15
>>> 101 MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio climático 1. Introducción El cambio climático es el mayor desafío ambiental que enfrenta la humanidad. El planeta da múltiples señales de ello: poblaciones humanas y naturaleza son frecuentemente afectadas por desastres climáticos (inundaciones, huracanes, sequías, desertificación, etc.), es decir, el cambio climático es un fenómeno empíricamente constatable. Además existe un sólido consenso científico a la hora de afirmar la innegable influencia que tienen las actividades desarrolladas por el hombre en esos cambios en el clima, que están provocando multitud de alteraciones, en muchos casos irreparables, en los ecosistemas terrestres y marinos. Este desafío es complejo de enfrentar, no sólo por razones científicas, sino principalmente porque implica cambios profundos en los estilos de desarrollo, en los comportamientos de los países, las empresas y las personas. Pero cuando se habla se cambio climático, realmente ¿a qué nos referimos? El cambio climático viene provocado por el aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO 2 ) y, en menor medida, de otros gases de efecto invernadero (metano, óxido nitroso, etc.). Estos gases atrapan parte de la energía solar que ingresa a la atmósfera y luego se ve impedida de volver al espacio exterior. Sin estos gases la temperatura media del planeta sería tan baja que es difícil que se diera la vida como la conocemos hoy en día, pero su acumulación más allá de ciertos límites incrementa el efecto invernadero y amenaza ocasionar efectos desestabilizadores de gran escala en el sistema climático mundial. Desde los inicios de la era industrial, las actividades humanas han lanzado a la atmósfera cantidades crecientes de gases de efecto invernadero. El CO 2 resulta, principalmente, de la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) sobretodo en los países industrializados, y en menor medida, de cambios en el uso de la tierra, como la deforestación. Reducir sustancialmente la quema de combustibles fósiles podría ser la clave para minimizar los riesgos de las alteraciones crecientes en el sistema climático. Con respecto a la Península Ibérica, hay que decir que ésta pertenece, en su mayor parte, a una región climática medite- rránea, de transición entre un clima suboceánico templado, que presenta precipitaciones regulares, y otro clima árido, donde las precipitaciones son escasas, en su cuantía total, e irregulares. Esto confiere a nuestro país una especial vulnerabilidad frente a las sequías. Por otro lado, las previsiones climáticas para la Península para el presente siglo apuntan hacia un incremento en las temperaturas y una reducción de las precipitaciones medias anuales, aumentando los periodos sin precipitaciones. La incertidumbre de estas previsiones es alta. La evaluación de los efectos detallados del cambio climático en nuestro país se enfrenta al problema general de la inexistencia de previsiones climáticas mínimamente fiables a escala reducida, necesarias para estudiar los efectos concretos ecológicos y agrícolas del cambio de clima, pero también se ve dificultada por la escasez de estudios específicos sobre los efectos en España. Este trabajo se está emprendiendo con varios años de retraso respecto a otros países vecinos. Probablemente la amenaza más grave que plantea el cambio climático para el Estado español sea la pérdida de recursos hídricos. El IPCC (Panel Internacional sobre Control Climático) estima que la disponibilidad de agua per cápita y año en

MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

  • Upload
    others

  • View
    5

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

>>>101

MONOGRAFÍA 5La influencia de la agricultura en el cambio climático

1. Introducción

El cambio climático es el mayor desafío ambiental que

enfrenta la humanidad. El planeta da múltiples señales de

ello: poblaciones humanas y naturaleza son frecuentemente

afectadas por desastres climáticos (inundaciones, huracanes,

sequías, desertificación, etc.), es decir, el cambio climático es un

fenómeno empíricamente constatable. Además existe un sólido

consenso científico a la hora de afirmar la innegable influencia

que tienen las actividades desarrolladas por el hombre en

esos cambios en el clima, que están provocando multitud de

alteraciones, en muchos casos irreparables, en los ecosistemas

terrestres y marinos. Este desafío es complejo de enfrentar,

no sólo por razones científicas, sino principalmente porque

implica cambios profundos en los estilos de desarrollo, en los

comportamientos de los países, las empresas y las personas.

Pero cuando se habla se cambio climático, realmente ¿a qué

nos referimos? El cambio climático viene provocado por el

aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y, en

menor medida, de otros gases de efecto invernadero (metano,

óxido nitroso, etc.). Estos gases atrapan parte de la energía solar

que ingresa a la atmósfera y luego se ve impedida de volver

al espacio exterior. Sin estos gases la temperatura media del

planeta sería tan baja que es difícil que se diera la vida como la

conocemos hoy en día, pero su acumulación más allá de ciertos

límites incrementa el efecto invernadero y amenaza ocasionar

efectos desestabilizadores de gran escala en el sistema climático

mundial.

Desde los inicios de la era industrial, las actividades humanas

han lanzado a la atmósfera cantidades crecientes de gases

de efecto invernadero. El CO2 resulta, principalmente, de la

quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural)

sobretodo en los países industrializados, y en menor medida, de

cambios en el uso de la tierra, como la deforestación. Reducir

sustancialmente la quema de combustibles fósiles podría ser la

clave para minimizar los riesgos de las alteraciones crecientes

en el sistema climático.

Con respecto a la Península Ibérica, hay que decir que ésta

pertenece, en su mayor parte, a una región climática medite-

rránea, de transición entre un clima suboceánico templado, que

presenta precipitaciones regulares, y otro clima árido, donde las

precipitaciones son escasas, en su cuantía total, e irregulares.

Esto confiere a nuestro país una especial vulnerabilidad frente

a las sequías. Por otro lado, las previsiones climáticas para la

Península para el presente siglo apuntan hacia un incremento

en las temperaturas y una reducción de las precipitaciones

medias anuales, aumentando los periodos sin precipitaciones.

La incertidumbre de estas previsiones es alta. La evaluación de

los efectos detallados del cambio climático en nuestro país se

enfrenta al problema general de la inexistencia de previsiones

climáticas mínimamente fiables a escala reducida, necesarias

para estudiar los efectos concretos ecológicos y agrícolas del

cambio de clima, pero también se ve dificultada por la escasez

de estudios específicos sobre los efectos en España. Este trabajo

se está emprendiendo con varios años de retraso respecto a

otros países vecinos.

Probablemente la amenaza más grave que plantea el cambio

climático para el Estado español sea la pérdida de recursos

hídricos. El IPCC (Panel Internacional sobre Control Climático)

estima que la disponibilidad de agua per cápita y año en

Page 2: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

102<<< Temas de Actualidad Agraria 2008

España caerá de los 3.310 m3 de 1990 a entre 1.820 y 2.220

m3 en 2050. Una reducción del 10% en las precipitaciones,

unida a un aumento de temperatura de 2,50ºC, significa

una reducción mínima del 30% o más del agua disponible

(escorrentía más infiltración), al aumentar la evapotranspiración.

Esto significa, por ejemplo, que muchos de los grandes

pantanos previstos en el Plan Hidrológico Nacional no se

llenarán jamás, al estar sobredimensionados. Se estima que

esta planificación hidrológica puede incurrir en un gasto de

aproximadamente un billón de las antiguas pesetas debido a

este sobredimensionamiento. No obstante, la revisión que se está

llevando a cabo de los planes hidrológicos está contemplando

estos cambios en el clima. El aumento en la demanda de agua,

especialmente en la agricultura, por un lado favorecerá la

sobreexplotación de las cuencas y de los acuíferos subterráneos

y, por otro, el aumento de la competencia por el agua, con

consecuencias nefastas para el medio natural. La calidad de las

aguas tenderá a empeorar, al existir menores volúmenes para

diluir los vertidos contaminantes, y aumentar la salinización de

los acuíferos costeros. La generación de energía hidroeléctrica

tenderá a disminuir.

Por otro lado, los efectos del cambio climático sobre las

costas Españolas serán múltiples: desde filtraciones marinas

en acuíferos costeros a inutilización de los sistemas de drenaje

urbanos de algunas ciudades costeras y de las zonas agrícolas

costeras. Las zonas bajas, como el delta del Ebro, corren un

peligro directo de desaparecer bajo las aguas. Más de la mitad

de la superficie del delta del Ebro puede quedar bajo el nivel

del mar si éste eleva su nivel en 50 cm, lo que podría darse

a mediados de siglo. La protección de estas áreas requerirá

costosas obras, tales como diques y barreras.

