regional de ciudades, y bajo la premisa de la centralidad de la vida y cultura urbanas para entender al pas, se definen las ciudades de Tijuana, Mexicali, Ensenada, Nogales, Hermosillo y Guaymas, como ba