Igualmente, como consecuencia del cambio climático, la salud

de la población se verá seriamente perjudicada; así el IPCC prevé

un incremento en el número de fallecimientos a consecuencia de

las “olas” de calor, pueden volver a aparecer o emigrar a nuestras

latitudes enfermedades inexistentes o erradicadas, caso de la

malaria o de la tuberculosis endémica de Marruecos que subiría

de latitud al cambio de temperaturas. De igual modo, la subida de

las temperaturas puede favorecer la formación de contaminantes

de origen urbano que pueden incrementar el número de enfermos

que sufren alergias y enfermedades respiratorias.

Además de todas las nocivas consecuencias sobre los recursos

naturales y los ciudadanos, el cambio climático tiene efectos

negativos sobre los sectores productivos, siendo algunos de

ellos la base de la economía española.

Uno de los impactos económicos mayores del cambio climático

en el Estado Español deriva de sus efectos sobre el sector

turismo. En efecto, el turismo de sol y playa, que es una de

nuestras principales industrias y la principal fuente de divisas,

puede resentirse enormemente por la desaparición de muchas

playas debido a la subida del nivel del mar (entre 8 y 50 cm para

el año 2050) y por los costes económicos de “regenerar” otras

playas depositando grandes volúmenes de arena (una subida

de 1 cm en el nivel del mar hace disminuir en un metro, por

término medio, la anchura de las playas). Un ejemplo de playa

amenazada es la de Benidorm, donde se genera el 0,5% del

PIB de España. Ya hoy en día muchas playas sufren una fuerte

erosión por la disminución del aporte de sedimentos fluviales,

debido a que los embalses en el curso de los ríos detienen estos

sedimentos.

El sector agrícola puede verse muy afectado, pues los cultivos

demandarán un aumento de las necesidades hídricas por la

mayor evapotranspiración, al tiempo que los recursos hídricos

disminuyen. No obstante, la mayor eficiencia en el uso del agua

por las plantas al aumentar la concentración de dióxido de

carbono podría paliar el problema. Por otra parte, es posible un

aumento de plagas procedentes de zonas más cálidas.

Otro sector que sufrirá las consecuencias del cambio climático

es el de los seguros. El coste (cubierto por seguros) de los

desastres meteorológicos naturales se ha ido incrementando,

más del doble en los últimos 40 años. No está claro si el

cambio climático ha aumentado estos costes, pero sí se espera

un crecimiento de los mismos en el futuro por un aumento de

las sequías e inundaciones.

2. Estrategias globales, comunitarias y nacionales frente al cambio climático

A) Medidas globales

El calentamiento terrestre está especialmente ligado a la

emisión de gases de combustión de los derivados del petróleo,

los combustibles más habituales en la actualidad, a lo que se

suma la deforestación de grandes zonas del planeta.

Como consecuencia de la “Cumbre de la Tierra”, celebrada en

Río de Janeiro de 1992, y de la “Agenda 21”, documento aprobado

Page 3: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

>>>103

en la misma, nació la Convención Marco de Naciones Unidas

sobre Cambio Climático, con la finalidad de abordar este

problema a nivel mundial.

En el seno de la III Conferencia de las Partes de dicho Convenio,

celebrada en la capital japonesa, fue aprobado el Protocolo de

Kioto el 10 de diciembre de 1997, documento internacional de

gran relevancia, porque a través de él, los países industrializados

se comprometen, por primera vez, a reducir la emisión de gases

de efecto invernadero, al objeto de afrontar la amenaza del

cambio climático.

El citado Protocolo fue firmado por España y por la Unión

Europea en su conjunto, a finales de abril de 1998, en el

marco de la VI reunión de la Comisión para el Desarrollo

Sostenible, de la ONU, celebrada en Nueva York. Estados

Unidos lo firmó en noviembre de 1999, y Rusia, segundo

productor global de gases de efecto invernadero, lo hizo en

marzo de 1999.

Ahora bien, para su entrada en vigor, el propio Protocolo

señalaba la necesidad de su ratificación por al menos 55

países, cuyas emisiones igualarían al 55% de las emisiones de

CO2 producidas en el año 1990. Había que tener en cuenta

que éste difícilmente entraría en vigor sin la ratificación de los

Estados Unidos y la Federación Rusa, ya que ambos países

representaban más del 50% de las emisiones mundiales de

CO2 (36,1% EE.UU. y 17,4% Rusia). Por esta y otras razones, el

Consejo Europeo de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrado

en Colonia en junio de 1999, ya insistió en la importancia de

crear las condiciones necesarias para que se pudiese ratificar

en breve el Protocolo, habiéndose proseguido en este empeño

en posteriores cumbres comunitarias (las emisiones de la UE

representan el 24,2% del total).

B) Iniciativas comunitarias

Como se ha visto anteriormente, la política para afrontar el

problema del cambio climático está promoviendo en la Unión

Europea importantes esfuerzos al más alto nivel. De esta forma,

la estrategia comunitaria sobre el cambio climático se concreta,

básicamente, en el denominado Programa Europeo del

Cambio Climático (PECC), anunciado por primera vez por la

Comisaria Wallström en el Parlamento Europeo en octubre de

1999, y que se puso en marcha mediante la Comunicación de

la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo de 8 de marzo

de 2000, sobre políticas y medidas comunitarias para reducir las

emisiones de gases de efecto invernadero, en la que se detallaban

los principales componentes del programa.

Así, diferentes grupos técnicos de trabajo han elaborado una

serie de propuestas políticas a discutir por la Comisión con el

Consejo de Ministros, en campos como la energía, el transporte,

los gases industriales y el intercambio de emisiones. Uno

de los pilares de la estrategia será, precisamente, un plan de

intercambio interno de emisiones dentro de la UE (compraventa

de los derechos de emisión entre países), según destaca el

Libro Verde aprobado por la Comisión europea para mejorar la

comprensión del problema.

También se ha fijado un calendario estricto que obligaba a los

grupos de trabajo a presentar sus informes dentro de doce meses.

La Comisión insistió en la necesidad de reforzar las medidas a

adoptar, toda vez que los últimos datos disponibles mostraban

el aumento de las emisiones de CO2 en vez de la disminución, lo

que impediría cumplir el objetivo asumido en Kioto de reducción

en un 8% de los gases de efecto invernadero.

Lógicamente, en algunos sectores ya se ha venido trabajando

anteriormente con miras a la creación de las condiciones marco

para sistemas de transporte que produzcan menos emisiones

y sean más respetuosas con el medio ambiente, y a la vez,

para conseguir un mayor desarrollo de las fuentes de energía

renovables, como se puso de relieve en el Consejo Europeo

celebrado en Colonia, a comienzos de junio de 1999.

Una buena muestra de esta política, que se remonta a 1996,

sería la impulsión de una estrategia comunitaria para reducir las

emisiones de CO2 producidas por los automóviles particulares y

mejorar el ahorro de combustible. Para alcanzar esos objetivos,

se habían previsto acuerdos con la industria del automóvil que

permitieran reducir el promedio de emisiones de los turismos de

nueva matriculación, a 120 gramos de CO2/km para el año 2005

o, como máximo, para el año 2010.

Otro proyecto de la Unión Europea, impulsado en la reunión de

los Ministros de Medio Ambiente en la ciudad austríaca de Graz,

en julio de 1998, fue la elaboración de un Libro Blanco sobre

las energías renovables, que representaban una importante

oportunidad para alcanzar los objetivos de Kioto manteniendo

los niveles de desarrollo económico. En dicha reunión se apuntó

la necesidad de duplicar la utilización de este tipo de energías

antes del año 2010, obteniéndose, para esa fecha, un 12% de la

Page 4: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

104<<< Temas de Actualidad Agraria 2008

energía necesaria a partir de fuentes renovables, lo que requería

estrategias específicas de cada uno de los Estados Miembros

y una aproximación integral de las políticas sectoriales. Otro

elemento importante de la estrategia comunitaria de reducción

de las emisiones de CO2, reconocido como tal por la Comunidad,

lo constituyó el Programa ALTENER, de fomento de las

energías renovables.

Para la consecución práctica de este objetivo en el marco de

los compromisos de Kioto, y por impulso de los Consejos de

Ministros Europeos de Energía, se consiguió dar luz verde, en

diciembre de 1999, a una iniciativa de la Comisión Europea

sobre la presentación de una propuesta de Directiva relativa

a la producción de electricidad a partir de fuentes de energía

renovables en el mercado interior de la electricidad. En

diciembre de 2000, el Consejo Europeo de Energía aprobaba la

propuesta de la citada Directiva. En ella, los Estados Miembros se

comprometían a respetar los objetivos nacionales de consumo

de electricidad producida por fuentes energéticas renovables, a

instaurar un sistema de certificación de origen de la electricidad

“verde” y a crear condiciones justas que favorecieran el acceso

prioritario a la electricidad producida a partir de fuentes de

energía renovables, respetando las reglas de la competencia.

Por otra parte, en abril de 2000 la Comisión Europea adoptó

un Plan de Acción para mejorar la eficacia energética, tanto

en el ámbito de la Unión Europea como para los Estados

Miembros. El tema era de gran transcendencia, ya que se

calculaba que en el momento de poner en marcha este plan,

existía en la UE un potencial de mejora de dicha eficacia

energética superior al 18 por 100, lo que equivalía a más de 160

Mtep, es decir, el equivalente de la demanda energética final

total representada por el conjunto formado por países como

Austria, Bélgica, Finlandia, Dinamarca, Grecia y Países Bajos.

Otra iniciativa comunitaria a destacar fue el “Informe ACACIA”,

cuyos antecedentes se remontan al año 1997. En dicho informe la

Comisión Europea designó a un grupo de expertos para realizar

una Evaluación del Impacto Previsto del Cambio Climático en

Europa. Las conclusiones del Informe se presentaron tres años

después, en enero de 2000, en España, en Toledo. El estudio

realizado fue preocupante, pues vino a constatar el incremento

de las temperaturas anuales en Europa entre 0,1 y 0,4 grados

centígrados en cada decenio, calentamiento progresivo que

es más acusado en los países europeos mediterráneos. El sur

de Europa se calienta a una tasa dos veces mayor que el norte

del continente. Se apuntan consecuencias importantes, como

la posible desaparición en Europa de los inviernos clasificados

como fríos, el aumento de la frecuencia e intensidad de las olas

de calor, el aumento de los riesgos de inundaciones en gran

parte del continente, el aumento de las sequías en el sur, etc.

Todo este panorama avala la necesaria aplicación de políticas

medioambientales más drásticas y la necesidad de un cambio

de mentalidad de productores y usuarios.

Una de las principales medidas que se ha adoptado para facilitar

el cumplimiento de las obligaciones asumidas con el Protocolo

de Kioto, es el régimen Comunitario de Comercio de Derechos

de Emisión. El régimen consta de dos fases, la primera que

ha transcurrido entre 2005 y 2007, estaba destinada en

buena medida a la adquisición de experiencia, y la segunda,

para el periodo 2008-2012, coincide con el primer periodo

de cumplimiento del Protocolo de Kioto. El sistema persigue

introducir en el proceso de toma de decisión de las empresas, el

precio del CO2, al obligar a que cada instalación afectada cubra

sus emisiones mediante la entrega de derechos que tienen

un coste en el mercado. Se crea un incentivo económico para

reducir las emisiones.

Mediante este sistema, los países que reduzcan sus emisiones

más de lo comprometido podrán vender los certificados de

emisiones excedentarios a los países que no hayan alcanzado

cumplir con su compromiso. Dentro de las emisiones con las que

se podrá negociar se encuentran todas las emisiones de los gases

de efecto invernadero procedentes de: 1.-Las cuotas de emisión

asignadas por Kioto (sólo en caso de que hayan cumplido su

objetivo), 2.- Emisiones procedentes de la Aplicación Conjunta y

de los Mecanismos de Desarrollo Limpio. Si algún país vendiese

más cuotas de emisión de las permitidas se le prohibirá vender

CO2 hasta que restaure los niveles exigidos, teniendo un plazo

de 30 días para ello.

C) Estrategia española

España es país firmante de la Convención Marco sobre Cambio

Climático (CMCC) de Naciones Unidas, y país miembro de la

Organización Meteorológica Mundial (OMM) y del Programa

de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Por ello,

participa en la elaboración de los informes sobre cuestiones

específicas que realiza el Grupo Intergubernamental de

Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), que sirven de base

Page 5: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

>>>105

para los acuerdos de obligado cumplimiento que se toman en

el seno de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco

sobre Cambio Climático, en la que se adoptó el Protocolo de

Kioto.

Antes de suscribirse el Protocolo, dentro del reparto interno

de países de la Unión Europea, ya comentado, se preveía para

España, en los gases del primer grupo (CO2, CH

4 y N

2O) un

incremento de hasta el 17% en el año 2000, con respecto a

los niveles de 1990; pero tras la firma del Protocolo (en mayo

de 1998), de acuerdo con lo previsto en el reparto de cargas

establecido en el Consejo de Luxemburgo (junio de 1998), fue

necesario rebajar la cuota hasta un máximo del 15%, lo que

obligaría a diseñar políticas más eficaces en el terreno energético

(políticas de ahorro, fomento de energías renovables, especiales

esfuerzos en los sectores del transporte y los servicios, etc.).

Para el seguimiento y cumplimiento de estos compromisos, el

Consejo de Ministros creó el Consejo Nacional del Clima (Real

Decreto 177/1998, de 16 de febrero), que estaba presidido por el

Ministro de Medio Ambiente y en el que estaban representados

9 Ministerios.

El Consejo tenía por objeto la elaboración y aplicación de una

“Estrategia Nacional frente al Cambio Climático”, como

resultado de un consenso entre todos los sectores implicados.

El Consejo Nacional del Clima trabaja, desde entonces, en

contacto con la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente, el

Consejo Asesor de Medio Ambiente y la Federación Española

de Municipios y Provincias.

La citada Estrategia, que debía definir la aplicación de los

Acuerdos Internacionales y fijar un calendario definitivo para el

desarrollo de políticas y medidas que frenasen la emisión de

gases de efecto invernadero en España, incluiría obligaciones

para todas las Administraciones Públicas y la cooperación del

sector privado, que tendría también que asumir una modificación

de sus modelos de producción. La aplicación de las medidas

previstas en esta Estrategia no debería suponer consecuencias

negativas para el desarrollo económico, o para el desarrollo

social del país, exigiendo esfuerzos de manera equilibrada entre

todos los sectores implicados.

Estas opciones pueden consultarse en el número 68 del Boletín “Información de Medio Ambiente”, de diciembre de 1998.1

El primer trabajo importante elaborado por el Consejo Nacional

del Clima fue el documento marco “Políticas y medidas

de lucha frente al cambio climático: un primer avance”,

presentado en noviembre de 1998 y aprobado por el Consejo

en enero de 1999, y en el se incluía un listado de las medidas

técnicas1 que se pueden adoptar en cada uno de los sectores:

energético, industrial, transporte, residencial y comercial,

agrario y residuos. Entre las medidas concretas, ya adoptadas,

para alcanzar los compromisos adquiridos por nuestro país en

la limitación de emisiones de carácter invernadero, figura el

Plan de Fomento de las energías renovables 2000-2010,

aprobado por el Consejo de Ministros en diciembre de 1999.

El Instituto Nacional de Meteorología (INM) fue designado para

dirigir durante tres años el Programa de la Red Europea de

Apoyo al Clima (ECSN), uno de los Programas internacionales

creados por la Conferencia de los Servicios Meteorológicos

Nacionales en Europa (EUMETNET). Este Programa, que entró

en vigor en abril de 1998, trataba de fortalecer la aportación

de los Servicios Meteorológicos Nacionales a la gestión del

medio ambiente, y al seguimiento de la evolución climática,

para contribuir a un desarrollo sostenible. En esta faceta, el

cometido del INM era, por tanto, la coordinación del trabajo de

los diecisiete Servicios Meteorológicos europeos en el campo de

la climatología y actividades relacionadas.

Previsiblemente, los trabajos y cometidos del Consejo Nacional

del Clima serían continuados por una Oficina del Cambio

Climático, encargada del seguimiento de las políticas de lucha

contra el cambio climático en España. Dicha Oficina funcionaría

como un organismo dentro del Ministerio de Medio Ambiente,

con una estructura propia.

En marzo de 2001, el Ministerio de Medio Ambiente suscribió un

Convenio de colaboración con la Comisión Nacional de la

Energía (Ministerio de Economía) para impulsar el desarrollo

sostenible en la planificación energética, mediante actuaciones

que, entre otros compromisos internacionales, se enmarcan

también en el Protocolo de Kioto (limitación de emisiones,

utilización racional de los recursos no renovables, como los

fósiles, fomento de energías renovables, etc.).

Page 6: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

106<<< Temas de Actualidad Agraria 2008

El Plan Nacional de Asignación 2005-2007, nuevos entrantes

propuesta de asignación, proponía la asignación de derechos

a un quinto y definitivo conjunto de instalaciones que habían

solicitado asignación como nuevos entrantes. Con este quinto

grupo se cerraría la tramitación de expedientes de asignación a

nuevos entrantes en el marco del Plan Nacional de asignación

de derechos de emisión 2005-2007.

Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia

horizonte 2007-2012- 2020. Conforme a los datos oficiales del

último Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero

de España 1990-2005, las emisiones brutas han aumentado

un 52,2% respecto al año base. Este dato refleja la necesidad

de acciones adicionales urgentes, aun cuando los datos

preliminares del año 2006 muestran un cambio de tendencia

iniciado a mediados de 2005.

La Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia

persigue el cumplimiento de los compromisos de España en

materia de cambio climático y el impulso de las energías limpias,

al mismo tiempo que se consigue la mejora del bienestar social,

el crecimiento económico y la protección del medio ambiente.

Los objetivos operativos son:

• Asegurar la reducción de las emisiones de GEI en España,

dando especial importancia a las medidas relacionadas con

el sector energético. Según el inventario nacional, siguiendo

la clasificación IPCC, en el año 2005, el total de las emisiones

relacionadas con el procesado de la energía fueron el 78,87%

de las emisiones nacionales.

• Contribuir al desarrollo sostenible y al cumplimiento de

nuestros compromisos de cambio climático fortaleciendo el uso

de los mecanismos de flexibilidad basados en proyectos.

• Impulsar medidas adicionales de reducción en los sectores

difusos.

• Aplicar el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático

(PNACC), promoviendo la integración de las medidas y

estrategias de adaptación en las políticas sectoriales.

• Aumentar la concienciación y sensibilización pública en lo

referente a energía limpia y cambio climático.

• Fomentar la investigación, el desarrollo y la innovación en

materia de cambio climático y energía limpia.

• Garantizar la seguridad del abastecimiento de energía fomen-

tando la penetración de energías más limpias, principalmente

de carácter renovable, obteniendo otros beneficios ambientales

(por ejemplo, en relación a la calidad del aire) y limitando la

tasa de crecimiento de la dependencia energética exterior.

• Impulsar el uso racional de la energía y el ahorro de recursos,

tanto para las empresas como para los consumidores finales.

3. La agricultura y el clima a lo largo de la historia

Desde la época neolítica hasta el siglo pasado el clima ha sido un

elemento fundamental para la agricultura; el uso y explotación

de las tierras, la tipología de cultivos y ganadería, etc, han estado

condicionados, en gran medida, por los factores climáticos y por

el asentamiento de las poblaciones en los territorios. Así, cuando

como consecuencia de diferentes acontecimientos (guerras,

epidemias, migraciones, etc), la población de un determinado lugar

disminuía, los terrenos agrícolas retrocedían, incrementándose

los bosques ó pastizales naturales hasta que la población volvía

a aumentar y crecía de nuevo la superficie cultivable.

En el último siglo, los avances tecnológicos y médicos han

propiciado un aumento de la población y los sistemas más

eficientes de explotación agraria; mejoras de plantas por

selección y una modernización de las explotaciones han

incrementado tanto la superficie agraria como la producción

para satisfacer a la creciente población.

Las fuentes de energía tradicional, basadas principalmente en

madera como combustible y animales como fuerza mecánica,

han sido sustituidas en el último siglo en los países desarrollados

por derivados del petróleo para mover motores y fabricar

electricidad, principalmente. El uso de derivados de petróleo

ha ido incrementando progresivamente el nivel de dióxido de

carbono en la atmósfera, aumentando el efecto invernadero e

influyendo en el clima.

Hoy en día la gran extensión de superficie cultivada y el cambio

climático originado por la presencia de dióxido de carbono están

produciendo que la relación Clima-Agricultura sea muy intensa,

ya que no sólo el clima afecta la agricultura sino también la

agricultura incide en el clima, con lo cual la agricultura puede

verse afectada gravemente como consecuencia de los cambios

en el clima y éste puede sufrir grandes cambios debido a los

usos de la agricultura.

Page 7: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

>>>107

3.1. Influencia del cambio climático en la agricultura

Las características más importantes del cambio climático son las

siguientes:

A) Influye en todo el planeta, pero se expresa en forma

diferenciada en las distintas zonas de la tierra, o sea que algunas

regiones resultarán más afectadas que otras.

B) Los países industrializados son los principales responsables

del problema, pero otros lo sufren con mayor rigor.

C) El cambio climático no se produce en la forma de lentos

cambios acumulativos graduales (a los que sería más fácil

adaptarse), sino en un marco de una fuerte y creciente

variabilidad.

Más allá de lo que indican las tendencias de los promedios

anuales, para el sector agropecuario, que trabaja casi

enteramente a cielo abierto, es particularmente preocupante el

aumento de la variabilidad climática intra e interanual, ya que

significa mayores riesgos y un potencial de afectación muy

relevante, que aún no ha sido suficientemente internalizado

en las estrategias productivas. Este aumento de la variabilidad

significa que es esperable una mayor intensidad y frecuencia

de eventos extremos: en particular periodos de déficit o excesos

hídricos.

Para la agricultura esto significaría rendimientos menos

previsibles y, por ejemplo, mayor riesgo de enfermedades

(caso del desarrollo de micotoxinas en trigo y cebada, asociado

a primaveras más húmedas). Para las producciones intensivas

representaría mayor riesgo de daños en la infraestructura

productiva y el patrimonio (por ejemplo, invernáculos). Para la

forestación, el riesgo de incendios sería una amenaza creciente.

En la ganadería extensiva es de esperar un aumento de la

variabilidad de la oferta forrajera dentro de años y entre años, lo

que afectaría directamente los niveles de producción de carne.

A la vez, hará más difícil optimizar la carga, por lo que cabría

esperar que aumenten tanto el sobrepastoreo (y la degradación

de los tapices) como los excesos de forraje.

El cambio climático aumenta el riesgo de pérdidas de suelo por

erosión (más lluvias y más intensas, particularmente en el norte

del país), aumenta los riesgos de incendios por olas de calor y

sequías, deteriora la biodiversidad natural y afecta fuertemente

al ciclo hidrológico. En definitiva, el cambio climático torna los

agroecosistemas mucho más vulnerables. Es necesario, pues,

plantearse estrategias de adaptación. La vulnerabilidad debe

ser entendida como un concepto que incluye la probabilidad de

exposición a perturbaciones severas, la tolerancia de los sistemas

a las perturbaciones y, por último, la capacidad de recuperarse

de las perturbaciones (resiliencia). Los seguros agrícolas, por

ejemplo, adquieren en este marco una mayor relevancia.

La investigación agropecuaria tiene también un papel central

a jugar, por ejemplo generando materiales genéticos más

resistentes a enfermedades o a excesos o déficit de agua, y

proponiendo estrategias de diversificación de los sistemas

productivos y prácticas de manejo que minimicen los riesgos

asociados a eventos extremos. A nivel de establecimiento

será necesario incorporar crecientes medidas para amortiguar

los impactos de la variabilidad climática (reservas de forraje,

mejores sistemas de aguadas, más abrigo y sombra, mínimo o

cero laboreo, sistemas productivos más diversificados, escalonar

épocas de siembra, medidas de protección de los recursos

naturales, etc.).

La mejora de la disponibilidad de información sobre escenarios

climáticos de corto y mediano plazo, los sistemas de alertas

tempranas y, en particular su incorporación a la planificación de

las actividades, son otra parte central de esas estrategias.

Todos estos efectos se derivarán de las siguientes alteraciones

provocadas por el cambio climático:

- Aumento medio de la temperatura en unos 2ºC. Esto

corresponde a una variación latitudinal de climas de unos

200 km hacia los polos, con una reducción de las superficies de

reflexión por los hielos.

- Aumento del promedio mundial de las precipitaciones hasta

un 5%, e intensificación del ciclo del agua (mayor velocidad

de renovación del agua en la atmósfera: mayores tasas de

evapotranspiración debidas a temperaturas superiores, y

concentración de las precipitaciones en un número menor de

fenómenos de lluvia).

- Aumento medio del nivel del mar en unos 50 cm.

Page 8: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

108<<< Temas de Actualidad Agraria 2008

Cualquiera de los cambios que se produzcan, persistirá durante

decenios o siglos, pues el clima tiene una inercia considerable.

Los efectos potenciales del cambio climático en la producción

agrícola dependerán no sólo del clima en cuanto tal, sino

también de la dinámica interna de los sistemas agrícolas,

especialmente de su capacidad de adaptarse a los cambios.

La conclusión más sólida que surge de los estudios es que el

cambio climático tiene el potencial de cambiar notablemente la

productividad. En comparación con los efectos mundiales, los

efectos en las plantas y animales son relativamente fáciles de

evaluar:

Un alargamiento de las estaciones agrícolas y de pesca en

agua dulce.

Ciclos más breves para todos los organismos, incluidas las

plagas.

Mayor pérdida de respiración debida a temperaturas superiores

durante la noche.

Fertilización de CO2

con un efecto más señalado en el maíz,

sorgo, mijo y caña de azúcar.

Mejor eficiencia en la utilización del agua de los cultivos.

Modificaciones en la agricultura costera y en deltas.

Modificación de las relaciones cultivos/animales y plagas/

enfermedades, incluyendo nuevas plagas y enfermedades y

cambios en los rendimientos económicos (así como nuevas

oportunidades).

Modificación de las pautas de variabilidad y riesgos.

Los posibles efectos mundiales del cambio climático en la

producción y la seguridad alimentaría pueden ser:

Cambios pronunciados en la distribución geográfica de los

climas y en las consiguientes pautas de utilización de la tierra,

con la posibilidad de que ello provoque una modificación del

equilibrio geopolítico de la producción agrícola, incluyendo un

impacto positivo neto potencial en la producción de los países

desarrollados de clima templado, y un impacto negativo en

los países en desarrollo tropicales.

Pérdida del carbono almacenado en los suelos turbosos y la

materia orgánica del suelo.

Modificación de las pautas de erosión y mayor degradación

de las tierras.

Movimientos de población humana y mayor inseguridad

mundial.

Pérdida de biodiversidad y modificación de la composición en

especies de los ecosistemas.

Migración zonal de especies, ecosistemas, cultivos y animales.

Modificación de las interacciones y el equilibrio entre especies,

incluyendo las plagas y enfermedades.

Resumiendo, estos pueden ser los futuros efectos del cambio

climático en la agricultura (Cuadro 1):

Cuadro 1. Probables impactos en la agricultura por el cambio climático en los próximos años

Año

Concentración de CO2

Cambio de la temperatura

media mundial desde

el año 1990

Efectos en la Agricultura

2005

405 - 460 ppm

Aumento del rendimiento

de la cosecha de cereales

en muchas regiones, en

latitudes medias y altas

(confianza entre baja y

media). Disminución del

rendimiento de la cosecha

de cereales en la mayoría

de las regiones tropicales

y subtropicales (confianza

entre baja y media).

2050

445 - 640 ppm

Efectos mixtos en el

rendimiento de la cosecha

de cereales en regiones

de latitudes medias.

Disminución más acentuada

del rendimiento de la

cosecha de cereales en

regiones tropicales y

subtropicales (confianza

entre baja y media).

2100

540 - 970 ppm

Reducción generalizada

del rendimiento de la

cosecha de cereales en la

mayoría de las regiones en

latitudes medias, tras un

calentamiento superior a

unos pocos °C (confianza

entre baja y media).

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

Rendimiento medio

de las cosechas

-

0,4 - 1,1ºC 0,8 - 2,6ºC 1,4 - 5,8ºC

Page 9: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

>>>109

Efectos en la Agricultura

Temperaturas bajas

y altas extremas

Ingresos y precios

Reducción de los daños por

heladas en algunos cultivos

(confianza alta). Aumento

de los problemas por el

calor en algunos cultivos

(confianza alta). Aumento de

los problemas en el ganado

debido al calor (confianza

alta).

Aumento de los efectos de

los cambios en temperaturas

extremas (confianza alta).

Disminución de los ingresos

de los agricultores pobres

en países en desarrollo

(confianza entre baja y

media).

Aumento de los efectos de

los cambios en temperaturas

extremas (confianza alta).

Aumento de los precios de

los alimentos en comparación

con las proyecciones que

excluyen el Cambio Climático

(confianza entre baja y media).

3.2. Influencia de la agricultura en el cambio climático

Alrededor del 10% de las emisiones de gases de efecto

invernadero de la UE provienen de la agricultura. Las principales

fuentes de emisión de gases de efecto invernadero en la

agricultura son tres:

- N2O (óxido nitroso): emisiones procedentes del suelo, debidas

principalmente al uso de abonos nitrogenados.

- CH4

(metano): emisiones procedentes de la fermentación

intestinal de los animales durante la digestión principalmente.

Un 41% del total de emisiones de CH4 de la UE proceden de la

agricultura.

- Emisiones de CH4

y N2O procedentes de la gestión del

estiércol.

El intentar reducir el carbono orgánico afecta negativamente a

la agricultura, pues tiene un especial relieve en funciones del

suelo tales como la fertilidad, la estabilidad, la estructura y la

capacidad de almacenamiento de agua.

Mientras tanto, los informes casi diarios sobre ecosistemas que

se colapsan o se degradan a causa del calentamiento global, y

las noticias de que el CO2 de la atmósfera ha aumentado un 35%

más rápido de lo previsto, confirman que el cambio climático

está sucediendo a mucha más velocidad y de modo que no

había sido previsto.

Los agrocombustibles, que dependen de los monocultivos a gran

escala, pueden ser una de las causas del calentamiento global

del planeta porque, si bien su uso es un medio para reducir

las emisiones de gases de efecto invernadero, la expansión

de monocultivos a gran escala puede provocar mayores

emisiones, ya que lleva aparejada una mayor deforestación y

la destrucción de otros ecosistemas en países en desarrollo,

desplazando otros posibles usos de la tierra y provocando

un mayor uso de fertilizantes nitrogenados. Esta producción

apresurada de los agrocombustibles, en países en desarrollo,

ya ha provocado la expansión de los monocultivos a gran

escala, causando una escalada de los precios de los alimentos,

generando deforestación, afectando la protección de la

diversidad biológica, amenazando los derechos y los medios de

vida de los pueblos indígenas, compitiendo por el agua potable

y los recursos del suelo e incrementando el uso de pesticidas

tóxicos, herbicidas y fertilizantes nitrogenados. A medida que

aumenta la demanda de tierras cultivables, ecosistemas enteros

se ven seriamente amenazados.

Teniendo en cuenta que más de 854 millones de personas

padecen malnutrición crónica, Jean Ziegler, relator especial

de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación,

2005 2050 2100

Page 10: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

110<<< Temas de Actualidad Agraria 2008

catalogó como “crimen contra la humanidad” el desvío de

cultivos alimenticios hacia la producción de agrocombustibles,

y pidió una moratoria internacional de cinco años para la

producción de estos últimos. Los argumentos según los cuales

los agrocombustibles “reducirán las emisiones de gases de efecto

invernadero” y “beneficiarán a los pobres” ya han probado estar

muy lejos de la verdad. Cuando se señala esto, surgen promesas

de “nuevas y mejores tecnologías” futuras, como una razón para

continuar por la senda actual, aunque esté claro que no es la

correcta. Los impactos de esas nuevas tecnologías no han sido

considerados cuidadosamente; las tecnologías mismas aún no

están disponibles.

La competencia entre alimentos y combustibles se está volviendo

cada vez más problemática. Una “solución” propuesta para este

dilema es el desarrollo de la producción de etanol de celulosa.

Se dice que los futuros avances tecnológicos permitirán la

producción de etanol de celulosa a partir de la madera. Esto,

según se argumenta, nos permitirá hacer a un lado el conflicto

entre alimentos y combustibles ya que, además de tener un

mayor rendimiento energético que el almidón y el azúcar,

no depende del uso de tierras agrícolas y no provocará el

desvío de los cultivos alimenticios. Se considera que hay “gran

disponibilidad” de árboles y otras materias primas celulósicas.

Sin embargo, dada la gran demanda, la introducción de

estas tecnologías requeriría casi inevitablemente el uso de

transgénicos (vegetales modificados genéticamente) y la

expansión de las plantaciones de monocultivo dedicadas a la

producción de agrocombustibles, incluyendo las plantaciones

industriales de árboles, definidas por la FAO como “bosques

plantados”.

La industria biotecnológica ve los agrocombustibles como una

tremenda oportunidad para promover el uso de organismos

genéticamente modificados (GM), desde el maíz y la soja hasta

los árboles y los microbios, para la producción de etanol de

celulosa. Ya están siendo modificadas numerosas variedades

de árboles para que contengan determinados rasgos, como

un contenido reducido y alterado de lignina, la capacidad

de captar carbono más rápido y una mayor tolerancia al frío,

específicamente para que puedan ser usadas en la producción

de combustible. La introducción de árboles GM en los bosques

nativos y zonas adyacentes conlleva muchos riesgos. La

introducción de cultivos alimenticios GM ya ha generado una

contaminación generalizada, a pesar de los argumentos de la

industria que sostenía que era improbable que eso ocurriera. Lo

mismo puede llegar a pasar con los árboles GM. Si los bosques

nativos son contaminados con rasgos como la producción

reducida de lignina, los impactos – totalmente desconocidos

por el momento – podrían ser catastróficos y, una vez que

ocurran, irreversibles.

4. Buenas prácticas medioambientales

La adopción y el fomento de medidas respetuosas con el

medio ambiente por parte de las empresas, retornará sobre

el ecosistema como también sobre la economía de la propia

empresa. Permite ahorrar, al controlar el consumo de recursos y

hacer más eficientes los procesos productivos; mejorar la imagen

de la empresa al respetar el ambiente y la sociedad; acceder

a nuevos mercados, más exigentes y especializados; mejorar

la competitividad, por la diferenciación de un negocio limpio

y sostenible y, por supuesto, proteger el medio ambiente, para

mantener el bienestar de la vida presente y futura en nuestro

planeta.

Entre las buenas prácticas medioambientales agroganaderas,

destacan las siguientes;

- SOBREFERTILIZACIÓN: La contaminación de las aguas

subterráneas puede llegar a producirse por la sobrefertilización

que se produce en los cultivos. Por lo tanto, una buena práctica

medioambiental consistirá en intentar reducir la cantidad de

nitratos aplicada a la superficie cultivable, para así evitar que esta

carga contaminante llegue a las aguas, ya sean subterráneas,

por lixiviación, o a las superficiales, por arrastre. Esta buena

práctica consiste en procurar que las máquinas de aplicación de

fertilizantes estén reguladas.

Mejora Ambiental: Reducción del consumo de fertilizantes o,

al menos, distribución más idónea de los mismos, consiguiendo

reducir la contaminación por el arrastre de nitratos.

- ROTACIÓN DE CULTIVOS: Una adecuada alternativa de

cultivos es, desde el punto de vista agronómico, una práctica

aconsejable para cualquier explotación. La rotación de cultivos

es la renovación regular de los cultivos en el tiempo en el

mismo terreno. Es una práctica muy antigua, y gracias a ella

se controla la erosión y se mantiene la productividad de los

terrenos. El beneficio de esta práctica depende de la selección

Page 11: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

>>>111

de los cultivos que van a rotarse y de la secuencia que se siga en

su siembra. La rotación de cultivos mejora el suelo si se tienen

en cuenta una serie de ideas generales:

En la rotación se establecerá un cultivo de raíces profundas

tras un cultivo de raíces superficiales, con el fin de mantener

una buena estructura, con una profundidad adecuada, abierta,

que facilite el drenaje y la aireación del suelo.

Alternar entre cultivos de poca biomasa radicular con los

de biomasa abundante, ya que ello contribuye a mejorar la

actividad biológica del suelo.

Utilizar cultivos intercalados, abonos verdes, praderas, para

mantener el suelo lo más cubierto posible con el fin de

disminuir la erosión y las pérdidas de nutrientes por lavado.

En regadíos o en lugares donde las condiciones climatológicas

lo permitan, lo ideal es alternar cultivos de invierno con

cultivos de verano.

Mejora Ambiental: Gracias a la rotación de cultivos se pueden

obtener en la explotación diversos beneficios medioambientales,

tales como:

Control de plagas y enfermedades: al utilizar la rotación, se

reduce la presión que puedan llegar a producir.

Control de malas hierbas: al sembrar diferentes tipos de

cultivos, se varía la fecha de su siembra, lo que facilita el

manejo de las malas hierbas.

Mejora de la bioestructura del suelo: las rotaciones mejoran

la estructura del suelo, ya que los diferentes cultivos tienen

distintos sistemas radiculares que aportan beneficios al suelo.

Aumento de la biodiversidad.

Ahorro de recursos, ya que la rotación facilita el aumento de

los nutrientes naturales del suelo.

- MÍNIMO LABOREO: El laboreo de las parcelas agrícolas se

realiza para preparar el lecho de siembra, pero la realización

del laboreo considerado como tradicional acarrea para el

suelo una gran erosión, pérdida de fertilidad y de humedad. El

mínimo laboreo consiste en la preparación del lecho de siembra

mediante la realización de una labor de tipo vertical y dejando

los restos de la cosecha del cultivo anterior, logrando proteger

al suelo de la erosión y acumulando mayor cantidad de agua

de lluvia.

Mejora Ambiental: el mínimo laboreo trae consigo las siguientes

mejoras:

Aprovecha mejor el agua de lluvia, aumentando la infiltración

al suelo y reduciendo la evaporación debida a las labores.

Reduce los costes operacionales, ahorrando tiempo y gasoil, y

haciendo la explotación más competitiva.

Elimina labores innecesarias, ahorra tiempo y permite sembrar

en el momento oportuno, ya que solamente se dan uno o dos

pases de labor.

Mejora el suelo a largo plazo: reduce la erosión, controla la

compactación, aumenta la materia orgánica en las capas

superficiales del suelo y una mayor estabilidad de los

agregados del suelo.

- MANTENIMIENTO DE LA MAQUINARIA DE APLICACIÓN:

El mantenimiento de los equipos es una práctica importante

para lograr una buena gestión ambiental. En este caso, el

lograr un buen mantenimiento de los equipos de aplicación

de fitosanitarios permitirá ser mucho más eficaces a la hora

de efectuar los tratamientos, evitando tener que repetir las

aplicaciones por un mal control de la plaga o mala hierba.

Cuanto más efectivo sean los tratamientos que se realicen, habrá

que hacer menor cantidad de ellos. Así se consigue disminuir la

carga de productos químicos sobre los cultivos.

Mejora Ambiental: Ahorro en la cantidad de plaguicidas

utilizados y por tanto, minimización del impacto que éstos

producen en el entorno.

- MANTENIMIENTO DE LAS INSTALACIONES DE RIEGO: El

mantenimiento es una buena medida de prevención de posibles

averías de las instalaciones. Un buen mantenimiento de los

sistemas de riego favorecerá la disminución de posibles pérdidas

de agua, debido a averías, en la explotación.

Mejora Ambiental: Ahorro de agua.

- CORRECTA APLICACIÓN DE FERTILIZANTES ORGÁNICOS:

A la hora de aplicar fertilizantes orgánicos sobre la superficie

de las parcelas, se debe tener en cuenta una serie de

recomendaciones para evitar que se produzca escorrentía

o lixiviación que llegue a contaminar las aguas cercanas o

subterráneas.

Page 12: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

112<<< Temas de Actualidad Agraria 2008

Mejora Ambiental: Evitar la contaminación de aguas, tanto

superficiales como subterráneas, además de pérdidas de

estiércol.

- SELECCIÓN Y USO CORRECTO DE PLAGICIDAS Y

HERBICIDAS: Debido a la necesidad de obtener un alto

rendimiento de cosechas, el consumo de plaguicidas y

herbicidas es cada vez más alto. Con ellos se intenta controlar

las plagas, ya sean de animales o de vegetales, que impiden

el crecimiento de los cultivos. Pero, al aplicar este tipo de

productos, no solamente se actúa sobre estas plagas. Diferentes

impactos sobre el medio ambiente son producidos al realizar

las aplicaciones: muerte de microflora y microfauna del suelo,

incidencia sobre las propiedades físico-químicas del suelo,

riesgo de contaminación de aguas. Para intentar minimizar

este impacto, se debe seleccionar aquel plaguicida de menor

impacto sobre la salud y el medio ambiente, entre la gama

de productos fitosanitarios presentes en el mercado, que varía

bastante en cuanto a su agresividad.

Mejora Ambiental: Menor consumo en productos químicos,

menor contaminación de los suelos y de las aguas subterráneas

y menor impacto sobre la salud.

- GESTIÓN DE ENVASES FITOSANITARIOS: Esta buena

práctica evita una gran impacto medioambiental negativo. La

gestión de estos residuos es necesaria, ya que los productos

fitosanitarios tienen en su composición muchos productos

químicos de difícil eliminación que pueden contaminar aguas

subterráneas, tierra e incluso a la atmósfera por emisiones. La

quema y el enterramiento son prácticas perjudiciales porque se

elimina el envase pero no el producto químico.

Mejora Ambiental: Reducción del impacto provocado por los

residuos, en el suelo, atmósfera y aguas.

- APLICACIÓN DE RESTOS DE PODA: Los restos de poda

son uno de los tipos de residuos habituales generados en las

explotaciones agrícolas que disponen de cultivos arbóreos:

almendros, frutales o viñedos. La gestión tradicional de estos

residuos ha consistido en su quema, con toda la problemática

medioambiental que acarrea: emisiones a la atmósfera de

CO2, pérdida de materia orgánica que podría enriquecer el

suelo, riesgo de incendios, etc. Una buena gestión de este tipo

de residuos es su trituración y su aplicación en la superficie

de la parcela, entre la calles de la plantación. Realizando

esta buena práctica se evitan malas gestiones de residuos,

además de favorecer el suelo de las parcelas, ya que gracias

a la aplicación de restos de poda se protegen los suelos de la

erosión que produce el agua, se aporta materia orgánica extra

a las capas superficiales, y se mejora la estructura del suelo y la

conservación de la humedad.

Mejora Ambiental: Disminución de emisiones a la atmósfera

de gases de efecto invernadero, protección contra la erosión de

suelos y aporte a largo plazo de materia orgánica.

- VENTILACIÓN NATURAL: Dentro de las granjas de animales

se produce la emisión de diferentes gases, como pueden ser

el CO2, gases amoniacales, etc. Estos gases crean atmósferas

perjudiciales para el bienestar animal y aumentan las

enfermedades por lo que su extracción del interior de la granja

es fundamental. La ventilación de las naves se puede realizar de

dos formas:

• Natural: a través de las ventanas y puertas.

• Forzada: a través de extractores y ventiladores.

La utilización de ventilación natural en todas las ocasiones

posibles, permitirá lograr ahorros en los consumos de energía.

Mejora Ambiental: Ahorro en el consumo de energía.

- AISLAMIENTOS TÉRMICOS: Se puede ahorrar mucha energía

aislando adecuadamente las estancias de la explotación que

necesiten calefacción o aire acondicionado. También, en zonas

con inviernos crudos, un buen aislamiento del techo de los

establos evitará congelaciones en las conducciones y en los

bebederos de los animales. Un edificio perfectamente aislado

térmicamente cuesta dinero, pero esta inversión es fácilmente

amortizable con el ahorro energético que se logra. En algunos

casos, bastará con el simple hecho de plantar árboles, que

den sombra en verano y corten los vientos en invierno, a lo

largo del perímetro de las instalaciones. Los mejores aislantes

térmicos son la «perlita» (roca volcánica), la arcilla expandida,

y el aglomerado de corcho. Otros materiales utilizados son:

poliuretano proyectado, vidrio celular, espuma de polietileno

(de fácil aplicación y muy económica), fibra vegetal (virutas de

madera) y cartón yeso.

Mejora Ambiental: Descenso en el consumo de energía de la

explotación.

Page 13: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

>>>113

- ALMACENAJE DE DEYECCIONES: Disponer de un estercolero

en la explotación ganadera es algo obligatorio, pero con tenerlo

no basta. Se debe gestionar el estercolero de una manera

correcta para lograr reducir el impacto medioambiental en la

explotación. Por ejemplo, para evitar contaminar tanto cauces

de agua superficiales como aguas subterráneas, se recomienda

almacenar las deyecciones sólidas en una superficie estanca

dotada de un punto bajo, de modo que se recojan los líquidos

de resume y se evacuen hacia las instalaciones de almacenaje

o de tratamiento de los efluentes. También se tiene que tener

en cuenta las dimensiones del estercolero, que debería ser

suficiente para el tamaño de la explotación. Mantener techado

el estercolero es otra buena práctica para evitar la posibilidad de

que se generen escorrentías producidas por el agua de lluvia.

Mejora Ambiental: Correcta gestión de residuos, con lo que se

evitarán posibilidades de contaminación de suelos.

- MINIMIZAR EFECTOS DE RESIDUOS GANADEROS: Con el

fin de garantizar una buena calidad en la producción ganadera

y disminuir las posibles sustancias residuales en la carne,

los tratamientos a realizar sobre los animales (utilización de

productos químicos, antibióticos, hormonales...) se deben hacer

bajo prescripción veterinaria, según la Ley de Sanidad animal.

También se deben aplicar productos más naturales, siempre

que se pueda, sustituyendo a los habituales productos químicos

de síntesis. Además, se debe llevar un registro sanitario donde

conste la enfermedad padecida por un animal, su evolución, el

tratamiento, así como la dosis, duración y período de espera.

Mejora Ambiental: Reducción en la generación de residuos

peligrosos, fomento de la calidad y seguridad alimentaria.

- ALMACENAJE DE PURINES: Según el sistema de producción

de la granja se generan deyecciones líquidas que van a parar a

una balsa de purines. Estas balsas de purines deben ser, según

la normativa:

Con materiales impermeables tanto en la nave como en las

paredes.

Deben tener una valla perimetral de dos metros de altura

como mínimo.

Deben tener una capacidad para almacenar, al menos, los

purines de seis meses de producción.

Se debe hacer una revisión periódica para detectar grietas o

fugas que se deberán reparar.

Para evitar emisiones a la atmósfera es conveniente que tengan

una cobertura de plástico, de cortezas o de paja.

Mejora Ambiental: Se evitan posibles derrames y contaminación

de suelos y aguas tanto subterráneas como superficiales.

- EDUCACIÓN Y PREPARACIÓN: Para que una empresa consiga

que su apuesta medioambiental sea exitosa, deberá lograr que el

compromiso por ella abarque desde los propietarios hasta todos

sus empleados. Esto se puede conseguir formando a todos los

trabajadores. Todo el personal debe recibir formación relevante

y ser consciente de las nuevas funciones medioambientales que

le corresponden. Gracias a esta formación, además de lograr

la mejora medioambiental, probablemente se conseguirá una

mayor competitividad de la explotación.

Mejora Ambiental: Mejor gestión del agua, mejor gestión de

energía y mejor gestión de residuos.

- DOSIS ADECUADA DE LIMPIEZA: Cuando se utilicen

productos de limpieza en las instalaciones, se debe intentar

utilizar cantidades ajustadas a las recomendadas en la etiqueta

del producto. Es posible que utilizando cantidades un poco

más bajas se obtengan unos resultados en limpieza similares.

Se plantea esta buena práctica porque la utilización de dosis

mayores a las recomendadas no garantiza una mayor limpieza de

las instalaciones, sino que lo único que genera son unos vertidos

con mayor carga contaminante y pérdida de materia prima.

Mejora Ambiental: Reducción de la contaminación en los

vertidos, y reducción en la cantidad de materias primas a

adquirir.

- BUENAS PRÁCTICAS EN EL USO DEL PAPEL: El consumo de

papel en las empresas, sobre todo en oficinas, suele ser bastante

elevado. Por ello, su buen uso y la reducción de su consumo

repercutirán en mejoras medioambientales y en consecuencia

también se obtendrán ahorros económicos.

Mejora Ambiental: Reducción en la generación de residuos

y una correcta gestión en los residuos generados; beneficios

medioambientales de forma global, ya que la fabricación de

papel conlleva perjuicios medioambientales: tala de árboles,

contaminación de agua, consumos de energía, etc.

Page 14: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

114<<< Temas de Actualidad Agraria 2008

5. Nuevas tecnologías en la agricultura para prevenir el cambio climático

El Libro Blanco para una Estrategia y un Plan de Acción

Comunitarios, “Energía para el futuro: fuentes de energía

renovables”, de la Unión Europea, publicado en 1997, es el

primer marco significativo en el campo de estas energías y la

referencia para el resto de planes sectoriales y nacionales de los

países miembros.

Una vez fijado como objetivo alcanzar en 2010 una cuota

renovable del 12% en la producción de energía, se plantearon

metas para cada fuente de energía renovable. Si se mantiene

el ritmo de crecimiento actual, las 69.000 ktep procedentes de

biomasa previstas para 2010 quedarán muy lejos de las 100.000

ktep establecidas por el Libro Blanco.

El Plan Europeo de Acción de la Biomasa de finales de 2005

intenta corregir esta tendencia, y basa sus objetivos en garantizar

un abastecimiento adecuado implicando y actuando en todos

los sectores afectados, no sólo en el energético, sino también

en la agricultura, la generación de residuos, la silvicultura, la

industria, el desarrollo rural y el medio ambiente en general.

Dentro de este plan, entre otras medidas, la Comisión pretende

estudiar el desarrollo del esquema de cultivos energéticos

y financiar una campaña para informar a los agricultores y

propietarios forestales sobre las propiedades de los cultivos

energéticos y las oportunidades que ofrecen.

Por otro lado, la Comisión ha presentado un Plan de Acción

Forestal, en el que el uso energético del material forestal es

una sus partes. Además, entre los objetivos planteados por la

Comisión Europea en febrero de 2007, se fija como meta para

las energías renovables una contribución del 20% del consumo

de energía primaria en la Unión Europea en 2020. Para alcanzar

dicho objetivo es necesario acentuar los esfuerzos de todos los

actores integrados en el sector de las energías renovables.

En una línea similar se inscribe el actual Plan de Energías

Renovables (PER), 2005-2010, en España, que aporta la

herramienta idónea para que la biomasa alcance en España

los niveles de desarrollo necesarios, en especial acorde con

los recursos forestales y agrícolas disponibles. Para ello es

necesario que se lleven a cabo las medidas propuestas en este

texto y en el Plan Europeo de Acción de la Biomasa. Dentro del

PER, la aportación de la biomasa es una de las bases para lograr

el cumplimiento de los objetivos de aportación de energía

primaria en el año 2010. Sobre un objetivo total de incremento

de 10.481 ktep/año de producción de energía primaria renovable,

la contribución de la biomasa en el PER se establece en 5.040

kep/año, casi la mitad, a lo que debe añadirse la participación

del biogás (188 ktep/año) y los biocarburantes (1.972 ktep/año).

Esto puede dar una visión de la importancia que tendrá en un

futuro próximo el uso de estos recursos renovables.

Para poder alcanzar los valores establecidos para la biomasa

en el PER, se han planteado unas medidas pensadas para

superar las distintas barreras existentes, relacionadas con la

fase de producción, tales como la inexistencia de un mercado

desarrollado de logística de biomasa o la falta de disponibilidad

de biomasa en cantidades, calidades y precios adecuados, y

relacionadas con la fase de transformación.

Por otro lado, la creación de empresas de logística que lleven

a cabo la recogida de la biomasa y los pretratamientos que

la habiliten como biocombustible, y que la distribuyan de

manera adecuada y rentable, aparece como el gran reto en este

apartado. Mejoras en la mecanización de la recogida, programas

de ayudas a la adquisición de maquinaria o la formalización de

contratos tipo para la compra de biomasa son algunas de las

medidas más relevantes entre las contempladas en el PER.

Todas estas medidas ayudarán a lograr los objetivos del PER

para la biomasa que, además de la ya comentada aportación

energética, supondrá la realización de inversiones por un valor

superior a los 2.700 millones de euros y una reducción de

emisiones de más de 9 millones de toneladas de CO2

al año.

El desarrollo del mercado energético de la biomasa puede

también dar un impulso a los núcleos rurales que han sufrido

una disminución importante de la actividad económica por

la disminución de algunos de los precios de los productos

agrícolas y porque la mejora de las técnicas de producción en

el sector agroforestal ha disminuido las necesidades de una

población estable, cercana a las áreas de producción, durante

las últimas décadas.

Page 15: MONOGRAFÍA 5 La influencia de la agricultura en el cambio

>>>115

6. Nuevos empleos del sector

El fomento de la producción de biomasa para uso energético

permite el desarrollo de nuevas actividades en las áreas rurales,

sobre la base de un mercado con una demanda continua y

sin fluctuaciones, que genera puestos de trabajo estables y

beneficios en las industrias locales. De acuerdo con lo expuesto

por el Comité de las Regiones, en su dictamen sobre el Libro

Blanco de las Energías Renovables, a igual potencia instalada

se crean hasta cinco veces más puestos de trabajo con energías

renovables que con combustibles convencionales.

Esta nueva oferta de empleo podrá contribuir a la fijación de

la población en los núcleos rurales, evitando algunos de los

problemas sociales derivados de la migración hacia las grandes

ciudades, como son el abandono de las actividades del mundo

rural, de los pueblos y la aparición de zonas marginales y

desempleo en las grandes ciudades.

Desde el punto de vista de los agricultores, la posibilidad

de dedicar parte de sus terrenos a prácticas distintas de las

tradicionales (alimentación humana o animal, sector del papel,

del mueble, etc.) da lugar a un equilibrio en sus ingresos anuales

a través de un mercado mucho más amplio para sus productos.

En lo que se refiere a las ventajas ambientales de la biomasa,

es bien conocido el compromiso de los países desarrollados en

la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Estas emisiones, producidas en su mayor parte en la generación

de energía térmica, pueden reducirse con el uso de la biomasa

gracias a lo que se denomina el “Balance Neutro del Ciclo de la

Biomasa”. Todo lo que emite la biomasa en su combustión ha sido

captado antes por ella durante su crecimiento, y debe volverse

a captar si se quiere seguir utilizando biomasa. Esto supone que

el mismo CO2 que hoy captan los cultivos energéticos es el que

se liberará en su combustión para volver a ser captado cuando

crezca la nueva siembra del cultivo.

Pero también hay otros beneficios ambientales del uso

energético de la biomasa. El simple hecho de recoger los

residuos de los montes supone una mejora para el medio

ambiente y para las especies animales que viven en él, y servirá

de prevención contra plagas y, sobre todo, contra incendios, un

gran problema en nuestro país. La utilización de los terrenos de

cultivo y forestales para abastecer las necesidades energéticas

también asegura el mantenimiento del suelo frente a la

desertización.

7. Conclusiones

- Las predicciones a lo largo de este siglo auguran cambios

muy perjudiciales para todos los sectores, en general, y para

la agricultura, en particular, si no se toman medidas que palien

las consecuencias del cambio climático, a causa del efecto

invernadero del CO2, principalmente.

- Los nuevos usos energéticos en el medio rural son muy positivos

para la población que reside en estos núcleos, puesto que

representa un mercado emergente con grandes expectativas y

volúmenes de negocio que puede amortiguar las fluctuaciones

de los mercados agrarios más globalizados, al ser muy estable

la demanda de energía, lo que permitirá desarrollar y fijar la

población en las zonas rurales.

- El aprovechamiento energético de la biomasa es una

oportunidad que va a generar beneficios en distintos ámbitos,

y poner los medios para conseguir su incorporación al mercado

sólo puede abordarse como una tarea compartida. En particular,

las Administraciones regionales y locales, desde donde parten

las competencias para estas actividades, deben jugar un papel

especialmente activo.

Juan José Aroca Gallardo

UPA Sevilla